RAMÓN
BADARACCO
BOVES Y
SANTIAGO MARIÑO.
BATALLA DE
BOCACHICA
CUMANÁ, 2.000
Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco
Título de la obra:
BOVES Y
MARIÑO
BATALLA DE BOCACHICA
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná
cronista40@hotmail .com
Cel. 0416-8114374
EN LA
CAMPAÑA DEL CENTRO
Bolívar triunfa en Araure contra Cevallos
y Yánez, y vuelve a llamar a Mariño, para que coopere en la salvación de la República. Mariño acepta expedicionar
hacia el Centro, y se pone al frente de un ejército de 3000 hombres bien pertrechado;
así luce cuando en el mes de enero se reúne en la Villa de Aragua, organizado
en tres divisiones de 1000 hombres cada una. Y el 26 de enero de 1814, arenga a
su ejército.
La primera División, a la
derecha bajo el mando del General Manuel
Valdés, formada por 600 hombres de infantería y 300 de caballería; la Segunda División ,
del centro por el General José Francisco
Bermúdez, con el coronel Antonio José de Sucre y Pedro José de Sucre, su
hermano, con el grado de capitán, con 700 de infantería y 450 de caballería
; y la Tercera División , por la
izquierda, bajo el mando del coronel Agustín Arrioja, con 600 de
infantería y 300 de caballería; la reserva bajo el mando del coronel
Manuel Isaba Sucre, formado por 600 de
infantería y 300 de caballería; y un cuerpo de artillería de 300 hombres bajo
el mando del coronel Antonio Freites.
José Ribero se destaca cuando solo ostentaba el grado
de sargento bajo el mando de Bermúdez y
Sucre
Valdés avanzó por Tucupido,
Orituco y Lezama, batiéndose con enemigos fanatizados, sobre todo los de
Tucupido, bajo el mando del cura vasco Ybarrolaburo. El coronel Arrioja, siguió
con su división bordeando el Orinoco
para ocupar Cabruta, poblado que
tomó por asalto después de fuere oposición. La división de Bermúdez no encontró oposición, hasta reunirse con las
otras divisiones en el hato “Belén” de Don Juan de Ascanio, cerca de Ocumare,
donde se instaló un tribunal militar para juzgar a los prisioneros.
Puesto en conocimiento, el
General Santiago Mariño, que en las adyacencias de su ejército se
movilizaban fuerzas realistas bajo el
mando del coronel Rosete, destacó a
Bermúdez con Sucre al frente de un batallón,
para reducirlo y en ese batallón iba nuestro biografiado. El encuentro
se produjo en el sitio de Los Pilones; dramático combate que duró desde las 9
de la mañana hasta las 6 de la tarde de ese día, y luego al siguiente se
reinició con refuerzos que el mismo Mariño condujo a la lid. Rosete fue
derrotado y perseguido por el batallón Valencia, bajo el mando del coronel Leandro Palacios, hasta su liquidación total. (43)
Después de esta victoria todo el
ejército oriental convergió en Camatagua y Mariño procedió a su reorganización.
Por su grado, sus notables
servicios y sus conocimientos, nombró
al Coronel Mariano Montilla Jefe de Estado Mayor y en la jefatura de la vanguardia, designó al coronel Leandro Palacios.
BATALLA
DE BOCACHICA
El ejército de Oriente se
desplazaba hacia Bocachica y al pasar cerca de San Luis de Cura, el 31 de
marzo, tienen noticias de las fuerzas realistas comandadas por el temible
asturiano José Tomás Boves que
perseguía, con 5000 hombres, al patriota coronel Lucas Ballivián. Mariño sin perder tiempo ordenó su ejército en las cercanías de Bocachica
para enfrentar al sanguinario realista. Mariño ordenó maniobrar al valiente
coronel Leandro Palacios, con la vanguardia, sobre una quebrada seca que
dividía el campo, para inquietar al realista.
