RAMÓN BADARACCO
El hombre que nunca murió
TOMO I
Cumaná 2007
Tenemos que ser como niños para
entender
los insondables misterios de la
historia. R. B.
Autor: Ramón
Badaracco
LIBRO: EL
HOMBRE QUE NUNCA MURIO
Copyright
Ramón Badaracco
Primera
edición 1997
1500
ejemplares
Hecho el
depósito de ley
Correo y
cel.
Cronista40@hotmail
.com
0416-8114374
Segunda
edición
Derechos
reservados.
Diseño de la
cubierta R. B.
Ilustración
de la cubierta R. B.
Depósito
legal
Impreso en
Cumaná
CAPITULO PRIMERO.
A
las 6 de la mañana la arena del golfo se ilumina con las pisadas. Todo parece
quebrarse en luces, como serpientes.
La
“Mona Lisa”, vestida de blanco vivaqueaba suavemente, surta en el muelle
privado de la fábrica de Hielo Cristalino de Don Pepe Taibo.
Vetustas
instalaciones industriales establecidas
en la orilla del mar, que sustituyen
ruinas en el sitio que ocupara el fuerte de Santa Catherina o de la Boca , que así también fue conocido
otrora, el fuerte ubicado en la
desembocadura del río Cumaná, hoy conocido con el nombre postizo de Manzanares como el de Madrid, y cuyas ruinas fueron negociadas por el Concejo Municipal de
la época, con presidencia e
ignorancia de la importancia histórica y
mítica de la plaza que defendía a la
ciudad, teatro del martirio del Capitán Don Evaristo de Lugo, en 1671, que sacrificó su vida en lucha desigual
contra corsarios ingleses que nos invadían, y del denodado General José
Francisco Bermúdez, héroe de Cartagena de Indias, el de la portentosa hazaña de
la “Distracción de Caracas en 1821” ,
que invadió por ese fuerte y tomó la
ciudad, venciendo a los españoles que dominaban en ella bajo el mando del
Gobernador Don José de Caturla, a quien intimó y cedió, la rendición de la
plaza el 16 de octubre de 1821.
Esa
madrugada del 6 de marzo de 1962, en un jeep destartalado, llegamos al muelle
de Pepe Taibo: el Negro Berriz, físico oceanográfico, que lo conducía; el Dr.
Ramón Rivero, instructor e historiador aficionado; Ramón Esteban, Capitán del
equipo; York Tinguiley, ingeniero y primer operador; Ricardo, ingeniero
matemático; Ivana, ingeniero y físico oceanográfico, especializada en
fotografías y filmación submarina.
La
mañana muy fresca, gracias al Noreste y al aguaviento de marzo. Bajamos del
Jeep, donde estábamos apretujados, debido al equipaje y parte del instrumental
que llevábamos sobre nosotros. La llovizna nos obligaba a guarecernos bajo el alero
de un galpón de la fábrica de hielo. Esperamos un rato, al principio recostados
contra la pared, aunque luego nos
fuimos sentando cada uno como pudo en la pequeña calzada, bajo la protección
del alero. De todos modos, nos mojaba la
lluvia, lo que molestaba sobre todo a Ivana, además inquieta por el retardo de
los demás conjurados. Estos ratos
desagradables, eran lo mejores para Yor, que gozaba mortificado a Ivana.
Los
primeros rayos del sol lo indicaban, pero cesó la molesta lluvia. El profesor
Maky, que se incorporaría a la expedición, se demoraba y había que esperarlo. A
eso de las 6 horas y 40 minutos, precedido de extraños ruidos, característicos
del freno de su viejo automóvil que nos advertía su presencia y todos acudimos
a recibirlo.
Con
bastante dificultad salio del carromato.
Por fin logró salir y se acercó al grupo. Pidió disculpas:
Señores
esta es una contrariedad… Todo me salió mal esta mañana… y, ¿donde esta el doctor
Cula? … Me logó que les advirtiera que llegaría relazado…
Maky
hablaba rápido, acompañando sus palabras con gestos rituales característicos de
la cultura china, dando muestras de nerviosismo y excitación, preocupado por su
incumplimiento; y, sobre todo, porque también tendríamos que esperar al jefe de
la expedición, el Profe. Rafael Curra, Director del Instituto Oceanográfico de la Universidad de
Oriente.
York
estaba intranquilo, siempre se le ocurría una travesura, pero se impacientaba
por el tiempo que avanzaba y distorsionaba el horario preestablecido. Cuando
vio llegar al Dr. Maky se apresuró a recibirlo dando muestras exageradas de
cortesía. Le abrió la portezuela, tomó su maletín y lo agarró por el brazo para
conducirlo hasta el grupo, que lo aguardaba impaciente. Muy contrariado el
profesor por tan acaramelados gestos, suponía que algo tramaba su amigo, y
estaba en ascuas, York le dijo:
Profe. Usted ha llegado muy retrasado –esto
lo dijo en tono jocoso y gestual- por lo tanto, merece un castigo -y
dirigiéndose al grupo preguntó: - ¿No les parece compañeros?
Bueno
York –dijo el Profe conciliador y casi sin darse por aludido- y, ¿cual es el
castigo?
Tendrá
que pagar las cervecitas… mi querido amigo… ja ja ja
No esa mal, amiguito, yo también aprovecharé
pala calmar la sed…
Camaradas…Este es el gran profesor Maky, más
conocido en la UDO
que la kolita Sifón…y dígame usted profesor… ¿ya conoce a estas criaturas?
En efecto, conozco al doctor Libelo, a Ramón
Esteban, al negro Beliz, Ivana, si los conozco a todos…
El Dr. Rivero se adelantó, lo saludó
respetuosamente, y le preguntó, señalando la lancha:
Dígame profesor, ¿Conoce usted esa lancha?...
¿Que le parece nuestra Mona Lisa?
Me
parece confortable, elegante, pelo pensé que sería mas glande por el equipo que
llevará.
Esa
Lancha profe tiene 14
metros de eslora y 8 de manga, y casi 7 de puntal ¿Usted
la considera pequeña? El equipo es
extraordinario…
Maky
se quedó pensativo y entre dientes mascullaba y se preguntaba ¿Qué tendrá de
extraordinario?
Al Dr. Rivero no le pasó inadvertido el pensamiento
de Maky, expresado en forma dubitativa, y, para descubrirlo le dijo:
“Es
un equipo sofisticado, como gustan decir los técnicos.
Maky
no hizo caso y continuó hablando entre dientes, consigo mismo pero audible: Trajes
de neopreno expandido, todos nuevecitos; botellas de aluminio, fusiles,
escafandras, de verdad novedosas y sofisticadas, relojes, profundimetros… y
este sistema de comunicación desconocido pala mi… y esto, pala que será…dígamelo
usted doctor Rivero.
¡Aaa…!
Ese es un sistema nuevo, la última palabra en comunicación tierra, agua,
tierra; que emplearemos por primera vez en Venezuela.
¡Será
un invento japonés…!
No
profesor –intervino York- es Made in USA. Es un modelo de la NASA inventado por un francés,
como todo lo nuevo, con motivo de los viajes a la luna… Para esos
cohetillos…Usted sabe…
Si
fuera japonés sería mucho mejor…
Cuando
los japoneses lo copien serán mucho mejores, por supuesto…
Ramón
Esteban estaba atento a la conversación de sus profesores, se les acercó y dijo:
“Aquí todo se ha escogido entre las mejores ofertas del mercado. Vea esa lancha
de hule sintético y sus propulsores submarinos, es francesa; los fusiles son
americanos; las varas largas con puntas de acero son de la India ; los picos, hachuelas,
cuerdas, navajas, y cuchillos, son italianas; los relojes son suizos. Tenemos
muchas cosas hechas en Venezuela y muchos otros accesorios son españoles. Casi
todos han sido diseñados especialmente para esta exploración de los fondos
marinos del golfo, a gran profundidad, y se adquirieron después de minucioso
análisis y selección.
Ya
lo creo, todo es muy especial y singular…pelo yo no se ni donde estoy palado…
Me
imagino que su propósito es averiguar desde ya el motivo de este viaje. Pero no
se lo diré. No le vamos a quitar ese placer
al Dr. Curra. Usted es su invitado…Claro,
que no nos perdonaríamos que usted esté desinformado acera de los detalles del
barco y otras menudencias, pero hay que esperar al jefe, y nadie como él para
explicarle a usted lo mas importante de esta experiencia secreta, así es que
tranquilo profesor Maky…
Aaa…
es secreta… bueno, yo no entendía nada, pelo ahora entiendo menos, mi querido Ramón…
York,
que estaba muy callado, intervino: Profesor Maky, no se dice Lamón, se dice
Ramón…Vamos a ver, diga conmigo: Ramón, Ramón…
Ja,
ja, ja… tienes un gran sentido del humor, mi querido York, no te olvides que
soy chino y no tenemos esa letra en nuestro idioma, yo hago bastante esfuerzo
para ocuparme de resolver esas dificultades… trata de entenderme y aprenderás
mucho. Tu cabeza es muy dura, parece un coco, y sé que no es, solo que tienes
la concha impermeable. Procura aprender chino, que será muy pronto idioma
universal…
Ese muchacho es incorregible, masculló el Dr.
Rivero.
Por
fin llegó el Dr. Cura, sumamente nervioso, protestando por la hora y dando
órdenes. Se dirigió al Dr. Rivero: – “Querido amigo: ¿Está todo listo? ¿Funciona la lancha? ¿Que dijo el Sr. Berriz? ¿Revisaron y
comprobaron el inventario?... Se volteó hacia las demás personas, y dijo: ¡Ola
muchachos…! ¿Como esta Dr. Maky…Luego nos veremos…y… ¿Entonces… Dr. Rivero?
Poco
a poco, querido amigo. Uno por uno es más fácil… El Sr. Berriz está terminando…
¡Pero, claro…! que todo está listo, y en perfecto orden. Podemos partir cuando Ud.,
mande…
El
Dr. Curra dio rápidamente las últimas instrucciones…. Luego, se despidió
montando es su automóvil, un Ford Fairlane, rojo y blanco, nuevecito, y gritó:
Pueden irse… nos encontramos en Turpialito…y partió velozmente.
El
Sr. Berriz, salió de la lancha y preguntó: ¿Quién es ese Señor tan arrecho…?
Rivero
le dijo en voz baja: “Es el Dr. Curra, Director de Instituto Oceanográfico de la Universidad de
Oriente. Es un científico venezolano, graduado en el instituto de ¨Biología
Marina Oceánica¨ en Inglaterra. Es un hombre de carácter inflexible. No le
gusta repetir las órdenes, pero en el fondo es blandengue…
Bueno…bueno…
no es para tanto… cálmese…Voy pa’bajo… me lavaré un poco, y … ya termino…
Usted
me preguntó…y yo le respondo con lo que se…
Berriz agregó: No… más que suficiente. A buen
entendedor…
Los
expedicionarios fueron a ocupar sus puestos. Se escuchó la voz autoritaria del
Dr. Rivero, que quedó al mando:
¡Vamos muchachos…! Vamos para
la lancha… que debemos partir cuanto antes…
York
se adelantó, entró precipitadamente a la lancha, abrió la nevera, sacó una
cervecita y aprovechó un descuido del Negro y se la restregó en el cuello…
¡Deja la vaina! fue el grito reflejo del conductor de la lancha…York sin
inmutarse escanció el preciso líquido, y satisfecho, le dijo al Negro: Amigo… Estas
muy sensible… Ocúpate del volante, no vayas a chocar como cierta vez… Tu eres
el campeón de volcamientos…llevas trece… Yo no se como te dejan conducir… El
Negro no quiso responderle… solo sonrió…
Desde
el fondo de a lancha, de la sala de máquinas emergió el Sr. Bérriz, dueño de la
“Mona Lisa”, su niña mimada… lleno de grasa hasta los dientes. Se acercó al
grupo limpiándose con una estopa tan sucia como él…y dijo:
¡Es
toda tuya, Negro - y agrego: Pasé toda
la noche en esos motores y puedo
garantizar que están en perfectas condiciones –mientras hablaba destapaba una
cerveza con los dientes y al Negro le destapó otra. Estaba sediento. Continuó diciendo: “Ahora si puedo irme a
casa, con absoluta tranquilidad. Lo único que no puedo garantizar -y eso lo
dijo mirando de reojo a los jóvenes- es la tripulación, porque los conozco a
todos y no puedo recomendarlos…Pero si el profesor Rivero los escogió, esa es
su responsabilidad… je je je
Bueno…
ojalá sea cierto lo que dices –ripostó el Negro- porque si algo sale mal, a
verás lo que somos capaces de hacer –luego lo empujo para que saliera de la
lancha y le asestó un palmetazo por la espalda, y Berriz, gritó:
Carajo
mijito, el tabaco no ha podido conmigo, pero con otro saludo como ese me mandas
para el cementerio…je je je
Gracias
por todo Señor Bérriz –terció el Dr. Rivero- estos muchachos son una vaina…
Yo
los conozco muy bien, no hace falta que
me los presentes… de solo verlos juntos me da miedo… umjú… como si los hubiera
parido. Estoy a la orden, cuando usted quiera llámame… me gusta colaborar e
estas cosas. No tenga reparo en molestarme, será un placer…
El
señor Bérriz se marcho dejando un rato sabor festivo en el ambiente. -Es un
gran tipo, indudablemente -dijo York,
rascándose la cabeza.
Ramón
Esteban, Ivana, Ricardo, el Negro y York, revisaron todos los detalles de la
lancha y el equipo. Luego el Negro se acercó a los controles y encontró a York
instalado al volante. Forcejeó con él
unos minutos. El Negro se retiró a conversar con Ricardo en la proa. Hasta que
York lo llamó: ¡Oye Negro, tu crees que voy a hacer tu trabajo… Crees que lo
voy a hacer todo yo solo…
El
Negrotes respondió: - Oye vale tu no piensas…! ¡Tu crees que todo e la vida es
joder y joder..!
Ivana
intervino: ¡Caramba Negro…! ¡Que humor tienes…! York se esta jugando contigo,
acaso no puede…
Déjalo
Ivana… que lo voy a dejar amarrado en la lancha, y no va a participar de lo
mejor…
Arranca
de una vez, Negro -grito Ram…
Todos
estaban a bordo, cada cual en su puesto. Ivana filmaba las maniobras y
conversaba animalmente con Ram, en la proa. Ricardo acomodaba las carpetas con
documentos y planos, con el Dr. Rivero
en una mesa. York probaba los instrumentos de precisión y tomaba notas. Maky
estaba sentado en una butaca en la popa.
CAPITULO SEGUNDO
EL GOLFO DE CARIACO Y SUS MARAVILLAS.
Despacio,
muy despacio se fue separando la lancha del muelle. Ante nosotros se abrían
como un abanico, los 660
kilómetros cuadrados de aguas azules del Golfo de
Cariaco. A esa hora, 6.45 am, parece una enorme bandeja de plata. Sus costas grises se en tan nítidas que luce
pequeño, así es cuando el cielo esta claro y no hay brisa, pero cuando hay mal
tiempo se ve inmenso.
El
Negro fue aumentado gradualmente la velocidad.
Aguas adentro. Una gaviota abriendo las alas. La proa hacia el Norte
franco. Hacia el gran diente de Punta Arenas.
Cuando
era niño me contaban cuentos de un gran pez que laman La Guatiporra - Dijo
Rivero- era inmenso, del tamaño de una isla. Ahora estaríamos entrando al centro
de su bocota. Desde aquí hasta el fondo del golfo, en los manglares de Campoma,
hay 60 kilómetros
en línea recta.
El
Negro viró magistralmente hacia el Este, y el Sol nos deslumbró saliendo entre
las filas del Quetepe y Santa María. Maky y Rivero se acomodaron en
sendas butacas, y conversaban animadamente, sus voces se escuchaban: Maky,
dijo:
Se
nota mi quelido Livelo, que usted ama este golfo…
Pues
si, lo he recorrido mil veces. Conozco cada palmo de costa, y también sus
secretos y profundidades.
Tengo
entendido que este golfo es de formación reciente.
No,
eso no es cierto. Lo que pasa es que el sabio Alexader Von Huimboldt, acogió
informaciones erróneas de los primeros historiadores y cronistas de indias, y según esas
informaciones, los indígenas creían o
habían recibido por memoria oral, la leyenda o el mito de un gran cataclismo
que abrió la tierra y formó el golfo. Pero no se puede recordar algo que pasó
hace un millón de años. Estudios recientes
y muy serios como los de
Caraballo y Macsotay , publicados por el Instituto Oceanográfico de la UDO , determinaron que el golfo
es del prepleitoseno. Además un estudio histológico con datos estructurales,
fáciles de obtener, nos llevaría a esa misma conclusión. Lo que si es verdad es
que en 1530, como lo narra, Jácome Castellón, uno de los fundadores de Cumaná,
que lo presenció, se produjo un terrible terremoto y el golfo pudo ampliarse,
por lo menos frente Cumaná, como lo demuestran las ruinas de la fortaleza de Castellón, construidas en
tierra firme en la desembocadura del
río, que hoy se encuentran en el mar como a 50 metros de la playa.
“Calamba
calamba…! Me asombla usted plofesol… Se ve que ha leido y profundizado, no solo
la historia sino tambien otlas ciencias…
Más
o menos, doctor Maky… Pero dígame una cosa ¿Por qué se enroló Ud. en esta
expedición?
¿No
se da Ud. cuenta de eso doctol Livelo? Ud. tan pelpicaz. Este golfo me
ploduce una sensación inigualable. Ayel
visité al doctol Cula, y le pedí pol favol, que me incluyela en la nómina de esta exculsión. Pol otla
palte, pienso que ésta selá la aventula de mi vida, la más extlaña en la cual
haya participado –Y con cierta picardía agregó- Si son cieltos los lumoles que
han llegado a mis alucinados oídos.
Rumores,
dijo rumores… ¿Es que se ha dicho algo de este trabajo?
Pues…algo de eso
hay…Se ha colado o se ha inventado. Esta semana no se habla de otla cosa en los
colillos de la
Universidad. Se preguntan pol la selección de los biólogos…
los instrumentos, el plesupuesto…
¿Que tiene de
particular?
Nada, que son los
mejores, los más fueltes y etlenados… y el equipo es muy costoso. Todo se
revisa demasiado, escrupulosamente… y cosa muy lala, hay plesupuesto y todo. No
se escatimó costo alguno… Yo soy muy obselvadol, mi quelido amigo.
Bueno profesor, no
haga caso, son conjeturas…
Que no deseo obviar…
Usted es un
científico, y no creerá cosas
irracionales…
Cleo muchas cosas
ilacionales… y esas son las que me interesan investigal…
Tiene razón Dr. Maky…
son bromas mías…
Ya estoy acostumblado
a la manela de sel del venezolano. Me
voy haciendo cada vez mas criollito… je je je
Cómo
es eso Doctor Maky… la verdad es que usted más bien parece margariteño…
En beneficio de la verdad, cuando
llegue aquí me sentí muy mal… Cleí que
nunca me acostumblalía, pelo ya ve, me siento embrujado pol este país…Cuando
salgo al exteliol me desespelo pol leglesal. Paleciela que siemple tengo algo
ulgente que hacel.
Me
impresiona usted doctor, aunque tengo varios amigos extranjeros que manifiestan
algo similar, pero no con su vehemencia. Esta tierra y su gente tienen cierto
embrujo… Por algo aplauden cuando tocan tierra… Sin embargo uno se pone a
pensar… No, no se nota el amor que se dice profesar a esta tierra… fíjese
Doctor –señalando con el dedo hacia el
horizonte y el fondo del golfo. A lo lejos las serranías azules, los tonos
grises y azulados, el paisaje inimitable, la obra maestra del Creador y su
inigualable belleza, pasaron ante sus ojos asombrados. De lejos -continuó el
Dr. Rivero- engaña su belleza, pero acerquémonos, y veremos la obra ruinosa del
hombre, de nosotros, la flojera, la
ignorancia, la improvisación, la porquería, la contaminación.
Maky, no lo escuchó,
siguió el curso del dedo de Rivero: al frente estaba la costa de
Caiguire. El mar lamía las orillas de lo que antes fue el puerto que los
hispanos llamaron por su belleza blanca y cristalina, Puerto de Hostia. Los
alcatraces devoraban sobre la ardentía, un cardumen de sardinas. El sol irrumpía sobre las frescas serranías,
húmedas de lluvia. La marina, llena mástiles y las torres blancas de los nuevos
edificios, ponían una hermosa nota humanizada en el paisaje.
Es muy alentadol todo
esto doctol Livelo…
De lejos luce
maravilloso… pero no estamos haciendo nada por conservarlo, no hay iniciativas,
no hay perspectivas, faltan ideas…
Espele… espele… todo
vendlá a su tiempo… Cleo que es muy importante salval este golfo, devolverle el
cristal a sus aguas…
Si Doctor tenemos que
salvarlo, si lo logramos será el principio de algo, porque sin el golfo no
tenemos nada, no hay futuro para este pueblo… y así como está es mejor no
tenerlo, no lo merecemos. Debemos declararlo patrimonio nacional, santuario de
la humanidad, algo así…
No se me había
ocurrido, veldadelamente, selía un plincipio. De todas manelas esto es
malavilloso…
Miren
que vaina –interrumpió York- ya el profesor Maky se acostumbró a nuestras
vagabunderías… ja ja ja Eso le pasa a todos, lo ven natural… todo
limpio, en orden, por eso es que no se hacen los trabajos que deben hacerse…
por favor…
Yolk,
cleo que me has mal intelpletado.
Ya
estábamos frente al inmenso manglar de Puntergá en El Peñón. Ram le preguntó al
Dr. Maky: ¿No le parece arrechísimo ese manglar Dr. Maky?
Rivero
acotó –Ese manglar se llama Puntergá, así aparece en planos antiguos. Es el
único que se ha salvado de la
depredación y contaminación en esta parte de
este maravilloso golfo. Inclusive ahora luce más frondoso por influjo de
un brazo del regadío de Cumaná, que desemboca
en esa sabana. No se imagina usted
la variedad y cantidad de
aves que lo pueblan… Algún día lo voy a
llevar para que lo conozca y estudie.
Muchas veces voy con Juan Antonio Bermúdez, un amigo peñonero, a ese manglar a pescar jaibas y tilapias, que allí
llaman Universitarios…
Yo
se algo de eso, soy amigo de Eliseo Acosta, que
trajo las tilapias y adaptó a estos lugares. Pero… ¿que es el Peñón y
quien es ese Juan Antonio?
El
Peñón –respondió Rivero- es ese pueblo
que estamos pasando ahora –La
Mona Lisa cortaba las olas frente al caserío- Soy un enamorado de este sitio y de su gente.
Aquí aprendí a cpompartir, el verdadero significado de solidaridad humana.
Que
quiele decil profesol…
Por
ejemplo, Juan Antonio sale a pescar; y en ese trabajo pasa toda la noche. Regresa
en la madrugada cargado de pescados, llega a la playa y acuden los vecinos,
luego separa los de su casa y el resto lo reparte entre ellos y hasta se los
manda a su casa; y, si sobra algo, lo vende… Así hacen todos los peñoneros, es
una práctica diaria y centenaria.
Eso
es, amigo mío, porque la tribu vivía de
la pesca y recolección, y lepaltían el producto entle sus miembros. Es una
costumbre arraigada. Me atrevo a asegurar que la comida era totalmente ritual
en este pueblo.
Esta
gente –acotó Ram- no conoce el egoísmo… Hay algunos que tienen varias
mujeres y muchos hijos, y todos se
tratan con amor. Cuando voy a la casa de Juan Antonio, siempre tiene algo bueno
que brindar, y cuando no tiene, manda a sus hijos a buscar jaibas, arrechones,
erizos, sapos, y su mujer, que siempre esta dispuesta, los
prepara. Yo pongo la cerveza y se arma la fiesta, tenemos un banquete al
término de la distancia.
Ivana
no dejaba pasar detalle, y con la cámara filmaba cada detalle. Ricardo y York
estaban impacientes por intervenir, todos estaban complacidos.
Maky
continuaba –Calamaba… Calamba… oyendolos me plovoco vivil e este pueblo… ¿Qué
filosofía alienta a este pueblo?
A
lo mejor no le gusta –dijo Ivana, alzando la voz- es cosa de acostumbrarse a su forma de vida…
no es fácil… Hay que aprender desde niño… vivir en esas condiciones… el cuerpo
no se acostumbra fácilmente.
Mi
adolada Ivana… mas bien es cuestión de entrenamiento… El Yoga armoniza el
cuelpo con el universo y se adapta a cualquier circunstancia medioambiental… No
soy vanidoso, pero mi cuerpo y mi alma
pueden ser sometidos a las mas duras pruebas . Yo creo conocer a este
pueblo, lo intuyo, se como viven, aunque
no me lo explico. Cuidan extremadamente
de su persona, pero no les importa el medio ambiental en el cual se
desarrollan. Se bañan, perfuman, enjabonan, y usan desodorantes, pero la casa y sobre todo la cocina, son una cochinada… No soportan sus propios olores y sin embargo pueden vivir en la mayor
inmundicia. En mi país es distinto, la casa es limpia, impecable y a la gente
no les importa sus olores, ni bañarse, ni esas otras cosas.
York,
interrumpiéndolo dijo: Ni una cosa ni la otra, sino todo lo contrario -Todos
rieron- Déme una palomita profesor… A
usted no le parece que podríamos combinar las dos maneras… En el Peñón se
pueden construir casas japonesas o
chinas, de madera pulida, no sé… y enseñar a esa gente a vivir
decentemente. Imagínese a Juan Antonio
vestido con kimono. Quitarse las
alpargatas para entrar a su cuarto lleno de almohadas, donde la mujer
convertida en geisha, lo espere perfumada y todo; y él después de pasar la
noche en el mar peleando con las olas, hediondo a pescado … Me lo imagino
haciendo los saludos de rigor… esta idea se la voy a vender a Celestino Córdoba… je je…
Mila York no confundas a la china con el
japón, pol favol.
Para
mi son la misma vaina.
Todo
mundo celebraba las ocurrencias de York con carcajadas, y el infaltable brindis
de polarcitas frías. Entre tanto “La Mona Lisa ” seguía su rumbo Este, pasando las
playas y morros de Puntergá, Peñón
Blanco, Juana Josefa y Güirintar.
Profesor
–interrumpió Ricardo- ¿usted conoce esa playa de Güirintar?
Si,
de pasadita… Se ve muy bien… tiene una buena vegetación, tiene agua, es muy
flesca. Bajo esos cocales se debe vivil maravillosamente. Tiene río…
seguramente de aguas cristalinas… ¡Que malavilla! Debe sel un pequeño edén, me
gustalía pasal la noche allí. Pol casualidad doctol Livelo tiene usted amigos
en ese sitio?
El
dueño de ese fundo es el señor Luis Salvador Bruzual, buen amigo mío. El río ha
venido a menos, siendo yo muchacho venía con mi papá a esa hacienda, camino de
Marigüitar. En esa época llovía mucho por esta zona y el río crecía
considerablemente. Los carros y camiones hacían cola para vadearlo. Cierta vez
observé un camión que imprudentemente trató de pasarlo sin tomar las
precauciones debidas y la fuerza del
agua lo arrastró y estuvo a punto de volcarlo. Entre varios hombres lograron empujarlo
hacia un sitio más estable, sin embargo tuvieron que aguardar dos días para
poder continuar el viaje. Ese río era terrible, desde lejos se escuchaba el
grito de los campesinos anunciando la cabezada que se oía rugir.
¡Calamba..
calamba ... ¡ explíqueme eso de la cabezada, es la plimela vez que oigo sobre
ese fenómeno.
Es
un fenómeno que se produce cuando llueve mucho en las cabeceras de los ríos.
Por aquí es muy común. Se forma un caudal muy grande de agua, y
viene com una tromba que lo arrasa todo a su paso y ruedan grandes piedras.
Depende de la cantidad de agua que cae, es como un volcán, mete miedo a los
ribereños. Es mejor estar lejos cuando eso sucede.
York
volvió a interrumpir –Profesor, profesor, pregúnteme a mi lo que no sepa y
quiera saber sobre ese fenómeno… el doctor Rivero es un libro primario -esto lo dijo abrazando al doctor- a este lo
entrené yo en estas cosas… él no monta cerro, ni pasa río, ni camina bajo la
lluvia, este señor nunca se ha montado en un burro… ja ja…
Esa
era la tónica del viaje, el tiempo marchaba rápido. El tránsito hasta
Turpialito resultó muy corto para los viajeros, unos 30 minutos, desde el
puerto de Hielo Cristalino, era las 7.30 am.
Desde
este morro el paisaje resultaba imponente, la piel del mar se extendía como una
pradera de tonos verdes azulados, sin repliegues. Hacia el Sur se podía
observar la fila del Quetepe, que como dice Humboldt, conforma un inmenso
circulo con el Barrigón en la península de Araya, y sigue con el Mochima, el
Tataracuar y el Imposible, cuyo centro está en Cumaná.
Maky
asomado a la proa se deleitaba viendo los cardúmenes de sardinas y a los
alcatraces festinando sobre la ardentía. El agua transparente dejaba ver a los
barracudas inmóviles, y muy cerca de él, un pez dorado que se deslizaba
confiadamente; y más allá, una banda de juguetones delfines retozaban… los cachalotes echaban humo por
sus chimeneas, nosotros el mar y el viento.
Las
instalaciones oceanográficas del Morro de Turpialito, que pertenecen al
Instituto Oceanográfico de la
Universidad de Oriente, amanecieron silenciosas, tranquilas,
deshabitadas. Ningún vigilante de guardia. A la mudez de las horas matinales
respondía al sordo rugir de los motores
encendidos de “La Mona Lisa ”,
y las voces de la tripulación que
también rompían la monotonía mañanera.
Se
oyó la voz de Ram dando las órdenes… Oye Negro… Dirígete hacia el muelle… York,
Ricardo, recojan las gúmenas…lancen los rezones… Habíamos llegado al punto
señalado por el Dr. Cura.
Con
pericia y experiencia arrimaron el barco
al muelle. Ram y Ricardo ágilmente saltaron sobre el maderamen, y York se quedó en la lancha para lanzar los
rezones y los cabos para amarizarla. Se oyó la voz de Rivero. ¡Okey Okey… todo
bajo control –y levantando la voz, gritó -¡Ricardo … cerciórate si llegó el Dr. Curra, búscalo en el galpón…!
Ricardo,
muy delgado, de un metro noventa,
recorrió las instalaciones con largas zancadas. Se trataba de dos
galpones de regulares dimensiones y algunas construcciones menores. Cuando
regresaba con malas noticias escuchó el motor de un carro que se acercaba,
y que no era del Ford del Dr. Cura. Miró
hacia atrás, por la serranía de Turpialito, vio el carro y gritó:
¡Se
acerca un Jeep… creo que es el Dr. Curra…!
CAPITULO
TERCERO.
EL
SECRETO DE LA EXPEDICION
Y TOCUCHARE.
En
efecto, bajando por un camino abierto entre los escarpados barrancos de
Turpialito, más bien se desbarrancaba un Jeep. Curra venía con varias personas
y traían unas incomodas cajas, indudablemente parte importante del equipo de
transmisión que se emplearía en el fondo del mar. El Jeep llegó hasta el propio
muelle. Con bastante parsimonia se
bajaron Curra y sus dos acompañantes. Luego procedieron con mucha delicadeza a
sacar las misteriosas cajas. Las fueron colocando en el muellecito bajo la mirada escrutadora de Rivero e Ivana, que filmaba todo lo que
acontecía.
Desempacaron
todo y Curra llamó por sus nombres a todos los expedicionarios, y cada uno respondió: ¡Aquí estoy! Menos York, que más
bien preguntó: ¡Donde están las muchachas…!
A
lo que Curra respondió: Ya vendrán jovencito… ya vendrán… No te impacientes…
Por cierto que ninguna de ellas es tu novia… tengo entendido. Y elevando la voz
dijo: Atención señores… atención… Les ruego que me escuchen aunque dirán que lo
que les voy a decirlo han oído mil veces… pero considero necesario decirlo por
enésima vez… Este equipo es una novedad en la comunicación entre tierra y
profundidades marinas, y ha sido diseñado casi
especialmente para esta incursión. Como les he explicado, se trata de un
multífono por el cual se pueden comunicar oralmente con la base y entre ustedes, es más, pueden oír permanentemente y simultáneamente a la base y a ustedes, o lo
que es lo mismo, estaremos en contacto todo el tiempo. Además en la base los
podré ubicar mediante esta pantalla de
radar –dijo esto señalando con un apuntador la pantalla del equipo de
Radar- Ustedes sabe que soy muy
nervioso… Quiero la comunicación personal con todos y cada uno de ustedes
mientras estén en las profundidades… Y tú, York, no me hagas ninguna travesura.
¡Okey!
En
contacto Camarada –fue la respuesta.
