jueves, 6 de octubre de 2016

LA BATALLA DE CARABOBO


RAMÓN BADARACCO

                                



         LA GRAN BATALLA DE CARABOBO




CUMANÁ 2009




Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco

Título de la obra:

LA GRAN BATALLA DE CARABOBO

Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná

cronista40@hotmail .com
academia.sucre@gmail.com













ANTECEDENTTES


Armisticio entre patriotas y realistas.
Al inicio de 1820, hubo un hecho exógeno de gran significado para la revolución hispanoamericana, un movimiento revolucionario cívico-militar en España, dirigido por el comandante Rafael Riego y Don Antonio Quiroga, derroca a Fernando VII, derogan su constitución, y proceden a restituir la humana y avanzada constitución de Cádiz de 1812.
Esta situación hace que el militarmente golpeado Morillo, se vea obligado a proponer un armisticio, y un diálogo personal con el Libertador.

El 26 de noviembre de 1820, se firma un acuerdo de Armisticio y Tratado de Regulación de Guerra, entre patriotas y realistas, mediante el cual se suspenden las acciones militares por seis meses; Tratado éste que fue ratificado en entrevista del día siguiente 27, entre Bolívar y Morillo.
Este acuerdo, indudablemente favorece los planes del Libertador, con miras a la liberación de Venezuela. Bolívar ha logrado reunir, sin contratiempos, el más grande y eficiente de los ejércitos de la Venezuela independentista.
Aprovechó el Libertador, en estrecha colaboración con el general Sucre, esta paz, para organizar la gran Campaña de Carabobo, por la seguridad que le ofrecía la Guayana, además del dinero enviado por Santander, la colaboración y empeño de Páez, en adiestrar mejor sus cuerpos en Apure; y el estímulo y la orientación de los oficiales ingleses. Había capacitado por vez primera, con mejor disciplina y nuevos métodos, el ejército que iba a cerrar la etapa comenzada años atrás.
Descontento del ejército realista.
Por otra parte, La Torre y sus tenientes, ante Morillo, se quejan de no haber recibido apoyo suficiente; no sólo de España, sino de la región ocupada en Venezuela por las armas españolas.
Sin embargo, el jefe realista dispone, a comienzos de 1821, de un poderoso ejército; pero, la figura de Morillo, capaz como militar e implacable como enemigo, tenía un concepto rudo del mando: esta era la imagen que tenían los pueblos del soldado español.
España no envió a América a un militar superior a Morillo. Tal vez pensó que siendo Venezuela un perpetuo campo de batalla, enviaba al país a un hombre que había luchado tercamente en la guerra de Independencia de España, contra las tropas napoleónicas, y es ante este hombre disciplinado y terrible, a quién Bolívar tiene que combatir en condiciones de inferioridad.
También tenemos a Morales, que ha vivido 14 años en Venezuela, es canario, y representa la mentalidad de aquellos isleños que vieron perdidas sus haciendas en 1811, al surgir la República.
Entre Morillo y La Torre no hubo armonía, pues aquel desaprueba el indulto que dictara éste en Nueva Granada. Morales tenía más conocimientos del país, dada su larga estancia en él. Se ha dicho que llegó muy joven a Venezuela y que, ocupado, como Boves, en asuntos de comercio, viajaron continuamente por todo el llano del Guárico hasta el Guarapiche. Morillo conocía la capacidad de La Torre en menesteres de guerra, pues lo vio en la Península.
Así las cosas, se desencadenan los enfrentamientos, pero solo vamos a ver

LA BATALLA
                                                                                      
A las 11 de la mañana de ese memorable 24 de junio se dio inicio en las sabanas de Carabobo, la cruenta batalla que sellaría por siempre la independencia de Venezuela.
El Ejército patriota a las órdenes de Simón Bolívar había iniciado su avance desde Tinaquillo en horas de la madrugada. Después de atravesar la serranía de Las Dos Hermanas se hallaba en sus alturas observando el dispositivo realista Desde la colina de Buena Vista Bolívar, subido en el techo de una vieja casa, contemplaba como el mariscal de campo Miguel de La Torre, Comandante del Ejército realista había dispuesto sobre el terreno las tropas que enfrentaría a los republicanos. Una disposición perfectamente escalonada con el mejor de sus batallones El Valencey, como punta de lanza que enfrentaría con suma ventaja a las que les opusiera el Libertador.

De Bolívar actuar en ese sentido, sencillamente estaría llevando su Ejército al suicidio

Después de conferenciar con sus comandantes de divisiones general José Antonio Páez de la Primera, el general Manuel Cedeño de la Segunda y el coronel Ambrosio Plaza de la Tercera, Bolívar les explica el plan de ataque.

Este consistía en que la División de Páez atacara el flanco derecho del enemigo que estaba más desprotegido. La División de Cedeño seguiría a la Primera División y la División de Plaza por el frente fijaría al enemigo sin entrar en combate Con este plan Bolívar atacaría a La Torre prácticamente por la reserva de éste que era el lugar más vulnerable y evitaba a su vez un ataque frontal que lucía más favorable a los realistas

Páez se dirigió con su División por la Pica de la Mona, guiado por el baqueano Febres, para continuar luego sobre unas quebradas y riachuelos, que sólo permitían el avance de un hombre a la vez y entrar a las sabanas para presentar combate

Seis batallones realistas y tres grupos de caballería descansados y en las mejores posiciones se enfrentarían a las tropas republicanas Cuando las tropas de Páez trataban de entrar a la sabana empezó el fuego de la artillería realista. El primero que entró en batalla fue el batallón Bravos de Apure atacado por el poderoso batallón realista “Burgos”, que era la reserva de La Torre.

Ante el ataque sorpresivo y mortífero los “Bravos de Apure” se repliegan con muchas bajas y entonces el Libertador que está encima de la acción ordena a los ingleses que ataquen arriesgándolo todo y los ingleses se interpone entre los Bravos de Apure y los realistas El batallón de Cazadores Británicos se inmola es ametrallado a quemarropa. Cae su comandante el coronel Tomás Farriar y tres comandantes más, hasta que toma el mando el mayor Minchin y resiste heroicamente la arremetida del Barbastro que ha auxiliado al Burgos Entonces Bolívar pendiente de todos los movimientos de sus hombres ordena  a todas las tropas bajo su mando  el ataque por todos los flacos del ejército español y nuevamente del Bravos de Apure que se ha reorganizado, apoyado con dos compañías con Páez al frente y reforzado con el batallón de Tiradores de la Segunda División, a orden del teniente coronel de las Heras en una acción sin precedentes toman el control de la batalla  

Las acciones que parecían impotentes se han equilibrado cuando el Bravos de Apure ataca al Burgos y las compañías de Tiradores lo hacen al Barbastro

