sábado, 8 de octubre de 2016

GENERAL JOSÉ EUSEBIO ACOSTA PEÑA





RAMÓN BADARACCO









ELGENERAL EN JEFE

JOSÉ EUSEBIO ACOSTA PEÑA

CARUPANERO INMORTAL









CUMANÁ  1998

















Autor: TULIO RAMÓN BADARACCO RIVERO
Que firma Ramón Badaracco
Su libro
 EL GENERAL EN JEFE
 JOSÉ EUSEBIO ACOSTA PENA
CARUPANERO INMORTAL  
Copyright Ramón Badaracco.  2012
Primera edición 2009
Correo y cel.
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
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          Aníbal Dominici, dice de Acosta: “Después de Sucre y Bermúdez, fue la personalidad más destacada del oriente de Venezuela”; y José Concepción Cova, acota: “La figura de Acosta representa las glorias Épicas de la Federación en Oriente”.


INTROITO

Bartolomé Tavera Acosta, en su obra Historia de Carúpano, brevemente dice:
“Empezó sus servicios militares en 1848, a las órdenes del valentísimo comandante Nicolás Brito Cova con el grado de Subteniente. Para fines de ese mismo año era ya Teniente; en 1853, Capitán; en 1855, Comandante; Para comienzo de la guerra federalista ejerció de Coronel; en 1860, General de Brigada; en 1861, General de División; y para 1863, General en Jefe.  Al correr de los años se destacó Acosta como jefe político más caracterizado de las regiones orientales de Venezuela y como la figura militar más notable que ha tenido Carúpano en el siglo XIX. Fue Presidente de Estado, Comandante en Jefe de los ejércitos de oriente. Jefe de E. M. G. de los ejércitos de la República, candidato a la Presidencia de la República de Venezuela, Ministro de Guerra, etc.”

         El tiempo de José Eusebio Acosta Peña, se desarrolla dentro de los conflictos entre caudillos, que ya había previsto el Libertador, por los que atravesaba la naciente nacionalidad.  El abuso del poder central sobre las provincias, que violaba expresas disposiciones constitucionales; el sistema colonial imperante aún, las diferencias sociales, la esclavitud, el caudillismo, fueron, entre otras, las causas de interminables revueltas armadas.

          Páez y los Monagas imponen un régimen autocrático y detestable.  Páez vuelve una y otra vez, logra desplazarlos y establece
la dictadura; Julián Castro in surge, crea un caos, es destituido, nombran al Dr. Martín Tovar y todo queda igual. Se encarga de la Presidencia Don Pedro Gual que abre de nuevo las posibilidades de Páez, que, con el gran periodista y político cumanés, Pedro José Rojas, procuran gobernar sabiamente. Sin embargo, la corrupción, el nepotismo, la oligarquía incubada más la falta de oportunidades, etc., traen como consecuencia inevitable la Guerra Federal y a Ezequiel Zamora, el gran líder revolucionario.

La vida, del caudillismo de José Antonio Páez, arrastra a la nación que se desarrolla dentro de una guerra interminable, él mismo auspició cinco campañas para adueñarse del poder y enfrentó más de ochenta movimientos revolucionarios que intentaron deponerlo. Solo los Monagas, acaudillan nueve movimientos insurrecciónales contra Páez. Venezuela fue devastada entonces. La Guerra Federal, criticada por Salcedo Bastardo, que la llama “La gran estafa” era la única alternativa: Coro se alza el 20 de febrero en 1859, surge Zamora con el espíritu de Bolívar, lamentablemente unido a Juan Crisóstomo Falcón, sale desde Curazao; el 23 de marzo de ese año triunfa en Puerto Cabello, luego toma Yaracuy, dispone el sitio de Barquisimeto cuyos defensores se rinden; y el 10 de diciembre triunfa en Santa Inés, en Barinas, donde hubo más de 4000 bajas.  Muere de un tiro de sombra el gran Zamora, en San Carlos, y Falcón asume el poder. De la guerra Federal solo quedó un cuantioso botín que se reparten entre los Generales, a Falcón le dieron 148.000, o pesos, a Sotillo 40.000, OO. A la viuda de Zamora le dieron 82 bolívares. En 1870 asume el poder el general Antonio Guzmán Blanco, el autócrata civilizado, que emprende una obra que podría llamarse de adecentamiento nacional. En ese marco se desarrolla el líder oriental, pero lo hace con dignidad, creyendo en los postulados de la federación   a los cuales dedica su vida, sus esfuerzos, su valor a toda prueba, su talento y disciplina.

