domingo, 2 de octubre de 2016

CRONOLOGÍA DE LA FUNDACIÓN DE CUMANÁ.




RAMON BADARACCO









ANTIGUA
CRONOLOGIA DE LA FUNDACION       DE CUMANÁ














CUMANÁ 2014.























Autor: Ramón Badaracco
Cronista40@hotmail .com
Título original:

ANTIGUA CRONOLOGÍA DE
LA FUNDACIÓN DE CUMANÁ

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INTRODUCCION.


A manera de crónica, doy a luz una serie de acontecimientos cronológicos de la historia de Cumaná, primera ciudad fundada por el Imperio Español en el Continente americano, cada uno de estos acontecimientos puede ser investigado, y hacer historia con ellos.

Especialmente dirigido al formidable investigador don Ricardo Ignacio Castillo Hidalgo, que hizo un esfuerzo titánico  para profundizar en los orígenes de los pobladores blancos  de Cumaná, en mi concepto, en campamento de Francisco Fajardo a orillas del rio Tacar, ya que no puede ser en la ciudad de la Nueva Córdoba, que para esa época lucia sus dos conventos –dominicos y franciscanos- y al menos tres iglesias de las cinco que ordenó construir Carlos I, la gran cerca alrededor de la ciudad, que fue asaltada el 21 de enero de 1572, todo lo cual consta en cartas de los reyes y del consejo de regencia;  que fue construida por Castellón; la casa del Ayuntamiento donde fue juzgado Fajardo, las calles y plazas por donde fue arrastrado; y las ruinas del fuerte de Santa Cruz de La Vista, y el gran río Chiribichií, y Puerto de Perlas donde se negociaban y de cuyos negocios habla el Rey desde 1504;  entre otros detalles muy importantes, en sus primeros tiempos; pero con cierto desprecio piensa como Fr. Francisco de Montesinos, que Cumaná no pasaba de ser una precaria ranchería: “parece que dicho pueblo es poca cosa por ser una ranchería de hasta diez bohíos e casa de paja, y aun estos vecinos que allí hay tienen poco asiento de permanecer allí”. Seguramente Montesinos solo llegó al campamento de Fajardo en la desembocadura del río Tacar; porque cuando Cobos ajusticia a Fajardo dice el expediente, que fue sentenciado en el Cabildo, y  el cadáver fue pasado por las calles arrastrado por bestias y colgado en la plaza Mayor de la ciudad, y usted puede ver la ciudad desde 1521 en las pinturas de Castellón y seguramente las ha visto.   

Sin embargo, para el Rey de España, Fernando el Católico, los misioneros y fundadores y hasta para  los piratas, y por supuesto, para los cumaneses,  Cumaná era y es un paraíso. Era, por cierto, un populoso pueblo de indígenas de la nación Kaima Karina, que de no haber sido traicionado por  españoles corruptos, se hubiese desarrollado a la europea sin inconvenientes.

Lo que no entiende el investigador, es que cuatro o cinco españoles eran suficientes para iniciar una fundación, siempre que hubiese un pueblo de indígenas, que lo había y muy numeroso según anota Ángelo Trevisán y Bartolomé de Las Casas, y cuantos vinieron después.

.  Por ejemplo para probar la fecha  de la  fundación de Coro, solo se necesitó una carta, y todo mundo lo acepta así; es decir por si no me entiende, para establecer que Coro fue fundado en 1526,  se toma como prueba la carta que encontró el investigador Demetrio Ramos, en la cual Ampíes comunica que su hijo homónimo  se trasladó  a Coro.

En efecto, poco después Ampíes se estableció en Toderiquiva, un hato del cacique Manaure, donde había indígenas; sitio que por cierto nadie sabe dónde quedaba, pero eso verdaderamente no importa, la carta existe y Coro existe, y nadie lo va a discutir. Además Morón mismo dice que los pueblo nacen de hecho y de derecho, pero esto solo se ha aplicado a Coro, porque para Cumaná no funciona; si funcionara para Cumaná, tendríamos que retrotraernos a los tiempos de los primeros señores de canoa, es decir desde 1504 y la orden del Rey de España de construir el fuerte de Santa Cruz de La Vista.  
Veamos lo que nos trae J. M. Gómez, estudioso cronista de Cumaná, en relación con el fuerte de Santa Cruz de La Vista: “1504… “Yo quería mandar hacer una torre e algún asiento en la costa de las perlas para que la contratación allí esté segura; y porque enviar de aquí a quien lo hiciese allende ser mucha costa (precio) no se aparejaría tan ayuna (rápido) si en esa isla hay personas que vos parezca que lo hará bien, e cuerdamente sin escándalo de los indios de aquella costa. Escribidme quien es e la forma que en ello se debe tener.
Tomado de Enrique Otte Las perlas del Caribe. Nueva Cadiz de Cubagua. Fund. John Boultón. Caracas 1977, pág. 96 nota 399.   

Por cierto que don Ricardo privilegia, habla de Margarita y Cubagua como si fuesen puertos o pueblos, no se percata que está hablando de islas muy grandes, pero donde no había pueblos de indios, ni ríos, ni cultivos,  en esos tiempos remotos,  ni caciques educados y trabajadores, constructores de barcos como Cawaná, Don Alonso para los españoles, heredero de una civilización de 4000 años, con el cual se podía tratar y entender,  es decir:  puertos poblados y bien dotados como era el reino de Alonso, y no la caricatura de pueblo que se quiere hacer desde el campamento de Fajardo  y después de los acontecimientos lamentables del rapto de él y su familia. Las islas y los sitios alrededor de Cumaná,  eran sitios donde pernoctar, y donde los pobladores de Cumaná iban a pescar como lo cuanta Villacorta. “ Y de las perlas… “Que las había por allí cerca“   como dice Las Casas y como en efecto, en abundancia las había en el Golfo de Cariaco, donde como es sabido se llevaron a España las primeras muestras; y, ms tarde se establecieron las célebres granjas perlíferas, de las cuales vivieron muchos años los cumaneses, como lo prueba el mismo don Ricardo, que no se percata que desde 1504 se hacían transacciones comerciales en Puerto de Perlas, como lo dice el Rey.      

A mucha gente le interesaba y le interesa ocultar las bondades de Cumaná, como pueblo recién fundado en beneficio de otros intereses. No escatiman las expresiones denotativas, como las de Montesinos y don Ricardo, leyéndolas, cualquiera piensa que todas las demás fundaciones del imperio, eran algo así como Tenochtitlán o Cuzco.

Pero allí está el libro de don Enrique: “Asentamiento español y articulación interétnica en Cumaná (1560-1620)”: es muy bueno, completa muchas investigaciones, yo le recomiendo al autor que lea el libro de don Vicente Rubio, otro investigador equivocado en las fechas y en el nombre de los ríos, pero que completa otras investigaciones. Por ejemplo, se equivocan en el nombre del rio Chiribiche de Santa Fe, como lo nombra su primer poblador europeo, Fr. Pedro de Córdoba, que actualmente se llama Chiripichí; y el río Chiribichií, la última luenga,  de Cumaná. Ahí está el detalle, allí radica el error de la mayor parte de los que han escrito sin averiguar, sobre la ubicación de Cumaná. Así le pasó a muchos expedicionarios que llegaron a Santa Fe creyendo que era Cumaná, y nunca llegaron a ver la obra de los misioneros dominicos y franciscanos y el pueblo que se desarrollaba a su vera.

Ver las cartas de Pedro de Córdoba en mi libro “Los Fundadores de Cumaná”,  y buscar la obra  del sabio Bartolomé Tavera Acosta, “Historia de Carúpano”, última edición, pag. 31, porque buscarlo en Las Casas es muy complicado.
  
Cumana sigue siendo noticia. Castillo Hidalgo no es Cumanés, pero no puede evitar investigar minuciosamente su historia, como todo investigador, aunque exprofeso pasa por encima de 55 años de hechos históricos, de formación, de luchas, de construcción de una nueva cultura, porque según él no valen la pena, hay cosas más importantes que investigar aunque hayan desaparecido. Por ejemplo que sabe de la explotación de la piedra ciclópea en Araya.

 En Cumaná Pedro de Córdoba cambió la historia de la Conquista y para usted, eso no vale la pena. En Cumaná se produjo, en tierra firme, el encuentro de las dos grandes culturas, la occidental y la indoamericana, que comenzaron a caminar juntas, porque en Cumaná,  los misioneros fundaron la primera escuela para los aborígenes. Allí se inició la segunda conquista, la inventada por Pedro de Córdoba y su discípulo, Bartolomé de Las Casas.  

