miércoles, 12 de octubre de 2016

EL HOMBRE QUE NUNCA MURIÓ


RAMÓN BADARACCO







El hombre que nunca murió


 TOMO I 



Cumaná                    2007







Tenemos que ser como niños para entender
los insondables misterios de la historia.   R. B.










Autor: Ramón Badaracco
LIBRO: EL HOMBRE QUE NUNCA MURIO
Copyright Ramón Badaracco
Primera edición 1997
1500 ejemplares
Hecho el depósito de ley
Correo y cel.
Cronista40@hotmail .com
0416-8114374
Segunda edición
Derechos reservados.
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná
























CAPITULO PRIMERO.



LA EXPEDICIÓN.

            A las 6 de la mañana la arena del golfo se ilumina con las pisadas. Todo parece quebrarse en luces, como serpientes.

            La “Mona Lisa”, vestida de blanco vivaqueaba suavemente, surta en el muelle privado de la fábrica de Hielo Cristalino de Don Pepe Taibo.

            Vetustas instalaciones industriales  establecidas en la orilla del mar, que sustituyen  ruinas en el sitio que ocupara el fuerte de Santa Catherina o de la Boca, que así también fue conocido otrora, el fuerte ubicado  en la desembocadura del río Cumaná, hoy conocido con el nombre postizo  de Manzanares como el de Madrid,  y cuyas ruinas  fueron negociadas por el Concejo Municipal de la época, con presidencia  e ignorancia  de la importancia histórica y mítica de la plaza  que defendía a la ciudad, teatro del martirio del Capitán Don Evaristo de Lugo, en 1671,  que sacrificó su vida en lucha desigual contra corsarios ingleses que nos invadían, y del denodado General José Francisco Bermúdez, héroe de Cartagena de Indias, el de la portentosa hazaña de la “Distracción de Caracas en 1821”, que invadió por ese fuerte  y tomó la ciudad, venciendo a los españoles que dominaban en ella bajo el mando del Gobernador Don José de Caturla, a quien intimó y cedió, la rendición de la plaza el 16 de octubre de 1821.  

            Esa madrugada del 6 de marzo de 1962, en un jeep destartalado, llegamos al muelle de Pepe Taibo: el Negro Berriz, físico oceanográfico, que lo conducía; el Dr. Ramón Rivero, instructor e historiador aficionado; Ramón Esteban, Capitán del equipo; York Tinguiley, ingeniero y primer operador; Ricardo, ingeniero matemático; Ivana, ingeniero y físico oceanográfico, especializada en fotografías y filmación submarina.

            La mañana muy fresca, gracias al Noreste y al aguaviento de marzo. Bajamos del Jeep, donde estábamos apretujados, debido al equipaje y parte del instrumental que llevábamos sobre nosotros. La llovizna nos obligaba a guarecernos bajo el alero de un galpón de la fábrica de hielo. Esperamos un rato, al principio recostados contra la pared, aunque   luego nos fuimos sentando cada uno como pudo en la pequeña calzada, bajo la protección del alero.  De todos modos, nos mojaba la lluvia, lo que molestaba sobre todo a Ivana, además inquieta por el retardo de los demás conjurados.  Estos ratos desagradables, eran lo mejores para Yor, que gozaba mortificado a Ivana.

            Los primeros rayos del sol lo indicaban, pero cesó la molesta lluvia. El profesor Maky, que se incorporaría a la expedición, se demoraba y había que esperarlo. A eso de las 6 horas y 40 minutos, precedido de extraños ruidos, característicos del freno de su viejo automóvil que nos advertía su presencia y todos acudimos a recibirlo.

            Con bastante dificultad salio del carromato.  Por fin logró salir y se acercó al grupo. Pidió disculpas:
            Señores esta es una contrariedad… Todo me salió mal esta mañana… y, ¿donde esta el doctor Cula? … Me logó que les advirtiera que llegaría relazado…

            Maky hablaba rápido, acompañando sus palabras con gestos rituales característicos de la cultura china, dando muestras de nerviosismo y excitación, preocupado por su incumplimiento; y, sobre todo, porque también tendríamos que esperar al jefe de la expedición, el Profe. Rafael Curra, Director del Instituto Oceanográfico de la Universidad de Oriente.

            York estaba intranquilo, siempre se le ocurría una travesura, pero se impacientaba por el tiempo que avanzaba y distorsionaba el horario preestablecido. Cuando vio llegar al Dr. Maky se apresuró a recibirlo dando muestras exageradas de cortesía. Le abrió la portezuela, tomó su maletín y lo agarró por el brazo para conducirlo hasta el grupo, que lo aguardaba impaciente. Muy contrariado el profesor por tan acaramelados gestos, suponía que algo tramaba su amigo, y estaba en ascuas, York le dijo:

Profe. Usted ha llegado muy retrasado –esto lo dijo en tono jocoso y gestual- por lo tanto, merece un castigo -y dirigiéndose al grupo preguntó: - ¿No les parece compañeros?

            Bueno York –dijo el Profe conciliador y casi sin darse por aludido- y, ¿cual es el castigo?

            Tendrá que pagar las cervecitas… mi querido amigo… ja ja ja

No esa mal, amiguito, yo también aprovecharé pala calmar la sed…

Camaradas…Este es el gran profesor Maky, más conocido en la UDO que la kolita Sifón…y dígame usted profesor… ¿ya conoce a estas criaturas?

En efecto, conozco al doctor Libelo, a Ramón Esteban, al negro Beliz, Ivana, si los conozco a todos…

El Dr. Rivero se adelantó, lo saludó respetuosamente, y le preguntó, señalando la lancha:
Dígame profesor, ¿Conoce usted esa lancha?... ¿Que le parece nuestra Mona Lisa?

            Me parece confortable, elegante, pelo pensé que sería mas glande por el equipo que llevará.

            Esa Lancha profe tiene 14 metros de eslora y 8 de manga, y casi 7 de puntal ¿Usted la considera pequeña?  El equipo es extraordinario…

            Maky se quedó pensativo y entre dientes mascullaba y se preguntaba ¿Qué tendrá de extraordinario?

Al Dr. Rivero no le pasó inadvertido el pensamiento de Maky, expresado en forma dubitativa, y, para descubrirlo le dijo:
            “Es un equipo sofisticado, como gustan decir los técnicos.

            Maky no hizo caso y continuó hablando entre dientes, consigo mismo pero audible: Trajes de neopreno expandido, todos nuevecitos; botellas de aluminio, fusiles, escafandras, de verdad novedosas y sofisticadas, relojes, profundimetros… y este sistema de comunicación desconocido pala mi… y esto, pala que será…dígamelo usted doctor Rivero.

            ¡Aaa…! Ese es un sistema nuevo, la última palabra en comunicación tierra, agua, tierra; que emplearemos por primera vez en Venezuela.

            ¡Será un invento japonés…!

            No profesor –intervino York- es Made in USA. Es un modelo de la NASA inventado por un francés, como todo lo nuevo, con motivo de los viajes a la luna… Para esos cohetillos…Usted sabe…

            Si fuera japonés sería mucho mejor…

            Cuando los japoneses lo copien serán mucho mejores, por supuesto…
             
            Ramón Esteban estaba atento a la conversación de sus profesores, se les acercó y dijo: “Aquí todo se ha escogido entre las mejores ofertas del mercado. Vea esa lancha de hule sintético y sus propulsores submarinos, es francesa; los fusiles son americanos; las varas largas con puntas de acero son de la India; los picos, hachuelas, cuerdas, navajas, y cuchillos, son italianas; los relojes son suizos. Tenemos muchas cosas hechas en Venezuela y muchos otros accesorios son españoles. Casi todos han sido diseñados especialmente para esta exploración de los fondos marinos del golfo, a gran profundidad, y se adquirieron después de minucioso análisis y selección.

            Ya lo creo, todo es muy especial y singular…pelo yo no se ni donde estoy palado…

            Me imagino que su propósito es averiguar desde ya el motivo de este viaje. Pero no se lo diré.  No le vamos a quitar ese placer al Dr.  Curra. Usted es su invitado…Claro, que no nos perdonaríamos que usted esté desinformado acera de los detalles del barco y otras menudencias, pero hay que esperar al jefe, y nadie como él para explicarle a usted lo mas importante de esta experiencia secreta, así es que tranquilo profesor Maky…

            Aaa… es secreta… bueno, yo no entendía nada, pelo ahora entiendo menos, mi querido Ramón…

            York, que estaba muy callado, intervino: Profesor Maky, no se dice Lamón, se dice Ramón…Vamos a ver, diga conmigo: Ramón, Ramón…

            Ja, ja, ja… tienes un gran sentido del humor, mi querido York, no te olvides que soy chino y no tenemos esa letra en nuestro idioma, yo hago bastante esfuerzo para ocuparme de resolver esas dificultades… trata de entenderme y aprenderás mucho. Tu cabeza es muy dura, parece un coco, y sé que no es, solo que tienes la concha impermeable. Procura aprender chino, que será muy pronto idioma universal…

Ese muchacho es incorregible, masculló el Dr. Rivero.

            Por fin llegó el Dr. Cura, sumamente nervioso, protestando por la hora y dando órdenes. Se dirigió al Dr. Rivero: – “Querido amigo:  ¿Está todo listo? ¿Funciona la lancha?  ¿Que dijo el Sr. Berriz? ¿Revisaron y comprobaron el inventario?... Se volteó hacia las demás personas, y dijo: ¡Ola muchachos…! ¿Como esta Dr. Maky…Luego nos veremos…y… ¿Entonces… Dr. Rivero?

            Poco a poco, querido amigo. Uno por uno es más fácil… El Sr. Berriz está terminando… ¡Pero, claro…! que todo está listo, y en perfecto orden. Podemos partir cuando Ud., mande…

            El Dr. Curra dio rápidamente las últimas instrucciones…. Luego, se despidió montando es su automóvil, un Ford Fairlane, rojo y blanco, nuevecito, y gritó: Pueden irse… nos encontramos en Turpialito…y partió velozmente.

            El Sr. Berriz, salió de la lancha y preguntó: ¿Quién es ese Señor tan arrecho…?

            Rivero le dijo en voz baja: “Es el Dr. Curra, Director de Instituto Oceanográfico de la Universidad de Oriente. Es un científico venezolano, graduado en el instituto de ¨Biología Marina Oceánica¨ en Inglaterra. Es un hombre de carácter inflexible. No le gusta repetir las órdenes, pero en el fondo es blandengue…

            Bueno…bueno… no es para tanto… cálmese…Voy pa’bajo… me lavaré un poco, y … ya termino…

            Usted me preguntó…y yo le respondo con lo que se…

Berriz agregó: No… más que suficiente. A buen entendedor…

            Los expedicionarios fueron a ocupar sus puestos. Se escuchó la voz autoritaria del Dr. Rivero, que quedó al mando:

¡Vamos muchachos…!  Vamos para  la lancha… que debemos partir cuanto antes…
           
            York se adelantó, entró precipitadamente a la lancha, abrió la nevera, sacó una cervecita y aprovechó un descuido del Negro y se la restregó en el cuello… ¡Deja la vaina! fue el grito reflejo del conductor de la lancha…York sin inmutarse escanció el preciso líquido, y satisfecho, le dijo al Negro: Amigo… Estas muy sensible… Ocúpate del volante, no vayas a chocar como cierta vez… Tu eres el campeón de volcamientos…llevas trece… Yo no se como te dejan conducir… El Negro no quiso responderle… solo sonrió…

            Desde el fondo de a lancha, de la sala de máquinas emergió el Sr. Bérriz, dueño de la “Mona Lisa”, su niña mimada… lleno de grasa hasta los dientes. Se acercó al grupo limpiándose con una estopa tan sucia como él…y dijo:
            ¡Es toda tuya, Negro  - y agrego: Pasé toda la noche en esos motores y  puedo garantizar que están en perfectas condiciones –mientras hablaba destapaba una cerveza con los dientes y al Negro le destapó otra. Estaba sediento.  Continuó diciendo: “Ahora si puedo irme a casa, con absoluta tranquilidad. Lo único que no puedo garantizar -y eso lo dijo mirando de reojo a los jóvenes- es la tripulación, porque los conozco a todos y no puedo recomendarlos…Pero si el profesor Rivero los escogió, esa es su responsabilidad… je je je

            Bueno… ojalá sea cierto lo que dices –ripostó el Negro- porque si algo sale mal, a verás lo que somos capaces de hacer –luego lo empujo para que saliera de la lancha y le asestó un palmetazo por la espalda, y Berriz, gritó:

            Carajo mijito, el tabaco no ha podido conmigo, pero con otro saludo como ese me mandas para el cementerio…je je je

            Gracias por todo Señor Bérriz –terció el Dr. Rivero- estos muchachos son una vaina…

            Yo los conozco muy bien,  no hace falta que me los presentes… de solo verlos juntos me da miedo… umjú… como si los hubiera parido. Estoy a la orden, cuando usted quiera llámame… me gusta colaborar e estas cosas. No tenga reparo en molestarme, será un placer…

            El señor Bérriz se marcho dejando un rato sabor festivo en el ambiente. -Es un gran tipo, indudablemente  -dijo York, rascándose la cabeza.

            Ramón Esteban, Ivana, Ricardo, el Negro y York, revisaron todos los detalles de la lancha y el equipo. Luego el Negro se acercó a los controles y encontró a York instalado al volante.  Forcejeó con él unos minutos. El Negro se retiró a conversar con Ricardo en la proa. Hasta que York lo llamó: ¡Oye Negro, tu crees que voy a hacer tu trabajo… Crees que lo voy a hacer todo yo solo…

            El Negrotes respondió: - Oye vale tu no piensas…! ¡Tu crees que todo e la vida es joder y joder..!

            Ivana intervino: ¡Caramba Negro…! ¡Que humor tienes…! York se esta jugando contigo, acaso no puede…

            Déjalo Ivana… que lo voy a dejar amarrado en la lancha, y no va a participar de lo mejor…

            Arranca de una vez, Negro  -grito Ram…

            Todos estaban a bordo, cada cual en su puesto. Ivana filmaba las maniobras y conversaba animalmente con Ram, en la proa. Ricardo acomodaba las carpetas con documentos y planos,  con el Dr. Rivero en una mesa. York probaba los instrumentos de precisión y tomaba notas. Maky estaba sentado en una butaca en la popa.


CAPITULO SEGUNDO

EL GOLFO DE CARIACO Y SUS MARAVILLAS.

            Despacio, muy despacio se fue separando la lancha del muelle. Ante nosotros se abrían como un abanico, los 660 kilómetros cuadrados de aguas azules del Golfo de Cariaco. A esa hora, 6.45 am, parece una enorme bandeja de plata.  Sus costas grises se en tan nítidas que luce pequeño, así es cuando el cielo esta claro y no hay brisa, pero cuando hay mal tiempo se ve inmenso.
            El Negro fue aumentado gradualmente la velocidad.  Aguas adentro. Una gaviota abriendo las alas. La proa hacia el Norte franco. Hacia el gran diente de Punta Arenas.

            Cuando era niño me contaban cuentos de un gran pez que laman La Guatiporra - Dijo Rivero- era inmenso, del tamaño de una isla. Ahora estaríamos entrando al centro de su bocota. Desde aquí hasta el fondo del golfo, en los manglares de Campoma, hay 60 kilómetros en línea recta.

            El Negro viró magistralmente hacia el Este, y el Sol nos deslumbró saliendo entre las  filas del Quetepe y  Santa María. Maky y Rivero se acomodaron en sendas butacas, y conversaban animadamente, sus voces se escuchaban: Maky, dijo:

            Se nota mi quelido Livelo, que usted ama este golfo…
            Pues si, lo he recorrido mil veces. Conozco cada palmo de costa, y también sus secretos y profundidades.
            Tengo entendido que este golfo es de formación reciente.
            No, eso no es cierto. Lo que pasa es que el sabio Alexader Von Huimboldt, acogió informaciones erróneas de los primeros historiadores  y cronistas de indias, y según esas informaciones, los indígenas creían  o habían recibido por memoria oral, la leyenda o el mito de un gran cataclismo que abrió la tierra y formó el golfo. Pero no se puede recordar algo que pasó hace un millón de años. Estudios recientes  y muy serios  como los de Caraballo y Macsotay , publicados por el Instituto Oceanográfico de la UDO, determinaron que el golfo es del prepleitoseno. Además un estudio histológico con datos estructurales, fáciles de obtener, nos llevaría a esa misma conclusión. Lo que si es verdad es que en 1530, como lo narra, Jácome Castellón, uno de los fundadores de Cumaná, que lo presenció, se produjo un terrible terremoto y el golfo pudo ampliarse, por lo menos frente Cumaná, como lo demuestran las ruinas  de la fortaleza de Castellón, construidas en tierra firme  en la desembocadura del río, que hoy se encuentran en el mar como a 50 metros de la playa.

            “Calamba calamba…! Me asombla usted plofesol… Se ve que ha leido y profundizado, no solo la historia sino tambien otlas ciencias…

            Más o menos, doctor Maky… Pero dígame una cosa ¿Por qué se enroló Ud. en esta expedición?

            ¿No se da Ud. cuenta de eso doctol Livelo? Ud. tan pelpicaz. Este golfo me ploduce  una sensación inigualable. Ayel visité al doctol Cula, y le pedí pol favol, que me incluyela  en la nómina de esta exculsión. Pol otla palte, pienso que ésta selá la aventula de mi vida, la más extlaña en la cual haya participado –Y con cierta picardía agregó- Si son cieltos los lumoles que han llegado a mis alucinados oídos.
           
            Rumores, dijo rumores… ¿Es que se ha dicho algo de este trabajo?

Pues…algo de eso hay…Se ha colado o se ha inventado. Esta semana no se habla de otla cosa en los colillos de la Universidad. Se preguntan pol la selección de los biólogos… los instrumentos, el plesupuesto…

¿Que tiene de particular?

Nada, que son los mejores, los más fueltes y etlenados… y el equipo es muy costoso. Todo se revisa demasiado, escrupulosamente… y cosa muy lala, hay plesupuesto y todo. No se escatimó costo alguno… Yo soy muy obselvadol, mi quelido amigo.

Bueno profesor, no haga caso, son conjeturas…
Que no deseo obviar…

Usted es un científico, y no creerá  cosas irracionales…

Cleo muchas cosas ilacionales… y esas son las que me interesan investigal…

Tiene razón Dr. Maky… son bromas mías…

Ya estoy acostumblado a la manela  de sel del venezolano. Me voy haciendo cada vez mas criollito… je je je

            Cómo es eso Doctor Maky… la verdad es que usted más bien parece margariteño…
            En beneficio de la verdad, cuando llegue aquí me sentí muy mal… Cleí  que nunca me acostumblalía, pelo ya ve, me siento embrujado pol este país…Cuando salgo al exteliol me desespelo pol leglesal. Paleciela que siemple tengo algo ulgente que hacel.

            Me impresiona usted doctor, aunque tengo varios amigos extranjeros que manifiestan algo similar, pero no con su vehemencia. Esta tierra y su gente tienen cierto embrujo… Por algo aplauden cuando tocan tierra… Sin embargo uno se pone a pensar… No, no se nota el amor que se dice profesar a esta tierra… fíjese Doctor –señalando con el dedo  hacia el horizonte y el fondo del golfo. A lo lejos las serranías azules, los tonos grises y azulados, el paisaje inimitable, la obra maestra del Creador y su inigualable belleza, pasaron ante sus ojos asombrados. De lejos -continuó el Dr. Rivero- engaña su belleza, pero acerquémonos, y veremos la obra ruinosa del hombre, de nosotros,  la flojera, la ignorancia, la improvisación, la porquería, la contaminación.
Maky, no lo  escuchó,  siguió el curso del dedo de Rivero: al frente estaba la costa de Caiguire. El mar lamía las orillas de lo que antes fue el puerto que los hispanos llamaron por su belleza blanca y cristalina, Puerto de Hostia. Los alcatraces devoraban sobre la ardentía, un cardumen de sardinas. El  sol irrumpía sobre las frescas serranías, húmedas de lluvia. La marina, llena mástiles y las torres blancas de los nuevos edificios, ponían una hermosa nota humanizada en el paisaje.

Es muy alentadol todo esto doctol Livelo…

De lejos luce maravilloso… pero no estamos haciendo nada por conservarlo, no hay iniciativas, no hay perspectivas, faltan ideas…

Espele… espele… todo vendlá a su tiempo… Cleo que es muy importante salval este golfo, devolverle el cristal a sus aguas…

Si Doctor tenemos que salvarlo, si lo logramos será el principio de algo, porque sin el golfo no tenemos nada, no hay futuro para este pueblo… y así como está es mejor no tenerlo, no lo merecemos. Debemos declararlo patrimonio nacional, santuario de la humanidad, algo así…

No se me había ocurrido, veldadelamente, selía un plincipio. De todas manelas esto es malavilloso…
            Miren que vaina –interrumpió York- ya el profesor Maky se acostumbró a nuestras vagabunderías… ja ja ja  Eso le pasa a todos, lo ven natural… todo limpio, en orden, por eso es que no se hacen los trabajos que deben hacerse… por favor…


            Yolk, cleo que me has mal intelpletado.

            Ya estábamos frente al inmenso manglar de Puntergá en El Peñón. Ram le preguntó al Dr. Maky: ¿No le parece arrechísimo ese manglar Dr. Maky?

            Rivero acotó –Ese manglar se llama Puntergá, así aparece en planos antiguos. Es el único que se ha salvado  de la depredación y contaminación en esta parte de  este maravilloso golfo. Inclusive ahora luce más frondoso por influjo de un brazo del regadío de Cumaná, que desemboca  en esa sabana. No se imagina usted  la variedad  y cantidad de aves  que lo pueblan… Algún día lo voy a llevar  para que lo conozca y estudie. Muchas veces voy con Juan Antonio Bermúdez, un amigo peñonero, a ese  manglar a pescar jaibas y tilapias, que allí llaman Universitarios…  

            Yo se algo de eso, soy amigo de Eliseo Acosta, que  trajo las tilapias y adaptó a estos lugares. Pero… ¿que es el Peñón y quien es ese Juan Antonio?

            El Peñón –respondió Rivero-  es ese pueblo que estamos pasando ahora –La Mona Lisa cortaba las olas frente al caserío-  Soy un enamorado de este sitio y de su gente. Aquí aprendí a cpompartir, el verdadero significado de solidaridad humana.

            Que quiele decil profesol…

            Por ejemplo, Juan Antonio sale a pescar; y en ese trabajo pasa toda la noche. Regresa en la madrugada cargado de pescados, llega a la playa y acuden los vecinos, luego separa los de su casa y el resto lo reparte entre ellos y hasta se los manda a su casa; y, si sobra algo, lo vende… Así hacen todos los peñoneros, es una práctica diaria y centenaria.
 
            Eso es, amigo mío,  porque la tribu vivía de la pesca y recolección, y lepaltían el producto entle sus miembros. Es una costumbre arraigada. Me atrevo a asegurar que la comida era totalmente ritual en este pueblo.   

            Esta gente –acotó Ram- no conoce el egoísmo… Hay algunos que tienen varias mujeres  y muchos hijos, y todos se tratan con amor. Cuando voy a la casa de Juan Antonio, siempre tiene algo bueno que brindar, y cuando no tiene, manda a sus hijos a buscar jaibas, arrechones, erizos, sapos,  y  su mujer, que siempre esta dispuesta, los prepara. Yo pongo la cerveza y se arma la fiesta, tenemos un banquete al término de la distancia. 

            Ivana no dejaba pasar detalle, y con la cámara filmaba cada detalle. Ricardo y York estaban impacientes por intervenir, todos estaban complacidos.

            Maky continuaba –Calamaba… Calamba… oyendolos me plovoco vivil e este pueblo… ¿Qué filosofía alienta a este pueblo?

            A lo mejor no le gusta –dijo Ivana, alzando la voz-  es cosa de acostumbrarse a su forma de vida… no es fácil… Hay que aprender desde niño… vivir en esas condiciones… el cuerpo no se acostumbra fácilmente. 

            Mi adolada Ivana… mas bien es cuestión de entrenamiento… El Yoga armoniza el cuelpo con el universo y se adapta a cualquier circunstancia medioambiental… No soy vanidoso, pero mi cuerpo y mi alma  pueden ser sometidos a las mas duras pruebas . Yo creo conocer a este pueblo, lo intuyo,  se como viven, aunque no me lo explico. Cuidan extremadamente  de su persona, pero no les importa el medio ambiental en el cual se desarrollan. Se bañan, perfuman, enjabonan, y usan desodorantes,  pero la casa y sobre todo la cocina,   son una cochinada… No soportan sus propios olores  y sin embargo pueden vivir en la mayor inmundicia. En mi país es distinto, la casa es limpia, impecable y a la gente no les importa sus olores, ni bañarse, ni esas otras cosas.

            York, interrumpiéndolo dijo: Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario -Todos rieron-  Déme una palomita profesor… A usted no le parece que podríamos combinar las dos maneras… En el Peñón se pueden construir casas japonesas o  chinas, de madera pulida, no sé… y enseñar a esa gente a vivir decentemente. Imagínese a Juan Antonio  vestido con  kimono. Quitarse las alpargatas para entrar a su cuarto lleno de almohadas, donde la mujer convertida en geisha, lo espere perfumada y todo; y él después de pasar la noche en el mar peleando con las olas, hediondo a pescado … Me lo imagino haciendo los saludos de rigor… esta idea se la voy a vender a  Celestino Córdoba… je  je…

              Mila York no confundas a la china con el japón, pol favol.

            Para mi son la misma vaina.

            Todo mundo celebraba las ocurrencias de York con carcajadas, y el infaltable brindis de polarcitas frías. Entre tanto “La Mona Lisa” seguía su rumbo Este, pasando las playas y morros de  Puntergá, Peñón Blanco, Juana Josefa y Güirintar.

            Profesor –interrumpió Ricardo- ¿usted conoce esa playa de Güirintar?

            Si, de pasadita… Se ve muy bien… tiene una buena vegetación, tiene agua, es muy flesca. Bajo esos cocales se debe vivil maravillosamente. Tiene río… seguramente de aguas cristalinas… ¡Que malavilla! Debe sel un pequeño edén, me gustalía pasal la noche allí. Pol casualidad doctol Livelo tiene usted amigos en ese sitio?

            El dueño de ese fundo es el señor Luis Salvador Bruzual, buen amigo mío. El río ha venido a menos, siendo yo muchacho venía con mi papá a esa hacienda, camino de Marigüitar. En esa época llovía mucho por esta zona y el río crecía considerablemente. Los carros y camiones hacían cola para vadearlo. Cierta vez observé un camión que imprudentemente trató de pasarlo sin tomar las precauciones debidas  y la fuerza del agua lo arrastró y estuvo a punto de volcarlo. Entre varios hombres lograron empujarlo hacia un sitio más estable, sin embargo tuvieron que aguardar dos días para poder continuar el viaje. Ese río era terrible, desde lejos se escuchaba el grito de los campesinos anunciando la cabezada que se oía rugir.

            ¡Calamba.. calamba ... ¡ explíqueme eso de la cabezada, es la plimela vez que oigo sobre ese fenómeno.

            Es un fenómeno que se produce cuando llueve mucho en las cabeceras de los ríos.
Por aquí es muy común.  Se forma un caudal muy grande de agua, y viene com una tromba que lo arrasa todo a su paso y ruedan grandes piedras. Depende de la cantidad de agua que cae, es como un volcán, mete miedo a los ribereños. Es mejor estar lejos cuando eso sucede.

            York volvió a interrumpir –Profesor, profesor, pregúnteme a mi lo que no sepa y quiera saber sobre ese fenómeno… el doctor Rivero es un libro primario  -esto lo dijo abrazando al doctor- a este lo entrené yo en estas cosas… él no monta cerro, ni pasa río, ni camina bajo la lluvia, este señor nunca se ha montado en un burro…  ja  ja…

            Esa era la tónica del viaje, el tiempo marchaba rápido. El tránsito hasta Turpialito resultó muy corto para los viajeros, unos 30 minutos, desde el puerto de Hielo Cristalino, era las 7.30 am.

            Desde este morro el paisaje resultaba imponente, la piel del mar se extendía como una pradera de tonos verdes azulados, sin repliegues. Hacia el Sur se podía observar la fila del Quetepe, que como dice Humboldt, conforma un inmenso circulo con el Barrigón en la península de Araya, y sigue con el Mochima, el Tataracuar y el Imposible, cuyo centro está en Cumaná.

            Maky asomado a la proa se deleitaba viendo los cardúmenes de sardinas y a los alcatraces festinando sobre la ardentía. El agua transparente dejaba ver a los barracudas inmóviles, y muy cerca de él, un pez dorado que se deslizaba confiadamente; y más allá, una banda de juguetones delfines  retozaban… los cachalotes echaban humo por sus chimeneas, nosotros el mar y el viento.

            Las instalaciones oceanográficas del Morro de Turpialito, que pertenecen al Instituto Oceanográfico de la Universidad de Oriente, amanecieron silenciosas, tranquilas, deshabitadas. Ningún vigilante de guardia. A la mudez de las horas matinales respondía al sordo rugir  de los motores encendidos de “La Mona Lisa”, y  las voces de la tripulación que también rompían la monotonía mañanera. 

            Se oyó la voz de Ram dando las órdenes… Oye Negro… Dirígete hacia el muelle… York, Ricardo, recojan las gúmenas…lancen los rezones… Habíamos llegado al punto señalado por el Dr. Cura.

            Con pericia y experiencia  arrimaron el barco al muelle. Ram y Ricardo ágilmente saltaron sobre el maderamen,  y York se quedó en la lancha para lanzar los rezones y los cabos para amarizarla. Se oyó la voz de Rivero. ¡Okey Okey… todo bajo control –y levantando la voz, gritó -¡Ricardo … cerciórate  si llegó el Dr. Curra, búscalo en el galpón…!

            Ricardo, muy delgado, de un metro noventa,  recorrió las instalaciones con largas zancadas. Se trataba de dos galpones de regulares dimensiones y algunas construcciones menores. Cuando regresaba con malas noticias escuchó el motor de un carro que se acercaba, y  que no era del Ford del Dr. Cura. Miró hacia atrás, por la serranía de Turpialito, vio el carro y gritó:

            ¡Se acerca un Jeep… creo que es el Dr. Curra…!



            CAPITULO TERCERO. 


            EL SECRETO DE LA EXPEDICION Y TOCUCHARE.

            En efecto, bajando por un camino abierto entre los escarpados barrancos de Turpialito, más bien se desbarrancaba un Jeep. Curra venía con varias personas y traían unas incomodas cajas, indudablemente parte importante del equipo de transmisión que se emplearía en el fondo del mar. El Jeep llegó hasta el propio muelle.  Con bastante parsimonia se bajaron Curra y sus dos acompañantes. Luego procedieron con mucha delicadeza a sacar las misteriosas cajas. Las fueron colocando en el muellecito  bajo la mirada escrutadora de  Rivero e Ivana, que filmaba todo lo que acontecía.

            Desempacaron todo y Curra llamó por sus nombres a todos los expedicionarios, y cada uno  respondió: ¡Aquí estoy! Menos York, que más bien preguntó: ¡Donde están las muchachas…! 

            A lo que Curra respondió: Ya vendrán jovencito… ya vendrán… No te impacientes… Por cierto que ninguna de ellas es tu novia… tengo entendido. Y elevando la voz dijo: Atención señores… atención… Les ruego que me escuchen aunque dirán que lo que les voy a decirlo han oído mil veces… pero considero necesario decirlo por enésima vez… Este equipo es una novedad en la comunicación entre tierra y profundidades marinas, y ha sido diseñado casi  especialmente para esta incursión. Como les he explicado, se trata de un multífono por el cual se pueden comunicar oralmente con la base  y entre ustedes, es más, pueden  oír permanentemente  y simultáneamente a la base y a ustedes, o lo que es lo mismo, estaremos en contacto todo el tiempo. Además en la base los podré ubicar  mediante esta pantalla de radar –dijo esto señalando con un apuntador la pantalla del equipo de Radar-  Ustedes sabe que soy muy nervioso… Quiero la comunicación personal con todos y cada uno de ustedes mientras estén en las profundidades… Y tú, York, no me hagas ninguna travesura. ¡Okey!

            En contacto Camarada –fue la respuesta.

