domingo, 30 de octubre de 2016

MARCO TULIO Y SUS POESÍAS

RAMON BADARACCO











MARCO TULIO Y SUS POESÍAS




CUMANÁ 2016










Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma RAMÓN BADARACCO
Título: MARCO TULIO Y SUS POESÍAS

Hecho el depósito de ley
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná
Telf. 0293-514-5753 – cel. 0416-811-4374
























Marco Tulio, mi padre,  fue ante todo un poeta revolucionario de estilo clásico, hizo una pareja con mi madre, a la que amaba intensamente,  como para sentirme bien y orgulloso, al igual que todos mis hermanos; y llegaría a agregar, modelo nuestro y  para esta ciudad; también  fue un hombre de buena estatura  (m.1.77),  hermoso de cuerpo y alma, intelectual, de extensa cultura, atildado, de amena conversación salpicada de anécdotas, cristiano practicante, buen orador, cronista, atildado,  sencillo, amistoso, participativo, en su juventud fue parrandero, tocaba muy bien el cuatro, como se vanagloriaba, componía y cantaba;  amaba a su pueblo, fue  alumno excelente  y amigo del maestro Silverio González Varela, a quien llamaba Silverito;   lector empedernido de todo cuanto caía en sus manos.

El sabio Dr. Antonio Minguet Letteron, su devoto amigo, lo visitaba todas las tardes, decía que él no necesitaba comprar libros, porque Marco Tulio los compraba todos, y se los prestaba.  Recibía periódicos y revistas de muchas partes del mundo, compraba y coleccionaba cuanto papel caía en sus manos; copiaba y atesoraba los versos de los poetas cumaneses;   se los entregó al poeta Alfredo Armas Alfonso, este hizo una selección, me imagino que autorizada,  no solo como curador  sino que Papá lo aceptó, pero que en cierto sentido no le gustó, como me lo dijo a mí, porque desechó muchos poemas que si no eran de su agrado, o por ahorrar, o por la causa que fuera, le restaron sentido a su búsqueda y esos textos se perdieron; sin embargo si no hubiese sido por el poeta Armas Alfonso, nunca se hubiese publicado su obra.

En cuanto a la  poesía, él fue poeta y mecenas editor de los poetas y escritores de la generación de oro de Cumaná; mantenía comunicación permanente con ellos, los animaba, y los obligaba a escribir; estuvo  siempre  bien informado de sus trabajos, puedo decir,  al día;  en todo lo relacionado con la vida y la obra de los escritores de su generación; mantuvo correspondencia con casi todos los periodistas y poetas hispanoamericanos de su tiempo y promovió muchas competencias florales;  le envió textos a  Rubén Darío, y este los publicó en París, mantuvo amistad fraterna y correspondencia con  José Antonio Ramos Sucre, y con el sabio ginebrino George Obraian Messerly, a quien  conoció aquí en Cumaná, y durante 50 años, mantuvieron esa relación por correspondencia, y por fin, un día decidió ir a Ginebra a saludarlo, y yo que estuve pendiente , porque lo visite en 1957, y viví el suceso, sé cuanta amistad había entre aquellos dos caballeros de singular sabiduría.  Amigo entrañable de Ramón David León, Luis Teófilo Núñez, Federico Madriz, Andrés Mata, Marco Aurelio Rodríguez, Jesús Antonio (JA) Cova, Antonio Ramón Moreno Cova, Andrés Eloy Blanco, Humberto Guevara, José María Milá de La Roca Díaz, Salmerón Acosta, Rodolfo Moleiro, y etc., etc.  

Marco Tulio escribía versos desde muy joven, con facilidad, dominaba la rima y la métrica; leía en inglés, francés e italiano. Fue maestro de inglés y escribió una gramática inglesa para enseñar a sus alumnos; se distraía traduciendo a los   poetas franceses e ingleses, en especial a Henry Wadsworth Longfellow.  En su juventud cantaba y tocaba el cuatro con bastante gracia. Disparaba muy bien el revólver, conservó hasta su muerte un Smith Wilson, cacha de nácar, que le regalo el General Silverio González. Participó en varias escaramuzas con el grado de Coronel en la guerra Libertadora, del bando revolucionario del general Castro. Fue registrador subalterno por muchos años, y dejó escritos el “Manual del Registrador” y una copiosa jurisprudencia, que no publicó y que conservo original.

Mi padre fue animador de la cultura en Cumaná durante toda su vida. Participó activamente en los eventos de la vida social y política de su tiempo en Cumaná, con absoluto despego y honestidad. Fue un hombre de palabra, galante, atildado, un gran ciudadano de reconocida solvencia moral. Fue sin duda un gran hombre. Junto con su primo hermano el Dr. Domingo Badaracco Bermúdez, que en cierta forma, fue maestro y guía de la generación de oro de Cumaná, desde  el Colegio Nacional y el club “Surge et Ambula” con la revista “Broches de Flores”, donde Marco Tulio tuvo el papel de mantenedor, como el mismo lo dejó escrito, porque si bien es cierto que Domingo su maestro, era el líder indiscutible, Marco Tulio era el encargado de la edición de la revista, trabajo que continuó después en sus periódicos “El Heraldo Oriental”, “El Disco” y “El Sucre”, desde los cuales convocó a los intelectuales cumaneses, para la renovación cultural necesaria en  época de crisis bajo la dictadura de Gómez.  Conocía a todos los escritores de su época y se interesaba por sus trabajos como amigo y maestro. Fue un verdadero héroe civil.

                                                                                Ramón Badaracco













DEDICATORIA


María mi María, la elegida:
El otorgo de Dios en sus altares.
La hermana, esposa y madre, Sulamita
Cual de Salomón en sus cantares.

Es tu nombre bendito el de la madre
de Cristo redentor.
Nuestros hogares la invocan con fervor
En sus angustias,
Sublime talismán de nuestros lares.

Eres tú el amor de mis amores,
Escudo de mi fe y mi esperanza,
Bálsamo de alegría en mis dolores.

La que el cielo eligió para la alianza,
El ídolo inmortal de mi camino;
Providencia feliz en mi destino.


SELECCIÓN DE POEMAS


BATURRILLO

Nací el año 83
Por mi currículum vitae
Para llegar hasta aquí
He tomado hasta salvite…
Nos da el destino la vida
Y desde la propia infancia
Conocemos el dolor
Que empieza con la lactancia.
Ya nos lo dice Fray Luis:
“Cuan presto se va el placer
Cómo después de acordado
Da dolor;
Cómo a nuestro parecer
Cualquier tiempo pasado
Fue mejor…”
Nuestra juventud fue alegre
Con tantas revoluciones
Que allá en Cumaná dejaban
Burros, sillas y sillones.
Era el botín de nosotros
Que los vendíamos baratos
Y conozco un compañero
Que cambió uno por zapatos.
Para apresurar la venta
Se daba el sillón de ñapa
Y cuando llegaba el dueño
Se formaba la cayapa…
Apuraban los estudios;
Álgebra y filosofía,
Griego, latín, castellano,
Retórica y poesía…
El maestro Silverito,
Napoleón y Juan Milá,
Rivas Maza, Milá Himiob
Y otros tantos de allá.
Fundamos Broches de Flores
Y el club “Levántate y Anda”
Nos llamaban “Los Lebranches”
Y no era aquello parranda.















POEMAS DE 1900.




LA VIDA

¿La vida y que es la vida?... Luz fugaz
Que la tiniebla eterna de la muerte
Oculta en los abismos de lo ignoto;
Es el rayo que en un momento ha roto
Los bellísimos senos del espacio
Y con sus resplandores de topacio
Iluminó un instante el negro caos,
Y luego sumergiose para siempre
En las profundidades del averno…

Esta es la vida, si: tormentos, azares,
caprichos, vanidades, fanatismos.
Esto es obra del hombre, en su cinismo
no una fina senda ha formado
sino una vía siniestra de tristezas.