En este momento de la batalla La Torre ordena el contraataque con el Príncipe, el Infante y Hostalrich, pero los patriotas vienen incontenibles arrollando, y destrozan al Burgos, y ante tal descalabro se rinden el Barbastro y el Infante, pero La Torre con su imponente caballería quiere cambiar el destino incierto de la batalla. La caballería realista ataca, pero aparece en escena la caballería de Páez a las órdenes del intrépido capitán Juan Bravo que recibe catorce heridas. La Torre ordena que ataque la caballería Lanceros del Rey, pero ésta huye vergonzosamente al ver que entra en acción la caballería del coronel Cornelio Muñoz, que sigue implacablemente atacando a los realistas que empiezan a retroceder……………El batallón del Valencey, que hasta ese momento no ha tenido actuación alguna, empieza a reorganizar a los dispersos y a retroceder ordenadamente. La División de Plaza entra ahora en acción, pero su heroico comandante muere en el campo de batalla. Igualmente sucede con Cedeño, quien, al intentar perseguir a los realistas, cayó muerto como debía morir el bravo de los bravos de Colombia………….
Bolívar que para este momento ya estaba en el campo de batalla ordena que 500 soldados de los Granaderos y del Rifles, montados en las grupas de los caballos persigan y destrocen al enemigo que huía hacia Valencia. La persecución se detiene en Valencia después de seis horas de marchas forzadas por parte de la infantería realista. Ha llegado la noche y se detiene la persecución. Los realistas continúan hacia Puerto Cabello donde se atrincheran. La batalla concluyó después de una hora de encarnizada lucha y de seis horas de persecución……………Seis mil trescientos hombres del ejército patriota derrotaron a cinco mil del ejército realista para sellar definitivamente la libertad de Venezuela.

                                                              *Presidente Sociedad Bolivariana de Venezuela.


La Batalla de Carabobo, es la suma de todos los heroísmos, toda la experiencia acumulada por el genio de Bolívar; fue planificada por Bolívar y Sucre, no se debe olvidar este detalle.  El acontecimiento histórico más importante, y digno del genio del Libertador, de la historia de Venezuela es, sin duda alguna, la "Batalla de Carabobo", la cual sirvió para sellar nuestra independencia, y propender a la liberación del resto de América, después de once años de sacrificios y muertes.
Todo estudio de esta campaña extraordinaria, debe incluir las distracciones de Urdaneta, Carrillo y Bermúdez, y sobre todo este último, el Ayax venezolano, que con 1500 aguerridos orientales, tomó Caracas, menguó el ejército real,  enfrentó a Pereira, que lo duplicaba en fuerzas, y lo zarandeó por todo el norte de la provincia alejándolo de su destino, cual era reforzar a La Torre;  y  logró dividir aquel ejército de 15 mil hombres, que ha podido llevar el Mariscal Latorre, al campo de Batalla en Carabobo.
Los antecedentes que dieron como resultado esta batalla, se iniciaron cuando el Libertador Simón Bolívar, en Angostura, planificó la campaña, que dirigiría contra el virreinato de la Nueva Granada, con el fin de liberarla.
En 1819, desde la Guayana libre, Bolívar al frente del Ejército Libertador, se pone en marcha en la más atrevida campaña de la Historia de América. Atraviesa los Andes por le páramo de Pisba, superando el paso de Aníbal por los Alpes.
Ésta fabulosa aventura militar culmina en las batallas de Gámeza, donde Bolívar derrota al coronel Barreiro. Bolívar persigue a Barreiro y lo vuelve a derrotar en Pantano de Vargas. Esta batalla resultó difícil para los hombres al mando de Bolívar, que estuvieron cerca de la derrota, ya que el ejército se encontraba agotado y desorganizado, tras el difícil ascenso al páramo de Pisba. Sin embargo, el ataque por el flanco del destacamento de la legión británica, al mando del coronel James Rooke, y una oportuna carga de caballería de los lanceros del coronel Juan José Rondón, recién llegados al campo de batalla, revirtieron la situación. Rooke, resultó gravemente herido en el ataque y fallecería algunos días después. Posterior a este ataque, las tropas realistas huyeron a los Molinos de Bonza; y Boyacá, donde vence a los realistas. Sobre todo, ésta, Boyacá, donde sella la independencia del Virreinato de la Nueva Granada.
Terminada esta campaña, con la entrada triunfal en Bogotá, la capital imperial, el Libertador entrega el gobierno al General Santander, que supo en todo momento estar a la altura de las exigencias de aquella increíble hazaña.  Y Bolívar regresa a calmar a sus impacientes capitanes en Angostura, donde no lo creían triunfador.
Allí Bolívar propone al Congreso, la creación de una sola República con el nombre de Colombia. El 17 de diciembre de 1819 se hacía realidad este sueño y esta aspiración de Bolívar, al dictaminar al Congreso su creación.
En febrero de 1821, se reanuda la lucha en territorio venezolano. Bolívar ordena a todos los ejércitos patriotas que se concentren en las regiones centrales del país.
 En junio, Bolívar acampa en Tinaquillo con un ejército de 6.500 soldados. Páez, Cedeño y Plaza, están al frente de las Divisiones, y son sus principales jefes.
Los realistas, con fuerzas menguadas, ya están en el campo de batalla, y aunque esperan refuerzos, solo presentan en número no más de 5.000 tropas, dirigidas por el General La Torre, y se encuentran con la moral muy baja.
Geografía de la Batalla
La región donde se libra la batalla de Carabobo es una pequeña llanura bordeada al norte y al oeste por numerosas colinas y cerros, que da al suroeste de la ciudad de Valencia, por supuesto en territorio de la provincia de Venezuela. Al norte de este sitio van las quebradas de ¨Las Manzanas¨ y la de ¨Carabobo¨, que da nombre el campo: baja de la montaña al lado de la Colina del Chaparral.
Bolívar define la estrategia del ataque:
El Libertador planifica la reunión de su ejército, con el de Páez y el de Urdaneta, en el centro del país. En un mes se movilizan las tropas hasta San Carlos. En total se concentran 6.500 hombres provistos de armamento, cabalgaduras y provisiones.
El General José Francisco Bermúdez, debe atacar Caracas, para impedir que las tropas, a cuyo mando está el coronel Pereira, uno de los mejores capitanes de España; se incorporen al ejército de La Torre.
 El ejército republicano subía del sur, desde San Carlos, a buscar al enemigo, que ya estaba en Carabobo, aguardándolo, en los angostos y tortuosos desfiladeros, que hacían imposible la entrada del ejército patriota. Prácticamente como una emboscada.
Todo esto lo apreció el Libertador desde la altura de Buenavista, que domina el panorama, y consideró que era suicida atacar de frente al enemigo, tal como lo había pensado La Torre, esperando los refuerzo, y se creía fuera de peligro.
En vista de esta disposición, Bolívar, organiza sus divisiones, y da órdenes precisas y sublimes, se trataba de libertar la Patria, y cualquier tributo, era necesario.
 Bajo su batuta, con mano poderos, la vanguardia avanza y se apodera de los altos de ¨Buenavista¨ amaneciendo el 24. El Alto de Buenavista dista más o menos una legua de Carabobo.
 Desde tal sitio, dice Briceño Méndez:
“observamos que el enemigo estaba preparado al combate y nos esperaba formado en seis fuertes columnas de infantería y tres de caballería, situadas de manera que mutuamente se sostenían para impedir nuestra salida a la llanura". Briceño Méndez agrega: " El camino estrecho que llevábamos no permitía otro frente que, para desfilar, y el enemigo no solamente defendía la salida al llano, sino que dominaba perfectamente el desfiladero con su artillería, con una columna de infantería que cubría la salida y dos que la franqueaban por derecha e izquierda".
Bolívar se da cuenta de lo imposible del ataque frontal, y de que precisamente, la ocupación de la llanura fue una medida de previsión del Mariscal español para obligar a su contrario a combatir como él quería. Aquello alteraba la norma común del Libertador de obligar siempre al enemigo a la lucha, pero en las condiciones que él imponía.
El Libertador ordenó una entrada muy peligrosa, pero necesaria. Era una maniobra envolvente, que cumplirían Páez, Cedeño, Fariar y Rondón.
Páez, en su división lleva a los Bravos de Apure, al Batallón Británico y 1.000 jinetes. Cedeño, al frente de la segunda división comanda al Tiradores, (dirigida por el teniente coronel Ludwig Flegel), y Vargas (teniente coronel Antonio Gravete), a lo que se sumaba un escuadrón de caballería.
La tercera bajo las órdenes del coronel Ambrosio Plaza y constituida por 4 batallones. El de Rifles a cargo del teniente coronel Arturo Sandes, Granaderos al mando del coronel Francisco Paula Vélez, Vencedor de Boyacá dirigida por el coronel Juan Uslar, y Anzoátegui: comandada por el coronel José M. Arguidegui; completando este orden, con el regimiento de caballería.
Las fuerzas republicanas sumaban en total 6500 hombres.
Del lado Realista:
La Torre, después de las maniobras, que en plano nacional cumplen Bermúdez, que avanzó desde Cumaná, entretiene a Pereira y a Morales, impide el envío de refuerzos a La Torre, y avanza hasta La Victoria, desordenando y desanimando a los españoles.  
Y la diversión de Urdaneta, que, en su travesía coriana, con Carrillo y Reyes Vargas, avanza hacia San Felipe, y fue a concentrarse en San Carlos, dejando en Tinaquillo, un pequeño cuerpo de vigilancia.
A medida que el jefe español, debe atender estos movimientos, cede terreno; y permite apresurar la marcha y el ataque del ejército republicano.
Bolívar ha quitado toda iniciativa a La Torre, colocándolo a la defensiva, desde que éste, ordenó abandonar a Guanare, lo que permitió la entrada de los patriotas, a San Carlos. Perdiendo, desde luego, el impulso y decisión en el proyectado ataque, que aspiraba llevar a cabo contra el Libertador.
 ¿Tenía acaso La Torre, capacidad, después de perder la mitad de sus fuerzas, para ordenar a las fuerzas que quedaban bajo su mando, que fueron al principio, alrededor de 15 mil hombres, para atacar a los patriotas?  
Sus subalternos son hombres que han luchado en Venezuela, que conocen su geografía, sus costumbres. De ellos el más respetable es Pereira, y a éste deja Morales en Caracas para que atienda a Bermúdez. Se cometen dos errores atribuidos al Mariscal de campo:
1.- Ausencia de Pereira en el campo de Carabobo
2.- Distracción de más de tres batallones para combatir al jefe oriental y al jefe andino. ¨Además, era sabido que Pereira valía más que Morales¨.
Entre tanto, El Libertador, dispone que el ejército marche por la izquierda para envolver al enemigo por su derecha, maniobra que La Torre no esperaba. Este había confiado en que Bolívar atacaría siguiendo la ruta de ¨Buenavista, zona en la cual la caballería es nula¨, por lo abrupto del terreno. En jefe Realista, dadas las circunstancias, consideró fácil la victoria. Por eso organizó y distribuyó sus batallones en la llanura, en espera de una situación que sólo él había creado. El ejército realista contaba, más o menos, 5.000 hombres, alrededor de la mitad eran venezolanos, pero toda aquella fuerza, estaba bien preparada, experimentada y de primera. Era un enemigo a temer.

