RAMON BADARACCO
MARCO TULIO Y SUS POESÍAS
CUMANÁ
2016
Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma RAMÓN BADARACCO
Título: MARCO TULIO Y SUS POESÍAS
Hecho el depósito de ley
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná
Telf. 0293-514-5753 – cel. 0416-811-4374
Marco Tulio, mi padre, fue ante
todo un poeta revolucionario de estilo clásico, hizo una pareja con mi madre, a
la que amaba intensamente, como para sentirme
bien y orgulloso, al igual que todos mis hermanos; y llegaría a agregar, modelo
nuestro y para esta ciudad; también fue un hombre de buena estatura (m.1.77),
hermoso de cuerpo y alma, intelectual, de extensa cultura, atildado, de
amena conversación salpicada de anécdotas, cristiano practicante, buen orador, cronista,
atildado, sencillo, amistoso, participativo,
en su juventud fue parrandero, tocaba muy bien el cuatro, como se vanagloriaba,
componía y cantaba; amaba a su pueblo,
fue alumno excelente y amigo del maestro Silverio González Varela,
a quien llamaba Silverito; lector
empedernido de todo cuanto caía en sus manos.
El sabio Dr. Antonio Minguet Letteron, su devoto
amigo, lo visitaba todas las tardes, decía que él no necesitaba comprar libros,
porque Marco Tulio los compraba todos, y se los prestaba. Recibía periódicos y revistas de muchas
partes del mundo, compraba y coleccionaba cuanto papel caía en sus manos;
copiaba y atesoraba los versos de los poetas cumaneses; se los entregó al poeta Alfredo Armas
Alfonso, este hizo una selección, me imagino que autorizada, no solo como curador sino que Papá lo aceptó, pero que en cierto
sentido no le gustó, como me lo dijo a mí, porque desechó muchos poemas que si
no eran de su agrado, o por ahorrar, o por la causa que fuera, le restaron
sentido a su búsqueda y esos textos se perdieron; sin embargo si no hubiese
sido por el poeta Armas Alfonso, nunca se hubiese publicado su obra.
En cuanto a la
poesía, él fue poeta y mecenas editor de los poetas y escritores de la
generación de oro de Cumaná; mantenía comunicación permanente con ellos, los
animaba, y los obligaba a escribir; estuvo
siempre bien informado de sus
trabajos, puedo decir, al día; en todo lo relacionado con la vida y la obra
de los escritores de su generación; mantuvo correspondencia con casi todos los
periodistas y poetas hispanoamericanos de su tiempo y promovió muchas
competencias florales; le envió textos
a Rubén Darío, y este los publicó en
París, mantuvo amistad fraterna y correspondencia con José Antonio Ramos Sucre, y con el sabio ginebrino
George Obraian Messerly, a quien conoció
aquí en Cumaná, y durante 50 años, mantuvieron esa relación por
correspondencia, y por fin, un día decidió ir a Ginebra a saludarlo, y yo que estuve
pendiente , porque lo visite en 1957, y viví el suceso, sé cuanta amistad había
entre aquellos dos caballeros de singular sabiduría. Amigo entrañable de Ramón David León, Luis Teófilo
Núñez, Federico Madriz, Andrés Mata, Marco Aurelio Rodríguez, Jesús Antonio
(JA) Cova, Antonio Ramón Moreno Cova, Andrés Eloy Blanco, Humberto Guevara, José
María Milá de La Roca Díaz ,
Salmerón Acosta, Rodolfo Moleiro, y etc., etc.
Marco Tulio escribía versos desde muy joven, con
facilidad, dominaba la rima y la métrica; leía en inglés, francés e italiano.
Fue maestro de inglés y escribió una gramática inglesa para enseñar a sus
alumnos; se distraía traduciendo a los
poetas franceses e ingleses, en especial a Henry Wadsworth
Longfellow. En su juventud cantaba y
tocaba el cuatro con bastante gracia. Disparaba muy bien el revólver, conservó
hasta su muerte un Smith Wilson, cacha de nácar, que le regalo el General
Silverio González. Participó en varias escaramuzas con el grado de Coronel en
la guerra Libertadora, del bando revolucionario del general Castro. Fue
registrador subalterno por muchos años, y dejó escritos el “Manual del
Registrador” y una copiosa jurisprudencia, que no publicó y que conservo
original.
Mi padre fue animador de la cultura en Cumaná
durante toda su vida. Participó activamente en los eventos de la vida social y
política de su tiempo en Cumaná, con absoluto despego y honestidad. Fue un
hombre de palabra, galante, atildado, un gran ciudadano de reconocida solvencia
moral. Fue sin duda un gran hombre. Junto con su primo hermano el Dr. Domingo
Badaracco Bermúdez, que en cierta forma, fue maestro y guía de la generación de
oro de Cumaná, desde el Colegio Nacional
y el club “Surge et Ambula” con la revista “Broches de Flores”, donde Marco
Tulio tuvo el papel de mantenedor, como el mismo lo dejó escrito, porque si
bien es cierto que Domingo su maestro, era el líder indiscutible, Marco Tulio
era el encargado de la edición de la revista, trabajo que continuó después en
sus periódicos “El Heraldo Oriental”, “El Disco” y “El Sucre”, desde los cuales
convocó a los intelectuales cumaneses, para la renovación cultural necesaria
en época de crisis bajo la dictadura de
Gómez. Conocía a todos los escritores de
su época y se interesaba por sus trabajos como amigo y maestro. Fue un
verdadero héroe civil.
Ramón
Badaracco
DEDICATORIA
María mi María, la elegida:
El otorgo de Dios en sus altares.
La hermana, esposa y madre, Sulamita
Cual de Salomón en sus cantares.
Es tu nombre bendito el de la madre
de Cristo redentor.
Nuestros hogares la invocan con fervor
En sus angustias,
Sublime talismán de nuestros lares.
Eres tú el amor de mis amores,
Escudo de mi fe y mi esperanza,
Bálsamo de alegría en mis dolores.
La que el cielo eligió para la alianza,
El ídolo inmortal de mi camino;
Providencia feliz en mi destino.
SELECCIÓN DE POEMAS
BATURRILLO
Nací el año 83
Por mi currículum
vitae
Para llegar hasta
aquí
He tomado hasta
salvite…
Nos da el destino
la vida
Y desde la propia
infancia
Conocemos el dolor
Que empieza con la
lactancia.
Ya nos lo dice
Fray Luis:
“Cuan presto se va
el placer
Cómo después de
acordado
Da dolor;
Cómo a nuestro
parecer
Cualquier tiempo
pasado
Fue mejor…”
Nuestra juventud
fue alegre
Con tantas
revoluciones
Que allá en Cumaná
dejaban
Burros, sillas y
sillones.
Era el botín de
nosotros
Que los vendíamos
baratos
Y conozco un
compañero
Que cambió uno por
zapatos.
Para apresurar la
venta
Se daba el sillón
de ñapa
Y cuando llegaba
el dueño
Se formaba la
cayapa…
Apuraban los
estudios;
Álgebra y
filosofía,
Griego, latín,
castellano,
Retórica y poesía…
El maestro
Silverito,
Napoleón y Juan
Milá,
Rivas Maza, Milá
Himiob
Y otros tantos de
allá.
Fundamos Broches
de Flores
Y el club
“Levántate y Anda”
Nos llamaban “Los
Lebranches”
Y no era aquello
parranda.
POEMAS
DE 1900.
LA VIDA
¿La vida y que es la vida?... Luz fugaz
Que la tiniebla eterna de la muerte
Oculta en los abismos de lo ignoto;
Es el rayo que en un momento ha roto
Los bellísimos senos del espacio
Y con sus resplandores de topacio
Iluminó un instante el negro caos,
Y luego sumergiose para siempre
En las profundidades del averno…
Esta es la vida, si: tormentos, azares,
caprichos, vanidades, fanatismos.
Esto es obra del hombre, en su cinismo
no una fina senda ha formado
sino una vía siniestra de tristezas.
