viernes, 14 de octubre de 2016

LOS POEMAS QUE FALTARON

RAMÓN BADARACCO







LOS POEMAS QUE FALTARON
EN FUEGO DE BLANCA LUZ





CUMANÁ 2016










Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco
Título de la obra:
LOS POEMAS QUE FALTARON EN FUEGO DE BLANA LUZ

Diseño de la cubierta.   R. B.
Ilustración de la cubierta.   R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná.

cronista40@hotmail .com
Cel. 0416-8114374






PROLOGO.

Cumaná, la  tierra de mis caras dilecciones y de mis ideales sublimes, la Atenas sufrida en la historia de los  grandes acontecimientos, de donde ha brotado el talento,  silvestre como el musgo de los campos, la que cantaron inspirados poetas y glorificaron famosos capitanes, la tierra hermosa del heroísmo, que por órgano de un grupo de jóvenes intelectuales, mis compatriotas, acaban de colocar sobre mi pecho una medalla de honor, premiando así, los triunfos indiscutibles de mi reconocido talento. ¨No haya alarma - dijo el maestro-  los fueros de la modestia quedan incólumes¨.
A la vez que empeño mi gratitud con  el suelo amado por tan espontánea manifestación; y con esa juventud, honra de éste,  por el honor que me dispensa en esta noche de júbilo, aduno  estos triunfos a las glorias inmarcesibles de la tierra querida, en donde aprendí del sonido tremulante de las ondas de sus ríos, del canto melodioso de sus  pájaros, de la brisa saturada del perfume de sus bosques, de la melancolía de sus tardes, toda la  poesía para cantar a las horas de nostálgicas ausencias, la magnificencia de su apoteosis.
 Esta medalla cumanesa, me llena de orgullo.  No que ella pueda servir de ostentación en el campo fulgente de la intelectualidad, ni en la marcha triunfa de mis ideales;  ni pueda tampoco llevarla pendiente para desafiar el  egoísmo humano y  la envidia, que amenaza, no, me enorgullece porque la colocan sobe mi pecho los compatriotas del pueblo mío, cuyo patriotismo ha repercutido en todos  los  tonos, cuando al referirse a las glorias puras de la madre de Sucre, el meritísimo, no hay una sola fibra cumanesa que no se estremezca, una sola alma que no cante, un solo corazón que no palpite.    
                                                                      DIEGO DAMAS BLNCO

Nota.-  Debo advertir, que el título y el contenido de este libro, obedece, para los que no lo saben,  a mi esfuerzo  por completar el trabajo de mi padre, en ¨Fuego de Blanca Luz¨, antología poética de Marco Tulio Badaracco Bermúdez, utilizando sus mismos medios,  o sea, sus periódicos, los cuales atesoro.
                                                                                      Ramón Badaracco.  














LOS POEMAS QUE FALTARON EN ¨FUEGO DE BLANCA LUZ, VEÁMOSLOS:

1.    CARLOS MODESTO ESPÍN
1909.                                                                

AUGUSTO ALUMBRAMIENTO

Nace Jesús: le rinden homenaje
Tres reyes de rodillas; y la estrella
Guía de excelsitud, mágica y bella.
Adorna de la noche el regio traje.

Es la ida a Belén un triunfal viaje,
Que al porvenir señala eterna huella;
Se subliman la madre y la doncella,
Y hay alegres rumos en el paisaje.

De la frente del niño se desprende
Un manantial de amor en hondas de oro;
La rosa del perdón su labio brota;

y en sus pupilas Caridad enciende
en esa noche celestial tesoro:
alba risueña de una dicha ignota.
  

2.-  HECTOR ESPÍN RIVERO

CANCIÓN DE SIEMPRE

Esta noche en mi alma florece La ilusión,
Que en sus largos silencios a soñar me convida;
Y es una rosa roja mi enfermo corazón
Lleno de las tristezas más grandes de la vida…

El silencio me ofrece su copa de leyenda,
Y en ella bebo el dulce milagro de poesía;
Y me brinda el paisaje como lirica ofrenda,
Sus blancas claridades, su salmo, su harmonía.

Aparee tu imagen sobe mi pensamiento
Dormida como el ave risueña del amor;
Mientras las negras fauces de un gran presentimiento
Hacen temblar mi alma de pánico y dolor….
Mujer; copa sublime del vino del consuelo,
Sé siempre tú en mi vida la fuente de ideal;
No se si eres la gloria, la esperanza o el cielo,
Cuando sufro de angustias y calmas mi pesar…

Entre claros de luna y el paisaje en calma,
Bajo la blanca hora de ensueño y de quimera,
Evoco una gran rima y florece en mi alma
La imagen siempre viva de mi ilusión primera.


ANGELUS

El sol desde su alcázar fulgurante
Pone un beso de luz sobre las cosas
Y el viejo jardín vierte el fragante
Perfume prodigioso de las rosas.

El humo de una choza a cada instante
Sube al cielo en blancas nebulosas
Hileras de palomas en lo distante
Se pierden como ondas vaporosas.

La lengua de metal de un campanario
Invita a la oración, en la hora triste,
Y todo envuelto, como en un sudario,

Se confunden las almas y las cosas;
Y el cielo que de negro se reviste
Se puebla de inocentes mariposas.



HOLOCAUSTO

Fuego en sus ojos y en sus manos seda,
Rosa en su boca y en sus crenchas oro,
En dulce confesión, sensible y queda,
Yo la digo al oído que la adoro.

Su blanco rostro hacia mi mano asoma,
Cual blando lirio que a besar provoca;
Aspiro del corpiño el suave aroma
Y un beso musical suena en mi boca.


Traduce el alma su sensual momento;
Y en holocausto del divino ensueño
Quedamos en un mismo pensamiento.

Vierte el amor su blanca epifanía,
Y sobre el lirio de su faz, risueño,
Hay un presentimiento de agonía.


2.-  ALI ALBERTO RAMÍREZ.

PROCESIÓN DE ALDEA
Mientras pasa Jesús lleno de espinas
El rostro bañado de sangre y lloro,
El sol agonizante, es rosa de oro
Desmayada en lo azul de las colinas

Tras el Señor va gimiendo el corazón
De las pobres viejitas campesinas;
En sus labios, temblorosos, la oración
Es un rumor de fuetes cristalinas.

En el silencio místico, angustiado,
Ha muerto el sol, Jesús crucificado
¡De pronto brilla entre una clara luz!...

¡Es la luna! … ¡Es la novia del poeta!...
Estremeciendo nevada maceta
De lirios, en la frente de Jesús....

PARA Ti
¿Nuestro amor?  Juego cruel, desvergonzado:
Di rosas y tú espinas… ¡No me pesa!
Mejor estoy así, solo olvidado,
saboreando en silencio mi tristeza …

En el alma un ensueño de belleza;
Tu recuerdo, suspiro prolongado…´
¡Si vieras como quiero la terneza!...
Como gozo en sufrir, así callado…

Y si la adversidad de mi destino
Me ha de llenar de sombras el camino,
No hallando sino herida en los rosales…

Jamás me vencerán las decepciones:
En las sombras: ¡Lucero mis canciones!…
¡Travieso ruiseñor, en los zarzales!…

SIESTA DE TRÓPICO
Son las dos de la tarde, la siesta otoñal.
La trigueña dormita en su suave chinchorro,
Mientras huele sus labios goloso abejorro
Y revientan chicharras en el carrizal.

Un rayo de sol ardoroso y travieso,
Se cuela furtivo al través del mangal;
Pasa triunfante llevando oro en su beso
¡Para la que duerme en la tarde otoñal!

La trigueña despierta borracha de antojo,
Palpitan sus senos, los labios son rojos,
¡Su sangre repica con viva emoción!

Los ojos diamantes de brillo angustiado,
Llamitas de infierno que se han escapado

De la hoguera en sangre de su corazón.

3.-  MAURICIO CASTELLANOS

EL SILENCIO
Silencio: yo te quiero porque tú lo sabes todo
Yo quiero que me hables de todos tus misterios
Que todo me lo cuentes, que todo me lo digas,
Pues anhelo saber algo más que esta vida.

Tú penetras en todo, tú todo lo conoces,
Recorres los espacios, penetras en las tumbas,
Escuchas las canciones, escuchas los lamentos
De los seres humanos de todo el Universo.

Eres apetecido por los hombres de genio,
Tu compañía es grata a sus mediaciones,
Se envuelven en tu alfombra, se arropan con tu manto
Y entonces filosofan con misteriosa calma.

En la iglesia te impones cual majestad divina,
Te infiltras en las almas místicas de las Rosas,
Te perfuma el incienso con su sagrado humo
Y el armonio te rompe con sus sonoras notas.

El poeta te busca en sus horas propicias,
E las horas de ensueño y de alucinaciones
Para hilvanar sus versos, para rimar sus prosas,
Para matar el tedio de sus desgracias todas.

Silencio yo te admiro,
Tu majestad augusta me parece grandiosa,
Tu frialdad infinita me rebosa de espanto,
Me parece un Fauno que lo devora todo
con su boca de Infierno y sus ojos de Santo.


4.-  ALEJANDRO FERNÁNDEZ GARCÍA


Nadie recuerda al poeta cumanés Alejandro Fernández García, laureado en los Juegos Florales de Caracas de 1938, celebrados en el Teatro Municipal, donde ganó el laurel dorado con su poema “Los mármoles sepultos”.
Don Alejandro fue un portaliras de elevado estro, perteneció a la pléyade de poetas cumaneses empinados por la crítica y ganadores en juegos florales de toda América, por citar algunos: Jacinto Gutiérrez Coll, Marco Antonio Saluzzo, Andrés Eloy Blanco, Humberto Guevara, Tin Fernández, Diego Córdoba, Juan Manuel Rondón Sotillo, Pedro Elías Marcano, José Antonio Ramos Sucre, Luis Beltrán Mago, y en este año de 2016, Nelson Guzmán.

