viernes, 7 de octubre de 2016

JUNIO. MEMORIA HISTÓRICA DE CUMANÁ.



JUNIO 2016.


Fechas y títulos

1-06-1816. BOLÍVAR OTRA VEZ EN CARÚPANO
2-06-1873.- GENERAL PÁNFILO CASTRO.
3-06-1816. BATALLA EN LA ESMERALDA.
4-06-1830.- LA MUERTE DE SUCRE.
 5-06-1853. PRINCIPIO DE LA REVOLUCIÓN FEDERAL
6-06-1499. ALONSO DE OJEDA. 
6-06-1832.- CORONEL PEDRO JOSÉ ALARCÓN.
6-06-1827. MANUEL NORBERTO VETANCOURT
7-06-1828. PEDRO CESAR SUCRE Y ROJAS. 
8-06-1871. DOMINGO BADARACCO BERMÚDEZ. 
8-06-1499. EXPEDICION DE PER ALONSO NIÑO AL PUERTO DE CUMANA.
9-06-1654. DON PEDRO DE BRIZUELA. 1652-1661.
9-06-1835. REVISTA ORIENTAL.
9-06-1890. JOSE ANTONIO RAMOS SUCRE. 
10-06-1817. FRANCISCO JOSE DE SUCRE Y ALCALÁ.
10-06-1816. BATALLA DE CARLOS LÓPEZ. 
1-06-1816. BOLÍVAR Y EL DECRETO DE LIBERTAD DE LOS ESCLAVOS
2-06-1873.- PERFIL BIOGRÁFICO DEL GENERAL PÁNFILO CASTRO.
3-06-1816. BATALLA EN LA ESMERALDA Y DATOS BIOGRÁFICOS DE DON TOMÁS DE CIRES
4-06-1830.- LA MUERTE DEL MARISCAL SUCRE.
 5-06-1853. PRINCIPIO DE LA REVOLUCIÓN FEDERAL
6-06-1499. EL CONQUISTADOR ALONSO DE OJEDA. 
6-06-1832.- CORONEL PEDRO JOSÉ ALARCÓN.
6-06-1827. EL POETA INMORTAL MANUEL NORBERTO VETANCOURT
7-06-1828. PEDRO CESAR SUCRE Y ROJAS.  UN HIJO DEL MARISCAL
 8-06-1871. NATALICIO DEL DR DOMINGO BADARACCO BERMÚDEZ. 
8-06-1499. EXPEDICION DE PER ALONSO NIÑO AL PUERTO DE CUMANA.
9-06-1652. CAPITAN GENERAL PEDRO DE BRIZUELA.
9-06-1890. NATALICIO DEL EXCELSO POETA JOSE ANTONIO RAMOS SUCRE. 
10-06-1817. FRANCISCO JOSE DE SUCRE Y ALCALÁ.
11-06-1828.-DIPUTADOS POR CUMANÁ A LA CONVENCIÓN DE OCAÑA
12-06-1819. BATALLA DE CANTAURA.
13-06-1816. BATALLA EN CARÚPANO.
13-06-1817.- BATALLA EN CARÚPANO
13-06-1930. MUERTE DE JOSE ANTONIO RAMOS SUCRE. 
14-06-1814.- FUSILAMIENTO DEL CAPITAN PEDRO JOSÉ DE SUCRE Y ALCALA. 
16-06-1777. Dr. ANDRÉS LEVEL DE GODA.
17-06-1804. JUAN MANUEL CAJIGAL Y NIÑO. 
18-06-1822. SUCRE GENERAL DE DIVISIÓN DESPUES DE LA BATALLA DE RIOBAMBA.
19-06-1816. TOMÁS DE CIRES.
20-06-1812. SUCRE EN SUS PRIMEROS COMBATES.
21-06-1736. LA FUNDACION DE IRAPA. 
22-06-1792. VICENTE DE EMPARAN Y ORBE
23-06-1500. PRIMERA EXPEDICIÓN DE VICENTE YÁNES PINZÓN.
24-06-1595, FRANCISCO DE VIDES Y WALTER RALEIGHT
24-06-1821.-  LA BATALLA   DE   CARABOBO
25-06-1926.- NATALICIO DE GUILLERMINA RAMÍREZ.
26-06-1971.-  Un recuerdo para un gran maestro. KESHAVA BHAT.
27-06-1789.- EL HOSPITAL ANTONIO PATRICIO ALCALÁ DE CUMANA.
28-06-1818. Dr. PEDRO JOSÉ ROJAS.
29-06-1847.  DON B L A S B R U Z U A L   Y   VELOZ.
 30-06-1878.- JOSÉ MARÍA MILÁ DE LA ROCA DÍAZ. 


LOS DÍS HISTÓRICOS

1-06-1816. BOLÍVAR Y EL DECRETO DE LIBERTAD DE LOS ESCLAVOS
Bolívar llega victorioso a Margarita al frente de la ‘’Expedición de los Callos de San Luis’’ y es recibido como héroe por el General Juan bautista Arismendi. En  esta fecha, sale desde Margarita y arriba al puerto de Carúpano,  en compañía de los generales Arismendi y Santiago Mariño, y los guerreros que lo acompañaban. En el puerto de Carúpano obtiene resonante triunfo al vencer a los realista que, bajo el mando del coronel Andrés Martínez de Pinillos, lugar teniente de Morillo,  le opone obstinada y tenaz resistencia;  al fin el valiente español que sabe que no podrá detenerlo se declara en derrota y abandona la plaza  sale, sin embargo logra ordenarse y reponerse y logra evadir el cerco y con gran parte de sus fuerzas se refugia en Casanay.
Continuando su hazañosa campaña tras una  cuidadosa organización de sus fuerzas desplegadas por toda la ciudad y pese a la tenaz resistencia de sus moradores partidarios de los españoles toma toda la plaza, y el mismo día cumpliendo la palabra empeñada con el Presidente de Haití  Alexander Petión  firma el Decreto  por el cual declara la libertad de los esclavos.
Bolívar permanece trabajosamente en Carúpano 30 días, en los cuales los españoles y gran parte de la población le es hostil por lo cual El Libertador estuvo a punto de incendiar la población que se negó a colaborar con la causa patriota.  Pese a Todo formó con reclutas una fuerza importante  y parte para el centro como estaba previsto. Se concentra en Ocumare de La Costa, al frente de 1000 hombres; enfrenta graves problemas con sus oficiales encontrándose  cercado por el coronel Francisco Tomás Morales que no le daba cuartel.  Salva milagrosamente la vida, ya que querían abandonarlo o fusilarlo sus propios compañeros. Gracias al auxilio del francés Videau salva la vida. Entonces decide volver a Haití.  Deja al coronel  Mac Gregor al frente de las tropas y parte probablemente con la idea de asilarse o tal vez en busca de auxilios.

DECRETO DE LIBERTAD DE LOS ESCLAVOS
 El 2 de Junio de 1.816

Simón Bolívar Jefe Supremo y Capitán General de los ejércitos de Venezuela y Nueva Granada.
A los habitantes de Río Caribe, Carúpano y Cariaco, salud: considerando que la justicia, la política y la patria reclaman imperiosamente los derechos imprescindibles de la naturaleza, he venido en decretar, la libertad absoluta de los esclavos que han gemido bajo el yugo español en los tres siglos pasados, considerando que la República necesita de los servicios de todos sus hijos, tenemos que imponer a los nuevos ciudadanos en las condiciones siguientes:
Art. 1. - Todo hombre robusto, desde la edad de catorce años hasta los sesenta años, se presentará en la Parroquia de su Distrito a alistarse en las banderas de Venezuela, Veinticuatro horas después de publicado el presente decreto.
Art. 2. - Los ancianos, las mujeres, los niños y los inválidos quedarán eximidos desde ahora y para siempre del servicio militar; como igualmente del servicio doméstico y campestre en que estaban empleados a beneficio de sus señores.
Art. 3 - El nuevo ciudadano que repuso tomar las armas para cumplir con el sagrado deber de defender su libertad, quedará sujeto a la servidumbre, no sólo de él, sino también de sus hijos menores de 14 años, su mujer y sus padres ancianos.
Art. 4 - Los parientes de los militares empleados en el ejército
Libertador gozarán de los derechos de ciudadanos y de la libertad absoluta que es conceder este decreto a nombre de la República de Venezuela.
El presente reglamento tendrá fuerza de ley y será fielmente cumplido por las autoridades de Río Caribe, Carúpano y Cariaco.
Dado en el cuartel General de Carúpano, 2 de Junio de 1.816. días después, al continuar en la Campaña militar en el centro de nuestro país, el Libertador ratifica su decreto de Carúpano en su proclama a los venezolanos de la Provincia de Caracas. Entre los anuncios que hace a los compatriotas dice: "esa porción desgraciada de nuestros hermanos que ha gemido bajo las miserias de la esclavitud".

2-06-1873.- PERFIL BIOGRÁFICO DEL GENERAL PÁNFILO CASTRO.

  Este patricio de espíritu romano, nació en esta fecha, en  la ciudad de Cumaná -Estado Sucre. Desde 1919, a los 46 años,  se incorpora al movimiento  patriota y revolucionario que luchaba contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, encabezado en Oriente por el general y Dr. Aquiles Iturbe; y en el cual militaban líderes como los coroneles Matheus y Guzmán,  y el heroico patricio Pedro Elías Aristeguieta Rojas, de la estirpe del Libertador; y los  generales Agustín Rodríguez, Elías Rodríguez, Alfredo Russián  y Pedro María Yegres; el líder unificador del pueblo cumanés, Juan de Dios Gómez Rubio;  el recio luchador social  Dr. Ramón Carbonell; y otros como  Miguel Ángel Blanco, Antonio Amundarain, que son los que preparan la lucha clandestina en Cumaná. Este movimiento organiza la épica jornada del 11 de agosto de 1929, cuando surge en Puerto Sucre el navío “Falke” con una fuerza invasora bajo el mando del general Román Delgado Chalbaud,    que se desplaza abiertamente por la Avenida Bermúdez, y bajo metralla incesante logran avanzar con desprecio de sus vidas, hasta el puente Guzmán Blanco, dejando una estela de heridos, entre los cuales estaba Armando Zuloaga Blanco. En ese fatídico puente estaban atrincheradas las fuerzas del gobierno del Estado Sucre, bajo el mando del General Emilio Fernández, Presidente del Estado Sucre,  y el General Tobardía, Jefe de las Fuerzas del Estado Sucre, fuertemente armados y protegidos;   sin embargo las fuerzas invasoras intentaron con atrevidos movimientos, atravesar el puente,  bajo  fuego incesante; y, cuando casi lo lograban, una bala disparada por un francotirador, desde un samán que estaba del otro lado del río, alcanzó en el pecho al general Delgado Chalbaud, cuando intentaba salir gritando victoria con una bandera alzada;  y otra bala, en circunstancias parecidas,  mató al general Emilio Fernández, que salió eufórico de la barricada en la cual estaba protegido, para arengar a sus hombres que daban muestras de cansancio;  las fuerzas invasoras se replegaron bajo el mando del general Doroteo Flores, cuando apareció en la escena Pedro Elías Aristeguieta, con sus escoltas pero sin los refuerzos, que a esa hora, 11 am., estaban desembarcando en Caigüire; tampoco llegaron a tiempo las fuerzas de Pedro Maria Yegres ni las de Juan de Dios Gómez Rubio, al parecer no hubo concierto en el día ni la hora. Nadie lo ha explicado. Al enterarse Pedro Elías, de la tragedia, se unió con Doroteo Flores, y reuniendo las fuerzas dispersas, a las cuales se habían unido muchos cumaneses, se retiraron en busca del batallón de guaiqueríes que esperaba instrucciones de Pedro Elías en Caigüire, donde se les unió con sus fuerzas el general Pánfilo Castro, que venía desde Cumanacoa y Marigüitar, con muchos hombres, pocas armas y escaso de municiones; entonces lograron organizar un batallón de 500 hombres,  atacaron Cumaná el día 13,  y derrotaron completamente al general Tobardía que capitaneaba las fuerzas del gobierno, en la  batalla más importante de la gesta libertadora, en la Plaza Ayacucho; y tomaron la ciudad, fue el único día de gloria de Pedro Elías y Pánfilo Castro. Pánfilo Castro salió herido, pero continuó en la pelea hasta Santa Ana, donde fue herido de muerte el heroico Líder  Pedro Elías Aristeguieta. 
3-06-1816. BATALLA EN LA ESMERALDA Y DATOS BIOGRÁFICOS DE DON TOMÁS DE CIRES

Don Tomás de Cires, gobernador nombrado por Morillo de la provincia de Nueva Andalucía, en conocimiento del desembarco de Bolívar en Carúpano, sale a su encuentro, y es derrotado en La Esmeralda, muy cerca de Carúpano.   
Notas sobre Don TOMAS DE CIRES. 1815-1820.  Fue nombrado directamente por Fernando VII, gobernador y capitán general e intendente del ejército y real hacienda  de las provincias de Cumaná y Nueva Barcelona,  inspector de las tropas veteranas y milicias de sus respectivas guarniciones, Juez de arribada  y comisos, Juez conservador  de la real renta de correos y postas y Vice patrono real. Gobernó desde Agosto de 1815 hasta enero de 1820. Casó en Cumaná con María del Rosario Sotillo Santaella,
Por orden de Morillo hizo derribar la iglesia de la Divina Pastora e incendiar el barrio de Chiclana en Cumaná, también ordenó incendiar y destruir los templos de Cumanacoa, San Lorenzo, Aricagua y Arenas.
En su período hubo algunos gobernadores interinos, como el coronel Aldama, quien hizo azotar a doña Leonor Guerra, la cual murió de  pesar. Se le considera mártir de la revolución.
Morillo, Cires y Aldama se ensañan con las mujeres de Cumaná: Micaela Brito de Machado, Clara Pereira de Vetancourt, Micaela Mejía de Sucre, Cesárea Sánchez, Teresa Prada, Ana Josefa Peñaloza de Núñez, fueron torturadas y desterradas.  
Mariño con Bermúdez, Sucre, Valdés,   estrechaba el sitio sobre Cumaná. Los reales abren frentes en el interior de la provincia. Mariño  manda  una columna a cargo del intrépido coronel   Domingo Montes  y otra al mando del coronel Berné para contenerlos y   él  se dirige a  Carúpano.  Mariño se enfrenta al indio Macario Martínez, sagaz caudillo de aquella zona, lo derrota y logra pacificarla, volviendo a Catuaro. 
         Desde Ocaña en la  Nueva Granada, Morillo se informa de la situación  de la provincia de Cumaná, y vuela en auxilio de Don Tomás de Cires, cercado por Mariño, y también por el regreso y desembarco de Bolívar en Carúpano al frente de una bien organizada expedición.
         Llega  a principios de junio de 1817 y encuentra al Brigadier Don José de Canterac que había venido desde España al frente de un poderos ejército compuesto de dos batallones: Navarra y Burgos, con 800 plazas cada uno. Dos escuadrones de lanceros con 360 plaza cada uno; dos compañías de caballería de 192 plazas cada uno; una compañía de artilleros de 80 plazas, equipajes y demás pertrechos de guerra.
         Morillo ordena a Canterac atacar a Cariaco, y lo hacen el 10 de junio; derrota convincentemente a los patriotas de Mariño que se refugian en Carúpano. En Cariaco no solo se pierde una batalla sino que acaecen dolorosas bajas, muchos jefes patriotas pierden la vida entre ellos el Capitán  Pedro José Sucre y Alcalá, hermano del Mariscal; y el Teniente Coronel Rafael Jugo, Secretario de Mariño. En esos días se hizo famoso el indio Macario Martínez, que aterrorizaba a las familias carupaneras, y al cual Canterac acogió de buen grado para cometer cientos de fechorías contra las principales familia cumpliendo instrucciones de Morillo.
Don Tomás de Cires, se dice vencedor de Bermúdez,  lleno de sagrado entusiasmo,  dice: “Establecido el enemigo en el Puerto de la Madera, a legua y media de esta plaza, determiné atacarlo  en sus trincheras con 700 hombres, que era mucha parte  de nuestra guarnición , y tuvo efecto mi  pensamiento hoy día de nuestro augusto soberano, con tan feliz suceso, que el enemigo desalojado a la bayoneta de sus fuertes atrincheramientos, dejó en nuestro poder las dos piezas de artillería que allí tenia, toda su caballería compuesta  de 130 caballos ensillados, copiosa porción de municiones; un crecido número de fusiles y lanzas, todas las reses que allí tenían, y el campo cubierto de cadáveres. Nosotros hemos tenido alguna perdida. Aun no se me ha dado el parte circunstanciado  de todo: cuando lo reciba lo trasladaré  a V. S. Cumaná 30 de mayo de 1818. (73)
Nota:  Cires consideró un triunfo la retirada táctica de Bermúdez el Áyax venezolano, hacia Cumanacoa donde va a reorganizar el ejército después de cobrar 150 bajas en el ejército de Cires. Bermúdez capturó a Cires en 1821 y ordenó su inmediata ejecución.  

4-06-1830.- LA MUERTE DEL MARISCAL  SUCRE.

Berruecos fue un poema, fue la oscura
Página roja de la hostil cruzada,
Y una cumbre a la gloria levantada
Donde el hombre inmortal se transfigura

Si por la libertad lucha y fulgura,
Nunca más redentor que en la emboscada,
él, que llevaba en su gloriosa espada
la simbólica cruz de empuñadura.

Héroe de generosas convicciones,
Imponiendo su gesta a las naciones
Vence y perdona con grandeza extraña.

