RAMON
BADARACCO
CANTARES DEL OCIO
Cumaná 2006
Autor: Ramón Badaracco
Copyright Ramón Badaracco 2006
Primera edición 1997
1500 ejemplares
Hecho el depósito de ley
Título original: CANTARES DEL
OCIO
Primera Edición
Puede ser reproducido total o
parcialmente.
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná
introito
MAR CARIBE
¡Qué
bien está que en nuestro mar me quieras!
¡Qué
bueno fue nacer en sus riveras!
¡Qué
bien sabrá morir en sus orillas!
¡Qué
llano azul para sembrarle quillas!
¡Qué
historia de vigilias costaneras!
¡Qué
mar de ayer para inventar banderas,
Coloradas,
azules y amarillas!
¡Qué
bien esta decir que el mar es tuyo,
Que el
mar es mío y que en el mar te arrullo,
Con
arrullo del mar de nuestra infancia!
Si
hasta morir con él tiene su encanto;
La
barca es suya, de su sal el llanto,
Suyo
el adiós y suya la distancia.
Andrés Eloy Blanco
PRIMERA
ESTANCIA
EL POETA
El poeta es pan
Es arcilla
Pluma de colibrí
Una pizca de azul
Un poco de sol
Una rendija de luz
Un poco de tiempo
Un pedazo de papel
Un creyón.
La pesada puerta
Tengo sed
Déjame estirar las piernas
Escayoladas
Déjame respirar la brisa
Sácame de este negro muro
Muéveme un poco
Para ver por el trasluz
Deja que mi amigo
Recite un poema
Deja que su manos
Peinen mis cabellos
Deja que otra mano
limpie mis heridas
y...
tengo frío
enciende más leños
cubre con mantas mi cuerpo
si...
tengo
hambre
dame un poco
llama a mi madre
déjala estar a mi lado
un minuto antes y otro después
déjame anotar el día de mi muerte
CARPE DIEM
Nací
rico del alma
Nunca
fui pobre
Tengo
mi cuerpo
Soy
como Diógenes
Solo
necesito luz
Soy
abundante de vida
Antes
y después
A veces
no lo entendía
No pregunté
nada
Tampoco
se lo dije a nadie
En
realidad no me importaba
Lo de
todo
Lo
tengo todo
Si tan
siquiera pedirlo
Cuando
no se tiene nada
Lo que
tengo es de todos
No lo
puedo perder
Cada
día vivo el presente
Carpe
diem
Mi
primer verso
EL NIÑO Y LA
ROSA
El
niño es como rosa blanca
Cualquier
golpe le deja su huella
Y si
se juntan los golpes
Se
irán juntando las huellas
Como
las del gusano
En
hojas de enredadera
Hay
niños como rosas
De
preciosa jardinera
Entre
abonos y cuidados
Van
creciendo perfectas
hay
rosas que se marchitan
con su
comunión de tierra
y junto a las más hermosas
crecen
las rosas feas
Si
este jardín tuviera jardinera
Quitaría
zarzas y piedras
Y
todas las rosas
Amarillas,
blancas y negras
Serían
iguales en el jardín
De mi
jardinera
La
cara del niño alegre
Se va
poniendo más seria
Sobre
todo si es de un niño
Que ha
germinado en la tierra
La
sonrisa se termina
donde
se inicia una pena
y
donde un pena nace
hay
otra pena que espera
En la
lágrima que tiembla
O en
la lágrima prisionera
Deja
el niño la sonrisa
Y la flor la
jardinera
LA CIUDAD
Cumaná es
Una ciudad de pájaros
El mar y las montañas
Son pájaros azules
Las naves de Colón
Son garzas blancas
Entre caimanes
Al subir el río
Pedro de Córdoba
Es el grito de la pizcua
En la mañana originaria
Antonio José
Águila sobre montañas
De nieve
A caballo, siempre arriba
Pájaro clarín
Que repite su canto
José Antonio
Sin nombre
Está alto
En el Olimpo
Inalcanzable
Gaviota entre nubes
Nenúfar en el torrente
Canto de colorado
En la tarde, frente al mar
Andrés Eloy
Es el Que canta mejor
Su trino es dulce licor
En la mañana
Cuando la luz se hace
Y hay miel de abejas
En los pétalos
Multicolores de las rosas.