Tiene usted que, apreciado amigo, buscar a Pedro de Córdoba en Bartolomé de Las Casas; porque Cumaná fue un proceso más largo de lo que le parece, hay toda una historia que nadie ha contado; piense en todo lo que pasó en sus primeros tiempos sucesos que fueron noticia; fíjese que el Rey estaba preocupado por los negociantes de Puerto de Perlas, cuando ordena la construcción del fuerte; el Imperio estaba preocupado por su quinto real, y los políticos y filosofos encontraron una veta importante para los estudios;  grandes filósofos, entre ellos Las Casas, Suarez y Vitoria, por algo aquí nacieron las leyes de indias, en esas leyes debes buscar a Pedro de Córdoba, el verdadero fundador de Cumaná y el inventor de la segunda conquista.   
 
Don Ricardo no nos dice que otra ciudad fundaron los españoles antes que Cumaná, con maravillosas calles y templos, y miles de españoles. A él parece que Maracapana, Margarita, Cubagua, que no tenían pueblos cuando Puertop de Perlas estaba lleno de traficantes, y sobre todo de indígenas; ninguna de las que nombra fueron ciudades desde un principio, y yo no lo puedo entender, porque todos esos campamentos desaparecieron rápidamente, en cambio Cumaná perduró y sembró su huella;  don Ricardo no se da cuenta que Margarita y Cubagua son islas, no son ciudades ni fueron puertos en esos primeros tiempos; las pesquerías se hacen en el mar y las barcas y canoeros vuelven al puerto de donde partieron, de donde hay pueblo, Puerto de Perlas. La primera casa que se construyó en Cubagua data de 1520 y en Margarita, mucho después; ya el puerto de Cumaná era antiguo: Puerto de Perlas, único en tierra firme. Pueden verlo en los dibujos de Castellón, único testimonio que existe de construcciones de aquellos tiempos iniciales.

            Los cumaneses tenemos por cierto, que la ciudad de Cumaná es la Primogénita de América, la primera ciudad fundada y desarrollada por el Imperio Español en el Continente Americano, incluyendo las islas del Caribe, donde las fundaciones perecieron rápidamente, y se mudaron muchas veces; Cumaná en el mismo sitio,  desde el principio cuando se llamó Puerto de Perlas, después misión de Córdoba, luego Nueva Córdoba, y después Cumaná, hasta nuestros días.  Su historia, y sus hechos han sido contados por todos los Cronistas de Indias, y los más acuciosos historiadores de todos los tiempos, incluyéndolo a usted, don Ricardo Castillo Hidalgo; eso si,  desde que las naves de Colón la visitaron en 1494, léase al diplomático compañero de Colón, Ángelo Trevisan, léase  a Las Casas y a  don Juan Manzano Manzano, a Vicente Rubio; la clave de las equivocaciones  en esta historia está en el nombre de los ríos, como dije, las fechas y las distancias, confundidos una veces de buena fe y otras de mala fe,  pero en el contexto aciertan; Las Casas no se equivoca, él vivió en esta provincia, por lo menos cinco años, de los 50 años que trabajó y estudio a todo el continente desde 1517 hasta su mkuerte,  y conoció de las fuentes originales toda la historia de esos hechos fundacionales; allí esta la mejor investigación del proceso fundacional desde el nacimiento de Puerto de Perlas, donde los misioneros dominicos y franciscanos, autorizados por Cedulas Reales, construyeron sus templos, conventos y escuelas, y los mantuvieron hasta nuestros días, y,  su historia está llena de luchas, logros y fracasos, como son todas las historias de todos los  pueblos; pero aquí estamos en la prodigiosa ciudad del Abel de América; de Cristóbal de Quesada, el maestro por excelencia de Andrés Bello, Príncipe de las Letras de la América Española, de Andrés Eloy y Ramos Sucre, y cientos de nombres universales, que dan fe de haber aprendido muy bien el castellano, la religión y su cultura ciudadana; y  de un pueblo formidable que jugó y juega un gran papel dentro de la humanidad global. Todo historiador que se respete, si enfrenta la tarea de hacer nuestra historia, tiene que conjugar todos los elementos de su formación, como si fuera la historia de su propio pueblo, o de la misma Roma, que como sabemos nació de una raya trazada en su suelo sagrado. Y usted lo sabe, si no fuera así, no hubiese escrito este libro de 926 páginas; esta extraordinaria investigación, a la cual le falta el primer tomo, que debe iniciarse en 1494, cuando según Juan Manzano Manzano, una expedición de Colón descubrió a Cumaná, hasta 1560, en que usted la comienza.  



DESCUBRIMIENTO
Y
POBLAMIENTO DE CUMANÁ


Pretendemos probar con estos hechos históricos, admitidos por todos los historiadores que conozco, el desarrollo de la ciudad de Kawaná –Cumaná- , la capital de la Provincia de Nueva Andalucía, más conocida por Cumaná. La palabrea Cumaná viene de la palabra del idioma Caribe “Kawaná” que quiere decir “gran río”, del idioma que Mark de Civrieux llama “Chotomaimu” –de “choto”, pueblo y “maimu”, lengua- De ninguna manera puede venir de Cumana, (sin acento) que quiere decir “frijol”, ni el cacique Kawaná, puede llamarse “frijol” como pretenden algunos lingüistas. ¡Imagínense…! mis queridos lectores, que al cacique Kawaná, el más destacado de su tiempo, lo hubiesen llamado frijol o frijolito.

1494. Cumaná fue descubierta por expediciones enviadas desde Santo Domingo por el Almirante Cristóbal Colón, y todo hace pensar, que 16 años antes de este descubrimiento, fue visitad el pueblo de Kawaná, por una expedición inédita, descrita en varias de sus obras, especialmente en “Historia de las Indias,  por fray Bartolomé de Las Casas; y, defendida hace poco tiempo por el ilustre historiador español Don Juan Manzano Manzano, en sus obras: “Colón descubrió América del Sur en 1494” y “Colón y su secreto”. Y otros autores y documentos, como Ángelo Trevisán,  que apoyan este criterio con fundamentan en las obras: “Historia de las Indias” de Las Casas; en “Historia del Nuevo Mundo” de Girolano Benzzoni; en la famosa e importantísima crónica de Ángelo Trevisán, publicada, en texto original, por Manzano Manzano; y también  en cartas de Pedro de Córdoba, crónicas y obras de Mártir de Anglería y López de Gómara, y centenares de documentos, planos, dibujos, mapas del Archivo de Indias, y obras recientes de Ricardo Castillo Hidalgo y Vicente Rubio. Viniendo a ser Cumaná y no Macuro, el primer puerto de América continental, visitado por europeos; y de esta manera, también se inicia el mestizaje, el cristianismo y la escolaridad en América del Sur.

Desde que los Colones descubrieron perlas en el golfo de Cariaco, la actividad de su puerto no decayó. Durante el reinado de Fernando el Católico, el puerto de Cumaná se conoció con el nombre de “Puerto de Las Perlas”, como aparece en la célebre carta de Montesinos, que le sirve a Vicente Rubio para su investigación.  Pueden verlo en el anexo.

Y por haber perlas en el golfo de Cariaco, toda la costa que se iba descubriendo recibió también el nombre de Costa de las Perlas.

En vista de la importancia del descubrimiento de las perlas en aquella zona, que el rey Fernando recibió de Per Alonso Niño, ordenó la construcción del Fuerte de Santa Cruz de La Vista.

Las pinturas de Castellón delatan las formidables estructuras del fuerte de Santa Cruz de La Vista, que aun se pueden ver bajo las aguas del golfo de Cariaco, y en su parte superior del dibujo, la torre construida por  Bartolomé de Las Casas, e inaugurada por Castellón con toda la pompa de esa época. Se me ocurre pensar, que para construir la mole inferior del fuerte, se requirió una verdadera movilización de materiales desde Araya, y  personal capacitado desde Santo Domingo, como nunca lo habían hecho los españoles de aquellos tiempos; para ello fue preciso iniciar la explotación de la piedra de Araya, las canteras de piedra ciclópea, que es otro escalón al cual no se refieren estos historiadores, y yo me pregunto: ¿Qué dirían si estuviesen estas ruinas en otro sitio  de los favorecidos por los historiadores?  Porque ya tienen un gran problema con las perlas, en su afán por desconocer su explotación en Cumaná. Los nuevos historiadores hablan de Margarita y Cubagua,  como si en esas islas hubiese para esos tiempos algún puerto habitado o algún pueblo, ellos sabes que en la isla de Margarita existía para 1517 un hato  fomentado por Marcelo de Villalobos en el Valle de San Juan; y en ese mismo año se establecieron algunos españoles en Cubagua, pero ya Puerto de Perlas era una ciudad sobre todo por la población indígena.