Vence y perdona, y ávido de arcano
Escoge bajo el cielo americano
Una tumba de cóndor: la montaña.
J M Rondón Sotillo.


El 4 de junio de 1830, víspera del día de Corpus Cristi, el General en Jefe Antonio, José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho y Redentor de los Hijos del Sol, fue asesinado por el capitán Apolinar Morillo, y cuatro sicarios, contratados al efecto, por el General José María Obando, del partido de Santander.
Se ha probado que  éste general Obando, hizo llamar al coronel Apolinar Morillo, venezolano, a su servicio, y, con él y  en su casa, se fraguó el macabro  plan de asesinar al Gran Mariscal, estando presentes otros cómplice, entre ellos:  Antonio Mariano Álvarez. 
Después de convencer al capitán  Morillo, de la necesidad de eliminar a Sucre, se le entregó una carta para el siniestro José Erazo, famoso asesino; con quien se reunieron los conjurados, en Salto de Mayo. Este sitio queda en la ruta que cruza la montaña de Berruecos.
El 2 de Junio llega el Mariscal en “Salto de Mayo”, a la casa de José Eraso, acompañado por el Licenciado José Andrés García; el Sargento Caicedo, hombre de su confianza; el sargento Colmenares con cuatro escoltas: el negro Francisco, esclavo del Licenciado, y tres hombres que se ocupaban del equipaje.
Llegaron la  a la casa de José Erazo, y encontraron reunidos a los criminales: Juan Gregorio Sarria,  Juan y Andrés Rodríguez, y Juan Cuzco, con Erazo y Morillo.
Sucre y su comitiva pasaron allí la noche.  El día 3 salieron temprano y llegaron  a Venta Quemada, y allí estaban los sospechosos. Sucre se alarmó pero no lo dio a entender sino que puso en alerta a su comitiva.  Al amanecer del día 4 a las 8 de la mañana, sale Sucre con sus acompañantes, de Venta Quemada, por la única ruta posible, subiendo por intrincados caminos, entre los bosques de la alta montaña de Berruecos y entran por una senda muy estrecha y peligrosa, que llaman de Cabuyal; tienen que pasan en fila india. Delante va García Trelles y el sargento Colmenares, luego un poco retrasado va Sucre en compañía de Sarria, detrás va el sargento Caicedo, distraídamente. No se escucha en Berruecos ni un lamento.
Alguien, tal vez Morillo, llama al Mariscal por su nombre: ¡General SUCRE!…
Y luego, casi instantáneamente, cuatro disparos. Tres dieron en el cuerpo del Mariscal y uno tocó a la mula. 
El Mariscal cae de la mula y murmura.
¡Oh Balazo!...
Y otra vez el silencio volvió a la montaña. 
La mula en la que cabalgaba el Mariscal, al sentirse herida huyó desbocada.
El Licenciado García, aterrorizado pico espuelas y se apartó del teatro del crimen; en cambio el Sargento Caicedo, que venía en la retaguardia, avanzó rápidamente y al ver al Mariscal herido y tirado en el camino bajó de la mula a socorrerlo, y pudo escuchar sus última palabras, Trató inútilmente de reanimarlo, estaba muerto. Alcanzó ver a los asesinos, a los cuatro sicarios huyendo por el camino que bajaba entre el follaje de la montaña.  Caicedo según su versión trato de seguir a los bandoleros, pero se dio cuenta de lo imposible de enfrentarlos, eran cuatro asesinos armados y él estaba solo. Regresó a  Venta Quemada, El Sargento Colmenares también regresó con su gente.
En ese sitio y a esa hora nació una luz que  alumbrará por siempre  el espíritu de la libertad americana. ¡Sucre ha muerto! ¡Han matado al Abel de Colombia! 
Apolinar Morillo consigna en pago, la vil suma de diez pesos a cada uno de sus tres sicarios. Treinta monedas de plata, que no pudieron disfrutar, fue el precio de la vida de Cristo, a quienes, a pocos días de consumado el horrendo crimen, los envenena José Erazo, el famoso auxiliar del general José María Obando; conocido asesino como el “Bandido de Salto de Río Mayo”, Erazo los envenena, con el fin de evitar que hagan confidencias o revelaciones.
El sargento Lorenzo Caicedo, fiel servidor de Sucre,  llega a Quito en la mañana de un Jueves de Corpus, el diez de Junio, trayendo ensillada la mula de Sucre, y las botas y el sombrero en la montura. El sombrero tiene dos rasgaduras hechas con proyectiles de fusil. La Casa Azul de la Marquesa,  sita en la carrera Venezuela hoy número 66, hállase lujosamente adornada, en virtud de que  la “Procesión de Corpus”  pasará por  su frente. 
Al ver la Marquesa a Lorenzo Caicedo, le pregunta:
¡Caicedo!… ¿Qué es del General?,
y él responde:
“Vengo de enterrarlo debajo de un árbol, porque lo mataron en Berruecos”.
Al oír la noticia del asesinato en la persona del ilustre General Antonio José de Sucre, la dama horrorizada ordena quitar los adornos de la Casa Azul,  la que esperaba vestida de fiesta,  se muda  en riguroso duelo. La viuda, su familia, los amigos, la servidumbre,  y el pueblo,  lloran desesperados y temerosos.
A mediados del mismo Junio, Mariana. Revestida de valor, resuelve que Lorenzo Caicedo, su mayordomo Isidro Araus y cuatro peones, vaya a Berruecos a traer el cadáver de Sucre.
Llevan dos bestias de carga, mucho alcohol, varias sustancias antisépticas, y también una caja antigua de madera, de las de guardar ropa.   
Una vez en Berruecos, desentierran el cadáver, le echan el alcohol y las sustancias, lo ponen en la caja, le recogen las piernas, a fin de que entren en la caja, la cierran bien, y encima le tienden ropa, para hacer creer que es una caja de mercaderías. 
Lo traen con el mayor disimulo; viajan  de noche, con el objeto de no ser asaltados por los envidiosos y pérfidos enemigos de Sucre
A Principios de Julio del mismo 1830, pisan el Valle de Chillo, situado al Sur-Este de Quito.
La viuda pone el cadáver en un lindo ataúd, después de esparcirle sustancias antisépticas, y lo entierra en el Oratorio de su Hacienda  “El Deán”, ubicada en el mismo valle, a saber, en la hoy parroquia de Conocoto de la Provincia de Pichincha.  
Ahí permanece hasta 1841, en que la señora Mariana de Carcelén, viuda del Mariscal, muda los restos a un nuevo ataúd, al cual también muda los restos de su hija, la niña Teresa, fallecida el 15 de noviembre de 1831, y cuya muerte aún no ha sido esclarecida, y fue sepultada  el 16 del mismo mes en la iglesia de San Francisco.
Isidro Araus, su esposa Francisca y otras personas, junto con la Marquesa, traen el ataúd con mucho sigilo  hasta la Iglesia del Carmen Bajo, y con especial cuidado, lo entierran en el Presbiterio delante del Comulgatorio de las Religiosas, por voluntad de la Madre Priora, Manuela Valdivieso Carcelén, prima hermana de la viuda, y, a la vez, previo influjo de otras religiosas, Josefa y Magdalena Larrea, tías carnales de la viuda.
La señora Rosario Rivadeneira, en virtud de ser amiga del Dr. Alejandro Melo (Médico) le avisa,  a principios de abril  de 1900, que los restos de Sucre  se hallan sepultados en el Presbiterio de la iglesia  mencionada
La señora llega a poseer el secreto, porque, después de muchos años de fallecida la Marquesa, se lo reveló  a la mujer de Isidro Araus, ya cerca de morir.   
A la Marquesa se la bautizó en Quito, el 27 de Junio de 1805. murió de fiebre, y con todo auxilio de la Religión Católica, en un lunes 15 de diciembre de 1861, a los 56 años, 4 meses, 18 días. Fue llorada por la ciudad de Quito, en atención de haber  sido muy virtuosa  y muy caritativa, y sepultaron su cadáver en el Tejar.
Pues bien, el Dr. Melo se asocia  al señor César Portilla, y ambos dan la noticia a don Abelardo Moncayo, Ministro de lo Interior, y éste consigue  del Ilustrísimo Señor Arzobispo  Dr. Pero Rafael González Calisto,  que dé licencia  a las Religiosas  del Carmen Moderno (Carmen Bajo)  a fin de hacer las delicadas averiguaciones.
Interrogada la Madre Priora Carmen Jámeson, previa licencia arzobispal, dice entre varias cosas, que por tradición sabe  con seguridad que, en 1841, sepultaron los restos del Mariscal Sucre en el Presbiterio de la aludida Iglesia, delante del Comulgatorio de las Religiosas. 
Como se ve,  las palabras concluyentes  de la Madre Jámeson, son las que hacen creíble la revelación  de la señora Rivadeneira, revelación que carecía de apoyo y de sello de verdad.
El gobierno que  preside  el General Eloy Alfaro, ordena que  en virtud de autorización  concedida por el Señor Arzobispo, se hagan las excavaciones  en el lugar señalado  por la Rda. Jámeson; y en verdad,  a los tres días de excavar  hallan el ataúd, a las dos de la tarde  de un martes 24 del referido Abril de 1900.
La señora Rivadeneira es premiada por el gobierno con 4000 fuertes.
Ahora pues, en un lunes 7 de mayo del ante dicho 1900, la Junta Médica de la Universidad Central, previo examen concienzudo, informa que los restos  son los mismos de Sucre.
Se ponen los identificados restos en una linda caja de ébano inclusive un tubo de vidrio que contiene el acta de colocación de ellos; después se cierra y  sella la caja en debida forma, y se la guarda en una urna extraordinariamente lujosa, y asegúrasela con buenos candados. En Europa trabajan la urna; es de metal dorado, y de bellísima configuración; la parte inferior  se compone de cuatro caras de mármol negro; el interior es de muy fino terciopelo rojo, con botones de oro; sobre ella está fija una preciosa cruz dorada, y el trabajo es verdaderamente artístico.
Más o menos, la urna tiene un metro de altura; uno de largo y 60 centímetros de ancho. 
Es destinada a poner en ella los restos del gran jurisconsulto y Vicepresidente de la República, Dr. Pedro José Arteta, fallecido el 24 de agosto de 1873, y en seguida guardados en la Iglesia de la Compañía; más por razones de dificultad de última hora,  su hijo Don Carlos Arteta vende la urna al Gobierno en mil sucres, en uno de los días posteriores al 24 del enunciado abril.
El jueves 17 de mayo del mismo 1900,  el Ministerio de Hacienda, por medio de oficio, ordena a la Tesorería Fiscal de Pichincha que pague los mil sucres.
Previa licencia del Señor Arzobispo, se forma una Capilla Ardiente en la iglesia del Carmen Bajo. El principal compositor de la Capilla, que resulta muy lujosa, es el habilísimo hermano Mercedario Fray Miguel Serapio Quijano.
Los restos contenidos en la urna, quedan en la Capilla desde el mismo 29 de Mayo, hasta el domingo 3 de Junio del mencionado 1900, y celébranle honras solemnes los padres Mercedarios, los Agustinos, los Franciscanos, los Dominicos y los Jesuitas, respectivamente.
Ahora pues, un Consejo de Guerra de Oficiales Generales, instalado en Bogotá, sentencia a la pena de muerte al Ex-Teniente Coronel Apolinar Morillo, en un jueves, 18 de Agosto de 1842, después de convicto y confeso.
Forman el Consejo los generales Ramón Espina, Manuel María Franco y Marcelo Buitrago; los coroneles José María Cancino y José Arjona; los tenientes coroneles Fernando Campos y Lorenzo González y el Auditor de Guerra Dr. Narciso Sánchez, todos ilustrados.
En un martes, 25 de octubre  del mismo 1842,  la Suprema Corte Marcial  de la Nación, residente en Bogotá, confirma la sentencia.  
Los jueces son los doctores  Estanislao Vergara, Miguel Tobar y Eusebio María Canabal; Conjueces Militares, General Joaquín París y Coronel Anselmo Pineda; Fiscal, Dr. Manuel María Mallarino, y Secretario interino, Dr. Nepomuceno Esguerra, todos muy ilustrados.  
A  Morillo lo tienen en el Cuartel  de San Agustín en Bogotá. Allí lo visitan con frecuencia, el religioso agustino, Francisco Aguillón y el señor presbítero Ignacio González. Ambos lo consuelan y le hacen fervorosas exhortaciones.
En un lunes 28 de Noviembre del propio 1842, Apolinar Morillo da un largo Manifiesto, cuyos dos párrafos principales dicen así: “A mis conciudadanos, a mis compañeros de armas, a la humanidad entera. Dentro de pocos instantes no quedará de mi sino la memoria, lo único que me sobrevivirá, y que quisiera librar de la ignominia con la sangre que voy a derramar en el patíbulo. Nada deseo ya, nada más apetezco sino el que mi nombre no sea pronunciado con horror, ni execrado por la posteridad.- Cometí, es verdad un delito, pero mi corazón no participó en él; mi acción fue criminal, pero mis sentimientos jamás lo fueron. Un destino funesto quiso que el ex general José María Obando, que tenía meditado el asesinato del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, de acuerdo con otros señores, cuyos nombres no debo expresar en estos momentos, más cuando la Opinión Pública  los señala con el dedo, me escogió para instrumento para entender en aquel crimen, perpetuado en un hombre justo a quien yo respetaba”.
            “A las 4 de la tarde del miércoles 30 del mismo noviembre de 1842, la Compañía que guarda al reo, Apolinar Morillo, en el Cuartel de San Agustín, lo lleva amarrado a la plaza de Catedral. Va pálido, con los ojos hacia el suelo y con un crucifijo en las manos; camina al paso lento de la marcha que toca el respectivo tambor; en la plaza está formado todo el Ejército que hay en la ciudad, en la que, a la vez hay un inmenso gentío, las campanas tocan a agonía; además de numerosa concurrencia lo acompañan dos sacerdotes, el Dr. Antonio Herrán y el Dr. Antonio Margallo,  y le hacen muchas exhortaciones. (El primer sacerdote llegó a ser Arzobispo de Bogotá, del 15 de abril de 1855 al 6 de febrero de 1868 en que murió)
Una vez en el patíbulo, lo sientan en el banquillo, lo amaran a este y le vendan los ojos. Dice que perdona al Ex -General José María Obando, a fin de que Dios le perdone a él, y exclama: “¡He sido muy pecador! ¡Dios mío, perdóname!”.   
En seguida, cuatro tiradores le disparan sendos balazos en el corazón, e instantáneamente se inclina la cabeza sobre el pecho.
De este modo se cumple la sentencia de Dios, que dice: “El que derrama la sangre de su hermano será castigado con la efusión de la propia suya.”
Con la merecida muerte que sufrió Apolinar Morillo, quedó satisfecha aquí en la tierra la “Vindicta Pública”, dice un gran pensador. 
José María Obando nace el 8 de agosto de 1795, en una hacienda de la jurisdicción de Caloto, ciudad del Departamento del Cauca en Colombia, y es hijo de padres desconocidos.
Lo traen dos años a Popayán, y lo adopta por hijo el español Juan Elías Obando, de quien toma el apellido. Para concluir, José María Obando, que ordena asesinar al insigne  Bienhechor e inocente Sucre, el gloriosísimo triunfador  en las sangrientas batallas de Pichincha, Ayacucho y Tarquí; José María Obando, el bandido de Berruecos, el infame Caín del justo Abel de la Gran Colombia, muere como cerdo , en un martes 29 de abril de 1861, con once lanzazos que le dan en el sitio de Cruz Verde, o, de una manera más precisa, en Puente de Tierra del hoy Departamento de Cundinamarca en Colombia, y el nefando crimen de Berruecos  lo paga él también  con la efusión de su propia sangre.
Como se ve, y como lo dice la historia y la experiencia, de la inflexible justicia de Dios, aunque demore bastante,  no se escapa ningún perverso, ningún malhechor, ningún tirano, ningún homicida, ningún asesino  por muy grande y poderoso que sean”.
5-06-1853. PRINCIPIO DE LA REVOLUCIÓN FEDERAL

 Cumaná se suma al movimiento contra los Monagas iniciado en Valencia el 24 de Mayo de 1853. Margarita se suma a este movimiento el 1 de Junio de ese año.  El día cinco de junio se repite la tendencia manifestada por todos los pueblos orientales; pero es en Cumaná donde se le da sentido revolucionario y doctrinario con Estanislao Rendón a la cabeza, que proclama un movimiento federalista reivindicando los movimientos similares de 1822, 1826 y 1835, y es en Cumaná donde se utiliza por vez primera el exergo “Dios y Federación”. 
La bandera que se enarbola es de dos colores: amarillo con una franja azul en el centro. Se constituye un gobierno provisorio, formado por el propio gobernador don José del Carmen Guevara, el Dr. Estanislao Rendón y don Pedro Lucas Mayz; quedando de suplentes: don Lorenzo Prado, General Bartolomé Milá de La Roca y Valenzuela, y don Gervasio Sotillo;  y fue nombrado jefe las fuerzas armadas el invicto general Ramón Pérez.
Todos los pueblos de oriente incluidos: Barcelona, Maturín y Carúpano se adhirieron al movimiento federalista. Fue aquí donde nació La Federación.

6-06-1499. EL CONQUISTADOR ALONSO DE OJEDA. 

