domingo, 2 de octubre de 2016

HECHOS HISTORIALES DE CUMANÁ.


RAMON BADARACCO





HECHOS HISTORIALES
DE CUMANÁ


                                                                                         CUMANA 2012






Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Copyright T. Ramón Badaracco R. 2012
Primera edición
1500 ejemplares
Hecho el depósito de ley
Título original: MEMORIA HISTORICA DE CUMANA
Primera edición
Puede ser reproducido total o parcialmente.
Diseño de la cubierta T. R. B. R.
Ilustración de la cubierta T. R. B. R.
Impreso en Cumaná
Telf. 0293-4324683
Cel. 0416-8114374









El primer contacto de los europeos con el puerto de cumana.

El puerto de Cumaná toca la leyenda, o es la historia del nauta que cuenta Bartolomé de Las Casas, en “La Historia de Las Indias”, su obra cumbre, y que repite Juan Manzano Manzano, en su obra “Colón descubrió América del Sur en 1494”, y es en verdad, el puerto de que hablan Ángelo Trevisán, López de Gómara, y con lujo de detalles,  el Inca Garcilaso de la Vega, que cuenta  esa expedición, nunca bien investigada, de Alonso Sánchez de Huelva, que era un marino bien conocido, dueño de un navío con el cual navegaba entre las Islas Canarias, la isla “Madera”, y “España; cargando de mercancías. Una gran tormenta lo arrastró hasta las costas del Nuevo Mundo, probablemente el año de 1484. De los 17 hombres que lo acompañaban, solo regresaron cinco (5), que se refugiaron en la casa de Cristóbal Colón, ya conocido como sabio marino, en la misma isla de Madera; al cual le contaron los pormenores de la travesía; después de ellos, todos los cronistas de indias y expedicionarios, que siguen la ruta de Colón, arriban a Cumaná; por eso Manzano Manzano, concluye, que fue al puerto de Cumaná, y no, a Santo Domingo; donde llego esa expedición; y ya no sabemos si es leyenda o historia. Cumaná, también es el lugar sagrado de los primeros mártires cristianos de 1513 y del rapto del Cacique y sus súbditos, y tal vez de la primera misa en tierra firme
.
Yo quiero agregar a esta historia, porque nadie lo ha mencionado, que el hecho, de que el cacique de Cumaná, haya escogido el nombre Alonso en la pila del bautismo, no puede ser un hecho casual; sino que, el cacique de Cumaná lo escogió como homenaje, a su amigo el capitán Alonso Sánchez de Huelva, el cual pasó mucho tiempo reparando su barco, ayudado por el cacique y su pueblo, en el territorio del cacique; y es más, muchos de sus marineros se quedaron en Cumaná y formaron familia; y enseñaron muchas cosas, de las cuales solo el pueblo de Cumaná pudo disfrutar, como hacer vinos tintos y blancos, y construir mejores barcos, como nos lo cuentan:  Ángelo Trevisán, Bartolomé de Las Casas, López de Gómara y Juan Manzano M; y muchas otras evidencias, como “indias más blancas que las otras”, como nos lo dicen Trevisán y Juan Manzano .     


 PUERTO DE LAS PERLAS.

El primer nombre con el que se conoció la ciudad de Cumaná, y el pueblo de Kaimas Caribes que lo habitaban como nos lo cuenta Ángelo Trevisán, y desde entonces fue “Puerto de Las Perlas”, puerto habilitado en la Isla llamada Isla de Las Perlas ubicada en la desembocadura del río Chiribichií, hoy Manzanares, en su desembocadura por el Golfo de Cariaco, nombre con el cual lo dio a conocer Per Alonso Niño, cuando arribó a  Cumaná en 1498, esta isla ha sido confundida por cronistas copistas con la isla de Cubagua que para esos tiempos era una isla muy rica en perlas pero deshabitada; y desde esa fecha llegaron a Cumaná los Señores de Canoa, o negociantes y explotadores de placeres de perlas, en diversas partes del mundo; entre los más importantes se mencionan a: Don Gaspar de Antúnez, don Antón de Valenzuela, fray Manuel de Catalá, don Martín de Olano, y decenas de Señores de Canoa que formaron familia en la Nueva Córdoba, y enriquecieron a la Corona Española de los primeros tiempos. Margarita y Cubagua en esos tiempos eran islas totalmente despobladas. Los señores de Canoa pescaban en sus aguas, pero tenían sus casas en Nueva Córdoba. La primera casa que se construye en Cubagua, on piedras de Araya, data de 1525.

El formidable investigador Don Demetrio Ramos, identifica Puerto de Perlas en su obra “La Fundación de Venezuela Ampiés y Coro” Dice en la pág. 148:

“Viniendo de la Isla Española para estas partes casi en el paraje de la isla que se dice de la Mona, encontré una carabela que venía de la dicha costa y de la isleta de las Perlas, de la cual tomando lengua, dijo que dejaba levantados los indios de toda la dicha costa y de la isleta de las perlas, y que habían muerto los frailes Franciscos y es a donde el dicho Casas se había retirado, del cual me dijeron que habían más de 40 días que no parescía, por donde yo creo ser muerto: y dijo más, que dicha isleta de las Perlas quedaba a mucho peligro de perderse por donde hay mucha necesidad que acerca de todo lo sobredicho vuestra magestad mande facer presta ispidición. Relación de Miguel de Castellanos. Contador de la Tierra firme de Paria.    

Mucho más claro aparece Puerto de Perlas en esa Representación del Contador Real, Miguel de Castellanos,  que acompañó a fray Bartolomé de las Casas en la Isla de Las Perlas, veamos:

“Relación que  yo, Miguel de Castellanos,  di a vuesa magestad de la ida que fui con el licenciado Bartolomé de Las Casas, a la costa de Paria.”
Fui de contador de vuesa majestad con ochenta mil maravedís. Vi que el dicho licenciado a causa de no tener aquella facultad que le convenía para conseguir lo que asentó, hizo otra nueva contratación y asiento con el Almirante y jueces y oficiales de la isla Española para que por cierto tiempo tuviera a su cargo la armada que habían enviado a dicha costa, y se hiciesen ciertas partes lo que por su industria se hubiese. Llegado a dicha costa, vi que ni pudo conseguir lo uno ni lo otro, por no llevar aquella orden y forma que debía conforme al primer asiento, y por le desamparar y desobedecer los soldados de la armada, y serle también algo contrario el lugarteniente del Almirante que está en la Isla de Las perlas, ante el cual el dicho licenciado yo vi pasó ciertos actos de protestaciones sobre la jurisdicción de la dicha costa, porque se nombraba juez así de la costa como de la dicha isleta de Cubagua, contra las facultades que Casas llevaba de vuestra Majestad. -Aunque hay cierta confusión en este texto, se sabe que Las Casas, estaba en el puerto de Cumaná con los dominicos y franciscanos- Continúa como veremos:

“Yo vine por la Española llevando carta de Casas, en que pedía socorro al Almirante y jueces, pues la dicha armada y todos lo habían dejado, visto que nada le enviaban, me vine para vuesa majestad.

Por lo que he visto conozco que a vuesa majestad se seguiría gran provecho así de la costa como de la isleta, que a partes dista cuatro leguas y a partes ocho, enviado gobernador con Jurisdicción civil y criminal, y haciendo fortaleza en el puerto de Cumaná a la punta del río. A causa de no haber esto proveído”…    

Veamos ahora como menciona Reginaldo Montesinos, a Puerto de Perlas,  en su carta a la Regencia, carta con la cual escribe su polémico libro don Vicente Rubio: “Los Primeros Mártires dominicos de la tierra firme”.

“Que el Rey Católico dio licencia y lo mandó y ovo  por bien y pagó la costa para ello, para que fuesen algunos  de sus frailes  a predicar desde esta isla la Española a tierra firme, y el mandó a dos frailes  que fuesen a ver aquella tierra   en una nao que se partió para allá, los cuales aportaron al puerto de Las Perlas, y desde allí entraron en tierra por ocho leguas a un valle que llaman Chiribichi (es el nombre carina del rio de Cumaná), en el que hallaron a un señor que se llamaba Alonso, el cual los días pasados había venido a la isla Española  con una nao que allí había pasado  y tornáronlo cristiano  y estuvo en nuestro convento en la isla Española”. Tomado del Libro de don Vicente Rubio: “Los Primeros Mártires dominicos de la tierra firme”.

Con el nombre del río  Chiribichií, se inicia la torcida y gran confusión de los cronistas en relación con el sitio al que arribaron los misioneros. Pedro de Córdoba llama a Santa Fe, Santa Fe de Chiribiche, que es distinto a Chiribichi, Aunque el término tiene los dos componentes “Chiri” o “Chirito”, y “bichi” o “pich”i , que quiere decir río; pero el nombre de Cumaná,  era el Cawaná, nombre del cacique, que quiere decir “gran rio”, Las Casas dice que el de Cumaná, es Chiribichií, la última luenga.  Bichi quiere decir río según Bartolomé Tavera Acosta; que también dice que la letra “che” suena “k”, o sea kiribikií.  Cawaná, quiere decir en la lengua Caribe,  “gran río” y ese debe ser el origen del  nombre de Cumaná. -Cawaná Kiribiki, en el lenguaje chotomaimu, como lo llama Mar de Civrieux. Tavera dice que los indios pronuncian ‘’Kaima’’.

1494. COLÓN EN CUMANÁ.
La tierra y el río del pueblo de Cumaná fueron descubiertos por Cristóbal Colón y su hermano Bartolomé, entrando por el golfo de Cariaco al gran río KIRIBIKIÍ, “la última luenga”, como dice Bartolomé de Las Casas, y fue recibido con honores por el pueblo Kaima Caribe de Kawaná, ubicado en una isla en la desembocadura del gran río por el golfo de Cariaco;  y todo hace pensar  que 16 años antes de este descubrimiento, ya había  sido  visitado  por otra expedición,  no muy bien descrita por fray Bartolomé de Las Casas; pero defendida recientemente por el ilustre historiador español Don Juan Manzano Manzano, en su obra: “Colón descubrió América del Sur en 1494”, donde incluye, como Apéndice,  la famosa crónica  -“Relación de un viaje de cinco carabelas enviadas por Colón desde la española a una región perlífera de la tierra firme del sur” escriturada por Ángelo Trevisán.
“Doce días invirtieron los expedicionarios en llegar a su lugar de destino, según el investigador Víctor Silva Bermúdez, arribando a su destino el 20 de diciembre de 1493. El paraje, según él,  de la tierra firme donde recalaron las carabelas españolas fue el pueblo del cacique Cawaná,  cerca de  la entrada del gran golfo de Cariaco, en los cerritos o médanos;  seguramente en lo que es hoy el barrio de El Barbudo, por donde desembocaba el gran río, y donde están señalando el sitio, las ruinas del fuerte de Santa Cruz de La vista, construido  por orden del rey Fernando el Católico en 1504.  Los indígenas de la región dispensaron un cálido recibimiento a sus huéspedes, creyendo que estos eran los mismos hombres blancos, que habían visitado aquel lugar en una ocasión anterior (como se fosseno stati altre volte li)”. Juan Manzano.

LA EXPEDICION DE PER ALONSO NIÑO.

Copio de la pág. 105 de esta obra citada: “Per Alonso, como veremos, había acompañado a Colón en su viaje de 1494 a la isla de las Perlas y conocía perfectamente este paraje. Al parecer, con facilidad consiguió del Rey una autorización para descubrir y rescatar nuevas regiones del Sur, “Pero diósele –aclara Oviedo- con condición que no se allegase a lo que el Almirante hubiese descubierto con cincuenta leguas, lo cual no guardó, ates se fue derechamente a lo que estaba ya sabido, e hizo su rescate”. Efectivamente, Peralonso, perfecto conocedor del lugar, se dirigió a la isla de Cubagua y a la vecina tierra de Cumaná DONDE CUATRO AÑOS ANTES había estado con Colón y rescató una inmensa riqueza perlífera (“como paja”) que era, sin duda, la que tenían reservada los indios al Almirante para cuando regresara a aquel lugar”. Las perlas más bellas del mundo formaban montículos en los fondos marinos del golfo de Cariaco, por eso dice “como paja” miles de años formándolos. 
Otros documentos que apoyan el criterio de Manzano Manzano que se fundamentan en las obras: “Historia de las Indias” de Bartolomé de Las Casas; “Historia del nuevo mundo” de Girolano Benzzoni; y en cartas de Pedro de Córdoba,  crónicas y obras de Mártir de Anglería y López de Gómara, y centenares de documentos, planos, dibujos, mapas del Archivo de Indias. Viniendo a ser Cumaná y no Macuro, el primer puerto de América continental, visitado por europeos; y de esta manera, también se inicia el mestizaje en América del Sur.
 En los viajes de 1494-1498. “Dejó Colón la isla (de Cubagua) –escribe Gómara- y acercose a tierra, que andaba mucha gente por la marina, para ver si habia también allá perlas. Estaba la costa cubierta de hombres, mujeres y niños, que salían a mirar los navíos, cosa para ellos extraña. El señor de Cumaná, que así llamaban aquella tierra y río, envió a rogar al capitán de la flota que desembarcase y será bien recibido”  
Desde que los Colones descubrieron perlas en el golfo de Cariaco, la actividad de su puerto no decayó. Durante el reinado de Fernando el Católico, el puerto de Cumaná se conoció con el nombre de Puerto de Las Perlas”, y por haber perlas en el golfo toda la costa que se iba descubriendo recibió también el nombre de Costa de las Perlas o Tierra Firme.
La importancia QUE TUVO EL PUERTO DE CUMANÁ en el siglo XV, queda demostrado por la construcción del fuerte de Santa Cruz de la Vista, ordenado por Fernando el Católico en 1504. Luego, y mucho más importante,  las misiones dominicas y franciscanas que se asentaron en ese puerto que las pinturas de Castellón manifiestan y delatan con lujo de detalles; todo ello confirman la antigüedad y la formidable estructura del fuerte de Santa Cruz de La Vista, que aun se pueden ver bajo las aguas del golfo de Cariaco, sus grandes muros;  y en  la parte superior del dibujo, la torre construida por  Bartolomé de Las Casas, e inaugurada por Castellón 1521.
Se me ocurre pensar, que para construir la mole inferior del fuerte, se requirió una verdadera movilización de materiales desde Araya, y  de personal capacitado desde Santo Domingo, como nunca lo habín hecho los españoles de aquellos tiempos; además para ello fue preciso iniciar la explotación de la piedra de Araya, las canteras de piedra ciclópea, que es otro escalón al cual no se refieren los historiadores, que le restan a Cumaná, el primer asiento en la tierra firme, y con tantos años de historia.   
En el Archivo de Indias, además de los expedientes relacionados con las grades expediciones; las Cédulas Reales y leyes de Indias, se conservan muchos documentos del Siglo XV, relacionados con la explotación de perlas, de sal, pescado salado, maíz, casabe, de la contratación de obreros indígenas, del pago de impuestos, de la explotación de las canteras de Araya, de la construcción de iglesias en Cumaná, y recibos de las reparaciones; del fuerte de Santa Cruz de La Vista,  de sus guarniciones; establecimiento de las primeras misiones, con detalles relacionados con sus integrantes; expedientes del rapto del cacique de Cumaná y la trascendencia de ese acontecimiento; de las expediciones a tierra firme y al puerto de Perlas,  de las cuales el mismo Guillermo Morón, publica los nombres de los colonos que entraban por el puerto de Cumaná desde 1534. Ver desde la página 39 del tomo 4 de la “Historia de Venezuela” Edición de 1980.
 En 1499,   Alonso de Ojeda, Américo Vespucio y Juan de la Cosa, siguiendo el derrotero de Colón, surgen en Cumaná.  Saliendo de Puerto de Palos, ría del Guadalquivir, Sevilla España, entre mayo y junio de ese año, recorren las costas orientales de Tierra Firme o provincia de Paria, y le dan el nombre de Nueva Andalucía. Son los   primeros navegantes que siguen las huellas de Colón.
1499. Luego a mediados de ese año, lo hacen también Per Alonso Niño y Cristóbal Guerra, con el mismo derrotero, y descubren las Salinas de Araya, y recogen perlas “como paja” en Cumaná, de las cuales 47 marcos llevan a España, y luego sirven a los Reyes Católicos en su juicio contra el ligur. Después de este descubrimiento vienen a Cumaná los buscadores de perlas  de muchas partes del mundo, y se menciona el nombre de “Puerto de Las Perlas”.  La Sal, el agua, las pesquerías, el casabe, el maíz, las mujeres, la mano de obra, los mejores barcos construidos por los indígenas de Cumaná, son otros atractivos del Puerto de Las Perlas.
Para profundizar en el estudio del siglo XV de Cumaná, tenemos también el expediente del juicio contra Cristóbal Colón

SIGLO XVI.- NACIMIENTO DE LA PROVINCIA DE NUEVA ANDALUCÍA.
Este nombre se le dio inicialmente a otras regiones de América, pero es en la zona oriental donde perdura, en efecto, el interés del Imperio de establecer una gobernación en la zona oriental de América, viene de los primeros tiempos del descubrimiento, por ello el Almirante nombró a su hermano Bartolomé Colón, Primer Adelantado de la tierra firme recién descubierta, que tenía por objeto el dominio de la Costa de Las Perlas, lo que chocó a la Corona, y no lo aceptó, pero quedó como un hecho histórico. Además, la Corte tenía que reconocer de hecho, que le correspondía al Almirante, por las capitulaciones firmadas y aceptadas por la Corona, que al Almirante le correspondía, de derecho, la zona de Cumaná y Paria, por él descubiertas; lo que se ve muy claro en la Capitulación de 1504, con Ojeda. 
Fue tan importante la zona de tierra firme o Costa de las Perlas, que el Rey Fernando, ordenó la construcción del fuerte de Santa Cruz de la Vista en 1504, en  Puerto de Perlas, donde ya estaban instalados los Señores de Canoa: importantes comerciantes venidos de todas partes, no solo de España. Muchos historiadores, que no quieren saber nada de Cumaná, se empeñan en decir, y tratan probar con sofismas e inexactitudes, que estos personajes llegaban a Margarita o Cubagua, no citan ningún puerto, y no pueden, porque eran islas poco pobladas y solitarias, que no les ofrecían lo que encontraron en tierra firme. El fuerte se construyó, en el asentamiento español más importante de la tierra firme en esa época, sobre todo por la extraordinaria población indígena, y la abundancia de perlas en sus mares. Es indudable.
Dice el estudioso investigador Hermann González Oropeza: “Lo que si queremos dejar subrayado es que ya, desde esta temprana Capitulación a favor de Alonso de Ojeda y por culpa de los derechos colombinos, territorialmente Venezuela quedó excluida de la zona de las capitulaciones”.

