RAMÓN BADARACCO
LOS POEMAS QUE FALTARON
EN FUEGO DE BLANCA LUZ
CUMANÁ 2016
Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco
Título de la obra:
LOS POEMAS QUE FALTARON EN FUEGO DE BLANA LUZ
Diseño de la cubierta. R. B.
Ilustración de la cubierta. R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná.
cronista40@hotmail .com
Cel.
0416-8114374
PROLOGO.
Cumaná, la tierra de mis caras dilecciones y de mis
ideales sublimes, la Atenas sufrida en la historia de los grandes acontecimientos, de donde ha brotado
el talento, silvestre como el musgo de
los campos, la que cantaron inspirados poetas y glorificaron famosos capitanes,
la tierra hermosa del heroísmo, que por órgano de un grupo de jóvenes
intelectuales, mis compatriotas, acaban de colocar sobre mi pecho una medalla
de honor, premiando así, los triunfos indiscutibles de mi reconocido talento.
¨No haya alarma - dijo el maestro- los
fueros de la modestia quedan incólumes¨.
A la vez que empeño mi
gratitud con el suelo amado por tan
espontánea manifestación; y con esa juventud, honra de éste, por el honor que me dispensa en esta noche de
júbilo, aduno estos triunfos a las
glorias inmarcesibles de la tierra querida, en donde aprendí del sonido
tremulante de las ondas de sus ríos, del canto melodioso de sus pájaros, de la brisa saturada del perfume de
sus bosques, de la melancolía de sus tardes, toda la poesía para cantar a las horas de nostálgicas
ausencias, la magnificencia de su apoteosis.
Esta medalla cumanesa, me llena de orgullo. No que ella pueda servir de ostentación en el
campo fulgente de la intelectualidad, ni en la marcha triunfa de mis
ideales; ni pueda tampoco llevarla
pendiente para desafiar el egoísmo
humano y la envidia, que amenaza, no, me
enorgullece porque la colocan sobe mi pecho los compatriotas del pueblo mío,
cuyo patriotismo ha repercutido en todos
los tonos, cuando al referirse a
las glorias puras de la madre de Sucre, el meritísimo, no hay una sola fibra cumanesa
que no se estremezca, una sola alma que no cante, un solo corazón que no
palpite.
DIEGO DAMAS BLNCO
Nota.- Debo advertir, que el título y el contenido
de este libro, obedece, para los que no lo saben, a mi esfuerzo
por completar el trabajo de mi padre, en ¨Fuego de Blanca Luz¨, antología
poética de Marco Tulio Badaracco Bermúdez, utilizando sus mismos medios, o sea, sus periódicos, los cuales atesoro.
Ramón Badaracco.
LOS POEMAS QUE FALTARON
EN ¨FUEGO DE BLANCA LUZ, VEÁMOSLOS:
1.
CARLOS MODESTO ESPÍN
1909.
AUGUSTO ALUMBRAMIENTO
Nace Jesús: le rinden
homenaje
Tres reyes de rodillas;
y la estrella
Guía de excelsitud,
mágica y bella.
Adorna de la noche el
regio traje.
Es la ida a Belén un
triunfal viaje,
Que al porvenir señala
eterna huella;
Se subliman la madre y
la doncella,
Y hay alegres rumos en
el paisaje.
De la frente del niño se
desprende
Un manantial de amor en
hondas de oro;
La rosa del perdón su
labio brota;
y en sus pupilas Caridad
enciende
en esa noche celestial
tesoro:
alba risueña de una
dicha ignota.
2.- HECTOR ESPÍN RIVERO
CANCIÓN DE SIEMPRE
Esta noche en mi alma
florece La ilusión,
Que en sus largos silencios
a soñar me convida;
Y es una rosa roja mi
enfermo corazón
Lleno de las tristezas más
grandes de la vida…
El silencio me ofrece
su copa de leyenda,
Y en ella bebo el dulce
milagro de poesía;
Y me brinda el paisaje
como lirica ofrenda,
Sus blancas claridades,
su salmo, su harmonía.
Aparee tu imagen sobe
mi pensamiento
Dormida como el ave
risueña del amor;
Mientras las negras
fauces de un gran presentimiento
Hacen temblar mi alma
de pánico y dolor….
Mujer; copa sublime del
vino del consuelo,
Sé siempre tú en mi
vida la fuente de ideal;
No se si eres la gloria,
la esperanza o el cielo,
Cuando sufro de angustias
y calmas mi pesar…
Entre claros de luna y
el paisaje en calma,
Bajo la blanca hora de
ensueño y de quimera,
Evoco una gran rima y
florece en mi alma
La imagen siempre viva
de mi ilusión primera.
ANGELUS
El sol desde su alcázar
fulgurante
Pone un beso de luz
sobre las cosas
Y el viejo jardín
vierte el fragante
Perfume prodigioso de
las rosas.
El humo de una choza a
cada instante
Sube al cielo en
blancas nebulosas
Hileras de palomas en
lo distante
Se pierden como ondas
vaporosas.
La lengua de metal de
un campanario
Invita a la oración, en
la hora triste,
Y todo envuelto, como
en un sudario,
Se confunden las almas
y las cosas;
Y el cielo que de negro
se reviste
Se puebla de inocentes mariposas.
HOLOCAUSTO
Fuego en sus ojos y en
sus manos seda,
Rosa en su boca y en
sus crenchas oro,
En dulce confesión,
sensible y queda,
Yo la digo al oído que
la adoro.
Su blanco rostro hacia
mi mano asoma,
Cual blando lirio que a
besar provoca;
Aspiro del corpiño el
suave aroma
Y un beso musical suena
en mi boca.
Traduce el alma su
sensual momento;
Y en holocausto del divino
ensueño
Quedamos en un mismo
pensamiento.
Vierte el amor su
blanca epifanía,
Y sobre el lirio de su
faz, risueño,
Hay un presentimiento
de agonía.
2.-
ALI ALBERTO RAMÍREZ.
PROCESIÓN DE ALDEA
Mientras pasa Jesús
lleno de espinas
El rostro bañado de sangre
y lloro,
El sol agonizante, es
rosa de oro
Desmayada en lo azul de
las colinas
Tras el Señor va
gimiendo el corazón
De las pobres viejitas
campesinas;
En sus labios,
temblorosos, la oración
Es un rumor de fuetes
cristalinas.
En el silencio místico,
angustiado,
Ha muerto el sol, Jesús
crucificado
¡De pronto brilla entre
una clara luz!...
¡Es la luna! … ¡Es la
novia del poeta!...
Estremeciendo nevada
maceta
De lirios, en la frente
de Jesús....
PARA Ti
¿Nuestro amor? Juego cruel, desvergonzado:
Di rosas y tú espinas… ¡No
me pesa!
Mejor estoy así, solo
olvidado,
saboreando en silencio
mi tristeza …
En el alma un ensueño
de belleza;
Tu recuerdo, suspiro
prolongado…´
¡Si vieras como quiero
la terneza!...
Como gozo en sufrir,
así callado…
Y si la adversidad de
mi destino
Me ha de llenar de sombras
el camino,
No hallando sino herida
en los rosales…
Jamás me vencerán las
decepciones:
En las sombras: ¡Lucero
mis canciones!…
¡Travieso ruiseñor, en
los zarzales!…
SIESTA DE TRÓPICO
Son las dos de la
tarde, la siesta otoñal.
La trigueña dormita en
su suave chinchorro,
Mientras huele sus
labios goloso abejorro
Y revientan chicharras
en el carrizal.
Un rayo de sol ardoroso
y travieso,
Se cuela furtivo al
través del mangal;
Pasa triunfante
llevando oro en su beso
¡Para la que duerme en
la tarde otoñal!
La trigueña despierta
borracha de antojo,
Palpitan sus senos, los
labios son rojos,
¡Su sangre repica con
viva emoción!
Los ojos diamantes de
brillo angustiado,
Llamitas de infierno que
se han escapado
De la hoguera en sangre
de su corazón.
3.-
MAURICIO CASTELLANOS
EL SILENCIO
Silencio: yo te quiero
porque tú lo sabes todo
Yo quiero que me hables
de todos tus misterios
Que todo me lo cuentes,
que todo me lo digas,
Pues anhelo saber algo
más que esta vida.
Tú penetras en todo, tú
todo lo conoces,
Recorres los espacios,
penetras en las tumbas,
Escuchas las canciones,
escuchas los lamentos
De los seres humanos de
todo el Universo.
Eres apetecido por los
hombres de genio,
Tu compañía es grata a
sus mediaciones,
Se envuelven en tu alfombra,
se arropan con tu manto
Y entonces filosofan
con misteriosa calma.
En la iglesia te
impones cual majestad divina,
Te infiltras en las
almas místicas de las Rosas,
Te perfuma el incienso
con su sagrado humo
Y el armonio te rompe
con sus sonoras notas.
El poeta te busca en
sus horas propicias,
E las horas de ensueño
y de alucinaciones
Para hilvanar sus
versos, para rimar sus prosas,
Para matar el tedio de sus desgracias todas.
Silencio yo te admiro,
Tu majestad augusta me
parece grandiosa,
Tu frialdad infinita me
rebosa de espanto,
Me parece un Fauno que
lo devora todo
con su boca de Infierno
y sus ojos de Santo.
4.-
ALEJANDRO FERNÁNDEZ GARCÍA
Nadie
recuerda al poeta cumanés Alejandro Fernández García, laureado en los Juegos
Florales de Caracas de 1938, celebrados en el Teatro Municipal, donde ganó el
laurel dorado con su poema “Los mármoles sepultos”.
Don
Alejandro fue un portaliras de elevado estro, perteneció a la pléyade de poetas
cumaneses empinados por la crítica y ganadores en juegos florales de toda
América, por citar algunos: Jacinto Gutiérrez Coll, Marco Antonio Saluzzo,
Andrés Eloy Blanco, Humberto Guevara, Tin Fernández, Diego Córdoba, Juan Manuel
Rondón Sotillo, Pedro Elías Marcano, José Antonio Ramos Sucre, Luis Beltrán
Mago, y en este año de 2016, Nelson Guzmán.