Con la piedra de Araya se fundó la primera empresa de construcción del continente, los bloques extraídos de sus canteras sirvieron para construir en todo el Caribe, incluyendo la Nueva Cádiz. Contra estos hechos no vale el desprecio que muestran los historiadores de la vieja provincia de Venezuela y del mundo por la provincia de Cumaná.

Hagamos pues el recorrido por alguno hechos relevantes del desarrollo de Cumaná, la capital de la provincia de Nueva Andalucía.    

1499. Alonso de Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la Cosa surgen en Cumaná. Habían salido de Puerto de Palos, según las cartas del Almirante del Mar Océano, desde la ría del Guadalquivir, Sevilla España, entre mayo y junio de ese año; luego recorren las costas orientales de Tierra Firme o provincia de Paria, y le dan el nombre de Nueva Andalucía. Es el primer navegante que sigue las huellas de Colón.

1499. A mediados de  año, lo hacen también Per Alonso Niño y Cristóbal Guerra, con el mismo derrotero, descubren las Salinas de Araya, y recogen en Cumaná 47 libras de perlas, que al parecer habia negociado Bartoloé Colón,  que llevan a España y luego sirven a los Reyes Católicos en su juicio contra el ligur. Después de este descubrimiento llegan a Cumaná los negociantes de perlas, Señores de Canoa,  y se le da el nombre de “Puerto de Las Perlas”, a un desembarcadero o puerto, ubicado en una isleta, en la desembocadura del río Chirbichií, -debe pronunciarse “Kiribikií”, la última luenga. La construcción del fuerte de Santa Cruz de la Vista desde 1504, el pueblo Kaima Caribe, la sal y las [piedras de Araya, el agua, las pesquerías, el casabe, el maíz, las mujeres, la mano de obra, los barcos, son otros atractivos del Puerto de Las Perlas.

1513. Fray Pedro de Córdoba, Vicario de Las Indias, acreditado por cédulas reales del 10 de Junio de 1513, envía desde La Española, isla de Santo Domingo, para el Puerto de las Perlas, que ya era conocido como la tierra del cacique Cumaná, la primera expedición fundante y autorizada por el Rey Fernando el Católico y por el Papa,  para la América continental, de que se tenga conocimiento, con el objeto de iniciar la conquista evangélica y pacífica de la Tierra Firme, como la había pactado Pedro de Córdoba.  Esta expedición tuvo que seguir el único rumbo conocido en ese tiempo, establecido por Cristóbal Colón, que era la vía de las perlas hasta la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco. El primero de septiembre de 1513 según Bartolomé de Las Casas, otros autores la ubican en 1514; Fray Pedro de Córdova, Vicario de las Indias, envía desde La Española, una expedición conjunta con los franciscos, bajo el mando del dominico Fray Antón de Montesinos; Fray Francisco de Córdoba, según Las Casas,  era franciscano, recientemente se dice que era dominico –Vicente Rubio-;  y el lego Juan Garcés;  para fundar la primera misión en tierra firme americana (suceso narrado en cédula real de 3-09-1516). Montesinos no pudo continuar en la expedición por haberse enfermado, y se quedó en la isla de Puerto Rico. Afirma Las Casas que en septiembre de 1513, otros que en 1514, arribaron a nuestra tierra los primeros misioneros, y permanecieron en el Puerto de Las Perlas, bajo la protección del cacique Kawaná –Don Alonso para los españoles-  creando las bases de la primera misión en tierra firme. Estos dos religiosos fueron sacrificados por los indígenas en venganza por las tropelías cometidas por corsarios españoles, que secuestraron al cacique Don Alonso y a sus familiares para venderlos como esclavos. El cacique Cumaná fue bautizado en Santo Domingo con el nombre de Alonso.

Nota.- En junio de 1519, Francisco del Castillo, declaró haber sido el piloto de la nave que llevó a los dos dominicos, y Juan Fernández, piloto de una carabela dijo que había ayudado en ello (cfr. E. Otte, “Las Perlas del Caribe”, p. 125. nota 610)

1513 a 14,  Fray Francisco Fernández   de Córdoba, oficia en Cumaná, la primera misa en la tierra firme americana. Hecho este admitido por la Iglesia Católica. Además, está dentro de la lógica, porque era la obligación de Fray Francisco, y venía suficientemente dotado para ello, según la cédula real del 10 de junio de ese mismo año, que ordenaba que fuera provisto de todo lo necesario  para dar misas. Es muy posible que Francisco oficiara la primera misa en la tierra firme el mismo día que pisó tierra cumanesa, en1513 o 14, y luego las continuó oficiando hasta su muerte en 1515. No sabemos de otro sacerdote a quien se le haya atribuido, y así lo sostendremos hasta que se alegue y se documente con cedula real u otro documento relevante, como en este caso.

1514. Por orden de Fray Pedro de Córdoba, Vicario de las Indias,  los misioneros: Fray Francisco Fernández de Córdoba y el lego Juan Garcés, inician la construcción del primer convento y la primera escuela en la tierra firme, en la antigua desembocadura del río Chiribichí o Cumaná -como fue bautizado por los españoles desde un principio- en el sitio de los Cerritos que se conoce actualmente como “Los Castillitos” en el Barbudo – Cumaná. Esta escuela dio inicio al pueblo de Córdoba en la orilla del río “Chiribichií, la última luenga”, Cumaná nació de esa escuela, por ella se reunieron los indios con los sacerdotes y se poblaron. La zona era “poblantisima”, según afirma Las Casas.   

1514. 21 de agosto. Una expedición corsaria al mando de Gómez de Rivera, llega al Puerto de Las Perlas, se hospedan por varios días en la misión de Córdoba y Garcés, ubicada en la desembocadura del río Chiribichii o río Cumaná;  seducen al cacique bautizado con el nombre de Alonso, y lo invitan, en unión de sus familiares y sirvientes, a conocer sus barcos; ya en ellos, los indígenas son sometidos, encadenados y encerrados en las bodegas, y los maleantes parten hacia la Española, donde los venden como esclavos. Estos hechos alcanzan notoriedad y trascendencia, han sido narrados en muchas formas,  hay expedientes judiciales, testimonios, mucha correspondencia,  sobre este hecho que marca de manera dramática los primeros días de la conquista pacifica de la tierra firme, y por ende, del plan de Córdoba. .
El cacique Alonso de Cumaná, de la etnia Cribe chaima,  conocía a los españoles y a  la Isla de Santo Domingo,  fue llevado, probablemente, en uno de los viajes cortos de Colón;  debemos recordar que Alonso recibió a los Colones en tres oportunidades, y estuvo en el convento de los dominicos, conoció a Pedro de Córdoba  y al lego Juan Garcés, que hablaban su lengua, e hizo amistad con ellos. 

La expedición corsaria fue organizada el 5 de agosto de 1514 se reunieron en la casa del Lcdo. Marcelo de Villalobos, en Santo Domingo, personas, entre los cuales estaban: el Lcdo. Juan Ortiz de Matienzo, colega de Villalobos;  Gil González Dávila, contador de la Isla; Juan de Ampiés, factor de la misma; Pedro de Ledesma, secretario de la Real Audiencia;  Cristóbal Sánchez Colchero, naviero; Juan de León, vecino de Santo Domingo; Gómez de Ribera, ídem (13);  Diego Caballero, ídem (13 bis); Bartolomé Palacios, ídem (14);  Diego Bernal, ídem; y Juan Fernández de las Varas (15), el cual se hizo representar  por un tercero”.

1515. Martirio de los misioneros. De acuerdo con mis cálculos la sentencia de los misioneros se cumplió a finales de  Enero de 1515, porque Pedro de Córdoba llegó al Puerto de Las Perlas a saber de ellos, a principios de febrero de 1515,  porque la expedición de Gómez de Rivera, llegó al Puerto de Las Perlas, entre finales de septiembre y octubre de 1514, fecha deducida;  además los asaltantes pasaron varios días en la misión de Córdoba, de acuerdo al relato de Las Casas; y,  con toda seguridad los indígenas cumplieron el plazo de cuatro lunas, que concedieron, como  él lo dice.   

