lunes, 3 de octubre de 2016

RAMÓN BADARACCO










Dr. LUIS DANIEL BEAUPERTHUY DESBONNES
  
– FUNDADOR DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE CUMANÁ



Cumaná 2007








Autor Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco
Título de la obra:

Dr. LUIS DANIEL BEAUPERTHUY DESBONNES
– FUNDADOR DE LA ESCUELA DE MEDICINA DE CUMANÁ

Diseño de la cubierta  R. B.
Ilustración de la cubierta  R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná

cronista40@hotmail .com
academia.sucre@gmail.com
Cel. 0416-8114374















INTRITO.
Beauperthuy, hombre sabio y extraordinario, que adoptó a Cumaná, donde formó su familia, la amó como si fuera su  patria, valoró todo lo que aprendió de ella, y la  glorificó llevando  su  ciencia al ceme, escudriño en la sabiduría indígena el secreto de las plantas, estudio en la  ciencia botánica cumanesa que venía en el legado científico de un investigador formidable pero envidiado y perseguido,  Bartolomé de Las Casas, que investigó el  poder de todas las plantas y las fórmulas usadas por los piachas, conocimientos que recibió y amplió, Antonio de Caulin, y luego esa escuela botánica se perfeccionó en la cátedra de José Sánchez de Alcalá, en cuya casa se reunían: Pitor Löfling, Alejandro de Humboldt, Carlos del Pozo  Sucre, y el Dr. José María Vargas, que constituían la gran reserva de conocimientos de los sabios ancianos, como os llamaba Las Casas, y de esa escuela se alimenta Beauperthuy, que luego repasa con el microscopio, y entre los sabios ancianos o pichas, que lo llevan a las fuentes misteriosas de la ciencia de 4000  años  de antigüedad, y logra el milagro, que lleva la ciencia cumanesa a los más altos escenarios de la ciencia, a Paris, donde es recogida y reconocida  por Pasteur  y sus discípulos, y los grandes maestros franceses.

DATOS BIOGRÁFICOS                     

Este genio de las ciencias, nació en la isla francesa de Guadalupe, estudió medicina en Paris.  Para nosotros, héroe de la sabiduría, de la bondad y del amor, se residenció Cumaná en 1841, donde fue acogido con amor y devoción merecida; en ésta ciudad  formó su familia, y fue acogido por sus colegas médicos como uno más de los  hijos ilustres de nuestro pueblo; se enamoró y casó  con una cumanesa de una de las familia fundadoras, con doña Ignacia Sánchez Mayz, con quien procreó tres hijos que vinieron a engrosar el poderoso árbol del gentilicio cumanés; y se dedicó con ejemplar desprendimiento al apostolado de la medicina, donde  ejerció su sabiduría por 30 años, abundando en  la gran historia de esta rama de la sabiduría cumanesa  hasta empinarla en la gloria más alta  que podía alcanzar en aquellos tiempos en todo el mundo. Como tantos prodigios del pueblo de Cumaná su sabiduría se universalizó canalizando la sabiduría de nuestro pueblo  

 “Como sabio, como médico, como naturalista, como investigador, como analista, tiene celebridad para su nombre; tiénela también aun mayor como hombre privado, como padre de familia, como ciudadano, como amigo. Su pasión por la ciencia lo llevó al extremo que se le considerara en Francia, como precursor de Pasteur”.

Yo agrego, y como maestro…  En 1850 conjuntamente con el Dr. Calixto González y el Dr. Antonio José Sotillo, funda la Escuela de Medicina de Cumaná. De esta generación de médicos salen para Caracas, algunos eminentes y sabios como los Drs: Jesús Sanabria Bruzual, Luis Felipe Blanco, Calixto González, Salvador Córdova, Domingo Badaracco Bermúdez, Diego Carbonell, J. M. Rivas Mundarain, etc., todos ellos figuran en la historian de la medicinan de Archila Farías  que van a ser miembros fundadores de las academias nacionales  de Medicina, de la Historia, de la Lengua; y también como profesores de la Universidad Central de Venezuela, participando en el gran movimiento cultural de la Caracas de esos tiempos.


