lunes, 24 de octubre de 2016

MARCO TULIO Y HUMBERTO GUEVARA


RAMÓN BADARACCO







                                 

MARCO TULIO
Y
HUMBERTO GUEVARA








CUMANA 2016










Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco
Título de la obra:
MARCO TULIO Y HUMBERTO GUEVARA
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná

cronista40@hotmail






















MI PADRE.

Mi padre fue un gran padre de familia de estilo clásico, hizo una pareja con mi madre, a la que amaba intensamente,  para sentirme orgulloso, igual que todos mis hermanos; y yo llegaría a agregar, modelo nuestro y  para esta ciudad; también  fue un hombre de muy buena estatura  (m.1.77),  buenmozo,  hermoso de cuerpo y alma, intelectual, pulcro, de extensa cultura, atildado, de amena conversación salpicada de anécdotas, cristiano practicante, fino poeta, buen orador,  cronista,  sencillo, amistoso, participativo, en su juventud fue parrandero, tocaba muy bien el cuatro, componía y cantaba,  amaba a su pueblo, fue  alumno excelente  y amigo del maestro Silverio González Varela, a quien llamaba Silverito;   lector empedernido de todo cuanto caía en sus manos.
El sabio Dr. Antonio Minguet Letteron, su devoto amigo, lo visitaba todas las tardes, decía que él no necesitaba comprar libros, porque Marco Tulio los compraba todos y se los prestaba.  Recibía periódicos y revistas de muchas partes del mundo, compraba y coleccionaba cuanto papel caía en sus manos, copiaba y atesoraba los versos de los poetas cumaneses;   se los entregó al poeta Alfredo Armas Alfonso, este hizo una selección, me imagino que autorizada,  no solo como curador  sino que Papá lo aceptó, pero que en cierto sentido no le gustó, como me lo dijo a mí, porque desechó muchos poemas que si no eran de su agrado, o por ahorrar, o por la causa que fuera, le restaron sentido a su búsqueda y esos textos se perdieron; sin embargo si no hubiese sido por el poeta, nunca se hubiese publicado su obra.

En cuanto a periodismo y  poesía, él fue  mecenas de los poetas y escritores de la generación de oro de Cumaná; mantenía comunicación permanente con ellos, los animaba, y los obligaba a escribir; estuvo  siempre  bien informado de sus trabajos, puedo decir,  al día en todo lo relacionado con la vida y la obra de los escritores de su generación; mantuvo correspondencia con casi todos los periodistas y poetas hispanoamericanos de su tiempo y promovió muchas competencias florales;  envió textos a  Rubén Darío, y este los publicó en París, mantuvo correspondencia con  José Antonio Ramos Sucre, y con el ginebrino George Obraian Messerly, a quien  conoció aquí en Cumaná,  durante 50 años mantuvieron esa relación por correspondencia, y por fin un día decidió ir a Ginebra a saludarlo, y yo que viví el suceso sé cuanta amistad había entre aquellos dos caballeros de singular sabiduría, como fueron, entre otros:  Ramón David León, Luis Teófilo Núñez, Marco Aurelio Rodríguez, Jesús Antonio (JA) Cova, Antonio Ramón Moreno Cova,  Andrés Eloy Blanco, J. A. Ramos Sucre, amigo de su familia y compadre de su hermano Luis; con José María Milá de La Roca Díaz, mi padre contaba todo lo que tuvo que hacer para publicarle su novela LALITA,  por entregas semanales, que  recogía por debajo de la puerta del claustro, porque no se dejaba ver; y de  Salmerón Acosta,  Moleiro, Paz Castillo, Gerbasi, etc.

Escribía versos con facilidad, dominaba la rima y la métrica; leía en inglés, francés e italiano. Fue maestro de inglés y escribió una gramática inglesa para enseñar a sus alumnos; se distraía traduciendo a los   poetas franceses e ingleses, en especial a Henry Wadsworth Longfellow.  En su juventud cantaba y tocaba el cuatro con bastante gracia. Disparaba muy bien el revólver, participó en varias escaramuzas con el grado de Coronel. Fue registrador subalterno por muchos años, y dejó escritos el “Manual del Registrador” y una copiosa jurisprudencia, que no publicó y que conservo originales.
Mi padre fue animador de la cultura en Cumaná durante toda su vida. Participó activamente en los eventos de la vida social y política de su tiempo en Cumaná, con absoluto despego y honestidad. Fue un hombre de palabra, galante, atildado, un gran ciudadano de reconocida solvencia moral. Fue sin duda un gran hombre. Junto con su primo hermano el Dr. Domingo Badaracco Bermúdez, que en cierta forma fue su guía, ejerció en buena parte el rectorado de la generación de oro de Cumaná, desde el club “Surge et Ambula” y la revista “Broches de Flores”, trabajo que continuó después en sus periódicos “El Heraldo Oriental”, “El Disco” y “El Sucre”, desde los cuales convocó a los intelectuales cumaneses para la renovación cultural necesaria en época de crisis bajo la dictadura de Gómez.  Conocía a todos los escritores de su época y se interesaba por sus trabajos como amigo y maestro. Fue un verdadero héroe civil.

Pero mi padre fue un cruzado en el periodismo cumanés, fue periodista por sobre todas las demás cosas que hizo en su larga vida y utilizó su pluma como un arma en beneficio de la cultura y del progreso y de esa manera entregó su vida a su pueblo; para él cada necesidad de Cumaná era una batalla, a la cual se entregaba con pasión desbordante. 
Se inició en 1898, a los 15 años, en el semanario de oposición “El Látigo”, de los estudiantes: Pedro Arcia, Fortunato Serra Rodríguez, Pedro Guerra, Pedro Golindano y Manuel de Jesús Álvarez. Este periódico se editaba en una imprenta que tenían oculta en la cisterna del castillo de San Antonio, que en aquella época estaba abandonado y en ruinas. En 1902 se une con el poeta Rafael Bautista Bruzual López, y editan “El Porvenir”; en 1903, como el mismo dice, fue fundador y redactor de “Broches de Flores” donde se dieron cita los intelectuales cumaneses para competir con “El Cojo Ilustrado”; en 1907, fundó la revista “Pléyades” con el poeta Juan Miguel Alarcón; en 1909, se une con Joaquín Silva Díaz y el poeta Andrés Eloy de la Rosa, y editan “La Voz de Sucre”, y “Triquitraque”;  en este mismo año edita “El Heraldo Oriental”; en 1911, con José Antonio Moreno Cova, edita la revista “Ritmo de Ideas”; en 1921, con José Vicente Rodríguez Valdivieso, edita “El Disco” (este es el principal periódico de Cumaná, que abre  sus páginas  a la publicidad comercial), y en 1924, con el mismo socio edita “El Sucre”, periódico moderno que produjo buenos dividendos y se mantuvo hasta después de 1937, y fue acogido con simpatía  en casi todo el oriente venezolano.
Como alumno del maestro Silverio González Várela, perteneció a la generación de oro de este pueblo; amigo y editor de  Juan Miguel Alarcón, Cruz María Salmerón Acosta, Humberto Guevara, Dionisio López Orihuela, Julio y Ramón Madriz, José María Milá de La Roca Díaz, Ramón David León, Mario Castro Díaz, Norberto Salaya, Ramón Suárez, Rafael Bruzual López, Miguel y Pedro Aristeguieta Sucre, Luis Álvarez Marcano, Rondón Sotillo, Alejandro Villanueva, Luis Beltrán Sanabria, los hermanos Arcia, Juan José Acuña, Luis Teófilo Núñez, Jesús Antonio Cova, Ramón Moreno Cova,  Salvador Córdova, Humberto Guevara, los hermanos Silva Díaz, los Damas Blanco, los Espín Rivero, Federico Madriz Otero, Santos Erminy Arismendi,  Luisa del Valle Silva, Tin Fernández, Julio Zerpa, Domingo Antón, Emilio, Mauricio, Francisco José,  Santos Emilio Berrizbeitia; Juan José Acuña, Laureano Frontado, Antonio Machado, Antonio Minguet Letteron, Luis Teófilo Núñez,  Dionisio López Orihuela,  Andrés Eloy Blanco, Luis y José Antonio Ramos Sucre, Pedro Elías y Francisco de Paula Aristeguieta,  Antonio Machado, y  tantos de su intimidad, que resulta prolijo enumerarlos.

