RAMÓN BADARACCO
Dr. LUIS DANIEL BEAUPERTHUY DESBONNES
– FUNDADOR DE LA
ESCUELA DE MEDICINA DE CUMANÁ
Cumaná 2007
Autor Tulio
Ramón Badaracco Rivero
Que firma
Ramón Badaracco
Título de la
obra:
Dr. LUIS DANIEL
BEAUPERTHUY DESBONNES
– FUNDADOR DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE CUMANÁ
Diseño de la
cubierta R. B.
Ilustración
de la cubierta R. B.
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legal
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Cumaná
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0416-8114374
INTRITO.
Beauperthuy, hombre sabio y extraordinario, que adoptó a Cumaná, donde
formó su familia, la amó como si fuera su
patria, valoró todo lo que aprendió de ella, y la glorificó llevando su
ciencia al ceme, escudriño en la sabiduría indígena el secreto de las
plantas, estudio en la ciencia botánica
cumanesa que venía en el legado científico de un investigador formidable pero
envidiado y perseguido, Bartolomé de Las
Casas, que investigó el poder de todas
las plantas y las fórmulas usadas por los piachas, conocimientos que recibió y
amplió, Antonio de Caulin, y luego esa escuela botánica se perfeccionó en la cátedra
de José Sánchez de Alcalá, en cuya casa se reunían: Pitor Löfling, Alejandro de
Humboldt, Carlos del Pozo Sucre, y el
Dr. José María Vargas, que constituían la gran reserva de conocimientos de los
sabios ancianos, como os llamaba Las Casas, y de esa escuela se alimenta
Beauperthuy, que luego repasa con el microscopio, y entre los sabios ancianos o
pichas, que lo llevan a las fuentes misteriosas de la ciencia de 4000 años de
antigüedad, y logra el milagro, que lleva la ciencia cumanesa a los más altos
escenarios de la ciencia, a Paris, donde es recogida y reconocida por Pasteur
y sus discípulos, y los grandes maestros franceses.
DATOS BIOGRÁFICOS
Este genio de las ciencias, nació en la isla francesa de Guadalupe, estudió
medicina en Paris. Para nosotros, héroe
de la sabiduría, de la bondad y del amor, se residenció Cumaná en 1841, donde
fue acogido con amor y devoción merecida; en ésta ciudad formó su familia, y fue acogido por sus
colegas médicos como uno más de los
hijos ilustres de nuestro pueblo; se enamoró y casó con una cumanesa de una de las familia
fundadoras, con doña Ignacia Sánchez Mayz, con quien procreó tres hijos que
vinieron a engrosar el poderoso árbol del gentilicio cumanés; y se dedicó con
ejemplar desprendimiento al apostolado de la medicina, donde ejerció su sabiduría por 30 años, abundando
en la gran historia de esta rama de la
sabiduría cumanesa hasta empinarla en la
gloria más alta que podía alcanzar en
aquellos tiempos en todo el mundo. Como tantos prodigios del pueblo de Cumaná
su sabiduría se universalizó canalizando la sabiduría de nuestro pueblo
“Como sabio, como médico, como
naturalista, como investigador, como analista, tiene celebridad para su nombre;
tiénela también aun mayor como hombre privado, como padre de familia, como
ciudadano, como amigo. Su pasión por la ciencia lo llevó al extremo que se le considerara
en Francia, como precursor de Pasteur”.
Yo agrego, y como maestro… En
1850 conjuntamente con el Dr. Calixto González y el Dr. Antonio José Sotillo,
funda la Escuela de Medicina de Cumaná. De esta generación de médicos salen
para Caracas, algunos eminentes y sabios como los Drs: Jesús Sanabria Bruzual,
Luis Felipe Blanco, Calixto González, Salvador Córdova, Domingo Badaracco
Bermúdez, Diego Carbonell, J. M. Rivas Mundarain, etc., todos ellos figuran en
la historian de la medicinan de Archila Farías que van a ser miembros fundadores de las
academias nacionales de Medicina, de la
Historia, de la Lengua; y también como profesores de la Universidad Central de
Venezuela, participando en el gran movimiento cultural de la Caracas de esos
tiempos.