Veamos el trabajo biográfico que insertó don Pedro Elías Marcano, sobre el sabio Dr. Luis Daniel Beauperthuy, en el Consectario de la Ciudad de Cumaná, edición de 1956

“El Dr. Luis Daniel Beauperthuy, nació el 25 de agosto de 1808 en la isla de Guadalupe, e hizo sus estudios científicos en París, donde recibió el título de Doctor, que revalidó en Caracas.
 
Por el año de 1841 se domicilió en Cumaná y contrajo matrimonio el 10 de noviembre de 1842 con doña Ignacia Sánchez Mayz de cuyo enlace hubo tres hijos: Pedro Daniel, que se casó con Manuela Mayz Vigas, Inés esposa de Eduardo Berrizbeitia; e Ignacia, que murió soltera el 4 de mayo de 1868.

Dotado el Dr. Beauperthuy de un espíritu observador, y que a su instrucción médica unía la del naturalista y del micrógrafo, entregose desde los comienzos de su carrera profesional a investigaciones microscópicas, buscando de algunas enfermedades el verdadero origen, porque el que entonces se les atribuía, no estaba conforme con su criterio.

De los trabajos de sus observaciones enviados a la Academia de Ciencias de París, el primero fue en 1838, que él redactó con su condiscípulo M. Adel de Rosseville, en el cual afirmaba que la causa de la putrefacción consistía en la presencia de los ACAROS.

En 1854, después de 14 años de estudio, publicó en la gaceta Oficial de Cumaná sus experimentos acerca de la fiebre amarilla y el tratamiento que empleó con resultados favorables en la mayor parte de los casos. Más tarde, en 1856, remitió a Monsieur Flourens, Secretario de la misma Academia de París, una exposición sobre sus estudios en
las fiebres, junto con una carta que, traducida del francés por el Dr. J. M. Rivas Mundarain, se insertó en “LA UNIÓN MÉDICA” de Caracas el año 1881 y reproducida en “LA NACIÓN” de la misma capital en octubre de 1884. Ofrecemos a continuación su lectura:

“Señor: “Séame permitido, como uno de vuestros antiguos discípulos y honrado en otro tiempo con vuestra protección, recomendaron una memoria que dirijo a la Academia de Ciencias. Encierra esta Memoria una relación sucinta de mis investigaciones sobre la causa de las fiebres intermitentes, de la FIEBRE AMARILLA Y DEL COLERA MORBUS EPIDEMICO.
  
“mis observaciones sobre las fiebres de los lodazales fueron emprendidas desde 1838 y continuadas en gran número de localidades malsanas, especialmente en los caños del Guarapiche, las sabanas anegadizas del Tigre, las riveras del Neverí (Barcelona), los golfos de Cariaco y Santa Fe, el Delta del Orinoco y las orillas de Yuruari (Guayana Venezolana).
 
En 1838 observé el Tifus icteroide en Guadalupe, y por segunda vez la misma epidemia en Cumaná en noviembre y diciembre de 1853, enero y febrero de 1854. En noviembre y diciembre de este mismo año pude estudiar la terrible epidemia del cólera-morbus que azotó parte de las Antillas inglesas, la isla de Margarita, el golfo Triste y todo el litoral de la costa de Paria.

“Las fiebres intermitentes, remitentes y perniciosas, así como la fiebre amarilla, el cólera morbus y los accidentes que ocasionan las mordeduras de las serpientes y otros animales venenosos reconocen por causa un VIRUS ANIMAL Y VEGETO-ANIMAL, que se introduce en la economía humana por vía de inoculación más o menos largo los fluidos inoculados determinan al principio síntomas nerviosos y luego una infección pútrida de la sangre y demás fluidos del organismo que perturba la circulación, la digestión, la respiración y demás funciones.