Surge en esta fecha en el puerto de Cumaná una expedición bajo el mando de Alonso de Ojeda, Juan de La Cosa  y Américo Vespucio, organizada bajo la protección del Obispo Fonseca, tenebroso personaje del Imperio recorre las  costas de la tierra firme americana, y llegan al pueblo Chaima Caribe de Cumaná, el más poblado y con un promisorio río navegable,  el Chiribichií, en cuyo puerto fueron muy bien recibidos por sus habitantes, que ya conocían los españoles, y los surtieron de una buena cantidad de perlas, sal, maíz, pescado salado y casabe.
Maravillados por lo que creían haber descubierto le ponen el nombre de Provincia de  Nueva Andalucía el mismo de cuyos puertos habían zarpado se propuso sacar ventaja de su conocimiento
  En 1508 Ojeda se enteró que el Rey Fernando el Católico, había llamado a concurso la gobernación y colonización de Tierra Firme, que comprendía las tierras  desde Honduras hasta  el cabo de la Vela en Colombia.
La Corona dividió la oferta y otorgó  la región en dos gobernaciones: Veragua al oeste y Nueva Andalucía al este, con límites en el golfo de Urabá; así Ojeda recibía la gobernación de Nueva Andalucía y Nicuesa recibía Veragua. Esta capitulación fue firmada el 6 de junio de 1508.

El 10 de noviembre de 1509,  Ojeda logró partir nuevamente como gobernador de Nueva Andalucía, y llega a  Santo Domingo, poco después de nombrar Alcalde Mayor al bachiller Martín Fernández de Enciso, un acaudalado abogado que tenía órdenes de fletar una embarcación con más provisiones para ayudar a Ojeda cuando fundara una colonia en Nueva Andalucía.
El nobel  gobernante, procurando evitarse problemas con los indígenas de su región, pidió que se redactara una extensa y curiosa proclamación en la que invitaba a los indígenas a someterse al Imperio español, que de lo contrario iban a ser sometidos a la fuerza; dicha proclamación fue hecha por el escritor  Juan Palacios y Rubio y contó con la aprobación de las autoridades españolas.
Ojeda llegó a la bahía de Calamar, en la actual Cartagena (Colombia), combatió y venció a los indígenas de la costa; aprovechándose de esta ventaja decidió perseguir a algunos indígenas que se habían adentrado en la selva y llegó a la aldea de Turbaco: ahí sufrió la ira de los indígenas que tomaron desprevenidos a los españoles.
En esta contraofensiva murió Juan de la Cosa, que sacrificó su vida para que Ojeda escapara, y murieron también casi todos los que le acompañaban. Ojeda tuvo que huir para salvarse con un solo hombre y llegó a la orilla del mar, en donde pudo ser rescatado.
Poco después llegó la flota de Nicuesa, quien, preocupado por la pérdida que había tenido Ojeda, le cedió armas y hombres, y  lo acompañó,  en sus expediciones, para vengarse de los indígenas de Turbaco, a los cuales acometieron y derrotaron. De vuelta en la bahía de Calamar, Nicuesa se separó de Ojeda en dirección mar adentro hacia el oeste rumbo a Veragua, mientras que Ojeda seguía recorriendo las costas de Nueva Andalucía hacia el suroeste, llegando al Golfo de Urabá, donde estableció el famoso fuerte de San Sebastián de Urabá, el 20 de enero de 1510.

6-06-1832.- CORONEL PEDRO JOSÉ ALARCÓN.

Fue el coronel Pedro José Alarcón Ayudante de Sucre, a cuyo lado estuvo con lealtad y decisión por espacio de muchos años desde 1817, y cuya valiosa estima supo granjearse por sus especiales condiciones. El 6 de junio de 1832 murió en Guayaquil, donde fundó hogar y residía dedicado entonces al comercio: a continuación insertamos, tomado de “El Colombiano”, periódico de la antigua Tumbes, No. 148, correspondiente al jueves  14 de junio del último año mencionado la siguiente necrología:
“El 6 del corriente falleció el señor coronel Pedro José Alarcón, natural de Cumaná, a los 32 años de su edad.
“Desde su primera juventud abrazó con entusiasmo la causa de la Independencia en clase de aspirante, se halló en las principales batallas que dieron libertad a Colombia y al Perú, conduciéndose de modo a captar la amistad y elogio de sus jefes, particularmente del Gran Mariscal de Ayacucho, de quien fue primer Edecán y amigo, que mereció sus más lisonjeras y honorificas confianzas. Asegurada en Ayacucho la causa de la América, se retiró del servicio activo, tanto para no gravitar sobre los fundos públicos, cuanto para dedicarse a otra carrera que pudiese hacer valer sus haberes militares y procurarse una vida más tranquila por sus personales esfuerzos; pero permaneciendo siempre a disposición del gobierno en caso de una nueva contienda con España”. En medio de los peligros inseparables de la agitación de la vida de un militar siempre en campaña, conservó en toda su pureza los principios de honor y demás virtudes que había recibido de sus padres, y en el período de su vida comercial, logró corroborar el buen concepto que le había atraído una conducta en todo exenta de la menor censura. Militar valiente y honrado, comerciante íntegro, ciudadano consagrado a la Patria, amigo sincero y esposo afectuoso, llevó al sepulcro el sentimiento de todos los que lo han tratado, y el respeto de los que solo de reputación lo conocían.
El pueblo de Guayaquil, que lo contaba entre sus buenos vecinos, ha dado las más inequívocas pruebas de la triste impresión que le ha dejado su temprana muerte: su viuda, lamentado su inmensa pérdida nunca las olvidara” (1)
Honra de la tierra de su natalicio es por lo tanto el Coronel Pedro José Alarcón, cuyo nombre estaba en el olvido entre sus coterráneos, así como todavía lo está, el de muchos, muchísimos otros patriotas cumaneses, dignos de recordarse con cívica elación, porque resueltos y desprendidos, se consagraron a la causa generosa y humanitaria de la Independencia Nacional. Es signo de la vitalidad de un pueblo el culto de su historia.

6-06-1827. EL POETA INMORTAL  MANUEL NORBERTO VETANCOURT

Nace en Cariaco el  inspirado poeta Manuel Norberto Vetancourt, autor del famoso soneto “Berruecos”. Fue además abogado, senador de la República, presidente del Congreso Nacional, Ministro de Relaciones Interiores  en 1869,  Murió en Cumaná el 22 de Junio  de 1870.
Participó en la Revolución Federal. Formó parte distinguida en la redacción de la Constitución Nacional después del triunfo de la Federación, y redactó la Constitución del Estado Nueva Andalucía, que comprendía el territorio de los estados Sucre y Monagas, en 1865.
Líder de recio carácter, acatado y respetado en el Congreso,  se opuso  a otorgar al General Falcón, los títulos de Gran Ciudadano y Mariscal, cuando este ocupaba la Presidencia provisional de la República. También se opuso al empréstito que pedía el gobierno Federal. Una vez que triunfó la Revolución Azul, fue nombra Ministro de Relaciones Interiores y en ejercicio de esas funciones, regresó a Cumaná para organizar el gobierno de la Provincia de Nueva Andalucía,  y aquí permaneció hasta su muerte, este gran hombree.

7-06-1828. PEDRO CESAR SUCRE Y ROJAS.  UN HIJO DEL MARISCAL

A Sucre se le atribuyen tres hijos en Ecuador, uno de ellos, sin duda hijo del General en Jefe, Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho y doña Manuela Rojas, fue bautizado por el Cura Rector de la Parroquia de Santo Domingo, en Quito, Dr. José de Higueras; en la pila bautismal,  que antes fue el sagrario de la Guadalupe.  La Partida de Bautizo se encuentra asentada con el No. 53. Foja 94 del año 1819. 
Aunque en la partida no aparece el nombre, es César Sucre Rojas, que se graduó de abogado en 1855, y casó con doña Carmen de Matienzo. Estos datos y la partida las publicó don Ángel Grisanti, a quien se le atribuye el descubrimiento de este documento indubitable.
Sucre ya había tenido en Cumanacoa en 1817, una relación que dio frutos con Doña Ana María Serpa, una niña que fue bautizada con el nombre de Lucía, y está enterrada en la iglesia de Píritu, y también procreó con Doña Tomasa Bravo, una hembra a la cual bautizó con el nombre de Simona. Al Mariscal se le conocen cuatro hijos.      

8-06-1871. NATALICIO DEL DR DOMINGO BADARACCO BERMÚDEZ.            
Domingo Badaracco Bermúdez nació en Cumaná el 8 de junio de 1871. Cursó estudios en el Colegio Federal de Cumaná y en la Universidad Central de Venezuela. Se graduó de médico cirujano en el año 1895.

Ejerce la medicina durante 40 años en Cumaná,  y murió en el año 1935. Domingo fue llamado por Andrés Eloy Blanco “El Sócrates de Venezuela”, tenía la virtud de enseñar caminando por las calles polvorientas, por las plazas, bajo los árboles, cada vez que hablaba. Desempeñó la medicatura  de Sanidad, fue miembro correspondiente de la Academia Nacional de Medicina, así como también de muchas Sociedades científicas.

Se distinguió por su tratamiento del paludismo, el tifo y el cólera;    también como maestro de castellano y literatura del Colegio Federal,  además de crítico de arte y ensayista, crítico de arte, guía espiritual de una generación intelectual. Diego Córdoba lo honra, al llamarlo “Héroe de la cultura cumanesa”. Orador por antonomasia, periodista, fino escritor, gran humanista, educador e historiador.

Por más de 30 años impartió clases en el Colegio Federal.  Fue Presidente del Concejo Municipal del Distrito Sucre y Director del Registro Principal del Estado Sucre, se dedicó con pasión a la investigación histórica y al cuidado de los archivos municipales y del registro  que aún se conservan. El pueblo le erigió una de las pocas estatuas que tienen en Cumaná sus hijos ilustres.

 Alberto Sanabria dice: “Su vida profesional fue todo caridad… Desde su juventud fue apasionado por el cultivo de las letras, y las nuevas generaciones que se han sucedido en la tierra cumanesa siempre encontraron en el Dr.  Badaracco Bermúdez, el paladín que las guiara en el sendero de la cultura… La parte más importante  de su actuación  de pensador  y artista está en sus discursos, maravillosas gemas de su vida  literaria”.           Domingo Badaracco, escribía y colaboraba en la  redacción de todos los periódicos de su época en Cumaná, especialmente en “La Constitución de Federico Madriz, “El Heraldo Oriental” donde firmaba como el seudónimo de Juan Boheme,  y en “Broches de Flores”, órgano del Club Surge et ambula” del cual era Secretario General.  En su época podría decirse que no había en Cumaná, ninguna actividad en la cual no jugase  papel importante.  Su magisterio se puede apreciar por el juicio de todos sus contemporáneos. Ricardo Archila, acota que “donde brilló con fulgor deslumbrante fue en la oratoria; en tal sentido, se consideran de gran valor sus discursos en el centenario de la batalla de Ayacucho, en el sepelio del inolvidable cumanés Delfín Ponce Córdova, y ante el féretro del inmortal humanista José Antonio Ramos Sucre, y en la inauguración de los Juegos Florales de 1922.     

            Además de médico de gran sabiduría, fue un consumado filólogo y políglota que dominó además del castellano, el latín, el griego, el romance, el esperanto, el francés, el inglés, y el italiano. Sus escritos en prosas y verso, delatan al conocedor profundo de los secretos del lenguaje y al genial repentista que plasma la idea en el eterno mármol del conocimiento. Domingo fue un periodista consagrado que dominó el editorial y la noticia con igual maestría. Los periódicos y revistas de su época dejan el testimonio de su arte; director y redactor de “Filaresia”. Escribe en: “Broches de Flores”, “Claros de Alba”, “Pléyades”, Oriflama”, “El Satiricón”, “Ecos de Sucre”, “Arte y Ciencia”, “El Cóndor”,  “El Heraldo”, “El Iris”, “Prometeo”, “El Sucre” y “El Renacimiento”. Así era Domingo, un hombre de paz, de armonía y trabajo. Sus escritos, sus discursos y su ciencia, calan profundamente
en el alma colectiva. Es un médico de cuerpos y espíritus; receta, da la medicina y su palabra amplia y bondadosa. Es un médico a pie que busca al enfermo, que se da íntegro a su vocación apostólica. El pueblo camina a su lado y lo palpa en esa dimensión que se crea entre el hombre sabio, el hombre pueblo que aprehende sin necesidad de hablar.

            Es la época de las grandes endemias: La viruela, el paludismo, la fiebre amarilla, la tifoidea, la tuberculosis, la lepra y la terrorífica fiebre española. Época terrible porque no existen los medios adecuados para combatir los flagelos que arrastran a la muerte segura, al aislamiento y desesperación al hombre atacado. Este es el momento del Doctor Badaracco Bermúdez. Alguien dijo: “Que el hombre está atado a las circunstancias”, esta fue su circunstancia y en ella se agigantó, lo ayudó su espíritu de sacrificio y su vocación, porque él consideraba el ejercicio de la medicina como un apostolado. Domingo como lo llamó su pueblo, se dedica casi con fanatismo al tratamiento y al estudio de las endemias, y el éxito que alcanza, traspone los límites del terruño. Su maestro, el Doctor Razetti, le escribe solicitándole sus experiencias, las cuales se publican para el conocimiento del público. Son sencillas y prácticas las medidas que toma para el tratamiento de los enfermos; sabe de la pobreza reinante y se da cuenta que muchas medidas sanitarias surten mejor efecto que los mismos medicamentos. Muchas veces prefiere el llantén, el jugo de limón o de piña y así se lo escribe al sabio capitalino.

            En Cumaná se ha organizado para principios de siglo un importante movimiento científico: Domingo sobresale por sus trabajos sanitarios, Beauperthuy, por sus investigaciones microbianas, Eliso Silva Díaz, Ponce Córdova, Julio Gómez López, Guevara Blohm, Carlos Bomunto, Urosa Ortiz, Rivas Masa, y otros valiosos médicos constituyen toda una generación extraordinaria que interviene a la vez en el movimiento cultural que paralelamente se desarrolla en Cumaná y en otras importantes ciudades de la República. La palabra de

8-06-1499. EXPEDICION DE PER ALONSO NIÑO AL PUERTO DE CUMANA.
  Per Alonso Niño y Juan de la Cosa, llegan a las salinas de Araya, donde cargaron de sal sus navíos, y  así fueron los primeros europeos que descubrieron Laguna Madre,  la portentosa mina de sal de Araya,  la  más importante del Caribe;  y luego aportaron al puerto de  Cumaná: Per Alonso Niño, Juan de la Cosa y Cristóbal Guerra, y también fueron bien recibidos y agasajados por sus habitantes; habían entrado por Paria donde, con ayuda de los indígenas, probablemente en el puerto de Irapa,  cagaron palo de Brasil. Permanecieron en Cumaná hasta finales de  agosto de ese año.  Los indígenas les entregaron 49 libras de perlas que había encargado Cristóbal Colón. Sobre este asunto se produjeron acusaciones contra Cristóbal Colón, su hermano Bartolomé y su hijo Diego, y también se descubrieron los viajes clandestinos que hizo el Almirante a Cumaná. Colón fue conducido preso a España, por el Corregidor Bobadilla, Según el Ing. Víctor Silva Bermúdez, acucioso investigador cumanés,  Colón arribó al puerto de Cumaná, el 20 de diciembre de 1493.   
9-06-1652. CAPITAN GENERAL PEDRO DE BRIZUELA.
En esta fecha por  Cédula Real fue nombrado Capitán General de la Provincia de Nueva Andalucía.  Fue reconocido como pacificador de la provincia de Barcelona. Ejerce el gobierno desde 1652; en 1653 parte al frente de una expedición hacia la provincia de Barcelona donde solo se conservaban los pueblos de Nueva Barcelona y San Cristóbal de los Cumanagotos. Por Cédula Real del 9 de julio de 1654 se le encomienda la conquista de los indios cumanagotos.    Deja al frente del gobierno a Francisco de Castilla Corbarán y Brito, quien en abril de 1654, rechaza un ataque corsario sobre la ciudad, pero no pudo evitar la destrucción de la antigua ciudad de Nueva Córdoba  y el exterminio de la mayor parte de sus habitantes destacándose en la defensa el anciano Pedro Marchan, que también murió en el combate. Es muy probable que durante su gobierno se reconstruyera el fuerte de San Antonio de la Eminencia. Tauste, que residía en Cumaná,  y Gaspar Mateo, dan noticias de ese fuerte, en 1678 y 1688.
Don Pedro era Caballero de la Orden de Santiago. Fue un hombre recio y decidido.  Ejercía la gobernación cuando llegaron, el 8 de mayo de 1656, los misioneros observantes destinados  a Píritu para iniciar la evangelización de sus territorios inhóspitos; la avanzada estaba formada por: un comisario, Juan de Mendoza, y Francisco Gómez Larruel, Diego de los Ríos, Domingo Bustamante, Cristóbal de la Concepción, Pedro del Río, Antonio Mateo, y Felipe Pérez. Estos fueron los primeros europeos que conocieron la Cueva del Guácharo.   Durante el mandato de Don Pedro se logró la pacificación de la provincia de Barcelona, o sea el territorio de los indómitos cumanagotos.  Terminaron así las terribles luchas de la conquista contra hombres como Cayaurima que levantaban ejércitos de hasta 10 mil hombres dispuestos a morir por la libertad.
En 1657 llegan a Cumaná los misioneros PP. Fr. Lorenzo de Magallón, prefecto; Fr. José de Carabantes, Fr. Francisco de Tauste, Fr. Agustín de Frías, Fr. Lorenzo de Belmonte; y el lego Miguel de Torres. Todos excelentes sacerdotes. El padre Tauste dejó escrito una relación de aquella misión ejemplar.   Todos estos sacerdotes dejaron obras escritas en Cumaná.
En 1657 vuelven los piratas franceses y son nuevamente derrotados en Cumaná. Don Pedro fue un hábil estratega.