Ha impuesto sociedades, religiones,
gobiernos, y en fin mil distinciones
tan necias, que todo es pergamino
que le sirven de valla en su camino.

¿Qué son las religiones? Una traba,
los gobiernos, está bien que haya gobiernos,
ellos son necesarios para el mismo
que es una fiera hiena en su idiotismo.
¿Mas, que es la sociedad?  nada, arcilla…
Mas no, ésta es el cadalso, la cuchilla…

Oh impía sociedad te compadezco,
de ti solo nace la ambición…
En ti, en tu lacerado corazón
es donde está arraigada tiranía,
en tus locos caprichos, en tu manía
de querer parecer como aristócrata,
de querer llevar títulos exóticos,
y para esto impones beneficios
al pueblo, y le llamas sacrificio!
Sí, no ves que es tu sangre sustraída,
no ves que es el pan que te da vida.
¡Hipócritas! ¡Terribles oligarcas!
Acaso no es del pueblo vuestro lujo,
no es el sudor que él ha derramado
en el estéril campo, en el arado,
y después lleváis títulos que os honran
y al humilde pueblo le deshonran;
y sin embargo hay seres en la vida
que envidian vuestro nombre, vuestra altura,
altura de sarcasmo y de cinismo,
altura sepultada en el abismo…

Queréis seguir en pos de los germanos,
queréis avasallar vuestros hermanos,
queréis resucitar el feudalismo
y tener un castillo por morada,
y en frente una horca, y ser señor,
como pasaba en Francia? me da horror…
Pues me parece ver allá colgado
en el negro cadalso, y picoteando
el carnívoro cuervo, el cuerpo inerte
de la inocente víctima de un noble…
Un noble… le escupiré yo la cara,
Aristócratas, ríome yo de ellos.

Distinción, sí, muy bien que siempre la halla
porque ella para el hombre es una valla
que puede excitarlo en sus vehemencias,
en sus locos anhelos, y sus demencias.
Más para que será ese orgullo necio
no veis allí la muerte tan altiva
que a todos nos recoge eternamente,
y nos lleva donde el humano expía
aunque tenga su tumba de diamante,
aunque haya a su redor flores fragantes,
siempre esta máxima hemos de seguir:
recuerda hombre que polvo eres
y que en polvo te has de convertir.

3-11-1901.









CREPÚSCULO.

¡Dejad! Sombras de la no-
che portadora de mis cuitas
que contemplan engalanadas la
naturaleza tropical, no tratéis
con vuestro velo ese valle pin
toresco, ocultar en esta vez.

¡Oh! Sombras de la no-
che no apresuréis vuestro paso
dejad que estático admire…
allá el sol que ya se hun-
de en lejanos horizontes derra-
mando vanidoso su luz, fúlgi-
da en el mar, acá el llano
que ya cubre a medias las
densas sombras, allá las fres-
cas praderas, allá el búho co-
lozal; a lo lejos las monta-
ñas coronadas por neblinas,
y que rayos caprichosos y
muy vívidos alumbran del
rey astro que a propósito
se detiene en su carrera, y las
brisas autumnales que mur-
muran en la fronda y se
llevan el perfume de las
flores en sus ondas…
No véis el buitre que a-
zaroso, vuela y busca asilo
en la empinada cumbre
después, baja y va aple
gar sus alas en la fal-
da del cerro blanquecino.

Más aquí cerca en el teja-
do buscan ya su frágil ni-
do ansiosas por descansar,
los graznidos de aquel cuer-
vo, la fatídica ave negra,
que ya sale de su cueva los
ánimos a turbar.

Mas oh!, sombra de la noche
también tenéis vuestro
encanto…

El ganado que encaminan
a su sitio los pastores can-
turreando humildemente los
cantares del lugar y la ale-
gre campesina que condu-
ce su rebaño, no la veis en
la explanada como trisca
cual la oveja que entra
mustia en su corral.

Oh las sombras de la no-
che portadoras de mis cuitas!
Esa alegre campesina es na-
cida en la campiña cuan-
do recios vendavales azota-
ban la montaña, ella es
musa de mis versos, es el
blanco de mis citas, es mi
ensueño; es mi bien y por eso
oh! noches claras y serenas
del otoño yo quisiera que tu
velo no ocultase la mora-
da, que en la falda de   a-
quel monte se apercibe
tan aislada…

Esas noches silenciosas
traen a mi tantos recuer-
dos, que entonces es tanto el
gozo que me parece sufrir.
Salve, oh diosa de mi amor,
oh campesina gentil!

Penumbrosa y solitaria, de
altar te sirven las rocas, de
incienso tu hálito suave, de
Imagen te sirve Dios, a
quien llevas tus plegarias.
Yo recuerdo tus mejillas
de carmín están teñidas,
y tus ojos chispeantes, y tus
labios de coral, eres cual
Venus de Milo de conjun-
to escultural.


Por eso, oh noches serenas
y apacibles otoñales, como el
fraile ante su nave,
con oración rutinosa, con
murmullo sepulcral; no
traigas a mi memoria los
recuerdos de mi amada:
de mi amada angelical.

Baja verdes cortinajes
de campánula altanera
que enredaba en la ven-
tana de su morada cho-
cil,  reclinábame en su se-
no y apercibía sus besos:
besos que me hacían dormir.


Luego aparecía la luna
Como en las noches de ene-
ro soñadora e incierta co-
mo el cielo de Venecia, de-
rramando poca lumbre,
ostentando su belleza…

Las titilantes estrellas
nos envían su luz pálida,
luz de cirio funeral y al-
rrededor danzaban guza-
nillos luminosos que mi-
raban nuestro idilio, que
tambien querían amar…

Noches portadoras de mis
cuitas, que bella es la pe-
numbra de los días oto-
ñales, el sol tiene en el
ocaso sobre el tangente hori-
zonte su disco ya casi hun-
dido, y acá en el Oriente
sobre las vírgenes selvas, ne-
gras como un panteón, ya
las sombras de la noche, por-
tadoras de mis cuitas des-
cuelgan su pabellón.

3-11-1901.









COMO CANTO

Hay cosa más sublime todavía
Que la fuente que corre susurrando
y que en sus dulces aguas va llevando
las amarillas hojas del estío.

Y es la soledad que siempre reina
en el campo: y el apurado frío
que sale de los pechos inocentes
de tiernos pajarillos;

Y las potentes masas de dura roca,
que parece que al cielo
con indecible anhelo
quisieran ya tocarlo.

Mas cuál es su tristeza
al ver la comba azul
que sobre su cabeza
viste de negro tul.

Ya ves amigo mío
que hay algo más sombrío
y sublime también,
que la incansable fuete
que corre susurrando
en sus aguas llevando
la amarillenta hoja
que la montaña arroja.

 3-11-1901.








NAUFRAGIO


En una noche negra, negra como el abismo.
los negros nubarrones, tan negros como el crimen,
ocultan las estrellas y con furor ya gimen
las tumultuosas olas con sin igual cinismo.

Un barquichuelo que va empujando el viento
lo lleva hacia la tumba, lo lleva hacia la muerte,
ya de luchar cansado se resigna a su suerte
un infeliz marino que antes iba contento.

Luego todo es silencio! Solo reina la calma
y las tétricas sombras del barco se apoderan:
al exánime nauta parece que dijeran
reza triste marino, vas a entregar tu alma!

De pronto todo brilla el choque de dos nubes
ha querido que el nauta contemplara su tumba
mas, luego ruge el trueno y la tormenta zumba,
cofúndense los vientos el barco baja y sube.

La arboladura cruje, los mástiles rechinan.
Las jarcias se revientan, las velas desaparecen:
solo queda el casco, las aguas lo estremecen
y sigue la tormenta y las nubes fulminan.

Óyese luego un grito de desesperación
las aguas inundaban el buque con furor,
y el triste marinero reuniendo su valor,
luchaba en la borrasca ya casi sin razón.