            Curra continuó diciendo -Este sistema esta incorporado a las bombonas de aire mediante un mini componente –entonces les mostró el pequeño módulo camuflado en la llave de la bombona y dentro de las máscaras,  de donde sale un micrófono miniatura que se activa con la voz- pero no tengan cuidado, es suficientemente potente, no hay problemas. Para la hipótesis no contemplada ni admitida, de que el sistema oral no funcione por motivos no previstos, hay otro medio de comunicación manual que ustedes vienen utilizando y cuyas claves tienen en la pulsera del reloj. Mis instrucciones se escucharán  en general,  y,  en particular… solo cuando sea necesario; y continuó: -A pesar de que este sistema es sofisticado  y delicado, no tendrán que preocuparse  mucho por cuidarlo, ustedes deben saber que ya hemos tomado todas  las precauciones  para evitar cualquier desperfecto. -Tomó un asiento, como quien está agotado y pidió café. Se acercó uno de sus ayudantes con un termo y les sirvió a todos. -York dijo que el prefería un carajillo.  Curra se sonrió y dijo: Si tengo… ¡Alberto coge la botella de ron que tengo en el maletín…! -y el mismo se lo sirvió…

            Después de este rato de solaz esparcimiento, Curra continuó sus explicaciones -No hace falta que les hable de las señales  manuales, las doy por conocidas ya que están en todos los catálogos que les he entregado… Se usarán solamente si son imprescindibles, o sea por falta de comunicación oral, lo cual luce como una hipótesis no contemplada, descartada… Considero que todo ha sido previsto  con absoluta responsabilidad y precisión, sin embargo, escucharé cualquier  sugerencia… porque ha llegado el momento de decirles  el motivo secreto de esta expedición.

           
            Esta vez los expedicionarios hicieron silencio, ansiaban este momento. Curra tambien guardó silencio, bajo los ojos, se frotó las manos. Señores, amigos, no ha sido mi intención ocultarles nada, pero preferí guardar  silencio por que las paredes oyen, y no estaríamos aquí. Bien, vamos a localizar un galeón español que tiene cerca de 500 años hundido en este golfo.

            ¡Que… Imposible…! -Fue el grito de todos.
            Increíble… ¿Verdad? Pero es cierto. No hay ninguna duda.

            Ram dijo bajito al oído de Ivana. Lo Imaginaba. Sabía que era algo extraño…Luego elevando la voz para que todos lo oyeran. -Pero Dr. Curra… nosotros conocemos este golfo como la palma de las manos  ¿Como puede ser posible?

            Lo es Ram, ya lo verás.

            El Negro que siempre estaba callado, no aguantó las ganas y dijo: Y porque parte de este golfo podremos localizarlo, estará enterrado. Nosotros, como dijo Ram, lo hemos recorrido palmo a palmo. Cuando lo vea lo creo.

            Está cerca de aquí –respondió Curra, con una pícara sonrisa- ustedes lo verán no puedo equivocarme. Hay un acantilado  como a 100 metros de la orilla, a una profundidad de 30 metros, lo he calculado; será un trabajo difícil   y peligroso… Ustedes decidirán, son voluntarios pero pueden desistir.
             
            York explotó. ¡Nadie se rajará… El que no arriesga ni pierde ni gana… Díganlo ahí muchachos… ¡

            La respuesta fue una carcajada general.– ¡Claro… lo se…! –Continuó Curra- Sin embargo no está demás mencionarlo. Corren el riesgo de salir heridos  y hasta de perder la vida, pero vale la pena intentarlo. En algunas circunstancias  hay que arriesgar el pellejo.
           
            Y algo más – afirmó Ram-  es nuestro oficio y debemos tomar las cosas con la mayor dignidad. Soy el capitán de mi equipo, los conozco a todos, puedo decir ahora lo que piensa el Negro o Ivana, Ricardo, York, y hasta el Dr. Rivero. Ahora también nos acompaña el Profesor Maky… y ya se ha integrado al grupo de tal manera… que estoy seguro… que es como nosotros…

            Puedes jurarlo… Si es así… me siento integrado a esta broma… cleo, que aunque mi vida dependiera… o la pusiese en peligro…  de continual hasta el fin, lo haría sin que me temblase el pulso… je  je…
             
            Las horas pasaban mansamente, el mar brillaba en la mañana tibia, a lo lejos los alcatraces festejaban bailando frenéticamente sobre los cardúmenes de sardinas y jureles. La Mona Lisa enterró la proa en la carne  blanda y azul y un grito de espumas sorprendió a los viajeros en el vértigo de la zambullida. Nos alejábamos rápidamente del cayo de Turpialito y enfilábamos hacia la media luna de playa de Quetepe. Las arenas doradas obligaron al Negro a dar un golpe de timón, y la lancha se dobló para marcar un semicírculo paralelo al cintillo amarillo y luminoso del rompiente entre el mar y la tierra. La maniobra afortunada  permitió a los expedicionarios   tocar las crestas de espuma. El Negro sonrió desde los mandos y mostró su dentadura  perfecta; Ivana estiró los brazos  y Ram la tomó por la cintura para mecerla entre la baranda y la piel encrespada del mar, la  blonda cabellera mecida al viento amanecido, la cintura doblada sobre la baranda, mientras la lancha giraba a barlovento contra el suave viento que soplaba del noreste, descargó  sus ansias contenidas en  el grito de júbilo de los jóvenes que aplaudían la maniobra.

            La Mona Lisa entró pacíficamente a la playa  del pueblito de Tucuchare. Las redes tendidas sobre la blanca arena  delataban la faena de los remendones. Las piraguas dormían encaladas bajo las enramadas. Había allí desde hace muchos años, una buena ranchería  olorosa a leche de chiva, chorizos y chicharrones; vivía allí una negra llamada Apolonia, mujer alegre, improvisadora de galerones y folías.  Ella era el alma del poblado. Tocaba el cuatro, cantaba y bailaba, y como decían sus vecinos, era completa, hacia las delicias de los parranderos que se acercaban a sus predios.  Muy de madrugada, Apolonia buscaba la leña en los cerros colindantes, luego pilaba el maiz y encendía el fogón. Montaba el café y las arepas, preparaba grandes tortas de maiz que llamaba “tumbaripos” y a la vez, en otro fogón freía huevos, pescados chorizos,  y los olores de las fritangas se esparcían  y comenzaban a llegar los pescadores,  y también,  algunos amigos que casualmente entraban o temperaban  en el poblado, como nosotros en este caso.

            Apolonia mataba cochino los sábados, la gente de los alrededores lo sabía por la costumbre de los cohetes que acostumbraba quemar como aviso, producto de una vieja tradición. La gente, cuando escuchaba los cohetes  decían “Apolonia mató cochino, vamonós pa’llá”. A los que la ayudaban les daba chicharrones de gratis. Era un rito. Todos participaban, preparaban chorizos, chicharrones, morcilla, y comían de gratis, con la misma sabiduría de sus ancestros, era parte del ritual.

            Luego que mataba el cochino con un palazo cochinero, lo abría  y le sacaba las tripas y las colocaba en una batea. Luego las llevaba al río Güirintar para lavarlas y limpiarlas con limón. Luego regresaba a la enramada, hervía agua e un canarín grande, esperaba que se enfriara  en el sereno de la noche  y por la mañana lavaba nuevamente las tripas  y las restregaba con limón y sal. Luego cogía las tripas y las cortaba en trozos, las amarraba por la punta  y las soplaba hasta inflaras como globos, luego las ponía al sol amaradas a la empalizada del  coral de chivo. Entonces docenas de globos adornaban la ranchería,  y los niños gozaban tratado de tumbarlos con palos de yaque.  Por otra parte Apolonia machacaba la carne en una gran piedra de canto rodado, ahuecada en el centro,  junto con la grasa mezclaba  un guiso adobado con ajo, pimienta y sal, y llenaba las tripas con los dedos, dándole forma a los chorizos.  Los amaraba con pabilo, y los colgaba sobre el fogón aprovechando el humo, que según ella le daba mejor sabor.

            Pelo mi amigo, eso solo existe en su imaginación… no veo nada de eso. ¡Ojalá eso fuela cielto! Me quedaría a vivir en ese pequeño paraíso.

            Lo fue profesor, yo lo viví… No le estoy mintiendo. Los turistas locales han invadido al pueblo, ahora las playas solo sirven para beber cerveza y ron. Los barcos son de adorno o para pasear. Nadie sale a pescar. Antes de esta historia, estas playas eran un lance de pesquerías y había una sola ranchería. El  golfo tenía dueño y nadie se atrevía a tirar un chinchorro en sus linderos. Cuentan que alguna vez, a principios de siglo, perteneció a Don Pedro Elías Aristeguieta, el héroe del 29, y después que lo mataron en Santa Ana, cerca de Carúpano, quedó el lance a la buena de Dios. 

            Y usted Dr. Curra, no dice nada. Lo veo muy callado… ¿No selá que esta gente me esta metiendo cobas?

            De ninguna manera profesor, lo que están contando es serio y es una realidad, puede fiarse de ellos. Yo también me estoy enterando de estas cosas.

            Plofesol Rivero, me gustalía sabel algo de Pedro Elías, ya me lo he tropezado en mis lecturas sobre esta ciudad.

            No profesor ese tema lo dejaremos para otra ocasión, pero quien tiene una buena historia de este pueblecito es Ricardo, vamos a ver si quiere contárnosla… ¿Que dices Ricardo?

            Este, como solía hacer,  se rascó la cabeza y dijo:  -Bueno, yo he oído esta historia aquí mismo, puedo decir solo lo que me han dicho, no me consta nada de eso.

            Ricardo se regodeaba y no arrancaba. Maky impaciente le dijo: -Pol favol Ricardo, me tienes nervioso y ansioso, desembucha de una vez … ¿Qué es lo que sabes?
            Bueno… todo mundo sabe que a este caserío lo mandó quemar Darío Román, cuando era jefe de la temible Seguridad Nacional, por los años 50, en tiempos de Pérez Jiménez.

            Es cierto  -acotó Ram – aquí mataron un agente de ese cuerpo policial, pero sigue tu Ricardo.

            Pues… Darío Román era un hombre de malas pulgas, y, resulta que había enviado una comisión para averiguar lo que había pasado y detener al culpable; pero el hombre que mató al agente de la SN, era un tipo muy querido en el pueblo, y todo mundo se negó a delatarlo.

            Una noche llegó una comisión de la SN y quemó el caserío, no dejaron ni un rancho, gracias a Dios no hubo víctimas… Bueno todas las casas eran de bahareque y palmas de coco que ardieron como teas.  A mi me contó un viejito que vivió toda aquella tragedia, que al agente de la SN lo mataron porque engañó a una muchacha muy formal y regresó al pueblo a dárselas de macho conquistador, y llegó a tanto que se burló con sarcasmos del padre y de los hermanos de la muchacha. Ellos son tres hermanos, gente buena, discreta y servicial. Al parecer el agente tomó más de la cuenta, sacó el  “smitiwilson” calibre 38, y disparó  varias veces en dirección de ellos,  como para asustarlos.  Los hermanos lo dejaron beber su Pampero pecho cuadrado, y cuando ya no podía con su alma ni con su cuerpo, y cayó al suelo como solía, los jóvenes lo arrastraron hasta la playa, lo mataron y sus restos los tiraron al mar. Luego se marcharon y no se ha sabido más de ellos. El pueblo ha guardado el secreto y no quiso delatarlos.

            ¡Calamaba  calamba… ¡ que histolia más interesante. 

            Fuente Ovejuna… –exclamó pensativo York.

            Aunque ustedes no lo clean ese tipo de justicia es muy antigua…

            La historia de Ricardo quedó flotando en el ambiente sobre el trueno de los motores y el surco sobre la piel acuosa y salada que se extendía hacia el horizonte. Cada uno buscaba en su mente un comentario, pero no brotaban las palabras. La Mona Lisa  pasó frente a Tunantar. Los árboles de mangle rojo clavan sus raíces sinuosas en la arena; los cangrejos azules levantan sus tenazas y retroceden hasta las cuevas  en la desembocadura del riachuelo. Un indio guaikerí lanza la atarraya y la levanta ahíta de pescados: lisas, mojarritas, boquita e’guevo. Carga su mapire terciado al hombro parguero y continúa su faena. Una mujer de la misma etnia recoge ostras mientras sus compañeros,  disparan a las palomas en las copas de los árboles   y hacen racimos que amarran al cinto. Los muchachos inexpertos, con arpones  improvisados, clavan jaibas y las meten en sus maras culonas. En el curso del río, en ambas márgenes, hay zumbí, mangos, lechosas y cocos, que complementan las abundantes vituallas. Su vida está allí, todo lo tienen en abundancia.

            Recuerdo a Marcos Delgado Bastardo –interfirió el Dr. Rivero- se instaló aquí en Tunantar, hace muchos años, Compró un galpón abandonado  y montó una casabera,  que él llamaba “rayanaza de yuca” . La yuca amarga la traía de Monagas, decía que era la mejor, porque duraba hasta tres días sin “cortarse”, es decir sin descomponerse.  Diariamente se escuchaba en Tunantar el grito de “¡Llegó la yuca!” inmediatamente aparecían las mujeres que venían desde el caserío  y se iniciaba la faena. Prendían los budares, hornos cónicos  de barro, cerrados en la parte superior con una tapa redonda de hierro colado, donde se esparce la catibía. El punto de cocción lo daba Marcos Delgado, que se paseaba por los budares  como un maestro de escuela. Cuando lo creía oportuno ordenaba voltear el casabe  y luego también ordenaba que lo levantaran y lo pusieran al sol, que les daba el gusto final. Afuera del galpón sus hijos descargaban la yuca y la leña, toda la carga la echaban al suelo y las mujeres se apiñaban para seleccionarla, subirla a los mesones  y pelarla; a los hombres les tocaba la leña  para los 20 budares, era un tarea fascinante. Luego la yuca rayada la meten en los sebucanes  que cuelgan de un travesaño  para que bote toda la catibía y la catara, este es un líquido lechoso  y tóxico, sin embargo la catibía se usa para preparara ajiceros. La harina de yuca procesada en el sebucán se llama naiboa, cuando está seca se recoge en cestas y las mujeres la distribuyen en los budares.

            Maky, que no aguantaba las ganas de hablar, interrumpió a Rivero, y dijo: --Cuando llegué a este País no imaginé que iba a comel casabe con tanto placel. Veía a mis amigos y pensaba que estaban locos, como podían comel aquella cosa dura y desablida. Luego supe de las cualidades de ese alimento, que tiene un noventa por ciento de almidón de óptima calidad es supeliol al pan de trigo y a la arepa cumanesa. Me he conveltido en un buen consumidol de casabe. No hay nada mejol que un buen plato de pescado frito con casabe mojado en guarapo pala la noche.

            No deja usted de sorprenderme con sus sabias observaciones sobre estas cosas nuestras, profesor.

            Ram, tambien terció, y dijo: He leído que el casabe es el pan de los indios que inventaron esa técnica que aun se usa y toda una empresa para fabricarlo y distribuirlo. Los españoles lo descubrieron oportunamente y con ello facilitaron las grandes travesías. España fomentó grades centro de acopio de casabe  en Puerto Rico y Santo Domingo para avituallar las naves. La isla de la Mona se hizo famosa por ser uno de estos centros.

            En la  “Historia de las Indias” de Bartolomé de Las Casas -dijo Rivero- hacen mención de eso que dices. A la isla de La Mona, iban las naves a aprovisionarse de casabe para entrar en campaña. Varias veces lo menciona el fraile. Al  parecer, tanto el casabe como la arepa fueron inventados y producidos por los indios arecunas y chaimas de Cumaná.  Por lo menos tenemos la certeza de que aquí  conocieron esos productos  por primera vez.

            ¡Calamba calamba… ¡ pelo esos indios no eran tan ignorantes como nos lo cuentan.  

            Así es profe, la historia no parece estar bien contada, ni documentada en relación con la cultura de nuestros indígenas. Hay  más de una prueba de ello. Lo que pasa es que   era diferente a la de los españoles. Ellos no lo entendieron.  El hecho de que andaran desnudos no significa nada; y tampoco significa nada que no se ocuparan de trabajar en lo mismo que trabajaban los españoles, porque sus necesidades las tenían resueltas, aprendieron a vivir para y como vive la naturaleza, era otra cultura.

            El viaje continuaba. Desde lejos se veían los frondosos cocales de Guaracayar. Coco, copra y copreros. Las prósperas haciendas coloniales que se fomentaron en las desembocaduras de los ríos: Cumaná, Güirintar, Tunantar, Guaracayar, Marigüitar, Cachamaure, Tarabacoa, Tarabacoita, Bohordar y Carinicuao.

            Y, ¿quienes fomentalon estas fincas que palecen muy antiguas?

            Si, es cierto, Don Vicente Sucre, el padre del Mariscal, y otros criollos ricos tenían trabajando en estas fincas más de 3000 esclavos negros productores de copra, materia para  las industrias de aceites, jabones y velas de Cumaná. Después de la guerra de independencia los negros desertaron y fundaron algunos pueblos como Campoma y Chiguana.  Pero hay otras historias, dicen que Campoma fue fundada por negros africanos que naufragaron frente a las costas de Araya y llegaron a Campoma, donde el hábitat se les pareció a su tierra africana, allí permanecieron ocultos muchos años.

            Pelo… queda alguna industlia de esos tiempos, no veo ninguna chimenea que lo indique…

            No profesor, aquí nunca se instaló una industria, es más, creo que ni siquiera hubo patios para secado, solo pelaban los cocos y los llevaban en barcos a Cumaná, y en la propia desembocadura del río Manzanares, había una factoría que los procesaba. Los últimos empresarios aun viven, los Silva Bermúdez, los Bruzual y los Aparicio. Sin embargo desde hace algún tiempo vienen instalándose algunas en Marigüitar, alli don Jesús Rojas produce aceite y su hijo Aníbal produjo por vez primera en Venezuela el betacaroteno y la margarina Nely.

            Oiga profe me interesa mucho este tema, luego luego lo voy a molestal con mis impertinentes pleguntas, pero usted velá que tienen un objetivo preciso dentlo de mis investigaciones  para la Universidad. No tengo que decile más, porque usted lo sabe muy bien. La economía es mi fuelte y sus raíces me dan una visión más acertada de lo que pueda imaginarse…


CAPITULO CUARTO

Peñas Blancas y su gente.

             
            El sol caía casi verticalmente sobre los expedicionarios cuando divisaron las filas de los cerros  que guardan a la bahía de   Ensenada Honda  Ivana con un mohín característico, gritó: ¡Miren estamos llegando, un poco mas allá esta Peñas Blancas!

            El Negro con un golpe de timón, hizo una maniobra parecida a la que ya había hecho en Quetepe, la lancha escoró hacia la derecha y los viajeros estuvieron a punto de caer al mar. Otra vez el Negro enseñó su dentadura perfecta, y York estuvo a punto de darle un golpe con la botella de cerveza que sostenía, conservando el equilibrio,  con la mano izquierda -¡Te voy a matar Negro ‘el carajo! Pero después todos rieron, tenían que soportarlo.
            La impactante media luna de playa de Ensenada Honda, de color verde oscuro a esa hora, se presentaba ante ellos, desolada, apenas había una pequeña  ranchería abandonada bajo una solitaria mata de cocos, pero era un punto dentro de la selva exuberante del trópico   que lo cubría todo. Además de la playa virginal de arenas doradas, llamaba la atención la variada vegetación: dividives, cuicas, pacureros, bobos, bucares, alatriques, manzanillos, cautaros, zábilas, cariaquitos, y los temibles guaritotos.  Un verdor lujurioso y fascinante la hacía muy atractiva. Todos pensamos penetrarla arrobados por su bondad promisoria. Maky no pudo callar, y en un repentismo poético dijo: -Que playa más hermosa, mi quelido doctol, me palece ver  a  Ivana tendida sobre la  arena dorada como Eva en el Paraíso… ¡

            Oiga profe –le dijo Ram-  no se pase mire que yo soy muy celoso.

            Mi quelido Ram, no te pongas celoso, porque Ivana se puede disgustar contigo, yo solo quielo significal, que esa playa es tan elocuente como la belleza de la misma Ivana… ¿No es veldad mi niña helmosa?

            Mire profe -observó Ivana, haciendo gestos y simulada coquetería- mejor no hago lo que pensaba cuando usted dijo lo que dijo,  ya le iba a dar un beso, pero mejor lo dejo de ese tamaño, porque aquí hay gente que no entiende  de esas cosas… no dicen lo que sienten, no lo expresan como usted, es una lástima… 
           
            Yo me encargaré personalísimamente de Ivana, esa niña necesita ser halagada, no se preocupe profe, porque yo si se de poesías que le puedo dedicar a esta bella dama. Además se las puedo recitar, pero eso si… en privado. Mejor Ivana es que te fijes en mí y no en Ram, ese no tiene poesía ni urbanidad. Te irás dando cuenta en estos días de trabajo y meditación. Por cierto que mi amigo Gustavo Minguet, dice que a las mujeres hay que aplicarle el método “a la gandola”, pero si usted se pone a investigar cual es el tal método, se da cuenta en seguida que se trata más bien del halago, pues el dice que a la mujer hay que regalarle prendas, perfumes y hasta un automóvil, para conquistarla.

            El prof. Maky, un poco distraído, tomó un fusil y sin darse cuenta lo apuntó hacia Ivana, esta le gritó “¡Profe, apunte para otro lado, no quiero que se le escape un tiro y entonces digan que Ivana murió por un sin culpa… !

            No te preocupes Ivana, yo tampoco quielo molil entre los brazos de ese gorila que te cuida… ja   ja…

            Mientras transcurría el tiempo en la cubierta de la lancha, pasamos la bahía de Ensenada Honda, adelantamos un poco y amarizamos a poca distancia de la playa de Peñas Blancas, nuestro destino programado por el Dr. Curra.  Esta  ensenada es muy particular, cerca de la playa es  profunda y el placer queda a pocos metros, es un lugar bastante extraño. Entrando por la carretera, un escultor anónimo talló un sapo en una enorme  piedra, ubicada a la entrada del camino que conduce  hasta una ranchería muy confortable, que se ve desde la playa, y a pocos metros, dentro del mar, hay un peñón blanco, visitado permanentemente por alcatraces.  Es indudablemente el pico de una montaña del relieve subacuatico. 

           
            No eran las 9 de la mañana y ya varias personas estaban en la playa, y otras nos miraban desde las puertas de sus casas; observaban discretamente la maniobra de  amarizage de la lancha. No había muelle ni nada que se le pareciera, pero la ensenada era bastante profunda y no representaba ninguna inconveniente  atracar allí.  La gente que estaba e la playa comenzó  a acercarse amistosamente.

            El Dr. Curra indiferente, levantando la voz, gritó:  ¡Ea muchachos, tengan la amabilidad de ponerse los trajes de neopreno… vamos a probar el equipo.

            De inmediato los jóvenes comenzaron a vestirse. Ivana, solicitó ayuda: Ven Ram, ayúdame a ponerme el traje, se me pega a la piel y no me entra…

            Un momento –intervino York-  ese trabajo es de mi personal incumbencia. Yo seleccioné esos trajes y Ram puede dañarlos con sus manos toscas… fíjate en mis manos son finas y bien cuidadas.

            No me toques York, tu eres un sátiro… vete… vete…

            No sabes lo que te pierdes Ivana, pero tú sabrás lo que haces…. Está bien, después no me llames ni llores… Okey.

            Mientras se vestían se oyó la voz de Maky: -Miren muchachos, esos tlajes deben quedal ajustados al cuelpo, recuérdenlo – Maky sobre la marcha iba palpando a los jóvenes por la espalda, las piernas, muslos, axilas…

            Cuidado profesor  -advirtió York- siga de largo cuando llegue a Ivana, no vaya usted a recibir una cachetada sin percatarse  del peligro –decía esto señalando a Ram,  que ajustaba el traje de su amada. 

            No seas mal intencionado York, Ram no tiene porque ponerse bravo conmigo, hago mi tlabajo inocentemente…

            Usted me perdona profe. Pero Ivana es demasiado sensual y a cualquiera se le altera el pulso. Fíjese en mí,  que soy un experto en bellezas, sin embargo no dejo de impresionarme  con esa morena de ojos verdes y cuerpo de Afrodita.

            Si, claro, lo entiendo, tienes mucha lazón; pelo yo soy un hombre equilibrado… resisto la tentación… soy un filósofo de la vida… ¿no lo entiendes York…?

            Pero… usted tiene su corazoncito profe… y Ram no es de los que piensan mucho para atacar… se lo advierto… no se duerma profe, ojo pelao, más vale precaver que lamentar…

            La maniobra para atracar la lancha fue perfectamente ejecutada  por el Negro, aunque era la primera vez que llegaba a esta playa, sin embargo la carta de marear indicaba la profundidad y las condiciones de puerto,  19 brazadas a tres metros de la orilla, podía intentarlo, aunque había un verdadero precipicio invisible a su costado.  El acceso se hizo complicado para el Negro, no por desconocer totalmente el sitio, sino porque nunca se le había presentado una ocasión como ésta.  Sin embargo confiado en su destreza se permitía tomar algunos riesgos y asumirlos. Acercó la Mona Lisa todo lo que pudo de frente a la playa, y luego practicó un envión enterrando la roda en la suave arena, todo resultó perfecto, La Mona Lisa quedó cómodamente instalada donde quería. Ricardo a babor, después de felicitarlo con la mano en alto,  soltó el ancla en buen sitio, pegado al peñón de los alcatraces, donde encontró asidero;  y cuando fue a lanzar los rezones, vio venir  desde las casas cercanas, hacia ellos, a varios  hombres;  y cuando llegaron hasta la orilla, Ricardo les gritó: Oigan amigos, necesitamos ayuda, voy a lanzar el rezón… -Los hombres eran marineros de piraguas, pescadores de sardinas, hombres duchos en las tareas del mar, conocían el lenguaje- Anda Catire, lanza el rezón… -Respondió el más adelantado. Un hombre de mediana edad, alto, delgado, de color cobrizo, fuerte como un arco. Cogió el rezón y lo metió entre las raíces de una mata de mangle, y agregó: -Pierde cuidado Catire, de aquí no la mueve nada.

            La tripulación bajó a tierra y se reunieron en la playa.  Luis Felipe, que así se llamaba el hombre que los ayudó, se acercó a ellos y exclamó: -A hombre alegre ese Catire … Cará… je  je … Yo soy Luis Felipe, pa servirles, pero mis amigos me dicen  Luisfeliú.

            Curra sonriente se lo quedó mirando, le tendió la mano y le dijo: -Gracias Luisfeliú… gracias por todo.

            No hay de que mi doctor… -Se quedó parado, medio mareado y pensativo… se pasó la mano por la cara, esperando las palabras de Curra, pero fue York el que se le acercó, le pasó el brazo por el hombro y mirándolo directamente a los ojos, le dijo: -Oye Luisfeliú, así te llamas tú de verdad. Te voy a dar algunos consejos… Ten cuidado con estos tipos... no te dejes embaucar… Aquel chinito es muy peligroso…

            Luis Felipe se safó como picado de culebra, y retrocediendo dijo: No  no no, que va oh, tu eres un jodedor, te conozco… déjame quieto… ni de vaina… yo no caigo en eso… yo no me meto con esa gente… anda anda, coge camino… mapurite sabe a quien pea… Y, ¿como te llamas tú…?

            Yo no me llamo, a mi me llaman Sir York Tinguiley, pero tú me puedes llamar York, a mi no me importa, pero eso si, no me digas embustero… ya te lo advertí, después no vengas con que no te lo dije… Okey…

            En otro escenario Curra le daba instrucciones rápidas a los jóvenes y a todo mundo: -Ram prepara el equipo para hacer una exploración de tanteo… Ivana, me imagino que tendrás todo el equipo listo para filmar,  necesito una descripción fotografía de los fondos marinos… Negro, York,  y,  usted  Rivero, si se atreve a acompañarlos para lo que sea necesario, necesito una exploración en todo este espacio.  Caminando rápido hacia  donde estaba congregada la gente del pueblo, en alta voz preguntó – Por favor, alguien que responda…  ¿Quién es el dueño de esta playa, si es que tiene dueño? 

            Luis Felipe se adelantó muy ceremonioso, extendiendo su mano, dijo: Bueno para que me conozca mejor… Se puede decil que soy el dueño, dotol… De todas maneras esta playa está a su orden, y si me necesitan a mi, también estoy para servirle… diga no más pa que soy gueno.  Lo importante no es ser dueño si no tener las cosas que se necesitan en presente, y eso, lo tengo yo  y está a su orden… Lo demás me es inverosímil…

            Curra, que entendió muy poco,  estrechó la mano de Luis Felipe: -Muchas gracias amigo, sabré agradecerle su buena voluntad... Venga que le voy a presentar a esta gente que me acompaña. Acérquese prof. Maky –el prof. se acercó sonriente. Curra dijo:  -Luis Felipe te presento al  prof. Yon Ton Maky. -Luis Felipe extendió la mano, pero Maky, para saludarlo,  se inclinó como hacen los chinos. Luis Felipe se echó para atrás sorprendido, y exclamó: -Adiós cará si el profe es Chino… ¡  -York, que estaba pendiente y no se le escapaba nada,  soltó una carcajada ante la salida de Luis Felipe; los demás también se rieron de buena gana; y  Maky, sin  entender nada,  participó de la guachafita.  Luis Felipe, por su parte, miraba para todos lados riéndose estentóreamente, sin motivo aparente.
            El más sorprendido  con el comportamiento de Luis Felipe fue Maky, no entendía el chiste, le hubiese pasado a cualquiera, sobre todo a Luis Felipe que por primera vez se topaba con un chino ceremonioso como Maky, de carne y hueso,  sabe Dios que pensaría,  cuando más, los había visto en películas y estaba impresionado de verdad.

            Luis Felipe, tartamudeaba, cuando se tranquilizó, se limpio las manos del pantalón, y dijo:   Bueno… humildemente… pobre pero honrado, usted ya lo oyó, mis amigos me llaman Luisfeliú… no soy dueño de nada… pero todo lo que usted ve aquí, es mío… bueno y de ustedes también… si necesitan algo pídanlo… pueden ver y disponer… mientras menos tengo más tengo… ustedes me van a necesitá… creo que la vaina es seria y se va a enseriá mucho más, si se quedan.

            El discurso de Luis Felipe era para pensarlo. Curra, más o menos  lo entendió, se repuso y dirigiéndose a Luis Felipe le dijo: -Nos quedaremos unos días, si no es molestia.

            De ninguna manera… ustedes no molestan a nadie. Mejor dicho aquí nadie molesta, todos son bien recibidos en Peñas Blancas, contimás ustedes que tiene cara de gente buena y alegre. Por aquí sobran los carajitos que vienen a joder  y para esos tengo un chaparro de guayaba; pero para ustedes tengo mi casa y todo lo que les haga falta.  Vengan pa mi enramada, mientras esos muchachos se ocupan de los corotos, para que tomen el cafecito de Petra, mi mujer, y así hablamos más a la sombrita.

            Entre tato los jóvenes cumpliendo las órdenes se lanzaban al mar.  Ram en esos momentos se comunicaba con Curra.

            Atención Dr. Curra, estamos iniciando la inmersión, si usted lo desea lo estaré molestando permanentemente. Cambio y fuera.
            Atención Ram. Eso es lo que deseo de parte tuya y de los demás, así me formaré una idea del funcionamiento del equipo. Tu sabes que esto es una novedad y es la primera prueba de campo, tenemos que hacer el reporte técnico  y enviarlo inmediatamente.  Cambio y fuera.

            Luis Felipe observaba a Curra y se reía, el no creía nada de lo que estaba oyendo. Cuando Curra cerró el trasmisor, Luis Felipe dijo: -A hombre alegre este Dr. Curra… Usted estaba hablando por ese aparato con el hombre que está en el agua.   Si comonié ja  ja …  O sea que eso es como un teléfono… Gua pregúntele si ven algún  corocoro… yo saco un mero cuna cuando quiero… puedo encontrarlo sin verlo… yo se donde se esconden… Si me dice donde están así si creo en eso.

            Este es un equipo muy sofisticado, es la primera vez que se usa en Venezuela. Puedo comunicarme con Ram, aunque esté bajo el agua a gran profundidad… Tu quieres hablar con él… toma este pequeño micrófono y háblale. -Curra le dio el micrófono a Luis Felipe, y éste habló con Ram.

            Oye mijo… me oyes… es verdad que me oyes… -Ram le respondió -Claro que te oigo Luis Felipe, pero esto no es para jugar, entrégale ese aparato al Dr. Curra inmediatamente- -Oye, disculpa, él me lo prestó. No creas que yo lo cogí, por mi cuenta, a él que te lo diga. Tenga dotol.  Ram se arrechó. 

            Luis Felipe, disculpa a Ram, este es un equipo para comunicación tierra-mar-tierra, los buzos me comunican todas las novedades de la inmersión, y los detalles del trabajo bajo el agua, y sobre todo cualquier acontecimiento inusitado, y eso solo es una parte  porque cuando instalemos el radar  podré observarlos desde una pantalla.

            Y con que se come ese pescao, es decir, no entendí nada. Mire doctol  lo que usted me dijo  es chino para mi…

            Ya lo verá usted en la práctica… ahora sabe como nos comunicamos, también entenderá como podemos observar lo que hacen  los jóvenes dentro del mar... lo comprenderá todo,  no se apresure…

            Bueno dotol, como dice mi primo nicho,  amanecerá y veremos… ¿Quiere que lo ayude a bajar el equipo? En esta ranchería estará seguro, nadie se atreverá a tocarlo, basta que sepan que está bojo mi cuidado…
            Luis Felipe, estoy dispuesto a pagar por el trabajo que hagan, no hemos venido a abusar de nadie ni causar molestias.