OTRA VISIÓN DE LA BATALLA             
Después de una campaña magnifica, a la cual concurrieron tropas de todo el territorio nacional, el día 24 de junio de 1821, ya están los ejércitos, frete a frente, en el Campo de Carabobo, en el estado Carabobo, donde hoy existe un extenso, hermoso y bien cuidado Parque, y un monumento extraordinario, que conmemora la célebre batalla. Aquella batalla libertadora donde se inmortalizaron aquellos  batallones patriotas, especialmente: ‘’Bravos de Apure’’ y ‘’La Legión Británica’’,  donde se  inmolaron centenares de venezolanos de ambos bandos, como Cedeño, Plaza y Negro Primero, brilló con toda magestad el general José Antonio Páez, y se cubrió de gloria el Padre de la Patria, Simón Bolívar el Libertador, que justificó el título que le iban cantando todos los  pueblos del mundo, y cuya gloria crece ¨cómo la sombra cuando el sol declina¨.
La Batalla fue encarnizada y cruel; pero la victoria sobre los realistas selló definitivamente la independencia de Venezuela. El triunfo en Carabobo se debió al valor de todos los patriotas.
Sin duda alguna, esta Batalla representa un hecho sin precedentes en la lucha por la independencia de nuestro país.
DESARROLLO DE LA
BATALLA