Aquello era un combate, al fin las aguas vencen.
Los relámpagos y truenos brotaban sin cesar,
y el buque: y el marino sin poder resollar,
cansado de luchar a su fin obedecen.


Ya todo va calmando, solo se siente a veces
esfuerzos inauditos que el triste nauta hace,
y más lejos en la roca el buque se deshace
y tú ¡Oh! tormenta ruda todo lo desapareces…

Y ahora yo pregunto ¿Qué es la vida?
Nacemos y un sello en nuestra frente,
nos marca nuestro sino gravemente
y decreta la muerte aborrecida.



3-11-1901.

























TITANIA A MARIA

En noches que la luna y las estrellas
Se ocultan tras las nubes en el cielo
Cuando amenazan ráfagas de viento
Llevase cuanto encuentran en su vuelo.

Cuando la lluvia fría y fastidiosa
A todos nos detiene en el hogar
El spleenk se apodera de mi cuerpo
Y amenaza en el alma penetrar

¡Siento miedo! Diríjome a la sala
Agarro la cabeza entre mis manos
Me bullen mil ideas, cual si fueran
En un fresco cadáver los gusanos.

¡Qué horror! He soñado una tumba...
Cuatro amigos cargaban mi ataúd,
Lleváronme a la iglesia y del coro
Se desprendían las notas de un laúd.

Después miré una fosa muy oscura
Sentí que me bajaban lentamente
Luego sentí un golpe, un ruido sordo,
Era la tierra que caía a torrentes.

Grité, nada, no oían, era en vano,
Mi voz en la garganta se atrasaba
Perdí el juicio y desespereme tanto
Que con furia mi pecho destrozaba.
Luego unos golpes sordos me anunciaron
Que ya el sepulturero terminaba
Era que aquel demonio ya mi fosa
Con sus pies de granito la apretaba.

Me resigné a morir; creció un ruido,
Era mis compañeros de la vida,
Era un pueblo feliz que se alejaba
Y me daba la eterna despedida.

Después fáltame el aire, me asfixiaba
De la muerte sentí las convulsiones
Y traté de gritar, y despertarme...
¡Qué loca alegría! ¡Oh ilusiones!

Encontrarme en la sala envuelto en luz
De María herido por las notas,
Oh como viertes en el piano
tu genio, como el rocío sus gotas.

Que feliz, la tumba era el hastío
Que devorando estaba el alma mía...
Mas ya era realidad y en el piano
Resbalando sus manos vi a María.

Escrito a los 18 años, el 6 de noviembre de 1901








MASCARADA


Sigamos juntos la mascarada,
No te acongojes, no sufras más;
Yo te aseguro que has de atraerlo,
Estás preciosa con tu disfraz.
Todos admiran tus formas gráciles,
Aunque de vieja fingiendo vas:
Los vivos soles de tus pupilas
Queman la seda del antifaz.
No te apresures que ya no puedo
Ir tan de prisa, y esa inquietud,
Mohín gracioso de gentileza,
Va pregonando tu juventud,
Dame tu brazo, ya soy tan viejo,
Y estoy cansado, tú me guiarás;
Llévame al parque ya abandonado,
Y allí tus cuitas me contarás.
Pon fe en tu gracia, luego en el baile
Habrá remedio para tu mal:
¡Si así pudiera dejar mis penas
Entre el bullicio del carnaval!
Los años vierten nieve en las almas…
Oye, apartemos el antifaz;
Quiero que al rostro libre nos besen
Los rayos de oro del sol fugaz.
No te acobardes si como sabes
Él es ingrato, cruel y falaz:
Dejando pronto la cortesana
Ante tus gracias se rendirá.
¿Más por qué juzgas mal de los hombres?
¡Cuántos pesares sufren también!
Vamos, quitémonos las cartetas…
¿Tú Margarita? ¡Fausto, mi bien!

Se muere el día, como un radiante
Vívido ensueño que se nos va
Y cual pupilas de novias blondas
Fulge en la noche la luz del gas




AMANECER DE CUMANÁ


Entre fulgores rompe alba la mañana
Con brochazos de oro dora el día




AMANECER EN CUMANÁ

Entre fulgores rompe alba la mañana
Con brochazos de oro dora el día
En el cielo los cirros se iluminan
Es de la luz radiosa epifanía.

Un haz recorre la lejana cumbre
Traza formas de extraña fantasía

Penetra en el boscaje, despertando
Las aves con ruidosa algarabía…

De Norte a Sur, con vuelo acompasado,
Cruzan los alcatraces la bahía
La cotúa, ingeniero del espacio
Vuela en arcos de sabia geometría.

El gavilán da giros en el aire,
Busca su presa en la maraña umbría
La remonta en su garra, es una sierpe
Que se retuerce en vano en su agonía.

La gaviota se mece perezosa
Arriba en el azul que desafía
Las alas extendidas, ojo alerta
Rauda se lanza al mar en pesquería.

La garza blanca, el cucharón rosado
La roja sidra, el cuervo, la tirria,
La claya, el tigüitigüe, la tigana,
El caraván todos en romería.

Al pasar hacia el mar en sus afanes
Dan al amanecer grata armonía
Es Cumaná, su golfo, sus colinas
Su río de ensueño, toda poesía.

El despertar feliz, el aire puro
Tibia la luz de la mañana fría
Los florecidos árboles difunden
Su fragancia, con mezcla de ambrosía…

El Guaikerí tiende su red afanoso
La arrastra plena, en bronca gritería
Se rebosa la playa, es la abundancia
La brinda el mar salud y alegría.

Da comienzo a su tráfago diuturno
La ciudad, soñolienta todavía
Se abren los almacenes y la calle
Toma un moderno aspecto de Gran día.


1909


EL SAMÁN


En la planicie ardiente
El árbol milenario se estremece,
Lo sacuden las auras de la tarde
Y el sol le da sus postreros reflejos

Humboldt lo visito y le hizo historia.
Acampó allí Bolívar con sus huestes,
A su sombra quizá meditó el Genio,
En la emancipación del Continente…

Recio, de duras vértebras, cual símbolo
De la obra de Dios, de vida eterna:
Paree airada ostentación de fuerza
O vigoroso signo de protesta

Es la nocturna tienda, la guarida
De alados seres y furtivas fieras,
Erguido y fuerte se alza en la llanura
Que el verano quemó como un incendio…

Duermen en él los pájaros, se puebla
Su arropadora copa de gorjeos,
Acuden por bandadas: de la selva
Lejana, desde el Sur y del naciente.

Del mar también, trayéndole
Yodo en sus alas y en la garra fuerte,
Horizonte infinito en la mirada
Y en los ojos visiones de misterio…

Y del llano remoto, el de las gestas
Del Centauro triunfal de las Queseras
Traen olor de leyenda en el plumaje
Y en la actitud de nómades, el reto…

De la montaña nebulosa, enhiesta,
En la que Humboldt estampó su huella,
Alta “Silla de Dios” en donde nacen
Caudalosos y eternos los torrentes…

Traen fragancias de vírgenes florestas
De secular quietud y honda opulencia,
En la que el agua fecundante brota
Para vitalizar la inmensa selva …

De la heroica ciudad, de la que fuera
Invencible bastión de luchas épicas,
Crisol de paladines, fragua ardiente,
Del valor y el amor al patrio suelo.

Y del sitio historiado donde el sino
Libró de un monstruo la sangrienta guerra,
Donde cayó ese azote de la Patria
Titán tremendo de feroz denuedo…

De la isla espartana, do el hispano
Quedó vencido del inerme pueblo,
Donde la estoica, indoblegable Mártir
Sublimó su calvario, en duro encierro.

De la noble ciudad, donde naciera
El ínclito varón, el hombre pueblo,
El que jamás temió, heroico siempre,
El del sitio inmortal de Cartagena.

De esa feraz región, antes rebelde,
Asilo de Patricios eminentes,
La que a la Patria diera ilustres hijos
La de congreso de levita egregio.