            ¡Adiós cará!   nada de eso, nadie esta cobrando nada. Ya le dije, estoy pa servirle. Usted no me debe  sino su amistá y confianza. Olvídese de pagá, que aquí no silve para nada el dinero… ya me pagará con otra moneda más valiosa… usted mismo le pondrá precio y le repito… amanecerá y veremos.

            Curra pensó que Luis Felipe estaba loco de remate  -Muy bien mi amigo, será como usted dice. Encárguese de bajar  el equipo y el equipaje… Dígale a su gente que tengan mucho cuidado, hay cosas frágiles y delicadas, instrumentos de precisión que no pueden ser golpeados… Que lean las etiquetas, sobre todo las que dicen,  frágil.

            No se preocupe doctol, esos muchachos están acostumbrados a esas cosas, han trabajado en barcos desde carajitos y han viajado más que yo por esos mundos de Cristo. Ya verá… -Luis Felipe se puso las manos en la boca y gritó: -¡Oye Nicho, ven pa’ca… trae a los muchachos para que ayuden a descargar la lancha… !

            Nicho vino corriendo -un joven de 18 años, un metro setenta, muy fuerte, cobrizo como Luis Felipe, cabello enmarañado, barbilampiño,  dentadura perfecta y un incipiente bozo le daban aspecto agradable.  Nicho hizo un ademán con la mano hacia donde estaban los otros compañeros, cuatro muchachos fuertes y decididos, se levantaron y aproximaron. Curra los observó cuando se acercaban, no tenían ningún apuro,  se sacudieron la arena de los pantalones arremangados  con las manos, más bien para limpiárselas, solo era arena blanca y seca, pero era un gesto característico de esta gente. Uno de los jóvenes se quitó la franela  mientras caminaba; otro dijo: -Es pará… vamos muchachos… vamos a trabajar…

            La gente de Luis Felipe comenzó la faena con mucho entusiasmo. De lejos lo  escuchábamos las rizas:   -Vamos Nicho y tu Fucho, no seas flojo… coge por esa esquina, anda… levanta… súbelo hasta arriba… Los muchachos de Luis Felipe procedieron a sacar el equipo de la lancha, bajaron las piezas  cuidadosamente y las trasladaron a la ranchería,  las fueron colocando apropiadamente bajo la vigilancia de Curra y Maky.
La ranchería es una sólida construcción rectangular, de bloques de concreto, del tipo  que llaman Dos Aguas,  de 10 por 20,  una superficie de 200 metros cuadrados, corredores laterales largos y espaciosos, todos bajo techo de carata. Luis Felipe la usaba para guardar los aperos de pesquería. Tenía allí, bajo la enramada,  un tres puños con vivero, que era su orgullo, con un motor fuera de borda  marca “Jonshon” de 45 hp. , un chinchorro sardinero y otro de jurel, un mandinga y un filete de nailon; varias hamacas de lona que han debido ser blancas,  un chinchorro de moriche y otro de curagua, que le trajo de regalo su amigo el Dr. Juan Bermúdez Salazar,  como rezaba una  tarjeta pegada en uno de sus lados;  También tenía un arcón de madera donde guardaba sus recuerdos, pequeños tesoros de su juventud y de sus viajes,  sus herramientas y los aperos de pesquería, lo que le era sagrado: los anzuelos, garapiños, coge lurias, guarales, carretes de nailon. En una esquina del espacioso salón estaba un baúl, que era su caja de Pandora, en sentidos eufemístico, tenía de todo,  las herramientas y cosas que podía necesitar en cualquier momento, o para complacer  cualquier antojo  de sus amigos y su larga parentela.

            En ese galpón no podía faltar el entreverao, que le servía de dormitorio auxiliar, como el decía, y lo usaba para dormir la siesta o cuando Petra no lo recibía, porque tenia “palos demás”.  Lo tenía adornado con retratos de Carlos Gardel, Jorge Negrete, Pedro infante, Alfredo Sadel, María Félix y un desnudo de Marilin Monrroe.  En una mesa estaba la guitarra y el cuatro, y en el suelo, las maracas, el furruco, los timbales, la cuereta, el violín, el bongó, el culo e ‘puya y la marimba.

            El techo de la enramada es de palma de carata que luce un perfecto entramado, que según Luis Felipe se lo hizo su compadre el Negro Figueroa, el mejor entramador de Casanay.  Según le explicó Luis Felipe a Curra, esa palma se la trajo de regalo Figueroa, un negrazo de 150 Kg., de corazón,  la estructura de la enramada o churuata, como comenzaron a llamarla los jóvenes,  es de palos de mangle rojo, traídos de Caño Ajíes, de los inmensos manglares de Río San Juan, y del humedal de Guariquen, el misterioso lar de los indios Guaraunos. Esos palos fueron un reglo del ingeniero Vicente Bartolomey, pulidos por el mismo, que sentía una  pasión  por aquella valiosa madera. Era muy amigo de Luis Felipe, venía de temporada a temperar en Peñas Blancas, en unión de su bella esposa la pintora Elena Ponce y sus tres hijos. Elena dice que ella viene a copiar los azules del Golfo, y los amarillos del crepúsculo a las 6.30, en las tardes luminosas de febrero. Dice que aquí aprendió a darle tintes amarillos a las algas y las cuicas de los cerros. Mientras ella pintaba Vicente acompañaba con la guitarra a Luis Felipe que improvisaba canciones románticas, era entonces cuando salían las muchachas más lindas  del lugar, vestidas con blusas blancas y faldas de flores, y se sentaban en la orilla del mar  a contemplar el viaje sin fin de las gaviotas. 

            Esta es la mejor ranchería der golfo, si señol –magnificaba Luis Felipe, observando a Curra que la inspeccionaba- Usté no se imagina como se construyó
–Anjá… cuénteme Luis Felipe-
Aquí venia de vacaciones con su mujer, la maestra Ada García  y sus hijos, el comandante Lorenzo Germán, encargado del control de las guerrillas en esta zona, y un día mandó un pelotón de soldados con el sargento más jodido del mundo, a limpiar la playa. Esta playa era un vergel. Yo tenía mi ranchito, pero no pude decir nada, era la juerza. Luego vino con él, mi amigo  Luis Velásquez Coronado, al que llaman el Chino. Buen cocinero. Que me cayó bien desde un principio, fue el que construyó el salón cuadrado con techo de asbesto, que se puede ver todavía, luego lo abandonaron y yo me quedé con la casa y la reformé tal como ustedes la están viendo. Ellos han venido por aquí esporádicamente.

            Curra subió al soberao  y cogió la guitarra, pasó la mano por el arpegio, intentó una tonada de Simón Díaz. Era una guitarra española, nada menos que una de la firma “Ramírez”,  muy fina. Curra pensó ¿Cómo llegaría esta guitarra hasta aquí, debe ser toda una historia? Y con cara de yonofui, le preguntó ¿Tu  tocas la guitarra? –Le doy no’más, y eso cuando me obligan… a veces con tras palitos de ron  a cuestas, cojo mi guitarra y me llego hasta Marigüitar. Me voy caminando con la fresca y canto galerones con el negro Minuta, que es mi amigo de muchos años, y me conciente. Cuando estoy de vena le canto canciones a las muchachas, serenatas pues,  en especial a la bella maestra Gladys León,  y también  llego a Golindano, hasta la casa del Dr. Mayobre, que es una de esos sabios cumaneses que vienen a temperar por aquí. –Curra lo interrumpió-  ¿El Dr. José Antonio Mayobre, el que fue ministro en el gobierno de Betancourt, que manejó el presupuesto nacional y tú lo ves allí? –el mismo, es un hombre muy sencillo, honrado que nadie pude decir nada de él. Allí me siento como en mi casa. El se mece en su chichorro y me dice –Luis Felipe toca un estribillo cumanés, un Juan Jiménez cualquiera, el que te sepas. ¡Como le gusta nuestra música!, él dice que no hay nada igual. Ese si sabe de estas cosas, muchas veces me encuentro con Perucho Cova y le cantamos hasta el amanecer.

            Nicho, estaba sentado en un viejo tronco de mangle a la entrada de la churuata, y escudaba todo.  Aprovechó un paréntesis en la conversación, y le dijo a Curra –Oiga doctor, no le crea a Luis Felipe, él es el mejor de todos… Improvisa y canta muy bien, lo que pasa es que él es muy delicado por el oído, le pone demasiada seriedad al asunto.

            Como es eso, explícate Nicho, como es eso de que es muy delicado.

            Bueno… es que él pasa una hora afinando, nosotros no le paramos mucho, nos vamos con el primer tono, y así pasamos la noche tocando y cantando y bailando. 

            Y desafinando tambien, a mi me choca mucho una nota falsa.

            Y, ¿Quién más canta de ustedes?

            El Morocho es otro que canta  bastante bien –dijo Nicho sonriendo- Es ese que esta allá… el que para la oreja  y se hace como que no esta en nada… Parece un pendejito y sabe más qu’er diablo, y aquella catira tímida que está más allaíta… como canta y baila la condená… -luego, señalando a un hombre bastante robusto, por no decir gordo, porque era de pura fibra, que estaba sentado al lado de una rubita muy bonita, continuó- Aquella pareja tan dispareja, son lo mejor que tenemos, pero a ella la familia no la deja participá. Ella -dicen- es demasiado linda y la pueden perjudicá.  Bueno… tienen razón, usted sabe, cada quien cuida su ganao, Nosotros formamos un grupo amateur,  pero la gente nos anima  para que formemos  un conjunto y salgamos,  sobre todo para las fiestas patronales de Marigüitar,  San Antonio o las del Peñón en Cumaná, la fiesta de las Mercedes que es muy rumbosa…. Ya veremos mas adelante…

              ¡A hombre alegre este Nicho… cará... !  Gritó Luis Felipe.

            Era su grito de guerra, lo decía a cada rato. El quería decir simpático, buena gente, o algo parecido que le salía del corazón cuando se sentía bien. Solo entonces daba ese grito, y lo hacía en una forma muy peculiar, no podría definirlo, entre alegre y burlón, pero amistoso siempre.

           
CAPITULO QUINTO.

            LAS MUCHACHAS Y EL SEÑOR GARCIA.

            Por el camino de Peñas Blancas, bajaba un flamante Ford Fairlane, rojo y con techo de vinilo blanco, impecable. Lenta y trabajosamente se acercaba para aparcar bajo la sombra de un gigantesco árbol de mango, muy cerca de la churuata. Todas las personas que estábamos allí en ese momento, nos acercamos para ver de quien o quines  se trataba; y vimos con sorpresa  bajar del carro, cuatro lindas muchachas. El Dr. Curra, conocedor  del secreto, se adelantó y saludó emocionado.

            Diana… ya pensaba que no iban a venir…

            Estamos muy retrazadas, discúlpennos, pero hay cosas de mujeres que son imprescindible  y las tuvimos que buscar… eso es todo, pero ya estamos aquí y vamos trabajar. Nos pondremos al día… ya lo verá… pero ¿Dónde están todos…?

            Bajo el agua mi amor, pero primero lo primero, ustedes deben acomodarse y descansar si están fatigadas.

            Nada de eso, venimos a trabajar y no a holgazanear, ya hemos descansado bastante. ¿Dónde nos acomodaremos?

            Disculpa Diana, me ocuparé de eso ahora mismo.  Mira ese galpón o churuata como lo llaman los muchachos.  Pero vengan, traigan el equipaje. -Luego llamó a Luis Felipe que no se perdía detalle -¡Oye Luis Felipe, por favor,  llama a Nicho, encárgate del equipaje de estas damas… !
            Entrando en la Churuata, le dijo a Diana- Creo que esta casa es bastante amplia, mira el soberao, es muy fresco,  lo ocuparán ustedes con Ivana, allí hay varios colchones y algunos muebles. De todas formas ustedes lo arreglarán a su gusto, si necesitan algo más díganlo ahora o callen para siempre, aquí pasaremos algunos días, no hay nada mejor, a menos que prefieran dormir en la lancha. Bueno, yo no se nada de los gustos y  necesidades  de las mujeres, lo he dejado todo para este momento.

            Mas te vale… Dile a esos flojos que se apuren con el equipaje…

            Caramba señorita usted manda más que un dinamo…

            Disculpa Diana, este es Luis Felipe, más metío que... bueno tu sabes… el se ha puesto a la orden para lo que necesitemos, dice que es el dueño de todo lo que se ve aquí, y que está a nuestras órdenes…    

            Oiga maestro –lo interrumpió Luis Felipe- déjeme decírselo de otra manera, para esto Dios me ha puesto la locutora, y, además, porque soy versao en estos asuntos, y sobre todo con mujeres buenasmozas, como la presente, por cierto…

¡Maria Elena…  Maria Elena… ! ¡Ven… socorro socorro… ! –gritó Diana ante un Luis Felipe estupefacto. Maria Elena vino corriendo- ¡Que pasa mujer…Me vas a matar… !
Entiéndete tú con este hombre… tu eres especialista en idiomas…

            -Luis Felipe, se moría de la risa, se agachaba y se metía las manos entre las piernas.

            María Elena es una morena alta y delgada, especialista en computación. Tiene el don de la sonrisa.

            Diana vio a Luis Felipe, y le dijo: Usted parece nervioso Luis Felipe… Parece que le salió un fantasma…
            Bueno… uno no se acostumbra fácilmente  a ver hembras como ustedes… no tiene nada de raro  que me corte un poco, aunque soy un hombre que ha viajado mucho y he visto mucho mundo, aunque no lo parezca… soy un tipo fisno, educado y sabroso… pero no te pongas brava, la frente se te va a arrugá.

            Bueno… entonces… ¿Qué pasa con el equipaje… ?  -Y llamando a otra de las muchachas- ¡Graciela, ven a ayudarnos… !  Y tu Victoria, deja de coquetear, muévete, ya te vieron todos… ¡

            No seas necia… ya voy…

            -Nicho y el Morocho, cogieron las maletas y una cantidad de accesorios y bultos, cuando las muchachas las iban a buscar- No señoritas, aquí estamos pa servirlas – Dijo Nicho entre obsequioso y  zalamero.

            Los dos hombres cogieron el equipaje y  lo llevaron para la Churuata. El chofer del Ford se acercó a las muchachas, se despidió cortésmente y partió con rumbo a Cumaná, con tantas dificultades como las que tuvo para bajar por la empinada cuesta que conduce a Peñas Blancas.  El camino estaba hecho un asco después de los torrenciales aguaceros de noviembre y no había sido acondicionado como en otros años. Se le escapó ese detalle al Dr. Curra.

            Las recién llegadas ayudaron a los hombres a acomodar el equipaje; y con los equipos improvisaron una oficina donde no faltó nada; de todas formas Curra, que era el jefe indiscutido, tenía la última palabra. Al final quedó conforme, pero enseguida comenzó a dar órdenes…
            -Por favor Maria Elena tome nota pormenorizada de todo el equipo, sígase por el inventario… allí lo tiene, frente a sus ojos… mire a su lado… Como usted sabe tanto como yo de lo que se necesita, tome nota y pásemelas.  Fíjese si falta algo en el inventario, pese a todo el cuidado sierre falta algo que parece insignificante… pero… 

            Entendido doctor… vamos muchachas a trabajar…
            Doctor Curra… doctor Curra – grito Victoria- falta lo más importante… la planta eléctrica… ¿como vamos a encender el equipo… ?

            Bueno… bueno… vamos a llamar a Luis Felipe, hay que sacarla de la lancha…

            Victoria misma lo fue a buscar, era una rubia preciosa, verla caminar era todo un poema. Con ella vinieron Nicho y Luis Felipe.

            ¿Pa’qué somos buenos, dotol?

            Tenemos un problema… la planta eléctrica, es grande y pesada y hay que traerla desde la lancha.

            Eso no es ningún problema… aquí habemos muchos hombres… vamos a esperar que aparezcan los buzos y ya verá como se resuelve toito…  A hombre alegre este dotol… cará…

            Al rato como dijo Luis Felipe llegaron los jóvenes por detrás de la Mona Lisa. El primero fue el Dr. Rivero, luego el Negro y York, y por último Ram. Avanzaron lentamente, y cuando salieron a la playa, arrastraban un verdadero “arsenal” de pescados: pargos, cunas, corocoro burros, y otros menores. 
           
            ¡Carajo…!  -Exlcamó Luis Felipe  -eso se llama efectividad… Les voy a prepará un banquete pa que se chupen los dedos… tengo todo para el sancocho: aguyama en cantidad, yuca, ocumo,  zumbí, ajo, cebolla,  no se diga,  bastante ají dulce… y aceite’e Castilla… ya verán.

            ¡¿Muchachos, cómo les fue… ?!  -preguntó Curra, mientras corría alegremente  al encuentro de los buzos… 

            El Dr. Rivero daba muestras de agotamiento, y Ram lo sostenía _ Ya yo no estoy para estos trotes- Decía apoyándose en Ram y tomaba aliento.

Usted no siguió las instrucciones… No debió intentar subir  en forma vertical – Le dijo el Dr. Curra, muy preocupado, y continuó- el Dr. Rivero se siente mal, pero, se repondrá rápidamente-

            Rivero tomó aire, y dijo: Hay montañas maravillosas, jamás lo hubiese imaginado… Creía que lo había visto todo en este golfo… Bajamos 30 metros, la temperatura oscila  entre lo 18 y los 20 grados centígrados… Hay mucha claridad a esta hora de la mañana… El paisaje es interesantísimo.    

            Curra esperaba una noticia impactante sobre el barco hundido, pero como Ram no quería ilusionarlo, y lo había mencionado, Rivero  daba vueltas y vueltas sobre la inmersión. Curra lo escuchaba impaciente dando muestras de aburrimiento. Se ponía la mano en la quijada, la movía, y decía  -¡Umjú,  umjú!- y hacía muecas con la boca, dando a entender que no le interesaba el rodeo. Los otros se reían entre dientes. Rivero continuaba haciendo gestos muy cómicos, imitando  a Cura, pero sin interrumpir su perorata, decía: -es verdaderamente rica la fauna y la flora  marina en esta zona… Si señor… Ivana le presentará un informe detallado, además del material fotográfico.

            Basta Dr. Rivero, muy bueno su informe, se ve que ha aprendido  mucho con York, pero yo no le creo ni medio, usted se reserva lo mejor, pero si me da un infarto usted será el único responsable, y, muerto no sabré nunca nada, de lo que vieron…

            Caramba doctor no seas así –intervino Ram- si vimos algo, pero no nos atrevemos a crear falsas expectativas…

            Esta bien Ram, pero yo sacaré mis propias conclusiones… Ven conmigo Ivana… vamos al laboratorio –Curra dio media vuelta y se alejó con Ivana. Los jóvenes se miraron unos a otros mientras se acocaban a la enramada, y entonces se rieron a gusto por el disgusto de su jefe  -¡Que carácter! –Acotó York- mientras le daba un manotazo a Ram por la espalda. 

            El encuentro de los jóvenes y las jóvenes fue un holgorio, sobre todo para York, que soñaba despierto con Gracielita.

            Sacar la planta eléctrica fue obra de un momento, como lo había pronosticado Luis Felipe. Los exploradores submarinos aportaron sus buenos oficios. Amarraron la planta concuerdas de nailon de máxima resistencia, que pasaron por las cuatro esquinas del equipo, hicieron un nudo de pescador bastante holgado, sobre una barra de hierro y la izaron, con mucho cuidado fuera del trailer que arrastraba el Ford. Todos aportaron disciplinadamente sus fuerzas y conocimientos. Poco a poco y delicadamente la depositaron sobre la blanca arena. Hubo  heridos, uno de ellos fue York, que llegó lloroso para que las muchachas lo atendieran, pero salió con las “cajas destempladas”, por mala conducta.

La planta fue un acontecimiento, nadie  podía imaginar lo que sabía Luis Felipe  y sus muchachos de electricidad. En un santiamén colocaron los cables, los postes, las bombillas,  el pueblo estaba esperando la luz; y cuando la planta comenzó a funcionar, el grito de júbilo de aquellos pescadores cogió de sorpresa los expedicionarios; fue indescriptible la alegría, las mujeres lloraban y los jóvenes gritaban. Fue tal vez la vez primera  y única vez, en sus humildes vidas que lloraron de sana alegría. Luego todos cantaron, bebieron y bailaron hasta el amanecer.

 Luis Felipe gritaba:  ron y cerveza para todo mundo… yo pago… ¡Nicho ooo…! Saca los instrumentos que vamos a tocá hasta amanecé…! Desde ese momento, el pueblo se involucró  en el holgorio. Todos, incluyendo a los expedicionarios, participaron.

Petra que estaba más cuerda se encargó del pescado. Agarró al Morocho por una oreja y le dijo: “Deja la cerveza y trae el pescao pa la cocina,  me vas ayudá con el sancocho, y a freí también. Yo no pudo jacelo sola. No soy la única que va a trabajá aquí… Tráete a la Catira, pa que limpie las totumas y ponga la mesa. Esa geten debe tené mucha hambre, han pasao todo el día sin comé naita.  Vamos pues…coje las vituayas,  ocúpate d’eso…
Bajando por la ladera que da a Peñas Blancas, carretera de por medio,  un hombre de mediana estatura, fuerte como un toro, de piel blanca pero de difícil diagnóstico, por las muchas horas de sol  que lo curtían; de barba hirsuta y cabellos negros ensortijados. Desde lejos lo reconocían sus amigos por la forma de caminar: andaba de prisa,  pero de repente se paraba, levantaba la cabeza, aguzaba la mirada hacia todos lados y luego volvía a caminar, como si temiera alguna sorpresa desagradable.

Estuvimos mirándolo largo rato, se acercó y saludo cortésmente. Luis Felipe dejó la guitarra, se levantó y se acercó al grupo que había formado nuestro equipo a la puerta de la enramada. “Llegó el que faltaba –gritó Luis Felipe- ¡Hola compadre…! Y dirigiéndose a nosotros –Les presento a mi compadre Jesús García…” -García hizo un gesto con la mano y con la boca, pero no dijo ni esta boca es mía…”Bueno… –continuó Luis Felipe-  ya que vino hasta aquí por sus propios pies, sírvase usted mismo lo que guste, compadre… Usted sabe que está en su casa. Hay cerveza y ron del caballito, el que a usté le gusta…Este García es un tronco de hombre, si señor -Lo dijo con una amplia sonrisa, y García se lo quedó mirando incrédulo- “Bueno… el tiene sus trilemas… muy pronto lo van a saber… Ojalá que no adelante nada, no es el momento… no nos vaya a estropear la fiesta…

García disimuló, se hizo como el que no oía. –Buenas noches tengan los señores…Desde tempranito  vi las maniobras, desde allá arriba donde vivo. Me gustó el atraque de la lancha, así es como se hace. El piloto es bueno,  si señor. Me dije… y, ¿Por qué no averiguo que esta pasando? Por estas playas pasan muy pocas cosas buenas…Esto va para largo, y es mejor de lo que yo había pensado, porque ya uno no sabe diferencia lo falso de lo verdadero. Yo ya no creo ni en mi mismo, es decir ya dejé de creer en mi…” -Después de este discurso García se limpió las manos del pantalón y  tendió la derecha  al Dr. Curra, que estaba parado frente a él y lo escuchaba con atención.  Curra se apresuró a estrechar la mano de García. No tuvo tiempo de arrepentirse. García la apretó con toda su fuerza y no se la soltaba. Por fin, al ver la palidez del Dr. Curra, se dio cuenta y aflojó la presión. Curra respiró profundo, y dijo:
Caramba señor García, usted tiene mucha fuerza en las manos, aprieta mas fuerte que “Reinaldo López, Cabeza de Toro”.
Disculpe doctor, no fue mi intención, me traicionó el subteniente.
Menos mal porque si fuera con culpa me deja sin mano…ja  ja ja. No se incomode García, que no es mal de morir. Es un placer conocerlo… Y no le haga caso a Luis Felipe… el…
No, no me diga nada de Luisfeliú… ese es el hermano que nunca tuve. Yo vivo aquí para estar cerca del. No se ocupe, el sabe lo que dice y tiene razón… ya usted lo entenderá… si se queda…

El Dr. Rivero había captado varios mensajes en un código extraño, sencillo, pero…  aun no podía descifrar y le comenzaban a preocupar. También había algo en el ambiente que no estaba muy claro. Rivero se acercó y tendió la mano a García, que enseguida la estrechó, y le dijo: Soy Ramón Rivero, ayudante del Dr. Curra, que es el jefe de este grupo de investigadores. También me tomo la atribución de presentarles al profesor Maky y a los jóvenes expertos que nos acompañan.

García paseó la mirada siguiendo el curso del dedo de Rivero, en ese mismo instante los jóvenes se quitaba los trajes de buceo. Ram ayudaba a Ivana y García que la vio, exclamó:

¡Carajo…que mujer tan esbelta…!

Todos rieron de la afortunada salida de García, que también terminó por ensayar una sonrisa, pero se le quedó congelada en la comisura de los labios. El Hombre lucía descuidado, no era feo, pero si estaba sucio. Tenia la barba de dos semanas y el pelo grasiento, denotaba mucho descuido, como quien perdió el oriente,  sin embargo no olía mal.

Al otro día, todo mundo  despertó tarde, buscando bicarbonato o refresco de limón. El sol del mediodía golpeaba inmisericorde. Un silencio pesado se apoderaba lentamente de la aldea. Detuvo el tiempo. La gente comenzó a guarecerse bajo la enramada. El hambre hacia de las suyas. Algunos se recostaban de los barcos  y dormitaban pensando en el sancocho de Hercilia. Casi todos menos Maky que subía por los cerros con la catira, buscando raras especies vegetales. York no pudo aguantar más, y le dijo a Luis Felipe que se acercaba. Hermano manda a uno de tus muchachos a lancha, a  buscar una neverita con hielo y cerveza…

¡A hombre alegre este York…! estaba esperando que me lo pidieras, ya sale para allá… ¡Anda Nicho…! busca la neverita con hielo y cervezas.

¡Busca las que estén calientes Nicho…! ¡eso si las traes después del almuerzo…!

Al lado de York el negro suspiraba… ¡Esos olores del sancocho me perturban, estoy soñando con una morena  que hace señas desde la playa…Que piernas hermano…

Maky se incorporó a los muchachos. Ivana aprovechó para preguntarle: Profe… ¿Para que son buenas esas ramas que usted busca? …¿Cuáles son las buenas y las malas hierbas? Enséñemelas, y deme los nombres en latín. Quiero saber algo de eso. Además, ¿que se trae entre manos?  ¿No  le parece que merecemos una explicación?

Bueno…bueno… Ivana, todo a su tiempo… Usted tendlá oportunidad de irme conociendo. Soy botánico experimentado, peltenezco al Instituto de Biología de la Univelsidad de Berlín. Le puedo informar  que en todo el planeta se han examinado 300.000 especies de plantas  que poseen buenos y aplovechables  fármacos, más recomendables que las sustancias químicas de uso corriente en medicina. El griego Hipócrates, curaba las enfermedades reumáticas con la corteza del Älamo y el Sauce, y sabe pol qué…

Noo… si usted no me lo dice…

Mi niña, polque son muy ricas en ácido acetilsalicílico. La propia  aspirina… ¿Que te parece…?
Ya tendré tiempo de ocuparme de ese descubrimiento profesor…no creo que sea tan fácil enseñarme… Por ahora tengo que hacer algo más práctico… -y dirigiéndose a Luis Felipe, le reclamó- Bueno Luis Felipe… entonces… ¿que esperas?

Tu también eres enredadora muchacha –rezongó Luis Felipe- ya decía yo que todos ustedes cojean por la misma pata… ¡Morocho oo…anda a ve que le pasa a Nicho… apúrense con las cervezas, que esta gente esta sedienta…

Y no te olvides…-gritó York-  las mías me las escoges calientitas…como a mi me gustan…

Al rato llegó la cerveza. García tomó una y la destapó con la uña. –Señol García, pol favol, no haga usted eso, se le puede lopel el dedo… ¿Usted sabe cuanto vale un dedo…?

Todo es cuestión de costumbre y práctica.. Cuenta que Leonardo Da Vinci, se distraía doblando clavos; y de los clavos de su época. Por ahí andan vendiendo los calvos de Leonardo… ¿Usted los conoce?

Calamba esto si es solplendente… me deja usted atónito… sus conocimientos no gualdan lelación con su lenguaje y sus hábitos.

No soy un ignorante… he viajado mucho profesor…

De sabios es callal…

Se produjo un silencio y de repente se escuchó la voz de Petra Hercilia: ¡Venga a comer…! ¡La mesa está servida…! ¡Se les va enfriar el sancocho…! Petra gritaba y hacia gestos desde la puerta de la casa, que quedaba como a 40 metros de la enramada. Los comensales  corrieron para el   condumio.

Petra arregló una mesa larga para 18 cubiertos,  con  mantel blanco de flores rojas. Al lado colocó las totumas, el canarín con su cucharón de aluminio,  para que cada uno se sirviera, y una bandeja con ruedas de corocoros fritos con manteca de cochino, una cesta de arepas peladas, casabe y empanadas de cazón, un platón con aguacate picado, limón picado, ajicero preparado con chirero del “pinguita e’perro”, y una latica de aceite de castilla. El sancocho de pargo hecho con las vituallas apropiadas: ocumo blanco, yuca recién cortada, auyama y zumbí verde del patio; cebolla, ajo y mucho ají dulce. Cada comensal cogió su totuma y se sirvió todo lo que pudo del sancocho. York fue el primerito, y  dijo: Petrica, a mi me gusta la cabeza del pargo y la ventrecha, por favor, por piedad, ven y sírveme… Petra se paró, le sirvió y le dijo: ¡Hay que ver…A muchacho malcriao, si juera hijo mío le hubiera dao el palo pendejo…! York respondió: Menos mal que nací bien lejos…De la que me salvé…

Todos hicieron cola y muchos repitieron. Al final Petra Hercilia les sirvió su cafecito colao. Rivero le dijo: “Doña Petra usted no tiene con que bautizar este café”. –Claro que si, ahí está el caballito frenao. -Rivero ceremoniosamente cogió el ron, y le ofreció a Luis Felipe, García, Curra y  Maky.  Rivero  echó la silla para  atrás. Sacó una caja de tabaco “Cabrera Tres” y   los ofreció a sus camaradas. Mordió el tabaco, lo encendió echó una bocanada, y dijo: este comunismo me está matando... –sabía que lo estaban mirando- y agregó: “Este sancocho es de ley… pero dígame doña Petra ¿cual es el secreto de su ajicero…?

Ay mijo, todo mundo me lo pregunta y es facilito. A mi me enseñaron que el único ají gueno es el pinguita e’perro, que aquí es monte.  Usté sabe el chirer chiquitico. Eso decía y es veldá, un dotol Minguet, que Dios tenga en la gloria… Venía mucho por aquí hace mucho tiempo a jacé las carreteras. Lo llamaban “El Halcón” porque andaba siempre por las filas de los cerros. Andaba con unos binóculos terciaos. El decía que ese ajicito de monte, curaba muchas enfermedades conocidas y otras por conocer, entre ellas las hermorranas, y todos los males de los intestinos; era gueno para las lombrices y las hemorragias intestinales; para las diarreas, el tifo y la peste negra. El no era muy partidario de los otros picantes.

Y,  ¿como lo prepara usted para que conserve el aroma? 

Lo único que le saca el aroma al ají maduro es el agua hervida. Después que usted le saca el aroma le puede poner lo que quiera. Yo le pongo vinagre para que se conserve mucho tiempo. Pero eso es después. El suero de naranja se pue usá. Yo lo he preparado en  suero de naranja cajera… de esas que tengo en el patio, que sirven pa hacé dulce. Las recojo y las dejo fermentá al sereno, y destilan el suero. Lo llevo a una botella y la lleno de “pinguita e’ perro”. Luego tapo con un corcho y cuando lo bota, como si juera una botella de champaña, entonces está listo. Es muy fácil, el todo es ponese a jacelo. Lo más divino es el perfume que despide.

Señola Petla, le puedo decil con toda flanqueza, que no he comido mejor en toda mi vida… y mile que he viajado… le voy a agladecel q        ue me legale unos ajicitos de esos “pinguita e’pelo”
Pala estudial sus propiedades, quien sabe que tendlá ese fluto malavilloso.

            Ahora si nos fregamos –tercio York- el profesor, se va a quedar con el descubrimiento de Doña Petra; la propiedad intelectual es un patrimonio, para eso estoy yo aquí, para defenderla.  No señor, no se lo vamos a dar… Pero no se preocupe que lo vamos a dejar aquí para que se reviente comiendo, póngale allí el canarín Señora Petra,  como lo hizo la 21, la propia heroína del cuento  de Armando Bello… ja  ja  ja

            York  -dijo Ivana- discúlpate con el profesor, que forma de hablarle es esa. Lo estas ofendiendo…

            Déjalo Ivana… Yo me estoy plepalando pala darle una lección en el momento oportuno. Yo tambien se hacel blomas pesadas.