Cumaná es una ciudad
Limpia de amanecer
Las cotúas y alcatraces
Buscan el Este
Indetenibles
Se internan en línea marcial
Hacia el horizonte de los delfines
Una vela corta la espuma
Cruz María
Canta…Grita…
Y bullen las aguas
Mano Catire lanza las redes
Y los pájaros danzan
Sobre la ardentía
En la casa de mis antepasados
Hay jaulas de trinos
En los pilares y helechos
La cotorra parlotea
En la mata de cerezas
Las paraulatas
Ahítas de uvas
Imitan al canario
En la fuente
Bajo el guayabo
Las potoquitas
Picotean sin cesar
Cumaná es
Una ciudad de pájaros
Construida de prisa
Las fincas cercanas y el barro
Facilitan los nidos
Mi casa es un nido grande
De techos rojos
Llenos de palomas
En mi casa tengo
Una paloma blanca
De sangre aborigen
Cuando mi paloma canta
Mi alma se vuelve brisa…
Bajo el cotoperí
Tendí mi chinchorro cariña
Allí esperaré a mi paloma
Y luego, los dos volaremos
Por la línea azul del viento
Hacia el Este, en el viaje sin fin
Hacia el horizonte de los delfines
Y habitaremos en el paisaje azul
De los pájaros
Pájaros de alas doradas
EL AMOR
El
parque, los encuentros,
Las
noches aquellas
Distraída,
de rosa vestías
Azabaches
tus ojos
Tu
cintura se quebraba
Apretada
en las querellas
Bella
andaluza enjoyada
Míos
tus labios rojos
Turbado
caminaba
Te
vi, me detuve en la esquina
Apreté
el cigarrillo hasta
Quemarme
de placer
Sensible,
tu perfume
Me
seduce, me domina
Tus
pasos se hicieron lluvia
Aurora,
amanecer
Apreté las manos de tu amiga
Lo
entendió todo
Me
sonrió, lo supe desde entonces
Camino
largo
Sufrir
el dolor de la ausencia
El
rayo, la noche y yo
En el cruce de esa
plaza\
Solitaria
se quedó tu modo
Amapolas
y guaruras
Disecadas
del andar amargo
Vuelo
de cucaracheros
Hojarasca
lejana, solo yo.
MI MUJER AMADA
Tenías
dieciocho años
Airosa
paseabas por la plaza
Tú
figura helena
Gacela
en celo
Alción
en vuelo
Dabas
vueltas a la derecha
Mirabas
sin mirar
Tus
cabellos de miel
Sobre
tus hombros
Una
cohorte de mirones
Te
devoraba
Sin
embargo
Era
indudable
Yo era
el preferido
De tus
ojos.
Al
principio entre los dos,
Sólo
fue el silencio
El
código secreto
El
movimiento
Pasear
por el parque
Tus
ojos los míos
Tus
manos mis manos
Las
primeras palabras
Florecieron
de ansias
Los
recuerdos
Los
desencuentros
La
misma mudez
De los
que se aman
Sin
saber sin indagar
Hay un
instante
Sin
decirnos nada
Y el
corazón palpita
Y se escucha
Y
vuelve el silencio
Y nos
apretamos las manos
Y se
aprietan nuestros cuerpos
Y ya
no sabemos quién es quien
Y ya
no importa la vida
Y ya
no importa la muerte
Y nos
dijimos todo
En la
mudez del viento
Desde
aquel instante
Me
hundí en tus ojos
Y el
calor de tus manos
Cobijaron
mi cuerpo
Y no
hay noche
Y no
hay amanecer
Y no
hay un instante
Sin
que te sienta dentro
Como
un carbón encendido
Queriéndote
como te quiero
Que es
quererte por entero
Como
si fueras yo mismo
Como
si fueras mi cuerpo
Y
tengo un aliento
Y
tengo tantas ganas
De
hacer el amor contigo
Como
aquella mañana
De aquel
domingo definitivo
Que
solo recuerda el tiempo.