“Los insectos tipularios, causa de las fiebres intermitentes y del TIFUS ICTEROIDE, se encuentran con frecuencia en las riberas del mar, los pantanos y en las lagunas de agua dulce en donde se mantienen absorbiendo las partes líquidas de materias animales y vegetales en descomposición. Rara vez emplean para su nutrición la sangre humana, y en estos casos es tal el poder disolvente de sus jugos salivares y gástricos que los glóbulos de la sangre se reblandecen y licúan casi instantáneamente, como lo he observado con la ayuda del microscopio.
“El procedimiento que emplean los insectos tipularios para inocular materias animales y vegeto-animales en la organización humana, me recuerda que Monsieur Magendie ha determinado idénticos síntomas a los del Tifus y la Fiebre Amarilla, introduciendo algunas gotas de agua de pescado podrido en la sangre de los animales. En gran cantidad de casos ¿no son sustancias análogas las que instilan bajo la piel del hombre los insectos tipularios que viven en las riberas del mar, en las regiones ecuatoriales y tropicales?

 ¿No ha examinado la química los efluvios de los charcales y de las materias en putrefacción? Los gases ácido carbónico, hidrógeno sulfurado e hidrógeno fosforado, productos volátiles de estas descomposiciones en cierto grado de concentración, pueden muy bien determinar la asfixia, pero jamás producir malestar alguno compatible a los síntomas del TIFUSD y de las FIERBES INTERMITENTES.
  
Las mismas exhalaciones fétidas de la gangrena, ¿no tiene igual inocuidad en la zona ecuatorial que en los países fríos?
 “El temor de hacer demasiado extensa la Memoria que tengo el honor de enviar a la Academia, me impide presentar las observaciones que tengo hechas sobre el veneno de varias especies de serpientes, sobre el virus de los insectos tipularios y otras observaciones.  No debo dejar sin embargo, de manifestar que el jugo de limón y el sulfato de quinina paralizan el movimiento de las mónadas y vibriones observados en la deyección de individuos mordidos por serpientes o atacados de fiebres intermitentes, del tifus icteroide y del cólera-morbus. A más he encontrado animálculos análogos a los que se hallan en las deyecciones de las fiebres perniciosas en las aguas corrompidas y en materias animales y vegetales en putrefacción.
“Por lo que concierne a las mónadas que forman la materia negra de los vómitos en el período de gravedad de la fiebre amarilla, ellas son esféricas, negras y en extremo pequeñas. No puedo compararlas sino a los glóbulos del pigmento de la coroide, observados por medio del microscopio acromático aplicado en su mayor aumento. Para distinguir bien esos glóbulos hay que desleír una cantidad muy pequeña de la materia negra del pigmento en una gotita de agua destilada, y colocar luego un átomo de ese líquido sobre el porta-objeto. Estas observaciones deben hacerse por personas habituadas a los estudios microscópicos.

“Al presentar a la Academia el resultado de mis observaciones sobre el insecto productor del cólera y sobre el papel que representan los insectos tipularios en el desarrollo de la fiebre amarilla, así como el de las fiebres de toda especie, no tengo la pretensión de haber resuelto todos los datos de esos grandes problemas. Es mi principal objeto llamar la atención hacia el parasitismo de los animálculos microscópicos introducidos en la economía humana por la inoculación de venenos y virus malsanos.

“Agrego a Usted los sentimientos de mi distinguida consideración.
                                                   
                                                   Beauperthuy.
  

De la correspondencia del Dr. J. M. Rivas Mundarain, remitiendo la carta anterior para su publicación en la “Unión Médica”, leemos los siguientes párrafos:

         “En la época de transición que atravesamos respecto de las bellas teorías de Bouchut y de profesores no menos ilustrados sobre efluvios, miasmas, y emanaciones pútridas, que han formado hasta ahora, digámoslo así, el magnífico edificio con que contábamos para explicarnos la naturaleza de las FIEBRES y admitir las últimas clasificaciones sobre las diversas manifestaciones, en esta época, repito, de nuevos descubrimientos, no me sorprenden, mis apreciados colegas, los nuevos estudios y las nuevas teorías del sabio médico descendiente de la patria Moetszuma, ni los experimentos que en igual sentido hace en Europa el ilustrado y humanitario Profesor PATEUR con el objeto de robustecer la idea fijada por el Doctor CARMONA Y VATLE de ser un insecto el productor de la fiebre amarilla. He aquí la razón: desde el año 1854 publicó en la “Gaceta Oficial´ de Cumaná el aventajado Profesor LUIS DANIEL BEAUPERTHUY, doctor en ciencias médicas de las universidades de París y Caracas, sus observaciones sobre la FIEBRE AMARILLA, después de 14 años de estudio, dando a conocer así mismo el tratamiento con el cual había combatido en ese año 362 casos de los cuales solo siete fueron infructuosos, esto es, terminaron por la muerte. Dos años después, en 1856, dirigió el Dr. Beauperthuy a la Academia de Ciencias de París, en pliego certificado, sus observaciones sobre las diversas fiebres de las cuales dedujo que no eran sino una misma, con más o menos gravedad, y que todas eran producidas por un insecto perteneciente a la familia de los TIPULARIOS.
        