Ese domingo 24 de junio de 1821, se enfrentaron, a las 12 del mediodía, 4.000 realistas contra 6.000 patriotas; pero apenas la mitad de los efectivos pudo participar en la batalla, que culminó en cuestión de una hora.
Me parece bien que se diga que la división de Páez con sus llaneros y la Legión Británica fueron tal vez los factores principales de la contienda, pero debe reconocerse que todos los que participaron triunfaron, por la magistral conducción del Libertador.
Los coroneles Plaza y Cedeño, murieron cumpliendo sus órdenes, por su impetuosidad, persiguiendo los despojos del Batallón Valencey, que se escapaba casi intacto protegiendo al General La Torre y a sus oficiales, que abandonaron el campo de batalla; el Valencey fue conducido magistralmente por el General Tomás García, cuando ya la batalla estaba decidida.
Al General Mariño jefe del Estado Mayor, en todo momento cumplió con sus deberes; el Coronel Pedro Briceño Méndez, responsable de la logística, trabajó sin descanso.
Los llaneros de Páez marchan bajo fuego enemigo por la Pica de la Mona. Eran desfiladeros que en ciertos sitios no permitían más de uno en fondo. Las divisiones empiezan a cumplir la acción envolvente ante el asombro de La Torre, que no apreció la importancia del ataque por la derecha. Así que tiene que desplazar violentamente al Burgos, el cual, con un fuego nutrido y poderoso, hace retroceder a los Bravos de Apure. Pero seguidamente, EL Libertador, ordena otra maniobra, interviene el Batallón Británico, en una acción suicida, donde sus capitanes sacrifican sus vidas, lo que permite que los Bravos de Apure se recuperen.
Cuando el batallón de la Reina avanza para complementar al Burgos, ya la situación de los realistas se ha ido agravando, pues Cedeño ha penetrado a la llanura, y una compañía del Tiradores, actuaba en su apoyo, los reales ya estaban derrotados.
Hay un momento en que La Torre logra alinear cuatro batallones, ante el avance republicano, pero los destacamentos realistas resultan impotentes para resistir la violencia de la caballería llanera, que se crece en medio del campo.
El Libertador, en medio del campo, los acicatea, con palabras de fuego, y el mismo combate a su lado. Caen ante los muros de fuego, caen centenares y capitanes de la talla de Plaza, Cedeño, José Julián Mellado, teniente Pedro Camejo, Scott, Bruno.
Todos ellos no fueron más que expresión de una virtud colectiva y sin nombre que ofrendó la libertad ese día. La Torre mira acercarse la derrota, y algunos cuerpos del ¨Lanceros del Rey¨, en vez de acatar la orden de incorporarse al combate, huyen en desbandada. El ejército realista en Carabobo, según información de Córdoba, tuvo de pérdida, entre muertos, extraviados y prisioneros, lo siguiente: 2 jefes, 43 capitanes, 77 subalternos y 2.785 individuos de tropa. Las pérdidas de los patriotas no se contaron, pero debieron ser alrededor de 200 muertos y heridos, según señala Bolívar en su comunicación al Presidente del Congreso. Libre ya Venezuela, a pesar de las fuerzas realista que huyeron y se fortalecieron en Puerto Cabello, el Libertador se traslada a Caracas, acompañado de Páez.
La ciudad seguía con sus edificios y casas en escombros debido al sismo de 1812 y así iba a continuar por 40 o 50 años más. Había sido la matriz milagrosa que dio a Rodríguez, a Miranda, a Bolívar, y no había tenido tiempo sino para sufrir y esperar.
Libre ya Venezuela, a pesar de las fuerzas realista que huyeron a Puerto Cabello, el Libertador se traslada a Caracas acompañado de Páez.
Al triunfo de Carabobo le sucede la rendición de La Guaira, con la capitulación del realista Pereira, la toma de Cumaná y la capitulación de Cartagena. A mediados de 1823 quedan libres las provincias de Coro y Maracaibo; en noviembre del mismo año Páez con la cooperación y el valor de Bermúdez ocupa Puerto Cabello, última plaza realista en Venezuela.
El Libertador va a organizar ahora el ejército del sur. Desde Trujillo, se dirige al general José de San Martín y le dice que su primer pensamiento cuando vio el triunfo en Carabobo fue para él, el Perú y su Ejército Libertador y que nada le será tan grato como ir al Perú. Más o menos en iguales términos se dirigió también al Director de Chile. La idea de Bolívar, anunciada años atrás en Jamaica, cobra cuerpo ahora, máxime que él consideró siempre que su patria era la América y que donde hubiese pueblos irredentos, tenía que ir a libertarlos.
Después que Pereira bate a Bermúdez en El Calvario y le obliga a retirarse hasta más allá de Guarenas, queda dueño de Caracas; más, atento al resultado de lo que de un momento a otro iba a decidirse en Carabobo, de lo cual tenía mejor información que Bermúdez y Soublette; entonces, se retira con sus fuerzas y aguarda entre Caracas y La Guaira.
Bermúdez, continuando su estrategia, piensa dirigirse al llano en solicitud de Monagas y Zaraza para continuar la guerra. Enterado Pereira del resultado de Carabobo, ambuló por el litoral buscando una salida hacia Puerto Cabello, o un barco que le llevase a este puerto.
Bolívar envió en su persecución a los coroneles: Manrique, Silva, Arguidegui, Ibarra y otros.  Con fecha 1° de julio le dirigió una comunicación en la cual le ofrecía capitulación honrosa, reiterándole a la vez los sentimientos de filantropía y liberalidad que animaban al Gobierno. Bolívar le dijo, además: "Cuando un oficial ha llenado como U. S. sus deberes aún más allá de lo justo, es una loca temeridad no ceder a las leyes imperiosas e irresistibles de la fuerza y de la necesidad". Pereira responde y Bolívar le envía las bases de la capitulación. Bolívar acepta las modificaciones que hace el jefe realista y le dice que debe ir un oficial a hablar con él acerca del cumplimiento del pacto "en la inteligencia de que en el término de dos horas debe ser ocupada la plaza por las armas de Colombia". Finalmente, Pereira es conducido a Puerto Cabello después de firmar la capitulación.
Según Lecuna muere en este puerto de fiebre amarilla. Hay consenso favorable en torno a la figura de este honesto militar que combate fieramente por su bandera y capitula cuando no podía hacer otra cosa. De los 700 hombres que mandaba, 200 regresaron con él a Puerto Cabello. Había perdido alrededor de 1.500. Con fecha 6 de julio, el Mariscal La Torre dijo a Bolívar lo siguiente:

"Excmo. Señor: Ha llegado a mí noticia que por V. E. han sido tratados con toda consideración los individuos del ejército de mi mando que han tenido la desgracia de ser prisioneros de guerra. Doy a V. E. las debidas gracias por este rasgo de humanidad, que me hace disminuir el sentimiento de la suerte de dichos individuos; esperando que continuará V. E. de este modo dando pruebas nada equívocas de que hace renacer las virtudes sociales que habían desaparecido por el enardecimiento de las pasiones que han desolado estos fértiles países".

Todavía habrá guerra en la zona de Coro y Maracaibo y Páez tomará el Castillo de Puerto Cabello en noviembre de 1823, cerrando para siempre el proceso de la emancipación política, al mismo tiempo que Bolívar se dispone a eliminar de traidores el cuadro político del Perú, donde la oligarquía limeña deseaba la independencia sin combatir contra España.

Carta de La Torre a Bolívar.

Cuartel de Puerto Cabello, 6 de julio de 1821. O'Leary, M.D., XVIII, 368.

La más honda y noble manifestación que surge después del triunfo de Carabobo, se debe al Libertador. Desde Valencia se dirige al Presidente del Congreso de la Gran Colombia y le expone que la sabiduría de tal cuerpo está de acuerdo con las leyes existentes en favor de la manumisión y que ese favor pudo extender su beneficencia sobre los futuros colombianos que son recibidos en cuna cruel y salvaje. "Los hijos de los esclavos que en adelante hayan de nacer en Colombia, continúa, deben ser libres, porque esos seres no pertenecen más que a Dios y a sus padres, y ni Dios ni sus padres los quieren infelices". El Congreso pues, debe decretar la libertad absoluta de los que nazcan en territorio de la República "conciliándose los derechos posesivos, los derechos políticos y los derechos naturales". Tal solicitud la hacía Bolívar como "recompensa de la Batalla de Carabobo, ganada por el Ejército Libertador, cuya sangre ha corrido por la libertad".

Tal aspiración de Bolívar no era nueva, pues desde su Cuartel General de Carúpano, el 2 de junio de 1816, decretó la libertad absoluta de los esclavos y el deber de todo hombre, desde los 14 hasta los 60 años, es el de presentarse en su distrito para su alistamiento en las banderas de la República. Con fecha 6 de julio, en proclama a los habitantes de la provincia de Caracas, dijo elocuentemente: "La naturaleza, la justicia y la política, piden la emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos" y el 16 de julio de 1818, desde Angostura, en nota al Presidente de la Alta Corte de justicia, le reiteraba y enumeraba a la vez su decisión en pro de la libertad de los esclavos y las oportunidades en que la había decretado y le decía al final: "Nadie ignora en Venezuela que la esclavitud está extinguida entre nosotros".

Parte de la Batalla de Carabobo

Al Excelentísimo señor Vicepresidente de Colombia. Ayer se ha confirmado con una espléndida victoria el nacimiento político de la República de Colombia. Reunidas las divisiones del Ejército Libertador en los campos de Tinaquillo el 23, marchamos ayer por la mañana sobre el Cuartel General enemigo situado en Carabobo, en el orden siguiente: La primera división, compuesta del bravo batallón británico, del Bravo de Apure y 1.500 caballos a las órdenes del señor general Páez. La segunda, compuesta de la segunda brigada de La Guardia con los batallones Tiradores, Boyacá y Vargas, y el Escuadrón Sagrado a las órdenes del señor general Cedeño. La tercera, compuesta de la primera brigada de La Guardia con los batallones Rifles, Granaderos, Vencedor de Boyacá, Anzoátegui y el regimiento de caballería del intrépido coronel Rondón, a las órdenes del señor coronel Plaza. Nuestra marcha por los montes y desfiladeros que nos separaban del campo enemigo fue rápida y ordenada.