Mi padre se sembró para siempre en Cumaná, amo este pueblo, escribió su historia, leyó todo lo que escribió Bartolomé de las Casas, y descubrió por qué Arístides Rojas la llamo Primogénita de América, su trabajo al respecto le valió para ser nombrado Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, por el estado Sucre.  También es lo que se refleja en su poesía, en sus campañas periodísticas y sus editoriales. Dejó para nuestra historia, como dice Alberto Sanabria, “Fuego de Blanca Luz”, antología de poetas cumaneses publicada por la UDO, bajo la curatoría del escritor Alfredo Armas Alfonso; también nos dejó un poemario inédito escrito a los 19 años; sus investigaciones sobre la Primogénita del Continente Americano, publicadas en 1924, que le valieron para ser nombrado individuo correspondiente a la Academia de la Historia. Sus editoriales, algunos discursos publicados por diversas instituciones,   poesía dispersa en nuestros periódicos y revistas, bajo  seudónimos: C. O. Quelin,  A. R. LEQUIN, Jim,  Otilio Murac, V. N. Zolano, MTB, y otros;  su crítica literaria, sus opiniones sobre diversos temas, sus editoriales, sus impecables discursos, sus campañas; y en fin, su sabiduría que se desborda en los periódicos que  publicó y conservo en  colecciones, sobre todo  El Heraldo Oriental”, “El Disco” y “El Sucre” que se editaban desde 1908 hasta más allá de 1935. Allí brilla y brillará por siempre su magisterio, su calidad humana y su formación humanística

PAPA Y LA IMPRENTA. La Imprenta fue la verdadera pasión de papá. El taller, los tipos, el papel, la rotativa.  La primera que llegó a Cumaná, la trajo de Trinidad don Manuel José de Ribas, y en es imprenta se imprimió “El Patriota Venezolano”, que ya se publicaba en la isla de Trinidad desde 1792, cuando esa isla estaba bajo la jurisdicción de la Provincia de Nueva Andalucía o Cumaná, para colocarse de primera en la cronología histórica del periodismo venezolano.  En esa imprenta también se editaron “El Patriota Cumanés” en 1811, y “La Gaceta de Cumaná” en 1812.  Después otros empresarios y periodistas cumaneses entraron en la competencia, sus nombres brillan con luz propia en esa hermosa lid de la cultura, allí están los nombres de Don Pedro Cova, que luego se traslada a Guayana, y es considerado en Upata,  casi como el padre de esa ciudad, donde por méritos muy bien ganados fue llevado a la Presidencia del Estado Bolívar y se le rinde tributo y veneración, al igual que al coronel y maestro José Silverio González, de relevantes méritos en el periodismo y la educación,  que también gobernó en Guayana, y fue el maestro de la una generación  laureada. Es un caso similar al de don Antonio María Martínez, que llevó su imprenta para Carúpano después del terremoto de 1853, y en ella se imprimieron varios de los periódicos más afortunados de esa ciudad. Don Juan Milá instaló su taller a fines del siglo XIX. Este taller pasó a poder de don José Encarnación Martínez, después de Ángel Félix Serra, después la adquirió Don Federico Madriz Otero, el cual se la deja a don Ramón David León, con el cual formo mi padre una sociedad, y, por último, a Ramón David, le quedó corta Cumaná, y viajó a Caracas, entonces le vendió su parte y su chara a papá.

 En Caracas, Ramón David, entró a formar parte del grupo de Cumaneses, que crearon el gran movimiento editorial de Caracas, los grandes diarios de Venezuela: “El Independiente” de Pedro José Rojas, “El Republicano” de Blas Bruzual, “El Nacional”, de Enrique Otero Vizcarrondo y Miguel Otero Silva; “El “Universal”, de Andrés Mata y Luis Teófilo Núñez, y “La Esfera” de Ramón David León; y podemos agregar que el genio de Andrés Eloy y Ramos Sucre, los alentaban.




MARCO TULIO BADARACCO BERMÚDEZ, según sus contemporáneos:

Para lo cual nos valdremos de dos de sus contemporáneos:


Marco Tulio visto por don Ramón David León.

         Ese valor multisapiente de Cumaná, que fue Don Ramón David León, autor de la letra del himno de Estado Sucre, poeta, narratista, periodista de renombre, diplomático, hombre público, culto, sobresaliente, y sobre todo amigo de mi padre, “su alter ego”, como lo llamaba, hizo una sutil semblanza de papá, el 8 de mayo de 1970, con motivo del primer aniversario de su desaparición física, con la cual inicio este trabajo, dijo entre otras cosas, esa vez:
“Por una de esas amistades juveniles que al correr de los años se hacen tan fuertes como los lazos de la sangre, me unieron a Marco Tulio Badaracco estrechos vínculos espirituales, mutuas aficiones literarias y poéticas, noviciados periodísticos y un constante intercambio intelectual. En cuantos fueron esos temas coincidíamos o no en simpatías y repulsas, lo mismo que en asuntos políticos criollos y en apreciaciones de historia nacional. Podíamos discrepar de opinión para medirlos y pensarlos, pero siempre dentro de un ambiente efusivamente fraterno. Su conservatismo desprovisto de tendencias oligárquicas tenía básicos puntos de contacto con mi liberalismo desnudo de demagogia.
Tocante a cuestiones de la región oriental, a problemas cumaneses, abundábamos en conceptos para emitir juicios en los cuales ocurría a veces que estuviésemos en franco descuerdo.  Dan fe de todo ello ocasionales comentarios publicados en voceros que aquí fundé. Al aludir hoy a ese grato panorama evoco con honda melancolía venturosos tiempos idos, pero constantemente añorados. Marco Tulio sabía frenar apasionados ímpetus míos desviándolos hacia caminos de reflexión y ecuanimidad. Era un mentor sesudo y ponderado que compartía tan afectuoso cometido con Domingo Badaracco Bermúdez, el amable filósofo, generoso médico de todos los pobres de Cumaná cuya sapiencia iba a la par de su altruismo. Junto con ambos era espontáneos asesores cordiales en dicha misión Federico Madriz Otero, Antonio Rafael Machado, Emilio Berrizbeitia, Mario Castro Díaz, Antonio Minguet Letterón, y Norberto Salaya. Hoy, hermanados todavía más por la muerte yacen todos en este mismo camposanto.   Tan solo falto yo en la nómina…”
“Marco Tulio Badaracco hizo suya la sencilla e intencionada síntesis bolivariana de lo que constituye la verdadera gloria “ser bueno y ser útil”. De ahí que no hubiese problema colectivo, necesidad pública, desacuerdo local por cuya solución favorable no abogara. Personificó una avizora y tenaz solicitud amistosa en el ánimo de cuantos fueron gobernantes del Estado Sucre tanto en lejanas épocas como en las actuales. Vivió e continúa actitud alerta para abogar en pro de todo lo que contribuyera al adelanto material del medio nativo, en provecho de los moradores de la ciudad y en bien de las poblaciones del interior. Infortunadamente no le cupo en suerte gobernar la región: habría sido un magistrado cabal.”  
¡Qué bien conoció Ramón David a mi padre!



c)  Marco Tulio visto por don Alberto Sanabria, Cronista Oficial de Cumaná. 

