RAMON BADARACCO
ANTIGUA
CRONOLOGIA DE LA FUNDACION DE CUMANÁ
CUMANÁ 2014.
Autor: Ramón Badaracco
Cronista40@hotmail .com
Título original:
ANTIGUA CRONOLOGÍA DE
LA FUNDACIÓN DE CUMANÁ
Puede ser reproducido total o parcialmente.
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R.
B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná
0416-811-4374
0293-514-5753
INTRODUCCION.
A manera de crónica, doy a luz una serie de acontecimientos cronológicos
de la historia de Cumaná, primera ciudad fundada por el Imperio Español en el
Continente americano, cada uno de estos acontecimientos puede ser investigado,
y hacer historia con ellos.
Especialmente dirigido al formidable investigador don Ricardo Ignacio
Castillo Hidalgo, que hizo un esfuerzo titánico
para profundizar en los orígenes de los pobladores blancos de Cumaná, en mi concepto, en campamento de
Francisco Fajardo a orillas del rio Tacar, ya que no puede ser en la ciudad de
la Nueva Córdoba, que para esa época lucia sus dos conventos –dominicos y
franciscanos- y al menos tres iglesias de las cinco que ordenó construir Carlos
I, la gran cerca alrededor de la ciudad, que fue asaltada el 21 de enero de
1572, todo lo cual consta en cartas de los reyes y del consejo de regencia; que fue construida por Castellón; la casa del
Ayuntamiento donde fue juzgado Fajardo, las calles y plazas por donde fue
arrastrado; y las ruinas del fuerte de Santa Cruz de La Vista, y el gran río
Chiribichií, y Puerto de Perlas donde se negociaban y de cuyos negocios habla
el Rey desde 1504; entre otros detalles
muy importantes, en sus primeros tiempos; pero con cierto desprecio piensa como
Fr. Francisco de Montesinos, que Cumaná no pasaba de ser una precaria
ranchería: “parece que dicho pueblo es poca cosa por ser una ranchería de hasta
diez bohíos e casa de paja, y aun estos vecinos que allí hay tienen poco
asiento de permanecer allí”. Seguramente Montesinos solo llegó al campamento de
Fajardo en la desembocadura del río Tacar; porque cuando Cobos ajusticia a
Fajardo dice el expediente, que fue sentenciado en el Cabildo, y el cadáver fue pasado por las calles
arrastrado por bestias y colgado en la plaza Mayor de la ciudad, y usted puede
ver la ciudad desde 1521 en las pinturas de Castellón y seguramente las ha
visto.
Sin embargo, para el Rey de España, Fernando el Católico, los misioneros
y fundadores y hasta para los piratas, y
por supuesto, para los cumaneses, Cumaná
era y es un paraíso. Era, por cierto, un populoso pueblo de indígenas de la
nación Kaima Karina, que de no haber sido traicionado por españoles corruptos, se hubiese desarrollado
a la europea sin inconvenientes.
Lo que no entiende el investigador, es que cuatro o cinco españoles eran
suficientes para iniciar una fundación, siempre que hubiese un pueblo de
indígenas, que lo había y muy numeroso según anota Ángelo Trevisán y Bartolomé
de Las Casas, y cuantos vinieron después.
. Por ejemplo para probar la
fecha de la fundación de Coro, solo se necesitó una
carta, y todo mundo lo acepta así; es decir por si no me entiende, para
establecer que Coro fue fundado en 1526,
se toma como prueba la carta que encontró el investigador Demetrio
Ramos, en la cual Ampíes comunica que su hijo homónimo se trasladó a Coro.
En efecto, poco después Ampíes se estableció en Toderiquiva, un hato del
cacique Manaure, donde había indígenas; sitio que por cierto nadie sabe dónde
quedaba, pero eso verdaderamente no importa, la carta existe y Coro existe, y
nadie lo va a discutir. Además Morón mismo dice que los pueblo nacen de hecho y
de derecho, pero esto solo se ha aplicado a Coro, porque para Cumaná no funciona;
si funcionara para Cumaná, tendríamos que retrotraernos a los tiempos de los
primeros señores de canoa, es decir desde 1504 y la orden del Rey de España de
construir el fuerte de Santa Cruz de La Vista.
Veamos lo que nos trae J. M. Gómez, estudioso cronista de Cumaná, en
relación con el fuerte de Santa Cruz de La Vista: “1504… “Yo quería mandar
hacer una torre e algún asiento en la costa de las perlas para que la
contratación allí esté segura; y porque enviar de aquí a quien lo hiciese
allende ser mucha costa (precio) no se aparejaría tan ayuna (rápido) si en esa
isla hay personas que vos parezca que lo hará bien, e cuerdamente sin escándalo
de los indios de aquella costa. Escribidme quien es e la forma que en ello se
debe tener.
Tomado de Enrique Otte Las perlas del Caribe. Nueva Cadiz de Cubagua.
Fund. John Boultón. Caracas 1977, pág. 96 nota 399.
Por cierto que don Ricardo privilegia, habla de Margarita y Cubagua como
si fuesen puertos o pueblos, no se percata que está hablando de islas muy
grandes, pero donde no había pueblos de indios, ni ríos, ni cultivos, en esos tiempos remotos, ni caciques educados y trabajadores,
constructores de barcos como Cawaná, Don Alonso para los españoles, heredero de
una civilización de 4000 años, con el cual se podía tratar y entender, es decir: puertos poblados y bien dotados como era el
reino de Alonso, y no la caricatura de pueblo que se quiere hacer desde el
campamento de Fajardo y después de los
acontecimientos lamentables del rapto de él y su familia. Las islas y los
sitios alrededor de Cumaná, eran sitios
donde pernoctar, y donde los pobladores de Cumaná iban a pescar como lo cuanta
Villacorta. “ Y de las perlas… “Que las había por allí cerca“ como dice Las Casas y como en efecto, en
abundancia las había en el Golfo de Cariaco, donde como es sabido se llevaron a
España las primeras muestras; y, ms tarde se establecieron las célebres granjas
perlíferas, de las cuales vivieron muchos años los cumaneses, como lo prueba el
mismo don Ricardo, que no se percata que desde 1504 se hacían transacciones
comerciales en Puerto de Perlas, como lo dice el Rey.
A mucha gente le interesaba y le interesa ocultar las bondades de
Cumaná, como pueblo recién fundado en beneficio de otros intereses. No
escatiman las expresiones denotativas, como las de Montesinos y don Ricardo,
leyéndolas, cualquiera piensa que todas las demás fundaciones del imperio, eran
algo así como Tenochtitlán o Cuzco.
Pero allí está el libro de don Enrique: “Asentamiento español y
articulación interétnica en Cumaná (1560-1620)”: es muy bueno, completa muchas
investigaciones, yo le recomiendo al autor que lea el libro de don Vicente
Rubio, otro investigador equivocado en las fechas y en el nombre de los ríos,
pero que completa otras investigaciones. Por ejemplo, se equivocan en el nombre
del rio Chiribiche de Santa Fe, como lo nombra su primer poblador europeo, Fr.
Pedro de Córdoba, que actualmente se llama Chiripichí; y el río Chiribichií, la
última luenga, de Cumaná. Ahí está el
detalle, allí radica el error de la mayor parte de los que han escrito sin
averiguar, sobre la ubicación de Cumaná. Así le pasó a muchos expedicionarios
que llegaron a Santa Fe creyendo que era Cumaná, y nunca llegaron a ver la obra
de los misioneros dominicos y franciscanos y el pueblo que se desarrollaba a su
vera.
Ver las cartas de Pedro de Córdoba en mi libro “Los Fundadores de
Cumaná”, y buscar la obra del sabio Bartolomé Tavera Acosta, “Historia
de Carúpano”, última edición, pag. 31, porque buscarlo en Las Casas es muy
complicado.
Cumana sigue siendo noticia. Castillo Hidalgo no es Cumanés, pero no
puede evitar investigar minuciosamente su historia, como todo investigador,
aunque exprofeso pasa por encima de 55 años de hechos históricos, de formación,
de luchas, de construcción de una nueva cultura, porque según él no valen la
pena, hay cosas más importantes que investigar aunque hayan desaparecido. Por
ejemplo que sabe de la explotación de la piedra ciclópea en Araya.
En Cumaná Pedro de Córdoba cambió
la historia de la Conquista y para usted, eso no vale la pena. En Cumaná se
produjo, en tierra firme, el encuentro de las dos grandes culturas, la
occidental y la indoamericana, que comenzaron a caminar juntas, porque en
Cumaná, los misioneros fundaron la
primera escuela para los aborígenes. Allí se inició la segunda conquista, la
inventada por Pedro de Córdoba y su discípulo, Bartolomé de Las Casas.
Tiene usted que, apreciado amigo, buscar a Pedro de Córdoba en Bartolomé
de Las Casas; porque Cumaná fue un proceso más largo de lo que le parece, hay
toda una historia que nadie ha contado; piense en todo lo que pasó en sus
primeros tiempos sucesos que fueron noticia; fíjese que el Rey estaba
preocupado por los negociantes de Puerto de Perlas, cuando ordena la
construcción del fuerte; el Imperio estaba preocupado por su quinto real, y los
políticos y filosofos encontraron una veta importante para los estudios; grandes filósofos, entre ellos Las Casas, Suarez
y Vitoria, por algo aquí nacieron las leyes de indias, en esas leyes debes
buscar a Pedro de Córdoba, el verdadero fundador de Cumaná y el inventor de la
segunda conquista.