9-06-1835. LA REVISTA ORIENTAL. EDITADA POR DON PEDRO COVA  

Sale en Cumaná el primer número de “La Revista Oriental” Salía tres veces al mes. En esta revista se recogen tres documentos en los cuales el general José Vallenilla Centeno, utiliza el exergo “Dios y Federación”. Se editaba en la imprenta de don Pedro Cova. En este año en la misma imprenta se publicaban los periódicos: El Anticorreo, El Látigo, El Antípoda y el Correo.
En el Correo se publicó toda la poesía del pota suicida Félix Octavio La Pausa, recopilada por el crítico y escritor Dr. Jesús Torres Rivero; este poeta fue considerado por Ida Gramko, como inspirador de Ramos Sucre. Fue una de las joyas que publicó el Dr. Jesús Torres en el suplemento literario “Angoleta” del Diario La Región por los años 81.  
Por cierto en San Juan de las Galdonas deberían rendirle homenaje a este fino poeta que publicaba sus versos en un periódico manuscrito que circulaba  a principios del siglo pasado en los pueblos de Paria. Hay algunos ejemplares de este periódico en la biblioteca de Humberto Angrisano donde lo conocí.
El poeta Félix Octavio La Pausa,  vivió antes de morir en la casa de su amigo el poeta Humberto Guevara en Cumaná, y fue muy apreciado en los círculos literarios de esta ciudad.  Él marchó con la idea del suicidio a su pueblo donde se disparó en la sien. Días después fue encontrado su cadáver en la playa en el mismo sitio donde se inspiraba viendo la puesta del sol. Era un soñador solitario.  
Don Pedro Cova es considerado como “Padre espiritual” de la ciudad guayanesa de “Upata”

9-06-1890. NATALICIO DEL EXCELSO POETA JOSE ANTONIO RAMOS SUCRE. 
Nació en Cumaná en esta fecha el sabio poeta Dr. José Antonio Ramos Sucre, cuya obra poética  ha sido la inspiración de las nuevas generaciones de poetas de casi todo el mundo hispánico. Caupolicán Ovalles dice de él, que es el único poeta muerto que inicia un movimiento poético en el mundo. Brillante, muy destacado exponente de la lírica contemporánea en lengua española. Hijo de Rita Sucre Mora, sobrina nieta de don Vicente de Sucre y García, padre del Gran Mariscal  y de Jerónimo Ramos Martínez. Se graduó de Bachiller, en el Colegio Nacional de Cumaná, y abogado en Caracas, en 1917. Traductor e intérprete en el Ministerio de Relaciones Exteriores, educador en el Liceo Andrés Bello y en el Instituto San Pablo. En 1929 es cónsul general de Venezuela en Ginebra. Su poesía hermética, intimista, culta, y la leyenda de su insania, hicieron que su creación poética quedara sepultada en el olvido durante muchos años. Escribió tres libros, La Torre de Timón (1925), El cielo de esmalte (1929) y Las formas del fuego (1929). A partir de los años 50, la poesía de Ramos Sucre es revalorizada por las jóvenes generaciones.  Se han publicado muchos libros sobre él y sus obras. Para el pueblo de Cumaná, es uno de sus ídolos.
Entre sus tíos maternos estaba el presbítero José Antonio Ramos Martínez, que a la vez fue su verdadero maestro, aunque también fue un alumno destacado del colegio Nacional de Cumana, cuyo rector fue el maestro Silverio González Varela, y su maestro de castellano y literatura fue Domingo Badaracco Bermúdez. 
Ya es difícil buscar las huellas cuotidianas del poeta. Aprenderlo desde sus actos se hace cada vez más angustioso, sin embargo los críticos lo renacen desde la palabra y van tejiendo conjeturas míticas que lo devuelven inasible. Fernando Paz Castillo lo dice así:
“Su manera de vivir, incomprendida y maniática… Muchos de sus poemas, que no otra cosa resultan sus escritos, son reminiscencias, más que de la lectura, de las láminas que ilustran viejos libros… en un temperamento poético. Sólo que carece del dominio de la rima…”.
Sólo aquellos que lo trataron desde su más tierna infancia pueden decir como era y cuanto sabía. Mis padres lo tuvieron tan cerca y nos trasmiten tanto de él, que sería criminal no dar el testimonio que hemos recibido. Por ejemplo su madre Doña Rita, fue vecina de la mía que aún conserva en el recuerdo muchas de sus celebradas anécdotas. El Dr. Luis Ramos Sucre, padrino de mi hermana Tulia, visitaba cuotidianamente la casa de mis padres; y cuando éstos iban a Caracas, llegaban a su casa; entonces nadie puede como ellos hablar de la personalidad del poeta.

Mi padre decía que José Antonio, tenía una memoria de elefante. Cierta vez llegaron a una pensión en la cual las habitaciones estaban separadas con tabiques de madera. Al lado unos estudiantes de medicina intentaban aprenderse de memoria toda la anatomía y sobre todo los nombres de los huesos del pie. José Antonio estaba insomne oyéndolos. Al otro día durante el desayuno, los jóvenes trataron de memorizar las lecturas y no atinaban, entonces el poeta se acercó a la mesa de los estudiantes y les recitó sus lecturas de la noche. Mi padre agregaba: “y además les corregía la puntuación”.
`José Antonio Ramos Sucre no necesitaba describir láminas de viejos libros, sus lecturas impenitentes las tenía grabadas en su privilegiada memoria, lo que pasa es que los críticos no pueden salvar sus limitaciones, y muchas veces son incapaces de entender la sabiduría. Decir que José Antonio no conocía la rima es desconocer lo que significaba ser el mejor alumno del maestro Silverito y el Dr. Badaracco.
10-06-1817. FRANCISCO JOSE DE SUCRE Y ALCALÁ.

 Fusilamiento del capitán Francisco de Sucre y Alcalá.  Morillo  envía a Canterac contra Cariaco defendido por Mariño. Lo derrota y toma la ciudad,  apresa  y ordena  fusilar al capitán Francisco José de Sucre y Alcalá, hijo de Don Vicente de Sucre y María Manuela de Alcalá, hermano del Mariscal. Morillo y Canterac derrotan a los patriotas a todo lo largo de nuestras costas  y una vez pacificada la provincia de Cumaná, se trasladan con su ejército  de más de 3000 hombres a Margarita.
El teniente  Don Francisco José de Sucre y Alcalá, nacido el 23 de enero de 1799, de 14 años se incorporó al ejercito patriota,  después de ocupada por Mariño la ciudad de Cumaná, el 2 de agosto de 1813. Hijo de General en Jefe Vicente de Sucre y García Urbaneja, y doña Maria Manuel Alcalá y Rendón Sarmiento de Sucre. Don  Francisco fue recomendado por el propio Mariño  al ejército  con especial encomio, antes de cumplir los 15 años. Alcanzó el grado de teniente, combatió en Cariaco contra Morillo y  Canterac, capturado  el 10 de junio de 1817,  fue sumariamente ejecutado a los 18 años. Es un mártir de la Patria a la que ofrendó su vida.  Murió soltero, sin sucesión.

10-06-1816. BATALLA DE CARLOS LÓPEZ. 

Combate en “Carlos López”. Sección Cumaná. Bajo el mando del General Santiago Mariño, contra don Tomás de Cires, que sale victorioso pero no muy bien parado de la escaramuza. Mariño se retira en orden. Esta batalla tiene una gran importancia en la reacción de los patriotas contra el poderoso ejército de Morillo. Es el inicio de una serie de batallas que desconcertaron por completo al orgulloso jefe español.

11-06-1828.-DIPUTADOS POR CUMANÁ A LA CONVENCIÓN DE OCAÑA
 Los diputados de la provincia a la Convención de Ocaña que se instaló el 9 de abril y se disolvió el 11 de junio del mismo año 28, fueron: Principales, Fernando Peñalver y Pbro. Domingo Bruzual de Beaumont; Suplentes, José María Rodríguez y Coronel Francisco Avendaño. 1828.


12-06-1819. BATALLA DE CANTAURA.

Sección Barcelona. Mariño derrota al Coronel Eugenio Arana.   Dice José Mercedes Gómez, en su obra ‘’José Francisco Bermúdez General en Jefe de los Ejércitos de Colombia’’, que en los meses de Mayo y junio, Mariño se había separado del Congreso de Angostura, donde era Diputado por Cumaná,  y asumió la jefatura del ejército de Oriente,  agrupando las tropas de los generales Monagas Zaraza, Rojas y Sedeño, que juntas formaban un ejército de unos 1300 hombres, con el cual se dedicó a hostiliza  a las fuerzas realistas que campeaban en los llanos del centro de Venezuela. Después de varias escaramuzas victoriosas,  el Coronel Arana fue el encargado de combatirlo  el 12 de junio Mariño de 1819, y Mariño lo derrotó en el hato de La Cantaura. Esta batalla inutilizó la ofensiva de Arana que tenía el dominio y la responsabilidad del Centro de Venezuela pero el día siguiente recibió órdenes del Libertador de integrarse al Congreso y entregarle el mando al general José Francisco Bermúdez, segundo en el mando. Mariño resentido cumplió la orden y  entregó el mando a al general Sedeño y regresó a Angostura para integrarse al Congreso. Posteriormente, ante el reclamo de Mariño,  regresó al mando del Ejército de Oriente, unificado por Mariño, y con el beneplácito del Libertador Las consecuencias de esta batalla  no se hicieron esperar, después del triunfo de Mariño sobre el coronel Eugenio Arana en el combate de Cantaura; y mientras Bolívar operaba en la Nueva Granada,  la intriga triunfa en Angostura, le escriben al Libertador mal poniendo a Mariño y lo Bolívar lo destituye del mando del Ejército de Oriente. Poco después de Boyacá, con la amenaza de una invasión realista cerca de Angostura, hay una crisis en el Congreso que cambia algunos cargos y se restituye a Mariño en la jefatura perdida, pero se enferma y debe dejarla.
Mariño  tomó parte en el movimiento que desplazó a Francisco Antonio Zea de la vicepresidencia de la República; en su lugar fue nombrado el general en jefe Juan Bautista Arismendi, y Mariño quedó como comandante en jefe del ejército de oriente. Una vez que Bolívar regresó triunfante a la ciudad de Angostura, se resolvieron los problemas que causó la ausencia del Libertador, Mariño fue destacado al el Estado Mayor del Ejército Libertador. Posteriormente, el 30 de mayo de 1821 fue nombrado jefe del Estado Mayor General del Ejército Libertador, y con ese cargo combatió en la batalla libertadora de Carabobo (24 de junio). En 1824, fue designado en Caracas presidente del Consejo de Guerra de Oficiales Generales que debía juzgar la conducta del general de brigada Lino de Clemente en la pérdida de Maracaibo en 1823.

13-06-1816. BATALLA EN CARÚPANO.

PERFIL BIOGRAFICO Del GENERAL DON JOSÉ DE CANTERAC. En esta fecha  con fuerzas infinitamente superiores,  derrota a Mariño en Carúpano, y toma la ciudad a sangre y fuego.
El General Don José de Canterac, nació en el seno de una familia de tradición realista (su padre fue ejecutado durante el terror en la Revolución francesa), su familia le trasladó a España siendo niño. Vino a Cumaná al frente de 5000 hombres. Triunfo en Cariaco contra Mariño y se hizo tristemente célebre por el fusilamiento de Francisco Sucre el hermano del Mariscal.
Canterac entró inmediatamente en combate contra los patriotas en la provincia de Cumaná bajo las órdenes de Morillo, indetenible al frente de un ejército invencible. Luego en el Perú en 1818 luchó contra las guerrillas de la región de Tarija y al año siguiente dirigió una gran operación hasta Jujuy, población que conquistó. Tuvo que abandonarla por órdenes del virrey La Serna, que le mandó regresar al Perú ante la amenaza de una invasión sanmartiniana. En septiembre de 1819 La Serna pidió permiso para volver a España y Canterac quedó como jefe supremo de las tropas españolas, a las órdenes del virrey Pezuela.
El 29 de enero del año 1821 fue uno de los protagonistas del pronunciamiento que destituyó a Pezuela (acusado de contemporizar con los revolucionarios) y restituyó a La Serna en el poder (no se había ido aún a España) como virrey. Canterac fue nombrado entonces jefe del ejército español en el Perú. Vino luego la campaña libertadora de San Martín con el Ejército de los Andes que presagiaba el fin de la dominación española. Canterac asistió a la entrevista de Punchauca y abandonó luego Lima con dirección al Alto Perú, que pensó convertirlo en baluarte de la resistencia española. Reestructuró y disciplinó el ejército realista en Jauja y en agosto del mismo año (1821) se dirigió al Callao, que tomó fácilmente. Tuvo que abandonar este puerto por falta de abastecimientos, pero su acción significó un resurgimiento de la resistencia española, que obligó a San Martín a pedir ayuda a Bolívar. La guerra se estancó, pues Canterac tampoco tenía efectivos suficientes para vencer a San Martín. Se retiró a Jauja y actuó en forma autoritaria y despótica para evitar las deserciones, por ejemplo en la destrucción de la población de Cangallo.
Ascendido a Mariscal de Campo, volvió a salir de la sierra en marzo de 1822. Derrotó en Machacona (Nazca) a Domingo Tristán (7 de abril), pero tuvo que volver a los Andes y a Cuzco, ante la amenaza de Rudecindo Alvarado desde Arica.
La ofensiva de Bolívar en 1824 fue demoledora, pues llevaba numerosas fuerzas veteranas de las campañas de Colombia. Canterac fue derrotado en Junín (6 de agosto) y tuvo que retirarse a Huamanga y luego a Cuzco. Su ejército había perdido más de 3.000 hombres, víveres, municiones y casi todo el parque. Intentó cortar la marcha a Sucre hacia el Alto Perú, pero tuvo que enfrentarse con él en Ayacucho el 9 de diciembre de 1824. La batalla fue un triunfo rotundo de los patriotas y el propio virrey La Serna fue herido y hecho prisionero. Canterac tuvo que firmar el armisticio como teniente general de los reales ejércitos de S.M. Católica en el mismo campo de batalla. En él se dispuso la entrega total al Perú y se permitió que los españoles que lo desearan regresasen a España. Con la victoria de Ayacucho se puso fin a más de tres siglos de dominación española en la América continental.


13-06-1817. BATALLA EN CARÚPANO.