LO MAS IMPORTANTE DE ESTA HISTORIA ES LA OBRA DE FRAY PEDRO DE CORDOBA.
En 1513, Fray Pedro de Córdoba, Vicario de Las Indias, acreditado por cédulas reales del 10 de Junio de 1513, envía desde La Española, isla de Santo Domingo, para el Puerto de las Perlas, que ya era conocido como la tierra del cacique Cumaná, la primera expedición fundante y autorizada por el Rey Fernando el Católico, y el Papa, para la América continental, de que se tenga conocimiento; con el objeto de iniciar la conquista evangélica y pacífica de la Tierra Firme, como la había pactado EL REY con fray Pedro de Córdoba.  Esta expedición tuvo que seguir, el único rumbo conocido en ese tiempo, establecido por Cristóbal Colón, que era la vía de las perlas, hasta la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco.
El primero de septiembre de 1513, según Bartolomé de Las Casas, y otros autores, que  la ubican en 1514: Fray Pedro de Córdova, Vicario de las Indias, envía desde La Española, una expedición conjunta de los dominicos con los franciscos, bajo el mando del dominico Fray Antón de Montesinos; y otro dominico, Fray Francisco de Córdoba, que según Las Casas,  era franciscano, y recientemente se afirma, con más lógica,  que también era dominico –Vicente Rubio-;  y el lego Juan Garcés, como lengua y servicio; comisionados para fundar la primera misión en tierra firme americana (suceso narrado en Cédula Real de 3-09-1516).
 Fray Antón de Montesinos, no pudo continuar, en la expedición, por haberse enfermado; y se quedó en la isla de Puerto Rico. Afirma Las Casas que, en septiembre de 1513, arribaron a nuestra tierra, los primeros misioneros, y se establecieron en Puerto de Perlas, Cumaná, creando las bases de la primera misión en tierra firme. Estos dos religiosos fueron sacrificados por los indígenas, en venganza por las tropelías cometidas por corsarios españoles, que secuestraron al cacique Don Alonso y a sus familiares para venderlos como esclavos. El cacique Cumaná fue bautizado en Santo Domingo con el nombre de Alonso.
Nota. -  En junio de 1519, Francisco del Castillo, declaró haber sido el piloto de la nave que llevó a los dominicos; y Juan Fernández, piloto de una carabela. dijo que había ayudado en ello (cfr. E. Otte, Las Perlas del Caribe, ob. Cit. p. 125. nota 610)

1513 a 14, Fray Francisco Fernández   de Córdoba, oficia en Cumaná, la primera misa en la tierra firme americana. Hecho este admitido por la Iglesia Católica. Además, está dentro de la lógica, porque era la obligación de Fray Francisco, y venía suficientemente dotado para ello, según la cédula real del 10 de junio de ese mismo año, que ordenaba que fuera provisto de todo lo necesario para dar misas. Es muy posible que Francisco oficiara la primera misa en la tierra firme el mismo día que pisó tierra cumanesa, en 1513; y luego las continuó oficiando hasta su muerte. No sabemos de otro sacerdote a quien se le haya atribuido, antes de esa fecha; y así lo sostendremos, hasta que se alegue y se documente, con cedula real, u otro documento relevante, como en este caso.
1514. Por orden de Fray Pedro de Córdoba, Vicario de las Indias, los misioneros: Fray Francisco Fernández de Córdoba y el lego Juan Garcés, inician la construcción del primer convento y la primera escuela en la tierra firme, en la antigua desembocadura del río Cumaná, en el sitio de los Cerritos, que se conoce actualmente como “Los Castillitos” frente al suburbio de “El Barbudo” – Cumaná. Con esta escuela y la Iglesia, se dio inicio al pueblo de misión que se conoció con el nombre de Nueva Córdoba, ubicada entre la orilla del mar y la orilla del río “Chiribichií, la última luenga”, como dice Bartolomé de las Casas; y puede verse en dibujos del siglo XVI.  Cumaná nació de esa escuela y esa iglesia, aunque ya, hacía tiempo, venia poblándose con los negociantes de sal y de perlas y sus familias.    A partir de 1538, con pruebas contundentes, Guillermo Morón, en el IV Tomo, de su Historia de Venezuela, nos da noticias minuciosas de las expediciones que ingresan por ese puerto.
EL RAPTO DEL CACIQUE CAWANÁ BAUTIZADO DON ALONSO, FUE LA NOTICIA DRAMÁTICA MÁS IMPORTANTE DE ESOS AÑOS.  
1514. 21 de agosto. Una expedición corsaria al mando de Gómez de Rivera, llega al Puerto de Las Perlas, se hospedan por varios días en la misión de Córdoba y Garcés, ubicada en la desembocadura del río Chiribichii o río Cumaná;  seducen al cacique bautizado en Santo Domingo con el nombre de Alonso, y lo invitan, en unión de sus familiares y sirvientes, a conocer sus barcos; ya en ellos, los indígenas son sometidos, encadenados y encerrados en las bodegas, y los maleantes parten hacia la Española, donde los venden como esclavos. Estos hechos alcanzan notoriedad y trascendencia, han sido narrados en muchas formas, hay expedientes judiciales, testimonios, mucha correspondencia,  sobre este hecho que marca de manera dramática los primeros días de la conquista pacifica de la tierra firme, y por ende, del plan de Córdoba.  
El cacique Alonso de Cumaná, de la etnia Cribe-kaima, conocía a los españoles y a la Isla de Santo Domingo,  fue llevado, probablemente, en uno de los viajes cortos de Colón;  debemos recordar que Alonso recibió a los Colones en tres oportunidades, y estuvo en el convento de los dominicos en Santo Domingo, conoció a Pedro de Córdoba  y al lego Juan Garcés, que hablaban su lengua, e hizo amistad con ellos. 
La expedición corsaria fue organizada el 5 de agosto de 1514 se reunieron en la casa del Lcdo. Marcelo de Villalobos, en Santo Domingo, personas, entre los cuales estaban: el Lcdo. Juan Ortiz de Matienzo, colega de Villalobos; Gil González Dávila, contador de la Isla; Juan de Ampiés, factor de la misma; Pedro de Ledesma, secretario de la Real Audiencia;  Cristóbal Sánchez Colchero, naviero; Juan de León, vecino de Santo Domingo; Gómez de Ribera, ídem (13);  Diego Caballero, ídem (13 bis); Bartolomé Palacios, ídem (14); Diego Bernal, ídem; y Juan Fernández de las Varas (15), el cual se hizo representar  por un tercero”.

1515. Martirio de los misioneros. De acuerdo con mis cálculos la sentencia a muerte de los misioneros rehenes,  se cumplió a finales de Enero de 1515, porque Pedro de Córdoba llegó al Puerto de Las Perlas, a saber de ellos, el 10 de febrero de 1515, y porque la expedición de Gómez de Rivera, llegó al Puerto de Las Perlas, entre finales de   septiembre y octubre de 1514 - fecha deducida;  además los asaltantes pasaron varios días en la misión de Córdoba, de acuerdo al relato de Las Casas; y,  con toda seguridad los indígenas cumplieron el plazo de cuatro lunas, que concedieron, como  él mismo lo dice.   
Con esta acción de la justicia indígena, se inicia la heroica resistencia de los indios chaimas de Cumaná, comandados por el cacique Orteguita, que cumplía órdenes de la tribu, amotinada contra los misioneros que alegaban su inocencia, pero ya habían sido sentenciados a muerte.
Pedro de Córdoba viajó al Puerto de las Perlas, en febrero de 1515 para conocer la suerte de los rehenes y llevar nuevos misioneros. Dice Vicente Rubio: “Tengo para mí que eran Fr. Luis y Tomás de Toro, y tres o cuatro dominicos más, cuyos nombres ignoramos, los cuales marcharon allá con el P. Pedro de Córdoba en fecha posterior al 10 de febrero de 1515, a fin de indagar la suerte que habían corrido el P. Francisco Fernández de Córdoba y el hermano Garcés¨. A estos se agregarían luego dos o tres más, también enviados por Pedro de Córdoba, lo que hace una misión de 8 a 10 misioneros, que arribaron al Puerto de Perlas, para continuar la misión dominica, antes de llegar los franciscanos; y para devolver a los indios liberados de su cautiverio. Como en efecto los devolvieron a hicieron las paces con los indígenas.   Lo que quiere decir que la misión dominica de Cumaná, se restableció y prosperó como puede comprobarse con las Cédulas Reales que son documentos fehacientes: los frailes construyeron dos iglesias y  un monasterio que podemos observar en un medallón de 1600, y demás planos y pinturas del siglo XVI.
Este secuestro del cacique Cumaná o Cawaná, conmueve los cimientos del imperio, se levanta un expediente contra las autoridades de Santo Domingo; Pedro de Córdoba y sus dominicos ponen en tela de juicio la autoridad del Rey Fernando; envían a fray Antón de Montesinos a la Corte, y el mismo Pedro de Córdoba, se traslada a defender a los indígenas y exigir la devolución de los prisioneros; logran rescatar a muchos cautivos, pero al parecer, no pudieron hacer nada por el cacique Cawaná y su mujer.  De estos sucesos, Bartolomé de Las Casas, escribe la crónica más dramática de los inicios de la evangelización americana. Las Casas dice que tuvo conocimiento de estos hechos, narrados por los propios protagonistas en Cumaná. Todo este suceso consta en expedientes y cartas en los archivos de Santo Domingo y en Sevilla de dónde saca conclusiones bastantes acertadas fray Vicente Rubio.   
1515. Fracaso de la segunda expedición fundante de Fray Pedro de Córdoba a la provincia de tierra firme. Mucho le costó a Pedro de Córdoba, organizar una segunda expedición para Puerto de Perlas. Hemos tomado de la obra “Historia de las Indias” de Bartolomé de Las Casas, este pasaje, aunque no lo copié textualmente: Las Casas viaja de Cuba a Santo Domingo para entrevistarse con Pedro de Córdoba. Llegó en el momento en que Pedro de Córdoba expedicionaba a Cumaná, y una tormenta lo obligó a volver a puerto. Éste tropiezo, sin embargo, permitió que se entrevistaran los dos grandes hombres y conciliaran sus esfuerzos a favor de los indígenas. En esta segunda expedición, iban con Pedro los misioneros Picardos y su vicario Johan Garceto. De esta expedición no hablan los historiadores que confunden los hechos fundantes porque los desconocen o no les interesan. En el conocimiento de Pedro de Córdoba y la secuencia de las tres expediciones a Cumaná, está la clave de sus equivocaciones.
Nota.- Bartolomé de Las Casas, Capellán de S. M. Carlos I. Poblador de Cumaná 1517-1523. Vol. II. Sevilla. 1960. p. 673.

El 27 de noviembre  de 1515, fecha aceptada por el Concejo Municipal de Cumaná, en dos Ordenanzas, a propuesta por el cronista Dr. José Mercedes Gómez, en 1962, y ratificada con algunas correcciones, por este servidor en 2004, admitiendo esta fecha correspondiente a la tercera expedición fundante, de Pedro de Córdoba, al Puerto de Las Perlas, cando se consolida  la misión dominica y nace la franciscana de Juan Garceto, en la tierra firme americana, a un tiro de ballesta desde la orilla de la playa, en la desembocadura del río Chiribichii o Cumaná, por el golfo de Cariaco, que dan inicio a la ciudad de Nueva Córdoba. Las dos misiones con sus templos aparecen juntas en el plano y en medallón de 1600.
Los hechos.- Pedro de Córdoba, repuesto de su  fracasada segunda expedición, organiza la tercera con los mismos protagonistas. Según Las Casas,  parte de la expedición desde Santo Domingo, con misioneros franciscanos de Picardía y misioneros dominicos españoles. Los de Picardía se asientan en Cumaná, bajo el mando de Johan Garceto;  y los dominicos en Santa Fe de Chiripichí, segunda misión fundada por Pedro de Córdoba, que deja  bajo el mando de Fr. Pedro de Ortiz.
Estas expediciones para Cumaná, seguían la ruta establecida en los mapas de Colón, navegaban hacia el sudeste, hacia las islas de Cuba y Puerto Rico, luego navegaban hacia el sur y sureste hasta que divisaban las costas de Araya y las alturas del Bergantín, luego entraban al golfo de Cariaco y al río Cumaná. Era el mismo trayecto indicado por Colón en sus viajes cortos a la tierra firme; no había otro rumbo conocido en esos tiempos. Desde Cumaná se organizaban las otras expediciones, los navíos avanzaban sobre la costa de Maracapana,  Santa fe y Pozuelo. Los Franciscanos, picardos y de otras nacionalidades, de acuerdo con nuestro itinerario, han debido llegar a Cumaná en el mes de octubre de 1515.
Los primeros frailes que conformaron  la misión de Cumaná, por los dominicos, son: Fr. Francisco Fernández de Córdoba, con el lego Juan Garcés,  Tomás de Toro, y tres o cuatro cuyos nombres no se han revelado, y por  los franciscanos que fueron con Juan Garceto, picardos y de otras nacionalidades, son: fray Juan Flamigi (flamenco), fray Ricardo Gani de Manupresa (inglés), fray Jacobo Hermigi, fray Ramgio de Faulx, fray Jacobo Escoto (escocés), fray Juan de Guadalajara, y fray Nicolás Desiderio, que continúan el trabajo iniciado por sus predecesores mártires; refundan  la escuela para los niños indígenas, construyen un monasterio, reconstruyen una iglesia que había sido destruida por los indios, e inician y terminan otra iglesia, todo ello puede verse en dibujos y planos de esa época.
1519.  Para este año ya los misioneros dominicos y franciscanos, habían construido dos iglesias y sus casas, había siete frailes y 40 alumnos indígenas, todo lo cual consta en Cedula real del 7 de mayo de 1519.   Cumaná fue entonces Sede Apostólica de la Diócesis de Paria. Fue elevada por el Papa a Diócesis y nombra su primer obispo a Pier Barbié, llamado por los españoles Pedro Barbirio. Lamentablemente los ataques indígenas impidieron que se consolidara la Diócesis. Este obispo fue muy conocido por su amistad con Erasmo de Róterdam. Estas misiones se mantuvieron incólumes hasta 1521, cuando fueron atacadas y destruidas por los indígenas; pero de inmediato fueron reconstruidas por Gonzalo de Ocampo y Jácome Castellón, en ese mismo año de 1521, y mantuvieron un ritmo de crecimiento que puede verse en mapas, hechos históricos y en los informes de sus gobernadores.

ACCIONES DE LA RESISTENCIA INDIGENA

1520. Veamos algunos hechos de guerra del periodo de resistencia indígena: El 19 de septiembre, estando los indígenas en pie de guerra, arriba a las costas de la provincia de Cumaná una expedición de tratantes de esclavos, bajo el mando del Capitán Hernando Ibáñez, y caen en una emboscada ejecutada por Maraguey y Toronoima, estos caciques convocaron a todos los caciques indígenas de sus reinos. Bartolomé de Las Casas dice “se apellidó la tierra” con ello quería decir que las maderas sonaron a muerte y aquellos hombres suscribieron el primer acto de guerra contra los invasores, se inició así la resistencia indígena, luego miles de aborígenes en los reinos Kaimas, Tagares, Coacas y Cumanagotos, levantados en armas defenderían su territorio contra elementos de guerra desiguales -mosquetes, armaduras  y caballos; en esta acción en el valle del Kiripike,  mueren decenas de indígenas pero también rinden sus vidas el Capitán Ibáñez y todos sus hombres, en fiero combate.
1520. La guerra continuó, y otra expedición de 46 hombres, bajo el mando de los capitanes Villafañe y Gregorio Ocaña, con el mismo propósito, es íntegramente sacrificada en otra batalla planificada y ejecutada por los mismos caciques,  después de terribles y dramáticos combates. Estos heroicos caciques fueron ejecutados, pero sus huestes nunca fueron derrotadas, años más adelante Cayaurima los aglutina y los convierte en un ejército indomable que mantuvo la resistencia por más de cien años. 

