lunes, 19 de diciembre de 2016

POEMAS HISTÓRICOS



RAMÓN BADARACCO
                         


POEMAS HISTÓRICOS









CUMANÁ 2004










Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco
Título de la obra:
POEMAS HISTÓRICOS
Diseño de la cubierta  R. B.                                                
Ilustración de la cubierta  R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná

cronista40@hotmail .com

Cel. 0416-8114374  Y 0416-9045530













SIMON BOLIVAR


Estoy dentro de ti
Con las manos abiertas…
Aferrados tengo a mis dedos
Anillos de oro y diamante.
A mi lado,
Un cirio encendido
Un libro abierto.
Una espada sangrante,
Y tu voz inaudible.

A lo lejos,
Una mujer de rodillas
Levanta polvaredas…
La contemplé al subir
Por picachos elevados
De copas gélidas;
Y luego, sacrificarse
Con una daga blanca
Que hundió en su pecho
Y se desplomó sin lamentos…

Desde la cumbre,
La vi rebotar
Contra las rocas
Hasta hundirse
En el magno Río;
Y un grito salvaje
Brotó de su garganta…

La muchedumbre respondió
Con un susurro ahogado
Que aún conservo
Entre papeles viejos…

Desde aquel día el anciano
De barba blanca
Me señala una
Ruta desconocida….

Simón Bolívar
Escondido estoy dentro de ti
Con las manos abiertas
Y tengo aferrados
En mis dedos
Anillos de oro y diamante…

A lo lejos
Un niño sonríe,
Lo vi correr
Hacia una  escalera
Interminable
Perseguido por perros feroces.

Fue devorado en su madriguera
Y su sangre corrió a raudales…

Más tarde brotaron flores
De palidez extraña.

Tu voz se hizo audible…
En medio de agónicos nombres
Hablabas de libertad…

De tu pelo encanecido
y tus ojos hundidos
Brotaban lenguas de fuego…
Un estoico soldado
Después de saludar
Te cortó la cabeza
De un solo tajo
Y la tiró sobre el torbellino;
Pero ella flotaba
Y podía verse de tiempo en tiempo…

Simón Bolívar
Estoy presente
Dentro de ti,
Con mis manos cerradas…

He dejado en un rincón
Los anillos y toda la sangre…
Levantaré la espada,
Robaré tu voz…
Y ordenaré a los hombres
Que marchen a mi lado
Descalzos y en silencio…



LAS SOMBRAS

Yo me sentí
Impelido
En una sabana ilimitada
De horizontes cálidos…
Iba a la grupa
De un potro
Hecho de vientos…
El espejismo
Me mostraba prados verdes
Y ríos desparramados
De quietud melancólica…
Yo deseaba  calmar
La sed que me abrazaba;
Sentía en mis entrañas dolientes,
el agónico
Llamado de la muerte
Y perdí el sentido.

Frente a mí
Se levantaba las sombras…
Y entré en la recóndita
Convicción del suceso…
Eran Sucre y Bolívar
Que hablaban
En presencia
Del Supremo Hacedor
Que los conjuraba…

Bolívar recordaba
El destino providencial
Que puso en su camino
Al egregio guerrero…
Con voz temblorosa
Pero firme, le dijo:
¿Recuerdas hijo mío,
Aquel día en que decidí
Llamarte, que vinieras
Pronto a mi lado?

Sí repuso el Mariscal…
Te había escrito
Muchas veces pidiendo
Ese privilegio…

Tardé mucho en llamarte
-contestó Bolívar-
Me hubieras ahorrado
Tantos sacrificios,
Tantos sufrimientos...
Tu solo me diste
Satisfacciones y honores
Con tus hechos…
Con tu inteligencia
Valor y actividad…
Dignificaste al soldado.
Sin ti yo no sería nada
Contigo lo soy todo.
Somos uno en el pensamiento
Uno en la acción
Y uno en la gloria...

Sucre –sentenció-
Tú lo dices…
Soy un soldado…
Cumplí con mi deber…
Mi brazo no hizo otra cosa
Que aceptar
Y cumplir tus órdenes...

Yo me sentí elevado
Sobre la llanura árida…
Distinguía confusamente
Los límites de la tierra…
Desde las costas cálidas
Hasta las cumbres
De las más altas
Y gélidas montañas.

Se presentaron ante mí
Los terribles desfiladeros…
Vi las tropas
En su penoso ascenso
Y la sangre
Y los cuerpos destrozados
Por la metralla...