         “En 1875 cuando tuve el honor de tener a mi cargo la Redacción de la “Escuela Médica” de Caracas, en unión de mis apreciados compañeros Splieth y Pineda, principie a ;publicar varios trabajos originales que nos legó a su muerte el filántropo doctor Beauperthuy; y allí está en el número 10 de dicho periódico correspondiente al 15 de junio de 1875 su artículo sobre MIASMAS  por el cual se deduce que el doctor Beauperthuy profesaba la idea que se sustenta hoy y que abrirá nuevos horizontes para el estudio y tratamiento de enfermedades que nos son propias.

         Oigamos lo que nos dice el doctor Beauperthuy en los párrafos siguientes que tomo de dicho artículo:

         “A la intoxicación de la sangre y de los otros fluidos de la economía animal es que debe, en efecto, referirse la gravedad de los síntomas de tan terribles afecciones; (*) pero la causa de la intoxicación no es un agente miasmático, ideal, inaprehensible a nuestros medios de investigación: son agentes, a la verdad, imperceptibles a la simple vista, pero visibles examinados microscópicamente; los cuales se producen y pululan en los sitios donde el aseo y la limpieza no pueden practicarse con rigor, cual sucede en todo lugar de reunión y amontonamiento.

         “La ausencia de “insectos tipularios” durante las heladas de invierno, explica porque en esta estación deja de ser peligrosa la vecindad de las ciénagas o pantanos. Por la misma razón no son insalubres las inmensas lagunas del Norte de Europa. Los lodazales no comunican a la atmósfera sino alguna humedad, y la pequeña cantidad de gas hidrógeno carbonado que exhalan, no producen al hombre ninguna indisposición en las regiones ecuatoriales e intertropicales, famosas por su insalubridad; pues no es únicamente la corrupción de las aguas lo que las hace insalubres sino la presencia de los TIPULARIOS”

         No basta conocer las alteraciones orgánicas, observar su forma, su color, las diferencias que ofrecen, describirlas minuciosamente, presentar sus semejanzas y desemejanzas, compararlas entre sí; preciso es conocer ante todo, su causa, interrogar no los orígenes en masa, sino la naturaleza orgánica en las modificaciones que experimenta. La química orgánica y la observación microscópica están llamadas a dar la solución de tales problemas. Aunque recientes, estos dos medios de investigación, han prestado ya grades servicios; y los progresos de la medicina dependen de su desenvolvimiento”

         “Los miasmas son entes quiméricos, muy numerosos que producen un método específico de diferente naturaleza: son impalpables, invisibles e inaccesibles por los análisis químicos mejor dirigidos”   

      Si las emanaciones palustres aumentan de energía durante la noche y son más perniciosas durante el resto del día es también porque en las horas nocturnas es que más pululan y son más activos los INSECTOS TIPULÍFEROS.

         “Las fiebres intermitentes son graves en razón de los INSECTOS TIPULIFEROS., y esas fiebres dejan de existir, o pierden mucho de su intensidad, en las montañas que, por su elevación alimentan pocos de aquellos insectos, sea cual fuere la masa de materias vegetales que allí sufran la descomposición pútrida”.