Don Ricardo no nos dice que otra ciudad fundaron los españoles antes que
Cumaná, con maravillosas calles y templos, y miles de españoles. A él parece
que Maracapana, Margarita, Cubagua, que no tenían pueblos cuando Puertop de
Perlas estaba lleno de traficantes, y sobre todo de indígenas; ninguna de las
que nombra fueron ciudades desde un principio, y yo no lo puedo entender,
porque todos esos campamentos desaparecieron rápidamente, en cambio Cumaná
perduró y sembró su huella; don Ricardo no
se da cuenta que Margarita y Cubagua son islas, no son ciudades ni fueron
puertos en esos primeros tiempos; las pesquerías se hacen en el mar y las
barcas y canoeros vuelven al puerto de donde partieron, de donde hay pueblo,
Puerto de Perlas. La primera casa que se construyó en Cubagua data de 1520 y en
Margarita, mucho después; ya el puerto de Cumaná era antiguo: Puerto de Perlas,
único en tierra firme. Pueden verlo en los dibujos de Castellón, único
testimonio que existe de construcciones de aquellos tiempos iniciales.
Los cumaneses tenemos por cierto,
que la ciudad de Cumaná es la Primogénita de América, la primera ciudad fundada
y desarrollada por el Imperio Español en el Continente Americano, incluyendo
las islas del Caribe, donde las fundaciones perecieron rápidamente, y se
mudaron muchas veces; Cumaná en el mismo sitio,
desde el principio cuando se llamó Puerto de Perlas, después misión de
Córdoba, luego Nueva Córdoba, y después Cumaná, hasta nuestros días. Su historia, y sus hechos han sido contados
por todos los Cronistas de Indias, y los más acuciosos historiadores de todos
los tiempos, incluyéndolo a usted, don Ricardo Castillo Hidalgo; eso si, desde que las naves de Colón la visitaron en
1494, léase al diplomático compañero de Colón, Ángelo Trevisan, léase a Las Casas y a don Juan Manzano Manzano, a Vicente Rubio; la
clave de las equivocaciones en esta
historia está en el nombre de los ríos, como dije, las fechas y las distancias,
confundidos una veces de buena fe y otras de mala fe, pero en el contexto aciertan; Las Casas no se
equivoca, él vivió en esta provincia, por lo menos cinco años, de los 50 años
que trabajó y estudio a todo el continente desde 1517 hasta su mkuerte, y conoció de las fuentes originales toda la
historia de esos hechos fundacionales; allí esta la mejor investigación del
proceso fundacional desde el nacimiento de Puerto de Perlas, donde los
misioneros dominicos y franciscanos, autorizados por Cedulas Reales, construyeron
sus templos, conventos y escuelas, y los mantuvieron hasta nuestros días,
y, su historia está llena de luchas,
logros y fracasos, como son todas las historias de todos los pueblos; pero aquí estamos en la prodigiosa
ciudad del Abel de América; de Cristóbal de Quesada, el maestro por excelencia
de Andrés Bello, Príncipe de las Letras de la América Española, de Andrés Eloy
y Ramos Sucre, y cientos de nombres universales, que dan fe de haber aprendido
muy bien el castellano, la religión y su cultura ciudadana; y de un pueblo formidable que jugó y juega un
gran papel dentro de la humanidad global. Todo historiador que se respete, si
enfrenta la tarea de hacer nuestra historia, tiene que conjugar todos los
elementos de su formación, como si fuera la historia de su propio pueblo, o de
la misma Roma, que como sabemos nació de una raya trazada en su suelo sagrado.
Y usted lo sabe, si no fuera así, no hubiese escrito este libro de 926 páginas;
esta extraordinaria investigación, a la cual le falta el primer tomo, que debe
iniciarse en 1494, cuando según Juan Manzano Manzano, una expedición de Colón descubrió
a Cumaná, hasta 1560, en que usted la comienza.
DESCUBRIMIENTO
Y
POBLAMIENTO DE CUMANÁ
Pretendemos probar con estos hechos históricos, admitidos por todos los
historiadores que conozco, el desarrollo de la ciudad de Kawaná –Cumaná- , la
capital de la Provincia de Nueva Andalucía, más conocida por Cumaná. La
palabrea Cumaná viene de la palabra del idioma Caribe “Kawaná” que quiere decir
“gran río”, del idioma que Mark de Civrieux llama “Chotomaimu” –de “choto”,
pueblo y “maimu”, lengua- De ninguna manera puede venir de Cumana, (sin acento)
que quiere decir “frijol”, ni el cacique Kawaná, puede llamarse “frijol” como
pretenden algunos lingüistas. ¡Imagínense…! mis queridos lectores, que al
cacique Kawaná, el más destacado de su tiempo, lo hubiesen llamado frijol o
frijolito.
1494. Cumaná fue descubierta por expediciones enviadas desde Santo
Domingo por el Almirante Cristóbal Colón, y todo hace pensar, que 16 años antes
de este descubrimiento, fue visitad el pueblo de Kawaná, por una expedición
inédita, descrita en varias de sus obras, especialmente en “Historia de las
Indias, por fray Bartolomé de Las Casas;
y, defendida hace poco tiempo por el ilustre historiador español Don Juan
Manzano Manzano, en sus obras: “Colón descubrió América del Sur en 1494” y “Colón y su secreto”.
Y otros autores y documentos, como Ángelo Trevisán, que apoyan este criterio con fundamentan en
las obras: “Historia de las Indias” de Las Casas; en “Historia del Nuevo Mundo”
de Girolano Benzzoni; en la famosa e importantísima crónica de Ángelo Trevisán,
publicada, en texto original, por Manzano Manzano; y también en cartas de Pedro de Córdoba, crónicas y
obras de Mártir de Anglería y López de Gómara, y centenares de documentos,
planos, dibujos, mapas del Archivo de Indias, y obras recientes de Ricardo
Castillo Hidalgo y Vicente Rubio. Viniendo a ser Cumaná y no Macuro, el primer
puerto de América continental, visitado por europeos; y de esta manera, también
se inicia el mestizaje, el cristianismo y la escolaridad en América del Sur.
Desde que los Colones descubrieron perlas en el golfo de Cariaco, la
actividad de su puerto no decayó. Durante el reinado de Fernando el Católico,
el puerto de Cumaná se conoció con el nombre de “Puerto de Las Perlas”, como
aparece en la célebre carta de Montesinos, que le sirve a Vicente Rubio para su
investigación. Pueden verlo en el anexo.
Y por haber perlas en el golfo de Cariaco, toda la costa que se iba
descubriendo recibió también el nombre de Costa de las Perlas.
En vista de la importancia del descubrimiento de las perlas en aquella
zona, que el rey Fernando recibió de Per Alonso Niño, ordenó la construcción
del Fuerte de Santa Cruz de La Vista.
Las pinturas de Castellón delatan las formidables estructuras del
fuerte de Santa Cruz de La Vista, que aun se pueden ver bajo las aguas del
golfo de Cariaco, y en su parte superior del dibujo, la torre construida
por Bartolomé de Las Casas, e inaugurada
por Castellón con toda la pompa de esa época. Se me ocurre pensar, que para
construir la mole inferior del fuerte, se requirió una verdadera movilización
de materiales desde Araya, y personal
capacitado desde Santo Domingo, como nunca lo habían hecho los españoles de
aquellos tiempos; para ello fue preciso iniciar la explotación de la piedra de
Araya, las canteras de piedra ciclópea, que es otro escalón al cual no se
refieren estos historiadores, y yo me pregunto: ¿Qué dirían si estuviesen estas
ruinas en otro sitio de los favorecidos
por los historiadores? Porque ya tienen
un gran problema con las perlas, en su afán por desconocer su explotación en Cumaná.
Los nuevos historiadores hablan de Margarita y Cubagua, como si en esas islas hubiese para esos
tiempos algún puerto habitado o algún pueblo, ellos sabes que en la isla de
Margarita existía para 1517 un hato
fomentado por Marcelo de Villalobos en el Valle de San Juan; y en ese
mismo año se establecieron algunos españoles en Cubagua, pero ya Puerto de
Perlas era una ciudad sobre todo por la población indígena.
Con la piedra de Araya se fundó la primera empresa de construcción del
continente, los bloques extraídos de sus canteras sirvieron para construir en
todo el Caribe, incluyendo la Nueva Cádiz. Contra estos hechos no vale el
desprecio que muestran los historiadores de la vieja provincia de Venezuela y
del mundo por la provincia de Cumaná.
Hagamos pues el recorrido por alguno hechos relevantes del desarrollo
de Cumaná, la capital de la provincia de Nueva Andalucía.
1499. Alonso de Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la Cosa surgen en
Cumaná. Habían salido de Puerto de Palos, según las cartas del Almirante del
Mar Océano, desde la ría del Guadalquivir, Sevilla España, entre mayo y junio
de ese año; luego recorren las costas orientales de Tierra Firme o provincia de
Paria, y le dan el nombre de Nueva Andalucía. Es el primer navegante que sigue
las huellas de Colón.
1513. Fray Pedro de Córdoba, Vicario de Las Indias, acreditado por
cédulas reales del 10 de Junio de 1513, envía desde La Española, isla de Santo
Domingo, para el Puerto de las Perlas, que ya era conocido como la tierra del
cacique Cumaná, la primera expedición fundante y autorizada por el Rey Fernando
el Católico y por el Papa, para la
América continental, de que se tenga conocimiento, con el objeto de iniciar la
conquista evangélica y pacífica de la Tierra Firme, como la había pactado Pedro
de Córdoba. Esta expedición tuvo que
seguir el único rumbo conocido en ese tiempo, establecido por Cristóbal Colón,
que era la vía de las perlas hasta la desembocadura del río Cumaná por el golfo
de Cariaco. El primero de septiembre de 1513 según Bartolomé de Las Casas,
otros autores la ubican en 1514; Fray Pedro de Córdova, Vicario de las Indias,
envía desde La Española, una expedición conjunta con los franciscos, bajo el
mando del dominico Fray Antón de Montesinos; Fray Francisco de Córdoba, según
Las Casas, era franciscano,
recientemente se dice que era dominico –Vicente Rubio-; y el lego Juan Garcés; para fundar la primera misión en tierra firme
americana (suceso narrado en cédula real de 3-09-1516). Montesinos no pudo
continuar en la expedición por haberse enfermado, y se quedó en la isla de
Puerto Rico. Afirma Las Casas que en septiembre de 1513, otros que en 1514,
arribaron a nuestra tierra los primeros misioneros, y permanecieron en el
Puerto de Las Perlas, bajo la protección del cacique Kawaná –Don Alonso para
los españoles- creando las bases de la
primera misión en tierra firme. Estos dos religiosos fueron sacrificados por
los indígenas en venganza por las tropelías cometidas por corsarios españoles,
que secuestraron al cacique Don Alonso y a sus familiares para venderlos como
esclavos. El cacique Cumaná fue bautizado en Santo Domingo con el nombre de
Alonso.