Veamos el trabajo biográfico que insertó don Pedro Elías Marcano, sobre
el sabio Dr. Luis Daniel Beauperthuy, en el Consectario de la Ciudad de Cumaná,
edición de 1956
“El Dr. Luis Daniel Beauperthuy, nació el 25 de agosto de 1808 en la
isla de Guadalupe, e hizo sus estudios científicos en París, donde recibió el
título de Doctor, que revalidó en Caracas.
Por el año de 1841 se domicilió en Cumaná y contrajo matrimonio el 10
de noviembre de 1842 con doña Ignacia Sánchez Mayz de cuyo enlace hubo tres
hijos: Pedro Daniel, que se casó con Manuela Mayz Vigas, Inés esposa de Eduardo
Berrizbeitia; e Ignacia, que murió soltera el 4 de mayo de 1868.
Dotado el Dr. Beauperthuy de un espíritu observador, y que a su
instrucción médica unía la del naturalista y del micrógrafo, entregose desde
los comienzos de su carrera profesional a investigaciones microscópicas,
buscando de algunas enfermedades el verdadero origen, porque el que entonces se
les atribuía, no estaba conforme con su criterio.
De los trabajos de sus observaciones enviados a la Academia de Ciencias
de París, el primero fue en 1838, que él redactó con su condiscípulo M. Adel de
Rosseville, en el cual afirmaba que la causa de la putrefacción consistía en la
presencia de los ACAROS.
En 1854, después de 14 años de estudio, publicó en la gaceta Oficial de
Cumaná sus experimentos acerca de la fiebre amarilla y el tratamiento que
empleó con resultados favorables en la mayor parte de los casos. Más tarde, en
1856, remitió a Monsieur Flourens, Secretario de la misma Academia de París,
una exposición sobre sus estudios en
las fiebres, junto con una carta que, traducida
del francés por el Dr. J. M. Rivas Mundarain, se insertó en “LA UNIÓN MÉDICA”
de Caracas el año 1881 y reproducida en “LA NACIÓN” de la misma capital en
octubre de 1884. Ofrecemos a continuación su lectura:
“Señor: “Séame permitido, como uno de vuestros antiguos discípulos y
honrado en otro tiempo con vuestra protección, recomendaron una memoria que
dirijo a la Academia de Ciencias. Encierra esta Memoria una relación sucinta de
mis investigaciones sobre la causa de las fiebres intermitentes, de la FIEBRE
AMARILLA Y DEL COLERA MORBUS EPIDEMICO.
“mis observaciones sobre las fiebres de los lodazales fueron
emprendidas desde 1838 y continuadas en gran número de localidades malsanas,
especialmente en los caños del Guarapiche, las sabanas anegadizas del Tigre,
las riveras del Neverí (Barcelona), los golfos de Cariaco y Santa Fe, el Delta
del Orinoco y las orillas de Yuruari (Guayana Venezolana).
En 1838 observé el Tifus icteroide en Guadalupe, y por segunda vez la
misma epidemia en Cumaná en noviembre y diciembre de 1853, enero y febrero de
1854. En noviembre y diciembre de este mismo año pude estudiar la terrible
epidemia del cólera-morbus que azotó parte de las Antillas inglesas, la isla de
Margarita, el golfo Triste y todo el litoral de la costa de Paria.
“Las fiebres intermitentes, remitentes y perniciosas, así como la
fiebre amarilla, el cólera morbus y los accidentes que ocasionan las mordeduras
de las serpientes y otros animales venenosos reconocen por causa un VIRUS
ANIMAL Y VEGETO-ANIMAL, que se introduce en la economía humana por vía de
inoculación más o menos largo los fluidos inoculados determinan al principio
síntomas nerviosos y luego una infección pútrida de la sangre y demás fluidos
del organismo que perturba la circulación, la digestión, la respiración y demás
funciones.
“Los insectos tipularios, causa de las fiebres intermitentes y del
TIFUS ICTEROIDE, se encuentran con frecuencia en las riberas del mar, los
pantanos y en las lagunas de agua dulce en donde se mantienen absorbiendo las
partes líquidas de materias animales y vegetales en descomposición. Rara vez
emplean para su nutrición la sangre humana, y en estos casos es tal el poder
disolvente de sus jugos salivares y gástricos que los glóbulos de la sangre se
reblandecen y licúan casi instantáneamente, como lo he observado con la ayuda
del microscopio.