Curra
continuó diciendo -Este sistema esta incorporado a las bombonas de aire
mediante un mini componente –entonces les mostró el pequeño módulo camuflado en
la llave de la bombona y dentro de las máscaras, de donde sale un micrófono miniatura que se
activa con la voz- pero no tengan cuidado, es suficientemente potente, no hay
problemas. Para la hipótesis no contemplada ni admitida, de que el sistema oral
no funcione por motivos no previstos, hay otro medio de comunicación manual que
ustedes vienen utilizando y cuyas claves tienen en la pulsera del reloj. Mis
instrucciones se escucharán en
general, y, en particular… solo cuando sea necesario; y
continuó: -A pesar de que este sistema es sofisticado y delicado, no tendrán que preocuparse mucho por cuidarlo, ustedes deben saber que
ya hemos tomado todas las
precauciones para evitar cualquier
desperfecto. -Tomó un asiento, como quien está agotado y pidió café. Se acercó
uno de sus ayudantes con un termo y les sirvió a todos. -York dijo que el
prefería un carajillo. Curra se sonrió y
dijo: Si tengo… ¡Alberto coge la botella de ron que tengo en el maletín…! -y el
mismo se lo sirvió…
Después
de este rato de solaz esparcimiento, Curra continuó sus explicaciones -No hace
falta que les hable de las señales
manuales, las doy por conocidas ya que están en todos los catálogos que
les he entregado… Se usarán solamente si son imprescindibles, o sea por falta
de comunicación oral, lo cual luce como una hipótesis no contemplada,
descartada… Considero que todo ha sido previsto
con absoluta responsabilidad y precisión, sin embargo, escucharé
cualquier sugerencia… porque ha llegado
el momento de decirles el motivo secreto
de esta expedición.
Esta
vez los expedicionarios hicieron silencio, ansiaban este momento. Curra tambien
guardó silencio, bajo los ojos, se frotó las manos. Señores, amigos, no ha sido
mi intención ocultarles nada, pero preferí guardar silencio por que las paredes oyen, y no
estaríamos aquí. Bien, vamos a localizar un galeón español que tiene cerca de
500 años hundido en este golfo.
¡Que…
Imposible…! -Fue el grito de todos.
Increíble…
¿Verdad? Pero es cierto. No hay ninguna duda.
Ram
dijo bajito al oído de Ivana. Lo Imaginaba. Sabía que era algo extraño…Luego
elevando la voz para que todos lo oyeran. -Pero Dr. Curra… nosotros conocemos
este golfo como la palma de las manos
¿Como puede ser posible?
Lo
es Ram, ya lo verás.
El
Negro que siempre estaba callado, no aguantó las ganas y dijo: Y porque parte
de este golfo podremos localizarlo, estará enterrado. Nosotros, como dijo Ram,
lo hemos recorrido palmo a palmo. Cuando lo vea lo creo.
Está
cerca de aquí –respondió Curra, con una pícara sonrisa- ustedes lo verán no
puedo equivocarme. Hay un acantilado
como a 100 metros
de la orilla, a una profundidad de 30 metros , lo he calculado; será un trabajo
difícil y peligroso… Ustedes decidirán,
son voluntarios pero pueden desistir.
York
explotó. ¡Nadie se rajará… El que no arriesga ni pierde ni gana… Díganlo ahí
muchachos… ¡
La
respuesta fue una carcajada general.– ¡Claro… lo se…! –Continuó Curra- Sin
embargo no está demás mencionarlo. Corren el riesgo de salir heridos y hasta de perder la vida, pero vale la pena
intentarlo. En algunas circunstancias
hay que arriesgar el pellejo.
Y
algo más – afirmó Ram- es nuestro oficio
y debemos tomar las cosas con la mayor dignidad. Soy el capitán de mi equipo,
los conozco a todos, puedo decir ahora lo que piensa el Negro o Ivana, Ricardo,
York, y hasta el Dr. Rivero. Ahora también nos acompaña el Profesor Maky… y ya
se ha integrado al grupo de tal manera… que estoy seguro… que es como nosotros…
Puedes
jurarlo… Si es así… me siento integrado a esta broma… cleo, que aunque mi vida
dependiera… o la pusiese en peligro… de
continual hasta el fin, lo haría sin que me temblase el pulso… je je…
Las
horas pasaban mansamente, el mar brillaba en la mañana tibia, a lo lejos los
alcatraces festejaban bailando frenéticamente sobre los cardúmenes de sardinas
y jureles. La Mona Lisa
enterró la proa en la carne blanda y
azul y un grito de espumas sorprendió a los viajeros en el vértigo de la
zambullida. Nos alejábamos rápidamente del cayo de Turpialito y enfilábamos
hacia la media luna de playa de Quetepe. Las arenas doradas obligaron al Negro
a dar un golpe de timón, y la lancha se dobló para marcar un semicírculo
paralelo al cintillo amarillo y luminoso del rompiente entre el mar y la
tierra. La maniobra afortunada permitió
a los expedicionarios tocar las crestas
de espuma. El Negro sonrió desde los mandos y mostró su dentadura perfecta; Ivana estiró los brazos y Ram la tomó por la cintura para mecerla
entre la baranda y la piel encrespada del mar, la blonda cabellera mecida al viento amanecido,
la cintura doblada sobre la baranda, mientras la lancha giraba a barlovento
contra el suave viento que soplaba del noreste, descargó sus ansias contenidas en el grito de júbilo de los jóvenes que
aplaudían la maniobra.
Apolonia
mataba cochino los sábados, la gente de los alrededores lo sabía por la
costumbre de los cohetes que acostumbraba quemar como aviso, producto de una
vieja tradición. La gente, cuando escuchaba los cohetes decían “Apolonia mató cochino, vamonós
pa’llá”. A los que la ayudaban les daba chicharrones de gratis. Era un rito.
Todos participaban, preparaban chorizos, chicharrones, morcilla, y comían de
gratis, con la misma sabiduría de sus ancestros, era parte del ritual.
Luego
que mataba el cochino con un palazo cochinero, lo abría y le sacaba las tripas y las colocaba en una
batea. Luego las llevaba al río Güirintar para lavarlas y limpiarlas con limón.
Luego regresaba a la enramada, hervía agua e un canarín grande, esperaba que se
enfriara en el sereno de la noche y por la mañana lavaba nuevamente las
tripas y las restregaba con limón y sal.
Luego cogía las tripas y las cortaba en trozos, las amarraba por la punta y las soplaba hasta inflaras como globos,
luego las ponía al sol amaradas a la empalizada del coral de chivo. Entonces docenas de globos
adornaban la ranchería, y los niños
gozaban tratado de tumbarlos con palos de yaque. Por otra parte Apolonia machacaba la carne en
una gran piedra de canto rodado, ahuecada en el centro, junto con la grasa mezclaba un guiso adobado con ajo, pimienta y sal, y
llenaba las tripas con los dedos, dándole forma a los chorizos. Los amaraba con pabilo, y los colgaba sobre
el fogón aprovechando el humo, que según ella le daba mejor sabor.
Pelo
mi amigo, eso solo existe en su imaginación… no veo nada de eso. ¡Ojalá eso
fuela cielto! Me quedaría a vivir en ese pequeño paraíso.
Lo
fue profesor, yo lo viví… No le estoy mintiendo. Los turistas locales han
invadido al pueblo, ahora las playas solo sirven para beber cerveza y ron. Los
barcos son de adorno o para pasear. Nadie sale a pescar. Antes de esta
historia, estas playas eran un lance de pesquerías y había una sola ranchería.
El golfo tenía dueño y nadie se atrevía
a tirar un chinchorro en sus linderos. Cuentan que alguna vez, a principios de
siglo, perteneció a Don Pedro Elías Aristeguieta, el héroe del 29, y después
que lo mataron en Santa Ana, cerca de Carúpano, quedó el lance a la buena de
Dios.
Y
usted Dr. Curra, no dice nada. Lo veo muy callado… ¿No selá que esta gente me
esta metiendo cobas?
De
ninguna manera profesor, lo que están contando es serio y es una realidad,
puede fiarse de ellos. Yo también me estoy enterando de estas cosas.
Plofesol
Rivero, me gustalía sabel algo de Pedro Elías, ya me lo he tropezado en mis
lecturas sobre esta ciudad.
No
profesor ese tema lo dejaremos para otra ocasión, pero quien tiene una buena
historia de este pueblecito es Ricardo, vamos a ver si quiere contárnosla… ¿Que
dices Ricardo?
Este,
como solía hacer, se rascó la cabeza y
dijo: -Bueno, yo he oído esta historia
aquí mismo, puedo decir solo lo que me han dicho, no me consta nada de eso.
Ricardo
se regodeaba y no arrancaba. Maky impaciente le dijo: -Pol favol Ricardo, me
tienes nervioso y ansioso, desembucha de una vez … ¿Qué es lo que sabes?
Bueno…
todo mundo sabe que a este caserío lo mandó quemar Darío Román, cuando era jefe
de la temible Seguridad Nacional, por los años 50, en tiempos de Pérez Jiménez.
Es
cierto -acotó Ram – aquí mataron un
agente de ese cuerpo policial, pero sigue tu Ricardo.
Pues…
Darío Román era un hombre de malas pulgas, y, resulta que había enviado una
comisión para averiguar lo que había pasado y detener al culpable; pero el
hombre que mató al agente de la SN ,
era un tipo muy querido en el pueblo, y todo mundo se negó a delatarlo.
Una
noche llegó una comisión de la SN
y quemó el caserío, no dejaron ni un rancho, gracias a Dios no hubo víctimas…
Bueno todas las casas eran de bahareque y palmas de coco que ardieron como
teas. A mi me contó un viejito que vivió
toda aquella tragedia, que al agente de la SN lo mataron porque engañó a una muchacha muy
formal y regresó al pueblo a dárselas de macho conquistador, y llegó a tanto
que se burló con sarcasmos del padre y de los hermanos de la muchacha. Ellos
son tres hermanos, gente buena, discreta y servicial. Al parecer el agente tomó
más de la cuenta, sacó el “smitiwilson”
calibre 38, y disparó varias veces en
dirección de ellos, como para asustarlos. Los hermanos lo dejaron beber su Pampero
pecho cuadrado, y cuando ya no podía con su alma ni con su cuerpo, y cayó al
suelo como solía, los jóvenes lo arrastraron hasta la playa, lo mataron y sus
restos los tiraron al mar. Luego se marcharon y no se ha sabido más de ellos.
El pueblo ha guardado el secreto y no quiso delatarlos.
¡Calamaba calamba… ¡ que histolia más interesante.
Fuente
Ovejuna… –exclamó pensativo York.
Aunque
ustedes no lo clean ese tipo de justicia es muy antigua…
La
historia de Ricardo quedó flotando en el ambiente sobre el trueno de los
motores y el surco sobre la piel acuosa y salada que se extendía hacia el
horizonte. Cada uno buscaba en su mente un comentario, pero no brotaban las
palabras. La Mona Lisa pasó frente a Tunantar. Los árboles de mangle
rojo clavan sus raíces sinuosas en la arena; los cangrejos azules levantan sus
tenazas y retroceden hasta las cuevas en
la desembocadura del riachuelo. Un indio guaikerí lanza la atarraya y la
levanta ahíta de pescados: lisas, mojarritas, boquita e’guevo. Carga su mapire
terciado al hombro parguero y continúa su faena. Una mujer de la misma etnia
recoge ostras mientras sus compañeros,
disparan a las palomas en las copas de los árboles y hacen racimos que amarran al cinto. Los
muchachos inexpertos, con arpones
improvisados, clavan jaibas y las meten en sus maras culonas. En el
curso del río, en ambas márgenes, hay zumbí, mangos, lechosas y cocos, que
complementan las abundantes vituallas. Su vida está allí, todo lo tienen en
abundancia.
Recuerdo
a Marcos Delgado Bastardo –interfirió el Dr. Rivero- se instaló aquí en
Tunantar, hace muchos años, Compró un galpón abandonado y montó una casabera, que él llamaba “rayanaza de yuca” . La yuca
amarga la traía de Monagas, decía que era la mejor, porque duraba hasta tres
días sin “cortarse”, es decir sin descomponerse. Diariamente se escuchaba en Tunantar el grito
de “¡Llegó la yuca!” inmediatamente aparecían las mujeres que venían desde el
caserío y se iniciaba la faena. Prendían
los budares, hornos cónicos de barro,
cerrados en la parte superior con una tapa redonda de hierro colado, donde se
esparce la catibía. El punto de cocción lo daba Marcos Delgado, que se paseaba
por los budares como un maestro de
escuela. Cuando lo creía oportuno ordenaba voltear el casabe y luego también ordenaba que lo levantaran y
lo pusieran al sol, que les daba el gusto final. Afuera del galpón sus hijos
descargaban la yuca y la leña, toda la carga la echaban al suelo y las mujeres
se apiñaban para seleccionarla, subirla a los mesones y pelarla; a los hombres les tocaba la
leña para los 20 budares, era un tarea
fascinante. Luego la yuca rayada la meten en los sebucanes que cuelgan de un travesaño para que bote toda la catibía y la catara,
este es un líquido lechoso y tóxico, sin
embargo la catibía se usa para preparara ajiceros. La harina de yuca procesada
en el sebucán se llama naiboa, cuando está seca se recoge en cestas y las
mujeres la distribuyen en los budares.
Maky,
que no aguantaba las ganas de hablar, interrumpió a Rivero, y dijo: --Cuando
llegué a este País no imaginé que iba a comel casabe con tanto placel. Veía a
mis amigos y pensaba que estaban locos, como podían comel aquella cosa dura y
desablida. Luego supe de las cualidades de ese alimento, que tiene un noventa
por ciento de almidón de óptima calidad es supeliol al pan de trigo y a la
arepa cumanesa. Me he conveltido en un buen consumidol de casabe. No hay nada
mejol que un buen plato de pescado frito con casabe mojado en guarapo pala la
noche.
No
deja usted de sorprenderme con sus sabias observaciones sobre estas cosas
nuestras, profesor.
Ram,
tambien terció, y dijo: He leído que el casabe es el pan de los indios que
inventaron esa técnica que aun se usa y toda una empresa para fabricarlo y
distribuirlo. Los españoles lo descubrieron oportunamente y con ello
facilitaron las grandes travesías. España fomentó grades centro de acopio de
casabe en Puerto Rico y Santo Domingo
para avituallar las naves. La isla de la Mona se hizo famosa por ser uno de estos centros.
En
la “Historia de las Indias” de Bartolomé
de Las Casas -dijo Rivero- hacen mención de eso que dices. A la isla de La Mona , iban las naves a
aprovisionarse de casabe para entrar en campaña. Varias veces lo menciona el
fraile. Al parecer, tanto el casabe como
la arepa fueron inventados y producidos por los indios arecunas y chaimas de
Cumaná. Por lo menos tenemos la certeza
de que aquí conocieron esos
productos por primera vez.
¡Calamba
calamba… ¡ pelo esos indios no eran tan ignorantes como nos lo cuentan.
Así
es profe, la historia no parece estar bien contada, ni documentada en relación
con la cultura de nuestros indígenas. Hay
más de una prueba de ello. Lo que pasa es que era diferente a la de los españoles. Ellos
no lo entendieron. El hecho de que
andaran desnudos no significa nada; y tampoco significa nada que no se ocuparan
de trabajar en lo mismo que trabajaban los españoles, porque sus necesidades
las tenían resueltas, aprendieron a vivir para y como vive la naturaleza, era
otra cultura.
El
viaje continuaba. Desde lejos se veían los frondosos cocales de Guaracayar.
Coco, copra y copreros. Las prósperas haciendas coloniales que se fomentaron en
las desembocaduras de los ríos: Cumaná, Güirintar, Tunantar, Guaracayar,
Marigüitar, Cachamaure, Tarabacoa, Tarabacoita, Bohordar y Carinicuao.
Y,
¿quienes fomentalon estas fincas que palecen muy antiguas?
Si,
es cierto, Don Vicente Sucre, el padre del Mariscal, y otros criollos ricos
tenían trabajando en estas fincas más de 3000 esclavos negros productores de
copra, materia para las industrias de
aceites, jabones y velas de Cumaná. Después de la guerra de independencia los
negros desertaron y fundaron algunos pueblos como Campoma y Chiguana. Pero hay otras historias, dicen que Campoma
fue fundada por negros africanos que naufragaron frente a las costas de Araya y
llegaron a Campoma, donde el hábitat se les pareció a su tierra africana, allí
permanecieron ocultos muchos años.
Pelo…
queda alguna industlia de esos tiempos, no veo ninguna chimenea que lo indique…
No
profesor, aquí nunca se instaló una industria, es más, creo que ni siquiera
hubo patios para secado, solo pelaban los cocos y los llevaban en barcos a
Cumaná, y en la propia desembocadura del río Manzanares, había una factoría que
los procesaba. Los últimos empresarios aun viven, los Silva Bermúdez, los
Bruzual y los Aparicio. Sin embargo desde hace algún tiempo vienen instalándose
algunas en Marigüitar, alli don Jesús Rojas produce aceite y su hijo Aníbal
produjo por vez primera en Venezuela el betacaroteno y la margarina Nely.
Oiga
profe me interesa mucho este tema, luego luego lo voy a molestal con mis
impertinentes pleguntas, pero usted velá que tienen un objetivo preciso dentlo
de mis investigaciones para la Universidad. No
tengo que decile más, porque usted lo sabe muy bien. La economía es mi fuelte y
sus raíces me dan una visión más acertada de lo que pueda imaginarse…
CAPITULO CUARTO
Peñas Blancas y su gente.
El
sol caía casi verticalmente sobre los expedicionarios cuando divisaron las
filas de los cerros que guardan a la
bahía de Ensenada Honda Ivana con un mohín característico, gritó:
¡Miren estamos llegando, un poco mas allá esta Peñas Blancas!
El
Negro con un golpe de timón, hizo una maniobra parecida a la que ya había hecho
en Quetepe, la lancha escoró hacia la derecha y los viajeros estuvieron a punto
de caer al mar. Otra vez el Negro enseñó su dentadura perfecta, y York estuvo a
punto de darle un golpe con la botella de cerveza que sostenía, conservando el
equilibrio, con la mano izquierda -¡Te
voy a matar Negro ‘el carajo! Pero después todos rieron, tenían que soportarlo.
La
impactante media luna de playa de Ensenada Honda, de color verde oscuro a esa
hora, se presentaba ante ellos, desolada, apenas había una pequeña ranchería abandonada bajo una solitaria mata
de cocos, pero era un punto dentro de la selva exuberante del trópico que lo cubría todo. Además de la playa
virginal de arenas doradas, llamaba la atención la variada vegetación:
dividives, cuicas, pacureros, bobos, bucares, alatriques, manzanillos,
cautaros, zábilas, cariaquitos, y los temibles guaritotos. Un verdor lujurioso y fascinante la hacía muy
atractiva. Todos pensamos penetrarla arrobados por su bondad promisoria. Maky
no pudo callar, y en un repentismo poético dijo: -Que playa más hermosa, mi
quelido doctol, me palece ver a Ivana tendida sobre la arena dorada como Eva en el Paraíso… ¡
Oiga
profe –le dijo Ram- no se pase mire que
yo soy muy celoso.
Mi
quelido Ram, no te pongas celoso, porque Ivana se puede disgustar contigo, yo
solo quielo significal, que esa playa es tan elocuente como la belleza de la
misma Ivana… ¿No es veldad mi niña helmosa?
Mire
profe -observó Ivana, haciendo gestos y simulada coquetería- mejor no hago lo
que pensaba cuando usted dijo lo que dijo,
ya le iba a dar un beso, pero mejor lo dejo de ese tamaño, porque aquí
hay gente que no entiende de esas cosas…
no dicen lo que sienten, no lo expresan como usted, es una lástima…
Yo
me encargaré personalísimamente de Ivana, esa niña necesita ser halagada, no se
preocupe profe, porque yo si se de poesías que le puedo dedicar a esta bella
dama. Además se las puedo recitar, pero eso si… en privado. Mejor Ivana es que
te fijes en mí y no en Ram, ese no tiene poesía ni urbanidad. Te irás dando
cuenta en estos días de trabajo y meditación. Por cierto que mi amigo Gustavo
Minguet, dice que a las mujeres hay que aplicarle el método “a la gandola”,
pero si usted se pone a investigar cual es el tal método, se da cuenta en
seguida que se trata más bien del halago, pues el dice que a la mujer hay que
regalarle prendas, perfumes y hasta un automóvil, para conquistarla.
El
prof. Maky, un poco distraído, tomó un fusil y sin darse cuenta lo apuntó hacia
Ivana, esta le gritó “¡Profe, apunte para otro lado, no quiero que se le escape
un tiro y entonces digan que Ivana murió por un sin culpa… !
No
te preocupes Ivana, yo tampoco quielo molil entre los brazos de ese gorila que
te cuida… ja ja…
Mientras transcurría el tiempo en la
cubierta de la lancha, pasamos la bahía de Ensenada Honda, adelantamos un poco
y amarizamos a poca distancia de la playa de Peñas Blancas, nuestro destino
programado por el Dr. Curra. Esta ensenada es muy particular, cerca de la playa
es profunda y el placer queda a pocos
metros, es un lugar bastante extraño. Entrando por la carretera, un escultor
anónimo talló un sapo en una enorme
piedra, ubicada a la entrada del camino que conduce hasta una ranchería muy confortable, que se
ve desde la playa, y a pocos metros, dentro del mar, hay un peñón blanco,
visitado permanentemente por alcatraces.
Es indudablemente el pico de una montaña del relieve subacuatico.
No
eran las 9 de la mañana y ya varias personas estaban en la playa, y otras nos
miraban desde las puertas de sus casas; observaban discretamente la maniobra
de amarizage de la lancha. No había
muelle ni nada que se le pareciera, pero la ensenada era bastante profunda y no
representaba ninguna inconveniente
atracar allí. La gente que estaba
e la playa comenzó a acercarse
amistosamente.
El
Dr. Curra indiferente, levantando la voz, gritó: ¡Ea muchachos, tengan la amabilidad de
ponerse los trajes de neopreno… vamos a probar el equipo.
De
inmediato los jóvenes comenzaron a vestirse. Ivana, solicitó ayuda: Ven Ram,
ayúdame a ponerme el traje, se me pega a la piel y no me entra…
Un
momento –intervino York- ese trabajo es
de mi personal incumbencia. Yo seleccioné esos trajes y Ram puede dañarlos con
sus manos toscas… fíjate en mis manos son finas y bien cuidadas.
No
me toques York, tu eres un sátiro… vete… vete…
No
sabes lo que te pierdes Ivana, pero tú sabrás lo que haces…. Está bien, después
no me llames ni llores… Okey.
Mientras
se vestían se oyó la voz de Maky: -Miren muchachos, esos tlajes deben quedal
ajustados al cuelpo, recuérdenlo – Maky sobre la marcha iba palpando a los
jóvenes por la espalda, las piernas, muslos, axilas…
Cuidado
profesor -advirtió York- siga de largo
cuando llegue a Ivana, no vaya usted a recibir una cachetada sin
percatarse del peligro –decía esto
señalando a Ram, que ajustaba el traje
de su amada.
No
seas mal intencionado York, Ram no tiene porque ponerse bravo conmigo, hago mi
tlabajo inocentemente…
Usted
me perdona profe. Pero Ivana es demasiado sensual y a cualquiera se le altera
el pulso. Fíjese en mí, que soy un
experto en bellezas, sin embargo no dejo de impresionarme con esa morena de ojos verdes y cuerpo de
Afrodita.
Si,
claro, lo entiendo, tienes mucha lazón; pelo yo soy un hombre equilibrado…
resisto la tentación… soy un filósofo de la vida… ¿no lo entiendes York…?
Pero…
usted tiene su corazoncito profe… y Ram no es de los que piensan mucho para
atacar… se lo advierto… no se duerma profe, ojo pelao, más vale precaver que
lamentar…
La
maniobra para atracar la lancha fue perfectamente ejecutada por el Negro, aunque era la primera vez que
llegaba a esta playa, sin embargo la carta de marear indicaba la profundidad y
las condiciones de puerto, 19 brazadas a
tres metros de la orilla, podía intentarlo, aunque había un verdadero
precipicio invisible a su costado. El
acceso se hizo complicado para el Negro, no por desconocer totalmente el sitio,
sino porque nunca se le había presentado una ocasión como ésta. Sin embargo confiado en su destreza se
permitía tomar algunos riesgos y asumirlos. Acercó la Mona Lisa todo lo que
pudo de frente a la playa, y luego practicó un envión enterrando la roda en la
suave arena, todo resultó perfecto, La Mona Lisa quedó cómodamente instalada donde
quería. Ricardo a babor, después de felicitarlo con la mano en alto, soltó el ancla en buen sitio, pegado al peñón
de los alcatraces, donde encontró asidero;
y cuando fue a lanzar los rezones, vio venir desde las casas cercanas, hacia ellos, a
varios hombres; y cuando llegaron hasta la orilla, Ricardo
les gritó: Oigan amigos, necesitamos ayuda, voy a lanzar el rezón… -Los hombres
eran marineros de piraguas, pescadores de sardinas, hombres duchos en las
tareas del mar, conocían el lenguaje- Anda Catire, lanza el rezón… -Respondió
el más adelantado. Un hombre de mediana edad, alto, delgado, de color cobrizo,
fuerte como un arco. Cogió el rezón y lo metió entre las raíces de una mata de
mangle, y agregó: -Pierde cuidado Catire, de aquí no la mueve nada.
La
tripulación bajó a tierra y se reunieron en la playa. Luis Felipe, que así se llamaba el hombre que
los ayudó, se acercó a ellos y exclamó: -A hombre alegre ese Catire … Cará…
je je … Yo soy Luis Felipe, pa
servirles, pero mis amigos me dicen
Luisfeliú.
Curra
sonriente se lo quedó mirando, le tendió la mano y le dijo: -Gracias Luisfeliú…
gracias por todo.
No
hay de que mi doctor… -Se quedó parado, medio mareado y pensativo… se pasó la mano
por la cara, esperando las palabras de Curra, pero fue York el que se le
acercó, le pasó el brazo por el hombro y mirándolo directamente a los ojos, le
dijo: -Oye Luisfeliú, así te llamas tú de verdad. Te voy a dar algunos
consejos… Ten cuidado con estos tipos... no te dejes embaucar… Aquel chinito es
muy peligroso…
Luis
Felipe se safó como picado de culebra, y retrocediendo dijo: No no no, que va oh, tu eres un jodedor, te
conozco… déjame quieto… ni de vaina… yo no caigo en eso… yo no me meto con esa
gente… anda anda, coge camino… mapurite sabe a quien pea… Y, ¿como te llamas
tú…?
Yo
no me llamo, a mi me llaman Sir York Tinguiley, pero tú me puedes llamar York,
a mi no me importa, pero eso si, no me digas embustero… ya te lo advertí,
después no vengas con que no te lo dije… Okey…
En
otro escenario Curra le daba instrucciones rápidas a los jóvenes y a todo
mundo: -Ram prepara el equipo para hacer una exploración de tanteo… Ivana, me
imagino que tendrás todo el equipo listo para filmar, necesito una descripción fotografía de los
fondos marinos… Negro, York, y, usted
Rivero, si se atreve a acompañarlos para lo que sea necesario, necesito
una exploración en todo este espacio.
Caminando rápido hacia donde
estaba congregada la gente del pueblo, en alta voz preguntó – Por favor,
alguien que responda… ¿Quién es el dueño
de esta playa, si es que tiene dueño?
Luis
Felipe se adelantó muy ceremonioso, extendiendo su mano, dijo: Bueno para que
me conozca mejor… Se puede decil que soy el dueño, dotol… De todas maneras esta
playa está a su orden, y si me necesitan a mi, también estoy para servirle…
diga no más pa que soy gueno. Lo
importante no es ser dueño si no tener las cosas que se necesitan en presente,
y eso, lo tengo yo y está a su orden… Lo
demás me es inverosímil…
Curra, que entendió muy poco, estrechó la mano de Luis Felipe: -Muchas
gracias amigo, sabré agradecerle su buena voluntad... Venga que le voy a
presentar a esta gente que me acompaña. Acérquese prof. Maky –el prof. se
acercó sonriente. Curra dijo: -Luis
Felipe te presento al prof. Yon Ton
Maky. -Luis Felipe extendió la mano, pero Maky, para saludarlo, se inclinó como hacen los chinos. Luis Felipe
se echó para atrás sorprendido, y exclamó: -Adiós cará si el profe es Chino…
¡ -York, que estaba pendiente y no se le
escapaba nada, soltó una carcajada ante
la salida de Luis Felipe; los demás también se rieron de buena gana; y Maky, sin
entender nada, participó de la
guachafita. Luis Felipe, por su parte,
miraba para todos lados riéndose estentóreamente, sin motivo aparente.
El
más sorprendido con el comportamiento de
Luis Felipe fue Maky, no entendía el chiste, le hubiese pasado a cualquiera,
sobre todo a Luis Felipe que por primera vez se topaba con un chino ceremonioso
como Maky, de carne y hueso, sabe Dios
que pensaría, cuando más, los había
visto en películas y estaba impresionado de verdad.
Luis
Felipe, tartamudeaba, cuando se tranquilizó, se limpio las manos del pantalón,
y dijo: Bueno… humildemente… pobre pero
honrado, usted ya lo oyó, mis amigos me llaman Luisfeliú… no soy dueño de nada…
pero todo lo que usted ve aquí, es mío… bueno y de ustedes también… si
necesitan algo pídanlo… pueden ver y disponer… mientras menos tengo más tengo…
ustedes me van a necesitá… creo que la vaina es seria y se va a enseriá mucho
más, si se quedan.
El
discurso de Luis Felipe era para pensarlo. Curra, más o menos lo entendió, se repuso y dirigiéndose a Luis
Felipe le dijo: -Nos quedaremos unos días, si no es molestia.
De
ninguna manera… ustedes no molestan a nadie. Mejor dicho aquí nadie molesta,
todos son bien recibidos en Peñas Blancas, contimás ustedes que tiene cara de
gente buena y alegre. Por aquí sobran los carajitos que vienen a joder y para esos tengo un chaparro de guayaba;
pero para ustedes tengo mi casa y todo lo que les haga falta. Vengan pa mi enramada, mientras esos
muchachos se ocupan de los corotos, para que tomen el cafecito de Petra, mi
mujer, y así hablamos más a la sombrita.
Entre
tato los jóvenes cumpliendo las órdenes se lanzaban al mar. Ram en esos momentos se comunicaba con Curra.
Atención
Dr. Curra, estamos iniciando la inmersión, si usted lo desea lo estaré
molestando permanentemente. Cambio y fuera.
Atención
Ram. Eso es lo que deseo de parte tuya y de los demás, así me formaré una idea
del funcionamiento del equipo. Tu sabes que esto es una novedad y es la primera
prueba de campo, tenemos que hacer el reporte técnico y enviarlo inmediatamente. Cambio y fuera.
Luis
Felipe observaba a Curra y se reía, el no creía nada de lo que estaba oyendo.
Cuando Curra cerró el trasmisor, Luis Felipe dijo: -A hombre alegre este Dr.
Curra… Usted estaba hablando por ese aparato con el hombre que está en el
agua. Si comonié ja ja … O
sea que eso es como un teléfono… Gua pregúntele si ven algún corocoro… yo saco un mero cuna cuando quiero…
puedo encontrarlo sin verlo… yo se donde se esconden… Si me dice donde están
así si creo en eso.
Este
es un equipo muy sofisticado, es la primera vez que se usa en Venezuela. Puedo
comunicarme con Ram, aunque esté bajo el agua a gran profundidad… Tu quieres
hablar con él… toma este pequeño micrófono y háblale. -Curra le dio el
micrófono a Luis Felipe, y éste habló con Ram.
Oye
mijo… me oyes… es verdad que me oyes… -Ram le respondió -Claro que te oigo Luis
Felipe, pero esto no es para jugar, entrégale ese aparato al Dr. Curra
inmediatamente- -Oye, disculpa, él me lo prestó. No creas que yo lo cogí, por
mi cuenta, a él que te lo diga. Tenga dotol.
Ram se arrechó.
Luis
Felipe, disculpa a Ram, este es un equipo para comunicación tierra-mar-tierra,
los buzos me comunican todas las novedades de la inmersión, y los detalles del
trabajo bajo el agua, y sobre todo cualquier acontecimiento inusitado, y eso
solo es una parte porque cuando
instalemos el radar podré observarlos
desde una pantalla.
Y
con que se come ese pescao, es decir, no entendí nada. Mire doctol lo que usted me dijo es chino para mi…
Ya
lo verá usted en la práctica… ahora sabe como nos comunicamos, también
entenderá como podemos observar lo que hacen
los jóvenes dentro del mar... lo comprenderá todo, no se apresure…
Bueno
dotol, como dice mi primo nicho,
amanecerá y veremos… ¿Quiere que lo ayude a bajar el equipo? En esta
ranchería estará seguro, nadie se atreverá a tocarlo, basta que sepan que está
bojo mi cuidado…
Luis
Felipe, estoy dispuesto a pagar por el trabajo que hagan, no hemos venido a
abusar de nadie ni causar molestias.
¡Adiós
cará! nada de eso, nadie esta cobrando
nada. Ya le dije, estoy pa servirle. Usted no me debe sino su amistá y confianza. Olvídese de pagá,
que aquí no silve para nada el dinero… ya me pagará con otra moneda más
valiosa… usted mismo le pondrá precio y le repito… amanecerá y veremos.
Curra
pensó que Luis Felipe estaba loco de remate
-Muy bien mi amigo, será como usted dice. Encárguese de bajar el equipo y el equipaje… Dígale a su gente
que tengan mucho cuidado, hay cosas frágiles y delicadas, instrumentos de
precisión que no pueden ser golpeados… Que lean las etiquetas, sobre todo las
que dicen, frágil.
