lunes, 3 de octubre de 2016

GOBERNADORES DE CUMANÁ HASTA 1821


RAMÓN BADARACCO





GOBERNADORES DE CUMANA




CUMANA 201



Autor: TULIO RAMÓN BADARACCO RIVERO
 Que firma: Ramón Badaracco
LIBRO:
GOBERNADORES DE CUMANA
Copyright Ramón Badaracco.  2012
Primera edición 2009
Correo y cel.
Cronista40@hotmail.com 0416-8114374
Derechos reservados.
Diseño de la cubierta  R. B.
Ilustración de la cubierta  R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná







Nota. Todo lo que antecede a Diego Fernández de Serpa, en la historia de Cumaná, fue materia de mi libro “Los Fundadores de Cumaná”.


DIEGO FERNANDEZ DE SERPA
Diego Fernández (o Hernandes, según testimonio de Pedro Gómez de Rojas) de Serpa.   Capituló Con Felipe II el 15 de mayo de 1568, el gobierno de la Capitanía General de Nueva Andalucía desde Paria hasta el Unare. Nació Serpa en la Villa de Palos.
Tavera Acosta resume su vida así: “Era natural de la Villa de Palos y había estado ya varias veces en tierra firme. Llego de España con su mujer  e hijos en 1524 y se estableció en Cubagua (Nueva Cádiz), En 1530 acompañó a Diego de Ordaz en la expedición de éste por el río Orinoco y desbaratada la empresa, regresó a su hogar.  Desde entonces hasta 1537 se le ve de recorrida con una amada  vigilando las cosas de Margarita, Maracapana, Puerto Rico y Santo Domingo. Luego pasa a Quito y en esas regiones reside ocho años. Para 1546 se halla en el nuevo reino de Granada, ocurre a Santo Domingo y allí la Audiencia, en 1548, le faculta para emprender  la conquista de Guayana. Regresa a Cubagua y sigue a Maracapana (Tierra Firme); pero allí recibe órdenes de suspender el descubrimiento para el cual estaba autorizado.  Harto contrariado se dirige a Margarita y entrega a su gobernador las licencias, que fueron canceladas.  En esto, Juan de Villegas, a la sazón Teniente gobernador y capitán general  de la provincia de  Venezuela, nómbrale (1551) alcalde ordinario y capitán general de Maracapana. Emprende luego una expedición hacia el Tocuyo y ayuda a fundar Nueva Segovia (Barquisimeto)  y el pueblo de San Pedro de las Minas de Buría. En 1533 contribuye a destruir la rebelión del Negro Miguel y para 1561 se vuelve a encontrar en Maracapana con el carácter de Alcalde.
Refundada la Nueva Córdoba en 1562, resigna el mando y se dirige a España en 1564.

         De él se dice  que era persona principal y fue Alcalde de Villafranca en Extremadura.  Serpa llegó a ser un rico comerciante de Cubagua y Cartagena de Indias, sin embargo se encontraba como alcalde de la Nueva Córdoba o Maracapana, en 1562, cuando arribó Montesinos.  En la península le pide al Rey que le conceda la conquista y población de Guayana y Caura, lo que le fue concedido. Llega al pueblo de la Nueva Córdoba, en la desembocadura del río Chiripiche, hoy Manzanares, y decide refundarlo con el nombre de Cumaná, reúne los vecinos y con las familias que trajo levanta el Acta de Fundación. Su gobernación fue corta pero muy significativa.   
         Fernández de Serpa, murió 10 de mayo de 1570, en una emboscada en el sitio de Camoruco, sabana de cotoperí,  al parecer instigada por el capitán Joan de Salas y Montaño, con el cacique Francisco el Viejo, cuando trato de pasar por el camino de Chacopata y Cumanagoto, cerca de la ciudad de Santiago de los Caballeros, que había fundado en sitio de “El Salado” a orillas del río Neverí, en la provincia de Barcelona.
         Sus alcaldes ordinarios Juan Rengel y Hernán López de Pedroza, nombrados por el Ayuntamiento, que se encargan del gobierno  hasta 21 de enero de 1572, cuando mueren heroicamente   defendiendo su pueblo en un formidable ataque indígena, precisamente el día de Santa Inés, que pasa a los fastos de la provincia como el día de la patrona de la ciudad, que aun celebramos.
TERCERA ACTA DE FUNDACION DE CUMANÁ POR DIEGO FERNANDES DE SERPA

“En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas y un solo Dios verdadero, y de la gloriosa Virgen María su bendita Madre y Señora nuestra, del glorioso apóstol Señor Santiago y de todos los santos y santas de la Corte celestial. El muy ilustre Señor Diego Fernandes de Serpa, Gobernador y Capitán General y conquistador de las provincias de la Nueva Andalucía, por la Majestad Real del Rey Don Felipe Nuestro Señor, segundo de este nombre, en presencia de mi, Hernán Pardo de Lago, Escribano de su Majestad y Secretario de la dicha Gobernación, dijo:  que por cuanto Su Majestad le ha encargado la conquista, población y descubrimiento de las dichas provincias, y conversión de los indios  naturales de ellas, según más largo consta, y parece por el título  y provisión Real que de ello se le ha entregado, firmado de su real nombre  y refrendado de Francisco de Eraso su Secretario,  librado de los señores del Concejo Real  de las Indias, cuyo tenor es el siguiente:  Don Felipe, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de Aragón, de las  dos Sicilia, de Jerusalén, de Navarra,  de Granada, de Toledo, de Valencia,  de Galicia,  de Menoría, de Mallorca, de Sevilla,  de Cerdeña,  de Córdoba,  de Córcega,  de Murcia, de Jaen, de los Agarbes de Algeciras,  de Gibraltar, de las Indias,  Islas y tierra firme,  del mar Océano, Conde de Flandes,  y Tirol, = Por cuanto Nos mandamos tomar cierto asiento y capitulación con vos el Capitán Diego Fernandes de Serpa, sobre que os habéis ofrecido a llevar a las costas y provincias de Guayana, el Caura y las demás provincias que  entran en la Gobernación que ha de ser intitulada la Nueva Andalucía, cuatro navíos armados  y aderezados;  dos de ellos de a doscientas toneladas, y los otros dos,  de a ciento; quinientos hombres en ellos, los ciento de ellos casados y los demás gente del mar y guerra, todos con sus armas, arcabuces y municiones, y las demás ofensivas y defensivas que os parecieren;  y que iréis a las dichas provincias de la Nueva Andalucía con todo ello,  y las descubriréis y poblaréis, y haréis otras cosas contenidas en el dicho asiento y capitulación, todo ello a vuestra costa y mención, sin que Nos, ni los Reyes que después de Nos vinieren, seamos obligados a vos pagar ni satisfacer los gastos que en ello hubiere, en el cual dicho asiento hay un capítulo del tenor siguiente: = Y os hacemos merced que seáis nuestro Gobernador y Capitán  General de la dicha tierra y población por vuestra vida, y por la vida de otro hijo y heredero vuestro que nombráredes, con dos mil ducados de quitación, con el dicho cargo;  los cuales habéis de cobrar y os han de ser pagados de los frutos y rentas que en las dichas tierras nos pertenecieren, porque no los habiendo, no somos obligados a pagarlo de otra nuestra Real Hacienda.”  Por ende, guardando y cumpliendo el dicho asiento y capítulo que de suso va incorporado, por la presente es nuestra voluntad, que ahora,  y de aquí adelante para  toda vuestra vida, seáis Gobernador y Capitán General  de la dicha costa y tierra de la Nueva Andalucía, y de los demás pueblos que en ella poblaréis; y hagáis y tengáis la nuestra justicia que en la dicha tierra y costa y población hubiere. Y por esta nuestra carta mandamos a los Concejos, Justicias, Regidores, Caballeros, Escuderos, Oficiales y hombres buenos de todas las ciudades, villas y lugares que en la dicha tierra, costa y población hubiere y se poblare, y a los nuestros oficiales, y otras personas que en ellas  residieren, y a cada uno de ellos,  que luego que con ella fueren requeridos, sin otra larga ni tardanza alguna, y sin  más requerir, ni consultar, ni esperar, ni atender otras cartas, ni mandamientos, segunda ni tercera  fusión, tomen y reciban de vos el dicho capitán Diego Fernández de Serpa el juramento y solemnidad que en tal caso se requiere y debe hacer, el cual hecho por vos, os hayan, reciban,  y tengan por nuestro Gobernador y Capitán General  de la dicha tierra, costa población por todos los días de vuestra vida, y vos dejen libremente usar y ejercer los dichos oficios y por vuestros Lugares-Tenientes de Gobernador y Capitán General  y oficios  a la dicha gobernación anexos y concernientes,  los cuales podéis poner  y pongáis y podáis quitar y remover, cada y cuando que a nuestro servicio, y a la ejecución de nuestra justicia, cumpla, ó poner ó subrogar otros en su lugar, é oír y librar y determinar todos los pleitos y causas,  así civiles como criminales,  que en la dicha tierra,  costa y pueblos que poblasen, y hubieren poblado, así entre la gente que la fuere a poblar como entre los naturales de ella, hubiere y naciere;  y que podéis vos y los dichos vuestros Alcaldes y Tenientes llevar los derechos a los dichos oficios  anexos y pertenecientes,  é hacer cualesquiera pesquisas en los casos de derecho premisas,  y todas las otras cosas á los dichos oficios anexos y concernientes;  y que vos y vuestros Tenientes entendáis en lo qué a nuestro servicio  y a la ejecución de nuestra justicia y población y gobernación de la dicha tierra  y pueblos que poblaréis, convenga;  y que para usar y ejercer los dichos oficios, cumplir y ejecutar la nuestra justicia, todos se conformen con vos, con sus personas y bienes, y vos den  y hagan dar todo favor y ayuda  que les pidiereis y menester hubiereis, y en todo vos acaten y obedezcan y cumplan  vuestros mandamientos ó de vuestros Lugares-Tenientes, y  que en ello ni en parte de ello embargo ni contradicción vos opongan, ni consientan oponer. E Nos por la presente vos recibimos y habemos por recibido  á los dichos oficios, y al uso y ejercicio de ellos; y  vos damos poder y facultad para usar y ejercer, cumplir y ejecutar la dicha nuestra justicia en la dicha tierra, costa y lugares que pobláreis, y en las ciudades, villas y lugares de la dicha costa y tierra y de sus términos, por vos o vuestros Lugares Tenientes, como dicho es,  caso que para ellos, o para alguno de ellos, no se han recibido.  Y por esta nuestra carta mandamos a cualquiera persona o personas que tienen, o tuvieren las varas de nuestra justicia en los pueblos de dicha tierra, que luego que por vos, el dicho Capitán Diego Fernandes de Serpa  fuesen requeridos,  vos les den y entreguen, y no usen de ellas sin vuestra licencia, so las penas en que caen  ó incurren las personas privadas que usen oficios  públicos para que no tienen poder ni facultad, que nos los suspendemos  y habemos por suspendidos:  y otrosí,  que las penas pertenecientes á nuestra Cámara y Fisco, en que vos y vuestros Alcaldes ó Lugares Tenientes condenasen,  las ejecutéis, y hagáis ejecutar, dar y entregar a nuestro Tesorero de la dicha costa; Otrosí mandamos,  que si vos el dicho Capitán Diego Fernandes de Serpa, entendiereis ser cumplido a nuestro servicio  y a la ejecución de nuestra justicia, que cualesquiera personas de las que  ahora están o que estuvieren  en la dicha costa y tierra salgan y no entren ni estén en, y se venga a presentar ante Nos, se lo podéis mandar de nuestra parte, y los hagáis de ella salir, conforme a la pragmática que sobre ello habla, dándole a la persona que así desterrareis, la causa por que le desterráis, y si os pareciere que conviene que sea secreta, dársela cerrada y sellada; y vos por vuestra parte dársela heis y enviarnos heis otra tal, por manera que seamos informados de ello; pero habéis de estar advertidos, que cuando vos hubieseis de desterrar a alguno , no sea sin muy gran causa.  Por lo cual dicho es,  para usar los dichos oficios de nuestro Gobernador y Capitán General de la dicha tierra y costa y pueblos que pobláreis,  y cumplir y ejecutar nuestra justicia en ella, os damos poder cumplido, por esta nuestra carta, con todas sus incidencias y dependencias, emergencias, anexidades y conexidades. Y es nuestra merced, y mandamos, que hayáis y llevéis de salario en cada un año, con los dichos oficios, dos mil ducados, que monta a seiscientos y cincuenta mil maravedíes, de los cuales habéis de gozar  desde el día que os hicieseis a la vela  para seguir vuestro viaje en el puerto de Sanlúcar de Barrameda ó Bahía  de Cádiz en adelante, todo el tiempo que tuvieseis la dicha Gobernación, y no los habiendo  en el dicho tiempo  no seamos obligados así á pagar cosa alguna  de ello; y que tomen vuestra carta de pago, con la cual,  y con el traslado de esta nuestra  provisión  signada de Escribano, mandamos que vos sean recibidos y pagados e cuenta;  y los unos y los otros, no fagades ni pagan  en desleal, pena de nuestra merced y de mil castellanos para nuestra Cámara y Fisco. Dado e Aranjuez a veintisiete de Mayo de 1568 años.= Yo El Rey – Yo Francisco de Eraso, Secretario de su Majestad Real, lo fize escribir por su mandado.- El Dr. Vasques.- El Licenciado Don Gómez Zapata.-  Licenciado Salas de  Torre  Guejeda.  Licenciado Francisco de Villafañe.-    Registrada -  Ochoa de Libando.- Canciller- Matías de Ramón.-
Asentase esta provisión Real de su Majestad en los Libros de la Casa de la Contratación de las Indias en Sevilla, a veinticinco días del mes de  Febrero de mil quinientos sesenta y nueve, para que se guarde y cumpla como su Majestad por ella manda.- Ortega de Melgosa.- Juan Gutierres Tello.- Dr. Antonio Manríques.
Por ende, en cumplimiento de dicho título y provisión Real que de suso va inserta e incorporada, y en prosecución de lo que S. M. por el ordena y manda, ha venido a estas dichas provincias, y está al presente en esta población  que se intitula  la ciudad “Nueva Córdoba” la cual, como está situada y fundada en parte no cómoda ni conveniente a la salud y conservación de los pobladores de ella; y como estas dichas provincias se intitulan la Nueva Andalucía”, las ciudades que en ella se situaron  y poblaron en su intención que tomen y tengan nuevos nombres y por estar esta ciudad de “Nueva Córdoba” , situada en las riberas del Río Cumaná, de cuya derivación puede tomar nombre la dicha ciudad. Por lo cual en nombre de  S. M. Real y en virtud de sus reales  poderes y provisiones  y por su corona y patrimonio real, la nombraba y nombro, mandaba y mando,  que de aquí en adelante para todo tiempo jamás,  se nombre y llame la “Ciudad de Cumaná”  y así en el  nombre de S. M. la llama y nombra del dicho apellido  y nombre de la “Ciudad de Cumaná”. Y porque él no halló en esta población casas formadas, ni traza de pueblos,  ni vecindad ordenada, le ha parecido reedificarla y poblarla, dejando y señalando en ella cuarenta vecinos españoles  casados y con sus mujeres e hijos, que es número conveniente para dicha ciudad y población de ella, y que se podrán sustentar y defender de enemigos y luteranos, que de ordinario vienen a esta dicha ciudad y puerto  de ella, en los cuales podrían partirse los indios naturales y comarcanos a la dicha ciudad para que los cautiven y aprovechen y atiendan en la conversión de dichos naturales; de los cales dichos cuarenta vecinos, los veintitrés  de los que trajo en su armada de los Reinos de España y los demás halló en esta población que todos son los siguientes:

Miguel Reinoso,  Melchor de Losada,  Francisco Domíngues, Melchor Nuñes, Pedro Gomes Castilla,  Bartolomé Morales, Miguel Sanches Duran, Juan Domínguez, Gonsalo Lopes Pedrosa,  Hernán Lopes Pedrosa,  Andrés Dias, Martín Lopes, Alonso Bárcenas, Melchor Hernandes,  Juan de Isasi, Juan de Arcia,  Miguel Sanches Rendón,  Tomás de Barahona, Maestre Jorge, Bartolomé de Acevedo,  Juan Gallegos,  Pedro Hernandes, George Suares,  Pedro Gutierres de Morillas,  Juan Rengel, Álvaro Merchán, Alonso Elías Coello, Juan Ruis Cobos y su padre Juan Ruis,  Juan Ortega Martines Castellanos, Gonzalo Hernández, Pedro Alonso, Juan Real, Juan Ortega de Utrera, Pascual de Gobeo,  Mencia Álvares y sus hijos,  Santiago de Medellín,  Felipe de los Reyes, Bernal Hernandes Granados y  Cristóbal Carrillo.