“El procedimiento que emplean los insectos tipularios para inocular
materias animales y vegeto-animales en la organización humana, me recuerda que
Monsieur Magendie ha determinado idénticos síntomas a los del Tifus y la Fiebre
Amarilla, introduciendo algunas gotas de agua de pescado podrido en la sangre
de los animales. En gran cantidad de casos ¿no son sustancias análogas las que
instilan bajo la piel del hombre los insectos tipularios que viven en las
riberas del mar, en las regiones ecuatoriales y tropicales?
¿No ha examinado la química los
efluvios de los charcales y de las materias en putrefacción? Los gases ácido
carbónico, hidrógeno sulfurado e hidrógeno fosforado, productos volátiles de
estas descomposiciones en cierto grado de concentración, pueden muy bien
determinar la asfixia, pero jamás producir malestar alguno compatible a los
síntomas del TIFUSD y de las FIERBES INTERMITENTES.
Las mismas exhalaciones fétidas de la gangrena, ¿no tiene igual
inocuidad en la zona ecuatorial que en los países fríos?
“El temor de hacer demasiado
extensa la Memoria que tengo el honor de enviar a la Academia, me impide
presentar las observaciones que tengo hechas sobre el veneno de varias especies
de serpientes, sobre el virus de los insectos tipularios y otras
observaciones. No debo dejar sin embargo,
de manifestar que el jugo de limón y el sulfato de quinina paralizan el
movimiento de las mónadas y vibriones observados en la deyección de individuos
mordidos por serpientes o atacados de fiebres intermitentes, del tifus
icteroide y del cólera-morbus. A más he encontrado animálculos análogos a los
que se hallan en las deyecciones de las fiebres perniciosas en las aguas
corrompidas y en materias animales y vegetales en putrefacción.
“Por lo que concierne a las mónadas que forman la materia negra de los
vómitos en el período de gravedad de la fiebre amarilla, ellas son esféricas,
negras y en extremo pequeñas. No puedo compararlas sino a los glóbulos del
pigmento de la coroide, observados por medio del microscopio acromático
aplicado en su mayor aumento. Para distinguir bien esos glóbulos hay que
desleír una cantidad muy pequeña de la materia negra del pigmento en una gotita
de agua destilada, y colocar luego un átomo de ese líquido sobre el
porta-objeto. Estas observaciones deben hacerse por personas habituadas a los
estudios microscópicos.
“Al presentar a la Academia el resultado de mis observaciones sobre el
insecto productor del cólera y sobre el papel que representan los insectos
tipularios en el desarrollo de la fiebre amarilla, así como el de las fiebres
de toda especie, no tengo la pretensión de haber resuelto todos los datos de
esos grandes problemas. Es mi principal objeto llamar la atención hacia el
parasitismo de los animálculos microscópicos introducidos en la economía humana
por la inoculación de venenos y virus malsanos.
“Agrego a Usted los sentimientos de mi distinguida consideración.
Beauperthuy.
De la correspondencia
del Dr. J. M. Rivas Mundarain, remitiendo la carta anterior para su publicación
en la “Unión Médica”, leemos los siguientes párrafos:
“En
la época de transición que atravesamos respecto de las bellas teorías de
Bouchut y de profesores no menos ilustrados sobre efluvios, miasmas, y
emanaciones pútridas, que han formado hasta ahora, digámoslo así, el magnífico
edificio con que contábamos para explicarnos la naturaleza de las FIEBRES y
admitir las últimas clasificaciones sobre las diversas manifestaciones, en esta
época, repito, de nuevos descubrimientos, no me sorprenden, mis apreciados
colegas, los nuevos estudios y las nuevas teorías del sabio médico descendiente
de la patria Moetszuma, ni los experimentos que en igual sentido hace en Europa
el ilustrado y humanitario Profesor PATEUR con el objeto de robustecer la idea
fijada por el Doctor CARMONA Y VATLE de ser un insecto el productor de la
fiebre amarilla. He aquí la razón: desde el año 1854 publicó en la “Gaceta
Oficial´ de Cumaná el aventajado Profesor LUIS DANIEL BEAUPERTHUY, doctor en
ciencias médicas de las universidades de París y Caracas, sus observaciones
sobre la FIEBRE AMARILLA, después de 14 años de estudio, dando a conocer así
mismo el tratamiento con el cual había combatido en ese año 362 casos de los
cuales solo siete fueron infructuosos, esto es, terminaron por la muerte. Dos
años después, en 1856, dirigió el Dr. Beauperthuy a la Academia de Ciencias de
París, en pliego certificado, sus observaciones sobre las diversas fiebres de
las cuales dedujo que no eran sino una misma, con más o menos gravedad, y que
todas eran producidas por un insecto perteneciente a la familia de los
TIPULARIOS.
