jueves, 27 de octubre de 2016

MUELLES DE CUMANÁ Y CARÚPANO


RAMÓN BADARACCO









MUELLES ANTÍGUOS DE CUMANÁ Y CARÚPANO















CUMANÁ 2016








Autor Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco
Título de la obra:
MUELLES ANTIGUOS DE CUMANÁ Y CARÚPANO  
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná

cronista40@hotmail .com
academia.sucre@gmail.com
Cel. 0416-8114374












MUELLES DE CUMANÁ Y CARÚPANO






A MANERA DE PRÓLOGO

LA CASA FUERTE DE CUMANÁ


En una entrevista que le di al autor de este prólogo, además de informarle lo que sabía de ese tesoro colonial, lo animé a investigar y publicar su trabajo de investigación, y lo acompañé a visitar las sagradas ruinas; pero los cancerberos no nos permitieron entrar, tal vez por vergüenza de los propietarios de la empresa, que la han dejado abandonada y aniquilada por su descuido. Ramón Badaracco.

 Veamos lo que nos cuenta Orlando Balbas:                              
¨La vida en las grandes urbes, la vida metropolitana, universalizada actualmente como una uniformidad existencial, ha venido desapareciendo o distorsionando todos los signos, símbolos, mitos, religiones e idiomas. Se impuso un modelo de desarrollo humano que resquebraja y atomiza las culturas locales y regionales, convirtiendo a una gran parte de la humanidad en sociedades sin identificación cultural-temporal, siendo presa fácil del dominio ideológico y político impuesto desde las grandes potencias que dirigen y rigen la economía mundial y por ende son el paradigma de la civilización planetaria. Dice Ricoeur (citado por García (2000: p.60)): “Este proceso civilizador puede impedir salvaguardar las culturas locales, al destruir lo que él llama el núcleo creador de la humanidad, su núcleo ético y mítico”.
El sentido fundamental de estudiar los testimonios culturales edificados como fieles sustentadores de la memoria histórica y motivo de identificación de los habitantes de un lugar con ese espacio, es la defensa de la identidad y tomar como símbolo un bien que permita encontrar las explicaciones de la formación de la sociedad y su desarrollo en tanto que, como pueblo, siempre hay una característica originaria y autentica en la que se puede perfectamente definir la procedencia de las personas. Es como que se llevara una “marca” de nacimiento y formación.
Sin embargo, es muy común oír decir, que todo se ha ido perdiendo, como un argumento lapidario de la desaparición de nuestras verdaderas raíces. No es para menos. La mano invisible del capitalismo salvaje o la sociedad de consumo y la degradación humana, se desplazan hacia dentro del corazón identitario y destruye severamente cualquier fuerza reacia al sometimiento de los valores de cambio o la transversalidad de la mercancía como elemento motor desde el punto de vista económico. Todo el andamiaje formulado para tomar las conciencias, se montó desde los laboratorios de la inteligencia comunicacional, con resultados muy eficaces, logrando hasta la propia negación a pertenecer a las culturas de procedencia. Por esa razón los términos civilización y desarrollo se consolidaron universalmente para otorgándoseles a las naciones que ejercen su gran influencia en regiones del mundo que históricamente han sido sujeto de sometimiento y expoliación, surgiendo las eficaces estrategias de ideologización y educación para el extrañamiento de sus bases originarias de existencia y crecimiento.
Los símbolos de una nueva civilización que destruyó lo nuestro americano quedaron sobre los pedazos de otras civilizaciones. La violencia de la conquista y colonización tuvo la tendencia a no dejar vestigios de la americanidad originaria, la, pero hubo resistencia y quedaron nuestros lenguajes sobrevivientes y con la oralidad se ha permanecido en el tiempo y se mantienen las manifestaciones de las culturas que encontraron los europeos en este continente americano y que hoy si El Estado no interviene y dignifica la ancestralidad, será más cuesta arriba que se reconozca. La América Latina como una diversidad de culturas y un producto del mestizaje.
Este tema trata sobre la denominada casa fuerte de Cumaná, casi desaparecida de los libros y las escuelas, poco buscada por los investigadores sociales. La casa fuerte de Cumaná, tiene el sentido de un patrimonio edificado casi desaparecido para sus habitantes. Por ello el interés en este bien histórico, que debe ser sacado a luz pública, como un paso seguro de avanzar en reconstruir nuestra vida local, descubriendo las razones de la presencia de tantas construcciones militares en las inmediaciones de la primogénita del continente y como un aporte en la búsqueda a las respuestas.
CUMANÁ Y SU DEFENSA           
¨La ciudad de Cumaná tuvo una interpretación en planimetría y fue elaborado su plano con inexactitudes y errores técnicos. Comienza el cadete Juan Bautista de Navarrete, miembro del cuerpo de nobles de húsares de Fernando VII su registro está encabezado desde la playa llamada de los bordones y continúa hacia la zona del barbudo (hoy ocupada por las urbanizaciones de los Chaimas y los Mangles. En este plano de Navarrete, están identificadas cuatro baterías construidas a lo largo de la costa para hacer frente a las incursiones de corsarios fundamentalmente ingleses.
En el entorno cumanés se construyeron trece fortificaciones, de las cuales quedan de ellas tres que nutren lo testimonial y simbólico.
Estaba la batería en frente del cerro colorado llamada “del colorado”, sería muy cerca del lugar que hoy ocupa la Universidad de Oriente cerca de la Playa San Luis, llegando al muelle, donde se encuentra Puertos de Sucre ubicaron otra y la nombrada de San Carlos, conocida popularmente como de la boca, por estar colocada en la Boca del Río Manzanares. “esta fortaleza era considerada la llave de la capital, y sus ruinas se ven ahora junto al edificio conocido por el nombre de Casa Fuerte” p577.
Recorriendo las playas en dirección este, aparece el conocido dique y sus manglares por donde se supone hubo otro amurallamiento pequeño en tamaño denominado “la batería de Cortabarría”. Respecto al plano de Cumaná expresa Ramos Martínez (1980:577) “El plano en referencia tiene marcados con letras muchos puntos principales de la ciudad, con preferencia los estratégicos y de importancia militar”
Pero se debe orientar también en torno a la primera fortaleza construida en Cumaná por Jácome de Castellón. En una de las desembocaduras del río Manzanares, pero más hacia el este, donde se erigió el famoso monumento de Cumaná y donde todavía se ven sus bases.  Ese lugar lo conocen también como los castillitos.
También se construyó la fortaleza Santa María de la cabeza en el cerro Quetepe, donde hoy también está la iglesia Santa Inés entre 1669 y 1673.  Fue la segunda en edificarse después de la de Castellón. Luego es levantado el castillo San Antonio de la Eminencia como el principal centro para la defensa del territorio. Todo el desarrollo de la construcción de fortalezas y baterías se debió a la posición estratégica de Cumaná fundada por los capuchinos. Gómez (1982): A la llegada de los frailes capuchinos en 1515, construyeron. Una choza o casa de palmas para el ejercicio del culto. Católico. Luego fue mejorada y se llamó el convento.