Ha impuesto sociedades, religiones,
gobiernos, y en fin mil distinciones
tan necias, que todo es pergamino
que le sirven de valla en su camino.
¿Qué son las religiones? Una traba,
los gobiernos, está bien que haya gobiernos,
ellos son necesarios para el mismo
que es una fiera hiena en su idiotismo.
¿Mas, que es la sociedad? nada, arcilla…
Mas no, ésta es el cadalso, la cuchilla…
Oh impía sociedad te compadezco,
de ti solo nace la ambición…
En ti, en tu lacerado corazón
es donde está arraigada tiranía,
en tus locos caprichos, en tu manía
de querer parecer como aristócrata,
de querer llevar títulos exóticos,
y para esto impones beneficios
al pueblo, y le llamas sacrificio!
Sí, no ves que es tu sangre sustraída,
no ves que es el pan que te da vida.
¡Hipócritas! ¡Terribles oligarcas!
Acaso no es del pueblo vuestro lujo,
no es el sudor que él ha derramado
en el estéril campo, en el arado,
y después lleváis títulos que os honran
y al humilde pueblo le deshonran;
y sin embargo hay seres en la vida
que envidian vuestro nombre, vuestra altura,
altura de sarcasmo y de cinismo,
altura sepultada en el abismo…
Queréis seguir en pos de los germanos,
queréis avasallar vuestros hermanos,
queréis resucitar el feudalismo
y tener un castillo por morada,
y en frente una horca, y ser señor,
como pasaba en Francia? me da horror…
Pues me parece ver allá colgado
en el negro cadalso, y picoteando
el carnívoro cuervo, el cuerpo inerte
de la inocente víctima de un noble…
Un noble… le escupiré yo la cara,
Aristócratas, ríome yo de ellos.
Distinción, sí, muy bien que siempre la halla
porque ella para el hombre es una valla
que puede excitarlo en sus vehemencias,
en sus locos anhelos, y sus demencias.
Más para que será ese orgullo necio
no veis allí la muerte tan altiva
que a todos nos recoge eternamente,
y nos lleva donde el humano expía
aunque tenga su tumba de diamante,
aunque haya a su redor flores fragantes,
siempre esta máxima hemos de seguir:
recuerda hombre que polvo eres
y que en polvo te has de convertir.
3-11-1901.
CREPÚSCULO.
¡Dejad! Sombras de la no-
che portadora de mis cuitas
que contemplan engalanadas la
naturaleza tropical, no tratéis
con vuestro velo ese valle pin
toresco, ocultar en esta vez.
¡Oh! Sombras de la no-
che no apresuréis vuestro paso
dejad que estático admire…
allá el sol que ya se hun-
de en lejanos horizontes derra-
mando vanidoso su luz, fúlgi-
da en el mar, acá el llano
que ya cubre a medias las
densas sombras, allá las fres-
cas praderas, allá el búho co-
lozal; a lo lejos las monta-
ñas coronadas por neblinas,
y que rayos caprichosos y
muy vívidos alumbran del
rey astro que a propósito
se detiene en su carrera, y las
brisas autumnales que mur-
muran en la fronda y se
llevan el perfume de las
flores en sus ondas…
No véis el buitre que a-
zaroso, vuela y busca asilo
en la empinada cumbre
después, baja y va aple
gar sus alas en la fal-
da del cerro blanquecino.
Más aquí cerca en el teja-
do buscan ya su frágil ni-
do ansiosas por descansar,
los graznidos de aquel cuer-
vo, la fatídica ave negra,
que ya sale de su cueva los
ánimos a turbar.
Mas oh!, sombra de la noche
también tenéis vuestro
encanto…
El ganado que encaminan
a su sitio los pastores can-
turreando humildemente los
cantares del lugar y la ale-
gre campesina que condu-
ce su rebaño, no la veis en
la explanada como trisca
cual la oveja que entra
mustia en su corral.
Oh las sombras de la no-
che portadoras de mis cuitas!
Esa alegre campesina es na-
cida en la campiña cuan-
do recios vendavales azota-
ban la montaña, ella es
musa de mis versos, es el
blanco de mis citas, es mi
ensueño; es mi bien y por eso
oh! noches claras y serenas
del otoño yo quisiera que tu
velo no ocultase la mora-
da, que en la falda de a-
quel monte se apercibe
tan aislada…
Esas noches silenciosas
traen a mi tantos recuer-
dos, que entonces es tanto el
gozo que me parece sufrir.
Salve, oh diosa de mi amor,
oh campesina gentil!
Penumbrosa y solitaria, de
altar te sirven las rocas, de
incienso tu hálito suave, de
Imagen te sirve Dios, a
quien llevas tus plegarias.
Yo recuerdo tus mejillas
de carmín están teñidas,
y tus ojos chispeantes, y tus
labios de coral, eres cual
Venus de Milo de conjun-
to escultural.
Por eso, oh noches serenas
y apacibles otoñales, como el
fraile ante su nave,
con oración rutinosa, con
murmullo sepulcral; no
traigas a mi memoria los
recuerdos de mi amada:
de mi amada angelical.
Baja verdes cortinajes
de campánula altanera
que enredaba en la ven-
tana de su morada cho-
cil,
reclinábame en su se-
no y apercibía sus besos:
besos que me hacían dormir.
Luego aparecía la luna
Como en las noches de ene-
ro soñadora e incierta co-
mo el cielo de Venecia, de-
rramando poca lumbre,
ostentando su belleza…
Las titilantes estrellas
nos envían su luz pálida,
luz de cirio funeral y al-
rrededor danzaban guza-
nillos luminosos que mi-
raban nuestro idilio, que
tambien querían amar…
Noches portadoras de mis
cuitas, que bella es la pe-
numbra de los días oto-
ñales, el sol tiene en el
ocaso sobre el tangente hori-
zonte su disco ya casi hun-
dido, y acá en el Oriente
sobre las vírgenes selvas, ne-
gras como un panteón, ya
las sombras de la noche, por-
tadoras de mis cuitas des-
cuelgan su pabellón.
3-11-1901.
COMO CANTO
Hay cosa más sublime todavía
Que la fuente que corre susurrando
y que en sus dulces aguas va llevando
las amarillas hojas del estío.
Y es la soledad que siempre reina
en el campo: y el apurado frío
que sale de los pechos inocentes
de tiernos pajarillos;
Y las potentes masas de dura roca,
que parece que al cielo
con indecible anhelo
quisieran ya tocarlo.
Mas cuál es su tristeza
al ver la comba azul
que sobre su cabeza
viste de negro tul.
Ya ves amigo mío
que hay algo más sombrío
y sublime también,
que la incansable fuete
que corre susurrando
en sus aguas llevando
la amarillenta hoja
que la montaña arroja.
3-11-1901.
NAUFRAGIO
En una noche negra, negra como el abismo.
los negros nubarrones, tan negros como el
crimen,
ocultan las estrellas y con furor ya gimen
las tumultuosas olas con sin igual cinismo.
Un barquichuelo que va empujando el viento
lo lleva hacia la tumba, lo lleva hacia la
muerte,
ya de luchar cansado se resigna a su suerte
un infeliz marino que antes iba contento.
Luego todo es silencio! Solo reina la calma
y las tétricas sombras del barco se apoderan:
al exánime nauta parece que dijeran
reza triste marino, vas a entregar tu alma!
De pronto todo brilla el choque de dos nubes
ha querido que el nauta contemplara su tumba
mas, luego ruge el trueno y la tormenta
zumba,
cofúndense los vientos el barco baja y sube.
La arboladura cruje, los mástiles rechinan.
Las jarcias se revientan, las velas
desaparecen:
solo queda el casco, las aguas lo estremecen
y sigue la tormenta y las nubes fulminan.
Óyese luego un grito de desesperación
las aguas inundaban el buque con furor,
y el triste marinero reuniendo su valor,
luchaba en la borrasca ya casi sin razón.
Aquello era un combate, al fin las aguas
vencen.
Los relámpagos y truenos brotaban sin cesar,
y el buque: y el marino sin poder resollar,
cansado de luchar a su fin obedecen.