“En
1875 cuando tuve el honor de tener a mi cargo la Redacción de la “Escuela
Médica” de Caracas, en unión de mis apreciados compañeros Splieth y Pineda, principie
a ;publicar varios trabajos originales que nos legó a su muerte el filántropo
doctor Beauperthuy; y allí está en el número 10 de dicho periódico
correspondiente al 15 de junio de 1875 su artículo sobre MIASMAS por el cual se deduce que el doctor Beauperthuy
profesaba la idea que se sustenta hoy y que abrirá nuevos horizontes para el
estudio y tratamiento de enfermedades que nos son propias.
Oigamos
lo que nos dice el doctor Beauperthuy en los párrafos siguientes que tomo de
dicho artículo:
“A
la intoxicación de la sangre y de los otros fluidos de la economía animal es
que debe, en efecto, referirse la gravedad de los síntomas de tan terribles
afecciones; (*) pero la causa de la intoxicación no es un agente miasmático,
ideal, inaprehensible a nuestros medios de investigación: son agentes, a la
verdad, imperceptibles a la simple vista, pero visibles examinados
microscópicamente; los cuales se producen y pululan en los sitios donde el aseo
y la limpieza no pueden practicarse con rigor, cual sucede en todo lugar de
reunión y amontonamiento.
“La
ausencia de “insectos tipularios” durante las heladas de invierno, explica
porque en esta estación deja de ser peligrosa la vecindad de las ciénagas o
pantanos. Por la misma razón no son insalubres las inmensas lagunas del Norte
de Europa. Los lodazales no comunican a la atmósfera sino alguna humedad, y la
pequeña cantidad de gas hidrógeno carbonado que exhalan, no producen al hombre
ninguna indisposición en las regiones ecuatoriales e intertropicales, famosas
por su insalubridad; pues no es únicamente la corrupción de las aguas lo que
las hace insalubres sino la presencia de los TIPULARIOS”
No
basta conocer las alteraciones orgánicas, observar su forma, su color, las
diferencias que ofrecen, describirlas minuciosamente, presentar sus semejanzas
y desemejanzas, compararlas entre sí; preciso es conocer ante todo, su causa,
interrogar no los orígenes en masa, sino la naturaleza orgánica en las
modificaciones que experimenta. La química orgánica y la observación
microscópica están llamadas a dar la solución de tales problemas. Aunque
recientes, estos dos medios de investigación, han prestado ya grades servicios;
y los progresos de la medicina dependen de su desenvolvimiento”
“Los
miasmas son entes quiméricos, muy numerosos que producen un método específico
de diferente naturaleza: son impalpables, invisibles e inaccesibles por los
análisis químicos mejor dirigidos”
Si las emanaciones palustres aumentan de energía durante la noche y son
más perniciosas durante el resto del día es también porque en las horas
nocturnas es que más pululan y son más activos los INSECTOS TIPULÍFEROS.
“Las
fiebres intermitentes son graves en razón de los INSECTOS TIPULIFEROS., y esas
fiebres dejan de existir, o pierden mucho de su intensidad, en las montañas
que, por su elevación alimentan pocos de aquellos insectos, sea cual fuere la
masa de materias vegetales que allí sufran la descomposición pútrida”.