LA CASA FUERTE Y LA CAPITULACIÓN
Esta asa fuerte, fue construida para ser la Aduana de Cumaná, al lado del fuerte de La Boca, por Don Gregorio Espinoza de Los Monteros, en el siglo XVIII y al frente que da al río casi en su desembocadura, en el mar, donde recibe después de la liberación de Cumaná, a la gran flota real española, que fue rendida y sometida por las fuerzas navales patriotas durante el asedio a Cumaná por las fuerzas patriotas del General en Jefe José Francisco Bermúdez
En 1821, una vez que se logra la victoria en la batalla de Carabobo el 24 de junio donde Bermúdez se agiganta, y obteniéndose la libertad de Venezuela, es enviado por El Libertador a liberar a Cumaná, que todavía estaba en manos de la monarquía española. En los bordones Bermúdez inicia una operación por mar. Se le hace el llamado de rendición al Comandante José Caturla, gobernador de Cumaná y este rechaza la propuesta. Las fuerzas patriotas toman San Luis y San Fernando, la batería de San Carlos y la Boca. Se hacía ya imposible que los realistas lid erizados por Caturla siguieran resistiendo y aceptan la rendición. Dice Gómez (1982): “El 14 de octubre es firmada la rendición realista. El 16 de octubre entran en Cumaná las fuerzas libertadoras”.
La capitulación entre Caturla y Bermúdez se firma en la famosa casa fuerte, que tenía funciones de aduana y ese edificio se utilizó para el encuentro de los jefes militares de ambos ejércitos y declarar y celebrar el triunfo patriota que ya se venía desarrollando desde el centro del país.
La casa fuerte es poco documentada, hay un vacío en los registros y no hay antecedentes. En verdad este patrimonio histórico no ha sido valorado en su justa magnitud, el hecho histórico de la firma de la capitulación allí denota su importancia como un bien que sirvió, se utilizó para tratamientos comerciales de los españoles y en los tiempos de la lucha por la independencia tuvo la presencia del alto mando militar patriota que triunfaba y hacía capitular al poder español en el oriente de Venezuela.
Actualmente la Casa Fuerte, que no jugó el papel de fortaleza en Cumaná está situada dentro de una empresa de producción en la conservación de alimentos del mar y no se permitió entrar a graficar y fotografiar la estructura. El Doctor Ramón Badaracco, cronista de la ciudad cumanesa, se le negó el acceso a esta edificación colonial, que por decidía de la empresa se encuentra en ruinas. Por lo que se hace necesario una intervención de las autoridades regionales con el fin de recuperar este sitio representativo de uno de los acontecimientos más trascendentes en Cumaná, como lo fue la independencia definitiva de la región nororiental.
Al cumplirse los 500 años de fundada Cumaná en 27 de noviembre de 2015, sería una buena iniciativa acordar con los ejecutivos de la empresa AVECAISA, de enlatados de alimentos marinos, donde está la Casa Fuerte, se libere ésta y sea recuperada para el pueblo. Lo testimonial, representativo y simbólico del pasado de la opresión española; y también la liberación a través de la Capitulación a favor de los patriotas en el año 1821, está contenido allí. Según Santacana y Martínez (2000: 52)
“hay que recordar que el patrimonio cultural es lo que podríamos denominar, la parte visible de la cultura”
Los patrimonios edificados heredados de la colonia pueden ser instrumentos de liberación permanente si se utilizan para mejorar la economía con el turismo y dar a conocer nuestra propia historia.
                                                                             Orlando Balbas.