         “Yo me permito exigir a U., mis apreciados colegas en honor de la ilustre Universidad de Caracas, madre generosa que contó en el número de sus hijos privilegiados al Dr., Beauperthuy; yo me permito suplicarles que, en honra a la memoria venerada del sabio médico, del filántropo facultativo, que consagró su vida entera en beneficio de la ciencia, UU., me acompañen en el noble y justo propósito de pedir la prioridad del descubrimiento etiológico de la FIEBRE AMARILLA para quien, como BOPERTHUY, abandonando familia, riquezas, distinciones y honores fue a confundir en el lazareto de DEMERAR su preciosa vida, tratando de arrancar a  la madre naturaleza el descubrimiento más portentoso que contemplaran las generaciones venideras al restituir a sus hogares a tantos desgraciados separados de sus semejantes por esa terrible enfermedad que con dolor, espanto y resignación contemplamos en deudos y amigos que nos son queridos.

         “Publique U.U. en corroboración de cuanto dejo expuesto el artículo que les envío del Dr. Beauperthuy, sobre FIEBRE AMARILLA; y den a conocer, así mismo, la carta que les adjunto dirigida por él a

Mr. Flourens, Secretario de la Academia de Ciencias de París, en la época en que remitió a tan respetable Instituto sub interesante memoria sobre el objeto que motiva estas líneas.

          “Toca ahora a la Academia de Ciencias de París en vista de la Memoria que oportunamente recibió del Dr. Beauperthuy, y toca también a la asociación tan dota pronunciar su fallo sobre a quién pertenece el honor del descubrimiento etiológico de la fiebre amarilla. En esta gloriosa labor no hay vencedores ni vencidos; que la ciencia tiene siempre coronas de laurel para sus adeptos escogidos, y la humanidad palmas de triunfo y reconocimiento para recompensar a sus bienhechores.

De U.U. comprofesor y amigo J. M. Rivas Mundarain.



DE INTERNT.

Louis Daniel Beauperthuy Desbonnes (26 de agosto de 1807 – 3 de septiembre de 1871), médico y científico nacido en Basse Terre, Guadalupe, radicado en Venezuela, descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla. Al año siguiente de graduarse en medicina en la Universidad de París en 1837, es enviado como viajero naturalista del Museo de Historia Natural de París a Venezuela, llega a Cumaná y de allí pasa a Maturín desde donde realizó numerosos envíos de ejemplares de minerales, flora y fauna . En 1840 se radica de manera definitiva en Cumaná. Luego de revalidar su título en la Universidad Central de Venezuela a en 1844 comenzó a ejercer la medicina y la investigación científica la cual le conduciría a establecer en 1853 que la fiebre amarilla se transmitía mediante un mosquito y no por el aire como hasta entonces se creía.