“Yo
me permito exigir a Uds., mis apreciados colegas en honor de la ilustre
Universidad de Caracas, madre generosa que contó en el número de sus hijos
privilegiados al Dr., Beauperthuy; yo me permito suplicarles que, en honra a la
memoria venerada del sabio médico, del filántropo facultativo, que consagró su
vida entera en beneficio de la ciencia, Uds., me acompañen en el noble y justo
propósito de pedir la prioridad del descubrimiento etiológico de la FIEBRE
AMARILLA para quien, como BEAUPERTHUY, abandonando familia, riquezas,
distinciones y honores, fue a confundir en el lazareto de DEMERAR su preciosa
vida, tratando de arrancar a la madre
naturaleza el descubrimiento más portentoso que contemplaran las generaciones
venideras al restituir a sus hogares a tantos desgraciados separados de sus
semejantes por esa terrible enfermedad que con dolor, espanto y resignación
contemplamos en deudos y amigos que nos son queridos.
“Publique
U.U. en corroboración de cuanto dejo expuesto el artículo que les envío del Dr.
Beauperthuy, sobre FIEBRE AMARILLA; y den a conocer, así mismo, la carta que
les adjunto dirigida por él a
Mr. Flourens, Secretario de la
Academia de Ciencias de París, en la época en que remitió a tan respetable
Instituto su interesante memoria sobre el objeto que motiva estas líneas.
“Toca ahora a la Academia
de Ciencias de París en vista de la Memoria que oportunamente recibió del Dr.
Beauperthuy, y toca también a la asociación tan dota pronunciar su fallo sobre
a quién pertenece el honor del descubrimiento etiológico de la fiebre amarilla.
En esta gloriosa labor no hay vencedores ni vencidos; que la ciencia tiene
siempre coronas de laurel para sus adeptos escogidos, y la humanidad palmas de
triunfo y reconocimiento para recompensar a sus bienhechores.
De U.U. comprofesor y amigo J. M.
Rivas Mundarain.
DE
INTERNT. ficha técnica.
Louis Daniel Beauperthuy
Desbonnes (26 de agosto de
1807 – 3 de septiembre de 1871), médico y científico nacido en Base Terre, Guadalupe, radicado en Venezuela, descubridor del
agente transmisor de la fiebre amarilla. Al año siguiente de graduarse en
medicina en la Universidad de París en 1837, es enviado como viajero
naturalista del Museo de
Historia Natural de París a Venezuela, llega a Cumaná y de allí pasa a Maturín desde donde realizó numerosos envíos de ejemplares de minerales,
flora y fauna . En 1840 se radica de manera definitiva en Cumaná. Luego de
revalidar su título en la Universidad
Central de Venezuela a en 1844 comenzó a ejercer la medicina y la investigación
científica la cual le conduciría a establecer en 1853 que la fiebre amarilla se
transmitía mediante un mosquito y no por el aire como hasta entonces se creía.
Beauperthuy era descendiente de una
distinguida familia francesa natural de la región de Périgord, actual departamento de la Dordogne en Francia. Nació en la colonia francesa de Guadalupe el 26 de
agosto de 1807. Su abuelo Pierre Daniel Beauperthuy, hijo de Daniel Beauperthuy
y Elisabeth Lauthrelle, era natural de la población Perigueux en Francia, fue
profesor de Cirugía y nombrado "Cirujano del Rey" por Luis XV y
designado para viajar a las Antillas. En 1754 llegó a Santa Rosa en la isla de
Guadalupe como médico del Hospital Militar y se casó con Isabel Rouy-Moulens en
1780, de cuya unión nació el padre de Beauperthuy, Pedro Daniel, quien estudió
la química de las farmacias estableciéndose como farmacéutico a la par que se
dedicó con mucho esfuerzo a la explotación industrial de salinas en San Martín.
Se casó con Marie Laurence Desbonnes en 1805 teniendo seis hijos de los cuales
el segundo fue Luis Daniel.
Desde pequeño estuvo en contacto con la
naturaleza y en especial con la botánica que utilizaba su padre en el negocio
farmacéutico. Vivió rodeado de las comodidades y seguridad de un hogar próspero
y bien establecido. A la temprana edad de catorce años fue enviado a estudiar
bachillerato (bachó) a París hospedándose en el Barrio Latino en 1822.