Estaba sobre el Chimborazo…
Estaba en Ayacucho...
Detrás de mí la sombra
Fantasmal del Aconcagua.

Fije la mirada
Sobre un grupo de corceles
Que avanzaban….
Era Bolívar el Libertador en Pasto,

Socorría al valiente Pedro León Torres.

Luego miré al Sur
Córdova y La Mar avanzaban…
Sucre estaba solo
Sobre las inconquistables
Cumbre del Cotopaxi…
Había salvado
Los horribles acantilados.

Más allá la silueta del Virrey
En el Condorcunca…
Gesticulaba, levantaba
El bastón de mando y gritaba...
¡Allá está Córdova
Y Jacinto Lara!
¡Por la derecha Santa Cruz!
¡Y Sucre, corcel indómito,
Por el centro!
¡Y Morales, La Mar y Calderón,
Y Diego Ibarra!..


Estaban en el combate
De toda América...
Valdés, Carratalá, Monet,
Villalobos y La Serna,
Campeones de España,
De la España inmortal...

Y el grito de Sucre
¡Soldados...
De los esfuerzos de hoy
Pende la suerte
De América del Sur!...

Ahora estaban en Zepita
Era el momento de cruzar
Otra vez, el Desaguadero...
El lago se extendía a mis pies...
En una quietud de cisnes
De brumas impenetrables.

Bolívar habló de nuevo:
No hijo mío,
Eres más que un soldado…
Eres el espíritu del deber,
Del patriotismo y la honestidad…
Comprendiste el significado
De la libertad de Colombia
Para preservar la libertad
De tu propio pueblo…
Supiste donde estaba
El centro del poder
Y donde cortar para obtener
Ese privilegio…
Tú eres el hijo
Que deseaba y nunca tuve...

Entonces Sucre
Se arrodilló y le preguntó:
¿Padre mío
Es por eso que
Entre tantos capitanes
Que sirvieron a tu lado
Me diste tanta gloria?


Bolívar inmutable
Respondió:
No, hijo mío,
Tú lo ganaste…
Reúnes mi genio
Con la sabiduría de Soublette
El bondadoso carácter de Briceño
El talento de Santander
Y la actividad de Salom.
Ayacucho es tu obra…
Y es la cumbre
De la gloria Americana
Tú lo hiciste
Tú eres el libertador del Perú.

Señor, exclamó Sucre...
Es solo una batalla,
Tú eres el espíritu
De la libertad…
No puedo rivalizar contigo
Soy un soldado…





EL INMORTAL.
\
Un águila fuerte de coraje
y roja color sangre;
Rápida y solemne,
atravesó de luz las tinieblas.
Los que no levantaron los ojos
no la vieron nunca.
Se abrió paso
entre imposibles
murallas olímpicas.
Quebró de fantasías,
el sueño de los impostores insultantes.
Acarició retoños marchitos,
 y su mano poderosa,
Comprobó que los sueños,
son nudos en la garganta
Hay un vacío de luz
que invade a los que viven de rodillas
Hay un silencio perpetuo
 que cobija la cobardía
Tigres de papel
que incitan espíritus perversos
Se esconden tras colaboradores
dispuestos a humillarse
Recogen migajas tras las puertas
de madrigueras insolentes
Luego festejan en lupanares
todo el estiércol esparcido
Hay sol fuerte y poderoso
tras el águila vengadora
También equilibrado   perdón
en su voz que se multiplica
Un murmullo que lo inunda todo
como sombra mansa
Ajeno a lo tangible
es una sabiduría misteriosa
que todo lo une
Y al final un cántico angélico
como eco que lo proclama…
Es él el Inmortal,
el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías.




EL GUERRILLERO

Domingo Montes
el guerrillero
Va cantando en  avanzada
Y en la espada
Lleva inscrita
La enseña
De la tierra amada.

Tengo la esperanza
De anochecer y vencer
En el postigo lento de la tarde
Va derramando la luna
Y aparece el lucero

Desnudos, apartando leños
Y lirios de agua
Chispas en sus espaldas
Y en la mano avara el cuchillo
Rema y acicatea sobre
La piel húmeda del río

A lo lejos
Los soldados en vigilia
Atisban los muros
Inconquistables
Inquiriendo en cada movimiento
En cada gesto

Burlando bajo las matas
Y sombras amigas
Deslizándose entre
Lodazales y bejucos
Acechando la muerte
Domingo Montes  y
sus invictos avanzan

Los músculos henchidos
Se aferran a los nudos
En fila, cuchillos
Entre los dientes.
Silencio de sapos
Y grillos, y
La oscuridad de
Lejanas estrellas
Contra las siluetas
De los cerros y las copas
Informales de los
Latales y los guamos.