El general realista Francisco Jiménez ataca en Carúpano el general Santiago Mariño, pero no pude tomar la plaza y tiene que retirarse hacia Casanay. 
PERFIL BIOGRAFICO DEL GENERAL EN JEFE SANTIAGO MARIÑO CARIGE, LIBERTADOR EN 1813 DE LA PROVINIA DE CUMANA. Nació en El Valle del Espíritu Santo, en Margarita, Estado  Nueva Esparta, el 25 de julio de 1788. A los 22 años de edad, a raíz de los sucesos del 19 de abril de 1810 fue a Trinidad en el desempeño de una comisión que le fuera encomendada por el Ayuntamiento de Cumaná ante el gobernador británico de la isla. Dos años después formó parte de la expedición que bajo las órdenes del coronel Manuel Villapol, salió de Cumaná con el encargo de dominar la insurrección surgida en la provincia de Guayana. Perdida la Primera República emigró a Trinidad y se une a varios patriotas que también huyeron de la tiranía reinante en la provincia de Cumaná;  en cuenta de la situación reinante en Venezuela con el gobierno del jefe español Domingo Monteverde, decide trasladarse al islote de Chacachacare, lugar donde se encontraba la hacienda de su hermana Concepción Mariño[]
El 11 de enero de 1813, junto con 44 patriotas que habían emigrado a Trinidad, constituyó una junta en la cual se discutió y decidió una ofensiva para liberar la provincia de Cumaná o Nueva Andalucía,  al oriente de Venezuela,  del dominio español; a tal fin organizo un ejército y se redactó el documento conocido como Acta de Chacachacare, redactada por el comandante de ingenieros  Antonio José de Sucre,  siguiendo las instrucciones  del general Santiago Mariño, jefe expedicionario, en su Cuartel General instalado en la  isla de Chacachacare,  al norte de la isla de Trinidad, colonia inglesa,  en una propiedad de su hermana Concepción Mariño, a la cual le correspondió toda la logística de la expedición; formaron el Estado Mayor: Francisco Azcue, José Francisco Bermúdez, Manuel Piar y Manuel Valdés, el joven Antonio José de Sucre fue su secretario y principal ayudante. .
Al día siguiente de la firma del acta, Mariño, con el grado de coronel,  con  sus oficiales y soldados, invadieron la provincia de Cumaná, y avanzó victorioso hasta la capital de la provincia. que, en el curso de ocho meses, afrentándose a más de 8.000 hombres del ejercito realista, en diferentes combates, dieron como resultado la liberación de las provincias de Cumaná, Margarita y Barcelona.
En febrero de 1814, acudió con su ejército en auxilio de Bolívar, quien operaba en el centro y occidente del país. En La Victoria, después de haber derrotado en Bocachica al jefe realista José Tomás Boves, se entrevistaron Mariño y Bolívar el 5 de abril, para discutir los planes que desarrollarían los ejércitos de oriente y occidente respectivamente; de acuerdo con esto, marchó Mariño con 2.300 hombres[2] hacia San Carlos contra el brigadier José Cevallos, quien comandaba a 4.000 hombres,[] y [] fue derrotado por el jefe realista.
Después de esta derrota del jefe oriental se profundizan las diferencias entre Bolívar y Mariño, dice Rufino Blanco Fombona: “Pero la gran preocupación de Bolívar por el momento era Mariño no Boves; la preocupación política, no la preocupación militar.
La acción siguiente fue la primera batalla de Carabobo (28 de mayo) en la que Bolívar venció al mariscal de campo Juan Manuel Cajigal. De Carabobo, Mariño se dirigió al sitio de La Puerta donde junto a Bolívar hizo frente a José Tomás Boves con saldo desfavorable para los republicanos.   []
Caída la segunda república se fue con Bolívar a Cartagena, Jamaica y Haití. Participó en la primera expedición de Los Cayos y llegando a Venezuela fue nombrado segundo del Libertador. Inspiró el Congreso de Cariaco con José Cortés de Madariaga, en el cual se revivió el federalismo en Venezuela, lo que le ocasionó un choque con Bolívar que desautorizó dicho Congreso. Como diputado, Mariño representó la provincia de Cumaná en el segundo Congreso de Venezuela, reunido en Angostura el 15 de febrero de 1819, del cual tuvo la licencia para volver al ejército.
Ese mismo año, triunfó sobre el coronel Eugenio Arana en el combate de Cantaura; y mientras Bolívar operaba en la Nueva Granada tomó parte en el movimiento que desplazó a Francisco Antonio Zea de la vicepresidencia de la República. En su lugar fue nombrado el general en jefe Juan Bautista Arismendi, y Mariño quedó como comandante en jefe del ejército de oriente.
Una vez que Bolívar llegó a la ciudad de Angostura, Mariño fue destacado en el Estado Mayor. Posteriormente, el 30 de mayo de 1821 fue nombrado jefe del Estado Mayor General del Ejército Libertador, y con ese cargo combatió en la batalla de Carabobo (24 de junio). En 1824, fue designado en Caracas presidente del Consejo de Guerra de Oficiales Generales que debía juzgar la conducta del general de brigada Lino de Clemente en la pérdida de Maracaibo en 1823. En 1826 el Congreso de Colombia lo designó con el importante cargo de ministro y juez de la Alta Corte, función que no pudo ejercer al estallar en Venezuela el movimiento de La Cosiata, en el que fue uno de los principales dirigentes junto a José Antonio Páez.  [][]
El movimiento separatista de La Cosiata o revolución de los morrocoyes, estalló en Valencia el 30 de abril de 1826, fue el que llevó al poder al general Páez, desconociendo la Constitución, rechazando la unión de Venezuela a la Nueva Granada y al gobierno de Santander.
Como Intendente y Comandante general de Maturín se destacó en la separación de Venezuela y fue su representante ante los granadinos que dirigía el mariscal Sucre en la reunión de Cúcuta de 1830.
Derrotado por el doctor José María Vargas en las elecciones presidenciales de 1834, dirigió la "Revolución de las Reformas" el 8 de julio de 1835 la cual tenía como objetivos establecer el fuero militar, la religión del Estado, reivindicar el nombre del Libertador Simón Bolívar y reconstruir la Gran Colombia. El 9 de julio de 1835 el Presidente Vargas y el Vicepresidente Navarte salieron desterrados a la Isla de Saint Thomas.
A pesar de que los miembros de la Junta Revolucionaria reconocerían al General Santiago Mariño como Jefe Supremo, hasta que se promulgase la nueva Constitución, los revolucionarios, en un intento por mantener el poder, también proclamaron a José Antonio Páez como Jefe Superior, y lo mismo hizo el expulsado presidente José María Vargas, cuando lo designa Jefe de Operaciones, constituido en árbitro. Páez decidió apoyar al Gobierno Constitucional, argumentando que: No vacilé pues en volar en defensa de la Constitución. En realidad, lo que hace es defender el poder que perdería con el triunfo de la revolución reformista, dirigida por su más serio opositor militar y político, pero ésta al final sucumbe y es derrotada por el propio general Páez. Mariño deja el poder y es expulsado a la Antillas. El doctor Vargas fue restituido en la primera magistratura el 20 de agosto de 1835 y continuó como Presidente de la República hasta abril de 1836, fecha en la que renunció irrevocablemente a dicho cargo.[7]
Mariño Regresó en 1848 y el presidente de la República José Tadeo Monagas, le encomienda la dirección del ejército para hacer frente al levantamiento en armas del general Páez, a raíz de los acontecimientos del 24 de enero de 1848, que derivaron en el asalto al Congreso por parte de Monagas.
Años después en 1853, fue reducido a prisión por su participación en la llamada Revolución de Mayo, la cual estalló la noche del 24 al 25 de mayo de dicho año, pero fue libertado tiempo después. Los últimos días de su existencia los pasó en La Victoria, retirado de las actividades públicas y políticas. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 29 de enero de 1877.
Bolívar reconoció en más de una ocasión la relevancia de Mariño para Venezuela.[8] Al igual que muchos personajes de la historia de Venezuela, estuvo vinculado a la masonería, siendo miembro de esta orden en grado 33
Mariño no solo merece los honores que se le han tributado, sino que él debe ser un ejemplo permanente de patriotismo y servicio a la patria. En el bronce estará siempre invicto este patriota inmortal.
Muere en La Victoria (Aragua) el 4 de septiembre de 1854, fue uno de los grandes próceres de la Independencia de Venezuela.

13-06-1930. MUERTE DE JOSE ANTONIO RAMOS SUCRE. 

El periódico ‘’SUCRE’’ de Marco Tulio Badaracco Bermúdez. No. 539, del 14 de Junio de 1930, da la noticia brevemente, dice: En Suiza, en donde ejercía representación consular de su Patria Venezuela, dejó de existir el 12 del corriente el Dr. José Antonio Ramos Sucre.
La noticia telegráfica para su familia en esta ciudad  de su nacimiento no ha dicho aún cuales fueron las causas, o  causa de su fallecimiento. Cumaná siente enormemente esta pérdida y ha compartido  con los deudos del ilustre extinto la inmensa pena asociándose al justo dolor. Ramos Sucre era ya universalmente conocido por sus obras. Original hasta volverse un aislado en la República de las letras, raro y exquisito, su estilo no admite parangón y sus concepciones literarias no pueden catalogarse en el común de este ejercicio intelectual. Se le dijo poeta y mucho si dejan resumar sus prosas del divino arte de Apolo, se recordó estudiándolo  a muchos que antes de él expresaron sus pensamientos en esa forma exótica, pero nunca hasta él, la prensa tuvo tan extraño colorido, ni la poesía tan sugerentes pinceladas. Alguien lo llamó el primer vanguardista. Asombroso sería poder ver el mundo bajo la luz de aquel cerebro en el que aunaron la sapiencia, la fantasía y la originalidad”.
Muere pues en esta fecha en Ginebra Suiza, el genial y excelso poeta cumanés Dr. José Antonio Ramos Sucre, sus restos mortales fueron trasladados a Cumaná, donde le dieron cristiana sepultura, el Dr. Domingo Badaracco Bermúdez, fue nombrado para decir una oración en el Cementerio de la ciudad, ese discurso fue publicado en el bisemanario Sucre en 1930, y ha sido elogiado por muchos críticos literarios.
Nuestra tierra, Venezuela toda, las letras, tienen, con su muerte una pérdida irreparable.

14-06-1814.- FUSILAMIENTO DEL CAPITAN PEDRO JOSÉ DE SUCRE Y ALCALA. 

Don Pedro José de Sucre y Alcalá; nació en Cumaná, hijo de don Vicente de Sucre y García Urbaneja y doña Maria Manuela Alcalá Sánchez  de Sucre; fue bautizado el 15 de setiembre de 1793. Obtuvo de la Junta Revolucionaria de Cumaná, el grado de subteniente en 1810, acompañó al general Mariño en la campaña de 1813 y bajo su mando  combatió en Bocachica, el Arao, Carabobo y La Puerta, donde fue hecho prisionero  y ya ascendido a Capitán  pasado por las armas por los comandos de Boves,  en la plaza de la Victoria.
Pero el capitán Pedro Sucre Alcalá  fue un héroe en Bocachica, lidiando al lado de Bermúdez y de su hermano Antonio José, jefe del Estado Mayor, de esa división, y al recordar esa batalla su nombre resplandece entre los más valientes de la epopéyica batalla, recordemos ese evento inmortal:
El ejército de Oriente se desplazaba hacia Bocachica y al pasar cerca de San Luis de Cura, el 31 de marzo, tienen noticias de las fuerzas realistas comandadas por el temible asturiano José Tomás Boves que perseguía, con 5000 hombres, al patriota coronel Lucas Ballivián.  Mariño sin perder tiempo ordenó su ejército en las cercanías de Bocachica para enfrentar al sanguinario realista. Mariño ordenó maniobrar al valiente coronel Leandro Palacios, con la vanguardia, sobre una quebrada seca que dividía el campo, para inquietar al realista.   Boves convencido de su superioridad,  no esperó y  atacó precipitadamente. Mariño esperó pacientemente el desarrollo de los acontecimientos y cuando notó que Palacios flaqueaba y podían cortarlo, ordenó a Bermúdez cargar con todas sus fuerzas contra los realistas, y así lo ejecutó el Ayax venezolano con la terrible fuerza que poseía y desarrollaba en circunstancias tales. Mariño ordenó a Valdés atacar por el centro mientras la caballería desplegada evitaba que las fuerzas de Boves lograran cohesionarse en las faldas de los cerros.  Los realistas, ante el ímpetu de los patriotas, atropelladamente lograron protegerse en alturas laterales del escenario de la batalla, pese a los esfuerzos de la caballería,  y en un intento desesperado, a la derecha prendieron fuego a la paja, con tan mala surte que el viento que les era favorable, cambio y los rodeó por todas partes. Mariño envió contra Boves a una brigada de negros libertos que peleaba a su lado, y que atravesaban el fuego sin temor, además eran diestros en el manejo de las lanzas. La entrada de estas tropas fue suficiente, los realistas se dispersaron por los barrancos y montes. 
 De esta batalla quedan para la historia actos de entrega heroica, de patriotismo desbordado y valor. El   capitán Tánago que destrozó  la caballería de Boves con una sola pieza  de artillería, se inmortalizó; y  el grupo de lanceros, que  a las 5 de la tarde, dispuestos a inmolarse por la Patria,  asaltaron una fortificación realista que hacía mucho daño,  con
A las 6 de la tarde Valdés advierte a Mariño que ha llegado la hora de resolver la acción, y ambos se lanzan con todas las fuerzas a su mando contra el asturiano que está irremisiblemente derrotado; hay que rematar la faena, y los dos capitanes entran al campo para compartir con sus soldados aquella heroica victoria; ante su empuje, el asturiano huye desordenadamente. 
En los partes de la batalla no se nombran a Pedro ni a Antonio José de  Sucre, pero sin lugar a dudas lucharon con inteligencia y valor, y tanto se destacó el futuro Mariscal que Bolívar lo nombró Jefe de Estado Mayor del Ejército de Oriente, después de la batalla;  porque esa batalla también lleva el sello del Mariscal.  
En la segunda batalla de La Puerta, fue derrotado el ejército unido del Centro y de Oriente bajo el mando de Mariño, y con ella se perdió la Segunda República. Boves ocupa Valencia y Caracas, y se dirige triunfal hacia Oriente. En una orgía de sangre y triunfal, llega hasta Urica, que fue su destino, donde muere de un lanzazo que le da el indio Zaraza

15-06-1813. SANTIAGO MARINO INICIO DEL SITIO DE CUMANA.

En 1813.  En esta fecha las fuerzas patriotas de Mariño, inician el bloqueo de Cumaná,  con tres divisiones activas que parten de Cumanacoa, y el general Juan Bautista Arismendi, que se ubica frente a las costas de Cumaná, al frente de la armada margariteña, que da inicio al sitio de la ciudad. El español, Capitán General Don Eusebio Antoñanzas, tiene bajo su mando  más de mil hombres de las fuerzas regladas apertrechadas tras 40 cañones bien dispuestos, listas para  la defensa, y espera refuerzos desde Puerto Cabello.  Mariño, indetenible,  con tres divisiones que avanzan hacia Cumaná de triunfo en triunfo, y desde las puertas de la ciudad,  le envía al Capitán General un ultimátum, firmado en su cuartel general, la Chara de Capuchinos.  De seguidas ordena a Bermúdez, al frente de la Primera División,  ocupar la Sabana del Salado, con buen  suceso;  a Piar, le ordena desplegar la Segunda División, desde El Peñón, hasta el fuerte de Aguasanta.  Mariño con el grueso de sus fuerzas acampa a orillas del río Cumaná, casi sobre el barrio de San Francisco, bajo fuerte bombardeo desde el fuerte de San Antonio. De todas maneras se iniciaron los trámites de rendición de la plaza, que culminaron el 16 de agosto de 1813. Mariño y sus fuerzas entraron victoriosas a la ciudad liberada.
Los españoles no acataron la capitulación y cometieron toda clase de atropellos por lo cual Marino tuvo que aplicar castigos ejemplares y persecuciones que dieron por resultado la muerte del Gobernador Español   don Eusebio de Antoñanzas y el fusilamiento de prisioneros

16-06-1777.- Dr. ANDRÉS LEVEL DE GODA.

Nació en esta fecha  en Cumaná el Doctor Andrés Level de Goda, hijo de don Andrés Level Alén  y doña Melchora de Goda y Limardo. Estudió en Cumaná y Madrid España. Fue gobernador de Cumaná en 1813, Presidente de la Corte Suprema de Justicia y primer rector del Colegio Nacional de Cumaná en 1834. Demasiado grande para ser perseguido. Escribió sus memorias con el nombre de “Antopodosis” que fueron publicadas por Vicente Lecuna en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Se casó en Cumaná, en primeras nupcias con Maria Ascensión, hermana de José Francisco Bermúdez.  Y en Caracas en segundas nupcias, con Candelaria Duarte Pérez, dejó una ilustre descendencia.

17-06-1804. JUAN MANUEL CAJIGAL Y NIÑO. 

El general  Juan Manuel Cajigal y Niño, gobernó la provincia de Nueva Andalucía, capital Cumaná entre 1804 y 1809. Logró ganarse las simpatías del pueblo de Cumaná. Tanto así que durante el primer Gobierno Independentista de 1810, se le distinguió con el grado de Mariscal y Jefe del Ejército; sin embargo renunció y pasó al bando realista. Viajó a Cuba y de allí fue enviado como gobernador de la provincia de Venezuela en 1812.  Fue derrotado por el Libertador en la primera batalla de  Carabobo en 1814. 
 Durante el gobierno del general Juan Manuel Cajigal y Niño, en la provincia de Nueva Andalucía o Cumaná -1804-1809, entre otras obras se terminó de reparar la Iglesia de Altagracia en la plaza Guaiquerí, que había quedado muy dañada en el terremoto de 1797; y se construyó en la calla La Marina hoy Bermúdez, la capilla de la Santísima Trinidad.

18-06-1822. SUCRE GENERAL DE DIVISIÓN DESPUES DE LA BATALLA DE RIOBAMBA.

El Libertador en Quito, a Antonio José de Sucre y Alcalá, después de la victoria en la batalla de Riobamba, el 21 de abril, le otorga el grado de General de División. Veamos cómo nos cuenta esta batalla don Vicente Lecuna: Estando Sucre con sus fuerzas en el pueblo de Riobamba, en Ecuador, rodeado por las fuerzas reales; y, queriendo  provocarlos a una batalla: “…ordenó al coronel Ibarra atacar los cuatro escuadrones  del enemigo con los Granaderos y los Dragones, pero en ese momento la infantería española desocupaba la villa de Riobamba y dentro de ésta la caballería protegía su retirada. Al otro lado de la población el bravo escuadrón de Granaderos demasiado adelantado, se halló solo de improviso al frente de dos escuadrones de la caballería española, pero no pudiendo combatir sino una parte de estos, por hallarse encerrados en un callejón, el comandante Lavalle, aprovechando esta ventaja casual, los cargó y rechazó con una intrepidez, según expresión de Sucre, de que habrán raros ejemplos. Reunidos los dos escuadrones  batidos con otros dos situados  a retaguardia volvieron caras contra los Granaderos y ya los alcanzaban, cuando los Dragones colombianos llegaron en socorro de sus compañeros argentinos , pero el coronel Ibarra ordenó retirarse a los dos escuadrones, para atraer a los enemigos lejos de su infanterías; logrando esto el coronel Ibarra  dio orden de volver  caras  y ambos cuerpos cargaron por segunda vez todavía con más ímpetu, en campo abierto, y derrotaron toda la caballería real”.
Fue una gran batalla, pese a lo escueto de la información, donde se puede apreciar la pericia de Sucre, que en definitiva fue el que ordenó las maniobras que produjeron aquel episodio memorable en los anales de la guerra de independencia que culminó en Pichincha. Los reales perdieron 92 hombres entre muertos y heridos;  y los patriotas 22 hombres entre muertos y heridos.  
Después de la victoria en la batalla de Riobamba, el 21 de abril, el Libertador le otorga el grado de General de División.