Otro gran amigo de mi padre, primer Cronista Oficial de Cumaná, escribió un perfil muy considerado sobre él, dice que:
” …Desde muy joven figuró Marco Tulio Badaracco como escritor de fina y elegante prosa. En su juventud publicó hermosos versos y era cultivador de nuestra historia. Muchos discursos y conferencias fueron pronunciados en memorables días y ocasiones solemnes por este ilustre cumanés.
Desde nuestros años juveniles nos unió a Marco Tulio Badaracco una cordial y sincera amistad. No solo habíamos visto la primera luz en la amada tierra cumanesa, sino que éramos ambos de la parroquia de Santa Inés, y particularmente del barrio de San Francisco, la parte más antigua de la ciudad primogénita.
Marco Tulio Badaracco tuvo como maestro de letras, a su primo hermano Domingo Badaracco Bermúdez, sabio humanista y filantrópico galeno. El Dr. Badaracco Bermúdez fue también nuestro maestro en disciplinas literarias, y ahora recordamos que desde los días del bachillerato nos hacía leer los clásicos españoles y también amados libros, especialmente “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, obra que había estudiado tanto el talentoso escritor y médico.
Bajo la sabia rectoría del inolvidable maestro Dr. José Silverio González Varela, en el histórico Colegio Nacional de Cumaná, alcanzó Marco Tulio Badaracco el título de bachiller en Filosofía.
Hace poco tiempo publicó Marco Tulio una obra de interés literario, intitulada “Antología de Poetas Cumaneses (Fuego de Blanca Luz)”, y entonces le dedicamos una crónica, comentando dicho libro, el cual fue editado por la Extensión Cultural de la Universidad de Oriente.
Era compañero nuestro en la Academia Nacional de la Historia, donde como individuos Correspondientes, representábamos a nuestro querido Estado Sucre.  Cuando el muy apreciado amigo Doctor Luis Teófilo Núñez, ocupó por breve tiempo la Presidencia del Estado Sucre, fue creado “El Centro Histórico Sucrense”, y tanto Marco Tulio como el que esta línea escribe, fuimos de sus miembros fundadores, y allí trabajamos con señalado interés por la historia de la ciudad mayor del Oriente Venezolano; desgraciadamente, con el cambio político de aquella época, tuvo corta vida este centro, que se inició bajo tan civilizadores auspicios.
Comenzó Marco Tulio Badaracco, siendo muy joven, con un periodiquito, que en unión del brillante escritor y jurista Doctor Rafael Bruzual, redactaron en la vieja tierra cumanesa; llevaba por título ese vocero, el poético nombre de “Alba”.  Al correr del tiempo fundó tan querido coterráneo varios periódicos y revistas, como “Sucre”, “El Radio” y otros más.  Compartió con el notable poeta cumanés Juan Miguel Alarcón, la dirección de la famosa revista “Pléyades”.
La revista “Broches de Flores”, órgano del club “Surge Et Ambula”, que en Cumaná formó una verdadera generación literaria, de la cual surgieron destacados valores en las ciencias, las letras y las artes, contó a Marco Tulio entre sus principales colaboradores.  No hace mucho tiempo, cuando comentábamos la dolorosa muerte del notable médico Doctor Salvador Córdova, decíamos que solo quedaban tres de los fundadores de la inolvidable revista mencionada: Don Marco Tulio Badaracco, el Dr. Luis Teófilo Núñez y Don Joaquín Silva Díaz. Ahora son dos los sobrevivientes de aquella brillante etapa cultural de nuestra tierra cumanesa.
Evocamos con nostalgia nuestras conversaciones con Domingo Badaracco Bermúdez, y con Marco Tulio, en aquella vieja casona de la plaza de San Francisco, cerca de la eterna poesía del Manzanares y frente a hermosos y corpulentos árboles, donde nació nuestro amor por las letras y por toda actividad cultural” (fin de la cita).

También publicó Alberto Sanabria un trabajo sobre la obra de mi padre, la antología de poetas cumaneses: “Fuego de Blanca Luz”, publicado en el Universal, Caracas.  Febrero de 1968.
“Con cariñosa dedicatoria nos ha enviado nuestro viejo y querido coterráneo Don Marco Tulio Badaracco, la Antología Poética de Cumaná, que, en fina edición, acaba de publicar la “Editorial Universitaria de Oriente”. Lleva dicha antología como verdadero título “Fuego de Blanca Luz”, tomado de hermoso poema de nuestro cordial paisano el profesor Dionisio López Orihuela.
Más de ciento cincuenta páginas contiene la interesante publicación, que mucho nos ha complacido y la cual comentamos con señalado placer. Ella recoge el nombre y la obra, aunque sea en breve muestra, de tantos poetas cumaneses, muchos desaparecidos y algunos vivos, que supieron arrancar a su lira dulces y evocadoras rimas.
Desde los días coloniales de Cumaná semillero fecundo de escritores, poetas y oradores. Después de la guerra de la independencia, en la cual tuvo señalada figuración la ciudad del “Manzanares”, dejando a la posteridad una brillante nómina de guerreros, con Sucre a la cabeza, dejó también una luminosa pléyade de civilizadores, que supieron honrar a la Patria, unos con sus impecables versos o sus sonoras prosas, y otros con su elocuente y tribunicio verbo; no faltaron artistas de renombre que hicieron de la música un verdadero culto.
Entre esa legión de poetas cumaneses tenemos que recordar a don Jacinto Gutiérrez Coll y al Dr. Miguel Sánchez Pesquera quienes fueron los que trajeron a Venezuela, la escuela parnasiana; y en tiempos modernos, al gran aeda, Andrés Eloy Blanco, y al doloroso bardo Cruz Salmerón Acosta, quienes con sus versos llenos de belleza y de armonía, ha cantado en delicadas estrofas los más hermosos motivos y los más hondos recuerdos.
La Antología Poética de Cumaná trae a manera de explicación, unas interesantes apuntaciones de nuestro muy apreciado amigo el doctor Alfredo Armas Alfonso, quien al frente de la Editorial de la Universidad de Oriente, ha realizado una labor digna del mayor aplauso.
Don Marco Tulio Badaracco, compilador de la Antología Poética Cumaná, desde los muy lejanos días de su juventud, ha sido incansable luchador por la cultura. Él fue de os fundadores del recordado “club Surge et Ambula”, que tuvo por órgano la magnífica revista “Broches de Flores” que constituyó en la capital del Estado Sucre una verdadera generación literaria.
En reciente página que dedicamos a nuestro inolvidable amigo el doctor Salvador Córdoba, con motivo de su dolorosa muerte, decíamos que él, junto con el Dr. Luis Teófilo Núñez, don Marco Tulio Badaracco y don Joaquín Silva Díaz, eran los únicos que quedaban de aquella brillante legión literaria cumanesa. Numerosas revistas y periódicos han contado unas veces con la dirección y otras con la continua colaboración de Marco Tulio Badaracco. Versos, prosa, crónicas periodísticas, discursos, en gran cantidad han salido de la pluma, siempre fresca de este brillante escritor cumanés quien todavía a los ochenta y cuatro años de edad, escribe como en los mejores tiempos de su vida intelectual.
La tarea realizada por Marco Tulio Badaracco ha sido ardua, pues en Cumaná debido en gran parte al terrible terremoto de 1929, se perdieron valiosos archivos y colecciones de revistas y periódicos. Comprendemos que faltan muchos hijos de la tierra cumanesa, que también escribieron versos, unos de larga obra y otros accidentalmente, pero, por las razones que apuntamos, no fue posible que figuraran en la citada Antología. Si lamentamos que no apareciera el nombre glorioso de Don José Silverio González, quien, a la vez de notable y sabio educador, entre sus actividades culturales tuvo la de cultivar la poesía, y son célebres sus Himnos y Canciones Patrióticas, como “Los Milicianos”, “El Barquero”, “A Cuba”, “En Honor de la Virgen del Carmen”, y tantos otros, que encontraron la magnífica música de don José María Gómez Cardiel y de otros artistas.   En conversaciones con nuestro inolvidable amigo don Salvador Llamozas, siempre el gran artista cumanés, recordaba los himnos de Don José Silverio González.
Más de setenta firmas poéticas adornan el bello trabajo antológico y por ser grande el número no puedo mencionarlos a todos, pero si los recordamos de la manera más cordial.
Para Marco Tulio Badaracco, a quien nos une una antigua y cordial amistad, tenemos hoy nuestra más sincera palabra de felicitación, junto con nuestros votos porque siga muchos años más cultivando las letras, para las cuales ha tenido siempre amor y devoción.” Fin de la cita.




HUMBERTO GUEVARA.

         El poeta satírico Humberto Guevara, como hemos dicho, se inicia en el periodismo Cumanés con Marco Tulio Badaracco, en El Iris (1912), y culmina en los bisemanarios ¨El Disco¨ y ¨SUCRE¨, (1923 -1937).  En sus páginas puede observarse, que mi padre firmaba sus pitorreos con el seudónimo Jim y Humberto era Satán o el Barón de Escarpia. Ellos dos crearon toda una época en la ciudad, de buen periodismo, de poesías y alegres guachafitas.   