Formación
académica
Luego de
titularse como bachiller en letras en 1828, Beauperthuy se inscribió en la
Facultad de Medicina de París y el 12 de septiembre de 1837 obtuvo el título de
Doctor en Medicina. Además de las materias de la cátedra, Beauperthuy recibió
enseñanzas de microscopía fuera de la Universidad ya que para ese entonces no
se había establecido el regular uso del microscopio en la medicina. De igual
forma asistió a lecciones de zoología en el Museo de Historia Natural durante
las cuales se familiarizó con las colecciones de flora y fauna del museo y que
habían sido recogidas por Humboldt y Bompland. Sin duda estas consecuentes
visitas al museo le marcarían el deseo de llegar a ser viajero naturalista. Es
durante sus estudios que le tocó vivir el derrocamiento del último rey Borbón
durante las jornadas de los días 27, 28 y 29 de julio de 1830 cuando se realizó
la insurrección liderada por el General Lafayette y que significó el ingreso de
numerosos heridos al hospital Hotel Dieu teniendo que incorporarse a la
atención de estos, los médicos y estudiantes de la facultad. Más adelante, en
1833, le tocaría asistir nuevamente de voluntario en la epidemia de cólera
desatada en París que en tres meses llegó a provocar entre 700 y 800 muertes
por día. Estas intensas jornadas afianzarían la solidaridad humana de
Beauperthuy con la que siempre ejercería su profesión y que probablemente le
valieron el recibimiento como Miembro de la Sociedad Médica del Temple antes de
alcanzar su título doctoral.
Interrumpió sus estudios de
medicina para viajar a Venezuela a comienzos del año 1834, allí se encontraría
con su hermano quien ya se había radicado en Maturín con una sucursal de los
negocios familiares. En este viaje aprovechó para realizar numerosas
observaciones de la naturaleza en las regiones de los Llanos de Apure y
Guárico, Valencia, Valles de Aragua y Caracas algunas de las cuales vertería
posteriormente en su tesis doctoral “De la Climatología”. A su regreso, en
1836, completaría sus estudios en combinación con la práctica profesional en el
hospital Hotel Dieu a orillas del río Sena. Ese mismo año tuvo la oportunidad
de estar presente en las históricas jornadas del 19 de julio cuando se develó
el Arco del Triunfo y en la del 25 de octubre en la Plaza La Concordia cuando
le tocó el turno al obelisco de Luksor.
Viajero
naturalista
El 20 de
marzo de 1838, el Museo de Historia Natural de Francia le oficializa el cargo
de Viajero Naturalista mediante un contrato por tres años, el 29 del mismo mes
la Facultad le firma el título de Doctor en Ciencias Médicas y en la primavera
emprendió el viaje con dirección a las Antillas desde donde en junio de ese año
inicia el envío de muestras al Museo y para a los pocos meses continuar desde
Maturín en Venezuela con esta actividad que efectuaría afanosamente durante los
próximos años mediante la recolección y debida preparación y envío de cientos
de muestras de pájaros, reptiles, mamíferos (cunaguaros, monos, ardillas,
etc.), peces, conchas, moluscos, fósiles y rocas, enriqueciendo la importante
colección del museo.
Cumaná, Al final de su contrato de Viajero Naturalista, Beauperthuy
decide quedarse a vivir en Cumaná en 1841, allí se casaría al año siguiente con
la venezolana Ignacia Sánchez Mayz y ejercería la medicina como su profesión y
medio de ganarse la vida, para lo cual debió revalidar su título ante la Facultad de Medicina de la Universidad
Central de Venezuela en Caracas en 1844. De esta forma continuó su vida como
Médico venezolano en la ciudad de Cumaná donde junto con su creciente familia,
se establecieron en la vida social de la ciudad y comenzó a formarse una base
económica y social basada en el aumento del prestigio en el ejercicio de su profesión
y sus amplios conocimientos como naturalista y que siempre combinó con una
especial sensibilidad para confortar a enfermos y desvalidos teniendo siempre
sus conocimientos a las disposición de todos, no solo en la ciudad de Cumaná
sino en los poblados adyacentes por lo cual su buena fama se extendió
justamente. Desde ese entonces ya se había establecido definitivamente en su
nueva patria, compartió amistad con José María
Vargas y
otros distinguidos hombres de ciencia. También mantuvo las mejores relaciones
con los actores políticos de la época, en especial con José
Gregorio Monagas a la vez que disfrutaba de su vida familiar y
frecuentaba la finca de su propiedad “La Rinconada”, en la vecina población
de Cumanacoa. Su casa en Cumaná serviría de
reuniones conciliatorias entre los bandos orientales en pugna durante la Guerra
Federal.