Nota.- En junio de 1519, Francisco del Castillo, declaró
haber sido el piloto de la nave que llevó a los dos dominicos, y Juan
Fernández, piloto de una carabela dijo que había ayudado en ello (cfr. E. Otte,
“Las Perlas del Caribe”, p. 125. nota 610)
1513 a 14, Fray Francisco
Fernández de Córdoba, oficia en Cumaná,
la primera misa en la tierra firme americana. Hecho este admitido por la
Iglesia Católica. Además, está dentro de la lógica, porque era la obligación de
Fray Francisco, y venía suficientemente dotado para ello, según la cédula real del
10 de junio de ese mismo año, que ordenaba que fuera provisto de todo lo
necesario para dar misas. Es muy posible
que Francisco oficiara la primera misa en la tierra firme el mismo día que pisó
tierra cumanesa, en1513 o 14, y luego las continuó oficiando hasta su muerte en
1515. No sabemos de otro sacerdote a quien se le haya atribuido, y así lo sostendremos
hasta que se alegue y se documente con cedula real u otro documento relevante,
como en este caso.
1514. Por orden de Fray Pedro de Córdoba, Vicario de las Indias, los misioneros: Fray Francisco Fernández de
Córdoba y el lego Juan Garcés, inician la construcción del primer convento y la
primera escuela en la tierra firme, en la antigua desembocadura del río
Chiribichí o Cumaná -como fue bautizado por los españoles desde un principio-
en el sitio de los Cerritos que se conoce actualmente como “Los Castillitos” en
el Barbudo – Cumaná. Esta escuela dio inicio al pueblo de Córdoba en la orilla
del río “Chiribichií, la última luenga”, Cumaná nació de esa escuela, por ella
se reunieron los indios con los sacerdotes y se poblaron. La zona era
“poblantisima”, según afirma Las Casas.
1514. 21 de agosto. Una expedición corsaria al mando de Gómez de
Rivera, llega al Puerto de Las Perlas, se hospedan por varios días en la misión
de Córdoba y Garcés, ubicada en la desembocadura del río Chiribichii o río
Cumaná; seducen al cacique bautizado con
el nombre de Alonso, y lo invitan, en unión de sus familiares y sirvientes, a conocer
sus barcos; ya en ellos, los indígenas son sometidos, encadenados y encerrados
en las bodegas, y los maleantes parten hacia la Española, donde los venden como
esclavos. Estos hechos alcanzan notoriedad y trascendencia, han sido narrados
en muchas formas, hay expedientes
judiciales, testimonios, mucha correspondencia,
sobre este hecho que marca de manera dramática los primeros días de la
conquista pacifica de la tierra firme, y por ende, del plan de Córdoba. .
El cacique Alonso de Cumaná, de la etnia Cribe chaima, conocía a los españoles y a la Isla de Santo Domingo, fue llevado, probablemente, en uno de los
viajes cortos de Colón; debemos recordar
que Alonso recibió a los Colones en tres oportunidades, y estuvo en el convento
de los dominicos, conoció a Pedro de Córdoba
y al lego Juan Garcés, que hablaban su lengua, e hizo amistad con
ellos.
La expedición corsaria fue organizada el 5 de agosto de
1514 se reunieron en la casa del Lcdo. Marcelo de Villalobos, en Santo Domingo,
personas, entre los cuales estaban: el Lcdo. Juan Ortiz de Matienzo, colega de
Villalobos; Gil González Dávila,
contador de la Isla; Juan de Ampiés, factor de la misma; Pedro de Ledesma,
secretario de la Real Audiencia;
Cristóbal Sánchez Colchero, naviero; Juan de León, vecino de Santo
Domingo; Gómez de Ribera, ídem (13);
Diego Caballero, ídem (13 bis); Bartolomé Palacios, ídem (14); Diego Bernal, ídem; y Juan Fernández de las
Varas (15), el cual se hizo representar
por un tercero”.
1515. Martirio de los misioneros. De acuerdo con mis cálculos la
sentencia de los misioneros se cumplió a finales de Enero de 1515, porque Pedro de Córdoba llegó
al Puerto de Las Perlas a saber de ellos, a principios de febrero de 1515, porque la expedición de Gómez de Rivera,
llegó al Puerto de Las Perlas, entre finales de septiembre y octubre de 1514,
fecha deducida; además los asaltantes
pasaron varios días en la misión de Córdoba, de acuerdo al relato de Las Casas;
y, con toda seguridad los indígenas
cumplieron el plazo de cuatro lunas, que concedieron, como él lo dice.
Con esta acción de la justicia indígena, se inicia la heroica
resistencia de los indios chaimas de Cumaná, comandados por el cacique
Orteguita, que cumplía órdenes de la tribu, amotinada contra los misioneros que
alegaban su inocencia, pero ya habían sido sentenciados a muerte.
Pedro de Córdoba viajó al Puerto de las Perlas, en febrero de 1515 para
conocer la suerte de los rehenes y
llevar nuevos misioneros. Dice
Vicente Rubio: “Tengo para mí que eran Fr. Luis y Tomás de Toro, y tres
o cuatro dominicos más, cuyos nombres ignoramos, los cuales marcharon allá con
el P. Pedro de Córdoba en fecha
posterior al 10 de febrero de 1515,
a fin de indagar
la suerte que habían corrido el
P. Francisco Fernández de Córdoba y el
hermano Garcés. A estos se agregarían
luego los dos o tres que más tarde arribaron allí para devolver a los indios liberados
de su cautiverio”. Lo que quiere decir que la misión dominica de
Cumaná se estableció y prosperó. Construyeron un monasterio que podemos
observar en el medallón de 1600, como podemos ver en la reproducción que va en
los anexos. No hemos podido conseguir la historia de los dominicos de Cumaná
del siglo XVI.
El secuestro del cacique Cumaná, conmueve los cimientos del imperio, se
levanta un expediente contra las autoridades de Santo Domingo, los dominicos
ponen en tela de juicio la autoridad del Rey Fernando; envían a fray Antón de
Montesinos a la Corte, y el mismo Pedro de Córdoba, se traslada a defender a
los indígenas en la corte; logran rescatar a muchos cautivos, pero no pueden
hacer nada por el cacique Cumaná y su mujer.
De estos sucesos, Bartolomé de Las Casas, escribe la crónica más
dramática de los inicios de la evangelización americana. Las Casas dice que
tuvo conocimiento de estos hechos, narrados por los propios protagonistas en
Cumaná. Todo este suceso consta en expedientes y cartas en los archivos de
Santo Domingo y en Sevilla; y muchos libros se han escrito alrededor de estos
hechos.
1515. Fracaso de la segunda expedición fundante de Fray Pedro de
Córdoba a la provincia de tierra firme. Tomado de Historia de las Indias. Las
Casas viaja de Cuba a Santo Domingo para entrevistarse con Pedro de Córdoba.
Llegó en el momento en que Pedro de Córdoba expedicionaba a Cumaná, y una
tormenta lo obligó a volver a puerto. Éste tropiezo, sin embargo, permitió que
se entrevistaran los dos grandes hombres y conciliaran sus esfuerzos a favor de
los indígenas. En esta segunda expedición, iban con Pedro los misioneros
Picardos y su vicario Johan Garceto. De esta expedición no hablan los
historiadores que confunden los hechos fundantes porque los desconocen o no les
interesan. En el conocimiento de Pedro de Córdoba y la secuencia de las tres
expediciones a Cumaná, ésta la clave de
sus equivocaciones.
Nota.- Bartolomé de Las Casas, Capellán de S. M. Carlos
I. Poblador de Cumaná 1517-1523. Vol. II. Sevilla. 1960. p. 673.
1515. El 27 de noviembre de ese
año, fecha aceptada por el Concejo Municipal de Cumaná, propuesta por el cronista Dr. José Mercedes
Gómez, correspondiente a la segunda
expedición fundante, de Pedro de Córdoba, al Puerto de Las Perlas, -ese
año de 1515-, se consolida la misión
dominica y nace la franciscana de Juan Garceto, en la tierra firme americana, a
un tiro de ballesta desde la orilla de la playa, en la desembocadura del río
Chiribichii o Cumaná, por el golfo de Cariaco, que dan inicio a la ciudad de
Nueva Córdoba. Las dos misiones aparecen juntas en el plano y en el medallón de
1600, que va en los anexos.
Los hechos.- Pedro de Córdoba, repuesto de su fracasada segunda expedición, organiza la
tercera con los mismos protagonistas. Según Las Casas, parte de la expedición desde Santo Domingo,
con misioneros franciscanos de Picardía y misioneros dominicos españoles. Los
de Picardía se asientan en Cumaná, bajo el mando de Johan Garceto; y los dominicos en Santa Fe de Chiripichí,
segunda misión fundada por Pedro de Córdoba, que deja bajo el mando de Fr. Pedro de Ortiz. Estas
expediciones para Cumaná, seguían la ruta establecida en los mapas de Colón,
navegaban hacia el sudeste, hacia las islas de Cuba y Puerto Rico, luego
navegaban hacia el sur y sureste hasta que divisaban las costas de Araya y las
alturas del Bergantín, luego entraban al golfo de Cariaco y al río Cumaná. Era
el mismo trayecto indicado por Colón en sus viajes cortos a la tierra firme; no
había otro rumbo conocido en esos tiempos. Desde Cumaná se organizaban las
otras expediciones, los navíos avanzaban sobre la costa de Maracapana, Santa fe y Pozuelo. Los Franciscanos,
picardos y de otras nacionalidades, de acuerdo con nuestro itinerario, han
debido llegar a Cumaná en el mes de octubre de 1515.