Beauperthuy era descendiente de una distinguida familia francesa natural de la región de Périgord, actual departamento de la Dordogne en Francia. Nació en la colonia francesa de Guadalupe el 26 de agosto de 1807. Su abuelo Pierre Daniel Beauperthuy, hijo de Daniel Beauperthuy y Elisabeth Lauthrelle, era natural de la población Perigueux en Francia, fue profesor de Cirugía y nombrado "Cirujano del Rey" por Luis XV y designado para viajar a las Antillas. En 1754 llegó a Santa Rosa en la isla de Guadalupe como médico del Hospital Militar y se casó con Isabel Rouy-Moulens en 1780, de cuya unión nació el padre de Beauperthuy, Pedro Daniel, quien estudió la química de las farmacias estableciéndose como farmacéutico a la par que se dedicó con mucho esfuerzo a la explotación industrial de salinas en San Martín. Se casó con Marie Laurence Desbonnes en 1805 teniendo seis hijos de los cuales el segundo fue Luis Daniel.
Desde pequeño estuvo en contacto con la naturaleza y en especial con la botánica que utilizaba su padre en el negocio farmacéutico. Vivió rodeado de las comodidades y seguridad de un hogar próspero y bien establecido. A la temprana edad de catorce años fue enviado a estudiar bachillerato (bachó) a París hospedándose en el Barrio Latino en 1822.
Formación académica  
Luego de titularse como bachiller en letras en 1828, Beauperthuy se inscribió en la Facultad de Medicina de París y el 12 de septiembre de 1837 obtuvo el título de Doctor en Medicina. Además de las materias de la cátedra, Beauperthuy recibió enseñanzas de microscopía fuera de la Universidad ya que para ese entonces no se había establecido el regular uso del microscopio en la medicina. De igual forma asistió a lecciones de zoología en el Museo de Historia Natural durante las cuales se familiarizó con las colecciones de flora y fauna del museo y que habían sido recogidas por Humboldt y Bompland. Sin duda estas consecuentes visitas al museo le marcarían el deseo de llegar a ser viajero naturalista. Es durante sus estudios que le tocó vivir el derrocamiento del último rey Borbón durante las jornadas de los días 27, 28 y 29 de julio de 1830 cuando se realizó la insurrección liderada por el General Lafayette y que significó el ingreso de numerosos heridos al hospital Hotel Dieu teniendo que incorporarse a la atención de estos, los médicos y estudiantes de la facultad. Más adelante, en 1833, le tocaría asistir nuevamente de voluntario en la epidemia de cólera desatada en París que en tres meses llegó a provocar entre 700 y 800 muertes por día. Estas intensas jornadas afianzarían la solidaridad humana de Beauperthuy con la que siempre ejercería su profesión y que probablemente le valieron el recibimiento como Miembro de la Sociedad Médica del Temple antes de alcanzar su título doctoral.
Interrumpió sus estudios de medicina para viajar a Venezuela a comienzos del año 1834, allí se encontraría con su hermano quien ya se había radicado en Maturín con una sucursal de los negocios familiares. En este viaje aprovechó para realizar numerosas observaciones de la naturaleza en las regiones de los Llanos de Apure y Guárico, Valencia, Valles de Aragua y Caracas algunas de las cuales vertería posteriormente en su tesis doctoral “De la Climatología”. A su regreso, en 1836, completaría sus estudios en combinación con la práctica profesional en el hospital Hotel Dieu a orillas del río Sena. Ese mismo año tuvo la oportunidad de estar presente en las históricas jornadas del 19 de julio cuando se develó el Arco del Triunfo y en la del 25 de octubre en la Plaza La Concordia cuando le tocó el turno al obelisco de Luksor.
Viajero naturalista
El 20 de marzo de 1838, el Museo de Historia Natural de Francia le oficializa el cargo de Viajero Naturalista mediante un contrato por tres años, el 29 del mismo mes la Facultad le firma el título de Doctor en Ciencias Médicas y en la primavera emprendió el viaje con dirección a las Antillas desde donde en junio de ese año inicia el envío de muestras al Museo y para a los pocos meses continuar desde Maturín en Venezuela con esta actividad que efectuaría afanosamente durante los próximos años mediante la recolección y debida preparación y envío de cientos de muestras de pájaros, reptiles, mamíferos (cunaguaros, monos, ardillas, etc.), peces, conchas, moluscos, fósiles y rocas, enriqueciendo la importante colección del museo.
Cumaná, Al final de su contrato de Viajero Naturalista, Beauperthuy decide quedarse a vivir en Cumaná en 1841, allí se casaría al año siguiente con la venezolana Ignacia Sánchez Mayz y ejercería la medicina como su profesión y medio de ganarse la vida, para lo cual debió revalidar su título ante la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela en Caracas en 1844. De esta forma continuó su vida como Médico venezolano en la ciudad de Cumaná donde junto con su creciente familia, se establecieron en la vida social de la ciudad y comenzó a formarse una base económica y social basada en el aumento del prestigio en el ejercicio de su profesión y sus amplios conocimientos como naturalista y que siempre combinó con una especial sensibilidad para confortar a enfermos y desvalidos teniendo siempre sus conocimientos a las disposición de todos, no solo en la ciudad de Cumaná sino en los poblados adyacentes por lo cual su buena fama se extendió justamente. Desde ese entonces ya se había establecido definitivamente en su nueva patria, compartió amistad con José María Vargas y otros distinguidos hombres de ciencia. También mantuvo las mejores relaciones con los actores políticos de la época, en especial con José Gregorio Monagas a la vez que disfrutaba de su vida familiar y frecuentaba la finca de su propiedad “La Rinconada”, en la vecina población de Cumanacoa. Su casa en Cumaná serviría de reuniones conciliatorias entre los bandos orientales en pugna durante la Guerra Federal.