GONZALO DE OCAMPO

1521. La audiencia de Santo Domingo, alarmada por estos sucesos, envió a Cumaná, una expedición punitiva de seis naves de guerra y 240 hombres fuertemente armados bajo el mando del Capitán Gonzalo de Ocampo, para derrotar y castigar a los indígenas. Entró a sangre y fuego por Maracapana, donde derrota al valiente cacique de los Tagares, Toronoima castellanizado Gil González, el cual pereció en una trampa, una lucha a cuchillo, bajo las aguas de Pertigalete. Luego la expedición pasó a la Nueva Córdoba, muchos indios que fueron a recibirlos como tantas veces lo habían hecho, fueron atrapados y ajusticiados en emboscadas, y dentro de las mismas embarcaciones, luego colgaban los cuerpos en los palos de los barcos para aterrorizar a los indígenas.
Gonzalo de Ocampo, ese mismo año de 1521, fundó un pueblo dentro de los límites del pueblo indígena de Cawaná, al que llamó ¨Villa de Toledo¨, donde construyó un fuerte rústico y 25 casas. Existen dibujos y mapas, que lo ubican en el centro de la ciudad de Cumaná, pero creo que Ocampo se ubicó, en lo hoy es el barrio de San Francisco, muy cerca un gran remanso desaparecido, que hoy se llama Bajo Seco, el mejor  puerto que tenía el río en esos tiempos, y  además, muy poblado con indígenas amistosos, de tal suerte, que los Franciscanos, muchos años después, construyeron en ese sitio en base a la población Chaima, su formidable complejo misional. Ocampo después de cometer incontables crímenes contra los caciques y padres de familias indígenas, entra al territorio de Cumaná, por el cauce principal del río Chiribichií; sube apenas media legua, y se estable con sus hombre, muy lejos, por cierto de las misiones de Pedro de Córdoba, que estaban ubicadas en la desembocadura de otro ramal del mismo río, conocido como Caño Santa Catalina¨, que desembocaba por lo que hoy conocemos como ¨ Barbudo¨, que quedó como  remedo de lo que fue  el gran río, y de Isla de las Perlas, y el fuerte de Santa Cruz de La Vista: donde no podía ir Ocampo, ni lo hubiesen recibido, pues ya sabían de los crímenes que estaba cometiendo.    
El pueblo Kaima-Caribe de Cumaná, constituía un reino bastante poblado; Trevisán dice que tenía unos 200 bohíos, sin embargo de las expresión “poblantísima” y otras similares, y las muchedumbre que se observaron en sus playas, por los primeros viajeros,  podemos colegir que su población era mucho más importante, ya que   ocupaba ambas orillas del río y el amplio valle por el cual discurría.
 El cacicazgo o reino de Alonso, herederos de una cultura de 4000 años, que pertenecía a la cultura del maíz y la yuca, pero también era un pueblo de pescadores, cazadores, recolectores; eran  hábiles constructores de grandes y cómodos barcos. Las Casas dice que se distinguían entre ellos por la cantidad de barcos que habían construido, lo que demostraban celebrando todos los años emotivas competencias de remeros en el rio.
Entre las particularidades de este pueblo debemos anotar que el pan de los Kaimas era la erepa de maíz–arepa- producto extraordinario de su ingenio; y de la yuca amarga y venenosa, despues de un procedimiento también ingenioso, producían otro tipo de pan,  el casabe. También tejían el chinchorro de moriche, elemento no bien ponderado, que no solo sirve para dormir, sino también para hacer ejercicios rutinarios.
Socialmente su principal objetivo era mantener la familia unida, con gran respeto por los ancianos, de los cuales recibían su sabiduría desde su más tierna infancia.
La medicina la practicaban los Piachas, que los misioneros llamaban “sabios ancianos” los cuales recogían sus alumnos mediante la observación de cualidades especiales en los niños, luego los llevaban a la selva y les enseñaban todos sus secretos. 
Gonzalo de Ocampo estuvo en la Villa de Toledo hasta que llegó Fray Bartolomé de Las Casas, en agosto de 1521, enseguida partió con su expedición cargada de esclavos, casabe, maíz, pescado salado y perlas, que luego vendió en Santo Domingo para justificar y pagar los gastos de la expedición. Productos de Cumaná.  Gonzalo de Ocampo complotó contra Bartolomé de Las Casas, aunque éste lo niega en su historia, y lo despojó de gran parte de los colonos que trajo el fraile. No es justo que a este bárbaro lo tengan algunos historiadores y desprevenidos, por fundador de Cumaná. Nuestro pueblo altivo es una realidad mágica fundado por Pedro de Córdoba.

LA PRESENCIA DE FRAY BARTOLOME DE LAS CASAS

1521. Vuelve a Cumaná,  fray Bartolomé de Las Casas,  en diciembre de 1521,  donde había pasado seis años de trabajos y estudios en toda esta zona de la  provincia de Nueva Andalucía, vino con una expedición bajo su mando, desde que firma con los Reyes Católicos la capitulación de 19 de junio de 1520. En su obra “Historia de las Indias” narra su entrada por el río, llega a la misión de los Franciscos Picardos, cuyo vicario era Johan Garceto, y fue recibido por los frailes cantando el Te Deum Ludamos: “Benedictus qui veni in nomine Domini”. Era un pueblo pacífico. Bartolomé inicia o continúa la construcción de una torre o casa sobre el fuerte de Santa Cruz de La Vista, y también construye una casa grande “como una atarazana” al lado de la misión.  Para 1521, la Nueva Córdoba ya era un pueblo, el enclave más importante en la tierra firme;  tenía además de la población indígena, dos iglesias, el fuerte de Gonzalo de Ocampo con sus 25 casas habitadas por españoles, la “Villa de Toledo”, visitada por Benzzoni en 1541, su monasterio en la desembocadura del río, el fuerte iniciado o continuado por Las Casas,  la escuela para los niños indígenas y también tenían parcelas en las cuales se cultivaban uvas, melones y naranjas. Por cierto, Guillermo Morón, publica en su historia de Venezuela, las listas de colonos españoles que arribaban al puerto de Cumaná, lo que da a entender que en esos tiempos el único puerto confiable era Cumaná.
1521. La traición de Francisco de Soto. Las Casas desesperado por la situación creada por las constantes incursiones de naves españolas que se dedicaban a “resgatar” indígenas para venderlos como esclavos, decide ir hasta Santo Domingo para hacer valer sus derechos en tierra firme, dejando encargado de sus bienes al Capitán Francisco de Soto, con dos navíos, la tripulación y muy bien pertrechados. Soto desobedeciendo las órdenes del fraile se dedica al comercio de esclavos. Los indígenas, bajo el mando del Cacique Tacar llamado Diego, y Caicuire, probablemente hijo del cacique Cumaná, se amotinan y atacan las misiones dominicas y franciscanas, que para ese momento contaban con numerosos pobladores y nueve sacerdotes. Los indios lo destruyeron todo; en el asalto a las misiones murió Fray Dionisio, que no pudo embarcarse y se escondió en la huerta, al parecer sacrificado por un indio cristianizado llamado Ortega u Orteguilla. El traidor Francisco de Soto, que había logrado embarcarse hacia Araya, tocado por un dardo emponzoñado con el mortífero Curare, también murió. Tenemos que decir que Bartolomé de Las Casas al igual que Pedro de Córdoba, fue un valiente defensor de la causa indígena.

CONTINUACION DE LA RESISTENCIA INDIGENA

La toma de Cumaná y Cubagua por los Caribes Chaimas en 1521, señalaba el triunfo de la resistencia indígena en la historia del heroico pueblo cumanés, producto del mestizaje de razas bravías e indomables.
LAS NACIONES INDIGENAS MAS CONOCIDAS Y SUS CACIQUUES
Las etnias más importantes de la provincia de Cumaná, en esos años iniciales, eran: Chaimas, Coacas, Tagares, Tiaos, Chaimagotos, Onas, Cumanagotos, Chacopatas, Pariagotos, Tapacuares, Caribes, Aruacas o Arawacos, Cacheimes y Chacachacares. Los caciques  más destacados de la provincia de Cumaná, eran: Yasoaraita la cacica de todos los caciques,  Cawaná, bautizado Alonso, Tacar bautizado Diego, Caicuire, llamado Caigüire,  Sacana, Nicoto, Güaipata, Querecrepe, Chacopata, Macatoa, Cüarica, Querepana, Omegüa, Charaima, padre o abuelo de la cacica Isabel, la madre de Francisco Fajardo; y, de otras etnias o naciones: el imponderable Cayuarima, Toronoima, llamado Gil González, Maragüey, Cariaco, Cucuy, Cuserú, Chacomar, Güaramentar, Juan Cavare, Manoa, Mayucarí, Maicana, Querepana, Tiricura,  Queneriqueima, Tucubera, Uriapari, Zapata y Paria.
1521. A finales de este año, ya las misiones del pueblo de Nueva Córdoba,  habían sido reconstruidas, y el emperador Carlos V, erige la Provincia, a la cual le da el nombre con el cual la había bautizado Ojeda,  Nueva Andalucía,  le da por capital la “Villa de Toledo”, de la cual dice Bartolomé de Las Casas “Ni que la nombre Sevilla, la habitarán los indios”,  pero ya florecían las misiones con el nombre de pueblo de Córdoba, tenía dos iglesias y una escuela para niños, ubicadas  en la desembocadura del río, le nombra obispo en 1519, y manda construir cinco iglesias más.  Pasó mucho tiempo antes de que se mudara la Nueva Córdoba para el llano de Cumaná, que ocupaba la villa de Ocampo.

JACOME CASTELLON

1522. Debido al estado de guerra en que se encontraban los indígenas de la provincia de Nueva Andalucía, con todos los caciques armados y preparados para la guerra, ocupando las mejores posiciones en las costas;  la audiencia de Santo Domingo,  envía otra expedición punitiva compuesta por 60 hombres de guerra, bien pertrechados bajo el mando de Jácome Castellón Suárez, con sus famosos subalternos el teniente Villacorta y Pedro de Isasga. Castellón o Giácomo Castiglione, es un hombre rico y poderoso de la Nueva Cádiz, que se dedica a la explotación de las salinas de Araya y sobre todo a la trata de esclavos; viene provisto de mosquetes y caballos, que pisan por primera vez la tierra firme.
 La resistencia indígena, sobre todo los Chaimas de Cumaná, abandonan las costas y se internan en las selvas, pero quedan los pobladores indefensos, sobre todo ancianos, mujeres y niños y uno que otro cacique y guatiaos.  Castellón se ceba en esos pobladores, los somete a sangre y fuego. con armas terribles para: hombres con armaduras, mosquetes, caballos, perros amaestrados para matar, fácilmente  logra la victoria, y  luego propone a los caciques una alianza, con la intervención del cacique Tacar, el hijo de Don Alonso, bautizado  Don Diego, sustituto de Cawaná, Don Alonso, que permanecía cautivo en Santo Domingo.

Diego que se había refugiado en Mochima, firma la paz con Castellón para evitar más derramamiento de sangre,  y se dedica con Castellón, a la reconstrucción de las misiones dominicas y franciscanas de la desembocadura del Kiribikií. Castellón le da el nombre de ¨ Nueva Córdoba¨,  al pueblo que se había formado de las misiones, en testimonio y homenaje a fray Pedro de Córdoba, su verdadero fundador,  que había muerto en Santo Domingo.
1523. Castellón inicia la reconstrucción de la fortaleza abandonada por Las Casas en la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco, para ello trajo de Santo Domingo y Cubagua el personal necesario. López de Gómara dice que “Perdía mucho el Rey con perderse Cumaná porque cesaba la pesca y trato de las perlas de Cubagua”; y entonces Castellón hizo aquí, el papel de pacificador.
1528. El emperador Carlos V, concede Escudo de armas a Jácome Castellón, con las siguientes características: Sobre campo verde, la silueta de la fortaleza donde se destaca la torre. En campo lateral derecho, el río Cumaná, y al pie un yugo de oro, como símbolo del dominio sobre la provincia y sobre las cabezas de cuatro capitanes principales, a los cuales ajustició a los pies de la fortaleza. A los lados en orladura, ocho  llaves de plata en campo rojo, que sugieren la autoridad del Alcalde. Castellón obtiene fundando prestigio ante el Rey, su éxito queda demostrado con el envío a la corona en perlas, del equivalente a 200 mil pesos en oro. Castellón gobernó la provincia de Nueva Andalucía por 10 años.

EL PRIMER TERREMOTO DE CUMANA

Como dice Manuel Centeno Grau: ¨Cumaná ha sido varias veces destruida por espantosos terremotos. El 1º de septiembre de 1530 hubo un fuerte sacudimiento que arruinó la fortaleza de la boca del río Manzanares, la cual comenzó el padre de Las Casas; y de las grietas que se abrieron en la serranía brotaron aguas negras  y salobres impregnadas de azufre. El 21 de octubre de 1766 un terremoto destruyó la población. La tierra tembló todas las horas del día durante catorce meses.
Así es, el primer terremoto en Cumaná, se produjo el 1ro de septiembre de ese año. Siendo Jácome Castellón, gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, y se produjo este el primer movimiento telúrico de que tengamos noticias y desde que llegaron los españoles a nuestro suelo.
Según Las Casas, el propio Jácome Castellón lo describe en toda su crudeza: el mar se levantó 20 pies sobre su nivel ordinario y arrasó el fuerte y la misión. Castellón construye otro fuerte, en la parte más alta de los cerritos que bordean la desembocadura del río, protegiendo al pueblo de la Nueva Córdoba, con una gran empalizada, y permanece dos años más en Nueva Córdoba, cuya población aumenta rápidamente, atraído por la belleza del paisaje y las riquezas de sus mares, tanto, que empieza a extenderse por ambos márgenes del río. Anexamos al final, las pinturas de Castellón.
De acuerdo con la versión de Castellón, no fue solo un terremoto de tierra común, sino que el mar se levantó y lo arraso todo, fue un Tsunami.  
NOTICIAS A PARTIR DE 1530

153l. El l6 de marzo de ese año, el Teniente Mayor Gil González, con l50 hombres tomó la ciudad de Nueva Córdoba, cumpliendo órdenes del Capitán Don Diego de Ordaz, que, con el título de Gobernador y Capitán General de las tierras por él conquistadas, expedicionó con tres naves bien pertrechadas, sobre la península de Paria y Cumaná.
1531. Jácome Castellón, con la colaboración de las fuerzas de Nueva Cádiz, derrota al Teniente Mayor Gil González, lo apresa y lo expulsa de la ciudad con los hombres que le quedaron.
1531. Carlos V, deroga la ley que permitía la esclavitud de la etnia Caribe.
1531. Don Diego de Ordaz, con 4 piraguas, tripuladas por 20 españoles y algunos indígenas, incursiona sobre la ciudad de Nueva Córdoba, entrando por el río Cumaná. Tratan de asaltar la fortaleza, y son derrotados por Castellón quien apresa a Ordaz y lo envía a Nueva Cádiz, de donde lo remiten a España. Don Diego de Ordaz, en trágicas circunstancias, muere envenenado en la travesía...
1531. Jácome Castellón construye otro fuerte protegido por una extensa cerca de buena madera, abundante en los manglares de la zona, está cerca protectora, rodeaba todo el poblado y la misión, e intenta reconstruir el fuerte que ahora formaba una isla en la desembocadura del río, pero el gobierno de Nueva Cádiz le negó ayuda y los recursos necesarios para la obra. Existen dibujos de la fortaleza antes y después del terremoto de 1530, atribuidas a Castellón.
1533. En marzo de este año, el Emperador Carlos V, cede a las peticiones de la Nueva Cádiz, y somete a su jurisdicción la provincia de Nueva Andalucía, pese a las protestas de Castellón y de los habitantes de Cumaná.
1534. La provincia de Nueva Andalucía padece una terrible sequía y un calor abrasador. Fue un fenómeno continental, similar al que ha sido bautizado recientemente como El Niño. Sin embargo, en la Historia de Venezuela de Guillermo Morón, se publican las listas de colonos que arribaban al puerto de Cumaná, desde 1534.  Lo que en cierta forma diluye un poco el fenómeno;  debemos recordar que el caudaloso río Kiribikií, según Humboldt, bajaba dos grados a la temperatura de esta zona.

GIROLANO BENZZONI
1542. En una expedición bajo el mando del gobernador de Margarita, Don Pedro de Herrera y Jerónimo de Ortal, llega a Cumaná el investigador e historiador Girolano Benzzoni, que hace una esquemática descripción de nuestro pueblo en su “Historia del Nuevo Mundo”, obra publicada en Venecia en 1565. Da testimonio del fuerte de madera construido por Castellón después del terremoto que había destruido por completo el primer fuerte de cal y canto, de que tanto se ufanaba el conquistador; también da noticias de la pesca de perlas en el golfo de Cariaco, y pinta la forma de pescarlas; y da noticias de la Villa de Toledo, fundada por Gonzalo de Ocampo, de la cual quedaban algunas casas.
1542. Los holandeses, con una poderosa flota, se apoderan de la península de Araya, explotan sus salinas, y se dedican al comercio con las islas de las Antillas que habían caído bajo su poder. Gobernaron en Araya hasta 1622.
FRAY FRANCISCO DE MONTESINOS

1562. Felipe II. Para fundar y pacificar en la tierra firme, envía a  fray Francisco de Montesinos, que es recibido por los habitantes de la Nueva Córdoba, en jubilosa asamblea, con tañido de campanas, conocedor de las hazañas del fraile ante el temible López de Aguirre. El primero de febrero de ese mismo año instala el primer ayuntamiento cumanés, de que se tenga noticia. Nombra primer Alcalde de la ciudad de la Nueva Córdoba, verdadera y única capital de la provincia de Nueva Andalucía, a Don Bartolomé López. Alguacil Mayor a Don Andrés del Valle; Regidores a Don Martín Sánchez y Don Juan del Valle. Procurador Don Hernán González. Tesorero Don Francisco Fajardo, el hijo de la cacica Isabel; Secretario, don Hernán López. Entre estos nombres que saltan a las páginas de la historia, están el de don Andrés del Valle, primer amerindio cumanés electo por el pueblo para un cargo oficial en América continental, y el de Don Francisco Fajardo, héroe legendario que dice ser natural de Cumaná. Todos estos fundadores ya estaban casados, tenían casa y familia en la Nueva Córdoba. Ricardo Ignacio Castillo Hidalgo, en su obra “Asentamiento Español y articulación interétnica en Cumaná”, no toma en cuenta las iglesias, las misiones ni a los misioneros que vivían en la Nueva Córdoba. El padre Alexander Castro, si lo investigó en el Archivo de Indias, y trajo datos de las reparaciones que hicieron en esas iglesias en los tiempos de Castellón, son las iglesias que aparecen en el medallón de 1600. 
1562. La Audiencia de Santo Domingo destituye a Fray Francisco de Montesino y nombran justicia mayor de Cumaná, a Don Alonso Cobos.

FRANCISCO FAJARDO

EL CUMANÉS QUE FUNDÓ CARACAS.  