A las 11 de la mañana desfilamos por nuestra izquierda al frente del ejército enemigo bajo sus fuegos; atravesamos un riachuelo, que sólo daba frente para un hombre, a presencia de un ejército que bien colocado en una altura inaccesible y plana, nos dominaba y nos cruzaba con todos sus fuegos. EL bizarro general Páez a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo que en media hora toda él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás bastante honor al valor de estas tropas. El batallón británico mandado por el benemérito coronel Farriar pudo aún distinguirse entre tantos valientes y tuvo una gran pérdida de oficiales.

La conducta del general Páez, en la última y en la más gloriosa victoria de Colombia lo ha hecho acreedor al último rango en la milicia, y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido en el campo de batalla el empleo de General en Jefe de ejército. De la segunda división no entró en acción más que una parte del batallón de Tiradores de La Guardia que manda el benemérito comandante Heras. Pero su general, desesperado de no poder entrar en la batalla con toda su división por los obstáculos del terreno, dio solo contra una masa de infantería y murió en medio de ella del modo heroico que merecía terminar la noble carrera del bravo de los bravos de Colombia. La República ha perdido en el general Cedeño un grande apoyo en paz o en guerra; ninguno más valiente que él, ninguno más obediente al Gobierno. Yo recomiendo las cenizas de este General al Congreso Soberano para que se le tributen los honores de un triunfo solemne.

Igual dolor sufre la República con la muerte del intrepidísimo coronel Plaza que, lleno de un entusiasmo sin ejemplo, se precipitó sobre un batallón enemigo a rendirlo. El coronel Plaza es acreedor a las lágrimas de Colombia y a que el Congreso le conceda los honores de un heroísmo eminente. Disperso el ejército enemigo, el ardor de nuestros jefes y oficiales en perseguirlo fue tal que tuvimos una gran pérdida en esta alta clase del ejército. El boletín dará el nombre de estos ilustres. El ejército español pasaba de seis mil hombres, compuesto de todo lo mejor de las expediciones pacificadoras. Este ejército ha dejado de serlo. Cuatrocientos hombres habrán entrado hoy a Puerto Cabello.

El Ejército Libertador tenía igual fuerza que el enemigo, pero no más que una quinta parte de él ha decidido la batalla. Nuestra pérdida no es sino dolorosa: apenas 200 muertos y heridos. El coronel Rangel, que hizo como siempre prodigios, ha marchado hoy a establecer la línea contra Puerto Cabello. Acepte el Congreso Soberano en nombre de los bravos que tengo la honra de mandar, el homenaje de un ejército rendido, el más grande y más hermoso que ha hecho armas en Colombia en un campo de batalla. Tengo el honor de ser con la más alta consideración, de V. E. atento, humilde servidor.
OPINIONES.
Venezuela alcanzó su definitiva independencia en 1821, con la Batalla de Carabobo, analizada y preparada durante el Armisticio, por Bolívar y Sucre, después de una prolongada y cruenta guerra, nació como parte de Colombia, proyecto político unitario de Simón Bolívar, conformado este proyecto, por Venezuela, Ecuador y la Nueva Granada, que ocupaban el área territorial que incluía también a la actual república de Panamá.
Años antes, se había logrado un importante avance cuando la República de Colombia había sido oficialmente reconocida, firmándose un armisticio, en noviembre de 1820, que permitió reorganizarse a las fuerzas revolucionarias.
Es importante señalar, que, durante la guerra de Independencia de Venezuela, entre 1811 y 1823 se libraron 80 batallas (incluyendo algunas libradas en la actual Colombia), con el resultado que todos conocemos.
-De las 80 batallas, 50 fueron ganadas por los patriotas, 28 por los realistas y hubo dos tablas.
-El tamaño promedio del ejército patriota fue de 1.885 hombres; con un máximo de 5.000, reunidos por Francisco de Miranda en 1812 y 6.500 con Simón Bolívar en 1821 para la Batalla de Carabobo.
-El mínimo fue utilizado por Juan Bautista Arismendi (el esposo de Luisa Cáceres) en la Batalla de Juan Griego, 50 hombres...
-El ejército realista tuvo mayor tamaño promedio, 2.830 hombres.
-El mayor ejército fue de 8.000 comandado por José Tomás Boves en la Batalla de La Puerta, donde derrotó a Bolívar y a Mariño en 1814.
-El más pequeño fue de 200 hombres, utilizados en una batalla en Guiria, en 1813, contra Mariño.
-La batalla más grande es la de Urica donde interviene un total de 11.200 soldados, 7.000 realistas al mando de Boves y Morales y 4.200 patriotas, al mando de José Félix Ribas y José Francisco Bermúdez. Esta batalla terminó con el triunfo de los realistas, pero se ganó mucho con la muerte del general en campaña, Don José Tomas Boves.
-La mayor diferencia ocurre cuando el General José Antonio Páez se enfrenta con 150 llaneros a 6.000 realistas comandados por Morillo... ¡y lo derrotan!  Con el famoso grito de: “! ¡Vuelvan caras carajos!".
-Entre los realistas, el jefe más importante fue el General Don José Tomás Boves, quien libró 11 batallas, con 7 triunfos y 4 derrotas. Luego Francisco Tomás Morales (4 y 3) y Domingo Monteverde, también con 4 triunfos y 3 derrotas.
-De los 31 comandantes patriotas, 7 tenían el nombre de José: José Félix Ribas. José Foco. Bermúdez, José Antonio Páez, José A. Padilla, José R. Guevara, José Sarda y Antonio José de Sucre. Además de los terribles José Tomás Boves y Francisco Tomás Morales. Como nota curiosa final, mientras que ejércitos de dos o tres mil hombres libraban furiosas batallas en estas tierras, en Europa se enfrentaba Napoleón con el resto de los países comandando, por ejemplo, en Austerita a 70.000hombres contra los 90.000 de los emperadores austríaco y ruso; y en 1812 constituyó un ejército de 450.000 soldados (si, cuatrocientos cincuenta mil) para invadir Rusia.