En 1850 es nombrado profesor de Anatomía en el recién creado Colegio Nacional de Cumaná para cuyas clases agenció la traída de un modelo anatómico desde París. Sucesivamente el gobierno requirió de sus servicios no solo como Docente y Médico sino como Sanitarista.
En julio de 1853 es testigo de un desbastador terremoto que azotó a Cumaná y cuya relación detallada dejaría por escrito en un artículo para un diario de Caracas. A finales de ese mismo año, en octubre, se desata sobre la ciudad una epidemia de fiebre amarilla que se prolongaría hasta finales del próximo febrero.
Obra científica   
Beauperthuy se hacía siempre acompañar por su microscopio acromático Vincent Chevalier siendo de los pioneros en las aplicaciones médicas del mismo, incluso durante sus estudios la Facultad de París no consideraba esa práctica, sin embargo, él había tomado cursos de microscopía de manera independiente en esa época.
Venía observando y analizando detalladamente los enfermos de la entonces llamadas “fiebres miasmáticas” y fue mediante el sistemático estudio de numerosos casos y el establecimiento de relaciones como fue desechando paulatinamente la idea de una transmisión mediante “absorción pulmonar y cutánea”.
Durante la epidemia de fiebre amarilla en Cumaná en 1853 y Beauperthuy fue encargado de dirigir la emergencia, tuvo la oportunidad de efectuar observaciones más detalladas de la etiología, el contagio y el tratamiento de la fiebre amarilla, es así como luego de haber sido controlada la epidemia, Beauperthuy publicó en mayo de 1854 en la Gaceta Oficial de Cumaná, los resultados de esas observaciones en las cuales concluía enfáticamente que dicha fiebre era provocada por un virus vegeto-animal procedente de las materias en putrefacción, el cual era introducido en los cuerpos de la víctimas humanas, mediante los mosquitos o tipularios.
“Los agentes de esta infección presentan un gran número de variedades que no son todas perjudiciales en el mismo grado. La variedad zancudo bobo, de patas rayadas de blanco, en cierto modo la especie doméstica. Es la más corriente y su picadura es inofensiva comparativamente a la de otras especies. El puyón es más grueso y venenoso.” En sus observaciones microscópicas había apreciado que el sulfato de quinina, el arseniato de potasio y el jugo de limón paralizaban los movimientos de los animálculos. Tomando esto como base aplicó una terapéutica a 392 casos de los cuales apenas siete murieron. Igualmente observó que esta enfermedad atacaba generalmente una sola vez al mismo individuo señalando que ello se debía probablemente a que el material séptico que introducía el tipulario modificaba la sangre contribuyendo a “disminuir la virulencia del fluido contagioso”.
Durante ese año se produjo un brote colérico en la vecina isla de Margarita que muy pronto llegó a la costa de Cumaná y se extendió rápidamente por la ciudad. Nuevamente Beauperthuy fue encargado de combatir la situación y tomar las medidas sanitarias; en esa oportunidad nuevamente se dedicó con la ayuda de su microscopio al estudio de la etiología, transmisión y terapéutica de la enfermedad. Al año siguiente publicó un artículo en la Gaceta Oficial de Cumaná donde expresaba el haber observado vibrones en las heces de los coléricos.
En 1856 escribió una misiva a su antiguo maestro Flourens donde le solicitaba que presentara ante la Academia de Ciencias de Paris la memoria que había realizado con sus observaciones acerca de la etiología, transmisión y terapéutica de la fiebre amarilla y del cólera. Esta memoria fue sometida a la consideración de una comisión de la Academia y reproducida en los Comptes Rengues y un resumen de la misma en L`Abeille Médicale. Sin embargo, los miembros de la Academia no advirtieron que el novedoso acercamiento al problema de las fiebres mediante un origen de transmisión insectil, hasta el momento sin precedentes, se trataba de un descubrimiento que solamente años más tarde sería reconocido cómo válido.
Cargos públicos  
Beauperthuy continuó ejerciendo la medicina en Cumaná mientras que cada vez era más requerido para cargos públicos como Director de la Sociedad en Comandita para la Mejora de la Sal de las Salinas de Araya (1856), se desempeña como médico cirujano del hospital de Cumaná (1859), médico de la Junta Central de Sanidad (1864), médico de la Comisión de Revisión y Reconocimiento de Inválidos del estado Sucre (1869) y médico del hospital de lázaros de Cumaná (1867) y por otra parte Napoleón III le designó desde 1857 agente consular de Francia en Cumaná. Por sus servicios le fue impuestas la Medalla del Libertador.
Investigando la lepra  
Beauperthuy realizó observaciones y estudios en leprosos durante varios años desarrollando una metodología que tuvo repercusiones en algunos médicos ingleses y franceses que se interesaron por su método. En 1869 dos de ellos, Bakewell, Brassac se reunieron con Beauperthuy en Cumaná y establecieron una práctica terapéutica experimental basados en su metodología, finalmente el gobierno inglés encomendó a Beauperthuy la dirección de un hospital para leprosos en la isla de Kaow en la Guayana Inglesa para que continuara con sus experimentaciones. Para allá se trasladó en compañía de dos sobrinos dedicándose a los que sufrían de la lepra.
Los últimos días   
Viajando todos los días en una canoa, desde su pequeña choza de madera a la orilla del Río Esequibo, hasta la isla de Kaow donde visitaba a los leprosos y anotaba sus evoluciones, transcurrieron los últimos siete meses de vida del médico y científico humanitario. El 3 de septiembre de 1871 durante la madrugada murió en su hamaca víctima de una apoplejía.