Boves convencido de su superioridad,
no esperó y atacó
precipitadamente. Mariño esperó pacientemente el desarrollo de los
acontecimientos y cuando notó que Palacios flaqueaba y podían cortarlo, ordenó
a Bermúdez cargar con todas sus fuerzas contra los realistas, y así lo ejecutó
el Ayax venezolano con la terrible fuerza que poseía y desarrollaba en
circunstancias tales. Mariño ordenó a Valdés atacar por el centro mientras la
caballería desplegada evitaba que las fuerzas de Boves lograran cohesionarse en
las faldas de los cerros. Los realistas,
ante el ímpetu de los patriotas, atropelladamente lograron protegerse en
alturas laterales del escenario de la batalla, pese a los esfuerzos de la
caballería, y en un intento desesperado,
a la derecha prendieron fuego a la paja, con tan mala surte que el viento que
les era favorable, cambio y los rodeó por todas partes. Mariño envió contra
Boves a una brigada de negros libertos bajo el mando de José Ribero que peleaba
a su lado, y que atravesaban el fuego
sin temor, además eran diestros en el manejo de las
lanzas. La entrada de estas tropas fue suficiente, los realistas se dispersaron
por los barrancos y montes.
De esta batalla quedan para la historia actos de entrega heroica, de patriotismo desbordado y valor. El capitán Tánago que destrozó la caballería de Boves con una sola
pieza de artillería, se inmortalizó;
y el grupo de lanceros, que a las 5 de la tarde, dispuestos a inmolarse
por la Patria , asaltaron una fortificación realista que
hacía mucho daño, con intrepidez nunca
vista, y la
destruyeron.
A las 6 de la tarde Valdés
advierte a Mariño que ha llegado la hora de resolver la acción, y ambos al
frente de sus oficiales se lanzan con todas las fuerzas a su mando contra el
asturiano que está irremisiblemente derrotado; hay que rematar la faena, y los
dos capitanes entran al campo de batalla
para compartir con sus soldados aquella heroica victoria; ante su
empuje, el asturiano huye desordenadamente.
En los partes de la batalla no se
nombra a Sucre ni a Ribero, pero sin lugar a dudas esa batalla lleva el
sello del Mariscal.
LA BATALLA DE BOCACHICA EN
OTRA VERSIÓN
Mariño derrota a Boves. Sucre de 19
años, jefe de Estado Mayor de Bermúdez, con el grado de teniente coronel, combate al frente de su batallón de zapadores, y como formidable
artillero, bajo el superior mando del General Santiago Mariño; y se hizo
acreedor de un mandato de Bolívar, para que fuera nombrado Jefe del Estado
Mayor del Ejército de Oriente con el grado de Coronel. El desempeño de Sucre, pese a su edad fue
valorado, lo que quiere decir que ya Bolívar lo conocía, no se le escapaba
nada; y además lo premia con el Escudo de Bocachica. Él lo propone y es
aceptado por Mariño, que después de la batalla lo nombra Jefe del Estado Mayor
del Ejército de Oriente.
El 31 de marzo
de 1814, en horas de la mañana, se presentó Boves a la cabeza de unos 4.000
combatientes, la mayor parte de caballería. Al empeñarse el combate, las fuerzas realistas
fueron rechazadas, gracias a la eficacia de los fuegos, particularmente los de
artillería. Trató Boves de hacer un desbordamiento, pero fracasó en su intento,
porque el terreno de los flancos de la posición, escarpado en extremo, no era
apto para la maniobra. Varias veces cargaron los realistas, con iguales
resultados; hasta que, en las últimas horas de la tarde, fatigados y diezmados
los atacantes y agotadas sus municiones, emprendieron la retirada hacia Villa de Cura
y de allí a Valencia
por Guigue,
perseguidos de cerca por una columna de infantería y caballería bajo el mando
del coronel Tomás Montilla, destacada por el Libertador
desde San Mateo
Por su parte, el general Mariño se retiró por la serranía del Pao de Zárate, en dirección de La Victoria.
Boves se uniría a José Ceballos
en el ataque a Valencia, el 2 de abril
la urbe casi cayó en su poder, pero al día siguiente se retiraron debido a las
terribles bajas del asalto y la férrea resistencia demostrada por los defensores.