Y de aquella del áureo Vellocino,
Era del hierro y diamantinas piedras,
La del soberbio Padre de las Aguas
La del salto empinado contra el cielo…

Tribuna excelsa del Excelso Genio
Que el nombre del Epónimo ostenta
Calvario aciago del heroico Héroe
Aquel de la victoria de San Félix.

No es el árbol sagrado de Guernica,
Ni el baobab de la africana selva
Tampoco el cedro secular del Líbano
Es el samán de Güere…



SONETOS



EL PRIMER BESO


¡No sé cómo empezar! ¡ay! yo quisiera
tener en este instante inspiración,
para poderte describir el beso
ese símbolo inmenso de pasión.

Yo quisiera tener el don divino
de arrancar este sacro corazón;
Y enviarlo en exóticas líneas
en esta orfandad de mi pasión.

Dejándola en tus labios con sus besos
tu melódica venus te da su alma…
¿Y cómo te revelo en mi desvío
lo que a ti te pasó solo en la calma?

Yo me rindo, mas, te deseo la dicha
este mustio y terrible corazón,
que no te puede describir el beso
ese ósculo primero de pasión.

20-08-1901





LIBERTAD



Libertad pidió un pueblo en su agonía
¡Libertad!  Dijo un hombre providente
Y el mundo creyó que era un demente
Porque juró cortar la mano impía.

Y se lanzó a la guerra en su manía
Aquel loco, aquel genio, aquel gigante;
Y nos dio libertad, y en su frente
El mal no se posó un solo día.

Después creó sus leyes, dio derechos
Al pueblo, y las impías manos
De magistrados de ambiciosos pechos

De protervos y bárbaros tiranos
Sus leyes, y sus glorias y sus hechos,
Todo lo han profanado, ¡inhumanos!

7 de noviembre de 1901.






AL PASAR.



¿Qué pensará?  me digo cuando acierto,
Al pasar, encontrarte en la ventana;
Escudriñando el callejón desierto,
Esquivo del fulgor de la mañana.

Te saludo: tu voz es un concierto
Inimitable, de tu labio grana,
Fluye apagada, como el eco incierto
Que el aura trae de música lejana,

Me detengo a mirarte: tus pupilas
Cándidas como un cielo é intranquilas
Me hablan de insomnios, de perdida calma;

Y adivinando un drama de acechanza,
Quiero verter mi alma entre tu alma,
Como un óleo de olvido y esperanza...

1909.





A CUMANA.

La primera del Nuevo Continente,
La muy ilustre, histórica ciudad,
La de Córdoba, Garceta y Las Casas,
Y Castellón: Gloria, inmortalidad…

La que fundaron esos misioneros
Que a estas costas vinieron a poblar,
La cuatricentenaria Primogénita
Esta, donde arraigó la cristiandad.

La que nunca negó su sacrificio
Por la justicia y por la humanidad,
La tierra de Bermúdez y de Sucre

Que en Ayacucho dio la libertad.
La del conde Fernández de la Serpa
Quien la nombró “Ciudad de Cumaná” …

1924




DE AYER
Son los mismos crepúsculos de entonces,
Las mismas aguas del tranquilo río,
El mismo es el bastión de la colina,
Y el mismo sol de nuestro eterno estío.

Son iguales el templo y la colina
Igual la noche de plafón sombrío
Igual la luz de la lejana estrellas
Que tanto supo del anhelo mío.

El mismo mar, el cielo rutilante
De oro y azul, la playa luminosa
La blanca vela del bajel distante,

Más no así la ilusión, ni la vivida
Embriaguez juvenil, ni la esperanza
Remota ya, cuando se va la vida…


1950



ACUARELA



Oh mar, a tu ribera procelosa
Comenzó a declinar la vida mía,
La viril plenitud cayó achacosa
Y la mente sufrió grave atonía

Perdida en un afán de lucha ansiosa
Vine hacia ti en busca de energía,
Más tu sal ni tu brisa milagrosa
Me ha devuelto el vigor ni la alegría.

Eres inmenso y bello, tu belleza
Es símbolo de Dios y su grandeza…
Sobre sus olas se creció la gloria

Hombres ilustres distes a la historia
Magallanes, Colón, Vasco de Gama
Héroes que se eternizan en la fama.

Julio de 1967.





TU PELO SUELTO

Tienes tal gracia y donaire
Que cuando pasas ligera
renace la primavera
Y hasta se perfuma el aire

Pasas con gentil donaire
Altiva y altanera
Tu pelo suelto al desgaire
Y con sonrisa parlera

Seductora y desdeñosa
Cautivas con la mirada
De tus ojos de hechicera

Y con tu porte de diosa
Tu mohín de enamorada
Volverás loco a cualquiera




PENSANDO

La inteligencia humana es maravilla,
Don divino de Dios omnipotente
Puede el hombre crear obra sencilla,
Y magnas obras con su propia mente.

Guarda Edison la luz en su bombilla,
Gutenberg con su máquina incipiente,
Guarda el saber humano cuanto brilla
Y dignifica la vida del presente.

Se ha conquistado el éter, grandes naves
lo surcan, majestuosas, serenas como aves.
se recoge la voz, el movimiento,

La imagen, el sonido, hasta el viento,
los tiempos idos, para que el futuro
resucite el pasado a ese conjuro




SÍMBOLO

Eres hecha con ampos de nieve
con pétalos níveos de un raro jazmín,
que una dulce maga, con su mano breve
delicadamente reunió en su jardín.

Eres hecha de rosa y del leve
pistilo purpúreo de un lirio sutil,
que un dios milagroso perverso y aleve
los fue modelando con mano febril.

Tu cuerpo fue hecho de mármol y llama
tu alma es conjunto de risa y dolor,
de luz y de gracia, de angustia y placer.

Junto a ti está el cielo, tu mirada inflama…
¡Oh casta afrodita, Diana toda amor,
eres flor y virgen y diosa y mujer…!




















POESIAS POSTERIORES A 1923






TU DESNUDEZ INTACTIL


Cuando la última risa había transpuesto
El radioso dintel de la morada,
Y la quietud, en la noche, como un palio
Nuestro amor cobijaba…
Cuando solos, por fin, tu mano blanca
Estreché entre mis manos,
Y te dije las grandes ilusiones
Que tu amor me brindaba…
Cuando los azahares de tus sienes
Por la alfombra rodaron,
Y la estancia nupcial, con fina esencia
Devotos perfumaron…
Cuando del albo lirio de tu cuerpo
El traje fui quitando
Y se ofreció a mis ojos deslumbrados
Tú desnudes intáctil…
Imagino el cariño que los dioses
Pusieron al crearte,
Y di gracias a Dios que me había dado
La firme fe de amarte.

1926.


SUS ITORREOS,  PUBLICADOS EN EL BISEMANARIO ¨EL DISCO¨
1923 Y 24




                            PITORREOS                           

Pasatiempo

Es noticia ya corriente
Entre la pícara gente,
Una cosa singular,
Que no daña ni encocora,
Porque advierto desde ahora:
No es motivo de rabiar.
El memorable tres de los corrientes,
Con motivo de los hidroaviones,
Aunque tanto fue el bululú de gentes,
Un notable episodio de bufones
Detalle resultó sobresaliente;
Dos árbitros, señores del buen gusto,
Sin saber dónde aprietan los zapatos,
Ni donde leva la existencia el gato,
Firmes y resueltos, nada de susto,
Manifestaron al piloto,
Vivos deseos de volar,
En el germánico coroto…
El musiú, receloso de la caña,
Y aunque notose en él, malicia o maña,
A preparar comenzó los hidroaviones,
Incontinente los temblores
De un frío glacial cundió e los huesos
De los dos pobres “gentleman” de moda,
Por eso el musiú, en español novel
“Beber vigorona Whisky and soda”
Escribió sonriendo en un papel.
1923
PASATIEMPO

Con dos gentiles damas de este mundo
Elegante y social de Cumaná
Sostuve un tema, sobre el cual me fundo
Para decir, que no es tan vagabundo
Quien adora a las damas, de verdad.
Es tan grato el rencor de una mujer,
Por la propia dulzura que ella encierra,
Que hasta el mismo infierno en recia guerra
Con el demonio pelearía
Y en honor a las damas, yo vencer
Al mismo diablo lograría.
Con tanta ingenuidad, una de ellas
Así me preguntó:
“Por qué ha de usar el Disco tiranía
Promoviendo de las damas sus querellas
¿Sin la piedad del hombre ni de Dios?