Con esta acción de la justicia indígena, se inicia la heroica resistencia de los indios chaimas de Cumaná, comandados por el cacique Orteguita, que cumplía órdenes de la tribu, amotinada contra los misioneros que alegaban su inocencia, pero ya habían sido sentenciados a muerte.

Pedro de Córdoba viajó al Puerto de las Perlas, en febrero de 1515 para conocer  la suerte de los rehenes y llevar nuevos misioneros. Dice  Vicente Rubio: “Tengo para mí que eran Fr. Luis y Tomás de Toro, y tres o cuatro dominicos más, cuyos nombres ignoramos, los cuales marcharon allá con el P. Pedro de Córdoba  en fecha posterior al 10 de febrero de 1515, a fin de indagar  la suerte que habían corrido  el P. Francisco Fernández de Córdoba  y el hermano Garcés.  A estos se agregarían luego los dos o tres que más tarde arribaron allí para devolver a los indios liberados de su cautiverio”.  Lo que quiere decir que la misión dominica de Cumaná se estableció y prosperó. Construyeron un monasterio que podemos observar en el medallón de 1600, como podemos ver en la reproducción que va en los anexos. No hemos podido conseguir la historia de los dominicos de Cumaná del siglo XVI.

El secuestro del cacique Cumaná, conmueve los cimientos del imperio, se levanta un expediente contra las autoridades de Santo Domingo, los dominicos ponen en tela de juicio la autoridad del Rey Fernando; envían a fray Antón de Montesinos a la Corte, y el mismo Pedro de Córdoba, se traslada a defender a los indígenas en la corte; logran rescatar a muchos cautivos, pero no pueden hacer nada por el cacique Cumaná y su mujer.  De estos sucesos, Bartolomé de Las Casas, escribe la crónica más dramática de los inicios de la evangelización americana. Las Casas dice que tuvo conocimiento de estos hechos, narrados por los propios protagonistas en Cumaná. Todo este suceso consta en expedientes y cartas en los archivos de Santo Domingo y en Sevilla; y muchos libros se han escrito alrededor de estos hechos.  

1515. Fracaso de la segunda expedición fundante de Fray Pedro de Córdoba a la provincia de tierra firme. Tomado de Historia de las Indias. Las Casas viaja de Cuba a Santo Domingo para entrevistarse con Pedro de Córdoba. Llegó en el momento en que Pedro de Córdoba expedicionaba a Cumaná, y una tormenta lo obligó a volver a puerto. Éste tropiezo, sin embargo, permitió que se entrevistaran los dos grandes hombres y conciliaran sus esfuerzos a favor de los indígenas. En esta segunda expedición, iban con Pedro los misioneros Picardos y su vicario Johan Garceto. De esta expedición no hablan los historiadores que confunden los hechos fundantes porque los desconocen o no les interesan. En el conocimiento de Pedro de Córdoba y la secuencia de las tres expediciones  a Cumaná, ésta la clave de sus equivocaciones.

Nota.- Bartolomé de Las Casas, Capellán de S. M. Carlos I. Poblador de Cumaná 1517-1523. Vol. II. Sevilla. 1960. p. 673.

1515. El 27 de noviembre  de ese año, fecha aceptada por el Concejo Municipal de Cumaná,  propuesta por el cronista Dr. José Mercedes Gómez, correspondiente a la segunda  expedición fundante, de Pedro de Córdoba, al Puerto de Las Perlas, -ese año de 1515-, se consolida  la misión dominica y nace la franciscana de Juan Garceto, en la tierra firme americana, a un tiro de ballesta desde la orilla de la playa, en la desembocadura del río Chiribichii o Cumaná, por el golfo de Cariaco, que dan inicio a la ciudad de Nueva Córdoba. Las dos misiones aparecen juntas en el plano y en el medallón de 1600, que va en los anexos.

Los hechos.- Pedro de Córdoba, repuesto de su  fracasada segunda expedición, organiza la tercera con los mismos protagonistas. Según Las Casas,  parte de la expedición desde Santo Domingo, con misioneros franciscanos de Picardía y misioneros dominicos españoles. Los de Picardía se asientan en Cumaná, bajo el mando de Johan Garceto;  y los dominicos en Santa Fe de Chiripichí, segunda misión fundada por Pedro de Córdoba, que deja  bajo el mando de Fr. Pedro de Ortiz. Estas expediciones para Cumaná, seguían la ruta establecida en los mapas de Colón, navegaban hacia el sudeste, hacia las islas de Cuba y Puerto Rico, luego navegaban hacia el sur y sureste hasta que divisaban las costas de Araya y las alturas del Bergantín, luego entraban al golfo de Cariaco y al río Cumaná. Era el mismo trayecto indicado por Colón en sus viajes cortos a la tierra firme; no había otro rumbo conocido en esos tiempos. Desde Cumaná se organizaban las otras expediciones, los navíos avanzaban sobre la costa de Maracapana,  Santa fe y Pozuelo. Los Franciscanos, picardos y de otras nacionalidades, de acuerdo con nuestro itinerario, han debido llegar a Cumaná en el mes de octubre de 1515.

Los primeros frailes que conformaron  la misión de Cumaná, por los dominicos, son: Fr. Francisco Fernández de Córdoba, con el lego Juan Garcés,  Tomás de Toro, y tres o cuatro cuyos nombres no se han revelado, y por  los franciscanos que fueron con Juan Garceto, picardos y de otras nacionalidades, son: fray Juan Flamigi (flamenco), fray Ricardo Gani de Manupresa (inglés), fray Jacobo Hermigi, fray Ramgio de Faulx, fray Jacobo Escoto (escocés), fray Juan de Guadalajara, y fray Nicolás Desiderio, que continúan el trabajo iniciado por sus predecesores mártires; refundan  la escuela para los niños indígenas, construyen un monasterio, reconstruyen una iglesia que había sido destruida por los indios, e inician y terminan otra iglesia, todo ello puede verse en dibujos y planos de esa época.

1519.  El Rey Carlos I,  autoriza a la Casa de Contratación en mayo de 1519  y le dice: “Hemos mandado proveer que además de las dos iglesias y casa de San Francisco  que están en la costa de Cumaná, que es la de tierra firme del mar-océano, se edifiquen otras cinco iglesias y casas en aquella costa, en que se celebre el culto divino y que puedan morar cuatro religiosos de dicha orden y debían proveerse escuelas; iglesias y conventos de todos los materiales y útiles, necesarios para la enseñanza  al culto y al trabajo agrícola”.


1519.  Para este año ya los misioneros dominicos y franciscanos, habían construido dos iglesias y sus casas, había siete frailes y 40 alumnos indígenas, todo lo cual consta en Cedula real del 7 de mayo de 1519.   Cumaná fue entonces Sede Apostólica de la Diócesis de Paria. Fue elevada por el Papa a Diócesis y nombra su primer obispo a Pier Barbié, llamado por los españoles Pedro Barbirio. Lamentablemente los ataques indígenas impidieron que se consolidara la Diócesis. Este obispo fue muy conocido por su amistad con Erasmo de Róterdam.

1520. El 19 de septiembre, estando los indígenas en pie de guerra, arriba a las costas de la provincia de Cumaná una expedición de tratantes de esclavos, bajo el mando del Capitán Hernando Ibáñez, y caen en una emboscada ejecutada por Maraguey y Toronoima, estos caciques convocaron todos los caciques indígenas de sus reinos. Bartolomé de Las Casas dice “se apellidó la tierra” con ello quería decir que las maderas sonaron a muerte y aquellos hombres suscribieron el primer acto de guerra contra los invasores, se inició así la resistencia indígena, luego miles de aborígenes en los reinos de los Chaimas, Tagares y Cumanagotos, levantados en armas defenderían su territorio contra elementos de guerra desiguales; en esta acción en el valle del Chiripiche,  mueren decenas de indígenas pero también rinden sus vidas el Capitán Ibáñez y todos sus hombres, en el fiero combate.

1520. La guerra continuó, y otra expedición de 46 hombres, bajo el mando de los capitanes Villafañe y Gregorio Ocaña, con el mismo propósito, es íntegramente sacrificada en otra batalla planificada y ejecutada por los mismos caciques,  después de terribles y dramáticos combates. Estos heroicos caciques fueron ejecutados, pero sus huestes nunca fueron derrotadas, Cayaurima los aglutina y los convierte en un ejército indomable que mantuvo la resistencia por más de cien años. 