DIVINA PRIMAVERA

Cuando de muerte y a traición herido
atravesaba rutas ya sin flores,
bajo cielo de pálidos fulgores,
Con las melancolías de un vencido.

Y de mi corazón adolorido,
Magullado por bárbaros dolores;
Volado había todos los amores,
Dejando sólo en él, sombra y olvido;

Pasaste por mi ruta, misteriosa,
Con el encanto de una melodía,
Y el perfume y la seda de una rosa;

Seguí tu huella mística y ligera,
Y renació en mi alma, amada mía,
con tu amor, la divina primavera.


5.-  CARLO VILLAFAÑE

ROSA MÍSTICA

´ Dios te salve María¨
Pura y resplandeciente como el día;
En tu manto sutil llevas las huellas
Del cielo que es tu casa: ¡las estrellas!

¨Llena eres de gracia¨
Tu nombre por los ámbitos se espacia,
Como el perfume de una rosa mística
De blancura eucarística.

¨ El Señor es contigo¨
Tu nombre es luz y es hostia como el trigo,
Que en milagro vivaz transfigurado
Se hace carne de Dios crucificado.

Tu nombre es como el agua del camino:
Lista para la sed del peregrino,
Es claro y luminoso como el día
Y confortante y diáfano, María.

Bálsamo en el dolor, luz en la sombra
Y música en el labio que te nombra
Y para cada mala venturanza
Tiene, como un consuelo, una esperanza.

¨Y bendita tú eres¨
Por tu amor, entre todas las mujeres;
Bendita para siempre, porque fuiste
En tu viacrucis la mujer más triste.

Porque en tus angustias y en tu pena
También tú fuiste la mujer más buena…
En medio de tú dolor, llanto en tus ojos,
hiel en el alma y en los pies abrojos.

¨ Y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús¨
El dulce, el sacro, el fruto del árbol d la Cruz.

6.-   TRINA MÁRQUEZ MÁRQUEZ

LYEND ÁRABE
Fenece en el alcázar la alegría;
y en la estancia de flores tapizada,
yace el rey con el alma desolada.
sumergido en voraz melancolía.
Gime un cautivo en su prisión sombría.
Y a la luz de la luna enamorada
Pulsa la guzla una doncella amada,
Hermosa com el sol de Andalucía.
Cauteloso en los regios corredores,
Donde brillan los claros surtidores
anda el lebrel. Y al plácido conjuro
de la luna que bella resplandece
grazna un horrible cuervo, que parece
un giró de basalto sobre el muro.
II
Medita en su retiro la belleza
en dar la libertad al ser amado.
La luna esconde su dosel plateado
Y triste el drama a media sombra empieza.
Y va hacia la prisión con sutileza
Sobre la blanca alfombra… y ha temblado
al graznido del cuervo, horrorizado
El corazón de la naturaleza
Que proteger parece su constancia.
Y se oyen los suspiros en la estancia
De un paje hermoso que dormita y sueña.
Y el lebrel se reclina con delicia
Al sentir en el lomo la caricia
De la preciosa mano de su dueña.
III
Murmura el Darro un madrigal sonoro;
Y se mira veloz por la hondonada,
A la pareja huir desesperada
En un bello alazán de crin de oro.
Ansiosa al regio alcázar, donde el Moro,
Llega una esclava Nubia y angustiada
dícele al Rey: -Señor su desdichada
hija ha manchado hoy vuestro decoro
¡Se ha fugado, señor, con el cristiano!
Y en un grito de ira el Rey tirano
En pos se precipita de sus huellas…
Y dando al viento las guedejas blondas
Recibe el Darro en sus divinas ondas
Dos seres a quién llora las estrellas

SOUVENIR

Flota el recuerdo. Cuando el sol poniente
En gasas de violeta se envolvía.
Murió como un querube, dulcemente,
Y muriendo, a la madre, sonreía.

Lirio en botón que temblorosamente
Los purísimos pétalos abría,
Llenando de tristeza el ambiente,
Se fue sonriente cuando el sol moría.

¡Dos años de amarguras han pasado…!
Y al recuerdo del hijo idolatrado
El dolor de la madre se agiganta.

En tanto el sol en el ocaso expira,
Y la nota ondulante de mi lira
¡rompe el silencio y temblorosa canta!

7.-  INÉS GUZMÁN ARIAS
UN OBSEQUIO

No es una rosa del jardín de Francia
Ni tampoco es un lis de primavera.
Aquella se deshoja en la pradera,
Y a éste se le esfuma la fragancia.

Solo o traigo señora de mi Estancia,
Estos versos, que brindar quisiera
A vuestra Excelsa Majestad que impera
En el inmenso pensil de la elegancia.

Y que ellos sean un atavío in-petto,
Forjados en el Sitial de mi intelecto,
A guisa de rarísima diadema…

Y así quisiera que tuviera un dejo
En vuestro Álbum misterioso y viejo,
Este humilde y límpido poema.

MÚSICA TRISTE
Sólo tu trino ruiseñor doliente
Sus arpegios me prestan
Para esta triste música que canta
El canto de tus lágrimas secretas
El canto de tus trémulos sollozos
A la amargura interna.
Que al nacer arrancó tus esperanzas
Dejándote en el ama solo penas.

Quisiera que conmigo te dejaran
Todos los bardos su canción más tierna
Para ofrecerte, soñador doliente,
La corona de perlas
Que ha merecido tu inspirada lira
En tu vida desierta.
¡Ere el bardo rey de los pesares
¡Eres el rey cantor de la tristeza!

¡Oh, ruiseñor doliente, solitario,
Inspirado poeta,
Son tus estrofas ayes arrancados
En tus ratos de pena,
Son de tu llanto tristemente amargo:
Las purísimas perlas;
Ellas son recogidas por las flores
Que nacen en la selva
Para formar piadosas en tu frente
La brillante diadema
Porque te has hecho rey de los cantores
Rimando tu tristeza.

En las noches de invierno, cuando escuches
El golpe de la lluvia en la alta reja
Simulando salmodias errabundas
En el alma desierta.
HO, rey cantor, doliente y solitario
Entona tus endechas
En medio de esa sombra que es tan solo
Sombra de tu tristeza.


8.-  PEDRO ARISTEGUIETA SUCRE
EL ANGELUS

Después de un ruido de alas celestiales,
brillante como el palio de la aurora,
oye María, que de hinojos ora:
¨Llena eres de gracias divinales¨.
¡Jesús bendito! En bien de los mortales,
es fruto de tu vientre: y desde ahora,
se forma entre la esencia que evapora.
tu cáliz de purezas virginales.
Saluda así a la Virgen, un alado.
Nuncio Dios, y vibra su voz de ángel,
con acento de célica ternura;
y la más pura flor de lo creado,
inclinando su talle, ante el Arcángel:
¡Hágase en mi… Con humildad murmura.


LA HORA DEL ANGELUS

Tan luego cubre el alba con su manto,
el estrellado azul del firmamento.
Atrayente de suyo, hay un momento:
Despierta la ciudad, pero algún tanto.

Se oye del ave el no aprendido canto
y a Dios se le consagra el pensamiento
de una campana el son engarza el viento
y mientras vibra orando como un santo

De hinojos el cristiano permanece,
el eco ya, del bronce apenas dura;
y en el campanario aclara el día.

Es bello ver la luz cuando amanece,
ostenta sus encantos la natura;
cuando saluda el ángel a María.

PICHINCHA

No es el fuego volcánico terrible
Lo que truena en Pichincha fuertemente,
Sino un fuego de arma imponente
Más que el dardo del Inca tan temible.

Se da una gran batalla muy plausible,
En la espada de un Héroe, Sol de Oriente,
Libertando a una tierra floreciente
De un yugo de tres siglos, insufrible.

A los hijos e España, el Héroe bate,
Y la madre del Cid con prez, y gloria
Es por su misa raza domeñada:

Que triunfa el Ecuador en el combate,
Y coronando a Sucre la Victoria,
Toda Colombia queda libertada.

9.- RAMÓN SUAREZ

ANTONIO JOSÉ DE SUCRE

Fue una página blanca en la roja contienda,
y su nombre, viajando en la humana memoria,
es un sabor de lirios, un sabor de leyenda,
destilan los cien robles inmensos de su gloria.

Su diestra que sabía del óleo de la veda
salvaba muchedumbres. Señor de la victoria,
pretendió que los pueblos adoraran su ofrenda
y trazó con su espada una cruz en la Historia.
Un mensaje bordado para la bella esposa
En la gran humareda de la grande tormenta
Era un paje galante del laurel y la rosa.

Mucho más con su muerte su gloria se agiganta
porque a pesar de todo Berruecos complementa
El pedestal de mundos que Ayacucho levanta.


MUY EN ALTO…
Mi amor es una góndola que avanza
En busca siempre de tus ricos dones;
El piloto no pierde la confianza
De clavar como ayer una esperanza.

Y tú habrás de llegar con breve paso
nimbada por los rayos de la gloria,
tú sabes que mi amor no tiene ocaso,
y que hasta en las tinieblas del fracaso
resplandece la luz de la victoria.

Se pude realizar cualquier deseo
Cuando la lucha al corazón no inquieta;
Y si te estoy queriendo cual Romeo,
¡Tú tendrás que quererme cual Julieta!

¿Hipócrita? ¡Jamás! Yo desconfío
Del lodo que se oculta entre la hiedra;
El pecado que tengo es todo mío,
Y arque no lo lleve, desafío
A que me arroje la primera piedra.

HOMENAJE AL ÁRBOL

Le cuadra bien, señores, a ofrenda como esta,
Un rumor de esperanza ungido de emoción:
El Árbol de la Ciencia no puede estar de fiesta
Sin que no esté de fiesta nuestra imaginación.