Reseña Histórica del Estado Carabobo

Está situado en la región centro norte costera, entre las Cordilleras de la Costa y del Interior, atravesadas por la quebrada de Carabobo. Limita con los estados de Guárico y Cojedes al sur, con Yaracuy al oeste, con Aragua al este, y al norte, con el Caribe. Las batallas de Carabobo de 1814 y 1821 ganadas por Simón Bolívar a los españoles en las luchas por la independencia otorgan al estado un importante significado histórico.
La capital Valencia, se fundó en 1555 por Alonso Díaz Moreno, con el nombre de Nueva Valencia del Rey, en remembranza de la ciudad homónima del Mediterráneo español, como base de avanzada hacia la conquista del interior del país y valles intramontanos, actuó como centro regional desde el que se redistribuían los excedentes agrícolas. Su participación fue importante dentro del movimiento independentista en el siglo XIX, registrándose en sus proximidades la batalla de Carabobo, decisiva para asegurar la independencia de Venezuela. Sirvió brevemente como capital del país en 1812, 1830 y 1858. Con la primera división territorial de la República en 1811, pasó a formar parte de la Provincia de Caracas y con la ley de División Político Territorial de 1824, es segregada dela provincia de Caracas una nueva provincia con el nombre de Carabobo.
Luego de sucesivos cambios en su jurisdicción político-administrativa, en el año de 1917 se realiza la última reforma que lleva al estado Carabobo a su configuración actual. Según la Ley de División Político Territorial de 1994, el estado Carabobo está dividido en catorce (14) municipios, y treinta y ocho (38) parroquias. Los nombres actuales de estos municipios y parroquias los pueden ver en nomenclador de centros poblados de OCEI. Otros puntos de interés son el antiguo convento de las Carmelitas y la plaza e iglesia de la Candelaria, construida por habitantes de origen canario en 1782; Guácara, Se originó en 1624 como pueblo de indios denominado San Agustín de Guácara; Guigue, se fundó en 1724 como el poblado Nuestra Señora del Rosario de

Fuente: Casa de Nariño. Autor: Ricardo Acevedo Bernal (1867-1930).
El día 24 de junio de 1821 tiene lugar en el Campo de Carabobo, donde hoy existe un hermoso monumento que la conmemora, la célebre batalla. En ella se inmortalizaron los batallones Apure y británico, inmolaron sus vidas Cedeño, Plaza y el Negro Primero, y el llanero por excelencia, Páez, se cubrirá de gloria. La Batalla fue encarnizada y cruel; pero la victoria sobre los realistas selló definitivamente la independencia de Venezuela. El triunfo en Carabobo se debió al valor de todos los patriotas; pero sobre todo a la genial astucia y valor de Páez y sus llaneros. Sin duda alguna esta Batalla representa un hecho sin precedente en la lucha por la independencia de nuestro país


BATALLA DE CARABOBO (tomada de internet con algunas glosas mías)

Geografía de la Batalla

La región donde se libra la batalla de Carabobo es una pequeña llanura bordeada al norte y al oeste por numerosas colinas y cerros, al suroeste de la ciudad de Valencia, en Venezuela. Al norte va la quebrada de Las Manzanas y la de Carabobo, que da nombre el campo, baja de la montaña al lado de la Colina del Chaparral.

Bolívar define la estrategia de ataque

El Libertador con el general Antonio José de Sucre, siendo su ministro de Marina y Guerra, planifica la Gran Batalla de Carabobo, busca y logra la reunión de su ejército con los de Páez y Urdaneta en el centro del país, ordena las tácticas que lideran Carrillo, Urdaneta y Bermúdez.  

En total se concentran 6.500 hombres provistos de armamento, cabalgaduras y provisiones. El General José Francisco Bermúdez debe atacar Caracas para impedir la unión de las tropas realistas. El ejército republicano subía del sur y la defensa realista en los angostos y tortuosos desfiladeros, hacía imposible la entrada. Todo esto lo apreció el Libertador desde la altura de Buenavista, que domina el panorama, y consideró que era suicida atacar en esta forma al experto general La Torre. Ante la disposición de Bolívar de organizar el ejército en divisiones, la vanguardia avanza y se apodera de Buenavista amaneciendo el 24. El Alto de Buenavista dista más o menos una legua de Carabobo. Desde tal sitio, dice Briceño Méndez:

 “observamos que el enemigo estaba preparado al combate y nos esperaba formado en seis fuertes columnas de infantería y tres de caballería, situadas de manera que mutuamente se sostenían para impedir nuestra salida a la llanura". Briceño Méndez agrega: " El camino estrecho que llevábamos no permitía otro frente que, para desfilar, y el enemigo no solamente defendía la salida al llano, sino que dominaba perfectamente el desfiladero con su artillería, con una columna de infantería que cubría la salida y dos que la franqueaban por derecha e izquierda".
Bolívar se da cuenta de lo imposible del ataque frontal y que precisamente, la ocupación de la llanura fue una medida de previsión del Mariscal español para obligar a su contrario a combatir como él quería. Aquello alteraba la norma común del Libertador de obligar siempre al enemigo a la lucha, pero en las condiciones que él imponía. Entonces la maniobra envolvente la cumplirían Páez, Cedeño, Feriar y Rondón. Páez, con su división lleva a los Bravos de Apure, y al Batallón Británico con 1.000 jinetes. Cedeño, al frente de la segunda división, comanda al Tiradores, (dirigida por el teniente coronel Ludwig Flojel), y Vargas (teniente coronel Antonio Gravete), a lo que se sumaba un escuadrón de caballería.

La tercera división bajo las órdenes del coronel Ambrosio Plaza, constituida por 4 batallones: el ¨Rifles¨ a cargo del teniente coronel Arturo Sandes; Granaderos, al mando del coronel Francisco de Paula Vélez; Vencedor de Boyacá, dirigida por el coronel Juan Uslar; y Anzoátegui, comandada por el coronel José M. Arguidegui; completado todo esto por un regimiento de caballería. Las fuerzas republicanas sumaban en total 6.500 hombres.

ESTRATEGIA

Después de la maniobra envolvente, ordenada por el Libertador, que en plano nacional cumplen Bermúdez, desde Barlovento; que toma Caracas, y avance hasta La Victoria; Urdaneta, que avance sobre Coro y en su travesía se una con Carrillo y Reyes Vargas, se mueva hacia San Felipe. De tal suerte, fue todo concentrándose en la llanura de Carabobo, dejando en Tinaquillo un pequeño cuerpo de vigilancia.

A medida que el jefe español cede terreno, Bolívar prieta el cerco, y apresura su marcha acercándose al enemigo, con el ejército republicano. A esta altura, ya en Cojedes, punto de encuentro de toda la campaña, el Libertador ha quitado toda iniciativa a La Torre; esto viene ocurriendo desde que el Jefe español, ordena abandonar a Guanare; perdiendo, desde luego, impulso y decisión, en el proyectado ataque que aspiraba llevar a cabo contra el Libertador.

En verdad ¿Tenía acaso La Torre, capacidad para enfrentar, con las fuerzas bajo su mando, de alrededor de 10 o 15 mil hombres al principio de la campaña, al ejército patriota, con lo que quedaba de su ejército?

 Ciertamente, La Torre, nunca pensó en la derrota, para el momento de la batalla contaba con la disciplina, con el poder de sus armas y provisiones, y sobre todo con sus subalternos, hombres que han luchado 14 años en Venezuela, que conocen su geografía, sus costumbres, y saben que el enemigo no es despreciable.

Si embargo de aquellos el más respetable era Pereira, y a éste lo deja Morales en Caracas, para que atienda a Bermúdez.

Comete, además, dos errores graves el Mariscal de Campo La Torre, antes de la batalla, a saber:
1.- Pasa por alto la ausencia de Pereira, en el campo de Carabobo
2.- Ordena la distracción de tres batallones para combatir al jefe oriental y al jefe andino.

¨Era sabido que Pereira valía más que Morales¨.