1521. La audiencia de Santo Domingo, alarmada por estos sucesos, envió a Cumaná, una expedición punitiva de seis naves de guerra y 240 hombres fuertemente armados bajo el mando del Capitán Gonzalo de Ocampo, para derrotar y castigar a los indígenas. Entró a sangre y fuego por Maracapana,  donde derrota al valiente cacique de los Tagares, Toronoima llamado Gil González, el cual pereció en una trampa, una lucha a cuchillo, bajo las aguas de Pertigalete. Luego la expedición pasó a la Nueva Córdoba, muchos indios que fueron a recibirlos como tantas veces lo habían hecho, fueron atrapados y ajusticiados en emboscadas, dentro de las mismas embarcaciones, luego colgaban los cuerpos en los palos de los barcos para aterrorizar a los indígenas.
Gonzalo de Ocampo, ese mismo año de 1521, fundó un pueblo dentro de los límites del pueblo indígena de Cumaná, al que llamó Villa de Toledo, donde construyó un fuerte y 25 casas, existen mapas de la época que lo ubican en el centro de la ciudad de Cumaná.
El pueblo chaima de Cumaná tenía doscientos bohíos o churuatas y una población aproximada de l5 mil habitantes, estaba ubicado a media legua río arriba, desde la desembocadura, río Chiribichii, nombre indígena o Cumaná,  por cierto en el centro actual de Cumaná. Gonzalo de Ocampo estuvo en la Villa de Toledo hasta que llegó Fray Bartolomé de Las Casas, en agosto de 1521, enseguida partió con su expedición cargada de esclavos, casabe, maíz, pescado salado y perlas, que luego vendió en Santo Domingo para justificar y pagar los gastos de la expedición. Productos de Cumaná.  Gonzalo de Ocampo complotó contra Bartolomé de Las Casas, aunque éste lo niega en su historia, y lo despojó de gran parte de los colonos que trajo el fraile. No es justo que a este bárbaro lo tengan algunos historiadores y desprevenidos, por fundador de Cumaná. Nuestro pueblo altivo es una realidad mágica fundado por Pedro de Córdoba.

1521. Llega en diciembre a Cumaná una expedición bajo el mando de Fray Bartolomé de Las Casas, que entró definitivamente en nuestra historia desde que firma con los Reyes Católicos la capitulación de 19 de junio de 1520. En su obra “Historia de las Indias” narra su entrada por el río, llega a la misión de los Franciscos Picardos, cuyo vicario era Johan Garceto, que vino a Cumaná con fray Pedro de Córdoba, y fue recibido por los frailes dominicos y franciscanos cantando el Te Deum Laudamos: “Benedictus qui veni in nomine Domini”. El pueblo indígena era un pueblo pacífico y sus hijos asistían a la escuela, la primera en tierra firme, tal era la paz que reinaba entonces. Bartolomé inicia o continúa  la construcción del fuerte de Santa Cruz de La Vista, ordenado por el Rey Fernando en 1504,  Las Casas construyó  una torre sobre el muro que estaba construido como puede observarse en las pinturas que envió Castellón al Rey; también  construyó una casa grande “como una atarazana” al lado de la misión.

Para 1521, la Nueva Córdoba ya era un pueblo que se desarrollaba en el Puerto de Las :Perlas, el enclave más importante en la tierra firme;  tenía además de la población indígena, “poblantisima” de la nación Kaima-Caribe- que ocupaba todo el valle del “Cawaná Chiribichií” – gran río Chiribichií, la última luenga-  tenía dos iglesias, el fuerte de Gonzalo de Ocampo con sus 25 casas habitadas por españoles, la “Villa de Toledo”, de precaria existencia, reputada por Carlos I, como capital de la Provincia; Las Casas trata este asentamiento con cierto desprecio, y eso lo entiendo, por que La Nueva Córdoba, en la desembocadura del río, con la afluencia de los perleros, florecía y se proyectaba con futuro cierto; ya contaba la ciudad con los monasterio de los dominicos y franciscanos, donde Las Casas se sintió realizado; y el fuerte continuado por él,  la escuela para los niños indígenas y las parcelas, en las cuales se cultivaban uvas, melones y naranjas. Por cierto, Guillermo Morón, publica en su historia de Venezuela, las listas de colonos españoles que arribaban al puerto de Cumaná, lo que da a entender que en esos tiempos el único puerto confiable era Cumaná.

1521. La traición de Francisco de Soto. Las Casas desesperado por la situación creada por las constantes incursiones de naves españolas que se dedicaban a “resgatar” indígenas para venderlos como esclavos, decide ir hasta Santo Domingo para hacer valer sus derechos en tierra firme, dejando encargado de sus bienes al Capitán Francisco de Soto, con dos navíos, la tripulación y muy bien pertrechados. Soto desobedeciendo las órdenes del fraile se dedica al comercio de esclavos. Los indígenas, bajo el mando del Cacique Tacar llamado Diego, y Caicuire, probablemente hijo del cacique Cumaná,  se amotinan y atacan las misiones dominicas y franciscanas, que para ese momento contaban con numerosos pobladores y nueve sacerdotes. Los indios lo destruyeron todo;  en el asalto a las misiones murió Fray Dionisio, que no pudo embarcarse y se escondió en la huerta,  al parecer sacrificado por un indio cristianizado llamado Ortega u Orteguilla. El traidor Francisco de Soto, que había logrado embarcarse hacia Araya, tocado por un dardo emponzoñado con el mortífero Curare,  también murió. Tenemos que decir que Bartolomé de Las Casas al igual que Pedro de Córdoba, fue un valiente defensor de la causa indígena.

1521. Los indígenas cumaneses, después de tomar las misiones de Cumaná,  en cientos de curiaras, bajo el mando de indígenas formidables, como: Tacar bautizado Diego, Caicuire, llamado Caigüire,  Sacana, Nicoto, Güaipata, Querecrepe, Chacopata, Macatoa, Cüarica, Querepana, Omegüa y Charaima, padre de la cacica Isabel, la madre de Francisco Fajardo, invaden la Nueva Cádiz, en la isla de Cubagua, la toman y destruyen todo cuanto había en la floreciente ciudad de las perlas.

La toma de Cumana y Cubagua por los Caribes Chaimas en 1521, señalaba el triunfo de la resistenhcia indígena en la historia del heroico pueblo cumanés, producto del mestizaje de razas bravías e indomables.

Nota.- Las etnias más importantes de la provincia de Cumaná en esos años, eran: Chaimas, Coacas, Tagares, Tiaos, Chaimagotos, Onas, Cumanagotos, Chacopatas, Pariagotos, Tapacuares, Caribes, Aruacas o Arawacos, Cacheimes y Chacachacares. Los caciques  más destacados de la provincia de Cumaná, eran: Yasoaraita la cacica de todos los caciques,  Cumaná, bautizado Alonso, Tacar bautizado Diego, Caicuire, llamado Caigüire,  Sacana, Nicoto, Güaipata, Querecrepe, Chacopata, Macatoa, Cüarica, Querepana, Omegüa, Charaima, padre o abuelo de la cacica Isabel, la madre de Francisco Fajardo; y, de otras etnias o naciones: el imponderable Cayuarima, Toronoima, llamado Gil González, Maragüey, Cariaco, Cucuy, Cuserú, Chacomar, Güaramentar, Juan Cavare, Manoa, Mayucarí, Maicana, Querepana, Tiricura,  Queneriqueima, Tucubera, Uriapari, Zapata y Paria.

1521. A finales de este año, ya las misiones del pueblo de Córdoba,  habían sido reconstruidas, y el emperador Carlos V erige la Provincia, a la cual le da el nombre con el cual la había bautizado Ojeda,  Nueva Andalucía,  le da por capital a la Villa de Toledo, de la cual dice Bartolomé de Las Casas “Ni que la nombre Sevilla, la habitarán los indios”,  pero ya florecían las misiones con el nombre de pueblo de Córdoba, tenía dos iglesias y una escuela para niños, ubicadas  en la desembocadura del río, le nombra obispo y manda construir cinco iglesias más.  Pasó mucho tiempo antes de que se mudara la Nueva Córdoba para el llano de Cumaná, que ocupaba la villa de Ocampo.