1564. El Capitán Don Francisco Fajardo, mestizo, hijo de la india Isabel, y nieto del cacique Charaima, se había destacado en la conquista del Valle de los Caracas. Sus hazañas legendarias animaban todas las conversaciones del asiento colonial, y el Justicia Mayor Alonso Cobos lo envidiaba.
En ese aciago año, acampaba Fajardo con sus fuerzas a orillas del río Tacar o Bordones. Cobos con astucia lo atrajo a Cumaná, lo apresó y después de torturarlo despiadadamente lo asesino con sus propias manos y expuso su cadáver al escarnio público en la plaza de la ciudad. Al conocer la noticia del asesinato de Fajardo, los margariteños, bajo el mando de Pedro de Vielma, asaltan la Nueva Córdoba, o Cumaná, hacen prisionero al Justicia Mayor Alonso Cobos, lo conducen a Margarita y después de ser juzgado en apelación en Santo Domingo, lo someten a la misma muerte que le dio a Fajardo, arrastrado por caballos y luego colgado en la plaza pública. En el expediente de la muerte de  Fajardo hay una descripción del pueblo de la Nueva Córdoba.
1565.  El pirata John Hawkins, con una poderosa flota invade las costas de Cumaná, pero fracasan en el acoso de la ciudad de la Nueva Córdoba, toman  las salinas de Araya, que estaban en poder de los holandeses,  y escapan con sus barcos cargados de sal.

1569. El 13 de octubre de ese año, llega Diego Fernandes de Serpa a Cumaná, fue nombrado por Felipe II, Capitán General y Gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía, que  se extiende del río Unare hasta la península de Paria y desde allí hasta los confines del río Esquivo. Don Diego Fernández de Serpa organiza la ciudad, nombra dos Alcaldes: Germán López de Pedroza y Juan Rangel; ordena la construcción de la iglesia matriz y 150 casas en el llano de Cumaná,  y levanta el acta de refundación, en la cual se le da el nombre definitivo de Santa Inés de Cumaná. El intrépido conquistador muere  en una emboscada preparada por su subalterno, el desertor Joan de Salas, junto con el cacique cumanagoto Francisco el Viejo, cuando intentaba recorrer los infinitos horizontes de su gobierno. Serpa muere en la Sabana de Cotoperí, al parecer, en lucha a muerte con el intrépido indio Zacarías.
21 de enero de 1572, un ataque indígena, probablemente Caribes, toman la ciudad de Cumaná,  pero el pueblo se salva milagrosamente, el pueblo le da el mérito a Santa Inés, la cual es elevada a Patrona de la Ciudad. Su historia como patrona de Cumaná se hunde en sus orígenes. Hay una antigua carta dirigida al Monarca Español Don Felipe II, por el Presidente y Oidores de la Real Audiencia de Santo Domingo, de fecha 2 de abril de 1572 en la cual le comunican los acontecimientos ocurridos en Cumaná, capital de la Provincia de la Nueva Andalucía, que tienen que ver con nuestra Patrona. En efecto, el 21 de enero de 1572, aniversario del martirio de Inés, 600 aguerridos indígenas atacan al pueblo de Cumaná. Los alcaldes ordinarios, entre ellos Juan Rengel Durán, asumen el mando en ausencia del gobernador, Garci Fernández de Serpa. Dividen el pueblo en cuarteles, y delegan mando en los más experimentados soldados; congregan a las mujeres, niños y ancianos en la iglesia matriz, porque era el lugar más seguro y afrontan el asalto.
Tres días duró el asalto, tres días  de lucha, de hechos heroicos de parte y parte, pero los invasores son numerosos y agresivos, los defensores ven menguadas sus fuerzas, la lucha se hace cada vez más terrible; Juan Rengel Durán, el guía, el capitán de los colonos, muere en el campo de batalla; los indígenas han salvado las defensas y obstáculos, llegan a las puertas de la iglesia, donde sólo oyen los cánticos de las mujeres y los niños, y entonces, respetuosos del heroísmo de aquellos pobladores ordenan la retirada. ¡Milagro! Grita el pueblo congregado.
1574.- Asume la gobernación de Cumaná Garci Fernandes de Serpa. Sustituye en el gobierno de la provincia a Adriano Padilla, que había sido nombrado por el Ayuntamiento.   De las noticias que hemos reunido, sabemos que este gobernador heredó los derechos de su padre, tal como se estableció en la Capitulación de Felipe II con Diego Fernández de Serpa. Logró la estabilidad del poblado, atrayendo a muchos colonos. El presbítero Antonio Patricio de Alcalá, muy autorizado por ser quien hizo la investigación de la primera parte del “Consectario de Cumaná”, afirma que este Garci Fernández era sobrino y no hijo  de Fernández de Serpa. Después de la muerte de Garci Fernández, en 1584, ejercen el poder dos interinos: don Pedro Pérez de Almazán y don Felipe Torrellas de Linares, nombrados por el Ayuntamiento Cumanés,  de los cuales no tenemos ninguna información, sin embargo podemos asegurar que durante su gobierno continuó la obra colonizadora, y por lo tanto el establecimiento y consolidación de muchas instituciones. En la Nueva Andalucía florecían  iglesias y monasterios, solo en Cumaná, sabemos de la existencia de cinco iglesias por las cédulas reales que indican la asistencia del Rey a esas iglesias y monasterios en toda la provincia.  
         Es importante señalar que el puerto de la Nueva Córdoba, en esos años era muy activo, según Guillermo Morón, por él entraron todas las expediciones que vinieron de España y Santo Domingo a la Tierra Firme, a partir de 1538 y se conservan las listas de ingreso de los colonos por el puerto de Nueva Córdoba.
         En el Consectario se dice que su hijo Alonso Fernández de Serpa casó con Leonor Rengel en primeras nupcias, y en segunda con María Cervantes, de ambas hubo descendencia. Don Alonso murió en Cumaná en 1636.
1576.-  El célebre capitán Barker, con una poderosa flota pirata, intenta tomar la ciudad de Nueva Córdoba, pero es rechazado, y al igual que John Hawkins, surge en Araya y se va con sus barcos repletos de sal.
1591.  La provincia de Nueva Andalucía es agregada al Virreinato de Nueva Granada.
 1585-1586. A la muerte de Garci Fernández de Serpa, se produjo un vacío de poder, Cumaná padecía, por falta de gobierno legítimo, el pueblo estaba disperso y a punto de disolución. El gobierno pasó a diferentes personalidades, pero desasistidas del poder real. Entonces se puso el caso ante la Audiencia de Santo Domingo, la cual se decidió por Rodrigo Núñez de Lobo, Caballero de la Orden de Santiago de origen portugués, inició su gobierno en 1588. Resistió la oposición de los criollos y españoles de Cumaná, hasta que fue  sustituido por don Pedro Pérez de Almazán,  alcalde  con carácter de gobernador interino, nombrado por  el Cabildo, antes de terminar, don Rodrigo,  su primer año de gobierno. Ramos Martínez, menciona que durante su gestión, Cristóbal Cobos, abogado hijo de Alonso Cobos, que se consideraba con derechos hereditarios,  inicio la conquista del territorio de los cumanagotos por mandado de Luis de Rojas, gobernador de la provincia de Venezuela, y dio principio a la fundación del pueblo de Apaicuare, que fue después agregado a San Cristóbal, iniciado por Serpa, que fue después Barcelona.

FRANCISCO DE VIDES. 1586-1595 Este personaje llega a Cumaná investido no solo como gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, sino como capitán conquistador  con jurisdicción en el vasto territorio  que se extiende desde el río Uchire hasta el Marañón, incluyendo las islas de Trinidad, Granada y Tobago. Para ejercer el cargo partió de Sevilla con un ejército y dos navíos: Nuestra Señora de Rosario y Nuestra Señora de la Concepción, generosamente apertrechados, con los cuales llega a Cumaná en 1592. Ejerció el cargo sangrienta y dictatorialmente, por 10 años; esclavizó asesinó y persiguió centenares de indígenas, hasta que denunciado fue llevado a España, donde fue juzgado y encarcelado.
1591. el pirata Walter Raleigh invade la Nueva Córdoba.  Finalizando el siglo XVI, en 1591,  fue atacada la ciudad, por  Sir Walter Raleigh, célebre entre los piratas del Caribe, gozaba de reconocida fama como salteador de pueblos costeños.
Luego de intentar apoderarse de Guayana, y colonizar para el imperio Inglés, toda la extensa región que baña el Orinoco y el Esequivo, con miras a la búsqueda del mítico Dorado, Raleigh, que ya había tenido que abandonar su proyecto de Guayana, incursionó en Trinidad, y asaltó su capital, San José de Oruña, haciendo preso al Gobernador, Don Antonio de Berrios; y decidió atacar a Cumaná.
El 24 de julio se acerca al puerto  y desembarca un destacamento de 210 hombres, en chalupas y bateles. Ante la invasión las milicias y fuerzas regladas se repliegan. Francisco de Vides está al frente, la lucha es encarnizada. El pueblo es sometido al saqueo y al fuego, pero la resistencia no decae ni un momento. El invasor ve morir al capitán Galfielde y al oficial Grenville, sobrino de Raleigh. El presuntuoso pirata, derrotado, abandona la ciudad, se rinde, pero negocia la rendición con la entrega del gobernador Berríos en canje de prisioneros.
Orgulloso Vides, de su victoria, da cuenta al Monarca: “Hoy viernes  30 de este mes, se ha hecho a la vela el inglés. Lleva la vuelta de Macanao. Dícese va a Inglaterra y no tan bien parado como quisiera”…

HISTORIA DE LA IGLESIA CATOLICA DE LA PROVINCIA DE NUEVA ANDALUCÍA, CUMANÁ.
La Orden dominica de la Iglesia Católica estableció su primera misión  en Cumaná en 1513, año en el cual sufrió sus primeros mártires – Fr. Francisco Fernández de Córdoba y el lego Juan Garcés; luego, en 1515, Pedro de Córdoba, expediciona a Cumaná, con misioneros dominios y  franciscanos  con su vicario Juan Garceto, también se establecen en la desembocadura del río de Cumaná, en Puerto de Perlas, y funda una escuela para los indígenas, lo que constituye  un vínculo entre las dos culturas, es un hecho resaltante, porque de ese hecho nace nuestra cultura actual,

Puerto de Perlas, despues Cumaná, es la cuna de nuestra cultura, Puerto de Perlas como se llamaba en esos primeros tiempos de conquista y mártires dominicos y franciscanos, ellos también pierden, en 1521, a fray Dionisio; y en ese mismo año, los dominicos tienen dos mártires más, cuyos nombres desconocemos, en Santa Fe de Chiribiche, como la llamaba Fr. Pedro de Córdoba, su fundador. 

La sangre de estos mártires fue semillas y abono de estos pueblos cristianos.

Las misiones de Cumaná prosperaron, dieron fruto abundante, construyeron monasterios, escuelas y templos, el Católico ordenó la construcción de cinco iglesias, les envió toda clase de recursos, y ordenó también la construcción del fuerte de Santa Cruza de la Vista, cuyas ruinas enterradas en el golfo de Cariaco, denuncian su importancia. Un fuerte en Puerto de Perlas, para la protección de las misiones y del puerto del Cacique Cumana, que así se llamaba el poderoso señor de este reino,  que fue invadido, con su licencia,  por los señores de Canoa: hay mapas que demuestran su prosperidad,  entre 1515 y 1519, por eso, en ese año de 1519 el Papa creó la primera diócesis con el nombre de Paria, con sede apostólica en Cumaná,  y su primer obispo fue Fr. Pierre Barbier,  castellanizado, Pedro Barbirio; toda la documentación al respecto está en el Archivo Vaticano.

La nueva y actual diócesis de Cumaná, fue creada por el Papa Pío XI por la Constitución Apostólica “Manus ab Unigenitus”, el 12 de octubre de 1922. Su primer obispo fue Mons. Dr. Sixto Sosa Díaz -1923-1943-; lo sucedió Mons. Dr. Crisanto Mata Cova -1949-1966-, al que sucedió, Mons. Dr. Mariano Parra León -1966-1987-, a que sucedió Mons. Dr. Alfredo José Rodríguez Figueroa; -1987-2001- que también fue el primer Arzobispo de Cumaná;  y actualmente está en ejercicio de la Arquidiócesis, Mons. Dr. Diego Rafael Padrón Sánchez, a partir de la última fecha. Han sido obispos auxiliares de la diócesis: Mons. Dr. Rafael Arias Blanco; Mons. Dr. Iturriza Guillén, Mons. Dr. Pulido Méndez, Mons. Dr. Pedro Pablo Tenreiro; Mons. Dr. Eduardo Herrera Riera y Mons. Dr. Manuel Felipe Díaz Sánchez.
Con la Constitución Apostólica “Necessitate Adducti” promulgada en Roma el 16 de mayo de 1992, el Papa Juan Pablo II, erigió la séptima  Provincia Eclesiástica de Venezuela, la Arquidiócesis de Cumaná,  separándola de la arquidiócesis de Ciudad Bolívar, y elevó a Sede Metropolitana  al Obispado de Cumaná,  con las iglesias  sufragáneas  de las diócesis de Barcelona, Margarita, Valle de la Pascua y Carúpano.
La iglesia Católica particular de Cumaná, cumplirá el año 2013, quinientos años de servicio.

LAS MISIONES FUNDANTES.

Fr. Pedro de Córdoba, EL VERDAEDRO FUNDADOR DE CUMANA. fue un sacerdote  a quien Dios Nuestro Señor dotó de muchos dones,  gracias corporales y espirituales, que  fue elegido para una misión administrativa, si se quiere, como fue la impetración de la Orden Dominica en Santo Domingo en 1510 y en Cumaná en 1513, pero él la convirtió en una empresa sin igual.  Los que lo conocían nunca imaginaron que podría lograrlo, tenía el inconveniente de sufrir  un continuo dolor de cabeza que le impedía, en cierto grado, algunas actividades, por ello  Las Casas dice:
“Y lo que se moderó en el estudio, acrecentolo en el rigor de la austeridad y penitencia  todo el tiempo de su vida, cada y cuando las enfermedades le dieron lugar”
Fue excelente predicador, ejemplo dentro del sacerdocio en  virtud y  penitencia, que lo elevaron siempre entre sus compañeros y feligreses.
Agrega Las Casas: “Tiénese por cierto que salió de esta vida tan limpio  como su madre lo parió”.
Estudio en el colegio  “San Esteban” de Salamanca, y probablemente, como dice  Hernann González Oropeza: “formado espiritualmente por fray Juan Hurtado de Mendoza”  el formidable maestre de Salamanca;  y se perfeccionó en Santo Tomás de Ávila, la casa mayor de la “Cristiandad” para ese entonces.
Fue compañero de estudios de Antonio de Montesino, Tomás de Berlanga, Domingo de Betanzos, y otros ilustres prelados, que luego fueron los seleccionados para acompañarlo en la empresa evangelizadora de América; esto por si solo basta para considerar las dotes que adornaban a este insigne conquistador del espíritu, cuya labor  ilumina la terrible experiencia humana de la conquista del Continente, y disipa, aunque sea un poco, las oscuras nubes que denigran de la noble y heroica raza hispana.

LOS PRIMEROS MARTIRES.
 Fray Pedro de Córdoba fue  autor del proyecto de la “Evangelización pacífica de la tierra firme”, que se inicia por Cumaná en 1513. Obtuvo la autorización del Rey de España, Fernando de Aragón, el Católico, para establecer misiones, en la Costa de Las Perlas. Para tal objetivo, organizó tres expediciones a la provincia y puerto de Cumaná-  entre 1513 y 1515. En la primera expedición, 1513,  envió a los misioneros Antón de Montesinos, Francisco Fernández de Córdoba y el lego Juan Garcés. Estos dos últimos fueron sacrificados por los indígenas cumaneses, lo que  constituye un episodio dramáticos del proceso fundacional. Desde que los  dominicos de  Pedro de Córdoba llegaron en 1513 al Puerto de Las Perlas, o “Provincia de Cumaná en la Costa de Las Perlas”, como dicen los documentos reales,  y pese a su  martirio, en ningún momento  se abandonó el proyecto de Colonización Pacífica y Evangélica, como pretenden algunos autores. No obstante, reconocemos  que muchos investigadores afirman que el martirio no se produjo en Cumaná, a pesar de que  fray Bartolomé de  Las Casas, que vivió mucho tiempo en Cumaná, da  testimonio detallado del suceso  como lo hace el Rey en  las Cédulas Reales. No pudo ser  en otra parte, los cautivos estaban “holgando” con los misioneros y los captores,  no podía ser en Santa Fe, donde aun no se habían establecido los misioneros dominicos. Y hay más,  está totalmente probado que los  dominicos murieron antes de febrero de 1515, ya que  el propio Pedro de Córdoba  vino a Cumaná en ese mes a investigar el martirio y trajo  nuevos misioneros dominicos, que dejó en Cumaná  bajo el mando de Fr. Tomas de Toro, para que continuaran el trabajo iniciado.  En 1513 se sembró  la simiente de la  Diócesis de Cumaná

CUMANA PRIMERA DIOCESIS DE  VENEZUELA.

Tanta importancia le dio La Corona Española a estos, los primeros pueblos  en la tierra firme, y tal su preponderancia, que para el año de 1519,  el Rey Carlos I,  pidió al Papa y se le concedió, la creación de la diócesis de Paria, la segunda en la tierra firme, después de Santa María del Antigua, y  12 años antes que la de Venezuela con sede en la benemérita ciudad de Coro; y se otorga con fundamento en la importancia que habían adquirido las misiones en la provincia y pueblos de Cumaná y Santa Fe; así se creó la diócesis de Paria con sede en Cumaná, y se nombró a su primer obispo, Pierre Barbier, más conocido en España, como Pedro Barbirio, fraile de fuerte y avasalladora personalidad, que venia prestando servicios a España desde el reinado de Felipe el Hermoso y Juana la Loca;  y para 1516 se destacaba  en la cancillería que dirigía con mano férrea Jean de Sauvage de la corte de Carlos I de España y V de Alemania,  el heredero del más poderoso imperio de aquellos tiempos. Lamentablemente este obispo nunca llegó a Cumaná y la diócesis quedó solo en los papeles.