Fue
una fiesta increíble
Y no
invitamos a nadie
Ni los
dioses ni la fama
Lo
supieron jamás
Era un
domingo de campo
Te
vestiste de blanco
Sabías
que te esperaba
Y tú
cerraste los ojos
Y te rendiste
Y dijiste soy tuya
Y yo
te dije soy tuyo
El
amor no tiene espera
Hubo
lágrimas, hubo risas
Palabras
entrecortadas
Recriminaciones,
protestas
Pero
entre tanto caían
Tus
vestidos en la grama…
Y tu
cuerpo desvestido…
¡Oh
Dios! …
De
este amor sin quejas
Han
brotado los azahares
Es
un jardín hermoso
Donde
tú eres mi jardinera
Y yo
soy tu jardinero
Los
frutos se multiplicaron
Son de
distintos sabores
Pero
todos son brotes fuertes
Como
el apamate del frente
Semillas
en la buena tierra
De las
campiñas de oriente
Abonadas
con el alma
Con
paz y amor cristiano
Son benditos del Señor
Que
siempre estuvo presente.
Lo que
puedo decirte después
De
tantos años contigo, amor
Es que
nunca podré pagar
Por
todo lo que me diste:
El
perfume de tu vida,
La
tranquilidad de tus quitas
Tus
celos, tus consuelos
Tus
modos, tus caricias
Tu
constancia, tu fe
Tú
entrega, tu fuerza
Y tu
indestructible belleza
Que
has compartido conmigo
Sin
guardarte nada
Con la
más absoluta devoción
Con
una pasión sin igual
Porque
he compartido solo con Dios
Todos
estos años de amarte
Mi Diana amada
CONFESIÓN
Amada
No merezco
El
amor que me has dado
Tanto
tiempo
No he
jugado limpio contigo.
Pero a
mi modo
Te he
amado tanto
Y he
estado
Y has
estado en mis ojos
En mi
cuerpo
En mis
entrañas
Tanto
tiempo.
Tanto tiempo
en mí y yo en ti
Juntos uno solo
Juntos
tú y yo
Siempre
tú y yo
Cada
vez que abro los ojos
Es un
estado de estar unidos
Como
una escultura
Una
escultura de Fidias
No es
cuestión de tiempo
Es la
perfección del amor
Estoy
en tus ojos perfecto
Hay un
grado de amor
Que no
se corrompe
No hay
manera de golpearlo
De
torcerlo
Es
inmaterial
No
obedece a leyes
A la
temporalidad
Pasan
los años y es más sólido
Como
un poema de Homero
No hay
un solo movimiento
Sino
en ese sentido
Tu
cuerpo es mi cuerpo
Cuerpo
de Cristo
Somos
tres cuerpos sólidos
EL SUCESO
Que dulce es la luz
Que te ilumina
vestida de blanco
Frente al altar
Eres cual el ángel
Que buscó a María
La virgen divina
Amada de Dios
Eres la novicia
Más pura y más fina
Que aspira la gracia
De ver al Señor
No se si el Señor
Estará perturbado
Al ver en tus manos
Tan rico tesoro
El mismo ha bajado
Cubierto de nieve
Para que tus labios
De rojo escarlata
Le den un mordisco
Y en rito sagrado
Le vuelvan la vida
Que perdió en la Cruz.