DIVINA PRIMAVERA
Cuando de muerte y a traición herido
atravesaba rutas ya sin
flores,
bajo cielo de pálidos
fulgores,
Con las melancolías de
un vencido.
Y de mi corazón
adolorido,
Magullado por bárbaros
dolores;
Volado había todos los
amores,
Dejando sólo en él,
sombra y olvido;
Pasaste por mi ruta,
misteriosa,
Con el encanto de una
melodía,
Y el perfume y la seda
de una rosa;
Seguí tu huella mística
y ligera,
Y renació en mi alma,
amada mía,
con tu amor, la divina primavera.
5.- CARLO VILLAFAÑE
ROSA MÍSTICA
´ Dios te salve María¨
Pura y resplandeciente
como el día;
En tu manto sutil llevas
las huellas
Del cielo que es tu
casa: ¡las estrellas!
¨Llena eres de gracia¨
Tu nombre por los
ámbitos se espacia,
Como el perfume de una
rosa mística
De blancura
eucarística.
¨ El Señor es contigo¨
Tu nombre es luz y es
hostia como el trigo,
Que en milagro vivaz
transfigurado
Se hace carne de Dios
crucificado.
Tu nombre es como el
agua del camino:
Lista para la sed del
peregrino,
Es claro y luminoso
como el día
Y confortante y
diáfano, María.
Bálsamo en el dolor,
luz en la sombra
Y música en el labio
que te nombra
Y para cada mala
venturanza
Tiene, como un consuelo,
una esperanza.
¨Y bendita tú eres¨
Por tu amor, entre
todas las mujeres;
Bendita para siempre,
porque fuiste
En tu viacrucis la
mujer más triste.
Porque en tus angustias
y en tu pena
También tú fuiste la
mujer más buena…
En medio de tú dolor,
llanto en tus ojos,
hiel en el alma y en
los pies abrojos.
¨ Y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús¨
El dulce, el sacro, el
fruto del árbol d la Cruz.
6.- TRINA MÁRQUEZ MÁRQUEZ
LYEND ÁRABE
Fenece en el alcázar la alegría;
y en la estancia de flores tapizada,
yace el rey con el alma desolada.
sumergido en voraz melancolía.
Gime un cautivo en su prisión sombría.
Y a la luz de la luna enamorada
Pulsa la guzla una doncella amada,
Hermosa com el sol de Andalucía.
Cauteloso en los regios corredores,
Donde brillan los claros surtidores
anda el lebrel. Y al plácido conjuro
de la luna que bella resplandece
grazna un horrible cuervo, que parece
un giró de basalto sobre el muro.
II
Medita en su retiro la belleza
en dar la libertad al ser amado.
La luna esconde su dosel plateado
Y triste el drama a media sombra empieza.
Y va hacia la prisión con sutileza
Sobre la blanca alfombra… y ha temblado
al graznido del cuervo, horrorizado
El corazón de la naturaleza
Que proteger parece su constancia.
Y se oyen los suspiros en la estancia
De un paje hermoso que dormita y sueña.
Y el lebrel se reclina con delicia
Al sentir en el lomo la caricia
De la preciosa mano de su dueña.
III
Murmura el Darro un madrigal sonoro;
Y se mira veloz por la hondonada,
A la pareja huir desesperada
En un bello alazán de crin de oro.
Ansiosa al regio alcázar, donde el Moro,
Llega una esclava Nubia y angustiada
dícele al Rey: -Señor su desdichada
hija ha manchado hoy vuestro decoro
¡Se ha fugado, señor, con el cristiano!
Y en un grito de ira el Rey tirano
En pos se precipita de sus huellas…
Y dando al viento las guedejas blondas
Recibe el Darro en sus divinas ondas
Dos seres a quién llora las estrellas
SOUVENIR
Flota el recuerdo. Cuando el sol poniente
En gasas de violeta se
envolvía.
Murió como un querube,
dulcemente,
Y muriendo, a la madre,
sonreía.
Lirio en botón que
temblorosamente
Los purísimos pétalos
abría,
Llenando de tristeza el
ambiente,
Se fue sonriente cuando
el sol moría.
¡Dos años de amarguras
han pasado…!
Y al recuerdo del hijo
idolatrado
El dolor de la madre se
agiganta.
En tanto el sol en el
ocaso expira,
Y la nota ondulante de
mi lira
¡rompe el silencio y
temblorosa canta!
7.-
INÉS GUZMÁN ARIAS
UN OBSEQUIO
No es una rosa del
jardín de Francia
Ni tampoco es un lis de
primavera.
Aquella se deshoja en
la pradera,
Y a éste se le esfuma
la fragancia.
Solo o traigo señora de
mi Estancia,
Estos versos, que
brindar quisiera
A vuestra Excelsa
Majestad que impera
En el inmenso pensil de
la elegancia.
Y que ellos sean un
atavío in-petto,
Forjados en el Sitial
de mi intelecto,
A guisa de rarísima
diadema…
Y así quisiera que
tuviera un dejo
En vuestro Álbum
misterioso y viejo,
Este humilde y límpido
poema.
MÚSICA TRISTE
Sólo tu trino ruiseñor
doliente
Sus arpegios me prestan
Para esta triste música
que canta
El canto de tus
lágrimas secretas
El canto de tus
trémulos sollozos
A la amargura interna.
Que al nacer arrancó
tus esperanzas
Dejándote en el ama
solo penas.
Quisiera que conmigo te
dejaran
Todos los bardos su
canción más tierna
Para ofrecerte, soñador
doliente,
La corona de perlas
Que ha merecido tu
inspirada lira
En tu vida desierta.
¡Ere el bardo rey de
los pesares
¡Eres el rey cantor de
la tristeza!
¡Oh, ruiseñor doliente,
solitario,
Inspirado poeta,
Son tus estrofas ayes
arrancados
En tus ratos de pena,
Son de tu llanto
tristemente amargo:
Las purísimas perlas;
Ellas son recogidas por
las flores
Que nacen en la selva
Para formar piadosas en
tu frente
La brillante diadema
Porque te has hecho rey
de los cantores
Rimando tu tristeza.
En las noches de
invierno, cuando escuches
El golpe de la lluvia
en la alta reja
Simulando salmodias
errabundas
En el alma desierta.
HO, rey cantor,
doliente y solitario
Entona tus endechas
En medio de esa sombra
que es tan solo
Sombra de tu tristeza.
8.-
PEDRO ARISTEGUIETA SUCRE
EL ANGELUS
Después de un ruido de
alas celestiales,
brillante como el palio
de la aurora,
oye María, que de
hinojos ora:
¨Llena eres de gracias
divinales¨.
¡Jesús bendito! En bien
de los mortales,
es fruto de tu vientre:
y desde ahora,
se forma entre la
esencia que evapora.
tu cáliz de purezas
virginales.
Saluda así a la Virgen,
un alado.
Nuncio Dios, y vibra su
voz de ángel,
con acento de célica
ternura;
y la más pura flor de
lo creado,
inclinando su talle,
ante el Arcángel:
¡Hágase en mi… Con
humildad murmura.
LA HORA DEL ANGELUS
Tan luego cubre el alba
con su manto,
el estrellado azul del
firmamento.
Atrayente de suyo, hay
un momento:
Despierta la ciudad,
pero algún tanto.
Se oye del ave el no
aprendido canto
y a Dios se le consagra
el pensamiento
de una campana el son
engarza el viento
y mientras vibra orando
como un santo
De hinojos el cristiano
permanece,
el eco ya, del bronce
apenas dura;
y en el campanario
aclara el día.
Es bello ver la luz
cuando amanece,
ostenta sus encantos la
natura;
cuando saluda el ángel
a María.
PICHINCHA
No es el fuego
volcánico terrible
Lo que truena en
Pichincha fuertemente,
Sino un fuego de arma
imponente
Más que el dardo del Inca
tan temible.
Se da una gran batalla
muy plausible,
En la espada de un
Héroe, Sol de Oriente,
Libertando a una tierra
floreciente
De un yugo de tres
siglos, insufrible.
A los hijos e España,
el Héroe bate,
Y la madre del Cid con prez,
y gloria
Es por su misa raza
domeñada:
Que triunfa el Ecuador
en el combate,
Y coronando a Sucre la
Victoria,
Toda Colombia queda
libertada.
9.- RAMÓN SUAREZ
ANTONIO JOSÉ DE SUCRE
Fue una página blanca
en la roja contienda,
y su nombre, viajando en
la humana memoria,
es un sabor de lirios,
un sabor de leyenda,
destilan los cien robles
inmensos de su gloria.
Su diestra que sabía
del óleo de la veda
salvaba muchedumbres.
Señor de la victoria,
pretendió que los
pueblos adoraran su ofrenda
y trazó con su espada
una cruz en la Historia.
Un mensaje bordado para
la bella esposa
En la gran humareda de
la grande tormenta
Era un paje galante del
laurel y la rosa.
Mucho más con su muerte
su gloria se agiganta
porque a pesar de todo
Berruecos complementa
El pedestal de mundos
que Ayacucho levanta.
MUY EN ALTO…
Mi amor es una góndola
que avanza
En busca siempre de tus
ricos dones;
El piloto no pierde la
confianza
De clavar como ayer una
esperanza.
Y tú habrás de llegar
con breve paso
nimbada por los rayos
de la gloria,
tú sabes que mi amor no
tiene ocaso,
y que hasta en las
tinieblas del fracaso
resplandece la luz de la
victoria.
Se pude realizar
cualquier deseo
Cuando la lucha al
corazón no inquieta;
Y si te estoy queriendo
cual Romeo,
¡Tú tendrás que
quererme cual Julieta!
¿Hipócrita? ¡Jamás! Yo
desconfío
Del lodo que se oculta
entre la hiedra;
El pecado que tengo es
todo mío,
Y arque no lo lleve,
desafío
A que me arroje la primera
piedra.
HOMENAJE AL ÁRBOL
Le cuadra bien,
señores, a ofrenda como esta,
Un rumor de esperanza
ungido de emoción:
El Árbol de la Ciencia
no puede estar de fiesta
Sin que no esté de
fiesta nuestra imaginación.