-Tiranía!  Eso nunca, señorita;
Los señores de El Disco son amables
Con la fea y la bonita;
Y cuando en la sección de “Inaceptables”
Lanzar quieren su chinita---
Son consejos, nada más,
Advertencia de chismes perdonables
Por tratarse del bien de Cumaná.



PASATIEMPO


De esta urbe un notorio comerciante,
Cuyo nombre me callo por discreto,
Revelome un secreto,
Y de manera tal, asaz picante,
Que sin mala intención refiero el cuento.

No habrá porque alarmarse, mis lectores;
Es un chisme sin dolo ni aspaviento,
Pues son viejos compinches los autores,
Y de viejos petuches comerciantes

Se trata de Don “Z”,
El de abdomen crecido, altisonante,
Anchos botines, blusa y franeleta,
Astutos espejuelos, y sin usar tirantes,
Aguántese quien hiera su lanceta.

Compraba este señor en el mercado
-serían ya las seis de la mañana-
Una sola empanada de a centavo,
Que en presencia de todos con cuidado
En el bolso de la paltó guardara.

Cómo alguien con maña preguntara:
¿A tanta prole desayuno tanto?
“En la mesa coloco la empanada”
-el pródigo señor le respondió-
“luego voy con mi esposa al desayuno,
y entre los dos, y sin disgusto alguno
Quien agarre primero la empanada,
Pues a ese le tocó”.


PASATIEMPO

La novedad de una ocurrencia,
De las que no suceden con frecuencia,
Es otro tema, de los hebdomadarios
Que con diversos comentarios
En ascuas tiene la ciudad:
Uno es macabro: el del infanticidio
Con degüello y brutal ferocidad;
¡Horrible infanticidio! Muy horrible
¡Sin que quepa decirse nada más!
El otro es Baco-joco: el suicidio
Común, de dos buenos muchachos,
Quienes hartos del brandy -es increíble-
Y después de un hervido suculento,
Concibieron un triste pensamiento:
El chiste, no muy bueno de morir.
Y pensando en el ojo más opaco
De la calva señora calavera,
Su propia muerte dieron a escribir;
Pero las gracias del amigo Baco,
Quine no juega chuscadas a la muerte,
Tuvieron, señores, tan triste suerte
Que hasta el brío probado de Aguilera
Se resintió por vez primera.
Suscrita por señores respetables
Doctores, comerciantes y choferes
La auto-invitación,
Toda la población,
Se preparó a los misereres.
¿Quién no caer con tales memoriales
Que la tal rogatoria contenía,
Si hasta estaba señalado el día,
y hora del entierro, el cementerio?
Pero se les quebró el serrucho,
Como quebrar se puede a muchos
Porque los auto-muertos comensales
Tuvieron nueva vida en el pulguero…



PASATIEMPO


De aquella la dulce languidez divina
De los hermosos ojos de la heroína
De este cuento sencillo, que os voy a echar
-que la niña, de cierto, ya lo adivina-
y del místico anhelo con que fascina,
su perdón espero si yo he de pecar:
Eran las cuatro en punto de la mañana,
Conforme al anciano reloj de la iglesia,
Cuya campanada, locuaz y traviesa
Del sueño despierta a la neo espartana…
Salta ésta del lecho, apresuradamente,
¿Por qué tan inquieta? ¿Por qué tan de prisa?
Pregunta curioso el lector imprudente;
Porque en la ternura de un amor ferviente,
A las seis debía, quizás en la misa
Cumplir su promesa por el novio ausente…
Sencilla se hizo su toilette la dama,
Y cosa muy rara, que hasta el vigorón
Usar olvidara, la Crema de Perla,
Polisoir, y liga, también el creyón.
Con dos amiguitas se fue para el templo,
Cuales tres vestales parecían ellas:
Trinidad de ensueño, luminar de estrella
Eran sus ojos, y de piedad ejemplo…

Ahora ya sigue, con toda prudencia
El chisme que digo, si no, me reviento;
Refiérolo en verso, con toda decencia.
Por Júpiter Tronante, que no es un invento:
Se viste la joven, quizás distraída,
Con el traje al revés –el caso es de pena;
Y haciendo la cosa aún más divertida,
En vez de llevar el bendito rosario,
De orol o de plata se llevó una cadena…
El cura oficiante cerró su breviario;
Por fin las amigas después de salir,
Ya fuera del templo pudieron reír…
Para colmo mayor de tantos errores,
Revelar vino el sol de aquella mañana
Ante los ojos de los espectadores:
Ver que dos medias de diversos colores
Mal puestas llevaba la neo-espartana…
Aunque tales cositas son perdonables
Siempre serian de las inaceptables
Que El Disco castiga, como es natural.




PASATIEMPO

Ya es cosa muy juzgada en esta tierra,
Que aquí toda troupe teatral fracasa,
Aunque venga del Japón o de Pompeya,
De Himalaya, los Alpes o Tarpeya;
Pues tenemos para el bombo, calabaza,
Y, cataplum…  cada quien para su casa.
Es pues visto que esta tierra no es propicia
Ni para dramas, maromas o comedias;
Si no viene preparado con malicia
El artista aquí encuentra su tragedia.
¿Pero cuál la malicia debe ser?
Sin pensarlo mucho tiempo es muy sencillo;
Dar gratis las funciones, pues un cuartillo
Que reclame por entrada, es para ver
Su esperanza de bohemio perecer.
De equilibristas la patria está repleta,
De cómicos, no se diga, mucho más,
Abundan fieras y payasos, el veleta
Es difícil encontrarlo pues jamás
Probar puede el mondongo o la chuleta…

1923





FOLKLORE


EL SEBUCAN

Este lindo Sebucán
abierto como un paraguas
tiene cintas de colores
amarillas y encarnadas.
Cuando el Sebucán se enreda
no sabemos que nos da,
si es dolor de cabeza
o son ganas de llorar.

Prepárense ahora doctores
que vamos a reclamar,
obras de gran importancia
que faltan en Cumaná.

Esta ciudad necesita
con urgencia, un hospital
que sea de los modernos
y de gran capacidad.

Nosotras, las cumanesas
pedimos de corazón
a tan nobles visitantes
brinden colaboración.

A los que tengan palanca
no se les vaya a olvidar
hacer todo lo posible
para darnos el Hospital.

el tejer el Sebucán
es de más facilidad
porque para destejerlo
esta la dificultad.

Ya lo vamos destejiendo
terminará el Sebucán
señoritas y señores
complacidos quedarán.

Pero a todos les pedimos
y hasta luego, les decimos.

En la tradición de oriente
es muy viejo el Sebucán
se bailaba entre los indios
como baile principal.
Hermano de Maremare
del Pájaro Guarandol
antes que la Burriquita
la Jota y el Galerón

Dicen que nació en Guayana
lo reclaman en Cumaná,
Barcelona y Margarita
y hasta de la Capital.

Maturín pudiera ser
de este joropo el lugar
o Caicara de Orinoco
o Guanta o Marigüitar.

Pero hay un lugarcito
cerca de aquí, que es San Juan
donde se muele la yuca
comprimida en Sebucán.

Y en alguna alegre fiesta
que se tejía el Sebucán
alguna de las muchachas
de pronto empezó a cantar.

Y de allí nació el joropo
que ahora vamos a entonar
mientras se teje y desteje
el festivo Sebucán.