1522. Debido al estado de guerra en que se encontraban los indígenas de la provincia de Nueva Andalucía, con todos los caciques armados y preparados para la guerra, ocupando las mejores posiciones en las costas;  la audiencia de Santo Domingo,  envía otra expedición punitiva compuesta por 60 hombres de guerra, bien pertrechados bajo el mando de Jácome Castellón Suárez, con sus famosos subalternos el teniente Villacorta y Pedro de Isasga. Castellón o Giácomo Castiglione, es un hombre rico y poderoso de la Nueva Cádiz,  que se dedica a la explotación de las salinas de Araya y sobre todo a la trata de esclavos; viene provisto de mosquetes y caballos, que pisan por primera vez la tierra firme. La resistencia indígena, sobre todo los Chaimas de Cumaná, abandonan las costas y se internan en las selvas, pero quedan los pobladores indefensos, sobre todo ancianos, mujeres y niños y uno que otro cacique y guatiaos.  Castellón se ceba en esos pobladores, los somete a sangre y fuego. Con  armas terribles  fácilmente  logra la victoria pírrica, luego conviene en una alianza con el cacique Tacar, llamado Don Diego, seguramente hermano de Cumaná, llamado Alonso, que permanecía cautivo en Santo Domingo. Diego  que se había refugiado en Mochima, firma la paz con Castellón para evitar más derramamiento de sangre,  y se dedica con Castellón, a la reconstrucción de las misiones dominicas y franciscanas de la desembocadura del Chiribichii. Castellón le da el nombre al pueblo formado con las misiones, de Nueva Córdoba, en testimonio y homenaje a fray Pedro de Córdoba, su verdadero fundador,  que había muerto en Santo Domingo.

1523. Castellón inicia la reconstrucción de la fortaleza abandonada por Las Casas en la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco, para ello trajo de Santo Domingo y Cubagua el personal necesario. López de Gómara dice que “Perdía mucho el Rey con perderse Cumaná porque cesaba la pesca y trato de las perlas  de Cubagua”; y entonces Castellón hizo  aquí, el papel de pacificador.

1528. El emperador Carlos V, concede Escudo de armas a Jácome Castellón, con las siguientes características: Sobre campo verde, la silueta de la fortaleza donde se destaca la torre. En campo lateral derecho, el río Cumaná, y al pie un yugo de oro, como símbolo del dominio sobre la provincia y sobre las cabezas de cuatro capitanes principales, a los cuales ajustició a los pies de la fortaleza. A los lados en orladura, ocho  llaves de plata en campo rojo, que sugieren la autoridad del Alcalde. Castellón obtiene fundando prestigio ante el Rey, su éxito queda demostrado con el envío a la corona en perlas, del equivalente a 200 mil pesos en oro. Castellón gobernó la provincia de Nueva Andalucía por 10 años.

1530. Primer terremoto en Cumaná el 1ro de septiembre de ese año. Siendo Jácome Castellón, gobernador de la provincia de Nueva Andalucía se produjo el primer movimiento telúrico que tengamos noticias y desde que llegaron los españoles a nuestro suelo. Según Las Casas, el propio Jácome Castellón lo describe en toda su crudeza. El mar se levantó 20 pies sobre su nivel ordinario y arrasó el fuerte y la misión. Castellón construye otro fuerte en la parte más alta de los cerritos que bordean la desembocadura del río, protegiendo con una gran empalizada y permanece dos años más en Nueva Córdoba, que empieza a extenderse por ambos márgenes del río.

1530. El emperador Carlos V, decreta la abolición de la esclavitud de los indígenas que se resistieron a la conquista.

153l. El l6 de marzo de ese año, el Teniente Mayor Gil González con l50 hombres, tomó la ciudad de Nueva Córdoba, cumpliendo órdenes del Capitán Don Diego de Ordaz, que con el título de Gobernador y Capitán General de las tierras por él conquistadas, expedicionó con tres naves bien pertrechadas, sobre la península de Paria y Cumaná.

1531. Jácome Castellón, con la colaboración de las fuerzas de Nueva Cádiz, derrota al Teniente Mayor Gil González, lo apresa  y lo expulsa de la ciudad con los hombres que le quedaron.

1531. Carlos V, deroga la ley que permitía la esclavitud de la etnia Caribe.

1531. Don Diego de Ordaz, con 4 piraguas, tripuladas por 20 españoles y algunos indígenas, incursiona sobre la ciudad de Nueva Córdoba, entrando por el río Cumaná. Tratan de asaltar la fortaleza, y son derrotados por Castellón quien  apresa  a Ordaz y envía a Nueva Cádiz, de donde lo remiten a España. Don Diego de Ordaz, en trágicas circunstancias, muere envenenado en la travesía...

1531. Jácome Castellón construye otro fuerte protegido por una extensa cerca de buena madera, abundante en los manglares de la zona, está cerca protectora, rodeaba todo el poblado y la misión, e intenta reconstruir el fuerte que ahora formaba una isla en la desembocadura del río, pero el gobierno de Nueva Cádiz le negó ayuda y los recursos necesarios para la obra. Existen dibujos de la fortaleza antes y después del terremoto de 1530, atribuidas a Castellón.

1533. En marzo de este año, el Emperador Carlos V, cede a las peticiones de la Nueva Cádiz, y somete a su jurisdicción la provincia de Nueva Andalucía, pese a las protestas de Castellón y de los habitantes de Cumaná.

1534. La provincia de Nueva Andalucía padece una terrible sequía y un calor abrasador. Fue un fenómeno continental, similar al que ha sido bautizado recientemente como El Niño. Sin embargo, en la Historia de Venezuela de Guillermo Morón, se publican las listas de colonos que arribaban al puerto de Cumaná, desde 1534.

1542. En una expedición bajo el mando del gobernador de Margarita, Don Pedro de Herrera y Jerónimo de Ortal, llega a Cumaná el investigador e historiador Girolano Benzzoni, que hace una esquemática descripción de nuestro pueblo en su “Historia del Nuevo Mundo”, obra publicada en Venecia en 1565. Da testimonio del fuerte de madera construido por Castellón después del terremoto que había destruido por completo el primer fuerte de cal y canto, de que tanto se ufanaba el conquistador. También da noticias de la Villa de Toledo, fundada por Gonzalo de Ocampo, de la cual quedaban algunas casas, y de la pesca de perlas en el golfo de Cariaco.

1542. Los holandeses, con una poderosa flota, se apoderan de la península de Araya, explotan sus salinas, y se dedican al comercio con las islas de las  Antillas que habían caído bajo su poder. Gobernaron en Araya hasta 1622.

1562.  Fray Francisco de Montesinos, que es recibido en alguna parte del; territorio de Cumaná, a mi entender en el campamento de Fajardo en la desembocadura del rio Tacar, porque el puerto de Cumaná y el territorio de las misiones de Córdoba, estaba reservado para los Colones, o vedado por el Imperio. El primero de febrero de ese mismo año instala el primer ayuntamiento cumanés, de que se tenga noticia. Los españoles aceptaron la jefatura indígena para pueblo Kaima, con Don Alonso, el cacique Kawaná, y despues de Alonso, su hijo Diego, el cacique Tacar.

Montesinos nombra primer Alcalde de la ciudad de la Nueva Córdoba a Don Bartolomé López, Alguacil Mayor a Don Andrés del Valle; Regidores a Don Martín Sánchez y Don Juan del Valle. Procurador Don Hernán González. Tesorero Don Francisco Fajardo, el hijo de la cacica Isabel; Secretario, don Hernán López. Entre estos nombres que saltan a las páginas de la historia, están el de don Andrés del Valle, primer amerindio cumanés electo para un cargo oficial en América continental, y el de Don Francisco Fajardo, héroe legendario que dice ser natural de Cumaná.

Todos estos fundadores ya estaban casados, tenían casa y familia en la Nueva Córdoba. Ricardo Ignacio Castillo Hidalgo, en su obra “Asentamiento Español y articulación interétnica en Cumaná”, no toma en cuenta las iglesias, las misiones ni a los misioneros que  vivían en la Nueva Córdoba.

El padre Alexander Castro, si lo investigó en el Archivo de Indias, y trajo datos de las reparaciones que hicieron en esas iglesias en los tiempos de Castellón, son las mismas iglesias que aparecen en pinturas y en el medallón de 1600. 

1562. La Audiencia de Santo Domingo destituye a Fray Francisco de Montesino y nombran justicia mayor de Cumaná, a Don Alonso Cobos.