Por tal motivo ahora no
cabe la protesta
De comulgar con una
romántica ilusión,
El árbol tiene siempre
una rama dispuesta
Al pájaro que sabe
rimar una canción.
Estas catorce cuerdas,
que son catorce versos
Que pulsará mi mano
para loar el Libro,
¡Serán catorce pájaros
que volarán dispersos!…
¡Que se impregne el
ambiente de las líricas cosas!
Y será este soneto que
ingenuamente vibro,
En la Fiesta del Árbol,
el árbol de las rosas.
10.- JUAN FREITES
APACHISMO
De cruel y de
insensible me has tildado.
Por cierto, el tal
decir no me da enojos.
No tengo corazón me lo
han robado
los apaches tiznados de
unos ojos…
Un día de carnaval,
cuando engañado,
creí cambiar en rosas
los abrojos
de mi vida. Fue el ¨golpe¨
inesperado,
bajo una lluvia de
confetis rojos.
Recuerdo hoy, triste,
el caso y me conformo.
Y siempre admiro
aquellos dos ladrones
Que, en auto, sin
puñal, sin cloroformo,
solo al influjo de un
encantamiento,
quitáronme, una tarde
de ilusiones,
todo el tesoro de mi
sentimiento.
CONFIDENCIAL
De que la quiero es la
verdad desnuda;
No tengo de su amor
convencimiento:
Entre esta realidad y
esta duda
A veces mi vivir es un
tormento.
Pues tato el celo
familiar la escuda
que hablarla de mi amor
es vano intento,
y la mirada, aunque
elocuente, es muda
para decirla todo lo
que siento.
Y con tal fuerza hirió
esta vez cupido
que, arrancar de mi
pecho la asesina
flecha, mi férrea
voluntad no alcanza.
Gracias a Dios que en
mi dolor de herido
Una ilusión me sirve de
morfina,
de hermanita enfermera
una esperanza.
CARMEN
Vuestra gracia olorosa
a canela, a clavel,
Me hace pensar en coas
de Sevilla o Granada:
En el jaleo entre un
patio, a la luna argentada
Con guitarras y
crótalos, coplas y moscatel.
En el audaz asalto por
una encrucijada,
En el rapto nocturno
sobre un brioso corcel,
En el diestro valiente
que, haciendo un brindis cruel,
Crucifica en Veraguas
en la cruz de su espada.
En la grupa trigueña
que tras la reja espera.
En el grupo de nómadas
que a la luz de una hoguera
Oye un cuento de brujas
con intensa emoción…
En el lance por celos,
palpitante de arrojo,
Que, trágica, la faca
puesta al rojo
Por las brasas
inflamadas de amor de un corazón.
11.- JOSÉ FERNANADO NUÑEZ
HOMENAJE
Como un cesto de flores
madrigalescas
rindo a tus pies de
Filis mi corazón,
como un cesto de flores
madrigalescas,
de los amaneceres de la
ilusión.
Con las flores más
blancas de mi homenaje
téjete una corona
fresca y nupcial,
con las flores más
blancas de mi homenaje,
serás la reina esposa
de tu fiel paje
en el divino alcázar
del ideal.
Beberás en mi boca
licor de besos
como en la rósea cuenca
del mago Iriel,
beberás en mi boca
licor de besos,
y crujirán tus ansias
con los excesos
con un hervor de rubíes
bajo tu piel.
Te serviré los gratos
ricos manjares
en vajilla fastuosa de
oro y azur,
te serviré los gratos
ricos manjares,
y serás por la gracia de
mis cantares
cual la reina del
cuento de Yant-Abur.
A tus formas de Circe
con loco empeño
vibrante de ternura, me
abrazare,
a tus formas de Circe
con loco empeño
y las rientes visiones
de tu almo sueño
sobre tu ebúrnea frente
descifraré.
Pondré en tus rojos
labios mis labios rojos
cuando al sueño te
pliegues como una flor,
pondré en tus rojos
labios mis labios rojos,
y pensaré en la fiebre
de mis antojos
que eres Afra dormida
junto a Imansor.
12.- JOSÉ JESÚS GALINDO
GRITO DE FE
Llegaste al rosal de mi
fe marchita
En forma de mística
libélula,
Y en la corola de mi
alma incrédula
Derramaste el cáliz de
tu savia bendita.
Y en el estéril rosal
del corazón
Floreció desde entonces
mi creencia,
Y al influjo de tu
divina ciencia
Fructificó en mis
labios la oración.
Por eso ¡Oh Reina! del
ferviente culto
Yo rindo a tu grandeza
mi alabanza,
Y en tu pecho de vívida
esperanza,
Devotamente mi fervor
oculto.
Y si en el valle, do
inmaculada estás,
Mis ojos llegan a
contemplarte un día,
Dale a mis ojos más luz
y armonía
Para verte mejor, para
adorarte más.
Para ese día de plácida
ventura
En que feliz me acerque
a tu presencia
Quiero transfigurarme
en reverencia
Y cantar en mis versos
tu dulzura
Mucho quizás en mi
fervor anhelo,
Pero es tan fuerte de
mi amor la llama,
Que cuando el alma en
su dolor te llama
El grito de mi fe sube
hasta el cielo.
13.- RAFAEL ÁNGEL SALAZAR
NO SE QUE TENGO
Un deseo de vivir que
me domina;
Un ansia de observar
que me enajena,
El recuerdo del pasado,
que me hostiga
Y la dicha del presente,
que me enferma.
Del futuro saber lo que,
en su fondo,
Oculto, irrealizable,
se mantenga,
Detener, cual Josué,
del Sol, el curso;
¡Y, la noche, asimismo,
hacerla eterna…!
Quiero el beso
encarnado de mi novia
Y el pálido desdén de
su mirada;
La cadencia de vals, la
marcha triste
Y la doliente voz de la
campana;
La sagrada quietud del
Cementerio
Y el laberinto de las Grandes
Urbes;
La santidad augusta del
Santuario
¡Y las lamentaciones
del Averno…!
Quiero el cielo y el mar;
los altos montes
Y las aguas que brotan
de la tierra;
Y quiero, como el Sol,
hundirme siempre
¡Tras la línea sin fin,
del Horizonte…!
Adoro con fervor la
niñez sorda;
Y de la juventud, el
placer loco.
Y pienso con dolor, si
habré de verme
¡Con la tristeza de la
vejez corva…!
Medito, confundido, en
las miserias
De esta vida tan
tétrica y tan larga…
Pues, que miro la carne
que se pudre
¡Cuando más sana está,
sin evitarla…!
Todo saberlo e
ignorarlo todo.
Amarlo todo y a todo
rechazarlo.
Como el diamante y el
carbón, mírame:
¡Brillante, horrible,
odiado y admirado…!
Un afán de extasiarme
en lo indeciso
Y una mueca por todo
cuanto olvide…
Y retirarme pronto de
la Escena,
¡Sonriente a los amigos
del DIES IRAE…!
Pero anhelo, tan solo,
en todo caso,
Tener por compañeros,
dos personas:
Mi madre, santamente,
entre mis brazos
¡Y Jesús de Nazaret, en
mi memoria…!
14.- ROSA ALARCÓN BLANCO
OBLACIÓN
A la bella Carmencita
en la noche de su beneficio
Que se inclinen las
rosas todas las frescas rosas,
Princesita del arte, a
tu paso triunfal
Porque tú no eres digna
de pisar otras cosas
Que la seda del pétalo
jugoso y virginal.
Que se asomen al cielo
la luna y las estrellas
A regarte el camino con
su dulce fulgor,
Para que no equivoques
tu senda, y siempre bella
Levantes tu arte puro,
sereno triunfador.
Vencedora: a tu paso
que se inclinen las palmas
En una dulce y muda
reverente oblación,
Y también que se
inclinen palpitantes las almas
A rendirte la ofrenda
de su gran emoción.
Emoción que despiertas
turbadora y divina
Cuando vas como un hada
hechicera y gentil,
Deshojando la rosa de
tu gracia genuina
Que palpita en tu
sangre española y febril.
15.- PACO DAMAS BLANCO
SUCRE
La virtud en su frente
reverbera
Y el amor a la patria
en su memoria
N los rojos eriales d
la historia
Es un blanco jazmín de
primavera.
De tal suerte Bolívar lo
venera
Que deponed su ambición
d gloria
Con el comparte la
final victoria
De Ayacucho al
confiarle la bandera
Más el guerrero, con sus
altos dones
No aspirado copiar
tanto blasones
En la sangrienta y
dolorosa vía
De la bandera el azul
celaje
Solo recoge el férvido
homenaje
De siete estrellas que
el Creador le envía.
BERMUDEZ
Cíclope o desertor de
extraño mundo…
Nos refiere la épica
leyenda,
Que aún bajo el fuego
de infernal contienda
Su acero es rayo de
esplendor fecundo.
Carcas contemplole
furibundo
Cuando al huir de su
guerrera tienda,
¡Recibe en la derrota
rara ofrenda!
De extraña dama el
aguijón inmundo.
Tan rara ofrenda al
paladín irrita;
Y del palacio do la
dama habita
Con su espada inmortal cifra
la puerta.
Y al volver la grupa a
la contraria gente,
Arrogante y sublime
aquel valiente,
Exclama con honor:
¡Para la vuelta!
16.- MARÍA DE ALVARADO
Dirijo
la mirada a la lejanía
Donde
el cielo se une con el mar,
En
un azul, tan tenue en armonía,
Que
forman uno solo en todo igual.
Me
confunde mirar tanta igualdad
Y
pienso que se encierra allí un misterio
Que
en descubrir tendré que ser tenaz
Y
me doy cuenta que es algo muy serio.
El
cielo, enamorado de la mar,
La
contempla y en ella se retrata,
Más
ella nunca lo ha querido amar
Y
huye con terror, la muy ingrata.
Hacia
la playa, corre enfurecida
por
ese amor tenaz que la deprime
O
la levanta en pleamar, seguida
De
altivas olas que en la playa esgrime.
El
cielo no se arredra y en su abrazo,
De
extensión infinita la hace presa;
Con
celajes la besa, dando trazos,
La
quema con su sol de lumbre intensa.