Y para que la dicha ciudad  y vecinos de ella sean gobernados y mantenidos en justicia, en nombre de su Majestad Real nombro por alcaldes ordinarios  a Hernan Lopes de Pedrosa y a Juan Rengel y por regidores a Melchor Nuñes, a Miguel Sanches Rendón, a Juan Domínguez a Álvaro Merchán, y Procurador  General  a Pedro Alonso y por Mayordomo a Bernal Hernandes Granados, a los cuales dichos alcaldes  y regidores, Procurador General,  y demás oficiales de suso declarados,  el dicho señor Gobernador mandó que usen de los dichos oficios  en esta ciudad  de Cumaná y su termino y jurisdicción, lo que resta de este presente año de mil quinientos sesenta y nueve y por todo el año que viene  de mil

quinientos y setenta hasta el fin de él; y en virtud de los dichos reales poderes, en nombre de su Majestad Real, les dio a cada uno de ellos poder cumplido,  cuan bastante se requiere de derecho, para usar y ejercer  los dichos oficios  y lo á ellos anexo y dependiente; a los cuales mandó hagan el juramento y solemnidad  que en el caso se acostumbra  y requiere,  de que bien y fielmente usarán los dichos oficios, y cumplido el tiempo  no usen más de ellos, so las penas en derecho establecidas; y para el año siguiente nombrarán y elegirán otros en su lugar por la orden y forma que adelante se les dará. Y así lo proveyó  mandó y firmó de su nombre, que es fecha  en la ciudad de Cumaná, a veinticuatro días del mes de noviembre  del año del Señor de mil quinientos sesenta y nueve. Diego Fernandes de Serpa. Por mandado de su Señoría - Fernando Pardo de Lago”. (fin de la cita).  (57)

         El sabio presbítero Antonio Patricio  de Alcalá, nos dice que no solo las personas nombradas en el Acta de Fundación, antes transcrita, vivían en Cumaná para la fecha de su fundación, sino que otros nombres, abría que añadir a esos 40 cabezas de familia,  de las que vinieron en la misma armada del caudillo español y otras que luego vinieron  y quisieron establecerse en nuestro pueblo, y cuyos datos tenemos porque  luego se distinguieron en las luchas contra los flamencos  y otros enemigos que  invadieron muchas veces el primitivo asiento, lo cual el sabio sacerdote recogió de las ruinas y de  los libros de las iglesias,  y atesoró  para  generaciones sin fin. En ese tesoro hay partes de la gobernación de Diego Fernandes de Serpa, de quien se dice que gobernó esta provincia de la Nueva Andalucía conjuntamente con la de Guayana y el Caura.  Diego Fernandes de Serpa, como Gobernador y Capitán General, permaneció muy poco tiempo en la Nueva Córdoba  -Cumaná-,  decidió  recorrer el territorio que se le había asignado, dejando el gobierno a un sobrino suyo Garci Fernandes de Serpa,  que vivió en Cumaná toda su vida, legándonos su vigorosa estirpe.

Con el mapa de 1601 que  acompañamos a este capítulo, podemos asegurar  que la ciudad de Nueva Córdoba continuaba su vigoroso ritmo   de crecimiento demográfico durante este periodo, era la sede del gobierno y no fue mudada como se hace constar en el Acta. Todo hace pensar que la ciudad de Nueva Córdoba fue destruida en 1654 por piratas franceses.

Después que Diego Fernandes de Serpa capituló con el Rey Felipe II,  el 15 de mayo de 1568, la conquista del Sur del Orinoco, exigió que se le otorgase  lo que llamaba “un girón de tierras” que se le habían cedido antes al frustrado  Diego de Ordaz, y que comprendía un frente de costas que se extendían desde  Río Salado  (Rió San Juan) en Paria, hasta el Unare; por lo que escribió Juan López de Velásquez, que había sido Serpa “uno de la expedición de  Ordaz”, como ha resultado veraz.  Otros más interesados en la vida y cronologías de Serpa, dicen que  en 1524 arribó a la isla de Cubagua, en  pleno esplendor  la Nueva Cádiz y se dedicó con éxito al comercio de perlas y  sal de las minas de Araya; Serpa se establece en la Nueva Córdoba, donde ejerció cargos en el cabildo, allí lo encuentra Montesinos en calidad de Alcalde; Serpa era un hombre de armas tomar, se sabe que acompañó a Diego de Ordaz,  en la desastrosa  expedición  por el Orinoco de  1532, salva milagrosamente la vida  y vuelve a la Nueva Córdoba; en 1549, pasó de Cumaná a Santo Domingo, donde capituló la conquista de las provincias al sur del Orinoco; pasó luego a España en 1550, y después de duro batallar capitula con el Rey la conquista de Guayana y el Caura, y regresa otra vez a Cumaná, al parecer domicilio permanente de su familia;  esta vez  al frente de una  expedición muy bien concebida y ejecutada, que arribó a Nueva Córdoba el 13 de octubre de 1569, trajo entonces muchas familias, soldados bien dotados; caballos, esclavos negros y toda clase de pertrechos. Con 17 familias que  vivían en la Nueva Córdoba y 23 que vinieron con él, como dice el Acta fundacional, puebla la “ciudad”, no la muda de sitio como dicen muchos historiadores, sino que la repobló y la bautizo “para siempre jamás”, con el nombre de Cumaná, nombre tomado de su río; proclamó un nuevo  Ayuntamiento,  donde confirmó algunas autoridades; quedó instalado el 24 de noviembre de 1569. Serpa expedicionó para las regiones del río Neverí y cerca de sus orillas, en el lugar denominado El Salado, fundó con mujeres y niños que lo acompañaban, una ciudad que bautizo con el nombre de Santiago de los Caballeros. Luego internándose para proseguir la conquista de aquel territorio  hasta Guayana, fue atacado por los indios Chacopatas y Cumanagotos,  el 10 de mayo de 1570,  en el sitio de Camoruco,   a 16 leguas del mar;  en cuya acción cayó herido mortalmente. Allí perecieron casi todos sus hombres, regresando a duras penas, algunos soldados a la ciudad de  Cumaná para llevar la infausta noticia.  Quedó al mando  su hijo, Garci Fernandes de Serpa, que gobernó hasta 1585.  Nuestro Cronista José Mercedes Gómez, dice en su libro “Génesis, evolución y decadencia  de la gobernación de Cumaná”,  que la consternación por la muerte de Fernandes de Serpa, produjo pánico entre los moradores de Cumaná, los cuales optaron por huir en diferentes rumbos, entre ellos su mujer Constanza y su hijo, que salieron con destino a Cartagena donde tenían  familia; y el gobierno de Cumaná lo asumen los alcaldes: Juan López de Pedroza  y Juan Rengel; cuatro años más tarde regresaría Garci Fernandes de Serpa  que murió el 21 de enero de 1572, día de Santa Inés, luchando contra los indígenas. (58)


GARCI FERNANDEZ DE SERPA. 1574 -1584.

         Sustituye en el gobierno de la provincia a Adriano Padilla, también nombrado por el Ayuntamiento. De las noticias que hemos reunido, sabemos que este gobernador heredó los derechos de su padre, tal como se estableció en la Capitulación de Felipe II con Diego Fernández de Serpa. Sin embargo, el presbítero Antonio Patricio de Alcalá, muy autorizado por ser quien hizo la investigación del Consectario de Cumaná, afirma que este Garci Fernández era sobrino y no hijo  de Fernández de Serpa. Asume el gobierno en 1574 autorizado por la Audiencia de Santo Domingo. Igual que su padre murió intentando extender su autoridad en la Guayana y  todo el inmenso territorio que se le había concedido. Dejó numerosa descendencia. Después de su muerte en 1584 ejercen el poder dos interinos: don Pedro Pérez de Almazán y don Felipe Torrellas de Linares. 
         En el Consectario dice que su hijo Alonso Fernández de Serpa casó con Leonor Rengel en primeras nupcias, y en segunda con María Cervantes, de ambas hubo descendencia. Don Alonso murió en Cumaná en 1636.
        



RODRIGO NUÑEZ DE LOBO 1588-1590


Nombrado por la Audiencia de Santo Domingo, De origen portugués, inició su gobierno en 1588. Se dice que resistió la oposición de los nativos hasta que fue  sustituido por un alcalde  con carácter de gobernador interino, nombrado por  el Cabildo, antes de terminar su primer año de gobierno. Ramos Martínez, menciona que durante su gestión, Cristóbal Cobos inicio la conquista del territorio de los cumanagotos por mandado de Luis de Rojas, gobernador de la provincia de Venezuela, y dio principio a la fundación del pueblo de Apaicuare, que fue después San Cristóbal y después Barcelona. Le tocó en suerte a Rodrigo Núñez de Lobo, como gobernador de Nueva Andalucía,  triunfar en el litigio y añadir esta parte de la provincia a su jurisdicción, por decisión de la Audiencia de Santo Domingo, después de reñidos debates ante esa Audiencia.  

Sabemos que este gobernador tenía en Cumaná granjerías de perlas. Núñez de Lovo, trajo a Cumaná un grupo de esclavos negros, para trabajar en la pesquería de perlas que era el negocio más lucrativo de la Corona en Tierra Firme. Vino en dos barcos, los cuales perdió en Borburata en un ataque pirata; sin embargo logro rescatar los esclavos y los condujo por tierra hasta Caracas, y de allí se vino a Cumana en piraguas, para ocupar su cargo de Capitán General de la Provincia de Nueva Andalucía.  




FRANCISCO DE VIDES. 1592-1595

         Este personaje llega a Cumaná investido no solo como gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, sino como capitán conquistador  con jurisdicción en el vasto territorio  que se extiende desde el río Uchire hasta el Marañón, incluyendo las islas de Trinidad, Granada y Tobago. Para ejercer el cargo partió de Sevilla con un ejército y dos navíos: Nuestra Señora de Rosario y Nuestra Señora de la Concepción, generosamente apertrechados, con los cuales llega a Cumaná en 1592. Ejerció el cargo sangrienta y dictatorialmente, por 3 años; esclavizó asesinó y persiguió centenares de indígenas, hasta que denunciado fue llevado a España, donde fue juzgado y encarcelado.
         Don Francisco fue un hombre acaudalado, con buenas relaciones con la Audiencia, casó con una dama principal, doña Elvira de Montes dueña de casas y haciendas, entre las cuales figuraba Cumbres de Curumo, que sirvieron para acrecentar su patrimonio. 
En su gobierno Cumaná fue atacada por el famoso corsario ingles Walter Raleigh, al cual derrotó y puso en fuga, según parte que envió  a la Corte.
No se sabe que hubiese hecho otra cosa que motear indios y ejercer de contrabandista. 

DON JUAN LOPEZ DE HARO. 1595-1600

Era natural de Medina del Campo, militó en Flandes. Residente de Cumaná, donde se ganó la estimación de la comunidad que venía de sufrir a Vides por  largos y penosos años. Contrajo matrimonio en Cumaná y dejó descendencia, entre ellos a don José López de Haro casado con doña Claudia de Orbay, y a doña Felicia de Haro. Reemplazó a Francisco de Vides. Fue un gobernador progresista.  Envió a su teniente Lucas Fajardo, a expedicionar contra los cumanagotos, continuo el trabajo de Serpa y refundó con los vecinos  del pueblo de Apaicuar  la pequeña ciudad de San Cristóbal de Cumanagotos. Fue también don Juan  jefe del tercio de galeones  que se enfrentaban con los piratas y bucaneros  holandesas  en el Caribe; En 1625 se le destinó  al gobierno de Puerto Rico, donde  tuvo que defenderse de los invasores holandeses  que invadieron la isla  a los pocos días de haberse posesionado del gobierno. Fue un servidor del Imperio sabio, honesto y responsable. Recibió en premio de sus fatigas el hábito de Santiago. Murió en Puerto Rico  a los 80 años; después de haber prestado servicios  por más  60 años.

DIEGO SUAREZ DE AMAYA. 1600-1605

En el libro amarillo de 1899 se lee que don Diego Suárez de Amaya era Gobernador de la Nueva Andalucía en 1602. Oriundo de Piedrahita-España. Con el grado de coronel gobernaba en Puerto Rico hacia 1600;  adquirió merecida  fama en la defensa de Puerto Rico, cuando el corsario Francis Drake fracasó intentado  invadir esa isla; también  se encontraba en ella, pero fuera del gobierno, durante la invasión y saqueo capitaneado por el conde  Jorge Cumberland. En 1602 filibusteros ingleses bajo el mando del capitán Parker desembarcan en Punta Araya y cargan sal en sus barcos. El gobierno español envía una armada de 18 buques de guerra que arriban al puerto de Araya, y unidos al gobernador   expulsan a los holandeses que se habían establecido y explotaban libremente las salinas.  Era el gobernador un hombre con muchos méritos cuando fue elevado a la gobernación de la Nueva Andalucía.  Guillermo Morón dice que promovió, durante su gobierno, el traslado de la ciudad de Cumaná, tierra adentro sobre el curso del mismo río, a  un lugar menos insalubre y más resguardado, para lo cual intenta ganarse el apoyo del Cabildo  y el favor de la Audiencia de Santo Domingo.  La tradición recoge, que fue un buen administrador y un competente político.


PEDRO SUAREZ CORONEL. 1605 -1615.

Designado el 3 de mayo de 1605 gobernador de la Nueva Andalucía. Dice Morón que inicia su gobierno a partir de 1606 y que aspiraba incorporar la isla de Margarita a su jurisdicción, para lo cual hizo algunas diligencias. Se preocupó por el fomento de las actividades económicas que estaban muy deprimidas. Aparte de la incipiente ganadería y la agricultura, solo incluía una pesca rudimentaria, salinas,  maderas y perlas. Logró aumentar la ganadería en los llanos de Maturín,  el cultivo del tabaco en Cumanacoa y del cacao en Cumana y otros sitios; intensificó la exportación de algunos rubros. Mudó al pueblo de Cariaco, cuyo nombre oficial es San Felipe de Austria, y se interesó en el aumento y la explotación del  cultivo del coco y del maíz. Fue reelecto para otro periodo.

DIEGO DE ARROYO Y DAZA. 1621-1626

Caballero de la Orden de Santiago, gobernó desde  1621 hasta 1626. Le correspondió una época de luchas contra los holandeses que explotaban la sal en Araya. Obtuvo dos victorias contra ellos  el 30 de noviembre de 1622 y 15 de enero de 1623, contra una flota holandesa de ciento nueve barcos que logró apoderarse de la península de Araya. Durante su gobierno se construyó la fortaleza de Santiago de Arroyo de Araya, con lo cual perpetuó su nombre.  Para su época fue la unidad militar, el fuerte más poderoso del mundo, con una dotación de 300 plazas, 44 piezas de artillería, 12 culebrinas. El gobierno de México pagaba la dotación de 41.300 pesos. Su comandante era el gobernador de Cumaná, y durante 150 años ejerció la defensa del Caribe.
En 1624 los dominicos construyeron su convento en lo que hoy es la plaza Pichincha.  Durante su gobierno se fundó y floreció el pueblo de Araya.
Desde 1624 se tienen noticias del histórico edificio del Convento de los Dominicos en Cumaná, que estuvo ubicado en lo que es hoy la plaza Pichincha, donde también estaba el viejo mercado colonial de la ciudad

ENRIQUE ENRIQUEZ DE SOTOMAYOR. 1626 -1631

Capitán de Flandes, Caballero de la Orden de Santiago, de la ilustre casa de los Enríquez de Salamanca. Gobernó cinco años en Cumaná hasta 1631. Fue un gobernante de paz y progreso. Durante su gobierno se refunda la ciudad de Cariaco. Es la época de crecimiento del comercio y consolidación de las instituciones de la ciudad. Por su desempeño en Cumaná este gobernante fue designado para la gobernación de Puerto Rico, que se consideraba un asenso, y desde allí pasó a regir la Audiencia de Tierra Firme en Panamá, donde murió en 1638.

CRISTOBAL DE EGUINO Y MALLEA. 1631.

Mencionado por Guillermo Morón.  Caballero de la Orden de Santiago, como sus antecesores. Además de gobernador de la provincia, era Alcaide de la fortaleza de Araya. Su sueldo se estima en dos mil ducados. Ramos Martínez solo dice que “hubo un gobernador don Cristóbal de Eugenio  y Mallea, que murió en Cumaná, pero cuyo periodo administrativo no podemos indicar por falta de datos”.  