En 1850 es nombrado profesor de Anatomía en el
recién creado Colegio Nacional de Cumaná para cuyas clases agenció la traída de
un modelo anatómico desde París. Sucesivamente el gobierno requirió de sus
servicios no solo como Docente y Médico sino como Sanitarista.
En julio de 1853 es testigo de un desbastador terremoto
que azotó a Cumaná y cuya relación detallada dejaría por escrito en un artículo
para un diario de Caracas. A finales de ese mismo año, en octubre, se desata
sobre la ciudad una epidemia de fiebre amarilla que se prolongaría hasta
finales del próximo febrero.
Obra
científica
Beauperthuy se hacía siempre acompañar por su
microscopio acromático Vincent Chevalier siendo de los pioneros en las
aplicaciones médicas del mismo, incluso durante sus estudios la Facultad de
París no consideraba esa práctica, sin embargo, él había tomado cursos de
microscopía de manera independiente en esa época.
Venía observando y analizando detalladamente los
enfermos de la entonces llamadas “fiebres miasmáticas” y fue mediante el
sistemático estudio de numerosos casos y el establecimiento de relaciones como
fue desechando paulatinamente la idea de una transmisión mediante “absorción
pulmonar y cutánea”.
Durante la epidemia de fiebre
amarilla en Cumaná en 1853 y Beauperthuy fue encargado de dirigir la
emergencia, tuvo la oportunidad de efectuar observaciones más detalladas de la
etiología, el contagio y el tratamiento de la fiebre amarilla, es así como
luego de haber sido controlada la epidemia, Beauperthuy publicó en mayo de 1854
en la Gaceta Oficial de Cumaná, los resultados de esas observaciones en las
cuales concluía enfáticamente que dicha fiebre era provocada por un virus
vegeto-animal procedente de las materias en putrefacción, el cual era
introducido en los cuerpos de la víctimas humanas, mediante los mosquitos o tipularios.
“Los agentes de esta infección
presentan un gran número de variedades que no son todas perjudiciales en el
mismo grado. La variedad zancudo bobo, de patas rayadas de blanco, en cierto
modo la especie doméstica. Es la más corriente y su picadura es inofensiva
comparativamente a la de otras especies. El puyón es más grueso y venenoso.” En
sus observaciones microscópicas había apreciado que el sulfato de quinina, el
arseniato de potasio y el jugo de limón paralizaban los movimientos de los animálculos.
Tomando esto como base aplicó una terapéutica a 392 casos de los cuales apenas
siete murieron. Igualmente observó que esta enfermedad atacaba generalmente una
sola vez al mismo individuo señalando que ello se debía probablemente a que el
material séptico que introducía el tipulario modificaba la sangre contribuyendo
a “disminuir la virulencia del fluido contagioso”.
Durante ese año se produjo un
brote colérico en la vecina isla de Margarita que muy pronto llegó a la costa
de Cumaná y se extendió rápidamente por la ciudad. Nuevamente Beauperthuy fue
encargado de combatir la situación y tomar las medidas sanitarias; en esa
oportunidad nuevamente se dedicó con la ayuda de su microscopio al estudio de
la etiología, transmisión y terapéutica de la enfermedad. Al año siguiente
publicó un artículo en la Gaceta Oficial de Cumaná donde expresaba el haber
observado vibrones en las heces de los coléricos.
En 1856 escribió una misiva a
su antiguo maestro Flourens donde le solicitaba que presentara ante la Academia
de Ciencias de Paris la memoria que había realizado con sus observaciones
acerca de la etiología, transmisión y terapéutica de la fiebre amarilla y del
cólera. Esta memoria fue sometida a la consideración de una comisión de la
Academia y reproducida en los Comptes Rengues y un resumen de la misma en
L`Abeille Médicale. Sin embargo, los miembros de la Academia no advirtieron que
el novedoso acercamiento al problema de las fiebres mediante un origen de
transmisión insectil, hasta el momento sin precedentes, se trataba de un descubrimiento
que solamente años más tarde sería reconocido cómo válido.