EL CLERO DE LA NUEVA ANDALUCIA.

Cumaná nació como  misión de dominicos y franciscanos. Los primeros, llegaron en 1513 y los segundos, en 1515; ambas órdenes vinieron bajo el mando de Fr. Pedro de Córdoba, Vicario de Indias; por eso la ciudad se llamó primero Nueva Córdoba y después Cumaná. Lo primero que se construyó fue la iglesia, la escuela y el monasterio. El primer sacerdote que oficio en esa iglesia, cuando aun era de palmas, fue Fray Francisco Fernández de Córdoba, que también fue el primer mártir de América,  cuando llegó a Cumaná en 1513.  Entre los franciscanos que quedaron en Cumaná, con Fr. Juan Garceto, y además de él, los sacerdotes picardos y de otras nacionalidades: fray Juan Flamigi (flamenco), fray Ricardo Gani de Manupresa (inglés), fray Jacobo Hermigi, fray Ramgio de Faulx, fray Jacobo Escoto (escocés), fray Juan de Guadalajara, y fray Nicolás Desiderio, que continúan el trabajo iniciado por sus predecesores mártires; refundan  la escuela para los niños indígenas, construyen un monasterio, reconstruyen una iglesia que había sido destruida por los indios, e inician y terminan otra iglesia, todo ello puede verse en dibujos y planos de esa época. Todos ellos conformaron el Clero de Cumaná hasta 1810


SIGLO XVII

VICARIOS FORANEOS DE CUMANA.

1645-1662.- Fr. Francisco Durán, Comisario del Santo Oficio.
1675-1683.- Fr. Agustín Centeno.
1684.- Fr. Mateo de Luna Lazcano, Comisario de la Santa Cruzada.
1687.- Fr. Pedro Centeno, Comisario del Santo Oficio.
1689.- Fr. Lorenzo Márquez de Valenzuela, Comisario de la Santa Cruzada.
1696.- Fr. Blas Saens de Rojas, Vicario y Juez Eclesiástico de Cumaná.
1699.- Fr. Fernando de Mesa y Berrio, Vicario y Juez Eclesiástico  de Cumaná.
1713.- Fr. Baltazar de Osorio. Vicario y juez Eclesiástico de Cumaná.

VICARIOS SUPERINTENDENTES.

7-02-1713-   Se crea en Cumaná la Vicaría Superintendente para proveer los beneficios  que vacaban en los anexos ultramarinos  del Obispado de Puerto Rico. Fue instituido para proveer los beneficios eclesiásticos de las provincias de Cumana, Barcelona, Guayana, y las islas de Margarita y Trinidad.
1713. Fr. Baltazar de Osorio.
1722.- Fr. Pedro Centeno.
1729- 1747.- Fr. Juan Crisóstomo Figueroa de Cáceres. Cumplieron suplencias en este período: fr. Manuel de Sotomayor y fr. Baltazar Martínez de Gordon.
1740.- fr. Dr. Tomás de Sifontes Valdivieso.
1742.- fr. Felipe Martínez.
1748.- fr. José de Vallenilla Arana.
1760.- fr. Francisco Javier de Figueroa.
1761.- fr. Pedro Valerio Verasa.
1761-1764.- fr. Fernando Manuel del Bastardo y Loaisa.
1765-1777.- fr. Antonio Patricio de Alcalá.
1778-1790.- fr. Andrés Antonio Callejón
1790.- fr. Baltazar Ramírez de Arellano.
1790.- fr. Antonio González
1799.- fr. Andrés Padilla Morón.


OBISPOS DE PUERTO RICO QUE VISITARON LA CIUDAD DE CUMANA. Desde 1647.
                   LOS OBISPOS DE PUERTO RICO.
La provincia de Nueva Andalucía o Cumaná, fue sufragánea del obispado de Puerto Rico, formaba parte de los anejos ultramarinos, que fue creado por el Papa Julio II, por la bula Romanos Pontifex el 8 de agosto de 1511. En el siglo XVI hubo 8 obispos en Puerto Rico, pero ninguno visito los anejos ultramarinos, en el siglo XVII, comenzaron la visitas a esta provincia, los primeros en venir fueron los obispos: Fr. Martín Vásquez de Arce, Juan López Agurto y Juan Alonso Solís,  de La Mata,  

         Por Bula de 8 de agosto de 1511 creó Julio II el Obispado de Puerto Rico, en el cual se comprendían, con el nombre de Anejos Ultramarinos las islas de Trinidad y Margarita, y las provincias de Cumaná, Barcelona y Guayana.
         A continuación hacemos referencia de los varios Obispos de esa Diócesis, que, celosos del cumplimiento de sus sagrados deberes, en distintas ocasiones visitaron la ciudad de Cumaná, erigida no hace mucho tiempo, en sede episcopal.
 
FRAY DAMIÁN LÓPEZ DE HARO. Visitó a Cumaná en 1647. Nació en Toledo, pertenecía a la orden de la Santísima Trinidad y falleció en la Isla de margarita en agosto de 1648.

FRAI FERNANDO LOBO DEL CASTRILLO. Del Obispado de Nueva Segovia en Filipinas pasó a Puerto Rico. En Diciembre de 1650 estaba en Cumaná, donde se encontraba todavía en febrero del año siguiente. Obtuvo del rey de España que se enviasen misioneros para la conversión de los indígenas, y luego se establecieron en la provincia de Barcelona los franciscanos observantes, y en la de Cumaná los capuchinos aragoneses. Murió en Puerto Rico el 18 de octubre de 1651.
DON BARTOLOMÉ GARCÍA DE ESCAÑOLA. Franciscano. Visitó a Cumaná en Diciembre de 1675. Pasó al Obispado de Durango en 1677  y murió el 20 de noviembre de 1684.
DON MARCOS ARISTA DE SOBREMONTE. Ascendió desde Teniente de Cura hasta Deán de la Catedral de Caracas, ciudad en que vino al mundo. Estuvo en Cumaná en 1681 y 1682, año en que murió y fue enterrado con los oficios correspondientes a tan alto prelado.
FRAY PEDRO DE LA CONCEPCIÓN URTIAGA En 8 de noviembre de 1712 estaba en Cumaná. Era Franciscano y natural de Querétaro en la Nueva España.
FRAY FERNANDO DE VALDIVIA Y MENDOZA. En Abril de 1721 encontrábase en Cumaná. Murió en Puerto Rico el 25 de noviembre de 1725.
DON SEBASTIAN LORENZO PIZARRO. Estaba en Cumaná en mayo y junio de 1730. Murió en 1736.
FRAY FRANCISCO PEREZ LAZCANO  Fue consagrado en Caracas. En  octubre de 1739 estaba en Cumaná, prosiguió su visita pastoral y volvió luego a Cumaná, donde permaneció hasta 1742. Murió en la Isla de Trinidad.
DON FRANCISCO JULIAN ANTOLINO. Teólogo eminente, natural de Zamora. En 1751 estaba en Cumaná, donde se hallaba aun el 26 de octubre del año siguiente. Lo trasladaron al obispado de Caracas y murió en la Guaira el 7 de agosto de 1755.
DON PEDRO MARTINEZ DE ONECA  En 1758 y 1759 estuvo en Cumaná. Visitó toda la diócesis  y finó en Puerto Rico el  27 de abril de 1760.
DON MARIANO MARTI. Era del Principado de Cataluña, provisor y vicario general  del Arzobispado de Tarragona y doctor en cánones de la Universidad de Cervera. A mediados de 1764 se hallaba en Cumaná,  donde estaba aún en julio  del año siguiente; y cual incumbe al verdadero apóstol  de Jesucristo, no abandonó entonces a sus ovejas de esta ciudad, que se vieron, en aquella ocasión, acometidas de terrible peste de viruelas. En los últimos meses de 1767 y primeros del siguiente, estuvo también en Cumaná. Fue luego obispo de Caracas. Dice Baralt que el entero conocimiento de la conjuración de 1797 con sus pormenores y los reos principales no se obtuvo sino en virtud de un consejo de este prelado, a quien llama Antonio; mas no fue el señor Martí, muerto en febrero de 1792, sino su sucesor, el obispo don Juan Antonio de la Virgen María y Viana, el que propuso en aquella grave circunstancia, que se ofreciera el indulto de perdón en nombre del Rey,  según consta expresamente en el documento número 221, página 315  del tomo primero de los Documentos para la Vida Pública del Libertador  por el General José Félix Blanco. Gobernó el señor Viana la diócesis de Caracas hasta el 11 de abril de 1799 en que lo trasladaron al obispado de Almería, y, cuando se encaminaba a la iglesia, murió en el Convento de los Carmelitas de Murcia el 28 de enero 1800.
FRAY MANUEL JIMENEZ PEREZ. Nació en la villa de Soto en la provincia de Rioja en España. Era monje Benito del monasterio de Santa María La Real de Nájera. En 1770 fue electo obispo de Puerto Rico y el 25 de mayo de 1772  tomó posesión de su catedral.  Llegó a ser un prelado ilustre y ejemplar. Arribó a la ciudad de Cumaná en 18 de febrero de 1773 y el domingo 10 de octubre del propio año consagró, con la mayor solemnidad, la iglesia de Barcelona; la cual enriqueció con los restos de San Celestino que reposaban en Roma, en el cementerio de Santa Ciriaca, y los cuales cedió a dicho prelado su Santidad Pio VI. En el altar de San Celestino existen además reliquias de los santos Félix, Teófilo, Geroncio, Abundio,  Inocencio, Cándido y otros mártires, precioso tesoro que debe conservar con piedad y veneración la histórica ciudad del Neverí. Murió el señor Jiménez Pérez en la capital de su diócesis,  el 24 de agosto de 1781, y fue, de los obispos de Puerto Rico, el último que visitó  los mencionados anejos  ultramarinos.
BARTOLOMÉ DE LAS CASAS. 
Cumaná y la iglesia se enriquecieron y universalizaron  con este santo varón que la divina providencia trajo, en sus santos y misteriosos designios,  a Cumaná. Discípulo confeso de Pedro de Córdoba, lideró el movimiento indigenista y lo convirtió en filosofía y en su  bandera, que exhibió victorioso en todos los escenarios  de la batalla  por la dignidad del indígena, y fue por ello, de los más notables sacerdotes de su tiempo.
Pedro de Córdoba, Las Casas y Carlos I, firman la Capitulación de La Coruña el 15 de mayo de 1520,  mediante la cual se le conceden a Las Casas 260 leguas de tierras en la región del río de  Cumaná,  entre Paria y Santa Marta para el servicio de dominicos y franciscanos, con énfasis en que en esas tierras no habrá encomiendas, encomenderos ni otros tipo de intervenciones; ni entrarán conquistadores o colonos sin la autorización de Las Casas.
Las Casas  es recibido en Nueva Córdoba  por los franciscanos el 15 de agosto de 1521, con muestras de alegría, cantando el “Te Deum Laudamus”: “Benedictus qui venit in domine Domine”, según texto del mismo Las Casas, en el cual agrega: “Tenían una casa y monasterio de madera y paja y una muy buena huerta adonde había naranjos de maravillosas naranjas (un naranjo tarda seis o siete  años en producir frutos) y un pedazo de viña y hortalizas y melones muy finos y otras cosas agradables; todo esto habían puesto  y edificado los religiosos de la misma orden que fueron al principio, cuando el padre Pedro de Córdoba con sus dominicos como en el Capitulo 54  de la parte II, queda declarado. Estaba esta casa y esta huerta  a un tiro de ballesta  de la costa del mar, junto a la ribera del río que llama Cumaná, de donde aquella tierra se nombra Cumaná”.
Cumaná, fue fundada  por hombres santos y mártires. Dios la bendijo desde un principio. 
LA OBRA DE BARTOLOME DE LAS CASAS. Las Casas no llegó solo a la misión, sino con muchos colonos y protección  militar bajo el mando de Soto, decidido a conquistar Tierra Firme; y con bastante poder, como puede colegirse del trabajo que adelantó en el  tiempo que estuvo en Cumaná, ya que no solo construyó su casa sino que emprendió o continuó la construcción del  fuerte de Santa Cruz de la Vista, en la boca del río Cumaná,  con bloques de piedra, de las canteras explotadas en Araya. Debemos meditar sobre el trabajo que ello significó, aunque Las Casas no lo comenta.  El  y mucha gente trabajaron en ese proyecto, a menos que  fuese mandado por el Rey directamente,  lo que resultaría muy raro, ya que estaba comprometido a hacerlo. Las canteras, al parecer, estaban en producción desde 1504. La explotación de las canteras de Araya ya eran viejas cuando llegó Las Casas a Cumaná; y así, sin magia, podemos entender, porque  algunos historiadores obvian estos detalles, sobre la construcción  del fuerte; una mole de piedra como aparece en el dibujo de Castellón, en  la boca del río, cuyo propósito principal era  proteger al pueblo de Cumaná y al de la  Nueva Cádiz, cuyo poder aumentaba  en forma vertiginosa, y competía ventajosamente con el pueblo  de Pedro de Córdoba, QUE FLORECÍA unido a los franciscanos de Garceto, que se quedaron en Cumaná y que siempre estuvieron bajo su mando.
Las Casas escribió muchas obras, que aun son herméticas, poco conocidas, pero que son imprescindibles para una mejor comprensión de su tiempo: La Destrucción de las Indias”, publicada en 1552; “Historia de las Indias” que vino a publicarse en 1875; “Apologética - Historia de las Indias” que viene a publicarse en 1909; “De Único Vocationis Modo” el último en publicarse en 1975. Las gobernantes  nunca se dieron cuenta de esta Estrella que alumbró al mundo desde   Cumaná

EL CLERO CUMANES de los primeros tiempos.
La iglesia Católica de Cumaná, reunió méritos tanto en el pasado como en el  presente, de tal suerte, dice el padre Ramos Martínez, que: “La iglesia de Cumaná fue tan favorecida por la liberalidad de los Sumos Pontífices que algunos Papas le concedieron el privilegio de poderse ganar en ellas las mismas indulgencias que se ganan visitando las iglesias de Roma”. 
\Nuestra  iglesia  comenzó a dar frutos espirituales desde los primeros tiempos,  Ramos Martínez,  dice: que la iglesia Matriz de Cumaná, estuvo servida “en todo tiempo” es decir desde 1513 por dos párrocos y un sacristán; cita más de 300 sacerdotes que sirvieron en Cumaná, entre ellos, prominentes cumaneses  a saber: fr. Pedro de los Hidalgos, que figuró en el sínodo de Puerto Rico, celebrado en 1645; fr. Pedro Mejía, que fue párroco por más de 20 años, y vivió la tragedia del  asalto de los filibusteros ingleses que destruyeron  la antigua  iglesia del Barbudo, y quemaron gran parte de los archivos;  fr. Mateo de Luna Lascano, que fue párroco por más de 30 años; fr. Baltasar de Osorio que fue cura de los guaiqueríes en la iglesia de la Virgen de Altagracia en el Salado, fr. Baltasar Martínez de Gordon, fue párroco por mas de 40 años; fr. Antonio Patricio de Alcalá, prominente sacerdote, padrino del Gran Mariscal, fundador del hospital de Caridad, Canónico de la Catedral de Caracas; fr. Sebastián de Conde, promovido a una canonjía en Puerto Rico; Fr. Andrés Antonio Callejón, mártir de la independencia; fr. Diego Gaspar Botino y Serrano, formidable orador, mártir de la Independencia;  fr. Andrés Antonio Callejón, mártir de la Independencia; fr. Blas de Rivera, pasa a la historia por haber iniciado y dictado en Cumaná, en 1775, las cátedras de filosofía y teología, antesala de nuestra universidad; fr. Andrés Antonio Padilla, que le tocó sustituir a fr. Antonio Patricio de Alcalá, en la iglesia Matriz; fr. José Antonio Ramos Martínez, formidable investigador de la historia de Cumaná, fr. Cristóbal de Quesada, más conocido como el maestro de don Andrés Bello. Lamentablemente de  nuestros antiguos  templos solo quedan ruinas venerables,  sufrieron los rigores de la guerra y la tragedia de los terremotos, toca a nuestra generación levantarlos con magnificencia. 

LOS MISIONEROS ARAGONESES
A la tozudez del aragonés Lorenzo de Magullón, obedece la impetración de la misión de los capuchinos en Cumaná. En efecto, la historia nos enseña que  Fr. Francisco de Pamplona y los misioneros de su Orden se dirigían a la isla de Granada; pero la isla estaba ocupada por los franceses y no les permitieron desembarcar; vinieron a Cumaná y tampoco pudieron quedarse; sin embargo obtuvieron la aprobación del gobernador que era Don Francisco de Prada, para misionar en las tierras de los temibles Cumanagotos. Hacia allí se fueron,  a Píritu,  construyeron la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción  y prosperaron. Pero, el propio obispo de Puerto Rico, se levantó  contra ellos, para lo cual escribió el 8-11-1650, al Consejo del Reino, y en consecuencia se les ordenó regresar a España. Murió Fr. Francisco de Pamplona,  le llegó la hora a fr. Lorenzo de Magallón y se inició la batalla por la dignidad en la cual, el fraile,  empleó como armas, la palabra y la escritura y venció toda resistencia. El 8 de Mayo de 1656, día de San Miguel Arcángel, arribó a Cumaná en compañía de Fr. Lorenzo de Belmonte, Fr. Agustín de Frías, Fr. Francisco de Tauste, Fr. Miguel de Torres,  aragoneses como él,  y Fr. José de Carabantes, natural de Castilla. De su obra hablan todos los pueblos de Venezuela, fundados por ellos,  y las iglesias y las ruinas esparcidas en nuestro territorio. Ellos invirtieron 300 años enseñándonos la palabra de Cristo, cuyo legado forma parte indivisible de nuestra idiosincrasia.