            York le pasó el brazo por los hombros al profesor Maky , y le dijo cariñosamente –No le haga caso profesor esos tienen envidia, celos, porque usted me quiere  más a mi que a ellos… somos panas…Dígalo ahí…

            Bueno… bueno  -dijo Curra terminando su tabaco- Se acabó la guachafita, vamos a tomarnos un descanso y a las 4 pm., iniciaremos otra exploración.

             Rivero, Curra y Maky se dirigieron a la enramada a colgar sus chinchorros. Los jóvenes se quedaron en la mesa charlando con Luis Felipe y García.  Ivana, Diana, Victoria, Maria Elena y Graciela se acomodaron bajo la sombra de los manglares.


EL DOLMEN


            Exactamente a las 4 pm.  Curra, desde la puerta de la enramada, alertaba a los jóvenes, pero ya todos estaban preparados para la inmersión. York se acercó al Dr. Rivero y le dijo: “Anímese doctor Rivero, venga con nosotros, entre el Negro y yo lo cuidamos…

            “Si claro, pero muchas gracias, prefiero cuidarme solo… más vale solo que mal acompañado…

            York no dejaba caminar al Dr. Rivero  - No sea ingrato doctor, a mi lado no le pasará nada… Usted sabe que soy el más fuerte, es decir, poderoso y valiente… Usted tuvo  mala experiencia, pero eso no se repetirá bajo mi especial cuidado…fíjese, Ram es pura pinta… él no hace nada sin mi… ¡dígalo ahí Ram…!

            Así es doctor… vaya con esos dos y… cuídelos…

            Los muchachos rodearon a Luis Felipe, que caminaba presuroso –Oye Luisfeliú…- lo interpeló el Negro, interceptándolo e impidiendo que continuara caminando-  ¿para donde vas tan apurado…?

            Voy a soltar los cabos de la lancha, suéltenme, déjeme quieto…Estos muchachos si que echan vaina…”
            No te pases Luisfeliú…no te pases… No creas que el Dr. Rivero es  mansa paloma… le dijo el Negro en el oido.

            ¡A hombre alegre este Negro… cará…!

            ¡A… Luis Felipe…! -gritó Curra- ¿Quiere acompañarnos…? ¡Venga hombre, así ve de cerca lo que queremos hacer…! ¡Invita al señor García ¡

            “Yo si voy… pero a García no lo monta nadie en esa lancha… El tiene su historia y se la contará, puede estar seguro de eso, porque a eso fue que él vino…

            ¿Pero por  qué… cual es el problema?

            Él le contará, ya le digo…es una larga historia y tiene mucho de verdad…
            Curra no le hizo mucho caso y llamó a García –¡Oiga García venga para acá…! Anímese y nos acompaña…

Ay… ya quisiera… luego le explicaré con detalles… pero es muy peligroso para ustedes que yo  suba a ese barco…

            Venga hombre, ya me contará todo en el trayecto, tenemos varias horas para escucharlo…No tiene gracia esperar que regresemos…

            Precisamente para que regresen es que no me monto con ustedes… ya les contaré ese cacho, quédese quieto… No se preocupen por mí…

            Sus palabras sonaron enigmáticas para Rivero, que continuaba sospechado que había algo raro y no terminaba de entender. En el tono había un no se que, algo extraño que no le pasaba desapercibido…

            La lancha partió y García se sentó en un viejo tronco con su navaja pico e’loro, y comenzó a tallar una Guatiporra en una raíz de mangle. Su mirada perdida oteaba el horizonte, y de vez en cuando buscaba la lancha. Cuando la veía se tranquilizaba un poco. El Negro maniobraba con destreza a doscientos meros de la orilla, buscaba un buen sitio para anclar.

            Oye Negro… este parece   un buen sitio para tirar el ancla –dijo Curra- Dile a Ricardo que la suelte…

            Luis Felipe intervino con mucha parsimonia –Perdone dotol, pero aquí no encontrará fondo, es muy profundo, un abismo. Si nos acomodamos unos metros a sotavento, estaremos en la meseta que pasamos hace un ratico, seguro que a lo más hay tres o cuatro brazadas.

            Bueno…  Negro, haga lo que dice  Luis Felipe, que es un buen baquiano en estos parajes…

            Fíjate bien Negro, para cuado vengas solo… mueve la lancha a sotavento, guíate por la mata de cuica que está frente a la enramada… y la punta del morro de Ensenada Honda… Luis Felipe enseñaba con el dedo índice, mientras el Negro maniobraba y se ponía frente a la mata…Okey…desde aquí forma un ángulo recto con el morro. Este punto donde estamos ahora es la meseta que está en la cumbre de una montaña submarina; un poquito más o un poquito menos…es una meseta grande, así es que no importa si no eres exacto en tus cálculos para echar el ancla… ahora en la tarde no se ve, pero en la mañana si, el mar es transparente… Negrito mueve la lancha un poquito hacia la derecha… ajá…  ¡Ricardo… suelta el ancla y el rezón!

            Ricardo se ocupó de realizar el trabajo de anclaje, y la maniobra quedó perfecta… Aquí estará segura… hay poco viento esta tarde –comentó satisfecho Luis Felipe- y en alta voz dijo: Escúchenme bien muchachos… estas aguas son peligrosas, tal vez no hay nada en el golfo como este lugar. Aquí hay un bicho malo, lo llaman Guatiporra… Es una especie de tiburón blanco que sale muy poco por estos lugares. Es malicioso, carnicero como el propio diablo… Yo se que ustedes están preparados y van bien equipados, y nadie los hará desistir de su misión… pero guerra avisada no mata soldados…Hay otra cosa, pero no es la hora de contarla… ya vendrá el tiempo, porque hay tiempo para todo, como dice la Biblia.
           
            Esta gente me solplende con su manela de hablal, palece que todo lo saben.

            Es cierto Maky –terció Rivero- yo me doy cuenta, que detrás de esa aparente ignorancia hay mucha sabiduría, que no se de donde le viene… -y dirigiéndose a Luis Felipe- No se preocupe mi querido amigo, ellos están muy bien preparados como usted lo ha dicho, para enfrentar cualquier eventualidad, precisamente por eso van en esta empresa. Si no tuviera confianza en ellos no los dejaría ir. Saldrán airosos de cualquier confrontación. Además les gustaría encontrarse con esa Guatiporra…

            Dios los libre dotol, ese animal es el mismo diablo… Pero bueno si ellos acaban con ese animal, ese pueblo no tendrá como agradecérselo… Que Dios los bendiga entonces… y los ayude…
           
  A las 4.15 pm., el sol declina un poco pero el viento de cuaresma se hace sentir con fuerza… sin embargo, cosa muy rara, la calma era absoluta. Se oyó la voz de Curra –Bien señores ha llegado la hora, pueden comenzar…

Los jóvenes tomaron sus puestos de espaldas al mar, como suelen hacer los buzos profesionales, y uno a uno los siete jóvenes se lanzaron al agua. Curra los contaba: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete. Cada número le servía de identificación y a medida que los mencionaba, se lanzaban al mar, de esta forma los seguía por el radar, y también lograba identificar el lugar que le correspondía  dentro del espacio marino.
Los buzos bajaron a una espaciosa meseta submarina a diez metros de profundidad. Ram se comunicó con Curra: atención Dr. Curra, me escucha. Cambio. Perfectamente Ram. Escúchenme todos…este es un momento importante porque de la comunicación entre nosotros depende el éxito del proyecto. Ustedes saben que pueden comunicarse conmigo en cualquier momento  o circunstancia. En el caso de que falle la comunicación oral, pueden hacerlo manualmente presionando la señal  “Contacto” y utilizando el código que ustedes conocen. Por cierto ¡Ram… ¿Que hay a tu lado? Observo algo extraño en el radar, es un cuerpo muy grande. Cambio. Es una manta raya gigante Dr. Curra, que se desplaza tranquilamente. No hay peligro. La visibilidad es buena. Cambio.

Curra de repente percibió muchas intervenciones  juntas, y dijo: No se atropellen al intentar comunicarse conmigo. No puedo atenderlos a todos a la vez. Usen la numeración y el signo de emergencia. Ustedes percibirán un aviso y verán el número del que está en uso del sistema. Igualmente marquen el número con el cual deseen comunicarse.
Creo que todo está claro. Vamos Ram, descríbeme lo que estas observando. Cambio. Ivana no dejes nada sin filmar o fotografiar. Cambio.
Ram dijo. Estamos al cabo de  una amplia meseta y nos dirigimos  a una especie de acantilado que se ve muy prometedor. Ya estuvimos antes aquí, pero había más visibilidad. En estos momentos bajamos un poco hacia el abismo. Hay formaciones coralinas peligrosas… gran cantidad de baracudas, o como dice usted “spiraena baracuda”, que por estos lares llaman picua corsaria. Ahora estamos sobre un hermoso jardín, hay flores y plantas de diferentes formas y colores. Cambio.
 Ram… trata de tocarlas para que veas como se contraen y desaparecen. Cambio.
 Se algo de eso doctor… le puedo decir que es un paliqueto, un sabálido o una anémona…Cambio.
Eso me gusta mucho Ram. Ivana, me escuchas. Cambio.
Si dóctor, lo escucho perfectamente. Cambio.
Muy bien, trata de filmar el jardín. Porque eso puede ser un material muy rico. Cambio.
Bien, procederé a la filmación. Buscaré una mejor ubicación Cambio.
Que pasa York. Puedes hablar. Cambio.
Estoy viendo una gran puerta o túnel. Pasaré a través de él. Parece un dolmen. La montaña se abre en forma de  “V” y hay, encajada entre sus paredes, una  roca, como una inmensa cuña… Vamos a pasar por debajo del Dolmen. Cambio.
Únanse todos, esperen a los rezagados, tomen todas las precauciones. Ya saben como es la técnica en estos casos. Cada uno ve hacia un lado diferente y deben estar vigilantes. Enciendan los reflectores al entrar en el túnel. Cambio.
Este túnel es muy oscuro. Puede ser peligroso –dijo el Negro que encabezaba el grupo en ese momento. Cambio.
Prepárense para cualquier eventualidad. Esperen a Victoria y Graciela que están rezagadas. Cambio.
Diana María informó: Estamos a 30 metros de profundidad. El Dolmen es muy raro. No parece una formación calcárea de la misma montaña, sino más bien algo que encalló allí. Cambio.
Toma unas muestras de esa formación que llaman Dolmen y trata de describirlo. Cambio.
Es una formación de más de cincuenta metros de largo. El fondo parece tallado por el hombre, pero por su parte superior forma parte de la montaña. Parece una coraza, es pétreo. Sin embargo tengo mis dudas…puede ser una coraza de conchas y polvo petrificado, conchas de moluscos, pepitonas “Orca Cebra”, como a usted le gusta decir; puede ser lo que  busca. Cambio.
Bien, eso es todo por hoy… regresen. Cambio.
Ram dijo: Vamonós… Es todo por hoy… -enseguida agregó-  Ivana fotografía la parte superior del Dolmen. Te esperamos… No hagamos conclusiones, pero puede ser, lo que dice Diana.  
Los expedicionarios,  atravesaron el túnel y salieron al otro lado de la montaña. Una suave pendiente parecía un cuidado campo de maíz, habitado por cardúmenes de pámpanos “franchinotus glucus”,  y una extensa cortina de sardinas.

Al emerger, viendo hacia el Oeste, el espectáculo del  sol  ocultando su cabezota; y, al zambullirse, salpicó de colores  lo que se podía ver hacia la entrada del golfo. Todo se cubrió de amarillo pollito embadurnado los limpios azules, y a golpe de fuego cinceló un altar infinito. Así ha debido parecerle a Teilhard de Chardin, una hostia levantada por el propio creador que la engullía con las fauces abiertas del horizonte. La misa de todo el Universo. El golfo se convierte en templo y la naturaleza toda celebra la misa del Supremo, oficiada en el solemne silencio del ocaso.

Abordamos la lancha y regresamos al puerto. García daba muestras de extraña impaciencia. Se pasaba las manos por la cabeza y los pantalones.   Se alzaba el pantalón por la correa y decía palabrotas a los muchachos que se bañaban en la orilla del mar: “¡Mira Miguelito, muérgano…  anda a ayudá a esa gente… apúrate…García levantó a un muchacho que estaba sentado indolentemente en la arena…y a los otros les gritaba…¡Epa… oigan flojos…! ¡es con ustedes…!  ¡no sirven para nada…! vayan a ayudar, que la lancha ya va a llegá… -García se movía como un tigre enjaulado. Rivero, Maky y Curra se  acercaron. No entendían nada. García, continuaba dando órdenes… y muestras de inquietud.  Se dirigió a los que se acercaban, les dijo: – Vengan pa’ca, doctores, aquí les tengo un cafecito caliente…y señalando la lancha- Miren allá vienen los muchachos… ¡Caramba…! ¡Tanto tiempo bajo el agua…! Ustedes no creen que pueden enfermare…esas aguas son frías y malas... Además no se que puede haberles pasado… Estoy muy nervioso.

Bueno García, tranquilícese, todo está bien, no se preocupe que cuando vengan los muchachos le van a contar todo lo que vieron y usted podrá preguntarles…
A mi no me interesa preguntarles nada… yo los quiero vivos…ustedes saben mucho, pero no saben nada de esa fiera que esta en el mar…

Los muchachos bajaron de la lancha  y se acercaron al grupo. García tartamudeaba –Señorita Ivana…perdóneme…estoy muy nervioso y no puedo controlarme, pero ya mismo viene un cafecito para que se repongan. El café es muy bueno, estimula el corazón…Late más fuerte… Hay gente que no sabe lo bueno que es un café a las cinco de la mañana…Si señor…

Todos rieron de buena gana viendo la desesperación de García. Era muy tosco, verlo era todo un espectáculo, y por supuesto a su lado siempre estaba York, para embromarlo… Hacia como que lo ayudaba y lo aguantaba, impedía sus movimientos, le hizo un nudo con el dedo en la manga de la camisa… García no se daba cuenta de las maldades de York. Hasta que por fin gritaba. ¡Muchacho el carrizo me vas a hacer caer…!

Al fin todos  nos sentamos en los palos en forma de bancos, que están frente a la enramada, para tomarnos el cafecito que nos mandó Petra Hercilia. Había un tronco de coco,  casi del largo de la enramada, puesto sobre dos horquetas bajo la sombra de varios yaques y palmeras. Era el refugio preferido de los pescadores al mediodía.



LA GUATIPORRA, EL FANTASMA Y EL CONGRIO GIGANTE


García no se hacia de rogar para contar sus historias, y este era el momento más oportuno. Luis Felipe trajo unas botellas de aguardiente curadas con “guizque”, Triple Filtrado, lo mejor de  “Florida”, el preferido de los campeones mundiales cumaneses  de boxeo, del populoso barrio de Puerto España; y dijo:

Échate un palo e’ron, hermano García, pa que se te afloje la lengua. Yo se que tienes ganas de contar tus aventuras y, desventuras…¿Quién tiene la culpa de que el sapo brinque y se ensarte… cuéntele…cuéntele?.

¿De que se trata todo esto García? -preguntó Rivero- parece una novela de Agatha Christie… “Poirot Infringe La Ley”… Nos tienen atrapados  en una guerra de nervios…

Bueno… -dijo García- lo que se va a ve no se discute… Ustedes se van a topá con la Guatiporra… y es mejor que yo les diga lo que se… No puedo callarme porque se trata de un bicho peligroso y resabiao. Es el animal mas sanguinario que se pueda imaginar, y anda por ahí; me persigue, me presiente y hasta que no me mate no estará tranquilo…
Pero… ¿que dice usted García? – lo interrumpió Curra- tengo entendido que la Guatiporra es una especie de tiburón, aunque hay leyendas entre pescadores, que dicen que la Guatiporra puede tener el tamaño de una isla…ja  ja  ja… No se preocupe García, si algo sabemos es enfrentarnos con tiburones, por malos que sean. Además nunca he visto un bicho malo por estas aguas. Nos hemos enfrentado y correteado mantas rayas de varias toneladas y otros tipos de tiburones, pero mansos y sociables…

Ríanse… ya les digo… lo que se va a ve no se discute… Ustedes lo verán y tendrán que pelear a muerte  con ese bicho, y…en el caso de que lo maten, que es lo que más deseo en la vida… les tengo otra sorpresa… Otra cosa que quiero advertirles, y es que también se van a topá con el Capitán, el está allí mismo… y puede ser… que el capitán los salve de la Guatiporra

¿Con que se come eso… García?  -Pregunto York.

No te burles muchacho… El Capitán es algo así como un fantasma, pero… no lo es. Esta vivo, solo que pide que lo saquen del fondo del mar…

¡Un fantasma dentro del mar…! ¡eso si que esta bueno…! Oye compañero te pasaste… ¡Cónchale vale…! tu pareces cuerdo… pero francamente…

Luis Felipe intervino porque se burlaban de García… No se rían… García no está loco. La Guatiporra ya la van a encontrar, como dice él… Yo esperaba una oportunidad para hablarles del Capitán. Hace muchísimos años, antes que nosotros naciéramos, el Capitán ocupaba esta playa…por eso nadie vivía aquí… luego que ustedes lo vean les contaré el resto…

Señoles mios… es incleible, aquí hay hasta fantasmas…no me lo píeldo… Señol Luis Felipe ¿usted lo ha visto? ¿Me lo puede desclibil?  Estoy interesado en estas cosas espirituales… folma palte de mi cultula y de mis investigaciones…

Claro que si…El Capitán es un conquistador español… aparece con su armadura resplandeciente… camina por la playa, nos regaña e insulta… pero es inofensivo. Más bien es amigo de la gente de aquí… todo lo que nos pide es que lo saquemos del fondo del mar… se siente muy solo y  ya tiene demasiado tiempo encerrado allí…

¿Y que otlas manifestaciones tiene ese fantasma?

Bueno… lo único malo que hace es que se incorpora al cuerpo del negro Mauricio, que es un brujo que vive en una casita por allá’rriba… -Luis Felipe señaló con el dedo una casita que queda en el camino de la ladera, por donde se baja a la playa- El negro es un alma buena y cándida que no le hace oposición. Es un hombre tranquilo pero cuando se le incorpora el Capitán se vuelve un diablo. Pega cada grito… nos pone el alma en un hilo… Dice palabras incomprensibles y manda a todo mundo a hacer cosas imposibles, como eso de buscar un barco a 30 metros de profundidad… bueno tenemos que someterlo y amararlo, hasta que llega el viejo Luis Laya, que lo exorciza y Mauricio se desmaya y luego no recuerda nada.

Curra interrumpió a Luis Felipe- Que interesante eso que estas diciendo… coincide con nuestras investigaciones… Nosotros estamos buscando un barco… Es una coincidencia muy extraña, que ustedes sepan sobre esto, porque nadie más, en  el mundo, lo sabe. Yo he consultado todos  los documentos relacionados que ese naufragio…-entonces le preguntó- y por si acaso ¿el Capita a dicho el nombre de ese barco…?
Si… es algo así como Ramón Merengel o Berengel…

Luis Felipe  desde ahora en adelante te creo todo lo que me digas, es cierto, el barco se llama “Ramón Berenger”.  -Como la noche avanzaba Curra agregó: - Todo esta muy bueno, pero tenemos que recogernos… es hora  de dormir…  Curra se fue rápido, con una espinita en el corazón que tenía que discutir con Maky…

Era  noche de fiesta en Peñas Blancas… Se encendieron  las luces. Trajeron una “rocola”. Las muchachas se acicalaron con  trajes de fiesta, y los muchachos lucían  franelas y camisas nuevas y limpias. Cerveza y ron para todo mundo. Los músicos no dejaban de tocar. Los cantantes se turnaban. La parranda duraría hasta el  amanecer. De lejos se escuchaba a Luis Felipe cantando las rancheras y boleros de Pedro Infante.

A las 6.30 nos despertó Doña Petra con un sabroso café, y nos invito a comer pescado, chorizo y morcilla  con arepa pelada.

Rivero, Curra y Maky aceptaron gustoso, pero los jóvenes tenían que trabajar en el fondo de mar y solo tomaron el café.

Café en totuma, que delicia -dijo Victoria y agregó- Cuando regresemos haremos las dos comidas juntas, desayunaremos y almorzaremos, no es cosas de perderse los condumios de doña Petra-

Esta vez harían un recorrido más amplio, en una zona de mas o menos 80.000 metros cuadrados de superficie. Sin embargo volverían al sitio ya explorado. El Dr. Curra estaba seguro de haber descubierto el punto preciso. Sus investigaciones indicaban  que el Galeón estaba dentro del radio de ubicación de la lancha, no podía equivocarse, y precisamente El Dolmen, descubierto  por los exploradores submarinos, estaba allí y coincidía perfectamente con sus cálculos.

Mientras tanto, en la enramada, Ramón Rivero le decía a Maky: Realmente esto es muy emocionante, todas estas novedades y coincidencias me tienen confundido… No puedo entender eso del fantasma, pero.. ¿Cómo es posible que sepan sobre la existencia del Galeón, y hasta el nombre…?

 Así es doctol Livelo, pelo es una lealidad incontlastable. Pol mi palte no me voy de aquí hasta logle desentlañal ese mistelio.

Profesor Maky, hace más de un año, el Dr. Curra, aquí presente, investigando sobre los tesoros marinos, materia de la cual es fanático, me mostró un mapa que había dibujado, después de consultar muchos textos y documentos, exhaustivamente,  en cuyo mapa trazó el sitio probable, con pequeño margen de error,  en el cual se encuentra el Galeón, como en efecto lo es… y resulta que esta gente lo sabe hace muchos años.

“Mile que cosa…Pelo no se solplenda amigo Lamón… el conocimiento, como usted sabe, es tribal, nace de la experimentación del común de la gente… Lo que le faltó al Doctol. Curra, fue habel hecho el tlabajo de campo, habel venido al sitio pala confilmal, los estudios con la experiencia.

Curra intervino- No podía porque no lo había precisado. Fue hace un año como les dije…que pude completar con menor porcentaje de error, luego todo ha sido preparara el proyecto y realizarlo…

Ahora recuerdo, cuando Curra terminó el proyecto, hace un año,  me dijo: Esta carta marina nos llevará sin dudas al Galeón. Dentro de este círculo  -y me lo enseñó en el mapa- está el tesoro. No tengo la menor duda… Le pedí -porque nunca creí en tesoros marinos-  que me explicara mejor, y eso, por el respeto que le tengo, y después porque tal vez, estaba  emocionado; y segundo, totalmente  perdido.

Y…  ¿le dio alguna otla explicación en ese momento? 

No, nada de eso… Me dijo, que más adelante yo estaría con él, porque sus estudios sobre el barco los había hecho conmigo, cosa que en cierta forma es verdad, porque yo lo proveía de todo lo que necesitaba, pero Curra es un hombre hermético,  y yo no sabía nada de lo que estaba investigando. Soy un estudioso e investigador de la historia de mi ciudad y le comunicaba todo lo que iba descubriendo, pero no sabía lo que se traía en miente. Recuerdo que una vez le hablé del naufragio de un gran barco en la entrada del golfo, pero nunca pensé en el entusiasmo de Curra, porque le dije que nunca encontraron rastros de ese desastre.


Y,  ¿que matelial le suministló usted al doctol. Curra pala que pudiese llegal a estas conclusiones tan precisas…?

Que yo recuerde… Las obras completas de Bartolomé de Las Casas, Las Décadas de Mártir de Anglería, las obras de Pedro de Aguado, una extraña crónica de Ángelo Trevisán,  todas las actas y documentos relacionados con el gobierno de Jácome de Castellón y fray Francisco de Montesinos, las obras de Caulin, de Juan de Castellanos, las Cartas Censorias de Pedro de Córdoba, las Cédulas Reales recopiladas por Enrique Otte; también documentos relacionados con  expediciones inéditas y asaltos de piratas, etc. Eso lo entusiasmó, indudablemente, pero Curra es el director del Oceanográfico, y tiene una biblioteca expedita, pues logró más documentación de la que yo tengo, y ha podido llegar a las conclusiones  a que yo jamás hubiese llegado. 

En ese momento llegó York, y dijo: Vamos profesores, esta vez todos tenemos que bajar, tendrán que ponerse los trajes de neopreno,  aunque yo creo que habrá que encargarlos a la medida.

Lo lamento York, no estamos plepalados pala acomañalos pelo ilemos en la lancha, pala que no te de miedo…

A las 7 pm todos embarcaron. El Negro al timón y los demás tripulantes  en su puesto, esperando órdenes de Ram. Tenían absoluta confianza en él, sabían que era capaz de conjurar cualquier situación por complicada que fuese. La Lancha partió, cortado los pliegues del mar como un delfín. Llegaron a la zona de la meseta, como se conocía entre ellos, se podía apreciar en toda su belleza, como lo advirtió Luis Felipe, lograron amarizarla con bastante precisión. Luis Felipe vigilaba desde la orilla, tal vez pensaba que no lo lograrían, pero respiró profundo  al observar la perfección de la maniobra.

Ram dio la orden: Todos al  agua –Curra inició el conteo: uno, dos, tres,  cuatro,  cinco,  seis,  siete… Curra oyó la voz de Ram por el auricular… Visibilidad total a 10 metros de profundidad. Estamos sobre la meseta y nos desplazamos hacia al Noroeste. Atravesamos una cortina de sardinas… comienza el acantilado…¿Me esta copiando Dr. Curra? Cambio. Perfectamente. Puedes continuar la descripción. Cambio.  Vamos a descender a 30 metros… Aquí hay poca visibilidad, vamos a encender los reflectores…Estamos bajando en fila y en orden numérico.  Atención Doctor estamos viendo un tiburón blanco de gran tamaño, puede ser la Guatiporra. Lo voy a tentar con la vara para ver a que atenernos. Está atacando a un pez grande, parece un pargo…Lo destrozó de una dentellada y lo lleva en la boca… York se adelantó para espantarlo con la vara,  el tiburón huyó con su presa…Es verdaderamente impresionante…Tiene que ser la tal Guatiporra de García… Vamos a descender a 35 metros, estamos debajo del Dolmen… Victoria esta examinando un trozo de madera… Ahora estamos todos juntos examinando la pieza… parece parte del bauprés de un antiguo navío… indudablemente es una parte importante, estamos tratado de moverla… algo se mueve por debajo… ¡Dios Mío… es una morena gigante…!

Pasó un buen rato sin comunicación…Curra desesperaba… Ram tomó otra vez el control… Dr. Curra, atención, estamos subiendo, llevamos a York lesionado, pero nada importante, perdió el equipo.

Atención…atención Dr. Curra, Hemos pasado un rato desagradable  con un animal salido de un cuento de ciencia ficción. Cambio.
Ya lo he podido ver en la pantalla. No se pueden descuidar… ya lo dijo Luis Felipe, ese sitio es de cuidado. Cambio.
Es cierto la zona es peligrosa, iniciaremos el ascenso. Cambio.
Muy bien, tienen que recordar todo lo que hemos aprendido en casos como este. Durante el ascenso  tengan presente la Ley de Boyle y Mariotte… es peligroso hacer apnea en profundidad… Respiren corto y  continuamente. Túrnense con York, que respire de su equipo, pero si le faltara oxigeno por alguna causa, ustedes tiene que auxiliarlo. No le permitan que retenga la respiración para que no sufran sus pulmones.

Ram, Ricardo y el Negro se colocaron de inmediato al lado de York que iba ascendiendo  con Graciela. Las demás tambien se acercaron.  Subían lentamente como 12 m/min.  Estaban concientes de las leyes, la velocidad es peligrosa pero la lentitud también es un riesgo para los tejidos pulmonares que pueden continuar disolviendo nitrógeno.
Curra, muy nervioso los alentaba a redoblar la marcha a 18 m/min.,  pero Ram, lo calmaba.
No será peligroso para York. Cambio.
Precisamente por el es que doy esta orden. Por otra parte no temo nada ya que York está muy bien preparado y entrenado para estas contingencias.  
En efecto York ascendía muy tranquilo entre las muchachas, y a sus lados iban Ricardo y el Negro. Así surgieron cerca de la lancha, mucho antes de lo previsto. El Negro tomó los controles y partió hacia el puerto, no tan tranquilo, un escalofrío corrió por su cuerpo, cuando vio cerca  la silueta siniestra de la Guatiporra, que jugueteaba entre los delfines, que no mostraban ningún temor, por cierto. ¡Miren –dijo señalando con el dedo índice- es la Guatiporra!. ¡Nos esta siguiendo y espiando…! -Todos se asomaron a la baranda de la lancha para verla. La estuvieron observando un buen rato hasta que se les perdió de vista;  pero, cuando iban a bajar, la Guatiporra les pasó por delante, y se dirigió hacia el puerto –todos pensamos que se estrellaría-; y cuando estaba a pocos metros de la orilla, dio un salto formidable dejándose ver en todo su colosal tamaño; se zambulló echándonos un baño con la cola, hundiéndose luego verticalmente para no aparecer de nuevo. Pudimos ver a García parado en la playa como un zombi, hipnotizado, y pudimos oír su grito de impotencia cuando la vio saltar y hundirse en las profundidades del piélago añil:

¿Maldita…mil veces maldita…!

García no los dejó desvestirse, les salió al encuentro y les imploró, con lágrimas en los ojos: “¡Por favor muchachos cuéntenme  ¿Que fue lo que pasó…? Pero ninguno  respondió, todos esperaban que Ram le dijera algo, pero no le dijo nada. Entonces Graciela se apiadó de García,  y le dijo: “Venga García, que yo le contaré todo.
  
Graciela se sentó en el tronco de coco frente a la enramada, también lo hicieron allí: García, Luis Felipe, Nicho  y otros muchachos: les dijo, les contaré todos los pormenores, y luego responderé sus preguntas:
No se si ustedes están enterados del desarrollo de las inmersiones, de la meseta y del acantilado…

Si, estamos enterados, respondió García.

Bueno,  una vez que estuvimos reunidos, en la meseta Ram ordenó bajar por el acantilado hacia lo que llamamos el Dolmen,  30 metros, hacia un madero, al cual denominamos “El Bauprés”, ¿ya lo saben?

Si, si lo sabemos…Pues bien, cuando tratamos de mover el madero, salio del fondo un  monstruo, un Congrio gigantesco,  que atacó primero al Negro y a Diana, lanzando dentelladas mortales sin alcanzarlos, luego se ocultó en una caverna. York no se percató del suceso, y se acercó peligrosamente a la cueva, pese a las advertencias que hizo el Negro a través del sistema. Pero York no se lo creyó. Ram también trató de advertirlo pero ya era tarde, el monstruo lo atacó  y de una dentellada le arrancó las bombonas, partió una como si fuera un pastel. York salio impelido contra una pared del acantilado, dio una vuelta en el vacío pero no perdió el sentido, yo pensé que se había roto la cabeza, o lo peor, no se lo que pensé en ese momento… pero se repuso, nadó con fuerza, aguantando la respiración, el puede pasar minutos sin respirar, está muy bien entrenado… fue tras sus bombonas, pero no hubiese logrado nada a no ser por que lo auxilié,  yo estuve a su lado en todo momento, estuve pendiente y una fuerza misteriosa me ayudaba;  no perdí la calma en ningún momento, estuve pendiente de todo  lo que él hacía;  York no supo que hacer, no pudo reaccionar… se desesperaba, él ha debido venir hacia donde estaba yo, que lo podía auxiliar, pero en ese momento no estaba en capacidad de asociar. Entonces Ricardo, que tambien estaba cerca, lo alcanzó  y le dio oxígeno. El Negro también se movió  hacia York. Entre los dos lograron estabilizarlo y calmarlo.

“En otro escenario, -siguió Graciela-  Ram, también había recibido un golpe terrible del Congrio, pero no perdió nunca el control de la situación… Sin perder tiempo se repuso y,  disparó contra el monstruo, le clavó un dardo en la cabeza, se volteó y amarró el nailon en un extremo del madero al que llamaba, como dije,  “Bauprés”. Diana y María Elena tambien dispararon desde puntos diferentes y dieron en el cuerpo del Congrio, en la parte media y baja,  y tambien amarraron el nailon en ese mismo extremo  del Bauprés. Ram se dio cuenta de que podía inmovilizarlo,  aprovechó que Ivana estaba del otro extremo del Bauprés, y le dio instrucciones por el sistema, para que disparara,  desde ese lado opuesto del madero;  ésta lo hizo sin pérdida de tiempo, accionó su rifle cuando el Congrio  se disponía a atacarnos… Imagino que el Congrio no tiene buena vista en esas profundidades, porque estando cerca de nosotros ha podido matarnos y ni siquiera lo intentó… Me pareció que se movía por instinto… Ivana acertó el tiro, y rápidamente  amarró el nailon en el extremo opuesto del madero. La inmensa morena quedó inmovilizada y se debatía furiosa, enredándose cada vez más ente hilos invisibles.