No
se preocupe doctol, esos muchachos están acostumbrados a esas cosas, han
trabajado en barcos desde carajitos y han viajado más que yo por esos mundos de
Cristo. Ya verá… -Luis Felipe se puso las manos en la boca y gritó: -¡Oye
Nicho, ven pa’ca… trae a los muchachos para que ayuden a descargar la lancha… !
Nicho
vino corriendo -un joven de 18 años, un metro setenta, muy fuerte, cobrizo como
Luis Felipe, cabello enmarañado, barbilampiño,
dentadura perfecta y un incipiente bozo le daban aspecto agradable. Nicho hizo un ademán con la mano hacia donde
estaban los otros compañeros, cuatro muchachos fuertes y decididos, se
levantaron y aproximaron. Curra los observó cuando se acercaban, no tenían
ningún apuro, se sacudieron la arena de
los pantalones arremangados con las
manos, más bien para limpiárselas, solo era arena blanca y seca, pero era un
gesto característico de esta gente. Uno de los jóvenes se quitó la franela mientras caminaba; otro dijo: -Es pará… vamos
muchachos… vamos a trabajar…
La
gente de Luis Felipe comenzó la faena con mucho entusiasmo. De lejos lo escuchábamos las rizas: -Vamos Nicho y tu Fucho, no seas flojo… coge
por esa esquina, anda… levanta… súbelo hasta arriba… Los muchachos de Luis
Felipe procedieron a sacar el equipo de la lancha, bajaron las piezas cuidadosamente y las trasladaron a la
ranchería, las fueron colocando
apropiadamente bajo la vigilancia de Curra y Maky.
La ranchería es una
sólida construcción rectangular, de bloques de concreto, del tipo que llaman Dos Aguas, de 10 por 20,
una superficie de 200 metros cuadrados , corredores laterales
largos y espaciosos, todos bajo techo de carata. Luis Felipe la usaba para
guardar los aperos de pesquería. Tenía allí, bajo la enramada, un tres puños con vivero, que era su orgullo,
con un motor fuera de borda marca
“Jonshon” de 45 hp. , un chinchorro sardinero y otro de jurel, un mandinga y un
filete de nailon; varias hamacas de lona que han debido ser blancas, un chinchorro de moriche y otro de curagua,
que le trajo de regalo su amigo el Dr. Juan Bermúdez Salazar, como rezaba una tarjeta pegada en uno de sus lados; También tenía un arcón de madera donde
guardaba sus recuerdos, pequeños tesoros de su juventud y de sus viajes, sus herramientas y los aperos de pesquería,
lo que le era sagrado: los anzuelos, garapiños, coge lurias, guarales, carretes
de nailon. En una esquina del espacioso salón estaba un baúl, que era su caja de
Pandora, en sentidos eufemístico, tenía de todo, las herramientas y cosas que podía necesitar
en cualquier momento, o para complacer
cualquier antojo de sus amigos y
su larga parentela.
En
ese galpón no podía faltar el entreverao, que le servía de dormitorio auxiliar,
como el decía, y lo usaba para dormir la siesta o cuando Petra no lo recibía,
porque tenia “palos demás”. Lo tenía
adornado con retratos de Carlos Gardel, Jorge Negrete, Pedro infante, Alfredo
Sadel, María Félix y un desnudo de Marilin Monrroe. En una mesa estaba la guitarra y el cuatro, y
en el suelo, las maracas, el furruco, los timbales, la cuereta, el violín, el
bongó, el culo e ‘puya y la marimba.
El
techo de la enramada es de palma de carata que luce un perfecto entramado, que
según Luis Felipe se lo hizo su compadre el Negro Figueroa, el mejor entramador
de Casanay. Según le explicó Luis Felipe
a Curra, esa palma se la trajo de regalo Figueroa, un negrazo de 150 Kg ., de corazón, la estructura de la enramada o churuata, como
comenzaron a llamarla los jóvenes, es de
palos de mangle rojo, traídos de Caño Ajíes, de los inmensos manglares de Río
San Juan, y del humedal de Guariquen, el misterioso lar de los indios
Guaraunos. Esos palos fueron un reglo del ingeniero Vicente Bartolomey, pulidos
por el mismo, que sentía una pasión por aquella valiosa madera. Era muy amigo de
Luis Felipe, venía de temporada a temperar en Peñas Blancas, en unión de su
bella esposa la pintora Elena Ponce y sus tres hijos. Elena dice que ella viene
a copiar los azules del Golfo, y los amarillos del crepúsculo a las 6.30, en
las tardes luminosas de febrero. Dice que aquí aprendió a darle tintes
amarillos a las algas y las cuicas de los cerros. Mientras ella pintaba Vicente
acompañaba con la guitarra a Luis Felipe que improvisaba canciones románticas,
era entonces cuando salían las muchachas más lindas del lugar, vestidas con blusas blancas y
faldas de flores, y se sentaban en la orilla del mar a contemplar el viaje sin fin de las
gaviotas.
Esta
es la mejor ranchería der golfo, si señol –magnificaba Luis Felipe, observando
a Curra que la inspeccionaba- Usté no se imagina como se construyó
–Anjá… cuénteme Luis Felipe-
Aquí venia de
vacaciones con su mujer, la maestra Ada García
y sus hijos, el comandante Lorenzo Germán, encargado del control de las
guerrillas en esta zona, y un día mandó un pelotón de soldados con el sargento
más jodido del mundo, a limpiar la playa. Esta playa era un vergel. Yo tenía mi
ranchito, pero no pude decir nada, era la juerza. Luego vino con él, mi amigo Luis Velásquez Coronado, al que llaman el
Chino. Buen cocinero. Que me cayó bien desde un principio, fue el que construyó
el salón cuadrado con techo de asbesto, que se puede ver todavía, luego lo
abandonaron y yo me quedé con la casa y la reformé tal como ustedes la están
viendo. Ellos han venido por aquí esporádicamente.
Curra
subió al soberao y cogió la guitarra,
pasó la mano por el arpegio, intentó una tonada de Simón Díaz. Era una guitarra
española, nada menos que una de la firma “Ramírez”, muy fina. Curra pensó ¿Cómo llegaría esta
guitarra hasta aquí, debe ser toda una historia? Y con cara de yonofui, le
preguntó ¿Tu tocas la guitarra? –Le doy
no’más, y eso cuando me obligan… a veces con tras palitos de ron a cuestas, cojo mi guitarra y me llego hasta
Marigüitar. Me voy caminando con la fresca y canto galerones con el negro
Minuta, que es mi amigo de muchos años, y me conciente. Cuando estoy de vena le
canto canciones a las muchachas, serenatas pues, en especial a la bella maestra Gladys
León, y también llego a Golindano, hasta la casa del Dr.
Mayobre, que es una de esos sabios cumaneses que vienen a temperar por aquí.
–Curra lo interrumpió- ¿El Dr. José
Antonio Mayobre, el que fue ministro en el gobierno de Betancourt, que manejó
el presupuesto nacional y tú lo ves allí? –el mismo, es un hombre muy sencillo,
honrado que nadie pude decir nada de él. Allí me siento como en mi casa. El se
mece en su chichorro y me dice –Luis Felipe toca un estribillo cumanés, un Juan
Jiménez cualquiera, el que te sepas. ¡Como le gusta nuestra música!, él dice
que no hay nada igual. Ese si sabe de estas cosas, muchas veces me encuentro
con Perucho Cova y le cantamos hasta el amanecer.
Nicho,
estaba sentado en un viejo tronco de mangle a la entrada de la churuata, y escudaba
todo. Aprovechó un paréntesis en la
conversación, y le dijo a Curra –Oiga doctor, no le crea a Luis Felipe, él es
el mejor de todos… Improvisa y canta muy bien, lo que pasa es que él es muy
delicado por el oído, le pone demasiada seriedad al asunto.
Como
es eso, explícate Nicho, como es eso de que es muy delicado.
Bueno…
es que él pasa una hora afinando, nosotros no le paramos mucho, nos vamos con
el primer tono, y así pasamos la noche tocando y cantando y bailando.
Y
desafinando tambien, a mi me choca mucho una nota falsa.
Y,
¿Quién más canta de ustedes?
El
Morocho es otro que canta bastante bien
–dijo Nicho sonriendo- Es ese que esta allá… el que para la oreja y se hace como que no esta en nada… Parece un
pendejito y sabe más qu’er diablo, y aquella catira tímida que está más
allaíta… como canta y baila la condená… -luego, señalando a un hombre bastante
robusto, por no decir gordo, porque era de pura fibra, que estaba sentado al
lado de una rubita muy bonita, continuó- Aquella pareja tan dispareja, son lo
mejor que tenemos, pero a ella la familia no la deja participá. Ella -dicen- es
demasiado linda y la pueden perjudicá.
Bueno… tienen razón, usted sabe, cada quien cuida su ganao, Nosotros
formamos un grupo amateur, pero la gente
nos anima para que formemos un conjunto y salgamos, sobre todo para las fiestas patronales de
Marigüitar, San Antonio o las del Peñón
en Cumaná, la fiesta de las Mercedes que es muy rumbosa…. Ya veremos mas
adelante…
¡A hombre alegre este Nicho… cará... ! Gritó Luis Felipe.
Era su grito de
guerra, lo decía a cada rato. El quería decir simpático, buena gente, o algo
parecido que le salía del corazón cuando se sentía bien. Solo entonces daba ese
grito, y lo hacía en una forma muy peculiar, no podría definirlo, entre alegre
y burlón, pero amistoso siempre.
CAPITULO QUINTO.
LAS MUCHACHAS Y EL
SEÑOR GARCIA.
Por el camino de Peñas
Blancas, bajaba un flamante Ford Fairlane, rojo y con techo de vinilo blanco,
impecable. Lenta y trabajosamente se acercaba para aparcar bajo la sombra de un
gigantesco árbol de mango, muy cerca de la churuata. Todas las personas que
estábamos allí en ese momento, nos acercamos para ver de quien o quines se trataba; y vimos con sorpresa bajar del carro, cuatro lindas muchachas. El
Dr. Curra, conocedor del secreto, se
adelantó y saludó emocionado.
Diana… ya pensaba que
no iban a venir…
Estamos muy
retrazadas, discúlpennos, pero hay cosas de mujeres que son imprescindible y las tuvimos que buscar… eso es todo, pero ya
estamos aquí y vamos trabajar. Nos pondremos al día… ya lo verá… pero ¿Dónde
están todos…?
Bajo el agua mi amor,
pero primero lo primero, ustedes deben acomodarse y descansar si están
fatigadas.
Nada de eso, venimos a
trabajar y no a holgazanear, ya hemos descansado bastante. ¿Dónde nos
acomodaremos?
Disculpa Diana, me
ocuparé de eso ahora mismo. Mira ese
galpón o churuata como lo llaman los muchachos.
Pero vengan, traigan el equipaje. -Luego llamó a Luis Felipe que no se perdía
detalle -¡Oye Luis Felipe, por favor,
llama a Nicho, encárgate del equipaje de estas damas… !
Entrando en la Churuata , le dijo a
Diana- Creo que esta casa es bastante amplia, mira el soberao, es muy
fresco, lo ocuparán ustedes con Ivana,
allí hay varios colchones y algunos muebles. De todas formas ustedes lo
arreglarán a su gusto, si necesitan algo más díganlo ahora o callen para
siempre, aquí pasaremos algunos días, no hay nada mejor, a menos que prefieran
dormir en la lancha. Bueno, yo no se nada de los gustos y necesidades
de las mujeres, lo he dejado todo para este momento.
Mas te vale… Dile a
esos flojos que se apuren con el equipaje…
Caramba señorita usted
manda más que un dinamo…
Disculpa Diana, este
es Luis Felipe, más metío que... bueno tu sabes… el se ha puesto a la orden
para lo que necesitemos, dice que es el dueño de todo lo que se ve aquí, y que
está a nuestras órdenes…
Oiga maestro –lo
interrumpió Luis Felipe- déjeme decírselo de otra manera, para esto Dios me ha
puesto la locutora, y, además, porque soy versao en estos asuntos, y sobre todo
con mujeres buenasmozas, como la presente, por cierto…
¡Maria Elena… Maria Elena… ! ¡Ven… socorro socorro… !
–gritó Diana ante un Luis Felipe estupefacto. Maria Elena vino corriendo- ¡Que
pasa mujer…Me vas a matar… !
Entiéndete tú con este hombre… tu eres
especialista en idiomas…
-Luis Felipe, se moría
de la risa, se agachaba y se metía las manos entre las piernas.
María Elena es una
morena alta y delgada, especialista en computación. Tiene el don de la sonrisa.
Diana vio a Luis
Felipe, y le dijo: Usted parece nervioso Luis Felipe… Parece que le salió un
fantasma…
Bueno… uno no se
acostumbra fácilmente a ver hembras como
ustedes… no tiene nada de raro que me
corte un poco, aunque soy un hombre que ha viajado mucho y he visto mucho
mundo, aunque no lo parezca… soy un tipo fisno, educado y sabroso… pero no te
pongas brava, la frente se te va a arrugá.
Bueno… entonces… ¿Qué
pasa con el equipaje… ? -Y llamando a
otra de las muchachas- ¡Graciela, ven a ayudarnos… ! Y tu Victoria, deja de coquetear, muévete, ya
te vieron todos… ¡
No seas necia… ya voy…
-Nicho y el Morocho,
cogieron las maletas y una cantidad de accesorios y bultos, cuando las
muchachas las iban a buscar- No señoritas, aquí estamos pa servirlas – Dijo
Nicho entre obsequioso y zalamero.
Los dos hombres
cogieron el equipaje y lo llevaron para la Churuata. El chofer
del Ford se acercó a las muchachas, se despidió cortésmente y partió con rumbo
a Cumaná, con tantas dificultades como las que tuvo para bajar por la empinada
cuesta que conduce a Peñas Blancas. El
camino estaba hecho un asco después de los torrenciales aguaceros de noviembre
y no había sido acondicionado como en otros años. Se le escapó ese detalle al
Dr. Curra.
Las recién llegadas
ayudaron a los hombres a acomodar el equipaje; y con los equipos improvisaron
una oficina donde no faltó nada; de todas formas Curra, que era el jefe
indiscutido, tenía la última palabra. Al final quedó conforme, pero enseguida
comenzó a dar órdenes…
-Por favor Maria Elena
tome nota pormenorizada de todo el equipo, sígase por el inventario… allí lo
tiene, frente a sus ojos… mire a su lado… Como usted sabe tanto como yo de lo
que se necesita, tome nota y pásemelas.
Fíjese si falta algo en el inventario, pese a todo el cuidado sierre
falta algo que parece insignificante… pero…
Entendido doctor…
vamos muchachas a trabajar…
Doctor Curra… doctor
Curra – grito Victoria- falta lo más importante… la planta eléctrica… ¿como
vamos a encender el equipo… ?
Bueno… bueno… vamos a
llamar a Luis Felipe, hay que sacarla de la lancha…
Victoria misma lo fue
a buscar, era una rubia preciosa, verla caminar era todo un poema. Con ella
vinieron Nicho y Luis Felipe.
¿Pa’qué somos buenos,
dotol?
Tenemos un problema…
la planta eléctrica, es grande y pesada y hay que traerla desde la lancha.
Eso no es ningún
problema… aquí habemos muchos hombres… vamos a esperar que aparezcan los buzos
y ya verá como se resuelve toito… A
hombre alegre este dotol… cará…
Al rato como dijo Luis
Felipe llegaron los jóvenes por detrás de la Mona Lisa. El primero
fue el Dr. Rivero, luego el Negro y York, y por último Ram. Avanzaron
lentamente, y cuando salieron a la playa, arrastraban un verdadero “arsenal” de
pescados: pargos, cunas, corocoro burros, y otros menores.
¡Carajo…! -Exlcamó Luis Felipe -eso se llama efectividad… Les voy a prepará
un banquete pa que se chupen los dedos… tengo todo para el sancocho: aguyama en
cantidad, yuca, ocumo, zumbí, ajo,
cebolla, no se diga, bastante ají dulce… y aceite’e Castilla… ya
verán.
¡¿Muchachos, cómo les
fue… ?! -preguntó Curra, mientras corría
alegremente al encuentro de los
buzos…
El Dr. Rivero daba
muestras de agotamiento, y Ram lo sostenía _ Ya yo no estoy para estos trotes-
Decía apoyándose en Ram y tomaba aliento.
Usted no siguió las instrucciones… No debió intentar subir en forma vertical – Le dijo el Dr. Curra, muy
preocupado, y continuó- el Dr. Rivero se siente mal, pero, se repondrá
rápidamente-
Rivero tomó aire, y
dijo: Hay montañas maravillosas, jamás lo hubiese imaginado… Creía que lo había
visto todo en este golfo… Bajamos 30 metros , la temperatura oscila entre lo 18 y los 20 grados centígrados… Hay
mucha claridad a esta hora de la mañana… El paisaje es interesantísimo.
Curra esperaba una
noticia impactante sobre el barco hundido, pero como Ram no quería ilusionarlo,
y lo había mencionado, Rivero daba
vueltas y vueltas sobre la inmersión. Curra lo escuchaba impaciente dando
muestras de aburrimiento. Se ponía la mano en la quijada, la movía, y
decía -¡Umjú, umjú!- y hacía muecas con la boca, dando a
entender que no le interesaba el rodeo. Los otros se reían entre dientes.
Rivero continuaba haciendo gestos muy cómicos, imitando a Cura, pero sin interrumpir su perorata,
decía: -es verdaderamente rica la fauna y la flora marina en esta zona… Si señor… Ivana le
presentará un informe detallado, además del material fotográfico.
Basta Dr. Rivero, muy
bueno su informe, se ve que ha aprendido
mucho con York, pero yo no le creo ni medio, usted se reserva lo mejor,
pero si me da un infarto usted será el único responsable, y, muerto no sabré
nunca nada, de lo que vieron…
Caramba doctor no seas
así –intervino Ram- si vimos algo, pero no nos atrevemos a crear falsas
expectativas…
Esta bien Ram, pero yo
sacaré mis propias conclusiones… Ven conmigo Ivana… vamos al laboratorio –Curra
dio media vuelta y se alejó con Ivana. Los jóvenes se miraron unos a otros
mientras se acocaban a la enramada, y entonces se rieron a gusto por el
disgusto de su jefe -¡Que carácter!
–Acotó York- mientras le daba un manotazo a Ram por la espalda.
El encuentro de los jóvenes y las
jóvenes fue un holgorio, sobre todo para York, que soñaba despierto con
Gracielita.
Sacar la planta eléctrica fue obra
de un momento, como lo había pronosticado Luis Felipe. Los exploradores
submarinos aportaron sus buenos oficios. Amarraron la planta concuerdas de
nailon de máxima resistencia, que pasaron por las cuatro esquinas del equipo,
hicieron un nudo de pescador bastante holgado, sobre una barra de hierro y la
izaron, con mucho cuidado fuera del trailer que arrastraba el Ford. Todos
aportaron disciplinadamente sus fuerzas y conocimientos. Poco a poco y
delicadamente la depositaron sobre la blanca arena. Hubo heridos, uno de ellos fue York, que llegó
lloroso para que las muchachas lo atendieran, pero salió con las “cajas
destempladas”, por mala conducta.
La planta fue un acontecimiento, nadie
podía imaginar lo que sabía Luis Felipe
y sus muchachos de electricidad. En un santiamén colocaron los cables,
los postes, las bombillas, el pueblo
estaba esperando la luz; y cuando la planta comenzó a funcionar, el grito de
júbilo de aquellos pescadores cogió de sorpresa los expedicionarios; fue
indescriptible la alegría, las mujeres lloraban y los jóvenes gritaban. Fue tal
vez la vez primera y única vez, en sus
humildes vidas que lloraron de sana alegría. Luego todos cantaron, bebieron y
bailaron hasta el amanecer.
Luis Felipe gritaba: ron y cerveza para todo mundo… yo pago…
¡Nicho ooo…! Saca los instrumentos que vamos a tocá hasta amanecé…! Desde ese
momento, el pueblo se involucró en el
holgorio. Todos, incluyendo a los expedicionarios, participaron.
Petra que estaba más cuerda se encargó del pescado. Agarró al Morocho
por una oreja y le dijo: “Deja la cerveza y trae el pescao pa la cocina, me vas ayudá con el sancocho, y a freí
también. Yo no pudo jacelo sola. No soy la única que va a trabajá aquí… Tráete
a la Catira ,
pa que limpie las totumas y ponga la mesa. Esa geten debe tené mucha hambre,
han pasao todo el día sin comé naita.
Vamos pues…coje las vituayas,
ocúpate d’eso…
Bajando por la ladera que da a Peñas Blancas, carretera de por
medio, un hombre de mediana estatura, fuerte
como un toro, de piel blanca pero de difícil diagnóstico, por las muchas horas
de sol que lo curtían; de barba hirsuta
y cabellos negros ensortijados. Desde lejos lo reconocían sus amigos por la
forma de caminar: andaba de prisa, pero
de repente se paraba, levantaba la cabeza, aguzaba la mirada hacia todos lados
y luego volvía a caminar, como si temiera alguna sorpresa desagradable.
Estuvimos mirándolo largo rato, se acercó y saludo cortésmente. Luis
Felipe dejó la guitarra, se levantó y se acercó al grupo que había formado
nuestro equipo a la puerta de la enramada. “Llegó el que faltaba –gritó Luis
Felipe- ¡Hola compadre…! Y dirigiéndose a nosotros –Les presento a mi compadre
Jesús García…” -García hizo un gesto con la mano y con la boca, pero no dijo ni
esta boca es mía…”Bueno… –continuó Luis Felipe-
ya que vino hasta aquí por sus propios pies, sírvase usted mismo lo que
guste, compadre… Usted sabe que está en su casa. Hay cerveza y ron del
caballito, el que a usté le gusta…Este García es un tronco de hombre, si señor
-Lo dijo con una amplia sonrisa, y García se lo quedó mirando incrédulo-
“Bueno… el tiene sus trilemas… muy pronto lo van a saber… Ojalá que no adelante
nada, no es el momento… no nos vaya a estropear la fiesta…
García disimuló, se hizo como el que no oía. –Buenas noches tengan los
señores…Desde tempranito vi las
maniobras, desde allá arriba donde vivo. Me gustó el atraque de la lancha, así
es como se hace. El piloto es bueno, si
señor. Me dije… y, ¿Por qué no averiguo que esta pasando? Por estas playas
pasan muy pocas cosas buenas…Esto va para largo, y es mejor de lo que yo había
pensado, porque ya uno no sabe diferencia lo falso de lo verdadero. Yo ya no
creo ni en mi mismo, es decir ya dejé de creer en mi…” -Después de este discurso
García se limpió las manos del pantalón y
tendió la derecha al Dr. Curra,
que estaba parado frente a él y lo escuchaba con atención. Curra se apresuró a estrechar la mano de
García. No tuvo tiempo de arrepentirse. García la apretó con toda su fuerza y
no se la soltaba. Por fin, al ver la palidez del Dr. Curra, se dio cuenta y
aflojó la presión. Curra respiró profundo, y dijo:
Caramba señor García, usted tiene mucha fuerza en las manos, aprieta mas
fuerte que “Reinaldo López, Cabeza de Toro”.
Disculpe doctor, no fue mi intención, me traicionó el subteniente.
Menos mal porque si fuera con culpa me deja sin mano…ja ja ja. No se incomode García, que no es mal
de morir. Es un placer conocerlo… Y no le haga caso a Luis Felipe… el…
No, no me diga nada de Luisfeliú… ese es el hermano que nunca tuve. Yo
vivo aquí para estar cerca del. No se ocupe, el sabe lo que dice y tiene razón…
ya usted lo entenderá… si se queda…
El Dr. Rivero había captado varios mensajes en un código extraño,
sencillo, pero… aun no podía descifrar y
le comenzaban a preocupar. También había algo en el ambiente que no estaba muy
claro. Rivero se acercó y tendió la mano a García, que enseguida la estrechó, y
le dijo: Soy Ramón Rivero, ayudante del Dr. Curra, que es el jefe de este grupo
de investigadores. También me tomo la atribución de presentarles al profesor
Maky y a los jóvenes expertos que nos acompañan.
García paseó la mirada siguiendo el curso del dedo de Rivero, en ese
mismo instante los jóvenes se quitaba los trajes de buceo. Ram ayudaba a Ivana
y García que la vio, exclamó:
¡Carajo…que mujer tan esbelta…!
Todos rieron de la afortunada salida de García, que también terminó por
ensayar una sonrisa, pero se le quedó congelada en la comisura de los labios.
El Hombre lucía descuidado, no era feo, pero si estaba sucio. Tenia la barba de
dos semanas y el pelo grasiento, denotaba mucho descuido, como quien perdió el
oriente, sin embargo no olía mal.
Al otro día, todo mundo despertó
tarde, buscando bicarbonato o refresco de limón. El sol del mediodía golpeaba
inmisericorde. Un silencio pesado se apoderaba lentamente de la aldea. Detuvo
el tiempo. La gente comenzó a guarecerse bajo la enramada. El hambre hacia de
las suyas. Algunos se recostaban de los barcos
y dormitaban pensando en el sancocho de Hercilia. Casi todos menos Maky
que subía por los cerros con la catira, buscando raras especies vegetales. York
no pudo aguantar más, y le dijo a Luis Felipe que se acercaba. Hermano manda a
uno de tus muchachos a lancha, a buscar
una neverita con hielo y cerveza…
¡A hombre alegre este York…! estaba esperando que me lo pidieras, ya
sale para allá… ¡Anda Nicho…! busca la neverita con hielo y cervezas.
¡Busca las que estén calientes Nicho…! ¡eso si las traes después del
almuerzo…!
Al lado de York el negro suspiraba… ¡Esos olores del sancocho me
perturban, estoy soñando con una morena
que hace señas desde la playa…Que piernas hermano…
Maky se incorporó a los muchachos. Ivana aprovechó para preguntarle:
Profe… ¿Para que son buenas esas ramas que usted busca? …¿Cuáles son las buenas
y las malas hierbas? Enséñemelas, y deme los nombres en latín. Quiero saber
algo de eso. Además, ¿que se trae entre manos?
¿No le parece que merecemos una
explicación?
Bueno…bueno… Ivana, todo a su tiempo… Usted tendlá oportunidad de irme
conociendo. Soy botánico experimentado, peltenezco al Instituto de Biología de la Univelsidad de Berlín.
Le puedo informar que en todo el planeta
se han examinado 300.000 especies de plantas
que poseen buenos y aplovechables
fármacos, más recomendables que las sustancias químicas de uso corriente
en medicina. El griego Hipócrates, curaba las enfermedades reumáticas con la
corteza del Älamo y el Sauce, y sabe pol qué…
Noo… si usted no me lo dice…
Mi niña, polque son muy ricas en ácido acetilsalicílico. La propia aspirina… ¿Que te parece…?
Ya tendré tiempo de ocuparme de ese descubrimiento profesor…no creo que
sea tan fácil enseñarme… Por ahora tengo que hacer algo más práctico… -y
dirigiéndose a Luis Felipe, le reclamó- Bueno Luis Felipe… entonces… ¿que
esperas?
Tu también eres enredadora muchacha –rezongó Luis Felipe- ya decía yo
que todos ustedes cojean por la misma pata… ¡Morocho oo…anda a ve que le pasa a
Nicho… apúrense con las cervezas, que esta gente esta sedienta…
Y no te olvides…-gritó York- las
mías me las escoges calientitas…como a mi me gustan…
Al rato llegó la cerveza. García tomó una y la destapó con la uña.
–Señol García, pol favol, no haga usted eso, se le puede lopel el dedo… ¿Usted
sabe cuanto vale un dedo…?
Todo es cuestión de costumbre y práctica.. Cuenta que Leonardo Da Vinci,
se distraía doblando clavos; y de los clavos de su época. Por ahí andan
vendiendo los calvos de Leonardo… ¿Usted los conoce?
Calamba esto si es solplendente… me deja usted atónito… sus
conocimientos no gualdan lelación con su lenguaje y sus hábitos.
No soy un ignorante… he viajado mucho profesor…
De sabios es callal…
Se produjo un silencio y de repente se escuchó la voz de Petra Hercilia:
¡Venga a comer…! ¡La mesa está servida…! ¡Se les va enfriar el sancocho…! Petra
gritaba y hacia gestos desde la puerta de la casa, que quedaba como a 40 metros de la enramada.
Los comensales corrieron para el condumio.
Petra arregló una mesa larga para 18 cubiertos, con
mantel blanco de flores rojas. Al lado colocó las totumas, el canarín
con su cucharón de aluminio, para que
cada uno se sirviera, y una bandeja con ruedas de corocoros fritos con manteca
de cochino, una cesta de arepas peladas, casabe y empanadas de cazón, un platón
con aguacate picado, limón picado, ajicero preparado con chirero del “pinguita
e’perro”, y una latica de aceite de castilla. El sancocho de pargo hecho con
las vituallas apropiadas: ocumo blanco, yuca recién cortada, auyama y zumbí
verde del patio; cebolla, ajo y mucho ají dulce. Cada comensal cogió su totuma
y se sirvió todo lo que pudo del sancocho. York fue el primerito, y dijo: Petrica, a mi me gusta la cabeza del
pargo y la ventrecha, por favor, por piedad, ven y sírveme… Petra se paró, le
sirvió y le dijo: ¡Hay que ver…A muchacho malcriao, si juera hijo mío le
hubiera dao el palo pendejo…! York respondió: Menos mal que nací bien lejos…De
la que me salvé…
Todos hicieron cola y muchos repitieron. Al final Petra Hercilia les
sirvió su cafecito colao. Rivero le dijo: “Doña Petra usted no tiene con que
bautizar este café”. –Claro que si, ahí está el caballito frenao. -Rivero
ceremoniosamente cogió el ron, y le ofreció a Luis Felipe, García, Curra y Maky.
Rivero echó la silla para atrás. Sacó una caja de tabaco “Cabrera Tres”
y los ofreció a sus camaradas. Mordió
el tabaco, lo encendió echó una bocanada, y dijo: este comunismo me está
matando... –sabía que lo estaban mirando- y agregó: “Este sancocho es de ley…
pero dígame doña Petra ¿cual es el secreto de su ajicero…?
Ay mijo, todo mundo me lo pregunta y es facilito. A mi me enseñaron que
el único ají gueno es el pinguita e’perro, que aquí es monte. Usté sabe el chirer chiquitico. Eso decía y
es veldá, un dotol Minguet, que Dios tenga en la gloria… Venía mucho por aquí
hace mucho tiempo a jacé las carreteras. Lo llamaban “El Halcón” porque andaba
siempre por las filas de los cerros. Andaba con unos binóculos terciaos. El
decía que ese ajicito de monte, curaba muchas enfermedades conocidas y otras
por conocer, entre ellas las hermorranas, y todos los males de los intestinos;
era gueno para las lombrices y las hemorragias intestinales; para las diarreas,
el tifo y la peste negra. El no era muy partidario de los otros picantes.
Y, ¿como lo prepara usted para
que conserve el aroma?
Lo único que le saca el aroma al ají maduro es el agua hervida. Después
que usted le saca el aroma le puede poner lo que quiera. Yo le pongo vinagre
para que se conserve mucho tiempo. Pero eso es después. El suero de naranja se
pue usá. Yo lo he preparado en suero de
naranja cajera… de esas que tengo en el patio, que sirven pa hacé dulce. Las
recojo y las dejo fermentá al sereno, y destilan el suero. Lo llevo a una
botella y la lleno de “pinguita e’ perro”. Luego tapo con un corcho y cuando lo
bota, como si juera una botella de champaña, entonces está listo. Es muy fácil,
el todo es ponese a jacelo. Lo más divino es el perfume que despide.
Señola Petla, le puedo decil con toda flanqueza, que no he comido mejor
en toda mi vida… y mile que he viajado… le voy a agladecel q ue me legale unos ajicitos de esos
“pinguita e’pelo”
Pala estudial sus
propiedades, quien sabe que tendlá ese fluto malavilloso.
Ahora si nos fregamos –tercio York-
el profesor, se va a quedar con el descubrimiento de Doña Petra; la propiedad
intelectual es un patrimonio, para eso estoy yo aquí, para defenderla. No señor, no se lo vamos a dar… Pero no se
preocupe que lo vamos a dejar aquí para que se reviente comiendo, póngale allí
el canarín Señora Petra, como lo hizo la
21, la propia heroína del cuento de
Armando Bello… ja ja ja
York
-dijo Ivana- discúlpate con el profesor, que forma de hablarle es esa.
Lo estas ofendiendo…
Déjalo Ivana… Yo me estoy plepalando
pala darle una lección en el momento oportuno. Yo tambien se hacel blomas
pesadas.
York le pasó el brazo por los
hombros al profesor Maky , y le dijo cariñosamente –No le haga caso profesor
esos tienen envidia, celos, porque usted me quiere más a mi que a ellos… somos panas…Dígalo ahí…
Bueno… bueno -dijo Curra terminando su tabaco- Se acabó la
guachafita, vamos a tomarnos un descanso y a las 4 pm., iniciaremos otra
exploración.
Rivero, Curra y Maky se dirigieron a la
enramada a colgar sus chinchorros. Los jóvenes se quedaron en la mesa charlando
con Luis Felipe y García. Ivana, Diana,
Victoria, Maria Elena y Graciela se acomodaron bajo la sombra de los manglares.
EL DOLMEN
Exactamente a las 4 pm. Curra, desde la puerta de la enramada,
alertaba a los jóvenes, pero ya todos estaban preparados para la inmersión.