EL PUERTO DE CUMANÁ EN LA HISTORIA


El puerto de Cumaná toca la leyenda, es la historia del nauta que nos cuenta Bartolomé de Las Casas, en La Historia de Las Indias, y repite Juan Manzano Manzano,, en su obra “Colón descubrió América del Sur en 1494, y es en verdad el puerto de que hablan Ángelo Trevisán, López de Gómara, y Garcilaso de la Vega, entre otros, que como cuentan con lujo de detalles, la expedición, nunca bien investigada, de Alonso Sánchez de Huelva, un marino bien conocido, dueño de un navío con el cual navegaba entre las Islas Canarias, la isla “Madera” y “España, cargado de mercancías. Una gran tormenta lo arrastró hasta las costas del Nuevo Mundo, probablemente el año de 1484. De los 17 hombres que lo acompañaban no regresaron más de cinco (5), que se refugiaron en la casa de Cristóbal Colón, conocido entonces, como sabio marino, residenciado en la isla de Madera, al cual le contaron los pormenores de la travesía; después de ellos, todos los cronistas de indias y expedicionarios. que siguen la ruta de Colón, arriban a Cumaná, por eso, Manzano Manzano, no tiene dudas, y concluye, que fue al puerto de Cumaná, y no a Santo Domingo, donde llegaron esas expediciones, y ya no sabemos si es leyenda o es historia.

Cumaná, entre las cosas maravillosas de su historia, también es el lugar sagrado de los primeros mártires cristianos, y tal vez, de la primera misa en tierra firme, Veamos la Cédula Real, de la cual se entiende que en Cumaná se dio la primera misa:

Cédula Real de 28 de mayo de 1513, que entregó Pedro de Córdoba al Almirante Don Diego Colon, que dice:

 “El Rey. Don Diego Colón, nuestro Almirante Visorey, etc. a nuestros jueces e oficiales, etc. Ya sabéis como el devoto padre fray Pedro de Córdoba, vicario del Orden de Santo Domingo en la Española, va con cierto número de frailes a tierra firme, y (en) el despacho que para su ida se les dio vos mandé que dentro de un año después que fuesen idos embiásedes a saber dellos,  y que truxiesen dos frailes para me informar de lo que allá se supiese, como más largo en el despacho que para lo susodicho mandé dar se contiene; e porque al tiempo que fueren a saber de los dichos frailes ternán necesidad de alguna harina para hacer  hostias e vino para decir misa, yo vos mando que cuando enbiáredes a saber dellos, les enviéis diez arrobas de vino, e otras diez de harina muy cernida, e les deis pasaje e flete por ellas fasta que se lo entregar  a los dichos frailes que allá estubieren, e mando al nuestro tesorero que es o fuere que de cualquier maravedíes u oro de su cargo compre lo susodicho que con carta de pago  de las personas que lo llevaren  que con esta mi cédula mando que les sea recibido en quenta lo que lo susodicho costare sin otro recaudo alguno, e mando que se tome la razón desde mi cédula, etc. fechada en Valladolid, a XXVIII días del mes de mayo de mil quinientos treze. Yo El Rey. Por mandado de su Alteza, Lope Conchillos, señalada del Obispo.  

Yo quiero agregar a esta historia, porque nadie lo ha mencionado, que el hecho de que el cacique de Cumaná, haya escogido el nombre ¨Alonso¨ ,en la pila del bautismo, no puede ser un hecho casual, sino un tributo, que el cacique de Cumaná, escogió, como homenaje a su amigo, el capitán Alonso Sánchez de Huelva, el cual pasó mucho tiempo reparando su barco, ayudado por el cacique y sus súbditos,  hábiles constructores de barcos, como lo reconoce Bartolomé de Las Casas,  pobladores;  y es más, muchos de sus marineros se quedaron en Cumaná y formaron familia; he allí las indias blancas que sirvieron la mesa  a Trevisán y sus acompañantes; y estos marinos, es indudable, enseñaron muchas cosas de las cuales solo el pueblo indígena de Cumaná pudo disfrutar, como hacer vinos tintos y blancos y construir mejores barcos, como nos lo cuentan:  Ángelo Trevisán, Bartolomé de Las Casas, López de Gómara, Juan Manzano Manzano y otros tantos historiadores,  cronistas y viajeros. 