Ya todo va calmando, solo se siente a veces
esfuerzos inauditos que el triste nauta hace,
y más lejos en la roca el buque se deshace
y tú ¡Oh! tormenta ruda todo lo desapareces…
Y ahora yo pregunto ¿Qué es la vida?
Nacemos y un sello en nuestra frente,
nos marca nuestro sino gravemente
y decreta la muerte aborrecida.
3-11-1901.
TITANIA A MARIA
En noches que la
luna y las estrellas
Se ocultan tras
las nubes en el cielo
Cuando amenazan
ráfagas de viento
Llevase cuanto
encuentran en su vuelo.
Cuando la lluvia
fría y fastidiosa
A todos nos
detiene en el hogar
El spleenk se
apodera de mi cuerpo
Y amenaza en el
alma penetrar
¡Siento miedo!
Diríjome a la sala
Agarro la cabeza
entre mis manos
Me bullen mil
ideas, cual si fueran
En un fresco
cadáver los gusanos.
¡Qué horror! He
soñado una tumba...
Cuatro amigos
cargaban mi ataúd,
Lleváronme a la
iglesia y del coro
Se desprendían las
notas de un laúd.
Después miré una
fosa muy oscura
Sentí que me
bajaban lentamente
Luego sentí un
golpe, un ruido sordo,
Era la tierra que
caía a torrentes.
Grité, nada, no
oían, era en vano,
Mi voz en la
garganta se atrasaba
Perdí el juicio y
desespereme tanto
Que con furia mi
pecho destrozaba.
Luego unos golpes
sordos me anunciaron
Que ya el
sepulturero terminaba
Era que aquel
demonio ya mi fosa
Con sus pies de
granito la apretaba.
Me resigné a
morir; creció un ruido,
Era mis compañeros
de la vida,
Era un pueblo
feliz que se alejaba
Y me daba la
eterna despedida.
Después fáltame el
aire, me asfixiaba
De la muerte sentí
las convulsiones
Y traté de gritar,
y despertarme...
¡Qué loca alegría!
¡Oh ilusiones!
Encontrarme en la
sala envuelto en luz
De María herido
por las notas,
Oh como viertes en
el piano
tu genio, como el
rocío sus gotas.
Que feliz, la
tumba era el hastío
Que devorando
estaba el alma mía...
Mas ya era
realidad y en el piano
Resbalando sus
manos vi a María.
Escrito a los 18
años, el 6 de noviembre de 1901
MASCARADA
Sigamos juntos la
mascarada,
No te acongojes,
no sufras más;
Yo te aseguro que
has de atraerlo,
Estás preciosa con
tu disfraz.
Todos admiran tus
formas gráciles,
Aunque de vieja
fingiendo vas:
Los vivos soles de
tus pupilas
Queman la seda del
antifaz.
No te apresures
que ya no puedo
Ir tan de prisa, y
esa inquietud,
Mohín gracioso de
gentileza,
Va pregonando tu
juventud,
Dame tu brazo, ya
soy tan viejo,
Y estoy cansado,
tú me guiarás;
Llévame al parque
ya abandonado,
Y allí tus cuitas
me contarás.
Pon fe en tu
gracia, luego en el baile
Habrá remedio para
tu mal:
¡Si así pudiera
dejar mis penas
Entre el bullicio del
carnaval!
Los años vierten
nieve en las almas…
Oye, apartemos el
antifaz;
Quiero que al
rostro libre nos besen
Los rayos de oro
del sol fugaz.
No te acobardes si
como sabes
Él es ingrato,
cruel y falaz:
Dejando pronto la
cortesana
Ante tus gracias
se rendirá.
¿Más por qué
juzgas mal de los hombres?
¡Cuántos pesares
sufren también!
Vamos, quitémonos
las cartetas…
¿Tú
Margarita? ¡Fausto, mi bien!
Se
muere el día, como un radiante
Vívido
ensueño que se nos va
Y cual
pupilas de novias blondas
Fulge
en la noche la luz del gas
AMANECER DE CUMANÁ
Entre fulgores rompe alba la mañana
Con brochazos de oro dora el día
AMANECER EN CUMANÁ
Entre fulgores
rompe alba la mañana
Con brochazos de
oro dora el día
En el cielo los
cirros se iluminan
Es de la luz radiosa
epifanía.
Un haz recorre la
lejana cumbre
Traza formas de
extraña fantasía
Penetra en el
boscaje, despertando
Las aves con
ruidosa algarabía…
De Norte a Sur,
con vuelo acompasado,
Cruzan los
alcatraces la bahía
La cotúa,
ingeniero del espacio
Vuela en arcos de
sabia geometría.
El gavilán da
giros en el aire,
Busca su presa en
la maraña umbría
La remonta en su
garra, es una sierpe
Que se retuerce en
vano en su agonía.
La gaviota se mece
perezosa
Arriba en el azul
que desafía
Las alas
extendidas, ojo alerta
Rauda se lanza al
mar en pesquería.
La garza blanca,
el cucharón rosado
La roja sidra, el
cuervo, la tirria,
La claya, el
tigüitigüe, la tigana,
El caraván todos
en romería.
Al pasar hacia el
mar en sus afanes
Dan al amanecer
grata armonía
Es Cumaná, su
golfo, sus colinas
Su río de ensueño,
toda poesía.
El despertar
feliz, el aire puro
Tibia la luz de la
mañana fría
Los florecidos árboles
difunden
Su fragancia, con
mezcla de ambrosía…
El Guaikerí tiende
su red afanoso
La arrastra plena,
en bronca gritería
Se rebosa la
playa, es la abundancia
La brinda el mar
salud y alegría.
Da comienzo a su
tráfago diuturno
La ciudad,
soñolienta todavía
Se abren los
almacenes y la calle
Toma un moderno
aspecto de Gran día.
1909
EL SAMÁN
En la planicie ardiente
El árbol milenario se estremece,
Lo sacuden las auras de la tarde
Y el sol le da sus postreros reflejos
Humboldt lo visito y le hizo historia.
Acampó allí Bolívar con sus huestes,
A su sombra quizá meditó el Genio,
En la emancipación del Continente…
Recio, de duras vértebras, cual símbolo
De la obra de Dios, de vida eterna:
Paree airada ostentación de fuerza
O vigoroso signo de protesta
Es la nocturna tienda, la guarida
De alados seres y furtivas fieras,
Erguido y fuerte se alza en la llanura
Que el verano quemó como un incendio…
Duermen en él los pájaros, se puebla
Su arropadora copa de gorjeos,
Acuden por bandadas: de la selva
Lejana, desde el Sur y del naciente.
Del mar también, trayéndole
Yodo en sus alas y en la garra fuerte,
Horizonte infinito en la mirada
Y en los ojos visiones de misterio…
Y del llano remoto, el de las gestas
Del Centauro triunfal de las Queseras
Traen olor de leyenda en el plumaje
Y en la actitud de nómades, el reto…
De la montaña nebulosa, enhiesta,
En la que Humboldt estampó su huella,
Alta “Silla de Dios” en donde nacen
Caudalosos y eternos los torrentes…
Traen fragancias de vírgenes florestas
De secular quietud y honda opulencia,
En la que el agua fecundante brota
Para vitalizar la inmensa selva …
De la heroica ciudad, de la que fuera
Invencible bastión de luchas épicas,
Crisol de paladines, fragua ardiente,
Del valor y el amor al patrio suelo.
Y del sitio historiado donde el sino
Libró de un monstruo la sangrienta guerra,
Donde cayó ese azote de la Patria
Titán tremendo de feroz denuedo…
De la isla espartana, do el hispano
Quedó vencido del inerme pueblo,
Donde la estoica, indoblegable Mártir
Sublimó su calvario, en duro encierro.
De la noble ciudad, donde naciera
El ínclito varón, el hombre pueblo,
El que jamás temió, heroico siempre,
El del sitio inmortal de Cartagena.
De esa feraz región, antes rebelde,
Asilo de Patricios eminentes,
La que a la Patria diera ilustres hijos
La de congreso de levita egregio.