Ricardo y el Negro, auxiliaron a York con sus bombonas, mientras María Elena y Diana, recuperaban el equipo de York que había caído, gracias a Dios, en un risco  del acantilado, precisamente a un lado del cruce que hacen  las montañas del relieve submarino en forma de “V”, por debajo del Dolmen. Ellas, arriesgándolo todo, se encargaron de buscarlo y luego ayudaron a York, que no encontraba como colocárselo. En realidad no  había inconvenientes, por que tenia correas auxiliares,  pero tal vez, a menos que fuese un simulacro, en la profundidad en que se encontraban, cualquier inconveniente es dramático; sin embargo todo se resolvió satisfactoriamente,  sin embargo el equipo seguía con problemas, al parecer no estaba en buenas condiciones, por lo cual York se sacudió a Ricardo y al Negro y tuvo que hacer el ascenso entre  Victoria y yo…A esta hora La Guatiporra estará almorzando con una Morena…



CAPITULO VII.

EL GALEÓN

García estaba muy excitado, no se podía controlar. Rivero se le acercó y le dijo: “García usted esta muy nervioso, ¿me permite que le tome  el pulso? – García, extendiendo el brazo izquierdo, le dijo: ¡Claro profesor, se lo agradeceré…! Rivero vio su reloj, tomó la mano de García, pulso con dos dedos por la parte inferior de la muñeca de García, y después de unos segundos, le dijo: “García, usted tiene el pulso acelerado,  sufre de taquicardia y puede tener la tensión alta. –García hizo un movimiento para levantarse. Rivero no se lo permitió, y le dijo: Espere que se la voy a controlar. Cierre los ojos…Rivero  colocó los  pulgares sobre los ojos de García y apretó fuertemente. Luego soltó y agregó: -Quédese quieto un momento, porque eso puede ser peligroso. Se sentirá mejor dentro de unos segundos… Ya verá…   

Al rato estaba bien, y le dijo al Dr. Rivero: Usted como que es brujo. Tiene poderes…No conocía ese tratamiento tan singular.

Rivero agregó: “Usted mismo se lo puede hacer cuando sienta la taquicardia. Pero vaya al hospital,  a consultarse con el cardiólogo, o un internista. Es lo indicado en casos como el suyo.

¡Mire mi doctor… ¡ yo no tengo nada en el corazón, si tuviera algo,  ya me habría muerto desde cuando. Tampoco iré a ningún hospital de matasanos, con lo que usted me enseño viviré 100 años… Se lo aseguro.

Nicho llegó con la cerveza, y llamó a York:
¡Oye Tinguy…la cerveza esta friíta, como te gusta…!
Ay que ver…Nicho… que tu si eres jala bolas…
Bueno…si no te jalo bolas a ti, ¿a quien se las voy a jalar…? Yo le jalo bolas a mis amigos…
Tu si eres un hombre alegre, como dice Luisfeliú. Vega pa’cá, y échesela conmigo…Esas son vainas mías. Usted es mi pana burda…pero a mis panas es que yo jodo… a mis enemigos ni los veo…
Bueno… bueno… pero suéltame…Yo  ví como le jodías el parque al profesor Maky… Ese carajo si es buena gente. Me arrecha que le hagas eso… Me gusta ese chinito… A mi no me vas a romper la camisa, esa vaina no…

Tu crees que Maky no se da cuenta de que yo le jodo el parque… Ese es mi amigo, vale…¿Que crees tu…?  No te metas con ese carajo… Tu no sabes lo jodío que es…

 ¡Coño chico tu no tienes remedio…!

Luis Felipe interrumpió –Oye Tinguy, cuéntanos lo que pasó, nadie quiere  nada  ¿cual es el misterio?
No pasó gran cosa Luisfeliú…matamos una morena gigante, como de cinco metros… ya te lo contará Ram…
Que  bolas… Ram no contará nada, la única que ha contado algo es la Graciela.
En eso se acercó Ram, cogió una cerveza, la destapó con los dientes y la bebió con avidez; se quito el acualón y lo tiró en la arena. Ivana se acerco a él y le limpio el rostro; el cabello un poco largo le caía sobre los ojos. De perfil se destacaban sus rasgos firmes cortado a cincel y la serena voluntad que lo animaba.
García se lo quedó mirando largo rato, y cuando lo creyó oportuno le preguntó: Ram dime,   ¿viste a la Guatiporra…?
Esta bien García…Vimos a tu Guatiporra destrozando un pargo de unos 5 kilos… Es un tiburón blanco, no es de estos mares, es inaudito que ande por aquí. Tambien nos la vimos con una morena gigante que nos atacó… Casi mata a York, pero tal vez por la oscuridad o porque no ve, falló en el intento. Le arrancó las bombonas de oxigeno de una dentellada

Ram la amarró de una estaca…-interrumpió York con un ataque de risa-

“¿¡Como es eso, que  la amarró de una estaca…!?”

La forma y la cara de García,  cuando hizo la pregunta, causaron hilaridad entre todos; y por supuesto, eso no terminó ahí. García continuó con una risita nerviosa…ja  ja  ja  una morena gigante y la amarraron a una estaca… estos si son….ja  ja  ja  -la risa era absolutamente, producto de sus nervios y, repetía sin cesar- una morena gigante y la amarraron de una estaca. La Guatiporra estará almorzando morena gigante.

Dime Ram ¿no le viste a la Guatiporra una cicatriz cerca de la boca... ?  ¿No te diste cuenta...?

“No vale, no pude verla bien. Ni siquiera ahora cuando pasó al lado  de la lancha, porque tenía  todo el cuerpo dentro del agua, y cuando saltó frente a la playa, fue tan rápido que no pude observara bien…
Esa bicha me vino a buscar, ella sabía que yo andaba cerca, me vio en la playa y se burló de mí. Si hubiese podido, salta a la playa y me mata… seguro que me mata…
Espera García, no exageres. No te confundas… Ha podido ser cualquier tiburón…
Por aquí no hay mas tiburón…está solo ella, la Guatiporra. Te lo juro muchacho. Hace muchos años que no meto un pie en el agua, y el mar es para mi más que la vida… Ella me quiere muerto, entre tanto estará esperando un descuido mío… que se me ocurra tocar  el agua con un dedo del pié. Allí estará ella en cualquier parte del mundo…  esperando. Estoy maldito.

El Dr. Curra, también estaba muy nervioso, e inquirió: “Ram, yo se que tu hasta no tener la seguridad absoluta de una cosa, no te gusta decir nada, pero ¿No vieron nada que se les pareciera al Galeón…? Quiero una respuesta sincera, dime la verdad…

“Yo creo -tercio Rivero- que Ram nos oculta algo, lo mejor como siempre, sabe más de lo que aparenta, pero no suelta prendas fácilmente, o sea, antes de estar completamente seguro, y sus compañeros no hacen ni dicen sino lo que él les ordena, y entre tanto no abren la boca…”
Querido amigo, no le critico eso, hay respeto y orden.

“Con absoluta convicción Dr. Curra. Si el Dolmen no es el Galeón, entonces no hay nada…Pero creo que si es, y la prueba está en el trozo de madera que bautizamos “Bauprés”. No puede ser otra cosa que una parte de la proa del barco.

Mientras estos conversaban animadamente, sentados en el palo de coco, las muchachas jugaban en  la  playa de arena blanca que se extendía entre la enramada y el mar, luciendo, con las prendas indispensables,   sus cuerpos flexibles y formidables.
York, con cierta picardía, comentaba con Maky – “Las muchachas derrochan físico, véalas Profe…
No me vas a tental, mi quelido Yolk, no dile nada…  
Curra volteo y dijo: -Miren a Victoria, es tan alta como sus compañeros.
Rivero agregó: Así como está ahora, con sus largas y equilibradas  piernas tocando apenas el agua, me recuerda un hermoso cuadro de Boucher, que está escondido en un rincón del Louvre, en Paris, “La Diana Cazadora”. Sus formas, medidas: 90-30-90, como en la del cuadro, armonizan perfectamente… delicadamente delgada… abundante cabellera rubia, perfilada, de ojos negros y profundos, relampagueantes. Es muy hermosa.
Curra agregó: Yo podría decir lo mismo de todas las demás, cada una en su estilo, es bella. Satisfacen cualquier capricho…Graciela, aparentemente tímida, es voluptuosa y sensual. Parece parte de la naturaleza que la rodea, se mimetiza. El color de sus ojos  contrasta perfectamente con el azul del mar. Ivana y Diana, vestidas así deben ser tenidas por sirenas, si es verdad que las sirenas son hermosas.

Bueno… -intervino York- este es un torneo de poesías… que bueno… creía que yo era el único poeta aquí, ahora tengo competidores por todas partes, menos mal que algunos están mascando el agua, y las ninfas que se bañan en arroyuelo cristalinos, son todas para mi…

Ram se fue al encuentro  de Ivana,  la tomó por la cintura  y la besó.
Ivana le dijo: estoy brava contigo, como se te ocurre tentar a ese animal.
Tú no entiendes verdad, no lo tentaba, tengo que matarlo  para evitarnos problemas en el futuro… Sabes que tendremos que volver a ese sitio…

Me refiero a la Guatiporra

Precisamente… el Congrio no tiene importancia. En la próxima oportunidad tendremos que enfrentar a la Guatiporra…Atacará cuando menos lo esperemos. Tenemos que estar preparados y atentos a cualquier emboscada. Ese bicho esta resabiado. Nada ganamos con hacernos los locos. Mañana nos estará esperando, el cree que ya ganó la pelea, porque ese es su patio. Nosotros tenemos el equipo y sabemos pelear en ese terreno. Lo verás.
¡Ram…! ¡tú estás herido, mira tu pierna, esta llena de  sangre…!
¡Caramba…!  no me había dado cuenta. ¡Estoy insensible…!

Indudablemente el Congrio lo había arañañado con sus dientes afiladísimos. Era una herida larga pero superficial. Ivana se arrodilló y limpió con la lengua la herida. Ram la reprendió cariñosamente:
Pero… ¿que haces amor…?

Ivana dijo: Te voy a desinfectar esa herida con besos  ¿Acaso te parece malo? … Hasta que esté totalmente limpia… Siento placer en hacerlo… Tu sangre es mi sangre. Me pertenece…

Ram la agarró por el cabello, la atrajo y  besó sus labios. Una suave brisa soplaba del Noreste y peinaba la hermosa cabellera color miel. Sobre el mar, miríadas de guirnaldas adornaban las olas y un olor de algas fósiles endulzaban la tarde.

Los demás compañeros rodearon a la pareja bailando y entonando cantos acompañados con tambores improvisados. Luego todos se abrazaron y revolcaron en la arena tibia. Otra vez el sol se distraía pintando colores sobre el horizonte.

Al otro día, muy temprano los gallos de Peñas Blancas despertaron a los exploradores. La lluvia pertinaz  y los aguavientos de marzo, los retuvieron bajo las sábanas, hasta que Petra se apareció con su cafecito colao, y les dijo: “Luis Felipe les manda preguntá, si lo quieren ayudá a tirá el filete pa cogé unas lisas pal desayuno…

York: “¡Oiga Petra…! ¿ese Luisfeliú es loco…? ¿Cómo se le ocurre tirar un filete con este frío?
Petra: ¡A… yo no se…! Dígaselo usté  mismo…

Ram, se levantó se tomó su café se puso el traje baño, y le dijo a Petra: “Dígale a Luis Felipe, que nos espere…ya vamos con él…

La faena se ofrecía fascinante. Era la primera vez que participaban en una redada con filete. Entre todos metieron la red en el Tres Puños, “El Rey del Golfo” así lo bautizó Luis Felipe.  Luego empujaron el barco hasta la orilla del mar…

Luis Felipe le preguntó a Ram: ¿Puedes traer el motor?

¡Claro hombre… claro que puedo…!

Ram fue hasta la enramada, sacó el Jonshon 45, como si fuera una pluma, se lo echó al hombro y caminó el trecho hasta el barco como si nada.

Luis Felipe llamó a los jóvenes: Vengan muchachotes,  vamos a tirar el filete…
Solo Luis Felipe, Ram, York, Ricardo y el Negro, subieron al Tres Puños. En un santiamén  ajustaron el motor y partieron. Como a 50 metros de las orilla, mediante instrucciones de Luis Felipe, amarraron un cabo en una boya y fueron soltado  el filete mar adentro, dando un rodeo  de unos 200 metros, acercándose a la orilla con el otro extremo del filete. Luis Flipe se bajó del barco con el cabo en la mano, caminó hacia la orilla y lo amarró en la famosa mata de cuica;  volvieron al “Rey del Golfo”, hasta el sitio de partida, levantaron la boya, amarraron el cabo en la popa  del barco, y partieron hacia la playa. El peso del filete  en el agua hundía la popa y frenaba la marcha. Luis Felipe, aflojó el empuje del barco y le gritó a los muchachos: -¡Vengan para la proa…o nos vamos a hundir…! se necesita contrapeso… Fíjense como culatea… jala mucho peso… casi entra agua en el barco… vengan… vengan rápido…Todos nos fuimos para la proa y el “Rey del Golfo” se estabilizó…
 
Algunos muchachos duchos en ese ejercicio, espantaron peces para el filete. La operación duró poco más de una hora,  y la pesca fue satisfactoria. 140 ejemplares de buen tamaño. Cuando Luis Felipe los sacaba de la red los mordía por la cabeza y los lanzaba en una mara, eso lo aprendieron enseguida, y procedieron en consecuencia. Los peces pequeños eran devueltos al mar, a petición de Diana, a la cual no le gustó nada el ajusticiamiento de los peces. En dos maras se los llevaron a Petra; ella llamó a la catira que estaba de “picos pardos” con el Negro, y no quería trabajar; entonces llamó  a Nicho y al Morocho, para que la ayudaran a limpiarlos y freírlos.

El desayuno con un caldito de cabezas de lisa y mucha cebolla, fue un acontecimiento. Petra echó en una lata de manteca “Los Tres Cochinitos”, con poco agua, las cabezas de las lisas, le agregó bastante ají dulce y cebolla, una mano de zumbí, punto de sal, dos limones, aceite e’castilla, como le dice ella. Les sirvió a cada uno una tacita y les dijo:  “Eso no se repite… oyeron…
Petra puso sobre la mesa unas canastas: bastante pescado frito,  arepas,  huevos sancochados, huevas de lisa  y un termo de café.
Los expedicionarios, con hambre atrasada se relamieron de gusto,  ocuparon sus puestos como si entraran a un campo de batalla.  
 Después de saborear las viandas preparadas por Petra, Maky dijo: “Estas huevas son supelioles al  caviar… No hay en el mundo un desayuno igual… Eso lo voy a escribir…
Rivero lo confirmo, mientras se chupaba una cabeza de Cocoro,  con un ¡Umjú…!

Durante el día los jóvenes hicieron dos inmersiones cortas y se dedicaron al trabajo de campo: estudiar el material fotográfico, trazar planos y discutir algunos puntos en los cuales había desacuerdo, pero sin mayores consecuencias. Diana les exigía más atención, sobre todo a Victoria, que solo pensaba en la comida. Sin embargo este día, aparentemente apacible, fue decisivo. En la inmersión de la tarde, que se inició a las 2 pm. Los investigadores llevaron: martillos, mandarrias, cinceles, achuelas y perforadores de madera, y fueron directamente al “Dolmen”. Se repartieron en varios sitios y comenzaron a demoler. Se dieron cuenta inmediatamente que se trataba de una coraza de conchas, sobre todo de pepitonas,  que se derramaban con facilidad. Al poco rato cayo estrepitosamente toda una parte de la montaña y dejó al descubierto una cuaderna de madera, indudablemente del Galeón, como lo había previsto del Dr. Cura. El derrumbe se produjo del lado de las muchachas, lo que causó  alarma,  ya que resbalaron y cayeron al vacío dentro de la avalancha, corriendo evidente peligro de un golpe o una herida grave;  su pericia y experiencia, además de la ayuda de sus compañeros, que se lanzaron tras ellas para socorrerlas,  evitaron un desenlace fatal y volvieron al sitio de trabajo;  pero el Dr. Cura pasó un susto tremendo frente a la pantalla y les ordenó regresar, inmediatamente. Los jóvenes opusieron cierta resistencia, aunque terminaron cumpliendo la orden, respetuosa y disciplinadamente.

Ya reunidos en la playa, Curra consultó a Ram. Le dijo: “Te parece bien que mañana muy temprano, hagamos una incursión definitiva. ¿Que dices Ram?.

Creo… que evidentemente lo encontramos. El Dolmen es el galeón, no tengo la menor duda. Por lo visto está en buenas condiciones. Iremos preparados para abrir una puerta en un  costado.  
“Tengo mucho miedo -dijo Ivana- apretándole la mano.
 York: “Tu estas enamorada… No has debido venir…

 Ivana: Que importa… si a Ram le pasa algo yo estaré con él…

Ram: No le pasará nada a ninguno… No lo permitiré…Esta es nuestra profesión y no habrá riesgo que no corramos por ella… Me gusta lo que hago  y asumo las consecuencias… No soy Superman, se que es difícil y peligroso,  no quiero que me entiendan mal, simplemente me siento preparado  para lo que hago… ¿Que dicen ustedes…?

York: Tiene razón mi jefe… Si escogimos esto, así debe ser…Si uno se queda en su casa, igual habrá peligro. Acuérdense de lo que le pasó a Pericles, después de tanto pelear lo mató una teja que le cayó en la cabeza cando iba tranquilamente para su casa… Cualquier loco llega y lo mata a uno por quítame estas pajas… Así es la vida…

El Negro: Y en la calle es peor. Tu vas tranquilamente con tu jeva y llega un malandro y te descarga la Vereta en la barriga  por que le da la gana; 16 pepazos para que no puedas levantarte más…A mi me gusta el peligro… Donde no lo hay no voy…La aventura es lo mío… Le digo a mamá… me voy y no vuelvo…y ella se ríe, está acostumbrada… Mi vieja sabe que lo mío es peligroso, pero confía en mí…en la Divina Providencia y en el equipo…

Victoria: “Yo no se si mamá por dentro llora… así son todas las madres…  solo le digo para donde voy y como puede localizarme…ella se queda con el alma e un hilo…pero confía en mi equipo…

Graciela: A mi me gusta trabajar con York… Me siento bien con su manera de ver la vida, me identifico con él… Este es el mejor equipo del mundo…

York: Coño…yo pasé el susto de mi vida… me sentía muerto, perdí la noción del tiempo. El impacto fue tremendo… Cuando aquel animal me arrancó la bombonas, que me ha podido arrancar la cabeza de un solo mordisco…¡Dios mío!. Ahora es cuando tengo escalofríos. Coño…y ustedes enseguida vinieron, lo arriesgaron todo… sin pensarlo dos veces… no le pararon al bicho… que hasta tuvo miedo, porque se escondió en la caverna… ¿Cuánto creen que medía ese animal…?

El Negro: Cinco metros, creo yo…

Luis Felipe: “No seas bárbaro, como va a medir 5 metros un congrio”…¿Que dices tu Tinguy…?

York se levantó, dio cinco pasos largos sobre la arena y los marcó con el pie, se los quedó mirando, y dijo: “Si, si medía como cinco metros…
El Negro: Verdaderamente, ahora que York lo confirma…  si, si era de ese tamaño… No he visto en mi vida nada igual…
Ivana: “Era como un dragón chino…
Diana y… ¿Por qué chino…?
Ivana: ¿Bueno…porque son los que salen en los carnavales de Hong Kong….ja  ja  ja

Victoria: Más bien parecía un iguanodonte…”
María Elena: ¿Que bicho es ese…?
Diana: “Son animales prehistóricos…tonta…
María Elena: Más tonta eres tu... se lo que son… pero… nunca los he visto…



EL ESPECTRO.

Curra, Rivero, Maky y Luis Felipe, jugaban dominó en la puerta de la enramada, serían las 11 de la noche, de repénte obsrvaron emerger del mar una figura luminosa. Los jóvenes se asustaron y se refugiaron  en el salón por detrás de los jugadores, que permanecieron tranquilos…
Luis Felipe: No se asusten…  es el Capitán…
Nadie habló. Mantuvieron el silencio con el corazón en un hilo. El espectro se acercó lentamente. Estabamos temblando de miedo e incertidumbre. Ivana se apretaba contra Ram y se tapaba la cara. Graciela cayó en brazos de York que enmudeció por completo.  Estaba aterrado. El Negro protegiendo a la Catira, decía muy quedo ¡Dios mio… Dios mío! Ricardo, sin ningun temor se acercó a la esa de los jugadores, y tras el se fueron Ram, Diana y Victoria.
La figura se hacia cada vez más visible. Era un hombre d elevada estatura vestido con una indumentaria luminosa, era una armadura con peto y yelmo dorados y una espada flamígera en la mano derecha que blandía amenazadoramente. Se detuvo en la orilla, miró hacia los lados y luego decidido, avanzó con pasos lentos pero firmes. Se detuvo como a cinco metros  de nosotros, y espetó:
“¡Pardiez!... hideputas estáis asustados como niñas… ¿Es que nunca habéis visto a un capitán del Rey? ¿Qué os asombra e hace temblar como mariquitas?  -Continuó hablando y señalando a Maky, que estaba acurrucado- Y tu indio hipócrita “more turquesco”, que hacéis allí arrodillado? Paréceme amigos que tenéis mucho miedo sin razón…

La voz del espectro, aunque audible, era profunda y cavernosa como si vinieses de un ventrílocuo,  y en efecto sus labios no se movían. El profesor Maky, haciendo de tripas corazón, se levantó y se acerco lo mas que pudo  al Capitán, que le gritó:
 ¡No os acerquéis más, pagano, retiraos tres o cuatro pasos, u os haré pagar  caro lustra osadía…! Podéis decir lo que os plazca desde esa distancia, que ya es muy corta…

Maky: Di dígame… usted…Capitán…Si sois un espíritu…¿Qué podemos hacel pol… pol  usted…?

El Capitán enfadaddo: Vaya que habláis mal el castellano indio ignorante…¿Acaso sois del Convento…?

Maky: No mi señol,  no soy del con convento… soy el plofesol Maky… soy de la lepúplica populal China…

El Capitán: No soy vuestro Señor…Soy el Capitán del Rey de Castilla y Aragón… Fernando de Córdoba, primo hermano de fray Pedro de Córdoba, a quien seguramente conocéis… Y no soy un espíritu, indio ignorante, soy prisionero en mi barco de muchos años acá, no se cuantos… Deseo que el rey me libere de un cautiverio inmerecido, por qué siempre fui un soldado de paz y no soporto la soledad… ¡Id y decídselo al Rey, si es que tenéis honor, y si no lo hacéis me encargaré de vos, os lo prometo…y de esos paganos que tenéis por compañeros…! ¡En buena compañía andáis…! Buena juerga os traéis con esas damiselas en carnes…! Ya os informaran de mí en este pueblucho miserable… Seguro que sois tan granujas como todos los que he visto por estos lares…

Maky:  Señol Capitán, pelmítame una pleguna más…

Capitán: Hacedla… ya me cuidaré yo de responder, por si va en ello mi honor…
Maky: Solo quielo sabel, si usted tiene un cuelpo físico, polque si  no tiene cuelpo, es un fantasma…

¡Pardiez..! –tronó el Capitán- Creo que debemos tratarnos con mayor respeto, sin darnos cordelejo, de tal suerte que no sea necesario que me enoje con vos, porque hay una diferencia de amo a mozo… Pero… que estúpido sois, por supuesto que tengo cuerpo  como vosotros…

Oyendo la conversación de Maky y el Capitán, todos entramos en confianza y en cierta forma perdimos el temor, que no el miedo. El Dr. Rivero, se adelantó y se colocó al lado de Maky, y preguntó:
¡Capitán Don Fernando de Córdoba…! ¿Puedo hablar con vos…?

Bienvenido amigo…Parecéis hijodalgo, pero andáis tan mal vestido que os confundís con el populacho; pero no es la hora de escoger entre hijosdalgos y otros  seres que viven sobre la haz de la tierra… Preguntad lo que gustéis, ya veré de responderos…

Rivero: Dígame Capitán… ¿Está su cuerpo físico en el galeón…?

Don Fernando: “Decidme primero, cual es vuestro nombre y vuestro rango. No tengo por costumbre dar repuestas formales  sino a los que me convienen…

Rivero: Bien… soy el Dr. Ramón José Antonio Rivero Bermúdez, doctor en matemáticas puras, profesor titular de la Universidad de Oriente, investigador contratado  para esta exploración submarina.

Don Fernando. “Por los títulos que ostentáis debéis ser hijodalgo, y por eso me siento predispuesto a responderos… Ya os lo dije… Así es…mi cuerpo y mi espíritu conjuntamente están en el galeón, como vos lo llamáis, y está encerrado en la cámara de la nao capitana “El Ramón Berenger” de la armada de la corona del Imperio Español, que yace hundida a 30 metros de profundidad.
Rivero: ¿Puede usted admitir otra pregunta?
Don Fernando: Puede hacerla, solo me cuidaré al responderos…
Rivero: ¡Sabe usted cuando se produjo el naufragio de “El Ramón Berenger” y en que circunstancias?
Don Fernando: Son muchas preguntas juntas, pero trataré de complacerlo brevemente. No se cuanto tiempo hace del naufragio, y por supuesto tampoco se cuanto tiempo llevo encerrado en ese cubil. Pero puede usted sacar la cuenta, porque estuve con el italiano Castiglione,  durante el terremoto que asoló la fortaleza…Estoy cansado, pero puede usted preguntar cuanto quiera… Me siento bien al responderle…

Curra, que esperaba una oportunidad, pregunto: Don Fernando  ¿Acaso conoció usted a fray Pedro de Córdoba…?

Don Fernando: Esa es una pregunta torpe…ya les dije que era primo hermano de él. Lo traje a La Española y luego a Cumaná y Chiribiche, a fundar pueblos…Y en toda su vida he estado con él como hermano. El estaba obligado a formar pueblos de españoles e indios… Si hubiese querido estaría aquí conmigo… Estoy cansado…muy cansado… debo marcharme… volveré…

El espectro se fue desvaneciendo en presencia de todos. Nos dejó  atónitos… No podíamos creer lo que estaba sucediendo…

El primero que reaccionó fue el Dr. Rivero, que preguntó:

¿¡Ustedes han visto lo mismo que yo…!?”

Maky: Doctol, todo lo que ha visto es cielto… aunque no pudo entenderlo…
Los demás también estaban en la luna; nadie entendía nada; se preguntaban y respondían  cosas disparatadas.

Curra: Profesor Maky  ¿Usted puede plantear alguna hipótesis… alguna explicación por descabellada que sea…

Maky: Si no fuela pol el tiempo dilía que es un fenómeno de  bicorporeidad, o sea, que no es un fantasma sino que es la misma pelsona que se materializa y desmaterializa a su voluntad…

Curra: He leído sobre la bicorporeidad. Desincorporación del espíritu. Pero de acuerdo a lo que dice Don Fernando, y suponiendo que es primo de fray Pedro de Córdoba,  el fundador de Cumaná, y estuvo con él y con Castellón, esos hechos ocurrieron entre 1512 y 1533, o sea cerca de 500 años, y aun dice estar vivo… Eso es imposible.

Maky: Quien sabe doctol, esas son las cosas que vinimos a descublil. Ya decía yo que esta es una de esas aventuras que no puedo  dejal pasal. Vamos de solplesa en solplesa en esta pequeña polción olvidada del espacio. Lecuelden a Belem, un pueblo muy pequeño que cambio al mundo. Pelo debo decile que bicolpoleidad no tiene nada que vel con desdoblamiento. En este estado hay una duplicación de la pelsona, en el otlo solo se desprende el espíritu.

Diana: Es la realidad fantástica, de que hablan Uslar Pietri, Carpantie, y otros escritores del Bun latino americano.

Rivero: Entonces… ¿como explica usted este fenómeno…?

Maky: Solo puedo adelantal una hipótesis… Hay seles vivos, como el calacol que pueden invernar muchos años, tal vez este es un caso paranormal  de invernación de un ser supeldotado, que en cilcunstancias excepcionales  ha logrado invernal  500 años. Nada es imposible pala el ser humano dadas las condiciones. Tal vez después de una plepalacion yoga, mejor dicho, después de placticas y estudios muy adelantados, ha podido loglal soblevivil pol todo el tiempo en condiciones paranormales.

Curra: ¿Usted cree eso o simplemente lo ha leido en los libros de Ferrier?”.
Maky: Flancamente doctol, como se le ocule decilme eso. Yo he pasado toda la vida  en el yoga. Soy  maestlo, y se que hay yoghis que han permanecido más de cien años en estado cataléptico y a su voluntad reglesan a la vida como si nada hubiese pasado. Hay yoghis en lugales saglados que han vivido más de 200 años…

Curra: Yo tambié he leido sobre eso… pero están en templos donde hay aire. En el barco seguramente no tiene aire…

Maky: Cleo todo lo contlalio. El medio favolable selía uno desplovisto de aire, un vacío incorruptible, y casi intuyo lo que ha pasado…
York: Habla usted en serio profesor. Puede alguien sobrevivir sin aire…

Maky: Muy en selio amiguito. Si me pelmites continual lo explicalé. ¿Ustedes han visto fakires que se entierran en una urna de cristal, que luego colocan bajo tierra o agua y allí pasan días totalmente aislados, sin alimentos ni aire…? Imagínense el mismo expelimento repetido ahola en una escala mayol. Un supelyoga que lo puede loglal…Un gran maestro que pueda controlar indefinidamente la respiración, puede detenel su colazón, puede suspendel la vida dulante muchos años, idefinidamente, como el caracol. Pelo mantiene vivo su espíritu y sus faculades mentales. Este selia un caso de la liberación del Cundalini. Es el mayol acontecimiento de la ciencia yoga, si llega a ser lo que yo intuyo.

Curra: Explíquenos eso del Cundalini. No lo ignoro totalmente, asistí a las sesiones de Yoga de Gladys Guillen; pero se hace necesaria una mejor valoración, porque antes de este acontecimiento le restaba importancia.

Maky: Tlatalé de complacelo doctol Curra… -Maky tomó un palito y pintó en la arena la silueta de una serpiente, y dijo: Todo sel humano tiene siete chacras… véalas en esta gláfico  - y con el palito fue marcando siete rayas divisorias sobre la silueta- y agregó:  Mediante el estudio y la practica del yoga se van liberando las chacras… en la medida que se avanza y aprende. El Cundalini es el estado de la total liberación, que esta mas allá de la vida y de la muerte, y que se logra cuando liberamos todas las chacras. Es probable que este homble haya logrado estas condiciones. Sin embalgo no es tan simple… No todo el que lo intente lo logla… hay predisposición y condiciones indefinibles…

Victoria: Y…si en este caso… ¿no ha estudiado ni practicado yoga?

Maky: Entonces puede sel un caso similal, de alguién superdotado, que haya libelado el Cundalini sin necesidad de la yoga, como Cristo, pol ejemplo…

Diana: Pero…Cristo es Dios…

Maky: Somos como dioces. Estamos hechos de su misma sustancia  y podemos hacel todas las cosas que hace Dios, pelo con mayol dificultad… Tenemos que aplendel… folmamos palte de Él.

Diana: ¿Profesor… Es usted  panteísta?

Maky;  Si… de cielta manela, pelo entiendo mis limitaciones, y no hago ningún esfuerzo pol imital a Dios… aunque de igual manela debelía tlatal de imitarlo.

Diana: Nuestra naturaleza es cobarde y comodona…

Maky: Pol eso nos echalon del palaiso…como dice el leflan: El alepentimiento es un bichito que llega talde…

Diana: “Cuando nos enfrentamos a hechos como este, es que nos obligamos a pensar que hay otras cosas, otro mundo desconocido, una segunda dimensión… Yo soy muy espiritual, muy religiosa… Estas cosas me apasionan y creo que Dios las pone frente a mi para enseñarme el camino… No se ustedes… pero a mi me lleva a reflexionar sobre estas cosas de Dios y el espíritu.

En Negro: “A mi me da flojera pensar en cosas serias…

York: “Creo que todos padecemos de ese mal. Son tantas las preguntas y respuestas, que agotamos nuestro cerebro… Por ejemplo no toleramos pensar en el infinito…

Ram: “Al cerebro hay que darle trabajo… El ejercicio hace al órgano, el que no lo usa lo pierde. Hay que aprender a razonar  y a descubrir los conocimientos secretos que guarda. La mayor parte de toda la ciencia conocida surge espontáneamente de la mente… el conocimiento es  infinito y cambiante… hay que descubrirlo todos los días…

Maky: “No cleo Lamón que este sea el momento mas oportuno pala hablal de un tema tan importante… Tendlé el placel de exponelte mis humildes puntos de vista soble esa materia. Pelo te adelanto que estoy en todo de acueldo contigo… El homble es mucho más de lo que apleciamos…

Ram: “Profesor me interesan mucho sus opiniones  y me resultaría verdaderamente placentero  escucharlo, y aprender algo de lo mucho que usted sabe; pero ahora lo que quiero es que me explique  algo de los Chacras, que es una materia nueva para mi.

Maky: “Muy bien, mi quelido Lamón, te lo voy a explical superficialmente…pelo les suplico que no apliquen lo que les voy a decil al caso concleto de Don Fernando.