Salta
la mar embravecida y pronta
a
huir, de aquel más que tenaz amante
que
la persigue y que su furia afronta,
Porque
habrá de vencerla en un instante.
Hacia
la playa va despavorida,
donde
llega sin fuerzas ya cansada,
murmurando
sus quejas afligida
y
quedándose casi desmayada.
Pero
viéndose siempre perseguida
retrocede
y se ahonda mar adentro,
queriendo
consumir todas sus aguas
formando
un remolino en todo el centro.
Llega
la noche sin que cese un punto,
esa
lucha tenaz que ambos sostienen
por
qué el cielo y la mar siempre están juntos,
por
qué odio y amor jamás se avienen.
Sintiéndose
la mar ya más serena
se
despereza en yodos saludables,
tendiendo
con placer sobre la arena
sus
olas de vaivenes incansables
Pero
el cielo es tenaz y con acierto,
vigilando
a la hembra desdeñosa
prende
luces en todo el firmamento,
pensando
que será más bondadosa.
La
mar confiada se queda dormida
y
el cielo siempre arriba la rodea…
Es
allá en lontananza en raya unida
donde
el cielo realiza al fin su idea.
II
Campana
de la tarde, que el Ángelus nos cantas,
cómo
despiertas caros recuerdos de mi infancia
de
aquella juventud en mi hogar hoy distante,
de
rostros ya perdidos y de ilusiones tantas.
Cada
repique tardo, vibra en el aire inquieto
y
el pensamiento vaga en pos de los recuerdos.
Campana
de la tarde, que alegrías y tristezas
en
el alma despiertas con tu sonido lento.
Vibran
en el espacio con lagos intervalos
tus
agudos tañidos tristes, dulces y suaves;
y
en el alma se meten con lánguido desmayo
De
cosas que existieron, de pensamientos vagos.
Tus
espaciados sones precisan los recuerdos
de
cosas que se fueron, de cosas que no fueron,
de
sueños encantados que en el alma quedaron,
de
cosas que pudieron haber sido y no fueron.
De
cosas que en el alma viven sin que sepamos
que
son, donde residen o de donde nos vienen
o
de cosas vividas, que a la vez que son dulces
a
su dolor punzante ya más nunca escapamos.
Cuando
mi cuerpo frio, baje a la tumba obscura
no
oiré tu son temblante, campana de la tarde,
Cantarás
para otros tu prodigioso ANGELUS
Despertando
en sus almas alegrías y amargura.
17.- ALEJANDRO VILLANUEVA
SUCRE
¡Miradle!
¡Es él! La Patria reverente
Eterniza
en el bronce su memoria,
Ayacucho
es el nimbo de su gloria,
Su
augusto pedestal, un Continente.
El
sol de libertad brilla esplendente
En
el cielo sin fin de su victoria;
Que
ese Titán de inmaculada historia
El
numen es de la patriota gente.
Mas,
¡Oh sarcasmo de la cruel fortuna!
Roto
su cetro por la suerte impía
¡Repúblico
inmortal, mira tú cuna!
¿Qué
fue de tu altivez, su bizarría?
Esperad:
que ya vuelven una a una
Todas
las glorias de la Patria mía
LOS
ALMENDRONES
Adornan
el dintel de mi casita
Dos
almendrones que el placer sembró,
El
uno joven de frondosas ramas
El
otro viejo como lo estoy yo
Sentado
junto a uno me estoy riendo
Viendo
del mundo el peregrino afán:
Que
el uno es grande, porque el pan le sobra
Y
el otro es chico por faltarle pan.
UNA
ORACIÓN
Llegué
a tu casa con la alforja a cuestas
Del
peregrino que camina en pos
De
una esperanza y mendigué a tus puertas
Una
limosna, por amor de Dios…
Y
me diste la espalda en mi camino
Sin
dolerte, mujer, de mi aflicción,
¡Cuánto
hay que desprecian al mendigo
¡Y
llevan en los labios la oración…!
acuérdate
Llegué
a tu casa con la alforja á cuestas
Del
peregrino que camina en pos
De
una esperanza, y mendigué a tus puertas
Una
limosna por amor de Dios.
Y
me diste la espalda en mi camino,
Sin
dolerte, mujer, de m aflicción;
¡Cuántos
hay que deprecian al mendigo
Y
llevan en los labios la oración.
CANTARES
FORENSES
Vuelvo
hoy a mis cantares,
A
mis cantares de ayer
Para
amenizar el ocio,
Para
mejor proveer.
Si
el verso es claro y sencillo
Y
el poeta es un incauto,
Ten
entendido, amor mío,
Que
el verso así es un auto.
Si
el verso dice: “te amo”
Y
se turba tu inocencia,
Ya
no es auto es otra cosa,
Es
más bien una sentencia.
Si
te sientes agraviada
Y
pasa la noche en vela,
Tienes
un recurso entonces:
Tranquilízate
y apela.
Pero
te advierto, no dejes,
Esto
no es saber ni ciencia
No
dejes, te lo repito
Transcurrir
la quinta audiencia.
Pues
Casación ha resuelto
Del
año pasado en mayo,
Que
quien a tiempo no apela
Se
conforma con el fallo
Si
un abogado te dice:
Tomas,
Petra, Corazón,
Porvenir
y matrimonio,
Ya
esto es causa en relación.
Adviérteselo
a tus padres,
Con
oír no te conformes,
Para
que le fije audiencia
Y
pronto lo llame a informes.
En
el Código Penal
Jamás
he encontrado escrito,
Para
bien de los que se aman,
Que
el amor sea un delito.
Ni
puede serlo tampoco;
Será
porque así lo siento:
Un
amor es, a lo sumo,
Cuestión
de procedimiento.
Un
soltero o divorciado
Es
al fin de la charada,
Un
juicio contradictorio,
Sentencia
ejecutoriada.
Y
un viudo que tenga ganas
De
casarse y se presente
A
una mujer subíndice
Es
una herencia yacente.
Ahora
bien; tu eres hermosa
Eres
de privada acción
Buen
acervo hereditario,
Una
herencia en transacción.
Lo
que soy yo no me asusta;
Que
lo diga un abogado:
Una
causa sentenciada,
Un
expediente archivado.
LA ORACION
Abandona
tus juguetes
y
ve a la iglesia a rezar
la
inocencia es flor preciosa
que
adorna siempre el altar.
¡rezar!
¿A quién se reza?
Rézale,
mi bien, a Dios;
La
oración cuando es sincera
Fortalece
el corazón.
María
llena de gracia
Hincada
al pie de la cruz.,
Reza
también al Eterno
Como
vas a rezar tú.
La
oración es para el alma
Bálsamo
consolador
Para
la inocencia es, niña,
Lo
que el aroma a la flor.
Para
el náufrago, la esperanza;
Para
el moribundo, fe;
Caridad
para el que pide
Una
limosna, mi bien.
Hoy
es día de tu santo,
Día
para ti de flores,
De
música, de perfumes
Y
de pájaros cantores.
Yo
soy pájaro que canta
En
la tarde de sus días,
Sobre
una rama ya seca
Del
árbol de la alegría.
Pídele
a Dios que mis años
Para
bendecirte alargue;
¡Dios
te bendiga en el cielo
¡Como
en la tierra tu padre!
FLORES Y PÁJAROS
CANTARES
Las flores tienen su
nombre
Su nobleza y jerarquía;
Su reino es la
primavera,
Su palacio la poesía.
Las rosas son siempre
reinas
Las camelias son
princesas
Las diamelas,
cortesanas,
Las margaritas,
marquesas,
Tienen funciones de gala
Y reuniones de palacio
En donde cantan los
pájaros
Que atraviesan el
espacio
Madreselvas, lilas
blancas
Velo de novia y jazmín
Forman el manto
precioso
De la reina del jardín
Las flores también se
casan
Con las otras del
vergel;
La azucena con el lirio
La rosa con el clavel
Lilas blancas, azucenas
Azahares de la China,
Que perfuman el
ambiente
De la pradera vecina.
Madreselvas trepadoras
Y naranjos florecidos
En donde los azulejos
Cantan y forman sus
nidos.
Ya se va la primavera
Que fecunda vuestros
tallos
De sus primores apenas
Quedan lánguidos
desmayos
Canta el pájaro en la
rama
Donde ha formado su
nido,
¿Qué mucho que yo a ms
años
Esté cantando en el
mío?
El desengaño nació
Donde mi esperanza
estaba;
“Mañana me muero yo
Y para mí el mundo
acaba”
18.- FRANCISCO DE PAULA RIVAS MAZA
Albas cortinas
ensoñadoras
Velan las danzas
embrujadoras
De las ondas verdes,
Colibrí lindo, triste,
silencioso,
Besa los brotes muy
primorosos
De los claveles.
Magas ondinas
voluptuosas
Adormecidas sobre las
rocas
Nevan el monte,
Vuelan sutiles
nocturnas alas,
Duermen las flores,
rezan las almas,
rumia el bisonte.
Llena las vías feroz
alarde
Del cierzo helado muere
la tarde
De crudo invierno.
De rosa pinta tersas
mejillas
La bella novia, la
princesita
De erecto seno.
Nostálgico amor,
Reflejas de sol,
Saliendo entre brumas
Espeja en oriente el
suave fulgor
De pálida luna.
Véspero sin brillo,
de seres ya idos
añora la ausencia,
Y la noche fría con
chirriar de grillos
Llora su inclemencia.
19.- AQUILES CERTAD
ORACIÓN DE NOCHE BUENA
¡Noche buena de Año
Nuevo!
Como las palabras
triviales
De los niños.
Noche toda recuerdos:
Las pupilas caídas de
la madre;
La abuelita de nieve
Con su máquina de cocer
En el tinglado familiar
del patio;
La vieja casona de la
escuela
Y el maestro paciente
Destilando en nosotros
Su gotica de ciencia;
Los ojos inquietos de
la primera novia
Ante la carta azul
Y su timidez en la cita
del parque.
Recuerdos de ayer
En nuestras almas,
-todo un film de
añoranzas.