Por tal motivo ahora no cabe la protesta
De comulgar con una romántica ilusión,
El árbol tiene siempre una rama dispuesta
Al pájaro que sabe rimar una canción.

Estas catorce cuerdas, que son catorce versos
Que pulsará mi mano para loar el Libro,
¡Serán catorce pájaros que volarán dispersos!…

¡Que se impregne el ambiente de las líricas cosas!
Y será este soneto que ingenuamente vibro,
En la Fiesta del Árbol, el árbol de las rosas.

10.- JUAN FREITES
APACHISMO

De cruel y de insensible me has tildado.
Por cierto, el tal decir no me da enojos.
No tengo corazón me lo han robado
los apaches tiznados de unos ojos…

Un día de carnaval, cuando engañado,
creí cambiar en rosas los abrojos
de mi vida. Fue el ¨golpe¨ inesperado,
bajo una lluvia de confetis rojos.

Recuerdo hoy, triste, el caso y me conformo.
Y siempre admiro aquellos dos ladrones
Que, en auto, sin puñal, sin cloroformo,

solo al influjo de un encantamiento,
quitáronme, una tarde de ilusiones,
todo el tesoro de mi sentimiento.

CONFIDENCIAL

De que la quiero es la verdad desnuda;
No tengo de su amor convencimiento:
Entre esta realidad y esta duda
A veces mi vivir es un tormento.

Pues tato el celo familiar la escuda
que hablarla de mi amor es vano intento,
y la mirada, aunque elocuente, es muda
para decirla todo lo que siento.

Y con tal fuerza hirió esta vez cupido
que, arrancar de mi pecho la asesina
flecha, mi férrea voluntad no alcanza.
Gracias a Dios que en mi dolor de herido
Una ilusión me sirve de morfina,
de hermanita enfermera una esperanza.

CARMEN

Vuestra gracia olorosa a canela, a clavel,
Me hace pensar en coas de Sevilla o Granada:
En el jaleo entre un patio, a la luna argentada
Con guitarras y crótalos, coplas y moscatel.

En el audaz asalto por una encrucijada,
En el rapto nocturno sobre un brioso corcel,
En el diestro valiente que, haciendo un brindis cruel,
Crucifica en Veraguas en la cruz de su espada.

En la grupa trigueña que tras la reja espera.
En el grupo de nómadas que a la luz de una hoguera
Oye un cuento de brujas con intensa emoción…

En el lance por celos, palpitante de arrojo,
Que, trágica, la faca puesta al rojo
Por las brasas inflamadas de amor de un corazón.


11.- JOSÉ FERNANADO NUÑEZ

HOMENAJE
Como un cesto de flores madrigalescas
rindo a tus pies de Filis mi corazón,
como un cesto de flores madrigalescas,
de los amaneceres de la ilusión.

Con las flores más blancas de mi homenaje
téjete una corona fresca y nupcial,
con las flores más blancas de mi homenaje,
serás la reina esposa de tu fiel paje
en el divino alcázar del ideal.


Beberás en mi boca licor de besos
como en la rósea cuenca del mago Iriel,
beberás en mi boca licor de besos,
y crujirán tus ansias con los excesos
con un hervor de rubíes bajo tu piel.

Te serviré los gratos ricos manjares
en vajilla fastuosa de oro y azur,
te serviré los gratos ricos manjares,
y serás por la gracia de mis cantares
cual la reina del cuento de Yant-Abur.

A tus formas de Circe con loco empeño
vibrante de ternura, me abrazare,
a tus formas de Circe con loco empeño
y las rientes visiones de tu almo sueño
sobre tu ebúrnea frente descifraré.

Pondré en tus rojos labios mis labios rojos
cuando al sueño te pliegues como una flor,
pondré en tus rojos labios mis labios rojos,
y pensaré en la fiebre de mis antojos
que eres Afra dormida junto a Imansor.


12.- JOSÉ JESÚS GALINDO

GRITO DE FE
Llegaste al rosal de mi fe marchita
En forma de mística libélula,
Y en la corola de mi alma incrédula
Derramaste el cáliz de tu savia bendita.

Y en el estéril rosal del corazón
Floreció desde entonces mi creencia,
Y al influjo de tu divina ciencia
Fructificó en mis labios la oración.

Por eso ¡Oh Reina! del ferviente culto
Yo rindo a tu grandeza mi alabanza,
Y en tu pecho de vívida esperanza,
Devotamente mi fervor oculto.

Y si en el valle, do inmaculada estás,
Mis ojos llegan a contemplarte un día,
Dale a mis ojos más luz y armonía
Para verte mejor, para adorarte más.

Para ese día de plácida ventura
En que feliz me acerque a tu presencia
Quiero transfigurarme en reverencia
Y cantar en mis versos tu dulzura

Mucho quizás en mi fervor anhelo,
Pero es tan fuerte de mi amor la llama,
Que cuando el alma en su dolor te llama
El grito de mi fe sube hasta el cielo.

13.- RAFAEL ÁNGEL SALAZAR

NO SE QUE TENGO
Un deseo de vivir que me domina;
Un ansia de observar que me enajena,
El recuerdo del pasado, que me hostiga
Y la dicha del presente, que me enferma.

Del futuro saber lo que, en su fondo,
Oculto, irrealizable, se mantenga,
Detener, cual Josué, del Sol, el curso;
¡Y, la noche, asimismo, hacerla eterna…!

Quiero el beso encarnado de mi novia
Y el pálido desdén de su mirada;
La cadencia de vals, la marcha triste
Y la doliente voz de la campana;

La sagrada quietud del Cementerio
Y el laberinto de las Grandes Urbes;
La santidad augusta del Santuario
¡Y las lamentaciones del Averno…!

Quiero el cielo y el mar; los altos montes
Y las aguas que brotan de la tierra;
Y quiero, como el Sol, hundirme siempre
¡Tras la línea sin fin, del Horizonte…!

Adoro con fervor la niñez sorda;
Y de la juventud, el placer loco.
Y pienso con dolor, si habré de verme
¡Con la tristeza de la vejez corva…!

Medito, confundido, en las miserias
De esta vida tan tétrica y tan larga…
Pues, que miro la carne que se pudre
¡Cuando más sana está, sin evitarla…!

Todo saberlo e ignorarlo todo.
Amarlo todo y a todo rechazarlo.
Como el diamante y el carbón, mírame:
¡Brillante, horrible, odiado y admirado…!
Un afán de extasiarme en lo indeciso
Y una mueca por todo cuanto olvide…
Y retirarme pronto de la Escena,
¡Sonriente a los amigos del DIES IRAE…!

Pero anhelo, tan solo, en todo caso,
Tener por compañeros, dos personas:
Mi madre, santamente, entre mis brazos
¡Y Jesús de Nazaret, en mi memoria…!


14.- ROSA ALARCÓN BLANCO
OBLACIÓN
A la bella Carmencita en la noche de su beneficio


Que se inclinen las rosas todas las frescas rosas,
Princesita del arte, a tu paso triunfal
Porque tú no eres digna de pisar otras cosas
Que la seda del pétalo jugoso y virginal.

Que se asomen al cielo la luna y las estrellas
A regarte el camino con su dulce fulgor,
Para que no equivoques tu senda, y siempre bella
Levantes tu arte puro, sereno triunfador.

Vencedora: a tu paso que se inclinen las palmas
En una dulce y muda reverente oblación,
Y también que se inclinen palpitantes las almas
A rendirte la ofrenda de su gran emoción.

Emoción que despiertas turbadora y divina
Cuando vas como un hada hechicera y gentil,
Deshojando la rosa de tu gracia genuina
Que palpita en tu sangre española y febril.


15.- PACO DAMAS BLANCO

SUCRE
La virtud en su frente reverbera
Y el amor a la patria en su memoria
N los rojos eriales d la historia
Es un blanco jazmín de primavera.

De tal suerte Bolívar lo venera
Que deponed su ambición d gloria
Con el comparte la final victoria
De Ayacucho al confiarle la bandera

Más el guerrero, con sus altos dones
No aspirado copiar tanto blasones
En la sangrienta y dolorosa vía

De la bandera el azul celaje
Solo recoge el férvido homenaje
De siete estrellas que el Creador le envía.

BERMUDEZ

Cíclope o desertor de extraño mundo…
Nos refiere la épica leyenda,
Que aún bajo el fuego de infernal contienda
Su acero es rayo de esplendor fecundo.

Carcas contemplole furibundo
Cuando al huir de su guerrera tienda,
¡Recibe en la derrota rara ofrenda!
De extraña dama el aguijón inmundo.

Tan rara ofrenda al paladín irrita;
Y del palacio do la dama habita
Con su espada inmortal cifra la puerta.

Y al volver la grupa a la contraria gente,
Arrogante y sublime aquel valiente,
Exclama con honor: ¡Para la vuelta!



16.- MARÍA DE ALVARADO

Dirijo la mirada a la lejanía
Donde el cielo se une con el mar,
En un azul, tan tenue en armonía,
Que forman uno solo en todo igual.

Me confunde mirar tanta igualdad
Y pienso que se encierra allí un misterio
Que en descubrir tendré que ser tenaz
Y me doy cuenta que es algo muy serio.

El cielo, enamorado de la mar,
La contempla y en ella se retrata,
Más ella nunca lo ha querido amar
Y huye con terror, la muy ingrata.

Hacia la playa, corre enfurecida
por ese amor tenaz que la deprime
O la levanta en pleamar, seguida
De altivas olas que en la playa esgrime.

El cielo no se arredra y en su abrazo,
De extensión infinita la hace presa;
Con celajes la besa, dando trazos,
La quema con su sol de lumbre intensa.

Salta la mar embravecida y pronta
a huir, de aquel más que tenaz amante
que la persigue y que su furia afronta,
Porque habrá de vencerla en un instante.