Y de aquella del áureo Vellocino,
Era del hierro y diamantinas piedras,
La del soberbio Padre de las Aguas
La del salto empinado contra el cielo…
Tribuna excelsa del Excelso Genio
Que el nombre del Epónimo ostenta
Calvario aciago del heroico Héroe
Aquel de la victoria de San Félix.
No es el árbol sagrado de Guernica,
Ni el baobab de la africana selva
Tampoco el cedro secular del Líbano
Es el samán de Güere…
SONETOS
EL PRIMER BESO
¡No sé cómo empezar! ¡ay! yo quisiera
tener en este instante inspiración,
para poderte describir el beso
ese símbolo inmenso de pasión.
Yo quisiera tener el don divino
de arrancar este sacro corazón;
Y enviarlo en exóticas líneas
en esta orfandad de mi pasión.
Dejándola en tus labios con sus besos
tu melódica venus te da su alma…
¿Y cómo te revelo en mi desvío
lo que a ti te pasó solo en la calma?
Yo me rindo, mas, te deseo la dicha
este mustio y terrible corazón,
que no te puede describir el beso
ese ósculo primero de pasión.
20-08-1901
LIBERTAD
Libertad pidió un
pueblo en su agonía
¡Libertad! Dijo un hombre providente
Y el mundo creyó
que era un demente
Porque juró cortar
la mano impía.
Y se lanzó a la
guerra en su manía
Aquel loco, aquel
genio, aquel gigante;
Y nos dio
libertad, y en su frente
El mal no se posó
un solo día.
Después creó sus
leyes, dio derechos
Al pueblo, y las
impías manos
De magistrados de
ambiciosos pechos
De protervos y
bárbaros tiranos
Sus leyes, y sus
glorias y sus hechos,
Todo lo han
profanado, ¡inhumanos!
7 de noviembre de
1901.
AL PASAR.
¿Qué pensará? me digo cuando acierto,
Al pasar,
encontrarte en la ventana;
Escudriñando el
callejón desierto,
Esquivo del fulgor
de la mañana.
Te saludo: tu voz
es un concierto
Inimitable, de tu
labio grana,
Fluye apagada,
como el eco incierto
Que el aura trae
de música lejana,
Me detengo a mirarte:
tus pupilas
Cándidas como un
cielo é intranquilas
Me hablan de
insomnios, de perdida calma;
Y adivinando un
drama de acechanza,
Quiero verter mi
alma entre tu alma,
Como un óleo de
olvido y esperanza...
1909.
A CUMANA.
La primera del
Nuevo Continente,
La muy ilustre,
histórica ciudad,
La de Córdoba, Garceta
y Las Casas,
Y Castellón:
Gloria, inmortalidad…
La que fundaron
esos misioneros
Que a estas costas
vinieron a poblar,
La
cuatricentenaria Primogénita
Esta, donde
arraigó la cristiandad.
La que nunca negó
su sacrificio
Por la justicia y
por la humanidad,
La tierra de
Bermúdez y de Sucre
Que en Ayacucho
dio la libertad.
La del conde
Fernández de la Serpa
Quien la nombró
“Ciudad de Cumaná” …
1924
DE AYER
Son los mismos
crepúsculos de entonces,
Las mismas aguas
del tranquilo río,
El mismo es el
bastión de la colina,
Y el mismo sol de
nuestro eterno estío.
Son iguales el
templo y la colina
Igual la noche de
plafón sombrío
Igual la luz de la
lejana estrellas
Que tanto supo del
anhelo mío.
El mismo mar, el
cielo rutilante
De oro y azul, la
playa luminosa
La blanca vela del
bajel distante,
Más no así la
ilusión, ni la vivida
Embriaguez
juvenil, ni la esperanza
Remota ya, cuando
se va la vida…
1950
ACUARELA
Oh mar, a tu
ribera procelosa
Comenzó a declinar
la vida mía,
La viril plenitud
cayó achacosa
Y la mente sufrió
grave atonía
Perdida en un afán
de lucha ansiosa
Vine hacia ti en
busca de energía,
Más tu sal ni tu
brisa milagrosa
Me ha devuelto el
vigor ni la alegría.
Eres inmenso y
bello, tu belleza
Es símbolo de Dios
y su grandeza…
Sobre sus olas se creció
la gloria
Hombres ilustres
distes a la historia
Magallanes, Colón,
Vasco de Gama
Héroes que se
eternizan en la fama.
Julio
de 1967.
TU PELO SUELTO
Tienes tal gracia
y donaire
Que cuando pasas
ligera
renace la
primavera
Y hasta se perfuma
el aire
Pasas con gentil
donaire
Altiva y altanera
Tu pelo suelto al
desgaire
Y con sonrisa
parlera
Seductora y
desdeñosa
Cautivas con la
mirada
De tus ojos de
hechicera
Y con tu porte de
diosa
Tu mohín de
enamorada
Volverás loco a
cualquiera
PENSANDO
La inteligencia
humana es maravilla,
Don divino de Dios
omnipotente
Puede el hombre
crear obra sencilla,
Y magnas obras con
su propia mente.
Guarda Edison la
luz en su bombilla,
Gutenberg con su
máquina incipiente,
Guarda el saber
humano cuanto brilla
Y dignifica la
vida del presente.
Se ha conquistado
el éter, grandes naves
lo surcan,
majestuosas, serenas como aves.
se recoge la voz,
el movimiento,
La imagen, el
sonido, hasta el viento,
los tiempos idos,
para que el futuro
resucite el pasado
a ese conjuro
SÍMBOLO
Eres hecha con ampos de nieve
con pétalos níveos de un raro jazmín,
que una dulce maga, con su mano breve
delicadamente reunió en su jardín.
Eres hecha de rosa y del leve
pistilo purpúreo de un lirio sutil,
que un dios milagroso perverso y aleve
los fue modelando con mano febril.
Tu cuerpo fue hecho de mármol y llama
tu alma es conjunto de risa y dolor,
de luz y de gracia, de angustia y placer.
Junto a ti está el cielo, tu mirada inflama…
¡Oh casta afrodita, Diana toda amor,
eres flor y virgen y diosa y mujer…!
POESIAS POSTERIORES A 1923
TU DESNUDEZ INTACTIL
Cuando la última
risa había transpuesto
El radioso dintel
de la morada,
Y la quietud, en
la noche, como un palio
Nuestro amor
cobijaba…
Cuando solos, por
fin, tu mano blanca
Estreché entre mis
manos,
Y te dije las
grandes ilusiones
Que tu amor me
brindaba…
Cuando los
azahares de tus sienes
Por la alfombra
rodaron,
Y la estancia
nupcial, con fina esencia
Devotos
perfumaron…
Cuando del albo
lirio de tu cuerpo
El traje fui
quitando
Y se ofreció a mis
ojos deslumbrados
Tú desnudes
intáctil…
Imagino el cariño
que los dioses
Pusieron al
crearte,
Y di gracias a
Dios que me había dado
La firme fe de
amarte.
1926.
SUS ITORREOS, PUBLICADOS
EN EL BISEMANARIO ¨EL DISCO¨
1923 Y 24
PITORREOS
Pasatiempo
Es noticia ya
corriente
Entre la pícara
gente,
Una cosa singular,
Que no daña ni
encocora,
Porque advierto
desde ahora:
No es motivo de
rabiar.
El memorable tres
de los corrientes,
Con motivo de los
hidroaviones,
Aunque tanto fue
el bululú de gentes,
Un notable
episodio de bufones
Detalle resultó
sobresaliente;
Dos árbitros,
señores del buen gusto,
Sin saber dónde
aprietan los zapatos,
Ni donde leva la
existencia el gato,
Firmes y resueltos,
nada de susto,
Manifestaron al
piloto,
Vivos deseos de
volar,
En el germánico
coroto…
El musiú, receloso
de la caña,
Y aunque notose en
él, malicia o maña,
A preparar comenzó
los hidroaviones,
Incontinente los
temblores
De un frío glacial
cundió e los huesos
De los dos pobres
“gentleman” de moda,
Por eso el musiú,
en español novel
“Beber vigorona Whisky and soda”
Escribió sonriendo
en un papel.