El reconocimiento a su obra    

La idea de transmisión insectil de la fiebre amarilla propuesta en 1854 por Beauperthuy, solo llegó a ser una verdad científica cuando en 1900 la U.S. Yellow Fever Comisión en Cuba demostró experimentalmente que la fiebre amarilla es transmitida por el Aedes aegypti y que el agente etiológico era un virus filtrable. Antes de su muerte nadie reparó interés en esa idea, si bien un profesor de fisiología de la Universidad de Roma, Sócrates Cadet, le envió una carta a Beauperthuy luego de conocer sus estudios, pero dirigiéndose a la terapéutica de la enfermedad y resaltando el uso que le daba al microscopio en el estudio, posteriormente otra misiva del italiano a otro colega le refirió a Beauperthuy en los mismos términos.
En 1872 un informe de un oficial francés enviado por el gobierno de su país para evaluar el tratamiento de la lepra aplicado por Beauperthuy, escribió en el informe su rechazo a la idea de éste de la transmisión de la “por un zancudo” de las fiebres en los pacientes.
En 1881 Carlos Finlay llegó a la conclusión de que la fiebre amarilla se transmitía de unas personas a otras mediante un zancudo, esto lo hizo sin hacer referencia a las obras de Beauperthuy. En 1884 Luis Peña, médico cirujano del Centro Médico de Cienfuegos llevó a la comunidad médica de Cuba el planteamiento sobre la original idea al respecto que había planteado Beauperthuy hacía treinta años y volvió al mismo comentario en 1896.
En 1907, Arístides Agramonte, un reconocido galeno Cubano miembro de la comunidad médica de Estados Unidos e integrante de la U.S. Yellow Fever Comisión, le correspondió establecer el pionero aporte de Beauperthuy a la idea de la transmisión insectil de la enfermedad reclamando “el título de ‘abuelo’ de la teoría del mosquito en la fiebre amarilla”. En un informe publicado posteriormente en el Boston Medical Surgical Journal, Agramonte indicó “tan lejos como en 1853 definitivamente vio el papel de los mosquitos en la propagación de la malaria y de la fiebre amarilla”. Igualmente, el autor aclaró que “desde los artículos de Beauperthuy 1854-1870 ninguna mención se encuentra en la literatura médica, de la intervención de los insectos en la propagación de las enfermedades”.
En 1908 un editorial de The British Medical Jornal explicaba por qué Beauperthuy no fue reconocido en su momento. Posteriormente, otras publicaciones francesas se hicieron eco del reconocimiento. En fechas recientes, compendios de la historia de medicina reconocen el original aporte de Beauperthuy.



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