LAS MISIONES Y LA DIOCESIS

LOS MISIONEROS ARAGONESES
La primera avanzada de misioneros aragoneses franciscanos, que llegaron a Cumaná, fueron: Fr. Lorenzo de Magallón, Fr. Agustín de Frías, Fr. José de Charabanes, Fr. Francisco de Tauste, Fr. Lorenzo de Belmonte y el lego Miguel de Torres.
Para introducirnos en este tema veamos el INFORME presentado en 1657 por el   Venerable  Fr. José de Carabantes, cuyo proceso de beatificación está ya muy adelantado –según  lo refiere  Fr. José Antonio Ramos Martínez.  Llegó a Cumaná ese mismo año y mientras terminaba el estado de guerra en que se encontraban los indios del interior de la Nueva Andalucía, y se vencían otras dificultades que impedían su reducción, se dedicó a crear misiones en las ciudades y pueblos de españoles, siendo Cumaná la primera  que recibió el benéfico influjo del apostolado de tan preclaro varón pasando después a Caracas a completar su obra.

Carabantes escribió varios libros que se refieren a la impetración de las misionera de los capuchinos aragoneses, a saber: “Instrucción para aquellos que se dedican a las Misiones  en las Indias”,  “Vocabulario para mejor inteligencia  y significación  de las lenguas  de los indios”.

LAS NACIONES INDÍGENAS DE LA PROVINCIA DE NUEVA ANDALUCIA.
Ramos Martínez dice, que en el extenso territorio de la Nueva Andalucía, habia 14 tribus: en la provincia de Cumaná: Chaimas, guaiqueríes, pariagotos, coacas, atuacas, caribes y guaraunos; y en la provincia de Barcelona: cumanagotos,  palenques, caribes, píritus, tomuzas, topocuares,  chacopatas, y guaribes.
En estos datos faltan algunas naciones como los tagares de Santa Fe.  
FUNDACION DE  MISIONES  ENTRE 1689 Y 1700.
La mayor parte de las misiones  en el territorio que hoy ocupan los  estrados Sucre, Monagas y Anzoategui: se fundaron  con indios  chaimas, y su lengua mezclada con la de los arecuna, cumanagotos, y caribes, era la dominante y la más estudiada por lo misioneros. Veamos el cuadro que sigue:
1.- San Fernando de Cuturuntar o San Fernando Rey, fundada por fr. Lorenzo de Zaragoza, el 5 de febrero 1689.
2.- Jesús del Monte de Catuaro, fundada por fr. Pablo de Berlanga, el 29 de septiembre de 1689.
3.-  San Francisco de Chacaraguar, población a la cual se agregó la de Santa Isabel, que fue fundada por el Fr. Domingo de Villael.
4.- San Pedro y San Pablo de El Rincón, fue fundado por Fr. Esteban de Arizala, el 2 de enero de 1691.
5.-  San Antonio de Padua de Guaipanacuar,  fundada el 5 de mayo de 1691, por el Corregidor José de Castro, pero fue entregado a los misioneros por el gobernador don Gaspar Mateo de Acosta  en 1692, y recibido por Fr. Antonio de Torrelacárcel.

FUNDACION DE  MISIONES ENTRE 1700  y 1717
6.- San Lorenzo Mártir de Caranapuey, fue fundado por fr. Pablo de Godojos, quien la condujo durante 8 años, y después, siendo Prefecto, la asistió durante el resto de su vida ocurrida el 8 de marzo de 1733.
7.-  Santa Cruz de Casanay
8.-  Nuestra Señora del Pilar de Chicauntar
9.-  San Antonio de Padua de Capayacuar,  fundada por  Fr. Guillermo de Muro, el 7 de agosto de 1713.
10.- San Francisco de Guayerecuar, fundado por Fr. Guillermo de Mayorca, el 10 de mayo de 1714, pero quien verdaderamente merece el titulo de fundador de estas misiones es Fr. Ambrosio de Argente, quien en 2 años fabricó la iglesia y congregó 60 familias indígenas, y luego de un voraz incendio volvió a reedificar la iglesia, su casa y las casas de los indios.
11.-  Santa Ana de Sopocuar, fundada por Fr. José de Báguena, el 5 de mayo de 1714.
12.- San Miguel de Caripe, fundada  el Fr. José de Báguena y refundada por el Fr. Bernardo de los Arcos, que construyó la iglesia. Luego volvió el padre Báguena hasta su muerte, suplido por y el fr. Francisco de Villael y fr. Francisco de Montalbán, hasta 1739.
13.- Santa Cruz de Payacuar, llamada también Santa Cruz de Cumaná, fundada por el fr. José de Ateca, que la pobló y construyó la iglesia, el 16 de abril de 1717.
14.- Ángel Custodio de Caripe, que llegó a ser el centro principal y residencia de los Prefectos de la Orden. Esta misión sustituyó a la primitiva San Miguel de Caripe, que se inició el 24 de abril de 1717, con 23 familias chaimas, cuyo fundador fue el padre Simón de Yarbar.
FUNDACION DE MISONES ENTRE 1717  Y 1725..
En este año de 1717 llegaron a Cumaná, los siguientes misioneros de la provincia de Aragón: Ambrosio de Argente, José de Torrellos, José de Ateca, Salvador de Villafeliche, Fr. Victoriano de Castejón y Jerónimo de Pamplona. De la provincia de Navarra, vinieron: Bernardo de Los Arcos, Juan María de Asiain, Juan Ángel de Cascante, Simón de Yábar, Esteban de Logroño, Francisco de Funes, Silvestre de Corella, Domingo Antonio de Valtorres, José de Muel y Miguel de Argente. De la provincia de Castilla vino Manuel de Alcañiz.     
15.- San Félix de Cantalicio ubicada en la sabana de Ropopán. La fundación de esta misión costó mucha sangre; revistió mucha importancia por cuanto era una referencia para el dominio del Guarapiche. Los Caribes se sublevaron unidos con invasores franceses, destruyeron las misiones y luego se enfrentaron a las fuerzas españolas de don José Francisco Carreño, gobernador de Cumaná, en cuya batalla murió el cacique Maturín. El fundador fue fr. Jerónimo de Muro, el 1 de mayo de  1720, fabricó la iglesia, la casa para los misioneros. Lo sustituyó fr. Salvador de la  Muela, que se mantuvo hasta  1739, cuando pasó a Doctrina.
El P. Joaquín de Alquézar  escribió un libro de Doctrina Cristiana en lengua Chaima: oraciones,  catecismo, los artículos de la fe, mandamientos, sacramentos, etc.  y un interrogatorio para el confesionario, el revisor fue el padre Lorenzo de Zaragoza, que dio censura y aprobación el 31 de julio de 1725
FUNDACION DE MISIONES ENTRE 1725 Y 1760
En 1730, llegan a Cumaná los capuchinos: Domingo de Villafranca, Francisco de Montalbán, Juan de Longares, Pedro de Gelsa y Miguel de Villalba, más el hermano Juan de Castejón; y en 1731, vinieron: Tomás de Abiego, Pablo de Vivel, Francisco de Villel, Antonio de Santa Eulalia, Antonio de Blesa, y el hermano Juan de  Arteca.
16.-   Durante el gobierno de Juan de la Tornera Sota, se construyeron los templos de San Lorenzo, Santa Cruz y San Francisco, y se fundaron  las misiones:  Purísima Concepción de Cocuisas, el 12 de enero de 1728 en el valle de Anacoyar y su fundador fue  fr.  Silverio de Corella, que la mantuvo hasta 1730, cuando fue relevado por el Fr. Francisco de Montalbán. Santa Teresa de Jesús de Guayuta, fundada el 7 de febrero de 1728, fundada por el fr. Tomás de Abiego. San José de Guatatar, fundada por fr. Antonio de Santa Eulalia. 
17.- La fundación de Maturín fue muy conflictiva. Para fundar esta misión se convocó a los misioneros a capitulaciones y eligieron el sitio donde murió el cacique Maturín. Se fundaría con 75 vecinos. La Capitulación tiene fecha 21 de marzo de 1722, entre el gobernador don Juan de la Tornera Sota y  fr. José de Ateca, pero no se cumplió en esa fecha, no fue sino hasta 7 de diciembre de 1760, que se produjo la fundación de la ciudad, por los capuchinos aragoneses, sin menospreciar las diligencias de don Juan de la Tornera Sota.
EL GOBIERNO DE DON CARLOS DE SUCRE, LA VISITA DEL OBISPO DE PUERTO RICO FR. SEBASTIAN LORENZO PIZARRO, el 8 de abril de 1729, Y LAS MISIONES DE PARIA.
RESUMEN DE LAS FUNDACIONES
Santa María de los Ángeles  (Chaimas)  El Pilar  (Chaimas)  San Juan de Carinicuao  (Chaimas) Chacaracuar (Chaimas) San José de Areocuar (Chaimas y Parias) Casanay (Chaimas)  Catuaro (Chaimas)  El Rincón (Chaimas)  San Antonio (Guaraunos y Chaimas) Santa Ana de Sopocuar  (Coacas y Chaimas)  San Francisco de Guarapiche (Chaimas) Santa Cruz de Cumaná  (Guaraunos y Chaimas)   San Félix de Cantalicio (Chaimas)  Cocuizas  (Guaraunos y Chaimas)   Chaguaramas (Chaimas) Guanaguana (Chaimas)  Caicara (Parias y Chaimas)  Punceres (Chaimas)  Teresén (Chaimas)  Coicuar (Chaimas) Caripe (Chaimas) Irapa (Parias  (Guaraunos) Soro (Parias) Amacuro (Parias) Unare (Parias) Santa Bárbara de Tipirín (Caribes) Maturín (Guaraunos)   Nuestra Señora de Areo  (Chaimas)   Aguasay (Chaimas) Aribí (Chaimas) Maracapana (Chaimas) Altagracia (Guaiqueríes) Socorro (Guaiqueríes) Marigüitar (Coacas) Arenas (Coacas) Aricagua (Coacas) Yaguaraparo (Guaraunos) Santa María de los Ángeles, Cumanacoa, San Fernando, San Lorenzo, etc. 
                                  
SACERDOTES CATOLICOS PATRIOTAS
Para sellar este trabajo mencionaremos a seguida a varios sacerdotes cumaneses, notables por su condición social y que por la causa de la Independencia padecieron persecuciones y martirios con patriótica firmeza. Nada más justo que recordarlos con honor: Marcelo Laguna, Jacob Laguna, Pedro Francisco Esteve, Diego Bernardo Sánchez Torres, Pedro José Rosillo, Andrés Padilla Morón, Juan Bautista Molinar, Miguel Gregorio Pérez Fariñas, y Domingo Bruzual de Beaumont, ilustrado y ferviente partidario de la causa de la República y miembro de la Convención de Ocaña en 1828.
PRESBÍTERO DIEGO GASPAR BOTINO.   
“Nació en Cumaná el 6 de enero de 1757 del matrimonio de don Diego Botino, natural de la ciudad de La Laguna en Canarias, y de la cumanesa doña Isabel María Salaverría”.
Orador distinguido del antiguo clero cumanés. Concurrió como diputado por  la capital a la instalación del Supremo Poder Legislativo el 15 de mayo de 1811, y en este mismo día, al organizarse el Poder Ejecutivo, entró a ser una de sus miembros, junto con el Coronel Vicente de Sucre y don José L:eonardo de Alcalá. Después de la Capitulación de San Mateo, pasaron él y Don José Manuel de Sucre a Caracas, con encargo de poner en manos de Monteverde, las actas del Ayuntamiento de Cumaná, en las cuales se reconocía al nuevo gobierno. Disfrutaba luego de garantías en esta última ciudad, al amparo del gobernador Ureña; mas con la llegada de Cervériz viose expuesto a grandes riesgos… Preparados los medios para escapar presto de tamaño enemigo, cruzaba, ya al anochecer las calles de la población con grosero traje de seglar, teñido de negro el rostro, apoyado en ruda vara, y una maleta sobre los hombros a embarcarse en un  bote que debía situarlo en punto de seguridad, cuando lograron capturarlo merced a la denuncia infame de uno que estaba en el secreto de la fuga… Ludibrios mucho padeció en tan aciaga ocasión aquel ministro del santuario: le remitieron a las bóvedas de la Guaira, consiguió la libertad en 1813, y feneció al cabo en la Isla de Marigalante sin que rayasen a sus ojos los días del triunfo de la Patria. En grado sumo sufrió de parte de los realistas, y por eso se le considera con razón mártir de la Independencia.
PRESBITERO DON JOSE MARIA MARQUEZ
Vino al mundo en Cumaná en septiembre de 1763, siendo sus padres don Antonio Márquez de Valenzuela y doña Rosa Jacinta López de Brito. Cuando los últimos años del siglo décimo octavo y primeros del siguiente sirvió el curato de Aricagua y después fue en Cumaná teniente del presbítero licenciado don Andrés Antonio Callejón. Resuelto partidario de la emancipación de Venezuela, fue remitido preso por Cervériz a las bóvedas de la Guaira: por las victorias de Bolívar alcanzó la libertad en 1813; y uniose luego en Cumaná al General Santiago Mariño, con quien salió en Campaña en clase de Capellán y Vicario General del Ejército de Oriente. Cayó herido y prisionero en la acción del Arao, lo rescataron en la batalla de Carabobo el 28 de mayo de 1814, cayó otra vez prisionero y murió en las bóvedas de Puerto Cabello.
Pbro.  LICENCIADO  ANDRES A. CALLEJON
Nació el 12 de noviembre de 1740 en Cumaná, siendo sus padres el español don Antonio Callejón y doña Juana Mónica Vélez. Estaba ya ordenado a principios de 1770, era canonista docto; y fue cura y vicario de Guayana, examinador sinodal, cura de Cumaná, y vicario superintendente, cargo que daba jurisdicción sobre todos los anejos ultramarinos del obispado de Puerto Rico.
Como diputado por el clero asistió el presbítero don Antonio Callejón a la Junta Suprema de Gobierno, instalada en Cumaná el 27 de abril de 1810. Animado de ardiente celo por el nuevo sistema político, declarose en contra del dominio peninsular, al constituirse el Estado de Cumaná en 1811 resultó nombrado para miembro del Poder Judicial, y en 1812 contribuyó a fundar una Universidad en Cumaná, lo cual, años antes, encontrara la mejor aceptación en las autoridades de la Provincia.
 “Calculando las ventajas de establecer en esta capital una casa de educación bien organizada, el Gobernador Don Vicente de Emparan y Orbe y el ilustre Ayuntamiento acordaron el 5 de septiembre de 1796 solicitar que se trasplantase a Cumaná la casa grande conventual de padres dominicos extinguida en la isla Española por la cesión que de ella se hizo a la república francesa, juntamente con la universidad real y pontificia de Santo Tomás que dichos padres tenían en aquella casa. La solicitud no produjo ningún resultado, pero esos esfuerzos son indicio de que los espíritus reflexivos han considerado siempre las letras como un imperioso reclamo de la juventud de Cumaná”.
En abril de 1812 el ilustre Cuerpo Municipal de esta ciudad, para la mayor formalidad y progreso en los estudios, determinó reunir en un solo local todas las clases que se daban en Cumaná, y pedir al honorable Poder Legislativo que desde luego se erigiese una Universidad en el Estado Federal de Cumaná, como conveniente a la causa pública y a la prosperidad general de sus vecinos y moradores. Existían en esa época las clases de latinidad y de filosofía establecidas en el gobierno español; se daban también lecciones de matemáticas y se enseñaba el francés por el intérprete de lenguas, plaza que había dotado el Estado.
Habiéndose aprobado el plan de estudios y la erección de la Universidad en el Convento de San Francisco, según oficio del Secretario del Supremo Poder Legislativo, fecha 29 del mismo mes de abril de 1812 se congregaron el 11 de mayo los graduados que había en la ciudad de Cumaná para hacer las elecciones prevenidas en el plan referido, de conformidad con lo que disponían las leyes de Indias. Formaron el Claustro los doctores Mariano de La Cova, Juan José Martínez Alemán, José Justo Betancourt, Pedro Level de Goda, Rafael Avalos y Tomás Garmendia. El maestro Martín de la Cova y los licenciados Fr. Antonio Callejón, Vicente Andrés Sánchez y José Grau, resulto electo para cancelario el Padre Guardián doctor fray Tomás Garmendia; para Rector el Dr. Juan José Martínez Alemán,  y para Secretario, el Lic. José Grau. Y además de las cátedras enumeradas anteriormente, se fundaron las de Cánones y Leyes Civiles (3).
La Guerra de la Independencia, larga y cruda, ahogó en su curso formidable ese naciente instituto, destinado a ser lumbrera de la región oriental; y el licenciado Callejón, que se esforzaba en conducirlo a cima venturosa, fue en breve, en compañía del ya nombrado presbítero don José María Márquez, embarcado para las bóvedas de la Guaira. No pudo allí, por su avanzada edad de 72 años, soportar las vejaciones; muy pronto sucumbió, fortalecido en su tránsito con los auxilios divinos. Solemne su entierro, sepultado su cadáver en el presbiterio de la iglesia de la Guaira, el 26 de enero de 1813,  y, digna de respeto y bendición es su memoria, grata a los amantes del patriotismo y la virtud.  

LA   SANTA   PATRONA  DE  CUMANÁ

Tu Santa Inés Venerada,
que intercediste aquél día
cuando la sangre morena
con la blanca se batía:
hiere otra vez en tu herida
para que en amor se vuelva
toda bravura y contienda,
y el amor que tú nos des
llenen el cielo y la tierra.

                                                                                               Ramón Badaracco

Todos los años se ha debatido y explicado, que nuestra patrona es Santa Inés, la mártir romana patrona de la pureza, sin embargo, muchas personas e incluso periodistas desapercibidos, continúan llamándola Santa Inés del Monte, que es otra santa, que no aparece en el Santoral católico,  muy meritoria, pero que es distinta a la nuestra.