BENITO ARIAS MONTANO. 1632-1641
 
Oriundo de Salamanca. Igualmente Caballero de la Orden de Santiago. Nombrado Gobernador de la provincia por Cédula Real de 11 de agosto de 1631. Se sabe que estuvo en Flandes con el grado de Capitán. Fue Gobernador de Puerto Rico y Presidente de la Audiencia de Tierra Firme. Gobernó la provincia entre 1634 y 1641. Murió en ejercicio de su cargo. Fue el definitivo  fundador de Cumanacoa, después de muchos intentos, en 1637; en 1640 se inicia el poblamiento de Carúpano a orillas del río de ese nombre, en lo que es hoy Carúpano Arriba.  Durante su gobierno se establece el uso del papel sellado. Se considera que fue en su gobierno, en el último año de su mandato, 1641, que se iniciaron los trabajos de construcción del Convento de San Francisco. Su fundador fray Juan Román, promotor e iniciador de los trabajos de construcción e impetración de la orden franciscana. 
         Gobernaba aun la provincia de Cumaná, cuando Juan de Urpín, abogado que ejercía en Cumaná, comenzó la colonización de Barcelona, la provincia inconquistable de los cumanagotos. Por este tiempo, bajo el impulso del gobernador,  se había iniciado la refundación de la ciudad de Cariaco, y  la de Cumanacoa, las cuales no fueron en su origen  de menor importancia que otras  ciudades que se fundaban  en la nueva provincia de Barcelona, todo el territorio de los invencibles cumanagotos, cuyos límites occidentales se ponían en  Cabo Codera,  por la costa, y  más allá del río Manapire, por el Sur;  quedando comprendido en ella los feraces campos del Valle de la Pascua. Fueron gobernadores interinos, en estos dos  períodos de gobierno, debido a las expediciones de Arias Montano,  el licenciado Vanegas y el capitán Francisco Turillo de  Yebra.
En 1647, dice Tavera Acosta, hizo su visita pastoral a la provincia el obispo de Puerto Rico fray Damián López de Haro, y visitó los caseríos de Carúpano, y encontrándolos huérfanos en la fe, ordenó la construcción de una iglesia en Carúpano Arriba. La iglesia se alzó bajo la advocación de Santa Rosa de Lima y fue la primera que se construyó en la parroquia de Puerto Santo. Después en 1650,  llegaron los misioneros capuchinos y se inició el desarrollo de la ciudad. El pueblo de Carúpano fue elevado a parroquia eclesiástica en 1742.

DON GREGORIO DE CASTELLAR Y MONTILLA 1641- 1650.

Natural de Cartagena de Indias según Alcedo, en su diccionario histórico geográfico de América. Gobernaba la Nueva Andalucía cuando el francés Du Parquet, gobernador de Martinica,  se apoderó de la isla de Granada, mediante un convenio celebrado con los indios caribes; precisamente cuando arribaban a sus costas   cinco misioneros capuchinos enviados desde España, que no pudieron ingresar a la isla y tuvieron que desviar su viaje hasta Cumaná, lo que vino en cierta forma, a favorecer el crecimiento espiritual y material de la provincia de Nueva Andalucía.
Con este Gobernador se inicia la historia de los franciscanos  misioneros de la provincia de Nueva Andalucía. Los misioneros por accidente se quedaron en la provincia para trabajar en la divulgación del cristianismo y lo hicieron con empeño y sabiduría; se les debe mucho a estos maestros que tanto bien trajo a nuestros pueblos.  Durante el gobierno de Don Gregorio se anexó la provincia de Barcelona a la Nueva Andalucía.
Los misioneros aragoneses fueron enviados a Píritu y luego a Santa María de los Ángeles, ellos fundan casi todos los pueblos en el interior de la provincia. Todo ello fue escrito en un memorial del 23  de julio de 1650. En este tiempo se tradujo por vez primera el Padrenuestro y el Avemaría, al idioma de los indios. 

FRANCISCO DE RADA Y ALVARADO. 1650-1652

Designado por el Rey el 5 de agosto de 1650 Capitán General y Gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía, entre una terna propuesta por la Junta de Guerra de Indias. Gobernó muy poco tiempo, murió en 1652, en ejercicio de su cargo, cuando iniciaba una expedición hacia Guayana  con el objeto de informar al Rey sobre la situación de esa provincia.
Es muy probable que gobernara en la Nueva Andalucía cuando arribó a Cumaná el obispo de Puerto Rico Damián López de Haro, a quien se atribuye la fundación de Carúpano. También hizo su visita pastoral el ilustrísimo monseñor Fernando Lobo del Castrillo, desde diciembre de 1650 hasta febrero de 1651.
La iglesia en Cumaná se había enriquecido con las visitas de los prelados de Puerto Rico, aunque es conocido el mal trato que recibieron de algunos gobernadores. La Iglesia era muy fuerte en Cumaná.  Estaban en pleno desarrollo los conventos de franciscanos, dominicos y de otras órdenes; era vicario foráneo y Comisario del Santo Oficio fray Francisco Duran (1645-1662); fray Juan Román, dirigió la reconstrucción y estaba al frente del convento de los franciscanos.

DON PEDRO DE BRIZUELA. 1652-1661

Conocido como pacificador de la provincia de Barcelona. Ejerce el gobierno desde 1652; en 1653 parte al frente de una expedición hacia la provincia de Barcelona donde solo se conservaban los pueblos de Nueva Barcelona y San Cristóbal de los Cumanagotos. Por Cédula Real del 9 de julio de 1654 se le encomienda la conquista de los indios cumanagotos.    Deja al frente del gobierno a Francisco de Castilla Corbarán y Brito, quien en abril de 1654, rechaza un ataque corsario sobre la ciudad, destacándose en la defensa el anciano Pedro Marchan, que murió en el combate. Es muy probable que durante su gobierno se construyera el fuerte de San Antonio de la eminencia. Tauste y Gaspar Mateo, dan noticias de ese fuerte, en 1678 y 1688.
Don Pedro era Caballero de la Orden de Santiago. Fue un hombre recio y decidido.  Ejercía la gobernación cuando llegaron, el 8 de mayo de 1656, los misioneros observantes destinados  a Píritu para iniciar la evangelización de sus territorios inhóspitos; la avanzada estaba formada por: un comisario, Juan de Mendoza, y Francisco Gómez Larruel, Diego de los Ríos, Domingo Bustamante, Cristóbal de la Concepción, Pedro del Río, Antonio Mateo, y Felipe Pérez. Estos fueron los primeros europeos que conocieron la Cueva del Guácharo.   Durante el mandato de Don Pedro se logró la pacificación de la provincia de Barcelona, o sea el territorio de los indómitos  cumanagotos.  Terminaron así las terribles luchas de la conquista contra hombres como Cayaurima que levantaban ejércitos de hasta 10 mil hombres dispuestos a morir por la libertad.
En 1657 llegan a Cumaná los misioneros PP. Fr. Lorenzo de Magallón, prefecto; Fr. José de Carabantes, Fr. Francisco de Tauste, Fr. Agustín de Frías, Fr. Lorenzo de Belmonte; y el lego Miguel de Torres. Todos excelentes sacerdotes. El padre Tauste dejó escrito una relación de aquella misión ejemplar.   Todos estos sacerdotes dejaron obras escritas en Cumaná.
En 1657 vuelven los piratas franceses y son nuevamente derrotados en Cumaná.

DON JUAN DE VIEDMA Y CARBAJAL.  1661- 1665.

Con el título de Gobernador y Capitán General de las provincias de Cumaná, Nueva Barcelona y Cumanagotos y Alcaide de la fuerza de Santiago  de Arroyo de Araya, tomó posesión de su cargo en febrero de 1661 hasta 1665. Durante su gobierno, los franciscanos fundaron la misión de  Santa María de los Ángeles al pie del cerro de los Guácharos, el 19 de julio de 1660, que fue la sede de su primera “conversión”. Se destacó mucho en la defensa de los Capuchinos de Cumaná, todo lo cual puede verse al detalle en la obra “Misión de los Capuchinos en Cumaná “de F. Buenaventura de Carrocera. (Tomo I. Caracas. 1968)   
JUAN BRAVO Y ACUÑA. 1665-1667.

Caballero de la Orden de Santiago y gentil hombre de boca, como se le llama en algunos  documentos. Pasó a las páginas de la historia de Cumaná, como el constructor del fuerte de Santa Catalina. En un informe de la Junta de Guerra dice “… pasa a discutir sobre el estado en que se halla la Fuerza de Santa Catalina, que está a la boca del río, que es la que fabricó don Juan Bravo de Acuña siendo gobernador de aquella provincia…” Mostró, igualmente, gran interés en la reconstrucción del fuerte de San Antonio de la Eminencia, y presentó ante la Corte nuevos planos que fueron los acogidos en definitiva. 
Gobierna la provincia desde 1665, hasta el día de su muerte ocurrida en Cumaná, en ejercicio de su cargo, el 26 de octubre de 1667.  Al parecer lo más resaltante de su corto gobierno fue la expedición pacificadora y refundadora que hizo por territorio de los cumanagotos, para repoblar San Cristóbal de Cumanagotos y Nueva Barcelona; también es importante la fundación de la ciudad de El Pilar, bajo la advocación de San Pedro y San Pablo.
        
SANCHO FERNANDEZ DE ANGULO Y SANDOVAL. 1670-1675

         Nació en Cazorla, Andalucía, en 1637. Sirvió en el ejército  de Extremadura donde fue capitán  de una compañía de infantería del tercio. Vino a Cumaná colmado de méritos y honores: sargento mayor, caballero de la Orden de Santiago y comisionado de la Caballería del trozo de las Guardias Viejas de Castilla, Gobernador y Capitán General de la Nueva Andalucía, Nueva Barcelona y San Cristóbal de los Cumanagotos y Alcaide de la fortaleza de Santiago de Arroyo de la Real Fuerza Araya. Ocupó su cargo el 26 de julio de 1669. Y lo entregó el 22 de agosto de 1673.  Don Sancho construyó la fortaleza de Santa María de la Cabeza, se conserva un oficio que envió al Rey, en el cual le dice: “los zimientos de toda la fortificación son de profundidad devaxo de la tierra; los menos profundos  de 16 pies geométricos; y por otras partes  de más de 40 porque el terreno lo pidió así; y de ancho, son por donde menos  de más de 16 pies; y por otra parte de más de 24  todos geométricos; y la superficie de la muralla tiene más de 20.000 sillares labrados; y lo demás restante de la muralla son de caracolillos”.  El Ing. Francisco  Dávila de Orejón, informa a la Junta en 1674, sobre el fuerte “su forma es regular y muy conforme… etc. Durante este período se produce la invasión pirata en la cual muere don Evaristo de Lugo, héroe de aquellos tiempos, y tiene lugar el milagro de la Cruz de La Misericordia, recogidos por Ramón Badaracco en su novela “Las Conjuradas”.
Durante su gobierno, 1672, era vicario foráneo  fray Agustín Centeno (1675-1683), había varios conventos e iglesias entre ellos los de San Francisco y el de los dominicos, y llega  una avanzada de la tercera  misión de capuchinos y se establecen en Cumaná, son ellos: Domingo Bustamante, comisario; Francisco de Gaona, Francisco de la Vega, Gregorio de San José, (de Concepción) Matías Ruiz Blanco, Domingo Martínez, Alonso de Jesús, Diego de Rivas, Juan de Solórzano, Juan Ordóñez, Jacinto Pérez y Juan de Villegas (de Andalucía) Francisco Mateos y Martín Pacheco (de San Miguel). Los Jesuitas asentados en Guayana, inicia su extraordinario proyecto misionero y fundacional en 1671, con las misiones de Cachirama, Sinaruco y San Lorenzo.  

FRANCISCO VENTURA DE PALACIOS Y RADA. 1675.

Maestre de Campo, gobernador de la Nueva Andalucía. Ocupa su cargo a fines de 1673 y lo entrega el 30 de octubre de 1678. En 1675 la provincia recibe la visita pastoral del ilustrísimo obispo Bartolomé García de Escañuela, cuyos resultados sirven para conocer buena parte de nuestra historia.  Gobernaba aun cuando los misioneros observantes  de Píritu fundaron Buenaventura y San Diego de Chacopata, en territorio de los aguerridos  cumanagotos, la provincia de Barcelona, como se desprende de la Cédula Real de 30 de abril de 1676. En 1677 fundaron San José de Areocuar.
Fue el primer gobernador español que ocupó la fortaleza de Santa María de La Cabeza e   inició los trabajos de allanamiento del cerro de Quetepe, para darle mejor vigilancia y darle mejor acceso al barrio de San Francisco.
Los misioneros capuchinos continuaron su formidable trabajo fundacional en 1678, con el pueblo de Arenas en el valle de Cumanacoa, bajo el patronato de nuestra señora  de la Candelaria.

FRANCISCO RIVERO Y GALINDO y TORREALBA. 1680

Caballero de la Orden de Calatrava. Maestre de Campo, gobernador y capitán general de la provincia de Nueva Andalucía. En España participó en 1652, en el asedio de la ciudad condal, Barcelona,  luego sirvió en esa ciudad y en Extremadura. Fue gobernador del tercio  de la armada de Barlovento al mando de una fragata.  Llegó a Cumaná con su familia, su esposa Francisca María Martínez de Gordon, y un tío de ella,  Melchor Martínez de Gordon, que casó en Cumaná con Leonor María de Lugo.  Cumplió su período en dos etapas, la primera desde 30 de octubre de 1678 hasta el 5 de diciembre de 1680; la otra, desde el 12 de abril de 1683 hasta el 15 de agosto de 1686. Durante el tiempo que duró la suspensión lo sustituyó Juan Padilla y Guardiola, a quien se atribuye la construcción del puente levadizo del fuerte de Santa María.
Durante su mandato se ocupó de hacer reparaciones importantes en el fuerte de Araya  y en Santa María de La Cabeza. Se fundó en principio el pueblo de Santa Cruz de Casanay en el valle de Payacuar.
Guillermo Morón afirma, que apenas había ocupado su cargo, envió una expedición bien armada de 80 españoles y 600 indios al mando de Gerónimo de Cortabarría  para castigar a los indios cumanagotos  que permanecían irreductibles en el occidente de la provincia  e interrumpían las comunicaciones con la provincia de Venezuela. 
Envió un detallado informe a la Audiencia de Santo Domingo  sobre los efectos del terremoto  del 4 de mayo de 1684, que causó grandes daños en la ciudad y en el fuerte  de San Antonio de la Eminencia. Se la atribuye la reconstrucción de ese fuerte. Hay una inscripción en el fuerte que dice “Vivero G. EAGTO. E 1684 YME. El trabajo duró 22 meses habiéndose concluido el 17 de enero de 1686.   
         Los misioneros capuchinos continuaron su labor fundacional, agregando los pueblos de San Fernando, 1679; Santa María, 1680; Manicuare, 1680; San Juan de Macarapana, 1681; San José de Areocuar, 1684; y San Lorenzo en 1685; y los jesuitas Ignacio Fiol, Cristóbal Radiel, Gaspar Beck, Ignacio Teobast, y Julián de Vergara, que continúan su gran obra colonizadora en Guayana, fundan las poblaciones de: Truaje o Tauaje, Domo, Pearoa, Cataruuei o Cataruben, Masiva, Adoles o Atures.

DR. JUAN DE PADILLA GUARDIOLA Y GUZMÁN.

Del Dr. Juan Padilla Guardiola y Guzmán, dice Caulín, que era “sujeto de nobilísimas prendas, cristiano celoso y aventajado en letras. Halló a toda esta provincia  encendida en pleitos de los españoles  y alterada con el levantamiento de los indios Guaribes. Dio principio a su gobierno  formando un cuerpo del ejército, que sacó de las ciudades de Cumaná, Cumanacoa y Nueva Barcelona, y entrando con él a los montes aprisionó a las principales cabezas  de levantamiento; y después de castigarlos conforme  a sus delitos, puso en ejecución oras providencias, con que escarmentados los indios  y españoles, se serenó la tierra  y quedaron en tranquila paz los unos y los otros. Puestas en tan buen orden las cosas, compuso el castillo de Nuestra Señora de la Cabeza, que estaba algo deteriorado y notablemente desproveído. Hizo nuevas cureñas a toda la artillería, púsole puente levadizo, allanó un cerro,  que le impedía la vista al barrio de San Francisco,  y de allí pasó a la Real Fuerza de Araya, donde finalizó la cisterna  o aljibe que abastece de agua  a los vecinos y soldados  de aquella fortaleza. En este estado dio fin a su interinaje restituyéndose a España, y con su ausencia no tuvieron efecto muchas cosas que dejó principiadas.  

GASPAR MATEO DE ACOSTA. 1687-1693

Maestre de campo, se le nombra gobernador y Cápita General de estas provincias de Nueva Andalucía, Nueva Barcelona y San Cristóbal de Cumanagotos y sus fuerzas reales. Gobierna desde el 15 de agosto de 1687 hasta el 5 de diciembre de 1693. Continúa la labor de los anteriores gobernadores en una época de crecimiento demográfico de la provincia, y la expansión de la iglesia sobre todo en la provincia de los cumanagotos. Organiza las fuerzas reales, fomenta la agricultura, con el mejoramiento de las siembras de tabaco, maíz y cacao; emprende la construcción de algunas baterías   y la reparación de los tres fuertes con que contaba la ciudad, algunos averiados por la fuerza del terremoto de   1684. Doto al fuerte de San Antonio de una muy buena estacada y lo dotó de artillería.
Se funda durante este mandato los pueblos de misiones: Roldadillo (1688) en el sitio de los Bordones a orillas del río Tacar; Catuaro (1689), El Rincón (1690) en Araya; Santa Cruz de Cariaco (1691)  y Aricagua (1692) en el valle de Cumanacoa.

GASPAR DEL HOYO Y SOLORZANO.  1693-1696.