PUERTO DE LAS PERLAS.

El primer nombre con el que se conoció la ciudad de Cumaná, y el pueblo de Kaimas Caribes que lo habitaban como nos lo cuenta Ángelo Trevisán, y desde entonces fue “Puerto de Las Perlas”, puerto habilitado en la Isla llamada ¨Isla de Las Perlas´ ubicada en la desembocadura del río Chiribichií, hoy Manzanares, en su desembocadura por el Golfo de Cariaco, nombre con el cual lo dio a conocer Per Alonso Niño, cuando arribó a  Cumaná en 1498, esta isla ha sido confundida por cronistas copistas, con la isla de Cubagua, que para esos tiempos era una isla muy rica en perlas pero deshabitada; y desde esa fecha llegaron a Cumaná los Señores de Canoa, o negociantes y explotadores de placeres de perlas, en diversas partes del mundo; POR ESO Y SOLO POR ESO, el Católico, ordenó 1504, la construcción del fuerte de Santa Cruz  de La Vista, en la desembocadura del río Chiribichií, por el golfo de Cariaco;   esos señores pagaban el Quinto Real. 

 Don Ricardo Castillo, menciona, entre los más antiguas e importantes a: Don Gaspar de Antúnez, don Antón de Valenzuela, fray Manuel de Catalá, don Martín de Olano, y decenas de Señores de Canoa, que formaron familia en la Nueva Córdoba, y enriquecieron a la Corona Española, de los primeros tiempos de la conquista del Nuevo Continente.

Margarita y Cubagua en esos tiempos eran islas totalmente despobladas. Los señores de Canoa pescaban en sus aguas, pero tenían sus negocios y casas en Puerto de Perlas, que luego se llamó ¨Nueva Córdoba. La primera casa que se construyó en Cubagua, con piedras de Araya, data de 1521. 

Veamos algunos testimonios:

El formidable investigador Don Demetrio Ramos, identifica Puerto de Perlas en su obra “La Fundación de Venezuela Ampiés y Coro” Dice en la pág. 148:

“Viniendo de la Isla Española para estas partes casi en el paraje de la isla que se dice de la Mona, encontré una carabela que venía de la dicha costa y de la isleta de las Perlas, de la cual tomando lengua, dijo que dejaba levantados los indios de toda la dicha costa y de la isleta de las perlas, y que habían muerto los frailes Franciscos y es a donde el dicho Casas se había retirado, del cual me dijeron que habían más de 40 días que no parescía, por donde yo creo ser muerto: y dijo más, que dicha isleta de las Perlas quedaba a mucho peligro de perderse por donde hay mucha necesidad que acerca de todo lo sobredicho vuestra magestad mande facer presta ispidición. Relación de Miguel de Castellanos. Contador de la Tierra firme de Paria.    

Mucho más claro aparece Puerto de Perlas en esa Representación del Contador Real, Miguel de Castellanos, que acompañó a fray Bartolomé de las Casas en la Isla de Las Perlas, veamos:

“Relación que yo, Miguel de Castellanos, di a vuesa magestad de la ida que fui con el licenciado Bartolomé de Las Casas, a la costa de Paria.”
Fui de contador de vuesa majestad con ochenta mil maravedís. Vi que el dicho licenciado a causa de no tener aquella facultad que le convenía para conseguir lo que asentó, hizo otra nueva contratación y asiento con el Almirante y jueces y oficiales de la isla española para que por cierto tiempo tuviera a su cargo la armada que habían enviado a dicha costa, y se hiciesen ciertas partes lo que por su industria se hubiese. Llegado a dicha costa, vi que ni pudo conseguir lo uno ni lo otro, por no llevar aquella orden y forma que debía conforme al primer asiento, y por le desamparar y desobedecer los soldados de la armada, y serle también algo contrario el lugarteniente del Almirante que está en la Isla de Las perlas, ante el cual el dicho licenciado yo vi pasó ciertos actos de protestaciones sobre la jurisdicción de la dicha costa, porque se nombraba juez así de la costa como de la dicha isleta de Cubagua, contra las facultades que Casas llevaba de vuestra Majestad. -Aunque hay cierta confusión en este texto, se sabe que Las Casas, estaba en el puerto de Cumaná con los dominicos y franciscanos- Continúa como veremos:

“Yo vine por la española llevando carta de Casas, en que pedía socorro al Almirante y jueces, pues la dicha armada y todos lo habían dejado, visto que nada le enviaban, me vine para vuesa majestad.

Por lo que he visto conozco que a vuesa majestad se seguiría gran provecho así de la costa como de la isleta, que a partes dista cuatro leguas y a partes ocho, enviado gobernador con Jurisdicción civil y criminal, y haciendo fortaleza en el puerto de Cumaná a la punta del río. A causa de no haber esto proveído” …    

Veamos ahora como menciona Reginaldo Montesinos, a Puerto de Perlas, en su carta a la Regencia, carta con la cual escribe su polémico libro don Vicente Rubio: “Los Primeros Mártires dominicos de la tierra firme”.