Nosotras somos las indias
las indias de Cumaná
y venimos a bailar
este lindo sebucán.


1949
   










SU PROSA POETICA

SINFONÍA DE INVIERNO

            Estamos en plena danza de invierno, la cara del sol desdibujándose en lo alto ríe irónicamente: se han desteñido los cielos, no hay un girón escarlata, ni una nube rosa, ni un solo rincón azul en todo el éter infinito, y bajo la agonía pasan los días macilentos como una caravana de supliciados; el color desvaído del espacio se proyecta en la tierra y tiñe de tedio las almas. La lluvia cae permanentemente en una danza gris, una danza grotesca de arañas multiformes. Hermes está de plácemes… El agua hilándose a chorros en los alares de las casas, encierra la calleja solitaria y aburrida en un marco diáfano, que radia como un velo mágico a ras de la acera, semejante a una serpiente fabulosa que estirara sus mallas y al rozar contra las guijas prorrumpiese en un quejido bronco, angustioso y febril que desespera, desconcierta y exalta los nervios. 






EL MATRIMONIO POÉTICO DE PAPÁ Y MAMÁ


Contaba mamá que ella vio a papá por vez primera en el balcón de los Aristeguieta, pasaba casualmente en compañía de su prima, Mariana Rodríguez Morales, por el callejón Juncal o calle de La Matilde; papá guardaba luto por su novia recién fallecida, Alicia Bruzual; tendría papá unos 30 años, y mamá tal vez 13; entonces ella sintió que su corazón latía fuertemente con un presentimiento de algo que la unía a aquel hombre hermoso y triste.  Y así fue, tiempo después se conocieron en una fiesta en la casa de don Benigno Rodríguez Bruzual, y  el amor y el destino los juntó para siempre.