1923
PASATIEMPO
Con dos gentiles
damas de este mundo
Elegante y social
de Cumaná
Sostuve un tema,
sobre el cual me fundo
Para decir, que no
es tan vagabundo
Quien adora a las
damas, de verdad.
Es tan grato el
rencor de una mujer,
Por la propia
dulzura que ella encierra,
Que hasta el mismo
infierno en recia guerra
Con el demonio
pelearía
Y en honor a las
damas, yo vencer
Al mismo diablo
lograría.
Con tanta
ingenuidad, una de ellas
Así me preguntó:
“Por qué ha de
usar el Disco tiranía
Promoviendo de las
damas sus querellas
¿Sin la piedad del
hombre ni de Dios?
-Tiranía! Eso nunca, señorita;
Los señores de El
Disco son amables
Con la fea y la
bonita;
Y cuando en la
sección de “Inaceptables”
Lanzar quieren su
chinita---
Son consejos, nada
más,
Advertencia de
chismes perdonables
Por tratarse del
bien de Cumaná.
PASATIEMPO
De esta urbe un
notorio comerciante,
Cuyo nombre me
callo por discreto,
Revelome un
secreto,
Y de manera tal,
asaz picante,
Que sin mala
intención refiero el cuento.
No habrá porque
alarmarse, mis lectores;
Es un chisme sin
dolo ni aspaviento,
Pues son viejos compinches los autores,
Y de viejos
petuches comerciantes
Se trata de Don
“Z”,
El de abdomen
crecido, altisonante,
Anchos botines,
blusa y franeleta,
Astutos espejuelos,
y sin usar tirantes,
Aguántese quien
hiera su lanceta.
Compraba este
señor en el mercado
-serían ya las
seis de la mañana-
Una sola empanada
de a centavo,
Que en presencia
de todos con cuidado
En el bolso de la
paltó guardara.
Cómo alguien con maña
preguntara:
¿A tanta prole
desayuno tanto?
“En la mesa coloco
la empanada”
-el pródigo señor
le respondió-
“luego voy con mi
esposa al desayuno,
y entre los dos, y
sin disgusto alguno
Quien agarre
primero la empanada,
Pues a ese le
tocó”.
PASATIEMPO
La novedad de una
ocurrencia,
De las que no
suceden con frecuencia,
Es otro tema, de
los hebdomadarios
Que con diversos
comentarios
En ascuas tiene la
ciudad:
Uno es macabro: el
del infanticidio
Con degüello y
brutal ferocidad;
¡Horrible
infanticidio! Muy horrible
¡Sin que quepa
decirse nada más!
El otro es
Baco-joco: el suicidio
Común, de dos
buenos muchachos,
Quienes hartos del
brandy -es increíble-
Y después de un
hervido suculento,
Concibieron un
triste pensamiento:
El chiste, no muy
bueno de morir.
Y pensando en el
ojo más opaco
De la calva señora
calavera,
Su propia muerte dieron
a escribir;
Pero las gracias
del amigo Baco,
Quine no juega
chuscadas a la muerte,
Tuvieron, señores,
tan triste suerte
Que hasta el brío
probado de Aguilera
Se resintió por
vez primera.
Suscrita por
señores respetables
Doctores,
comerciantes y choferes
La
auto-invitación,
Toda la población,
Se preparó a los
misereres.
¿Quién no caer con
tales memoriales
Que la tal
rogatoria contenía,
Si hasta estaba
señalado el día,
y hora del
entierro, el cementerio?
Pero se les quebró
el serrucho,
Como quebrar se
puede a muchos
Porque los
auto-muertos comensales
Tuvieron nueva
vida en el pulguero…
PASATIEMPO
De aquella la
dulce languidez divina
De los hermosos ojos
de la heroína
De este cuento
sencillo, que os voy a echar
-que la niña, de
cierto, ya lo adivina-
y del místico
anhelo con que fascina,
su perdón espero
si yo he de pecar:
Eran las cuatro en
punto de la mañana,
Conforme al anciano reloj de la iglesia,
Cuya campanada,
locuaz y traviesa
Del sueño
despierta a la neo espartana…
Salta ésta del
lecho, apresuradamente,
¿Por qué tan
inquieta? ¿Por qué tan de prisa?
Pregunta curioso
el lector imprudente;
Porque en la
ternura de un amor ferviente,
A las seis debía,
quizás en la misa
Cumplir su promesa
por el novio ausente…
Sencilla se hizo
su toilette la dama,
Y cosa muy rara,
que hasta el vigorón
Usar olvidara, la Crema de Perla,
Polisoir, y liga,
también el creyón.
Con dos amiguitas
se fue para el templo,
Cuales tres
vestales parecían ellas:
Trinidad de
ensueño, luminar de estrella
Eran sus ojos, y
de piedad ejemplo…
Ahora ya sigue,
con toda prudencia
El chisme que
digo, si no, me reviento;
Refiérolo en
verso, con toda decencia.
Por Júpiter Tronante,
que no es un invento:
Se viste la joven,
quizás distraída,
Con el traje al
revés –el caso es de pena;
Y haciendo la cosa
aún más divertida,
En vez de llevar
el bendito rosario,
De orol o de plata
se llevó una cadena…
El cura oficiante
cerró su breviario;
Por fin las amigas
después de salir,
Ya fuera del
templo pudieron reír…
Para colmo mayor
de tantos errores,
Revelar vino el
sol de aquella mañana
Ante los ojos de
los espectadores:
Ver que dos medias
de diversos colores
Mal puestas
llevaba la neo-espartana…
Aunque tales
cositas son perdonables
Siempre serian de
las inaceptables
Que El Disco
castiga, como es natural.
PASATIEMPO
Ya es cosa muy
juzgada en esta tierra,
Que aquí toda
troupe teatral fracasa,
Aunque venga del
Japón o de Pompeya,
De Himalaya, los
Alpes o Tarpeya;
Pues tenemos para
el bombo, calabaza,
Y, cataplum… cada quien para su casa.
Es pues visto que
esta tierra no es propicia
Ni para dramas,
maromas o comedias;
Si no viene
preparado con malicia
El artista aquí
encuentra su tragedia.
¿Pero cuál la
malicia debe ser?
Sin pensarlo mucho
tiempo es muy sencillo;
Dar gratis las
funciones, pues un cuartillo
Que reclame por
entrada, es para ver
Su esperanza de
bohemio perecer.
De equilibristas
la patria está repleta,
De cómicos, no se diga,
mucho más,
Abundan fieras y
payasos, el veleta
Es difícil encontrarlo
pues jamás
Probar puede el
mondongo o la chuleta…
1923
FOLKLORE
EL SEBUCAN
Este lindo Sebucán
abierto como un
paraguas
tiene cintas de
colores
amarillas
y encarnadas.
Cuando el Sebucán
se enreda
no sabemos que nos
da,
si es dolor de
cabeza
o son ganas de
llorar.
Prepárense ahora
doctores
que vamos a
reclamar,
obras de gran
importancia
que faltan en
Cumaná.
Esta ciudad
necesita
con urgencia, un
hospital
que sea de los
modernos
y de gran
capacidad.
Nosotras, las
cumanesas
pedimos de corazón
a tan nobles
visitantes
brinden
colaboración.
A los que tengan
palanca
no se les vaya a
olvidar
hacer todo lo
posible
para darnos el
Hospital.
el tejer el
Sebucán
es de más
facilidad
porque para
destejerlo
esta la dificultad.
Ya lo vamos
destejiendo
terminará el
Sebucán
señoritas y señores
complacidos
quedarán.
Pero a todos les
pedimos
y hasta luego, les
decimos.
En la tradición de
oriente
es muy viejo el
Sebucán
se bailaba entre
los indios
como
baile principal.