Los primeros frailes que conformaron
la misión de Cumaná, por los dominicos, son: Fr. Francisco Fernández de
Córdoba, con el lego Juan Garcés, Tomás
de Toro, y tres o cuatro cuyos nombres no se han revelado, y por los franciscanos que fueron con Juan Garceto,
picardos y de otras nacionalidades, son: fray Juan Flamigi (flamenco), fray
Ricardo Gani de Manupresa (inglés), fray Jacobo Hermigi, fray Ramgio de Faulx,
fray Jacobo Escoto (escocés), fray Juan de Guadalajara, y fray Nicolás
Desiderio, que continúan el trabajo iniciado por sus predecesores mártires;
refundan la escuela para los niños
indígenas, construyen un monasterio, reconstruyen una iglesia que había sido
destruida por los indios, e inician y terminan otra iglesia, todo ello puede
verse en dibujos y planos de esa época.
1519. El Rey Carlos I, autoriza a la Casa de Contratación en mayo de 1519 y le dice: “Hemos mandado proveer que además
de las dos iglesias y casa de San Francisco
que están en la costa de Cumaná, que es la de tierra firme del
mar-océano, se edifiquen otras cinco iglesias y casas en aquella costa, en que
se celebre el culto divino y que puedan morar cuatro religiosos de dicha orden
y debían proveerse escuelas; iglesias y conventos de todos los materiales y
útiles, necesarios para la enseñanza al
culto y al trabajo agrícola”.
1519. Para este año ya los
misioneros dominicos y franciscanos, habían construido dos iglesias y sus
casas, había siete frailes y 40 alumnos indígenas, todo lo cual consta en
Cedula real del 7 de mayo de 1519.
Cumaná fue entonces Sede Apostólica de la Diócesis de Paria. Fue elevada
por el Papa a Diócesis y nombra su primer obispo a Pier Barbié, llamado por los
españoles Pedro Barbirio. Lamentablemente los ataques indígenas impidieron que
se consolidara la Diócesis. Este obispo fue muy conocido por su amistad con
Erasmo de Róterdam.
1520. El 19 de septiembre, estando los indígenas en pie de guerra,
arriba a las costas de la provincia de Cumaná una expedición de tratantes de
esclavos, bajo el mando del Capitán Hernando Ibáñez, y caen en una emboscada
ejecutada por Maraguey y Toronoima, estos caciques convocaron todos los
caciques indígenas de sus reinos. Bartolomé de Las Casas dice “se apellidó la
tierra” con ello quería decir que las maderas sonaron a muerte y aquellos
hombres suscribieron el primer acto de guerra contra los invasores, se inició
así la resistencia indígena, luego miles de aborígenes en los reinos de los
Chaimas, Tagares y Cumanagotos, levantados en armas defenderían su territorio
contra elementos de guerra desiguales; en esta acción en el valle del
Chiripiche, mueren decenas de indígenas
pero también rinden sus vidas el Capitán Ibáñez y todos sus hombres, en el
fiero combate.
1520. La guerra continuó, y otra expedición de 46 hombres, bajo el
mando de los capitanes Villafañe y Gregorio Ocaña, con el mismo propósito, es
íntegramente sacrificada en otra batalla planificada y ejecutada por los mismos
caciques, después de terribles y
dramáticos combates. Estos heroicos caciques fueron ejecutados, pero sus
huestes nunca fueron derrotadas, Cayaurima los aglutina y los convierte en un
ejército indomable que mantuvo la resistencia por más de cien años.
1521. La audiencia de Santo Domingo, alarmada por estos sucesos, envió
a Cumaná, una expedición punitiva de seis naves de guerra y 240 hombres
fuertemente armados bajo el mando del Capitán Gonzalo de Ocampo, para derrotar
y castigar a los indígenas. Entró a sangre y fuego por Maracapana, donde derrota al valiente cacique de los
Tagares, Toronoima llamado Gil González, el cual pereció en una trampa, una
lucha a cuchillo, bajo las aguas de Pertigalete. Luego la expedición pasó a la
Nueva Córdoba, muchos indios que fueron a recibirlos como tantas veces lo
habían hecho, fueron atrapados y ajusticiados en emboscadas, dentro de las
mismas embarcaciones, luego colgaban los cuerpos en los palos de los barcos
para aterrorizar a los indígenas.
Gonzalo de Ocampo, ese mismo año de 1521, fundó un pueblo dentro de los
límites del pueblo indígena de Cumaná, al que llamó Villa de Toledo, donde
construyó un fuerte y 25 casas, existen mapas de la época que lo ubican en el
centro de la ciudad de Cumaná.
El pueblo chaima de Cumaná tenía doscientos bohíos o churuatas y una
población aproximada de l5 mil habitantes, estaba ubicado a media legua río
arriba, desde la desembocadura, río Chiribichii, nombre indígena o Cumaná, por cierto en el centro actual de Cumaná.
Gonzalo de Ocampo estuvo en la Villa de Toledo hasta que llegó Fray Bartolomé
de Las Casas, en agosto de 1521, enseguida partió con su expedición cargada de
esclavos, casabe, maíz, pescado salado y perlas, que luego vendió en Santo
Domingo para justificar y pagar los gastos de la expedición. Productos de
Cumaná. Gonzalo de Ocampo complotó
contra Bartolomé de Las Casas, aunque éste lo niega en su historia, y lo
despojó de gran parte de los colonos que trajo el fraile. No es justo que a
este bárbaro lo tengan algunos historiadores y desprevenidos, por fundador de
Cumaná. Nuestro pueblo altivo es una realidad mágica fundado por Pedro de
Córdoba.
1521. Llega en diciembre a Cumaná una expedición bajo el mando de Fray
Bartolomé de Las Casas, que entró definitivamente en nuestra historia desde que
firma con los Reyes Católicos la capitulación de 19 de junio de 1520. En su
obra “Historia de las Indias” narra su entrada por el río, llega a la misión de
los Franciscos Picardos, cuyo vicario era Johan Garceto, que vino a Cumaná con
fray Pedro de Córdoba, y fue recibido por los frailes dominicos y franciscanos cantando
el Te Deum Laudamos: “Benedictus qui veni in nomine Domini”. El pueblo indígena
era un pueblo pacífico y sus hijos asistían a la escuela, la primera en tierra
firme, tal era la paz que reinaba entonces. Bartolomé inicia o continúa la construcción del fuerte de Santa Cruz de
La Vista, ordenado por el Rey Fernando en 1504, Las Casas construyó una torre sobre el muro que estaba construido
como puede observarse en las pinturas que envió Castellón al Rey; también construyó una casa grande “como una atarazana”
al lado de la misión.
Para 1521, la Nueva Córdoba ya era un pueblo que se desarrollaba en el
Puerto de Las :Perlas, el enclave más importante en la tierra firme; tenía además de la población indígena,
“poblantisima” de la nación Kaima-Caribe- que ocupaba todo el valle del “Cawaná
Chiribichií” – gran río Chiribichií, la última luenga- tenía dos iglesias, el fuerte de Gonzalo de
Ocampo con sus 25 casas habitadas por españoles, la “Villa de Toledo”, de
precaria existencia, reputada por Carlos I, como capital de la Provincia; Las
Casas trata este asentamiento con cierto desprecio, y eso lo entiendo, por que
La Nueva Córdoba, en la desembocadura del río, con la afluencia de los
perleros, florecía y se proyectaba con futuro cierto; ya contaba la ciudad con
los monasterio de los dominicos y franciscanos, donde Las Casas se sintió
realizado; y el fuerte continuado por él,
la escuela para los niños indígenas y las parcelas, en las cuales se
cultivaban uvas, melones y naranjas. Por cierto, Guillermo Morón, publica en su
historia de Venezuela, las listas de colonos españoles que arribaban al puerto
de Cumaná, lo que da a entender que en esos tiempos el único puerto confiable
era Cumaná.
1521. La traición de Francisco de Soto. Las Casas desesperado por la
situación creada por las constantes incursiones de naves españolas que se
dedicaban a “resgatar” indígenas para venderlos como esclavos, decide ir hasta
Santo Domingo para hacer valer sus derechos en tierra firme, dejando encargado
de sus bienes al Capitán Francisco de Soto, con dos navíos, la tripulación y
muy bien pertrechados. Soto desobedeciendo las órdenes del fraile se dedica al
comercio de esclavos. Los indígenas, bajo el mando del Cacique Tacar llamado
Diego, y Caicuire, probablemente hijo del cacique Cumaná, se amotinan y atacan las misiones dominicas y
franciscanas, que para ese momento contaban con numerosos pobladores y nueve
sacerdotes. Los indios lo destruyeron todo;
en el asalto a las misiones murió Fray Dionisio, que no pudo embarcarse
y se escondió en la huerta, al parecer
sacrificado por un indio cristianizado llamado Ortega u Orteguilla. El traidor
Francisco de Soto, que había logrado embarcarse hacia Araya, tocado por un
dardo emponzoñado con el mortífero Curare,
también murió. Tenemos que decir que Bartolomé de Las Casas al igual que
Pedro de Córdoba, fue un valiente defensor de la causa indígena.