19-06-1816. TOMÁS DE CIRES.
 Las fuerzas reales bajo el mando del coronel don Tomás de Cires, derrotan a las fuerzas patriotas bajo el mando del coronel Francisco de Paula Alcántara.   
Este brigadier fue nombrado directamente por Fernando VII, gobernador y capitán general e intendente de ejército y real hacienda  de las provincias de Cumaná y Nueva Barcelona,  inspector de las tropas veteranas y milicias de sus respectivas guarniciones, Juez de arribada  y comisos, Juez conservador  de la real renta de correos y postas y Vice patrono real. Gobernó desde Agosto de 1815 hasta enero de 1820. Casó en Cumaná con María del Rosario Sotillo Santaella. Por orden de Morillo hizo derribar la iglesia de la Divina Pastora y el barrio de Chiclana en Cumaná, mandó incendiar y destruir los templos de Cumanacoa, San Lorenzo, Aricagua y Arenas. En su período hubo algunos gobernadores interinos, como el coronel Aldama, quien hizo azotar a doña Leonor Guerra, la cual murió de  pesar. Se le considera mártir de la revolución.
El 20 de marzo de 1816 parte del puerto de los Cayos de San Luis una expedición organizada por el Libertador, bajo el mando del almirante Luis Brión, con 7 goletas, 4 generales, 14 coroneles, 22 comandantes, 11 mayores, 42 capitanes, 8 tenientes, 15 subtenientes, 17 aspirantes, 11 empleados civiles, para un total de 250 hombres de guerra. La expedición atracó y tomó la ciudad de Carúpano, el 1 de junio de 1816,  después de una débil resistencia. La guarnición española se retiró a Casanay. Bolívar decreta en Carúpano la libertad de los esclavos. 
Don Tomas de Cires logra vencer a los invasores en varias oportunidades, y Bolívar sale de Carúpano para Ocumare el 1 de julio de ese año. Mariño se dirige a Güiria, y Sucre, que salva milagrosamente la vida de un naufragio en la boca de Dragos, se le une.  Piar se dirige a Maturín. Morillo, Cires y Aldama se ensañan con las mujeres de Cumaná: Leonor Guerra, Micaela Brito de Machado, Clara Pereira de Vetancourt, Micaela Mejía de Sucre, Cesárea Sánchez, Teresa Prada, Ana Josefa Peñaloza de Núñez, fueron torturadas y desterradas.
  
20-06-1812. SUCRE EN SUS PRIMEROS COMBATES.

Sucre bajo la bandera de Miranda, se incorpora al ejército; a los 17 años, es Comandante de Ingenieros, grado que se le otorga en Caracas, lo atestigua el propio Libertador, combate  en La Victoria y Valencia,  Sección Aragua,  contra el General Domingo de Monteverde, que muerde el polvo de la derrota. Estuvo al lado de Bolívar y peleó a su lado, Bolívar fue su superior como comandante de tropas. Muy pocos historiadores se atreven a decirlo porque no encuentran pruebas,  pero es imposible que estos dos prototipos  estuviesen juntos en un mismo ejército y no se conocieran. Sucre y Bolívar fueron oficiales  del ejército de Miranda y naturalmente concurrieron juntos en muchas oportunidades.
La primera carta que se ha publicado de  Sucre para Bolívar da a entender que hay otras anteriores. Sucre escribe al Libertador desde Maturín el 17 de octubre, 6 días después del fusilamiento de Piar sin mencionar el hecho; es la primera carta dirigida a Bolívar que aparece en el  “Archivo de Sucre”:
 “Mi General y apreciado amigo: …  Anoche a las diez llegué a ésta, habiendo tenido en Tabasca la dilación que avisé a Vd. Al amanecer hoy escribí a Cumanacoa… ha recibido el general Rojas el parte que incluyo a Vd. del coronel Carmona. Por dicho parte, la división de Cumanacoa está ya corriente; pero temiendo yo que hagan una igual a la pasada en que dieron un paso  casi semejante, me apresuro a marchar  para asegurar  el que han dado ahora, y no permitir que alguna otra  junta o bochinche varíe la disposición… Me parece más importante que nunca la venida del General Bermúdez; tanto que aún sería tal vez bueno darlo a reconocer sin embargo de no haber llegado…. Del General Mariño nada se sabe; porque la toma de Güiria ha impedido  la comunicación de Trinidad. Yo le escribo hoy por Tabasca para cuando haya ocasión. El coronel Armario pudo salir de aquí  para llenar su comisión  antes que hubiese buques enemigos en el golfo Triste;  pero estando algunos ahora, sin trasportes aquí y sin medios para verme  con él  a fin de desempeñar la otra parte de mi comisión, que comprende su completa reunión  al gobierno, tendré  (si Vd. dispone que vaya donde él)  que volverme a Tabasca y procurar allí en que verificarlo para Trinidad.
Mientras Vd. me contesta habré yo ocupado el tiempo en que  se arregle la división de Cumanacoa, y para facilitar entonces si he de ir  donde el general Mariño, sería bueno que viniese de Guayana una flechera a Tabasca o mejor a Barrancas equipada de lo necesario , pues ya digo que en esta no hay trasporte alguno ni puede entrar.  
Yo no dudo que el General Mariño se convendrá al orden no teniendo otro arbitrio  sino ese o el de ser un guerrillero en los montes de Güiria,  y aun en ellos se dice que lo han atacado. Será sensible que le suceda un mal, o que pierda 300 hombres que había reunido en Güinimita.  Los enemigos parece que tenían en Güiria 500 hombres y 14 pequeños buques mal armados  y tripulados. En fin Vd. Me dirá lo que debo hacer  respecto a mi marcha  casa del general Mariño  con presencia desorden  de cosas actuales…” (69)


21-06-1736. LA FUNDACION DE IRAPA. Patrocinio de San José de Irapa, creado el 21 de junio de 1736 por el padre Francisco de Torres.

Capital del municipio Mariño, visitada por Colón en 1498, es uno de esos pueblos tradicionales que nos reserva sorpresas insospechadas. Desde la entrada sabemos que nos espera una calurosa acogida, está toda allí, visible frente al sol,  como una virgen blanca y luminosa, con una avenida llena de jardines, con una iglesia colonial de hermosas torres góticas, un campanario elevado, que se parece tanto a las iglesias de los pueblos españoles que encontramos en las campiñas; y nos salen al paso su atiborrado mercado, sus hoteles, restaurantes, comederos, cervecerías, salas de fiesta  y posadas; todo nos invita a permanecer en ella para disfrutar las delicias de su clima, sus playas, sus platos tradicionales. Definitivamente es una de las poblaciones más acogedoras del Estado.     Situada en la costa sur de la península de Paria, fue fundada en 1736 con el nombre de “Patrocinio de San José de Irapa”. Muchas de sus casas recuerdan el estilo victoriano, por influencia trinitaria, construidas en madera por los dueños de las antiguas plantaciones de cacao.

En Irapa fundó, el cronista profesor Rodríguez Marcusi, en 1995, el Museo IRAPARI, dedicado al rescate de la artesanía Barrancoide, de las milenarias tribus arecunas y arawacas, cuyos yacimientos han sido explorados por él y sus discípulos. Hasta ahora han descubierto y explorado 13 yacimientos, que corresponden a depósitos de alfareros de aquellas sabias culturas.  El museo es una joya de Irapa y del  Estado Sucre.
  
Cuenta además con el Salón de Lectura “Carmen Vásquez Ruiz”, situado en la calle Cedeño, en la Casa de la Cultura de Irapa.
           
Actividad económica.  Produce cacao, café, plátanos y maíz. La explotación de sus cocotales es proverbial.
           
Irapa tiene de todo, el edificio de la Alcaldía, y todas las instituciones del Municipio y del Estado, iglesias católicas  y templos evangélicos,  sus liceos y escuelas, hospitales y centros de salud 24 horas, bancos, farmacias, buenos hoteles y posadas, etc.

22-06-1792. VICENTE DE EMPARAN Y ORBE

Natural de Vizcaya. Designado por Carlos IV gobernador de la Nueva Andalucía, tomó posesión de su cargo el 22 de diciembre de 1792. Al terminar su primer período el Ayuntamiento de Cumaná solicitó que se le prorrogara el mando.
            En este largo período suceden hechos relevantes que no podemos obviar porque produjeron trastornos en la vida económica, política y social en la provincia, tales como el movimiento revolucionario de Gual y España, el terremoto de 1797, la expedición de Alejandro de Humboldt y Aimé Bonpland y su permanencia en Cumaná por 4 meses, y el crecimiento demográfico y económico de la provincia.
            Cumaná se había convertido en un pueblo igual a cualquier ciudad porteña de España, con una población de 30.000 habitantes,  capital de una provincia. Por supuesto sumados los indígenas que para algunos escribidores de historia  no cuentan.
            Alejandro de Humboldt, por ejemplo,  nos deja esa visión de la ciudad de su época. Calcula la población en 12 mil habitantes blancos y 15 mil indios,  tomando en cuenta las estadísticas de nacimientos, pero Depons en la misma época, la calcula en 24 mil incluyendo a los indígenas. Era una ciudad bulliciosa con  puerto en el río, tascas, tabernas, posadas,  mercado, teatro, circo de toros, iglesias, conventos de muchas órdenes religiosas, 13 fuertes, baterías, milicias, dice Humboldt, entusiasmado, que las casas eran de platabanda pintadas de siena blanco, que visito siete conventos que más bien parecían plantaciones inglesas ‘’Me voy de Cumaná cuando se acaben las maravillas’’.  Muy distinta la opinión del viajero a las que daban los Obispos de Puerto Rico y algunos gobernadores, que no querían que los sacaran del Paraíso. 
Más de un gobernador y dos o tres obispos de Puerto Rico  pidieron un periodo más y otros se quedaron en Cumaná  por resto de su vida. Emparan se mereció el periodo adicional, Cumaná se hizo atractiva, vinieron colonos de Cataluña, aumento el comercio con las Antillas,  construyó las murallas de protección en los lados del río y una amplia avenida bordeándolo, que enlazaba el puente con el nuevo edificio del hospital de Caridad.  Estas obras salvaron a Cumaná del terrorífico mar de leva  que se produjo en 1796, que destruyó por completo las obras de la magnífica marina y todos los equipos de pesquerías.
Emparan se empeñó en hacer una gran ciudad, construyó el Palacio de Gobierno en 1798, el nuevo palacio del Ayuntamiento y  cárcel pública, colaboró para la creación del hospital y la escuela para niños pobres, de las misiones y de los misioneros;  y el Ing. Don Juan Bautista Iriondo, logra modificar el curso del río  reforzando los dos causes principales.
Cumaná vivía un momento estelar, era una sociedad orgullosa donde se destacaban sabios como el Dr. José María Vargas, Dr. Alfonso Ruiz Moreno, Lic. Bartolomé Bello,  el Dr. Andrés Level de Goda, el inigualable maestro fray Cristóbal de Quezada, el rector del colegio Blas de Rivera, el director de la academia de matemáticas don José Joaquín Pineda, el astrónomo y cosmógrafo don José Sánchez Alcalá, oradores como el padre Botino y el padre Quintero, mujeres de la talla de María Alcalá, Leonor Guerra,  y otros no menos importantes, familias como los Sucre, Alcalá Bermúdez, Gual, Sánchez, Mayz, Mejía, Rendón, Sarmiento, Vallenilla, Freites, Serpa, Rengel, etc.   Humboldt le dedica varias páginas al sabio Cumanés Don Carlos del Pozo Sucre del cual dice que fabricaba con sus manos los instrumentos científicos con los cuales él trabajaba e investigaba como queriendo decir que sabía tanto como él
Cumaná se sentía orgullosa por sus cátedras de teología,  filosofía música y derecho.
J.A. Cova dice: “La gobernación de Emparan fue copiosa en beneficios, que redundaron en favor de sus moradores”.   Había reconstruido a Cumaná después del terremoto de 1797, “Amaba mucho las ciencias” como lo dice Humboldt. Construyó también el hermoso barrio de Chiclana, y reconstruyó el urbanismo de Altagracia destruido por el terremoto de 1797.  Fue un gobernante progresista y honesto. Emparan significa en gran medida la culminación de un difícil proceso de desarrollo demográfico de una ciudad que ocupa el territorio de la desembocadura de un gran río.           
Antonio de Sucre Pardo y Calderón, abuelo del Mariscal, fue gobernador interino de septiembre a octubre de 1792.

23-06-1500. PRIMERA EXPEDICIÓN DE VICENTE YÁNES PINZÓN.
Para el Día Histórico de hoy, tenemos la primera expedición del formidable navegante europeo, que después de Colón, fue el tercero que pisó la tierra sagrada de los Kaimas Caribes. 
 Vicente Yánez Pinzón surge en el puerto de Cumaná que en ese tiempo se conocía con el nombre de  Puerto de Las Perlas  primer nombre con el que se conoció a la ciudad de Cumaná. Ubicado en una isla que quedaba en la desembocadura del río Chiribichií la última luenga por el ‘’Golfo de Cariaco’’ como dice Bartolomé de Las Casas.
 `         Este  afortunado viajero que siguiendo la ruta del Almirante del Mar Océano, entra al puerto de Cumaná, de regreso  de su expedición al  Brasil. Primero arribó  a Guiria, donde  pasó algún tiempo cargando Palo Brasil; luego siguió su rumbo para Cumaná y después para Santo Domingo.
Debemos recordar  que asociado a Almirante del Mar Océano Cristóbal Colón le tocó capitanear la carabela “La Niña” la preferida del incomparable marino, y participó,  por lo tanto,   en el descubrimiento del Nuevo Mundo.
A su regreso a España,  logró una capitulación con el Imperio,  para viajar nuevamente a las tierras recién descubiertas. Esta expedición fue la más afortunada de las llamadas “Viajes Menores”. Entonces por segunda vez arriba a las costas del Brasil; surge en Cabo Verde, al partir de este punto una tormenta lo lleva al Cabo San Agustín, que bautizó con el nombre de “Santa María de la Consolación”.
Sin saberlo fue el primer navegante que se conozca que cruzó la línea ecuatorial. Llegó al Brasil tres meses antes que Cabral por lo tanto debe ser considerado como el descubridor de ese inmenso país. Por supuesto fue el descubridor de las Bocas del río Amazonas y también del río Orinoco.
A pesar del fracaso económico de sus viajes mantuvo su prestigio y el Imperio le prodigo sus favores, con otras importantes capitulaciones.   


24-06-1593.-WALTER RALEIGH Y FRANCISCO DE VIDES. 1592-1595

            Este personaje llega a Cumaná investido no solo como gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, sino como capitán conquistador con jurisdicción en el vasto territorio que se extiende desde el río Uchire hasta el Marañón, incluyendo las islas de Trinidad, Granada y Tobago. Para ejercer el cargo partió de Sevilla con un ejército y dos navíos: Nuestra Señora de Rosario y Nuestra Señora de la Concepción, generosamente apertrechados, con los cuales llega a Cumaná en 1592. Ejerció el cargo sangrienta y dictatorialmente, por 3 años; esclavizó asesinó y persiguió centenares de indígenas, hasta que denunciado fue llevado a España, donde fue juzgado y encarcelado.
            Don Francisco fue un hombre acaudalado, con buenas relaciones con la Audiencia de Caracas, casó con una dama principal, doña Elvira de Montes dueña de casas y haciendas, entre las cuales figuraba Cumbres de Churumo, que sirvieron para acrecentar su patrimonio. 
En su gobierno Cumaná fue atacada por el famoso corsario ingles Walter Raleigh, al cual derrotó y puso en fuga, según parte que envió a la Corte. Veamos…
Finalizando el siglo XVI, en 1591. El más célebre entre los piratas del Caribe, donde gozaba de reconocida fama como salteador de pueblos costeños, fue derrotado por don Francisco de Vides, Capitán General de la Provincia de Nueva Andalucía el 24 de junio de 1593. 
En esos tiempos el ‘’Cawaná Chiribichií’’, desparramaba sus aguas en caños profundos, entre manglares infinitos, formando un gran delta frente al golfo de Cariaco. En la parte más oriental de la isla de Cumaná, se veían las ruinas del castillo de Jácome Castiglione, y a un tiro de ballesta desde la playa, río arriba se alzaban los dos monasterios, dominicos y franciscanos, y varias iglesias. La ciudad estaba defendida por una gran empalizada que la separaba del pueblo indígena, cuya población sobrepasaba los 15 mil habitantes entre españoles e indígenas, que vivían en grandes bohíos de madera y palmas de carata, dispersos en la espesura de la selva que bordeaba el río.
Frente al puerto de Toporo estaba la ciudad con sus defensas a toda prueba; muchos piratas trataron de asaltarla y fueron derrotados. A lo lejos el monasterio de los franciscanos lanzaba al vuelo sus campanas avisando el peligro. Inmediatamente las milicias se presentaron con sus armas y ocuparon sus posiciones. El choque frente a la ciudad fue muy violento. La refriega duró más de una hora, y produjo varios muertos en ambos bandos.  El pirata se equivocó, sus hombres trataron de entrar por los caños que tejían un laberinto y no tenían un práctico que los condujera, sin embargo, el pirata decidió desembarcar en chalupas una parte de sus hombres, para que, al iniciar el ataque con sus barcos, penetraran en la ciudad y la saquearan e incendiaran, pero no encontraron la ruta para hacerlo ni auxiliarlo.
En efecto y de acuerdo con su Estado Mayor, desembarca la gente de Walter Raleigh, al frente de 210 aguerridos piratas, armados “hasta los dientes”. Burlaron en principio a los bravos Guaiqueríes, que desde mediados del siglo XVI ocupaban las tierras del noroeste de la ciudad, lo que hoy conocemos como “El Salado”; por allí entraron los barcos y cañonearon la ciudad sin resultado. Los indígenas los dejaron pasar, era una emboscada, en esa parte, rica y exuberante, tenían bohíos con su iglesia, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Altas Gracias, además de sus alcaldes, caciques y los derechos que les concedió El Rey. 
En el gobierno de Cumaná, estaba Don Francisco de Vides, ya informado de la incursión del intrépido pirata, que había apresado al gobernador de Guayana y Trinidad, Don Antonio de Berríos.
Las dos fuerzas de la ciudad actuaban según planes preconcebidos. Don Francisco preparó escrupulosamente la defensa de la plaza. Destacó a los leales Guaiqueríes, hábiles en el manejo del arco y la flecha, para que vigilen los movimientos y contengan al enemigo; sin embargo, el inglés llegó a las puertas de la ciudad, a la que aspira sorprender, navegando por el cauce principal del rio. Sus galeones eran poderosos.  No era difícil escurrirse entre las selvas de manglares y los caños del río.  Los invasores superan en número a los colonos, pero el terreno favorece la defensa. La sólida muralla de Palo Sano nunca había sido violada. 
Los colonos bien pertrechados contienen el ataque y causan daño a los barcos, y a una señal de Don Francisco, los indómitos Guaiqueríes entran en combate, tomando desprevenidos a los ingleses, que abandonaron el campo en precipitada fuga, dejando a sus jefes en poder de Don Francisco, además de sus arcabuces y demás pertrechos de guerra. Walter Raleigh se rindió, cayó prisionero y su sobrino el oficial Granilla, murió como un valiente en el combate.
El Dr. José Mercedes Gómez, que fue Cronista de Cumaná, nos dice: “Orgulloso Vides de su victoria, daría cuenta de ésta al Monarca: Hoy viernes 30 de este mes se ha hecho a la vela el inglés. Lleva la vuelta de Macanao. Dícese va a Inglaterra y no tan bien parado como él quisiera”.
Raleigh salva la vida por canje de prisioneros, lo que supone la firma de algún tratado, hecho señalado que debe constar por cuanto de este pacto salva la vida tanto el inglés como el gobernador don Antonio de Berríos, que era su prisionero. 