Hermano de
Maremare
del Pájaro
Guarandol
antes que la Burriquita
la Jota y el
Galerón
Dicen que nació en
Guayana
lo reclaman en
Cumaná,
Barcelona y
Margarita
y hasta de la Capital.
Maturín pudiera
ser
de este joropo el
lugar
o Caicara de
Orinoco
o Guanta o
Marigüitar.
Pero hay un
lugarcito
cerca de aquí, que
es San Juan
donde se muele la
yuca
comprimida en
Sebucán.
Y en alguna alegre
fiesta
que se tejía el
Sebucán
alguna de las
muchachas
de pronto empezó a
cantar.
Y de allí nació el
joropo
que ahora vamos a
entonar
mientras se teje y
desteje
el festivo
Sebucán.
Nosotras somos las
indias
las indias de
Cumaná
y venimos a bailar
este lindo
sebucán.
1949
SU PROSA POETICA
SINFONÍA DE INVIERNO
Estamos
en plena danza de invierno, la cara del sol desdibujándose en lo alto ríe
irónicamente: se han desteñido los cielos, no hay un girón escarlata, ni una
nube rosa, ni un solo rincón azul en todo el éter infinito, y bajo la agonía
pasan los días macilentos como una caravana de supliciados; el color desvaído
del espacio se proyecta en la tierra y tiñe de tedio las almas. La lluvia cae
permanentemente en una danza gris, una danza grotesca de arañas multiformes.
Hermes está de plácemes… El agua hilándose a chorros en los alares de las
casas, encierra la calleja solitaria y aburrida en un marco diáfano, que radia
como un velo mágico a ras de la acera, semejante a una serpiente fabulosa que
estirara sus mallas y al rozar contra las guijas prorrumpiese en un quejido
bronco, angustioso y febril que desespera, desconcierta y exalta los
nervios.
EL MATRIMONIO POÉTICO DE PAPÁ Y
MAMÁ
Contaba mamá que ella vio a papá por vez primera en el balcón de
los Aristeguieta, pasaba casualmente en compañía de su prima, Mariana Rodríguez
Morales, por el callejón Juncal o calle de La Matilde ; papá guardaba
luto por su novia recién fallecida, Alicia Bruzual; tendría papá unos 30 años,
y mamá tal vez 13; entonces ella sintió que su corazón latía fuertemente con un
presentimiento de algo que la unía a aquel hombre hermoso y triste. Y así fue, tiempo después se conocieron en
una fiesta en la casa de don Benigno Rodríguez Bruzual, y el amor y el destino los juntó para siempre.
La familia de Mamá consideraba que Papá era muy viejo y peligroso
para su niña, e hizo todo lo que pudo, lícitamente, para separarlos, por fin se la llevaron para
Mariguitar. En esos tiempos era bastante difícil ir a ese pequeño pueblo de
pescadores, que era un vergel, sitio de vacaciones y de los placeres y trenes de
pesquerías de Pedro Elías Aristeguieta;
un verdadero paraíso. Lo habitaban no más de 300 laboriosas familias, entre las
cuales se destacaban los emigrantes árabes que se dedicaban preferentemente al
comercio, y allí establecieron sus hogares con el beneplácito de la comunidad;
todos en fin, disfrutaban de aquel
bucólico pueblecito, armoniosamente
organizado: sus casas blancas con techos de carata o tejas, jardines y patios
empalizados, atravesados por un
arroyito de aguas siempre cristalinas, que discurría entre haciendas de ubérrimas vegas, y entre
cocales y veredas cultivadas de
chirimoyas, mangos, catuches, mameyes, nísperos; aquella prodigiosa vegetación propia de
las playas del golfo de Cariaco.
En esos tiempos era capitán de la lancha
del resguardo, o guardacostas, Don Laureano Frontado, amigo de Papá, y fue el primero que lo llevó a ver a su María.
A la familia de don Pancho Gómez, patriarca de la casa donde habían internado a
su María, no le gustó la idea, pero no
se opuso a que se vieran los dos
enamorados, por supuesto le pusieron las condiciones de rigor, la tía Concha,
hermana mayor de mamá, sería la
chaperona, y no se despegaría de Maria, mientras estuviese en Mariguitar el
pretendiente, y así fue, pero a Papá no le importaba nada con tal de estar al
lado de su María. Y tampoco le faltaron
las invitaciones para paseos al río y a las casas de campo, esos paseos en el
campo le sirvieron de inspiración para escribir su célebre cuento “Mariposa”,
que publicó en “El Cojo Ilustrado”
Papá, que en ese tiempo era el editor
por excelencia de Cumaná, publicaba los
bisemanarios “El Disco” y “El Sucre”,
por supuesto, tenía sus aliados en Cumaná y en el mismo pueblo que le facilitaban sus viajes y
permanencia, tales eran: Pedro Elías Aristeguieta que lo llevaba en sus veloces
balandras; el corresponsal de sus periódicos, don Marcos Millán, su amigo; y otro
aliado importante era, don Nicasio Vargas, que lo alojaba en su casa, y
le presentó a Minuta, joven pescador que
se convertiría en el mejor auxiliar de Papá; era un joven muy fuerte, que
conocía bien los vientos y las corrientes del Golfo, y estaba dispuesto a
correr la más larga y difícil aventura
de su vida, cual era, buscar a
Papá en Cumaná, todos los Viernes, en los fondeaderos de Caigüire, y conducirlo al fondeadero de la
playa del cocal de la familia Loaiza,
y regresarlo los días Lunes, navegando siempre en su pequeño tres puños “Virgen del
Valle”, una barquichuela de dos remos, muy marinera, para solo dos personas
–Minuta y Papá. Ese recorrido lograron hacerlo
en una hora y 30 minutos, después de duro entrenamiento, y durante mucho
tiempo, entre 1920 y 1924, que duró su noviazgo. Estos viajes se interrumpieron solamente
cuando su María venía a pasar algunos días con su tía Aguasanta Rivero, en la
casa del General Bermúdez Graü en la calle de El Medio.
Mamá se sintió fortalecida después que
su confesor, fray Lorenzo de Tejerina, disipó las dudas que habían creado
alrededor del matrimonio. Fray Lorenzo le preguntó ¿Tu amas a Marco Tulio? Y
ella le respondió inequívocamente: ¡Si lo amo!. Entonces no hay más que hablar:
¡Cásate!. Yo lo conozco, es un caballero y te ama.
Se fijó la fecha, cursaron invitaciones,
aunque nadie pensó que asistiría tanta gente a la boda en Mariguitar. Pero el
pueblo se declaró en fiesta y la gente dijo: ¡No me la pierdo!.
Cuando se extendió la noticia del
suceso, hasta el gobierno se sintió comprometido, se casaba el editor de la
ciudad, algo tenían que hacer. La boda
se pactó para el 13 de junio de 1924, en la mañana se celebraría el matrimonio
por lo civil y en la tarde, a las 6 pm. se casarían por la iglesia Las costureras, los zapateros y los sastres
no cesaban, los hombres tenían que lucir su frac, era la primera vez que se vería en Mariguitar tal acontecimiento. Las damas usarían sus mejores trajes, casi
todas usarían sombreros, puesto que no habia peluquerías. Vestir a la novia no
fue ningún problema de eso se encargó doña Gudula Martínez Picornell, famosa
porque se había especializado en Nueva York
A la vieja capilla colonial de Marigüitar la vistieron de
colores y luces de carburo, tanto, que el pueblo decía que parecía un Nacimiento; la adornaron como jamás se había hecho, las
muchachas del pueblo se encargaron de todo porque anunciaron que vendría el
obispo Monseñor Sixto Sosa, el Presidente del Estado, General Juan Alberto
Ramírez. Entonces tejieron Guirnaldas de Margaritas con ramas florecidas de
trinitarias; y trajeron de Caripe orquídeas blancas y tulipanes; ramos de
azahares de naranja y rosas de variados
colores. Adornaron el altar con manteles blancos de batista bordados por las
beatas del pueblo; colocaron ramos de rosas y cintas azules en los bancos, la
iglesia lucía como un jardín del cielo. Los músicos del pueblo declararon una “Noche de Vela” porque vendrían de Cumaná: el gran
pianista Joaquín Silva Díaz, el joven y
laureado pianista José Antonio Ramos y don Benigno Rodríguez Bruzual, para un
recital en honor a los novios, y participar en la celebración.