Todos se arrimaron y formaron un círculo alrededor de Maky, porque el profesor hababa bajito y despacio, además de que ya era difícil entender muchas de sus palabras…

Maky: “Todo hombre tiene siete glándulas que están relacionadas con estas chacras, y para su desarrollo se requiere la disciplina de Yoga, bajo la dirección de un maestro. –Maky señalaba con un apuntador sobre la silueta de la serpiente- Veamos: La Suprarrenal izquierda, desarrolla la facultad de la locomoción, que es lo primero que aprende un yoghi, desplazarse con rapidez y en condiciones insoportables. La Suprarrenal derecha, desarrolla la facultad de prensión, esta facultad no es solo para utilizar al máximo todo el poder muscular, sino que tambien le da la facultad de materializar objetos deseados. El Bazo desarrolla la facultad de excreción, que no es solo de limpieza intestinal, sino que sirve para el control de la alimentación y la mejor distribución de los elementos vitales de la vida, hasta el extremo de poder alimentar su cuerpo con el aire, el Prana el éter. La Pituitaria, que logra desarrollar el plano mental, hasta extremos inconcebibles para los neófitos. Esta facultad le permite  al yoghi desdoblarse, desprender su espíritu y alcanzar el nirvana y la iluminación. Adquirir el conocimiento cósmico, y traducirlo si lo considera conveniente. Hacer lo que los profanos llaman milagros, curar a los enfermos y devolver la vida, solo en casos muy excepcionales. Y por último La Pineal que desarrolla el plano cósmico, la perfecta unidad con el universo, con Prana o Dios, es lo mismo. Maky unió las manos y se quedó en silencio.

York: “Eso es todo profesor… creo que debe darnos una explicación más amplia. Yo estoy en la luna… no entendí nada…

 Maky: Bien… con el desalollo de esas facultades o del podel de las glándulas en su máxima explesión, después de muchos ejercicios y el dominio absoluto del cuelpo y de la mente, específicamente a través de la Yoga, se obtienen glandes beneficios espirituales y materiales, hasta la iluminación… la cual se logra en muy contados casos, muy raramente. Eso si, este estado de cambios físicos y mentales, se observan casi enseguida que se inician los ejercicios y el estudio de la Yoga….

El profesor Maky parecía cansado, con ganas de irse a dormir, pero los jóvenes lo apremiaban, no lo dejaban suspender la charla.
York:  ¡Vamos profe… no se duerma… ¡

Maky: “No, no por supuesto… continúo… Al libelal la plimela Chacra, loglalemos el don de la virtud y la locomoción…es decil, se logla el podel de la ubicuidad, el desplazamiento espiritual, rápido y sin fatigas… este es un premio para los iniciados y persistentes.
York: “O sea, que si practicamos Yoga…
Maky: No me intelumpas Yolk….Con la libelación del segundo Chacra, loglalemos el don o el podel de alcazal distancias, por lejanas que sean a través del desdoblamiento. Tal vez ustedes han leído soble  los monjes voladores, que bajan y suben los terribles desfiladeros del Himalaya. Ellos apenas han logrado liberar dos Chacras…

Maria Elena: ¡Puedo preguntar algo profesor?
Maky: Si, Malia Elena, tu eles muy calladita, plegúntame…

María Elena: ¡Es posible que Don Fernando, haya desarrollado esos chacras?

Maky: “Ya vamos a llegal a ese punto… no te adelantes… Vamos a vel el desalollo del telcel Chacra: el Bazo nos pelmite estal en un lugal cerrado por mucho tiempo, pol ejemplo, dentlo de un calabozo, sin sudal ni excletal, sin comel ni peldel peso. Ejemplo de eso lo hemos tenido en prisioneros de guerra, y soble todo en los monasterios budistas, donde se practica la yoga… El desalollo del cualto Chacra, nos da el poder de materializar las cosas que deseamos, crear cosas. Por ejemplo una planta un vaso de agua, un libro, depende de la necesidad y de la fe… Con el quinto Chacra, se obtiene el don de hacer milagros, caminar o estar en el fuego,  el don de la clarividencia, podel leer el pensamiento o inducirlo en otro. Leploducil una conversación que alguna pelsona desee y que ha tenido hace mucho tiempo; por el sexto Chacra obteemos la iluminación, el conocimiento total, nos relacionamos con el plano mental superior, el conocimiento sin límites, la capacidad de responder cualquier pregunta, sobre cualquier tema y en cualquier idioma, es el famosos don de lenguas, para muchos inexplicable, que no debe confundirse con la facilidad de aprender idiomas y relacionarlos; esto es distinto. Y el séptimo Chacra, nos asemeja a Dios,  Cristo,  Buda, Brama, Moisés, Hermes, Krisna, etc. Es el poder omnímodo,  es la perfección e si mismo. No se nos puede ocurrir nada que no pueda hacer un iluminado. Pol ahola es todo lo que puedo decil, tal vez después aglegue algo más. 

-Maky cerró los ojos, y permaneció en un silencio que consideramos sagrado. Alli lo dejamos con sus pensamientos…


LUCHA A MUERTE CON LA GUATIPORRA


A las 6 de la mañana, como un reloj, cantaron los gallos de Luis Felipe. Casi inmediatamente apareció Petra con su cafecito colao, que desde hace rato perfumaba el caserío.

Petra: Aquí les traigo su cafecito… cuando quieran se acercan a desayuná…. Ya tengo listas las arepas, el pescado frito, unas cachapas tiernitas que trajo la Catira pal Negro, pero son bastantes…solo faltan los guevos…pero frios no se pueen comé. El pofesor Maky esta jaciendo café en una cafetera eléctrica; como él arregló eso… ajualá que no tenga yo que jacelo de nuevo…La vieja Isabel les preparó una sorpresa, guevas de erizo, que es un plato que no pueen comé  los millonarios, ni que lo paguen con oro…bueno apúrense que hay mucho bicho hambriento por aquí…

Luego del desayuno se organizó la inmersión. Graciela y Victoria se quedaron para ayudar al Dr. Curra. Abordaron la lancha, no sin antes solventar los mismos problemas de todos los días, soportar las travesuras de York y los lloriqueos de García.  El Negro convertido en un baquiano de aquella zona, condujo la lancha impecablemente hasta el sitio previsto por Luis Felipe.

Rivero: “Bueno muchachos, llegó la hora de la verdad, yo no se si podré llegar con ustedes hasta el Galeón, pero lo voy a intentar. El profesor Maky también vendrá, dice ser un experto, yo nunca lo he visto hacer una inmersión, pero si el dice que lo hace, pueden estar seguros que lo hará, de todas formas estaremos atentos…

Maky: Doctol Livelo, cleame que tengo experiencia suficiente, he sido instlctol de la Univelsidad de Florida pol más de tles años, y mis alumnos ganalón medalla de oro en Cuba el año 1960, en una competencia internacional, luego he seguido placticando, y aquí mismo, en Mochima, tengo un grupo de muchachos de la UDO, muy buenos pol cielto. Así es que tal vez estoy mejor plepálado que usted mi apreciado amigo, polque se que usted no hace inmersiones desde hace tles meses, lo que lo incapacita pala esta experiencia…
Rivero: “Profesor… usted es una caja de sorpresas…Bueno vamos al agua que se nos hace tarde…

Maky: “Espélense un momento,  hay algo impoltante que debo decirles. Tengo la impresión… que esa Guatipola nos está espelando… Si ustedes saben algo de tibulones, y soble todo de este tipo, tienen que sabel lo ladino que son, y lo que son capaces de percibir con su olfato, su intuición  y su vista, pero sobre todo con el olfato. Tengo mucha expeliencia con estos animales; son asesinos y tlaicionelos, nunca atacan de flente, no les gusta exponerse. Hace muchos años fui cazadol de tibulones en Australia, y se muy bien lo que les digo. Los tibulones mas fieros son del Océano Indico, y mis maestros me enseñalon como engañarlos para cazarlos. Escúchame tu Lamon con mucha atención, soble todo polque  se que eres el indicado pala enfrentarlo, y la Guatipola ya lo sabe. Óyeme bien… colócate flente a él sin temol, con la vara por delante. Estalá estudiándote y aparentemente palalizado. No te confíes… Tílale  a los ojos,  y cuando se voltee, polque se va a volteal pala luego atacalte; entonces entiérrale la vara pol el lado de la boca, mide mentalmente cuatro cuartas de tu mano,  desde la comisura de la boca hacia el vientre, polque es la palte más delicada de su olganimo, su Talón de Aquiles; allí hundes tu vara con toda tu fuerza, todo lo que puedas. El tiburón intentará atacarte, esta herido de muerte y no lo sabe, y tus compañelos estalán allí para dispararle sus dardos, y si es posible que se acerquen tambien y entierren sus varas y lo sujeten en las argollas,   que previamente fijarán en la cuaderna del Galeón. Tu te escaparás lo mas rápido que puedas, polque él a quien buscalá es a ti, no le impoltarán los demás, el sabe que su lucha es contigo y es a muerte… tratará de seguirte  y no podrá porque estará sujeto y casi ciego, se desangrará  hasta morir…

Ram: “Gracias profesor, tendré en cuenta sus enseñanzas, ojalá todo resulte como usted lo dice; pero por si acaso me llevo este cuchillo especial para matar tiburones –Ram le enseñó a Maky un cuchillo con una hoja de 50 cm., dotado de un seguro metálico que se cerraba sobre la muñeca al apretar el mango; tal vez tenga que usarlo… Bueno amigos… todos… vamos al mar… y que sea lo que Dios quiera… Usted, Dr. Rivero, haga el conteo, y se lanza de último, trate de alcanzarnos…

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… Ram, York, Ricardo, el Negro, Ivana, Diana, Maky y Rivero…Iniciaron la inmersión, el mismo recorrido de los días anteriores. A lo lejos observaron a la Guatiporra, que se escabullía por detrás del Dolmen. Curra, se los advirtió:

“Tenga mucho cuidado, la Guatiporra ronda cerca de ustedes. No esta de cacería, los vigila.
Ram: “Ya la vimos doctor, es difícil pensar que nos atacará estando juntos… veremos más adelante…
Continuaron su rumbo hacia el Dolmen. Sacaron las herramientas  y se colocaron sobre la parte limpia de la cuaderna de  la cual se desprendió  la avalancha.
Ram: “Aquí tenemos que trabajar muy duro. Vamos a limpiar un gran espacio y abrir una puerta… Atención Dr. Curra…Cambio.
Ya se lo que me vas a decir, es indudable que es el Galeón. Cambio. Correcto. Vamos a limpiar y a improvisar una puerta para entrara dentro del barco. El trabajo será arduo y difícil, menos mal que contamos con un equipo muy eficiente y tenemos las herramientas apropiadas.  Cambio. Procedan de inmediato. Estoy muy nervioso. Cambio.
Ram: Negro, hazme el favor, tráeme la pistola de perforar –era un aparato parecido a un barbiquín, que se apretaba contra la madera. Ram hizo cuatro incisiones, metió un hilo de acero por uno de los huecos y lo sacó por el otro, los ajusto en la pistola y el hilo de acero corto el pedazo de madera como si fuera gelatina. Sacó el trozo de madera, midió 80 cm., de ancho por 120 cm. de largo, hizo la misma operación cuatro veces, luego le dio con el pie y abrió una puerta bastante amplia. Luego ordenó colocar las argollas en diferentes sitios de la cuaderna, para amarrar el nailon en el caso planteado por el profesor Maky,  y fue el mismo Maky con Ram,  señalando los puntos  con mucha precisión. Después de esta faena Ram ordenó recoger el equipo y guardarlo cuidadosamente. Luego esperaron con respeto la orden de Ram para entrara al “Ramón Berenger”; iban a profanar el espacio sagrado del Capitán Don Fernando de Córdoba.
Ram: Vamos a entrar… en perfecto orden… por favor… yo iré primero… Vamos…  Todos entraron por “La Puerta”, así se llamaría esta entrada que les serviría de punto de referencia.  La  impresión que se llevaron fue favorable; el interior del barco era  perfecto, podría decirse que acababa de hundirse. Iniciaron un recorrido por la bodega donde todo estaba “patas arriba”; les causó buena impresión la cantidad de objetos  en buen estado regados por todos lados. Subimos por un  puente hacia una de las cuatro cubiertas –Por el sistema de comunicación se escuchó la voz de Ram…”Atención…pueden darse cuenta de lo complicado que es este barco, por lo tanto mantengámonos lo más cerca posible los unos con los otros, no vaya a ser cosa que alguno se pierda en este laberinto… Por cierto, nos queda poco oxigeno… De repente la voz de Ram se quebró, desde el fondo del pasillo donde estaban, observaron una luz que se desplazaba hacia una escalera. Maky, de inmediato  dijo: Es el Capitán, quiere que lo sigamos… vamos tras él… Maky se puso al frente del grupo y siguieron la luz, subieron dos puentes y llegaron a un pasillo largo, y en medio del pasillo despareció. Maky dijo: “Ese es el camarote del Capitán, vamos a entrar…
No -dijo Ram- regresaremos a la base, nos queda muy poco oxígeno y tratando de entrar podemos tener problemas. Ya sabemos donde está el Capitán, vendremos preparados para rescatarlo. Ahora síganme, tenemos que recorrer un largo trecho hasta la salida.

Tiene lazón, vendlemos mejol plepalados…

Ram condujo al grupo con seguridad; bajó los tres puentes, recorrió de vuelta toda la bodega y alcanzó fácilmente la puerta; pero al trasponerla tuvo un presentimiento, por eso salió lentamente, observó un grupo de peces que huían despavoridos, hizo señas al grupo para que se mantuvieran alertas. Ricardo y York salieron y se pusieron al lado de Ram, luego el Negro hizo lo propio. Maky contuvo al resto dentro del barco.  Ram estaba frente a la Guatiporra. Era el Tiburón blanco; en la frente se le veía la cicatriz  de la cuchillada de que hablaba García. Al moverse lentamente frente a los que consideraba sus enemigos, voluptuosa y calculadora, al apreciar  el efecto que producían sus 11 metros de largo y tres toneladas de peso, batió imperceptiblemente su cuerpo produciendo un estremecimiento en todo aquel espacio, especialmente en el Galeón. Sin embargo la Guatiporra al parecer consideró que no le convenía la lucha en ese sitio, y se escabulló hacia el fondo del abismo. Ram lo entendió pero dijo: No bajen la guardia, volverá. Unámonos en un solo grupo e iniciemos el ascenso, cada uno mira para un lado preparados para atacar, si aparece el escualo avisen con suficiente tiempo. Nada de miedo, puede ser mortal para uno de nosotros…De repente en la boca del túnel, hacia donde nos dirigíamos, se presentó la Guatiporra… Ram dijo: “Vayan a su sitio, como lo tenemos previsto, voy a iniciar el ataque, como explicó Maky… ustedes me secundarán… Este es el mejor momento…
¡Nooooo…! –grito Ivana, inconteniblemente aterrorizada, y trató de retener a Ram. York, que no la perdía de vista, la agarró por un brazo y le dijo: “No te muevas, puedes causarnos la muerte…¡Estúpida…! Toma tu puesto y vas a disparar como todos nosotros…
Los guerreros se fueron esparciendo alrededor de la Guatiporra, que se movía vigilante con aparente tranquilidad, como quien lo tiene todo perfectamente calculado. Ram se adelantó con la vara por delante… se fue acercando… la Guatiporra lo espiaba sin moverse… los segundos parecían horas…

Curra, hipnotizado frente al radar, balbuceaba,  no se atrevía a decir nada concreto; nunca imaginó algo parecido…Ram se acercaba, con movimientos  imperceptibles, tenso, atento al menor signo, estudiaba las reacciones de la Guatiporra… empujó la vara por delante de la nariz del escualo que permanecía imperturbable, como hipnotizado. Ram sostenía la vara con el brazo derecho engatillado, mientras movía muy lentamente el izquierdo y los pies, para estabilizarse… en fracción de segundo enfiló la vara, contrajo el brazo derecho y la colocó  frente a los ojos de la Guatiporra… entonces, descargó un golpe terrible, que atravesó el ojo derecho de la bestia, enseguida sacó la vara y se preparó para dar el segundo golpe… La Guatiporra se sacudió con violencia, hacia la izquierda, y Ram le clavó la vara por el costado hasta la empuñadura; a la vez sus compañeros descargaron sus fusiles  para inmovilizarla y con inmensa habilidad  y osadía buscaron las argollas para amarrar el nailon. La Guatiporra se debatía ciega y furiosa, buscando a sus agresores. Todo se había hecho de acuerdo al plan, sin embargo  la Guatiporra no pareció muy afectada; dio un vuelco terrible rompiendo las ataduras, aunque esto le costó terribles desgarramientos;  arrastró a Ram, lo hizo perder el equilibrio y estuvo a punto de perder el equipo, solo su pericia y un sexto sentido, que se atribuía, lo salvó de una muerte segura. Ram quedó enredado en el nailon y el monstruo lo arrastró sobre la superficie del Galeón, produciéndole muchas heridas. También arrastró a York que se le había acercado para clavarle la vara por el otro costado, como lo hizo, exponiendo la vida en un alarde de técnica, destreza  y valor. La Guatiporra lo embistió sin verlo y lo lanzó fuera de la cuaderna. York reaccionó y volvió al combate. La Guatiporra lanzaba dentelladas y se revolvía ciega y herida de muerte. Tocó a Ivana con la cola y la lanzó al vacío; embistió al Negro, en el momento en que enterraba su vara por el lado izquierdo, lo vio y lo persiguió, pero el certero disparo de Ricardo, sobre el ojo izquierdo la dejó completamente ciega y no pudo ir a más.   Maky, pendiente de Ivana, logró recuperarla. Diana que se había mantenido protegida dentro del Galeón, tras  “La Puerta”, disparó su fusil, hiriendo al tiburón  por el vientre y rápidamente amarró el nailon en una de las argollas cercanas, este oportuno disparo frenó la huida del tiburón, lo que aprovechó Ram para soltarse del nailon.

Desconcertada y perdida, la Guatiporra se debatía furiosa en el enredo de las cuerdas, cada vez más ajustadas a su cuerpo; y en sus locas arremetidas nada atinaba contra sus atrevidos captores. Ram se dio cuenta de la ceguera del monstruo  y cuando la Guatiporra pasó a su lado, se agarró de una de sus aletas y se montó sobre ella,  la cabalgó; se sujetó fuertemente con sus piernas y con la mano izquierda aplicó en el lomo un clavo de alpinista con una brida, para mantenerse sobre ella. La bestia trató inútilmente de hundirse en el abismo y sacudirse al corcel inútilmente,  sus fuerzas no la acompañaron o  la red de nailon se lo impidió. Ram sacó el famoso cuchillo y la apuñaló varias veces en la nuca,   en un punto entre la cabeza y el cuerpo,  otras tantas veces en el sitio que le indicó Maky,  como quien mata un toro de lidia, hasta que la Guatiporra no pudo más,  perdió fuerzas y murió desangrada.

El Dr. Curra no pudo contener un grito de júbilo, que se escuchó en todo el poblado: ¡Luis Felipe…!... ¡Los muchachos mataron a la Guatiporra…!

Inmediatamente la enramada se llenó de gente. García, que escuchó el grito,  venia corriendo como loco, aguantándose los pantalones, porque había dejado la correa en unos matorrales de abrojo y cariaquito morao, donde estaba haciendo sus necesidades.
Los jóvenes, que escucharon todo el alboroto por el sistema de comunicación que permanecía abierto, tambien celebraron bajo el agua levantando los brazos, para que los vieran en la pantalla del radar. Curra les pidió que regresaran cuanto antes, porque se les agotaba su ración de oxígeno.

La noche fue una verdadera fiesta, todo el pueblo con los héroes de la jornada,  bailaban y cantaban, y tuvieron tiempo para el amor, por cierto que lo de el Negro con la catira iba en serio, se perdieron por la playa.



EL RESCATE DEL CAPITAN


Al otro día, muy temprano, a eso de las 6 am, después de saborear el cafecito de Petra Hercilia, el mismo equipo menos  Curra y Maky, subieron a la lancha y partieron con la disposición de rescatar al Capitán.  Como de costumbre, ritualmente se lanzaron al agua en el sitio de siempre. Esta vez, cada uno llevó un tanque de oxígeno de repuesto,  la tarea seria larga.

Ram le comunicaba a Curra… Todo bajo control… la quietud y claridad son perfectas. Peñas Blancas es un acantilado de cien metros, tal vez más... Hay montañas cubiertas de algas, hacia el fondo  hay bosques y puertos, un riquísimo hábitat de pequeñas mariposas. Nos abrimos paso entre cortinas de pámpanos y sardinas, hay picudas inmóviles en gran abundancia, no hay tiburones; mucho calamar, uno que otro mero en sus guaridas… La fauna marina en este sitio es muy abundante y variada. Cambio.

Ivana, en comunicación con Curra, aprovechó para filmar la pradera de medusas de diferentes formas y colores, especialmente la llamada “Aurelia Aurita”,  que se extendía por las laderas del relieve submarino, en las  cuales se  admiran sus órganos, cuando están extendidas. Otras formas extrañas que llamaron  su atención, fueron: la “Cayanea Lamakique”, urticante en exceso, que cubre gran extensión, en las profundidades del mar,  con hilillos invisibles; el Abanico de Venus, que es una “Gorgonia Flambellun”, normalmente pequeña, pero este ejemplar medía cincuenta centímetros de alto y ocupaba un gran espacio. Todo esto lo informaba con entusiasmo la singular sirena. 

Como es natural, en la medida en que nos sumergíamos perdíamos la visibilidad y la fauna marina desaparecía casi por completo. Los buzos pasaron un desfiladero de mortíferas formas coralinas -Acropora Palmata, que los marinos llaman “Orejón”, muy peligrosas sus aristas lanceoladas, como espadas, cualquier roce con ellas produce  cortes profundos y dolorosos;  sobresalen del las paredes del acantilado –fue la información de Ivana. Trasmitía con absoluta precisión todas estas observaciones y el Dr. Curra las anotaba religiosamente en su cuaderno.

Maky lo interrumpía: “Dr. Curra, puede tlasmitilme en voz alta, lo que dice Ivana, eso me interesa mucho pala mis estudios del relieve submarino. Necesito esclibil esas cosas malavillosas  que desclive esa muchacha… es un científico notable de una glan memolia. No podía imaginal que ella supieses tantas cosas de los secletos del mar.

Curra: “Lo haré profesor Maky… para mi es un placer que usted se entere de estas experiencias científicas y sepa que mis muchachos están calificados para este trabajo

Encendimos las linternas y avanzamos hacia el Galeón, el “Ramón Berenger”. Observaron un pulpo de regular tamaño que se había posesionado de “La Puerta

Maky: Clalo…Clalo… lo que pasa es que me solplenden…

Los jóvenes llegaron a La Puerta, y observaron un pulpo de regular tamaño que se había posesionado del sitio, pero cuando nos sintió llegar huyó con su movimiento característico enturbiando el agua con su tinta. Entramos al navío y nos sorprendimos otra vez  del grado de conservación que presentaba el interior del barco. Apreciamos que se trataba de un gran barco  de su época,  principios del siglo XVI, tal vez un galeón – de los primeros que se fabricaron.  En realidad, teníamos conocimiento de otros barcos  encontrados en perfecto estado de conservación, es el caso del “VASA” del siglo XVII, y  los barcos Vikingos, enterrados por más de mil años  en aguas fangosas y muy frías . Nuestro barco era algo imprevisible, tal vez un galeón de la flota  imperial española como decía el Capitán. En el centro descubrimos, después de la avalancha,  el palo mayor, que por su tamaño nos daba una idea  de las dimensiones de la nave. Ahora en el interior, observamos que tenía cuatro cubiertas, tres entrepuentes, y las bodegas. Infinidad de pasadizos y pasillos. Contamos 20 cañones en una banda. Era algo extraordinario. Sería muy difícil llegar al camarote del Capitán. De repente, una luz extraña apareció ante nosotros, sin duda una señal del Capitán, y decidimos seguirla por el laberinto de pasillos y escaleras. No me explicaba como hicimos la primera vez para salir de aquel laberinto, ahora seguíamos  una corazonada. El Capitán nos guiaba. En efecto la luz desapareció frente a la puerta de un camarote. Tratamos de abrirla pero fue imposible, estaba cerrada a presión. Ram se apoyó contra la pared del frente, empujó con todas sus fuerzas, pero no pudo. Lo intentó nuevamente pateándola  al estilo del kárate  do, pero tal vez el agua amortiguó su fuerza, porque en otras condiciones  no creo que esa puerta pudiese soportar la potencia de Ram, cinturón negro en esa especialidad,  discípulo de Hong Ki Kim, Séptimo Dan,  campeón mundial. Intervino Ricardo, con su habilidad característica, sacó un pedazo de alambre y un alicate. Lo dobló en ambos extremos, lo introdujo por la cerradura, manipuló, no sin cierta dificultad, y luego de varios intentos logró darle vueltas  a la improvisada ganzúa, abrió y empujo la puerta. La fuerza del agua al entrar en la habitación nos succionó y lanzó dentro de la habitación, que hasta ese instante se había mantenido, por  extraño fenómeno, al vació. Rápidamente nos repusimos y apresuramos, como por instinto, a cerrar la puerta. Pudimos hacerlo, con cierta facilidad, porque el pasillo  se había vaciado  y tardaba en llenar. Se sintió un fuerte estremecimiento del barco, causado por el fenómeno del agua llenando los espacios  que tenían más de 400 años inmóviles. Se escuchó un ruido ensordecedor, al parecer toda la capa de conchas que cubría el barco de desplomaba y caía en avalancha, golpeando el maderamen  del viejo navío que resistía el embate. A través del cristal del camarote del Capitán pudimos observar el espectáculo. No podíamos creer lo que  presenciábamos. 

El camarote del Capitán estaba en perfecto orden. Una mesa con cartas náuticas, la bitácora aun abierta, una pluma de escritura dentro del tintero,  instrumentos de navegación, dos butacas, unos vestidos colgados, otro sobre una silla, varias gorras de marino, un arcón de madera cerrado, y una cama en la cual el capitán yacía profunda y plácidamente dormido. No puedo explicar el sentimiento que nos embargó. Estoy seguro que ninguno esperó encontrarse con esta realidad más que fantástica.

Ram fue el primero en reaccionar, se acercó a la cama y le tomó el pulso al capitán, y después de un rato, exclamó con fuerte en inteligible voz:

¡Este hombre esta vivo…! ¡Esta vivo…! ¡Acabo de sentir un latido, muy tenue, pro es un latido…!

            El Dr. Cura y Maky, escucharon la expresión de Ram, y Gritaron a la vez:
            ¡Verifica lo que has dicho…! ¡verifícalo…! ¡eso es imposible…!  ¡es una locura…!

            Ram: “¡Se lo que digo…! ¡este hombre esta vivo… Dr. Curra…!

            Maky se puso blanco como papel y estuvo a punto de desmayarse; se repuso, pero solo aparentemente…estaba incoherente, impactado como nunca… decía: “Suspensión indefinida de la vida… suspensión voluntaria como solo puede hacerlo un gran maestro… esta perfectamente conciente de todo lo que estamos haciendo, y… colaborando…podemos sacarlo  de allí y volverá a la vida cuando  quiera… Su cuerpo físico esta intacto…  él lo ha cuidado con mucha paciencia y sabiduría, estoy seguro de que no lo perderemos, sin embargo debemos tomar las precauciones  del caso.

            Ram interrumpió las cavilaciones de Maky, y le preguntó:

            Profesor ¿Como sacaremos al Capitán?  Necesitaremos un equipo completo de buzo. 

            Yo se los llevalé…

            Si, profesor parece sencillo, pero usted no sabe lo difícil que es ubicarse dentro de este navío. Dígale a Victoria que lo acompañe. Salgan inmediatamente, los esperaré en La Puerta. Usted sabe donde.

Otra vez se impuso la perspicacia de Ricardo, le dijo a Ram:  “Yo tengo un carrete de nailon para marcar el camino, déjame ir a buscar al profesor, por una vía mas corta.
           
            York: “Acompañaré a Ricardo, no sea cosa que tenga algún inconveniente, volveremos cuanto antes, los mantendremos informados.

            Salieron, no sin ciertos inconvenientes al abrir la puerta y penetrar el agua, pero ya conocían bastante bien el fenómeno.

            Ram: “Tenemos mucho que hacer, vamos a condenar el pasillo para que no entre agua mientras sacamos al Capitán… Ten la bondad Negro, ve si puedes sacar dos puertas de los camarotes contiguos y alguna madera para hacer cuñas…

Ram: ¡Oiga Dr. Rivero… y me da su opinión…! Las puertas las colocaremos frente a frente en el pasillo, para que cuando abramos la puerta del camarote no entre tanta agua… y el pasillo se mantenga seco hasta que saquemos al Capitán. Luego que lo saquemos,  cerraremos el camarote para que se conserven las cosas como están… ¿Le parece bien?

Rivero: Lo único que me preocupa es el movimiento del agua dentro de la nave, puede producir una explosión…

Ram: “Ya pensé en eso, sin embargo estoy seguro que el barco no explotará… Ya tuvimos una prueba de su fortaleza, y ahora disminuiremos el impacto con estas dos puertas. El barco es sumamente complicado,  el agua va tomando los espacios con bastante calma, se desplaza lentamente en su Interior. Si logramos colocar las puertas, tendremos éxito en la empresa.

Rivero: ¡Dios te oiga… !

El Negro con Ricardo y  Diana, fueron a buscar las puertas y la madera necesarias para condenar el pasillo. Cerca, a 20 metros del camarote del Capitán, el pasillo llegaba a una amplia sala con dos puertas cerradas. Ricardo las midió y dijo:  “Estas son, tienen las medidas exactas. El Negro le señaló a Ricardo las bisagras, y le  dijo: “Esto será difícil, están muy oxidadas.
Ricardo: “Cuando se tienen las herramientas precisas no hay nada difícil. –Ricardo tomo su mochila, en la cual siempre había lo indispensable: varios aparatos eléctricos, destornilladores, martillos, hachuelas, cuchillos, alicates, cables, etc. Sacó un adminículo, que aplicó a un tornillo, le dio vueltas a una manilla  y enseguida lo sacó, procedió igual con los otros y las puertas salieron. Entraron al camarote, totalmente inundado, los muebles y otros objetos se mantenían en buen estado. No había signos de vida submarina, todo se conservaba  como aislado del medio marino, por un extraño fenómeno, ahora inexplicable, aparentemente el tiempo se había paralizado en ese sitio.

Una vez desprendidas las puertas las llevamos al pasillo frente al camarote del Capitán, donde nos esperaba Ram y Rivero. Colocamos las puertas  en el pasillo, frente a frente, de tal suerte que formaban una cámara menor.  Tres metros de largo, dos metros veinte de alto, por un metro cincuenta centímetros de ancho.    Calculamos que alojaría 4.600 litros de agua, de tal suerte que al abrir la puerta del camarote del Capitán, solo esa cantidad entraría, lo que no produciría ningún daño a los corotos del Capitán.

Ahora el problema consistía en como fijarlas en los mamparos del pasillo.  Discutimos varias propuestas pero  la que tuvo mas aceptación fue la de Ricardo:
Jugaremos con la presión del agua, le pondremos cuñas solo por el lado interior del espacio que vamos a condenar ya que la fuerza vendrá del exterior y las mantendrá sujetas, y cuando vayamos a salir ya estará lleno el espacio y solo tendremos que empujarlas  suavemente y dejarlas.
Diana: “Pero… van a flotar…
Ricardo “No te preocupes, el Negro y yo las sostendremos  cuando vayan a abrir las puertas del camarote.
Diana: “Yo insisto… a una de esas puertas se le deben poner cuñas de ambos lados, la otra se puede quedar como dice Ricardo.
Ricardo: “Bueno… a la de babor le pondremos cuñas de ambos lados  porque no necesitaremos  abrirla…

Así se hizo, se colocaron las puertas en los puntos señalados por Ricardo, y se atornillaron las cuñas de madera contra los mamparos. A la puerta que debían abrir y sujetar le colocaron un listón sobre unos trozos de madera a ambos lados, de tal suerte que pudieran meter las manos  por debajo del listón, a manera de una agarradera de gaveta. Por la parte superior quedó un espacio,  entre la puerta y el techo,  de 10 centímetros, pero eso no traería ningún problema,  ya que por esa rendija  no entraría tanta agua como para impedir la operación.  