1521. Los indígenas cumaneses, después de tomar las misiones de Cumaná,
en cientos de curiaras, bajo el mando de
indígenas formidables, como: Tacar bautizado Diego, Caicuire, llamado
Caigüire, Sacana, Nicoto, Güaipata,
Querecrepe, Chacopata, Macatoa, Cüarica, Querepana, Omegüa y Charaima, padre de
la cacica Isabel, la madre de Francisco Fajardo, invaden la Nueva Cádiz, en la
isla de Cubagua, la toman y destruyen todo cuanto había en la floreciente
ciudad de las perlas.
La toma de Cumana y Cubagua por los Caribes Chaimas en 1521, señalaba
el triunfo de la resistenhcia indígena en la historia del heroico pueblo
cumanés, producto del mestizaje de razas bravías e indomables.
Nota.- Las etnias más importantes de la provincia de Cumaná en esos
años, eran: Chaimas, Coacas, Tagares, Tiaos, Chaimagotos, Onas, Cumanagotos,
Chacopatas, Pariagotos, Tapacuares, Caribes, Aruacas o Arawacos, Cacheimes y
Chacachacares. Los caciques más
destacados de la provincia de Cumaná, eran: Yasoaraita la cacica de todos los
caciques, Cumaná, bautizado Alonso,
Tacar bautizado Diego, Caicuire, llamado Caigüire, Sacana, Nicoto, Güaipata, Querecrepe,
Chacopata, Macatoa, Cüarica, Querepana, Omegüa, Charaima, padre o abuelo de la
cacica Isabel, la madre de Francisco Fajardo; y, de otras etnias o naciones: el
imponderable Cayuarima, Toronoima, llamado Gil González, Maragüey, Cariaco,
Cucuy, Cuserú, Chacomar, Güaramentar, Juan Cavare, Manoa, Mayucarí, Maicana,
Querepana, Tiricura, Queneriqueima,
Tucubera, Uriapari, Zapata y Paria.
1522. Debido al estado de guerra en que se encontraban los indígenas de
la provincia de Nueva Andalucía, con todos los caciques armados y preparados
para la guerra, ocupando las mejores posiciones en las costas; la audiencia de Santo Domingo, envía otra expedición punitiva compuesta por
60 hombres de guerra, bien pertrechados bajo el mando de Jácome Castellón
Suárez, con sus famosos subalternos el teniente Villacorta y Pedro de Isasga.
Castellón o Giácomo Castiglione, es un hombre rico y poderoso de la Nueva
Cádiz, que se dedica a la explotación de
las salinas de Araya y sobre todo a la trata de esclavos; viene provisto de mosquetes
y caballos, que pisan por primera vez la tierra firme. La resistencia indígena,
sobre todo los Chaimas de Cumaná, abandonan las costas y se internan en las
selvas, pero quedan los pobladores indefensos, sobre todo ancianos, mujeres y
niños y uno que otro cacique y guatiaos.
Castellón se ceba en esos pobladores, los somete a sangre y fuego.
Con armas terribles fácilmente
logra la victoria pírrica, luego conviene en una alianza con el cacique Tacar,
llamado Don Diego, seguramente hermano de Cumaná, llamado Alonso, que
permanecía cautivo en Santo Domingo. Diego
que se había refugiado en Mochima, firma la paz con Castellón para
evitar más derramamiento de sangre, y se
dedica con Castellón, a la reconstrucción de las misiones dominicas y
franciscanas de la desembocadura del Chiribichii. Castellón le da el nombre al
pueblo formado con las misiones, de Nueva Córdoba, en testimonio y homenaje a
fray Pedro de Córdoba, su verdadero fundador,
que había muerto en Santo Domingo.
1523. Castellón inicia la reconstrucción de la fortaleza abandonada por
Las Casas en la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco, para ello
trajo de Santo Domingo y Cubagua el personal necesario. López de Gómara dice
que “Perdía mucho el Rey con perderse Cumaná porque cesaba la pesca y trato de
las perlas de Cubagua”; y entonces
Castellón hizo aquí, el papel de
pacificador.
1528. El emperador Carlos V, concede Escudo de armas a Jácome
Castellón, con las siguientes características: Sobre campo verde, la silueta de
la fortaleza donde se destaca la torre. En campo lateral derecho, el río
Cumaná, y al pie un yugo de oro, como símbolo del dominio sobre la provincia y
sobre las cabezas de cuatro capitanes principales, a los cuales ajustició a los
pies de la fortaleza. A los lados en orladura, ocho llaves de plata en campo rojo, que sugieren
la autoridad del Alcalde. Castellón obtiene fundando prestigio ante el Rey, su
éxito queda demostrado con el envío a la corona en perlas, del equivalente a
200 mil pesos en oro. Castellón gobernó la provincia de Nueva Andalucía por 10
años.
1530. Primer terremoto en Cumaná el 1ro de septiembre de ese año.
Siendo Jácome Castellón, gobernador de la provincia de Nueva Andalucía se
produjo el primer movimiento telúrico que tengamos noticias y desde que
llegaron los españoles a nuestro suelo. Según Las Casas, el propio Jácome
Castellón lo describe en toda su crudeza. El mar se levantó 20 pies sobre su nivel
ordinario y arrasó el fuerte y la misión. Castellón construye otro fuerte en la
parte más alta de los cerritos que bordean la desembocadura del río,
protegiendo con una gran empalizada y permanece dos años más en Nueva Córdoba,
que empieza a extenderse por ambos márgenes del río.
1530. El emperador Carlos V, decreta la abolición de la esclavitud de
los indígenas que se resistieron a la conquista.
153l. El l6 de marzo de ese año, el Teniente Mayor Gil González con l50
hombres, tomó la ciudad de Nueva Córdoba, cumpliendo órdenes del Capitán Don
Diego de Ordaz, que con el título de Gobernador y Capitán General de las
tierras por él conquistadas, expedicionó con tres naves bien pertrechadas,
sobre la península de Paria y Cumaná.
1531. Jácome Castellón, con la colaboración de las fuerzas de Nueva
Cádiz, derrota al Teniente Mayor Gil González, lo apresa y lo expulsa de la ciudad con los hombres que
le quedaron.
1531. Carlos V, deroga la ley que permitía la esclavitud de la etnia
Caribe.
1531. Don Diego de Ordaz, con 4 piraguas, tripuladas por 20 españoles y
algunos indígenas, incursiona sobre la ciudad de Nueva Córdoba, entrando por el
río Cumaná. Tratan de asaltar la fortaleza, y son derrotados por Castellón
quien apresa a Ordaz y envía a Nueva Cádiz, de donde lo
remiten a España. Don Diego de Ordaz, en trágicas circunstancias, muere
envenenado en la travesía...
1531. Jácome Castellón construye otro fuerte protegido por una extensa
cerca de buena madera, abundante en los manglares de la zona, está cerca
protectora, rodeaba todo el poblado y la misión, e intenta reconstruir el
fuerte que ahora formaba una isla en la desembocadura del río, pero el gobierno
de Nueva Cádiz le negó ayuda y los recursos necesarios para la obra. Existen
dibujos de la fortaleza antes y después del terremoto de 1530, atribuidas a
Castellón.
1533. En marzo de este año, el Emperador Carlos V, cede a las
peticiones de la Nueva Cádiz, y somete a su jurisdicción la provincia de Nueva
Andalucía, pese a las protestas de Castellón y de los habitantes de Cumaná.
1534. La provincia de Nueva Andalucía padece una terrible sequía y un
calor abrasador. Fue un fenómeno continental, similar al que ha sido bautizado
recientemente como El Niño. Sin embargo, en la Historia de Venezuela de
Guillermo Morón, se publican las listas de colonos que arribaban al puerto de
Cumaná, desde 1534.
1542. En una expedición bajo el mando del gobernador de Margarita, Don
Pedro de Herrera y Jerónimo de Ortal, llega a Cumaná el investigador e
historiador Girolano Benzzoni, que hace una esquemática descripción de nuestro
pueblo en su “Historia del Nuevo Mundo”, obra publicada en Venecia en 1565. Da
testimonio del fuerte de madera construido por Castellón después del terremoto
que había destruido por completo el primer fuerte de cal y canto, de que tanto
se ufanaba el conquistador. También da noticias de la Villa de Toledo, fundada
por Gonzalo de Ocampo, de la cual quedaban algunas casas, y de la pesca de
perlas en el golfo de Cariaco.
1542. Los holandeses, con una poderosa flota, se apoderan de la
península de Araya, explotan sus salinas, y se dedican al comercio con las
islas de las Antillas que habían caído
bajo su poder. Gobernaron en Araya hasta 1622.
1562. Fray Francisco de
Montesinos, que es recibido en alguna parte del; territorio de Cumaná, a mi
entender en el campamento de Fajardo en la desembocadura del rio Tacar, porque
el puerto de Cumaná y el territorio de las misiones de Córdoba, estaba reservado
para los Colones, o vedado por el Imperio. El primero de febrero de ese mismo
año instala el primer ayuntamiento cumanés, de que se tenga noticia. Los
españoles aceptaron la jefatura indígena para pueblo Kaima, con Don Alonso, el
cacique Kawaná, y despues de Alonso, su hijo Diego, el cacique Tacar.
Montesinos nombra primer Alcalde de la ciudad de la Nueva Córdoba a Don
Bartolomé López, Alguacil Mayor a Don Andrés del Valle; Regidores a Don Martín
Sánchez y Don Juan del Valle. Procurador Don Hernán González. Tesorero Don
Francisco Fajardo, el hijo de la cacica Isabel; Secretario, don Hernán López.
Entre estos nombres que saltan a las páginas de la historia, están el de don
Andrés del Valle, primer amerindio cumanés electo para un cargo oficial en
América continental, y el de Don Francisco Fajardo, héroe legendario que dice
ser natural de Cumaná.
Todos estos fundadores ya estaban casados, tenían casa y familia en la
Nueva Córdoba. Ricardo Ignacio Castillo Hidalgo, en su obra “Asentamiento
Español y articulación interétnica en Cumaná”, no toma en cuenta las iglesias,
las misiones ni a los misioneros que
vivían en la Nueva Córdoba.