Boves y sus huestes
decidieron ir hacia Agua Negra, donde
esperaron a Mariño, que tenía 2.000 hombres veteranos de Bocachica y San Carlos
(las tropas de Mariño, habían
soportado un importante número de deserciones tras la batalla.
El 16 de abril
en la batalla
de Arao, Mariño fue envuelto por el flanco izquierdo y forzado a retirarse, tratando de impedir la destrucción de su ejército.
Bolívar, que está en todo, trae tropas frescas desde Puerto Cabello para
auxiliarlo.
Derrotado en sus
asaltos hacia la capital, Boves incansable se retiró a los Llanos con los 3.000
hombres que le quedaban, a un
territorio intransitable para sus enemigos, pero donde su ejército podía
subsistir, gracias al conocimiento de
aquel terreno y sus de sus recursos, así como del apoyo de la población. Boves
no era invencible, pero no se podían descuidar con él.
LA BATALLA DE BOCACHICA EN
ITERNET.
La
batalla ocurrió 31 de
marzo de 1814, cerca de San
Mateo en el estado Aragua, las fuerzas
republicanas se encontraban bajo el mando del general Santiago
Mariño y las realistas bajo la conducción del general José
Tomas Boves el guerrero sin par.
La gran
victoria del general Santiago Marino que auguraba una promisoria campaña del
ejército unido de las provincias de Cumaná y Caracas la Batalla de Bocachica que
fue un glorioso enfrentamiento entre las fuerzas patriotas de la Venezuela heroica y el Imperio
Español en el marco de la Guerra de Independencia Venezolana.
cabeza de unos 4.000
combatientes, la mayor parte de caballería. Al empeñarse el combate, las fuerzas realistas
fueron rechazadas, gracias a la eficacia de los fuegos, particularmente los de
artillería. Trató Boves de hacer un desbordamiento, pero fracasó en su intento,
porque el terreno de los flancos de la posición, escarpado en extremo, no era
apto para la maniobra. Varias veces cargaron los realistas, con iguales
resultados; hasta que, en las últimas horas de la tarde, fatigados y diezmados
los atacantes y agotadas sus municiones, emprendieron la retirada hacia Villa de Cura y
de allí a Valencia
por Guigue,
perseguidos de cerca por una columna de infantería y caballería bajo el mando
del coronel Tomás Montilla, destacada por el Libertador
desde San Mateo
Por su parte, el general Mariño se retiró por la serranía del Pao de Zárate, en dirección de La Victoria.
Boves se uniría a José Ceballos en
el ataque a Valencia, el 2 de abril la
urbe casi cayó en manos realistas; pero, al día siguiente se retiraron las huestes de
Boves, debido a las terribles bajas del
asalto y la férrea resistencia demostrada por los defensores.
Decidieron ir a Agua Negra donde esperaron a
Mariño, que tenía 2.000 hombres venidos
de Bocachica y San Carlos; (las tropas de Mariño habían superado
terribles daños y pérdidas en la batalla del Arao; Mariño fue envuelto por el flanco izquierdo y
forzado a retirarse, para impedir la destrucción de su tropa. Sin embargo, lograron
superar las pérdidas y volver al combate, reforzado con tropas frescas de
Puerto Cabello, traídas por Bolívar, que
vinieron a auxiliarlo.
Por otra parte Boves, derrotado
dos veces, en su avance hacia la capital,
habiendo salvado buena parte de sus tropas, unos 3000 hombres, logra retirarse a los llanos, aunque perseguido muy de cerca por Mariño, que cumple
órdenes de Libertador. Mariño no pudo penetrar en el territorio de Boves, o no
se atrevieron a perseguirlo, es
un territorio intransitable para sus enemigos, pero donde su ejército podía
subsistir, gracias a su liderazgo en esos espacios; y el conocimiento del terreno y sus recursos, así
como el apoyo de la población.