York se acercó al Dr. Rivero y le dijo: “Anímese doctor Rivero, venga con
nosotros, entre el Negro y yo lo cuidamos…
“Si claro, pero muchas gracias,
prefiero cuidarme solo… más vale solo que mal acompañado…
York no dejaba caminar al Dr.
Rivero - No sea ingrato doctor, a mi
lado no le pasará nada… Usted sabe que soy el más fuerte, es decir, poderoso y
valiente… Usted tuvo mala experiencia,
pero eso no se repetirá bajo mi especial cuidado…fíjese, Ram es pura pinta… él
no hace nada sin mi… ¡dígalo ahí Ram…!
Así es doctor… vaya con esos dos y…
cuídelos…
Los muchachos rodearon a Luis
Felipe, que caminaba presuroso –Oye Luisfeliú…- lo interpeló el Negro,
interceptándolo e impidiendo que continuara caminando- ¿para donde vas tan apurado…?
Voy a soltar los cabos de la lancha,
suéltenme, déjeme quieto…Estos muchachos si que echan vaina…”
No te pases Luisfeliú…no te pases…
No creas que el Dr. Rivero es mansa
paloma… le dijo el Negro en el oido.
¡A hombre alegre este Negro… cará…!
¡A… Luis Felipe…! -gritó Curra-
¿Quiere acompañarnos…? ¡Venga hombre, así ve de cerca lo que queremos hacer…!
¡Invita al señor García ¡
“Yo si voy… pero a García no lo
monta nadie en esa lancha… El tiene su historia y se la contará, puede estar
seguro de eso, porque a eso fue que él vino…
¿Pero por qué… cual es el problema?
Él le contará, ya le digo…es una
larga historia y tiene mucho de verdad…
Curra no le hizo mucho caso y llamó
a García –¡Oiga García venga para acá…! Anímese y nos acompaña…
Ay… ya quisiera… luego le explicaré con detalles… pero es muy peligroso
para ustedes que yo suba a ese barco…
Venga hombre, ya me contará todo en
el trayecto, tenemos varias horas para escucharlo…No tiene gracia esperar que
regresemos…
Precisamente para que regresen es
que no me monto con ustedes… ya les contaré ese cacho, quédese quieto… No se
preocupen por mí…
Sus palabras sonaron enigmáticas
para Rivero, que continuaba sospechado que había algo raro y no terminaba de
entender. En el tono había un no se que, algo extraño que no le pasaba
desapercibido…
La lancha partió y García se sentó
en un viejo tronco con su navaja pico e’loro, y comenzó a tallar una Guatiporra
en una raíz de mangle. Su mirada perdida oteaba el horizonte, y de vez en cuando
buscaba la lancha. Cuando la veía se tranquilizaba un poco. El Negro maniobraba
con destreza a doscientos meros de la orilla, buscaba un buen sitio para
anclar.
Oye Negro… este parece un buen sitio para tirar el ancla –dijo
Curra- Dile a Ricardo que la suelte…
Luis
Felipe intervino con mucha parsimonia –Perdone dotol, pero aquí no encontrará
fondo, es muy profundo, un abismo. Si nos acomodamos unos metros a sotavento,
estaremos en la meseta que pasamos hace un ratico, seguro que a lo más hay tres
o cuatro brazadas.
Bueno… Negro, haga lo que dice Luis Felipe, que es un buen baquiano en estos
parajes…
Fíjate bien Negro, para cuado vengas
solo… mueve la lancha a sotavento, guíate por la mata de cuica que está frente
a la enramada… y la punta del morro de Ensenada Honda… Luis Felipe enseñaba con
el dedo índice, mientras el Negro maniobraba y se ponía frente a la
mata…Okey…desde aquí forma un ángulo recto con el morro. Este punto donde
estamos ahora es la meseta que está en la cumbre de una montaña submarina; un
poquito más o un poquito menos…es una meseta grande, así es que no importa si
no eres exacto en tus cálculos para echar el ancla… ahora en la tarde no se ve,
pero en la mañana si, el mar es transparente… Negrito mueve la lancha un poquito
hacia la derecha… ajá… ¡Ricardo… suelta
el ancla y el rezón!
Ricardo se ocupó de realizar el
trabajo de anclaje, y la maniobra quedó perfecta… Aquí estará segura… hay poco
viento esta tarde –comentó satisfecho Luis Felipe- y en alta voz dijo: Escúchenme
bien muchachos… estas aguas son peligrosas, tal vez no hay nada en el golfo
como este lugar. Aquí hay un bicho malo, lo llaman Guatiporra… Es una especie
de tiburón blanco que sale muy poco por estos lugares. Es malicioso, carnicero
como el propio diablo… Yo se que ustedes están preparados y van bien equipados,
y nadie los hará desistir de su misión… pero guerra avisada no mata
soldados…Hay otra cosa, pero no es la hora de contarla… ya vendrá el tiempo,
porque hay tiempo para todo, como dice la Biblia.
Esta gente me solplende con su
manela de hablal, palece que todo lo saben.
Es cierto Maky –terció Rivero- yo me
doy cuenta, que detrás de esa aparente ignorancia hay mucha sabiduría, que no
se de donde le viene… -y dirigiéndose a Luis Felipe- No se preocupe mi querido
amigo, ellos están muy bien preparados como usted lo ha dicho, para enfrentar
cualquier eventualidad, precisamente por eso van en esta empresa. Si no tuviera
confianza en ellos no los dejaría ir. Saldrán airosos de cualquier confrontación.
Además les gustaría encontrarse con esa Guatiporra…
Dios los libre dotol, ese animal es
el mismo diablo… Pero bueno si ellos acaban con ese animal, ese pueblo no
tendrá como agradecérselo… Que Dios los bendiga entonces… y los ayude…
A las 4.15 pm., el sol declina
un poco pero el viento de cuaresma se hace sentir con fuerza… sin embargo, cosa
muy rara, la calma era absoluta. Se oyó la voz de Curra –Bien señores ha
llegado la hora, pueden comenzar…
Los jóvenes tomaron sus puestos de espaldas al mar, como suelen hacer
los buzos profesionales, y uno a uno los siete jóvenes se lanzaron al agua.
Curra los contaba: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete. Cada número le
servía de identificación y a medida que los mencionaba, se lanzaban al mar, de
esta forma los seguía por el radar, y también lograba identificar el lugar que
le correspondía dentro del espacio
marino.
Los buzos bajaron a una espaciosa meseta submarina a diez metros de
profundidad. Ram se comunicó con Curra: atención Dr. Curra, me escucha. Cambio.
Perfectamente Ram. Escúchenme todos…este es un momento importante porque de la
comunicación entre nosotros depende el éxito del proyecto. Ustedes saben que
pueden comunicarse conmigo en cualquier momento
o circunstancia. En el caso de que falle la comunicación oral, pueden
hacerlo manualmente presionando la señal
“Contacto” y utilizando el código que ustedes conocen. Por cierto ¡Ram…
¿Que hay a tu lado? Observo algo extraño en el radar, es un cuerpo muy grande.
Cambio. Es una manta raya gigante Dr. Curra, que se desplaza tranquilamente. No
hay peligro. La visibilidad es buena. Cambio.
Curra de repente percibió muchas intervenciones juntas, y dijo: No se atropellen al intentar
comunicarse conmigo. No puedo atenderlos a todos a la vez. Usen la numeración y
el signo de emergencia. Ustedes percibirán un aviso y verán el número del que
está en uso del sistema. Igualmente marquen el número con el cual deseen
comunicarse.
Creo que todo está claro. Vamos Ram, descríbeme lo que estas observando.
Cambio. Ivana no dejes nada sin filmar o fotografiar. Cambio.
Ram dijo. Estamos al cabo de una
amplia meseta y nos dirigimos a una
especie de acantilado que se ve muy prometedor. Ya estuvimos antes aquí, pero
había más visibilidad. En estos momentos bajamos un poco hacia el abismo. Hay
formaciones coralinas peligrosas… gran cantidad de baracudas, o como dice usted
“spiraena baracuda”, que por estos lares llaman picua corsaria. Ahora estamos
sobre un hermoso jardín, hay flores y plantas de diferentes formas y colores.
Cambio.
Ram… trata de tocarlas para que
veas como se contraen y desaparecen. Cambio.
Se algo de eso doctor… le puedo
decir que es un paliqueto, un sabálido o una anémona…Cambio.
Eso me gusta mucho Ram. Ivana, me escuchas. Cambio.
Si dóctor, lo escucho perfectamente. Cambio.
Muy bien, trata de filmar el jardín. Porque eso puede ser un material
muy rico. Cambio.
Bien, procederé a la filmación. Buscaré una mejor ubicación Cambio.
Que pasa York. Puedes hablar. Cambio.
Estoy viendo una gran puerta o túnel. Pasaré a través de él. Parece un
dolmen. La montaña se abre en forma de
“V” y hay, encajada entre sus paredes, una roca, como una inmensa cuña… Vamos a pasar
por debajo del Dolmen. Cambio.
Únanse todos, esperen a los rezagados, tomen todas las precauciones. Ya
saben como es la técnica en estos casos. Cada uno ve hacia un lado diferente y
deben estar vigilantes. Enciendan los reflectores al entrar en el túnel.
Cambio.
Este túnel es muy oscuro. Puede ser peligroso –dijo el Negro que
encabezaba el grupo en ese momento. Cambio.
Prepárense para cualquier eventualidad. Esperen a Victoria y Graciela
que están rezagadas. Cambio.
Diana María informó: Estamos a 30 metros de profundidad. El Dolmen es muy
raro. No parece una formación calcárea de la misma montaña, sino más bien algo
que encalló allí. Cambio.
Toma unas muestras de esa formación que llaman Dolmen y trata de
describirlo. Cambio.
Es una formación de más de cincuenta metros de largo. El fondo parece
tallado por el hombre, pero por su parte superior forma parte de la montaña.
Parece una coraza, es pétreo. Sin embargo tengo mis dudas…puede ser una coraza
de conchas y polvo petrificado, conchas de moluscos, pepitonas “Orca Cebra”,
como a usted le gusta decir; puede ser lo que
busca. Cambio.
Bien, eso es todo por hoy… regresen. Cambio.
Ram dijo: Vamonós… Es todo por hoy… -enseguida agregó- Ivana fotografía la parte superior del
Dolmen. Te esperamos… No hagamos conclusiones, pero puede ser, lo que dice
Diana.
Los expedicionarios, atravesaron
el túnel y salieron al otro lado de la montaña. Una suave pendiente parecía un
cuidado campo de maíz, habitado por cardúmenes de pámpanos “franchinotus
glucus”, y una extensa cortina de
sardinas.
Al emerger, viendo hacia el Oeste, el espectáculo del sol
ocultando su cabezota; y, al zambullirse, salpicó de colores lo que se podía ver hacia la entrada del
golfo. Todo se cubrió de amarillo pollito embadurnado los limpios azules, y a
golpe de fuego cinceló un altar infinito. Así ha debido parecerle a Teilhard de
Chardin, una hostia levantada por el propio creador que la engullía con las
fauces abiertas del horizonte. La misa de todo el Universo. El golfo se
convierte en templo y la naturaleza toda celebra la misa del Supremo, oficiada
en el solemne silencio del ocaso.
Abordamos la lancha y regresamos al puerto. García daba muestras de
extraña impaciencia. Se pasaba las manos por la cabeza y los pantalones. Se alzaba el pantalón por la correa y decía
palabrotas a los muchachos que se bañaban en la orilla del mar: “¡Mira
Miguelito, muérgano… anda a ayudá a esa
gente… apúrate…García levantó a un muchacho que estaba sentado indolentemente
en la arena…y a los otros les gritaba…¡Epa… oigan flojos…! ¡es con ustedes…! ¡no sirven para nada…! vayan a ayudar, que la
lancha ya va a llegá… -García se movía como un tigre enjaulado. Rivero, Maky y
Curra se acercaron. No entendían nada.
García, continuaba dando órdenes… y muestras de inquietud. Se dirigió a los que se acercaban, les dijo:
– Vengan pa’ca, doctores, aquí les tengo un cafecito caliente…y señalando la
lancha- Miren allá vienen los muchachos… ¡Caramba…! ¡Tanto tiempo bajo el
agua…! Ustedes no creen que pueden enfermare…esas aguas son frías y malas...
Además no se que puede haberles pasado… Estoy muy nervioso.
Bueno García, tranquilícese, todo está bien, no se preocupe que cuando
vengan los muchachos le van a contar todo lo que vieron y usted podrá
preguntarles…
A mi no me interesa preguntarles nada… yo los quiero vivos…ustedes saben
mucho, pero no saben nada de esa fiera que esta en el mar…
Los muchachos bajaron de la lancha
y se acercaron al grupo. García tartamudeaba –Señorita
Ivana…perdóneme…estoy muy nervioso y no puedo controlarme, pero ya mismo viene
un cafecito para que se repongan. El café es muy bueno, estimula el
corazón…Late más fuerte… Hay gente que no sabe lo bueno que es un café a las
cinco de la mañana…Si señor…
Todos rieron de buena gana viendo la desesperación de García. Era muy
tosco, verlo era todo un espectáculo, y por supuesto a su lado siempre estaba
York, para embromarlo… Hacia como que lo ayudaba y lo aguantaba, impedía sus
movimientos, le hizo un nudo con el dedo en la manga de la camisa… García no se
daba cuenta de las maldades de York. Hasta que por fin gritaba. ¡Muchacho el carrizo
me vas a hacer caer…!
Al fin todos nos sentamos en los
palos en forma de bancos, que están frente a la enramada, para tomarnos el
cafecito que nos mandó Petra Hercilia. Había un tronco de coco, casi del largo de la enramada, puesto sobre
dos horquetas bajo la sombra de varios yaques y palmeras. Era el refugio
preferido de los pescadores al mediodía.
García no se hacia de rogar para contar sus historias, y este era el
momento más oportuno. Luis Felipe trajo unas botellas de aguardiente curadas
con “guizque”, Triple Filtrado, lo mejor de
“Florida”, el preferido de los campeones mundiales cumaneses de boxeo, del populoso barrio de Puerto
España; y dijo:
Échate un palo e’ron, hermano García, pa que se te afloje la lengua. Yo
se que tienes ganas de contar tus aventuras y, desventuras…¿Quién tiene la
culpa de que el sapo brinque y se ensarte… cuéntele…cuéntele?.
¿De que se trata todo esto García? -preguntó Rivero- parece una novela
de Agatha Christie… “Poirot Infringe La
Ley ”… Nos tienen atrapados
en una guerra de nervios…
Bueno… -dijo García- lo que se va a ve no se discute… Ustedes se van a
topá con la Guatiporra …
y es mejor que yo les diga lo que se… No puedo callarme porque se trata de un
bicho peligroso y resabiao. Es el animal mas sanguinario que se pueda imaginar,
y anda por ahí; me persigue, me presiente y hasta que no me mate no estará tranquilo…
Pero… ¿que dice usted García? – lo interrumpió
Curra- tengo entendido que la
Guatiporra es una especie de tiburón, aunque hay leyendas
entre pescadores, que dicen que la Guatiporra puede tener el tamaño de una
isla…ja ja ja… No se preocupe García, si algo sabemos es
enfrentarnos con tiburones, por malos que sean. Además nunca he visto un bicho
malo por estas aguas. Nos hemos enfrentado y correteado mantas rayas de varias
toneladas y otros tipos de tiburones, pero mansos y sociables…
Ríanse… ya les digo… lo que se va a ve no se
discute… Ustedes lo verán y tendrán que pelear a muerte con ese bicho, y…en el caso de que lo maten,
que es lo que más deseo en la vida… les tengo otra sorpresa… Otra cosa que
quiero advertirles, y es que también se van a topá con el Capitán, el está allí
mismo… y puede ser… que el capitán los salve de la Guatiporra …
¿Con que se come eso… García? -Pregunto York.
No te burles muchacho… El Capitán es algo así como
un fantasma, pero… no lo es. Esta vivo, solo que pide que lo saquen del fondo
del mar…
¡Un fantasma dentro del mar…! ¡eso si que esta
bueno…! Oye compañero te pasaste… ¡Cónchale vale…! tu pareces cuerdo… pero
francamente…
Luis Felipe intervino porque se burlaban de García…
No se rían… García no está loco. La Guatiporra ya la van a encontrar, como dice él…
Yo esperaba una oportunidad para hablarles del Capitán. Hace muchísimos años,
antes que nosotros naciéramos, el Capitán ocupaba esta playa…por eso nadie
vivía aquí… luego que ustedes lo vean les contaré el resto…
Señoles mios… es incleible, aquí hay hasta
fantasmas…no me lo píeldo… Señol Luis Felipe ¿usted lo ha visto? ¿Me lo puede
desclibil? Estoy interesado en estas
cosas espirituales… folma palte de mi cultula y de mis investigaciones…
Claro que si…El Capitán es un conquistador español…
aparece con su armadura resplandeciente… camina por la playa, nos regaña e
insulta… pero es inofensivo. Más bien es amigo de la gente de aquí… todo lo que
nos pide es que lo saquemos del fondo del mar… se siente muy solo y ya tiene demasiado tiempo encerrado allí…
¿Y que otlas manifestaciones tiene ese fantasma?
Bueno… lo único malo que hace es que se incorpora
al cuerpo del negro Mauricio, que es un brujo que vive en una casita por
allá’rriba… -Luis Felipe señaló con el dedo una casita que queda en el camino
de la ladera, por donde se baja a la playa- El negro es un alma buena y cándida
que no le hace oposición. Es un hombre tranquilo pero cuando se le incorpora el
Capitán se vuelve un diablo. Pega cada grito… nos pone el alma en un hilo… Dice
palabras incomprensibles y manda a todo mundo a hacer cosas imposibles, como
eso de buscar un barco a 30
metros de profundidad… bueno tenemos que someterlo y
amararlo, hasta que llega el viejo Luis Laya, que lo exorciza y Mauricio se
desmaya y luego no recuerda nada.
Curra interrumpió a Luis Felipe- Que interesante
eso que estas diciendo… coincide con nuestras investigaciones… Nosotros estamos
buscando un barco… Es una coincidencia muy extraña, que ustedes sepan sobre
esto, porque nadie más, en el mundo, lo
sabe. Yo he consultado todos los
documentos relacionados que ese naufragio…-entonces le preguntó- y por si acaso
¿el Capita a dicho el nombre de ese barco…?
Si… es algo así como Ramón Merengel o Berengel…
Luis Felipe
desde ahora en adelante te creo todo lo que me digas, es cierto, el
barco se llama “Ramón Berenger”. -Como
la noche avanzaba Curra agregó: - Todo esta muy bueno, pero tenemos que
recogernos… es hora de dormir… Curra se fue rápido, con una espinita en el
corazón que tenía que discutir con Maky…
Era noche de
fiesta en Peñas Blancas… Se encendieron
las luces. Trajeron una “rocola”. Las muchachas se acicalaron con trajes de fiesta, y los muchachos lucían franelas y camisas nuevas y limpias. Cerveza
y ron para todo mundo. Los músicos no dejaban de tocar. Los cantantes se
turnaban. La parranda duraría hasta el
amanecer. De lejos se escuchaba a Luis Felipe cantando las rancheras y
boleros de Pedro Infante.
A las 6.30 nos despertó Doña Petra con un sabroso
café, y nos invito a comer pescado, chorizo y morcilla con arepa pelada.
Rivero, Curra y Maky aceptaron gustoso, pero los
jóvenes tenían que trabajar en el fondo de mar y solo tomaron el café.
Café en totuma, que delicia -dijo Victoria y
agregó- Cuando regresemos haremos las dos comidas juntas, desayunaremos y
almorzaremos, no es cosas de perderse los condumios de doña Petra-
Esta vez harían un recorrido más amplio, en una
zona de mas o menos 80.000 metros cuadrados de superficie. Sin
embargo volverían al sitio ya explorado. El Dr. Curra estaba seguro de haber
descubierto el punto preciso. Sus investigaciones indicaban que el Galeón estaba dentro del radio de
ubicación de la lancha, no podía equivocarse, y precisamente El Dolmen,
descubierto por los exploradores
submarinos, estaba allí y coincidía perfectamente con sus cálculos.
Mientras tanto, en la enramada, Ramón Rivero le
decía a Maky: Realmente esto es muy emocionante, todas estas novedades y
coincidencias me tienen confundido… No puedo entender eso del fantasma, pero..
¿Cómo es posible que sepan sobre la existencia del Galeón, y hasta el nombre…?
Así es
doctol Livelo, pelo es una lealidad incontlastable. Pol mi palte no me voy de
aquí hasta logle desentlañal ese mistelio.
Profesor Maky, hace más de un año, el Dr. Curra,
aquí presente, investigando sobre los tesoros marinos, materia de la cual es
fanático, me mostró un mapa que había dibujado, después de consultar muchos
textos y documentos, exhaustivamente, en
cuyo mapa trazó el sitio probable, con pequeño margen de error, en el cual se encuentra el Galeón, como en
efecto lo es… y resulta que esta gente lo sabe hace muchos años.
“Mile que cosa…Pelo no se solplenda amigo Lamón… el
conocimiento, como usted sabe, es tribal, nace de la experimentación del común
de la gente… Lo que le faltó al Doctol. Curra, fue habel hecho el tlabajo de
campo, habel venido al sitio pala confilmal, los estudios con la experiencia.
Curra intervino- No podía porque no lo había
precisado. Fue hace un año como les dije…que pude completar con menor
porcentaje de error, luego todo ha sido preparara el proyecto y realizarlo…
Ahora recuerdo, cuando Curra terminó el proyecto,
hace un año, me dijo: Esta carta marina
nos llevará sin dudas al Galeón. Dentro de este círculo -y me lo enseñó en el mapa- está el tesoro.
No tengo la menor duda… Le pedí -porque nunca creí en tesoros marinos- que me explicara mejor, y eso, por el respeto
que le tengo, y después porque tal vez, estaba
emocionado; y segundo, totalmente
perdido.
Y… ¿le dio
alguna otla explicación en ese momento?
No, nada de eso… Me dijo, que más adelante yo
estaría con él, porque sus estudios sobre el barco los había hecho conmigo,
cosa que en cierta forma es verdad, porque yo lo proveía de todo lo que
necesitaba, pero Curra es un hombre hermético,
y yo no sabía nada de lo que estaba investigando. Soy un estudioso e investigador
de la historia de mi ciudad y le comunicaba todo lo que iba descubriendo, pero
no sabía lo que se traía en miente. Recuerdo que una vez le hablé del naufragio
de un gran barco en la entrada del golfo, pero nunca pensé en el entusiasmo de
Curra, porque le dije que nunca encontraron rastros de ese desastre.
Y, ¿que
matelial le suministló usted al doctol. Curra pala que pudiese llegal a estas
conclusiones tan precisas…?
Que yo recuerde… Las obras completas de Bartolomé
de Las Casas, Las Décadas de Mártir de Anglería, las obras de Pedro de Aguado,
una extraña crónica de Ángelo Trevisán,
todas las actas y documentos relacionados con el gobierno de Jácome de
Castellón y fray Francisco de Montesinos, las obras de Caulin, de Juan de
Castellanos, las Cartas Censorias de Pedro de Córdoba, las Cédulas Reales
recopiladas por Enrique Otte; también documentos relacionados con expediciones inéditas y asaltos de piratas,
etc. Eso lo entusiasmó, indudablemente, pero Curra es el director del
Oceanográfico, y tiene una biblioteca expedita, pues logró más documentación de
la que yo tengo, y ha podido llegar a las conclusiones a que yo jamás hubiese llegado.
En ese momento llegó York, y dijo: Vamos
profesores, esta vez todos tenemos que bajar, tendrán que ponerse los trajes de
neopreno, aunque yo creo que habrá que
encargarlos a la medida.
Lo lamento York, no estamos plepalados pala
acomañalos pelo ilemos en la lancha, pala que no te de miedo…
A las 7 pm todos embarcaron. El Negro al timón y
los demás tripulantes en su puesto,
esperando órdenes de Ram. Tenían absoluta confianza en él, sabían que era capaz
de conjurar cualquier situación por complicada que fuese. La Lancha partió, cortado los
pliegues del mar como un delfín. Llegaron a la zona de la meseta, como se
conocía entre ellos, se podía apreciar en toda su belleza, como lo advirtió
Luis Felipe, lograron amarizarla con bastante precisión. Luis Felipe vigilaba
desde la orilla, tal vez pensaba que no lo lograrían, pero respiró profundo al observar la perfección de la maniobra.
Ram dio la orden: Todos al agua –Curra inició el conteo: uno, dos,
tres, cuatro, cinco,
seis, siete… Curra oyó la voz de
Ram por el auricular… Visibilidad total a 10 metros de profundidad.
Estamos sobre la meseta y nos desplazamos hacia al Noroeste. Atravesamos una
cortina de sardinas… comienza el acantilado…¿Me esta copiando Dr. Curra?
Cambio. Perfectamente. Puedes continuar la descripción. Cambio. Vamos a descender a 30 metros… Aquí hay poca
visibilidad, vamos a encender los reflectores…Estamos bajando en fila y en
orden numérico. Atención Doctor estamos
viendo un tiburón blanco de gran tamaño, puede ser la Guatiporra. Lo voy
a tentar con la vara para ver a que atenernos. Está atacando a un pez grande,
parece un pargo…Lo destrozó de una dentellada y lo lleva en la boca… York se
adelantó para espantarlo con la vara, el
tiburón huyó con su presa…Es verdaderamente impresionante…Tiene que ser la tal
Guatiporra de García… Vamos a descender a 35 metros , estamos debajo
del Dolmen… Victoria esta examinando un trozo de madera… Ahora estamos todos
juntos examinando la pieza… parece parte del bauprés de un antiguo navío…
indudablemente es una parte importante, estamos tratado de moverla… algo se
mueve por debajo… ¡Dios Mío… es una morena gigante…!
Pasó un buen rato sin comunicación…Curra
desesperaba… Ram tomó otra vez el control… Dr. Curra, atención, estamos
subiendo, llevamos a York lesionado, pero nada importante, perdió el equipo.
Atención…atención Dr. Curra, Hemos pasado un rato
desagradable con un animal salido de un
cuento de ciencia ficción. Cambio.
Ya lo he podido ver en la pantalla. No se pueden
descuidar… ya lo dijo Luis Felipe, ese sitio es de cuidado. Cambio.
Es cierto la zona es peligrosa, iniciaremos el
ascenso. Cambio.
Muy bien, tienen que recordar todo lo que hemos
aprendido en casos como este. Durante el ascenso tengan presente la Ley de Boyle y Mariotte… es
peligroso hacer apnea en profundidad… Respiren corto y continuamente. Túrnense con York, que respire
de su equipo, pero si le faltara oxigeno por alguna causa, ustedes tiene que
auxiliarlo. No le permitan que retenga la respiración para que no sufran sus
pulmones.
Ram, Ricardo y el Negro se colocaron de inmediato
al lado de York que iba ascendiendo con
Graciela. Las demás tambien se acercaron.
Subían lentamente como 12 m/min.
Estaban concientes de las leyes, la velocidad es peligrosa pero la
lentitud también es un riesgo para los tejidos pulmonares que pueden continuar
disolviendo nitrógeno.
Curra, muy nervioso los alentaba a redoblar la
marcha a 18 m/min., pero Ram, lo
calmaba.
No será peligroso para York. Cambio.
Precisamente por el es que doy esta orden. Por otra
parte no temo nada ya que York está muy bien preparado y entrenado para estas
contingencias.
En efecto York ascendía muy tranquilo entre las
muchachas, y a sus lados iban Ricardo y el Negro. Así surgieron cerca de la
lancha, mucho antes de lo previsto. El Negro tomó los controles y partió hacia
el puerto, no tan tranquilo, un escalofrío corrió por su cuerpo, cuando vio
cerca la silueta siniestra de la Guatiporra , que
jugueteaba entre los delfines, que no mostraban ningún temor, por cierto.
¡Miren –dijo señalando con el dedo índice- es la Guatiporra !. ¡Nos esta
siguiendo y espiando…! -Todos se asomaron a la baranda de la lancha para verla.
La estuvieron observando un buen rato hasta que se les perdió de vista; pero, cuando iban a bajar, la Guatiporra les pasó por
delante, y se dirigió hacia el puerto –todos pensamos que se estrellaría-; y
cuando estaba a pocos metros de la orilla, dio un salto formidable dejándose
ver en todo su colosal tamaño; se zambulló echándonos un baño con la cola,
hundiéndose luego verticalmente para no aparecer de nuevo. Pudimos ver a García
parado en la playa como un zombi, hipnotizado, y pudimos oír su grito de
impotencia cuando la vio saltar y hundirse en las profundidades del piélago
añil:
¿Maldita…mil veces maldita…!
García no los dejó desvestirse, les salió al
encuentro y les imploró, con lágrimas en los ojos: “¡Por favor muchachos
cuéntenme ¿Que fue lo que pasó…? Pero
ninguno respondió, todos esperaban que
Ram le dijera algo, pero no le dijo nada. Entonces Graciela se apiadó de
García, y le dijo: “Venga García, que yo
le contaré todo.
Graciela se sentó en el tronco de coco frente a la
enramada, también lo hicieron allí: García, Luis Felipe, Nicho y otros muchachos: les dijo, les contaré
todos los pormenores, y luego responderé sus preguntas:
No se si ustedes están enterados del desarrollo de
las inmersiones, de la meseta y del acantilado…
Si, estamos enterados, respondió García.
Bueno, una
vez que estuvimos reunidos, en la meseta Ram ordenó bajar por el acantilado
hacia lo que llamamos el Dolmen, 30 metros , hacia un
madero, al cual denominamos “El Bauprés”, ¿ya lo saben?
Si, si lo sabemos…Pues bien, cuando tratamos de
mover el madero, salio del fondo un
monstruo, un Congrio gigantesco,
que atacó primero al Negro y a Diana, lanzando dentelladas mortales sin
alcanzarlos, luego se ocultó en una caverna. York no se percató del suceso, y
se acercó peligrosamente a la cueva, pese a las advertencias que hizo el Negro
a través del sistema. Pero York no se lo creyó. Ram también trató de advertirlo
pero ya era tarde, el monstruo lo atacó
y de una dentellada le arrancó las bombonas, partió una como si fuera un
pastel. York salio impelido contra una pared del acantilado, dio una vuelta en
el vacío pero no perdió el sentido, yo pensé que se había roto la cabeza, o lo
peor, no se lo que pensé en ese momento… pero se repuso, nadó con fuerza,
aguantando la respiración, el puede pasar minutos sin respirar, está muy bien
entrenado… fue tras sus bombonas, pero no hubiese logrado nada a no ser por que
lo auxilié, yo estuve a su lado en todo
momento, estuve pendiente y una fuerza misteriosa me ayudaba; no perdí la calma en ningún momento, estuve
pendiente de todo lo que él hacía; York no supo que hacer, no pudo reaccionar…
se desesperaba, él ha debido venir hacia donde estaba yo, que lo podía
auxiliar, pero en ese momento no estaba en capacidad de asociar. Entonces
Ricardo, que tambien estaba cerca, lo alcanzó
y le dio oxígeno. El Negro también se movió hacia York. Entre los dos lograron estabilizarlo
y calmarlo.
“En otro escenario, -siguió Graciela- Ram, también había recibido un golpe terrible
del Congrio, pero no perdió nunca el control de la situación… Sin perder tiempo
se repuso y, disparó contra el monstruo,
le clavó un dardo en la cabeza, se volteó y amarró el nailon en un extremo del
madero al que llamaba, como dije,
“Bauprés”. Diana y María Elena tambien dispararon desde puntos
diferentes y dieron en el cuerpo del Congrio, en la parte media y baja, y tambien amarraron el nailon en ese mismo
extremo del Bauprés. Ram se dio cuenta
de que podía inmovilizarlo, aprovechó
que Ivana estaba del otro extremo del Bauprés, y le dio instrucciones por el
sistema, para que disparara, desde ese
lado opuesto del madero; ésta lo hizo
sin pérdida de tiempo, accionó su rifle cuando el Congrio se disponía a atacarnos… Imagino que el
Congrio no tiene buena vista en esas profundidades, porque estando cerca de
nosotros ha podido matarnos y ni siquiera lo intentó… Me pareció que se movía
por instinto… Ivana acertó el tiro, y rápidamente amarró el nailon en el extremo opuesto del
madero. La inmensa morena quedó inmovilizada y se debatía furiosa, enredándose
cada vez más ente hilos invisibles.
Ricardo y el Negro, auxiliaron a York con sus
bombonas, mientras María Elena y Diana, recuperaban el equipo de York que había
caído, gracias a Dios, en un risco del
acantilado, precisamente a un lado del cruce que hacen las montañas del relieve submarino en forma
de “V”, por debajo del Dolmen. Ellas, arriesgándolo todo, se encargaron de
buscarlo y luego ayudaron a York, que no encontraba como colocárselo. En
realidad no había inconvenientes, por
que tenia correas auxiliares, pero tal
vez, a menos que fuese un simulacro, en la profundidad en que se encontraban, cualquier
inconveniente es dramático; sin embargo todo se resolvió satisfactoriamente, sin embargo el equipo seguía con problemas,
al parecer no estaba en buenas condiciones, por lo cual York se sacudió a
Ricardo y al Negro y tuvo que hacer el ascenso entre Victoria y yo…A esta hora La Guatiporra estará
almorzando con una Morena…
CAPITULO VII.