El padre Alexander Castro, si lo investigó en el Archivo de Indias, y
trajo datos de las reparaciones que hicieron en esas iglesias en los tiempos de
Castellón, son las mismas iglesias que aparecen en pinturas y en el medallón de
1600.
1562. La Audiencia de Santo Domingo destituye a Fray Francisco de
Montesino y nombran justicia mayor de Cumaná, a Don Alonso Cobos.
1564. Muerte de Fajardo. El Capitán Don Francisco Fajardo, mestizo hijo
de la india Isabel, nieto del cacique Charaima,
se había destacado en la conquista del Valle de los Caracas. Sus hazañas
legendarias animaban todas las conversaciones del asiento colonial, y el
Justicia Mayor Alonso Cobos lo envidiaba. En ese aciago año, acampaba Fajardo
con sus fuerzas a orillas del río Tacar o Bordones. Cobos con astucia lo atrajo
a Cumaná, lo apresó y después de torturarlo despiadadamente lo asesino con sus
propias manos y expuso su cadáver al escarnio público en la plaza de la ciudad.
Al conocer la noticia del asesinato de Fajardo, los margariteños, bajo el mando
de Pedro de Vielma, asaltan la Nueva Córdoba, o Cumaná, hacen prisionero al
Justicia Mayor Alonso Cobos, lo conducen a Margarita y después de ser juzgado
en apelación en Santo Domingo, lo someten a la misma muerte que le dio a
Fajardo, arrastrado por caballos y luego colgado en la plaza pública. En el
expediente de la muerte de Fajardo hay
una descripción del pueblo de la Nueva Córdoba.
1565. El pirata John Hawkins,
con una poderosa flota invade las costas de Cumaná, pero fracasan en el acoso
de la ciudad de la Nueva Córdoba, toman
las salinas de Araya, que estaban en poder de los holandeses, y escapan con sus barcos cargados de sal.
1569. El 13 de octubre de ese año, llega Diego Fernandes de Serpa a
Cumaná, fue nombrado por Felipe II, Capitán General y Gobernador de la
Provincia de Nueva Andalucía, que se
extiende del río Unare hasta la península de Paria y desde allí hasta los
confines del río Esquivo. Don Diego Fernández de Serpa organiza la ciudad,
nombra dos Alcaldes: Germán López de Pedroza y Juan Rangel; ordena la
construcción de la iglesia matriz y 150 casas en el llano de Cumaná, y levanta el acta de refundación, en la cual
se le da el nombre definitivo de Santa Inés de Cumaná. El intrépido
conquistador muere en una emboscada
preparada por su subalterno, el desertor Joan de Salas, junto con el cacique
cumanagoto Francisco el Viejo, cuando intentaba recorrer los infinitos
horizontes de su gobierno. Serpa muere en la Sabana de Cotoperí, al parecer, en
lucha a muerte con el intrépido indio Zacarías.
21 de enero de 1572, un ataque indígena,
probablemente Caribes, toman la ciudad de Cumaná, pero el pueblo se salva milagrosamente, el
pueblo le da el mérito a Santa Inés, la cual es elevada a Patrona de la Ciudad.
Su historia como patrona de Cumaná se hunde en
sus orígenes. Hay una antigua carta dirigida al Monarca Español Don Felipe II,
por el Presidente y Oidores de la Real Audiencia de Santo Domingo, de fecha 2
de abril de 1572 en la cual le comunican los acontecimientos ocurridos en
Cumaná, capital de la Provincia de la Nueva Andalucía, que tienen que ver con
nuestra Patrona. En efecto, el 21 de enero de 1572, aniversario del martirio de
Inés, 600 aguerridos indígenas atacan al pueblo de Cumaná. Los alcaldes
ordinarios, entre ellos Juan Rengel Durán, asumen el mando en ausencia del
gobernador, Garci Fernández de Serpa. Dividen el pueblo en cuarteles, y delegan
mando en los más experimentados soldados; congregan a las mujeres, niños y
ancianos en la iglesia matriz, porque era el lugar más seguro y afrontan el
asalto.
Tres días duró el asalto, tres días
de lucha, de hechos heroicos de parte y parte, pero los invasores son
numerosos y agresivos, los defensores ven menguadas sus fuerzas, la lucha se
hace cada vez más terrible; Juan Rengel Durán, el guía, el capitán de los
colonos, muere en el campo de batalla; los indígenas han salvado las defensas y
obstáculos, llegan a las puertas de la iglesia, donde sólo oyen los cánticos de
las mujeres y los niños, y entonces, respetuosos del heroísmo de aquellos pobladores
ordenan la retirada. ¡Milagro! Grita el pueblo congregado.
Nota importante. La familia de Juan Rangel
Sanguino, compuesta por él, su mujer María Durán, su suegro Esteban García,
cuatro hijas entre 18 y 22 años, y un hijo de 9, llegaban a Cumaná en 1569,
en la expedición que había organizado Diego Fernández de Zerpa para la
colonización del territorio de la Nueva Andalucía que le había sido
adjudicado a este conquistador.
El matrimonio compuesto por Juan Rangel
Sanguino y María Durán, habían nacido respectivamente en 1526 y 1528,
y contrajeron matrimonio en Aceuchal (Badajoz),
de donde eran originarios, en 1547. Mientras María
fallecía durante la travesía del Atlántico, Juan moría en 1572 en
Cumaná, donde era alcalde, cuando en una batalla sostenida con los indios, una
flecha acabó con su vida. Y aunque sus hijos quedaban a la deriva en aquellas
inhóspitas tierras, sabrían capear temporales y salir adelante envueltos en las
circunstancias que el tiempo les deparaba.
Los hijos de este matrimonio salieron
adelante en la lucha con el elemento indígena y los diversos problemas que
confrontaban y presentaban las nuevas ciudades del territorio americano, que se
iban poblando con los que llegaban en las sucesivas expediciones. Su hija mayor,
María había nacido en Aceuchal en 1548, y a la edad de 15 años se casaba en el
pueblo con un tal Rodrigo Macías, que posiblemente se quedara en España,
porque nada se dice de su venida a Venezuela.
Le seguía Marina, que nació en 1549 también
en Acebuchal, esta ya casó en Cumaná con Andrés Arduín en 1570 y tuvieron cinco
hijos. El tal Arduín era descendiente de una familia francesa, y entre los
cinco hijos que tuvieron, una de ellas llamada María Arduín Rangel, casó con
Pablo de Lizaso y fueron los sextos abuelos del Mariscal Antonio José de Sucre.
Otra de las hijas, Juana Catalina, también
nacida en Acebuchal en 1550, casada en Cumaná en 1580 con Francisco Medina de
Centeno, quien era de Trujillo(Cáceres) y tuvieron dos hijos.
La última de las hijas, Leonor, nacida
también en Acebuchal en 1565, casada en Cumaná en 1586 con Alonso Hernández de
Serpa, hijo del adelantado Diego Hernández de Serpa (con el que la familia
había venido a Venezuela). Este matrimonio tuvo 3 hijos.
El último en casarse fue el único varón, Juan
Esteban Rangel Durán, nacido también en Aceuchal en 1560, quien con 12 años
cuando atacaron los indios en la batalla donde murió su padre, supo defenderse
con decisión y valentía. Se casó en 1588 con una tal Juana Gómez, de Extremadura y tuvieron tres hijos.
Todos ellos se quedaron en la ciudad de
Cumaná.
1574.- Asume la gobernación de Cumaná Garci
Fernandes de Serpa. Sustituye en el gobierno de la
provincia a Adriano Padilla, que había sido nombrado por el Ayuntamiento. De las noticias que hemos reunido,
sabemos que este gobernador heredó los derechos de su padre, tal como se
estableció en la Capitulación de Felipe II con Diego Fernández de Serpa. Logró
la estabilidad del poblado, atrayendo a muchos colonos. El presbítero Antonio
Patricio de Alcalá, muy autorizado por ser quien hizo la investigación de la
primera parte del “Consectario de Cumaná”, afirma que este Garci Fernández era
sobrino y no hijo de Fernández de Serpa.
Después de la muerte de Garci
Fernández, en 1584, ejercen el poder dos interinos: don Pedro Pérez de Almazán
y don Felipe Torrellas de Linares, nombrados por el Ayuntamiento Cumanés, de los cuales no tenemos ninguna información,
sin embargo podemos asegurar que durante su gobierno continuó la obra
colonizadora, y por lo tanto el establecimiento y consolidación de muchas
instituciones. En la Nueva Andalucía florecían
iglesias y monasterios, solo en Cumaná, sabemos de la existencia de
cinco iglesias por las cédulas reales que indican la asistencia del Rey a esas
iglesias y monasterios en toda la provincia.
Es
importante señalar que el puerto de la Nueva Córdoba, en esos años era muy
activo, según Guillermo Morón, por él entraron todas las expediciones que
vinieron de España y Santo Domingo a la Tierra Firme, a partir de 1538 y se
conservan las listas de ingreso de los colonos por el puerto de Nueva Córdoba.
En
el Consectario se dice que su hijo Alonso Fernández de Serpa casó con Leonor
Rengel en primeras nupcias, y en segunda con María Cervantes, de ambas hubo
descendencia. Don Alonso murió en Cumaná en 1636.
1576.-
El célebre capitán Barker, con una poderosa flota pirata, intenta tomar
la ciudad de Nueva Córdoba, pero es rechazado, y al igual que John Hawkins,
surge en Araya y se va con sus barcos repletos de sal.
1591.
La provincia de Nueva Andalucía es agregada al Virreinato de Nueva Granada.