Nombrado gobernador y capitán general de la provincia de Nueva Andalucía el 5 de diciembre de 1693 entrega el mando en 1696. Continúa el trabajo de expansión de la Nueva Andalucía y la pacificación y poblamiento de la provincia de Nueva Barcelona. Los capuchinos fundan el pueblo de Marigüitar en 1694, bajo la protección de Santa Ana; Chupaquire entre los ríos Uchire y Cúpira. Para finales de su mandato había 30 pueblos de misiones con sus iglesias y conventos fundados por los frailes capuchinos aragoneses de Cumaná y observantes de Píritu. El Convento de San Francisco tenía 11 frailes, y daba frutos.  Ramos Martínez cita los nombres de más de 200 clérigos cumaneses  muchos de los cuales se formaron en dicho convento, que se dedicaban preferentemente al magisterio y a las misiones, con el apoyo decidido del Imperio y de la gobernación de Nueva Andalucía.  De estos maestros se destacan el padre Tauste, que nos dejó buena parte de su sabiduría en una obra de consulta imprescindible: Arte y Vocabulario de las lenguas indígenas de la Nueva Andalucía; y una gramática  de las lenguas chaimas. El padre Carabantes también nos dejó, como legado: el Vocabulario para mejor interpretación  de las lenguas de los indios;  y,  Instrucciones para aquellos que se dedican a las misiones.
JOSÉ RAMÍREZ DE ARELLANO. 1696-1706.

Ocupa su cargo con el título de Sargento Mayor, Gobernador y Capitán General de estas provincias de Nueva Andalucía, Nueva Barcelona  y San Cristóbal de los Píritus y Cumanagotos y fuerzas reales. Gobernó en los primeros años del siglo XVIII. En 1700 recorre la provincia y  16 de las misiones fundadas por los aragoneses y observantes. Cambia su régimen jurídico y político, transformándolas en doctrinas, lo que implicó que pasaron a las autoridades indígenas, cabildos de indios, con la consiguiente obligación de pagar tributos a la corona. En 1702 ordenó la publicación de Ordenanzas y se nombró la nueva planta de gobierno  político provincial. En 1703 y 1705 rechaza sendas incursiones piratas inglesas y  francesas.  Es fama que obtuvo una gran victoria el 30 de enero de 1703 contra esos ingleses que invadieron la provincia, lo que demuestra el trabajo que se venía haciendo en la fortificación y disciplinamiento de las tropas. En 1704 construyó el reducto de San José, en el ya populoso barrio de Chiclana, para tres cañones;  lo que se desprende de una comunicación con el Rey.  En otra faceta de su gobierno, debemos añadir el trabajo que hizo en el mejoramiento de los cultivos intensivos y en la colonización y aprovechamiento de los llanos de Maturín, donde se criaban toros de raza.
         El tabaco se cultiva en los valles de Cumanacoa  para la exportación. El movimiento de cabotaje aumenta considerablemente.  Cumaná pasa a ser un puerto importante en el Caribe. 

ALBERTO BERTODANO. 1706-1711.

Gobernador y Capitán General de la provincia de Nueva Andalucía y Nueva Barcelona. Fue reducido a prisión por su sucesor Mateo Ruiz del Mazo. Sabemos de su gestión, que vendió por 1000 pesos la casa que ocupaban los padres capuchinos en Cumaná, este dinero lo empleó en la construcción de un hospicio en la misma ciudad. Durante su gobierno, en 1710,  llegó a Cumaná el Visitador Real Juan Antonio Marcano.
Por la cantidad de matrimonios que aparecen en el Consectario durante este período, tenemos  que deducir que Cumaná pasaba por un gran momento en su desarrollo demográfico.  Empiezan a insinuarse y nombrarse las ramas familiares más importantes de la provincia. Es el principio del siglo XVIII, del desarrollo de las instituciones. Cumaná es una ciudad española muy atractiva  y se perfila como su gran puerto en América. Cada día llegan más españoles, sobre todo catalanes, andaluces y canarios.
        
MATEO RUIZ DEL MAZO. 1711-1715.

Ostentaba  el grado de coronel cuando fue llamado a la Gobernación de la Nueva Andalucía el 29 de septiembre de 1711, y al ocupar el cargo se vio precisado a reducir a prisión a su antecesor Alberto Bertodano  por cuestiones administrativas. Murió en ejercicio de su cargo en Cumaná  a los cuatro años de su juramentación. Probablemente sus restos reposan en el cementerio colonial de Quetepe. El  presidente del Ayuntamiento se encarga de la gobernación hasta 1717 que juramentan al designado por el Rey, don José Francisco Carreño.
Durante el gobierno de  Mateo Ruiz, se produce la visita pastoral del ilustrísimo obispo de Puerto Rico fray Pedro de la Concepción Urtíaga Salazar y Parra, que enriqueció e ilustró  muchísimo la historia de esa época. También es importante señalar que en ese periodo se estableció en Cumana, 1713,  la Vicaría Superintendente para proveer los beneficios  que vacaban  en los anexos ultramarinos del obispado de Puerto Rico.

JOSE FRANCISCO CARREÑO.  1717-1721
        
Caballero de la Orden de Calatrava y Sargento Mayor, fue capitán de milicias en Murcia  en 1696. Al año de su ejercicio visitó las viejas misiones capuchinas constituidas en doctrinas.   Luego emprende campañas militares contra los indios caribes y los  desaloja del valle del Guarapiche. Establece un plan de fundaciones  entre las cuales tenemos noticias de la fundación de San Félix de Cantalicio en 1718, e Irapa, bajo la advocación de San José, en 1720. En 1721 recibe la visita pastoral del ilustrísimo obispo de Puerto Rico monseñor Fernando de Valdivia y Mendoza, que dejó una relación llena de detalles importantes para nuestra historia.

JUAN DE LA TORNERA SOTO. 1721- 1733.

         Caballero de la Orden de Calatrava y Sargento Mayor. Nombrado gobernador y capitán general de la provincia de Nueva Andalucía el 17 de febrero de 1721. Antes de asumir la gobernación, en 1720, funda la ciudad de Maturín, acto que no fue reconocido legalmente. El Ayuntamiento de Maturín  lo acusa, 10 años después, ante la Corte, de negligencia, impiedad, abuso fiscal  y contrabando. El 23 de octubre de 1734 se ordena a su sucesor, que embargue sus bienes  y lo remita preso a España. En esos 12 años de gobierno, los misioneros capuchinos fundaron la ciudad de  Soro, bajo la advocación de San Juan, lo que significaba la pacificación de los caribes y la penetración hacia las fértiles tierras cacaoteras del este de la provincia.  En 1728 se establece en la Nueva Andalucía la Compañía Guipuzcoana. El ilustrísimo obispo de Puerto Rico, Sebastián Lorenzo Pizarro, hace su visita pastoral a la provincia, de cuya relación aprovechamos sus señalamientos para la historia y comprensión de su época. Durante este mandato los Jesuitas en Guayana funda la misión de Concepción de Uruana, llamada a poco Urbana. 

CARLOS FRANCISCO DE SUCRE Y PARDO. 1733-1740

Carlos Francisco de  Sucre y  Pardo. Natural de Flandes, fundador de la familia en Venezuela, fue brigadier de los ejércitos reales, comandante de la ciudad de Barcelona, sargento mayor de la ciudad de Cádiz en 1796, y, ascendido a capitán pasó a servir en la guerra de Italia. Poco después es ascendido por S. M. Felipe V, al grado de coronel de infantería y  designado teniente del Rey en Cartagena de Indias;  hecho prisionero por los ingleses al embarcarse para ocupar su destino en el año de 1709, en 1711 le permitieron  volver a España, y en 1713 fue restituido a su cargo. En 1723 destinado a Cuba como gobernador y capitán general de la plaza de Santiago, y por real cédula de 22 de diciembre de 1729, fue designado gobernador y capitán general de la provincia de Nueva Andalucía, Nueva Barcelona y San Cristóbal de Cumanagoto, cargo éste que entró a desempeñar el 18 de agosto de  1733, fecha en la cual fue recibido  por el Ayuntamiento de Cumaná, y  desempeñó hasta el 29 de junio de 1740. Fue además fundador de Nuestra Señora de Belén, hoy Aragua de Barcelona, Venezuela.
En el año de 1736 y hasta 1737, nombró gobernador interino a su yerno,  don Juan José Núñez del Castillo y Pérez de los Reyes, segundo marqués de San Felipe y Santiago, hijo del capitán Juan de Castilla Núñez del Castillo, primer marqués de San Felipe y Santiago; también nombró interino a su hijo Vicente Sucre  Flores y Trelles, para trasladarse a la provincia de Guayana, que sujetó bajo su mando.
Durante su gobierno encuentra gran apoyo en el padre Gumilla que había llegado desde 1731 a Guayana él, José Gumilla,  consolida las misiones del alto Orinoco y consiguientemente asegura para Venezuela la posesión de este gran río. Gumilla secundado por fray Bernardo de Rotella, funda, 1732, y se  inicia en la misión  de Concepción de Uyape. La obra de Gumilla es formidable, nos la dejó como muestra de su sabiduría y fortaleza: “El Orinoco Ilustrado”, compendio etnográfico, etnológico, lingüístico, geográfico y antropológico; Se le considera el introductor del cultivo del  café en Venezuela. Fue un gran colaborador del Gobernador Don Carlos de Sucre.
En 1734 fray Francisco del Olmo, funda Atures; y Carichana (1734) San José de Paruasa (1736)  Santa Barbara y San Francisco Regis  (1739) las funda fray Manuel Román, que llegó hasta el rio Negro y recorrió el brazo Caciquiare. En 1739 fray Roque Lubian funda Santa Teresa y en ese mismo año fray Francisco del Olmo funda San Francisco de Borjas. La colonización de Guayana se extendía por todo el inmenso territorio de la amazona venezolana.
Tavera Acosta dice que en 1738 era el capitán Pedro López de Pedrosa y Brito, Teniente de  Justicia de los valles de Tierra Firme, con residencia en Río Caribe.
Y agrega que para 1761, la jurisdicción territorial demarcada al Teniente de Justicia de Río Caribe era la siguiente: “Por la costa desde el puerto de la Esmeralda por barlovento dando la vuelta a toda la costa de paria, por el golfo triste  hasta boca del río Guarapiche y todo el terreno que hay a barlovento desde el cerro de Areo  con sus caminos conocidos, quedando en su jurisdicción  los pueblos de doctrina  de los religiosos aragoneses, titulados San José, Rincón, Pilar  y San Francisco de Chacaracuar, como también las misiones  de los mismos religiosos, nombrados  Coicuar, Unare, Irapa, Soro y Amanita igualmente dichos pueblos de Río Caribe  y su inmediato de Carúpano, con los valles y haciendas  que ocupan los habitantes españoles. Lo que significaba toda una gobernación dentro de la Nueva Andalucía.   
Don Carlos casó dos veces, en 1° con Margarita Flores y Trelles, en Cuba; y en 2° con Joaquina de Mier de Figueroa, en Cumaná.
Siendo Don Carlos Gobernador de la provincia, en 1740, se produjo la fundación de derecho de Carúpano, bajo la advocación de Santa Rosa de Lima. 
Al fallecimiento de Don Carlos, ocurrido en la ciudad de Caracas, se le rindieron los honores  correspondientes a su jerarquía y fue sepultado en la Santa Iglesia Catedral, en la capilla destinada a los  gobernadores y capitanes generales. Había casado dos veces, la 1° con doña Margarita Flores y Trelles, y la 2° en Cumaná con doña Joaquina de Mier de Figueroa.

GREGORIO ESPINOZA DE LOS MONTEROS. 1740-1745.
Fue nombrado por Felipe V en Madrid en el palacio del Buenretiro el 29 de diciembre de 1739. Nacido en Granada, era brigadier y marqués de Monte Olivar. Gobernó la provincia con el titulo de Gobernador y Capitán General de la Nueva Andalucía, Cumanagotos, Guayana y el Dorado, en reemplazo del coronel Carlos de Sucre que había cumplido su quinquenio, gobernó desde el 29 de junio de 1739.  Llegó acompañado de su esposa doña Ana de Cubas y Palacios, quien al mes de estar en la ciudad parió a su hija María Ignacia  de la que fue padrino el Vicario Superintendente Dr. Tomás de Sifontes  Valdivieso. Acompañáronle también tres hijos de su primer matrimonio.
         Construyó, en  1741,  la batería de “San Carlos” en la desembocadura del río Manzanares, para lo cual encomendó los trabajos a su hijo Félix Espinosa de los Monteros, se defendió del ataque de un navío y una balandra inglesas que intentaron tomar la ciudad, y en una acción heroica, el 1° de octubre de ese año,    después de cuatro horas de combate, derrotaron y pusieron en fuga  a los ingleses.
 Poco tiempo después de asumir su cargo reconoce la autoridad  del recién restablecido Virreinato de la Nueva Granada, al cual quedó sujeta la provincia.
En 1744 se funda la villa del Pao, continuando la acción sobre Guayana en unión de los jesuitas. 
Su sueldo se pactó en 4000 pesos anuales, lo que significó un aumento en relación con los 2000 ducados que se pagaban tradicionalmente, lo que significa mucho en relación con la extensión e importancia que iba adquiriendo la provincia; sin embargo el aumento estaba condicionado a la fundación  de un resguardo en el río Orinoco, en el lugar de su angostura.
En 1742 envía a España una relación de los pueblos de indios de su jurisdicción, y en 1745, expediciona por todo el territorio, recorre  todos los pueblos y ciudades de su provincia.
Dice Tavera Acosta, que: “El pueblo de Carúpano vino definitivamente a establecerse en parroquia eclesiástica, en 1742, un poco más abajo del caserío de Carúpano-Arriba, siguiendo el curso de su riachuelo. Erigióla bajo la misma advocación de Santa Rosa de Lima el Ilmo. Obispo de Puerto Rico  doctor Francisco Pérez Lozano, de acuerdo con el gobernador  de Nueva Andalucía  Gregorio Espinosa de Los Monteros, Brigadier de los Reales Ejecitos  y más tarde Marqués del Monte Olivar” La primera iglesia parroquial de Carúpano se bendijo el Viernes del Concilio, 5 de abril de 1743.
En el último año de su gobierno se fundó Río Caribe.

DIEGO DE TABARES HAUMADA Y BARRIOS. 1746-1753.

Nombrado gobernador y capitán general de las provincias de Nueva Andalucía, Nueva Barcelona y Guayana, en 1746 y ejerce el cargo hasta el 1° de agosto de 1753. Recibe de don Gregorio Espinosa  de los Monteros sin ningún trauma. Dice Guillermo Morón que “Sumado 21 años de servicio en los ejércitos reales y con el grado de coronel, adquirido en el regimiento de infantería de Cataluña asume la gobernación en 1746 y ejerce el cargo hasta el 1° de agosto de 1753. El primer año lo dedicó  a realizar la visita a su jurisdicción. Posteriormente alcanzo el grado de Mariscal de Campo y se hizo Caballero de la Orden de Santiago. En el trayecto a España hizo escala en la Habana, donde participó  en la defensa de la ciudad  contra el sitio impuesto por los ingleses a comienzo de junio de 1762.
El ilustrísimo obispo de Puerto Rico, monseñor Francisco Julián Antolino, hizo su visita pastoral a esta provincia.  
Comandante del batallón de veteranos de la plaza y segundo jefe de la provincia, recibió de Juan Manuel Cajigal, al terminar su período de cinco años, el gobierno de la provincia, y fue gobernador interino por algunos meses, desde fines de enero hasta agosto de ese año.

MATEO GUAL y PUEYO. 1753-1757.

Nombrado gobernador y capitán general de Nueva Andalucía, Nueva Barcelona y Guayana y Presidente del Ayuntamiento Cumanés por muchos períodos. Fue el padre del prócer Manuel Gual y Pueyo, líder con José María España de la conspiración contra el poder español de 1797. Casó en Cumaná con una hija de Antonio de Sucre y Pardo, abuelos del Mariscal. En tiempo de su mandato llegó a Cumaná el sabio naturalista Pedro Leofflin, que se dedica apasionadamente a la investigación de nuestros ecosistemas, flora y fauna, y deja estudios  que  servirán después al  sabio Alejandro de Humboldt.
Don Mateo, fue muy apreciado en la provincia, y sobre todo en Cumaná donde fijo su residencia definitiva, y le tocó volver al gobierno más adelante en el período de Pedro de Urrutia -1767 y 1768; se ocupó mucho por la consolidación de los pueblos de Guayana y de las fortalezas del Orinoco. Al final de su período, por haber salido a expedicionar  hacia Guayana, nombra interino al teniente coronel Nicolás de Castro. Gobernó poco más de un año.     
El año 1657, último de su mandato, llegó a Cumaná el padre Tauste, infatigable trabajador. Maestro inigualable de aquella época, que nos dejó una obra importante y fue al decir de padre Anguiano “Varón de vida inculpable y de suma caridad”. Su obra lleva el título de “Vocabulario  de las lenguas  de los indios chaimas, Cumanagotos, Cores, Parias, y otros diversos  de la Provincia de Cumaná o Nueva Andalucía”.
 