Hacia la playa va despavorida,
donde llega sin fuerzas ya cansada,
murmurando sus quejas afligida
y quedándose casi desmayada.

Pero viéndose siempre perseguida
retrocede y se ahonda mar adentro,
queriendo consumir todas sus aguas
formando un remolino en todo el centro.

Llega la noche sin que cese un punto,
esa lucha tenaz que ambos sostienen
por qué el cielo y la mar siempre están juntos,
por qué odio y amor jamás se avienen.

Sintiéndose la mar ya más serena
se despereza en yodos saludables,
tendiendo con placer sobre la arena
sus olas de vaivenes incansables

Pero el cielo es tenaz y con acierto,
vigilando a la hembra desdeñosa
prende luces en todo el firmamento,
pensando que será más bondadosa.

La mar confiada se queda dormida
y el cielo siempre arriba la rodea…
Es allá en lontananza en raya unida
donde el cielo realiza al fin su idea.



II


Campana de la tarde, que el Ángelus nos cantas,
cómo despiertas caros recuerdos de mi infancia
de aquella juventud en mi hogar hoy distante,
de rostros ya perdidos y de ilusiones tantas.

Cada repique tardo, vibra en el aire inquieto
y el pensamiento vaga en pos de los recuerdos.
Campana de la tarde, que alegrías y tristezas
en el alma despiertas con tu sonido lento.

Vibran en el espacio con lagos intervalos
tus agudos tañidos tristes, dulces y suaves;
y en el alma se meten con lánguido desmayo
De cosas que existieron, de pensamientos vagos.

Tus espaciados sones precisan los recuerdos
de cosas que se fueron, de cosas que no fueron,
de sueños encantados que en el alma quedaron,
de cosas que pudieron haber sido y no fueron.

De cosas que en el alma viven sin que sepamos
que son, donde residen o de donde nos vienen
o de cosas vividas, que a la vez que son dulces
a su dolor punzante ya más nunca escapamos.

Cuando mi cuerpo frio, baje a la tumba obscura
no oiré tu son temblante, campana de la tarde,
Cantarás para otros tu prodigioso ANGELUS
Despertando en sus almas alegrías y amargura.


17.- ALEJANDRO VILLANUEVA

SUCRE

¡Miradle! ¡Es él! La Patria reverente
Eterniza en el bronce su memoria,
Ayacucho es el nimbo de su gloria,
Su augusto pedestal, un Continente.
El sol de libertad brilla esplendente
En el cielo sin fin de su victoria;
Que ese Titán de inmaculada historia
El numen es de la patriota gente.
Mas, ¡Oh sarcasmo de la cruel fortuna!
Roto su cetro por la suerte impía
¡Repúblico inmortal, mira tú cuna!
¿Qué fue de tu altivez, su bizarría?
Esperad: que ya vuelven una a una
Todas las glorias de la Patria mía



LOS ALMENDRONES

Adornan el dintel de mi casita
Dos almendrones que el placer sembró,
El uno joven de frondosas ramas
El otro viejo como lo estoy yo
Sentado junto a uno me estoy riendo
Viendo del mundo el peregrino afán:
Que el uno es grande, porque el pan le sobra
Y el otro es chico por faltarle pan.


UNA ORACIÓN

Llegué a tu casa con la alforja a cuestas
Del peregrino que camina en pos
De una esperanza y mendigué a tus puertas
Una limosna, por amor de Dios…
Y me diste la espalda en mi camino
Sin dolerte, mujer, de mi aflicción,
¡Cuánto hay que desprecian al mendigo
¡Y llevan en los labios la oración…!

acuérdate
Llegué a tu casa con la alforja á cuestas
Del peregrino que camina en pos
De una esperanza, y mendigué a tus puertas
Una limosna por amor de Dios.
Y me diste la espalda en mi camino,
Sin dolerte, mujer, de m aflicción;
¡Cuántos hay que deprecian al mendigo
Y llevan en los labios la oración.


CANTARES FORENSES

Vuelvo hoy a mis cantares,
A mis cantares de ayer
Para amenizar el ocio,
Para mejor proveer.
Si el verso es claro y sencillo
Y el poeta es un incauto,
Ten entendido, amor mío,
Que el verso así es un auto.
Si el verso dice: “te amo”
Y se turba tu inocencia,
Ya no es auto es otra cosa,
Es más bien una sentencia.
Si te sientes agraviada
Y pasa la noche en vela,
Tienes un recurso entonces:
Tranquilízate y apela.
Pero te advierto, no dejes,
Esto no es saber ni ciencia
No dejes, te lo repito
Transcurrir la quinta audiencia.
Pues Casación ha resuelto
Del año pasado en mayo,
Que quien a tiempo no apela
Se conforma con el fallo
Si un abogado te dice:
Tomas, Petra, Corazón,
Porvenir y matrimonio,
Ya esto es causa en relación.
Adviérteselo a tus padres,
Con oír no te conformes,
Para que le fije audiencia
Y pronto lo llame a informes.
En el Código Penal
Jamás he encontrado escrito,
Para bien de los que se aman,
Que el amor sea un delito.
Ni puede serlo tampoco;
Será porque así lo siento:
Un amor es, a lo sumo,
Cuestión de procedimiento.
Un soltero o divorciado
Es al fin de la charada,
Un juicio contradictorio,
Sentencia ejecutoriada.
Y un viudo que tenga ganas
De casarse y se presente
A una mujer subíndice
Es una herencia yacente.
Ahora bien; tu eres hermosa
Eres de privada acción
Buen acervo hereditario,
Una herencia en transacción.
Lo que soy yo no me asusta;
Que lo diga un abogado:
Una causa sentenciada,
Un expediente archivado.

LA ORACION

Abandona tus juguetes
y ve a la iglesia a rezar
la inocencia es flor preciosa
que adorna siempre el altar.
¡rezar! ¿A quién se reza?
Rézale, mi bien, a Dios;
La oración cuando es sincera
Fortalece el corazón.
María llena de gracia
Hincada al pie de la cruz.,
Reza también al Eterno
Como vas a rezar tú.
La oración es para el alma
Bálsamo consolador
Para la inocencia es, niña,
Lo que el aroma a la flor.
Para el náufrago, la esperanza;
Para el moribundo, fe;
Caridad para el que pide
Una limosna, mi bien.
Hoy es día de tu santo,
Día para ti de flores,
De música, de perfumes
Y de pájaros cantores.
Yo soy pájaro que canta
En la tarde de sus días,
Sobre una rama ya seca
Del árbol de la alegría.
Pídele a Dios que mis años
Para bendecirte alargue;
¡Dios te bendiga en el cielo
¡Como en la tierra tu padre!


FLORES Y PÁJAROS
CANTARES

Las flores tienen su nombre
Su nobleza y jerarquía;
Su reino es la primavera,
Su palacio la poesía.
Las rosas son siempre reinas
Las camelias son princesas
Las diamelas, cortesanas,
Las margaritas, marquesas,
Tienen funciones de gala
Y reuniones de palacio
En donde cantan los pájaros
Que atraviesan el espacio
Madreselvas, lilas blancas
Velo de novia y jazmín
Forman el manto precioso
De la reina del jardín
Las flores también se casan
Con las otras del vergel;
La azucena con el lirio
La rosa con el clavel
Lilas blancas, azucenas
Azahares de la China,
Que perfuman el ambiente
De la pradera vecina.
Madreselvas trepadoras
Y naranjos florecidos
En donde los azulejos
Cantan y forman sus nidos.
Ya se va la primavera
Que fecunda vuestros tallos
De sus primores apenas
Quedan lánguidos desmayos
Canta el pájaro en la rama
Donde ha formado su nido,
¿Qué mucho que yo a ms años
Esté cantando en el mío?
El desengaño nació
Donde mi esperanza estaba;
“Mañana me muero yo
Y para mí el mundo acaba”



18.- FRANCISCO DE PAULA RIVAS MAZA

Albas cortinas ensoñadoras
Velan las danzas embrujadoras
De las ondas verdes,
Colibrí lindo, triste, silencioso,
Besa los brotes muy primorosos
De los claveles.
Magas ondinas voluptuosas
Adormecidas sobre las rocas
Nevan el monte,
Vuelan sutiles nocturnas alas,
Duermen las flores, rezan las almas,
rumia el bisonte.
Llena las vías feroz alarde
Del cierzo helado muere la tarde
De crudo invierno.
De rosa pinta tersas mejillas
La bella novia, la princesita
De erecto seno.
Nostálgico amor,
Reflejas de sol,
Saliendo entre brumas
Espeja en oriente el suave fulgor
De pálida luna.
Véspero sin brillo,
de seres ya idos
añora la ausencia,
Y la noche fría con chirriar de grillos
Llora su inclemencia.


19.- AQUILES CERTAD

ORACIÓN DE NOCHE BUENA

¡Noche buena de Año Nuevo!
Como las palabras triviales
De los niños.
Noche toda recuerdos:
Las pupilas caídas de la madre;
La abuelita de nieve
Con su máquina de cocer
En el tinglado familiar del patio;
La vieja casona de la escuela
Y el maestro paciente
Destilando en nosotros
Su gotica de ciencia;
Los ojos inquietos de la primera novia
Ante la carta azul
Y su timidez en la cita del parque.
Recuerdos de ayer
En nuestras almas,
-todo un film de añoranzas.

Noche buena de Año Nuevo:
¡Antesala donde nos preparamos
para volvernos a llenar
Los ojos de mundo!

Noche Buena de Año Nuevo;
Tu llegada de doce pasos sonoros
Trae siempre a mi alma
Una lucecita
De ternura y de infancia


RAIGAMBRE


Me estoy hundiendo en este paisaje
En este paisaje que me amarra a mí mismo
Paisaje lánguido como los pinos que lo forman
Y no sé qué haré para salir de él.