EL GALEÓN
García estaba muy excitado, no se podía controlar.
Rivero se le acercó y le dijo: “García usted esta muy nervioso, ¿me permite que
le tome el pulso? – García, extendiendo
el brazo izquierdo, le dijo: ¡Claro profesor, se lo agradeceré…! Rivero vio su
reloj, tomó la mano de García, pulso con dos dedos por la parte inferior de la
muñeca de García, y después de unos segundos, le dijo: “García, usted tiene el
pulso acelerado, sufre de taquicardia y
puede tener la tensión alta. –García hizo un movimiento para levantarse. Rivero
no se lo permitió, y le dijo: Espere que se la voy a controlar. Cierre los
ojos…Rivero colocó los pulgares sobre los ojos de García y apretó
fuertemente. Luego soltó y agregó: -Quédese quieto un momento, porque eso puede
ser peligroso. Se sentirá mejor dentro de unos segundos… Ya verá…
Al rato estaba bien, y le dijo al Dr. Rivero: Usted
como que es brujo. Tiene poderes…No conocía ese tratamiento tan singular.
Rivero agregó: “Usted mismo se lo puede hacer
cuando sienta la taquicardia. Pero vaya al hospital, a consultarse con el cardiólogo, o un
internista. Es lo indicado en casos como el suyo.
¡Mire mi doctor… ¡ yo no tengo nada en el corazón,
si tuviera algo, ya me habría muerto
desde cuando. Tampoco iré a ningún hospital de matasanos, con lo que usted me
enseño viviré 100 años… Se lo aseguro.
Nicho llegó con la cerveza, y llamó a York:
¡Oye Tinguy…la cerveza esta friíta, como te gusta…!
Ay que ver…Nicho… que tu si eres jala bolas…
Bueno…si no te jalo bolas a ti, ¿a quien se las voy
a jalar…? Yo le jalo bolas a mis amigos…
Tu si eres un hombre alegre, como dice Luisfeliú.
Vega pa’cá, y échesela conmigo…Esas son vainas mías. Usted es mi pana
burda…pero a mis panas es que yo jodo… a mis enemigos ni los veo…
Bueno… bueno… pero suéltame…Yo ví como le jodías el parque al profesor Maky…
Ese carajo si es buena gente. Me arrecha que le hagas eso… Me gusta ese
chinito… A mi no me vas a romper la camisa, esa vaina no…
Tu crees que Maky no se da cuenta de que yo le jodo
el parque… Ese es mi amigo, vale…¿Que crees tu…? No te metas con ese carajo… Tu no sabes lo
jodío que es…
¡Coño chico
tu no tienes remedio…!
Luis Felipe interrumpió –Oye Tinguy, cuéntanos lo
que pasó, nadie quiere nada ¿cual es el misterio?
No pasó gran cosa Luisfeliú…matamos una morena
gigante, como de cinco metros… ya te lo contará Ram…
Que bolas…
Ram no contará nada, la única que ha contado algo es la Graciela.
En eso se acercó Ram, cogió una cerveza, la destapó
con los dientes y la bebió con avidez; se quito el acualón y lo tiró en la
arena. Ivana se acerco a él y le limpio el rostro; el cabello un poco largo le
caía sobre los ojos. De perfil se destacaban sus rasgos firmes cortado a cincel
y la serena voluntad que lo animaba.
García se lo quedó mirando largo rato, y cuando lo
creyó oportuno le preguntó: Ram dime,
¿viste a la
Guatiporra …?
Esta bien García…Vimos a tu Guatiporra destrozando
un pargo de unos 5 kilos… Es un tiburón blanco, no es de estos mares, es
inaudito que ande por aquí. Tambien nos la vimos con una morena gigante que nos
atacó… Casi mata a York, pero tal vez por la oscuridad o porque no ve, falló en
el intento. Le arrancó las bombonas de oxigeno de una dentellada
Ram la amarró de una estaca…-interrumpió York con
un ataque de risa-
“¿¡Como es eso, que
la amarró de una estaca…!?”
La forma y la cara de García, cuando hizo la pregunta, causaron hilaridad
entre todos; y por supuesto, eso no terminó ahí. García continuó con una risita
nerviosa…ja ja ja una
morena gigante y la amarraron a una estaca… estos si son….ja ja
ja -la risa era absolutamente,
producto de sus nervios y, repetía sin cesar- una morena gigante y la amarraron
de una estaca. La
Guatiporra estará almorzando morena gigante.
Dime Ram ¿no le viste a la Guatiporra una cicatriz
cerca de la boca... ? ¿No te diste
cuenta...?
“No vale, no pude verla bien. Ni siquiera ahora
cuando pasó al lado de la lancha, porque
tenía todo el cuerpo dentro del agua, y
cuando saltó frente a la playa, fue tan rápido que no pude observara bien…
Esa bicha me vino a buscar, ella sabía que yo
andaba cerca, me vio en la playa y se burló de mí. Si hubiese podido, salta a
la playa y me mata… seguro que me mata…
Espera García, no exageres. No te confundas… Ha
podido ser cualquier tiburón…
Por aquí no hay mas tiburón…está solo ella, la Guatiporra. Te lo
juro muchacho. Hace muchos años que no meto un pie en el agua, y el mar es para
mi más que la vida… Ella me quiere muerto, entre tanto estará esperando un
descuido mío… que se me ocurra tocar el
agua con un dedo del pié. Allí estará ella en cualquier parte del mundo… esperando. Estoy maldito.
El Dr. Curra, también estaba muy nervioso, e
inquirió: “Ram, yo se que tu hasta no tener la seguridad absoluta de una cosa,
no te gusta decir nada, pero ¿No vieron nada que se les pareciera al Galeón…?
Quiero una respuesta sincera, dime la verdad…
“Yo creo -tercio Rivero- que Ram nos oculta algo,
lo mejor como siempre, sabe más de lo que aparenta, pero no suelta prendas
fácilmente, o sea, antes de estar completamente seguro, y sus compañeros no
hacen ni dicen sino lo que él les ordena, y entre tanto no abren la boca…”
Querido amigo, no le critico eso, hay respeto y
orden.
“Con absoluta convicción Dr. Curra. Si el Dolmen no
es el Galeón, entonces no hay nada…Pero creo que si es, y la prueba está en el
trozo de madera que bautizamos “Bauprés”. No puede ser otra cosa que una parte
de la proa del barco.
Mientras estos conversaban animadamente, sentados
en el palo de coco, las muchachas jugaban en
la playa de arena blanca que se
extendía entre la enramada y el mar, luciendo, con las prendas
indispensables, sus cuerpos flexibles y
formidables.
York, con cierta picardía, comentaba con Maky –
“Las muchachas derrochan físico, véalas Profe…
No me vas a tental, mi quelido Yolk, no dile
nada…
Curra volteo y dijo: -Miren a Victoria, es tan alta
como sus compañeros.
Rivero agregó: Así como está ahora, con sus largas
y equilibradas piernas tocando apenas el
agua, me recuerda un hermoso cuadro de Boucher, que está escondido en un rincón
del Louvre, en Paris, “La
Diana Cazadora ”. Sus formas, medidas: 90-30-90, como en la
del cuadro, armonizan perfectamente… delicadamente delgada… abundante cabellera
rubia, perfilada, de ojos negros y profundos, relampagueantes. Es muy hermosa.
Curra agregó: Yo podría decir lo mismo de todas las
demás, cada una en su estilo, es bella. Satisfacen cualquier capricho…Graciela,
aparentemente tímida, es voluptuosa y sensual. Parece parte de la naturaleza
que la rodea, se mimetiza. El color de sus ojos
contrasta perfectamente con el azul del mar. Ivana y Diana, vestidas así
deben ser tenidas por sirenas, si es verdad que las sirenas son hermosas.
Bueno… -intervino York- este es un torneo de
poesías… que bueno… creía que yo era el único poeta aquí, ahora tengo
competidores por todas partes, menos mal que algunos están mascando el agua, y
las ninfas que se bañan en arroyuelo cristalinos, son todas para mi…
Ram se fue al encuentro de Ivana,
la tomó por la cintura y la besó.
Ivana le dijo: estoy brava contigo, como se te
ocurre tentar a ese animal.
Tú no entiendes verdad, no lo tentaba, tengo que
matarlo para evitarnos problemas en el
futuro… Sabes que tendremos que volver a ese sitio…
Me refiero a la Guatiporra …
Precisamente… el Congrio no tiene importancia. En
la próxima oportunidad tendremos que enfrentar a la Guatiporra …Atacará
cuando menos lo esperemos. Tenemos que estar preparados y atentos a cualquier
emboscada. Ese bicho esta resabiado. Nada ganamos con hacernos los locos.
Mañana nos estará esperando, el cree que ya ganó la pelea, porque ese es su
patio. Nosotros tenemos el equipo y sabemos pelear en ese terreno. Lo verás.
¡Ram…! ¡tú estás herido, mira tu pierna, esta llena
de sangre…!
¡Caramba…!
no me había dado cuenta. ¡Estoy insensible…!
Indudablemente el Congrio lo había arañañado con
sus dientes afiladísimos. Era una herida larga pero superficial. Ivana se
arrodilló y limpió con la lengua la herida. Ram la reprendió cariñosamente:
Pero… ¿que haces amor…?
Ivana dijo: Te voy a desinfectar esa herida con
besos ¿Acaso te parece malo? … Hasta que
esté totalmente limpia… Siento placer en hacerlo… Tu sangre es mi sangre. Me
pertenece…
Ram la agarró por el cabello, la atrajo y besó sus labios. Una suave brisa soplaba del
Noreste y peinaba la hermosa cabellera color miel. Sobre el mar, miríadas de
guirnaldas adornaban las olas y un olor de algas fósiles endulzaban la tarde.
Los demás compañeros rodearon a la pareja bailando
y entonando cantos acompañados con tambores improvisados. Luego todos se
abrazaron y revolcaron en la arena tibia. Otra vez el sol se distraía pintando
colores sobre el horizonte.
Al otro día, muy temprano los gallos de Peñas
Blancas despertaron a los exploradores. La lluvia pertinaz y los aguavientos de marzo, los retuvieron
bajo las sábanas, hasta que Petra se apareció con su cafecito colao, y les
dijo: “Luis Felipe les manda preguntá, si lo quieren ayudá a tirá el filete pa
cogé unas lisas pal desayuno…
York: “¡Oiga Petra…! ¿ese Luisfeliú es loco…? ¿Cómo
se le ocurre tirar un filete con este frío?
Petra: ¡A… yo no se…! Dígaselo usté mismo…
Ram, se levantó se tomó su café se puso el traje
baño, y le dijo a Petra: “Dígale a Luis Felipe, que nos espere…ya vamos con él…
La faena se ofrecía fascinante. Era la primera vez
que participaban en una redada con filete. Entre todos metieron la red en el
Tres Puños, “El Rey del Golfo” así lo bautizó Luis Felipe. Luego empujaron el barco hasta la orilla del
mar…
Luis Felipe le preguntó a Ram: ¿Puedes traer el
motor?
¡Claro hombre… claro que puedo…!
Ram fue hasta la enramada, sacó el Jonshon 45, como
si fuera una pluma, se lo echó al hombro y caminó el trecho hasta el barco como
si nada.
Luis Felipe llamó a los jóvenes: Vengan
muchachotes, vamos a tirar el filete…
Solo Luis Felipe, Ram, York, Ricardo y el Negro,
subieron al Tres Puños. En un santiamén
ajustaron el motor y partieron. Como a 50 metros de las orilla,
mediante instrucciones de Luis Felipe, amarraron un cabo en una boya y fueron
soltado el filete mar adentro, dando un
rodeo de unos 200 metros , acercándose
a la orilla con el otro extremo del filete. Luis Flipe se bajó del barco con el
cabo en la mano, caminó hacia la orilla y lo amarró en la famosa mata de
cuica; volvieron al “Rey del Golfo”,
hasta el sitio de partida, levantaron la boya, amarraron el cabo en la
popa del barco, y partieron hacia la
playa. El peso del filete en el agua
hundía la popa y frenaba la marcha. Luis Felipe, aflojó el empuje del barco y
le gritó a los muchachos: -¡Vengan para la proa…o nos vamos a hundir…! se
necesita contrapeso… Fíjense como culatea… jala mucho peso… casi entra agua en
el barco… vengan… vengan rápido…Todos nos fuimos para la proa y el “Rey del
Golfo” se estabilizó…
Algunos muchachos duchos en ese ejercicio,
espantaron peces para el filete. La operación duró poco más de una hora, y la pesca fue satisfactoria. 140 ejemplares
de buen tamaño. Cuando Luis Felipe los sacaba de la red los mordía por la cabeza
y los lanzaba en una mara, eso lo aprendieron enseguida, y procedieron en
consecuencia. Los peces pequeños eran devueltos al mar, a petición de Diana, a
la cual no le gustó nada el ajusticiamiento de los peces. En dos maras se los
llevaron a Petra; ella llamó a la catira que estaba de “picos pardos” con el
Negro, y no quería trabajar; entonces llamó
a Nicho y al Morocho, para que la ayudaran a limpiarlos y freírlos.
El desayuno con un caldito de cabezas de lisa y
mucha cebolla, fue un acontecimiento. Petra echó en una lata de manteca “Los Tres
Cochinitos”, con poco agua, las cabezas de las lisas, le agregó bastante ají
dulce y cebolla, una mano de zumbí, punto de sal, dos limones, aceite
e’castilla, como le dice ella. Les sirvió a cada uno una tacita y les dijo: “Eso no se repite… oyeron…
Petra puso sobre la mesa unas canastas: bastante
pescado frito, arepas, huevos sancochados, huevas de lisa y un termo de café.
Los expedicionarios, con hambre atrasada se
relamieron de gusto, ocuparon sus
puestos como si entraran a un campo de batalla.
Después de
saborear las viandas preparadas por Petra, Maky dijo: “Estas huevas son
supelioles al caviar… No hay en el mundo
un desayuno igual… Eso lo voy a escribir…
Rivero lo confirmo, mientras se chupaba una cabeza
de Cocoro, con un ¡Umjú…!
Durante el día los jóvenes hicieron dos inmersiones
cortas y se dedicaron al trabajo de campo: estudiar el material fotográfico,
trazar planos y discutir algunos puntos en los cuales había desacuerdo, pero
sin mayores consecuencias. Diana les exigía más atención, sobre todo a
Victoria, que solo pensaba en la comida. Sin embargo este día, aparentemente
apacible, fue decisivo. En la inmersión de la tarde, que se inició a las 2 pm.
Los investigadores llevaron: martillos, mandarrias, cinceles, achuelas y
perforadores de madera, y fueron directamente al “Dolmen”. Se repartieron en
varios sitios y comenzaron a demoler. Se dieron cuenta inmediatamente que se
trataba de una coraza de conchas, sobre todo de pepitonas, que se derramaban con facilidad. Al poco rato
cayo estrepitosamente toda una parte de la montaña y dejó al descubierto una
cuaderna de madera, indudablemente del Galeón, como lo había previsto del Dr.
Cura. El derrumbe se produjo del lado de las muchachas, lo que causó alarma,
ya que resbalaron y cayeron al vacío dentro de la avalancha, corriendo
evidente peligro de un golpe o una herida grave; su pericia y experiencia, además de la ayuda
de sus compañeros, que se lanzaron tras ellas para socorrerlas, evitaron un desenlace fatal y volvieron al
sitio de trabajo; pero el Dr. Cura pasó
un susto tremendo frente a la pantalla y les ordenó regresar, inmediatamente.
Los jóvenes opusieron cierta resistencia, aunque terminaron cumpliendo la
orden, respetuosa y disciplinadamente.
Ya reunidos en la playa, Curra consultó a Ram. Le
dijo: “Te parece bien que mañana muy temprano, hagamos una incursión
definitiva. ¿Que dices Ram?.
Creo… que evidentemente lo encontramos. El Dolmen
es el galeón, no tengo la menor duda. Por lo visto está en buenas condiciones.
Iremos preparados para abrir una puerta en un
costado.
“Tengo mucho miedo -dijo Ivana- apretándole la
mano.
York: “Tu
estas enamorada… No has debido venir…
Ivana: Que
importa… si a Ram le pasa algo yo estaré con él…
Ram: No le pasará nada a ninguno… No lo permitiré…Esta
es nuestra profesión y no habrá riesgo que no corramos por ella… Me gusta lo
que hago y asumo las consecuencias… No
soy Superman, se que es difícil y peligroso,
no quiero que me entiendan mal, simplemente me siento preparado para lo que hago… ¿Que dicen ustedes…?
York: Tiene razón mi jefe… Si escogimos esto, así
debe ser…Si uno se queda en su casa, igual habrá peligro. Acuérdense de lo que
le pasó a Pericles, después de tanto pelear lo mató una teja que le cayó en la
cabeza cando iba tranquilamente para su casa… Cualquier loco llega y lo mata a
uno por quítame estas pajas… Así es la vida…
El Negro: Y en la calle es peor. Tu vas
tranquilamente con tu jeva y llega un malandro y te descarga la Vereta en la barriga por que le da la gana; 16 pepazos para que no
puedas levantarte más…A mi me gusta el peligro… Donde no lo hay no voy…La
aventura es lo mío… Le digo a mamá… me voy y no vuelvo…y ella se ríe, está
acostumbrada… Mi vieja sabe que lo mío es peligroso, pero confía en mí…en la Divina Providencia
y en el equipo…
Victoria: “Yo no se si mamá por dentro llora… así
son todas las madres… solo le digo para
donde voy y como puede localizarme…ella se queda con el alma e un hilo…pero
confía en mi equipo…
Graciela: A mi me gusta trabajar con York… Me siento
bien con su manera de ver la vida, me identifico con él… Este es el mejor
equipo del mundo…
York: Coño…yo pasé el susto de mi vida… me sentía
muerto, perdí la noción del tiempo. El impacto fue tremendo… Cuando aquel
animal me arrancó la bombonas, que me ha podido arrancar la cabeza de un solo
mordisco…¡Dios mío!. Ahora es cuando tengo escalofríos. Coño…y ustedes
enseguida vinieron, lo arriesgaron todo… sin pensarlo dos veces… no le pararon
al bicho… que hasta tuvo miedo, porque se escondió en la caverna… ¿Cuánto creen
que medía ese animal…?
El Negro: Cinco metros, creo yo…
Luis Felipe: “No seas bárbaro, como va a medir 5 metros un congrio”…¿Que
dices tu Tinguy…?
York se levantó, dio cinco pasos largos sobre la
arena y los marcó con el pie, se los quedó mirando, y dijo: “Si, si medía como
cinco metros…
El Negro: Verdaderamente, ahora que York lo
confirma… si, si era de ese tamaño… No
he visto en mi vida nada igual…
Ivana: “Era como un dragón chino…
Diana y… ¿Por qué chino…?
Ivana: ¿Bueno…porque son los que salen en los
carnavales de Hong Kong….ja ja ja
Victoria: Más bien parecía un iguanodonte…”
María Elena: ¿Que bicho es ese…?
Diana: “Son animales prehistóricos…tonta…
María Elena: Más tonta eres tu... se lo que son…
pero… nunca los he visto…
EL ESPECTRO.
Curra, Rivero, Maky y Luis Felipe, jugaban dominó
en la puerta de la enramada, serían las 11 de la noche, de repénte obsrvaron
emerger del mar una figura luminosa. Los jóvenes se asustaron y se
refugiaron en el salón por detrás de los
jugadores, que permanecieron tranquilos…
Luis Felipe: No se asusten… es el Capitán…
Nadie habló. Mantuvieron el silencio con el corazón
en un hilo. El espectro se acercó lentamente. Estabamos temblando de miedo e
incertidumbre. Ivana se apretaba contra Ram y se tapaba la cara. Graciela cayó
en brazos de York que enmudeció por completo.
Estaba aterrado. El Negro protegiendo a la Catira , decía muy quedo
¡Dios mio… Dios mío! Ricardo, sin ningun temor se acercó a la esa de los
jugadores, y tras el se fueron Ram, Diana y Victoria.
La figura se hacia cada vez más visible. Era un
hombre d elevada estatura vestido con una indumentaria luminosa, era una
armadura con peto y yelmo dorados y una espada flamígera en la mano derecha que
blandía amenazadoramente. Se detuvo en la orilla, miró hacia los lados y luego
decidido, avanzó con pasos lentos pero firmes. Se detuvo como a cinco
metros de nosotros, y espetó:
“¡Pardiez!... hideputas estáis asustados como
niñas… ¿Es que nunca habéis visto a un capitán del Rey? ¿Qué os asombra e hace
temblar como mariquitas? -Continuó
hablando y señalando a Maky, que estaba acurrucado- Y tu indio hipócrita “more
turquesco”, que hacéis allí arrodillado? Paréceme amigos que tenéis mucho miedo
sin razón…
La voz del espectro, aunque audible, era profunda y
cavernosa como si vinieses de un ventrílocuo,
y en efecto sus labios no se movían. El profesor Maky, haciendo de
tripas corazón, se levantó y se acerco lo mas que pudo al Capitán, que le gritó:
¡No os
acerquéis más, pagano, retiraos tres o cuatro pasos, u os haré pagar caro lustra osadía…! Podéis decir lo que os
plazca desde esa distancia, que ya es muy corta…
Maky: Di dígame… usted…Capitán…Si sois un
espíritu…¿Qué podemos hacel pol… pol
usted…?
El Capitán enfadaddo: Vaya que habláis mal el
castellano indio ignorante…¿Acaso sois del Convento…?
Maky: No mi señol,
no soy del con convento… soy el plofesol Maky… soy de la lepúplica
populal China…
El Capitán: No soy vuestro Señor…Soy el Capitán del
Rey de Castilla y Aragón… Fernando de Córdoba, primo hermano de fray Pedro de
Córdoba, a quien seguramente conocéis… Y no soy un espíritu, indio ignorante,
soy prisionero en mi barco de muchos años acá, no se cuantos… Deseo que el rey
me libere de un cautiverio inmerecido, por qué siempre fui un soldado de paz y
no soporto la soledad… ¡Id y decídselo al Rey, si es que tenéis honor, y si no
lo hacéis me encargaré de vos, os lo prometo…y de esos paganos que tenéis por
compañeros…! ¡En buena compañía andáis…! Buena juerga os traéis con esas damiselas
en carnes…! Ya os informaran de mí en este pueblucho miserable… Seguro que sois
tan granujas como todos los que he visto por estos lares…
Maky: Señol
Capitán, pelmítame una pleguna más…
Capitán: Hacedla… ya me cuidaré yo de responder,
por si va en ello mi honor…
Maky: Solo quielo sabel, si usted tiene un cuelpo
físico, polque si no tiene cuelpo, es un
fantasma…
¡Pardiez..! –tronó el Capitán- Creo que debemos
tratarnos con mayor respeto, sin darnos cordelejo, de tal suerte que no sea
necesario que me enoje con vos, porque hay una diferencia de amo a mozo… Pero…
que estúpido sois, por supuesto que tengo cuerpo como vosotros…
Oyendo la conversación de Maky y el Capitán, todos
entramos en confianza y en cierta forma perdimos el temor, que no el miedo. El
Dr. Rivero, se adelantó y se colocó al lado de Maky, y preguntó:
¡Capitán Don Fernando de Córdoba…! ¿Puedo hablar
con vos…?
Bienvenido amigo…Parecéis hijodalgo, pero andáis
tan mal vestido que os confundís con el populacho; pero no es la hora de escoger
entre hijosdalgos y otros seres que
viven sobre la haz de la tierra… Preguntad lo que gustéis, ya veré de
responderos…
Rivero: Dígame Capitán… ¿Está su cuerpo físico en
el galeón…?
Don Fernando: “Decidme primero, cual es vuestro
nombre y vuestro rango. No tengo por costumbre dar repuestas formales sino a los que me convienen…
Rivero: Bien… soy el Dr. Ramón José Antonio Rivero
Bermúdez, doctor en matemáticas puras, profesor titular de la Universidad de
Oriente, investigador contratado para
esta exploración submarina.
Don Fernando. “Por los títulos que ostentáis debéis
ser hijodalgo, y por eso me siento predispuesto a responderos… Ya os lo dije…
Así es…mi cuerpo y mi espíritu conjuntamente están en el galeón, como vos lo
llamáis, y está encerrado en la cámara de la nao capitana “El Ramón Berenger”
de la armada de la corona del Imperio Español, que yace hundida a 30 metros de profundidad.
Rivero: ¿Puede usted admitir otra pregunta?
Don Fernando: Puede hacerla, solo me cuidaré al
responderos…
Rivero: ¡Sabe usted cuando se produjo el naufragio
de “El Ramón Berenger” y en que circunstancias?
Don Fernando: Son muchas preguntas juntas, pero
trataré de complacerlo brevemente. No se cuanto tiempo hace del naufragio, y
por supuesto tampoco se cuanto tiempo llevo encerrado en ese cubil. Pero puede
usted sacar la cuenta, porque estuve con el italiano Castiglione, durante el terremoto que asoló la
fortaleza…Estoy cansado, pero puede usted preguntar cuanto quiera… Me siento bien
al responderle…
Curra, que esperaba una oportunidad, pregunto: Don
Fernando ¿Acaso conoció usted a fray
Pedro de Córdoba…?
Don Fernando: Esa es una pregunta torpe…ya les dije
que era primo hermano de él. Lo traje a La Española y luego a Cumaná y Chiribiche, a fundar
pueblos…Y en toda su vida he estado con él como hermano. El estaba obligado a
formar pueblos de españoles e indios… Si hubiese querido estaría aquí conmigo…
Estoy cansado…muy cansado… debo marcharme… volveré…
El espectro se fue desvaneciendo en presencia de
todos. Nos dejó atónitos… No podíamos
creer lo que estaba sucediendo…
El primero que reaccionó fue el Dr. Rivero, que
preguntó:
¿¡Ustedes han visto lo mismo que yo…!?”
Maky: Doctol, todo lo que ha visto es cielto…
aunque no pudo entenderlo…
Los demás también estaban en la luna; nadie
entendía nada; se preguntaban y respondían
cosas disparatadas.
Curra: Profesor Maky ¿Usted puede plantear alguna hipótesis…
alguna explicación por descabellada que sea…
Maky: Si no fuela pol el tiempo dilía que es un
fenómeno de bicorporeidad, o sea, que no
es un fantasma sino que es la misma pelsona que se materializa y desmaterializa
a su voluntad…
Curra: He leído sobre la bicorporeidad.
Desincorporación del espíritu. Pero de acuerdo a lo que dice Don Fernando, y
suponiendo que es primo de fray Pedro de Córdoba, el fundador de Cumaná, y estuvo con él y con
Castellón, esos hechos ocurrieron entre 1512 y 1533, o sea cerca de 500 años, y
aun dice estar vivo… Eso es imposible.
Maky: Quien sabe doctol, esas son las cosas que
vinimos a descublil. Ya decía yo que esta es una de esas aventuras que no
puedo dejal pasal. Vamos de solplesa en
solplesa en esta pequeña polción olvidada del espacio. Lecuelden a Belem, un
pueblo muy pequeño que cambio al mundo. Pelo debo decile que bicolpoleidad no
tiene nada que vel con desdoblamiento. En este estado hay una duplicación de la
pelsona, en el otlo solo se desprende el espíritu.
Diana: Es la realidad fantástica, de que hablan
Uslar Pietri, Carpantie, y otros escritores del Bun latino americano.
Rivero: Entonces… ¿como explica usted este
fenómeno…?
Maky: Solo puedo adelantal una hipótesis… Hay seles
vivos, como el calacol que pueden invernar muchos años, tal vez este es un caso
paranormal de invernación de un ser
supeldotado, que en cilcunstancias excepcionales ha logrado invernal 500 años. Nada es imposible pala el ser
humano dadas las condiciones. Tal vez después de una plepalacion yoga, mejor
dicho, después de placticas y estudios muy adelantados, ha podido loglal
soblevivil pol todo el tiempo en condiciones paranormales.
Curra: ¿Usted cree eso o simplemente lo ha leido en
los libros de Ferrier?”.
Maky: Flancamente doctol, como se le ocule decilme
eso. Yo he pasado toda la vida en el
yoga. Soy maestlo, y se que hay yoghis
que han permanecido más de cien años en estado cataléptico y a su voluntad
reglesan a la vida como si nada hubiese pasado. Hay yoghis en lugales saglados
que han vivido más de 200 años…
Curra: Yo tambié he leido sobre eso… pero están en
templos donde hay aire. En el barco seguramente no tiene aire…
Maky: Cleo todo lo contlalio. El medio favolable
selía uno desplovisto de aire, un vacío incorruptible, y casi intuyo lo que ha
pasado…
York: Habla usted en serio profesor. Puede alguien
sobrevivir sin aire…
Maky: Muy en selio amiguito. Si me pelmites
continual lo explicalé. ¿Ustedes han visto fakires que se entierran en una urna
de cristal, que luego colocan bajo tierra o agua y allí pasan días totalmente
aislados, sin alimentos ni aire…? Imagínense el mismo expelimento repetido
ahola en una escala mayol. Un supelyoga que lo puede loglal…Un gran maestro que
pueda controlar indefinidamente la respiración, puede detenel su colazón, puede
suspendel la vida dulante muchos años, idefinidamente, como el caracol. Pelo
mantiene vivo su espíritu y sus faculades mentales. Este selia un caso de la
liberación del Cundalini. Es el mayol acontecimiento de la ciencia yoga, si
llega a ser lo que yo intuyo.
Curra: Explíquenos eso del Cundalini. No lo ignoro
totalmente, asistí a las sesiones de Yoga de Gladys Guillen; pero se hace
necesaria una mejor valoración, porque antes de este acontecimiento le restaba
importancia.
Maky: Tlatalé de complacelo doctol Curra… -Maky
tomó un palito y pintó en la arena la silueta de una serpiente, y dijo: Todo sel
humano tiene siete chacras… véalas en esta gláfico - y con el palito fue marcando siete rayas
divisorias sobre la silueta- y agregó:
Mediante el estudio y la practica del yoga se van liberando las chacras…
en la medida que se avanza y aprende. El Cundalini es el estado de la total
liberación, que esta mas allá de la vida y de la muerte, y que se logra cuando
liberamos todas las chacras. Es probable que este homble haya logrado estas
condiciones. Sin embalgo no es tan simple… No todo el que lo intente lo logla…
hay predisposición y condiciones indefinibles…
Victoria: Y…si en este caso… ¿no ha estudiado ni
practicado yoga?
Maky: Entonces puede sel un caso similal, de
alguién superdotado, que haya libelado el Cundalini sin necesidad de la yoga,
como Cristo, pol ejemplo…
Diana: Pero…Cristo es Dios…
Maky: Somos como dioces. Estamos hechos de su misma
sustancia y podemos hacel todas las
cosas que hace Dios, pelo con mayol dificultad… Tenemos que aplendel… folmamos
palte de Él.
Diana: ¿Profesor… Es usted panteísta?
Maky; Si… de
cielta manela, pelo entiendo mis limitaciones, y no hago ningún esfuerzo pol
imital a Dios… aunque de igual manela debelía tlatal de imitarlo.
Diana: Nuestra naturaleza es cobarde y comodona…
Maky: Pol eso nos echalon del palaiso…como dice el
leflan: El alepentimiento es un bichito que llega talde…
Diana: “Cuando nos enfrentamos a hechos como este,
es que nos obligamos a pensar que hay otras cosas, otro mundo desconocido, una
segunda dimensión… Yo soy muy espiritual, muy religiosa… Estas cosas me
apasionan y creo que Dios las pone frente a mi para enseñarme el camino… No se
ustedes… pero a mi me lleva a reflexionar sobre estas cosas de Dios y el
espíritu.
En Negro: “A mi me da flojera pensar en cosas
serias…
York: “Creo que todos padecemos de ese mal. Son
tantas las preguntas y respuestas, que agotamos nuestro cerebro… Por ejemplo no
toleramos pensar en el infinito…
Ram: “Al cerebro hay que darle trabajo… El
ejercicio hace al órgano, el que no lo usa lo pierde. Hay que aprender a
razonar y a descubrir los conocimientos
secretos que guarda. La mayor parte de toda la ciencia conocida surge
espontáneamente de la mente… el conocimiento es
infinito y cambiante… hay que descubrirlo todos los días…
Maky: “No cleo Lamón que este sea el momento mas
oportuno pala hablal de un tema tan importante… Tendlé el placel de exponelte
mis humildes puntos de vista soble esa materia. Pelo te adelanto que estoy en
todo de acueldo contigo… El homble es mucho más de lo que apleciamos…
Ram: “Profesor me interesan mucho sus
opiniones y me resultaría verdaderamente
placentero escucharlo, y aprender algo
de lo mucho que usted sabe; pero ahora lo que quiero es que me explique algo de los Chacras, que es una materia nueva
para mi.
Maky: “Muy bien, mi quelido Lamón, te lo voy a
explical superficialmente…pelo les suplico que no apliquen lo que les voy a
decil al caso concleto de Don Fernando.
Todos se arrimaron y formaron un círculo alrededor
de Maky, porque el profesor hababa bajito y despacio, además de que ya era
difícil entender muchas de sus palabras…
Maky: “Todo hombre tiene siete glándulas que están
relacionadas con estas chacras, y para su desarrollo se requiere la disciplina
de Yoga, bajo la dirección de un maestro. –Maky señalaba con un apuntador sobre
la silueta de la serpiente- Veamos: La Suprarrenal izquierda, desarrolla la facultad de
la locomoción, que es lo primero que aprende un yoghi, desplazarse con rapidez
y en condiciones insoportables. La Suprarrenal derecha, desarrolla la facultad de
prensión, esta facultad no es solo para utilizar al máximo todo el poder
muscular, sino que tambien le da la facultad de materializar objetos deseados.
