martes, 4 de octubre de 2016

POEMAS ONÍRICOS



RAMÓN BADARACCO









POEMAS ONIRÍCOS













CUMANA 2000










Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco
Título de la obra:
POEMAS ONÍRICOS
Diseño de la cubierta  R. B.
Ilustración de la cubierta  R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná

cronista40@hotmail .com























TRES POEMAS A LA
LUNA DE ENERO


                                                                      La Sibila

                                                    Hurgo el sentimiento

                                                         De la Sibila triste

Sus ojos llenos de luciérnagas
Asómbrense
En el recodo
Del serpenteante río
Huyó de vagas alucinaciones
La seguí, libando ambrosia
En nenúfares imaginarios
Al cabo de un tiempo
Su cuerpo emergió
Con la fuerza de la tormenta
Bajaba alocada
Y de sus cabellos
Brotaban margaritas
Fue entonces,
Cuando traté de atraparla
Pero mi red se deshizo
Y solo, el agua bautismal
Quedó en la mudez del tiempo.



LIED


A la luz plenilunar,
Entre rocas
Dormías como Orfeo
Cautivabas
Luceros y serpientes
En derredor
Los sátiros revoloteaban
                                                       La blonda cabellera
Enredada entre guijarros
Tu piel destellaba
Lunas fértiles

De repente
Estremeciose la floresta
Y al son de mil cítaras
Imaginarias
Iniciose la profana danza
Uno a uno vi tus atavíos
Desprenderse

El cuerpo sonámbulo
Cual lirio
Mostró su candidez
En el esplendor
Lívido y tenue
Euridice temprana y callada.


                                                                           DREAM


                                                      En aquel instante

Fuiste Diana
Como te amó
Françoise Boucher
El aliento
Marginal del alba
Decoraba tu piel
De fantasías.

Miríadas
De colgadas diademas
En la perfumada alfombra
De castores ruantes
Abastecían de reclamos
El decorado almacigo.
Testarudo
Abrí con mis manos
El postigo de luz
Que nos vencía.
No quise imitar
A la cruel Europa
Y en erótico arrebato
Intenso y dulce
Me entregaste
Al más penetrante dolor
El inefable
Y perseguido nirvana.

En el degradado paraje
A raudales
Penetró luciente la mañana
Y donde incólume
Vestías el plumaje esparcido
Del mítico nido
Quedé solo
Alucinado y lívido.













¡Oh luz eterna, que en ti solamente resides,
Que sola te comprendes, y que siendo por ti
A la vez inteligente y entendida, te amas  y
Te complaces en ti misma!.
Aquel de tus círculos, que parecía proceder
De ti como el rayo reflejado procede del rayo
Directo, cuando mis ojos lo contemplaron en torno,
parcióme que dentro de si  con su propio color
representaba nuestra efigie, por lo cual mi vista
estaba fija atentamente en él.

                                                                                                                        Dante.


                                                                  PESADILLA EN
                                                                   CHICHENIZA

Corría entre acantilados
Una luz mortecina
Entenebrecía
Las columnas derruidas
Del templo
En la penumbra
Se iluminaba
La pálida faz
De una figura hermética
Azotada por la ventisca
De pronto
Su voz retumbó
En la oscuridad
Un frío glacial
Recorrió mi cuerpo

No recuerdo
En qué momento caí
Me arrastré temeroso
Y sangrante
Humillado por mi cobardía
Entreabrí los ojos
Alucinado
En mi mano sostenía
Un rayo divino
Que me quemaba
Todo comenzó a danzar
En derredor
De un altar surgió
Un coro angélico
Las vestales se movían
                                                           Voluptuosas
Apenas cubiertas
Por cendales vaporosos
Los hechizos
Materializados
Buscaban cavernas
Entonces admití el privilegio
Entre todos los mortales
Escuché el himno
De mis progenitores.
Mis exequias
Habían terminado.



                                                                   EL SECRETO


El pontífice universal
Cerró el arca
De los paladines templarios
Un vaho de incienso
Llenó el recinto
Labor omnia vincit improbus.

El mensajero
Presentó el papiro
Solemnemente
Escrito en latín
Y leyó
Hasta la aurora
Se repitió
In crescendo.

Cada palabra
Tocaba levemente
A los santos varones
Tono en aumento
Mientras el aura
Iluminaba los rostros
De apariencia extraña

El pontífice
Mostró ante los feligreses
El escudo divino
Y secreto.
Cada signo, tatuado ahora
En el espíritu
Hacía augusta su presencia
Su voz asumió
La majestad profética
De los antiguos augures
Y reveló
Ante los atónitos caballeros,
El texto original
Solo inteligible
Por los elegidos:
Páter Noster...





ORACION A PIEDRA


Olor a sangre
Y sepulcros abiertos
Hambre y muerte
Apacienta mis rebaños.

Guerra
Bombas atómicas
Submarinos en los polos
Campos de concentración
Hornos crematorios
Injurias, crímenes
Apacienta mis rebaños

Miseria
Dolor, lágrimas
Niños huérfanos
Persecución, exilio
Degradación, esclavitud

                                                   Guerras apocalípticas

Apacienta mis rebaños
Y en cada rincón yermo
Siembra un grano de trigo
Y en cada rama un trino
Y en cada charco
Del camino, un lirio





                                                   FLORECERAN ROSAS



Otra vez florecerán
Rosas en mis heridas.

En la noche pesadilla
Maldeciré luceros
En cada hombre frío
Contaré ausencias
Y en cada retoño
Buscaré mi regreso.

Ganaré a cada grano
De trigo una sonrisa pura
Mi sangre no tocará
Una sola huella
Marcharé y brindaré
En la mesa, donde una mujer
Esté buscando dolores
En el campo de batalla.