“Que el Rey Católico dio licencia y lo mandó y ovo  por bien y pagó la costa para ello, para que fuesen algunos  de sus frailes  a predicar desde esta isla la Española a tierra firme, y él mandó a dos frailes  que fuesen a ver aquella tierra   en una nao que se partió para allá, los cuales aportaron al puerto de Las Perlas, y desde allí entraron en tierra por ocho leguas a un valle que llaman Chiribichi (es el nombre Carina del rio de Cumaná), en el que hallaron a un señor que se llamaba Alonso, el cual los días pasados había venido a la isla Española  con una nao que allí había pasado  y tornároslo cristiano  y estuvo en nuestro convento en la isla Española”. Tomado del Libro de don Vicente Rubio: “Los Primeros Mártires dominicos de la tierra firme”.

Con el nombre del río Chiribichií, se inicia la torcida y gran confusión de los cronistas, en relación con el sitio al que arribaron los primeros misioneros. Los españoles le cambiaron al río de Cumaná, su nombre de ¨Chiribichií¨, por el nombre del Cacique ¨Cawaná¨, como solían hacer. 

El río de Santa Fe es el ¨Chiribiche¨, (los españoles pronuncian Kiribike), como lo escribe Pedro de Córdoba, en su carta de 1517, carta que va más adelante, EL nombre tiene en los dos ríos, Cumaná y Santa Fe, el mismo componente: “Chiri” que quiere decir ¨pájaro¨ que deviene en nuestros “Chiritos”, colibrí cumanés; y “bichi” o “pichi¨, que quiere decir río.  Son distintos, pero el tiempo y la confusión escritural y geográfica, ha terminado por imponerse; y hoy el rio de Santa Fe ostenta el nombre legitimo del rio de Cumaná.  Lo escriben y pronuncian Chiripichi  




El fuerte de Santa Cruz de la Vista, en Puerto de Perlas, que luce la torre construida por Bartolomé de Las Casas y presentadas por Castellón como si él la hubiese construido. La construcción de la inmensa estructura muestra los signos del tiempo; el Fuerte se inició en vida de Fernando el Católico, que ordenó su construcción en 1504. A su lado pueden observarse algunas casas de la Nueva Córdoba que ya se extendía por las faldas del Pan de Azúcar. Las ruinas de este fuerte aún pueden verse bajo las aguas del Golfo de Cariaco. Es la ubicación, el testimonio irrenunciable de la primogenitura de Cumaná. La primera ciudad fundada y construida por el Imperio Español en el Continente Americano.






Ruinas del fuerte de Santa Cruz de la Vista, en el pujante pueblo de Nueva Córdoba, protegida por la muralla construida por Jácome Castellón, después del terremoto de 1530.  La pintura del pueblo, que es el inicio de Cumaná, no deja ninguna duda de su crecimiento, y su puerto sobre el río, se empezó a formar desde que Per Alonso Niño, en 1499, descubrió Las Perlas en sus mares, y llevó 49 marcos a España, encargadas por el Visorey, Cristóbal Colón.  La noticia trastornó el buen juicio de los perleros que poblaron nuestro puerto. ¿No es esta acaso, una prueba determinante y suficiente de su existencia? Hay algún otro pueblo de esos tiempos que pueda mostrar algo semejante. Hasta las fortalezas en la cumbre del pan de Azúcar, muestran su poder.     

ALEJANDRO DE HUMBOLDT ENTRA A LA CIUDAD DE CUMANÁ POR EL PUERTO DE LA BOCA DEL RÍO CHIRIBICHIÍ O MANZANARES, veamos sus impresiones: 

¨Habíamos llegado al fondeadero, frente a la embocadura del río Manzanares, 16 de julio de 1799, al despuntar el día; más no pudimos desembarcar sino muy tarde de la mañana, porque estábamos obligados a aguardar la vista de los oficiales del puerto. Se fijaban nuestras miradas en los grupos de cocoteros que ribeteaban la costa, cuyos troncos de más de sesenta pies de altura dominaban el paisaje. La planicie estaba cubierta de conjuntos de Casias, Cápparis, y de esas Mimosas arborescentes que, semejantes al pino de Italia, extienden sus brazos en forma de quitasol. Las hojas pinadas de las palmeras se destacan sobre el azul del cielo cuya pureza ningún vestigio de vapores enturbiaba. Subía el sol rápidamente hacia el zenit. Difundíase una luz deslumbradora por el aire, por colinas blanquecinas tapizadas de Nopales cilíndricos, y por un mar siempre sosegado, cuyas