El Negro y York, se dirigieron a “La Puerta”, y esperaron pacientemente la llegada de Victoria y Maky. Luego que llegaron, los cuatro  se regocijaron mirando al barco que estaba limpio de conchas y algas.  Se separaron y enfocaron con sus poderosos reflectores la estructura maravillosa del Galeón, lucía en todo su esplendor desvestido ya de su armazón de conchas y algas; adornado con alegorías de la mitología griega esculpidos en relieves a todo lo largo de sus cuadernas; de proa a popa  se ensanchaba formando galerías que le daban la apariencia  de un inmenso órgano; aun se podía admirar en la popa  una gran escultura que representaba  un ángel protector, parecía un barco de aquellos  diseñados por Phineas  Pett. Tenía las dimensiones  clásicas: 56 metros de eslora, 30 metros de manga en la parte más ancha y 25 metros de puntal. Podía cargar cómodamente cien cañones. Había perdido el palo mayor  y el de mesana, la cubierta se veía arrasada; también se había perdido el espolón de proa pero el tajamar estaba intacto.

Entramos al barco, hicimos el recorrido sin contratiempo, guiados por Ricardo, por supuesto, por la previsión del nailon. Cerca del camarote del Capitán, nos esperaban nuestros compañeros, dando muestras de ansiedad. Llegamos al pasillo que habíamos condenado, empujamos  suavemente la puerta  improvisada y abrió fácilmente, como lo había previsto Ricardo, sin embargo tuvimos que maniobrar un poco para mantenerla en su sitio, ajustada a las cuñas. Luego el Negro abrió la puerta del camarote del Capitán, y tal como lo habíamos planeado, entró solamente el agua que estaba en el pasillo. Rápidamente cerramos la puerta, todo funcionó perfectamente… Estábamos dentro del camarote. 

Nos acercamos al Capitán que dormía placidamente. Temblábamos de emoción, nadie se atrevía a intervenir. Maky se adelantó y le dijo dulcemente: “Capitán, cleo que usted me escucha, hemos venido a rescatarlo, como usted lo ha pedido tantas veces. Mantenga  el estado de suspensión  de la vida, hasta que lo saquemos del barco y del mar. Mantenga también su mismo ritmo respiratorio y controle su corazón, como si no estuviese pasando nada… contenga sus emociones… Ahola vamos a vestirlo con un traje especial, de los que usamos nosotros, para inmercionar… No quelemos que el agua toque su piel ni que la temperatura pueda ocasionar trastornos irreversibles… Ponga todo lo que pueda de su palte…

Diana,  Maria Elena, Ivana y Victoria se encargaron de vestir al Capitán con el traje de buzo. Maky tomó la previsión de  suministrarle,  a través de la escafandra,  una pequeña dosis de oxígeno, por si era necesaria, si por alguna razón llegase a despertar, el Capitán pudiese respirar. York y Ricardo se encargaron de sacarlo de la cama; Ivana le sostuvo la cabeza y el Negro, metió sus manos por debajo de las axilas para mantenerlo equilibrado, entre todos lo sacaron en la mejor forma que pudieron. Ram abrió la puerta del camarote, esperamos que el agua del pasillo entrara a la habitación, que ya estaba bastante inundado y comenzaba a dañar los corotos. 
Sacamos al Capitán, cerramos la puerta del camarote; esperamos unos minutos que el pasillo se inundara. Empujamos la puerta  que daba a proa,  cedió fácilmente como lo previó Ricardo, y comenzamos a avanzar por el pasillo. Encontramos mucha turbulencia debido a que el agua  se escurría por todas partes  y se escuchaban fuertes golpes, ruidos  y estremecimientos.  Era lógico, ya que se había producido un vacío  en el interior del barco  y el agua a presión buscaba acomodo  en las cámaras  que se vaciaban  y llenaban con cierto ritmo. Imagino que solo aquel navío  construido de roble  y conservado, no se porque milagro, en tan perfectas condiciones, era capaz de soportar  aquellas fuerzas desatadas, y nosotros éramos juguetes  en medio de ellas, pero un sexto sentido  nos guiaba  y preservaba. Además teníamos un guía experto, Ramón Esteban, que señalaba el camino  y nos indicaba cuando debíamos guarecernos. 

Hubo un instante en que creíamos que todo se iba  a perder, que el barco iba a explotar, se trataba de un  alud que caía estrepitosamente rompiendo casi totalmente una escalera, tuvimos el tiempo justo para guarecernos bajo el puente que daba a ella y por la cual debíamos salir hacia la cubierta.  Nuestra mayor preocupación era la vida del capitán. Allí, debajo del puente, esperamos un buen rato hasta que se calmara la contingencia. Una vez tornada la calma continuamos la travesía  a través de la última cubierta, no sin sortear el desorden de los cañones salidos de sus cureñas y que en muchas partes nos amenazaban con aplastarnos en cualquier movimiento brusco del navío, y esto sin exageraciones. Más tranquilos, una vez normalizados lo movimientos,  continuamos en busca de la puerta.

No se si los demás del equipo sentían igual que yo, pero llevaba el alma en un hilo. Miles de ideas cruzaban por mi cerebro y no atinaba concentrarme, como un autómata seguía a los demás. Si en ese momento nos hubiese atacado algún animal, no creo que hubiese podido defenderme, mis reflejos no funcionaban, eran demasiadas emociones juntas.

Cuando salimos a la superficie, la expectación general  y del Dr. Curra en lo especial, llegó a límites intolerables. Personalmente no respondía ni en los movimientos ni en las palabras. Escuchaba preguntas pero no coordinaba las respuestas.

Mantuvimos al capitán dentro del agua, hasta que todo el grupo estuvo a su alrededor; luego con gran cuidado lo subimos a la lancha; lo cargamos entre todos y lo acostamos en la litera más cómoda, desde cuya ventana se ve el golfo en toda su extraordinaria belleza. Luego procedimos a quitarle la escafandra y el traje de buzo. Lo observamos y no se produjo ninguna reacción, continuaba dormido placidamente. Llamamos a Maky para que lo atendiera.

Maky, ceremoniosamente le tomó el pulso al capitán, y susurró a su oído -Capitán Don Felnando de Cóldoba, ya está usted fuela del agua, lible de su cautiverio. Cumplimos nuestla palabra. Cleo que si usted lo juzga oportuno, puede lespilal libremente, pelo muy lentamente pala que no suflan… no hiela sus pulmones. Aunque no soy nadie pala indicale como debe lespilal, ya que usted sablá mejol que yo, como hacelo; pelo no está demás lecoldálselo. Usted no puede lespilal profundo.

El capitán hizo un movimiento, que fue más bien un estremecimiento. En efecto, se había desvanecido, tal vez porque intentó respirar. Rivero sugirió suministrarle suero oral e intravenoso. Preguntó:

 –Que le parece Maky, si le damos un poco de suero.

Puede sel conveniente. Vamos a vel, tlaígame una cuchala –Maky tomó la cuchara que le trajo victoria, la llenó y la introdujo en la boca del Capitán, luego le dio otra y otra. El capitán ingirió el suero. –Me palece que este homble esta mejol  de lo que apalenta… -Comentó el profe.

¡Okey…! Vamos a tierra -Ordenó Rivero.

Hicimos el corto recorrido, amarizamos la lancha y nos sorprendió un extraño suceso. La gente de  Peña Blancas nos esperaba. Un silencio espeso, expectante, reinaba entre ellos. De alguna forma sabían lo que estaba ocurriendo. García se adelantó y como un bobo se quedó mirando al capitán sin poder decir ni una palabra. Volvió el rostro hacia la gente y tal vez había algo en él que produjo temor, ya que instintivamente retrocedieron. Cuando sacamos el cuerpo del capitán, Mauricio, cayó de rodillas sollozando, pero su cara se iluminó. Nadie podría adivinar que pasó por su mente. Y luego cuando lo trasladamos a la playa, la mujer de Mauricio, la negra, estalló en gritos histéricos y otras mujeres y hombres tambien lloraron… García logró calmarlos un poco. Ya sereno, se dirigió a la gente. 

¡Muchachos, clámense…! ¡Es el capitán, esta vivo, no teman…! Luego dirigiéndose a Nicho- ¡Oye Nicho ven acá…! No tengas miedo. ¡Ven ayúdame, tenemos que llevarlo para la casa!  Lugo a Ramón Esteban –Deja que me encargue,  se que él nos considera  su familia, nos conoce des’que nacimos… -y hablando al Capitán en el oído- ¿No es cierto Capitán que somos tu familia?  

            El Dr. Curra intervino: “Está bien… dejen que ellos lo lleven a la casa y lo acuesten, pero vamos a tratarlo clínicamente de inmediato, sería bueno que alguno de los muchachos vaya a Cumaná a buscar al Dr. Blanco, que es un sabio, y al Dr. Kezaba Bat, que es especialista en esta materia.

            ¡Negro…! Tienes que ir a Cumaná… -Se oyó el imperativo de Ram- busca la manera de ir rápido, pide una cola, resuelve… vete a mi casa y coge el Ford, para que hagas estas diligencias con rapidez, tráete al Dr. Blanco y al Dr. Kezaba Bat, ponlos en antecedentes y que traigan el equipo que crean necesario

 –El negro salió de inmediato.

            Luis Felipe, Mauricio, Hercilia, García y Nicho, cargaron el cuerpo del capitán con mucha ternura. Ram trató de ayudarlos, pero no se lo permitieron. Nosotros los dejamos hacer, era su privilegio y sabíamos que estaba en muy buenas manos. García llamó a los demás que estaban expectantes, parados como estatuas en la playa; se acercaron y organizaron una pequeña procesión y todos nos fuimos detrás…

            Jorge me dijo al oído: -Oiga Súper, el siempre me llamaba Súper -¿Qué está pasando? No entiendo nada. Me parece peligroso que esa gente cargue con el capitán  en las condiciones en que está… Eso debe ser un asunto del Dr. Curra o de Maky. Esto es cosa de locos… no debería estar sucediendo… Estamos dejando que esta gente haga lo que les de la gana… Ese hombre tiene más de 400 años, cualquier cosa puede ocurrirle…

            No te mortifiques porque el mismo profesor Maky, lo permite. Si hubiese el más mínimo peligro… no los dejaría…

            El Dr. Curra le dijo a Maky –Vaya con ellos profesor, no se separe del lado del capitán. Y dirigiéndose a Tinguiley- Por Favor Jorge, Ve a la lancha y tráete el maletín de primeros auxilios, el equipo de transfusiones, el estetoscopio, el tensiómetro y los demás instrumentos que trajimos, para estas eventualidades.

            ¡Ricardo…! –invitó Tinguiley- ven …ven conmigo a buscar esos equipos a la lancha.

EL SAMADHI.

            A eso de las 8 pm, llegó el negro con el Dr. Blanco y el Dr. Kezaba Bat. Inmediatamente los llevaron a ver al capitán. El Dr. Blanco, lo palpó con sus manos en varias partes del cuerpo, luego lo auscultó con el estetoscopio varias veces… No dijo nada. Le el termómetro en la boca y el tensiómetro en el brazo izquierdo. Estuvo largo rato buscando reflejos, y otros síntomas. Luego murmuró –El hombre tiene signos vitales, pero está profundamente dormido. Diría… en estado cataléptico.  Le haremos un electrocardiograma.

El dr. Kezaba Bat, que estaba pendiente del examen del Dr. Blanco, dijo: -Yo diría… que, en estado cataléptico pero distinto, voluntario… de él emana una fuerza interior… muy pronto la veremos aflorar.  Sus sentidos están siendo manejados por un hilo…el llamado cordón de plata, que une su ánima interior a una inteligencia superior, que también está fuera de él… es algo que jamás había observado, pero que conozco muy bien. Puedo decir con toda propiedad, que aquí esta el cuerpo y su está por fuera… Hay desdoblamiento…El espera que el cuerpo esté bien, se normalice para entrar otra vez y posesionarse de su materia… Yo creo… con toda propiedad… que el espíritu de este hombre no está en su cuerpo… hay un fenómeno evidente de bicorporeidad.

Los científicos recién llegados, el dr. Curra y el profe. Maky, escucharon a Kezaba con admiración, pero no dijeron nada, observaron un respetuoso silencio. Rivero había salido, caminó un rato y luego se quedó sentado en el palito, pensando en todo aquel embrollo.

Otros, con igual actitud, permanecieron y se reunieron en la parte exterior de la casa con el Dr. Rivero: Ramón Esteben, Tinguiley, el Negro, Diana, Victoria e Ivana. Casi todos se sentaron en el “palito”, así llamaban a un tronco de coco puesto sobre dos horquetas de guayacán. Al poco rato se aparecieron García y Luis Felipe, cargando hielo y cervezas en una neverita de anime. Jalaron una mesita que estaba cerca, y sin decir nada comenzaron a destapar cervezas y a pasarlas a los jóvenes. Luis Felipe dijo –No me vengan con que no quieren cerveza, porque este es un brindis obligatorio. Yo creo que ustedes no se dan cuenta de lo que significa para nosotros las cosas que han hecho en estos pocos días.  Pero pa´que más o menos lo entiendan, este pueblo, esta noche va a dormir en paz por primera vez en toda su vida;  en lo particular el amigo García, que ya puede meter sus pies en el agua, como  lo hizo; se lanzó al agua cuando supo que habían matado a la Guatiporra… ha vuelto a la vida, es un caso de resurrección como el de Lázaro, después que Jesús, el Divino Maestro, le dijo “Surge et ambula”… y el pobre de Mauricio, que no se despega del Capitán… pobrecito,  nunca supo lo que   abusaba de’l; pero  cree que soñaba todos los días y lo ama ingenuamente.

Ante aquel discurso elegante, comedido, nos quedamos mudos. Nos vimos las caras, y York dijo:
¡Carajo Luisfeliú… ¡ ¿Ese es tu lenguaje de los domingos… ¿ Nos has dejado mirando el sol, claros y sin vista…los ojos pelaos…oye te propongo un negocio … te consigo un programa de radio y vamos a medias.
¡No seas estúpido York! –le grito Diana María- Cómo le vas a decir a Luis Felipe esas cosas, en lugar de felicitarlo… No le hagas caso Luis Felipe, el todo lo toma en broma y no le da importancia a nada…

No, no se preocupe señorita Diana, yo lo conozco; pero le tengo una sorpresita. Usted lo va a ve -York se reía sin parar, se arrastraba en el suelo  y se aguantaba la barriga, sin soltar la cerveza, levantaba la mano derecha y señalaba con el dedo a Luis Felipe, que también reía.

Son unos locos y estúpidos –dijo Diana, levantándose.

El Dr. Curra se acercó, también tomó su cerveza, se sentó al lado de Ramón Esteban que le  preguntó: ¿Que le parece todo esto doctor?

No salgo de mi asombro… -tomó pausa- es absolutamente increíble… está pasando y no encuentro ninguna explicación… por supuesto… que de esto no diremos ni pío… cualquier cosa que se diga sobre estos fenómenos  traerá malas consecuencias… el común del mundo científico no lo creerá y nosotros seremos considerados menos que charlatanes… y el Capitán será tratado como un fenómeno de circo, será menospreciado, crucificado, expuesto al ridículo ante la prensa y la televisión… creerán que es un loco.

Ram, pensativo y asertivo, dijo: La situación es sumamente delicada, tenemos que hablar con esta gente y convencerlos  para que no digan disparates, o sea,  nada de lo sucedido… además de los dramas que suelen contar.

Curra. Hasta ahora lo que han dicho ha sido corroborado… no te olvides de eso.

El Negro. Si usted lo ve así que diremos nosotros… por la parte que me corresponde no diré nada. Me imagino la cara de burla de mis compañeros  cuando les diga que encontramos a un hombre vivo dentro de un barco que tenía cerca de 500 años hundido en el golfo… ni de vaina tengo que morderme la lengua.

García. Bueno doctor… ¿como esta el Capitán?

Está dormido… los médicos lo están atendiendo, el profesor Ketzaba lo sabe tratar muy bien y el Capitán lo entiende perfectamente. Creo que dentro de una hora estará hablando con nosotros. Ya le han vu8elto los colores al rostro. Cuando lo sacaron de la lancha estaba muy pálido, parecía no tener sangre, pero ya sabemos que tiene bastante.

York. Cuando le den un caldito de corocoro preparado por Petra, ese se va a pescar con nosotros.

Curra, remarcando las palabras, agregó -No se que pensar se me dispararon los tiempos…

York le dijo bajito a García que estaba acurrucado a su lado: Ve a buscar más cervezas, que esto se pone bueno, y cuando vengas me vas a contar esa  historia  que me echó Luisfeliú, de cuando tu eras contrabandista; ahora y que estas retirado.

Esa es una larga historia.

Cuéntala que  tiempo es lo que nos sobra.

García trajo las cervezas y las repartió con absoluto apego a las buenas costumbres, se sentó y cogió un palito de guayaba –todos estaban expectantes- y se puso a pintar sobre la arena, luego levantó la cara y dijo: Yo tenía una balandra de tres palos, Luisfeliú la conoció, la más versátil y marinera de todos estos rumbos y de cuantas han surcado las aguas del golfo, se llamaba “Virgen del Valle”, era de la época de Pedro Elías Aristeguieta, ese si era un hombre cabal, pero se le metió en la cabeza luchar contra Gómez por un problema de familia, que lástima de hombre. Era el jefe de los guaiqueríes, mejor dicho de todos los pescadores del golfo y sus alrededores, porque todos lo seguían, lo que él dijera eras santa palabra. Pedro Elías se proponía derrocar la dictadura de Gómez, por eso se asoció con el general Román Delgado Chalvaud, que al parecer no estaba muy bien de la cabeza. Cuando invadieron a Cumaná el 11 de agosto de 1929, se vino derechito por la avenida Bermúdez y se cayó a tiros con el presidente General Emilio Fernández, y uno quedo muerto en Altagracia y el otro en Santa Inés. Luego a Pedro Elías lo mataron cerca de Carúpano. 

York. Bueno García y a que viene toda esa historia, que tu no te sabes muy bien.

Si me la se porque yo estaba con él.

Está bien, pero yo quiero la otra historia, la del contrabando.

Bueno, yo tenía mi balandra y con ella viajaba por el Caribe mar; jugaba en los casinos de Granada, Aruba, Curacao, San Martin; tenía mucha suerte y venía cargado de mercancías y regalos para las muchachas. En esa época, cada vez que llegaba a puerto daba una fiesta y me esperaban con música y cohetes, sabían cuando había ganado. Yo era todo un tipo, como decían por aquellos tiempos. Ustedes no lo pueden creer, pero Luis Felipe si lo sabe: Jugador, mujeriego, cantaba, bailaba y tocaba el cuatro. De  músico, poeta y loco, todos tenemos un poco, que más podía pedirle a la vida.  Antes meter contrabando no era delito, no nos perseguían, fue un arte que heredamos de nuestros padres.  Era la propia aventura de los hombres de verdad, así me formé. Ahora soy pequeño y feo, pero antes hasta alto me veían, bien vestido, perfumado y con rial, no tenía rivales. García se detuvo y observo la reacción del grupo.

Ivana. Bueno eso era todo…  ya terminaste…

No señorita Ivana, estoy empezando. Aunque ustedes no lo crean, las mujeres me buscaban, las tenía así –hizo un gesto característico con la mano derecha – de a montón.  ¿Cómo podrán creerle a este ermitaño tan feo? ¿Cómo podrán imaginarme en un casino de Curacao rodeado de bellezas…?  Pero así era en aquellos tiempos.  Gente de Cumaná y Carúpano me encargaban vestidos, vinos, cigarrillos, tabacos cubanos, perfumes, telas, prendas íntimas… No se ofendan señoritas, no lo digo por echármelas de gran cacao, solo lo digo pa’conversá.

Graciela.  Siga García, siga…!Uf! no se da cuenta de la clase de gente que nos acompaña  ja ja - hizo un gesto gracioso  y le puso la mano a York en el hombro.  

García, aceptó y continuó.  Una tarde salí cargado de güisqui desde Puerto España en Trinidad.  No quise ir a Macuro, como me pedían algunos pasajeros, el mar estaba precioso, soplaba el noreste, que ni les digo,  todo se presentaba inmejorable para la travesía por el norte, llegamos a Carúpano si contratiempo, y bajé parte de la mercancía, luego seguimos el viaje para el puerto de  Araya adonde llegamos en la madrugada, paré en la casa de una de mis mujeres, y al otro día en la tardecita salimos pa’ Cumaná, estaba lloviendo y había mal tiempo, pero mi balandra era muy marinera para asustarnos,  pero siempre que van a suceder las cosas todo se junta, el viento soplaba fuerte y al pasar frente al pueblo  divisé a lo lejos al guardacostas de la capitanía de puerto Sucre,  que se dirigía hacia las ruinas  del fuerte de Santiago de Araya  como para cortarnos el paso, instintivamente presentí que nos buscaba, alguien dio el pitazo, tal vez algún funcionario de Carúpano, entonces decidí ir costeando con el fuerte viento a mi favor de Punta Araya hacia Manicuare, y por allí escaparme.  Al guardacostas le costaba  avanzar porque el mar estaba ya demasiado picado, las olas parecían montañas y encima se presentó la tempestad con toda su fuerza,  como muy pocas veces sucede en estos meses,  descargas eléctricas y truenos terribles,  de tal suerte que perdí de vista a la lancha guardacostas, pero sabía que esos sabuesos no iban a dejar su presa así nada más, he podido devolverme pero confiaba demasiado  en mi “Virgen del Valle”,  el tiempo empeoraba y pensaba que el guardacostas se devolvería, así pase varias horas con rumbo  este franco, luchando contra el temporal y avanzando hacia Peñas Blancas, como a las 12 de la noche, llegando a Ensenada Honda vimos los dos reflectores de la guardacostas que se acercaban, nosotros no llevábamos luces, no nos explicábamos aquello, estaba perdida mi balandra y mi fortuna, hubiese podido arrojar la mercancía al mar, mis hombres me pidieron permiso para hacerlo… pero de repente me acordé del Capitán, en otra ocasión le hubiese pedido a la Virgen del Valle,  pero me pareció inmoral pedirle que salvara  un contrabando, además venia de cometer muchas  fechoría en las islas, estaba empecatado… y me puse a gritar como un loco, Capitán…Capitán ayúdanos…y la tripulación tambien comenzó a gritar junto conmigo… era nuestra única esperanza.. Y allí mismo se apreció el Capitán con su trajen resplandeciente y su espada luminosa… el Capitán y con su voz gutural, me gritó…

Pardiez hombre… ¿Que me queréis…, por qué me importunáis con vuestros berrinches…?

Y…  Señalandole con las manos a la lancha guardacostas, y le grité... ¡Capitán… son ellos… me persiguen… en ello va mi vida y mis pocos bienes… Piérdelos Capitán, eres nuestra única salvación… Piérdelos…

Lo que pasó nadie podrá creérmelo, pero no me importa, ya lo estoy contando... El Capitán levantó su espada y se dirigió a la guardacostas, lo vimos perderse entre la niebla… días después supimos que la tripulación de la guardacostas fue arrestada  por contar historias de aparecidos y haberse retirado de la persecución de una banda de contrabandistas.    

York reaccionó como siempre –Carajo García, tu no las piensas… no tienes nada más sencillo que contarnos… voy a pasar la vida soñando con tus cuentos. Cuéntanos ahora una de vaqueros.

Bueno yo tengo testigos, aquí hay varios marineros que estuvieron allí… anda pregúntales…

Entre tanto en la habitación donde se recuperaba el Capitán, los médicos consideraban que el paciente se estaba recuperando  rápidamente  y decidieron dejarlo dormir unas horas más. 

El Dr. Curra le dijo al Dr. Blanco – He oído muchas cosas de usted distinguido amigo.  El Dr. José Mercedes Gómez investigador de la historia de la medicina dice que usted ha realizado 5000 operaciones quirúrgicas sin haber fallado nunca.  Nadie falleció por su causa, todas fueron exitosas; señala además que la mayor parte de esas operaciones las hizo sin ayudantes, en condiciones de precariedad; que usted viajó a Francia y adquirió una bata  de las que usaban los cirujanos en los hospitales de emergencia; y en ella llevaba  el instrumental indispensable para operar… Asegura que el cuerpo humano no tiene secretos para usted… entonces dígame doctor… ¿que opina de este caso? 
Toda historia tiene sus verdades,  mentiras y exageraciones…  En este caso hasta que no pueda apreciar con absoluta certeza los signos vitales del paciente, no me atrevo a opinar… Este no es un caso clínico normal, sobrepasa mis conocimientos… la ciencia médica… todo. Ni siquiera es un milagro, es más bien un prodigio… Aquí ay dos personas más autorizadas que yo para dar un diagnostico del paciente, el Dr. Ketzaba Bat y el profesor  Yo Ton Maky, que se ha especializado e la medicina alternativa, los fenómenos paranormales y en la potencialidades desconocidas de los seres humanos.  Ellos tienen más autoridad que yo, en estas circunstancias. Después que el paciente pueda ser examinado clínicamente y se haya recuperado, yo podré tomar parte en su estudio y diagnostico.

Esta bien… y Usted Dr. Kezaba, que ha estudiado no solo ciencias naturales, sino que se ha adentrado, como dice el Dr. Blanco en el estudio de las potencialidades del hombre a través de la yoga, de la filosofía y la ciencia hinduista  ¿Qué puede decirnos de este asombroso suceso? 

Soy un humilde investigador de la naturaleza y estudiante de yoga… ¿Qué puedo decir, ante gente sabia, ante un caso, más bien un suceso, como usted lo acaba de calificar prudentemente? Por lo inmediato, pudo afirmar que rebasa todo lo que he aprendido y practicado. Cualquier cosa que  diga  se quedará en el principio de la nada. Lo que esta sucediendo más bien parece una pesadilla de la cual no deseo despertar. Esto pasa solo en los sueños.  El hecho in controvertido de que ese hombre esta vivo, es un reto a la imaginación. El hecho de que durante 500 años el espíritu de ese hombre ha estado fuera de su cuerpo  físico y  permanecido cuidando su cuerpo material, esperando su recuperación, tiene gran significado dentro de la sabiduría hinduista.  No me atrevo más que a constatar el hecho. Para mi ésta es una prueba única  de la capacidad, de la fuerza del poder del espíritu;  y por nuestra filosofía sabemos que el hombre  puede hacer todas las cosas que hace Dios cuando aprendemos a hacerlas. En este caso concreto, este hombre,  que parece un ejemplar corriente, por las cosas que cuenta de él y las que veo, no me queda ninguna duda, se trata de un gran maestro, no es un avatar, es pura simplemente un yoga con facultades extraordinarias, que el mismo no conoce; pero esperemos un poco más, ya tendremos tiempo  y oportunidad de conocerlo mejor… Entonces hablaremos…

Maky. El Capitán está en pelfectas condiciones, de acueldo a su plan y sus posibilidades.  Sabe cual es su proceso y lo continúa manejando, su cuelpo físico se  conservó en un medio estéril, incorruptible, y él lo sabe.  Ahora que su espíritu lo ocupó de nuevo está produciendo elementos desconocidos pala nosotros. Ya JesúsCristo lo hizo en condiciones peores aunque en menor tiempo, tanto en él como en su amigo Lázaro y en la hija de Jairo, una desconocida.  No es extraño pues,  este suceso.  El corazón del Capitán vuelve a latir, lo que quiere decir que la sangre  pasó del estado sólido al líquido, lo que es perfectamente posible, como se ha visto en otros casos, por la sola fuerza del espíritu. Sus pulmones están recibiendo aire, lo que significa que los alvéolos se han expandido a su voluntad, muy lentamente, sin dolor alguno. Esto lo digo con absoluto conocimiento, escuché dos latidos perfectamente perceptibles y sentí su respiración… Dígame Dr. Curra, ¿Sabe usted lo que es un samadhi?

No… he leído esa palabra sánscritas en textos hinduistas de yoga, pero no se concretamente que es.

Pues bien, un samadhi es un yoga que ha alcanzado el máximo grado de perfección. Samadhi es la identificación con el todo, con el eterno. En ese estado de samadhi, puede el yoghi continuar con su cuerpo o cambiarlo por otro, eso estoy por creer. Ese hombre que está allí no quiere morir, aunque él puede escoger vivir o morir, que para él significa no regresar a su cuerpo. Ojalá el Capitán decida permanecer con nosotros algún tiempo para recabar  la información que pueda darnos, porque ya logró lo que deseaba, y es que su cuerpo físico por el cual siente especial apego, fuese sacado del fondo del mar. Pienso que si tiene dificultades para ponerlo en movimiento, puede decidir abandonarlo; aunque debe ser un reto  y en ese caso el triunfo será nuestro.   

Ketzaba escuchaba atentamente los razonamientos y  conclusiones de Maky, y movía afirmativamente la cabeza en señal de asentimiento, nosotros en cambio estábamos en babia.  La noche era hermosa, la luna señoreaba en el espacio infinito, las ocurrencias de York nos mantenían unidos y cada vez llegaba más gente del poblado, unos se sentaban en el palito, otros en la cálida arena, lo más cerca posible de York para escuchar sus cachos y disfrutar  de su alegría. York, cada vez que iba a contar un chiste, se reía estentóreamente, y ya todos sabían por donde venía “Ustedes no saben, por que no pueden saberlo,  pasó cuando estudiaba en Nueva York, en la habitación que ocupaba con mi hermano Ram cerca de Harlem, nos visitaba un ratoncito  tan pasao que se paraba frente a nosotros y se reía. Muchas veces tratamos de cogerlo, por supuesto no queríamos matarlo, simplemente cogerlo y meterlo en una jaula para que no nos fregara tanto, pero el carricito siempre se salía con la suya y se escapaba, entonces decidimos ponerle una trampa con queso amarillo de la parte de la concha que es la más dura, pero el muy ladino se comía el queso y no caía en la trampa, pusimos otra y fue igual, tampoco cayó.  Un día estábamos estudiando distraídamente y lo oímos chillar, y salimos corriendo para ver lo que le había pasado, porque creímos que lo habíamos atrapado, y saben ustedes que,  que encontramos un papelito  que decía, por favor pónganme pan por que el queso esta muy saldo.

 Así continuaba larga la noche, las risas penetraban en los dormitorios de los viejos que sonreían pensando en las travesuras de los muchachos, la luna derramaba su luz sobre el terso piélago añil y abría caminos sobre el horizonte.  York trataba inútilmente de besar a Graciela y Ram se alejaba  hacia la playa enlazado con Ivana., el Negro coqueteaba con la catira y bajo la mata de yaque, ahora iluminada el Dr. Rivero persistía con su anecdotario conversando animadamente con Victoria y Diana. El Dr. Curra y Maky, siempre ocupados en algo importante velaban tras la puerta donde dormitaba el Capitán. Los hombres del caserío con la sonrisa a flor de piel comenzaban  a recogerse agotada como estaba la cerveza, muy pocos se quedaron  sentados a las puertas de las casas en  sillas de cuero’e chivo con su cuartito de ron el Muco, que tría desde Caripito el viejo italiano José Angrisano.  Cerca de la enramada con ganas de dar serenata, Nicho trataba de afinar el cuatro y Luis Felipe lo regañaba… ¡A hombre alegre este Nicho, cará… ¡ Los jóvenes con sus parejas  buscaban nuevos sitios para sus sueños.

SIGNOS VITALES 

A las seis de la mañana, como todos los días, cantaron los gallos de Luis Felipe, ese detalle se había institucionalizado todos esperábamos la algarabía en los corrales para levantarnos de la cama, inmediatamente aparecía Petra con su cafecito colao endulzado con papelón  y detrás venía Luis Felipe con su alegría.  Al salir a la puerta de la enramada, indefectiblemente estaba García acostado en la arena con los pies sumergidos en el agua como retando al espectro  de la guatiporra, y una sonrisa asomaba  entre los pelos  de su barba  cada día más larga y desgreñada. Nicho estiraba su cuerpo  atlético dispuesto a lo que le mandaran hacer; corría y se zambullía frente a García, que aparentemente se disgustaba, o lo hacía creer… ¡Muchacho el carrizo… ¡ -mascullaba. Petra lo llamaba: ¡Oiga, mire… señor García… usté como que no quiere café…! ¡Usté no se va a mové… pues!

 ¡Por querer es que estoy así... querida…! García se paró, se limpio la arena del pantalón y se tomó su cafecito, con tanta delicadeza, que Petra dijo: ¡Ahora si pues, mírenlo a ér, ya usté no es el mismo… mijito!
García cogió la totuma que le dio Petra con la mano izquierda, hecho el cuerpo para atrás, se inclinó un poco, echó  la cabeza hacia delante, apenas bebió un sorbito y devolvió la totuma a Petra con un gesto tan afectuoso, como suelen hacer estos hombres del mar, pero a Petra no le causó buena impresión. Sin embargo, García la miraba con simpatía, se encogía, luego se volteaba, se enderezaba sacudiéndose la arena del pantalón y se reía sin razón, y después de este baile, le preguntó: 
Misia Petra ¿Por qué usted no saca lo que tiene debajo de la cama y le brinda a los señores un desayuno internacional?

No señor, esa gente no viene pacá a comé comida desa, lo que quieren es pescao frito, aguacate, arepas, huevas, erizos, y picante.

York, que estaba pendiente de García intervino -¡Oye oye García, como es eso de comida internacional y que doña Petra la esconde debajo de la cama…! ¿Explícame eso?