Nuestra Patrona es una niña romana, heredera de acaudalados padres, consagrada a Jesús desde su tierna infancia. A los 13 años, linda como palma bendita, es pretendida por el hijo del Prefecto de Roma, pero ella lo desaira y le dice: “Yo estoy desposada con aquél a quien sirven los ángeles: con Jesús Cristo cuya belleza admiran el sol y la luna”.

Santa Inés es mártir de los primeros tiempos del cristianismo; para el siglo IX, año 304 dc., ya se le conocía y veneraba en muchas partes del orbe cristiano. Su riqueza, adornada con su propia belleza física y espiritual, era prenda codiciada por los jóvenes de su época. Ella los rechazaba, y manifestaba públicamente, que  estaba casada; hablaba de su esposo celestial, invisible a los ojos del cuerpo, por eso fue denunciada ante Sufronio, Prefecto de Roma y padre de uno de los pretendientes. Al principio trataron de convencerla con halagos, pero el valor y la resolución de la joven enloqueció al tiranuelo. La apresaron y condujeron a lúgubres mazmorras;   le mostraron  instrumentos de tortura y pobres seres gimientes; pero su ánimo no decayó, sino que por el contrario, su fuerza y confianza en Jesús Cristo Dios, se hizo más fuerte. Luego fue llevada a rastras delante de los ídolos para que los adorase, pero ella en respuesta hizo ante ellos la señal de los cristianos. Entonces, fue llevada a una casa de prostitución y la amenazaron con dejarla allí para que fuese violada, y ella les advirtió: -Cristo Jesús es demasiado celoso de mi pureza para permitir que mi cuerpo sea violado-, y agregó –puedes manchar tu espada con mi sangre, pero jamás profanar mi cuerpo consagrado a Jesús Cristo.

Cuentan que un joven intentó violarla, pero un rayo divino lo cegó, entonces sus amigos le pidieron a Inés, que lo curara, y ella elevó himnos de inusitada cadencia a Jesús misericordiosos y bendito, hasta que logró el milagro de sanación.

A pesar de las maravillas que obró la Santa, el Prefecto de Roma la condenó a morir decapitada. Inés fue al patíbulo con santificante alegría, convencida de la inmortalidad de su alma, de compartir el reino de los justos, de morir como su amo y Señor, por la gloria, por su causa, que es la causa del amor para revivir con su cuerpo inmortal.

Su cuerpo santo fue enterrado en Roma, cerca de la vía Nomentana, donde Constantina hija del Emperador Constantino, hizo construir una Basílica de la cual se conserva una inscripción en el ábside, inscrita en versos acrósticos (siglo IV).

Sobre el altar que guarda los restos de Inés, el 21 de enero de cada año, son depositados los corderos, símbolos de su inocencia, cuya lana es recogida para fabricar los palios de todos los Obispos Metropolitanos del mundo. Esos Palios son bendecidos por el Papa, que los deposita en el sepulcro de Pedro y Pablo, antes de enviarlos. Constituyen el albo símbolo de la pureza que reinará siempre en el corazón de los patriarcas.

San Agustín, San Ambrosio, Prudencio y San Dámaso, la elogian y dan testimonio de su heroico tránsito; elevaron en su honor y homenaje, himnos y epigramas que se conservan. Se dice que a los trece años fue martirizada por el Prefecto de Roma, Sufronio, y que ella respondía al martirio con estas palabras “E aquí que veo ya lo que creí y poseo lo que esperé”.

La fama de santidad de la niña se extendió por todo el mundo cristiano con increíble velocidad y permanencia; en todo el orbe se elevan oraciones y se invoca su intercesión ante el Santísimo. En Cumaná la fe en ella no ha decaído en mas de 400 años, sino que por el contrario crece cada día, ella mantiene permanentemente su magisterio desde la amada iglesia de Santa Inés sobre todos nosotros. El 21 de enero, aniversario de su martirio, celebra el pueblo de Cumaná sus fiestas patronales; entonces, durante toda nuestra historia, se elevan plegarias y se escriben poemas a la Santa.

El poeta de Cumaná, José Agustín Fernández, le dedicó versos muy hermosos:
Que las campanas a coro
desde sus torres esbeltas
echen a volar sus voces
hacia nuestro cielo en fiesta
para proclamar la gloria
de nuestra patrona excelsa.
en el trono de su gloria
en la tarde de oro y seda
ante la vista del pueblo
que con fervor la venera
entre rosas y albos lirios
la virgen se hace más bella
¡Todo un divino poema!

Don Silverio González Varela, el maestro de la generación de oro de Cumaná,  y el gran músico Salvador Llamosas, le compusieron el himno, que es hermoso y perfecto.

Azucena pura, angélica
virgen mártir, Santa Inés
tu favor implora férvido
hoy el pueblo cumanés.

Del Empíreo descendiste
noble, bella y pudorosa
a ser sólo fiel esposa
del Divino Redentor.

Y el martirio preferiste
al poder y la opulencia
que brinda a tu inocencia
falaz genio tentador.

Virgen mártir, nuestros votos

y plegarias patrocina
que la Majestad Divina
nada niega a tu clamor.

Y tus míseros devotos
siempre unidos como hermanos
vivirán como cristianos
en justicia, paz y amor.

Y la palabra anónima del pueblo, le compuso una comparsa que se baila todos los años. Esa mágica dama del folklore, María Rodríguez, la universaliza con el nombre de “La Culebra

Hoy día de Santa Inés
patrona de Cumaná
venimos con gran placer
la culebra a bailar

Este maldito animal
que a mi niñito picó
si no me lo cura usted
con limón lo curo yo.

Estribillo.

Si me pica a mí ese animal
y no llega a tiempo el doctor
Señores dueños de casa
vamos a echano un palo e’ ron

El poeta Santos Barrios, para una comparsa de su tiempo, modificó la primera cuarteta, así: 

Hoy día de Santa Inés
hoy día que se celebra
venimos con gran placer
a bailarles la culebra.

La noche buena de Santa Inés y las comparsas han desaparecido, pero otras manifestaciones de igual o mayor relevancia ocupan su lugar, y obran el milagro de la fe por otros caminos.

Conocemos la historia de Santa Inés, a través de las crónicas del padre Ramos Martínez, Don Alberto Sanabria, José Mercedes Gómez y también por documentados y valiosos artículos de prensa, y en “La Vida de los Santos”, que es la fuente más segura.

Su historia como patrona de Cumaná se hunde en sus orígenes. Hay una antigua carta dirigida al Monarca Español Don Felipe II, por el Presidente y Oidores de la Real Audiencia de Santo Domingo, de fecha 2 de abril de 1572 en la cual le comunican los acontecimientos ocurridos en Cumaná, capital de la Provincia de la Nueva Andalucía, que tienen que ver con nuestra Patrona. En efecto, el 21 de enero de 1572, aniversario del martirio de Inés, 600 aguerridos indígenas atacan al pueblo de Cumaná. Los alcaldes ordinarios, entre ellos Juan Rengel Durán, asumen el mando en ausencia del gobernador, Garci Fernández de Serpa. Dividen el pueblo en cuarteles, y delegan mando en los más experimentados soldados; congregan a las mujeres, niños y ancianos en la iglesia matriz, porque era el lugar más seguro y afrontan el asalto.

Tres días duró el asalto, tres días  de lucha, de hechos heroicos de parte y parte, pero los invasores son numerosos y agresivos, los defensores ven menguadas sus fuerzas, la lucha se hace cada vez más terrible; Juan Rengel Durán, el guía, el capitán de los colonos, muere en el campo de batalla; los indígenas han salvado las defensas y obstáculos, llegan a las puertas de la iglesia, donde sólo oyen los cánticos de las mujeres y los niños, y entonces, respetuosos del heroísmo de aquellos pobladores ordenan la retirada. ¡Milagro! Grita el pueblo congregado.

El pueblo de Cumaná, tenía su patrono que era San Juan, pero seguramente como el ataque se produjo el 21 de enero, que es el aniversario del martirio de la Santa, y ante la inminencia, la inmediatez de la muerte, el pueblo congregado bajo promesas, oró con devoción, con lágrimas fervorosas; todos unidos elevaron sus cánticos en la iglesia, suplicándole a ella; y luego del milagro de la retirada de los invasores, decidió el pueblo de Cumaná, nombrarla Patrona, y por eso, como un himno de amor y devoción la eligieron conjuntamente con San Juan, Patronos de Cumaná. La tradición se encargó de dejarle a ella sola la protección de nuestro pueblo, y Santa Inés vino a ser nuestro ángel de la guarda, nuestra madrina, devoción e inspiración.

P I E R R E     B A R B I E R
El primer obispo de tierra firme.

Primer obispo de Cumaná, conocido en los documentos oficiales del imperio español como Pedro Barbirio, fue un notable sacerdote flamenco que oficiaba en la corte de Felipe El Hermoso y Juana La Loca para el año de 1501, luego sirvió como capellán del Canciller Jean de Sauvage, de la corte de Carlos V, desde 1516, en cuyo cargo adquirió el prestigio que necesitaba para desarrollar sus inquietudes y aspiraciones.
Pierre Barbier entra a la historia de la mano de Erasmo de Rótterdam, fuente imprescindible para conocerlo a través de la amistad que los unió y la correspondencia conservada (1515 a 1523) que da testimonio de ella y que ha trascendido hasta nosotros. De algunos pasajes de esta correspondencia, los investigadores han elucubrado sobre la personalidad de Pierre, rasgos que caen en subjetivismos, porque a veces la buena amistad y las chanzas, son interpretadas según el cristal de cada autor; al parecer, aquel culto sacerdote tenia un espíritu festivo y así lo comunicaba a su amigo. Bromeaba en relación con el oro en las indias occidentales – “Aquí vivimos con la idea de que allá se encuentran países enteros en donde el suelo no es sino de oro puro”.
La diócesis de Paria fue creada en 1519, doce años antes que la de Venezuela con sede en Coro. En efecto, La Corona Española solicitó ante la Santa Sede la creación de esta diócesis debido al auge que habían adquirido los monasterios dominicos y franciscano de Santa Fe y Cumaná, primero en la tierra firme americana. Se prefirió el nombre de Diócesis de Paria, que se da a conocer en el juicio de los Colones contra la Corona, y que uso Colón en sus cartas desde 1498, en lugar de Cumaná, más antiguo en el uso, y cuyo pueblo sería, indudablemente, la sede apostólica.

Pese a que se ha encontrado poca documentación relacionada con este hecho trascendente para nuestra historia, sin embargo lo poco que se ha dado a conocer es satisfactorio, se conservan sobre el hecho dos cartas de Carlos V al Papa León X y otra a su embajador en Roma; además sendas cartas a dos cardenales de la Curia Romana, todas ellas fechadas el 17 de mayo de 1520, y un memorial de fray Bartolomé de Las Casas de 1519, para el Canciller Cattinara, que contiene detalles importantes de la creación de la diócesis; y, previamente a finales de 1518 otras cartas en las cuales se ruega a la Santa Sede, la autorización para la erección de la Catedral en Cumaná y la Bula por la cual se instituye a Pedro Barbirio, en su calidad de obispo de la Diócesis de Paria.
Para 1519 no existía ningún inconveniente para el funcionamiento de la Diócesis; florecía la iglesia en tierra firme con el intenso trabajo de los dominicos y picardos franciscanos de Cumaná, entregados a la construcción de iglesias y a la enseñanza de los niños, como consta en cédulas reales de esos años; sin embargo se hizo largo el caminar del obispo hacia sus labores en el continente americano, hasta que se dejó sin efecto la creación de la diócesis.
Es indudable que la doctrina y el empeño de Pedro de Córdoba y los dominicos había iluminado a los hombres de la iglesia de la época, sobre todo a Bartolomé de Las Casas, apóstol de la evangelización pura y la conquista pacífica de la tierra firme. Su pensamiento se abría paso en medio de la turbulencia política, la oposición del poderoso Juan Rodríguez de Fonseca y razones económicas del Estado. En ese año de 1519 se produce la intervención de Bartolomé de Las Casas ante el propio Monarca, Carlos V de España y I de Alemania, el más poderoso de aquellos tiempos, en el cual se replantea la idea de la diócesis de Paria. En el Memorial que se conserva, que presenta Las Casas al Canciller Gattinara, se compromete a fundar en el Territorio de la diócesis 10 pueblos, de los que provendría un rendimiento de 50 mil ducados a los tres años de su establecimiento. Las fundaciones serían de seglares, hidalgos caballeros de merecimiento.
Las Casas pedía mil leguas de costa que incluirían las que se le concedieron a Lope de Sosa, parte del reino de la Nueva Granada, hoy Colombia, donde había minas de oro; porque a su gobierno se le habían quitado las pesquerías de perlas de Paria, y solo le dejaban tierras sin ningún provecho “al menos en oro”. Los límites que reclama Las Casas, están comprendidos entre el Río Dulce o Esequivo, “ubicado arriba de Paria”, y en el otro extremo, el río Atrato en el golfo de Urabá hoy territorio de Panamá.
Efectivamente de los documentos conservados se puede determinar que los límites de esta Provincia, se extendían desde el Golfo de Urabá en Darién, donde está la desembocadura del río Dabayba (Atrato), hasta el Esequivo en zona de Guayana.
Las Casas se embarca en Sevilla el 31 de noviembre de 1520, sin que la Bula de Barbirio se hubiese entregado, sin embargo se considera como un hecho la firma de la Bula, ya que para 1521, después de los sucesos de Cumaná, que terminaron con el proyecto de Las Casas, Pedro Barbirio renunció al Obispado de Paria, sin haberlo ocupado. Una Cédula de Adriano para el Obispo de Santo Domingo, Su Excelencia Dr. Alexander Gerardino, fechado 7 de octubre de 1521, menciona la renuncia de Barbirio a favor de Rodrigo de Bastidas, que vendrá a ser el primer obispo de Venezuela con sede en Coro. Adriano fue electo Papa por el Conclave Cardenalicio del 9 de enero de 1522. Barbirio fue llamado a San Pedro, donde permaneció con el cargo de Sacristán del Pontífice. Después de la prematura muerte de Adriano VI, Pier fue nombrado Deán de la Catedral de Tournay en los Países Bajos, donde ejerció hasta su muerte de 1

EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO

El Convento de San Francisco.


 Las  ruinas venerables de este complejo de construcciones históricas, desde  las cuales  se inició uno de los procesos más humanos, organizado, proyectado y ejecutado en el continente Americano, y en el mundo de aquellos tiempos, como fue la colonización pacífica y evangélica de la tierra firme, tienen una historia fascinante, que en cierta forma es la misma historia de la fundación de Cumaná.
Desde el 27 de noviembre de 1515, la orden franciscana, inició en Nueva Córdoba –Cumaná- su trabajo misionero, es factible que haya sido desde un año antes, lo que no viene al caso.
Bartolomé de Las Casas encontró a los franciscanos establecidos en la desembocadura del río Kumaná, en 1521; y, la mayor parte de los cronistas de indias, reconocen que para 1519, “florecían” los monasterios de los misioneros franciscanos y dominicos en Santa Fe de Chiribichi, y Cumaná.
No se ha podido comprobar la fecha en que los franciscanos mudaron o abandonaron  su primer convento de la Nueva Córdoba, y  construyeron el otro, su segundo convento, entre los cerros de Quetepe y La Línea, en el barrio de San Francisco, pero es muy probable que haya sido a mediados del siglo XVII, entre 1641 y 1650. También es probable que este edificio se encontrase abandonado para 1641, por eso la solicitud de reconstrucción.
De este centro de  evangelización franciscana sabemos que fue el primero de la tierra firme, ubicado en principio en la Nueva Córdoba, -Cumaná- y estuvo en servicio hasta 1654, según nota de Ramos Martínez, y en “El Consectario” de Pedro Elías Marcano. Fue destruido por corsarios franceses; también sabemos que la construcción de las  edificaciones cuyas ruinas conocemos, fue iniciada  a partir de 1641.
De los datos que nos dejó Las Casas cuando vino a poblar en Cumaná, en 1521, se desprende que el primer vicario del convento fue fray Juan Garceto, y que estaba aquí con un grupo de misioneros picardos y de otras naciones, asentado en el pueblo de la Nueva Córdoba, donde tenían muy buena casa y  huerta.
En 1562, cuando llega a Cumaná fray Francisco de Montesinos, encontró el convento en plena actividad con una comunidad de tres frailes. Nunca dejó de prestar servicios, ni durante las peores calamidades. Durante muchos años los franciscanos atendieron los dos conventos, el de la Nueva Córdoba y el de la plaza y barrio de San Francisco.
En el primer plano de la Nueva Córdoba de 1601, enviado por Don Pedro Suárez, a la sazón gobernador de la provincia de Nueva Andalucía, al Rey,  puede verse en todo su esplendor el primer edificio del convento, por lo cual no hay conjetura que pueda oponerse a esta realidad.  Por otra parte hay cédulas reales, en las cuales se hace dotación al convento y a la Iglesia hasta 1591.
Además existe toda la documentación por la cual queda probado -Libro Becerro-  Cédula Real de 25 de marzo de 1641, por la cual se permite la reconstrucción del Convento, y los franciscos continuaban en Cumaná. Caulin deja constancia de la actividad del convento servido entonces por 12 frailes, y el culto que daban a Nuestra Señora de la Soledad.
Para probar su importancia tenemos el informe dejado por fray Marcelino de Raigada, quien sostenía 94 Memorias de obras pías, cuyo capital ascendía a 29.261 pesos, 4 reales, según afirma Caulin.
El monasterio estaba formado por dos iglesias, la de Nuestra Señora de la Soledad y la iglesia de los Terciarios;  el seminario, los claustros, dos capillas  y el cementerio. La riqueza de este convento puede apreciarse en el inventario levantado por el Dr. Francisco Javier Mayz, Presidente de la Junta Suprema de Gobierno y el síndico don Antonio Aldecochea en 1823. La lista de alhajas  y ornamentos de oro y plata, los altares de puntilla de oro, las imágenes y cuadros, los decorados, llenaban muchos folios enteros.