         El poeta Ramón Ordaz, a quien se lo di a conocer, se apasionó por ese personaje, y recopiló casi toda su producción, e hizo un examen crítico sobre el poeta Humberto Guevara, “misterioso personaje de la Cumaná de antier”, desarrollado dentro de sus circunstancias, como diría Ortega y Gasset, y lo ubica en la introducción de su obra “VOCES DE PRIMAVERA”, que es la antología biográfica de la obra poética de Humberto, y dice:

“La segunda mitad del siglo XIX en Cumaná estuvo signada por hechos como el haber sido escenario de inesperados desastres naturales, el sismo de 1853, siniestro que devastó a la población y redujo a polvo la mayor parte de sus edificaciones; y por acontecimientos como los que tuvieron lugar al proclamarse la guerra federal –frustrada por la hora fatídica del terremoto- acaudillada por el sabio tribuno, columna de honra y gloria del Gran Partido Liberal, doctor Estanislao Rendón”; hechos que, al iniciarse en serio la Guerra Federal en 1859, empezaría a borrar la estela de gloria de la Cumaná de entones. La diáspora de sus mejores talentos fue la consecuencia más inmediata. Los Gutiérrez – el General Jacinto Gutiérrez Martínez Alemán y su familia, entre ellos el poeta Jacinto Gutiérrez Coll y el músico Pedro Elías Gutiérrez Hart-  Los Llamozas –el inspirado músico Salvador Llamozas-, los Level de Goda–Don Andrés Level de Goda y sus Hijos-, los hermanos Arcia, los Sánchez Pesquera, los Saluzzo, los Beauperthuy, y muchas otras familias emprendieron el camino de la emigración y la ciudad, desolada, contemplaba su infausta suerte entre las ruinas y el languidecer  del espíritu que la encumbraba”…

         “Como compensación y respuesta al fatum de adversidad, las últimas tres décadas del siglo concentran en Cumaná un nuevo centro de luz, luz germinal, que se materializara con el advenimiento de una sólida y castiza generación, la que, entrando el siglo XX daría pruebas encomiásticas de un renacimiento cultural. Los nombres siguientes son un índice revelador: Juan Arcia (1872), José María Milá de la Roca Díaz (1872) Pedro Elías Aristeguieta Rojas (1888) Juan Miguel Alarcón (1887) Andrés Eloy de La Rosa (1888), Ramón David León (1888) José Antonio Ramos Sucre (1890) Rosa Alarcón (1890), Diego Córdova (1892), Humberto Guevara (1892) Juan José Acuña (1888) Marco Tulio Badaracco (1883), Dionisio López Orihuela (1893), Ramón Suarez (1894), José Agustín Fernández (1895), Andrés Eloy Blanco (1896). Esta pléyade, -así titularon Marco Tulio Badaracco y Juan Miguel Alarcón una revista literaria en 1908, hizo posible el Ave Fénix de la ciudad; benefactores, la mayoría, de los conocimientos que se impartían en el Colegio nacional de Cumaná, hoy Liceo Antonio José de Sucre”.

         Nota nuestra. - Yo agregaría a los maestros de esa generación a:  Silverio González Varela. Domingo Badaracco Bermúdez y Marco Tulio Badaracco, sobre todo éste, sin el cual Humberto no hubiese publicado nunca sus trabajos, pues como puede advertirse en sus versos y en sus entrevistas, siempre trabajaron juntos.

         Y agrega: “Con ellos se reponía la tradición intelectual, la que ahora se proyectaba con claras ambiciones hacia la conquista espiritual de un siglo XX incierto, turbulento, con ímpetus incestuosos en la ficticia demarcación realidad/irrealidad alrededor de las ascuas de un eterno conflicto. 

Nota nuestra: Indudablemente Ramón Ordaz se refiere a la obra de Luis Level de Goda: Historia Contemporánea de Venezuela –Política y Militar -1858-1886- que es una historia testimonial a la cual se la han tributado comentario favorable en todos los tiempos. El General en Jefe Luis Level de Goda, fue Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, Presidente del Congreso Nacional, Ministro Plenipotenciario en Francia, Jefe Revolucionario de la Federación en la cual participó activamente al lado de Zamora y Falcón. Su relato del asesinato de Zamora y la batalla de Santa Inés son insuperables. Fin de la nota.

         Cuando ocurre su muerte el 9 de diciembre de 1920, días más tarde el Periódico “Prometeo” reseña con términos elogiosos la vida política y militar del General Guevara:

“Era un narrador ameno y verídico, pero con criterio independiente, ajeno de prejuicios, con miras analíticas que más lo acercan a nuestros días que a aquellos otros en que se conceptuaba irrespetuoso poner de manifiesto los desaciertos militares y políticos de nuestros padres libertadores” 

         Este guerrero de excepción, que desempeñó altos cargos representativos en la administración pública, conversador ameno, hombre cordial que estimulaba, asimismo, a los jóvenes escritores de entonces, no nos cabe la menor duda de que puso extremos cuidados y atenciones en la formación y educación de sus hijos Arturo y Humberto son la evidencia de lo que afirmamos  El Dr., Arturo Guevara publicó un voluminoso estudio siquiátrico social sobre don Simón Rodríguez titulado Espejo de Justicia  y dejo inédito un estudio pico-patológico sobre El Libertador.
  
Viene muy a cuento, lo que contaba mi padre Marco Tulio Badaracco Bermúdez, del matrimonio de general Guevara: decía mi padre que el General conoció a la señora Coraspe en los cañamelares de Cumanacoa, silvestre y bella cual sus espigas doradas por el sol; y cual pasó en la obra “Pigmalión” de George Bernard Shaw, que la tomó de Publio Ovidio (43 a.m.), pero con un final más feliz; se dedicó a enseñarla  hasta convertirla en una verdadera protagonista de la sociedad cumanesa, donde solía dar conciertos de piano, sobre todo interpretando piezas del repertorio infinito de Mozart, el preferido de aquella época de oro de la cultura de nuestro pueblo.     Por supuesto que el General tiene también mucho que ver con la educación exquisita de sus hijos Humberto y Arturo.  El primero, superior poeta, único en su estilo. El segundo, impecable médico, individuo de Número de la Academia Nacional de la Lengua, su discurso de incorporación es un modelo ineludible, para el estudio de nuestra lengua; y su obra sobre Simón Rodríguez, es fuente permanente para una mejor comprensión del gran maestro del Libertador.  

Dice Ramón Ordaz: “Compartió Humberto con quienes forjaron la última gloria intelectual de Cumaná.  Sobresalir ente las figuras estelares de las primeras décadas del siglo merece la distinción: iniciaba su periplo la leyenda de Azul de Manicuare. Andrés Eloy transitaba laureado por el Olimpo español. Ramos Sucre publicaba sus “rarezas” poéticas en “Ritmo e Ideas, Pléyades, El Universal, Élite, Billiken”, las que alcanzarían renombre y aceptación definitiva en nuestros días. Pedro Elías Aristeguieta después de su “Tromba” y algunos corridos, trocaría la pluma por las armas, Juan José Acuña, cumplido su noviciado periodístico en “El Iris”, que auspiciaba la Sociedad de la Santa Cruz de la Unión, invitaría a los intelectuales de Cumaná a su Renacimiento. Su coetáneo y parigual en la empresa periodística, Marco Tulio Badaracco, es digno de mejor reconocimiento. Para el gremio de periodistas locales no existe, y nos lo explicamos porque la ignorancia en Tales –no de Mileto- es supina. Las escusas, como siempre, para esa excepción que no supera los dígitos de la cuenta regresiva. Pléyades, El Disco, Sucre, “Fuego de Blanca Luz”, primer intento antológico de la poesía sucrense se lo debemos a él.

Nota nuestra: Así es, pero también debo decir que mi padre fue toda su vida el periodista de Cumaná, se inició en 1898, a los 15 años, en el semanario de oposición “El Látigo”, con los estudiantes: Pedro Arcia, Fortunato Serra Rodríguez, Pedro Guerra, Pedro Golindano y Manuel de Jesús Álvarez. Este periódico se editaba en una imprenta que tenían oculta en la cisterna del castillo de San Antonio, que en aquella época estaba abandonado y en ruinas. En 1902 se une con el poeta Rafael Bautista Bruzual López, y editan “El Porvenir”; en 1903, como el mismo, fue fundador y redactor de “Broches de Flores” donde se dieron cita los intelectuales cumaneses para competir con “El Cojo Ilustrado”; en 1907, fundó la revista “Pléyades” con el poeta Juan Miguel Alarcón; en 1909, se une con Joaquín Silva Díaz y el poeta Andrés Eloy de la Rosa, y editan “La Voz de Sucre”, y “Triquitraque”;  en este mismo año edita “El Heraldo Oriental” con Ramón David León y el Dr. Domingo Badaracco; en 1911, con José Antonio Moreno Cova, edita la revista “Ritmo e Ideas”; en 1921, con José Vicente Rodríguez Valdivieso, edita el bisemanario “El Disco” (el  periódico más importante  de Cumaná, que abre  sus páginas  a la publicidad comercial), y en 1924, con el mismo socio edita “El Sucre”, periódico moderno que produjo buenos dividendos y se mantuvo hasta después de 1937, y fue acogido con simpatía  en casi todo el oriente venezolano. En todos estos periódicos brilló el genio de Humberto Guevara, que siempre estuvo al lado de mi padre. Los dos hicieron entrevistas geniales, que publicaré por separado. Fin de la Nota.  