Entre tanto, el Libertador, en el campo de batalla, ejecuta limpiamente, otra maniobra envolvente, en un ámbito del campo de Carabobo: dispone que el ejército marche por la izquierda para envolver al enemigo por su derecha; maniobra que La Torre no esperaba. Este había confiado en que Bolívar lo atacaría siguiendo la ruta de Buenavista, zona en la cual la caballería es nula, por lo abrupto del terreno.

 Si se daba esta coyuntura, el jefe realista consideró fácil la victoria; por eso organizó y distribuyó sus batallones en la llanura, en espera de una situación que esperaba, y él había pensado. Cuando se inicia la batalla, el ejército realista contaba de más o menos 5.000 hombres, poco más de la mitad de lo que hubiese podido tener, si se hubiese mantenido firme en sus linderos.

La Batalla

El domingo 24 de junio de 1821, se enfrentaron, a las 12 del mediodía, el Mariscal Latorre con 4.079 realistas, contra el Libertador, al frente de 6.500 patriotas.

Apenas la mitad de los efectivos de ambos bandos, pudo participar en la batalla. La división de Páez reforzada por los batallones ingleses, inició el ataque, los llaneros y la Legión Británica, haciendo prodigios de valor avanzaron por corredores imposibles, hasta penetrar bajo fuego incesante hasta la llanura de Carabobo, llevándose por delante al Burgos. 

Generalizada la batalla en varios frentes, Bolívar en todas partes, con Mariño, como jefe del Estado Mayor, Pedro Briceño Méndez, responsable de la logística, los llaneros de Páez, haciendo maravillas en el campo de batalla, al igual que hicieron marchando insolentes, despreciando al enemigo, bajo fuego incesante por la Pica de la Mona, que eran desfiladeros que en ciertos sitios no permitían pasar más de uno en fondo, y los desbandaron.

 Revisemos, las divisiones patriotas empiezan a cumplir la acción envolvente ante el asombro de La Torre, que no apreció la importancia del ataque por la derecha. Así que tiene que desplazar violentamente al Burgos, el cual, con un fuego nutrido y poderoso, hace retroceder a los Bravos de Apure. Pero seguidamente interviene el Batallón Británico, que se inmola e inmortaliza para salvar la batalla, que permite que el los Bravos de Apure se recuperen y cumplan el plan del Libertador.

Ante tales sucesos, La Torre ordena avanzar al batallón de la Reina, sin embargo, para ese momento, la situación de los realistas se ha ido agravando; pues la División de Cedeño, también ha penetrado a la llanura, apoyado con la compañía del Tiradores, que le abrió el camino. Sin embargo, La Torre logra alinear cuatro batallones, para contener el avance patriota, y no pudo.

Los destacamentos realistas resultan impotentes para resistir el avance de las fuerzas patriotas.

La Torre mira acercarse la derrota, y algunos cuerpos del Lanceros del Rey, en vez de acatar la orden de incorporarse al combate, huyen al azar. La Torre los ve incrédulo, su ejército se desvanecía.

El ejército realista en Carabobo, según información de Córdoba, tuvo de pérdida, entre muertos, extraviados y prisioneros, lo siguiente: 2 jefes, 43 capitanes, 77 subalternos y 2.785 individuos de tropa. Las pérdidas de los patriotas no se contaron, pero debieron ser alrededor de 200 muertos y heridos, según señala Bolívar en su comunicación al Presidente del Congreso.
Caen combatiendo ante los muros de fuego del enemigo, soldados de la talla de Plaza, Cedeño, José Julián Mellado, Pedro Camejo, Scott, Bruno, Farriar. Todos ellos no fueron más que expresión de una virtud colectiva y sin nombre que ofrendó la libertad ese día.

Lo que siguió a la Batalla

Libre ya Venezuela, pero a pesar de que las fuerzas realistas abandonaron el Campo de Carabobo, se reforzaron en Puerto Cabello. El Libertador se mueve con sus fuerzas hacia Caracas, acompañado de Páez y otros oficiales.

La ciudad seguía con sus casas en escombros debido al sismo de 1812 y así iba a continuar por 40 o 50 años más. Había sido la matriz milagrosa que dio a Bello, a Rodríguez, a Miranda, a Bolívar, y no había tenido tiempo sino para sufrir y esperar.

Al triunfo de Carabobo le sucede la rendición de La Guaira, con la capitulación del realista Pereira, la toma de Cumaná y la capitulación de Cartagena. A mediados de 1823 quedan libres las provincias de Coro y Maracaibo; en noviembre del mismo año Páez ocupa Puerto Cabello, última plaza realista en Venezuela. 

El Libertador va a organizar ahora el Ejército del Sur, desde Trujillo, se dirige al general José de San Martín y le dice que su primer pensamiento cuando se dio el triunfo en Carabobo fue para él, el Perú y su Ejército Libertador, y que nada le será tan grato como ir al Perú. Más o menos en iguales términos se dirigió también al Director de Chile. La idea de Bolívar, anunciada años atrás en Jamaica, cobra cuerpo ahora, máxime que él consideró siempre que su patria era la América y que donde hubiese pueblos irredentos, tenía que ir a libertarlos.

Después que Pereira bate a Bermúdez en El Calvario, y le obliga a retirarse hasta más allá de Guarenas, queda dueño de Caracas. Más atento al resultado de lo que de un momento a otro iba a decidirse, de lo cual tenía mejor información que Bermúdez y Soublette, aguarda entre Caracas y La Guaira. Estos pensaban dirigirse al llano en solicitud de Monagas y Zaraza para continuar la guerra. Enterado Pereira del resultado de Carabobo, ambuló por el litoral buscando una salida hacia Puerto Cabello o un barco que también le llevase a este puerto.

Bolívar envió en su persecución a Manrique, a Silva, a Arguidegui, a Ibarra. Con fecha 1° de julio le dirigió una comunicación en la cual le ofrecía capitulación honrosa, reiterándole a la vez los sentimientos de filantropía y liberalidad que animaban al Gobierno. Bolívar le dijo, además: "Cuando un oficial ha llenado como U. S. sus deberes aún más allá de lo justo, es una loca temeridad no ceder a las leyes imperiosas e irresistibles de la fuerza y de la necesidad". Pereira responde y Bolívar le envía las bases de la capitulación. Bolívar acepta las modificaciones que hace el jefe realista y le dice que debe ir un oficial a hablar con él acerca del cumplimiento del pacto "en la inteligencia de que en el término de dos horas debe ser ocupada la plaza por las armas de Colombia". Finalmente, Pereira es conducido a Puerto Cabello después de firmar la capitulación.

Según Lecuna muere en este puerto de fiebre amarilla. Hay consenso favorable en torno a la figura de este honesto militar que combate fieramente por su bandera y capitula cuando no podía hacer otra cosa. De los 700 hombres que mandaba, 200 regresaron con él a Puerto Cabello. Había perdido alrededor de 1.500. Con fecha 6 de julio, el Mariscal La Torre dijo a Bolívar lo siguiente:

         "Excmo. Señor: Ha llegado a mí noticia que por V. E. han sido tratados con toda consideración los individuos del ejército de mi mando que han tenido la desgracia de ser prisioneros de guerra. Doy a V. E. las debidas gracias por este rasgo de humanidad, que me hace disminuir el sentimiento de la suerte de dichos individuos; esperando que continuará V. E. de este modo dando pruebas nada equívocas de que hace renacer las virtudes sociales que habían desaparecido por el enardecimiento de las pasiones que han desolado estos fértiles países".