El Bazo desarrolla la facultad de excreción, que no es solo de limpieza
intestinal, sino que sirve para el control de la alimentación y la mejor
distribución de los elementos vitales de la vida, hasta el extremo de poder
alimentar su cuerpo con el aire, el Prana el éter. La Pituitaria , que logra
desarrollar el plano mental, hasta extremos inconcebibles para los neófitos.
Esta facultad le permite al yoghi
desdoblarse, desprender su espíritu y alcanzar el nirvana y la iluminación.
Adquirir el conocimiento cósmico, y traducirlo si lo considera conveniente.
Hacer lo que los profanos llaman milagros, curar a los enfermos y devolver la
vida, solo en casos muy excepcionales. Y por último La Pineal que desarrolla el
plano cósmico, la perfecta unidad con el universo, con Prana o Dios, es lo
mismo. Maky unió las manos y se quedó en silencio.
York: “Eso es todo profesor… creo que debe darnos
una explicación más amplia. Yo estoy en la luna… no entendí nada…
Maky: Bien…
con el desalollo de esas facultades o del podel de las glándulas en su máxima
explesión, después de muchos ejercicios y el dominio absoluto del cuelpo y de
la mente, específicamente a través de la Yoga , se obtienen glandes beneficios espirituales
y materiales, hasta la iluminación… la cual se logra en muy contados casos, muy
raramente. Eso si, este estado de cambios físicos y mentales, se observan casi
enseguida que se inician los ejercicios y el estudio de la Yoga ….
El profesor Maky parecía cansado, con ganas de irse
a dormir, pero los jóvenes lo apremiaban, no lo dejaban suspender la charla.
York: ¡Vamos
profe… no se duerma… ¡
Maky: “No, no por supuesto… continúo… Al libelal la
plimela Chacra, loglalemos el don de la virtud y la locomoción…es decil, se
logla el podel de la ubicuidad, el desplazamiento espiritual, rápido y sin
fatigas… este es un premio para los iniciados y persistentes.
York: “O sea, que si practicamos Yoga…
Maky: No me intelumpas Yolk….Con la libelación del
segundo Chacra, loglalemos el don o el podel de alcazal distancias, por lejanas
que sean a través del desdoblamiento. Tal vez ustedes han leído soble los monjes voladores, que bajan y suben los
terribles desfiladeros del Himalaya. Ellos apenas han logrado liberar dos
Chacras…
Maria Elena: ¡Puedo preguntar algo profesor?
Maky: Si, Malia Elena, tu eles muy calladita,
plegúntame…
María Elena: ¡Es posible que Don Fernando, haya desarrollado
esos chacras?
Maky: “Ya vamos a llegal a ese punto… no te
adelantes… Vamos a vel el desalollo del telcel Chacra: el Bazo nos pelmite
estal en un lugal cerrado por mucho tiempo, pol ejemplo, dentlo de un calabozo,
sin sudal ni excletal, sin comel ni peldel peso. Ejemplo de eso lo hemos tenido
en prisioneros de guerra, y soble todo en los monasterios budistas, donde se
practica la yoga… El desalollo del cualto Chacra, nos da el poder de
materializar las cosas que deseamos, crear cosas. Por ejemplo una planta un
vaso de agua, un libro, depende de la necesidad y de la fe… Con el quinto
Chacra, se obtiene el don de hacer milagros, caminar o estar en el fuego, el don de la clarividencia, podel leer el
pensamiento o inducirlo en otro. Leploducil una conversación que alguna pelsona
desee y que ha tenido hace mucho tiempo; por el sexto Chacra obteemos la
iluminación, el conocimiento total, nos relacionamos con el plano mental
superior, el conocimiento sin límites, la capacidad de responder cualquier pregunta,
sobre cualquier tema y en cualquier idioma, es el famosos don de lenguas, para
muchos inexplicable, que no debe confundirse con la facilidad de aprender
idiomas y relacionarlos; esto es distinto. Y el séptimo Chacra, nos asemeja a
Dios, Cristo, Buda, Brama, Moisés, Hermes, Krisna, etc. Es
el poder omnímodo, es la perfección e si
mismo. No se nos puede ocurrir nada que no pueda hacer un iluminado. Pol ahola
es todo lo que puedo decil, tal vez después aglegue algo más.
-Maky cerró los ojos, y permaneció en un silencio
que consideramos sagrado. Alli lo dejamos con sus pensamientos…
LUCHA A MUERTE CON LA GUATIPORRA
A las 6 de la mañana, como un reloj, cantaron los
gallos de Luis Felipe. Casi inmediatamente apareció Petra con su cafecito
colao, que desde hace rato perfumaba el caserío.
Petra: Aquí les traigo su cafecito… cuando quieran
se acercan a desayuná…. Ya tengo listas las arepas, el pescado frito, unas
cachapas tiernitas que trajo la
Catira pal Negro, pero son bastantes…solo faltan los guevos…pero
frios no se pueen comé. El pofesor Maky esta jaciendo café en una cafetera
eléctrica; como él arregló eso… ajualá que no tenga yo que jacelo de nuevo…La
vieja Isabel les preparó una sorpresa, guevas de erizo, que es un plato que no
pueen comé los millonarios, ni que lo
paguen con oro…bueno apúrense que hay mucho bicho hambriento por aquí…
Luego del desayuno se organizó la inmersión.
Graciela y Victoria se quedaron para ayudar al Dr. Curra. Abordaron la lancha,
no sin antes solventar los mismos problemas de todos los días, soportar las
travesuras de York y los lloriqueos de García.
El Negro convertido en un baquiano de aquella zona, condujo la lancha
impecablemente hasta el sitio previsto por Luis Felipe.
Rivero: “Bueno muchachos, llegó la hora de la
verdad, yo no se si podré llegar con ustedes hasta el Galeón, pero lo voy a
intentar. El profesor Maky también vendrá, dice ser un experto, yo nunca lo he
visto hacer una inmersión, pero si el dice que lo hace, pueden estar seguros
que lo hará, de todas formas estaremos atentos…
Maky: Doctol Livelo, cleame que tengo experiencia
suficiente, he sido instlctol de la Univelsidad de Florida pol más de tles años, y
mis alumnos ganalón medalla de oro en Cuba el año 1960, en una competencia
internacional, luego he seguido placticando, y aquí mismo, en Mochima, tengo un
grupo de muchachos de la UDO ,
muy buenos pol cielto. Así es que tal vez estoy mejor plepálado que usted mi
apreciado amigo, polque se que usted no hace inmersiones desde hace tles meses,
lo que lo incapacita pala esta experiencia…
Rivero: “Profesor… usted es una caja de
sorpresas…Bueno vamos al agua que se nos hace tarde…
Maky: “Espélense un momento, hay algo impoltante que debo decirles. Tengo
la impresión… que esa Guatipola nos está espelando… Si ustedes saben algo de
tibulones, y soble todo de este tipo, tienen que sabel lo ladino que son, y lo
que son capaces de percibir con su olfato, su intuición y su vista, pero sobre todo con el olfato.
Tengo mucha expeliencia con estos animales; son asesinos y tlaicionelos, nunca
atacan de flente, no les gusta exponerse. Hace muchos años fui cazadol de
tibulones en Australia, y se muy bien lo que les digo. Los tibulones mas fieros
son del Océano Indico, y mis maestros me enseñalon como engañarlos para cazarlos.
Escúchame tu Lamon con mucha atención, soble todo polque se que eres el indicado
pala enfrentarlo, y la
Guatipola ya lo sabe. Óyeme bien… colócate flente a él sin
temol, con la vara por delante. Estalá estudiándote y aparentemente palalizado.
No te confíes… Tílale a los ojos, y cuando se voltee, polque se va a volteal
pala luego atacalte; entonces entiérrale la vara pol el lado de la boca, mide
mentalmente cuatro cuartas de tu mano,
desde la comisura de la boca hacia el vientre, polque es la palte más
delicada de su olganimo, su Talón de Aquiles; allí hundes tu vara con toda tu
fuerza, todo lo que puedas. El tiburón intentará atacarte, esta herido de
muerte y no lo sabe, y tus compañelos estalán allí para dispararle sus dardos,
y si es posible que se acerquen tambien y entierren sus varas y lo sujeten en
las argollas, que previamente fijarán
en la cuaderna del Galeón. Tu te escaparás lo mas rápido que puedas, polque él
a quien buscalá es a ti, no le impoltarán los demás, el sabe que su lucha es
contigo y es a muerte… tratará de seguirte
y no podrá porque estará sujeto y casi ciego, se desangrará hasta morir…
Ram: “Gracias profesor, tendré en cuenta sus enseñanzas, ojalá todo
resulte como usted lo dice; pero por si acaso me llevo este cuchillo especial
para matar tiburones –Ram le enseñó a Maky un cuchillo con una hoja de 50 cm ., dotado de un seguro
metálico que se cerraba sobre la muñeca al apretar el mango; tal vez tenga que
usarlo… Bueno amigos… todos… vamos al mar… y que sea lo que Dios quiera… Usted,
Dr. Rivero, haga el conteo, y se lanza de último, trate de alcanzarnos…
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… Ram, York, Ricardo, el
Negro, Ivana, Diana, Maky y Rivero…Iniciaron la inmersión, el mismo recorrido
de los días anteriores. A lo lejos observaron a la Guatiporra , que se
escabullía por detrás del Dolmen. Curra, se los advirtió:
“Tenga mucho cuidado, la
Guatiporra ronda cerca de ustedes. No esta de cacería, los
vigila.
Ram: “Ya la vimos doctor, es difícil pensar que nos atacará estando
juntos… veremos más adelante…
Continuaron su rumbo hacia el Dolmen. Sacaron las herramientas y se colocaron sobre la parte limpia de la
cuaderna de la cual se desprendió la avalancha.
Ram: “Aquí tenemos que trabajar muy duro. Vamos a limpiar un gran
espacio y abrir una puerta… Atención Dr. Curra…Cambio.
Ya se lo que me vas a decir, es indudable que es el Galeón. Cambio.
Correcto. Vamos a limpiar y a improvisar una puerta para entrara dentro del
barco. El trabajo será arduo y difícil, menos mal que contamos con un equipo
muy eficiente y tenemos las herramientas apropiadas. Cambio. Procedan de inmediato. Estoy muy
nervioso. Cambio.
Ram: Negro, hazme el favor, tráeme la pistola de perforar –era un
aparato parecido a un barbiquín, que se apretaba contra la madera. Ram hizo
cuatro incisiones, metió un hilo de acero por uno de los huecos y lo sacó por
el otro, los ajusto en la pistola y el hilo de acero corto el pedazo de madera
como si fuera gelatina. Sacó el trozo de madera, midió 80 cm ., de ancho por 120 cm . de largo, hizo la
misma operación cuatro veces, luego le dio con el pie y abrió una puerta
bastante amplia. Luego ordenó colocar las argollas en diferentes sitios de la
cuaderna, para amarrar el nailon en el caso planteado por el profesor Maky, y fue el mismo Maky con Ram, señalando los puntos con mucha precisión. Después de esta faena
Ram ordenó recoger el equipo y guardarlo cuidadosamente. Luego esperaron con
respeto la orden de Ram para entrara al “Ramón Berenger”; iban a profanar el espacio
sagrado del Capitán Don Fernando de Córdoba.
Ram: Vamos a entrar… en perfecto orden… por favor… yo iré primero…
Vamos… Todos entraron por “La Puerta ”, así se llamaría
esta entrada que les serviría de punto de referencia. La
impresión que se llevaron fue favorable; el interior del barco era perfecto, podría decirse que acababa de
hundirse. Iniciaron un recorrido por la bodega donde todo estaba “patas
arriba”; les causó buena impresión la cantidad de objetos en buen estado regados por todos lados.
Subimos por un puente hacia una de las
cuatro cubiertas –Por el sistema de comunicación se escuchó la voz de
Ram…”Atención…pueden darse cuenta de lo complicado que es este barco, por lo
tanto mantengámonos lo más cerca posible los unos con los otros, no vaya a ser
cosa que alguno se pierda en este laberinto… Por cierto, nos queda poco
oxigeno… De repente la voz de Ram se quebró, desde el fondo del pasillo donde
estaban, observaron una luz que se desplazaba hacia una escalera. Maky, de
inmediato dijo: Es el Capitán, quiere
que lo sigamos… vamos tras él… Maky se puso al frente del grupo y siguieron la
luz, subieron dos puentes y llegaron a un pasillo largo, y en medio del pasillo
despareció. Maky dijo: “Ese es el camarote del Capitán, vamos a entrar…
No -dijo Ram- regresaremos a la base, nos queda muy poco oxígeno y
tratando de entrar podemos tener problemas. Ya sabemos donde está el Capitán,
vendremos preparados para rescatarlo. Ahora síganme, tenemos que recorrer un
largo trecho hasta la salida.
Tiene lazón, vendlemos mejol plepalados…
Ram condujo al grupo con seguridad; bajó los tres puentes, recorrió de
vuelta toda la bodega y alcanzó fácilmente la puerta; pero al trasponerla tuvo
un presentimiento, por eso salió lentamente, observó un grupo de peces que
huían despavoridos, hizo señas al grupo para que se mantuvieran alertas.
Ricardo y York salieron y se pusieron al lado de Ram, luego el Negro hizo lo
propio. Maky contuvo al resto dentro del barco.
Ram estaba frente a la Guatiporra. Era el Tiburón blanco; en la frente
se le veía la cicatriz de la cuchillada
de que hablaba García. Al moverse lentamente frente a los que consideraba sus
enemigos, voluptuosa y calculadora, al apreciar
el efecto que producían sus 11 metros de largo y tres toneladas de peso,
batió imperceptiblemente su cuerpo produciendo un estremecimiento en todo aquel
espacio, especialmente en el Galeón. Sin embargo la Guatiporra al parecer
consideró que no le convenía la lucha en ese sitio, y se escabulló hacia el
fondo del abismo. Ram lo entendió pero dijo: No bajen la guardia, volverá.
Unámonos en un solo grupo e iniciemos el ascenso, cada uno mira para un lado
preparados para atacar, si aparece el escualo avisen con suficiente tiempo.
Nada de miedo, puede ser mortal para uno de nosotros…De repente en la boca del
túnel, hacia donde nos dirigíamos, se presentó la Guatiporra … Ram dijo:
“Vayan a su sitio, como lo tenemos previsto, voy a iniciar el ataque, como
explicó Maky… ustedes me secundarán… Este es el mejor momento…
¡Nooooo…! –grito Ivana, inconteniblemente aterrorizada, y trató de
retener a Ram. York, que no la perdía de vista, la agarró por un brazo y le
dijo: “No te muevas, puedes causarnos la muerte…¡Estúpida…! Toma tu puesto y
vas a disparar como todos nosotros…
Los guerreros se fueron esparciendo alrededor de la Guatiporra , que se
movía vigilante con aparente tranquilidad, como quien lo tiene todo
perfectamente calculado. Ram se adelantó con la vara por delante… se fue
acercando… la Guatiporra
lo espiaba sin moverse… los segundos parecían horas…
Curra, hipnotizado frente al radar, balbuceaba, no se atrevía a decir nada concreto; nunca
imaginó algo parecido…Ram se acercaba, con movimientos imperceptibles, tenso, atento al menor signo,
estudiaba las reacciones de la
Guatiporra … empujó la vara por delante de la nariz del
escualo que permanecía imperturbable, como hipnotizado. Ram sostenía la vara
con el brazo derecho engatillado, mientras movía muy lentamente el izquierdo y
los pies, para estabilizarse… en fracción de segundo enfiló la vara, contrajo
el brazo derecho y la colocó frente a
los ojos de la Guatiporra …
entonces, descargó un golpe terrible, que atravesó el ojo derecho de la bestia,
enseguida sacó la vara y se preparó para dar el segundo golpe… La Guatiporra se sacudió
con violencia, hacia la izquierda, y Ram le clavó la vara por el costado hasta
la empuñadura; a la vez sus compañeros descargaron sus fusiles para inmovilizarla y con inmensa
habilidad y osadía buscaron las argollas
para amarrar el nailon. La
Guatiporra se debatía ciega y furiosa, buscando a sus
agresores. Todo se había hecho de acuerdo al plan, sin embargo la Guatiporra no pareció muy afectada; dio un vuelco
terrible rompiendo las ataduras, aunque esto le costó terribles
desgarramientos; arrastró a Ram, lo hizo
perder el equilibrio y estuvo a punto de perder el equipo, solo su pericia y un
sexto sentido, que se atribuía, lo salvó de una muerte segura. Ram quedó
enredado en el nailon y el monstruo lo arrastró sobre la superficie del Galeón,
produciéndole muchas heridas. También arrastró a York que se le había acercado
para clavarle la vara por el otro costado, como lo hizo, exponiendo la vida en
un alarde de técnica, destreza y valor. La Guatiporra lo embistió
sin verlo y lo lanzó fuera de la cuaderna. York reaccionó y volvió al combate. La Guatiporra lanzaba
dentelladas y se revolvía ciega y herida de muerte. Tocó a Ivana con la cola y
la lanzó al vacío; embistió al Negro, en el momento en que enterraba su vara
por el lado izquierdo, lo vio y lo persiguió, pero el certero disparo de
Ricardo, sobre el ojo izquierdo la dejó completamente ciega y no pudo ir a
más. Maky, pendiente de Ivana, logró
recuperarla. Diana que se había mantenido protegida dentro del Galeón, tras “La
Puerta ”, disparó su fusil, hiriendo al tiburón por el vientre y rápidamente amarró el nailon
en una de las argollas cercanas, este oportuno disparo frenó la huida del
tiburón, lo que aprovechó Ram para soltarse del nailon.
Desconcertada y perdida, la Guatiporra se debatía furiosa en el enredo de las
cuerdas, cada vez más ajustadas a su cuerpo; y en sus locas arremetidas nada
atinaba contra sus atrevidos captores. Ram se dio cuenta de la ceguera del
monstruo y cuando la Guatiporra pasó a su
lado, se agarró de una de sus aletas y se montó sobre ella, la cabalgó; se sujetó fuertemente con sus
piernas y con la mano izquierda aplicó en el lomo un clavo de alpinista con una
brida, para mantenerse sobre ella. La bestia trató inútilmente de hundirse en
el abismo y sacudirse al corcel inútilmente,
sus fuerzas no la acompañaron o
la red de nailon se lo impidió. Ram sacó el famoso cuchillo y la apuñaló
varias veces en la nuca, en un punto
entre la cabeza y el cuerpo, otras
tantas veces en el sitio que le indicó Maky,
como quien mata un toro de lidia, hasta que la Guatiporra no pudo
más, perdió fuerzas y murió desangrada.
El Dr. Curra no pudo contener un grito de júbilo, que se escuchó en todo
el poblado: ¡Luis Felipe…!... ¡Los muchachos mataron a la Guatiporra …!
Inmediatamente la enramada se llenó de gente. García, que escuchó el
grito, venia corriendo como loco,
aguantándose los pantalones, porque había dejado la correa en unos matorrales
de abrojo y cariaquito morao, donde estaba haciendo sus necesidades.
Los jóvenes, que escucharon todo el alboroto por el sistema de
comunicación que permanecía abierto, tambien celebraron bajo el agua levantando
los brazos, para que los vieran en la pantalla del radar. Curra les pidió que
regresaran cuanto antes, porque se les agotaba su ración de oxígeno.
La noche fue una verdadera fiesta, todo el pueblo con los héroes de la
jornada, bailaban y cantaban, y tuvieron
tiempo para el amor, por cierto que lo de el Negro con la catira iba en serio,
se perdieron por la playa.
EL RESCATE DEL CAPITAN
Al otro día, muy temprano, a eso de las 6 am, después de saborear el
cafecito de Petra Hercilia, el mismo equipo menos Curra y Maky, subieron a la lancha y
partieron con la disposición de rescatar al Capitán. Como de costumbre, ritualmente se lanzaron al
agua en el sitio de siempre. Esta vez, cada uno llevó un tanque de oxígeno de
repuesto, la tarea seria larga.
Ram le comunicaba a Curra… Todo bajo control… la quietud y claridad son
perfectas. Peñas Blancas es un acantilado de cien metros, tal vez más... Hay
montañas cubiertas de algas, hacia el fondo
hay bosques y puertos, un riquísimo hábitat de pequeñas mariposas. Nos
abrimos paso entre cortinas de pámpanos y sardinas, hay picudas inmóviles en
gran abundancia, no hay tiburones; mucho calamar, uno que otro mero en sus
guaridas… La fauna marina en este sitio es muy abundante y variada. Cambio.
Ivana, en comunicación con Curra, aprovechó para filmar la pradera de
medusas de diferentes formas y colores, especialmente la llamada “Aurelia
Aurita”, que se extendía por las laderas
del relieve submarino, en las cuales
se admiran sus órganos, cuando están
extendidas. Otras formas extrañas que llamaron
su atención, fueron: la “Cayanea Lamakique”, urticante en exceso, que
cubre gran extensión, en las profundidades del mar, con hilillos invisibles; el Abanico de Venus,
que es una “Gorgonia Flambellun”, normalmente pequeña, pero este ejemplar medía
cincuenta centímetros de alto y ocupaba un gran espacio. Todo esto lo informaba
con entusiasmo la singular sirena.
Como es natural, en la medida en que nos sumergíamos perdíamos la
visibilidad y la fauna marina desaparecía casi por completo. Los buzos pasaron
un desfiladero de mortíferas formas coralinas -Acropora Palmata, que los
marinos llaman “Orejón”, muy peligrosas sus aristas lanceoladas, como espadas,
cualquier roce con ellas produce cortes
profundos y dolorosos; sobresalen del
las paredes del acantilado –fue la información de Ivana. Trasmitía con absoluta
precisión todas estas observaciones y el Dr. Curra las anotaba religiosamente
en su cuaderno.
Maky lo interrumpía: “Dr. Curra, puede tlasmitilme en voz alta, lo que
dice Ivana, eso me interesa mucho pala mis estudios del relieve submarino.
Necesito esclibil esas cosas malavillosas
que desclive esa muchacha… es un científico notable de una glan memolia.
No podía imaginal que ella supieses tantas cosas de los secletos del mar.
Curra: “Lo haré profesor Maky… para mi es un placer que usted se entere
de estas experiencias científicas y sepa que mis muchachos están calificados
para este trabajo
Encendimos las linternas y avanzamos hacia el Galeón, el “Ramón
Berenger”. Observaron un pulpo de regular tamaño que se había posesionado de “La Puerta ”
Maky: Clalo…Clalo… lo que pasa es que me solplenden…
Los jóvenes llegaron a La
Puerta , y observaron un pulpo de regular tamaño que se había
posesionado del sitio, pero cuando nos sintió llegar huyó con su movimiento
característico enturbiando el agua con su tinta. Entramos al navío y nos
sorprendimos otra vez del grado de
conservación que presentaba el interior del barco. Apreciamos que se trataba de
un gran barco de su época, principios del siglo XVI, tal vez un galeón –
de los primeros que se fabricaron. En
realidad, teníamos conocimiento de otros barcos
encontrados en perfecto estado de conservación, es el caso del “VASA”
del siglo XVII, y los barcos Vikingos,
enterrados por más de mil años en aguas
fangosas y muy frías . Nuestro barco era algo imprevisible, tal vez un galeón
de la flota imperial española como decía
el Capitán. En el centro descubrimos, después de la avalancha, el palo mayor, que por su tamaño nos daba una
idea de las dimensiones de la nave.
Ahora en el interior, observamos que tenía cuatro cubiertas, tres entrepuentes,
y las bodegas. Infinidad de pasadizos y pasillos. Contamos 20 cañones en una
banda. Era algo extraordinario. Sería muy difícil llegar al camarote del
Capitán. De repente, una luz extraña apareció ante nosotros, sin duda una señal
del Capitán, y decidimos seguirla por el laberinto de pasillos y escaleras. No
me explicaba como hicimos la primera vez para salir de aquel laberinto, ahora
seguíamos una corazonada. El Capitán nos
guiaba. En efecto la luz desapareció frente a la puerta de un camarote.
Tratamos de abrirla pero fue imposible, estaba cerrada a presión. Ram se apoyó
contra la pared del frente, empujó con todas sus fuerzas, pero no pudo. Lo
intentó nuevamente pateándola al estilo
del kárate do, pero tal vez el agua
amortiguó su fuerza, porque en otras condiciones no creo que esa puerta pudiese soportar la
potencia de Ram, cinturón negro en esa especialidad, discípulo de Hong Ki Kim, Séptimo Dan, campeón mundial. Intervino Ricardo, con su
habilidad característica, sacó un pedazo de alambre y un alicate. Lo dobló en
ambos extremos, lo introdujo por la cerradura, manipuló, no sin cierta
dificultad, y luego de varios intentos logró darle vueltas a la improvisada ganzúa, abrió y empujo la
puerta. La fuerza del agua al entrar en la habitación nos succionó y lanzó
dentro de la habitación, que hasta ese instante se había mantenido, por extraño fenómeno, al vació. Rápidamente nos
repusimos y apresuramos, como por instinto, a cerrar la puerta. Pudimos
hacerlo, con cierta facilidad, porque el pasillo se había vaciado y tardaba en llenar. Se sintió un fuerte
estremecimiento del barco, causado por el fenómeno del agua llenando los
espacios que tenían más de 400 años
inmóviles. Se escuchó un ruido ensordecedor, al parecer toda la capa de conchas
que cubría el barco de desplomaba y caía en avalancha, golpeando el
maderamen del viejo navío que resistía
el embate. A través del cristal del camarote del Capitán pudimos observar el
espectáculo. No podíamos creer lo que
presenciábamos.
El camarote del Capitán estaba en perfecto orden. Una mesa con cartas
náuticas, la bitácora aun abierta, una pluma de escritura dentro del
tintero, instrumentos de navegación, dos
butacas, unos vestidos colgados, otro sobre una silla, varias gorras de marino,
un arcón de madera cerrado, y una cama en la cual el capitán yacía profunda y
plácidamente dormido. No puedo explicar el sentimiento que nos embargó. Estoy
seguro que ninguno esperó encontrarse con esta realidad más que fantástica.
Ram fue el primero en reaccionar, se acercó a la cama y le tomó el pulso
al capitán, y después de un rato, exclamó con fuerte en inteligible voz:
¡Este hombre esta vivo…! ¡Esta vivo…! ¡Acabo de sentir un latido, muy
tenue, pro es un latido…!
El Dr. Cura y Maky, escucharon la
expresión de Ram, y Gritaron a la vez:
¡Verifica lo que has dicho…!
¡verifícalo…! ¡eso es imposible…! ¡es
una locura…!
Ram: “¡Se lo que digo…! ¡este hombre
esta vivo… Dr. Curra…!
Maky se puso blanco como papel y
estuvo a punto de desmayarse; se repuso, pero solo aparentemente…estaba
incoherente, impactado como nunca… decía: “Suspensión indefinida de la vida…
suspensión voluntaria como solo puede hacerlo un gran maestro… esta
perfectamente conciente de todo lo que estamos haciendo, y… colaborando…podemos
sacarlo de allí y volverá a la vida cuando quiera… Su cuerpo físico esta intacto… él lo ha cuidado con mucha paciencia y
sabiduría, estoy seguro de que no lo perderemos, sin embargo debemos tomar las
precauciones del caso.
Ram interrumpió las cavilaciones de
Maky, y le preguntó:
Profesor ¿Como sacaremos al
Capitán? Necesitaremos un equipo
completo de buzo.
Yo se los llevalé…
Si, profesor parece sencillo, pero
usted no sabe lo difícil que es ubicarse dentro de este navío. Dígale a
Victoria que lo acompañe. Salgan inmediatamente, los esperaré en La Puerta. Usted sabe
donde.
Otra vez se impuso la perspicacia de Ricardo, le dijo a Ram: “Yo tengo un carrete de nailon para marcar el
camino, déjame ir a buscar al profesor, por una vía mas corta.
York: “Acompañaré a Ricardo, no sea
cosa que tenga algún inconveniente, volveremos cuanto antes, los mantendremos
informados.
Salieron, no sin ciertos
inconvenientes al abrir la puerta y penetrar el agua, pero ya conocían bastante
bien el fenómeno.
Ram: “Tenemos mucho que hacer, vamos
a condenar el pasillo para que no entre agua mientras sacamos al Capitán… Ten
la bondad Negro, ve si puedes sacar dos puertas de los camarotes contiguos y
alguna madera para hacer cuñas…
Ram: ¡Oiga Dr. Rivero… y me da su opinión…! Las puertas las colocaremos frente
a frente en el pasillo, para que cuando abramos la puerta del camarote no entre
tanta agua… y el pasillo se mantenga seco hasta que saquemos al Capitán. Luego
que lo saquemos, cerraremos el camarote
para que se conserven las cosas como están… ¿Le parece bien?
Rivero: Lo único que me preocupa es el movimiento del agua dentro de la
nave, puede producir una explosión…
Ram: “Ya pensé en eso, sin embargo estoy seguro que el barco no
explotará… Ya tuvimos una prueba de su fortaleza, y ahora disminuiremos el
impacto con estas dos puertas. El barco es sumamente complicado, el agua va tomando los espacios con bastante
calma, se desplaza lentamente en su Interior. Si logramos colocar las puertas,
tendremos éxito en la empresa.
Rivero: ¡Dios te oiga… !
El Negro con Ricardo y Diana,
fueron a buscar las puertas y la madera necesarias para condenar el pasillo.
Cerca, a 20 metros
del camarote del Capitán, el pasillo llegaba a una amplia sala con dos puertas
cerradas. Ricardo las midió y dijo:
“Estas son, tienen las medidas exactas. El Negro le señaló a Ricardo las
bisagras, y le dijo: “Esto será difícil,
están muy oxidadas.
Ricardo: “Cuando se tienen las herramientas precisas no hay nada
difícil. –Ricardo tomo su mochila, en la cual siempre había lo indispensable:
varios aparatos eléctricos, destornilladores, martillos, hachuelas, cuchillos,
alicates, cables, etc. Sacó un adminículo, que aplicó a un tornillo, le dio
vueltas a una manilla y enseguida lo
sacó, procedió igual con los otros y las puertas salieron. Entraron al
camarote, totalmente inundado, los muebles y otros objetos se mantenían en buen
estado. No había signos de vida submarina, todo se conservaba como aislado del medio marino, por un extraño
fenómeno, ahora inexplicable, aparentemente el tiempo se había paralizado en
ese sitio.
Una vez desprendidas las puertas las llevamos al pasillo frente al
camarote del Capitán, donde nos esperaba Ram y Rivero. Colocamos las
puertas en el pasillo, frente a frente,
de tal suerte que formaban una cámara menor.
Tres metros de largo, dos metros veinte de alto, por un metro cincuenta
centímetros de ancho. Calculamos que
alojaría 4.600 litros
de agua, de tal suerte que al abrir la puerta del camarote del Capitán, solo
esa cantidad entraría, lo que no produciría ningún daño a los corotos del
Capitán.
Ahora el problema consistía en como fijarlas en los mamparos del
pasillo. Discutimos varias propuestas
pero la que tuvo mas aceptación fue la
de Ricardo:
Jugaremos con la presión del agua, le pondremos cuñas solo por el lado
interior del espacio que vamos a condenar ya que la fuerza vendrá del exterior
y las mantendrá sujetas, y cuando vayamos a salir ya estará lleno el espacio y
solo tendremos que empujarlas suavemente
y dejarlas.
Diana: “Pero… van a flotar…
Ricardo “No te preocupes, el Negro y yo las sostendremos cuando vayan a abrir las puertas del
camarote.
Diana: “Yo insisto… a una de esas puertas se le deben poner cuñas de
ambos lados, la otra se puede quedar como dice Ricardo.
Ricardo: “Bueno… a la de babor le pondremos cuñas de ambos lados porque no necesitaremos abrirla…
Así se hizo, se colocaron las puertas en los puntos señalados por
Ricardo, y se atornillaron las cuñas de madera contra los mamparos. A la puerta
que debían abrir y sujetar le colocaron un listón sobre unos trozos de madera a
ambos lados, de tal suerte que pudieran meter las manos por debajo del listón, a manera de una
agarradera de gaveta. Por la parte superior quedó un espacio, entre la puerta y el techo, de 10 centímetros , pero
eso no traería ningún problema, ya que
por esa rendija no entraría tanta agua
como para impedir la operación.
El Negro y York, se dirigieron a “La Puerta ”, y esperaron pacientemente la llegada de
Victoria y Maky. Luego que llegaron, los cuatro
se regocijaron mirando al barco que estaba limpio de conchas y
algas. Se separaron y enfocaron con sus
poderosos reflectores la estructura maravillosa del Galeón, lucía en todo su
esplendor desvestido ya de su armazón de conchas y algas; adornado con
alegorías de la mitología griega esculpidos en relieves a todo lo largo de sus
cuadernas; de proa a popa se ensanchaba
formando galerías que le daban la apariencia
de un inmenso órgano; aun se podía admirar en la popa una gran escultura que representaba un ángel protector, parecía un barco de
aquellos diseñados por Phineas Pett. Tenía las dimensiones clásicas: 56 metros de eslora, 30 metros de manga en la
parte más ancha y 25
metros de puntal. Podía cargar cómodamente cien cañones.