“En 1920 muere el lírico mayor de la poesía cumanesa del siglo XIX Miguel Sánchez Pesquera, y nueva savia emerge del relevo. Un maestro, un guía de generaciones, el Dr. Domingo Badaracco Bermúdez, registra, pulsa la estética de su tiempo. Palabras suyas despidieron en el cementerio de Cumaná al solitario de la Torre de Timón. Juan Freites escribe su sonado soneto a Lucia. Joaquín Silva Díaz triunfa en Europa por su ejecución al piano y sus composiciones musicales. Alguien lo compara con Albéniz. Olvidados quedaban sus exvotos líricos, un tibio asomo por el soneto. José Agustín, su hermano daba a conocer con más empeño en Billiken, Cultura y Progreso, otras publicaciones, sus poemas. El poeta Ramón Suárez, bohemio, descuidado, imprecante mestizo, con la casta conciencia del olvido, cantó los arpegios del piano de Teresa, cual incipiente Espronceda. Juan Miguel Alarcón, festejado por Jacinto Fombona Pachano y Marco Tulio Badaracco, permanece fiel, imperturbable en el castillo dieciochesco de donde recicló su poesía. Juan Arcia, bíblico y profano, recrea a su manera el libro de los libros y ensaya una experiencia minimalista con el soneto. Un alto representante de las letras nacionales, Manuel Díaz Rodríguez, llega a ocupar la Presidencia del Estado. Un hermano de Ángel Miguel Queremel, escritor también, Pedro Miguel Queremel, desempeñará la Secretaría General de Gobierno. Un sismo y la invasión de “El Falque” tiñen trágicamente la década del 20. Algo reverbera en la oscuridad. Un nauta aventado desde Caracas por la revuelta estudiantil de 1928, regresa a su tierra natal. El escritor José Salazar Domínguez arribará con su navío y con nuevos bríos para la ruptura literaria. Abordaron esta navegación Domingo Antón y Mario Gómez, poetas menores.   Aquiles Certad, Diego Córdova y Andrés Eloy de La Rosa emprendían el camino del exilio interior y exterior. Certad viviría una experiencia con los cófrades de viernes. La editorial Losada de Buenos Aires publicará sus TERRITORIOS DEL SUEÑO. Córdova en la orilla opuesta al Gomesismo junto con Andrés Eloy Blanco, sin soslayar su entorno provinciano y nacional, hará labor de patria en el extranjero. Uruguay lo vinculará a la poesía de Juana de Ibarboroug. México coronará su gesta diplomática. José Agustín Fernández, epígono de un modernismo tardío, deshojará el árbol de la poesía con inocultable pasión por la que llamó Ciudad Luminosa Un sacerdote ejemplar de origen catalán, vendrá a Cumaná tras las huellas catequísticas de Monseñor Sixto Sosa: José María Pibernat, clérigo que dejaría una huella inolvidable, una enseñanza y una obra que no poco encontronazo tuvo con el Satán del poeta Guevara. De lo citado, no podemos soslayar   que algunos poetas cayeron en el pecado venial del servilismo al régimen de turno, circunstancia lamentable, nos pesa decirlo, a la que no escapó la industria de Humberto Guevara. Decir que Humberto Guevara derrochó su talento en Cumaná y que, tal vez, pagó el precio del “quedado”, es muy probable que dé lugar a vaguedades o necedades. Afincarse en su tierra, hilar historias con el color local, remontar y transcribir la trama del pasado inmediato, tejer el poema al ritmo de las circunstancias jocosas del diario acontecer, amar lo cotidiano como amar a una mujer llamada Olimpia, musa de la rosa, espejismo de lo eterno y de lo efímero son muestras más que suficientes para excusar altibajos, siempre que detrás no haya página arrancable que haga peso e incline la balanza hacia lo indeseable.

         Humberto apenas alcanzó el bachillerato, lo que fue suficiente para su formación intelectual y su conocimiento posterior de los clásicos de la literatura. Quienes compartieron con él destacan su refinamiento: “Como la mayoría de los poetas –Señala Julio Zerpa- fue un desposeído; pero sabía ser rico con sus pequeños estipendios. Su mesa era de gourmet. Sabía hablar y comer en francés. En su casa todo habla de buen gusto” (4).  Un cronista de la época al reseñar su muerte daba muestras de su cercanía y admiración: “Solía a veces tocar el piano, pues le gustaba la música y su maestro predilecto fue Mozart” (5). Si incurrió en una que otra cursilería –que poeta no ha flaqueado ante ella diría el venerado Rubén – es debilidad excusable. El hecho de nombrar a Marcos Pérez Jiménez en un poema que admiramos, la “Salutación “al celebérrimo Simón Rodríguez, no consigue nuestro acuerdo, pero entendemos esa fidelidad del poeta a la fecha patriótica cuando Pérez Jiménez repatrió los restos de Samuel Robinson, con motivo del centenario de su deceso en Amotape. Este gesto llenaba de orgullo     a quienes jamás proscribieron su enseñanza. Recordemos también que Arturo, su hermano, había escrito un enjundioso libro sobre Simón Rodríguez, lo que dice cuanto era el respeto y admiración que se le guardaba al maestro en la familia Guevara-Coraspe. Es bueno precisar, además, que en 1954 ocurre la muerte inesperada de Humberto, año en que se aprecia una mayor producción y publicación de su obra en periódicos, revistas y hojas sueltas que editaba en la Editorial Renacimiento. Para entonces desempeñaba el humilde cargo de Inspector del Trabajo en los estados Sucre y Nueva Esparta. Sus Contemporáneos hablaban de la incógnita, pero en los sabios lectores estaba presente la figura imponente, enigmática y tórrida de Humberto, esa singular especie de hombre que en una Cumaná todavía recoleta paseaba de un extremo a otro la flor del verso en el ojal. Al ritmo de su paso de gigante exhalaba el perfume del poema con un conservadurismo y un apego a las formas clásicas, sin caer en obsolescencia o anacronismo en los temas que trataba. La incógnita que rodeaba su figura estaba signada por el hecho de que muy excepcionalmente publicó con la rúbrica que lo identificaba como ciudadano del orbe. Por el contrario, popularizó los seudónimos Héctor Galán, El Barón de Escarpia, y Satán, sin que en ningún caso podamos hablar de heteronimia, entendida ésta por la modernidad como la creación de personalidades poéticas, en virtud de la multiplicidad síquica, o mejor, de la división del sujeto que caracteriza al hombre contemporáneo, Si bien conservó el nombre de Héctor Galán para los temas netamente líricos, para la anécdota amorosa; el Barón de Scarpia  -personaje de la Tosca, de Vitoriano Sardou, pieza teatral representada con éxito por una compañía española a comienzos  de siglo en Cumaná- clava el aguijón en la estampa histórica y  la tradición; mientras que Satán hilvana un discurso humorístico, cáustico, después de explorar con sutileza en las costumbres y hechos anecdóticos del acontecer de su época; para ello, tal como precisa José Agustín Fernández:

“Pulsa el estro con orgullo, ardor y entusiasmo, lo mismo en la estrofa lírica, épica, romántica y descriptiva, que, en el verso caballeresco, galante, digno de aristocráticos salones, en el festivo, satírico y humorístico o en la copla cordial, oportuna y picaresca”.

         Como forma clásica, Humberto Guevara privilegió el soneto bajo la patente del hidalgo nombre de Héctor Galán, y las estrofas largas de libre extensión, para los poemas que firmaba El Barón de Escarpia y Satán. Con inteligencia recurrió muchas veces a la parodia, a la ironía, a la sátira; en fin, a un acendrado humorismo y al canto épico que conseguimos, incluso, en Héctor Galán. Valiéndose de una versatilidad que pone en juego con el verso, acompañado de un decoroso y prístino castellano, Humberto Guevara narra, echa cuentos, plasma la crónica lírica de un tiempo nostálgico y nos entrega una obra excelsa y digna al lado de quienes fueron sus contemporáneos.

         A propósito de lo que calificaríamos como su oficio mayor, la veta humorística que lo distingue del resto de sus contemporáneos, tendríamos que señalar algunos aspectos fundamentales para la mejor comprensión de su obra. En las palabras que le dedica en su última morada, el poeta Julio Zerpa destaca que se le tenía por retraído e insensible, y añade: “… la ojeriza que le tienen algunos porque ignoran que hay afabilidad y ternura bajo los fuertes rasgos de su rostro y bajo su piel de nuez seca, tostada por el sol del trópico” (7). Convenimos en esto, como salimos en defensa de otros testimonios que lo muestran afable, cordial, mordaz. Esa dualidad es comprensible y justa en un poeta de su estirpe. Caracterización que cuadra con la que estimaba una verdad como un templo Francisco Pimentel, cuando citaba en su “Manual del perfecto humorista” la frase de Frank Brown: “Una producción humorística es tanto mejor cuando más se acerca a la seriedad”. A Humberto le cupo compartir la época de oro del humorismo venezolano. No cabe desestimar que Humberto, como Aquiles Nazoa (Lancero), rindiera tributo de admiración al Jobo Pimentel y siguiera al pie de la letra los conceptos que sobre el humorismo ofreciera en su “Manual…”, los que, por su extensión, no nos privaremos de citar para conocimiento de los lectores.    