Noche buena de Año
Nuevo:
¡Antesala donde nos
preparamos
para volvernos a llenar
Los ojos de mundo!
Noche Buena de Año
Nuevo;
Tu llegada de doce
pasos sonoros
Trae siempre a mi alma
Una lucecita
De ternura y de
infancia
RAIGAMBRE
Me estoy hundiendo en
este paisaje
En este paisaje que me
amarra a mí mismo
Paisaje lánguido como
los pinos que lo forman
Y no sé qué haré para
salir de él.
De lejos se afilan
voces más y más
Voces que me gritan: ¡Vente!
Pero me siento muy
ligado a este paisaje
Ligado por ira
liciones, por cariño, por algo,
Los pinos me insinúan
que lo deje
Con la flojera
descolgada en las lágrimas de sus ramas
Me lo grita el silencio
Y el camino se peina
con el viento
Para tentarme a
andarlo.
Quién sabe si
saliéndome de él
Me haga falta algún día
La rectitud de su vida.
No me iré
Me condeno
voluntariamente a este paisaje
-mío-
No haré caso a las
voces
Me reiré de la
esclavitud sin protesta de los pinos
De los gritos del
silencio
De la blancura frágil
del camino
LA VOZ DE LOS CUATRO
VIENTOS
Te quiero verso de Paz
Castillo
Porque me has hecho
vivir paisajes de algodón
Te quiero por nuevo
Por mío
-campesino-
Te quiero por tu música
Música propicia para
dormir a los niños
Verso de Paz Castillo
Suavidad de garúa sobre
el mar
Lave para despertar
recuerdos de novias
A quien se soñó hablarles
en tu lenguaje
Pajarera repleta de
canarios
Cogidos en tibias
tardes mongolesas
¡Verso de Paz Castillo!
Llama para ir
encendiendo
Crepúsculos olvidados
¡Verso de Paz Castillo!
Semilla venezolana que
germinó
Un Juan Ramón de
América
En América que tiene
ahora
Un nuevo abecedario
Para aprender a
deletrear paisajes
La voz de los Cuatro
Vientos
IGLESIA POBLANA
Vieja iglesia poblana
Sola callada
Suspira de blancura que
se le escapó a la tierra
Vieja iglesia poblana
Semilla sembrada hace
cien años
Por el conquistador
Como ansiarás que
llegue la fiesta del Patrono
Para vestirte de nuevo
Y despertar el pueblo
Con tu grueso lenguaje
de bronce.
Vieja iglesia poblana
Que copias en tus
blancas paredes
La triste figura de un
farol
Vieja iglesia poblana
Que permaneces todo el
año en silencio
Oyendo de vez en cuando
la súplica de algún campesino
Que va a pedirle al
Santo
Que le obre un milagro
en el conuco
.
Vieja iglesia poblana
Que quedas con las
fiestas del año
Agobiada de inciensos y
liturgias
Hasta tu viejo reloj ha
olvidado
El oficio que le
enseñaron en Suiza
En día que quieran
clavar la pica
En el aguaitacamino de
tu torre
Debes protestar, por
honor a tus antepasados
Con tu grueso lenguaje
de bronce
20.- MARIO G. GOMEZ
SUCRE
Palpitante de amor un
mundo aclama
tu excelsitud marcial y
nazarena,
mientras cautivo de
floral cadena
tira el león del carro
de tu fama.
Tu ademán señoril rinde
a la dama,
Y a los caudillos tu
visión serena;
Ecuánime en la dicha y
en la pena,
¡Tu voz, siempre la
misma, dice ama!
Espada, rosa y cruz,
son tus blasones,
Pues si la infamia tu
existencia trunca,
Da la caída
inextinguibles ecos
Y hace dudar a las
generaciones
Que glorifica más, si
el Condorcunca
O la montaña triste de
Berruecos.
EL ARBOL
¡Árbol fuerte!
¡Árbol rubio!
¡Árbol que regó la mano
¡De un labrador
cumanés!
Tú creciste bajo un
cielo
esplendoroso y azul
y miraste las campiñas
y quisiste ser robusto
y por tu sed de
infinito
la sangre del labrador
se hizo sabia en tu
corteza.
Árbol de múltiples
dones
con el corazón de oro,
los ruiseñores cantaron
para embelesar tu vida
y los rayos de la luna
te envolvían como hilos
de una gigantesca araña
y el viento armonizaba
en tu fresca ramazón
y confiabas en lo firme
de tu tronco emperador.
¡Árbol fuerte!
¡Árbol rubio!
Árbol que regó la mano
de un labrador cumanés.
II
Un día de invierno,
recuerdo:
un mendigo, un poeta,
un hermano del Señor,
por cuanto era hombre
bueno,
puso e tu parda mirada,
se insuflaron sus
pulmones
por el aroma que
exhalabas
y le brindaste tu
sombra,
que no era sombra, si
no
un pedazo de tu amor
y fuiste bueno con él
como yo lo soy contigo.
Y hubo amor en los
zarzales
y las piedras repicaron
gloria con la voz de
Dios
y todos los compañeros
florecieron de alegría
y la cántiga campestre
ese día fue más dulce
que las aguas del
Jordán
y cuando al atardecer,
por diadema vi tu
frente
el iris de mil colores.
III
Hoy el poeta está
triste
y tú te estás agotando…
Y hoy cuando lo retoños
necesitan de tu sombra,
de tus flores el
perfume,
de la savia de tu amor,
de la gracia de tu
arrullo,
¡están tus ramas
enfermas
de peste blanca y
anemia!
¡Un negro
presentimiento
me está taladrando el
alma!
Árbol que fuiste
alcázar
de mis penas y amores:
árbol que tienes
recuerdos
que no morirán jamás.
Árbol que ves la visión
de una tétrica guadaña:
¡cobra tu sed de
infinito
que Dios impera en lo
azul!
¡Árbol fuerte!
¡Árbol rubio!
No me abandones ahora,
mira que estoy en otoño
y tengo horror al
invierno.
21.- JOSÉ CARMEN OLIVEIRA
CANCIÓN DE MAYO
Ha llegado mayo con sus
brisas suaves,
Con sus tardes de oro y
con su alegría,
Sus mejores cantos
desfloran las aves
Y la fronda viste de
policromía.
Ha llegado el tiempo de
las mariposas,
El tiempo florido de la
Poesía.
Llaman las campanas con
voces piadosas
Para el ejercicio del
mes de María.
¡Salud, golondrinas! buscad los aleros
Que pronto se brindan a
la epifanía.
¡Oh, Mayo! respiro de
tus jazmineros
El mágico aroma de tu fantasía.
¡Padre Sol! ¡Imprime
más oro en tu beso
Turpial! Hoy recitas
con más armonía.
¡Primavera! Gracias por
tato embeleso
Que quita a la vida su
monotonía.
¡Ha llegado Mayo! ¡Cuán
grata venida!
¡Oh! mi lira, enferma
de melancolía,
Hoy ha amanecido toda
florecida
Con las campanillas de
la melodía
22.- FRANCISCO GUEVARA NUÑEZ
MUCHAS LÁGRIMAS
¡Muchas lágrimas, pueblo
de Guayana!
¡Está en dolor una
ciudad hermana…!
La ciudad del sublime
Mariscal,
alba como aquel hombre
magistral
generosa y divina y más
sincera
que una estrofa de su
Sánchez Pesquera,
emocional como un verso
de hoy
que hilvana sabiamente
Andrés Eloy,
avaro cofre de la
tradición
cual rima de Juan
Miguel Alarcón,
de un intranquilo
corazón sencillo
como ese puro de Rondón
Sotillo,
de mil austeridades
lleno el seno
como González, el
maestro bueno,
como la virtud más alta
y luminosa
esa sagrada del Obispo
Sosa…
¡Oh, pueblo mío, en
músicas profuso
como una frase del
genial Saluzzo.
Pueblo que de sus hijos
en la vida
retrata las virtudes de
su entraña;
y que encentra en lo amargo
de su herida
que sobre el pecho sin
temor anida
un sol de gloria más,
para mañana.
Muchas lágrimas pueblos
de Guayana
por el dolor de la
ciudad hermana.
23.- JUAN GONZÁLEZ GAMARRA
SÍMBOLO
Para Marco Tulio
Badaracco.
Publicado en EL DISCO
No. 76, Del 12-01-1924
Hasta tú va mi fiero
verso arisco
Que del acervo de la
musa trovo:
Es manso en sus
intentos como el lobo
Que nos pinta Ruben con
San Francisco.
Llévalo a las columnas
de tu DISCO,
Ve la ciudad en
infinito arrobo
Por convencerse si es
el hombre probo
Dejó del valle el
escarpado risco.
Se tú como el de Asís,
llámalo hermano,
llévalo con cariño de
la mano
pues al mirar los
hombres en la vida
que matan por placer,
mucho me inquieta
que lo mismo que al
lobo del poeta
¡Se vuelva horrorizado
a su guarida!
26.-
JUAN MANUEL GONZALEZ VARELA
AL
CAER DE LA TARDE
Entre randas de nácar y
de grana
muere la luz del astro
vespertino,
bate sutil la brisa el
ala ufana,
y el ave exhala
acongojado trino.
De gala está el pensil:
enamoradas
se columpian las
tímidas palmeras,
las encendidas rosas perfumadas
sus corolas ostentan
hechiceras;
sobre menuda arena su
corriente,
que finge plexos de
cristal y plata,
la fresca y pura,
generosa fuente
entre murmurios
lánguidos dilata;
ligeras como el aire y
primorosas
por el matiz de purpura
y de gualda,
saltan atolondradas
mariposas
sobre el césped bordado
en esmeralda;
naturaleza toda a los
fulgores
de la luz que rutila
agonizante,
arrebola su faz con
esplendores
que se truecan en
sombras al instante.
Si, que la triste noche
ya importuna
viene en luto a bañar
el patrio suelo,
y busco en vano un rayo
de la luna
en la profunda
oscuridad del cielo…
Así yo siento en
indecible angustia
morir del corazón la
llama ardiente,
y presurosa deshojare
mustia
la flor de la ilusión
sobre mi frente;
después que intensa
siempre, siempre pura
la llama se agitó de
luz radiante
y rica de color y de
hermosura
la flor en gala se
ostentó brillante.