Había perdido el palo mayor y el de
mesana, la cubierta se veía arrasada; también se había perdido el espolón de
proa pero el tajamar estaba intacto.
Entramos al barco, hicimos el recorrido sin contratiempo, guiados por
Ricardo, por supuesto, por la previsión del nailon. Cerca del camarote del
Capitán, nos esperaban nuestros compañeros, dando muestras de ansiedad.
Llegamos al pasillo que habíamos condenado, empujamos suavemente la puerta improvisada y abrió fácilmente, como lo había
previsto Ricardo, sin embargo tuvimos que maniobrar un poco para mantenerla en
su sitio, ajustada a las cuñas. Luego el Negro abrió la puerta del camarote del
Capitán, y tal como lo habíamos planeado, entró solamente el agua que estaba en
el pasillo. Rápidamente cerramos la puerta, todo funcionó perfectamente…
Estábamos dentro del camarote.
Nos acercamos al Capitán que dormía placidamente. Temblábamos de
emoción, nadie se atrevía a intervenir. Maky se adelantó y le dijo dulcemente:
“Capitán, cleo que usted me escucha, hemos venido a rescatarlo, como usted lo
ha pedido tantas veces. Mantenga el
estado de suspensión de la vida, hasta
que lo saquemos del barco y del mar. Mantenga también su mismo ritmo
respiratorio y controle su corazón, como si no estuviese pasando nada… contenga
sus emociones… Ahola vamos a vestirlo con un traje especial, de los que usamos
nosotros, para inmercionar… No quelemos que el agua toque su piel ni que la
temperatura pueda ocasionar trastornos irreversibles… Ponga todo lo que pueda
de su palte…
Diana, Maria Elena, Ivana y
Victoria se encargaron de vestir al Capitán con el traje de buzo. Maky tomó la
previsión de suministrarle, a través de la escafandra, una pequeña dosis de oxígeno, por si era
necesaria, si por alguna razón llegase a despertar, el Capitán pudiese respirar.
York y Ricardo se encargaron de sacarlo de la cama; Ivana le sostuvo la cabeza
y el Negro, metió sus manos por debajo de las axilas para mantenerlo
equilibrado, entre todos lo sacaron en la mejor forma que pudieron. Ram abrió
la puerta del camarote, esperamos que el agua del pasillo entrara a la
habitación, que ya estaba bastante inundado y comenzaba a dañar los
corotos.
Sacamos al Capitán, cerramos la puerta del camarote; esperamos unos
minutos que el pasillo se inundara. Empujamos la puerta que daba a proa, cedió fácilmente como lo previó Ricardo, y
comenzamos a avanzar por el pasillo. Encontramos mucha turbulencia debido a que
el agua se escurría por todas partes y se escuchaban fuertes golpes, ruidos y estremecimientos. Era lógico, ya que se había producido un
vacío en el interior del barco y el agua a presión buscaba acomodo en las cámaras que se vaciaban y llenaban con cierto ritmo. Imagino que solo
aquel navío construido de roble y conservado, no se porque milagro, en tan
perfectas condiciones, era capaz de soportar
aquellas fuerzas desatadas, y nosotros éramos juguetes en medio de ellas, pero un sexto sentido nos guiaba
y preservaba. Además teníamos un guía experto, Ramón Esteban, que
señalaba el camino y nos indicaba cuando
debíamos guarecernos.
Hubo un instante en que creíamos que todo se iba a perder, que el barco iba a explotar, se
trataba de un alud que caía
estrepitosamente rompiendo casi totalmente una escalera, tuvimos el tiempo
justo para guarecernos bajo el puente que daba a ella y por la cual debíamos
salir hacia la cubierta. Nuestra mayor
preocupación era la vida del capitán. Allí, debajo del puente, esperamos un
buen rato hasta que se calmara la contingencia. Una vez tornada la calma
continuamos la travesía a través de la
última cubierta, no sin sortear el desorden de los cañones salidos de sus
cureñas y que en muchas partes nos amenazaban con aplastarnos en cualquier
movimiento brusco del navío, y esto sin exageraciones. Más tranquilos, una vez
normalizados lo movimientos, continuamos
en busca de la puerta.
No se si los demás del equipo sentían igual que yo, pero llevaba el alma
en un hilo. Miles de ideas cruzaban por mi cerebro y no atinaba concentrarme,
como un autómata seguía a los demás. Si en ese momento nos hubiese atacado
algún animal, no creo que hubiese podido defenderme, mis reflejos no
funcionaban, eran demasiadas emociones juntas.
Cuando salimos a la superficie, la expectación general y del Dr. Curra en lo especial, llegó a
límites intolerables. Personalmente no respondía ni en los movimientos ni en
las palabras. Escuchaba preguntas pero no coordinaba las respuestas.
Mantuvimos al capitán dentro del agua, hasta que todo el grupo estuvo a
su alrededor; luego con gran cuidado lo subimos a la lancha; lo cargamos entre
todos y lo acostamos en la litera más cómoda, desde cuya ventana se ve el golfo
en toda su extraordinaria belleza. Luego procedimos a quitarle la escafandra y
el traje de buzo. Lo observamos y no se produjo ninguna reacción, continuaba dormido
placidamente. Llamamos a Maky para que lo atendiera.
Maky, ceremoniosamente le tomó el pulso al capitán, y susurró a su oído
-Capitán Don Felnando de Cóldoba, ya está usted fuela del agua, lible de su
cautiverio. Cumplimos nuestla palabra. Cleo que si usted lo juzga oportuno,
puede lespilal libremente, pelo muy lentamente pala que no suflan… no hiela sus
pulmones. Aunque no soy nadie pala indicale como debe lespilal, ya que usted
sablá mejol que yo, como hacelo; pelo no está demás lecoldálselo. Usted no
puede lespilal profundo.
El capitán hizo un movimiento, que fue más bien un estremecimiento. En
efecto, se había desvanecido, tal vez porque intentó respirar. Rivero sugirió
suministrarle suero oral e intravenoso. Preguntó:
–Que le parece Maky, si le damos
un poco de suero.
Puede sel conveniente. Vamos a vel, tlaígame una cuchala –Maky tomó la
cuchara que le trajo victoria, la llenó y la introdujo en la boca del Capitán,
luego le dio otra y otra. El capitán ingirió el suero. –Me palece que este homble
esta mejol de lo que apalenta… -Comentó
el profe.
¡Okey…! Vamos a tierra -Ordenó Rivero.
Hicimos el corto recorrido, amarizamos la lancha y nos sorprendió un
extraño suceso. La gente de Peña Blancas
nos esperaba. Un silencio espeso, expectante, reinaba entre ellos. De alguna
forma sabían lo que estaba ocurriendo. García se adelantó y como un bobo se
quedó mirando al capitán sin poder decir ni una palabra. Volvió el rostro hacia
la gente y tal vez había algo en él que produjo temor, ya que instintivamente
retrocedieron. Cuando sacamos el cuerpo del capitán, Mauricio, cayó de rodillas
sollozando, pero su cara se iluminó. Nadie podría adivinar que pasó por su
mente. Y luego cuando lo trasladamos a la playa, la mujer de Mauricio, la
negra, estalló en gritos histéricos y otras mujeres y hombres tambien lloraron…
García logró calmarlos un poco. Ya sereno, se dirigió a la gente.
¡Muchachos, clámense…! ¡Es el capitán, esta vivo, no teman…! Luego
dirigiéndose a Nicho- ¡Oye Nicho ven acá…! No tengas miedo. ¡Ven ayúdame,
tenemos que llevarlo para la casa! Lugo
a Ramón Esteban –Deja que me encargue,
se que él nos considera su
familia, nos conoce des’que nacimos… -y hablando al Capitán en el oído- ¿No es
cierto Capitán que somos tu familia?
El Dr. Curra intervino: “Está bien…
dejen que ellos lo lleven a la casa y lo acuesten, pero vamos a tratarlo
clínicamente de inmediato, sería bueno que alguno de los muchachos vaya a
Cumaná a buscar al Dr. Blanco, que es un sabio, y al Dr. Kezaba Bat, que es
especialista en esta materia.
¡Negro…! Tienes que ir a Cumaná… -Se
oyó el imperativo de Ram- busca la manera de ir rápido, pide una cola,
resuelve… vete a mi casa y coge el Ford, para que hagas estas diligencias con
rapidez, tráete al Dr. Blanco y al Dr. Kezaba Bat, ponlos en antecedentes y que
traigan el equipo que crean necesario
–El negro salió de inmediato.
Luis Felipe, Mauricio, Hercilia,
García y Nicho, cargaron el cuerpo del capitán con mucha ternura. Ram trató de
ayudarlos, pero no se lo permitieron. Nosotros los dejamos hacer, era su
privilegio y sabíamos que estaba en muy buenas manos. García llamó a los demás
que estaban expectantes, parados como estatuas en la playa; se acercaron y
organizaron una pequeña procesión y todos nos fuimos detrás…
Jorge me dijo al oído: -Oiga Súper,
el siempre me llamaba Súper -¿Qué está pasando? No entiendo nada. Me parece
peligroso que esa gente cargue con el capitán
en las condiciones en que está… Eso debe ser un asunto del Dr. Curra o
de Maky. Esto es cosa de locos… no debería estar sucediendo… Estamos dejando
que esta gente haga lo que les de la gana… Ese hombre tiene más de 400 años,
cualquier cosa puede ocurrirle…
No te mortifiques porque el mismo
profesor Maky, lo permite. Si hubiese el más mínimo peligro… no los dejaría…
El Dr. Curra le dijo a Maky –Vaya
con ellos profesor, no se separe del lado del capitán. Y dirigiéndose a
Tinguiley- Por Favor Jorge, Ve a la lancha y tráete el maletín de primeros
auxilios, el equipo de transfusiones, el estetoscopio, el tensiómetro y los
demás instrumentos que trajimos, para estas eventualidades.
¡Ricardo…! –invitó Tinguiley- ven
…ven conmigo a buscar esos equipos a la lancha.
EL SAMADHI.
A eso de las 8 pm,
llegó el negro con el Dr. Blanco y el Dr. Kezaba Bat. Inmediatamente los
llevaron a ver al capitán. El Dr. Blanco, lo palpó con sus manos en varias
partes del cuerpo, luego lo auscultó con el estetoscopio varias veces… No dijo
nada. Le el termómetro en la boca y el tensiómetro en el brazo izquierdo.
Estuvo largo rato buscando reflejos, y otros síntomas. Luego murmuró –El hombre
tiene signos vitales, pero está profundamente dormido. Diría… en estado
cataléptico. Le haremos un
electrocardiograma.
El dr. Kezaba Bat, que estaba pendiente del examen del Dr. Blanco, dijo:
-Yo diría… que, en estado cataléptico pero distinto, voluntario… de él emana
una fuerza interior… muy pronto la veremos aflorar. Sus sentidos están siendo manejados por un
hilo…el llamado cordón de plata, que une su ánima interior a una inteligencia
superior, que también está fuera de él… es algo que jamás había observado, pero
que conozco muy bien. Puedo decir con toda propiedad, que aquí esta el cuerpo y
su está por fuera… Hay desdoblamiento…El espera que el cuerpo esté bien, se
normalice para entrar otra vez y posesionarse de su materia… Yo creo… con toda
propiedad… que el espíritu de este hombre no está en su cuerpo… hay un fenómeno
evidente de bicorporeidad.
Los científicos recién llegados, el dr. Curra y el profe. Maky,
escucharon a Kezaba con admiración, pero no dijeron nada, observaron un
respetuoso silencio. Rivero había salido, caminó un rato y luego se quedó
sentado en el palito, pensando en todo aquel embrollo.
Otros, con igual actitud, permanecieron y se reunieron en la parte
exterior de la casa con el Dr. Rivero: Ramón Esteben, Tinguiley, el Negro,
Diana, Victoria e Ivana. Casi todos se sentaron en el “palito”, así llamaban a
un tronco de coco puesto sobre dos horquetas de guayacán. Al poco rato se
aparecieron García y Luis Felipe, cargando hielo y cervezas en una neverita de
anime. Jalaron una mesita que estaba cerca, y sin decir nada comenzaron a
destapar cervezas y a pasarlas a los jóvenes. Luis Felipe dijo –No me vengan
con que no quieren cerveza, porque este es un brindis obligatorio. Yo creo que
ustedes no se dan cuenta de lo que significa para nosotros las cosas que han
hecho en estos pocos días. Pero pa´que
más o menos lo entiendan, este pueblo, esta noche va a dormir en paz por
primera vez en toda su vida; en lo
particular el amigo García, que ya puede meter sus pies en el agua, como lo hizo; se lanzó al agua cuando supo que
habían matado a la
Guatiporra … ha vuelto a la vida, es un caso de resurrección
como el de Lázaro, después que Jesús, el Divino Maestro, le dijo “Surge et
ambula”… y el pobre de Mauricio, que no se despega del Capitán… pobrecito, nunca supo lo que abusaba de’l; pero cree que soñaba todos los días y lo ama
ingenuamente.
Ante aquel discurso elegante, comedido, nos quedamos mudos. Nos vimos
las caras, y York dijo:
¡Carajo Luisfeliú… ¡ ¿Ese es tu lenguaje de los domingos… ¿ Nos has
dejado mirando el sol, claros y sin vista…los ojos pelaos…oye te propongo un
negocio … te consigo un programa de radio y vamos a medias.
¡No seas estúpido York! –le grito Diana María- Cómo le vas a decir a
Luis Felipe esas cosas, en lugar de felicitarlo… No le hagas caso Luis Felipe,
el todo lo toma en broma y no le da importancia a nada…
No, no se preocupe señorita Diana, yo lo conozco; pero le tengo una
sorpresita. Usted lo va a ve -York se reía sin parar, se arrastraba en el
suelo y se aguantaba la barriga, sin
soltar la cerveza, levantaba la mano derecha y señalaba con el dedo a Luis
Felipe, que también reía.
Son unos locos y estúpidos –dijo Diana, levantándose.
El Dr. Curra se acercó, también tomó su cerveza, se sentó al lado de
Ramón Esteban que le preguntó: ¿Que le
parece todo esto doctor?
No salgo de mi asombro… -tomó pausa- es absolutamente increíble… está
pasando y no encuentro ninguna explicación… por supuesto… que de esto no
diremos ni pío… cualquier cosa que se diga sobre estos fenómenos traerá malas consecuencias… el común del
mundo científico no lo creerá y nosotros seremos considerados menos que
charlatanes… y el Capitán será tratado como un fenómeno de circo, será
menospreciado, crucificado, expuesto al ridículo ante la prensa y la
televisión… creerán que es un loco.
Ram, pensativo y asertivo, dijo: La situación es sumamente delicada,
tenemos que hablar con esta gente y convencerlos para que no digan disparates, o sea, nada de lo sucedido… además de los dramas que
suelen contar.
Curra. Hasta ahora lo que han dicho ha sido corroborado… no te olvides
de eso.
El Negro. Si usted lo ve así que diremos nosotros… por la parte que me
corresponde no diré nada. Me imagino la cara de burla de mis compañeros cuando les diga que encontramos a un hombre
vivo dentro de un barco que tenía cerca de 500 años hundido en el golfo… ni de
vaina tengo que morderme la lengua.
García. Bueno doctor… ¿como esta el Capitán?
Está dormido… los médicos lo están atendiendo, el profesor Ketzaba lo
sabe tratar muy bien y el Capitán lo entiende perfectamente. Creo que dentro de
una hora estará hablando con nosotros. Ya le han vu8elto los colores al rostro.
Cuando lo sacaron de la lancha estaba muy pálido, parecía no tener sangre, pero
ya sabemos que tiene bastante.
York. Cuando le den un caldito de corocoro preparado por Petra, ese se
va a pescar con nosotros.
Curra, remarcando las palabras, agregó -No se que pensar se me
dispararon los tiempos…
York le dijo bajito a García que estaba acurrucado a su lado: Ve a
buscar más cervezas, que esto se pone bueno, y cuando vengas me vas a contar
esa historia que me echó Luisfeliú, de cuando tu eras
contrabandista; ahora y que estas retirado.
Esa es una larga historia.
Cuéntala que tiempo es lo que nos
sobra.
García trajo las cervezas y las repartió con absoluto apego a las buenas
costumbres, se sentó y cogió un palito de guayaba –todos estaban expectantes- y
se puso a pintar sobre la arena, luego levantó la cara y dijo: Yo tenía una
balandra de tres palos, Luisfeliú la conoció, la más versátil y marinera de
todos estos rumbos y de cuantas han surcado las aguas del golfo, se llamaba
“Virgen del Valle”, era de la época de Pedro Elías Aristeguieta, ese si era un
hombre cabal, pero se le metió en la cabeza luchar contra Gómez por un problema
de familia, que lástima de hombre. Era el jefe de los guaiqueríes, mejor dicho
de todos los pescadores del golfo y sus alrededores, porque todos lo seguían,
lo que él dijera eras santa palabra. Pedro Elías se proponía derrocar la
dictadura de Gómez, por eso se asoció con el general Román Delgado Chalvaud,
que al parecer no estaba muy bien de la cabeza. Cuando invadieron a Cumaná el
11 de agosto de 1929, se vino derechito por la avenida Bermúdez y se cayó a
tiros con el presidente General Emilio Fernández, y uno quedo muerto en
Altagracia y el otro en Santa Inés. Luego a Pedro Elías lo mataron cerca de
Carúpano.
York. Bueno García y a que viene toda esa historia, que tu no te sabes
muy bien.
Si me la se porque yo estaba con él.
Está bien, pero yo quiero la otra historia, la del contrabando.
Bueno, yo tenía mi balandra y con ella viajaba por el Caribe mar; jugaba
en los casinos de Granada, Aruba, Curacao, San Martin; tenía mucha suerte y
venía cargado de mercancías y regalos para las muchachas. En esa época, cada
vez que llegaba a puerto daba una fiesta y me esperaban con música y cohetes,
sabían cuando había ganado. Yo era todo un tipo, como decían por aquellos
tiempos. Ustedes no lo pueden creer, pero Luis Felipe si lo sabe: Jugador,
mujeriego, cantaba, bailaba y tocaba el cuatro. De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco,
que más podía pedirle a la vida. Antes
meter contrabando no era delito, no nos perseguían, fue un arte que heredamos
de nuestros padres. Era la propia
aventura de los hombres de verdad, así me formé. Ahora soy pequeño y feo, pero
antes hasta alto me veían, bien vestido, perfumado y con rial, no tenía
rivales. García se detuvo y observo la reacción del grupo.
Ivana. Bueno eso era todo… ya
terminaste…
No señorita Ivana, estoy empezando. Aunque ustedes no lo crean, las
mujeres me buscaban, las tenía así –hizo un gesto característico con la mano
derecha – de a montón. ¿Cómo podrán creerle
a este ermitaño tan feo? ¿Cómo podrán imaginarme en un casino de Curacao
rodeado de bellezas…? Pero así era en
aquellos tiempos. Gente de Cumaná y
Carúpano me encargaban vestidos, vinos, cigarrillos, tabacos cubanos, perfumes,
telas, prendas íntimas… No se ofendan señoritas, no lo digo por echármelas de
gran cacao, solo lo digo pa’conversá.
Graciela. Siga García, siga…!Uf!
no se da cuenta de la clase de gente que nos acompaña ja ja - hizo un gesto gracioso y le puso la mano a York en el hombro.
García, aceptó y continuó. Una
tarde salí cargado de güisqui desde Puerto España en Trinidad. No quise ir a Macuro, como me pedían algunos
pasajeros, el mar estaba precioso, soplaba el noreste, que ni les digo, todo se presentaba inmejorable para la travesía
por el norte, llegamos a Carúpano si contratiempo, y bajé parte de la
mercancía, luego seguimos el viaje para el puerto de Araya adonde llegamos en la madrugada, paré
en la casa de una de mis mujeres, y al otro día en la tardecita salimos pa’
Cumaná, estaba lloviendo y había mal tiempo, pero mi balandra era muy marinera
para asustarnos, pero siempre que van a
suceder las cosas todo se junta, el viento soplaba fuerte y al pasar frente al
pueblo divisé a lo lejos al guardacostas
de la capitanía de puerto Sucre, que se
dirigía hacia las ruinas del fuerte de
Santiago de Araya como para cortarnos el
paso, instintivamente presentí que nos buscaba, alguien dio el pitazo, tal vez
algún funcionario de Carúpano, entonces decidí ir costeando con el fuerte
viento a mi favor de Punta Araya hacia Manicuare, y por allí escaparme. Al guardacostas le costaba avanzar porque el mar estaba ya demasiado
picado, las olas parecían montañas y encima se presentó la tempestad con toda
su fuerza, como muy pocas veces sucede
en estos meses, descargas eléctricas y
truenos terribles, de tal suerte que
perdí de vista a la lancha guardacostas, pero sabía que esos sabuesos no iban a
dejar su presa así nada más, he podido devolverme pero confiaba demasiado en mi “Virgen del Valle”, el tiempo empeoraba y pensaba que el
guardacostas se devolvería, así pase varias horas con rumbo este franco, luchando contra el temporal y
avanzando hacia Peñas Blancas, como a las 12 de la noche, llegando a Ensenada
Honda vimos los dos reflectores de la guardacostas que se acercaban, nosotros
no llevábamos luces, no nos explicábamos aquello, estaba perdida mi balandra y
mi fortuna, hubiese podido arrojar la mercancía al mar, mis hombres me pidieron
permiso para hacerlo… pero de repente me acordé del Capitán, en otra ocasión le
hubiese pedido a la Virgen
del Valle, pero me pareció inmoral
pedirle que salvara un contrabando,
además venia de cometer muchas fechoría
en las islas, estaba empecatado… y me puse a gritar como un loco,
Capitán…Capitán ayúdanos…y la tripulación tambien comenzó a gritar junto
conmigo… era nuestra única esperanza.. Y allí mismo se apreció el Capitán con su
trajen resplandeciente y su espada luminosa… el Capitán y con su voz gutural,
me gritó…
Pardiez hombre… ¿Que me queréis…, por qué me importunáis con vuestros
berrinches…?
Y… Señalandole con las manos a la
lancha guardacostas, y le grité... ¡Capitán… son ellos… me persiguen… en ello
va mi vida y mis pocos bienes… Piérdelos Capitán, eres nuestra única salvación…
Piérdelos…
Lo que pasó nadie podrá creérmelo, pero no me importa, ya lo estoy
contando... El Capitán levantó su espada y se dirigió a la guardacostas, lo
vimos perderse entre la niebla… días después supimos que la tripulación de la
guardacostas fue arrestada por contar
historias de aparecidos y haberse retirado de la persecución de una banda de
contrabandistas.
York reaccionó como siempre –Carajo García, tu no las piensas… no tienes
nada más sencillo que contarnos… voy a pasar la vida soñando con tus cuentos.
Cuéntanos ahora una de vaqueros.
Bueno yo tengo testigos, aquí hay varios marineros que estuvieron allí…
anda pregúntales…
Entre tanto en la habitación donde se recuperaba el Capitán, los médicos
consideraban que el paciente se estaba recuperando rápidamente
y decidieron dejarlo dormir unas horas más.
El Dr. Curra le dijo al Dr. Blanco – He oído muchas cosas de usted
distinguido amigo. El Dr. José Mercedes
Gómez investigador de la historia de la medicina dice que usted ha realizado
5000 operaciones quirúrgicas sin haber fallado nunca. Nadie falleció por su causa, todas fueron
exitosas; señala además que la mayor parte de esas operaciones las hizo sin
ayudantes, en condiciones de precariedad; que usted viajó a Francia y adquirió
una bata de las que usaban los cirujanos
en los hospitales de emergencia; y en ella llevaba el instrumental indispensable para operar…
Asegura que el cuerpo humano no tiene secretos para usted… entonces dígame
doctor… ¿que opina de este caso?
Toda historia tiene sus verdades,
mentiras y exageraciones… En este
caso hasta que no pueda apreciar con absoluta certeza los signos vitales del
paciente, no me atrevo a opinar… Este no es un caso clínico normal, sobrepasa
mis conocimientos… la ciencia médica… todo. Ni siquiera es un milagro, es más
bien un prodigio… Aquí ay dos personas más autorizadas que yo para dar un
diagnostico del paciente, el Dr. Ketzaba Bat y el profesor Yo Ton Maky, que se ha especializado e la
medicina alternativa, los fenómenos paranormales y en la potencialidades
desconocidas de los seres humanos. Ellos
tienen más autoridad que yo, en estas circunstancias. Después que el paciente
pueda ser examinado clínicamente y se haya recuperado, yo podré tomar parte en
su estudio y diagnostico.
Esta bien… y Usted Dr. Kezaba, que ha estudiado no solo ciencias
naturales, sino que se ha adentrado, como dice el Dr. Blanco en el estudio de
las potencialidades del hombre a través de la yoga, de la filosofía y la
ciencia hinduista ¿Qué puede decirnos de
este asombroso suceso?
Soy un humilde investigador de la naturaleza y estudiante de yoga… ¿Qué
puedo decir, ante gente sabia, ante un caso, más bien un suceso, como usted lo
acaba de calificar prudentemente? Por lo inmediato, pudo afirmar que rebasa
todo lo que he aprendido y practicado. Cualquier cosa que diga
se quedará en el principio de la nada. Lo que esta sucediendo más bien
parece una pesadilla de la cual no deseo despertar. Esto pasa solo en los
sueños. El hecho in controvertido de que
ese hombre esta vivo, es un reto a la imaginación. El hecho de que durante 500
años el espíritu de ese hombre ha estado fuera de su cuerpo físico y
permanecido cuidando su cuerpo material, esperando su recuperación,
tiene gran significado dentro de la sabiduría hinduista. No me atrevo más que a constatar el hecho.
Para mi ésta es una prueba única de la
capacidad, de la fuerza del poder del espíritu;
y por nuestra filosofía sabemos que el hombre puede hacer todas las cosas que hace Dios
cuando aprendemos a hacerlas. En este caso concreto, este hombre, que parece un ejemplar corriente, por las
cosas que cuenta de él y las que veo, no me queda ninguna duda, se trata de un
gran maestro, no es un avatar, es pura simplemente un yoga con facultades
extraordinarias, que el mismo no conoce; pero esperemos un poco más, ya
tendremos tiempo y oportunidad de
conocerlo mejor… Entonces hablaremos…
Maky. El Capitán está en pelfectas condiciones, de acueldo a su plan y
sus posibilidades. Sabe cual es su
proceso y lo continúa manejando, su cuelpo físico se conservó en un medio estéril, incorruptible,
y él lo sabe. Ahora que su espíritu lo
ocupó de nuevo está produciendo elementos desconocidos pala nosotros. Ya
JesúsCristo lo hizo en condiciones peores aunque en menor tiempo, tanto en él
como en su amigo Lázaro y en la hija de Jairo, una desconocida. No es extraño pues, este suceso.
El corazón del Capitán vuelve a latir, lo que quiere decir que la
sangre pasó del estado sólido al
líquido, lo que es perfectamente posible, como se ha visto en otros casos, por
la sola fuerza del espíritu. Sus pulmones están recibiendo aire, lo que
significa que los alvéolos se han expandido a su voluntad, muy lentamente, sin
dolor alguno. Esto lo digo con absoluto conocimiento, escuché dos latidos perfectamente
perceptibles y sentí su respiración… Dígame Dr. Curra, ¿Sabe usted lo que es un
samadhi?
No… he leído esa palabra sánscritas en textos hinduistas de yoga, pero
no se concretamente que es.
Pues bien, un samadhi es un yoga que ha alcanzado el máximo grado de
perfección. Samadhi es la identificación con el todo, con el eterno. En ese
estado de samadhi, puede el yoghi continuar con su cuerpo o cambiarlo por otro,
eso estoy por creer. Ese hombre que está allí no quiere morir, aunque él puede
escoger vivir o morir, que para él significa no regresar a su cuerpo. Ojalá el
Capitán decida permanecer con nosotros algún tiempo para recabar la información que pueda darnos, porque ya
logró lo que deseaba, y es que su cuerpo físico por el cual siente especial apego,
fuese sacado del fondo del mar. Pienso que si tiene dificultades para ponerlo
en movimiento, puede decidir abandonarlo; aunque debe ser un reto y en ese caso el triunfo será nuestro.
Ketzaba escuchaba atentamente los razonamientos y conclusiones de Maky, y movía afirmativamente
la cabeza en señal de asentimiento, nosotros en cambio estábamos en babia. La noche era hermosa, la luna señoreaba en el
espacio infinito, las ocurrencias de York nos mantenían unidos y cada vez
llegaba más gente del poblado, unos se sentaban en el palito, otros en la
cálida arena, lo más cerca posible de York para escuchar sus cachos y
disfrutar de su alegría. York, cada vez
que iba a contar un chiste, se reía estentóreamente, y ya todos sabían por
donde venía “Ustedes no saben, por que no pueden saberlo, pasó cuando estudiaba en Nueva York, en la
habitación que ocupaba con mi hermano Ram cerca de Harlem, nos visitaba un
ratoncito tan pasao que se paraba frente
a nosotros y se reía. Muchas veces tratamos de cogerlo, por supuesto no
queríamos matarlo, simplemente cogerlo y meterlo en una jaula para que no nos
fregara tanto, pero el carricito siempre se salía con la suya y se escapaba,
entonces decidimos ponerle una trampa con queso amarillo de la parte de la
concha que es la más dura, pero el muy ladino se comía el queso y no caía en la
trampa, pusimos otra y fue igual, tampoco cayó.
Un día estábamos estudiando distraídamente y lo oímos chillar, y salimos
corriendo para ver lo que le había pasado, porque creímos que lo habíamos
atrapado, y saben ustedes que, que
encontramos un papelito que decía, por
favor pónganme pan por que el queso esta muy saldo.
Así continuaba larga la noche,
las risas penetraban en los dormitorios de los viejos que sonreían pensando en
las travesuras de los muchachos, la luna derramaba su luz sobre el terso
piélago añil y abría caminos sobre el horizonte. York trataba inútilmente de besar a Graciela
y Ram se alejaba hacia la playa enlazado
con Ivana., el Negro coqueteaba con la catira y bajo la mata de yaque, ahora
iluminada el Dr. Rivero persistía con su anecdotario conversando animadamente
con Victoria y Diana. El Dr. Curra y Maky, siempre ocupados en algo importante
velaban tras la puerta donde dormitaba el Capitán. Los hombres del caserío con
la sonrisa a flor de piel comenzaban a
recogerse agotada como estaba la cerveza, muy pocos se quedaron sentados a las puertas de las casas en sillas de cuero’e chivo con su cuartito de
ron el Muco, que tría desde Caripito el viejo italiano José Angrisano. Cerca de la enramada con ganas de dar
serenata, Nicho trataba de afinar el cuatro y Luis Felipe lo regañaba… ¡A
hombre alegre este Nicho, cará… ¡ Los jóvenes con sus parejas buscaban nuevos sitios para sus sueños.
SIGNOS VITALES
A las seis de la mañana, como todos los días, cantaron los gallos de
Luis Felipe, ese detalle se había institucionalizado todos esperábamos la
algarabía en los corrales para levantarnos de la cama, inmediatamente aparecía
Petra con su cafecito colao endulzado con papelón y detrás venía Luis Felipe con su
alegría. Al salir a la puerta de la
enramada, indefectiblemente estaba García acostado en la arena con los pies
sumergidos en el agua como retando al espectro
de la guatiporra, y una sonrisa asomaba
entre los pelos de su barba cada día más larga y desgreñada. Nicho
estiraba su cuerpo atlético dispuesto a
lo que le mandaran hacer; corría y se zambullía frente a García, que
aparentemente se disgustaba, o lo hacía creer… ¡Muchacho el carrizo… ¡
-mascullaba. Petra lo llamaba: ¡Oiga, mire… señor García… usté como que no
quiere café…! ¡Usté no se va a mové… pues!
¡Por querer es que estoy así...
querida…! García se paró, se limpio la arena del pantalón y se tomó su
cafecito, con tanta delicadeza, que Petra dijo: ¡Ahora si pues, mírenlo a ér,
ya usté no es el mismo… mijito!
García cogió la totuma que le dio Petra con la mano izquierda, hecho el
cuerpo para atrás, se inclinó un poco, echó
la cabeza hacia delante, apenas bebió un sorbito y devolvió la totuma a
Petra con un gesto tan afectuoso, como suelen hacer estos hombres del mar, pero
a Petra no le causó buena impresión. Sin embargo, García la miraba con
simpatía, se encogía, luego se volteaba, se enderezaba sacudiéndose la arena
del pantalón y se reía sin razón, y después de este baile, le preguntó:
Misia Petra ¿Por qué usted no saca lo que tiene debajo de la cama y le
brinda a los señores un desayuno internacional?
No señor, esa gente no viene pacá a comé comida desa, lo que quieren es
pescao frito, aguacate, arepas, huevas, erizos, y picante.
York, que estaba pendiente de García intervino -¡Oye oye García, como es
eso de comida internacional y que doña Petra la esconde debajo de la cama…!
¿Explícame eso?
Niño, no le haga caso a ese loco, más bien debían llevalo pal piso 10…
Como serás mujer… cualquiera cae contigo… eres muy ladina, si no fuera
por lo que te quiero diría todo lo que sé.