VEÁMOSLOS ACTUAR JUNTOS.

Marco Tulio y Humberto, formaron un equipo formidable y sin antecedente en el periodismo cumanés:

INTERVIÚ CON EL CÉLEBRE Dr. PIERRE BOUGRAT

Dado el interés despertado en la República por el arribo del Dr. Bougrat a las playas orientales, nos hemos apresurado a entrevistarle para proporcionar a nuestros lectores una referencia de sus propios labios, de los sucesos que desde su proceso hasta ahora señalan su vida. Gustoso se prestó el culto médico a nuestro deseo y así damos publicidad a la interviú en esta misma edición de ¨Sucre¨.  

¿Cuál fue la causa de su proceso – Que condena le fue aplicada desde su principio?  ¿A qué punto fue destinado para presidio?

---La célebre frase ¨Calumniad, calumniad, que de la calumnia siempre algo queda…¨ no ha sido nunca más verdadera que en mi caso. Estoy asombrado al leer la prensa del país de encontrar intacta la leyenda que se formó alrededor del proceso y que fue destruida completamente en el curso en los debates.

El Tribunal instructor, en efecto, después de haber examinado todos los hechos, renuncio absolutamente a todas las acusaciones estúpidas que habían sido levantadas contra mí y me reprochó únicamente el hecho siguiente:  A fines de mayo del año 1925 se encontró en mi casa el cadáver de un individuo desaparecido poco tiempo antes. El día de su desaparición, este individuo, llevaba consigo una suma de más o menos ocho mil quinientos francos.

Al ser yo interrogado, declaré que dicho individuo era un amigo mío desde muy atrás al que asistía como médico desde algún tiempo y que el día de su desaparición había venido a ponerse una inyección intravenosa de 606 a las 9 de la mañana. Que en la tarde d ese mismo día como a las tres más o menos lo vi volver, como alocado, diciéndome que le habían robado una suma que le había sido confiada ora verme con un amigo de ambos que pudiera facilitarme el completo de la cantidad. Cuando regresé al cabo de media hora, encontré a mi desgraciado amigo muerto en mi gabinete de consultas. Alocado a mi vez convencido de que se me achacará la desaparición de la suma oculté el cadáver. Y es esto exacta y simplemente, todo lo que la acusación ha podio inculparme. En cuanto a mi situación pecuniaria en el momento del suceso he podido fácilmente comprobar en el curso de los debates, que era satisfactoria. Es completamente falso que colegas míos hayan declarado haber algo de irresponsabilidad en mis actos, pues, ha sido lo contrario ya que a petición mía fui examinado por tres especialistas que han confirmado que yo estaba enteramente sano de mis facultades mentales. Es igualmente falso que los expertos que examinaron el cadáver aseguraron que hubiese habido equivocación de mi parte, puesto que asentaron ¨Que ningún veneno de ninguna especie se encontró en las vísceras¨ del muerto; que solamente aparecía la dosis de 606 que yo decía haber inyectado aquella mañana y que la muerte podría atribuirse tan solo a mala disposición del enfermo aquel día, tal vez a consecuencia de alguna comida mal digerida o muy reciente. A pesar de esta deposición hecha por dos afamados profesores por su ciencia y por ser ambos miembros del instituto de Francia, fui condenado a trabajos forzados a perpetuidad y enviado a la Guayana francesa en el mes de abril de este mismo año.

   ¿Le fue conservado a Ud., su título al condenarlo?

Cosa absolutamente excepcional, mi título de doctor en medicina no me fue quitado, actualmente aún condenado, soy siempre en Francia ¨Le docteur Bougrat¨.

 ¿Quién fue su defensor y que notoriedad tiene en Francia? ¿Qué esperanza tiene Ud., de la revisión de su proceso?


Más nunca espero una revisión de mi proceso. MI abogado, Mr. Stefni-Mart.  n., que es mi amigo, no ha temido en toda mi causa proclamar muy en alto mi inocencia, y lo ha hecho de tal manera y con tanta energía que ha sido expulsado del foro de Marsella y se ha establecido últimamente en Paris, no abandona mi causa y continuará luchando hasta alcanzar el triunfo de la verdad. 




  ¿En donde estudió Ud., sus estudios médicos Quienes fueron sus profesores? 

– Primero en la facultad de Lyon, y después e la de París. El Lyon donde hice mis estudios hasta la guerra, mis profesores fueron principalmente los doctores Tixier, Berard, Devic, Mouisset, Delore, Pehu.  Etc. Etc.  

  ¿Bajo el mando de que jefes militó en la guerra? ¿En dónde fue herido?

– Hice toda la guerra, como médico de batallón, es decir, en la línea de fuego. Fui herido seis veces y siempre fui voluntario en las fuerzas de ataque. Esto me valió seis citaciones de honor y Francia me recompensó con varias condecoraciones y la Cruz de la Legión de Honor. Los principales jefes con quienes tuve el honor de servir fueron los generales Mangim, Guilaumat, Freydemberg; y los que luego fueron Mariscales: Petain y Franchet D´ Esperney 

  ¿En qué año estaba Ud., en Salónica?

– Fue en 1917 que salí para el frente de Salónica. Estuve allí hasta junio de 1918. Fecha en la cual fui gravemente herido en Serbia. Repatriado en Francia en agosto de ese mismo año me encontraba todavía en el Hospital cuando la firma del armisticio. 
  

  ¿Cómo fue su evasión? ¿De qué punto se evadió? ¿Cuantos se evadieron con Ud?


– Desde mi sentencia he dicho siempre: soy inocente, no permaneceré en el presidio, moriré o seré libre. Desde mi llegada a San Lorenzo de Maroni (Guayana francesa) me puse a preparar mi evasión. Estaba empleado como médico del hospital de San Lorenzo y necesité sin embargo de cuatro meses para alistarlo todo. El 30 de agosto de 1928, me evadía del hospital en compañía de otros dos compañeros de presidio y en la selva nos juntamos con otros cinco     
más que habíanse fugado cuatro días antes para ultimar los preparativos, y al fin en la madrugada del 1º de setiembre nos hicimos a la mar. Durante los cinco o seis primeros días todo marchó bien. Después una tempestad nos arrojó a la costa, en la Guayana inglesa, haciéndonos grandes averías. Creo necesario decir que navegábamos en una pequeña curiara indígena de siete metros de largo por uno y treinta de ancho: Nos fue preciso quedarnos tres días en la playa para reparar los daños. Tres días más tarde, una nueva y más fuerte tempestad de 30 horas nos arroja una segunda vez sobre la costa en las bocas sur del Orinoco. Allí necesitamos otros tres días de reparaciones. Vueltos a partir el 13 de setiembre, nuestro viaje no fue sino una lucha contínua y agotadora contra las olas embravecidas con una barca ya casi completamente destruida y con provisiones que se agotaban. El 17 en la noche no nos quedaba ya alimento y estábamos frente a Trinidad y como sabíamos que si abordábamos en esa isla nos enviarían de nuevo a Guayana decidimos continuar con riesgo de perecer, hasta que el 21 de setiembre por la madrugada absolutamente extenuados, sin nada de comer desde cuatro días y sin beber desde treinta horas tocamos a una playa entre Irapa y Soro.

     
¿A qué debe Ud., la acogida y aprecio del pueblo de Irapa?  ¿Qué curaciones hizo allá? 
[E1] 
-Es un francés un corso establecido en Irapa quien me reconoció a mi llegada. Irapa, sin médico desde mucho tiempo sufría de una doble epidemia de viruelas y de tosferina, y debo creer que mis cuidados a los muchos enfermos fueron noblemente apreciados por los habitantes de Irapa ya que, como Ud., bien lo sabe ellos han hecho todo esfuerzo para conservarme entre ellos.

¿Qué proyecto tiene Ud., para el porvenir?

-Trabajar y ayudar así a mi abogado en obtener la revisión de mi proceso; no tanto por mi sino por mi padre y mi hija. Es esto cuanto persigo y cuanto deseo. Agrego además que esto será la mejor manera de probar a los venezolanos que me han dispensado tan hidalga acogida, que soy digno de los nobles esfuerzos que hacen para ayudar a rehabilitarme.