del día, el vigor de los colores vegetales, la forma de las plantas, el variado plumaje de las aves, todo anunciaba el carácter prominente de la naturaleza en las regiones ecuatoriales.
La ciudad de Cumaná, capital de la Nueva Andalucía, dista una milla del embarcadero o de la batería de la Boca, cerca de la cual bajamos a tierra, después de haber pasado el alfaque del Manzanares. Hubimos de recorrer una vasta llanura, el Salado, que separa el arrabal de los Guaiqueríes de las costas del mar. Aumentábase el calor excesivo de la atmósfera con la reverberación del suelo desnudo en parte de vegetación. El termómetro centígrado, hundido en la arena blanca, subía a 37º, 7. En las pequeñas charcas de agua salada se sostenía en 30º,5, bien que el calor del océano en su superficie es generalmente de 25º,2 a 26º,3 en el puerto de Cumaná (2). La primera planta que recogimos en el continente de la América, fue la Avicenia fomentosa (Mangle prieto) que en este lugar apenas alcanza dos pies de altura. Este arbusto, el Sesúvium, la Gonfrena amarilla y los Nopales cubren los terrenos impregnados de muriato de sosa; a este pequeño número pertenecen vegetales que viven en sociedad, como el brezo de Europa, y que en la zona tórrida solo se encuentran en las riberas del mar y en las altiplanicies elevadas de los Andes (3). A Avicenia de Cumaná se distingue por otra particularidad no menos notable: es el ejemplo de una planta común a las playas de América meridional y a las costas del malabar.
El piloto indio nos hizo atravesar su sementera, que más parecía una roza que un terreno cultivado. Mostrónos, como una prueba de la fertilidad de ese clima, una Ceiba (Bombax heptaphyllum) cuyo tronco, a los cuatro años, había llegado a unos dos y medio pies de diámetro. Hemos observado en las orillas del Orinoco y del rio Magdalena, que los Bombax. Las Carolinea, los Ochróma y otros árboles de la familia de las Malváceas, tienen un crecimiento en extremo rápido. Pienso con todo, que hubo alguna exageración en lo referido por el indio sobre la edad de la Ceiba; porque bajo la zona templada en terrenos húmedos y cálidos de la América septentrional, entre el Misisipí  y los montes Aleghany, los árboles en diez años no pasan de un pie de diámetro (4), y la vegetación no es allí en general sino en un quinto más acelerada que en Europa, aun tomando como ejemplo el Plátano de Occidente, el Tulipero y el Cupresus disticha, que adquieren de nueve a quince pies de diámetro. Fue también en las playas de Cumaná, en la cementera del piloto Guaiquerí, donde por primera vez vimos un Guamo cargado de flores (5), y notable por la suma largura y brillo argentado de sus numerosos estambres. Atravesamos el arrabal de los indios, cuyas calles están muy bien alineadas y formadas con casitas nuevas todas y de un aspecto risueño. Este barrio de la ciudad acababa de ser reconstruido, a causa del terremoto que había arruinado a Cumaná dieciocho meses antes de nuestra llegada. Apenas habíamos pasado por un puente de madera el rio Manzanares, que alimenta algunas babas o cocodrilos de una especie pequeña, cuando vimos por todas partes los vestigios de aquella horrible catástrofe. Nuevos edificios se elevaban sobre los escombros de los antiguos.

EL FUERTE DE STA. CATHERINA

El fuerte de San Juan e Sta. Catherina, es una construcción de cal y canto, cuya construcción inició Don Juan Bravo de Acuña en 1665, en cuyos planos, puede observarse su ubicación, dimensiones, la estacada que lo protege y el amurallado y amplio patio de armas, desde el cual accede a una estructura superior en la cual están las dependencias y baluartes, la casa del Sargento Mayor, el almacén de artillería, alojamiento de artilleros y almacén.  Fue construido sobre la rada que forma el mar y la embocadura del río Manzanares, en la cual rada puede surgir toda la fuerza sutil de esta comarca.  Ha sido reconstruido durante este gobierno de Emparan, por lo que lucía reparado y limpio, ya que, aunque había sido arruinado a poco tiempo por un fuerte maremoto, se estaban realizando en él, importantes trabajos de acomodamiento y pertrechage; además se le construyó una buena estacada de palo sano, madera muy dura que era abundante en la zona, sólida y difícil de abordar. También se repararon los torreones y baluartes, dormitorios y demás partes del fuerte, como el almacén de la pólvora y el de la artillería. El fuerte está dotado con cuatro cañones de calibre doce, otro de calibre diez y otro de cinco, todos en sus cureñas y listos para disparar.

La construcción tiene forma cuadrada hacia el mar, con muros de cal y canto de cincuenta pies de alto. Mirando hacia el sur tiene dos lados en triángulo que dificultan la defensa. Se observa, a simple vista, que esta parte del fuerte es más antigua; tal vez en el diseño original tenía forma de estrella para una mejor defensa de sus lados, lo cual evidentemente se abandonó, quedando este lado indefenso. 