         En Cumaná a finales del siglo XIX y principios del XX predominaban hombres de armas y de letras, porque los oficios más
solicitados  eran  los de la guerra y de las artes; esto lo afirmo porque era la época de notables guerreros, tales como:  Nicolás Rolando, Manuel Morales,  Ramón Castillo,  Calixto Escalante, Francisco Antonio Vásquez, Pedro Ducharne, Adolfo Olivo, Facundo Camero, José Loreto Arismendi, Rafael Velásquez, Carlos Herrera,   Bartolomé Milá de la Roca Valenzuela,  Pedro Daniel Beauperthuy, Julio Sarria, Andrés Flores, Juan José Rojas Peñalosa, Nicolás Coraspe, Delfín Ponce,  etc., y grades tribunos como Estanislao Rendón, Silverio González, Baldomero Benítez, Manuel López Alcalá, Marco Antonio Saluzzo, etc., de periodistas, poetas y maestros. Entonces Acosta, jefe indiscutido de aquella pléyade y coadyuvaba en el sometimiento de esta parte del País.

Era, como hemos visto, el momento de Zamora y Falcón. Acosta era un guerrero y dio con sus victorias en Oriente el aporte definitivo para el triunfo que se logra en los campos de Barinas, portuguesa y Barquisimeto, y las campañas que culminan en Santa Inés el 31 de diciembre de 1859, rubricada luego con la toma de Caracas.

El Estado Nueva Andalucía vivía momentos críticos. La reacción nacional contra la hegemonía de los Monagas se generalizaba: el 28 de mayo de 1853 se subleva Valencia y el 4 de junio, lo hace Cumaná.  En Cumaná, cansado de los Monagas, se nombra un gobierno federal provisorio integrado por José del Carmen Guevara, Pedro Lucas Mayz y Estanislao Rendón, que había sido candidato a la Presidencia de la República en el Congreso, compitiendo con José Gregorio Monagas (Electo Presidente en 1951) Antonio Leocadio Guzmán, Fermín Toro y José María Vargas. Carúpano se suma bajo el liderazgo de Justo Silva y José Leonardo Brito.

El 15 de Julio sufre Cumaná un terrible terremoto, la ciudad queda en ruinas, la mayor parte de la guarnición sucumbe. José Tadeo Monagas toma Barcelona y Maturín. Cumaná queda aislada, destruida
y se rinde, la mayor parte de los líderes son perseguidos, encarcelados o van al exilio.  El 20 de febrero estalla la revolución federal en Coro. 

          Ha llegado la hora de José Eusebio Acosta.  El Dr. Aníbal Dominici, dice de Acosta: “Después de Sucre y Bermúdez, fue la personalidad más destacada del oriente de Venezuela”; y José Concepción Cova, acota: “La figura de Acosta representa las glorias Épicas de la Federación en Oriente”.

         Tavera Acosta, para que advirtamos la envergadura del héroe, nos trae los nombres gloriosos de los brillantes y heroicos oficiales, que fueron jefes de su Estado Mayor: coronel José María Otero Padilla, en 1861; general Satirio Acosta, en 1862; general José Vitorio Guevara, en 1869; general José Loreto Arismendi, 1870; general Víctor Rodríguez, en 1870; general Pedro Vallenilla, en 1879.

         Durante los cinco años de la Guerra Federal, gobernaron la provincia de Cumana: el Dr. José Antonio Ramos, el Dr. José María Betancourt, el General Bartolomé Milá de la Roca y Valenzuela, el general Julián Llamozas Cova, el Dr. Antonio Machado, el Dr. Joaquín Carera, el Dr. Andrés Eloy Meaño, pero en realidad el Caudillo de todo Oriente era el General en Jefe José Eusebio Acosta Peña.  

         Y una lista de sus oponentes, en servicio del gobierno Nacional, sirve a los historiadores de la época, a los mismos efectos laudatorios; fueron los generales: José Miguel Barreto, Manuel Narvarte, José Sutherland, Andrés Avelino Pinto, Pedro Elías Rojas, Facundo Camero y Adolfo Antonio Olivo, que constituían “la flor y nata” de los jefes militares de la Venezuela pos independentista.