La familia de Mamá consideraba que Papá era muy viejo y peligroso para su niña, e hizo todo lo que pudo, lícitamente,  para separarlos, por fin se la llevaron para Mariguitar. En esos tiempos era bastante difícil ir a ese pequeño pueblo de pescadores, que era un vergel, sitio de vacaciones y de los placeres y trenes de pesquerías   de Pedro Elías Aristeguieta; un verdadero paraíso. Lo habitaban no más de 300 laboriosas familias, entre las cuales se destacaban los emigrantes árabes que se dedicaban preferentemente al comercio, y allí establecieron sus hogares con el beneplácito de la comunidad; todos en fin,   disfrutaban de aquel bucólico pueblecito, armoniosamente organizado: sus casas blancas con techos de carata o tejas, jardines y patios empalizados, atravesados por un arroyito de aguas siempre cristalinas, que discurría  entre haciendas de ubérrimas vegas, y entre cocales y veredas cultivadas  de chirimoyas, mangos, catuches, mameyes, nísperos;  aquella prodigiosa vegetación  propia de  las playas del golfo de Cariaco.
En esos tiempos era capitán de la lancha del resguardo, o guardacostas, Don Laureano Frontado, amigo de Papá, y  fue el primero que lo llevó a ver a su María. A la familia de don Pancho Gómez, patriarca de la casa donde habían internado a su María,  no le gustó la idea, pero no se opuso a que se vieran  los dos enamorados, por supuesto le pusieron las condiciones de rigor, la tía Concha, hermana mayor de mamá,  sería la chaperona, y no se despegaría de Maria, mientras estuviese en Mariguitar el pretendiente, y así fue, pero a Papá no le importaba nada con tal de estar al lado de su  María. Y tampoco le faltaron las invitaciones para paseos al río y a las casas de campo, esos paseos en el campo le sirvieron de inspiración para escribir su célebre cuento “Mariposa”, que publicó en “El Cojo Ilustrado”
Papá, que en ese tiempo era el editor por excelencia de Cumaná,  publicaba los bisemanarios  “El Disco” y “El Sucre”, por supuesto, tenía sus aliados en Cumaná y en el mismo  pueblo que le facilitaban sus viajes y permanencia, tales eran: Pedro Elías Aristeguieta que lo llevaba en sus veloces balandras; el corresponsal de sus periódicos, don Marcos Millán, su amigo;  y otro  aliado importante era, don Nicasio Vargas, que lo alojaba en su casa, y le presentó a Minuta,  joven pescador que se convertiría en el mejor auxiliar de Papá; era un joven muy fuerte, que conocía bien los vientos y las corrientes del Golfo, y estaba dispuesto a correr la más larga y  difícil aventura de su vida, cual era,   buscar a Papá  en Cumaná, todos los Viernes,  en los fondeaderos de  Caigüire, y conducirlo al fondeadero  de  la playa del cocal de la familia Loaiza,   y  regresarlo  los días Lunes, navegando  siempre en su pequeño tres puños “Virgen del Valle”, una barquichuela de dos remos, muy marinera, para solo dos personas –Minuta y Papá. Ese recorrido lograron hacerlo  en una hora y 30 minutos, después de duro entrenamiento, y durante mucho tiempo, entre 1920 y 1924, que duró su noviazgo.  Estos viajes se interrumpieron solamente cuando su María venía a pasar algunos días con su tía Aguasanta Rivero, en la casa del General Bermúdez Graü en la calle de El Medio.
Mamá se sintió fortalecida después que su confesor, fray Lorenzo de Tejerina, disipó las dudas que habían creado alrededor del matrimonio. Fray Lorenzo le preguntó ¿Tu amas a Marco Tulio? Y ella le respondió inequívocamente: ¡Si lo amo!. Entonces no hay más que hablar: ¡Cásate!. Yo lo conozco, es un caballero y te ama.
Se fijó la fecha, cursaron invitaciones, aunque nadie pensó que asistiría tanta gente a la boda en Mariguitar. Pero el pueblo se declaró en fiesta y la gente dijo: ¡No me la pierdo!.
Cuando se extendió la noticia del suceso, hasta el gobierno se sintió comprometido, se casaba el editor de la ciudad, algo tenían que hacer.  La boda se pactó para el 13 de junio de 1924, en la mañana se celebraría el matrimonio por lo civil y en la tarde, a las 6 pm. se casarían  por la iglesia  Las costureras, los zapateros y los sastres no cesaban, los hombres tenían que lucir su frac,  era la primera vez que se vería  en Mariguitar tal acontecimiento.  Las damas usarían sus mejores trajes, casi todas usarían sombreros, puesto que no habia peluquerías. Vestir a la novia no fue ningún problema de eso se encargó doña Gudula Martínez Picornell, famosa porque se había especializado en Nueva York  
A la vieja capilla  colonial de Marigüitar la vistieron de colores y luces de carburo, tanto, que el pueblo  decía que parecía un Nacimiento;  la adornaron como jamás se había hecho, las muchachas del pueblo se encargaron de todo porque anunciaron que vendría el obispo Monseñor Sixto Sosa, el Presidente del Estado, General Juan Alberto Ramírez. Entonces tejieron Guirnaldas de Margaritas con ramas florecidas de trinitarias; y trajeron de Caripe orquídeas blancas y tulipanes; ramos de azahares de naranja   y rosas de variados colores. Adornaron el altar con manteles blancos de batista bordados por las beatas del pueblo; colocaron ramos de rosas y cintas azules en los bancos, la iglesia lucía como un jardín del cielo. Los músicos del pueblo  declararon una “Noche de Vela”  porque vendrían de Cumaná: el gran pianista  Joaquín Silva Díaz, el joven y laureado pianista José Antonio Ramos y don Benigno Rodríguez Bruzual, para un recital en honor a los novios, y participar en la celebración.
El general Juan Alberto Ramírez y su inteligente secretario el Dr. Carlos  Febres Cordero, pusieron a la orden de los invitados el cómodo Guardacostas “Gran Mariscal”. Más de cien invitados de Cumaná, hacían cola para abordar el barco, en el simpático muelle de madera de Puerto Sucre; los marineros asombrados veían el desfile de aquellos pasajeros vestidos de frac; y damas con sus complicadas “toilettes”. De los recuerdos de Mamá, pude recoger los nombres de algunas personas y familias que asistieron al matrimonio, muchos de los cuales estaban emparentados o tenían  casas de playa o negocios en Marigüitar,  y se trasladaron con  días de anticipación, entre ellas estaba los Aristeguieta,  Berrizbeitia,  Madriz Otero, Mago, Figueroa, Barrios, Fuentes,  Otero Vizcarrondo,   Silva Díaz,  Rivero Morales, Gómez Rivero,  Gómez Rodríguez, Rodríguez Morales,  Martínez Picornel, Martínez Centeno, Silva Sucre, Milá de La Roca,  Almándoz,  Silva Zabala, Zajía, Tobías, Baduy, Saud,  Dascoli, Inserny, y los Badaracco,  pero la mayor parte hizo su cola  en Puerto Sucre, para viajar a las 7 am.  del mismo día 13 de Junio, en el Guardacostas. 
Entre los que abordaron la nave estaban las autoridades mencionadas, los músicos,  los testigos, el obispo Mons. Sixto Sosa, el Pbro. Lorenzo de Tejerina,  el Dr., Domingo Badaracco, el general Bermúdez Grau,  Ramón David León, el Dr. Antonio Minguet Letteron,  Dr. Antonio Machado, Dr. Pedro Miguel Queremel,  don Adolfo Ortega Gómez, Coronel José María Forjonel, don Antonio Jiménez Bianchi, Vivenciolo Díaz Boada,  don Francisco Manuel Gómez, don Francisco Manuel Gómez, los  poetas Juan Miguel Alarcón, Ramón Suárez, Tin Fernández, Rafael Bruzual López,   Humberto y Arturo  Guevara, la poetisa Luisa del Valle Silva,  el historiador Alberto Sanabria y el académico Santos Erminy Arismendi, el declamador Guillermo Román,   el maestro Silverio González Varela y Dionisio López Orihuela, los Drs. Luis Ramos Sucre,  Delfín Ponce Córdova,   Gómez López, Gerónimo Sotillo, Ladislao Iturriza, Rodríguez Valdivieso;  Ramón Madriz y sus hijos  Ramón y  Julio Madriz Sucre; Jesús y Antonio Miguel Aristeguieta Badaracco,   Francisco José Berrizbeitia,  Mauricio, Emilio y  Santos Berrizbeitia; Pedro Nicasio Silva, Marcel Patrolin, Francois Mariani, Antonio Ramos, Andrés y Luis Salvador Bruzual Sanabria, Arturo Torres,  Juan Lares,  Francisco de La Rosa, Juan José Acuña, Ubaldo Figueroa, Miguelito Figueroa,  Cruz Acuña Montistruqui; las autoridades del municipio Mejía: Julio Barrios y el secretario, Diego Morales, que fueron gentilmente invitados por los novios; además todas sus esposas y todos los muchachos y muchachas, invitados y coleados de esas familias, y por supuesto los amigos y amigas de Marigüitar, y la inmensa barra popular que se formó desde tempranas horas de la tarde frente a la casa de don Nicasio Vargas.    
Algunos invitados viajaron en un camión “Junkers” pero esa es otra historia, más bien es una aventura por las peripecias del viaje; y recordando esta parte anecdótica, Mamá recuerda que el Guardacostas llegó a Mariguitar como a las 10 am., de ese día 13 de junio,  se corrió la noticia  de que en el barco trajeron el hielo, y esa era la primera vez que al pueblo llegaba el hielo; y contaba el Dr. Loaiza y corroboraba  el Dr. Iván Laquier, también de Mariguitar y a quien sus padres  lo contaban;  que  ese día todo el pueblo de Mariguitar desfiló para conocerlo, tocarlo y paladearlo, tal cual lo cuanta Gabriel García Márquez en “Cien Años de Soledad”. Decía el galeno, que su padre recordaba y le contaba que el Guardacostas llegó al fondeadero del cocal de su familia, y  se presentó una situación difícil para bajar a  las damas y a los caballeros, porque no querían mojar sus vestidos,  y la  familia Loaiza,  fue la que resolvió el asunto poniendo a disposición de los viajeros  varios botes;   y enseguida llegaron los pescadores y gente de su familia, e improvisaron un muellecito con palos y tablas, y  fueron sacando a los viajeros uno por uno. Fue un trabajo rápido y todo salió bien.
El hielo lo trajeron en sacos de yute, envuelto y protegido con periódicos, en grandes bloques que llamaban “panelas”, y sucedió que  cuando las sacaban del barco algunas panelas se rompieron, y el pueblo aprovechó para llevar  piezas de hielo  a sus casas.
Un famoso curioso, el maestro Zapata, cargó algunos trozos de hielo bien envueltos en periódicos, y los llevó para su casa que quedaba bastante lejos, con la infantil  idea de mostrarlo a su mujer; la desilusión coronó su capricho, pues cuando llegó solo encontró  papel mojado.  Este hombre se hizo famoso por un suceso prodigioso, que él y sus amigos contaban, decían que una vez los envolvió un huracán en medio del golfo; y a punto de perecer, Zapata grito fuertemente, levantando los brazos al cielo, por tres veces: “¡Jesús sálvanos!”, y de repente vino algo como un rayo que envolvió la pequeña embarcación, en una como nube luminosa, y una fuerza extraña llevó la barca hasta la orilla de Marigüitar y él y sus amigos se salvaron milagrosamente. 
Algunos pensamos que el Gabo conoció estas anécdotas, así como las del famoso faquir Blacaman y Bouchester, el de la pomada, en sus tertulias con don Ramón David León, Miguel Otero Silva y don Enrique Otero Vizcarrondo. 
Volviendo al matrimonio, Mamá contaba que: también trajeron en el Guardacostas, muchas cajas de  champaña, ron, vino,   whisky  y otras cosas  para el festejo, y ese voluntariado del entusiasmo popular se encargó de cargarlo todo y llevarlo  a la casa  donde se celebraría el matrimonio. Era una casa muy amplia que quedaba en un recodo de la calle “La Mantuana” con frente al mar, de grandes corredores, muchas habitaciones que cercaban un patio cuadrado esmeradamente cultivado con árboles frutales: frondosos castaños, cocos, chirimoyas  y mangos. Allí don Nicasio y Papá recibieron a los invitados con un abundoso desayuno campestre, servido sobre mesones cubiertos con delicados manteles blancos, una preciosa bajilla española y cubiertos alemanes de uso común en Cumaná. Sirvieron un menú criollo: hervido de gallina, cochino frito, chorizo, morcilla, arepas, casabe, aguacates, dulce de lechosa, café y leche de vaca fresca, para todo el que quisiera. Esa gente comió hasta hartarse. Todo eso amenizado por un conjunto musical de los hermanos Parejo: cuatro, furruco y maracas, que interpretaban  magistralmente el joropo estribillo, y  acompañaron admirablemente a los poetas Humberto Guevara, Ramón Suárez, Tin Fernández y a  la poetisa y declamadora Luisa Del Valle Silva, los que pusieron la nota de aquella inolvidable mañana. Al mediodía algunos hombres tomaron vino y jugaron dominó; los demás fueron a disfrutar de las pozas del  río.
 El matrimonio civil fue a las 7 de la mañana en la casa de don Nicasio Vargas, antes de que llegaran los invitados, en la mayor intimidad. A las 6 de la tarde Marco Tulio, acompañado por el Presidente del Estado, el general Juan Alberto Ramírez, demás autoridades y amigos, llegaron puntualmente a la iglesia. Marco Tulio, todo un galán,  vestido con un frac de levita azul oscuro, confeccionado  por el famoso sastre cumanés Pero Montaño, se veía muy tranquilo; Llegó la novia llena de gracia como el Ave María,  su atavío confeccionado por Gudula Martínez, en traje blanco como la nieve y un sencillo ramo de rosas y orquídeas. Sonreía tímidamente, era verdaderamente bella.
La iglesia colonial reconstruida en 1867 se conservaba en muy buen estado, la mampostería retaba el tiempo, sus tejados añosos recordaban a los viejos sacerdotes del siglo XVIII: su primer párroco Fr.   Marcos  Calderón, a Fr. Manuel Santamaría, el famoso Fr. Manuel de Matamoros,   y el insuperable Fr. José Antonio Ramos Martínez.    
Los invitados llenaban la pequeña iglesia; Monseñor Sixto Sosa presidió la ceremonia y bendijo a los recién esposados.  El padre Lorenzo de Tejerina,  predicó, le dedicó a  Mamá palabras de aliento y confianza. Mamá a los 90 años recordaba  sus palabras llenas de ternura. Una alegría incontenible  de todos los feligreses se expresó en aplausos y vivas a los novios.