SEGUNDA ESTANCIA
I
Si no fuera este día
Estaría mirando tras de ti
Si hay algo tras la sombra
Murmuraría
Si no fuera este día
El Cucarachero cantaría
Tras la ventana
Pero apenas escucha mi voz
Amanece
Y la lluvia no cesa
Hoy se espanta la soledad
Y se encienden los rincones
En el alma hay un grito nuevo
Como de aurora radiante
El grito del Comandante
Caminaremos de nuevo
Nunca volverán las sombras
No habrá dolor en las madrugadas
Andaremos erguidos
Por verdes praderas
Tus manos las mías
Tu cuerpo mi cuerpo
Si no fuera este día
Amada
II
Yo, el
campeón del barrio
Temido
entre ruinas
Me
acobardo y escondo
Ante
cualquiera que mire y reconozca
Pertenezco
a la generación
De los
anticuarios
Resido
en la edad media
Salgo
con yelmo y adarga
Me
detengo en las esquinas
Y en mesas de dominó
Permanente
visitador
Del
banco de la plaza
El
vago de siempre me sonríe
Hoy
ganó el Magallanes
El
velorio de anoche
La
novela brasileña
El
golpe de estado.
Amén
III
Caminando
por las calles
Como
siempre
Amanecí
y vi la luna blanca
Colgada
del lucero
El
cibernauta de al lado
Escribe
cartas
Por la
guía de teléfonos
Vende
oraciones
Y
recibe millones de dólares
Al
otro lado, el mecánico
No tiene
vida
El
hombre del correo no lo saluda.
Entrega
la correspondencia a los vecinos
Me
mira de mal modo
Mi
perro lo persigue
Algo
anda mal
No
tiene la culpa de que nadie me escriba.
IV
Caminando
la calle Sucre
aquel
olor a tiempo
recuerdo
todos los rostro
en las
piedras
las altas mujeres y los sabios
luego la pesadilla
nadie
escucha mis pasos
un
sapo gordo salta
ante
mis ojos atónitos
presume
que no lo veo
una
lagartija lo persigue
tal
vez veo visiones
en su
lugar
había
un hombre montado
en bicicleta
Me
saludó cortésmente
Tipo
raro
Llevaba
una espada
un
sombrero de tres picos
y una gran cruz gamada
sentí
una explosión
salté
por los aires
al
parecer la junta mahometana
del
cerro de Quetepe
le
prendió fuego al polvorín
Jesús
Torres se alzó
Levantando
al pueblo con un discurso
Copiado
de Caupolicán Ovalles
A los
mahometanos
Que se
rindieron
Oh Ala
Como
siempre los reunimos
En la
Plaza Bolívar.
Oligarcas
temblad
Viva
la libertad.
V
La
señora Juanita se fracturó
La
pierna izquierda
Todos
la vieron caer
Alguien
llamó
Se
escuchó la sirena
Atención
inmediata.
Ramón Martínez Abdenour
Servicio
a domicilio
Muchas
gracias.
Juanita
iba malhumorada
La
gente la veía
Y ni
siquiera disimulaban
La
subieron en la camilla
Dos
jóvenes robustos
Pero
ella tenía
los
ojos inyectados
Los
brazos estirados y ese rictus
De tal
modo
Se
movía, decía umjú umjú
VI
Al
lado de mi casa
Se
mudó hace un año
La
familia Chung Li
Arroz
en la mañana
En la
tarde arroz
No
salen a la puerta
La
sonrisa del chino está allí
Sus
palabras favorita
Ola
señol, buen día
Usted
es de Hong Kong
No
señol, de Beijing
Tienes
trabajo
Soy
cocinelo
Está
Casado
Tenel
esposa y tles hijos
La
familia Li
Está
instalada en mi concina
Mi
mujer muy fastidiada
Solo
se ocupan en comer.
VII
Por
fin compré
una
computadora
Hice
el curso
Compré
el mueble
Resmas
de papel
Cartuchos
de tinta
Internet,
teléfono celular
Dios
mío
Estoy
arruinado
Antes
de comprarla
Tenía
tiempo de sobra
Ahora
tengo horario
Y
cuando duermo
sueño
con ella.