JOSEPH DIGUJA Y VILLAGÓMEZ. 1757-

Coronel de infantería, nacido en Benavente, de Castilla la Vieja,  fue nombrado gobernador de las provincias de Nueva Andalucía, Nueva Barcelona, Guayana, y Superintendente del ramo de cruzadas y Cuarto Comisario de la Real Expedición de Límites, por Fernando VI, y Presidente del Ayuntamiento de Cumaná, desde el 30 de noviembre de 1757 y tomó posesión de su cargo el 6 de enero de 1759.
Escribió: “Autos de la Visita General de la Gobernación de Cumaná”  y “Notas para la más pronta comprensión  del mapa general de la gobernación de Cumaná”. 1761. De la cual tenemos la edición compilada y auspiciada por Angelina Lemmo, editada en  1965.
Durante su gobierno se establecieron en Cumaná las clases de latinidad y elocuencia, lo que corresponde al bachillerato superior por Cédula Real de 24 de diciembre de 1759; las clases de gramática, o sea la primaria existía mucho tiempo antes. Por esos tiempos el padre Blas de Rivera leía las clases de filosofía y Teología, que fueron decretadas después en 1782. 
 A Diguja le tocó la difícil tarea de mantener y continuar la expedición para establecer los límites con el Brasil,  tratado firmado entre España y Portugal  de 13 de enero de 1750,  que estaba bajo el mando de don José de Iturriaga, Comisario Principal, que desde entonces no lo dejaría en paz.
Diguja estuvo 11 años en Cumaná, hasta que fue llamado a España, para donde partió el 19 de marzo de 1760,   y por méritos acumulados fue promovido a la Presidencia y Comandancia General del Virreinato  de Quito con el grado de Brigadier. Cumplió entonces 8 años en ese cargo que desempeñó con honor; volvió a Madriz y fue designado Gobernador de la ciudad de Rodrigo, Salamanca, donde murió y fue sepultado con los honores que se les debe a los grandes hombres.
La obra  de Diguja “Autos de la Visita General de la Gobernación de Cumaná” es una manantial de información para todos los estudiosos de nuestra historia”
El fuerte de Aguasanta según los datos que hemos podido revisar, se terminó de construir en 1761, lo que significa que su construcción se inició bajo la administración de Diguja, aunque no lo menciona en sus Notas. 


PEDRO JOSE URRUTIA RAMÍREZ DE GUZMAN. 1765-1774.

Con el grado de Coronel y  el título de Caballero de la Orden de Santiago, fue designado Gobernador y Capitán General de las Provincias de Nueva Andalucía, Nueva Barcelona y Guayana, y Presidente del Ayuntamiento de Cumaná por varios períodos. Llegó a Cumaná en 1765, casado con doña María de la Soledad Moreno y su familia. Tomó posesión del cargo el 19 de julio de ese año y se separó e7 de septiembre de 1766, para comparecer en el Juicio de Residencia de la gobernación de Porto Bello, de donde fue promovido para su nuevo destino;  y en ello estuvo hasta el 27 de agosto de 1768, cuando retomó su gobierno, y se mantuvo hasta 1777. Durante su ausencia lo sustituyó don Mateo Gual y Pueyo.
Don Pedro de Urrutia fue un gran constructor, se ocupo de las deficiencias de los fuertes y las iglesias; construyó la  de Altagracia en la plaza  Guaiquerí,  1772, que se mantuvo por 91 años siendo la más importante de la ciudad, hasta 1853 que la arruinó el terremoto de ese año. También inició la avenida “La Marina” en 1769, que después se llamó Calle Larga y por último  avenida Bermúdez;  construyó el puente de madera sobre el Manzanares en 1766 que sirvió hasta 1875 fecha en que fue completamente restaurado durante el gobierno de Guzmán Blanco,  y se le dio su nombre.
No podemos imaginar cómo pudo Don Pedro cumplir la orden de demolición de la fortaleza de Araya, llamada “la alhaja más preciada del imperio en América”; pero nada menos que Carlos III firmó esa orden y se ejecutó en septiembre de 1772.
El 5 de agosto de 1675 se estableció la Administración de Correos en Cumaná. Entonces el Cabildo hace sus reuniones regulares  en el palacio del gobernador, en el fuerte  de Santa María de la Cabeza y emprenden  acciones conjuntas. 
En 1764 visita pastoral del ilustrísimo obispo de Puerto Rico, monseñor  Mariano Martí. Dice Morón que se entrevisto con el gobernador interino don Mateo  Gual y Pueyo, y acordaron nombrar a la misión de Moitaco como  sede del Comisariato de las misiones aragonesas. El obispo dejó un testimonio de gran riqueza  para nuestra historia.
El 21 de octubre de 1766, dentro de su período de gobierno, se desató un terrible terremoto en la provincia, y la tierra quedó temblando por 14 meses, produciendo incontables daños materiales. La tierra se tragó el edificio del fuerte y una guarnición de 300 hombres en el centro de la ciudad, según testimonios que anotó el barón de Humboldt cuando estuvo en la ciudad en 1799.   
         Pese a tantos males le tocó en suerte a don Pedro la eliminación de la Compañía Guipuzcoana, que se había corrompido y se dedicaba al contrabando y la corrupción de funcionarios; además el Rey Carlos III, que firmó la Cédula Real para la construcción de la iglesia de Altagracia, también estableció el Estanco del Tabaco en Cumaná.

MAXIMO DU BOUCHET. 1775-1780.

Con el grado de Capitán de Navío fue nombrado gobernador y capitán general de las provincias de Nueva Andalucía, Nueva Barcelona y Guayana, en 1777.  El 10 de enero de 1778 ordenó prestar obediencia a la Cédula Real que dispuso la segregación de las provincias de Venezuela y Nueva Andalucía del Virreinato de La Nueva Granada en lo gubernativo y militar, con las cuales y con Caracas, Maracaibo, y Guayana,  y las islas de Margarita y Trinidad se formó la Capitanía General de Venezuela. A partir de esa fecha los gobernadores de Cumana se llamaron Comandantes generales de la provincia. En ese mismo año de 1777 se estableció  en Caracas  la Intendencia del Ejército y Real Hacienda. Desde entonces, por más de una década los gobernadores  fueron intendentes con excepción del señor Bouchet, que no aceptó la delegación por lo que el gobernador de Caracas nombró intendente suyo al señor  a don Francisco Andréu.
         Con el establecimiento de la Intendencia y la desaparición de la Guipuzcoana, creció tanto la pobreza  de nuestros pueblos que sus clamores llegaron a la Corte.
         El gobernador Bouchet chocó con el protector de los indios Pedro González de Flores, que había denunciado ante el Consejo de Indias las injusticias y atropellos contra sus representados, esta denuncia lo llevó a la cárcel y fue trasferido a Santo Domingo y Puerto Rico. Las persecuciones contra Flores forman un amplio expediente. 
A todos estos males se agregó la pérdida de las tierras al otro lado del Unare, que se disputaban Barcelona y Caracas, los que sumados produjeron la desgracia del gobernador; sin embargo, luego se produjo  un repunte en la agricultura, las pesquerías y la ganadería en los llanos de Maturín;  y Margarita pasó bajo la jurisdicción de la Intendencia de Cumaná.    
Florecieron las artes, las ciencias y la educación, fue el tiempo de  doña María de Alcalá y Rendón, 1778, que fundó, en una casa de su propiedad, una escuela para niños pobres de Cumaná, dotándola de un patrimonio en el orden de los  de 3.500 pesos anuales puestos a rédito.
En 1779 comenzó a construirse la iglesia de la Venerable Orden  Tercera al lado del Templo principal del Convento de San Francisco.

MANUEL GONZALEZ DE AGUILAR TORRES DE NAVARRA. 1780-1782.

Brigadier y Caballero de la Orden de Santiago, fue nombrado por Carlos III gobernador de la provincia y Presidente del Ayuntamiento de Cumaná.  Desempeñaba el cargo de teniente coronel  del regimiento de infantería de la Habana Cuba. Tomó posesión el 16 de septiembre de 1780 hasta 14 de diciembre de 1782, cuando fue promovido a la gobernación de la provincia de Venezuela.
En Cumaná recibió el gobierno del Ayuntamiento que presidía el alcalde José Antonio Guerra de la Vega, que se mantuvo encargado de la gobernación  más de un año.     
         En este corto tiempo se produjeron varios hechos importantes para nuestra historia, nacieron: el 6 de septiembre de 1781, Francisco Carabaño Aponte, héroe de la independencia,  hijo del alférez de navío Francisco Carabaño  y  María Margarita Aponte de la Cova Márquez; y el 3 de enero de 1782, José Francisco Bermúdez Figuera, hijo de Francisco Antonio Bermúdez Casanova y doña Josefa Antonia Figuera  de Cáceres  y Sotillo.
         Se iniciaron las clases de derecho el 20 de septiembre de 1782,  servidas gratuitamente por el Dr. Talavera. Para esta época Cumaná transitaba sus mejores tiempos tanto en lo político, como en lo social y económico, era una ciudad pintoresca y agradable donde se asentaban muchas familias europeas, sobre todo catalanas y canarias.
        
MIGUEL DE MARMION. 1782-1784
Teniente coronel de ingenieros. Nombrado gobernador interino por haber pasado el brigadier don Manuel González de Aguilar Torres de Navarra,  a servir la capitanía general de Venezuela. Inició su gobierno el 14 de diciembre de 1782, y entregó en diciembre de  1784, por haber sido transferido  a la gobernación de Guayana. Durante su corto mandato se produjo la visita pastoral de don Luis de Chávez, considerada la más productiva y mejor relacionada de cuantas hicieron los obispos de Puerto Rico a esta provincia.  Basado en su relación, el historiador Antonio Ignacio Laserna Gaitán, publicó la  obra TIERRA, GOBIERNO LOCAL Y ACTIVIDAD MISIONERA EN LA COMUNIDAD INDIGENA DEL OERIENTE VENEZOLANO: LA VISITA A LA PROVINCIA DE CUMANA DE DON LUIS DE CHAVEZ Y MENDOZA, que es un tesoro para la historiografía.

ANTONIO PEREDA. 1784-1790

         Era gobernador en Guayana cuando el rey Carlos III lo transfirió para Cumaná. Reemplazó a don Manuel González de Aguilar Torres de Navarra, y fue recibido en el Cabildo cumanés el 9 de diciembre de ese año, y juramentado por don Miguel de Marimón. En su época se estableció la Real Audiencia de Caracas, con jurisdicción en todo el territorio de la Capitanía General de Venezuela, quedando por consiguiente segregada en lo judicial la provincia de Cumaná de la Real Audiencia de Santo Domingo. Según el Dr. Andrés Level de Goda, el coronel Pereda fue armado Caballero de Santiago en la iglesia matriz de Cumaná, arruinada en el terremoto de 1797 (La iglesia de Santa Inés, no existía para esa época).
El 1° de noviembre de 1784 nació en Cumaná, Domingo Montes Malaret, héroe de la independencia.
Antonio Patricio de Alcalá, funda en una casa de su propiedad y dota con rentas muy sólidas, el hospital de Caridad.
        
PEDRO CARBONEL PINTO VIGO Y CORREA. 1789-1792.

Coronel del regimiento de infantería de Aragón, había sido  gobernador de Panamá. Fue llamado por Carlos III para gobernar en Cumaná en abril de 1789. Lo recibió el Ayuntamiento el 25 de diciembre de ese año, con el título de gobernador, comandante e intendente de estas provincias de Nueva Andalucía. Tuvo de secretario a don Julián Urbaneja. Era un viejo sordo, majadero y arbitrario. Vejó al auditor don Cecilio Odoardo, quien se vio obligado a ausentarse de la provincia.  Tuvo serias desavenencias con el orgulloso gallego don Antonio González, vicario superintendente, que aficionado a las riñas, llegó hasta excomulgarlo y ponerlo en tablillas,  junto con el abogado  que le servía de asesor.  Siendo  el desenlace de estos escándalos, que el quisquilloso vicario, puesto en aprietos por la fuerza pública que se empleaba contra él, huye disfrazado con dirección a Carúpano, de donde salió precipitadamente para las Antillas para no volver más.
         Durante  este período de gobierno, en 1792, el notable marino español don Cosme Damián de Churruca y Elorza, y el capitán de fragata Fidalgo, levantan el mapa de Venezuela, y determinan el meridiano de la América Española en el castillo de San Antonio. Churruca se hospeda en Cumaná en la casa de don José Sánchez y Alcalá, que era aventajado en Astronomía y Cosmografía, en el cual encuentra un gran colaborador.
         Se impone un impuesto de un real por cada arroba de sal explotada en las salinas de Araya, y se establece su Aduana.
         Su Santidad Pío VI, crea la Diócesis de Guayana el 22 de febrero de 1792, su primer obispo fue monseñor Francisco Ibarra.    

VICENTE DE EMPARAN Y ORBE. 1792-1804.

Capitán de navío de la armada real, gobernador de Panamá. Natural de Vizcaya. Designado por Carlos IV gobernador de la Nueva Andalucía, tomó posesión de su cargo el 22 de diciembre de 1792. Al terminar su período el Ayuntamiento de Cumaná solicitó que le prorrogaran el mando.
         En este largo período suceden hechos relevantes que no podemos obviar porque produjeron trastornos en la vida económica, política y social en la provincia, tales como el movimiento revolucionario de Gual y España, el terremoto de 1797, la expedición de Alejandro de Humboldt y Aimé Bompland y su permanencia en Cumaná por 4 meses, y el crecimiento demográfico y económico de la provincia.
         Cumaná se había convertido en un pueblo igual a cualquier ciudad porteña de España, y además era capital de una provincia.
         Alejandro de Humboldt, nos deja una visión interesante del gobernador y de la ciudad de su época. Calcula la población en 12 mil habitantes tomando en cuenta las estadísticas de nacimientos, pero Depons en la misma época, la calcula en 24 mil incluyendo a los indígenas. Era una ciudad bulliciosa con  puerto en el río, tascas, tabernas, posadas,  mercado, teatro, circo de toros, iglesias,  conventos de muchas órdenes religiosas, fuertes, baterías, milicias. Emparan construyó las murallas y  una amplia avenida bordeando el río, enlazada con el nuevo edificio del hospital de Caridad, después del terrorífico mar de leva  que se produjo en 1796. Construyó también el Palacio de Gobierno en 1798, la cárcel pública, y el Ing. Don Juan Bautista Iriondo, logra modificar el curso del río Manzanares, cegando el caño que corría por la plaza  que hoy se llama Andrés Eloy, reforzando los dos causes restantes.
         El capitán inglés Dickson invade las playas de Cumaná, pero no tiene ningún éxito en sus demandas.
Cumaná vivía un momento estelar, era una sociedad orgullosa donde se destacaban sabios como el Dr. José María Vargas, Dr. Alfonso Ruiz Moreno, Lic. Bartolomé Bello,  el Dr. Andrés Level de Goda, el inigualable maestro fray Cristóbal de Quezada, el rector del colegio Blas de Rivera, el director de la academia de matemáticas don José Joaquín Pineda, el astrónomo y cosmógrafo don José Sánchez, oradores como el padre Botino y el padre Quintero, y otros no menos importantes
Cumaná se sentía orgullosa por sus cátedras de teología,  filosofía y derecho.
J.A. Cova dice: “La gobernación de Empara fue copiosa en beneficios, que redundaron en beneficio de sus moradores”.   Emparan había reconstruido a Cumaná después del terremoto de 1797, “Amaba mucho las ciencias” como lo dice Humboldt. Construyó también el hermoso barrio de Chiclana. Fue un gobernante progresista y honesto. Emparan significó la culminación de todo un proceso creador.
         Antonio de Sucre Pardo y Calderón, abuelo del Mariscal, fue gobernador interino de septiembre a octubre de 1792.

JUAN MANUEL CAJIGAL y  NIÑO. 1804-1809.

Nació en Cádiz en 1757. Fue prisionero en Francia, rescatado por la paz de Basilea. Ascendió a Brigadier y fue enviado a Caracas en 1784 con el alto grado de Teniente del Rey. En 1804  es nombrado gobernador y capitán general de la Provincia de Nueva Andalucía, se traslada Cumaná con su mujer, doña Mercedes Ponte, que también fue su administradora; asume la gobernación y la presidencia del Cabildo el 6 de junio de ese mismo año; gobierna hasta 1809, pero permanece en Cumaná donde se había ganado el aprecio y reconocimiento de la comunidad.
         Durante los sucesos del 19 de abril de 1810 en Caracas, repetidos en Cumaná el 27 de ese mismo mes y año, la Junta Suprema de Gobierno de la Provincia de Nueva Andalucía lo incorpora al gobierno revolucionario con alto grado y cargo de Mariscal de Campo  y Comandante General de las tropas de la provincia; sin embargo Cajigal, temeroso de los acontecimientos, huye hacia Puerto Rico.  Más tarde regresa al país a las órdenes de la Regencia, a tratar de reconquistar el poderío de España en esta provincia, pero fracasa en el intento. Viaja a España en 1816 y obtuvo sucesivamente en ese año la banda de San Hermenegildo, el ascenso a Teniente General y la banda de Isabel la Católica.  En  1819 se traslada  a la Habana nombrado Capitán General, cargo que desempeña hasta 1821. Luego se residencia en el pueblo de Guanabacoa donde muere el 26 de noviembre de 1823.
Durante el gobierno de Cajigal se terminó de reconstruir la Iglesia de Altagracia en la plaza Guaiquerí, que había quedado muy dañada en el terremoto de 1797; y se construyó en la calla La Marina, la capilla de la Santísima Trinidad.
En 1806, en un teatro improvisado frente a la Ermita del Carmen, hizo historia la  representación de varias obras dramáticas del teatro español,  por una compañía de aficionados. Se iniciaba así la afición y pasión por teatro del pueblo cumanés.