Todavía habrá guerra en la zona de Coro y Maracaibo y Páez con Bermúdez tomará el Castillo de Puerto Cabello en noviembre de 1823, cerrando para siempre el proceso de la emancipación política, al mismo tiempo que Bolívar se dispone a eliminar de traidores el cuadro político del Perú, donde la oligarquía limeña deseaba la independencia sin combatir contra España.  

Carta de La Torre a Bolívar.

Cuartel de Puerto Cabello, 6 de julio de 1821. O'Leary, M.D., XVIII, 368.

La más honda y noble manifestación que surge después del triunfo de Carabobo, se debe al Libertador. Desde Valencia se dirige al Presidente del Congreso de la Gran Colombia y le expone que la sabiduría de tal cuerpo está de acuerdo con las leyes existentes en favor de la manumisión y que ese favor pudo extender su beneficencia sobre los futuros colombianos que son recibidos en cuna cruel y salvaje. "Los hijos de los esclavos que en adelante hayan de nacer en Colombia, continúa, deben ser libres, porque esos seres no pertenecen más que a Dios y a sus padres, y ni Dios ni sus padres los quieren infelices". El Congreso pues, debe decretar la libertad absoluta de los que nazcan en territorio de la República "conciliándose los derechos posesivos, los derechos políticos y los derechos naturales". Tal solicitud la hacía Bolívar como "recompensa de la Batalla de Carabobo, ganada por el Ejército Libertador, cuya sangre ha corrido por la libertad".
Tal aspiración de Bolívar no era nueva, pues desde su Cuartel General de Carúpano, el 2 de junio de 1816, decretó la libertad absoluta de los esclavos y el deber de todo hombre, desde los 14 hasta los 60 años, es el de presentarse en su distrito para su alistamiento en las banderas de la República. Con fecha 6 de julio, en proclama a los habitantes de la provincia de Caracas, dijo elocuentemente: "La naturaleza, la justicia y la política, piden la emancipación de los esclavos: de aquí en adelante sólo habrá en Venezuela una clase de hombres, todos serán ciudadanos" y el 16 de julio de 1818, desde Angostura, en nota al Presidente de la Alta Corte de justicia, le reiteraba y enumeraba a la vez su decisión en pro de la libertad de los esclavos y las oportunidades en que la había decretado y le decía al final: "Nadie ignora en Venezuela que la esclavitud está extinguida entre nosotros".
Parte de la Batalla de Carabobo

Al Excelentísimo señor Vicepresidente de Colombia. Ayer se ha confirmado con una espléndida victoria el nacimiento político de la República de Colombia. Reunidas las divisiones del Ejército Libertador en los campos de Tinaquillo el 23, marchamos ayer por la mañana sobre el Cuartel General enemigo situado en Carabobo, en el orden siguiente: La primera división, compuesta del bravo batallón británico, del Bravo de Apure y 1.500 caballos a las órdenes del señor general Páez. La segunda, compuesta de la segunda brigada de La Guardia con los batallones Tiradores, Boyacá y Vargas, y el Escuadrón Sagrado a las órdenes del señor general Cedeño. La tercera, compuesta de la primera brigada de La Guardia con los batallones Rifles, Granaderos, Vencedor de Boyacá, Anzoátegui y el regimiento de caballería del intrépido coronel Rondón, a las órdenes del señor coronel Plaza. Nuestra marcha por los montes y desfiladeros que nos separaban del campo enemigo fue rápida y ordenada.
 A las 11 de la mañana desfilamos por nuestra izquierda al frente del ejército enemigo bajo sus fuegos; atravesamos un riachuelo, que sólo daba frente para un hombre, a presencia de un ejército que bien colocado en una altura inaccesible y plana, nos dominaba y nos cruzaba con todos sus fuegos. EL bizarro general Páez a la cabeza de los dos batallones de su división y del regimiento de caballería del valiente coronel Muñoz, marchó con tal intrepidez sobre la derecha del enemigo que en media hora toda él fue envuelto y cortado. Nada hará jamás bastante honor al valor de estas tropas. El batallón británico mandado por el benemérito coronel Farriar pudo aún distinguirse entre tantos valientes y tuvo una gran pérdida de oficiales.

La conducta del general Páez, en la última y en la más gloriosa victoria de Colombia lo ha hecho acreedor al último rango en la milicia, y yo, en nombre del Congreso, le he ofrecido en el campo de batalla el empleo de General en Jefe de ejército. De la segunda división no entró en acción más que una parte del batallón de Tiradores de La Guardia que manda el benemérito comandante Heras. Pero su general, desesperado de no poder entrar en la batalla con toda su división por los obstáculos del terreno, dio solo contra una masa de infantería y murió en medio de ella del modo heroico que merecía terminar la noble carrera del bravo de los bravos de Colombia. La República ha perdido en el general Cedeño un grande apoyo en paz o en guerra; ninguno más valiente que él, ninguno más obediente al Gobierno. Yo recomiendo las cenizas de este General al Congreso Soberano para que se le tributen los honores de un triunfo solemne.

Igual dolor sufre la República con la muerte del intrepidísimo coronel Plaza que, lleno de un entusiasmo sin ejemplo, se precipitó sobre un batallón enemigo a rendirlo. El coronel Plaza es acreedor a las lágrimas de Colombia y a que el Congreso le conceda los honores de un heroísmo eminente. Disperso el ejército enemigo, el ardor de nuestros jefes y oficiales en perseguirlo fue tal que tuvimos una gran pérdida en esta alta clase del ejército. El boletín dará el nombre de estos ilustres. El ejército español pasaba de seis mil hombres, compuesto de todo lo mejor de las expediciones pacificadoras. Este ejército ha dejado de serlo. Cuatrocientos hombres habrán entrado hoy a Puerto Cabello.


El Ejército Libertador tenía igual fuerza que el enemigo, pero no más que una quinta parte de él ha decidido la batalla. Nuestra pérdida no es sino dolorosa: 200 muertos y heridos. El coronel Rangel, que hizo como siempre prodigios, ha marchado hoy a establecer la línea contra Puerto Cabello. Acepte el Congreso Soberano en nombre de los bravos que tengo la honra de mandar, el homenaje de un ejército rendido, el más grande y más hermoso que ha hecho armas en Colombia en un campo de batalla. Tengo el honor de ser con la más alta consideración, de V. E. atento, humilde servidor.

4 comentarios:

  1. GRACIAS PROFESOR POR SU APORTE COMO CRONISTA E HISTORIADOR.

    DIÓGENES JIMÉNEZ

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  2. Buenas noches ley en un escrito de un miembro de la legion británica que expresó mas o menos lo siguiente " los venezolanos en 20 minutos ya habían matado más de 2000 españoles, no consigo quien lo escribió me interesaría saberlo gracias

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  3. BUENAS NOCHE PROF. MUY COMPLETO EL RELATO QUE HACE DEL PROCESO INDEPENDENTISTA , QUISIERA YA EN EL TEMA LITERARIO EN QUE RELATO ÉPICO SE INSPIRO HE BLANCO, PARA LO DEL MITO DE EL TTE PEDRO CA MEJO: "VENGO A DECIRLE ADIÓS POR QUE ESTOY MUERTO.........

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  4. Cuál es el nombre del baqueano que guió al general José Antonio Páez por la Pica de la mona ???

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