Lentamente
Se acercan al castillo
Ya se escuchan
Las voces  y las risas

Una música insomne
Distrae al vigía
El puente levadizo
Muerde la roca granítica
La gran puerta semeja
Un dragón dormido

La daga se clavo
Justo en la nuca
Apenas se sitio el golpe
Sobre la tersura líquida
Los hombres se deslizan
Por el acantilado
La fiesta derrama
Ayees lastimeros

Domingo Montes
Va el primero
Carga sobre sus hombros
El descuido y la molicie

La inmensa puerta
Cedió un palmo
Y por la rendija de luz
Se escapó el poder de la fortaleza

En el postigo lento
De la tarde va
Derramando la luna
Arden como hachos los luceros
Y las siluetas se pierden
Con toda la pólvora.




MAHATMA GANDHY


Ni una gota de sangre
Pero tampoco lágrimas…

Caminaré hasta el Himalaya
Allí colocaré mi bandera.

En el corazón de  cada hombre
Prenderé claveles
En una orgía sin nombre
Agitaré pañuelos blancos
Desde un monte de olivos
Repetiré sermones y parábolas
Pero eso si…
Ni una gota de sangre
Pero tampoco lágrimas.

Robaré un puñado de sal
Y todos podrán hacerlo
Cuando esté lista la conciencia
Y los hombres desarmados
Cuando haya multitudes quietas
En caminos sin fronteras.

Cuando una bala inocente
Haga raíces en mí
Y entregue mi cuerpo a la buena tierra
De las cenizas surgirá un ejército
Que enarbolará claveles
Pañuelos y palomas
Pero eso si…
Ni una gota de sangre
Pero tampoco lágrimas.



CANCION A SERGE


Serge ¿dónde vas con tu lotha?
Tu viajas descalzo sannyasin,
Tú viajas descalzo y desnudo,
Tu guerrua apenas cubre tu piel,
Eres como el loto en el jardín
Eres como el loto en la tierra pura
Del monte Kailas.
Caminas del desierto a la montaña
Hundiste tu lotha en los siete ríos
Bebiste del agua espiritual
Y ya no tendrás más sed.
Conociste a Jesús
Conociste a Patanjali
Y desde entonces
No se cansa
Tú planta sagrada, sannyasin
Caminas, caminas al Kailas
En la noche cobijado por las estrellas
Tierra dura, húmeda, fresca, suave
Al Kailas, al Kailas
En el Niyama purificaste tu cuerpo
Hasta la identificación Kármica
Samadhi, Samadhi
Serge, desde el Himalaya
Trajiste a los Andes una palabra nueva
Como el águila solitaria
Que busca en la cumbre
Para hacer su nido
Trajiste a Krishna dormido
Lo robaste en Brindaban
Más allá de las antiguas montañas
De ritos y mensajes
Viajas en el tiempo
Mensajero indetenible
De la sabiduría más antigua, Paramahansa
Serge, en el ashram tus manos
Tus manos milagrosas imitaron al Señor
Allí bebiste agua con la Samaritana
¡Abre las puertas Jerusalén!
Hablaste siempre con la voz hosca
De los antiguos dioses

Hasta las piedras gravarán tu nombre
Y entonces habrá pájaros espantados
Y se rasgarán las cortinas en los templos
Serge, el amor te fue dado desde entonces
Y en amor vivirá eternamente tu palabra
El hombre ensalzará tu nombre
Y vivirás por siempre en

Pax



                               



ELIZABETH SCHON

Canto virginal
Lleno de melodías
Delicadas
Tu voz de pájaro albo
Recién nacido
Tu voz de pájaro en el aire
Que quiere construir su nido
Con luz de las estrellas.
En los arcanos
Encontraste la palabra
Viene a ti de milenios
Mucho antes de los Vedas
De los Druidas y los mayas.
En las murallas ciclópeas
De la antigua Grecia:
En Tirinto, Argos y Micenas,
La esculpiste en signos;
Y así mismo la tomaste
Del viento, de la piedra
Del prana y el mar.
Pusiste fuego en el papiro
 La rescataste del rayo
O la chispa sagrada del volcán
Fuiste a los umbrales
De la sagrada Lhassa,
Sumergiste tu cuerpo
En los  ríos sagrados
Consultaste a los augures
Del templo de Artemisa
He allí porque tu canto
Se renueva en

Incesante Aparecer. 

1 comentario:

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