GREGORIO ESPINOZA DE LOS MONTEROS. 1740-1745.
La ciudad de Cumana se había ganado una posición relevante en el Imperio español, su titularidad era recamada en la Corte por renombrados y nobles caballeros, por ello al Marqués de Preux Don Carlos de Sucre, lo sustituye el Marques de Monte Olivar.
Nacido en Granada, este personaje de la Corte, que ostentaba el rango de   con el rango de Brigadier con una brillante hoja de servicios, fue nombrado por Felipe V, Gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, en Madrid, en el palacio del Buen Retiro, el 29 de diciembre de 1740.  Se residenció con sus familias en Cumaná, Gobernó con el título de Gobernador y Capitán General de la Nueva Andalucía, Cumanagotos, Guayana y el Dorado, en reemplazo del coronel Carlos de Sucre, que había cumplido su quinquenio.  Llegó acompañado de su esposa doña Ana de Cubas y Palacios, quien, al mes de estar en la ciudad, parió a su hija María Ignacia, de la que fue padrino el Vicario Superintendente Dr. Tomás de Sifontes Valdivieso. Acompañárosle en esta ciudad, tres hijos de su primer matrimonio.
            Construyó, en 1741, la batería de “San Carlos” en la desembocadura del río Manzanares, para lo cual encomendó los trabajos a su hijo Félix Espinosa de los Monteros, se defendió del ataque de un navío y una balandra inglesas que intentaron tomar la ciudad, y en una acción heroica, el 1° de octubre de ese año, después de cuatro horas de combate, derrotaron y pusieron en fuga a los ingleses.
            En el mismo puerto de la desembocadura del rio, este gobernador  construyó, en  1741,  la batería de “San Carlos”,  cerca de las ruinas del  fuerte de Santa Catherina,  para lo cual encomendó los trabajos a su hijo Félix Espinosa de los Monteros, al cual, una vez terminada la obra,  le tocó defender heroicamente la ciudad, del ataque de un navío y una balandra inglesas, muy bien pertrechadas,  que intentaron tomarla, desplegando toda su fuerza; y en una acción sin igual, los cumaneses celebraron el 1° de octubre de ese año, después de cuatro horas de intenso combate, cuando se logró derrotar  y poner en fuga  a los enemigos ingleses.


CONTRATO DE LOS MUELLES DE CUMANÁ Y CARÚPANO  
NEGOCIADO DEL CONTRATO   
El Contrato lo celebró el Gobierno Nacional por órgano del Ministerio de Obras Públicas con el señor Miguel Alvarado Mendoza el 3 de abril de 1906.  Se publicó en la Gaceta Oficial el 9 del mismo mes.  
PROCESO DE CESIONES DEL CONTRATO COMO SE ACOSTUMBRABA EN ESOS TIEMPOS    
 Miguel Alvarado Mendoza con el previo consentimiento del Gobierno Nacional otorgado por Resolución de 9 de noviembre de 1906 que se publicó en la Gaceta Oficial de esa fecha número 9 920 cedió al señor José María Iturbe los derechos y acciones que le correspondían por dicho contrato en documento registrado en Caracas el 13 de noviembre de 1906.  
TEXTO DEL CONTRATO
Jesús María Iturbe también con el consentimiento del Ejecutivo Federal expresado en la resolución de 19 de abril de 1907 que se publicó en la gaceta Oficial de ese día número 10.017 hizo igual cesión de todos sus derechos y acciones a la Compañía Anónima “Muelle de Puerto Sucre” que se llamó luego “Muelles de Puerto Sucre y Carúpano” en documento otorgado y registrado en Cumaná el 17 de abril de 1907.  
Por último la Compañía “Muelles de Puerto Sucre y Carúpano”, con el consentimiento también del Gobierno Nacional,  contenido en la resolución de 19 de octubre de 1910, que se publicó en la gaceta oficial de ese día,  número 11.134, cedió a “The Cumaná and Carúpano Pier and Tranway Company”, Compañía Anónima   constituida en la ciudad de Jersey City Estados Unidos de América,   el mismo negocio de Puerto Sucre,  con todos sus bienes derechos y consecuencias, por documento otorgado en Caracas, el 9 de noviembre de 1910, y registrado en Cumaná, el 22 de febrero de 1911. Esta cesión, fue además aprobada expresamente, por el Ejecutivo Federal, en virtud de Resolución dictada por el Ministerio de Obras Públicas, el 22 de diciembre de 1910, que se publicó en la Gaceta Oficial del mismo día número 11.188.  

MEMORIA DESCRIPTIVA DE LAS OBRAS


                                               Caracas Venezuela 7 de febrero de 1916.
Ciudadano
Ministro de Obras Públicas.
 Presente.