Tu sabes York que estos pescadores… todos son contrabandistas; y bajo la
cama de Petra hay más de lo que te
puedes imaginar: Guizque del bueno, quesos franceses, fiambres de todas clases
y vestidos de marca que vienen de San Martin, bueno si ellos quisieran se
darían la gran vida “La american way of life”
¡Profesor Maky… ¡ ¿usted escuchó al enigmático señor García? No me
extrañaría que hable inglés…
Bueno de hablarlo no, pero he viajado mucho y lo entiendo.
Maky entre asombrado y burlón, dijo:
De este homble ya no me extlaña nada. Sinceramente, al plincipio cleía
que ela un analfabeta, pelo cada vez que lo oigo reflexional, me doy
cuenta de lo equivocado que estaba en mi apreciación inicial. Tal vez
deba tenel con él una lalga conversación, estoy segulo que tiene muchas cosas
que enseñalme, su experiencia es muy valiosa
pala mis invesatigaciones.
Cerca de ellos estaban Luis Felipe
y el Dr. Rivero entre tenidos en amena charla. Decía Luis Felipe: Observe a ese
hombre doctor –señalando a García- usted
no puede imaginarse como era cuando llegó por aquí. Era un hombre joven
delgado, atildado, buen mozo, de finos modales y decires, las mujeres se lo
disputaban… el tiempo es un vaina.
Maky dejó a York y García y se acercó al Dr. Rivero y le dijo: He pasado
una noche de sensaciones y emociones que
aun no he podido digerir… Siéntese profesor –lo invitó Rivero y dirigiéndose a
Petra, que estaba pendiente de todo- tenga la amabilidad de traerle un cafecito
al profesor Maky para que se espabile –y dirigiéndose al profesor_ No me diga
nada profesor yo tampoco he pegado un ojo.
La mañana se presentaba prometedora. Los
jóvenes se preparaban para una inmersión prolongada; invitaron a Luis Felipe, Nicho
y a García para que los acompañaran.
Entre tanto, en la puerta de la casa
de Luis Felipe se reunieron el Dr. Blanco, Ketzaba y Maky, Cura y Rivero. Este pregunto a Blanco ¿Cómo está su
paciente?
Ese hombre está en perfectas
condiciones ¿No lo cree usted así, Dr. Ketzaba?
Puedo afirmar, como dijo Maky, que él sabe cual es su proceso y lo esta
manejando desde el subconsciente por una voluntad supranomal.
Desde el portal de su casa Petra nos llamó con voz apenas imperceptible:
¡Oigan ustedes…Vengan que el Capitán se está despertando…! ¡vamos… vamos,
rápido…!
Automáticamente todos nos movilizamos hacia la casa y entramos con Petra
a la sala donde dormía el capitán. Ciertamente
se movía en la cama, evidentemente algo lo incomodaba, le habíamos
instalado un ventilador que no le gustaba, pero cómo hacía mucho calor se lo
dejamos. La piel de la cara se tornaba rosada, los labios adquirían color. La Catira le había recortado
la barba a punta de tijera y eso le daba un aspecto risueño. Parecía un Don
Quijote de los que aparecen en las carátulas de
sus ediciones. Presentaba un
aspecto satisfactorio, al decir del Dr. Blanco que sonreía como solía hacerlo
cuando las cosas marchaban bien. El Dr. Blanco era un “hombre alegre” al decir
de Luis Felipe.
Curra. Entonces, Dr. Blanco, ¿que vamos a hacer?
Blanco. Le vamos a poner un suero, creo que me lo agradecerá, porque el
necesita alimentación y esta es la única
forma de suministrársela.
Curra. Claro, yo también opino que es lo que necesita de inmediato.
Maky. Yo traje unos jugos de flutas del monte pala suministrárselos con
miel de la tierra, es decir de avispas amarillas. Creo que nada en el mundo podrá sustituir
estos alimentos naturales en un caso como éste.
Curra. ¿Que frutas encontró profesor?
Maky. Nada menos que cerezas rojas, cemeruco como las llama Luis Mariano
Rivera; higos de cardón, guabitas sabaneras y pichiguey. La guayaba es la fruta
que contiene más vitaminas, es la reina de las frutas.
Blanco interrumpiendo a Maky. Y, cómo haremos para ponerle el
suero? No tengo habilidad para eso…
Rivero. Pelo aquí esta Victoria, ella tiene curso avanzado de enfermería
en el Hospital Alcalá. Ella se encargará del suero.
Maky. Plimelo tratemos de darle el jugo de frutas… ¡Venga Victoria,
procure meterle en la boca unas cucharaditas de jugo…!
Así lo hizo Victoria. Le entreabrió los labios y le suministró una
pequeña ración. Al principio encontró cierta resistencia, pero al rato el Capitán
entreabría los labios y Victoria le fue suministrando el jugo de frutas. Le dio
en 30 minutos 6 onzas de jugo endulzado
con miel.
Blanco. Muy bien, ahora vamos a insertarle el suero en el antebrazo y lo
dejamos dormir…
Victoria le colocó la goma en el brazo derecho y el Capitán hizo una
contracción como si le hubiese dolido.
Blanco. ¿Qué le parece Dr. Ketzaba… ¿Se dio cuenta de ese movimiento?
Ketzaba. Buen síntoma, conserva sus reflejos.
La tarea de introducir la aguja en la vena fue larga y difícil. Maky
intervino, le dio suaves masajes en todo el cuerpo para movilizar la sangre,
buscó en toda la anatomía del Capitán una vena para penetrarla con la aguja, en piernas y brazos, en los pies y
en las manos, pero nada. Maky dijo: cléame doctol, el Capitán no ayuda, no
quiele colabolal le tiene miedo a la jeringa, mantiene la suspensión de la
circulación.
Blanco. Por qué no le explica lo que queremos hacer, puede que lo
entienda.
Maky con cautela y mucha paciencia, decidió explicarle al Capitán lo que
pretendían, le dijo:
Capitan don Felnando, la medicina que pretendemos suministrale no se
conoció en su época. Este procedimiento no la hará ningún daño, es solo jugo de
frutas, simplemente licuado, que irá directamente a su cuerpo. Usted mantiene suspendida la
circulación de la sangre y eso retarda su recuperación. Le juro por mi honor
que no le causará ninguna molestia, es un alimento que se le da por la via
intravenosa.
Este discurso surtió los efectos deseados. El Capitán indudablemente confiaba
en Maky. Asumió que se trataba de algo novedoso y decidió colaborar. Su cuerpo
que estaba tenso se relajó lentamente, y al cabo de unos minutos se notó una
leve mejoría en la presión sanguínea, los latidos del corazón y la respiración,
evidentemente superaban la situación de
emergencia. Victoria pudo introducir la
aguja en la vena del antebrazo, sacó un cc de sangre y conectó el equipo; el
Dr. Blanco dio vuelta a la manilla y
gota tras gota comenzó a fluir la vida en el cuerpo exánime del Capitán.
Era un momento verdaderamente dramático, todos teníamos un grito
contenido en la garganta. Nos contuvimos, optamos por salir de la habitación y darle rienda suelta a
nuestras alegrías con el vecindario.
A las 8 de la mañana los
doctores Ketzaba y Blanco se
despidieron, habían pasado la noche en vela y necesitaban descansar, pero
prometieron regresar en cuanto se sintieran reconfortados después de tantas
emociones.
A las 9 el Dr. Cura llamó a Ram y le ordenó preparar una inmersión, le
dijo:
Ramón Esteban prepara a los muchachos para una inmersión de rutina, tal
vez tenga poca importancia, ya que a todas luces las
anteriores han sido verdaderamente asombrosas;
lo del Capitán no tiene ni tendrá comparación con nada de lo que hagamos
ahora. De todas formas toma las mayores precauciones para evitar contratiempos
y sorpresas.
Usted sabe que estamos preparados para todo, pierda cuidado…Aunque
realmente nunca imaginé las cosas por las que hemos pasado… Uno nunca sabe…
tendremos cuidado.
Tomen las bolsas plásticas y
llénenlas con toda clase de objetos de
los que se encuentren en el galeón, aunque aparentemente no tengan mayor
importancia, recuerden que esos objetos tiene más de 400 años. Para nosotros cada pieza es un tesoro, sea de
oro, plata, bronce, o de madera, cerámica, losa, lo que sea, en un buen o mal
estado… tú me entiendes.
García llego en ese momento y dijo: Doctor, si usted me lo permite y
autoriza, puedo llevar la lancha. Ustedes deben quedarse para atener al
Capitán…
Y, ¿usted conoce ese tipo de lanchas?
Yo soy bueno en cualquier tipo de
lanchas, tenga la seguridad nacional, de que la llevaré como el que más.
Muy bien García, se lo agradezco mucho porque además tengo que terminar
mis notas. En segudia dirigiéndose a los
jóvenes que estaba recogiendo el equipo,
les dijo: Bueno muchachos, García llevará la lancha… ¡Oye Ricardo…! Ocúpate de la filmación que Ivana no irá.
Llévense a Nicho que está holgazaneado sin hacer nada.
Curra caminó hacia la playa a ver que pasaba, por qué la lancha no
salía. York discutía con Ivana por el
equipo de filmación, ella quería ponerle filtros especiales y entregárselos a
Ricardo, y York, aferrado a las cámaras,
porfiaba que Ricardo no trabajaba con filtros, y que el agua ya era un
filtro.
Ivana: York has lo que tu quieras, pero van a perder el trabajo y tú te
las verás con Curra.
York. Anda demonia… vete de aquí porque si no…
Ivana. ¿Si no qué… ?
Curra. Bueno basta ya, coge el equipo… Basta de retardos alcanza a los
otros que ya están en la lancha.
York gritándole a Ivana. Ya verás cuando vuelva… No te salvará ni san
Ram…
York le pasó el brazo por el hombro a García, que rápidamente se le
safó y le dijo: Que va oh, conmigo si
no. York le aplicó un nudo en la manga
de la camisa y lo llevaba a rastras, y le decía: Cuidado García como te escapas
con la lancha, porque tu tienes tanto tiempo que no navegas que eres capaz de
fugarte con la Mona Lisa ,
y no somos nosotros los que te vamos a buscar, es el viejo Berriz que es más
fregado que Curra y te perseguirá hasta el fin del mundo. Te vas a acordar de
la guatiporra… tu lo verás…
García ni se inmutaba y caminaba con la cabeza gacha, moviéndola como
quién dice: No, esto no me esta sucediendo a mí.
Partieron hacia la meseta como acostumbraban y luego de las maniobras,
bien ejecutadas por García, lanzaron el ancla y los rezones, los buzos se
colocaron de espalda en la baranda de la lancha y se lanzaron en el orden
regular que acostumbraban. El ahora capitán García se encargó de vocear los
números, mientras cada buzo se iba lanzando al mar. En ir y venir del galeón a la lancha tardaban
un promedio de 30 minutos, pero como se
dedicaron a recorrer los vericuetos del barco y recoger cuanta cosa había, pasó
mucho tiempo, más del que García podía aceptar y comenzó a imaginar que algo malo sucedía.
Entonces se comunicó con Curra:
¡Dr. Curra… Dr. Curra… algo pasa…
tienen demasiado tiempo en esas profundidades. No dan señales… no se comunican…
la radio está sorda… ¡
Curra sonrió, tomó el micrófono, y le dijo: “todo está dentro del plan
de recolección, es una tarea lenta y se esta realizando con absoluta precisión
y normalidad… no tienes que preocuparte.
García respiró profundo se levantó de la butaca donde reposaba, fue a la
consola conectó la cafetera eléctrica,
se preparó un buen café, lo bebió con su estilo peculiar, un sorbito y
desecho el resto con gesto automático.
Sosegado regresó a su asiento, se
acomodó placenteramente vio por la escotilla a los delfines jugueteando sobre la piel del mar y se quedó dormido.
Los jóvenes hicieron tres inmersiones, a las tres de la tarde todavía
estaban recogiendo objetos del galeón cuando
Curra les ordenó regresar. García dormía el sueño de los justos, no
sentía nada, nada lo perturbaba, cuando York se le acercó le dijo al oído: ¡García… la guatiporra te va
a comer… -pegó un salto y casi se lanza al mar…
¡Muchacho el’carrizo… me vas a
matar de un susto… ¡
La cara de García era todo un poema. York lo reprendió: Pero… García –York le gritó- ¡estás despedido…!
Segurito que Curra no te va a perdonar esta vez…¿Cómo se te ocurre dormir
cuando estábamos en peligro, a punto de morir por tu culpa?
¡Ha sí… ¡ pero no veo que te falte un brazo, ni un rasguño tienes… todos
están sanitos… así que apenas será un sustico. Además yo hablé con el Dr. Curra
y me dijo que todo estaba normal, bajo control, y tú eres un falsario…
York se reía con aspavientos, y le dijo: esas son vainas mías, ven vamos
a beber una cerveza, no te pongas bravo…
Así entre bromas y chistes llegaron a la playa, encallaron como de
costumbre, la proa se deslizó sobre la blanca arena; la tarea de bajar las
bolsas quedó a cargo de Nicho y sus ayudantes que se movilizaron desde que
vieron acercar la lancha, se encargaron por propia iniciativa como acostumbraban,
esta vez con mayor interés porque se trataba del tesoro; los jóvenes despreocupadamente se dirigieron
a la enramada.
Aun el Capitán continuaba
dormido, los jóvenes estaban hambrientos y distraían el estómago tomando
cerveza. Petra los llamó a comer, York
dijo: -Esa voz parece venir de los ángeles del cielo- Les esperaba un suculento sancocho de pescado
y un guiso de pargos frescos pescados por el propio Luis Felipe en los
acantilados de Peñas Blancas, su despensa de meros y pargos, como el nos decía,
y era verdad, sobre todo cuando había lurias (calamares) que usaba como
carnada.
En la enramada Curra, Maky, Rivero y las muchachas se encargaron de
recibir las bolsas, luego las vaciaban sobre un mesón bastante largo, e
iniciaron el conteo, la selección y análisis del material. Había de todo. Curra
ordenaba su empalamiento o limpieza según el caso. Más de tres mil objetos
entre cubiertos, armas de todo tipo: pistolas, ballestas, espadas, mosquetes;
una cantidad apreciable de joyas de uso personal; monedas de oro de diferentes
países en gran cantidad; vasijas, vasos, bandejas, platos, tasas, imágenes,
etc.
Después del almuerzo Ramón Esteban se acercó a Curra y le pregunto: ¿Que
le parece esta parte del tesoro… es apenas una muestra?
Curra. Es fantástico, y… ¿Quedan
más cosas en el galeón?
Ram. Como para pasar un mes recogiéndolas. Son miles de objetos
diseminados por todo el barco… hay cosas que no se podrán sacar.
Curra. Pero… habrá que hacerlo, esto es un patrimonio de la nación. Creo
que se darán cuenta de lo que significa.
Ram. No cuente con eso. Más patrimonio es el fuerte de Araya y allí está
abandonado y en ruinas.
Curra. Eso lo veremos… Este patrimonio llamará la atención de todo mundo por su actualidad. Nosotros podemos
hacer un museo con todo este material. Podremos estudiar esa época de la cual quedan solo
vestigios. En ninguna parte se encuentra
un material de esa época conservado como este… es absolutamente increíble… lo
que siento es que los científicos lo pondrán en duda, creerán que es un truco,
lo cuestionarán, trataran de ridiculizarnos. Esa es la parte que me molesta.
Por cierto
¿entraron al camarote del Capitán?
Ram. No, no quisimos… decidimos
esperar por él… sabe lo que tiene y no
queremos malos entendidos… Usted sabe como son los españoles de quisquillosos.
En ese camarote todo está ordenado y así se lo traeremos… nos hará un
inventario y se lo traeremos tal cual.
Curra. ¡Cómo…! creo que lo mejor es
traer todo, puede entrar agua al
camarote y estropearlo todo.
Ram.
No se por que milagro el camarote está presurizado, pierda cuidado allí
no entra ni una gota más de la que entró y esa cantidad no perjudicará para nada sus bienes.
EL CAPITÁN Y SUS RECUERDOS.
Trabajando con el tesoro nos dieron las 10 de la noche, entonces llegó
Maky eufórico y dijo: ¡Amigos míos el Capitán se ha lecupelado casi pol
completo… vengan conmigo y véanlo pol sus propios ojos.
Corrimos para la casa de Luis Felipe, el Capitán tenía los ojos abiertos
y sonreía. A Ivana le dio un patatús y tuvimos que socorrerla, menos mal que
teníamos de todo para esos casos. Maky se adelantó y le preguntó
ceremoniosamente ¿Capitán don Felnando de Córdoba usted nos ve y nos escucha?
El Capitán movió afirmativamente la cabeza con un movimiento casi
imperceptible –Maky continuó- ¿Quiere usted decir alguna cosa, hacernos
partícipes de alguna cosa importante?
Después de un largo silencio el Capitán susurró: Os doy las gracias a
todos vosotros… os suplico que me dejéis descansar… ya tendréis tiempo de
charlar hasta que os hartéis…
Durante la noche se nos hizo imposible conciliar el sueño; entre
habladurías, chistes, cometarios, café y cerveza se nos fue el tiempo. Desde las cinco de la
mañana Petra, por un lado, prendía el fogón y ponía el agua a hervir para colar
el café, y por el otro amasaba el maiz y montaba el aripo para las arepas. A
las 6 como todos los días cantaron puntualmente los gallos de Luis Felipe, York
apasionado por los gallos se metía en el patio y los sacaba de las trampas para
ejercitarlos. Ese gallo sambo si luce
–decía- tiene las espuelas apurruñadas… Deja que le salgan pa que veas lo que
es un gallo. Ese gallo tiene escuela… si te contara -replicaba Luis Felipe.
Petra salía de la cocina con su totuma de café y antes de llegar a la
enramada García la interceptaba y ella,
cariñosa le llenaba su totuma. Discutían sobre cualquier cosa, García sonreía
se inclinaba, adelantaba la cabeza tomaba un pequeño sorbo y echaba el resto en
la arena. Era un rito de hace no se cuanto tiempo.
¡Caramba señor García, tómese todo el café siempre deja la zurrapa… me
da rabia…usté no sabe lo que cuesta jacelo…
No… si yo sé…acaso no la veo desde que se levanta Dios, que es el
primerito y usté la segunda, todos los días como Dios manda, antes de que canten
los gallos de Luis Felipe ya usté tiene la olla montá… por eso es que Luis
Felipe es feliz… Carás… si yo tuviera una mujer así seria el hombre más feliz de la tierra…
Pues usté no la tiene porque no quiere, porque hay bastantes mujeres que
lo podrían malcriá… pero mire… ese no es mi problema… allá usté…
Lo que le quiero decir señora Petra es que usted no tiene por qué hacer
estas cosas así de obligao… todos los días…
Mire García usté sabe lo que decía mi mamá…
No, no lo sé…
Muera la gallina muera con su pepita…
Como ya todos nos habíamos
reunido escuchamos las últimas palabras de Petra, nos reímos de la conseja pero
luego cada uno sacó sus propias conclusiones, y creo que la más acertada fue la
de Diana, que dijo: eso lo que quiere decir es que a ella no la cambia nadie.
Luego todos fuimos a la casa de Luis Felipe para ver al Capitán. Maky se
adelantó, observó que el Capitán estaba
de buen ánimo y le preguntó: Puede usted
hablar aunque sea una pocas palabras…
El Capitán carraspeó la garganta, y con mucha dificultad, con la voz muy
ronca, dijo: “Mientras mi señor Jesús… bendito sea su santo nombre… me asista,
podré responderos lo que queráis… tratad de ser parcos y comedidos… y no
ofendáis con vuestras preguntas.
Ivana recostó al Capitán en las almohadas, levantándolo un poco y
colocándoselas bajo la cabeza; había pedido que le quitaran el ventilador y
abrieran las ventanas, por la cual podía ver el mar. La vista del paisaje
marino lo reconfortaba y alegraba; de cuando en cuando levantaba la cabeza,
miraba, se deleitaba respirando el aire puro, luego suspiraba cerraba los
ojos y descansaba.
Cuando todos estuvimos dentro de la habitación el Capitán habló. Su voz
gutural indescifrable al principio se fue haciendo cada vez más fluida y clara.
Maky le suministró un brebaje de clara de huevos, miel y jengibre rayado, que
le sentó bien, entonces, don Fernando, haciendo un esfuerzo, dijo: Vuestras
mercedes me disculparán, se que tenéis muchas preguntas… estoy presto a
responderos, pero antes os voy a pedir que me traigáis del barco mis pertenencias… Este traje con que me
habéis vestido no me sienta nada bien,
es incómodo. Creo si mal no recuerdo que tengo varios vestidos decentes:
camisas, ropa interior, y por favor... mi diario. No lo extraviéis, sin él
estoy perdido. Tengo algunos libros en el mismo cofre en el cual guardo mis
haberes… todo esta en la habitación… luego os diré donde está el tesoro del
barco… tambien hay buen vino en las bodegas e algunas que otras cofillas que
pueden importar.
Su voz adquirió un tono agradable bien timbrado, reposado y comprensible, aunque hablaba en
castellano de su época, el cual vamos a
conservar en lo posible y mientras sea inteligible. Siempre usaba la f en lugar de la s, jamás
usaba la conjunción y sino e; pretendemos conservarlo en este relato para dar una idea de su fablar más que por
otra cosa, sin embargo usaremos palabras y expresiones sustitutivas por no
parecernos conveniente reproducir algunos vocablos del castellano antiguo que
son ininteligibles.
Después de un frugal desayuno de frutas y jugos preparados personalmente
por Maky, y estando todos en derredor, nos preguntó:
¿Que queréis saber de mi? … os responderé lo que pueda en mi infinita
ignorancia. Estoy en deuda con vosotros, e trataré de complaceros.
Se produjo un corto silencio, todos nos miramos, y Curra se adelantó:
-Por ahora solo esperamos que nos cuente su historia… ¿Como y por qué vino a estas tierras, que
misterio encierra su permanencia por tantos años en ese barco?
Don Fernando. Mi vida no tendría ningún sentido si no me hubiese unido a
mi amado pariente fray Pedro de Córdoba, por quién vosotros habéis
preguntado, e que Dios guarde en la
gloria… os lo voy a resumir.
En el año de 1510, si mal no recuerdo, estaba con Pedro en la ciudad de
Ávila; había llegado el día anterior, de
la isla de Gharapur; Estábamos sentados
en una Venta, donde concurre el vecindario desde muy temprano,
saboreábamos un bocadillo e un tarro de leche de cabra, cuando llegó un mensajero de fray Domingo de
Mendoza, presidente del Consejo de Indias, para que Pedro se presentase a
Palacio.
Perdone Capitán –lo interrumpió Curra- pero díganos primero ¿Quién era
Pedro?
Respondió vivaz –El más santo varón que cunocí en mi vida… pero
permitidme continuar mi relato… y ya se verá –bebió un sorbo de jugo y
continuó- Este fray Domingo era un hombre docto e sabio; recuerdo que recitaba
de memoria la Suma
Teológica , la cual
vertió en versos para que otros menos adelantados la conocieran
fácilmente, e fizo de su vida un ejemplo de santidad.
Este hombre, entre tantos, escogió a Pedro, por ser el más parecido a
él, inclusive, digo yo, superior en santidad y capacidad de sacrificio, para
llevar la Orden
al Nuevo Mundo.
Pedro como yo, era natural de Córdoba, lo conocí desde niño… lo admiraba
siendo menor que yo, porque me superaba
en todo: estudios, trabajo… era tan prudente, discreto y leal hasta la
exageración. Es mi modelo.
Diana. ¿No estará usted exagerando?
Es posible, lo amaba ingenuamente… pero lo que diga de él nunca será
demasiado… después que haga su historia
pensará como yo. Otras cosas que
puedo decir d’el es que Pedro, en su época de estudiante en Salamanca fue reconocido como un ser
excepcional, al que ya se tenía por santo. Yo no estudié con él pero lo sé,
igual que sus compañeros.
Yo, entré a la armada solo por
aventurar. Viajé al sur, buscando la vía hacia la India y las nuevas tierras,
descubiertas. Un naufragio me llevó a un destino distinto.
A don Fernando se le iluminaban, de repente, los ojos, y
continuaba: En el puerto de Malaca
conocí un gurú, el swami Rahamapudabra de la isla Gharapur, que ganó mi
devoción, y con él fui a su tierra, me acogió como su
Chela por 10 años, es el maestro más sabio que he conocido, aunque
reconozco en Pedro al más alto entre
todos, su espíritu se parece mucho al de Asís, y aun, al mismo Jesús, mi Dios…
bendito sea su santo nombre.
Curra. Usted exagera Capitán, tal vez el aprecio que tiene a estos dos
maestros lo hace discurrir así.
Perdonad... Tal vez tengáis razón, tengo mis propias convicciones,
aunque no es mi intención que vosotros las compartáis.
Curra. Dirigiéndose al Dr. Rivero: ¿Que puede decir usted, Dr. Rivero,
que es historiador, de ese maestro tan desconocido ?
Rivero. -Lo que yo he leído, es que la vida y acción de Pedro de Córdoba están unidas al obispo de
Chiapas, Bartolomé de Las Casas, que lo
conoció y trató en persona. Y el notable historiador don Demetrio Ramos, dice
que: “La autoridad que para Las Casas
tenía el P. Córdoba se nos revela
en la aceptación de un especial
magisterio con el que su
personalidad queda dibujada en la del clérigo”, así es que no solo fue su amigo
sino su maestro; por lo menos dos personas autorizadas, piensan parecido al
Capitán. Pedro nació en Córdoba antigua
capital del Califato, que fue también la
patria chica de Lucio Anneo Séneca y
Luis De Góngora, por citar dos inmortales, y también lo vio nacer en el
año de 1482, según he leído, allí se educó y creció en el seno de una noble
familia cristiana, que influyó en su determinación por la carrera eclesiástica,
tomar la cruz y seguir el camino que le
trazó el Señor, y fue muy reconocido sobre todo por sus maestros y
compañeros. Es cierto, hay pruebas
documentales de ello, de que Fray Domingo de Mendoza, hermano de fray García de
Loaiza, Arzobispo de Sevilla y Cardenal Presidente del Consejo de Indias, lo
seleccionó, para que lo sustituyera en el mando de la avanzada dominica que
vino al Nuevo Mundo, y con él, tres sacerdotes muy calificados, que emprendieron
la empresa de impetrar la
Orden Dominica en la
capital de la risueña Quisqueya, la Española , sede del
imperio en América.
Quisqueya, continuó Rivero, fue
descubierta por Cristóbal Colón, el 5 de diciembre de 1492, a la cual llamó “La Española ”, que como
ustedes saben, es la segunda isla en extensión territorial de las antillas
mayores en el mar que conocemos como mar
Caribe o de las Antillas. Su pueblo
sufrió como ningún otro el impacto de la conquista. En la isla inmensamente poblada en aquellos
tiempos, el tiempo de Pedro de Córdoba, sucumbieron todos sus habitantes. En
comparación con la tierra firme no es grande,
mide 1575 Km2. Hoy, como sabemos, conforma el territorio de dos
repúblicas, la República Dominicana y la Republica de Haití. Pedro fue un excelente predicador y escritor,
fue un ejemplo dentro del sacerdocio; en
virtud y penitencia, que lo
elevaron siempre entre sus compañeros y feligreses; Las Casas, que lo amaba y
tenía por maestro, asegura que salió de esta vida tan limpio como su madre lo parió.
Fue compañero de estudios de Antón de
Montesinos, Tomás de Berlanga, Domingo de Betanzos, y otros ilustres prelados
que luego fueron los seleccionados para acompañarlo.
Maky. ¡Magnífico, magnífico! Dr. Livelo, se
ve que sus desvelos en el estudio de los orígenes de Cumaná, han dado mucho
fluto.
Don Fernando. -Eso que vos decís, es
absolutamente cierto e lo hacéis mejor que yo. La actividad, el rigor de sus
reglas, le valió lo que a mí el estado de perfeccionamiento en la yoga. Para él
era fácil predicar la virtud, porque era tan limpio de cuerpo como de alma...
Curra. Y… ¿Cree usted que su formación es
superior a la suya?
No soy yo quien juzgará eso… él está al
lado del Señor Jesús, bendito sea por siempre, yo permanezco atado a la
materia.
Diana. ¿Puedo hacerle una pregunta tonta… ?
¿Usted es capaz de salir de la materia y volver a ella a voluntad o es algo más
complejo?
Solo cuando es necesario… no lo hago para
complacer a nadie, pero si puedo salir e quedarme cada e cuando lo deseo… puedo
abandonar mi cuerpo pero mi obligación es conservarlo.
Ivana. Pero… Usted tiene 500 años… ¿Cómo
cree que pudo lograrlo?
He alcanzado un grado que aun no he podido entender mediante el estudio e la práctica… siguiendo
al pie de la letra las lecciones del
santo Patangalí, bajo la dirección de mi maestro Swami Rahamapudabra.
Entonces… ¿Es usted un Samadhi?
No lo se, aun busco la perfección en la
práctica de la yoga, la liberación es una parte de la perfección.
Maky. –Capitán, disculpe que yo también
plegunte algo. ¿A que escuela de yoga se lefiere, polque tengo entendido que
hay varias escuelas?
Don Fernando. Pierda cuidado, estoy
obligado con ustedes… Se llaman senderos: Raja, jñaña, kryya, hatha, bhakty
yoga, pero todas van al mismo fin, identificarse con la personalidad de Dios,
bendito sea su santo nombre.
Curra. -Por favor, no nos desviemos, vamos
a continuar donde íbamos.
Es cierto -asintió el Capitán- iba diciendo
que Pedro logró lo que yo siguiendo paso a paso la doctrina de JesúsCristo…
bendito sea su santo nombre… los evangelios, ahí esta la clave, ayunaba los
siete días de la semana, lo sacrificaba todo por la perfección.
El capitán suspiró, cerró los ojos, y
continuó... Había sido llamado para proteger el rebaño y tenía que prepararse.
Cuando su cuerpo se revelaba lo castigaba y sometía. Sufría de un continuo
dolor de cabeza y se sentían feliz de poder ofrecerlo al Señor por el dolor de
los demás, era lo menos que podía dar según su palabra, para que el Señor lo ayudase
en su secreta búsqueda. En esos momentos sublimes se comunicaba con Jesús…
parecía que se desmaterializaba y su espíritu volaba hacia el Señor. Una vez,
en trance, me preguntó: Fernando… ¿consideras posible llegar al cielo?
Le respondí, vos podéis ir al cielo cuando
queráis, si lo deseas podemos intentarlo juntos…
¿Es eso posible?
Es sencillo… dejad que
os guíe… dadme vuestra mano y haced cuanto yo os mande… nuestros espíritus
saldrán de la materia, viajaremos juntos, yo os ayudaré…
¿Y veremos a Dios?
No… para ver a Dios
hay que morir, pero si verás al cielo al
romper el velo que nos separa de la otra vida… y veremos y hablaremos con otros
espíritus como el tuyo. Sabía que Pedro lo podía hacer, estaba preparado para
eso pero nunca lo había intentado. Aceptó, se colocó a mi lado, tomó mi mano y
dijo: Ea… pues, hagámoslo…
Le dije… Pedro pídele
permiso al Señor para que te permita viajar conmigo al jardín radiante. Pedro
juntó sus manos y oró al Señor largo rato, y se entregó mansamente en mis manos,
su espíritu se negaba a salir, le di un pequeño jalón para romper la ligadura
terrenal… Cuándo salió su espíritu
resplandeciente, y traspasó el velo, y quedó un buen rato sumergido en
éxtasis, era la visión más hermosa que jamás había visto.
Maky. Pol favol
explíqueme… ¿Pol qué tuvo que darle un jalón al espílitu de Pedro? No soy
ignorante de ese proceso pero me gustaría oir su explicación.
Perdone Usted. Lo digo
en esa forma para mejor entendimiento de los profanos… Muchos espíritus tienen
temor de dejar su envoltura material, por eso tenemos que ayudarlos, tirar de
ellos, por eso mismo lo sostenía con mi mano. Debo advertirles que ese estado
de bicorporeidad solo es alcanzado por muy pocos iniciados, e luego de muchos
sacrificios. El camino de la santidad e
de la sabiduría pasa por el dolor.
Dígame Capitán… ¿Pedro
le contó su experiencia espiritual?…
Con mucha resistencia,
si, muchas veces hablamos de ello… con harta frecuencia… sobre sus viajes
espirituales, su íntima comunión con
Jesús… bendito sea su santo nombre.
El se preparó
convenientemente para su sacrificio en estas tierras del Nuevo Mundo, e logró
imponer al imperio su ideal, su tesis de la conquista pacífica y evangélica de estos pueblos, e seguir la
tarea que le encomendó el Maestro. El no fue escogido gratuitamente.
Rivero. Desearía oír su versión de ese proyecto, yo escribí
algo sobre ese aspecto de la conquista.
Don Fernando. Hablar
de estas cosas con ustedes me halaga en grado sumo. La conquista pacífica de tierra firme es un
proyecto de él, auspiciado por Fernando el Católico e Isabel, se juntaron por
la mano de Dios, sin esos factores no se hubiese dado. El proyecto nació en su
corazón cuando vivió en La
Española ; pero… para satisfacer vuestra curiosidad e informarles
debidamente de ese asunto, tendría que remontarme a las razones de nuestro
viaje a esa isla, e hacer un largo recorrido.
Curra. Bien Capitán…
si no está cansado nosotros tampoco… puede comenzar…
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