1585-1586. A la muerte de Garci Fernández de Serpa, se produjo
un vacío de poder, Cumaná padecía, por falta de gobierno legítimo, el pueblo
estaba disperso y a punto de disolución. El gobierno pasó a diferentes
personalidades, pero desasistidas del poder real. Entonces se puso el caso ante
la Audiencia de Santo Domingo, la cual se decidió por Rodrigo Núñez de Lobo,
Caballero de la Orden de Santiago de origen portugués, inició su gobierno en
1588. Resistió la oposición de los criollos y españoles de Cumaná, hasta que
fue sustituido por don Pedro Pérez de
Almazán, alcalde con carácter de gobernador interino, nombrado
por el Cabildo, antes de terminar, don
Rodrigo, su primer año de gobierno.
Ramos Martínez, menciona que durante su gestión, Cristóbal Cobos, abogado hijo
de Alonso Cobos, que se consideraba con derechos hereditarios, inicio la conquista del territorio de los
cumanagotos por mandado de Luis de Rojas, gobernador de la provincia de
Venezuela, y dio principio a la fundación del pueblo de Apaicuare, que fue
después agregado a San Cristóbal, iniciado por Serpa, que fue después
Barcelona.
FRANCISCO DE VIDES. 1586-1595 Este personaje llega a Cumaná investido no solo como
gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, sino como capitán
conquistador con jurisdicción en el
vasto territorio que se extiende desde
el río Uchire hasta el Marañón, incluyendo las islas de Trinidad, Granada y
Tobago. Para ejercer el cargo partió de Sevilla con un ejército y dos navíos:
Nuestra Señora de Rosario y Nuestra Señora de la Concepción, generosamente
apertrechados, con los cuales llega a Cumaná en 1592. Ejerció el cargo
sangrienta y dictatorialmente, por 10 años; esclavizó asesinó y persiguió
centenares de indígenas, hasta que denunciado fue llevado a España, donde fue
juzgado y encarcelado.
1591. el pirata Walter Raleigh
invade la Nueva Córdoba. Finalizando el
siglo XVI, en 1591, fue atacada la
ciudad, por Sir Walter Raleigh, célebre
entre los piratas del Caribe, gozaba de reconocida fama como salteador de
pueblos costeños.
Luego de
intentar apoderarse de Guayana, y colonizar para el imperio Inglés, toda la
extensa región que baña el Orinoco y el Esequivo, con miras a la búsqueda del
mítico Dorado, Raleigh, que ya había tenido que abandonar su proyecto de
Guayana, incursionó en Trinidad, y asaltó su capital, San José de Oruña,
haciendo preso al Gobernador, Don Antonio de Berrios; y decidió atacar a
Cumaná.
El 24 de julio
se acerca al puerto y desembarca un destacamento de 210 hombres, en chalupas y
bateles. Ante la invasión las milicias y fuerzas regladas se repliegan.
Francisco de Vides está al frente, la lucha es encarnizada. El pueblo es
sometido al saqueo y al fuego, pero la resistencia no decae ni un momento. El
invasor ve morir al capitán Galfielde y al oficial Grenville, sobrino de
Raleigh. El presuntuoso pirata, derrotado, abandona la ciudad, se rinde, pero
negocia la rendición con la entrega del gobernador Berríos en canje de
prisioneros.
Orgulloso
Vides, de su victoria, da cuenta al Monarca: “Hoy viernes 30 de este mes, se ha hecho a la vela el
inglés. Lleva la vuelta de Macanao. Dícese va a Inglaterra y no tan bien parado
como quisiera”…
No le hemos
sacado provecho a esta anécdota universal.
1595. Amias Preston, célebre pirata inglés, al
igual que Barker y Hawkins, intenta tomar la Nueva Córdoba, se conforma con
llenar sus barcos de sal.
En abril de 1654 piratas franceses asaltaron
la iglesia de la Nueva Córdoba y la destruyeron pero el padre Antonio Patricio
de Alcalá pudo salvar algunos archivos
con los cuales dio inicio al Cosectario.
En el “Cosectario de
la Ciudad de Cumaná”, obra cumbre de don Pedro Elías Marcano, que continuó lo
que habia principiado Fr. Antonio Patricio de Alcalá, aparece una Nota sobre
año 1650, que dice::
“Por hallarse
constando en dichos libros parroquiales, que por el mes de abril de mil
seiscientos cincuenta y cuatro asaltó de improviso a la ciudad el enemigo
francés, y en su expulsión y defensa murieron los siguientes: Antonio de Borja
Puigarron, casado con Juana de La Cruz Gutiérrez. Francisco Hernández casado
con María Perdomo. Melchor de los Reyes, casado con Juana de los Ángeles de la
Portilla. Manuel Salgado, hombre soltero. Gil Guina, soldado veterano. Diego
Uriarte Zabala, casado con doña Juana Mejía. Juan Giménez, mulato. Andrés
Ramírez, casado con Juana Vásquez. Don Manuel de Brizuela, hijo de Gobernador
de la Provincia. Don Pedro Merchán que como Maestre de Campo, aunque de 80 años
de edad, mandaba y gobernaba la gente para la defensa.
Prosigue la lista de muertos en combate: Alférez Juan Ortiz de Aguilera,
casado con doña Gracia, hija del Capitán Alonso Vellorino. Don Pedro Ortiz de
Sandoval Carriosa, de la isla de Santo Domingo, casado con doña María, hija de
Mateo Rendón. Don Gaspar Sánchez de Torres, aragonés, casado con doña María
García de Urbaneja, hija de José Urbaneja. Don Juan de las Mariñas, casado con
doña Juana Mejía, hija de Francisco Mejía, de Caracas. Don Francisco Orpín,
casado con doña Felipa de Villafaña, hija de Gaspar Villafaña. Pedro Millán,
casado con doña Melchora Gutiérrez de Navia, hija de Luis de Navia. Jacob Alem, casado con doña Ana Preneleta hija
de Juan Preneleta. Oficial de la fábrica de Araya –Se refiere al Fuerte de
Santiago de Arroyo de Araya- Don Diego Torrico, casado con doña Leonor, hija de
Simón Calderón. Gerónimo Saez Castillejos, casado con doña María, hija de
Fabián Golindano. Juan Ponce de León, casado con doña Isabel María Giménez de
Isasi. Alonso Romero Lovaton casado con doña Ana María Solano. Pedro García
Salvatierra, casado con doña María Roman. Andrés González de Acuña –que fue
presbítero- casado antes con Laureana García. Don Juan de Mendoza y Sandoval,
hijo de don Martín Gobernador de la isla de Trinidad, casado con doña
Bernardina Vallejos, hija de don Francisco Vallejos. Cristóbal Fernández
Carrasco, casado con doña Clara Monroy. Don Juan de Guzmán, casado con doña
Luisa de Lugo, hermana de don Evaristo, e hija de don Luis de Lugo. (Según las
noticias genealógicas de la familia Martínez de Gordon, don Evaristo de Lugo
era hijo de don Hilario de Lugo). NOTA. Que en el año de 1657, peleando por
desalojar de la costa a los invasores franceses, murieron: el capitán Diego
Rondón, casado con doña Ana Martínez Amigo. El alférez don Antonio de Abreü,
casado con doña Juana Colom. Y Manuel George, soltero.
Esta
página jamás comentada, por los que han tratado de ocultar siempre la historia
de la vieja Cumaná, la Nueva Córdoba, que es el testimonio de los pobladores de
la Nueva Córdoba, muertos en la trágica invasión de los piratas asesinos,
rescatado de las ruinas de la antigua ciudad por el sacerdote insigne Antonio
Patricio de Alcalá, para que los escrutadores de estas páginas sagradas les
presten atención y recuerden su sacrificio.
BIBLIOGRAFIA.
Bartolomé de Las Casas. Juan Pérez de Tudela. Obras
escogidas. Biblioteca de autores españoles. Publicación de la Real Academia
Española de la Lengua. Ediciones Atlas. Madrid.
1958. (4 tomos)
BIBLIOTECA DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTYORIA. P. Buenaventura
de Carrocera. Capuchino. Misión de los
Capuchinos en Cumaná. Caracas -1968. Tres Tomos. 2.- Cayetano de Carrocera.
Memorias para la historia de Cumaná y Nueva Andalucía. 1945.
Pedro de Córdoba. Doctrina Cristiana. 1541. Universidad
de Santo Domingo. Edición Facsimilar 1945. Tengo un ejemplar fotocopiado de la
Biblioteca Francisco Curt Lange de Santo Domingo.
Cartas Censorias de la Conquista. José María Chacón y
Calvo. Copia fotostática de la Revista Cubana.
Vol. X. Octubre, noviembre y diciembre de 1937. Enviada por la escritora
Alga Marina Elizogaray.
Marco Tulio Badaracco Bermúdez. La ciudad primogénita del
continente americano. Boletín de la Sociedad Bolivariana de Venezuela No 67.
1961. 2.- Hemeroteca de periódicos de Cumaná (14 tomos).
Pedro Elías Marcano. Consectario de la ciudad de Cumaná.
1945. 2.- Estudios. Cronología del Estado Sucre. Copia fotostática del Boletín
de la Academia Nacional de la Historia.
Juan Manzano Manzano. Colón descubrió América del Sur en
1494. 1972.
Fr. Vicente Rubio O. P.
Los
primeros mártires Dominicos de América.
Ignacio Rodríguez Mejías, Presidentes y Gobernadores de
Cumaná. 1953.
Alberto Sanabria. Cumaneses Ilustres Caracas 1965.
Visiones de la ciudad Primogénita. 1982. El Castillo de San Antonio de la
Eminencia. 1953. El Hospital Alcalá. 1956.
Miguel Angel Mudarra. Cultura Sucrense. 1965. Geografía
Física del Estado Sucre. Estanislao Rendón, Sánchez Pesquera, Salvador Llamozas
y Marco Antonio Saluzzo.
Ricardo Ignacio Castillo Hidalgo. Asentamiento español y
articulación interétnica en Cumaná (1560-1620). Caracas 2005.