José Mercedes Gómez en La Historia de la Provincia de Cumaná, dice que: El 13 de octubre de 1859 es atacado Carúpano por las fuerzas federalistas, que son derrotadas.  Ante este fracaso, el comandante de la plaza abandona Cumaná y José Eusebio Acosta, entonces con rango
de Coronel, se declara por la Federación, tomando las montañas de Caripe; derrota al Comandante José Miguel Barreto y continúa hostigando las fuerzas del gobierno en Cumanacoa, San Fernando y Quebrada Seca, donde se enfrenta al valiente com.  Juan Sutherland. Acosta persigue a las fuerzas del gobierno y las derrota en el Rincón, San Antonio de Maturín y Río Colorado. Toda esta serie de triunfos federalistas obligan al gobierno a reorganizar su ejército.

         Para 1861 Acosta sitia Cumaná, pero no logra tomarla en vista de los refuerzos que traen el Com. Sutherland y Narvarte desde Cariaco y Maturín. Acosta se dirige con sus tropas hacia Carúpano y en el sitio de Mancipare, el 17 de agosto, derrota a las fuerzas combinadas de Sutherland y Narvarte. Acosta los persigue hasta Cariaco, donde el gobierno recibe los refuerzos del General Pinto, y en la batalla de El Toro cerca de Catuaro, vuelve Acosta a derrotarlos, allí muere el bravo general Pinto. Acosta, invencible en Sucre, logra el apoyo de Sotillo y Monagas, vencedores de Barcelona y Maturín.

         Falcón y Páez logran, en octubre, la suspensión de hostilidades por muy breve tiempo, y al reanudarse la guerra, Zamora, el verdadero líder de la Federación, derrota al gobierno, el 9 de diciembre de ese año, en la batalla decisiva de Santa Inés, que le abre el camino de Caracas. Zamora no pudo celebrar el triunfo de la Federación, porque una bala perdida, un 9 de febrero de 1862, le quitó la vida en la ciudad de San Carlos. Por lo traumático de esa muerte, quedó en el aire un tufillo de traición sobre Falcón y Guzmán, que estaban distanciados del indomable Caudillo.

         Entre tanto Acosta trataba de tomar Carúpano, defendida por el general Pedro Elías Rojas, como no pudo, sus hombres se vengaron en los prisioneros, y dejaron una estela de sangre en Gua similla, de la cual no ha podido librarse nunca el pulquérrimo hijo de Carúpano. Son cosas de la guerra. El 15 de mayo de 1863 Acosta ataca Cumaná y la toma el 16, después de una honrosa capitulación con el General Pedro Elías Rojas. El 2 de junio se rinde Carúpano y Acosta organiza el gobierno federal en todo Oriente. Acosta adquiere entonces la aureola de los Libertadores.

Derrotado el Gobierno de Páez en todo el País se firmó el Tratado de Coche, que acordó convocar una Asamblea Nacional Constituyente, el 24 de diciembre de 1863. Esta Asamblea bajo la presidencia del General Antonio Guzmán Blanco, aprobó una nueva Constitución, convocó a elecciones, creó el Estado Nueva Andalucía, con el territorio de los actuales estados Sucre y Monagas y nombró al General José Eusebio Acosta, su Presidente.

El Gobierno de Acosta no fue nada tranquilo, las guerrillas conservadoras en el Estado Nueva Andalucía, a cuyo frente estaban los generales Adolfo Olivo, Facundo Camero y Pedro Ducharne, estaban más activas que nunca sobre todo en la zona de Paria. Pedro Ducharne era un hombre valiente y decidido. Cuentan que después de la derrota cerca de Guiria, se metió en la carpa de Acosta, cansado y herido, y le pidió asilo por una noche. Acosta, después de saludarlo y atenderlo como acostumbraba, le dijo: “Duerma Ud. general, hasta las 6 de la mañana, después de una hora voy por usted.  Pedro Ducharne acorralado en Yaguaraparo, se entablilló el brazo derecho y pido pasaje al capitán de una piragua que salía hacia Trinidad. El capitán y dos marineros trataron de apresarlo. Ducharne había escondido la pistola entre el yeso previendo una celada, disparó a quemarropa, dio muerte a los dos marineros y obligó al Capitán a llevarlo hasta Trinidad. Ramón David León, que me contó esas anécdotas, decía, que Pedro era una fiera.