Cargos
públicos
Beauperthuy
continuó ejerciendo la medicina en Cumaná mientras que cada vez era más
requerido para cargos públicos como Director de la Sociedad en Comandita para
la Mejora de la Sal de las Salinas de Araya (1856), se desempeña como médico
cirujano del hospital de Cumaná (1859), médico de la Junta Central de Sanidad
(1864), médico de la Comisión de Revisión y Reconocimiento de Inválidos del
estado Sucre (1869) y médico del hospital de lázaros de Cumaná (1867) y por
otra parte Napoleón III le designó desde 1857 agente consular de Francia en
Cumaná. Por sus servicios le fue impuestas la Medalla del Libertador.
Investigando
la lepra
Beauperthuy
realizó observaciones y estudios en leprosos durante varios años desarrollando una
metodología que tuvo repercusiones en algunos médicos ingleses y franceses que
se interesaron por su método. En 1869 dos de ellos, Bakewell, Brassac se
reunieron con Beauperthuy en Cumaná y establecieron una práctica terapéutica
experimental basados en su metodología, finalmente el gobierno inglés encomendó
a Beauperthuy la dirección de un hospital para leprosos en la isla de
Kaow en
la Guayana Inglesa para que continuara con
sus experimentaciones. Para allá se trasladó en compañía de dos sobrinos
dedicándose a los que sufrían de la lepra.
Los últimos
días
Viajando
todos los días en una canoa, desde su pequeña choza de madera a la orilla del
Río Esequibo, hasta la isla de Kaow donde visitaba a los leprosos y anotaba sus
evoluciones, transcurrieron los últimos siete meses de vida del médico y
científico humanitario. El 3 de septiembre de 1871 durante la madrugada murió
en su hamaca víctima de una apoplejía.
El
reconocimiento a su obra
La idea de transmisión insectil
de la fiebre amarilla propuesta en 1854 por Beauperthuy, solo llegó a ser una
verdad científica cuando en 1900 la U.S. Yellow Fever Comisión en Cuba demostró
experimentalmente que la fiebre amarilla es transmitida por el Aedes
aegypti y que el agente etiológico era un virus filtrable. Antes de su
muerte nadie reparó interés en esa idea, si bien un profesor de fisiología de
la Universidad de Roma, Sócrates Cadet, le envió una carta a Beauperthuy luego
de conocer sus estudios, pero dirigiéndose a la terapéutica de la enfermedad y
resaltando el uso que le daba al microscopio en el estudio, posteriormente otra
misiva del italiano a otro colega le refirió a Beauperthuy en los mismos
términos.
En 1872 un informe de un
oficial francés enviado por el gobierno de su país para evaluar el tratamiento
de la lepra aplicado por Beauperthuy, escribió en el informe su rechazo a la
idea de éste de la transmisión de la “por un zancudo” de las fiebres en los
pacientes.
En 1881 Carlos Finlay llegó a la conclusión de
que la fiebre amarilla se transmitía de unas personas a otras mediante un
zancudo, esto lo hizo sin hacer referencia a las obras de Beauperthuy. En
1884 Luis Peña, médico cirujano del Centro Médico de Cienfuegos
llevó a la comunidad médica de Cuba el planteamiento sobre la original idea al
respecto que había planteado Beauperthuy hacía treinta años y volvió al mismo
comentario en 1896.
En 1907, Arístides Agramonte, un reconocido galeno Cubano miembro de la comunidad médica de Estados Unidos e
integrante de la U.S. Yellow Fever Comisión, le correspondió establecer el
pionero aporte de Beauperthuy a la idea de la transmisión insectil de la
enfermedad reclamando “el título de ‘abuelo’ de la teoría del mosquito en la
fiebre amarilla”. En un informe publicado posteriormente en el Boston Medical
Surgical Journal, Agramonte indicó “tan lejos como en 1853
definitivamente vio el papel de los mosquitos en la propagación de la malaria y
de la fiebre amarilla”. Igualmente, el autor aclaró que “desde
los artículos de Beauperthuy 1854-1870 ninguna mención se encuentra en la
literatura médica, de la intervención de los insectos en la propagación de las
enfermedades”.
En 1908 un editorial de The
British Medical Jornal explicaba por qué Beauperthuy no fue reconocido en su
momento. Posteriormente, otras publicaciones francesas se hicieron eco del
reconocimiento. En fechas recientes, compendios de la historia de medicina
reconocen el original aporte de Beauperthuy.
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