¡Ay! que al sentirse yerta el alma mía
no a describir su
padecer alcanza,
y busco en noche por
demás sombría
un rayo de luz, dulce
esperanza.
Que no en vano te
invoque yo en mi anhelo,
y que no en vano en tu
poder aguade;
muestra a mis ojos tu
sonriente cielo,
aviva el fuego que en
mi pecho arde.
Y te bendeciré, virtud
sublime,
y al caer de la tarde,
en tu alabanza,
si el corazón por el
pesar se oprime…
¡Valor, le gritaré, ten
esperanza!
27.- MARCO ANTONIO SALUZZO
A MARÍA
¡Dios te salve, María,
llena de gracias, de consuelos fuente,
manantial de alegría,
cuya blanda corriente
fecunda el seno de la tierra impía!
Ayer desamparado
Alce a tu solio mi ferviente ruego,
y tu escudo sagrado
cubrióme desde luego,
y hoy me contemplo de valor cercado.
Ya miro al lado mío
la amada esposa que me diera el
cielo,
en la cual me extasío,
con la cual me consuelo
y a quien mi dicha en este mundo fío.
Y miro bulliciosa
a mi lado triscar con faz riente
mi tierna prole hermosa
cuya risa inocente
ameniza mi vida trabajosa…
Gracias, gracias, Señora,
que escuchaste mi súplica y quisiste
trocar mi abrumadora
vida, de amarga y triste
que fuera ayer, e resignada
ahora!
¡Más… ¡Ay, Virgen piadosa!
triste flaqueza de la escoria humana,
que hoy anhela una cosa
y otra anhela mañana
¡Oh corazón! ... ¡Ho sima misteriosa!
Si fijo la irada
en la tierra do vi la luz primera,
el alma acongojada
que en ella estar quisiera,
gime ¡oh dolor l verse desterrada.
Pon término ¡oh María!
Al tiempo del destierro tenebroso,
pon término a la impía
guerra y has que en reposo
libre viva y feliz la patria mía.
En tanto no ampara
de todo mal y de la insana muerte
sustento nos depara
y danos alma fuerte
y sufrida virtud! ¡Oh Virgen cara…!
Acuérdate Señora
que tu linaje se miró proscrito
por impiedad traidora
y te viste en Egipto
también proscripta, cual me encuentro
ahora.
28.-
ÁNGEL FÉLIX BARBERII
SUCRE
De la futura edad a las
naciones,
gloria irradiando,
llegará su nombre:
su virtud y sus
ínclitas acciones,
serán eterna admiración
del hombre.
Héroe sublime en campos
inmortales
en que de España doma
la fiereza,
deslumbran los fulgores
celestiales
que de su alma
proclaman la grandeza.
Y allá en Tarquí, la
espada vengadora
de la augusta Colombia
fulminando,
escarmienta a la hueste
que a deshora
ve el suelo de la
Patria profanado.
Más los lauros
marciales de su frente
aún menos bellos son
que la diadema
que supo ganar como
clemente
cuando el odio funesto
era sistema.
Vedle en Santa Ana, a
la piedad triunfante
Hacer lucir de entre la
guerra a muerte…
¡Como entusiasma que
Bolívar cante
del gran convenio la
propicia suerte!
Es ese un monumento que
la historia
Igual no tiene,
pronunciar le escucho;
¨Y será perdurable su
memoria
cual la del vencedor en
Ayacucho
Tras la terrible lidia
de leones
en que un mundo
arrebata a los tiranos,
las adversas innúmeras
legiones
favor alcanzan de sus
nobles manos.
También sublime fue en
desprendimiento;
y bellísimos rasgos de
su vida,
muestran que tuvo
celestial aliento,
dejando a el alma de
ternura henchida.
Si: a los futuros siglos y naciones
cual sol de gloria,
llegará su nombre:
su virtud y sus
ínclitas accione,
serán eterna admiración
del hombre;
Y la ilustre ciudad que
fue su cuna,
la heroica y fuerte en
el dolor profundo,
por más que la
oprimiere la fortuna
tendrá el respeto y el
amor del mundo.
29.- AGUSTÍN SILVA DÍAZ
LUX VICTRIX
Nazareno: tu calle de
amargura
hoy se viste de fiesta:
se trocaron en salmos las
injurias
y en flores las
piedras.
Ya no es una Verónica
que acude
a enjugar con su toca
tu cabeza;
son millones de almas
suspendidas
para besar tus pies,
cual Magdalena.
¡Tus pies! Las
navecillas irraeles
que trazaron caminos
con estrellas
sobre la luna azul del
Tiberiades,
ya no es de Nazaret de dónde
vienen
sino de todas partes:
de la tierra y del mar
y de los cielos
de la luz impalpable
de todo el Universo.
La corona que llevas en
las sienes
de espina que era, se
ha trasformado en rosas,
y todas tus heridas
sangran mieles…
¿Qué importa que una
racha dolorosa
marchitara los místico
vergeles
de tu vida inocente,
si ibas a revivir para
los fieles
por siempre y para
siempre?
Sobre tus hombros de
marmórea albura
el símbolo funesto del
suplicio
como tú en el Tabor, se
transfigura
y lo que ayer fue signo
de pavura,
hoy lo miran las almas
como indicio
de la eterna ventura.
Con la luz que
irradiaron tus palabras
se incendiaron las
cuatro extremidades
de tu cruz de dolores:
faro de las eternas
claridades
que hoy derrama tu amor
en resplandores
hacia los cuatro puntos
cardinales…
30.- JOSÉ SILVERIO GONZALEZ
Ama todo ser viviente:
el universo es amor,
da a los cielos esplendor,
rico perfume al ambiente…
Soberana es la pasión
del amor que por ti siento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.
Digna del sabio la gloria,
de lauros digno el guerrero;
a gloria y lauros prefiero
el vivir en tu memoria;
Porque cifro mi ambición
en tu amor, que es mi contento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.
Si con riquezas creyera
que yo tu amor conquistara,
a Tiro u Ofir volara
y opulento volviera.
Más tan vil inclinación,
suponértela, miento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón
.
Y luego, de tu presencia,
único bien de mi vida,
no sufro la despedida,
no sobrevivo a la ausencia.
Para mi tierna afición
siempre la ausencia es tormento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.
A cada hora, a cada instante
tu imagen es mi alegría,
ocupa mi fantasía,
velo y sueño delirante.
En mi febril ilusión
solo tu amor es mi aliento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.
Cuando a Dios elevo el alma,
por ambos amores le imploro:
por ti, que eres mi tesoro,
por mí, que busco la calma;
Y solo tu posesión
calmará mi sufrimiento;
tu reino mi pensamiento,
tu trono mi corazón.
31.- MARCO TULIO
BADARACCO
LA VIDA
¿La vida y que es la vida?... Luz fugaz
Que la tiniebla eterna de la muerte
Oculta en los abismos de lo ignoto;
Es el rayo que en un momento ha roto
Los bellísimos senos del espacio
Y con sus resplandores de topacio
Iluminó un instante el negro caos,
Y luego sumergiose para siempre
En las profundidades del averno…
Esta es la vida, si: tormentos, azares,
caprichos, vanidades, fanatismos.
Esto es obra del hombre, en su cinismo
no una fina senda ha formado
sino una vía siniestra de tristezas.
Ha impuesto sociedades, religiones,
gobiernos, y en fin mil distinciones
tan necias, que todo es pergamino
que le sirven de valla en su camino.
¿Que son las religiones? Una traba,
los gobiernos, está bien que haya
gobiernos,
ellos son necesarios para el mismo
que es una fiera hiena en su idiotismo.
¿Mas, que es la sociedad? nada, arcilla…
Mas no, ésta es el cadalso, la cuchilla…
¡Oh! impía sociedad te compadezco,
de ti solo nace la ambición…
En ti, en tu lacerado corazón
es donde está arraigada tiranía,
en tus locos caprichos, en tu manía
de querer parecer como aristócrata,
de querer llevar títulos exóticos,
y para esto impones beneficios
al pueblo, y le llamas sacrificio!
Sí, no ves que es tu sangre sustraída,
no ves que es el pan que te da vida.
¡Hipócritas! ¡Terribles oligarcas!
Acaso no es del pueblo vuestro lujo,
no es el sudor que él ha derramado
en el estéril campo, en el arado,
y después lleváis títulos que os honran
y al humilde pueblo le deshonran;
y sin embargo hay seres en la vida
que envidian vuestro nombre, vuestra
altura,
altura de sarcasmo y de cinismo,
altura sepultada en el abismo…
Queréis seguir en pos de los germanos,
queréis avasallar vuestros hermanos,
queréis resucitar el feudalismo
y tener un castillo por morada,
y en frente una horca, y ser señor,
como pasaba en Francia? me da horror…
Pues me parece ver allá colgado
en el negro cadalso, y picoteando
el carnívoro cuervo, el cuerpo inerte
de la inocente víctima de un noble…
Un noble… le escupiré yo la cara,
Aristócratas, ríome yo de ellos.
Distinción, sí, muy bien que siempre la
halla
porque ella para el hombre es una valla
que puede excitarlo en sus vehemencias,
en sus locos anhelos, y sus demencias.
Más para que será ese orgullo necio
no veis allí la muerte tan altiva
que a todos nos recoge eternamente,
y nos lleva donde el humano expía
aunque tenga su tumba de diamante,
aunque haya a su redor flores fragantes,
siempre esta máxima hemos de seguir:
recuerda hombre que polvo eres
y que en polvo te has de convertir.
3-11-1901.
CREPÚSCULO.
¡Dejad! Sombras de la no-
che portadora de mis cuitas
que contemplan engalanadas la
naturaleza tropical, no tratéis
con vuestro velo ese valle pin-
toresco, ocultar en esta vez.