De lejos se afilan voces más y más
Voces que me gritan: ¡Vente!

Pero me siento muy ligado a este paisaje
Ligado por ira liciones, por cariño, por algo,
Los pinos me insinúan que lo deje
Con la flojera descolgada en las lágrimas de sus ramas
Me lo grita el silencio
Y el camino se peina con el viento
Para tentarme a andarlo.

Quién sabe si saliéndome de él
Me haga falta algún día
La rectitud de su vida.

No me iré
Me condeno voluntariamente a este paisaje
-mío-
No haré caso a las voces
Me reiré de la esclavitud sin protesta de los pinos
De los gritos del silencio
De la blancura frágil del camino

LA VOZ DE LOS CUATRO VIENTOS

Te quiero verso de Paz Castillo
Porque me has hecho vivir paisajes de algodón
Te quiero por nuevo
Por mío
-campesino-
Te quiero por tu música
Música propicia para dormir a los niños
Verso de Paz Castillo
Suavidad de garúa sobre el mar
Lave para despertar recuerdos de novias
A quien se soñó hablarles en tu lenguaje
Pajarera repleta de canarios
Cogidos en tibias tardes mongolesas
¡Verso de Paz Castillo!
Llama para ir encendiendo
Crepúsculos olvidados
¡Verso de Paz Castillo!
Semilla venezolana que germinó
Un Juan Ramón de América
En América que tiene ahora
Un nuevo abecedario
Para aprender a deletrear paisajes
La voz de los Cuatro Vientos

IGLESIA POBLANA

Vieja iglesia poblana
Sola callada
Suspira de blancura que se le escapó a la tierra
Vieja iglesia poblana
Semilla sembrada hace cien años
Por el conquistador
Como ansiarás que llegue la fiesta del Patrono
Para vestirte de nuevo
Y despertar el pueblo
Con tu grueso lenguaje de bronce.

Vieja iglesia poblana
Que copias en tus blancas paredes
La triste figura de un farol
Vieja iglesia poblana
Que permaneces todo el año en silencio
Oyendo de vez en cuando la súplica de algún campesino
Que va a pedirle al Santo
Que le obre un milagro en el conuco
.
Vieja iglesia poblana
Que quedas con las fiestas del año
Agobiada de inciensos y liturgias
Hasta tu viejo reloj ha olvidado
El oficio que le enseñaron en Suiza
En día que quieran clavar la pica
En el aguaitacamino de tu torre
Debes protestar, por honor a tus antepasados
Con tu grueso lenguaje de bronce



20.- MARIO G. GOMEZ

SUCRE

Palpitante de amor un mundo aclama
tu excelsitud marcial y nazarena,
mientras cautivo de floral cadena
tira el león del carro de tu fama.

Tu ademán señoril rinde a la dama,
Y a los caudillos tu visión serena;
Ecuánime en la dicha y en la pena,
¡Tu voz, siempre la misma, dice ama!

Espada, rosa y cruz, son tus blasones,
Pues si la infamia tu existencia trunca,
Da la caída inextinguibles ecos

Y hace dudar a las generaciones
Que glorifica más, si el Condorcunca
O la montaña triste de Berruecos.



EL ARBOL

¡Árbol fuerte!
¡Árbol rubio!
¡Árbol que regó la mano
¡De un labrador cumanés!
Tú creciste bajo un cielo
esplendoroso y azul
y miraste las campiñas
y quisiste ser robusto
y por tu sed de infinito
la sangre del labrador
se hizo sabia en tu corteza.

Árbol de múltiples dones
con el corazón de oro,
los ruiseñores cantaron
para embelesar tu vida
y los rayos de la luna
te envolvían como hilos
de una gigantesca araña
y el viento armonizaba
en tu fresca ramazón
y confiabas en lo firme
de tu tronco emperador.
¡Árbol fuerte!
¡Árbol rubio!
Árbol que regó la mano
de un labrador cumanés.
II
Un día de invierno, recuerdo:
un mendigo, un poeta,
un hermano del Señor,
por cuanto era hombre bueno,
puso e tu parda mirada,
se insuflaron sus pulmones
por el aroma que exhalabas
y le brindaste tu sombra,
que no era sombra, si no
un pedazo de tu amor
y fuiste bueno con él
como yo lo soy contigo.
Y hubo amor en los zarzales
y las piedras repicaron
gloria con la voz de Dios
y todos los compañeros
florecieron de alegría
y la cántiga campestre
ese día fue más dulce
que las aguas del Jordán
y cuando al atardecer,
por diadema vi tu frente
el iris de mil colores.
III
Hoy el poeta está triste
y tú te estás agotando…
Y hoy cuando lo retoños
necesitan de tu sombra,
de tus flores el perfume,
de la savia de tu amor,
de la gracia de tu arrullo,
¡están tus ramas enfermas
de peste blanca y anemia!
¡Un negro presentimiento
me está taladrando el alma!
Árbol que fuiste alcázar
de mis penas y amores:
árbol que tienes recuerdos
que no morirán jamás.
Árbol que ves la visión
de una tétrica guadaña:
¡cobra tu sed de infinito
que Dios impera en lo azul!

¡Árbol fuerte!
¡Árbol rubio!
No me abandones ahora,
mira que estoy en otoño
y tengo horror al invierno.


21.- JOSÉ CARMEN OLIVEIRA

CANCIÓN DE MAYO
Ha llegado mayo con sus brisas suaves,
Con sus tardes de oro y con su alegría,
Sus mejores cantos desfloran las aves
Y la fronda viste de policromía.

Ha llegado el tiempo de las mariposas,
El tiempo florido de la Poesía.
Llaman las campanas con voces piadosas
Para el ejercicio del mes de María.

¡Salud, golondrinas!  buscad los aleros
Que pronto se brindan a la epifanía.
¡Oh, Mayo! respiro de tus jazmineros
El mágico aroma de tu fantasía.

¡Padre Sol! ¡Imprime más oro en tu beso
Turpial! Hoy recitas con más armonía.
¡Primavera! Gracias por tato embeleso
Que quita a la vida su monotonía.

¡Ha llegado Mayo! ¡Cuán grata venida!
¡Oh! mi lira, enferma de melancolía,
Hoy ha amanecido toda florecida
Con las campanillas de la melodía


22.- FRANCISCO GUEVARA NUÑEZ

MUCHAS LÁGRIMAS
¡Muchas lágrimas, pueblo de Guayana!
¡Está en dolor una ciudad hermana…!
La ciudad del sublime Mariscal,
alba como aquel hombre magistral
generosa y divina y más sincera
que una estrofa de su Sánchez Pesquera,
emocional como un verso de hoy
que hilvana sabiamente Andrés Eloy,
avaro cofre de la tradición
cual rima de Juan Miguel Alarcón,
de un intranquilo corazón sencillo
como ese puro de Rondón Sotillo,
de mil austeridades lleno el seno
como González, el maestro bueno,
como la virtud más alta y luminosa
esa sagrada del Obispo Sosa…
¡Oh, pueblo mío, en músicas profuso
como una frase del genial Saluzzo.
Pueblo que de sus hijos en la vida
retrata las virtudes de su entraña;
y que encentra en lo amargo de su herida
que sobre el pecho sin temor anida
un sol de gloria más, para mañana.
Muchas lágrimas pueblos de Guayana
por el dolor de la ciudad hermana.


23.- JUAN GONZÁLEZ GAMARRA

SÍMBOLO
Para Marco Tulio Badaracco.
Publicado en EL DISCO No. 76, Del 12-01-1924

Hasta tú va mi fiero verso arisco
Que del acervo de la musa trovo:
Es manso en sus intentos como el lobo
Que nos pinta Ruben con San Francisco.

Llévalo a las columnas de tu DISCO,
Ve la ciudad en infinito arrobo
Por convencerse si es el hombre probo
Dejó del valle el escarpado risco.

Se tú como el de Asís, llámalo hermano,
llévalo con cariño de la mano
pues al mirar los hombres en la vida
que matan por placer, mucho me inquieta
que lo mismo que al lobo del poeta
¡Se vuelva horrorizado a su guarida!

26.-  JUAN MANUEL GONZALEZ VARELA

                                        AL CAER DE LA TARDE                           
Entre randas de nácar y de grana
muere la luz del astro vespertino,
bate sutil la brisa el ala ufana,
y el ave exhala acongojado trino.

De gala está el pensil: enamoradas
se columpian las tímidas palmeras,
las encendidas rosas perfumadas
sus corolas ostentan hechiceras;

sobre menuda arena su corriente,
que finge plexos de cristal y plata,
la fresca y pura, generosa fuente
entre murmurios lánguidos dilata;

ligeras como el aire y primorosas
por el matiz de purpura y de gualda,
saltan atolondradas mariposas
sobre el césped bordado en esmeralda;

naturaleza toda a los fulgores
de la luz que rutila agonizante,
arrebola su faz con esplendores
que se truecan en sombras al instante.

Si, que la triste noche ya importuna
viene en luto a bañar el patrio suelo,
y busco en vano un rayo de la luna
en la profunda oscuridad del cielo…

Así yo siento en indecible angustia
morir del corazón la llama ardiente,
y presurosa deshojare mustia
la flor de la ilusión sobre mi frente;

después que intensa siempre, siempre pura
la llama se agitó de luz radiante
y rica de color y de hermosura
la flor en gala se ostentó brillante.

¡Ay!  que al sentirse yerta el alma mía
no a describir su padecer alcanza,
y busco en noche por demás sombría
un rayo de luz, dulce esperanza.

Que no en vano te invoque yo en mi anhelo,
y que no en vano en tu poder aguade;
muestra a mis ojos tu sonriente cielo,
aviva el fuego que en mi pecho arde.