1564. Muerte de Fajardo. El Capitán Don Francisco Fajardo, mestizo hijo de la india Isabel, nieto del cacique Charaima,  se había destacado en la conquista del Valle de los Caracas. Sus hazañas legendarias animaban todas las conversaciones del asiento colonial, y el Justicia Mayor Alonso Cobos lo envidiaba. En ese aciago año, acampaba Fajardo con sus fuerzas a orillas del río Tacar o Bordones. Cobos con astucia lo atrajo a Cumaná, lo apresó y después de torturarlo despiadadamente lo asesino con sus propias manos y expuso su cadáver al escarnio público en la plaza de la ciudad. Al conocer la noticia del asesinato de Fajardo, los margariteños, bajo el mando de Pedro de Vielma, asaltan la Nueva Córdoba, o Cumaná, hacen prisionero al Justicia Mayor Alonso Cobos, lo conducen a Margarita y después de ser juzgado en apelación en Santo Domingo, lo someten a la misma muerte que le dio a Fajardo, arrastrado por caballos y luego colgado en la plaza pública. En el expediente de la muerte de  Fajardo hay una descripción del pueblo de la Nueva Córdoba.

1565.  El pirata John Hawkins, con una poderosa flota invade las costas de Cumaná, pero fracasan en el acoso de la ciudad de la Nueva Córdoba, toman  las salinas de Araya, que estaban en poder de los holandeses,  y escapan con sus barcos cargados de sal.

1569. El 13 de octubre de ese año, llega Diego Fernandes de Serpa a Cumaná, fue nombrado por Felipe II, Capitán General y Gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía, que  se extiende del río Unare hasta la península de Paria y desde allí hasta los confines del río Esquivo. Don Diego Fernández de Serpa organiza la ciudad, nombra dos Alcaldes: Germán López de Pedroza y Juan Rangel; ordena la construcción de la iglesia matriz y 150 casas en el llano de Cumaná,  y levanta el acta de refundación, en la cual se le da el nombre definitivo de Santa Inés de Cumaná. El intrépido conquistador muere  en una emboscada preparada por su subalterno, el desertor Joan de Salas, junto con el cacique cumanagoto Francisco el Viejo, cuando intentaba recorrer los infinitos horizontes de su gobierno. Serpa muere en la Sabana de Cotoperí, al parecer, en lucha a muerte con el intrépido indio Zacarías.

21 de enero de 1572, un ataque indígena, probablemente Caribes, toman la ciudad de Cumaná,  pero el pueblo se salva milagrosamente, el pueblo le da el mérito a Santa Inés, la cual es elevada a Patrona de la Ciudad. Su historia como patrona de Cumaná se hunde en sus orígenes. Hay una antigua carta dirigida al Monarca Español Don Felipe II, por el Presidente y Oidores de la Real Audiencia de Santo Domingo, de fecha 2 de abril de 1572 en la cual le comunican los acontecimientos ocurridos en Cumaná, capital de la Provincia de la Nueva Andalucía, que tienen que ver con nuestra Patrona. En efecto, el 21 de enero de 1572, aniversario del martirio de Inés, 600 aguerridos indígenas atacan al pueblo de Cumaná. Los alcaldes ordinarios, entre ellos Juan Rengel Durán, asumen el mando en ausencia del gobernador, Garci Fernández de Serpa. Dividen el pueblo en cuarteles, y delegan mando en los más experimentados soldados; congregan a las mujeres, niños y ancianos en la iglesia matriz, porque era el lugar más seguro y afrontan el asalto.

Tres días duró el asalto, tres días  de lucha, de hechos heroicos de parte y parte, pero los invasores son numerosos y agresivos, los defensores ven menguadas sus fuerzas, la lucha se hace cada vez más terrible; Juan Rengel Durán, el guía, el capitán de los colonos, muere en el campo de batalla; los indígenas han salvado las defensas y obstáculos, llegan a las puertas de la iglesia, donde sólo oyen los cánticos de las mujeres y los niños, y entonces, respetuosos del heroísmo de aquellos pobladores ordenan la retirada. ¡Milagro! Grita el pueblo congregado.

Nota importante. La familia de Juan Rangel Sanguino, compuesta por él, su mujer María Durán, su suegro Esteban García, cuatro hijas entre 18 y 22 años, y un hijo de 9, llegaban a Cumaná en 1569, en la expedición que había organizado Diego Fernández de Zerpa para la colonización del territorio de la  Nueva Andalucía que le había sido adjudicado a este conquistador.
El matrimonio compuesto por Juan Rangel Sanguino y María Durán, habían nacido respectivamente en 1526 y 1528, y contrajeron matrimonio en Aceuchal (Badajoz), de donde eran originarios, en 1547. Mientras María fallecía durante la travesía del Atlántico, Juan moría en 1572 en Cumaná, donde era alcalde, cuando en una batalla sostenida con los indios, una flecha acabó con su vida. Y aunque sus hijos quedaban a la deriva en aquellas inhóspitas tierras, sabrían capear temporales y salir adelante envueltos en las circunstancias que el tiempo les deparaba.
Los hijos de este matrimonio salieron adelante en la lucha con el elemento indígena y los diversos problemas que confrontaban y presentaban las nuevas ciudades del territorio americano, que se iban poblando con los que llegaban en las sucesivas expediciones. Su hija mayor, María había nacido en Aceuchal en 1548, y a la edad de 15 años se casaba en el pueblo con un tal Rodrigo Macías, que posiblemente se quedara en España, porque nada se dice de su venida a Venezuela.
Le seguía Marina, que nació en 1549 también en Acebuchal, esta ya casó en Cumaná con Andrés Arduín en 1570 y tuvieron cinco hijos. El tal Arduín era descendiente de una familia francesa, y entre los cinco hijos que tuvieron, una de ellas llamada María Arduín Rangel, casó con Pablo de Lizaso y fueron los sextos abuelos del Mariscal Antonio José de Sucre.
Otra de las hijas, Juana Catalina, también nacida en Acebuchal en 1550, casada en Cumaná en 1580 con Francisco Medina de Centeno, quien era de Trujillo(Cáceres) y tuvieron dos hijos.
La última de las hijas, Leonor, nacida también en Acebuchal en 1565, casada en Cumaná en 1586 con Alonso Hernández de Serpa, hijo del adelantado Diego Hernández de Serpa (con el que la familia había venido a Venezuela). Este matrimonio tuvo 3 hijos.
El último en casarse fue el único varón, Juan Esteban Rangel Durán, nacido también en Aceuchal en 1560, quien con 12 años cuando atacaron los indios en la batalla donde murió su padre, supo defenderse con decisión y valentía. Se casó en 1588 con una tal Juana Gómez, de Extremadura y tuvieron tres hijos.
Todos ellos se quedaron en la ciudad de Cumaná.

1574.- Asume la gobernación de Cumaná Garci Fernandes de Serpa. Sustituye en el gobierno de la provincia a Adriano Padilla, que había sido nombrado por el Ayuntamiento.             De las noticias que hemos reunido, sabemos que este gobernador heredó los derechos de su padre, tal como se estableció en la Capitulación de Felipe II con Diego Fernández de Serpa. Logró la estabilidad del poblado, atrayendo a muchos colonos. El presbítero Antonio Patricio de Alcalá, muy autorizado por ser quien hizo la investigación de la primera parte del “Consectario de Cumaná”, afirma que este Garci Fernández era sobrino y no hijo  de Fernández de Serpa.             Después de la muerte de Garci Fernández, en 1584, ejercen el poder dos interinos: don Pedro Pérez de Almazán y don Felipe Torrellas de Linares, nombrados por el Ayuntamiento Cumanés,  de los cuales no tenemos ninguna información, sin embargo podemos asegurar que durante su gobierno continuó la obra colonizadora, y por lo tanto el establecimiento y consolidación de muchas instituciones. En la Nueva Andalucía florecían  iglesias y monasterios, solo en Cumaná, sabemos de la existencia de cinco iglesias por las cédulas reales que indican la asistencia del Rey a esas iglesias y monasterios en toda la provincia.  
            Es importante señalar que el puerto de la Nueva Córdoba, en esos años era muy activo, según Guillermo Morón, por él entraron todas las expediciones que vinieron de España y Santo Domingo a la Tierra Firme, a partir de 1538 y se conservan las listas de ingreso de los colonos por el puerto de Nueva Córdoba.
            En el Consectario se dice que su hijo Alonso Fernández de Serpa casó con Leonor Rengel en primeras nupcias, y en segunda con María Cervantes, de ambas hubo descendencia. Don Alonso murió en Cumaná en 1636.

1576.-  El célebre capitán Barker, con una poderosa flota pirata, intenta tomar la ciudad de Nueva Córdoba, pero es rechazado, y al igual que John Hawkins, surge en Araya y se va con sus barcos repletos de sal.