Acosta y su hermano el también General Satirio Acosta, siempre actuaron juntos. Desde Cumaná se dirigen a Barcelona en poder de los rebeldes, y el 10 de julio de 1870 los derrota en el sitio de La Cruz. Sin embargo, el General Pedro Ducharne domina en la parte Oriental del Estado de Nueva Andalucía, derrota con fuerzas superiores al General

José Loreto Arismendi, que muere heroicamente. Ducharne amenaza a Carúpano y Cumaná. Defendidos por Pedro Elías Rojas y los Hermanos Acosta. La situación es tan delicada que el propio ministro de Guerra y Marina, General José Ignacio Pulido se traslada al escenario de la guerra en el Estado Nueva Andalucía y derrotan al General Olivo en San Isidro, cerca de Maturín. Seguidamente Acosta y las fuerzas expedicionarias se unen en Cumaná. El 15 de septiembre toman Barcelona y el 1 de junio de 1872 toman Maturín. En 1873 vuelve Acosta al gobierno de la provincia, pero la guerra continúa hasta 1875, cuando muere el General Pedro Ducharne y la resistencia conservadora pierde su mejor caudillo.

Ignacio Rodríguez Mejía, que dirigía el Archivo del Estado y tomó sus notas de esa fuente indubitable, dice: Estado Cumaná. - 1864-1865.- General José Eusebio Acosta. Estado Nueva Andalucía. - 1865 -1866.- Don Antonio Russián (Designado). 1866-1867 Don Manuel López de Alcalá. - 1868.- Coronel José Silverio González.

Para que entendamos aquella época en permanente ebullición, continuemos con las notas de Ignacio Rodríguez Mejía,  dice que en:  “1868, el movimiento de la revolución azul, envolvía al Estado Nueva Andalucía; el conflicto era incontenible y el Gobierno se encontraba sin seguridad en su posición, a este respecto,  el General José Eusebio Acosta, al referirse a aquel momento  político, en su mensaje presentado a la Asamblea Legislativa con fecha 15 de enero  de 1873”, alegaba que el edificio del gobierno había perdido su base por la traición y la perfidia y lo obligaban a la sumisión del partido liberal  a sus vencidos o a su propia ruina, lo cual no ocurrió, sino que al contrario fue ratificado en el gobierno.

  La Constitución Nacional de 1863, creó el Estado Nueva Andalucía, lo que al parecer no fue acatado en Cumaná.  

Acosta fue un gran estratega en la guerra y en la política. También fue un buen padre de familia, casó en Carúpano, en primeras nupcias, con Doña Eustaquia Benítez, de quien hubo descendencia, enviudó y casó en segundas nupcias con Rosa, hermana de Eustaquia.  De la primera tuvo descendencia: Eustaquia Corina, casada en primeras nupcias con Don Jaime Mayz Vigas, y en segundas con el General en Jefe Julio Sarria Hurtado; María que casó con José Antonio Ponte, y Josefina que casó en primeras nupcias con Don Alberto Falcón, natural del Perú, y en segundas con el norteamericano Montgomery Berry
Ramón J Velásquez, en conferencia dictada en Cumaná, afirmó, que Acosta fue el mejor estratega militar de la Federación. Pedro García Lopenza, Cronista de Carúpano, menciona algunas de las acciones de armas que hicieron famoso al General Acosta: Quebrada Seca, Cumanacoa, el Rincón, La Fantasma, San Antonio, Río Colorado, el Carmen, el Murciélago, San Pedro, Cumaná y Yaguaraparo. Le faltaron muchas.

         “Su brillante actuación había le alcanzado el alto grado de General en Jefe, con que coronó su larga carrera, tan llena de episodios y sucesos memorables. Guzmán Blanco pidió para sus restos los honores del panteón Nacional, y el Senado los concedió por acuerdo del 4 de mayo de 1882” (Nota tomada del Boletín del Archivo Histórico de Mira flores. (No. 1-2, Pág. 18. 1959. Año 1)

José Eusebio Acosta fue Jefe de Estado Mayor General de los ejércitos de la República, Ministro de Guerra y candidato a la Presidencia de la República. 58 años de historia, de duro e incesante batallar Sus proezas seguirán contándose.


El General en Jefe José Eusebio Acosta Peña, genial y valeroso patricio carupanero, nació el 14 de agosto de 1824 y murió en Caracas en 1882 a los 58 años. Fueron sus padres: el prócer Antonio Acosta Jiménez y Doña María Isidra Peña González.



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