VIII
En la
mañana
Del primero
de enero
Me
asomé al balón
Es
increíble
Mis
mangos dorados
Están
en sazón
Después
de las lluvias
Canta
la paraulata
el
gato juguetea
entre
los capachos
todos
los gallos cantan al amanecer.
IX
Tengo
la paciencia de la ola
Que se
acurruca en la orilla.
A
veces pienso en ti
Como
el jinete de Caimán
Suspirando por la meta
Tatas
veces jugué contigo
Y solo
ahora recuerdo
El
sabor de tus besos
Arrancados
al olvido.
El
aroma de tu pañuelo
En la
cruel despedida
El
canto del cucarachero
En el
parral… al regreso.
Ahora
suspiro por tu cabellera
Alborotada
en esa forma tuya
Que tantas
veces me hizo soñar
Que
tantas veces me hizo soñar.
Hoy
amanecí sin balas
Como
el Chino.
Tengo
el pan y el vino en la mesa.
En
este sitio hay paz para mi abrigo
TERCERA ESTANCIA
I
“De
donde tan inmensa es la luz
Espiritual
de Dios y tan excede
Al
entendimiento natural
Que
llega más cerca, le ciega y escurece”
El
excelso San Juan de La Cruz
En su
forma inimitable guía mis pasos
Estos
días son de victoria
El era
un hombre cualquiera
Hoy es
lanza de punta afilada
Su
doctrina política
Tiene
algo de divino
Para
todos los pueblos
Darle
poder a los pobres
Darle el
anzuelo
Las
muchedumbres caminaran
Nadie las detendr
II
Lanza de
punta afilada
Eran
aquellos tiempos
Del
topo y el lince
Soy
tácita lanza
En el
hombro, la cadera,
El
templo en paz
Lanza
de punta afilada.
He
pensado
el
significado misterioso
De
cada palabra
Escribir
sueños
Como
agua desde la oscuridad
En la
palma de mi mano
No me
pertenece
Lanza
de punta afilada
He
descubierto ácido en mi
Fermento
Y la
voz pausada que hiere
Como
tizón en el costado
No
debo hablar
Abarcando
los cuatro vientos
Tú lo
sabes pero falta mucho
Aguaviento
y noches
Es
como otear en los espejos
Como
saltar descalzo entre tunas
Lanza
de punta afilada
Si
fuera posible irse
Despacio
muy despacio
Sin
que nadie lo sienta
Ni el
silencio
Como
un animal cualquiera
Yo
sería el primer náufrago
Lanza
de punta afilada.
III
Descuelgo
una lámpara en la ventana
Me ata.
Cómo pedir auxilio
Si
solo los cucaracheros
Oyen
indiferentes, cantan
Y
saltan de rama en rama
Presiento
el aullido del lobo
Que se
queda
He
rezado con mis cuentas árabes
Hechas
solo de espíritus
Rodeado
de avispas
Mi
rezo osco entre rejas
Sin
embargo los nidos, los zánganos
Alborotan
sobre mi cabeza
Me
tortura su inutilidad
No
siempre estaré en condiciones
De ver
y oír
Hay
pájaros que advierten el final
Los
oigo cantar de lej
IV
Disfruto
en la mañana
El
trino de los pájaros
y el
fresco de los mangales
que
perfuman mi espíritu.
Siento
desde mi chinchorro cariña
En el
calor de noviembre
El
árbol inmenso de jovitos del río
Pintar
de amarillo el patio de los gallos.
Su frondosidad
cae sobre mí
Me
separa un ventanal de hierro
Un pájaro
carpintero taladra
El
tallo duro y seco
Tac
tac tac
Otros
árboles no se dan cuenta
Del
paso de luna
El
olor de frutas maduras
Viene
a mi desde patios cercanos
Respiro
profundo, cierro los ojos
Y mi
espíritu se eleva como una mariposa
No
habrá más lluvias este año
El
pasado me trajo recuerdos
De
chaparrones en la vieja casona
De San
Francisco
De los
tejados se desprendían
Cortinitas
de líquido cristal
Cuyos
destellos pulía el sol
V
Qué triste
fue la muerte de mamá
No fue
una sorpresa pero su dolor
Se
ancló en mi corazón, fue un aguijón
Aquel
17 de diciembre de 1994.