Y te bendeciré, virtud sublime,
y al caer de la tarde, en tu alabanza,
si el corazón por el pesar se oprime…
¡Valor, le gritaré, ten esperanza!

27.- MARCO ANTONIO SALUZZO

A MARÍA

¡Dios te salve, María,
llena de gracias, de consuelos fuente,
manantial de alegría,
cuya blanda corriente
fecunda el seno de la tierra impía!

Ayer desamparado
Alce a tu solio mi ferviente ruego,
y tu escudo sagrado
cubrióme desde luego,
y hoy me contemplo de valor cercado.

Ya miro al lado mío
la amada esposa que me diera el cielo,
en la cual me extasío,
con la cual me consuelo
y a quien mi dicha en este mundo fío.

Y miro bulliciosa
a mi lado triscar con faz riente
mi tierna prole hermosa
cuya risa inocente
ameniza mi vida trabajosa…

Gracias, gracias, Señora,
que escuchaste mi súplica y quisiste
trocar mi abrumadora
vida, de amarga y triste
que fuera ayer, e resignada ahora! 
  
¡Más… ¡Ay, Virgen piadosa!
triste flaqueza de la escoria humana,
que hoy anhela una cosa
y otra anhela mañana
¡Oh corazón! ... ¡Ho sima misteriosa!

Si fijo la irada
en la tierra do vi la luz primera,
el alma acongojada
que en ella estar quisiera,
gime ¡oh dolor l verse desterrada.

Pon término ¡oh María!  
Al tiempo del destierro tenebroso,
pon término a la impía
guerra y has que en reposo
libre viva y feliz la patria mía.

En tanto no ampara
de todo mal y de la insana muerte
sustento nos depara
y danos alma fuerte
y sufrida virtud! ¡Oh Virgen cara…!
Acuérdate Señora
que tu linaje se miró proscrito
por impiedad traidora
y te viste en Egipto
también proscripta, cual me encuentro ahora.


28.-  ÁNGEL FÉLIX BARBERII

SUCRE
De la futura edad a las naciones,
gloria irradiando, llegará su nombre:
su virtud y sus ínclitas acciones,
serán eterna admiración del hombre.

Héroe sublime en campos inmortales
en que de España doma la fiereza,
deslumbran los fulgores celestiales
que de su alma proclaman la grandeza.

Y allá en Tarquí, la espada vengadora
de la augusta Colombia fulminando,
escarmienta a la hueste que a deshora
ve el suelo de la Patria profanado.

Más los lauros marciales de su frente
aún menos bellos son que la diadema
que supo ganar como clemente
cuando el odio funesto era sistema.

Vedle en Santa Ana, a la piedad triunfante
Hacer lucir de entre la guerra a muerte…
¡Como entusiasma que Bolívar cante
del gran convenio la propicia suerte!

Es ese un monumento que la historia
Igual no tiene, pronunciar le escucho;
¨Y será perdurable su memoria
cual la del vencedor en Ayacucho

Tras la terrible lidia de leones
en que un mundo arrebata a los tiranos,
las adversas innúmeras legiones
favor alcanzan de sus nobles manos.

También sublime fue en desprendimiento;
y bellísimos rasgos de su vida,
muestran que tuvo celestial aliento,
dejando a el alma de ternura henchida.

Si:  a los futuros siglos y naciones
cual sol de gloria, llegará su nombre:
su virtud y sus ínclitas accione,
serán eterna admiración del hombre;

Y la ilustre ciudad que fue su cuna,
la heroica y fuerte en el dolor profundo,
por más que la oprimiere la fortuna
tendrá el respeto y el amor del mundo.

29.-   AGUSTÍN SILVA DÍAZ
LUX VICTRIX

Nazareno: tu calle de amargura
hoy se viste de fiesta:
se trocaron en salmos las injurias
y en flores las piedras.

Ya no es una Verónica que acude
a enjugar con su toca tu cabeza;
son millones de almas suspendidas
para besar tus pies, cual Magdalena.

¡Tus pies! Las navecillas irraeles
que trazaron caminos con estrellas
sobre la luna azul del Tiberiades,
ya no es de Nazaret de dónde vienen
sino de todas partes:
de la tierra y del mar y de los cielos
de la luz impalpable
de todo el Universo.

La corona que llevas en las sienes
de espina que era, se ha trasformado en rosas,
y todas tus heridas sangran mieles…
¿Qué importa que una racha dolorosa
marchitara los místico vergeles
de tu vida inocente,
si ibas a revivir para los fieles
por siempre y para siempre?

Sobre tus hombros de marmórea albura
el símbolo funesto del suplicio
como tú en el Tabor, se transfigura
y lo que ayer fue signo de pavura,
hoy lo miran las almas como indicio
de la eterna ventura.

Con la luz que irradiaron tus palabras
se incendiaron las cuatro extremidades
de tu cruz de dolores:
faro de las eternas claridades
que hoy derrama tu amor en resplandores
hacia los cuatro puntos cardinales…
 
30.-  JOSÉ SILVERIO GONZALEZ

Ama todo ser viviente:
el universo es amor,
da a los cielos esplendor,
rico perfume al ambiente…
Soberana es la pasión
del amor que por ti siento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.
Digna del sabio la gloria,
de lauros digno el guerrero;
a gloria y lauros prefiero
el vivir en tu memoria;
Porque cifro mi ambición
en tu amor, que es mi contento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.

Si con riquezas creyera
que yo tu amor conquistara,
a Tiro u Ofir volara
y opulento volviera.
Más tan vil inclinación,
suponértela, miento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón
.

Y luego, de tu presencia,
único bien de mi vida,
no sufro la despedida,
no sobrevivo a la ausencia.
Para mi tierna afición
siempre la ausencia es tormento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.


A cada hora, a cada instante
tu imagen es mi alegría,
ocupa mi fantasía,
velo y sueño delirante.
En mi febril ilusión
solo tu amor es mi aliento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.

Cuando a Dios elevo el alma,
por ambos amores le imploro:
por ti, que eres mi tesoro,
por mí, que busco la calma;
Y solo tu posesión
calmará mi sufrimiento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.


31.- MARCO TULIO BADARACCO

LA VIDA

¿La vida y que es la vida?... Luz fugaz
Que la tiniebla eterna de la muerte
Oculta en los abismos de lo ignoto;
Es el rayo que en un momento ha roto
Los bellísimos senos del espacio
Y con sus resplandores de topacio
Iluminó un instante el negro caos,
Y luego sumergiose para siempre
En las profundidades del averno…

Esta es la vida, si: tormentos, azares,
caprichos, vanidades, fanatismos.
Esto es obra del hombre, en su cinismo
no una fina senda ha formado
sino una vía siniestra de tristezas.

Ha impuesto sociedades, religiones,
gobiernos, y en fin mil distinciones
tan necias, que todo es pergamino
que le sirven de valla en su camino.

¿Que son las religiones? Una traba,
los gobiernos, está bien que haya gobiernos,
ellos son necesarios para el mismo
que es una fiera hiena en su idiotismo.
¿Mas, que es la sociedad?  nada, arcilla…
Mas no, ésta es el cadalso, la cuchilla…

¡Oh! impía sociedad te compadezco,
de ti solo nace la ambición…
En ti, en tu lacerado corazón
es donde está arraigada tiranía,
en tus locos caprichos, en tu manía
de querer parecer como aristócrata,
de querer llevar títulos exóticos,
y para esto impones beneficios
al pueblo, y le llamas sacrificio!
Sí, no ves que es tu sangre sustraída,
no ves que es el pan que te da vida.
¡Hipócritas! ¡Terribles oligarcas!
Acaso no es del pueblo vuestro lujo,
no es el sudor que él ha derramado
en el estéril campo, en el arado,
y después lleváis títulos que os honran
y al humilde pueblo le deshonran;
y sin embargo hay seres en la vida
que envidian vuestro nombre, vuestra altura,
altura de sarcasmo y de cinismo,
altura sepultada en el abismo…

Queréis seguir en pos de los germanos,
queréis avasallar vuestros hermanos,
queréis resucitar el feudalismo
y tener un castillo por morada,
y en frente una horca, y ser señor,
como pasaba en Francia? me da horror…
Pues me parece ver allá colgado
en el negro cadalso, y picoteando
el carnívoro cuervo, el cuerpo inerte
de la inocente víctima de un noble…
Un noble… le escupiré yo la cara,
Aristócratas, ríome yo de ellos.

Distinción, sí, muy bien que siempre la halla
porque ella para el hombre es una valla
que puede excitarlo en sus vehemencias,
en sus locos anhelos, y sus demencias.
Más para que será ese orgullo necio
no veis allí la muerte tan altiva
que a todos nos recoge eternamente,
y nos lleva donde el humano expía
aunque tenga su tumba de diamante,
aunque haya a su redor flores fragantes,
siempre esta máxima hemos de seguir:
recuerda hombre que polvo eres
y que en polvo te has de convertir.

3-11-1901.


CREPÚSCULO.

¡Dejad! Sombras de la no-
che portadora de mis cuitas
que contemplan engalanadas la
naturaleza tropical, no tratéis
con vuestro velo ese valle pin-
toresco, ocultar en esta vez.

¡Oh! Sombras de la no-
che no apresuréis vuestro paso
dejad que estático admire…
Allá el sol que ya se hun-
de en lejanos horizontes derra-
mando vanidoso su luz, fúlgi-
da en el mar, acá el llano
que ya cubre a medias las
densas sombras, allá las fres-
cas praderas, allá el búho co-
lozal; a lo lejos las monta-
ñas coronadas por neblinas,
y que rayos caprichosos y
muy vívidos alumbran del
rey astro que a propósito
se detiene en su carrera, y las
brisas autumnales que mur-
muran en la fronda y se
llevan el perfume de las
flores en sus ondas…

                                    No véis el buitre que a-
zaroso, vuela y busca asilo
en la empinada cumbre
después, baja y va aple
gar sus alas en la fal-
da del cerro blanquecino.