Fue sede de las cátedras de Teología Moral y Filosofía Escolástica, fundada por Cédula Real de 20 de septiembre de 1782, pero venían funcionando desde años atrás, regentadas y auspiciadas por el padre Blas de Rivera, con el apoyo del gobernador don Pedro de Urrutia.
El 27 de octubre de 1824, por Decreto Ejecutivo Grancolombiano, firmado por el General  F. de P. Santander, fue creado el Colegio Nacional de Cumaná, con un pensum, que comprendía primaria, secundaria y universitaria, con cátedras de filosofía, matemáticas, derecho civil y público, y medicina; para que funcionara en el edificio del convento de San Francisco, sin embargo no pudo ser una realidad hasta 1934, bajo el rectorado de Don Andrés Level de Goda.
Las clases mayores de Medicina y Derecho,  fueron creadas  en 1850, solicitadas en el Congreso Nacional por don José Silverio González, regentadas  las primeras por los doctores José Joaquín Hernández, Sulpicio Frías, Modesto Urbaneja y Mauricio Berrizbeitia; y las de medicina, por el Dr. Calixto González, el sabio Dr. Luis Daniel Beauperthuy y Dr. Antonio José Sotillo.
Toda  esta maravillosa realidad quedó sepultada bajo el terremoto de 1853; pero el pueblo de Cumaná jamás perdió la esperanza y cien años después,  en 1958, el Dr. Edgar Sanabria, Presidente de la Republica, hijo de cumaneses, decretó la creación de la Universidad de Oriente con sede en Cumaná. Y después de ese largo período de abandono, la Universidad de Oriente  vive el sueño de rescatar las ruinas del Convento para darle un destino noble, a cuyos efectos protegió sus muros, construyó una dependencia

SANTA ANA DE CAIGUIRE.

Fue bendecida la nueva iglesia de Caigüire EL 1º de enero de 1954. Su historia se remonta al siglo XVI, cuando era una de las cinco iglesias ordenadas por Felipe II, Podemos considerarla entonces como heredera de la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro de los Cerritos.
La diócesis de Cumaná, y su obispo Mons. Dr. Crisanto Mata Cova, en esta fecha creó la parroquia de Santa Ana de Caigüire, en todo el territorio del municipio Valentín Valiente, embelleciendo el antiguo templo.  El templo actual se construyó despues del terremoto de 1929, ya que el que existía en ese mismo lugar, y que a su vez heredó el solar de la Iglesia de Nuestra Señora del Socorro, fue destruida en 1817, por orden del Capitán General don Tomás de Cires, fue reconstruida despues de 1821, pero después quedó totalmente destruido en el terremoto de 1929.
La historia nos da noticias del caserío Guaiqueri, de Nuestra Señora del Socorro, donde se refugiaron buena parte de los habitantes de la Nueva Córdoba, despues del ataque de los corsarios franceses, en 1674. La historia de esta iglesia es anterior, por lo tanto, a esa fecha de 1674. La edad de las ruinas coloniales debe contarse desde antes de sus reconstrucciones, de no ser así se perdería  la historia que nos cuenta su documentación. Seguramente en los archivos eclesiásticos y en los de Indias, podemos encontrar datos históricos, documentos, cronologías, relaciones, inventarios y razón de los sacerdotes que trabajaron predicando en ella la palabra de Dios.   Se trata de una de las iglesias más antiguas de Venezuela. Esta iglesia fue servida en desde 1770 por el sacerdote José Antonio Figueroa y Albornoz, gran evangelizar de Cumaná; y fue derribada  en 1817  por orden del gobernador don Tomás de Cires,  por temor a los patriotas. Derribada y reconstruida muchas veces, todo ello forma parte de su historia.







La iglesia de Santa Inés de Cumaná.

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Ilustración 1 Fotografía de la antigua Iglesia de Santa Inés tomada antes del terremoto de 1929

El edificio de la Iglesia de Santa Inés, que terminó de construirse en 1866, sustituyó al edificio de  la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, que existía antes del terremoto de 1766 , pero la iglesia es la misma con distinto nombre, y esto lo digo para preservar su antigüedad y su  historia que reposa en  sus sagrados  archivos. Podemos decir con orgullo que nuestro templo tiene  más de 250  años, calculo aproximado porque en pinturas del siglo XVI se ve un templo que ocupaba el mismo lugar que hoy ocupa nuestra iglesia, y desde esos remotos tiempos vienen educándose en el cristianismo  los cumaneses. Como otros templos en cualquier parte del mundo se ha reconstruido porque es un patrimonio de la nación y ahora mismo deben emprenderse los trabajos que amerita.  
Sabemos que la Iglesia del Carmen y por ende la de  Santa Inés, se construyó sobre el patio de amas del fuerte de Santa María de La Cabeza, y que el arquitecto que la ideó, la pensó en principio como una construcción gótica, suspendida sobre el patio amurallallado del viejo fuerte colonial, de Santa María de la Cabeza, que data de 1670, construido por Sancho Fernández de Angulo,  como lo dice el padre José Antonio Ramos Martínez, que: “En el lugar que ocupaba antiguamente la Plaza de Armas del castillo de Santa María, donde, según hemos advertido, se había reedificado  la ermita de Nuestra Señora del Carmen, se comenzaron,  en noviembre de 1862, las obras del nuevo templo  parroquial de Santa Inés, después de haber recolectado los fondos  necesarios  en los años siguientes al terremoto de 1853.
En la construcción de Santa Inés empleose bahareque con excelentes maderas  y sólidas bases de mampostería; y que esto haya sido un acierto, se ha comprobado en los últimos terremoto  (1929 y 1997) que la dañaron pero que no pudieron derribarla.
“Posteriormente  fueron agregándose a la iglesia Matriz nuevos elementos decorativos que necesitaba para su embellecimiento, a saber: el artesonado de la nave mayor en 1893 y el de las laterales en 1907; la portada principal en 1901, el pavimento de mosaico en 1909, la hermosa gruta de Lourdes al año siguiente, etc.  etc.”
“Las escalinatas  que rodean el templo fue mandada a construir por el Dr. Juan Pablo Rojas Paúl, Presidente de la República  en 1889, importando la obra 6.000 pesos, de los cuales mandó él 5.000. La dirección  técnica estuvo a cargo del Dr. Monserrate, el mismo que hizo la Plaza  Ayacucho y el monumento a Sucre”.
A este trabajo, del sabio cronista, debe agregársele la sustitución del antiguo frente por las dos formidables torres que luce ahora, construidas durante el gobierno del general Pérez Jiménez, siendo gobernador del Estado el Dr. José Salazar Domínguez, y el constructor fue el Dr. Fernando Luis Aristeguieta.
Entre los grandes benefactores de esta iglesia después del terremoto de 1853, durante su construcción están el Dr. Mauricio Berrizbeitia, mayordomo de fábrica, el general Rafael Adrián y la sociedad del culto, pero el gran animador de esta obra fue el padre José Antonio Ramos Martínez, que fue su párroco durante muchos años. También debe recordarse que al Padre Arteaga, párroco desde 1905, que después fue Cardenal Primado de la Habana,  se debe la construcción del piso de mosaico traído de Italia y la gruta de Lourdes, que personalmente copió en Francia para su iglesia.
La iglesia es inseparable del fuerte de Santa María de la Cabeza, él le da su carácter de joya colonial de inapreciable valor arquitectónico e histórico, como son su antigüedad, la piedra,  la historia; la iglesia le da su espíritu, su amor, su devoción. En cada piedra resuena la voz de los  maestros del cristianismo, los santos varones que nos han precedido,  y evocan la Cumaná madre de todos y para todos  los tiempos del Oriente venezolano.
Han sido curas de las iglesias de Nuestra Señora del Carmen y de Santa Inés: Fr. Antonio Patricio de Alcalá, Andrés Antonio Callejón, Andrés Antonio Padilla Morón, José del Águila, Cándido Ramirez, José Antonio Ramos Martínez, José de Martiarena, Manuel Arteaga Betancourt, Elías Santa María, Baldomero Rauseo, Cruz Antonio Silva, Lorenzo de Tejerina, Arcángel de Valdavida, Cayetano de Carrocera, Antonio de Vegamian, Camilo de Grajal, Adriano de Palomares, Victorino de San Martín, Augusto de Villalquite, José Martínez, José de Rosa, Manuel de Sacarías, Antonio Valeriano, Abilio Calvo Creado, 






NUESTRA SEÑORA DE ALTAGRACIA.


El primero de enero de 1772 se  inició la construcción de la Iglesia de Nuestra Señora de Altagracia en la plaza Guaiquerí hoy plaza Bermúdez.  Este templo le sirvió a Cumaná 81 años, desde su bautizo en 1772 hasta 1853, llegando a ser en esos tiempos el principal de la ciudad, por cuanto las demás templos estaban en ruinas debido a los terremotos y guerras.

El Capitán General don Pedro José de Urrutia, el Vicario Superintendente don Antonio Patricio de Alcalá, el padre don José Antonio Figueroa y el pueblo de Cumaná, en acto solemne, escogieron y bendijeron el sitio en el cual se construyó el templo en honor de Nuestra Señora de Altagracia, en el barrio de los Guaiqueríes, hoy Plaza Bermúdez de Cumaná, como en efecto se construyó a partir de esa fecha la Iglesia de Nuestra Señora de Altagracia, durante ese período de gobierno y estuvo sirviendo a Cumaná hasta 1853, cuando fue totalmente destruida en el terrible terremoto de ese año;  hoy la Virgen de Altagracia es la Patrona de la Diócesis de Cumaná, ella fue la primera que ocupó nuestros corazones. Esta iglesia pasó a ser la más importante de la ciudad por que los demás templos de la ciudad estaban en ruina; pero también fue destruida completamente por el terremoto del 15 de julio de 1853, entonces se reconstruyó el templo del Carmen y se le dio el nombre de Santa Inés,  Patrona de la ciudad de Cumaná, que en 1572 salvó a su pueblo y por eso, con el liderazgo del Padre Ramos Martínez, la volvieron a su trono para nuestra protección, y ese pueblo todos los años la bendice y aclama.
El Barón Alejandro Von Humboldt, llegó el 16 de Julio de 1799 en Cumaná, capital de Nueva Andalucía, ciudad Primogénita del Continente Americano, fundada por Fray Pedro Córdoba en el año 1515. El mismo Humboldt narra como desembarcó en la boca del río Manzanares en el “Embarcadero de la Batería de la Boca” que dista una milla de la ciudad. Humboldt narra como tuvo que recorrer la llanura del Salado, que separa el arrabal de los Guaikeríes de la costa del mar, y como fue asaltado y robado, y en forma increíblemente luminosa, describe geográficamente a Cumaná, en el centro de un gran círculo, observa desde el Imposible, que la Cadena de Alpes calcáreos del Bergantín y el Tataracuar, se prolongan hacia al Este, el Quetepe y Barrigón, y al Oeste hasta Mochima.
Imaginemos a Humboldt, desde la cima del Imposible, mirando la vastedad del territorio que descubría a sus pies, como la media luna de un anfiteatro romano, cortado por el Manzanares, que serpentea entre boscaje de Charas. Este notable territorio, que en tiempos muy remotos estuvo bajo las aguas del mar, se extiende ocupando cerca de cinco mil hectáreas. En tiempos de Humboldt, el Manzanares de los españoles, Chiripichi para los indios cumaneses, caía como una tromba al mar, probablemente donde hoy está el Aliviadero; luego el mar cubría todo el actual territorio y Cumaná era una gran isla como aparece en mapas del siglo XVI. Las aguas se retiraron lentamente y “dejó en seco aquella amplia playa, en la cual se elevan un grupo de montículos compuestos de yeso y brechas calcáreas de la más reciente formación”.
Los primeros conquistadores dieron el nombre de Guiakeríes a los indígenas de la costa septentrional de Margarita, que  encontraron arponeando peces con una lanza atada a un cordel, estas lanzas las hacían con madera de la palma de Macana y le daban el nombre de Guaike, que quiere decir arpón. Estos indígenas, descendientes de los “Guaraos”, se establecieron en las costas de Cumaná a mediados del siglo XVI, son descendientes de los Guaiqueríes de Margarita, que en 1498 firmaron un pacto con los españoles, del cual se sintieron siempre muy orgullosos; por otra parte la raza Guaikerí, era de porte hermoso y se sentían superiores a los Chaimas y Tagares, otras tribus populares de la zona. Desde el establecimiento de los Guiakeríes en las costas de Cumaná, en las cercanías de lo que hoy conocemos como La Marina, entraron en pugna con las tribus que ocupaban las llanuras del Salado, y sus disputas siempre concluían en pequeñas guerras con saldos de muertos y heridos.
Según el padre Ramos Martínez, copiado por Cayetano de Carrocera, por Cédula Real el 14 de septiembre de 1647, el Rey Felipe IV, nombró dos capellanes para los Guaikeríes e indios privilegiados y brasiles, a instancia del Gobernador de Cumaná, que ha debido ser Benito Arias Montano, nombrado en 1632, aunque en el período que va de esta fecha al año 1647 fue gobernador Don Cristóbal Eugenio Mallea, que murió en Cumaná y quedó encargado de la Gobernación el Sargento Mayor Francisco Berrocal del Campo, cualquiera de ellos pudo hacer las gestiones ante el Rey.
Entre 1770 y 1776 el Obispo de Puerto Rico Don Jiménez Pérez, dio cuenta a su Majestad de las pugnas entre Guaikeríes y Chaimas, que formaban los pueblos del Socorro y Altagracia, ambos servidos por un sacerdote llamado Don Antonio de Figueroa, que siempre estaba entre los fuegos encontrados de sus dos iglesias. También informaba este Obispo, que el pueblo de Altagracia estaba muy cercano a la ciudad, que más parecía un suburbio próximo a unirse a ella. Más tarde Humboldt, dice que es un barrio populoso, que el Gobernador Don Vicente de Emparan y Orbe, había reconstruido después del terremoto que lo había arruinado por completo… “Atravesamos el arrabal de los indios, cuyas calles están muy bien alineadas y formadas con casitas nuevas todas y de un aspecto risueño. Este barrio de la ciudad acaba de ser reconstruido, a causa del terremoto que había arrutinado a Cumaná dieciocho meses antes de nuestra llegada…”. Este fue el terremoto del l4 de diciembre de 1797.
Pues bien, para 1771, existía una iglesia bajo la protección de Nuestra Señora de Altagracia en el Salado, y otra Iglesia bajo la protección de nuestra señora del Socorro, en el barrio llamado de Los Cerritos, en las cercanías de Caiguire, ambas iglesias para finales del siglo XVII, habiendo soportado varios terremotos, se encontraban en muy mal estado, por lo cual los indios Guaikeríes, solicitaban ante el Rey que se les construyese una iglesia nueva. Así como gobernando Carlos III, el 10 de enero de 1771, se inició la construcción de la Iglesia Nuestra Señora de Altagracia en la Plaza de Los Guaikeríes. De este hecho existe una lápida que se conserva en  El Museo Colonial de Caracas, con esta inscripción: “En 30 de septiembre de 1771, reinando nuestro Católico Don Carlos III, se trasladó y unió en este sitio el pueblo de leales Guaikeríes de nuestra Señora de Altagracia, con aprobación de S. M. gobernando esta Provincia Don Pedro José de Urrutia, caballero del Orden de Santiago”. Y otra lápida que dice: en 1º de enero de 1771 bendijo el sitio de su Iglesia el Sr. Vicario Superintendente Don Antonio Patricio de Alcalá; siendo su cura Don José Antonio Figueroa. En un paisaje del pintor alemán Bellerman, que data de 1841, puede observarse, en todo su esplendor, la Parroquia de Altagracia con su majestuosa iglesia y el formidable crecimiento que apuntaba. El Puente que unía ambas bandas, cuya construcción se inició en 1766, la calle La Marina hoy Avenida Bermúdez, cuya construcción se inició en 1769, la Plaza de Los Guaikeríes y la suntuosa Iglesia de Nuestra Señora de Altagracia; se conjugaron para hacer de esta Parroquia el Centro Social y Comercial de la ciudad. Familias mantuanas fijaron sus residencias en Altagracia, y la antes depreciada banda de indios, poco a poco fue recibiendo a las familias más importantes de la ciudad. El padre Ramos Martínez cita algunas familias de la época que construyeron sus casas en Altagracia tales son: Domingo y Francisco Javier Maíz, Domingo Antonio Acuña, Vicente Sucre Urbaneja y Gerónimo Martínez; y nosotros podríamos agregar una lista de familias importantes que recordamos, como son: Los Herrera, Urosa, Ortiz, Andrade, Salmerón, Rivas Morales, Mejía, Alarcón, Ramírez Urosa, Villanueva, Freites Sotillo, Rodríguez Ramos, Gómez López, Pérez, Aristeguieta, Blanco, Carrera, Tobía, Zajía, Valerio, Millán, etc., que dieron y dan lustre a nuestro gentilicio.
Pronto inauguraremos la nueva iglesia de Altagracia, ubicada dentro del futuro parque cultural de Cumaná, con un estilo actualizado, amplia y fresca. Se supone que este proyecto abarcará el parque botánico del que hemos hablado en otras oportunidades, que el edificio del viejo mercado se convertirá en un salón multidisciplinario con una magnífica biblioteca anexa, también se espera el inicio del edificio del Ateneo, que lo ha ganado con su trabajo y dedicación. Este parque será el centro cívico de Cumaná.





INDICE

No. 03.-  LAS EXPEDICIONES CORTAS DE COLÓN.
No. 04.-  LA EXPEDICION DE PER ALONSO NIÑO.
No. 7.- SIGLO XVI.- NACIMIENTO DE LA PROVINCIA DE NUEVA ANDALUCÍA.
No. 15.- LA EXPEDICION PUNITIVA DE GONZALO DE OCAMPO
No. 18.-  LA RESISTENCIA INDIGENA
No. 19.-  JACOME CASTELLON
No. 22.-  GIROLANO BENZZONI



No. 23.-  FRAY FRANCISCO DE MONTESINOS
No. 25.-  FRANCISCO FAJARDO 



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