  ¿Qué dato, desconocido hasta ahora y de bastante interés tiene Ud., que desee hacer conocer?

-Que le diga yo alguna cosa nueva sobre mi asunto? Imposible. Toda mi vida fue revelada, publicada y no creo que haya quedado detalle que pueda interesar la curiosidad de mis contemporáneos.
  


¿Qué desea Ud., que diga la prensa en su favor?

-Lo que yo deseo que diga la prensa en mi favor ¡La Verdad! Bien sé que la verdad es muy difícil de descubrir en casos como el mío, pero al menos que me atiendan a este ruego que los que quieren continuar viendo en mi un culpable a pesar de la evidencia, Recuerden lo que fue mi pasado… No es posible que un hombre que tenga el pasado militar que yo tengo, sea un hombre pervertido. Que me dejen rehacer mi vida, porque aun admitiendo un momento de locura mi pasado responde de mi porvenir, y si soy inocente como mi abogado y muchos otros lo afirman, que no se me impida trabajar valerosamente en mi rehabilitación repitiendo al cabo de tres años, hechos inexactos a los que han renunciado hasta los mismos que sostenían la acusación contra mí.   

LOS PITORREOS DE MARCO TULIO.




PASATIEMPO

Es noticia ya corriente
Entre la pícara gente,
Una cosa singular,
Que no daña ni encocora,
Porque advierto desde ahora:
No es motivo de rabiar.
El memorable tres de los corrientes,
Con motivo de los hidroaviones,
Aunque tanto fue el bululú de gentes,
Un notable episodio de bufones
Detalle resultó sobresaliente;
Dos árbitros, señores del buen gusto,
Sin saber dónde aprietan los zapatos,
Ni donde leva la existencia el gato,
Firmes y resueltos, nada de susto,
Manifestaron al piloto,
Vivos deseos de volar,
En el germánico coroto…
El musiú, receloso de la caña,
Y aunque notose en él, malicia o maña,
A preparar comenzó los hidroaviones,
Incontinente los temblores
De un frío glacial cundió e los huesos
De los dos pobres “gentleman” de moda,
Por eso el musiú, en español novel
“Beber vigorona Whisky and soda”
Escribió sonriendo en un papel.

1923
PASATIEMPO

Con dos gentiles damas de este mundo
Elegante y social de Cumaná
Sostuve un tema, sobre el cual me fundo
Para decir, que no es tan vagabundo
Quien adora a las damas, de verdad.
Es tan grato el rencor de una mujer,
Por la propia dulzura que ella encierra,
Que hasta el mismo infierno en recia guerra
Con el demonio pelearía
Y en honor a las damas, yo vencer
Al mismo diablo lograría.
Con tanta ingenuidad, una de ellas
Así me preguntó:
“Por qué ha de usar el Disco tiranía
Promoviendo de las damas sus querellas
¿Sin la piedad del hombre ni de Dios?

-Tiranía!  Eso nunca, señorita;
Los señores de El Disco son amables
Con la fea y la bonita;
Y cuando en la sección de “Inaceptables”
Lanzar quieren su chinita---
Son consejos, nada más,
Advertencia de chismes perdonables
Por tratarse del bien de Cumaná.


192





PASATIEMPO


De esta urbe un notorio comerciante,
Cuyo nombre me callo por discreto,
Revelome un secreto,
Y de manera tal, asaz picante,
Que sin mala intención refiero el cuento.

No habrá porque alarmarse, mis lectores;
Es un chisme sin dolo ni aspaviento,
Pues son viejos compinches los autores,
Y de viejos petuches comerciantes

Se trata de Don “Z”,
El de abdomen crecido, altisonante,
Anchos botines, blusa y franeleta,
Astutos espejuelos, y sin usar tirantes,
Aguántese quien hiera su lanceta.

Compraba este señor en el mercado
-serían ya las seis de la mañana-
Una sola empanada de a centavo,
Que en presencia de todos con cuidado
En el bolso de la paltó guardara.

Cómo alguien con maña preguntara:
¿A tanta prole desayuno tanto?
“En la mesa coloco la empanada”
-el pródigo señor le respondió-
“luego voy con mi esposa al desayuno,
y entre los dos, y sin disgusto alguno
Quien agarre primero la empanada,
Pues a ese le tocó”.

1923

                                                                        
PASATIEMPO

La novedad de una ocurrencia,
De las que no suceden con frecuencia,
Es otro tema, de los hebdomadarios
Que con diversos comentarios
En ascuas tiene la ciudad:
Uno es macabro: el del infanticidio
Con degüello y brutal ferocidad;
¡Horrible infanticidio! Muy horrible
¡Sin que quepa decirse nada más!
El otro es Baco-joco: el suicidio
Común, de dos buenos muchachos,
Quienes hartos del brandy -es increíble-
Y después de un hervido suculento,
Concibieron un triste pensamiento:
El chiste, no muy bueno de morir.
Y pensando en el ojo más opaco
De la calva señora calavera,
Su propia muerte dieron a escribir;
Pero las gracias del amigo Baco,
Quine no juega chuscadas a la muerte,
Tuvieron, señores, tan triste suerte
Que hasta el brío probado de Aguilera
Se resintió por vez primera.
Suscrita por señores respetables
Doctores, comerciantes y choferes
La auto-invitación,
Toda la población,
Se preparó a los misereres.
¿Quién no caer con tales memoriales
Que la tal rogatoria contenía,
Si hasta estaba señalado el día,
y hora del entierro, el cementerio?
Pero se les quebró el serrucho,
Como quebrar se puede a muchos
Porque los auto-muertos comensales
Tuvieron nueva vida en el pulguero…

1923



PASATIEMPO

De aquella la dulce languidez divina
De los hermosos ojos de la heroína
De este cuento sencillo, que os voy a echar
-que la niña, de cierto, ya lo adivina-
y del místico anhelo con que fascina,
su perdón espero si yo he de pecar:
Eran las cuatro en punto de la mañana,
Conforme al anciano reloj de la iglesia,
Cuya campanada, locuaz y traviesa
Del sueño despierta a la neo espartana…
Salta ésta del lecho, apresuradamente,
¿Por qué tan inquieta? ¿Por qué tan de prisa?
Pregunta curioso el lector imprudente;
Porque en la ternura de un amor ferviente,
A las seis debía, quizás en la misa
Cumplir su promesa por el novio ausente…
Sencilla se hizo su toilette la dama,
Y cosa muy rara, que hasta el vigorón
Usar olvidara, la Crema de Perla,
Polisoir, y liga, también el creyón.
Con dos amiguitas se fue para el templo,
Cuales tres vestales parecían ellas:
Trinidad de ensueño, luminar de estrella
Eran sus ojos, y de piedad ejemplo…

Ahora ya sigue, con toda prudencia
El chisme que digo, si no, me reviento;
Refiérolo en verso, con toda decencia.
Por Júpiter Tronante, que no es un invento:
Se viste la joven, quizás distraída,
Con el traje al revés –el caso es de pena;
Y haciendo la cosa aún más divertida,
En vez de llevar el bendito rosario,
De orol o de plata se llevó una cadena…
El cura oficiante cerró su breviario;
Por fin las amigas después de salir,
Ya fuera del templo pudieron reír…
Para colmo mayor de tantos errores,
Revelar vino el sol de aquella mañana
Ante los ojos de los espectadores:
Ver que dos medias de diversos colores
Mal puestas llevaba la neo-espartana…
Aunque tales cositas son perdonables
Siempre serian de las inaceptables
Que El Disco castiga, como es natural.


PASATIEMPO

Ya es cosa muy juzgada en esta tierra,
Que aquí toda troupe teatral fracasa,
Aunque venga del Japón o de Pompeya,
De Himalaya, los Alpes o Tarpeya;
Pues tenemos para el bombo, calabaza,
Y, cataplum…  cada quien para su casa.
Es pues visto que esta tierra no es propicia
Ni para dramas, maromas o comedias;
Si no viene preparado con malicia
El artista aquí encuentra su tragedia.
¿Pero cuál la malicia debe ser?
Sin pensarlo mucho tiempo es muy sencillo;
Dar gratis las funciones, pues un cuartillo
Que reclame por entrada, es para ver
Su esperanza de bohemio perecer.
De equilibristas la patria está repleta,
De cómicos, no se diga, mucho más,
Abundan fieras y payasos, el veleta
Es difícil encontrarlo pues jamás
Probar puede el mondongo o la chuleta…

1923










La primara poesía publicada por Humberto Guevara en “El Disco”

BAJO LAS SOMBRAS DE LAS ÁGUILAS

Napoleón en campaña. La Emperatriz de Francia 
No por él está triste en la alcoba imperial.
El aguilucho duerme el sueño de la infancia
Aplicando sus labios al seno maternal.                                  
Por qué la de Habsburgo depone su arrogancia
y solloza entre tanto estrépito triunfal?
Piensa en Shommbrum acaso o ve por nigromancia  
Otro Luis XVII el Duque de Reishtadt?