Tenemos el honor de remitir a Ud. las memorias descriptivas de nuestras obras construidas en los puertos de Cumaná y Carúpano, de acuerdo con los contratos celebrados con el Gobierno Nacional y de los cuales somos cesionarios. Las del primero de dichos puertos se concluyeron en su totalidad hace ya algún tiempo, y fueron en su oportunidad recibidas y aprobadas por el Gobierno Nacional del mismo modo que las del muelle de Carúpano. Las demás, relacionadas con este último puerto, acaban de terminarse con el establecimiento y apertura al servicio público de la línea de tranvías eléctrico que une el Muelle con la Aduana y la ciudad. También se adjuntan los planos detallados de todas esas las obras y varias fotografías que ilustran lo más posible las memora aludidas.   
Hacemos constar al ciudadano Ministro, en nuestro carácter de Gerente General en Venezuela de The Cumaná & Carúpano Pier & Tranway Company, para los fines consiguientes, que, con la terminación de las obras del Tranvía Eléctrico de Carúpano, que era lo único pendiente, quedan cumplidas a cabalidad las obligaciones que nos impone el contrato respectivo.  
Con sentimientos de alta consideración somos de Ud. Attos, ss., ss.   
The Cumaná & Carúpano Pier & Tramway Company
C Freeman
Gerente General en Venezuela

MUELLE DE CUMANÁ


El muelle de Cumaná en 1943.


Las pertenencias de la Compañía en este negociado comprenden, además de los derechos adquiridos en el contrato celebrado por el Señor Miguel Alvarado Mendoza con el Gobierno Nacional el 3 de abril de 1906, del cual es cesionaria la Empresa, los siguientes bienes el muelle, el faro, las oficinas y depósitos y los útiles y maquinarias para la descarga y transporte.  
EL MUELLE.
El Muelle es de madera, de 251 metros de largo y 5,40 de ancho, con una cabeza o plataforma terminal de 15,60 metros en cuadro, techado en parte y provista de escaleras, para comodidad del tráfico de pasajeros.
Los pilotes son todos de madera del país vera, morado y guatacare, en la mayoría de esta última, porque, de los ensayos realizados hasta hoy, resulta que es la menos atacada por el “teredo” o “broma del mar”. Los pilotes están ligados entre sí por tirantes diagonales de acero, de 0,25 de diámetro y 3,50 a 4,50 metros de largo.  
La mansedumbre del puerto permitió hincarlos con un martinete flotante; con lo que se ahorraron los gastos de andamiaje. La maza del martinete pesaba 500 kilogramos y la altura de caída pocas veces excedió de 4 metros, aunque podía alcanzarse hasta 8 metros Todos los pilotes se hincaron, en fondo de arena, hasta el rebotamiento de la maza. El promedio de hincadura fue de 3,50 metros, más o menos.  
Se emplearon en toda la obra 550 pilotes, desde 4,50 metros hasta 11 de largo y de 0, “20 a 0, “30 de diámetro.
Las vigas longitudinales principales, las traviesas y el piso son de pitch-pine americano; aquellas de 0, “228 X 0, “152 de escuadria, estas de 0 152 X 0 101 y el piso de tablones de 0,”30 de ancho y 0,”05 de espesor.  
Toda la clavazón y la empernadura usada fueron de hierro galvanizado.  
Como en la extremidad libre del Muelle hay 5,20 metros de agua, a él atracan los vapores nacionales y los veleros que visitan nuestros puertos.  
   EL FARO
El faro está emplazado en la base del Muelle, a los 10º 27’ 40” de la longitud Norte a los 2º 44’ 8” de longitud Este (64º 11’ 12” al Oeste de Greenwich)
 
Una torre cuadrangular de acero, sólidamente afianzada en cimientos de concreto, con una base de 4 metros de lado y una altura de 21 20 metros, soporta, en su vértice, la caseta techada de la farola, convenientemente dispuesta, a fin de que la luz blanca de ésta, que brilla sin interrupción a 24 metros de altura sobre el mar, pueda verse desde todos los putos del horizonte  

LAS OFICINAS Y DEPÓSITOS
Del área de terreno de 1220 metros cuadrados, pertenecientes a la Compañía, se reservaron para jardines y futuros ensanches, 780 metros cuadrados y sobre el resto se construyó el edificio destinado a depósitos y oficinas Esencialmente está constituido por dos naves en su parte central, rodeada de corredores exteriores.   
Se puede observar, un poco alzado sobre el mar Hubo que levantarlo con un terraplén rodeado de muros de concreto, sobre los cuales se construyó el edificio, que es de madera y cemento armado y techos de pizarra.    
A fin de asegurar una ventilación permanente y de hacer más fresco el ambiente, las paredes no se llevaron hasta el techo, sino se dejó en contorno un espacio de 0, “75 de ancho, cubierto con amplia malla de alambre galvanizado.  
En parte de los corredores se dispusieron las habitaciones del Gerente y la de los empleados, y en el cuerpo central se distribuyeron el Despacho del Gerente, el departamento de la Caja, el archivo, el amplio depósito de mercancías y el almacén del servicio de las lanchas, junto con el hangar de los vagones de carga.      
  Los jardines, cercados con barandas, contribuyen a darle un aspecto risueño al conjunto.   


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