1591.  La provincia de Nueva Andalucía es agregada al Virreinato de Nueva Granada.

 1585-1586. A la muerte de Garci Fernández de Serpa, se produjo un vacío de poder, Cumaná padecía, por falta de gobierno legítimo, el pueblo estaba disperso y a punto de disolución. El gobierno pasó a diferentes personalidades, pero desasistidas del poder real. Entonces se puso el caso ante la Audiencia de Santo Domingo, la cual se decidió por Rodrigo Núñez de Lobo, Caballero de la Orden de Santiago de origen portugués, inició su gobierno en 1588. Resistió la oposición de los criollos y españoles de Cumaná, hasta que fue  sustituido por don Pedro Pérez de Almazán,  alcalde  con carácter de gobernador interino, nombrado por  el Cabildo, antes de terminar, don Rodrigo,  su primer año de gobierno. Ramos Martínez, menciona que durante su gestión, Cristóbal Cobos, abogado hijo de Alonso Cobos, que se consideraba con derechos hereditarios,  inicio la conquista del territorio de los cumanagotos por mandado de Luis de Rojas, gobernador de la provincia de Venezuela, y dio principio a la fundación del pueblo de Apaicuare, que fue después agregado a San Cristóbal, iniciado por Serpa, que fue después Barcelona.

FRANCISCO DE VIDES. 1586-1595 Este personaje llega a Cumaná investido no solo como gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, sino como capitán conquistador  con jurisdicción en el vasto territorio  que se extiende desde el río Uchire hasta el Marañón, incluyendo las islas de Trinidad, Granada y Tobago. Para ejercer el cargo partió de Sevilla con un ejército y dos navíos: Nuestra Señora de Rosario y Nuestra Señora de la Concepción, generosamente apertrechados, con los cuales llega a Cumaná en 1592. Ejerció el cargo sangrienta y dictatorialmente, por 10 años; esclavizó asesinó y persiguió centenares de indígenas, hasta que denunciado fue llevado a España, donde fue juzgado y encarcelado.

1591. el pirata Walter Raleigh invade la Nueva Córdoba.  Finalizando el siglo XVI, en 1591,  fue atacada la ciudad, por  Sir Walter Raleigh, célebre entre los piratas del Caribe, gozaba de reconocida fama como salteador de pueblos costeños.

Luego de intentar apoderarse de Guayana, y colonizar para el imperio Inglés, toda la extensa región que baña el Orinoco y el Esequivo, con miras a la búsqueda del mítico Dorado, Raleigh, que ya había tenido que abandonar su proyecto de Guayana, incursionó en Trinidad, y asaltó su capital, San José de Oruña, haciendo preso al Gobernador, Don Antonio de Berrios; y decidió atacar a Cumaná.

El 24 de julio se acerca al puerto y desembarca un destacamento de 210 hombres, en chalupas y bateles. Ante la invasión las milicias y fuerzas regladas se repliegan. Francisco de Vides está al frente, la lucha es encarnizada. El pueblo es sometido al saqueo y al fuego, pero la resistencia no decae ni un momento. El invasor ve morir al capitán Galfielde y al oficial Grenville, sobrino de Raleigh. El presuntuoso pirata, derrotado, abandona la ciudad, se rinde, pero negocia la rendición con la entrega del gobernador Berríos en canje de prisioneros.

Orgulloso Vides, de su victoria, da cuenta al Monarca: “Hoy viernes  30 de este mes, se ha hecho a la vela el inglés. Lleva la vuelta de Macanao. Dícese va a Inglaterra y no tan bien parado como quisiera”…

No le hemos sacado provecho a esta anécdota universal.

1595. Amias Preston, célebre pirata inglés, al igual que Barker y Hawkins, intenta tomar la Nueva Córdoba, se conforma con llenar sus barcos de sal.

En abril de 1654 piratas franceses asaltaron la iglesia de la Nueva Córdoba y la destruyeron pero el padre Antonio Patricio de  Alcalá pudo salvar algunos archivos con los cuales dio inicio  al Cosectario.  


En el “Cosectario de la Ciudad de Cumaná”, obra cumbre de don Pedro Elías Marcano, que continuó lo que habia principiado Fr. Antonio Patricio de Alcalá, aparece una Nota sobre año 1650, que dice::

“Por hallarse constando en dichos libros parroquiales, que por el mes de abril de mil seiscientos cincuenta y cuatro asaltó de improviso a la ciudad el enemigo francés, y en su expulsión y defensa murieron los siguientes: Antonio de Borja Puigarron, casado con Juana de La Cruz Gutiérrez. Francisco Hernández casado con María Perdomo. Melchor de los Reyes, casado con Juana de los Ángeles de la Portilla. Manuel Salgado, hombre soltero. Gil Guina, soldado veterano. Diego Uriarte Zabala, casado con doña Juana Mejía. Juan Giménez, mulato. Andrés Ramírez, casado con Juana Vásquez. Don Manuel de Brizuela, hijo de Gobernador de la Provincia. Don Pedro Merchán que como Maestre de Campo, aunque de 80 años de edad, mandaba y gobernaba la gente para la defensa.

Prosigue la lista de muertos en combate: Alférez Juan Ortiz de Aguilera, casado con doña Gracia, hija del Capitán Alonso Vellorino. Don Pedro Ortiz de Sandoval Carriosa, de la isla de Santo Domingo, casado con doña María, hija de Mateo Rendón. Don Gaspar Sánchez de Torres, aragonés, casado con doña María García de Urbaneja, hija de José Urbaneja. Don Juan de las Mariñas, casado con doña Juana Mejía, hija de Francisco Mejía, de Caracas. Don Francisco Orpín, casado con doña Felipa de Villafaña, hija de Gaspar Villafaña. Pedro Millán, casado con doña Melchora Gutiérrez de Navia, hija de Luis de Navia.  Jacob Alem, casado con doña Ana Preneleta hija de Juan Preneleta. Oficial de la fábrica de Araya –Se refiere al Fuerte de Santiago de Arroyo de Araya- Don Diego Torrico, casado con doña Leonor, hija de Simón Calderón. Gerónimo Saez Castillejos, casado con doña María, hija de Fabián Golindano. Juan Ponce de León, casado con doña Isabel María Giménez de Isasi. Alonso Romero Lovaton casado con doña Ana María Solano. Pedro García Salvatierra, casado con doña María Roman. Andrés González de Acuña –que fue presbítero- casado antes con Laureana García. Don Juan de Mendoza y Sandoval, hijo de don Martín Gobernador de la isla de Trinidad, casado con doña Bernardina Vallejos, hija de don Francisco Vallejos. Cristóbal Fernández Carrasco, casado con doña Clara Monroy. Don Juan de Guzmán, casado con doña Luisa de Lugo, hermana de don Evaristo, e hija de don Luis de Lugo. (Según las noticias genealógicas de la familia Martínez de Gordon, don Evaristo de Lugo era hijo de don Hilario de Lugo). NOTA. Que en el año de 1657, peleando por desalojar de la costa a los invasores franceses, murieron: el capitán Diego Rondón, casado con doña Ana Martínez Amigo. El alférez don Antonio de Abreü, casado con doña Juana Colom. Y Manuel George, soltero.    
  
Esta página jamás comentada, por los que han tratado de ocultar siempre la historia de la vieja Cumaná, la Nueva Córdoba, que es el testimonio de los pobladores de la Nueva Córdoba, muertos en la trágica invasión de los piratas asesinos, rescatado de las ruinas de la antigua ciudad por el sacerdote insigne Antonio Patricio de Alcalá, para que los escrutadores de estas páginas sagradas les presten atención y recuerden su sacrificio. 


















BIBLIOGRAFIA.

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Otras obras que deben consultarse: Demetrio Ramos, “El Padre Córdoba  y Las Casas en el plan de la conquista pacífica de tierra firme. Boletín Americanista, 3. Año 1950, pp. 175-210.-  Enrique Otte, Las Perlas del Caribe: Nueva Cádiz de Cubagua. Fundación John Boulton. Caracas 1977. Rubén Boria, Fray Pedro de Córdoba (1482-1521) Tucumán,  1982.-  Miguel Ángel Medina O. P., Una comunidad al servicio del  indio. La obra de Fr. Pedro de Córdoba   O. P.  Universidad Pontificia de Santo Tomás de  Manila. Instituto de Teología de Madrid. Madrid 1983. Este último cita también  (p. 106) el texto fragmentario aducido por Manuel Jiménez Fernández.


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