Un chambelán le anuncia la visita esperada;  
Ella enjuga sus lágrimas; yergue su porte serio;   
La altivez de la raza refulge en su mirada.

Y penetran solemnes: Soult, Masena, Moncey…
Los viejos Mariscales, las glorias del imperio,  
con un beso del Cesar para el pequeño Rey.


Humberto en los pitorreos
                            
Versos Perversos


Como Don Marcos el Redactor en Jefe
Es en la urbanidad exagerado
Se opone a que el más tonto mequetrefe
Resulte pellizcado
En su bisemanario versallezco
Por consiguiente, yo que a nadie pesco
Exento de pecado
Me veré precisado
A escribir laudatoria croniquillas

Tan prendadas están de su hermosura
Que habría muchas ninfas lacrimosas
A ser verídica mi conjetura

Ese gran escritor cree su figura
Un poquito más bella que sus prosas
Lo que no perdono es que prohíba
La colaboración que le he mandado
Y por esta razón no se exhiba
Lo que al lector tal vez le habría gustado
En desagravio de lo cual produzco
Un par de estrofas (que según deduzco)
Escribió algún poeta rencoroso
Que en los últimos días
Por hablar tonterías
Padeció un lanzamiento ignominioso
He aquí los versitos en cuestión
Marco Tulio no escribe Qué tendrá Marco Tulio
 Defraudado en su empresa como el pequeño Julio
Acaso no le importa ser algún día escritor
Marco tuvo una chara hoy es dueño de imprenta
E ignora a ciencia cierta los deseos que sustenta
Y pasa de lo bueno para todo deudor
Frisa con los 40 y tiene algunos reales
y vestido de gala se le cree un señorón
Marco Tulio consigue Marco Tulio no siente
Marco Tulio si fuera algún día presidente
Sería el hombre más godo de esta población

2.

A pesar de la hostil filosofía
De ciertos consabidos señorones.
(que  guardan su cerebro en su alcancía)
´EL DISCO¨ cuenta ya cinco ediciones

Precisamente, antier, dos candidatos,
Tenidos por prudentes,
No fueron muy decentes 
Al decir que no eran literatos
Para inscribirse como suscritores.
¡Bien sospechaba yo dos mentecatos

a los tales señores!

Alguien opina que no es bueno, el título,
cayendo de tal modo en el ridículo;
pues lo que hace a un periódico importante
no es el que ostente un nombre rimbombante,
sino que inserte siempre un buen artículo.

Otros censuran que los Directores
Por vanidad, por miedo o por descuido,
No aparecen con nombres y apellidos
Para satisfacer a los lectores 
¿No es en verdad el público travieso,
cuando cualquier macaco,
sabe muy bien que los que están es eso
son el Dr. Rodríguez Valdivieso
y el señor MaroTulio Badaracco?

En fin, inconvenientes de esa clase
no harán que este periódico fracase
en su intención de circular a diario:
y veremos a mucho indiferente
Ir a la redacción, humildemente,
a suplicar un suelto estrafalario
para que en otra parte lo crean gente.  
        
Humberto en la anécdota.           

Cumaná es una ciudad de hermosos ritos. Unos han sido olvidados, otros existen y otros se van creando con el devenir. Uno de estos ritos extinguidos, lo constituía la ronda en la Plaza Bolívar. Todas las tardes, y especialmente los domingos, durante la retreta, los caballeros y las damas iban a dar vueltas a la Plaza Bolívar. En un hermoso ritual, las damas daban vuelas a la izquierda y los caballeros a la derecha. Allí se producía, bajo la intensidad de las miradas, la discreción de los gestos, la velocidad de los pasos,  toda la trama de la amistad y el amor. La Plaza Bolívar era el lugar de cita de los conocidos y enamorados. Se lucían entonces, las mejores galas, se escuchaban los más dulces y audaces piropos; se observaba el candor de las niñas, la coquetería de la mujer, la galantería del caballero; el rubor y la sonrisa conquistadora, la señal invisible para la cita; el beso disimulado pero apasionado, el beso imposible del enamorado desconocido o burlado; el adiós del que no tiene esperanza y la alegría del triunfador.  Nuestra Plaza Bolívar  era algo más que un santuario  patriota, era el corazón abierto de la ciudad. 
      Durante el día servía de tribuna para la charla filosófica, para el encuentro de los intelectuales, para las transacciones mercantiles,  para la discusión política y tantas otras cosas importantes  en la vida de nuestro pueblo. Precisamente en este marco viene el recuerdo del poeta Humberto Guevara. Este extraordinario cumanés, escritor de fina ironía, que firmaba con famosos seudónimos, como “Barón de Escarpia, Satán, Héctor Galán”, tema siempre de acaloradas discusiones,  escribió páginas hermosas de elevado numen en el periodismo de nuestra ciudad, por lo cual saboreó el almíbar y los  laureles de la gloria.
      Este intelectual de vasta cultura, agudo ingenio, de pluma penetrante como  estilete, de repentismos oportunos, de métrica intachable, se encontró, cierto día,  con sus amigos Marcel Patrolín, francés que adoptó nuestra nacionalidad e idiosincrasia, Humberto Dáscoli, malogrado hermano del ilustre senador cumanés Dr. Carlos Dáscoli; don Arturo Torres, don Luis Salvador Bruzual y don Francisco Pérez,  que charlaban con el Dr. Pierre Bougrat, famoso escapista de la colonia penitenciaria francesa, el temible penal de “Cayena”.  Bougrat venía precedido de fama mundial, era un sabio médico, cuyo caso  ha sido comparado con el del Capitán Dreyfus. Cumaná lo acogió con simpatía y casó en Margarita con una cumanesa de nuestra parentela.
      Humberto se acercó a los contertulios; fue recibido alegremente, y después de los saludos de rigor, lo presentaron con el eminente galeno.  Como era costumbre continuaron la misma conversación que mantenían; Humberto, informado debidamente, se integró al grupo. Hablaban de París. Del París de Bougrat, que muy bien conocían Marcel Patrolín y Humberto Dáscoli. El poeta los escuchaba embelesado, y de repente comenzó a hablar de París en perfecto francés. ¡De la antigua Lutecia!.., de su historia, de los poetas, pintores, políticos; de las callejas: Montparnasse, el barrio latino, Montmartre, los Campos Elíseos, el Gran Boulevard, los bosques de Bolonia, El Sena, La Isla de San Luis,  el Louvre,  los ventorrillos del Sagrado Corazón, el Lido, el Molino Rojo; también habló de Víctor Hugo, Dumas, Zolá, Balzac, Baudelaire, Valery, Ezrra Paund, Monet, Renoir, Cezanne, Dominique Ingres, Francois Boucher, Delacroix, Corot, etc. y decía: “En la calle del Pavo Real,  había un café con una trastienda  a la cual no se permitía  el paso  sino a los personajes más importantes  de la Revolución, y cuando la Revolución estaba amenazada  por todas partes, se produjo una reunión  entre Dantón, Robespierre,  y Marat. Al parecer, alguien escuchó tras la puerta, parte de la acalorada discusión. Robespierre decía,  que los enemigos de la Revolución  se encontraban dentro de Francia, y argumentaba, elocuentemente, con nombres y señales; Dantón, aprovechó un paréntesis  para recriminarlo  y argumentar, que los enemigos de la Revolución  estaban en el exterior, que en ese instante se organizaban una coalición contra Francia, apadrinada por Inglaterra y Prusia. Y, entonces Marat, se levantó colérico, y dijo: Los enemigos de la Revolución  se encuentran en los cafés de Paris. En el café Choiseul, se reúnen los jacobinos; en el café Pantín se reúnen los realistas, en el Rende Vouz, se complota contra la Guardia; en el Teatro se defiende a Voltaire y en la Rotonda están contra todos. Allí sé está minando la Revolución.
         Horas después se despidió Humberto Guevara, se alejó con su paso imperial, su flor roja en el ojal, su sombrero diplomático,  y su inigualable sonrisa.
     
Entonces,  Bougrat se dirigió a Marcel, y le preguntó:
¿Cuánto tiempo vivió ese señor en Paris?
¡Nunca! –fue la lacónica respuesta.
¡Ese hombre conoce a París mejor que yo!- observó Bougrat.





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