Más aquí cerca en el teja-
do buscan ya su frágil ni-
do ansiosas por descansar,
los graznidos de aquel cuer-
vo, la fatídica ave negra,
que ya sale de su cueva los
ánimos a turbar.

¡Más oh!, sombra de la noche
también tenéis vuestro
encanto…

El ganado que encaminan
a su sitio los pastores can-
turreando humildemente los
cantares del lugar y la ale-
gre campesina que condu-
ce su rebaño, no la véis en
la explanada como trisca
cual la oveja que entra
mustia en su corral.

¡Oh las sombras de la no-
che portadora de mis cuitas!
Esa alegre campesina es na-
cida en la campiña cuan-
do recios vendavales azota-
ban la montaña, ella es
musa de mis versos, es el
blanco de mis citas, es mi
ensueño; es mi bien y por eso
oh! noches claras y serenas
del otoño yo quisiera que tu
velo no ocultase la mora-
da, que en la falda de   a-
quel monte se apercibe
tan aislada…

Esas noches silenciosas
traen a mi tantos recuer-
dos, que entonces es tanto el
gozo que me parece sufrir.
Salve, oh diosa de mi amor,
oh campesina gentil!

Penumbrosa y solitaria, de
altar te sirven las rocas, de
incienso tu hálito suave, de
Imagen te sirve Dios, a
quien llevas tus plegarias.
Yo recuerdo tus mejillas
de carmín están teñidas,
y tus ojos chispeantes, y tus
labios de coral, eres cual
Venus de Milo de conjun-
to escultural.


Por eso, oh noches serenas
y apacibles otoñales, como el
fraile ante su nave,
con oración rutinosa, con
murmullo sepulcral; no
traigas a mi memoria los
recuerdos de mi amada:
de mi amada angelical.

Baja verdes cortinajes
de campánula altanera
que enredaba en la ven-
tana de su morada cho-
cil,  reclinábame en su se-
no y apercibía sus besos:
besos que me hacían dormir.


Luego aparecía la luna
Como en las noches de ene-
ro soñadora e incierta co-
mo el cielo de Venecia, de-
rramando poca lumbre,
ostentando su belleza…

Las titilantes estrellas
nos envían su luz pálida,
luz de cirio funeral y al-
rrededor danzaban guza-
nillos luminosos que mi-
raban nuestro idilio, que
también querían amar…

Noches portadoras de mis
cuitas, que bella es la pe-
numbra de los días oto-
ñales, el sol tiene en el
ocaso sobre el tangente hori-
zonte su disco ya casi hun-
dido, y acá en el Oriente
sobre las vírgenes selvas, ne-
gras como un panteón, ya
las sombras de la noche, por-
tadoras de mis cuitas des-
cuelgan su pabellón.





32.- HUMBERTO GUEVARA

BUSILIS

En loa y elogio de los burros negros

Mora en Quetepe un señor
de ideal tan filantrópico,
que unos le tildan de utópico,
otros de algo peor.
Ahora más se refunfuña,
cuanto que en “Renacimiento
el periódico de Acuña,
dicho valioso elemento
le da lo suyo al jumento,
elogiándole la uña.

¿Chifladuras? ¿Baratijas?
¡Nequaquam! Y yo me alegro
de que en sus ansias prolijas
el hombre venda sortijas
de casco de burro negro.

Asegura mucha gente
que los curiosos anillos
son panacea excelente
de hemorroides, tabardillos,
y diversos destornillos
de actividad inclemente.
Debido a tal fallo, encuentro
de inapreciable valía
esa extraña mercancía
traída del Llano Adentro.

Callen los murmuradores,
y desistan de su asedio,
porque el asno, ¡sí, señores!
sirve hasta para remedio.
Desde los tiempos pretéritos,
supo el último baturro
reconocer en el burro
sus muy relevantes méritos.
Tan así, que los gitanos,
en aspavientos cristianos,
y de su incógnita ciencia,
lo tienen por religioso…
Criterio un tanto capcioso
respecto a la penitencia.

Olímpicos, agresivos,
burlescos o despectivos,
los eminentes doctores,
los grandes facultativos,
nunca se darán idea
de la variedad tan rica
que acumula en su botica
la vulgar farmacopea.

Terapéuticas caseras
prescriben la aplicación
de un cierto estomaticón,
infalible en las paperas.
(Corrijo: parotiditis.
por si fortis incurritis)
los indios hacen mención
de otro de la misma laya
(omito la explicación)
para mancadas de raya.
De mil males cura el agua,
y de otros mil la candela;
pasando un sapo chinagua
se cura la erisipela!
También se da por seguro
lo del collar de limón,
escolopendras en ron,
y la piedra de zamuro.
Gracias a Dios, se ha perdido
en la noche del olvido
aquel remedio tan perro
llamado Azúcar del Cerro.

Discúlpense las lindezas
en los menjurjes tomados,
o sencillamente untados:
hojas, raíces, cortezas;
sahumerios, baños termales,
pócimas de minerales,
o de animal procedencia;
que, al fin y al cabo, la ciencia,
aún sometida a linderos,
pésele a tanta experiencia,
nació de los curanderos.

Lo que alelados nos deja,
por sus clínicos efectos,
son los actos indirectos,
digamos: la acción refleja,
tales como la oración
para extirpar gusaneras,
y el vegetal cinturón
para las derrengaderas:
ensartadas a un cordón
que se ajusta a la cintura,
dos pepas de guaraguao,
macho y hembra, ¡qué hermosura!
componen al derrengao.

¿Que hay pepas muchas…? ¡Pues sí!
¡De veras! ¡No es un antojo!
Y ello se comprueba así:
Someterlas a remojo,
en agua. Tan solo estriba
en eso el simple trabajo:
las machas quedan arriba
y las hembras van abajo.

Vemos en los indirectos,
cuyo prestigio nos mengua
que avispas y otros insectos
son ponzoñosos proyectos
si uno se muerde la lengua.
Maraca de cascabel,
colgada de un hilo al cuello,
debe usarla todo aquel
que no ande bien del resuello.
A quienes roncan durmiendo,
mascarle, como cochino,
y al punto cesa el estruendo
del furioso bombardino.
Cuando una madre difunta
quiere llevarse a su hijo…
Eso ya ni se pregunta:
ponerle negro el cobijo
al huérfano sentenciado.
Y si el niño está graduado
en tetas y biberones,
se extreman las precauciones:
debe, además, el macaco
vivir fumando tabaco,
para espantar las visiones.

¿Torpe, fanática, boba.
la actitud contra la muerta?
¿Y aquello, lo de la escoba
puesta detrás de la puerta?
¿Y aquel medroso complejo
de lo que llaman mabita,
cuando canta la pavita?
¿cuándo se quiebra un espejo?
¿Y lo de sombrero en cama,
y la pata de conejo,
y aceite que se derrama?
¿Difiere el asnal anillo
recetado por el piache,
del consabido azabache
que se le guinda al chiquillo?

Las creencias candorosas
sobre las piedras preciosas,
las perlas, el color verde;
cábalas en loterías,
“5 y 6”, y tantas cosas…
¿no indican que uno se pierde
en un mar de fantasías?

¿Y lo del número 13,
y el decir, cuando se ofrece,
en vez de culebra, bicha?
¿Y lo de tocar madera
para evitar la erradera?
¿No dicen que trae desdicha
pasar bajo una escalera,
tener en la casa una
paraulata montañera,
o un cunaguaro cautivo,
y que, en cambio trae fortuna
la manutención de un chivo?
Conservar del tigre el cuero,
o una planta de turara,
se conceptúa nocivo;
así también se declara
ser signos de mal agüero:
la caída de un retrato;
pisarle la cola al gato;
viajar en unión de un cura,
tropezarse con un tuerto…
sucedidos que, por cierto,
la humanidad se figura
como de lo más pavoso.

Tenemos que es provechoso,
y da el mejor resultado:
guardar la soga del ahorcado;
pasar la mano a un giboso,
de las espaldas quebrado;
hacer guiña al guiñoso;
y darle fuerte pellizco
a quien esté a nuestro lado
en el trance provocado
por el enfoque de un bizco.
¿Y el despertar cohibido,
si se sueña con zapatos,
dientes, bodas, río crecido?
Serán por ello insensatos
personajes prominentes,
como en este mundo han sido,
o son en la edad presente?

A nadie, pues, que me diga
ser ajeno a la emoción,
que en todos hay una miga
o un pan, de superación.
Pese al ademán severo
y tesis bien razonada,
quien diga que no cree en nada,
es un solemne embustero.
¿Ancestro? ¿Verdad ignota?
¡Quién sabe! Pero se aferra
en nuestra alma, y la aterra,
eso, que al igual se nota
en blanco, mongol, zulú…
¿Quién, sobre la haz de tierra,
no tiene algo por mascota?
¿no tiene algo por tabú?

Hombres muy cultos y serios,
de sindéresis notoria,
me juran que en esta historia
del casco no hay gatuperios.
Por eso el suscrito opina
que en cuestión de medicina
hay sus cosas…o misterios…
¿No es por ventura un enredo
el que la córnea substancia
por rozamiento en el dedo,
cure de un mal a distancia
hace devanar el seso
en el caso original:
¿Qué influencia tendrá eso
del pelo del animal?
Ofrece el batiburrillo
otro motivo de empacho
en biología burrera:
¿Por qué razón el anillo
debe proceder del macho
y no de su compañera?