RAMÓN CORREA Y GUEVARA VASCONCELOS
 (19 de marzo de 1767 - 29 de abril de 1822)1 

fue un militar al servicio del Imperio Español. Nació en Ceuta, sus padres fueron Melchor y María Concepción. Combatió en las guerras de independencia de Colombia y Venezuela.
Recibió la distinión de caballero de Santiago y el nombramiento de capitán de Regimiento de infantería de Aragón. Sirvió en Venezuela como capitán en el Batallón Veterano, y luego se traslada a Barcelona y Maracaibo, en esta última ciudad y en Barinas ocupó el cargo de Gobernador. En 1809 casó con Ursula Miyares (hija del entonces Capitán General de Venezuela Fernando Miyares), que fallecería en Santiago de Cuba el 2 de noviembre de 1855, tuvo cinco hijos: María Concepción, Fernando, Gertrudis, Ramón e Inés.1
Combatió la revolución venezolana desde su principio contra Francisco de Miranda y siendo coronel, fue derrotado durante la Campaña Admirable por Simón Bolívar el 28 de febrero de 1813 en la Batalla de Cúcuta.2 En 1817 defendió con éxito San Fernando de Apure del asedio del general rebelde José Antonio Páez. Siendo Brigadier figuró como miembro de la comisión española en los tratados de Santa Ana de 1820. Un año más tarde, siendo Capitán General interino de Venezuela, tuvo que enfrentar la derrota del Batallón Hostalrich a manos del general Bermúdez en camino hacía la capital. Ramón Correa abandonóCaracas y a finales de 1821 partió para siempre de Venezuela hacía Puerto Rico.
Comandante del batallón de veterano de la plaza  y segundo jefe  de la provincia, fue nombrado gobernador interino, y estuvo en el cargo desde enero hasta agosto de 1909. 

LORENZO FERNANDEZ DE LA HOZ. 1809.
         Teniente Coronel  y sargento mayor  de la plaza de Cumaná.  Despachó como Intendente de la provincia en agosto y septiembre de 1809. Estaba casado con doña Inés María Sotillo, cumanesa.
Hallábase este señor en Caracas el 19 de abril de 1810, y se le tuvo como desafecto a la Junta Suprema allí creada aquel día.  Propuesto en Cumaná después del pronunciamiento del 27 de abril,  temiendo que fuese a ejercer venganza por lo que había sufrido, exigieron los cumaneses que no se le diese mando en la provincia cuando se sometieron nuevamente al dominio español, en 1812; sin embargo nada se logró y don Lorenzo fue elevado a la jefatura de la provincia de Barcelona. 
En 1811, siendo jefe del gobierno provincial en Barcelona, invade con una escuadra a su mando las costas de Cumaná,  en las cuales permanece 22 días  destruyendo los barcos que comerciaban con la ciudad.  A eso se refiere Don Vicente Sucre y García, cuando responde la demanda de rendición de  Joaquín de Puelles.
Después aparece en 1813 con Zuazola en Maturín atacando a los patriotas de Piar y Azcue, y es  derrotado; y vuelve con Monteverde y es nuevamente derrotado.

EUSEBIO ESCUDERO. 1809.

Nació en 1766 en Cartagena de Indias. A los 15 años era teniente de Granaderos del Regimiento de Infantería de Aragón; luego es sargento Mayor de la plaza de La Coruña. Se encarga de la gobernación de la provincia de Nueva Andalucía el 12 de octubre de 1809 y se le ratifica el 2 abril de 1810 y permanece en ella hasta el 27 de abril de ese año, cuando es destituido por el Ayuntamiento de Cumaná que se pliega al moviendo independentista promovido por Caracas. En 1815, don Eusebio es ascendido a Brigadier y nombrado Gobernador de Cuba.

LA JUNTA SUPREMA DE GOBIERNO DE 1810
    
El Ayuntamiento cumanés nombra una Junta Suprema para gobernar en nombre de Fernando VII, formada por: Francisco Javier Mayz, Francisco Illas, José Ramírez, Jerónimo Martínez, Francisco Sánchez, José Jesús Alcalá, Manuel Millán, José Santos y Sucre, Domingo Mayz, Dr. Mariano de la Cova, Pbro. Andrés Antonio Callejón, Lcdo. Juan Crisóstomo Bermúdez de Castro, Juan Manuel de Tejada, Subteniente Pedro Mejía, Dr. Juan Martínez Alemán, asesor, Diego de Vallenilla, secretario.  En la misma fecha se constituyó la Junta de la provincia de Barcelona, separada de la de Cumaná.
EL PODER EJECUTIVO DE 1811.
 El 15 de mayo de 1811, la Junta Suprema de Cumaná nombró el poder ejecutivo, formado por miembros principales: coronel Vicente Sucre y García Urbaneja, Pbro., Diego Botino, y José Leonardo Alcalá. Suplentes: Jaime Mayz, Casimiro Isaba Sucre, Diego de Vallenilla 
         El mismo día 15 de mayo se instaló el Supremo Poder legislativo, y la Junta Suprema, resignó el mando ante él. Aceptada después, por la legislatura de Cumaná la declaratoria de independencia  hecha el 5 de julio de 1811, por  el Primer Congreso de Venezuela, continuaron los dichos señores en ejercicio del poder Ejecutivo.

EL PODER EJECUTIVO DE 1812
         Resultaron electos por sufragio directo los miembro principales del Poder Ejecutivo de la provincia de Nueva Andalucía, ciudadanos: Vicente Sucre García y Urbaneja, José Miguel Alcalá, y José Ramírez; y Suplentes: Francisco Javier Suárez, Lucas Mayz, y Dionisio Sánchez. Gobernaron hasta agosto del mismo año  en que, por efecto de la Capitulación firmada entre el generalísimo Miranda y el brigadier Domingo de Monteverde, se sometió la provincia nuevamente al poder español.

EMETERIO UREÑA. 1812
         Fue nombrado gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía, por Domingo de Monteverde, jefe de las fuerzas realistas triunfantes en Venezuela. Derrotada así la primera república: rendidas las fuerzas de oriente, derrotadas en el centro y en el occidente, pacificada por el Pacificador; tomando Ureña posesión del mando el 7 de septiembre de ese mismo año. Sin embargo no habría de durar mucho en el ejercicio de su cargo el respetuoso gobernador, al sentir el desprecio de Monteverde a los acuerdos firmados con Miranda.
Habiendo manifestado repugnancia por las medidas de represión que se pedían contra los dirigentes  patriotas que se acogieron a los términos del tratado; y por exigir respeto a la capitulación, fue sustituido antes del 16 de diciembre de 1812, fecha en que se dio inicio a las persecuciones programadas  por Eusebio Antoñanza,  que en combinación con Cervériz si se mostró dispuesto a llevar a cabo las venganzas de la minoría catalana que capitaneaban a los realistas de Cumaná; pese a ellos Ureña se esforzó en cumplir los términos de la Capitulación.
El 13 de octubre, después de publicar bandos llamando a la reconciliación, otorgar pasaportes a los que deseaban salir del país, e invitar al regreso de las familias que habían emigrado u ocultado, procedió a un acto único en Venezuela “La Jura” de la constitución española. José Mercedes Gómez, cronista de Cumaná, dice que: “…don Emeterio Ureña designado por Monteverde inicia una política de reconciliación, pero denunciado como pusilánime por los realistas cumaneses, fue sustituido…”
Nada de lo que hizo Ureña complació a   Monteverde,  lo destituyó y dio comisión al fanático Francisco Javier Cervériz para perseguir, prender y remitir a La Güaira, a los señalados por haber ejercido cargos públicos en  la provincia durante la revolución; lo cual cumplió rigurosamente en complicidad con exaltados realistas de la ciudad. Ese fue el detonante de la guerra a muerte.
La historia de Cumaná guarda un buen recuerdo de este hombre recto y pundonoroso. 

EUSEBIO ANTOÑANZAS. 1812- 1813.

         Había servido en la provincia antes de la revolución independentista y había ocupado el cargo de Teniente de Gobernador en Río Caribe en octubre de 1806. Fue segundo de Monteverde cuando inició  su campaña en 1812. Gobernaba en Cumaná cuando Mariño entra por Güiria en enero de 1813. Sus crueldades lo hicieron odioso ante el pueblo.
         Antoñanza, Cervériz, Zuazola, Fernández de La Hoz, Bobadilla y Monteverde fueron  derrotados definitivamente  por Mariño, Sucre,  los hermanos Bermúdez y  Piar, en Güiria, Yaguaraparo, Irapa y Maturín.
         Antoñanza encuentra un rival de peso en Cumaná, el Dr. Andrés Level de Goda, cuyos sabios consejos despreciaba; hasta marzo de ese año de 1813 en que el mando, por la nueva Constitución española, quedó dividido  entre Antoñanza, poder militar  y el civil, en el que quedó el Dr. Level de Goda.
A ellos les correspondió entregar la plaza de Cumaná al General en Jefe Santiago Mariño. Antoñanza recibió un balazo y murió en Curazao.

FRANCISCO AZCUE. 1813-1814.
Azcue héroe en Maturín, a principios de siglo se había graduado de maestro en artes en la Universidad de Caracas. En Cumaná sirvió después con el grado de subteniente de ingenieros  y dio clases de matemáticas y filosofía.
Participó en primera línea y desde un principio, junto a Mariño, Bermúdez, Sucre, Piar, y los 45 de Chacachacare, en todas las acciones de liberación de 1813 y 14, hasta el triunfo en Maturín, Cumaná, Margarita y Barcelona, que dejaron libres a todas las provincias de Oriente.
El 19 de agosto de 1813, Mariño al frente de 2000 hombres derrota a los españoles en Cumanacoa, pone sitio a Cumaná, y después de 10 cargas contra sus baluartes, logra la rendición y entrega de la plaza.    
Mariño lo nombra gobernador e intendente interino de la provincia, cargos que ejerció hasta el 24 de agosto de 1814,  fecha en la cual los patriotas abandonaron la plaza de Cumaná.  Azcue fue un gran líder.

GASPAR MIGUEL DE SALAVERRIA. 1814.
Coronel cumanés de 36 años. Despachó como gobernador político y militar  después que Boves protagonizó la desastrosa toma de Cumaná,  desde  el 16 de octubre de 1814, fecha en la cual derrotó al general Manuel Carlos Piar en la sabana del Salado,  que se mantuvo hasta el 30 de abril de 1815. Período considerado como el más dramático de nuestra historia, cuando las calles enrojecieron con miles de muertos y el espanto se apoderó de todos, y si le damos crédito al vicario del caudillo asturiano, que dice que entraron los caballos a la iglesia parroquial y asesinaron a más 500 personas que se habían refugiado en ella. Después invitó a un baile, en la casa de la familia Andrade, y mando matar a los músicos entre los cuales estaba Juan de Landaeta, autor de la letra del que fue después  himno nacional.
El gobernador estuvo entre los delatores de los patriotas apresados por Cervériz, fue un hombre cruel y despreciable.
Los crímenes de Boves y otros jefes españoles se multiplican en la provincia; en Cariaco y Cumanacoa se ejecutan personas que nada tiene que ver con la guerra, son famosos los asesinatos del  comerciante Pedro Barreto González y el Lcdo. Julián Padilla Morón. Francisco Tomás Morales, el 14 de febrero de 1815, logra enfrentar y derrotar a Bermúdez en Soro, y acuchilla a las poblaciones circundantes.
El 3 de abril de 1815 arribó en Puerto Santo la escuadra de Morillo: 65 buques de transporte, 30 barcos menores, 3 fragatas, y el navío San Pedro Alcántara de 74 cañones, con artillería de 18 y 24, a cuyo bordo venían los aguerridos regimientos de infantería  de León, Victoria, Extremadura, Cazadores de Castilla, Barbastro,  y Valencey, el batallón del General o Cazadores de Castilla,  y los regimientos de caballería Dragones de la Unión y Húsares de Fernando VII, además un escuadrón de artillería con 18 piezas de campaña,  dos compañías de plaza,  tres más de zapadores y un parque numeroso  provisto de todo lo necesario, para un total de fuerza de 10.642 hombres y una tripulación de 15.000 hombres. La escuadra venia bajo el mando  del mariscal de campo  Don Pablo Morillo, como primer jefe y  del brigadier Pascual Enrile, como segundo jefe.    Morillo desembarca en Cumana el 25 de abril de 1815
JUAN DE CINI. 1815

Coronel del regimiento de Barbastro. Nombrado por Morillo el 28 de abril de 1815 en sustitución de Gaspar de Salaverría. Fue comandante general, gobernador e intendente interino de las provincias de Cumaná y Barcelona. A la vez el  brigadier Juan Bautista Pardo, fue nombrado comandante general de Cumaná, Barcelona, Margarita y Guayana  Margarita y Guayana, como lo estatuía la Constitución española. Este pasó luego, en 1816,  a la  Presidencia de la Audiencia de Caracas. 
Durante su gobierno se inician las hazañas de hombre como el coronel Manuel Inocencio Villarroel en el valle de Cumanacoa, que con una aguerrida columna bajo su mando derrota al jefe español Francisco de Sales Echeverría, el 23 de agosto de ese año, en el sitio de la Rinconada, y abierto en guerrillas repite su hazaña tres días después en San Francisco, y vuelve a derrotarlos el 28 en La Acequia. Más tarde en septiembre no pueden vencerlo en Guaipia, logran dispersarlo en Aricagua, entonces le ofrecen un indulto,  se entrega  al comandante Manuel Lorenzo en Areo, quien lo hizo fusilar en el acto.
Otro guerrillero fue el comandante Carlos Peñalosa, que formó guerrillas por los lados de Río Caribe, dio mucha guerra; cayó prisionero y pasado a Cumaná,  fue fusilado en la plaza de San Francisco el 7 de octubre de 1815.
El Coronel José Rivero, que venció a los españoles en muchas escaramuzas, conocieron su valor en el Salado, Carúpano, San José, Cariaco, Río Caribe, Paria, Yaguaraparo, y Punta de Piedras, donde  derrotado por el sargento mayor Miguel Domínguez, fue pasado a Cumaná y también fue fusilado en la plaza de San Francisco el 14 de octubre de 1815. Estas guerrillas dieron al traste con su gobierno.
TOMAS DE CIRES. 1815-1820
Este brigadier fue nombrado directamente por Fernando VII, gobernador y capitán general e intendente del ejército y real hacienda  de las provincias de Cumaná y Nueva Barcelona,  inspector de las tropas veteranas y milicias de sus respectivas guarniciones, Juez de arribada  y comisos, Juez conservador  de la real renta de correos y postas y Vice patrono real. Gobernó desde Agosto de 1815 hasta enero de 1820. Casó en Cumaná con María del Rosario Sotillo Santaella,
Por orden de Morillo hizo derribar la iglesia de la Divina Pastora e incendiar el barrio de Chiclana en Cumaná, también ordenó incendiar y destruir los templos de Cumanacoa, San Lorenzo, Aricagua y Arenas.
En su período hubo algunos gobernadores interinos, como el coronel Aldama, quien hizo azotar a doña Leonor Guerra, la cual murió de  pesar. Se le considera mártir de la revolución.
El 20 de marzo de 1816 parte del puerto de los Cayos de San Luis una expedición organizada por el Libertador, bajo el mando del almirante Luis Brión, con 7 goletas, 4 generales, 14 coroneles, 22 comandantes, 11 mayores, 42 capitanes, 8 tenientes, 15 subtenientes, 17 aspirantes, 11 empleados civiles, para un total de 250 hombres de guerra.
La expedición atracó y tomó la ciudad de Carúpano, el 1 de junio de 1816,  después de una débil resistencia. La guarnición española se retiró a Casanay. Bolívar decreta en Carúpano la libertad de los esclavos. 
Don Tomás de Cires logra vencer a los invasores en varias oportunidades, y Bolívar sale de Carúpano para Ocumare el 1 de julio de ese año. Mariño se dirige a Güiria, y Sucre, que salva milagrosamente la vida en un naufragio en la boca de Dragos, se le une.  Piar se dirige a Maturín.
Morillo, Cires y Aldama se ensañan con las mujeres de Cumaná: Micaela Brito de Machado, Clara Pereira de Vetancourt, Micaela Mejía de Sucre, Cesárea Sánchez, Teresa Prada, Ana Josefa Peñaloza de Núñez, fueron torturadas y desterradas.  
1816.
Hoover  afirma, que en setiembre,  Mariño, unido a Bermúdez, Piar, Valdés, Armario y Sucre, al cual confió la jefatura de su Estado Mayor con el grado de Coronel, salieron en campaña otra vez desde Guiria, y tomaron Yaguaraparo, Río Caribe y Carúpano; casi todo el territorio de la provincia, y obligaron a los realistas a refugiarse en Cumaná. (58)
Veamos estos hechos a través de Francisco Javier Yánez: “El General Mariño luego que fue nombrado  Jefe Supremo  salió de Güiria con una división a tomar los pueblos de la costa, y ponerse en comunicación con las fuerzas del llano para obrar en combinación contra la plaza de Cumaná, dirigiéndose desde luego a Yaguaraparo, que atacado por agua y tierra, fue tomado después de un fuerte tiroteo con bastante pérdida de los realistas, de los que se pasaron 40  a los republicanos, poniéndose en fuga los demás  a quienes salió a perseguir el General Bermúdez”.
“En seguida fue ocupada la ciudad de Carúpano sin un tiro de fusil,  el pueblo de Río Caribe y la ciudad de Cariaco que evacuaron los realistas, huyendo precipitadamente  para Cumaná, dejando 100 fusiles,  gran cantidad de víveres,  algunas reses y muchas bestias,  todo lo que sirvió para socorrer el ejército  independiente,  que se reforzó además con un número considerable de hombres naturales del país y algunos europeos del regimiento de Barbastro y Dragones de la Unión, que se pasaron del ejército del Rey, a pesar de la pintura degradante y horrible que sus jefes les hacían de los patriotas,  y estos los admitieron con generosidad celebrando este acontecimiento con un júbilo verdaderamente fraternal”. 
 Mariño parte con un ejército de 2000 hombres bien pertrechados  establece su cuartel general en la misión de Catuaro donde aseguraba el avituallamiento y la protección, en una zona casi inexpugnable. Entre tanto Piar, al frente de un batallón de caballería,  salió de Maturín hacia el sitio de Ortiz, cerca de Cumaná,   donde establece su cuartel general, se encargó de exterminar las partidas realistas que infestaban la zona.
Entre tanto Mariño con Bermúdez, Sucre, Valdés,   estrechaba el sitio sobre Cumaná. Los reales abren frentes en el interior de la provincia, Mariño  manda  una columna a cargo del intrépido coronel   Domingo Montes  y otra al mando del coronel Berné para contenerlos y   él  se dirige a  Carúpano.  Mariño se enfrenta al indio Macario Martínez, sagaz caudillo de aquella zona, lo derrota y logra pacificarla, volviendo a Catuaro. 
En el cuaderno No. 12, escrito de la mano de Sucre como dice Don Vicente Lecuna, nos narra este sitio de Cumaná  de 1816.
“Hallábase Mariño más y más empeñado en estrechar el sitio de Cumaná, cuando los acontecimientos de los pueblos de Barlovento, en especial Carúpano, llamaron seriamente su atención y le obligaron a levantar el campo de Catuaro y marchar con todo el ejército, dejando una pequeña columna  al mando del intrépido coronel Domingo Montes y del teniente coronel  Berné con orden de situarse en Cumanacoa y hacer sus incursiones sobre Cumaná. Llegado que fue Mariño a Carúpano  tomó las más activas  y acertadas medidas  para destruir la facción  de Macario Martínez, realista y de prestigio en aquel cantón;  de manera que dentro de pocos días todo quedó realizado y Mariño regresó a su cuartel general  de Catuaro y restableció el sitio con un ejército que no bajaba de 1600 hombres. En seguida, el 17  de enero de 1817 se propuso atacar y atacó Cumaná defendida por el general Juan Bautista Prado; entran por el estrecho o ensenada del Peñón vía del puerto del Barbudo, proponiéndose tomar de paso una casa fuerte bien dispuesta por los españoles, apoyada por 7 buques  mayores y menores y con fuerzas bien ubicadas en el estrecho mencionado. Mariño, al frente del batallón de Cazadores, cargó con tal denuedo e intrepidez contra La Casa Fuerte, que a la hora de combate, los españoles tuvieron que abandonarla  arrojándose al mar  para tomar a nado los buques, porque ya habían cortado los cables  y perdido las anclas. La pérdida de los patriotas en este prior encuentro  fue insignificante comparada con la de los realistas.  Mariño continuó su marcha hacia la plaza haciendo alto  en la capilla de los cerritos como a las diez de la mañana, desde donde atendidas  las formalidades y movimientos  a la usanza de la guerra, dirigió en el acto al gobernador  una nota intimando la rendición de la plaza  y ofreciendo todas las garantías del caso, cuya comunicación fue conducida por el coronel Antonio José de Sucre, acompañado del coronel Juan Carlos Fouchet y el teniente coronel Berné; quienes a los pocos momentos regresaron con la respuesta, cuyo contenido  se reducía a manifestar que, sometido como estaba el Comandante de la Plaza, general Juan Bautista Pardo, a preceptos  del honor  de la carrera de las armas  y obligado a llenar los deberes  que le imponía  su lealtad al rey y las órdenes de su superior, estaba resuelto  a sostener hasta el último trance en la plaza cuya defensa se le había confiado. En tal estado, Mariño  combinó la operación de ataque de esta manera: al general Valdés lo destinó por la izquierda con el batallón de Cazadores a tomar la altura de Aguasanta, al general Bermúdez por la derecha  con una fuerte columna sobre los parapetos del hospital y el propio Mariño con el resto del ejército marchó por el centro hacia el barrio de Chiclana y la fuerte posición de la Tenaza, poniendo en la vanguardia el batallón de Granaderos a las órdenes del coronel Armario. Casi simultáneamente se abrieron los fuegos en los puntos indicados; Mariño ocupó el barrio de Chiclana con poca pérdida y se mantuvo dentro de las trincheras y batería de la Tenaza siempre en tiroteo y en tentativas inútiles y Bermúdez daba repetidas y  atrevidas cargas sobre la línea y centro del hospital, de donde era siempre rechazado, a tiempo que Valdés empeñaba también con denuedo el asalto a la altura de Aguasanta. Ya como a las cuatro de la tarde, después de cuatro horas  de fuego vivísimo, Mariño concibió que fuera temeridad continuar y advertido al mismo tiempo  de que las municiones escaseaban y sin esperanzas de repuesto  en aquellos momentos  dio la orden de cesar el fuego; pero que se conservaran las posiciones que se ocupaba frente al enemigo”. (62). Mariño se dirige a Cariaco y nombra a Sucre, con grado de Coronel, Comandante General de la provincia y Jefe del cuerpo de tropas encargado de contener al ejercito realista. 

EL CONGRESO DE CARIACO.

                   El principal animador del Congreso de Cariaco fue el canónigo Cortes de Madariaga, que escapó de España, donde estaba prisionero, a fines del mes de octubre de 1816. Arribó a la isla de Margarita el 18 de abril de 1817.  Bolívar, al tener conocimiento de estos hechos, le escribe  solicitando su colaboración para la organización del gobierno de la República. Madariaga informa a Bolívar sobre sus gestiones ante el gobierno inglés para el reconocimiento de la República de Venezuela y la necesidad de la formación de un gobierno, con el que pueda entenderse. 
Entre tanto Mariño deja a Sucre encargado del cerco sobre Cumaná y expediciona sobre Barcelona, los realistas al conocer el avance oriental abandonan sus pretensiones;  y el 10 de febrero  se entrevistan Bolívar y Mariño.
Para el 23 de abril de 1817, parte de  Margarita hacia Cariaco, el canónigo  Dr. José Cortés de Madariaga, precedido con la fama de un mártir de la libertad, por incontables sacrificios en las prisiones de Cádiz y Ceuta, y se une a Mariño en su cuartel general de Catuaro; allí   convienen en la necesidad de  refundar la República, para lo cual era imprescindible convocar un Congreso Nacional, como lo había  previsto Bolívar.
Madariaga le había escrito  a Mariño, y este  le respondió sobre la formación del gobierno: “Estoy penetrado de la urgente necesidad de un centro común desde donde salgan todas las decisiones, un cuerpo respetable que reúna la opinión de los pueblos es positivamente un baluarte contra el despotismo y la arbitrariedad.”
Con tan buenos auspicios, el 8 de mayo, se congregan un buen número de importantes patriotas en la ciudad de Cariaco, en un edificio adyacente al río Carinicuao, y  se constituyen en Asamblea Nacional.
En el curso del debate intervienen brillantemente oradores como el Almirante Luis Brión, Cortés de Madariaga y Santiago Mariño. Hay un Acta que dice:
“En la ciudad de San Felipe de Cariaco a ocho del mes de mayo de 1817, séptimo. El excelentísimo Señor General Santiago Mariño, segundo Jefe de la República, habiendo convocado por esquelas a S. E. el Sr. Almirante Luis Brión, Jefe de las Fuerzas Navales, al Sr. Intendente General Francisco Antonio Zea,  Al Sr. Canónigo  de la Santa Iglesia de Caracas José Cortés de Madariaga, y a los Señores Francisco Javier Mayz , que era Presidente del Departamento Ejecutivo al tiempo del receso del Congreso  venezolano,  Francisco Javier Alcalá,  Manuel Isaba, Francisco de Paula Navas, Diego Bautista Urbaneja y Manuel Maneiro, dijo:
“Ciudadanos: Jamás he experimentado mayor satisfacción que la que disfruto al veros reunidos para deliberar lo que  mejor convenga a la salud de la Patria e las graves y extraordinarias  circunstancias políticas  que han movido a nuestro  ilustre compatriota José Cortés de Madariaga a venir en solicitud del Jefe Supremo, en cuyo nombre  y representación, tengo por su  ausencia  el honor de hablaros  como segundo Jefe  del Estado. El mismo Honorable ciudadano José Cortés de Madariaga, aquí presente,  os expondrá como se lo ruego  las razones indicadas. Vosotros juzgaréis si son de tanto peso  que os obliguen a instalar  inmediatamente este gobierno provisorio, sin aguardar la reunión  de diputados, cuya elección  no puede verificarse  tan pronto por el estado de agitación y de guerra en que se haya  nuestro país”.
El Congreso de Cariaco  declaró instalado,  desde el 8 de mayo de 1817,   el gobierno Federal de la República de Venezuela, en sus tres departamentos: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y abierto y expedito el despacho de los dos últimos poderes para el curso de los negocios interiores y exteriores, como lo propuso Madariaga.
 El General Fernando Toro y Simón Bolívar fueron nombrados en el Poder Ejecutivo; y por estar ausentes se encargaron ad ínterin, es decir provisionalmente: Francisco Javier Mayz, Francisco Antonio Zea y José Cortés de Madariaga.   Para el Poder Judicial fueron nombrados: el Dr. Juan Martínez Alemán, Don José España y  Don Gaspar Marcano; y Don Ramón Cádiz, Fiscal General de la República. También se decidió que  Mariño y Bolívar conserven sus cargos, e intiman a Bolívar a regresar cuanto antes  a tomar posesión de su destino que hará a la República servicio inmortales y dignos de su nombre.
  De todo se da cuenta al Libertador, que recibe informaciones sobre lo decidido, mientras actuaba sobre Guayana,  y que mal interpretando la acción patriota, se indigna y lo desaprueba. Sin embargo no fue ésta la causa principal de la disolución del Gobierno, sino que se ve obligado a trasladarse a la Isla de Margarita por el avance de Canterac sobre Cariaco.
En la isla procuran activar los poderes ejecutivo y legislativo,  y en cierta forma logran algunos progresos;  resisten  allí hasta el 29 de mayo, fecha en que se trasladan a Maturín y Guayana.
Tavera Acosta dice: “El Congreso declara: que desde este día reasume el carácter nacional  representativo a que ha sido restituido  por el eminente general Santiago Mariño, procediendo éste  en nombre del Jefe Supremo de la República y en el suyo propio, como segundo jefe encargado  al presente de las riendas del Gobierno. Mariño expresa que “nadie ignora que la República, en el curso de todas sus vicisitudes, jamás ha contado con un apoyo más firme, con un amigo más sincero que nuestro incomparable  ciudadano patriota  general Simón Bolívar, cuyos designios  han sido encaminados  al restablecimiento  del Gobierno representativo elegido  por el pueblo venezolano como constitución fundamental  ¡He ahí mi más ardiente deseo; he  ahí el objeto para el cual os he convocado ya dos veces!”. 
Sucre se abstuvo de participar en el Congreso de Cariaco por sensibles diferencias con Mariño, que lo desautorizó cuando quiso castigar ejemplarmente a algunos oficiales del Batallón Guardia de Honor de Mariño,  responsables de muchas fechorías. Sucre se retiró hacia Guayana buscando al Libertador, en compañía del General Rafael Urdaneta que actuaba sobre Cumaná.  Mariño no solo desautorizó a Sucre, sino que elevó a los oficiales culpables a los puestos más altos de su división.
Sin opositores, tanto Cortés de Madariaga como Mariño, obtuvieron lo que aspiraban del Congreso; Madariaga fue autorizado, como embajador plenipotenciario, a pactar con Inglaterra; y Mariño quedó como Gobernador y Jefe Supremo de las Fuerzas de la provincia de Cumaná.
Una vez disuelto el Congreso de Cariaco, a fines del año 17, por las circunstancias políticas y sobre todo por la arremetida de Morillo y Canterac, las fuerzas patriotas se trasladan a Guayana, para unirse a Bolívar.
MORILLO VUELVE A LA PROVINCIA DE CUMANA
         Desde Ocaña en la  Nueva Granada, Morillo se informa de la situación  de la provincia de Cumaná, y vuela en auxilio de Don Tomás de Cires, cercado por Mariño, y también por el regreso de Bolívar al frente de una bien organizada expedición.
         Llega  a principios de junio de 1817 y encuentra al Brigadier Don José de Canterac que había venido desde España al frente de un poderos ejército compuesto de dos batallones: Navarra y Burgos con 800 plazas cada uno. Dos escuadrones de lanceros con 360 plaza cada uno; dos compañías de caballería de 192 plazas cada uno; una compañía de artilleros de 80 plazas, equipajes y demás pertrechos de guerra.
         Morillo ordena a Canterac atacar a Cariaco, y lo hacen el 10 de junio; derrota convincentemente a los patriotas de Mariño que se refugian en Carúpano. En Cariaco no solo se pierde una batalla sino que acaecen dolorosas bajas, muchos jefes patriotas pierden la vida entre ellos el Capitán  Pedro José Sucre y Alcalá, hermano del Mariscal; y el Teniente Coronel Rafael Jugo, Secretario de Mariño. En esos días se hizo famoso el indio Macario Martínez, que aterrorizaba a las familias carupaneras, y al cual Canterac acogió de buen grado para cometer cientos de fechorías contra las principales familia cumpliendo instrucciones de Morillo.

Triunfo de Cires sobre Bermúdez en 1718.

Don Tomás de Cires lleno de sagrado entusiasmo,  dice: “Establecido el enemigo en el Puerto de la Madera, a legua y media de esta plaza, determiné atacarlo  en sus trincheras con 700 hombres, que era mucha parte  de nuestra guarnición , y tuvo efecto mi  pensamiento hoy día de nuestro augusto soberano, con tan feliz suceso, que el enemigo desalojado a la bayoneta de sus fuertes atrincheramientos, dejó en nuestro poder las dos piezas de artillería que allí tenia, toda su caballería compuesta  de 130 caballos ensillados, copiosa porción de municiones; un crecido número de fusiles y lanzas, todas las reses que allí tenían, y el campo cubierto de cadáveres. Nosotros hemos tenido alguna perdida. Aun no se me ha dado el parte circunstanciado  de todo: cuando lo reciba lo trasladaré  a V. S. Cumaná 30 de mayo de 1818. (73)
Nota: Tomas de Cires considero un triunfo la retirada táctica de Bermúdez hacia Cumanacoa.
ANTONIO TOVAR. 1820.
         Nombrado gobernador  por el General La Torre, Coronel Del regimiento de Navarra, gobernó desde el 27 de enero de 1820 hasta el 14 de abril de 1821. Estaba en el mando cuando arribó a Cumaná la expedición del general Canterac.
MORILLO Y CANRAC
El 22 de mayo había desembarcado en Cumaná don José de Canterac al frente de 3000 hombres, enviado desde España como refuerzo para que   Morillo continuase la pacificación comenzando por  Margarita donde había fracasado Urreistieta y Pardo.  Morillo  envía a Canterac contra Cariaco. El 10 de junio  toma la ciudad,  apresa  y ordena  fusilar al capitán José Francisco de Sucre y Alcalá, hermano del Mariscal.
Morillo y Canterac derrotan a los patriotas a todo lo largo de nuestras costas  y una vez pacificada la provincia de Cumaná, se traslada con su ejército  de más de 3000 hombres a Margarita. 

JOSE CATURLA. 1821.
         Fue nombrado gobernador provisorio por el General Domingo de La Torre. Pasó a la historia como el último defensor del régimen colonial en la provincia de Nueva Andalucía.
         En agosto de 1816  era capitán del ejército en Carúpano, y ejercía los cargos  de comandante militar  y político, y sub-delegado de la Real Hacienda.
         La administración de la provincia se redujo a la capital, Cumaná, ya que el resto de la provincia estaba en poder de los patriotas;  inició su mandato el 14 de abril  de 1821  y terminó el 16 de octubre  del mismo año,  día en el cual el General en Jefe José Francisco Bermúdez, ocupó la plaza de Cumaná después de sitiarla por más de tres meses,  mediante capitulación  celebrada y firmada el día anterior, 15 de octubre, entre el mismo General Bermúdez,  que la sitiaba desde el mes de agosto, y don José Caturla, que aceptó los términos de la rendición de la ciudad.
LA LIBERACIÓN DE CUMANÁ.
 El Libertador entró a Caracas pacificada el 29 de junio de 1821 y ese mismo día recibe los partes de guerra de Bermúdez, el Áyax venezolano, que le entrega a Caracas libre, y  recibe al Libertador estrechándolo en sus enormes brazos, pero entre lágrimas de niño, contenidas por la emoción de la victoria.
         Después de esta rotunda hazaña, el Libertador le otorga  a Bermúdez, el grado de General en Jefe,   y lo envía a libertar a Cumaná. 
En Oriente,  los patriotas van de triunfo en triunfo.  Casi todos los pueblos son libres al impulso de las huestes libertarias.  Una pléyade de héroes  derrota  a los realistas en todos los campos de batalla. El territorio se gana palmo a palmo y la sangre de los mártires de la patria da frutos nuevos  para himnos nuevos. 
Ese año de 1821, en Carúpano se lucha encarnizadamente para lograr su libertad. El General Juan Bautista Arismendi es el Comandante  General del Ejército  y el Lic. José Grau, es el Jefe Político de la Provincia. Lograda la independencia de la ciudad, se establecen allí interinamente los poderes públicos de la provincia.    En los primeros días de Agosto de ese año  llega Bermúdez a Margarita, asume el mando con órdenes precisas del Libertador de rendir a  Cumaná; allí lo espera el General Juan Bautista Arismendi, Jefe provisorio de la Provincia.
Los realistas aun  son fuertes, y  pretenden  mantener su dominio.  El general  Agustín Armario,  asistido por el invencible,  Domingo Montes, estaba acantonado, con las mayor parte del ejercito oriental, en  el Cuartel General de  Güirintar.  Los realistas  tratan de  sitiarlo por tierra y por  mar para lo cual movilizan su escuadra sutil al mando del Cap. de Navío Francisco de  Sales  Echeverría, sin éxito alguno. Armario se anotó una gran victoria. También  pretenden  prender al  Lic. José Grau, y retomar Carúpano, para lo cual contaban con refuerzos, que deberían venir desde Puerto Cabello,  donde se refugiaban  el Mariscal La Torre y el general  Don Tomás Morales,  pero esos refuerzos nunca llegaron.
         Develada esta conspiración,  nuestras fuerzas  bajo el mando de Armario, derrotaron a los realistas;  y el Gobernador  con el oportuno auxilio del Coronel Mateo Guerra, apresan a los conjurados, los remiten a Margarita y preservan la libertad de Carúpano.
         A mediados de agosto, Bermúdez, se traslada con su ejército a la costa de Cumaná, entrando por  los Bordones;  de inmediato ataca y toma el fuerte de San Luis,   sin mayores inconvenientes; convoca a todas las fuerzas que se encontraban alertas y en guerrillas, bajo el mando del coronel Domingo Montes, nunca  inactivas, ya que sus partidas mantenían la guerra contra los españoles en toda la provincia. Desde este punto estratégico, del fuerte de San Luis,  dirige  un bando al gobernador español de la provincia de Cumaná, Don José de Caturla, tratando de evitar sufrimiento a su noble pueblo. Don José de Caturla, había sustituido al coronel Antonio de Tovar, por orden del  Mariscal Miguel de La Torre, que firmaba como Gobernador Militar de Venezuela.
El Bando dice así: “República de Colombia. División militar de Oriente. Cuartel general en Bordones a 23 de Agosto de 1821. Al  señor Gobernador de la plaza de Cumaná. Los triunfos obtenidos por la República de Venezuela han puesto en poder de sus hijos los pueblos de que estaban separados, y solo resta la ocupación de esa plaza y la de Puerto Cabello para terminar la guerra desagradable que por once años se ha llevado. Encargado, pues, de realizar la primera por el  Excelentísimo Libertador Presidente, me he acercado con las tropas y escuadrillas que la bloquean; más como antes de emprender cualquier movimiento hostil, creo conforme a mis naturales sentimientos, brindar a Usía una capitulación decorosa a ambos gobiernos y proporcionar a los defensores de ese punto, su embarque libre de temor; he tenido a bien comisionar al Teniente Coronel Ramón  Machado, jefe de Estado Mayor de Oriente, para que en clase de parlamento entregue a  V. S. este pliego y reciba sus respuesta de entrar o no en esta negociación. Dios guarde  a V. S. Muchos años. José Francisco Bermúdez”.
El mismo día, y sin pérdida de tiempo, el Gobernador  Don José Caturla, contestó en estos términos: “Señor General José Francisco Bermúdez. Veo el oficio de V. S. de esta fecha que se ha querido molestar en anunciar los triunfos que dicen han obtenido las armas de República en las provincias de Venezuela, y de las órdenes que en su consecuencia ha recibido del Excelentísimo Señor Libertador Presidente. De la  certidumbre de todo estaba yo impuesto y de otras particularidades más, sin que ni unas ni otras puedan tener  la menos influencia para que admita la proposición que me hace por su indicado oficio, la cual ha ofendido altamente mi delicadeza y honor, al paso que también considero  hace poco a V. S. que la profiere, cuando le debe constar el estado en que se haya esta plaza en todos sentidos. Ni me lisonjean las ofertas de V. S.,  ni temo sus amenazas, y en este concepto pude V. S., obrar en el modo y forma que le parezca, firmemente persuadido que los ilustres defensores de esta referida plaza que tengo el honor de mandar perecerán antes ente sus ruinas que sucumbir – Dios, &. – Cumaná, agosto 23 de 1821. --- José Caturla”.
Bermúdez  responde,  ratificando sus buenos propósitos para evitar un baño de sangre, en tono mesurado, la conveniencia de la Capitulación; sin embargo, Caturla no cede y la correspondencia entre los jefes se hace rutinaria.  
         El General  Bermúdez,  despliega sus fuerzas, toma el fuerte de San Justo más conocido como batería de El Dique, y continua fortaleciendo sus mandos mediante la  incorporación de veteranos milicianos y efectivos militares que se presentaban voluntariamente, y  desde esta posición estratégica en los fuertes de San Luis y San Justo, donde resistía el permanente bombardeo y a la vez  le causaba  estragos al ejército  y a las posiciones realistas.
         El 25 de agosto  Bermúdez decide accionar sobre la batería de la Boca o fuerte de San Carlos, para impedir la fuga, que los jefes realistas preparaban  en tres goletas  surtas en el puerto de Hostia, protegidos por el fuerte de la Boca del Río.  Bermúdez manda  50 hombres  para que tomen la Casa Fuerte, y  le ordena al Comandante  Sebastián Boguier, jefe de las fuerzas sutiles,  la captura de las tres goletas. Esta acción duró tres horas de intenso fuego y acciones heroicas de parte y parte. Boguier y Bermúdez obtuvieron la victoria.  El Parte de esta batalla, lo escribe escuetamente el propio comandante Sebastián  Boguier.
         “Excelentísimo Señor. En virtud del plan proyectado en combinación con V. S. el día de ayer dispuse la fuerza de mi  mando para batir la batería  y buques enemigos en la noche anterior lo que se verificó  habiéndole quitado al enemigo  un esquife y las tres goletas que tenían ancladas bajo fuego  enemigo  de la batería y de sus buques. El Comandante Domingo Román  y el capitán de la caladora “Cariaqueña” ciudadano José Fermín fueron destinados a cortar  y remolcar las expresadas goletas, los cuales verificaron con toda actividad cuanto se les ordenó lo que pongo en consideración  de V. S.  Todos los demás capitanes contribuyeron igualmente con eficacia a batir al enemigo  junto con la tripulación de sus buques  respectivos. El Ciudadano Francisco Gallega,  fue también con el comandante  Román. Dios guarde a  V. S.,  muchos años. Restaurador, 27 de setiembre de 1821. Excelentísimo señor Sebastián Boguier.
         Resumen del expediente del Jefe Español. El día 11 de octubre, Bermúdez  se apoderó  de las ruinas de Santa Catalina y las reconstruye en gran medida, haciendo casi un reducto bastante apropiado a los efectos perseguidos; y  también  tomó un horno de cal  muy bien ubicado, a poca distancia del fuerte de La Boca y de las fuerzas sutiles, surtas  en el puerto de Hostia, y así logro cortar las comunicaciones de los sitiados.  Caturla atacó fuertemente sin  suceso, ya que Bermúdez, había consolidado su posición, y tenía bajo su mando los fuertes San Justo, conocido como El Dique,  y San Luis, de donde les proporcionaba toda la ayuda que necesitaban a  sus fuerzas.  Las acciones de guerra no cesaban y la artillería  no descansaba.  El día 13, Caturla envió un parlamentario ante Bermúdez,  para lograr un cese del fuego y sacar a los heridos del teatro de operaciones, lo cual fue aceptado por  el jefe patriota,  sobre todo porque ya se había dado la circunstancia de la rendición del fuerte.     
         A pesar de estas derrotas y que Bermúdez estrechaba el cerco sobre la ciudad, Caturla no se rendía; más bien  estaba dispuesto al sacrificio, y anteponía como ejemplos históricos los de Sagunto,  Numancia y Gerona, que prefirieron  la muerte a la rendición.
         Sin embargo la táctica de Bermúdez estaba dando resultado, los patriotas se fugaban de la ciudad con sus familias, y buscan  la protección de Bermúdez. Mil tretas hacían los patriotas para lograr huir del enemigo común.
         A principios de octubre Bermúdez logra terminar los trabajos en la antigua fortaleza de Santa Catalina, que estaba abandonada,  distante un  tiro de fusil de la fortaleza de La Boca; y montó en ella un cañón de 18, uno de  8 y otro de 6,  con los cuales hizo un fuego vivísimo, varios días, contra la fortaleza.
         El día 6, de ese mismo mes, se presentó en el cuartel general de Bermúdez,  el disidente capitán de flecheras Tomás Luisete, acompañado  con 2 marineros,  para convenir con Bermúdez los términos de su rendición, y afirmó  que la plaza de Cumaná no resistiría muchos días más, el pueblo estaba sufriendo mucho.   Prueba de ello es la carta que escribe al vicepresidente de Colombia,  General en Jefe Carlos Soublette,  en la cual dice:
         “No es posible, Excelentísimo Señor, creer que Cumaná deje de ser ocupada antes del 15 del corriente: su resistencia  es una obstinación conocida de su jefe, que yo trataré como merece  por su capricho y tenacidad. Dios Guarde  a V. S. Excelentísimo Señor.  El General en Jefe.  José Francisco Bermúdez.
         El día 14 de octubre,  se rindieron la  Batería de La Boca  o fuerte de San Carlos, bajo el mando del Comandante Juan Bautista Ynrusarri,  y las fuerzas sutiles de Echeverría.  Bermúdez acogió con benevolencia  las exigencias de los vencidos, nombró al coronel Domingo Montes para recibirlas, y les dice:
         “El Señor  coronel Domingo Montes está facultado para proceder  al recibimiento de  estados, y demás cosas necesarias, y el dispondrá  el relevo de esa guarnición como U. S., lo solicitan  en su artículo 2°,  asegurándoles que seré tan indulgente con esos  bravos oficiales y tropa, como humano.  Dios guarde a U. S. muchos años”.
         Esta capitulación fue informada inmediatamente al Gobernador José Caturla, el cual sobre la marcha convocó  una Junta de Guerra para discutir los términos de la rendición de la plaza, y redactó un memorial  con todos  los sucesos que antecedieron a tal suceso. 
         El Estado Mayor realista de Cumaná,  estaba formado por  hombres curtidos: el Teniente Coronel Pío Sánchez Garcés,  Jefe del Batallón de Granada;  el coronel Salvador de Medina, Jefe del batallón de Cachiri;  El Coronel Manuel Cid, Jefe del Batallón Navarra, y el Capitán   Agustín Rodríguez, Comandante de  Artillería.
         El Estado mayor de Bermúdez, estaba formado por el General Juan Bautista Arismendi, Coronel Ramón Machado,   Coronel Domingo Montes  y  Capitán de Navío Sebastián Boguier.
         El mismo día 15 de octubre se redactó  el proyecto de capitulación,  y el 16,  Bermúdez entró a Cumaná y fue recibido por el pueblo, como su Libertador.
         Caturla entregó la plaza  en presencia del ejército y del pueblo. Bermúdez cumplió cabalmente con los términos de la capitulación. 
Cumaná era definitivamente libre.

DIEGO DE VALLENILLA.
“La cabeza, la pluma y la espada de la revolución”.
         Nació Diego de Vallenilla en Cumaná el 25-10- 1773, hijo de don Félix Vallenilla Salaverría y doña Isabel María Guerra de la Vega.
         En 1810 se alistó, al igual que sus hermanos: Domingo, Luis y Quintín, en las filas patriotas. Actuó como secretario de la Junta de Gobierno donde ejerce sus facultades como líder, de tal suerte que el historiador don Ángel Grisanti, lo considera  “La cabeza, la pluma y la espada de la revolución”.
         En 1811 pasa al Poder Ejecutivo de la Provincia de Cumaná. En 1812 es arrestado y enviado por Cervériz, a la prisión de La Güaira, con otros ciudadanos notables de la ciudad que sirvieron en el gobierno revolucionario. Liberado en 1813 por el Libertador, ocupa puesto legítimo en el Congreso de Cariaco, y es nominado para formar parte del Poder Ejecutivo plural con Simón Bolívar, Santiago Mariño, Fernando del Toro, José Cortés de Madariaga, Francisco Javier Maiz y  Francisco Antonio Zea.
         En 1819 concurre como diputado por Cumaná al Congreso de Angostura, convocado por el Libertador, en cuyo Congreso, bajo la presidencia de Francisco Antonio Zea,  fue elegido Secretario.
         En 1820, don Diego de Vallenilla es nombrado Intendente de Venezuela, y en 1821, concurre con el carácter de diputado por Cumaná al Congreso del Rosario de Cúcuta para sancionar la Constitución que creó La Gran Colombia, allí va al lado de Antonio José de Sucre, don Fernando Peñalver, José Gabriel de Alcalá y el Dr. Juan Martínez Alemán.
Nombrado Gobernador político e intendente de la provincia  por el Gobierno de Venezuela establecido por el Libertador en Angostura de Guayana. Se instaló  en Cariaco  y luego en Carúpano. Cesó en junio del mismo año por haber sido elegido diputado  al Congreso del Rosario de Cúcuta.

Dr. JOSÉ GRAU.  1821

         Era Juez político de Carúpano, y se encargó del gobierno a la salida de don Diego de Vallenilla, en octubre de ese año se trasladó para Cumaná, donde continuó gobernando, hasta que organizada la República  de Colombia, se constituyó el departamento de Orinoco.
         El Lcdo. José Grau nació en Cumaná el 30 de octubre de 1784. Estudió gramática, latín y teología moral. Pasó a Caracas y estudió cánones  y derecho civil. Regresó a Cumaná de pasante del Dr. Juan Martínez Alemán, y se recibió de abogado ante el Poder Judicial en 1812. Fue nombrado por el General Santiago Mariño, fiscal de hacienda en 1813; pasó luego a la isla de Margarita  y revalidó el título de abogado; así mismo lo hizo en Angostura-Guayana, sede de los poderes públicos, ante la Corte Suprema de Justicia, en 1820. En 1821 fue gobernador de Cumaná, Ministro de Fomento y Justicia, fue juez y Presidente  de la Corte Suprema de Justicia,  y diputado por Cumaná al Congreso Constituyente  de 1830.
         Indudablemente fue un patriota a tiempo completo, político audaz,  culto, útil, incansable, fue también  jurisconsulto notable de la época independentista. Uno de los grandes hombres de Cumaná.
         Escribió el “Catecismo Constitucional”, obra esta que se mandó estudiar  en las escuelas por orden del general José Antonio Páez, siendo Presidente de la República, en su primer período;  y aparece en los apuntes estadísticos del Estado de Cumaná, publicado por orden del general Antonio Guzmán Blanco, durante su gobierno. Puede decirse que fue de aquellos hombres   de la Independencia, la misma estatura de don Diego de Vallenilla.
En 1821 Bermúdez es nombrado por el Libertador gobernador del Departamento Orinoco de Colombia,  capital Cumaná  -Comparte el gobierno con José Grau y Diego de Vallenilla, hasta 1826-.
Fueron gobernadores de Cumaná entre 1826-1835: José Félix Blanco, Santiago Mariño,  Bartolomé Salom, Diego de Vallenilla, José Francisco Bermúdez. Antonio José Sotillo, Eduardo Stopford y José María Rodríguez.
En este período era el General en Jefe José Antonio Páez, Comandante General e Intendente del Departamento de Venezuela de la Gran Colombia y el General en jefe, José Francisco Bermúdez, era Comandante del Departamento Orinoco.
1926.- Las fuerzas más oscuras de Colombia, complotan contra Bolívar y Sucre. Páez se pone al frente de los separatistas de Venezuela y el Libertador lo apoya, decepcionado por las intrigas de Santander y su partido.
Carúpano y Cumana se pronuncian por Páez. Mientras Bolívar le escribe a Páez respaldando su movimiento, Bermúdez ataca a los separatistas. En Cumaná y Carúpano desconocen a Bermúdez que bloquea a Cumaná.  
   




No hay comentarios:

Publicar un comentario