José Mercedes Gómez. Génesis, evolución y decadencia de
la gobernación de Cumaná. Cumaná 1990. 2.-
Historia de las fortificaciones
de Cumaná. Cumaná 1990. 3.-
Historia del Estado Sucre. Caracas 1981. 4.- Historia de los Orígenes de
Cumaná. Caracas. 1995. 5.- Historia Médica del Estado Sucre. editado en Cumana
en 1986.
Bartolomé Tavera Acosta. Historia de Carúpano. 1992. 2.-
Venezuela pre-coloniana. Caracas 1930.
Pedro de Aguado. Liminar de Guillermo Morón. Recopilación
Historial de Venezuela. 2 tomos. Biblioteca de la Academia Nacional de la
Historia. Caracas. 1966.
Francisco Javier Yánez. Historia de la Provincia de
Cumaná, con notas y textos de José
Mercedes Gómez. Cumaná. 2001.
Antonio Ignacio Laserna Gaitán. Tierra, gobierno local y
actividad misionera en la comunidad indígena del oriente venezolano: La visita
a la provincia de Cumaná de Don Luis de Chávez y Mendoza /1783-1784).
Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. Caracas. 1993.
Alcedo Antonio. Diccionario Geográfico Histórico de las indias
occidentales o América. Biblioteca de Autores Españoles. Publicación de la Real
Academia Española de la Lengua. Madrid 1957.
Memorias de la Junta de la Historia. Cumaná. 1910.
J. A. de Armas Chitty. Influencia de algunas
capitulaciones en la geografía de Venezuela. Caracas. 1967.
Marc de Civrieux. Etnología Antigua de Venezuela.
Fundación La Salle. Caracas 1965; Tomo I. Fundación La Salle. 2.- Los
Cumanagotos y sus vecinos. Los aborígenes de Venezuela. Caracas 1980. Watuna.
2002. Los Caribes. 2002.
Hernann González Oropesa y Lino Gómez Canedo. La
Evangelización fundante en América Latina. Boletín CHIEV No 1 y 2. Centro de Investigaciones de Historia
Eclesiástica Venezolana. Abril-junio. Caracas. 1989.
Colección del Bisemanario “Sucre” 1924-1937. Editado por
Marco Tulio Badaracco Bermúdez. Cumaná.
José Antonio Ramos Martínez. Memorias para la Historia de
Cumaná y la Nueva Andalucía. 2 tomos. Universidad de Oriente 1990.
Agustín Codazzi. Geografía de Venezuela. 1968.
Abilio López Pérez, con prólogo de Ramón Badaracco. Fray
Bartolomé de Las Casas. La luz golpea y aturde. Caracas 1997.
Alberto Sanabria.
Visiones de la ciudad primogénita. 1962.
Baltazar de Lodares.
Los franciscanos en Venezuela. Caracas 1922.
Antonio Reyes. Caciques aborígenes venezolanos. Caracas
1953.
Mario Sanoja e Iraida Vargas. Antiguas formaciones y
modos de producción venezolanos. Caracas 1974.
Diego de Tapia. Confesionario en lengua cumanagota de la
provincia de Cumaná. Madrid 1723
Miguel Acosta Saignes. Estudios de etnología antigua de
Venezuela. Caracas 1954. 2.- El poblamiento primitivo de Venezuela. Caracas
1955.
Lisandro Alvarado. Glosario de voces indígenas de
Venezuela. Caracas 1921.
Pedro Mártir de Anglería. Décadas del Nuevo Mundo. 1981.
Eduardo Arcila Farías. Economía colonial de Venezuela.
Caracas 1973.
Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés. Historia General de
las indias, islas y tierra firme del mar océano. Editado por la Real Academia
Española de la Historia de Madrid. 1995.
Francisco Alejandro Vargas. Historia Naval de Venezuela. 1986.
Cesareo de Armellada. Fuero Indígena Venezolano. Caracas
1954.
Lucas Guillermo Castillo Lara. Evocaciones de Cumaná,
Puerto Cabello y Maracaibo. Academia Nacional de la Historia. Caracas 1989.
Graciano Gasparini. Las fortificaciones del período hispánico en Venezuela. Edición Armintano. Caracas
1989.
Maria Teresa Oropeza. El Castillo de San Antonio. 2010.
Luis German Perez. Gengrafia del Estadon Sucre. 2009
(Inédito)
Jesús Varela M. Las Salinas de Araya y el origen de la
armada de barlovento.
J. M. Guevara Carrera. Apuntes para la historia de la
diócesis de Guayana. Ciudad Bolívar. 1930.
Alejandro de Humboldt.
Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente. Traducción de
Lisandro Alvarado. Caracas 1956. (6
tomos)
Francisco López de Gómara. Historia General de las indias
y vida de Hernán Cortés. Editorial Ayacucho. 1979.
Francisco Depons. Viaje a la Parte Oriental de Tierra
Firme. 1930.
Guillermo Figuera. Documentos para la Historia de la
Iglesia Colonial en Venezuela.
Hernann González Oropeza. La Iglesia en la Venezuela
Hispánica. 1991.
M. Jiménez Fernández, Bartolomé de Las Casas. 1978.
Demetrio Ramos. La Fundación de Venezuela Ampiés y Coro.
Una singularidad histórica. Valladolid-1978. 2.- Estudios de Historia Venezolana.
Segunda edición. Biblioteca de la
Academia Nacional de la Historia. 1988
Pablo Ojer. Las Salinas del Oriente Venezolano. 1962. 2.-
La Formación del Oriente Venezolano. 1966.
Guillermo Morón. Historia de Venezuela. 5 tomos.
Italgráfica-impresores-editores. 1971. 2.- Los Orígenes Históricos de
Venezuela. 1954. 3.- Gobernadores y Capitanes Generales de las Provincias
venezolanas 1498-1810 (Planeta) 2003.
José de Oviedo y Baños. Historia de la conquista y
población de la provincia de Venezuela. 2 tomos. Caracas 1971.
Manuel Jiménez Fernández. Hernán Cortes. 1948 2.-
Bartolomé de Las Casas, Tratado de
Indias y el doctor Sepúlveda.
Juan de Castellanos. Elegías de Varones Ilustres de Indias.
Álvaro Huerga. La Evangelización del Oriente de
Venezuela. 1996.
Enrique Otte. Cédulas Reales relativas a Venezuela. 1963.
Lino Gómez Canedo. Las misiones de Píritu. Documentos
para su historia. Caracas. 1967
Francisco López de Gómara. Historia General de las
Indias. 1946.
Gonzalo Fernández de Oviedo. Historia General y Natural
de las Indias. 1959.
José de Gumilla. El Orinoco Ilustrado. Edición de Oscar
Rodríguez Ortiz 1963. Maracay 1999.
Héctor Granados. Lingüística Indígena. La lengua Waraw.
Cumaná 1998.
Juan Rafael Aguilarte. Juan de Urpín. Alcaldía de
Lechería. 2001.
Jesús Salazar Cordero y Néstor Millán Díaz. Guanta. Aldea
de Maracapana. Caracas 1993.
Ildefonso Leal. Nuevas Crónicas de Historia de Venezuela.
Dos tomos. Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. 1985.
Matías Ruiz Blanco. Conversión de Píritu. Caracas. 1984.
Fray Antonio de Caulín. BIBLIOTECA DE LA ACADEMIA
NACIONAL DE LA HISTORIA “Historia de la
Nueva Andalucía.
Caracas 1966.
Marisa Vannini. Girolano Benzzoni. La Historia del Mundo
Nuevo. 1983.
Santiago Gerardo Suárez. Las Instituciones Militares
Venezolanas del período hispánico en los archivos. 1974.
Antonio Arellano Moreno. Documentos para la historia
económica de la época colonial. 1980.
Mariano Martí. Visita Pastoral.
José Antonio Calcaño. Juan Antonio Navarrete, arca de
letras y teatro universal.
Alexader Rood Carlton.
Una
crónica dominicana. Segunda edición en español. Editorial Taller. C. Santo
Domingo. R. Dominicana.
José Antonio Vaca de Osma. Yo, Fernando el Católico.
Editorial Planeta. Barcelona España 1995.
Bastardo de Loaiza.
Noticias de Barcelona y de sus santos patronos. Editado por la Junta Pro
celebración del Tricentenario de la ciudad de Barcelona.
Ramón Badaracco. Fundación de Cumaná. Edición Cultura
Universitaria UDO-Sucre. 1995. 2.- Coro y Cumaná. Concejo Municipal de Cumaná.
1992. 3.- Tierra de Frijoles-Crónicas de Cumaná. Publicado por entregas en el
Periódico de Sucre. 1996-1998. Entregado para su publicación a la editorial del
Ateneo de Cumaná. 2004. 3.- Los Fundadores de Cumaná. 4.- Gobernadores de
Cumaná. 5.- Cronología de la fundación y poblamiento de Cumaná. 6.- Acotaciones
(sobre la obra de Vicente Rubio) 7.- Biografía de Marco Tulio Badaracco
Bermúdez. 8.- Taller del Cronista. 9.- Libro sobre el Estado Sucre (Todos estos
libros se han publicado en los periódicos de Cumaná)
Otras obras que deben consultarse: Demetrio Ramos, “El
Padre Córdoba y Las Casas en el plan de
la conquista pacífica de tierra firme. Boletín Americanista, 3. Año 1950, pp.
175-210.- Enrique Otte, Las Perlas del
Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua. Fundación John Boulton. Caracas 1977. Rubén
Boria, Fray Pedro de Córdoba (1482-1521) Tucumán, 1982.-
Miguel Ángel Medina O. P., Una comunidad al servicio del indio. La obra de Fr. Pedro de Córdoba O. P.
Universidad Pontificia de Santo Tomás de
Manila. Instituto de Teología de Madrid. Madrid 1983. Este último cita también (p. 106) el texto fragmentario aducido por
Manuel Jiménez Fernández.
No hay comentarios:
Publicar un comentario