24-06-1821.-  LA BATALLA   DE   CARABOBO. Este es día histórico es para toda Venezuela y para el mundo porque se trata de la batalla de la Libertad la culminación de una de las epopeyas más gloriosas y extraordinaria de la historia Universal la primera fase de la liberación de las naciones suramericanas alguien dijo que para igualarla tendría que haber otro mundo para liberarlo.
EL  24 de junio de 1821,  se habían cumplido todas las órdenes dadas por el Libertador, y los ejércitos estaban preparados y ordenados para la batalla decisiva,   en n las sabanas de Carabobo.
El Ejército patriota a las órdenes de Simón Bolívar había iniciado su avance desde Tinaquillo en horas de la madrugada. Después de atravesar la serranía de “Las Dos Hermanas”  Desde la colina de Buena Vista, Bolívar, subido en el techo de una vieja casa, Bolívar contemplaba como el Mariscal de Campo Miguel de La Torre, Comandante del Ejército realista, había dispuesto sobre el terreno las tropas que enfrentará a los patriotas  ocupando posiciones estratégica, con sus mejores batallones entre ellos “El Valencey”, bajo el mando del general Tomás García, punta de lanza que enfrentaría con ventaja a la División del General Páez.
El Libertador se reúne con sus comandantes de divisiones generales José Antonio Páez de la Primera, Manuel Cedeño de la Segunda, y el coronel Ambrosio Plaza de la Tercera. Bolívar explica el plan de ataque, les dice:  La División de Páez atacará por el flanco derecho del enemigo. La División  Cedeño, protegerá a la Primera División, y la División de Plaza entrará por el centro y obligará al enemigo a mantenerse al margen de la contienda.
Bolívar con La Guardia,  atacará a La Torre, lo cercará inutilizando la reserva de éste considerándolo el más vulnerable, y evitaba a su vez, un ataque frontal que le lucía más favorable a los realistas.
En efecto, Páez se movió con su División por la Pica de la Mona, guiado por el baqueano Febres, para continuar luego sobre unas quebradas y riachuelos, que sólo permitían el avance de un hombre, y así  subir a las sabanas para presentar combate. Seis batallones realistas y tres grupos de caballería descansados y en las mejores posiciones se enfrentaron a las tropas patriotas; y,  cuando las tropas de Páez trataban de subir a la sabana, empezó sobre ellos, el fuego endiablado de la artillería realista.
El batallón  Bravos de Apure, se sacrificó en la maniobra, se  enfrentó al formidable batallón ‘’Burgos’’, que era la reserva de La Torre. Se repliega con muchas bajas el “Bravos de Apure”, y entonces,  Bolívar desde su olimpo, ordena avanzar a los británicos, que de inmediato afrontan la tremenda responsabilidad de salvar la batalla, y con una intrepidez nunca superada,  se interponen entre los Bravos de Apure  y el “Burgos” con otros batallones que, en vista del posible descalabro patriota, acudieron bajo el mando de impertérrito comandante del Valencey, el general Tomás García.
Pero Bolívar no descansa. Arenga a los batallones, los guía hacia los puntos conflictivos como en un gran tablero de ajedrez. El glorioso  Cazadores Británicos, dispuestos a vencer peleando como nunca lo habían hecho, como nunca sus oficiales habían pensado,  y ven caer a su comandante el inmortal  coronel Tomás Farriar,  y caen tres comandantes más, hasta que toma el mando el mayor Minchin, pone orden en el ataque y dando las muestras de su propio  valor y el de sus oficiales, logra contener la furia de los españoles que ya se creían vencedores;  y logrando una posición más conveniente, resiste heroicamente la arremetida del “Barbastro”, que como una tromba viene en auxiliado del “Burgos” que ha venido a menos ante la audacia de los ingleses, que ahora son un muro indestructible. 
Páez, más confiado, como tigre hambriento, reordena el ataque y el “Bravos de Apure”, apoyado con dos compañías del batallón de Tiradores de la Segunda División, bajo la orden del teniente coronel de las Heras, entra en acción fulminante. En ese momento las acciones se han equilibrado; el Bravos de Apure apoyado con los ingleses ataca sin desmayo al Burgos, y las compañías de Tiradores lo hacen al Barbastro.
En este momento  de la batalla, el general  La Torre, ordena el contraataque con los batallones “Príncipe”, “Infante” y “Hostalrich”, pero ya los patriotas con El Libertador a la cabeza, con todas las fuerzas,  van arrollando, destrozan al “Burgos”, se rinden el “Barbastro” y el “Infante”, la batalla concluye, la victoria es un hecho.
Sin embargo, crecido en el campo, La Torre con su caballería quiere cambiar el destino incierto para él, de la batalla. Entonces la caballería realista ataca orgullosa y desafiante; pero, aparece en escena la invencible y majestuosa caballería de los “Bravos de Páez” bajo el mando del intrépido y heroico capitán Juan Bravo,  que recibe estoico como su maestro Diógenes Laercio, catorce heridas, manteniéndose sobre su caballo con las lanzas que lo inmortalizaron, y los “Bravos de Páez”, en una arremetida que no tiene igual en la historia patria, dejan el camp de Carabobo lleno con los restos de aquel ejército español que se creyó invencible.
Y aun así, La Torre ordena renovados ataques con la caballería “Lanceros del Rey”, pero ya no queda nada por hacer, ésta caballería que significaba la esperanza real,  huye vergonzosamente al ver que entra en acción el coronel Cornelio Muñoz, que  implacablemente los vence, atacando sin tregua a los realistas que ya no tienen esperanza  y se desbandan.
El batallón Valencey, que ha logrado mantenerse unido bajo el mando de Tomás García, y que ya no soporta más el fuego patriota, decide abandonar el campo de batalla, porque el general Tomás García, que lo ve todo perdido, quiere salvar el honor del Imperio, empieza a reorganizar a los dispersos y logra retroceder ordenadamente.
Las órdenes de Bolívar son terminantes, la victoria tiene que ser contundente y total ¡Destruyan al enemigo!  Y ordena a La Reserva perseguir al enemigo. 
La División de Plaza entra ahora en acción, y acomete al “Valencey”, pero su heroico comandante, el gigante Ambrosio Plaza,  que arriesga todo en una arremetida, en el cumplimiento de la orden, muere en el campo de batalla. Así mismo  sucede con Cedeño, quien  cayó muerto en aquella   persecución, porque cae en medio de los realistas, y muere  como debía morir el bravo de los bravos de Colombia.
Bolívar, al percatarse de los movimientos del Valencey, y que para este momento ya estaba en el campo de batalla entre sus tropas, ordena que 500 soldados de los Granaderos y del Rifles, montados en las grupas de los caballos persigan y destrocen al enemigo que huía hacia Valencia.
La persecución se detiene en las puertas de Valencia después que el Valencey, tras  seis horas de marchas forzadas entró en la ciudad y se hicieron invisibles, porque llegó la noche y no se pudo hacer más, entonces se detiene la persecución. Los realistas continúan hacia Puerto Cabello donde se atrincheran.
La batalla concluyó después de una hora de encarnizada lucha y de seis horas de persecución. Seis mil trescientos hombres del ejército patriota derrotaron a cinco mil del ejército realista para sellar definitivamente la libertad de Venezuela.
25-06-1926.- NATALICIO DE GUILLERMINA RAMÍREZ.
 Sobre nuestra otra reina del folclor,   Guillermina Ramírez,   nos hace la Prof.  Hedra Franco de Gómez,  un perfil biográfico que es más bien un estudio muy  importante y profundo de los componentes del alma popular sucrense,   veamos porque son pocas las cuartillas  de que disponemos. Nos dice Hedra que 
‘’Nació  en la calle Larga de Cariaco (Hoy Av. José Francisco Bermúdez),   el 25 de junio de 1926,   Fueron sus padres Francisco Ramírez y María Isabel Cova. Su madre muere cuando ella tenía siete años y por ello quedó en manos de Don Félix Mata Marcano, quién la lleva a vivir a Catuaro hasta que se hizo mujer y regresó a su pueblo. Su esposo y padre de sus quince hijos fue el Señor Socorro de Jesús Figuera.
Comenzó a componer,   a hacer sus comparsas y cantar a la edad de 43 años,   después que tuvo todos sus hijos.   Su primera comparsa la llamó ‘’El Canario de la Reforma’’ creada en 1972. Hoy día a sus 72 años continúa creando comparsas,  fulías,  malagueñas,  galerones y trasmitiendo a los niños de Cariaco, incluyendo a sus nietos, el amor por todas esas tradiciones, mitos,  música y todo aquello del folclore cariaqueño, con la idea de que ellos continúen su labor cuando ella pase a otro plano.
Guillermina también es partera, botánica, fabricante  de dulces y bebidas de todo tipo y tambien es santiguadora.
Lo anecdótico de esta destacada  folklorista oriental, es que no tiene ningún grado de instrucción, pero es una autodidacta que lee y escribe rudimentariamente, crea piezas musicales y comparsas y les pone música. Tiene todas sus creaciones en su cabeza, ya que ninguna institución se ha preocupado por publicar todo este bagaje cultural.
Se ha presentado con su grupo en varias partes del País entre ellas: Carúpano, Maturín, Valera, Caracas, Cumaná y Cariaco su terruño natal  donde hace representaciones en todas las fiestas populares y especialmente en las Fiestas Patronales de San Felipe de Austria y Cruz de Mayo.


26-06-1971.-  Un recuerdo para un gran maestro. KESHAVA BHAT.
En esta fecha inició con una espléndida celebración  el servicio para el pueblo de Cumaná de su Jardín.  El Dr. Bhat fue un etnobotánico, que promovió el naturismo auténtico: una manera sencilla de vivir mejor. Iniciador del movimiento de reeducación natural en Venezuela y otros países. Creyó siempre que la solución de los problemas de salud, especialmente de los países tropicales en vías de desarrollo, es posible mediante la autosustentación, una educación adecuada para saber vivir y la implementación de un plan preventivo de salud, traducido en un cambio en el estilo de vida. Dejó revolucionarias teorías en el campo de la medicina como la ley de la abuela, la Ley del Ahorro y Ahorco y la Embriogénesis (formación del feto con sus componentes energéticos respectivos).
 La Universidad de Oriente ha enriquecido a nuestro pueblo con algunas personalidades que se han integrado profundamente en nuestro amor, y uno muy destacado fue el Dr. Keshava Bhat,  heredero, diría yo de una tradición científica muy cumanesa, derivada del  conocimiento de las plantas medicinales, que por cierto  inició fray Bartolomé de las Casas, que fue el primero (entre 1516 y 1521),  que investigó en torno de la sabiduría de nuestros viejos ancianos,  ‘’los Piachas’’ (médicos indígenas),  como él los llamaba  y con los cuales conoció el uso y poder de las plantas,  y luego de sus escritos se alimentó y avanzó en su  estudio, Fray Antonio de Caulín (1750), que vivió entre nosotros doscientos y tantos años después,  el cual hasta nos dejó un recetario con las formulas indígenas aplicadas a las distintas enfermedades   Poco más tarde llegó  a Cumaná el sabio sueco Pitor Löfling  ( 1779-1789) de la escuela de Lineo, que vivió 10 años en la casa del sabio cumanés Don José Sánchez Alcalá,  con el cual estudió todo el material dejado por esos maestros Esa sabiduría la recibió tambien Alejandro de Humboldt,  su amigo Amadeo de Bompland y el Dr. José Maria Vargas,  que de paso se convirtió en un apasionado botánico,   y andando el tiempo la recibió también el sabio Dr. Luis Daniel Beauperthuy  que culmina el proceso ya que con ese bagaje que  le dejó nuestra escuela científica  a la ciencia y sus experiencias con el aceite del merey  para curar la lepra y sus descubrimientos microbiológicos utilizando el microscopio y con el fundamento de la microbiología que avanzaba siendo uno de los padres de esta ciencia El r Beauperthuy lo  aplicada a la  malaria y descubre el mosquito trasmisor que lo eleva a la gloria y enamorado de Cumana y de su ciencia funda la escuela de medina  de Cumaná        
Keshava Baht,  fue un afamado profesor de la UDO, y su recuerdo permanece intacto. Este gran investigador hindú se instaló en Cumaná con su familia y trabajó en la Universidad de Oriente, fue hijo adoptivo de Cumaná, él la adoptó  como su patria. Se dedicó a la investigación de nuestras plantas medicinales, descubrió sus secretos, y curó con ellas y con amor infinito atendió a todo el que llegó a él  con  bondad misionera. Su nombre y su obra trascendieron las fronteras venezolanas. Sus alumnos aun lo veneran y siguen sus enseñanzas.
FICHA TECNICA
El Dr. PALLATHADKA KESHAVA BHAT, nació al sur de la India el 3 de enero de 1940. Sus padres fueron  Pallathadka Subraya Bhat y Lakshmi Amma, lo educaron en contacto permanente con la naturaleza y crearon en él un sentido amoroso por la misma. Casado con su coterránea  Lie Devaki, con quien procreó tres hijas y un hijo, todos nacidos en Cumaná.
Estudió en la Universidad de Madrás desde 1955 hasta 1966 obteniendo tres títulos: B. Se (1959), M. Se (1961) y el PH. D en Botánica, en 1966. Recibió la beca de honor para graduados. Trabajó como Asistente de Investigación en el Presidency College, Madrás (1968) y recibió el Council of Scientifíc and Industrial Research (C. S. I. R  INDIA) Sénior Fellowship en 1969 Desde 1969 hasta 1987 trabajó en la Universidad de Oriente (U.D.O.), en Cumaná (Venezuela) en la Escuela de Ciencias, a nivel de pre-grado y postgrado, en el área de botánica, y llegó a la categoría de Profesor Titular. 
Hablaba 17 idiomas con diferentes sintaxis y símbolos de escritura: Hindú, Inglés, Español, Sánscrito (idioma originario), Kánada y otros. Era un maestro del Yoga y de la Reeducación Natural, como la alternativa al Armagedón (extinción y/o degradación de la especie humana) que se viene en pocos años. Sobre este último tema manejó resaltante información.

27-06-1789.- EL HOSPITAL ANTONIO PATRICIO ALCALÁ DE CUMANA.

En esta fecha el sacerdote Antonio Patricio de Alcalá y el Capitán General Vicente de Emparan y Orbe, ponen en servicio el  hospital de la Caridad de  Cumana.  El Edificio del Hospital quedaba donde está hoy el Museo Gran Mariscal de Ayacucho.
Don Vicente de Emparan gobernó en Cumaná  dos períodos de cinco años, por petición del pueblo,  una calle honró su nombre, y su nombre perduró y pasó a nuestra historia donde también se le honra. Fray Antonio Patricio Alcalá  aparece en nuestra historia escogiendo el terreno en lo que después se llamó Plaza Guaiqueri, para la construcción del templo de Nuestra Señora de Altagracia, con el Capitán General de la Provincia, Don Pedro José de Urrutia Ramírez de Guzmán, cuya construcción se inició en 1772, y nos parece más una idea de don Antonio que del Gobernador, porque tenía tiempo clamando por los guaiqueríes del Salado que habían quedado sin su iglesia por efecto de los terremotos y la ruina total. Por cierto que en el tiempo de este gobernador padeció la ciudad una terrible peste en la que don Antonio hizo verdaderos prodigios y servicios de caridad cristiana, recibiendo a los enfermos curándolos y ayudándolos a morir cristianamente; por esta razón humanitaria le donó su “chara”, a los capuchinos, para los que no entiendan este término cumanés, se trata de una finca o chacra, que tenía para el sustento de él y su familia, en las orillas del río, como muchas otras familias de la Cumaná de antier;  se la cedió pues,  a los capuchinos, que prestaban servicios gratuitos al pueblo; para convertirla en hospicio, como así fue. Dice Ramos Martínez: “La casa y la capilla rurales que poseía a orillas del Manzanares, junto con los ornamentos y enseres necesarios para el culto, los donó a los capuchinos con el objeto de que éstos tuviesen allí enfermería y hospicio, y de que los habitantes de las charas no quedasen privados de la facilidad de oír Misa en los días de precepto, ni de los otros consuelos espirituales que les proporcionaban, al tenor de las facultades que le habían sido concedidas por los Superiores eclesiásticos”. 

28-06-1818. Dr. PEDRO JOSÉ ROJAS.