No quiero soldados
Forrados de hojalata
Que digan una oración
De perros inflamados.
Yo quiero una mujer
Con un libro en la mano
Una vela encendida
Una débil sonrisa
Que cubra mis ojos
Con un pañuelo blanco

Y otra vez florecerán
Rosas en mis heridas








CONVERSANDO CON LA RANA


Cuando me acerqué a la mesa
En la terraza del hotel
Eran dos ojos vidriosos
De una rana verde
Gorda y chata.
Era una rana hippy
Peluda y desgreñada
Tenía puesto sombrero
Y una corbata manchada
Que le llegaba a los pies
Era una rana intelectual
Que amaba la filosofía
De repente me miró
Y comenzó a parlotear

Croac, croac, croac...

Quedé estupefacto.

Mirando a lo lejos
Sus ojos vidriosos
Perdidos y tristes
Dijo con serenidad:

Incapaces de morir
Los cangrejos cruzan
Las carreteras, y luego
Sus esqueletos azules
Desaparecen sin dejar rastro…

Las anémonas en fila
Cubre de miel
El alambre oxidado
De la cerca, y el río
Besa dulcemente el madero
Olvidado del leñador.

Aquel pájaro negro
Se desliza entre moléculas
Rutilantes e inconexas
¡Oh grade e insondable misterio!...

Croac, croac, croac..

Señora rana…
Señora rana…
Usted razona muy bien
¿De dónde viene su sabiduría?

Es que soy analfabeta
Mi abuelo me dijo
Lee todo libro que encuentres
Así aprenderás todas las mentiras
Que escriben  los hombres de ingenio
Nos hemos enseñado tantas mentiras
Que ya no es posible
Separarlas de la verdad
Y si lo hiciéramos
Crearíamos el caos
Por eso es mejor aceptar
Lo falso y repudiar lo verdadero.

Croac, croac, croac...

Luego otra vez
La mirada perdida
Y su monólogo taciturno:

Esta bacteria crece dentro de mí
Hasta hacerse gigante
para la pascua cenará conmigo
Y gritará hasta que mi garganta
Enmudezca para siempre
Yo me aliento con ellas
Y terminan comiéndome

En la tarde el sol no se oculta
Esta fijo, con su solo ojo amarillo
Y marca un día menos
Para el señor Ford, son más.

Croac, croac, croac....

La rana dio un salto
Y cayó en el estanque
Todo quedó en silencio
Y la luna, reflejó sobre las ondas
Su luz amarilloverdeplata

Todas las estrellas juntas
Caben ahora en mi puño cerrado
Es mi fuerza, sin embargo
Recuerdo la bacteria
¡Tan pequeña!

Croac, croac, croac...







DEL LIBRO DE LAS PARABOLAS


I

La noche
Espejo de luciérnagas
Resbala en mi cuerpo
La silueta de la gaviota

Buscando mi aliento inmortal
Revives en la aurora
Anidas y te reproduces
En un átomo de claridad

En la bucólica aldea
Solo encontré parásitos
Caracolas carcomidas
Y huevos de tortugas ciclópeas

Emergí del mar
Te vi con toda lucidez
En tu tranquilidad de algas
Suspendido el ritmo
Besando los restos
Del naufragio

Ahora en la noche
Escucho voces antiguas



II

Al borde del delirio
Caminé y recogí las rosas

Nunca vi las alondras
Y al subir la montaña
Renací en todos los trinos.

El aire puro y el sendero eran
Para detenerse

Nuca pensé
En lo  profundo del abismo

Por entonces
nada podía unirnos

Qué sentimiento
Inundó  mi espíritu

y el llanto
solo el llanto

Ahora, de regreso
Te devuelvo la palabra
La queja ha quedado
Enredada en las raíces
De todo pasado

Si, estoy sembrado
Como la ceiba
Aspiro, la metamorfosis
Y la orquídea.



III

En todas las palabras
Encontré un significado
Misterioso
Y en el recuerdo onírico
Que atormenta al sabio
Intérprete de huesos,
Rastros de trilobites
Tortugas ciclópeas
Estratos calcificados.

Detrás de la conciencia
Hay una explosión
De átomos atrincherados

A veces he pensado en la guerra
Y creo en ella, como
En un monstruo japonés
Que me divierte

Pienso en mi regreso
Y en mis lágrimas.

IV

Indagué en el pasado
de toda piedra
sus lados verticales
semejan agujas
incrustadas
en el pasado
que me grita y
dialoga conmigo.

Puedo leer las edades
todos los arcanos
gravados como una cinta
y repasarlos así
desde la previda cámbrica
dormida y somnolienta

Escuché las trompetas
De Marte
Advertí la pesadilla
                                                      Dolorosa  y alucinante
Los fantasmas se sumergen
En éxtasis incomparable
Y lujuriante.

No puedo dejar de sentir
La tristeza Einsteniana
Por el hongo de fuego
Los mil millones
de años del cactus
y mi propio camino olvidado,

porque no me gusta estar
entre perros rabiosos
si no en los espacios luminosos
en la tarde y el tiempo
cuando danzan las estrellas

V

Aún tienes
los brazos robustos…
Por la noche
Te acurrucas lastimada
Sobre cada grieta…

La cuadriga se alza
Dejando atrás un surco,
La aridez de la contienda.

La noche te atormenta
Y en mi queda un lamento
De niño acobardado.

Regué de sangre tu lecho,
Se armó sola la ballesta…
luché, me defendí
Hasta el cansancio.

La noche me dejó exhausto
Jugaste con mi garganta
Tuve ganas de gritar
Sentí miedo
Y busqué refugio
En el pasado…

Solo siento

                                                     El galope desbocado

Y la sombra de siempre

Que se macha lentamente.



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