Niño, no le haga caso a ese loco, más bien  debían llevalo pal piso 10…

Como serás mujer… cualquiera cae contigo… eres muy ladina, si no fuera por lo que te quiero diría todo lo que sé.  Tu sabes York que estos pescadores… todos son contrabandistas; y bajo la cama de Petra  hay más de lo que te puedes imaginar: Guizque del bueno, quesos franceses, fiambres de todas clases y vestidos de marca que vienen de San Martin, bueno si ellos quisieran se darían la gran vida “La american way of life”

¡Profesor Maky… ¡ ¿usted escuchó al enigmático señor García? No me extrañaría que hable inglés…

Bueno de hablarlo no, pero he viajado mucho y lo entiendo.

Maky entre asombrado y burlón, dijo:  De este homble ya no me extlaña nada. Sinceramente, al plincipio cleía que ela un analfabeta, pelo cada vez que lo oigo reflexional, me doy cuenta  de lo equivocado  que estaba en mi apreciación inicial. Tal vez deba tenel con él una lalga conversación, estoy segulo que tiene muchas cosas que enseñalme, su experiencia es muy valiosa  pala mis invesatigaciones.

 Cerca de ellos estaban Luis Felipe y el Dr. Rivero entre tenidos en amena charla. Decía Luis Felipe: Observe a ese hombre doctor –señalando a García-  usted no puede imaginarse como era cuando llegó por aquí. Era un hombre joven delgado, atildado, buen mozo, de finos modales y decires, las mujeres se lo disputaban… el tiempo es un vaina.

Maky dejó a York y García y se acercó al Dr. Rivero y le dijo: He pasado una noche de sensaciones  y emociones que aun no he podido digerir… Siéntese profesor –lo invitó Rivero y dirigiéndose a Petra, que estaba pendiente de todo- tenga la amabilidad de traerle un cafecito al profesor Maky para que se espabile –y dirigiéndose al profesor_ No me diga nada profesor yo tampoco he pegado un ojo.

             La mañana se presentaba prometedora. Los jóvenes se preparaban para una inmersión prolongada;  invitaron a Luis Felipe,  Nicho  y a García para que los acompañaran.

            Entre tanto, en la puerta de la casa de Luis Felipe se reunieron el Dr. Blanco, Ketzaba y Maky, Cura y Rivero.  Este pregunto a Blanco ¿Cómo está su paciente?

            Ese hombre está en perfectas condiciones ¿No lo cree usted así, Dr. Ketzaba?

            Puedo afirmar, como dijo Maky,  que él sabe cual es su proceso y lo esta manejando desde el subconsciente por una voluntad supranomal.

Desde el portal de su casa Petra nos llamó con voz apenas imperceptible: ¡Oigan ustedes…Vengan que el Capitán se está despertando…! ¡vamos… vamos, rápido…!

Automáticamente todos nos movilizamos hacia la casa y entramos con Petra a la sala donde dormía el capitán. Ciertamente  se movía en la cama, evidentemente algo lo incomodaba, le habíamos instalado un ventilador que no le gustaba, pero cómo hacía mucho calor se lo dejamos. La piel de la cara se tornaba rosada, los labios adquirían color. La Catira le había recortado la barba a punta de tijera y eso le daba un aspecto risueño. Parecía un Don Quijote de los que aparecen en las carátulas de  sus ediciones.  Presentaba un aspecto satisfactorio, al decir del Dr. Blanco que sonreía como solía hacerlo cuando las cosas marchaban bien. El Dr. Blanco era un “hombre alegre” al decir de Luis Felipe.

Curra. Entonces, Dr. Blanco, ¿que vamos a hacer?

Blanco. Le vamos a poner un suero, creo que me lo agradecerá, porque el necesita alimentación  y esta es la única forma de suministrársela.

Curra. Claro, yo también opino que es lo que necesita de inmediato.

Maky. Yo traje unos jugos de flutas del monte pala suministrárselos con miel de la tierra, es decir de avispas amarillas.  Creo que nada en el mundo podrá sustituir estos alimentos naturales en un caso como éste.

Curra. ¿Que frutas encontró profesor?

Maky. Nada menos que cerezas rojas, cemeruco como las llama Luis Mariano Rivera; higos de cardón, guabitas sabaneras y pichiguey. La guayaba es la fruta que contiene más vitaminas, es la reina de las frutas.
Blanco interrumpiendo a Maky. Y, cómo haremos para ponerle el suero?  No tengo habilidad para eso…

Rivero. Pelo aquí esta Victoria, ella tiene curso avanzado de enfermería en el Hospital Alcalá. Ella se encargará del suero.

Maky. Plimelo tratemos de darle el jugo de frutas… ¡Venga Victoria, procure meterle en la boca unas cucharaditas de jugo…!

Así lo hizo Victoria. Le entreabrió los labios y le suministró una pequeña ración. Al principio encontró cierta resistencia, pero al rato el Capitán entreabría los labios y Victoria le fue suministrando el jugo de frutas. Le dio en 30  minutos 6 onzas de jugo endulzado con miel.

Blanco. Muy bien, ahora vamos a insertarle el suero en el antebrazo y lo dejamos dormir…

Victoria le colocó la goma en el brazo derecho y el Capitán hizo una contracción como si le hubiese dolido.

Blanco. ¿Qué le parece Dr. Ketzaba… ¿Se dio cuenta de ese movimiento?

Ketzaba. Buen síntoma, conserva sus reflejos.

La tarea de introducir la aguja en la vena fue larga y difícil. Maky intervino, le dio suaves masajes en todo el cuerpo para movilizar la sangre, buscó en toda la anatomía del Capitán una vena para penetrarla con  la aguja, en piernas y brazos, en los pies y en las manos, pero nada. Maky dijo: cléame doctol, el Capitán no ayuda, no quiele colabolal le tiene miedo a la jeringa, mantiene la suspensión de la circulación.

Blanco. Por qué no le explica lo que queremos hacer, puede que lo entienda. 

Maky con cautela y mucha paciencia, decidió explicarle al Capitán lo que pretendían, le dijo:

Capitan don Felnando, la medicina que pretendemos suministrale no se conoció en su época. Este procedimiento no la hará ningún daño, es solo jugo de frutas, simplemente licuado, que irá directamente a  su cuerpo. Usted mantiene suspendida la circulación de la sangre y eso retarda su recuperación. Le juro por mi honor que no le causará ninguna molestia, es un alimento que se le da por la via intravenosa.

Este discurso surtió los efectos deseados. El Capitán indudablemente confiaba en Maky. Asumió que se trataba de algo novedoso y decidió colaborar. Su cuerpo que estaba tenso se relajó lentamente, y al cabo de unos minutos se notó una leve mejoría en la presión sanguínea, los latidos del corazón y la respiración, evidentemente superaban  la situación de emergencia. Victoria pudo introducir  la aguja en la vena del antebrazo, sacó un cc de sangre y conectó el equipo; el Dr. Blanco dio vuelta a la manilla y  gota tras gota comenzó a fluir la vida en el cuerpo exánime del Capitán.

Era un momento verdaderamente dramático, todos teníamos un grito contenido en la garganta. Nos contuvimos, optamos por salir  de la habitación y darle rienda suelta a nuestras alegrías con el vecindario.

A las 8  de la mañana los doctores  Ketzaba y Blanco se despidieron, habían pasado la noche en vela y necesitaban descansar, pero prometieron regresar en cuanto se sintieran reconfortados después de tantas emociones. 

A las 9 el Dr. Cura llamó a Ram y le ordenó preparar una inmersión, le dijo:
Ramón Esteban prepara a los muchachos para una inmersión de rutina, tal vez tenga  poca  importancia, ya que a todas luces las anteriores han sido verdaderamente asombrosas;  lo del Capitán no tiene ni tendrá comparación con nada de lo que hagamos ahora. De todas formas toma las mayores precauciones para evitar contratiempos y sorpresas.

Usted sabe que estamos preparados para todo, pierda cuidado…Aunque realmente nunca imaginé las cosas por las que hemos pasado… Uno nunca sabe… tendremos cuidado.

Tomen las bolsas  plásticas y llénenlas con  toda clase de objetos de los que se encuentren en el galeón, aunque aparentemente no tengan mayor importancia, recuerden que esos objetos tiene más de 400 años.  Para nosotros cada pieza es un tesoro, sea de oro, plata, bronce,  o de madera,  cerámica, losa, lo que sea, en un buen o mal estado… tú me entiendes.

García llego en ese momento y dijo: Doctor, si usted me lo permite y autoriza, puedo llevar la lancha. Ustedes deben quedarse para atener al Capitán…

Y, ¿usted conoce ese tipo de lanchas?

 Yo soy bueno en cualquier tipo de lanchas, tenga la seguridad nacional, de que la llevaré como el que más.

Muy bien García, se lo agradezco mucho porque además tengo que terminar mis notas.  En segudia dirigiéndose a los jóvenes que estaba recogiendo  el equipo, les dijo: Bueno muchachos, García llevará la lancha… ¡Oye Ricardo…!  Ocúpate de la filmación que Ivana no irá. Llévense a Nicho que está holgazaneado sin hacer nada.

Curra caminó hacia la playa a ver que pasaba, por qué la lancha no salía.  York discutía con Ivana por el equipo de filmación, ella quería ponerle filtros especiales y entregárselos a Ricardo, y York, aferrado a las cámaras,  porfiaba que Ricardo no trabajaba con filtros, y que el agua ya era un filtro.

Ivana: York has lo que tu quieras, pero van a perder el trabajo y tú te las verás con Curra.

York. Anda demonia… vete de aquí porque si no…

Ivana.  ¿Si no qué… ?

Curra. Bueno basta ya, coge el equipo… Basta de retardos alcanza a los otros que ya están en la lancha.

York gritándole a Ivana. Ya verás cuando vuelva… No te salvará ni san Ram…

York le pasó el brazo por el hombro a García, que rápidamente se le safó  y le dijo: Que va oh, conmigo si no.  York le aplicó un nudo en la manga de la camisa y lo llevaba a rastras, y le decía: Cuidado García como te escapas con la lancha, porque tu tienes tanto tiempo que no navegas que eres capaz de fugarte con la Mona Lisa, y no somos nosotros los que te vamos a buscar, es el viejo Berriz que es más fregado que Curra y te perseguirá hasta el fin del mundo. Te vas a acordar de la guatiporra… tu lo verás…

García ni se inmutaba y caminaba con la cabeza gacha, moviéndola como quién dice: No, esto no me esta sucediendo a mí.

Partieron hacia la meseta como acostumbraban y luego de las maniobras, bien ejecutadas por García, lanzaron el ancla y los rezones, los buzos se colocaron de espalda en la baranda de la lancha y se lanzaron en el orden regular que acostumbraban. El ahora capitán García se encargó de vocear los números, mientras cada buzo se iba lanzando al mar.  En ir y venir del galeón a la lancha tardaban un promedio de 30 minutos,  pero como se dedicaron a recorrer los vericuetos del barco y recoger cuanta cosa había, pasó mucho tiempo, más del que García podía aceptar y  comenzó a imaginar que algo malo sucedía. Entonces  se comunicó con Curra:

¡Dr. Curra… Dr. Curra…  algo pasa… tienen demasiado tiempo en esas profundidades. No dan señales… no se comunican… la radio está sorda… ¡

Curra sonrió, tomó el micrófono, y le dijo: “todo está dentro del plan de recolección, es una tarea lenta y se esta realizando con absoluta precisión y normalidad… no tienes que preocuparte.

García respiró profundo se levantó de la butaca donde reposaba, fue a la consola conectó la cafetera eléctrica,  se preparó un buen café, lo bebió con su estilo peculiar, un sorbito y desecho el resto  con gesto automático. Sosegado regresó a su  asiento, se acomodó placenteramente vio por la escotilla a los delfines jugueteando  sobre la piel del mar y se quedó dormido.

Los jóvenes hicieron tres inmersiones, a las tres de la tarde todavía estaban recogiendo objetos del galeón cuando  Curra les ordenó regresar. García dormía el sueño de los justos, no sentía nada, nada lo perturbaba, cuando York se le acercó  le dijo al oído: ¡García… la guatiporra te va a comer… -pegó un salto y casi se lanza al mar…

 ¡Muchacho el’carrizo… me vas a matar de un susto… ¡

La cara de García era todo un poema. York lo reprendió:  Pero… García –York le gritó- ¡estás despedido…! Segurito que Curra no te va a perdonar esta vez…¿Cómo se te ocurre dormir cuando  estábamos en peligro,  a punto de morir por tu culpa?

¡Ha sí… ¡ pero no veo que te falte un brazo, ni un rasguño tienes… todos están sanitos… así que apenas será un sustico. Además yo hablé con el Dr. Curra y me dijo que todo estaba normal, bajo control, y tú eres un falsario…

York se reía con aspavientos, y le dijo: esas son vainas mías, ven vamos a beber una cerveza, no te pongas bravo…

Así entre bromas y chistes llegaron a la playa, encallaron como de costumbre, la proa se deslizó sobre la blanca arena; la tarea de bajar las bolsas quedó a cargo de Nicho y sus ayudantes que se movilizaron desde que vieron acercar la lancha, se encargaron por propia iniciativa como acostumbraban, esta vez con mayor interés porque se trataba del tesoro;  los jóvenes despreocupadamente se dirigieron a la enramada. 

 Aun el Capitán continuaba dormido, los jóvenes estaban hambrientos y distraían el estómago tomando cerveza.  Petra los llamó a comer, York dijo: -Esa voz parece venir de los ángeles del cielo-  Les esperaba un suculento sancocho de pescado y un guiso de pargos frescos pescados por el propio Luis Felipe en los acantilados de Peñas Blancas, su despensa de meros y pargos, como el nos decía, y era verdad, sobre todo cuando había lurias (calamares) que usaba como carnada. 

En la enramada Curra, Maky, Rivero y las muchachas se encargaron de recibir las bolsas, luego las vaciaban sobre un mesón bastante largo, e iniciaron el conteo, la selección y análisis del material. Había de todo. Curra ordenaba su empalamiento o limpieza según el caso. Más de tres mil objetos entre cubiertos, armas de todo tipo: pistolas, ballestas, espadas, mosquetes; una cantidad apreciable de joyas de uso personal; monedas de oro de diferentes países en gran cantidad; vasijas, vasos, bandejas, platos, tasas, imágenes, etc.

Después del almuerzo Ramón Esteban se acercó a Curra y le pregunto: ¿Que le parece esta parte del tesoro… es apenas una muestra?

Curra. Es fantástico, y… ¿Quedan  más cosas en el galeón?

Ram. Como para pasar un mes recogiéndolas. Son miles de objetos diseminados por todo el barco… hay cosas que no se podrán sacar.

Curra. Pero… habrá que hacerlo, esto es un patrimonio de la nación. Creo que se darán cuenta de lo que significa.

Ram. No cuente con eso. Más patrimonio es el fuerte de Araya y allí está abandonado y en ruinas.

Curra. Eso lo veremos… Este patrimonio llamará la atención de todo  mundo por su actualidad. Nosotros podemos hacer un museo con todo este material. Podremos estudiar  esa época de la cual quedan solo vestigios.  En ninguna parte se encuentra un material de esa época conservado como este… es absolutamente increíble… lo que siento es que los científicos lo pondrán en duda, creerán que es un truco, lo cuestionarán, trataran de ridiculizarnos. Esa es la parte que me molesta.
Por cierto ¿entraron al camarote del Capitán?

            Ram. No, no quisimos… decidimos esperar por él… sabe lo que tiene  y no queremos malos entendidos… Usted sabe como son los españoles de quisquillosos. En ese camarote todo está ordenado y así se lo traeremos… nos hará un inventario y se lo traeremos tal cual.

            Curra. ¡Cómo…! creo que lo mejor es traer todo, puede entrar agua  al camarote y estropearlo todo.

            Ram.  No se por que milagro el camarote está presurizado, pierda cuidado allí no entra ni una gota más de la que entró y esa cantidad no perjudicará  para nada sus bienes. 

EL CAPITÁN Y SUS RECUERDOS.

Trabajando con el tesoro nos dieron las 10 de la noche, entonces llegó Maky eufórico  y dijo: ¡Amigos míos  el Capitán se ha lecupelado casi pol completo… vengan conmigo y véanlo pol sus propios ojos.
Corrimos para la casa de Luis Felipe, el Capitán tenía los ojos abiertos y sonreía. A Ivana le dio un patatús y tuvimos que socorrerla, menos mal que teníamos de todo para esos casos. Maky se adelantó y le preguntó ceremoniosamente ¿Capitán don Felnando de Córdoba usted nos ve y nos escucha?

El Capitán movió afirmativamente la cabeza con un movimiento casi imperceptible –Maky continuó- ¿Quiere usted decir alguna cosa, hacernos partícipes de alguna cosa importante?

Después de un largo silencio el Capitán susurró: Os doy las gracias a todos vosotros… os suplico que me dejéis descansar… ya tendréis tiempo de charlar hasta que os hartéis…

Durante la noche se nos hizo imposible conciliar el sueño; entre habladurías, chistes, cometarios, café y cerveza  se nos fue el tiempo. Desde las cinco de la mañana Petra, por un lado, prendía el fogón y ponía el agua a hervir para colar el café, y por el otro amasaba el maiz y montaba el aripo para las arepas. A las 6 como todos los días cantaron puntualmente los gallos de Luis Felipe, York apasionado por los gallos se metía en el patio y los sacaba de las trampas para ejercitarlos.  Ese gallo sambo si luce –decía- tiene las espuelas apurruñadas… Deja que le salgan pa que veas lo que es un gallo. Ese gallo tiene escuela… si te contara -replicaba Luis Felipe.

Petra salía de la cocina con su totuma de café y antes de llegar a la enramada García la interceptaba  y ella, cariñosa le llenaba su totuma. Discutían sobre cualquier cosa, García sonreía se inclinaba, adelantaba la cabeza tomaba un pequeño sorbo y echaba el resto en la arena. Era un rito de hace no se cuanto tiempo.

¡Caramba señor García, tómese todo el café siempre deja la zurrapa… me da rabia…usté no sabe lo que cuesta jacelo…

No… si yo sé…acaso no la veo desde que se levanta Dios, que es el primerito y usté la segunda, todos los días como Dios manda, antes de que canten los gallos de Luis Felipe ya usté tiene la olla montá… por eso es que Luis Felipe es feliz… Carás… si yo tuviera una mujer así  seria el hombre más feliz de la tierra…

Pues usté no la tiene porque no quiere, porque hay bastantes mujeres que lo podrían malcriá… pero mire… ese no es mi problema… allá usté…

Lo que le quiero decir señora Petra es que usted no tiene por qué hacer estas cosas así de obligao… todos los días…

Mire García usté sabe lo que decía mi mamá…

No, no lo sé…

Muera la gallina muera con su pepita…

 Como ya todos nos habíamos reunido escuchamos las últimas palabras de Petra, nos reímos de la conseja pero luego cada uno sacó sus propias conclusiones, y creo que la más acertada fue la de Diana, que dijo: eso lo que quiere decir es que a ella no la cambia nadie.

Luego todos fuimos a la casa de Luis Felipe para ver al Capitán. Maky se adelantó, observó que el Capitán  estaba de buen ánimo  y le preguntó: Puede usted hablar aunque sea una pocas palabras…

El Capitán carraspeó la garganta, y con mucha dificultad, con la voz muy ronca, dijo: “Mientras mi señor Jesús… bendito sea su santo nombre… me asista, podré responderos lo que queráis… tratad de ser parcos y comedidos… y no ofendáis con vuestras preguntas.

Ivana recostó al Capitán en las almohadas, levantándolo un poco y colocándoselas bajo la cabeza; había pedido que le quitaran el ventilador y abrieran las ventanas, por la cual podía ver el mar. La vista del paisaje marino lo reconfortaba y alegraba; de cuando en cuando levantaba la cabeza, miraba, se deleitaba respirando el aire puro, luego suspiraba cerraba los ojos  y descansaba.

Cuando todos estuvimos dentro de la habitación el Capitán habló. Su voz gutural indescifrable al principio se fue haciendo cada vez más fluida y clara. Maky le suministró un brebaje de clara de huevos, miel y jengibre rayado, que le sentó bien, entonces, don Fernando, haciendo un esfuerzo, dijo: Vuestras mercedes me disculparán, se que tenéis muchas preguntas… estoy presto a responderos, pero antes os voy a pedir que me traigáis del barco  mis pertenencias… Este traje con que me habéis vestido  no me sienta nada bien, es incómodo. Creo si mal no recuerdo que tengo varios vestidos decentes: camisas, ropa interior, y por favor... mi diario. No lo extraviéis, sin él estoy perdido. Tengo algunos libros en el mismo cofre en el cual guardo mis haberes… todo esta en la habitación… luego os diré donde está el tesoro del barco… tambien hay buen vino en las bodegas e algunas que otras cofillas que pueden importar. 

Su voz adquirió un tono agradable bien timbrado,  reposado y comprensible, aunque hablaba en castellano de su época, el cual vamos a  conservar en lo posible y mientras sea inteligible.  Siempre usaba la f en lugar de la s, jamás usaba la conjunción y sino e; pretendemos conservarlo en este relato  para dar una idea de su fablar más que por otra cosa, sin embargo usaremos palabras y expresiones sustitutivas por no parecernos conveniente reproducir algunos vocablos del castellano antiguo que son ininteligibles.

Después de un frugal desayuno de frutas y jugos preparados personalmente por Maky, y estando todos en derredor, nos preguntó:

¿Que queréis saber de mi? … os responderé lo que pueda en mi infinita ignorancia. Estoy en deuda con vosotros, e trataré de complaceros.

Se produjo un corto silencio, todos nos miramos, y Curra se adelantó: -Por ahora solo esperamos que nos cuente su historia…  ¿Como y por qué vino a estas tierras, que misterio encierra su permanencia por tantos años en ese barco?

Don Fernando. Mi vida no tendría ningún sentido si no me hubiese unido a mi amado pariente fray Pedro de Córdoba, por quién vosotros habéis preguntado,  e que Dios guarde en la gloria… os lo voy a resumir.

En el año de 1510, si mal no recuerdo, estaba con Pedro en la ciudad de Ávila; había llegado el día anterior,  de la isla de Gharapur; Estábamos sentados  en una Venta, donde concurre el vecindario desde muy temprano, saboreábamos un bocadillo e un tarro de leche de cabra,  cuando llegó un mensajero de fray Domingo de Mendoza, presidente del Consejo de Indias, para que Pedro se presentase a Palacio.

Perdone Capitán –lo interrumpió Curra- pero díganos primero ¿Quién era Pedro?

Respondió vivaz –El más santo varón que cunocí en mi vida… pero permitidme continuar mi relato… y ya se verá –bebió un sorbo de jugo y continuó- Este fray Domingo era un hombre docto e sabio; recuerdo que recitaba de memoria la Suma Teológica, la cual   vertió en versos para que otros menos adelantados la conocieran fácilmente, e fizo de su vida un ejemplo de santidad.
Este hombre, entre tantos, escogió a Pedro, por ser el más parecido a él, inclusive, digo yo, superior en santidad y capacidad de sacrificio, para llevar la Orden al Nuevo Mundo.
Pedro como yo, era natural de Córdoba, lo conocí desde niño… lo admiraba siendo menor que yo, porque  me superaba en todo: estudios, trabajo… era tan prudente, discreto y leal hasta la exageración.  Es mi modelo.

Diana. ¿No estará usted exagerando?

Es posible, lo amaba ingenuamente… pero lo que diga de él nunca será demasiado… después que haga su historia  pensará como yo.  Otras cosas que puedo decir d’el es que Pedro, en su época de estudiante  en Salamanca fue reconocido como un ser excepcional, al que ya se tenía por santo. Yo no estudié con él pero lo sé, igual que sus compañeros.
Yo, entré a la armada  solo por aventurar. Viajé al sur, buscando la vía hacia la India y las nuevas tierras, descubiertas. Un naufragio me llevó a un destino distinto.
A don Fernando se le iluminaban, de repente, los ojos, y continuaba:  En el puerto de Malaca conocí un gurú, el swami Rahamapudabra de la isla Gharapur, que ganó mi devoción, y con él fui a su tierra, me acogió como  su  Chela por 10 años, es el maestro más sabio que he conocido, aunque reconozco en Pedro  al más alto entre todos, su espíritu se parece mucho al de Asís, y aun, al mismo Jesús, mi Dios… bendito sea su santo nombre.

Curra. Usted exagera Capitán, tal vez el aprecio que tiene a estos dos maestros lo hace discurrir así.

Perdonad... Tal vez tengáis razón, tengo mis propias convicciones, aunque no es mi intención que vosotros las compartáis.

Curra. Dirigiéndose al Dr. Rivero: ¿Que puede decir usted, Dr. Rivero, que es historiador, de ese maestro tan desconocido ? 

Rivero. -Lo que yo he leído, es que la vida y acción de Pedro de Córdoba están unidas al obispo de Chiapas,  Bartolomé de Las Casas, que lo conoció y trató en persona. Y el notable historiador don Demetrio Ramos, dice que: “La autoridad que para Las Casas  tenía el P. Córdoba se nos revela  en la aceptación de un especial  magisterio  con el que su personalidad queda dibujada en la del clérigo”, así es que no solo fue su amigo sino su maestro; por lo menos dos personas autorizadas, piensan parecido al Capitán. Pedro nació en  Córdoba antigua capital del Califato,  que fue también la patria chica de Lucio Anneo Séneca y  Luis De Góngora, por citar dos inmortales, y también lo vio nacer en el año de 1482, según he leído, allí se educó y creció en el seno de una noble familia cristiana, que influyó en su determinación por la carrera eclesiástica, tomar la cruz  y seguir el camino que le trazó el Señor, y fue muy reconocido sobre todo por sus maestros y compañeros.  Es cierto, hay pruebas documentales de ello, de que Fray Domingo de Mendoza, hermano de fray García de Loaiza, Arzobispo de Sevilla y Cardenal Presidente del Consejo de Indias, lo seleccionó, para que lo sustituyera en el mando de la avanzada dominica que vino al Nuevo Mundo, y con él, tres sacerdotes muy calificados, que emprendieron la empresa de impetrar la Orden Dominica  en la capital de la risueña Quisqueya,  la Española, sede del imperio en América.
  Quisqueya, continuó Rivero,  fue descubierta por Cristóbal Colón, el 5 de diciembre de 1492, a la cual llamó “La Española”, que como ustedes saben, es la segunda isla en extensión territorial de las antillas mayores en el mar que conocemos como  mar Caribe o de las Antillas. Su pueblo  sufrió como ningún otro el impacto de la conquista.  En la isla inmensamente poblada en aquellos tiempos, el tiempo de Pedro de Córdoba, sucumbieron todos sus habitantes. En comparación con la tierra firme no es grande,  mide 1575 Km2. Hoy, como sabemos, conforma el territorio de dos repúblicas,   la República Dominicana  y la Republica de Haití.  Pedro fue un excelente predicador y escritor, fue un ejemplo dentro del sacerdocio; en  virtud y  penitencia, que lo elevaron siempre entre sus compañeros y feligreses; Las Casas, que lo amaba y tenía por maestro, asegura que salió de esta vida tan limpio  como su madre lo parió.
Fue compañero de estudios de Antón de Montesinos, Tomás de Berlanga, Domingo de Betanzos, y otros ilustres prelados que luego fueron los seleccionados para acompañarlo.

Maky. ¡Magnífico, magnífico! Dr. Livelo, se ve que sus desvelos en el estudio de los orígenes de Cumaná, han dado mucho fluto.

Don Fernando. -Eso que vos decís, es absolutamente cierto e lo hacéis mejor que yo. La actividad, el rigor de sus reglas, le valió lo que a mí el estado de perfeccionamiento en la yoga. Para él era fácil predicar la virtud, porque era tan limpio de cuerpo como de alma...

Curra. Y… ¿Cree usted que su formación es superior a la suya?
No soy yo quien juzgará eso… él está al lado del Señor Jesús, bendito sea por siempre, yo permanezco atado a la materia.

Diana. ¿Puedo hacerle una pregunta tonta… ? ¿Usted es capaz de salir de la materia y volver a ella a voluntad o es algo más complejo?

Solo cuando es necesario… no lo hago para complacer a nadie, pero si puedo salir e quedarme cada e cuando lo deseo… puedo abandonar mi cuerpo pero mi obligación es conservarlo.

Ivana. Pero… Usted tiene 500 años… ¿Cómo cree que pudo lograrlo?

He alcanzado un  grado que aun no he podido entender  mediante el estudio e la práctica… siguiendo al pie de la letra  las lecciones del santo Patangalí, bajo la dirección de mi maestro Swami Rahamapudabra.

Entonces… ¿Es usted un Samadhi?

No lo se, aun busco la perfección en la práctica de la yoga, la liberación es una parte de la perfección.

Maky. –Capitán, disculpe que yo también plegunte algo. ¿A que escuela de yoga se lefiere, polque tengo entendido que hay varias escuelas?

Don Fernando. Pierda cuidado, estoy obligado con ustedes… Se llaman senderos: Raja, jñaña, kryya, hatha, bhakty yoga, pero todas van al mismo fin, identificarse con la personalidad de Dios, bendito sea su santo nombre.

Curra. -Por favor, no nos desviemos, vamos a continuar donde íbamos.

Es cierto -asintió el Capitán- iba diciendo que Pedro logró lo que yo siguiendo paso a paso la doctrina de JesúsCristo… bendito sea su santo nombre… los evangelios, ahí esta la clave, ayunaba los siete días de la semana, lo sacrificaba todo por la perfección.
El capitán suspiró, cerró los ojos, y continuó... Había sido llamado para proteger el rebaño y tenía que prepararse. Cuando su cuerpo se revelaba lo castigaba y sometía. Sufría de un continuo dolor de cabeza y se sentían feliz de poder ofrecerlo al Señor por el dolor de los demás, era lo menos que podía dar según su palabra, para que el Señor lo ayudase en su secreta búsqueda. En esos momentos sublimes se comunicaba con Jesús… parecía que se desmaterializaba y su espíritu volaba hacia el Señor. Una vez, en trance, me preguntó: Fernando… ¿consideras posible llegar al cielo?

Le respondí, vos podéis ir al cielo cuando queráis, si lo deseas podemos intentarlo juntos…

¿Es eso posible?

            Es sencillo… dejad que os guíe… dadme vuestra mano y haced cuanto yo os mande… nuestros espíritus saldrán de la materia, viajaremos juntos, yo os ayudaré…

            ¿Y veremos a Dios?

            No… para ver a Dios hay que morir, pero si verás al cielo  al romper el velo que nos separa de la otra vida… y veremos y hablaremos con otros espíritus como el tuyo. Sabía que Pedro lo podía hacer, estaba preparado para eso pero nunca lo había intentado. Aceptó, se colocó a mi lado, tomó mi mano y dijo: Ea… pues, hagámoslo…

            Le dije… Pedro pídele permiso al Señor para que te permita viajar conmigo al jardín radiante. Pedro juntó sus manos y oró al Señor largo rato, y se entregó mansamente en mis manos, su espíritu se negaba a salir, le di un pequeño jalón para romper la ligadura terrenal… Cuándo salió su espíritu  resplandeciente, y traspasó el velo, y quedó un buen rato sumergido en éxtasis, era la visión más hermosa que jamás había visto.

            Maky. Pol favol explíqueme… ¿Pol qué tuvo que darle un jalón al espílitu de Pedro? No soy ignorante de ese proceso pero me gustaría oir su explicación.

            Perdone Usted. Lo digo en esa forma para mejor entendimiento de los profanos… Muchos espíritus tienen temor de dejar su envoltura material, por eso tenemos que ayudarlos, tirar de ellos, por eso mismo lo sostenía con mi mano. Debo advertirles que ese estado de bicorporeidad solo es alcanzado por muy pocos iniciados, e luego de muchos sacrificios. El camino de la santidad  e de la sabiduría pasa por el dolor.

            Dígame Capitán… ¿Pedro le contó su experiencia espiritual?…

            Con mucha resistencia, si, muchas veces hablamos de ello… con harta frecuencia… sobre sus viajes espirituales, su íntima comunión  con Jesús… bendito sea su santo nombre.
            El se preparó convenientemente para su sacrificio en estas tierras del Nuevo Mundo, e logró imponer al imperio su ideal, su tesis de la conquista pacífica  y evangélica de estos pueblos, e seguir la tarea que le encomendó el Maestro. El no fue escogido gratuitamente.

            Rivero.  Desearía oír su versión de ese proyecto,  yo escribí  algo sobre ese aspecto de la conquista.

            Don Fernando. Hablar de estas cosas con ustedes me halaga en grado sumo.  La conquista pacífica de tierra firme es un proyecto de él, auspiciado por Fernando el Católico e Isabel, se juntaron por la mano de Dios, sin esos factores no se hubiese dado. El proyecto nació en su corazón cuando vivió en La Española; pero… para satisfacer vuestra curiosidad e informarles debidamente de ese asunto, tendría que remontarme a las razones de nuestro viaje a esa isla, e hacer un largo recorrido.

            Curra. Bien Capitán… si no está cansado nosotros tampoco… puede comenzar…



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