1814.-
Piar repliega de Carúpano sobre la plaza de Cumaná, y en su cercanía, en la
quebrada de Los Frailes, o de los Caneyes, derrota al comandante Pascualito, ocupando dicha plaza el mismo día
29 de setiembre de 1814. Piar, que había recibido orden de Rivas para proteger
la retirada de la emigración caraqueña, lejos de cumplirla, y alentado por el
triunfo en la Quebrada de Los Frailes, se quedó en Cumaná, y en la Sabana del
Salado esperó a Boves, que venía triunfante de La Puerta. Grande fue la derrota
que sufrieron los patriotas: una parte de ellos tomó la vía hacia Carúpano, en
compañía de Piar, Azcúe, Rivero, Peñaloza y Carlos Núñez; los demás, al mando
de Villarroel, fueron a situarse a Cumanacoa. Allí murieron los patriotas
coroneles Dionisio Sánchez de Gordón y León Mejía. Entre el combate y vecinos
de la ciudad hubo como mil víctimas de los republicanos, de los cuales se
recuerdan: a Pedro Avendaño y Vicente Sucre, muertos en el Hospital de Lázaros;
a Rosa y Carmen Mercié, sacrificadas por el oficial criollo, al servicio de
Boves, Pedro Rondón (a) Maruto, sobre la tarima del altar del Carmen en la
Iglesia de Santa Inés; a Don Baltazar de la Cova, Domingo Pantaleón García y
Carlos Malaret. 16 de octubre de 1814.
Nota.- Boves entra a Cumaná.
Es la más extraordinaria y sangrienta acción de armas realizada en
Cumaná. Tuvo como escenario la Sabana de “El Salado”. El bárbaro José Tomás
Boves, derrota al General Manuel Carlos Piar,
y entra a “sangre y fuego” a la
ciudad de Cumaná; 3000 jinetes hambrientos de sangre contra 1500 defensores, la mayor parte de
infantería.
El General Manuel Piar, cumpliendo órdenes del General en Jefe Santiago
Mariño, Jefe del Ejército Libertador de Oriente, que no debe sacrificarse y que
tiene que encargarse de la emigración de los patriotas a Guiria. Previendo la
derrota, Piar sale al encuentro del enemigo que lo duplica en arbitrios para
una batalla, y espera la embestida en las sabanas de ‘’El Salado’’, a la
entrada de la ciudad por el Oeste.
Va acompañado de un formidable Estado Mayor, y contando con los mejores guerreros
orientales: José Francisco Bermúdez, José Maria, Gerónimo y Antonio José de
Sucre, Andrés Rojas, Agustín Armario, los hermanos Ortiz, Azcue, Villarroel,
Barreto, José Ribero, José Carlos Peñaloza, Domingo Montes, Francisco Mejía, Manuel Vicente Parejo,
Zaraza, Garván, Guillermo Román, Juan José Quintero y sus hermanos, Carlos
Núñez, algunos como jefes de batallones
y otros de sus propios batallones, y cien nombres más para la historia.
El combate se desarrolla entre el brazo del rio que
salía por él Oeste, profundos caños, los
humedales propios de la zona y la sabana
de San Luis, que se extendía por todo el noroeste de Cumaná; Piar trata de
contener el avance de Boves, y le causa considerable daño en emboscadas y
atinados avances, que irritan,
indignan, y tocan el amor propio del
temible guerrero.
Piar con conocimiento del terreno, abre sus fuerzas en
pequeños grupos de fusileros, le impide
el paso durante 9 sangrientas horas, con el propósito de que los patriotas
abandonaran la ciudad, como en efecto se logró, lo que se conoce como “La
emigración a Guiria”.
Sabiéndose perdido superado y dolido por el número de
muertos y heridos que fueron rematados sin piedad; pero cumplido su propósito
de salvar la vida de miles de ancianos, mujeres y niños, con aquella
estrategia, anocheciendo abandona el combate y sale para Margarita con la mayor
parte de sus combatientes.
Los hermanos Sucre con Bermúdez y muchos más van hacia Maturín.