El más destacado periodista de Venezuela de su tiempo. Nace en Cumaná,  hijo de don Pedro Rojas Casanova y doña Josefa Isabel de Rojas,  por lo tanto hermano del general Pedro Elías Rojas y Pedro Ezequiel Rojas brillante parlamentario y diplomático. Estudio en Cumaná filosofía con el sabio maestro Lic. José Antonio Ramos. Periodista, político y ciudadano esclarecido. Funda en Cumaná el semanario “El Manzanares” su primer número circuló el 14 de marzo de 1843. Pedro José Rojas represento a Cumaná y fue Presidente del Congreso Nacional cuando se produjo el desastroso suceso del 24 de enero de 1848, lamentable suceso que le costó la vida al gran pintor patrio  Michelena. Salió al exilio voluntario y en Nueva York donde hizo amistad con quien lo llevaría al sitio que le correspondía en la historia  el General en Jefe José Antonio Páez. En 1860 funda en Caracas el diario “El Independiente”, del cual publicó cerca de mil números, los editoriales de este periódico forman parte  fundamental de la literatura política de Venezuela. Durante la última presidencia de Páez, con el cargo de Ministro Plenipotenciario, que en la práctica se tradujo como una sabia presidencia colateral,    sin embargo la revolución continuaba y le tocó firmar con el General Antonio Guzmán Blanco, el célebre tratado de Coche, una rendición honorable,  el 24 de abril de 1863. Ese fue ese gran maestro del periodismo Cumanés al que se le deben los honores que se le brindan a los grandes hombres, y que ganó durante una vida útil  de trabajo, de servicio y grandes sacrificios.
PEDRO JOSE ROJAS. En otra versión tomado del bisemanario “El Disco”. Cumana 1923.


  El 28 de  junio de 1918, nace en Cumana el Dr. Pedro José Rojas Esteves Ortiz de Aguilera, que es como decir: “el alma del general en jefe  José Antonio Páez, y motor formidable del último período de gobierno de su dictadura”. 

Estudió en el Colegio Nacional de Cumaná; la representó en el Congreso Nacional y fue redactor de “El Manzanares”. En 1858 asilado en Nueva York íntima con el General José Antonio Páez; en abril de 1860 inicia la publicación en Caracas de su periódico “El Independiente”, que proyecta su extraordinaria personalidad. Ramón J. Velásquez dice que: “Todo político venezolano, debería leer los editoriales de Pero José Rojas”. 

        “Fue Pedro José Rojas uno de los cerebros más vigorosos y una de las voluntades más decididas que tuvo el partido conservador  en la segunda mitad de su predominio  en Venezuela, preciso en todos los lineamientos  morales de su egregia personalidad, sin que fuese posible confundirlo  con ninguno de los políticos de su época así en el gabinete como en la prensa  así en la tribuna como en la vida privada, en todo momento supo imprimir  vigorosamente las huellas,  de su  brillante talento,  y de su caballeresca actitud.

        Su periódico dejó de existir  desde ese mismo momento en que dijo adiós a Venezuela, vencido ya definitivamente el partido de sus afecciones, y de su ultimo editorial son esas palabras: “Hemos luchado con diferentes atletas, pero jamás se nos ha visto ni en la mano ni en el cinto otras armas que las armas del hidalgo”...
“Si todos hemos pecado entonces todos hagamos el acto de contrición. Si todos somos inocentes reconozcamos el error del juicio a que nos hemos sometido.  Si realmente estamos divididos  en inocentes y pecadores, seamos tolerantes.  En todo caso practiquemos la saludable  y santa doctrina  del Salvador del mundo”.

        Pedro José Rojas brilló entre soles, y esplendorosamente, en una época que lo eran Fermín Toro, Juan Vicente González, Estanislao Rendón, Marco Antonio Saluzzo,  José Silverio González, en una fatigante enumeración de magnas intelectualidades de la política, de la ciencia y de las letras.
Estando ya en Europa llegó a manos del gobierno federal una carta privada que él  le dirigía  al Arcediano Doctor Antonio José de Sucre, la cual levantó una polvareda, pero al fin se vio que no habia razón ni para mucho menos. En ella, entre otras cosas le decía, muy regocijadamente, más o menos: “¡Para mí son lo mismo los dos partidos políticos de Venezuela, los cuales me hace acordar de aquellos hermanos Villegas de Cariaco, a quienes llamaban Villegas “el malo” y Villegas “el más malo”, yo hasta ahora no se cual es Pedro ni cual es Francisco!”.


29-06-1847.  DON  B L A S  B R U Z U A L   Y   VELOZ.

Edita en Cumaná su periódico “El Republicano” De la investigación heráldica de la familia Bruzual, que puso en mis manos el Dr. Andrés Suels Bruzual, se puede afirmar que Don Blas Bruzual y Veloz, hijo de Don Antonio Bruzual y Beaumont y Margarita Veloz, nació en Cumaná. Aunque nuestros viejos cronistas no lo tienen por tal; sólo sabíamos de él que fundó, en 1835, la Cátedra de matemáticas en el Colegio Nacional de Cumaná, y mudó de Barcelona para esta ciudad su periódico “El Republicano”, cuyo primer número salió el 29 de junio de 1847.           
            Blas Bruzual fue un aventurero fanático, se inició en las filas del Ejército Libertador bajo las órdenes directas del General Páez en las operaciones del sitio de Puerto Cabello, en donde recibió una honrosa herida poco antes de la toma de la plaza del Batallón Primero de Antioquia, con el grado de Subteniente de la Tercera Compañía. En 1830, en Valencia, figura entre los oficiales de la Brigada formada por los  Batallones Anzoátegui y Junín que declaran estar dispuestos a “sostener la dignidad de Venezuela en su augusta Representación Nacional”. En 1831, asiste en Caracas a los cursos de Cajigal y Acevedo en la Academia Militar de matemáticas recién creada, donde tiene por compañeros a Rafael María Baralt, Olegario Meneses, Manuel María Urbaneja y Juan Aguerrevere. Entra en 1832, en contacto con el integro republicano Tomás Lander, el patriarca del liberalismo venezolano. En 1834, Bruzual se traslada a Cumaná, con Don Andrés Level de Goda, y se dedica a la enseñanza; entonces con su amigo Gutiérrez Coll y del músico Pedro Elías Gutiérrez, autor del himno popular “Alma Llanera”; redacta la “Revista Oriental”. Poco dura esa etapa, pues al estallar en 1835 la revolución llamada “Las Reformas”, Bruzual se adhiere a ella con entusiasmo. Vencidos los reformistas, es expulsado de Venezuela.
            Halla asilo en la Nueva Granada bajo la protección del General José María Obando, alzado en armas contra el gobierno de Herrán. Derrotado Obando es reducido a prisión en Bogotá pero logra fugarse, y a través de la cordillera marcha a reunirse nuevamente con Obando, que se encontraba en Popayán. Obando lo nombra jefe del Estado Mayor General del Ejército del Sur, con el grado de Coronel. Pero la revolución fracasa, y Bruzual tiene que abandonar el país; pasa a Guayaquil, y de allí sigue a Costa Rica en donde presta servicio militar por algún tiempo. Regresa al suelo nativo en 1843, se establece en Barcelona, en donde inicia el año siguiente la publicación del semanario El Republicano, que habrá de perdurar, con diversos avatares en cuento a la residencia, hasta octubre de 1852.
            Blas Bruzual, es ante todo un gran periodista, defiende con inteligencia y energía los principios de la oposición liberal. Lanzado de lleno a la lucha política, sostiene fogosas polémicas tanto en el plano local como en el ámbito nacional, y contribuye a la creación de la agrupación Liberal de Barcelona, que funciona bajo el título de “Sociedad Promovedora”. Se dedica también a la enseñanza de las matemáticas rivalidades de carácter profesional, que vienen a unirse a las divergencias políticas, le enfrentan públicamente, a fines de 1845, con el Doctor Nicanor Bolet Peraza, Vicerrector del Colegio Nacional de Barcelona y miembro conspicuo del partido denominado “Oligarca”, en las afueras de la ciudad, ante un nutrido grupo de curiosos y los alumnos del Colegio Nacional en batalla, con la Bandera Nacional desplegada en medio de varias banderolas, Bruzual y Bolet se entregan en una curiosa confrontación, provisto aquél de un teodolito y éste de un octante: se trata de demostrar cuál de estos instrumentos es más apropiado para proceder a una triangulación al terreno. Después de varias demostraciones, los adversarios se retiran convencidos cada uno de que ha  logrado la victoria en esa confrontación que en verdad es poco común en los anales de la política venezolana.
  
30-06-1878.- JOSÉ MARÍA MILÁ DE LA ROCA DÍAZ. 

Nació en Cumaná el 30 de junio de 1878, era un joven de largos silencios, de caminar pausado, alto, delgado, blanco traslúcido, de pelo negro, mirada triste pero altiva, trabajador incansable, escritor a tiempo completo, sabio, elocuente y rebelde. Su rebeldía era innata, angustiosa, con un sentido alto de la dignidad. Tenía conocimientos misteriosos de todas las cosas y de todo lo que se movía en derredor.

Mi padre decía que José María Milá de La Roca Díaz, era como un hermano para él, cuando cayó enfermo se encerró en su casa, hablaba con sus familiares cercanos y con algunos amigos a mi padre  le entregaba semanalmente, por debajo de la puerta de su casa,  las cuartillas de su novela LALITA para que las publicara en su periódico.

Yo también aprendí a querer al poeta a través de la parte de su obra que se publicó en el periódico ‘La Constitución’ de don Federico Madriz Otero, en el cual el Dr. Badaracco y papá eran redactores, y luego, tengo el Libro de la Familia Milá de La Roca, donde está su obra completa.

            Los poetas Celso Medina y Ramón Ordaz, lo han dado a conocer en sus obras, Ramón Ordaz publicó su novela ‘Lalita’ con una introducción crítica, y Celso Medina sus poesías, con lo cual lo han dado a conocer a las nuevas generaciones, considero importante aportar a ustedes el trabajo de mi padre, amigo personal del poeta, veamos:  

‘           José .María fue uno de nuestros admirados poetas. Bajo el seudónimo de César Augusto Cumanés, a fines del siglo pasado, comenzó a darse a conocer como cultivador de las letras, publicando sus producciones en periódicos de la localidad, y nosotros,  presuntos intelectuales,  recibíamos y recitábamos sus sentidas estrofas, en nuestros incipientes corrillos literarios, discutiendo la personalidad de este bardo que emergía como una prometedora luminaria tras el prolongado silencio que pareció asentar definitivamente su tiniebla infecunda en la vastedad del territorio provinciano.  
Sabíamos de su reclusión, por el mal tremendo que torturó y destruyó su vida, y un sentimiento de piedad aunado a ese oro de admiración al poeta nos hacía asignarle una estatura inmensurable, cual si nadie más, ni Milton creando su ‘Paraíso Perdido’ en medio de nuestra ceguedad pudiera comparársele.. ¡Que de prodigios imaginábamos! Se nos antojaba cada verso suyo a manera de hebra sutil y luminosa que se filtraba al exterior por rendijas invisibles de su celda, para proyectar hacia el pueblo la claridad melodiosa de su talento.
En el Colegio Nacional de Cumaná, cuando él cursaba estudios secundaros y muchos de nosotros asistíamos al curso de latinidad bajo el rectorado del sabio maestro Don José Silverio González Varela, le veíamos casi a diario  y recordamos su perfil de adolescente, la expresión preocupada de su rostro como de quien presiente la pena letal que ha de atarlo, cual otro Prometeo a la columna inclemente del martirio      
Al pie de áridas colinas que bordean la extensión semejante y salobre, huérfana de árboles, que declina hacia el mar, ante un panorama de incambiable desolación al noreste de la ciudad, edificaron sus padres algo como rústico albergue, definitiva o anticipada mortaja de este hijo que poseyó dotes sobresalientes para elevar su nombre por sobre el tiempo en alas de cantos y rompió con el poder de su pensamiento el estrecho recinto que lo aprisionaba para divulgar y vivir con la perennidad de sus canciones más allá del dolor, más allá de la muerte.
En aquella rústica vivienda, en vida contemplativa y solitaria, se consagró al estudio, al trabajo intelectual, acogió quizá a la elocuente sentencia del Salmista ‘Suma dolor quien suma sabiduría’  Al conjuro de su musa, vibraron allí sus poemas, con resonancia armoniosa en la ciudad que los recibía como dones inefables, porque se le suponía hundido con el pesar, agotado por el sufrimiento, sin voluntad, añorante de cuanto a se redor adivinaba él transformándose, viviendo, la cambiante ilusión juvenil, el progreso naciente de la ciudad, el diuturno ajetreo de su pueblo y, antes de todo, la revolución literaria que se imponía tanto en la expresión como en la forma, con aquel movimiento que se llamó modernismo, surgido en Nicaragua con la paternidad de Rubén Darío trasponía las fronteras y era acogido con entusiasmo en todas las juveniles Peñas literarias del Continente renovando la lírica castellana.
Los más renombrados representativos de esa lírica en la vasta extensión americana, dieron impulso a esa corriente renovadora: Lugones, Chocano, Nervo, Díaz, Valencia, Blanco Fombona, Juana de Ibarboroug y tantos consagrados por la fama, lumbreras que difundían su comprensiva diafanidad por el orbe castellano sustentadores de los nuevos símbolos.   
Con AZUL la obra inicial de Rubén Darío, que se editó en Chile, penetró en España la nueva escuela, r4ecibiendo allá las más extremas contrapuestas discusiones. Don Juan de Valera el castizo autor de Pepita Jiménez  de prosa acicalada y polifónica según con conceptúa Felipe Tejera, comentó el libro en una carta al autor, a manera de Prologo con liberalidad, con alabanza, convirtiéndose al exótico credo que se propagaba por la Madre Patria, tocando a todos los cenáculos, adueñándose de la mente juvenil, dispuesta siempre a cuanto signifique renovación.
     Atónitos quedaban los viejos maestros, los consagrados en el arte de Apolo, sucesores y continuadores de los mejores clásicos de nuestro idioma: Núñez de Arce, el príncipe de la lírica creador del IDILIO a quien imitó nuestro Andrés Mata; Campoamor el de las Doloras y tantos insignes vates de universal renombre ya en la Península, ya en la América Hispana, quienes habían afirmado su opinión como dogma, esclavos de la métrica cadenciosa, sujetos a la retórica de Hermosilla, el gigante traductor de Homero en impecables versos castellanos, atentos a la crítica erudita de don Marcelino Meléndez Pelayo el polígrafo sin par, cortaban el vuelo a la fantasía, no atreviéndose a romper la línea trazada por los clásicos, dándole ductilidad y soltura al estilo, son que los definió Rubén Darío ‘‘eran defensores acérrimos de la conexión académica de letras y de modo lamido del arte, almas sublimes, pero amantes de la lija y de la ortografía…’’   
Milá de la Roca Díaz se aferró a la antigua escuela, encasillado en los antiguos moldes, no queriendo dar crédito al desquiciamiento de una tradición secular, sustentado hasta entonces por los más ilustres escritores, por el prestigio de nombres intocables y que él conceptuaba inamovibles. Estereotipó su estilo en la forma arcaica, porque dentro de su dura vivienda, cultivando el verso, alejado de la incesante palpitación de la vida diaria, del tráfago urbano, de la policromía de la luz en cuanto tocan sus rayos , a la manera de Silvio Pellico, enamorado de su ‘‘Picciola’’, la única manifestación de vida nacida en la oscuridad de su húmedo calabozo, se apegó a su modo de expresión, para lanzar al mundo sus endechas, sus imprecaciones, la conmoción dolorosa de su fe…
            En la inflexibilidad de tales moldes supo, sin embargo, encontrar soltura a sus estrofas, exteriorizar su pensamiento, los anhelos de su corazón, convirtiendo su honda pena en imágenes, ri9mados mensajeros que lo hacían convivir con su pueblo, en el afecto de la comunidad. Su dinamismo fue íntimo, con Lalita, la heroína de su novela de ese nombre, recorrió nuestras calles, subió a nuestras colinas, visito nuestros campos, percibió la fragancia de nuestros montes, supo del amor que no llamó a sus puertas, lapiadas físicamente para el infantil dios alado.
            Al leerlo se creería que personalmente estuvo en los sitios que describe, ya es él encarnación de su fantástico héroe. Son gráficas descripciones que para los cumaneses sus contemporáneos constituyeron deleites, a la vez que el consuelo de figurárselo viviendo aquellos episodios románticos creados por su pluma para darle libertad a su espíritu y elevado ágil y jubiloso a espacios distanciados de su lento martirio.
            Nacido en 1878, acaeció su muerte en 1911 y a su vida atormentada, pese a su reclusión de años, dejo editadas ‘’LALITA’’, novelas y dos tomos de poesías ‘’ARISTAS Y FCACETAS’’  y  ‘’ALJABA´´, con otras producciones que se conservan inéditas y que él tenía recopiladas para darlas a publicidad bajo el título de ‘’NOCTURNOS’’. Noble y encomiable esfuerzo el de este apasionado de la poesía, cuyo nombre se alarga con la vibrante estela de sus canciones hasta aquellas generaciones que sepan gustar la música del verso, el sabor inefable de una bella estrofa.
Sobre su tumba se deshojaron inmarchitables rosas, aquellas de perenne fragancia que inspirados bardos de claro estilo dedicáronle en manojo de rimas. También nosotros hemos querido depositar sobre la losa sepulcral de este preclaro hijo de Cumaná, esta breve semblanza, como tributo de sincera admiración.
                                        Marco Tulio Badaracco Bermúdez




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