Además de curativo,
¡el aro es preservativo!
Y por el aviso, entro
si el Burro Negro es nativo
de un lugar del Llano Adentro!
En fin, como ya me aburro,
delego las diligencias;
y otro averigüe, sin fiasco,
por qué el remedio del burro
para tan graves dolencias
es, precisamente, el casco?
Cumaná, julio de 1953




LA LECCIÓN DEL LORITO

(Escena paradisíaca)

Un erudito yanqui
que aun investiga con sapiencia vana
quién fue en la antigüedad prediluviana
el primer saltimbanqui,
ha conseguido, en cambio, convencerse
de qué individuo cometió el dislate,
o tuvo el heroísmo, de comerse
el primer aguacate.

A pesar de fruta americana
la persea gratisima,
o como dice un médico, ingratísima,
debido a que no es del todo sana,
sobre todo, de noche,
resulta que fue Adán el caballero,
sin miedo y sin reproche,
que la probó primero.

¿Qué el Paraíso estaba en Asia? ¡Bueno!
¿Qué Adán no vino a América? ¡No importa!
Pero fue él, y Misia Eva, absorta,
Lo acompañó al estreno.
(Ella no se quedó comiendo torta)

La deducción del yanki es elocuente:
a Adán le agradó mucho la manzana,
por lo que muy ufana
de haber interpretado a la Serpiente,
lo invitó a repetir su bella esposa.
¡Oh, manzana...! ¡Manzana es muy sabrosa!

Como fuera pecado
original, bastante original,
haberse la tal fruta merendado,
semejante a la mona del nogal
que cogió la nuez verde,
la pasaron muy mal:
pues cuando el pobre Adán la fruta muerde,
la halló un tantico desabrida y vana,
con cierta densidad de mantequilla,
y murmuró como de mala gana:
Eva: ¿eso no será más bien patilla?
Y su dulce costilla
dijo convencidísima y sencilla:
¡Cómetela, mijito, si es manzana!
Fíjate en la semilla.

No obstante, dirigieron la mirada
al árbol de la poma mencionada…
Y, ¡oh, sorpresa! inquietante maravilla,
vieron las ramas llenas
de unas frutas verdosas,
extrañas, periformes y hermosas,
muy parecidas a las berenjenas.

Nuestros primeros padres pensativos,
comprendieron los mágicos motivos
de aquella metempsicosis frutal:
¡era la eterna pena prometida
a quien tocara el Árbol de la Vida
y del Bien y del Mal!

Sin embargo, pasando el primer susto,
a la poma, por fin, le hallaron gusto,
y su nombre quisieron conocer.
Más curiosa que el hombre, la mujer
preguntó a la Serpiente…
y esta dijo: comadre, francamente
no lo sé, porque en Francia es abogado,
y según el PRIMARIO lo asegura,
es palta en el Perú tan renombrado,
y allá en Colombia, cura.
Y Adán, mortificado,
exclamó: qué diablura
esa nomenclatura que has mentado.

En tanto Eva, que lo consolaba,
vio un lorito llanero,
que muy conocedor y picotero
una fruta de aquella picoteaba.
Y preguntóle así: lorito lindo,
¿será eso lo que llaman tamarindo?
Y el ave, toda llena de malicias,
contestó, pero ¡qué escasa de noticias!
Esto como se llama es aguacate.


33.- JOSE ANTONIO RAMOS SUCRE

El episodio del nostálgico.

“Siento, asomado a la ventana,
la imagen asidua de la patria.
La nieve esmalta la ciudad extranjera.

La luna prende un fanal en el tope de cada torre.
Las aves procelarias descansan del océano,
vestidas de edredón.

Protejo, desde ayer,
a la huérfana del caballero taciturno,
de origen ignorado.
Refiere sobresaltos y peligros,
fugas improvisas sobre caballos asustados
y en barcos náufragos.
Añade observaciones singulares,
indicio de una inteligencia acelerada por la calamidad.

Duda si era su padre el caballero difunto.
Nunca lo vio sonreír.
Sacaba, a veces, un medallón vacío.
Miraba ansiosamente el reloj
de hechura antigua, de campanada puntual.
Nadie consigue entender el mecanismo.

He espantado, de su seno,
las mariposas negras del presagio”.



DUELO DE ARRABAL

En la pobre vivienda de suelo desnudo,
Alumbrada con una lámpara mezquina,
Las mujeres se congregaron a llorar.
Fuertes o extenuados alternativamente
No cesaban los trémulos sollozos
Palabras ahogadas y confusas
Escapaban de los pechos sacudidos,
Gestos de dolor suplicaban a los cielos mudos.

En torno de un pequeño ataúd crecía
el clamor y llegaba al delirio;
contenía el cuerpo de un niño arrebatado
por la muerte a la vida de arrabal.
Hacia un rincón estaban reunidos
En haz los juguetes recién abandonados
Junto a los pobres útiles de industrias femeninas,
Y, en irónica ofrenda a los pies del crucifijo,
las drogas sobre la mesa descubierta.
Nobles sacrificios fracasaron en resguardo de su vida;
El consumo del ahorro miserable,
Los días de zozobra, las noches de vigilia.
Aquel día, cuando la oscuridad prosperaba
Hasta el ocaso tinto de sangrante sol,
Vino la muerte al amparo de las sombras leves
y benignas, con fría palidez sellando su victoria.

Vino a aquella mansión, como a otras muchas;
un mal tremendo como aquel que de orden divina
diezma los primogénitos de Egipto,
apenas dejó casa pobre sin luto
Por su influjo tuvieron de cuna el seno
de la tierra, innumerables niños,
despedidos por coros gemebundos,
Lamentados con llanto breve y clamoroso,
El llanto de quienes en la vida sin paz tienen
Peor enemigo que la muerte.


JUAN MIGUEL ALARCÓN



Tu fino pliego azul, con tus sinceros
testimonio de amor, pone en mi vida
lo que sobre la noche ennegrecida
riega el vivo temblor de los luceros.
Iba yo por los trágicos senderos
de la desolación, sin una egida
que me salvara de la acometida
cobarde de los áspides arteros.

Pero esa carta tuya, como un ramo
del jardín del amor, con su “te amo”
electriza esta vida que flaquea…

Ante ella miro con desdén las lidias
y todas las ridículas perfidias
de la rústica gente de la aldea.

Porque mira, Margot, no te imaginas
lo que es vivir así… Verse en el duro
trance de andarse por un trecho obscuro…
Y tan lejos de ti, sin tus divinas

miradas! Transitar por entre espinas
y sentir que a su lúgubre conjuro
la suerte siempre nos opone un muro
que nunca vemos convertido en ruinas.

¡La gloria del amor… es para tantos!
En mi esa gloria se reduce a cantos
Donde todos los ímpetus son vanos.

No saben que prefiere mi amargura.
A las hojas del mirto, la blancura
De su flor, que es un símbolo en tus manos

¿Tu mar? ¿Tu cielo? Los verás un día…
¿Para qué esa nostalgia que me enflora
el alma, como mustia trepadora
sobre la solitaria celosía…?

Tiene la sugestiva fantasía
todas las vaguedades de la hora
de la tarde en tu tierra encantadora…
¡Aquella tierra, como tú, tan mía!

Aquí hallábame a solas con mi hastío;
nada pudo el despecho en torno mío
lanzó su tras contra mis quimeras.

Sé muy bendita, porque tú mitigas
mis duelos, y trasformas las ortigas
En la airosa altivez de las palmeras.

No es sentimentalismo de leyenda
éste que por mi espíritu revuela
como un caer de pétalos y vela
rondando como un águila tu tienda.

Mi amor es de mi trópico y anhela
por tanto, darte de su fuerza en prenda
toda mi vida como justa ofrenda,
a la vez que forjarse una novela.

Muy real, en que mires estampado
Que todo tiene por igual su lado
De sombra y de fulgor: risa y cielo;



CRUZ

En su lánguida calle se dan cita
un sol, una canción, un florilegio,
Cuando por la mañana, vestidita
de negro se dirige hacia el colegio.

Ego sun vía, ceritas et vita,
podría decirnos con su voz de arpegio,
como Jesús, pues todo resucita
ante su poderoso sortilegio.

Verla es soñar con todo lo exhala:
perfuma y esplendor, cántico, ala,
Jardín, ternura, adoración, consuelo…

Y nadie olvida ante su faz de santa
que el lunar de su angélica garganta
es un celaje que atraviesa un cielo!





















ÍNDICE DE AUTORES

1.-CARLOS MODESTO ESPÍN
1909.
2.-  HÉCTOR ESPIN RIVERO

3.-  ALI ALBERTO RAMÍREZ.

 4.-  MAURICIO CASTELLANOS

5.- ALEJANDRO FERNÁNDEZ GARCIA

6.-  CARLO VILLAFAÑE

7.- TRINA MÁRQUEZ MÁRQUEZ                                                    

8.-  RAMÓN SUAREZ

9.- JUAN FREITES

10.- JOSÉ FERNANDO NUÑEZ

11.- JOSÉ JESÚS GALINDO                               

12.- RAFAEL ÁNGEL SALAZAR                         

13.- ROSA ALARCÓN BLANCO

14.- PACO DAMAS BLANCO

15.- MARÍA DE ALVARADO

16.- ALEJANDRO VILLANUEVA

17.- FRANCISCO DE PAULA RIVAS MAZA

18.- AQUILES CERTAD

19.- MARIO G. GÓMEZ
  
20- JOSÉ CARMEN OLIVEIRA

21.- FRANCISCO GUEVARA NUÑEZ

22.- JUAN GONZÁLEZ GAMARRA

23.-  JUAN MANUEL GONZALEZ VARELA
                                                                                                     
24.- MARCO ANTONIO SALUZZO

25.-  FRANCISCO ANTONIO BARBBERII

26.-   AGUSTÍN SILVA DÍAZ       

27.-  JOSÉ SILVERIO GONZALEZ

28.- MARCO TULIO BADARACCO

29.- HUMBERTO GUEVARA

30.- JUAN MIGUEL ALARCÓN

            

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