LA FIESTA. Frente a la iglesia se apostaron los músicos de la Banda Libertad dirigida por don Benigno Rodríguez Bruzual, con permiso del titular Ramón Espinal Font, el cual escogió para iniciar, una bella pieza que Salvador Llamozas, dedicó a  Cumaná; después seleccionó el pasodoble de moda “Billiken” de Burguillo; siguió con un fox trot, “Los Apaches”, de Pedro Elías Gutiérrez;  continuó con el dúo de “La Africana”, de J. J. Caballero; y terminó con la delicada fantasía para clarinete, de Verdi, “Y Lombardi”, que el público obligo a repetir y el maestro  complació.  
 Al salir de la iglesia,  Don Marcos Millán, que los esperaba, condujo a los novios en su ford descapotable, acompañados por la bella declamadora Luisa  del Vale Silva y el poeta Humberto Guevara. Mamá nunca pudo olvidar los poemas que  recitaron ellos esa noche  inigualable.  Don Marcos les dio un paseo por todo el pueblo, cuyos habitantes  salieron a saludar al paso del vehículo.
Los invitados fueron caminando hasta la casa de don Nicasio Vargas donde los esperaban muchas sorpresas. El brindis se inició a las 8 PM. Los mesoneros destaparon y sirvieron champaña francesa “La Viuda”, semi seco para las damas; y las “Bollinger” extra seco, y la “Imperial” Moet Chandon, brut natural, para los caballeros. Corrió champaña como río desbordado, corrió la alegría y se inició el baile. Salieron las parejas al conjuro del conjunto musical  del maestro don Benigno Rodríguez Bruzual y sus hijos, que amenizaron la fiesta. El vals lo iniciaron Marco Tulio y Maria,  después todo mundo salió a bailar, la pista se llenó; vinieron los pasodobles y merengues, los aplausos y se hizo interminable  la fiesta. 
El tiempo alcanzó para todo: bebían, comían y bailaban. ¡Qué fiesta amigos! Nadie quería marcharse. En las mesas se sirvió cerveza, ron, vino y  Whisky a placer, con infinidad de delicados pasapalos para los fatigados danzarines;  no faltó nada dentro ni fuera de la casa, los mismos dueños estaban asombrados.
Humberto Guevara, buen sommelier,  tuvo la delicadeza de traer de regalo para los novios una botella de vino  “Conte di Cavour” y le dijo a Marco Tulio: “Te traigo el más noble de los espumantes –barbero-, producido con  excelentes uvas Pinot, no hay nada que se le asemeje”. ¡Descórchalo! Exclamó  Marco Tulio, emocionado. Entonces se acercó María y los tres bebieron y brindaron con la alegría contagiosa.   “Buen Buque... dijo Humberto. Es un vino, franco, agregó Marco Tulio... María lo saboreó y dijo...Equilibrado.

Cuando se acercó a este grupo la poetisa Luisa del Valle Silva, Humberto le improvisó unos versos que Mamá jamás olvidó, y dicen así:

“Para ti que eres blonda como un rayo de luna
para ti, que eres suave como un olor de rosas
para ti, la de todas las inefables cosas
que tan contadamente concede la fortuna
     El castillo encantado; la canción oportuna
El amor apacible sin hieles venenosas
La campiña florida llena de mariposas
El azul imposible que no alcanzo ninguna.
     Y a falta de los cantos y los helenos mármoles
Que pudieran gloriarte  en medio de los árboles
O en los templos,  a modo de las antiguas diosas
     El beso,  la caricia  leda de la fortuna
Para ti, que eres blonda como un rayo de luna
Para ti, que eres suave como un olor de rosas.


“Algún amigo metió la mano”, decía Mamá nunca le encontró explicación a tantas cosas. Años después comentaba: “Nunca supe de donde salió tantos brindis, músicos y todo eso.  “Pensaba en una celebración modesta y se convirtió en una fiesta donde se derrochó de todo”. “Había como dos torneos entre  músicos y  poetas, dentro y fuera de la casa”. “Fue algo que sucedió sin que nadie lo preparara”. “Me imagino que fue porque estaba el Presidente”. “Por todas partes se escuchaban  los aplausos”.  “El poeta Ramón Suárez y el declamador Guillermo Román, se encargaron de animar a las barras, se confundieron con el pueblo e improvisaron con ellos galerones y folías”. 

     Pero  la fiesta llegó a su clímax  cuando se anunció  la presentación del inspirado  pianista Joaquín Silva Díaz,  epígono cumanés de fama internacional, que elevó el entusiasmo del pueblo a grados superlativos -La gente decía que cuando tocaba Joaquín se movilizaba todo oriente- Entonces abrieron las cuatro ventanas  de  la sala de la casa que daban a la calle y Joaquín, ceremonioso, pudo saludar a las barras, que por cierto disfrutaban una ternera y abundante aguardiente que  brindó el propio Presidente; las barras fueron muy bien atendidas y disfrutaron de su fiesta fuera de la casa. 
Con las ventanas abiertas pudieron ver y escuchar al gran pianista, y admirar también el magnífico y afinado piano, que el anfitrión guardaba como un tesoro.    Joaquín deleitó a los invitados con seis piezas de su propia inspiración, entre ellas una que compuso para Pablo Casal; después interpretó su favorita “Nostalgia”, siguió con “Adiós”, “Canción de Cuna”, “Caraqueña”, y concluyó con su magnífico “Galerón”.
             
 La fiesta no terminó ese día, la gente no quería irse ni el pueblo quería que se fueran. Inventaron paseos y romerías, los vinos espumantes, la cerveza y el ron, salieron a la calle y por allí se fue a las fincas y casa de playa; hubo una especie de carnaval de pueblo, se jugó con agua, azulillo,  talco y perfumes. Fue algo contagioso, los músicos de la banda “Libertad” se mezclaron  con los componentes de los conjuntos folclóricos del pueblo. Cuantas cosas pasaron, y tantas desapercibidas. Qué lástima que Mamá ya no está para contarlas. Su memoria prodigiosa nos las contaría con tantos detalles, y anécdotas.
 Cuando cumplió 92, le dijo a Diana: ¡Mijita, anoche no pude dormir!. ¡¿Qué le pasó doña María? Estuve muy preocupada, muy preocupada. Pero... ¿Por qué?. Niña, estuve pensando... ¿Dónde harían pipi todos esos hombres durante el matrimonio?

Pocos días después Papá le escribió este poema:

Cuando la última risa había transpuesto
El radioso dintel de la morada,
Y la quietud, en la noche, como un palio
Nuestro amor cobijaba…
Cuando solos, por fin,  tu mano blanca
Estreché  entre mis manos,
Y te dije las grandes ilusiones
Que tu amor me brindaba…
Cuando los azahares de tus sienes
Por la alfombra rodaron,
Y la estancia nupcial, con fina esencia
Devotos perfumaron…
Cuando del albo lirio de tu cuerpo
El traje fui quitando
Y se ofreció a mis ojos deslumbrados
Tu desnudés  intáctil…
Imagé el cariño que los dioses
Pusieron al crearte,
Y di gracias a Dios que me había dado
La firme fe de  amarte.



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