El general Juan Alberto Ramírez y su
inteligente secretario el Dr. Carlos
Febres Cordero, pusieron a la orden de los invitados el cómodo
Guardacostas “Gran Mariscal”. Más de cien invitados de Cumaná, hacían cola para
abordar el barco, en el simpático muelle de madera de Puerto Sucre; los
marineros asombrados veían el desfile de aquellos pasajeros vestidos de frac; y
damas con sus complicadas “toilettes”. De los recuerdos de Mamá, pude recoger
los nombres de algunas personas y familias que asistieron al matrimonio, muchos
de los cuales estaban emparentados o tenían
casas de playa o negocios en Marigüitar,
y se trasladaron con días de
anticipación, entre ellas estaba los Aristeguieta, Berrizbeitia,
Madriz Otero, Mago, Figueroa, Barrios, Fuentes, Otero Vizcarrondo, Silva Díaz,
Rivero Morales, Gómez Rivero,
Gómez Rodríguez, Rodríguez Morales,
Martínez Picornel, Martínez Centeno, Silva Sucre, Milá de La Roca , Almándoz,
Silva Zabala, Zajía, Tobías, Baduy, Saud, Dascoli, Inserny, y los Badaracco, pero la mayor parte hizo su cola en Puerto Sucre, para viajar a las 7 am. del mismo día 13 de Junio, en el
Guardacostas.
Entre los que abordaron la nave estaban
las autoridades mencionadas, los músicos,
los testigos, el obispo Mons. Sixto Sosa, el Pbro. Lorenzo de
Tejerina, el Dr., Domingo Badaracco, el
general Bermúdez Grau, Ramón David León,
el Dr. Antonio Minguet Letteron, Dr.
Antonio Machado, Dr. Pedro Miguel Queremel,
don Adolfo Ortega Gómez, Coronel José María Forjonel, don Antonio
Jiménez Bianchi, Vivenciolo Díaz Boada,
don Francisco Manuel Gómez, don Francisco Manuel Gómez, los poetas Juan Miguel Alarcón, Ramón Suárez, Tin
Fernández, Rafael Bruzual López,
Humberto y Arturo Guevara, la
poetisa Luisa del Valle Silva, el
historiador Alberto Sanabria y el académico Santos Erminy Arismendi, el
declamador Guillermo Román, el maestro
Silverio González Varela y Dionisio López Orihuela, los Drs. Luis Ramos
Sucre, Delfín Ponce Córdova, Gómez López, Gerónimo Sotillo, Ladislao
Iturriza, Rodríguez Valdivieso; Ramón
Madriz y sus hijos Ramón y Julio Madriz Sucre; Jesús y Antonio Miguel
Aristeguieta Badaracco, Francisco José
Berrizbeitia, Mauricio, Emilio y Santos Berrizbeitia; Pedro Nicasio Silva,
Marcel Patrolin, Francois Mariani, Antonio Ramos, Andrés y Luis Salvador
Bruzual Sanabria, Arturo Torres, Juan
Lares, Francisco de La Rosa , Juan José Acuña, Ubaldo
Figueroa, Miguelito Figueroa, Cruz Acuña
Montistruqui; las autoridades del municipio Mejía: Julio Barrios y el
secretario, Diego Morales, que fueron gentilmente invitados por los novios;
además todas sus esposas y todos los muchachos y muchachas, invitados y
coleados de esas familias, y por supuesto los amigos y amigas de Marigüitar, y la
inmensa barra popular que se formó desde tempranas horas de la tarde frente a
la casa de don Nicasio Vargas.
Algunos invitados viajaron en un camión
“Junkers” pero esa es otra historia, más bien es una aventura por las
peripecias del viaje; y recordando esta parte anecdótica, Mamá recuerda que el
Guardacostas llegó a Mariguitar como a las 10 am., de ese día 13 de junio, se corrió la noticia de que en el barco trajeron el hielo, y esa
era la primera vez que al pueblo llegaba el hielo; y contaba el Dr. Loaiza y
corroboraba el Dr. Iván Laquier, también
de Mariguitar y a quien sus padres lo
contaban; que ese día todo el pueblo de Mariguitar desfiló
para conocerlo, tocarlo y paladearlo, tal cual lo cuanta Gabriel García Márquez
en “Cien Años de Soledad”. Decía el galeno, que su padre recordaba y le contaba
que el Guardacostas llegó al fondeadero del cocal de su familia, y se presentó una situación difícil para bajar
a las damas y a los caballeros, porque
no querían mojar sus vestidos, y la familia Loaiza, fue la que resolvió el asunto poniendo a
disposición de los viajeros varios
botes; y enseguida llegaron los
pescadores y gente de su familia, e improvisaron un muellecito con palos y
tablas, y fueron sacando a los viajeros
uno por uno. Fue un trabajo rápido y todo salió bien.
El hielo lo trajeron en sacos de yute,
envuelto y protegido con periódicos, en grandes bloques que llamaban “panelas”,
y sucedió que cuando las sacaban del
barco algunas panelas se rompieron, y el pueblo aprovechó para llevar piezas de hielo a sus casas.
Un famoso curioso, el maestro Zapata,
cargó algunos trozos de hielo bien envueltos en periódicos, y los llevó para su
casa que quedaba bastante lejos, con la infantil idea de mostrarlo a su mujer; la desilusión
coronó su capricho, pues cuando llegó solo encontró papel mojado.
Este hombre se hizo famoso por un suceso prodigioso, que él y sus amigos
contaban, decían que una vez los envolvió un huracán en medio del golfo; y a
punto de perecer, Zapata grito fuertemente, levantando los brazos al cielo, por
tres veces: “¡Jesús sálvanos!”, y de repente vino algo como un rayo que
envolvió la pequeña embarcación, en una como nube luminosa, y una fuerza
extraña llevó la barca hasta la orilla de Marigüitar y él y sus amigos se salvaron
milagrosamente.
Algunos pensamos que el Gabo conoció
estas anécdotas, así como las del famoso faquir Blacaman y Bouchester, el de la
pomada, en sus tertulias con don Ramón David León, Miguel Otero Silva y don
Enrique Otero Vizcarrondo.
Volviendo al matrimonio, Mamá contaba
que: también trajeron en el Guardacostas, muchas cajas de champaña, ron, vino, whisky
y otras cosas para el festejo, y
ese voluntariado del entusiasmo popular se encargó de cargarlo todo y
llevarlo a la casa donde se celebraría el matrimonio. Era una
casa muy amplia que quedaba en un recodo de la calle “La Mantuana ” con frente al
mar, de grandes corredores, muchas habitaciones que cercaban un patio cuadrado
esmeradamente cultivado con árboles frutales: frondosos castaños, cocos,
chirimoyas y mangos. Allí don Nicasio y
Papá recibieron a los invitados con un abundoso desayuno campestre, servido
sobre mesones cubiertos con delicados manteles blancos, una preciosa bajilla
española y cubiertos alemanes de uso común en Cumaná. Sirvieron un menú
criollo: hervido de gallina, cochino frito, chorizo, morcilla, arepas, casabe,
aguacates, dulce de lechosa, café y leche de vaca fresca, para todo el que
quisiera. Esa gente comió hasta hartarse. Todo eso amenizado por un conjunto
musical de los hermanos Parejo: cuatro, furruco y maracas, que
interpretaban magistralmente el joropo
estribillo, y acompañaron admirablemente
a los poetas Humberto Guevara, Ramón Suárez, Tin Fernández y a la poetisa y declamadora Luisa Del Valle
Silva, los que pusieron la nota de aquella inolvidable mañana. Al mediodía
algunos hombres tomaron vino y jugaron dominó; los demás fueron a disfrutar de
las pozas del río.