¡Oh! Sombras de la no-
che no apresuréis vuestro paso
dejad que estático admire…
Allá el sol que ya se hun-
de en lejanos horizontes derra-
mando vanidoso su luz, fúlgi-
da en el mar, acá el llano
que ya cubre a medias las
densas sombras, allá las fres-
cas praderas, allá el búho co-
lozal; a lo lejos las monta-
ñas coronadas por neblinas,
y que rayos caprichosos y
muy vívidos alumbran del
rey astro que a propósito
se detiene en su carrera, y las
brisas autumnales que mur-
muran en la fronda y se
llevan el perfume de las
flores en sus ondas…
No véis el
buitre que a-
zaroso, vuela y busca asilo
en la empinada cumbre
después, baja y va aple
gar sus alas en la fal-
da del cerro blanquecino.
Más aquí cerca en el teja-
do buscan ya su frágil ni-
do ansiosas por descansar,
los graznidos de aquel cuer-
vo, la fatídica ave negra,
que ya sale de su cueva los
ánimos a turbar.
¡Más oh!, sombra de la noche
también tenéis vuestro
encanto…
El ganado que encaminan
a su sitio los pastores can-
turreando humildemente los
cantares del lugar y la ale-
gre campesina que condu-
ce su rebaño, no la véis en
la explanada como trisca
cual la oveja que entra
mustia en su corral.
¡Oh las sombras de la no-
che portadora de mis cuitas!
Esa alegre campesina es na-
cida en la campiña cuan-
do recios vendavales azota-
ban la montaña, ella es
musa de mis versos, es el
blanco de mis citas, es mi
ensueño; es mi bien y por eso
oh! noches claras y serenas
del otoño yo quisiera que tu
velo no ocultase la mora-
da, que en la falda de a-
quel monte se apercibe
tan aislada…
Esas noches silenciosas
traen a mi tantos recuer-
dos, que entonces es tanto el
gozo que me parece sufrir.
Salve, oh diosa de mi amor,
oh campesina gentil!
Penumbrosa y solitaria, de
altar te sirven las rocas, de
incienso tu hálito suave, de
Imagen te sirve Dios, a
quien llevas tus plegarias.
Yo recuerdo tus mejillas
de carmín están teñidas,
y tus ojos chispeantes, y tus
labios de coral, eres cual
Venus de Milo de conjun-
to escultural.
Por eso, oh noches serenas
y apacibles otoñales, como el
fraile ante su nave,
con oración rutinosa, con
murmullo sepulcral; no
traigas a mi memoria los
recuerdos de mi amada:
de mi amada angelical.
Baja verdes cortinajes
de campánula altanera
que enredaba en la ven-
tana de su morada cho-
cil,
reclinábame en su se-
no y apercibía sus besos:
besos que me hacían dormir.
Luego aparecía la luna
Como en las noches de ene-
ro soñadora e incierta co-
mo el cielo de Venecia, de-
rramando poca lumbre,
ostentando su belleza…
Las titilantes estrellas
nos envían su luz pálida,
luz de cirio funeral y al-
rrededor danzaban guza-
nillos luminosos que mi-
raban nuestro idilio, que
también querían amar…
Noches portadoras de mis
cuitas, que bella es la pe-
numbra de los días oto-
ñales, el sol tiene en el
ocaso sobre el tangente hori-
zonte su disco ya casi hun-
dido, y acá en el Oriente
sobre las vírgenes selvas, ne-
gras como un panteón, ya
las sombras de la noche, por-
tadoras de mis cuitas des-
cuelgan su pabellón.
32.- HUMBERTO GUEVARA
BUSILIS
En loa y elogio de los burros negros
Mora en Quetepe un señor
de ideal tan filantrópico,
que unos le tildan de utópico,
otros de algo peor.
Ahora más se refunfuña,
cuanto que en “Renacimiento
el periódico de Acuña,
dicho valioso elemento
le da lo suyo al jumento,
elogiándole la uña.
¿Chifladuras? ¿Baratijas?
¡Nequaquam! Y yo me alegro
de que en sus ansias prolijas
el hombre venda sortijas
de casco de burro negro.
Asegura mucha gente
que los curiosos anillos
son panacea excelente
de hemorroides, tabardillos,
y diversos destornillos
de actividad inclemente.
Debido a tal fallo, encuentro
de inapreciable valía
esa extraña mercancía
traída del Llano Adentro.
Callen los murmuradores,
y desistan de su asedio,
porque el asno, ¡sí, señores!
sirve hasta para remedio.
Desde los tiempos pretéritos,
supo el último baturro
reconocer en el burro
sus muy relevantes méritos.
Tan así, que los gitanos,
en aspavientos cristianos,
y de su incógnita ciencia,
lo tienen por religioso…
Criterio un tanto capcioso
respecto a la penitencia.
Olímpicos, agresivos,
burlescos o despectivos,
los eminentes doctores,
los grandes facultativos,
nunca se darán idea
de la variedad tan rica
que acumula en su botica
la vulgar farmacopea.
Terapéuticas caseras
prescriben la aplicación
de un cierto estomaticón,
infalible en las paperas.
(Corrijo: parotiditis.
por si fortis incurritis)
los indios hacen mención
de otro de la misma laya
(omito la explicación)
para mancadas de raya.
De mil males cura el agua,
y de otros mil la candela;
pasando un sapo chinagua
se cura la erisipela!
También se da por seguro
lo del collar de limón,
escolopendras en ron,
y la piedra de zamuro.
Gracias a Dios, se ha perdido
en la noche del olvido
aquel remedio tan perro
llamado Azúcar del Cerro.
Discúlpense las lindezas
en los menjurjes tomados,
o sencillamente untados:
hojas, raíces, cortezas;
sahumerios, baños termales,
pócimas de minerales,
o de animal procedencia;
que, al fin y al cabo, la
ciencia,
aún sometida a linderos,
pésele a tanta experiencia,
nació de los curanderos.
Lo que alelados nos deja,
por sus clínicos efectos,
son los actos indirectos,
digamos: la acción refleja,
tales como la oración
para extirpar gusaneras,
y el vegetal cinturón
para las derrengaderas:
ensartadas a un cordón
que se ajusta a la cintura,
dos pepas de guaraguao,
macho y hembra, ¡qué hermosura!
componen al derrengao.
¿Que hay pepas muchas…? ¡Pues sí!
¡De veras! ¡No es un antojo!
Y ello se comprueba así:
Someterlas a remojo,
en agua. Tan solo estriba
en eso el simple trabajo:
las machas quedan arriba
y las hembras van abajo.
Vemos en los indirectos,
cuyo prestigio nos mengua
que avispas y otros insectos
son ponzoñosos proyectos
si uno se muerde la lengua.
Maraca de cascabel,
colgada de un hilo al cuello,
debe usarla todo aquel
que no ande bien del resuello.
A quienes roncan durmiendo,
mascarle, como cochino,
y al punto cesa el estruendo
del furioso bombardino.
Cuando una madre difunta
quiere llevarse a su hijo…
Eso ya ni se pregunta:
ponerle negro el cobijo
al huérfano sentenciado.
Y si el niño está graduado
en tetas y biberones,
se extreman las precauciones:
debe, además, el macaco
vivir fumando tabaco,
para espantar las visiones.
¿Torpe, fanática, boba.
la actitud contra la muerta?
¿Y aquello, lo de la escoba
puesta detrás de la puerta?
¿Y aquel medroso complejo
de lo que llaman mabita,
cuando canta la pavita?
¿cuándo se quiebra un espejo?
¿Y lo de sombrero en cama,
y la pata de conejo,
y aceite que se derrama?
¿Difiere el asnal anillo
recetado por el piache,
del consabido azabache
que se le guinda al chiquillo?
Las creencias candorosas
sobre las piedras preciosas,
las perlas, el color verde;
cábalas en loterías,
“5 y 6” , y tantas cosas…
¿no indican que uno se pierde
en un mar de fantasías?
¿Y lo del número 13,
y el decir, cuando se ofrece,
en vez de culebra, bicha?
¿Y lo de tocar madera
para evitar la erradera?
¿No dicen que trae desdicha
pasar bajo una escalera,
tener en la casa una
paraulata montañera,
o un cunaguaro cautivo,
y que, en cambio trae fortuna
la manutención de un chivo?
Conservar del tigre el cuero,
o una planta de turara,
se conceptúa nocivo;
así también se declara
ser signos de mal agüero:
la caída de un retrato;
pisarle la cola al gato;
viajar en unión de un cura,
tropezarse con un tuerto…
sucedidos que, por cierto,
la humanidad se figura
como de lo más pavoso.
Tenemos que es provechoso,
y da el mejor resultado:
guardar la soga del ahorcado;
pasar la mano a un giboso,
de las espaldas quebrado;
hacer guiña al guiñoso;
y darle fuerte pellizco
a quien esté a nuestro lado
en el trance provocado
por el enfoque de un bizco.
¿Y el despertar cohibido,
si se sueña con zapatos,
dientes, bodas, río crecido?
Serán por ello insensatos
personajes prominentes,
como en este mundo han sido,
o son en la edad presente?
A nadie, pues, que me diga
ser ajeno a la emoción,
que en todos hay una miga
o un pan, de superación.
Pese al ademán severo
y tesis bien razonada,
quien diga que no cree en nada,
es un solemne embustero.
¿Ancestro? ¿Verdad ignota?
¡Quién sabe! Pero se aferra
en nuestra alma, y la aterra,
eso, que al igual se nota
en blanco, mongol, zulú…
¿Quién, sobre la haz de tierra,
no tiene algo por mascota?
¿no tiene algo por tabú?
Hombres muy cultos y serios,
de sindéresis notoria,
me juran que en esta historia
del casco no hay gatuperios.
Por eso el suscrito opina
que en cuestión de medicina
hay sus cosas…o misterios…
¿No es por ventura un enredo
el que la córnea substancia
por rozamiento en el dedo,
cure de un mal a distancia
hace devanar el seso
en el caso original:
¿Qué influencia tendrá eso
del pelo del animal?
Ofrece el batiburrillo
otro motivo de empacho
en biología burrera:
¿Por qué razón el anillo
debe proceder del macho
y no de su compañera?
Además de curativo,
¡el aro es preservativo!
Y por el aviso, entro
si el Burro Negro es nativo
de un lugar del Llano Adentro!