Por la
mañana, cuando la noticia
se públicó, las ancianas lloraban
Se encerraron
de negro
Y un
olor amargo se espació
Entre
lilas, nardos y astromelias.
Y mi
corazón galopaba al viento.
Este
año los torditos regresaron
Han
viajado mucho
Por la
ruta de sus abuelos.
Mis
lagrimas no sirven para nada
Ella,
esta bella en su lecho eterno
Se
quitó todo dolor
Y una
sonrisa de triunfo sellaba su boca.
Esperó
demasiado para encontrarse
En la eternidad
con el único
Amor
de toda su vida.
VI
La
mañana floreció de mucho sol
Limpia
de un cielo limpio
Desde
las rejas
Me
impacientan las cornetas
No
cesan
No
pude concentrarme
Recorrer
el tiempo
Los que
se fueron
Por
qué duele tanto
Para
qué queremos permanecer
Y mis
viejos
A
veces creo que no murieron
Los
tengo a mi lado a cada hora
Los
veo abrir la puerta
Quitarse
los lentes
Me
bendicen y me besan
Ola hijo
Para dónde
vas
Puedo
acompañarte
Claro viejo, vengan
Que
bella está mi madre amada
Tú
crees?
Claro,
pareces una paloma
Hay
vieja, que dura es la muerte
Para
el que permanece
No…
para todos
El
llanto se queda
Se
anuda no se va
Es tan
sola, tan callada
Tan
ausente
VII
Otra
vez amanecí
Bajo
los árboles
Mangos,
macos, trinos
Los
torditos picotean en el gallinero
Me
siento fuerte
Ayer
temblaba como una hoja
Tocada
por una lágrima
Fui a
la medicatura
El
galeno me tomó el pulso
Hizo
un gesto preocupante
Indicó
una pastilla
Que
colocó bajo mi lengua
Ella
tenía mi mano
Y sus
ojos brillaban
Cuan
dulce es verla llorar
Sentir
su dolor de soledad
Sufrir
su pasión sin tiempo
Ella
fue mi primavera
Una
rosa extraña
En el
jardín de La Giralda
El
vuelo de la gaviota
El
gato rendido en el diván
Los
nietos en mi computadora
Los
paseos a Tocuchare
Mi
nieta Kira sobre la vela
Cortando
las olas
Oh
amada
Cada
vez que sale el sol
Eres
tú
Qué
vida tan larga
corta
entre tus brazos
VIII
Tengo
la paciencia de la ola
Que se
acurruca en la orilla.
A
veces pienso en ti
Como
el jinete de Caimán
Suspirando por la meta
Tatas
veces jugué contigo
Y solo
ahora recuerdo
El
sabor de tus besos
Arrancados
al olvido.
El
aroma de tu pañuelo
En la
cruel despedida
El
canto del cucarachero
En el
parral… al regreso.
Ahora
suspiro por tu cabellera
Alborotada
en esa forma tuya
Que
tantas veces me hizo soñar
Que
tantas veces me hizo soñar.
Hoy
amanecí sin balas.
Tengo
el pan y el vino en la mesa.
En
este sitio hay paz para mi abrigo
CUARTA ESTANCIA
Ilustración 1. Ramón Badaracco a petición de Juan Liscano lee textos de Jesús Torres.
I
Pablo
lo dice y repite
Somos
el pueblo de Dios
Pero
lo hacemos mal
No
seguimos las reglas
No las
entendemos
No
trabajamos en eso
Todo
parece estar bien
Pero
no nos ajustamos a la ley
Estoy
de despedida
Se
hizo largo el camino
El
cansancio me ciega
Cada
día es más largo
Cada
hora
Hoy es
26 de octubre de 2006
Ahora
está lloviendo
Una
tormenta de rayos y truenos
Son
las 3 y 30 pm.