El matrimonio civil fue a las 7 de la mañana
en la casa de don Nicasio Vargas, antes de que llegaran los invitados, en la
mayor intimidad. A las 6 de la tarde Marco Tulio, acompañado por el Presidente
del Estado, el general Juan Alberto Ramírez, demás autoridades y amigos,
llegaron puntualmente a la iglesia. Marco Tulio, todo un galán, vestido con un frac de levita azul oscuro,
confeccionado por el famoso sastre
cumanés Pero Montaño, se veía muy tranquilo; Llegó la novia llena de gracia
como el Ave María, su atavío confeccionado
por Gudula Martínez, en traje blanco como la nieve y un sencillo ramo de rosas
y orquídeas. Sonreía tímidamente, era verdaderamente bella.
La iglesia colonial reconstruida en 1867
se conservaba en muy buen estado, la mampostería retaba el tiempo, sus tejados
añosos recordaban a los viejos sacerdotes del siglo XVIII: su primer párroco
Fr. Marcos Calderón, a Fr. Manuel Santamaría, el famoso
Fr. Manuel de Matamoros, y el
insuperable Fr. José Antonio Ramos Martínez.
Los invitados llenaban la pequeña iglesia;
Monseñor Sixto Sosa presidió la ceremonia y bendijo a los recién
esposados. El padre Lorenzo de
Tejerina, predicó, le dedicó a Mamá palabras de aliento y confianza. Mamá a
los 90 años recordaba sus palabras
llenas de ternura. Una alegría incontenible
de todos los feligreses se expresó en aplausos y vivas a los novios.
Al salir de la iglesia, Don Marcos Millán, que los esperaba, condujo
a los novios en su ford descapotable, acompañados por la bella declamadora
Luisa del Vale Silva y el poeta Humberto
Guevara. Mamá nunca pudo olvidar los poemas que
recitaron ellos esa noche
inigualable. Don Marcos les dio
un paseo por todo el pueblo, cuyos habitantes
salieron a saludar al paso del vehículo.
Los invitados fueron caminando hasta la
casa de don Nicasio Vargas donde los esperaban muchas sorpresas. El brindis se
inició a las 8 PM. Los mesoneros destaparon y sirvieron champaña francesa “La
Viuda”, semi seco para las damas; y las “Bollinger” extra seco, y la “Imperial”
Moet Chandon, brut natural, para los caballeros. Corrió champaña como río
desbordado, corrió la alegría y se inició el baile. Salieron las parejas al
conjuro del conjunto musical del maestro
don Benigno Rodríguez Bruzual y sus hijos, que amenizaron la fiesta. El vals lo
iniciaron Marco Tulio y Maria, después
todo mundo salió a bailar, la pista se llenó; vinieron los pasodobles y
merengues, los aplausos y se hizo interminable
la fiesta.
El tiempo alcanzó para todo: bebían,
comían y bailaban. ¡Qué fiesta amigos! Nadie quería marcharse. En las mesas se
sirvió cerveza, ron, vino y Whisky a
placer, con infinidad de delicados pasapalos para los fatigados
danzarines; no faltó nada dentro ni
fuera de la casa, los mismos dueños estaban asombrados.
Humberto Guevara, buen sommelier, tuvo la delicadeza de traer de regalo para
los novios una botella de vino “Conte di
Cavour” y le dijo a Marco Tulio: “Te traigo el más noble de los espumantes
–barbero-, producido con excelentes uvas
Pinot, no hay nada que se le asemeje”. ¡Descórchalo! Exclamó Marco Tulio, emocionado. Entonces se acercó
María y los tres bebieron y brindaron con la alegría contagiosa. “Buen Buque... dijo Humberto. Es un vino,
franco, agregó Marco Tulio... María lo saboreó y dijo...Equilibrado.
Cuando se acercó a este grupo la poetisa
Luisa del Valle Silva, Humberto le improvisó unos versos que Mamá jamás olvidó,
y dicen así:
“Para ti que eres blonda como un rayo de
luna
para ti, que eres suave como un olor de
rosas
para ti, la de todas las inefables cosas
que tan contadamente concede la fortuna
El castillo encantado; la canción oportuna
El amor apacible sin hieles venenosas
La campiña florida llena de mariposas
El azul imposible que no alcanzo
ninguna.
Y a falta de los cantos y los helenos mármoles
Que pudieran gloriarte en medio de los árboles
O en los templos, a modo de las antiguas diosas
El beso, la caricia leda de la fortuna
Para ti, que eres blonda como un rayo de
luna
Para ti, que eres suave como un olor de
rosas.
“Algún amigo metió la mano”, decía Mamá
nunca le encontró explicación a tantas cosas. Años después comentaba: “Nunca
supe de donde salió tantos brindis, músicos y todo eso. “Pensaba en una celebración modesta y se
convirtió en una fiesta donde se derrochó de todo”. “Había como dos torneos
entre músicos y poetas, dentro y fuera de la casa”. “Fue algo
que sucedió sin que nadie lo preparara”. “Me imagino que fue porque estaba el
Presidente”. “Por todas partes se escuchaban
los aplausos”. “El poeta Ramón
Suárez y el declamador Guillermo Román, se encargaron de animar a las barras,
se confundieron con el pueblo e improvisaron con ellos galerones y folías”.
Pero la fiesta llegó a su
clímax cuando se anunció la presentación del inspirado pianista Joaquín Silva Díaz, epígono cumanés de fama internacional, que
elevó el entusiasmo del pueblo a grados superlativos -La gente decía que cuando
tocaba Joaquín se movilizaba todo oriente- Entonces abrieron las cuatro
ventanas de la sala de la casa que daban a la calle y
Joaquín, ceremonioso, pudo saludar a las barras, que por cierto disfrutaban una
ternera y abundante aguardiente que
brindó el propio Presidente; las barras fueron muy bien atendidas y
disfrutaron de su fiesta fuera de la casa.
Con las ventanas abiertas pudieron ver y
escuchar al gran pianista, y admirar también el magnífico y afinado piano, que
el anfitrión guardaba como un tesoro.
Joaquín deleitó a los invitados con seis piezas de su propia
inspiración, entre ellas una que compuso para Pablo Casal; después interpretó
su favorita “Nostalgia”, siguió con “Adiós”, “Canción de Cuna”, “Caraqueña”, y
concluyó con su magnífico “Galerón”.
La fiesta no terminó ese día, la gente no
quería irse ni el pueblo quería que se fueran. Inventaron paseos y romerías, los
vinos espumantes, la cerveza y el ron, salieron a la calle y por allí se fue a
las fincas y casa de playa; hubo una especie de carnaval de pueblo, se jugó con
agua, azulillo, talco y perfumes. Fue
algo contagioso, los músicos de la banda “Libertad” se mezclaron con los componentes de los conjuntos
folclóricos del pueblo. Cuantas cosas pasaron, y tantas desapercibidas. Qué
lástima que Mamá ya no está para contarlas. Su memoria prodigiosa nos las
contaría con tantos detalles, y anécdotas.
Cuando cumplió 92, le dijo a Diana: ¡Mijita,
anoche no pude dormir!. ¡¿Qué le pasó doña María? Estuve muy preocupada, muy
preocupada. Pero... ¿Por qué?. Niña, estuve pensando... ¿Dónde harían pipi todos
esos hombres durante el matrimonio?
Pocos días después Papá le escribió este
poema:
Cuando la última risa había transpuesto
El radioso dintel de la morada,
Y la quietud, en la noche, como un palio
Nuestro amor cobijaba…
Cuando solos, por fin, tu mano blanca
Estreché
entre mis manos,
Y te dije las grandes ilusiones
Que tu amor me brindaba…
Cuando los azahares de tus sienes
Por la alfombra rodaron,
Y la estancia nupcial, con fina esencia
Devotos perfumaron…
Cuando del albo lirio de tu cuerpo
El traje fui quitando
Y se ofreció a mis ojos deslumbrados
Tu desnudés intáctil…
Imagé el cariño que los dioses
Pusieron al crearte,
Y di gracias a Dios que me había dado
La firme fe de amarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario