domingo, 16 de octubre de 2016

DRAMA DE LAS SOMBRAS

Ramón Badaracco








Drama de LAS SOMBRAS

















CUMANA 2009






EN FOMMA MUY SECILLA, TODOS LOS ACTORES APAECEN EN EL ESCENARIO Y SALUDAN CON  REVERENCIA. LUEGO SE RETIRAN Y SE ESCUCHA LAVOZ DEL NARADOR.  



NARRADOR

Yo me sentí
Impelido
En una sabana ilimitada
De horizontes cálidos.
Iba a la grupa
De un potro
Hecho de vientos.
El espejismo
Me mostraba prados verdes,
 Ríos desparramados
De quietud melancólica.
Yo deseaba  calmar
La sed que me abrazaba,
Sentía en mis entrañas
Dolientes, el agónico
Llamado de la muerte…
Y perdí el sentido.

Frente a mí
Se levantaban las sombras;
Y entré en la recóndita
Convicción del suceso.
Eran Sucre y Bolívar
Que hablaban
En presencia
Del Supremo Hacedor
Que los conjuraba.

Bolívar recordaba
El destino providencial
Que puso en su camino
Al egregio guerrero;
Con voz temblorosa
Pero firme, le dijo:

BOLIVAR

¿Recuerdas hijo mío,
Aquel día en que decidí
Llamarte… que vinieras
Pronto a mi lado?
Yo te observaba y sabía
Que eras el rival de mi gloria.


SUCRE



Sí…
Te había escrito
Muchas veces pidiendo
Ese privilegio-
Comprendí la magnitud de tu obra
No quería un pueblo esclavo
Amo la libertad.
Quería, como mis hermanos, derramar mi sangre
Por tus ideales y por La Patria.



BOLIVAR


Tardé mucho en llamarte…
Me hubieras ahorrado
Tantos sacrificios,
Tantos sufrimientos...
Tu solo me diste
Satisfacciones y honores.
Con tus hechos
Con tu inteligencia,
Valor y actividad,
Dignificaste al soldado

Sin ti yo no sería nada.
Contigo lo soy todo…
Somos uno en el pensamiento
Uno en la acción,
Y uno en la gloria...


SUCRE


Tú lo dices…
Soy solo un soldado.
Cumplí con mi deber…
Mi brazo no hizo otra cosa
Que aceptar
Y cumplir tus órdenes...

 NARRADOR

Yo me sentí elevado
Sobre la llanura árida.
Distinguía confusamente…
Los límites de la tierra,
Desde las costas cálidas,
Hasta las cumbres
De las más alta
Y gélidas montañas.
Se presentaron ante mí
Los terribles desfiladeros.

Vi las tropas
En su penoso ascenso…
Y la sangre,
Y los cuerpos destrozados
Por la metralla...
Estaba sobre el Chimborazo.
Estaba en Ayacucho...
Detrás de mi la sombra
Fantasmal del Aconcagua.
Fije la mirada
Sobre un grupo de corceles
Que avanzaban.
Era Bolívar el Libertador en Pasto,
Socorría  al valiente Pedro León Torres.
Luego miré al Sur
Jacinto Lara clavaba su espada en
El corazón de Corpahuaico…

Córdova y La Mar avanzaban…
Sucre estaba
Sobre las inconquistables
Cumbre del Cotopaxi;
Había salvado
Los horribles acantilados. 

Más allá la silueta del Virrey
En el Condorcunca.
Gesticulaba, levantaba
El bastón de mando y gritaba...



¡Allá está Córdova!
¡Por la derecha Santa Cruz!
¡Y Sucre, corcel indómito,
Por el centro!

¡Y Córdova, La Mar y Calderón,
Y Diego Ibarra!...

Estaban en el combate
De toda América...

Valdés, Carratalá, Monet,
Villalobos y La Serna,
Campeones de España,
De la España inmortal...



SUCRE INCANSABLE…


¡Soldados...
De los esfuerzos de hoy
Pende la suerte
De América del Sur!...




NARRADOR

Ahora estaban en Zepita,
Era el momento de cruzar
Otra vez el Desaguadero...
El lago se extendía a mis pies...
En una quietud de cisnes
De brumas impenetrables.



BOLIVAR


No hijo mío…
Eres más que un soldado;
Eres el espíritu del deber,
Del patriotismo y la honestidad.
Comprendiste el significado
De la libertad de Colombia
Para preservar la libertad
De tu propio pueblo.
Supiste donde estaba
El centro del poder
Y donde cortar para obtener
Este privilegio.
Tú eres el hijo
Que deseaba y nunca tuve...



NARRADOR

Entonces Sucre
Se arrodilló y le preguntó:

SUCRE



¿Padre mío;
Es por eso, que
Entre tantos capitanes,
Que sirvieron a tu lado,
¿Me diste tanta gloria?



BOLIVAR

No, hijo mío…
Tú lo ganaste,
Reúnes mi genio
Con la sabiduría de Soublette;
El bondadoso carácter de Briceño;
El talento de Santander
Y la actividad de Salom.
Ayacucho es tu obra
Y es la cumbre
De la gloria Americana
Tú lo hiciste
Tú eres el libertador del Perú.

Nadie ama la gloria de Vd.
Tanto como yo.
Jamás un jefe ha tributado
Más gloria a un subalterno


SUCRE
Agradezco en mi alma
La memoria que Ud. ha escrito en mi honor;
Si puedo retribuir este homenaje
Con mi sangre  misma lo haré por Ud.

AYACUCHO
Es una batalla…
¡Tú eres el espíritu
De la libertad!...
¡No puedo rivalizar contigo!
¡Soy un soldado!...



Bolívar se acerca a Sucre y lo abraza fuertemente. Luego los dos saludan al público.  

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