Por
los grandes ventanales
De la
posada de San Francisco
Solo
se ve lluvia
Jesús
Torres fuma un tabaco
Guácharo
de Krispin Patiño
Ramón
Ordaz lo mira insatisfecho
Jesús
pásame un tabaco
No,
dejaste de fumar
Si
pero quiero fumar
Tengo
ganas de hacerlo
Oye…
que silencio.
Es la
hora de marcharse
II
Para
los viejos esta ciudad
Es una
bendición
El
hospital una maravilla
Mi
tensión está mal
El
electrocardiograma dixi
La
Dra. Romero prescribe
Atenenolol
todos los días
Cumaná
es una ciudad equidistante
Tiene
ventajas auditables
No es
como París, Nueva York, Sao Pablo
Pero
placentera, con sus ríos, playas y montañas
No hay
cansancio en su espacio
El
tiempo trascurre lento
Se
hacen tantas cosas en un día
De
tanto vivir en ella
Vine a
ser su historiador
Tengo
recuerdos de muchas centurias
Seguramente
fui uno de sus fundadores
Camarada
de Pedro de Córdoba
En la
independencia fui un soldado
Lo sé
y porque lo sé lo cuento.
III
En la
noche
Cualquier
molestia intestinal
Es
desagradable
Sin
embargo me siento restablecido
Solo,
sentado en el patio interior
De la posada
“San Francisco”
Betzaida
se esmera y me sirve
Whisky
and soda sobre hielo
Se
aleja dejando su perfume
Y su
forma perfecta…Embriagante
El
amplio salón, todo silencio
Entre
las sombras, palmeras y mesas
Percibo
las pinturas de Tirso Chirinos
Su voz
quedo gravada
En la
penumbra
El
torero pintor de Valencia
Su
traje de luces, su coraje
Desde
las gradas la gitanería y olé
En
Valencia es la fiesta
Aun se
escuchan las palmas
Allá
quedo su capote
Pero
aquí, en la posada
Quedó
un pedazo de su alma
Una
lágrima brotó impaciente
Murió
el torero… su figura de matador
Y la
paleta… su banderilla.
IV
Otra
vez
Posada
de San Francisco
Meditando
en la mesa del bar
Me
interrumpen. Vienen voces.
Jesús
Torres saca unas fotografías
del
bautizo de mi libro “Formas”
con
Juan Liscano de padrino:
gentleman
atildado, de modales elegantes
De
buen vivir, pero sobre todo de cultura avasallante
Esa
vez en el ateneo fue una velada festiva
Era 3
de febrero de un año que no recuerdo
Me tocó
presentar al poeta, y había
Preparado
una crónica sobre la iglesia de Chartres
que
iba a publicar en esos días.
leía aquellas páginas con tanta convicción
Que
me impactaban
Todo
mundo estaba expetante
El
mismo Liscano no entendía nada
Hablar
de Chartres de su historia
la
construcción de aquel mágico lugar
Los
detalles, las piedra, los cristales
Las
corporaciones, los maestros, los siglos
Pero
al final le dije
Tu formación se puede igualar
A la
construcción de aquel templo.
Y le
vi sonreír
Qué
bueno fue ver reír a Juan
Y
después tomar el vino en el Teide
Con él, Jesús Torres, Juan Durán y otros
La
vida puede ser solo un momento
Como
la flor del viento
Que
abre y muere en la noche
VIII
Tendré
el corazón dulce
Cuando
se derrame toda la miel
Tendré
el corazón tierno
Cuando
haya paz en abundancia
Levantaré
mis manos
Para
pedir justicia
Invocaré
el nombre de Dios
Cuando
mis hermanos
Encuentren la Paz
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