En fin, como ya me aburro,
delego las diligencias;
y otro averigüe, sin fiasco,
por qué el remedio del burro
para tan graves dolencias
es, precisamente, el casco?
Cumaná, julio de 1953
LA LECCIÓN DEL LORITO
(Escena paradisíaca)
Un erudito yanqui
que aun investiga con sapiencia
vana
quién fue en la antigüedad
prediluviana
el primer saltimbanqui,
ha conseguido, en cambio,
convencerse
de qué individuo cometió el
dislate,
o tuvo el heroísmo, de comerse
el primer aguacate.
A pesar de fruta americana
la persea gratisima,
o como dice un médico,
ingratísima,
debido a que no es del todo sana,
sobre todo, de noche,
resulta que fue Adán el
caballero,
sin miedo y sin reproche,
que la probó primero.
¿Qué el Paraíso estaba en Asia?
¡Bueno!
¿Qué Adán no vino a América? ¡No
importa!
Pero fue él, y Misia Eva,
absorta,
Lo acompañó al estreno.
(Ella no se quedó comiendo torta)
La deducción del yanki es
elocuente:
a Adán le agradó mucho la
manzana,
por lo que muy ufana
de haber interpretado a la
Serpiente,
lo invitó a repetir su bella
esposa.
¡Oh, manzana...! ¡Manzana es muy
sabrosa!
Como fuera pecado
original, bastante original,
haberse la tal fruta merendado,
semejante a la mona del nogal
que cogió la nuez verde,
la pasaron muy mal:
pues cuando el pobre Adán la
fruta muerde,
la halló un tantico desabrida y
vana,
con cierta densidad de
mantequilla,
y murmuró como de mala gana:
Eva: ¿eso no será más bien
patilla?
Y su dulce costilla
dijo convencidísima y sencilla:
¡Cómetela, mijito, si es manzana!
Fíjate en la semilla.
No obstante, dirigieron la mirada
al árbol de la poma mencionada…
Y, ¡oh, sorpresa! inquietante
maravilla,
vieron las ramas llenas
de unas frutas verdosas,
extrañas, periformes y hermosas,
muy parecidas a las berenjenas.
Nuestros primeros padres
pensativos,
comprendieron los mágicos motivos
de aquella metempsicosis frutal:
¡era la eterna pena prometida
a quien tocara el Árbol de la
Vida
y del Bien y del Mal!
Sin embargo, pasando el primer
susto,
a la poma, por fin, le hallaron
gusto,
y su nombre quisieron conocer.
Más curiosa que el hombre, la
mujer
preguntó a la Serpiente…
y esta dijo: comadre, francamente
no lo sé, porque en Francia es abogado,
y según el PRIMARIO lo asegura,
es palta en el Perú tan renombrado,
y allá en Colombia, cura.
Y Adán, mortificado,
exclamó: qué diablura
esa nomenclatura que has mentado.
En tanto Eva, que lo consolaba,
vio un lorito llanero,
que muy conocedor y picotero
una fruta de aquella picoteaba.
Y preguntóle así: lorito lindo,
¿será eso lo que llaman
tamarindo?
Y el ave, toda llena de malicias,
contestó, pero ¡qué escasa de
noticias!
Esto como se llama es aguacate.
33.- JOSE ANTONIO RAMOS SUCRE
El
episodio del nostálgico.
“Siento,
asomado a la ventana,
la imagen
asidua de la patria.
La nieve
esmalta la ciudad extranjera.
La luna
prende un fanal en el tope de cada torre.
Las aves
procelarias descansan del océano,
vestidas
de edredón.
Protejo,
desde ayer,
a la
huérfana del caballero taciturno,
de origen
ignorado.
Refiere
sobresaltos y peligros,
fugas
improvisas sobre caballos asustados
y en
barcos náufragos.
Añade
observaciones singulares,
indicio
de una inteligencia acelerada por la calamidad.
Duda si
era su padre el caballero difunto.
Nunca lo
vio sonreír.
Sacaba, a
veces, un medallón vacío.
Miraba
ansiosamente el reloj
de
hechura antigua, de campanada puntual.
Nadie
consigue entender el mecanismo.
He
espantado, de su seno,
las
mariposas negras del presagio”.
DUELO DE
ARRABAL
En la
pobre vivienda de suelo desnudo,
Alumbrada
con una lámpara mezquina,
Las
mujeres se congregaron a llorar.
Fuertes o
extenuados alternativamente
No
cesaban los trémulos sollozos
Palabras
ahogadas y confusas
Escapaban
de los pechos sacudidos,
Gestos de
dolor suplicaban a los cielos mudos.
En torno
de un pequeño ataúd crecía
el clamor
y llegaba al delirio;
contenía
el cuerpo de un niño arrebatado
por la
muerte a la vida de arrabal.
Hacia un
rincón estaban reunidos
En haz
los juguetes recién abandonados
Junto a
los pobres útiles de industrias femeninas,
Y, en
irónica ofrenda a los pies del crucifijo,
las
drogas sobre la mesa descubierta.
Nobles
sacrificios fracasaron en resguardo de su vida;
El
consumo del ahorro miserable,
Los días
de zozobra, las noches de vigilia.
Aquel
día, cuando la oscuridad prosperaba
Hasta el
ocaso tinto de sangrante sol,
Vino la
muerte al amparo de las sombras leves
y
benignas, con fría palidez sellando su victoria.
Vino a
aquella mansión, como a otras muchas;
un mal
tremendo como aquel que de orden divina
diezma
los primogénitos de Egipto,
apenas
dejó casa pobre sin luto
Por su
influjo tuvieron de cuna el seno
de la
tierra, innumerables niños,
despedidos
por coros gemebundos,
Lamentados
con llanto breve y clamoroso,
El llanto
de quienes en la vida sin paz tienen
Peor
enemigo que la muerte.
JUAN
MIGUEL ALARCÓN
Tu fino
pliego azul, con tus sinceros
testimonio
de amor, pone en mi vida
lo que
sobre la noche ennegrecida
riega el
vivo temblor de los luceros.
Iba yo
por los trágicos senderos
de la
desolación, sin una egida
que me salvara
de la acometida
cobarde
de los áspides arteros.
Pero esa
carta tuya, como un ramo
del
jardín del amor, con su “te amo”
electriza
esta vida que flaquea…
Ante ella
miro con desdén las lidias
y todas
las ridículas perfidias
de la
rústica gente de la aldea.
Porque
mira, Margot, no te imaginas
lo que es
vivir así… Verse en el duro
trance de
andarse por un trecho obscuro…
Y tan
lejos de ti, sin tus divinas
miradas!
Transitar por entre espinas
y sentir
que a su lúgubre conjuro
la suerte
siempre nos opone un muro
que nunca
vemos convertido en ruinas.
¡La
gloria del amor… es para tantos!
En mi esa
gloria se reduce a cantos
Donde
todos los ímpetus son vanos.
No saben
que prefiere mi amargura.
A las
hojas del mirto, la blancura
De su
flor, que es un símbolo en tus manos
¿Tu mar?
¿Tu cielo? Los verás un día…
¿Para qué
esa nostalgia que me enflora
el alma,
como mustia trepadora
sobre la
solitaria celosía…?
Tiene la
sugestiva fantasía
todas las
vaguedades de la hora
de la
tarde en tu tierra encantadora…
¡Aquella
tierra, como tú, tan mía!
Aquí
hallábame a solas con mi hastío;
nada pudo
el despecho en torno mío
lanzó su
tras contra mis quimeras.
Sé muy
bendita, porque tú mitigas
mis
duelos, y trasformas las ortigas
En la
airosa altivez de las palmeras.
No es sentimentalismo
de leyenda
éste que
por mi espíritu revuela
como un
caer de pétalos y vela
rondando
como un águila tu tienda.
Mi amor
es de mi trópico y anhela
por tanto,
darte de su fuerza en prenda
toda mi
vida como justa ofrenda,
a la vez
que forjarse una novela.
Muy real,
en que mires estampado
Que todo
tiene por igual su lado
De sombra
y de fulgor: risa y cielo;
CRUZ
En su lánguida calle se dan cita
un sol, una canción, un florilegio,
Cuando por la mañana, vestidita
de negro se dirige hacia el colegio.
Ego sun vía, ceritas et vita,
podría decirnos con su voz de arpegio,
como Jesús, pues todo resucita
ante su poderoso sortilegio.
Verla es soñar con todo lo exhala:
perfuma y esplendor, cántico, ala,
Jardín, ternura, adoración, consuelo…
Y nadie olvida ante su faz de santa
que el lunar de su angélica garganta
es un celaje que atraviesa un cielo!
ÍNDICE DE AUTORES
1.-CARLOS MODESTO ESPÍN
1909.
2.-
HÉCTOR ESPIN RIVERO
3.-
ALI ALBERTO RAMÍREZ.
4.- MAURICIO
CASTELLANOS
5.- ALEJANDRO FERNÁNDEZ GARCIA
6.-
CARLO VILLAFAÑE
7.- TRINA MÁRQUEZ
MÁRQUEZ
8.-
RAMÓN SUAREZ
9.- JUAN FREITES
10.- JOSÉ FERNANDO NUÑEZ
11.- JOSÉ JESÚS GALINDO
12.- RAFAEL ÁNGEL
SALAZAR
13.- ROSA ALARCÓN BLANCO
14.- PACO DAMAS BLANCO
15.-
MARÍA DE ALVARADO
16.- ALEJANDRO VILLANUEVA
17.- FRANCISCO DE PAULA RIVAS MAZA
18.- AQUILES CERTAD
19.- MARIO G. GÓMEZ
20- JOSÉ CARMEN OLIVEIRA
21.- FRANCISCO GUEVARA NUÑEZ
22.- JUAN GONZÁLEZ GAMARRA
23.-
JUAN MANUEL GONZALEZ VARELA
24.- MARCO ANTONIO SALUZZO
25.-
FRANCISCO ANTONIO BARBBERII
26.- AGUSTÍN SILVA DÍAZ
27.- JOSÉ SILVERIO GONZALEZ
28.- MARCO TULIO
BADARACCO
29.- HUMBERTO GUEVARA
30.- JUAN MIGUEL ALARCÓN
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