Boves,
el sanguinario campeón de España entra a Cumaná, aclamado por sus partidarios
que muy pronto se van a arrepentir y demasiado tarde.
Boves después de arruinar a Barcelona,
bañándola en sangre y fuego; en Cumaná sacrifica al pueblo realista incrédulo,
que sale a recibirlo entre cantos y aclamaciones.
El
Comandante Quijada citado por Hernán Muñoz Villafuerte en su obra ‘’Historia de
San Felipe de Austria de Cariaco’’ dice que Boves atacó con crueldad a la
población especialmente con los emigrados que allí se habían refugiado.
Diariamente llevaba a los barrancones del río multitud de estos infelices los
ultimaban a lanzazos y los arrojaban al agua método que tambien habia seguido
en Aragua y en Barcelona por la facilidad de desembarazarse de los cadáveres.
Ríos de
sangre corren por las calles de Cumaná; en la iglesia del Carmen son
acuchilladas en una orgía de sangre, quinientas damas, madres de respetables
familias, por las hordas desatadas de
Boves. Según cuenta el propio capellán de su ejército, el padre Ambrosio
Llamozas, la mayor parte eras partidarias del realismo. Este sacerdote acompañó
a Boves desde enero de 1814, desde la matanza de san Marcos, en la toma de
San Juan de Los Morros, en Villa de Cura, San Mateo, Valencia, Caracas y Barcelona.
En todas esas plazas procedió de igual forma. Se calcula en 2000 el
total de sacrificados en Cumaná, ríos de sangre corrió por sus calles y el río,
por lo que fue bautizada “Cartago de América”.
Un
hermano, Vicente, y una hermana del Mariscal, Magdalena, que luchó al lado de
Piar, se contaron entre los muertos.
1814.- En Cumaná celebra Boves un baile en la casa de la
familia Andrade al cual asistieron por apremiante imposición, como parejas,
damas escogidas al intento de las familias que lloraban en ese día de la
entrada de Boves la muerte de algunos de
sus deudos. Después de terminado el acto fueron fusilados la mayor parte de los
músicos que eran patriotas, figurando entre los asesinados Juan Landaeta, autor
del Himno Nacional, y Antonio Caro de
Boesi, que había venido en la emigración caraqueña
Notas.- Los himnos
nacionales inspiran siempre en los buenos patriotas un profundo sentimiento de
respeto. Unas veces son, como la dulce voz de la madre, capaz de mitigar los
más grandes dolores, otras como el grito angustioso con que ella advierte a sus hijos encontrarse
en peligro, y siempre, un acento de la patria
que va rectamente al corazón.
Cuando en un país
extranjero llegan a nuestros oídos los primeros acordes de nuestro Himno Nacional, parece que nos
tocase una corriente eléctrica que pone en conmoción todas las más delicadas
fibras del sentimiento.
El Autor de nuestro Gloria al Bravo Pueblo, tiene su historia y es bueno hacerla popular.
Corría el año 1814, los patriotas huían espantados ante el asombroso José Tomás Boves, ángel o demonio, dominador y exterminador, y fue entonces
cuando el caraqueño Juan Landaeta,
compuso su épica e inspirada canción.
La canción que inspiró a nuestros guerreros, v tras
ella fue a derramar su sangre por la patria que nacía en nuestros corazones. Y
con ella en los labios vinieron los vítores y la victoria. Bolívar, Mariño,
Bermúdez y Sucre, derrotaron a Boves y al Mariscal Juan Manuel Cajigal, en
Bocachica y la primera de Carabobo.
Pero en la batalla de
“La Puerta” se esfumaron los laureles del triunfo y vino la derrota y el
derrotero. Boves ocupó todos los rincones de la Patria, y se estableció la
barbarie. Landaeta envuelto en el
vértigo de pavor de aquellos días, se acogió a la Emigración, fue a buscar refugio a Cumaná, junto con
otros músicos compañeros suyos: pero Cumaná cayó también bajo el mando militar
del sanguinario José Tomás Boves; éste conocía la música de Landaeta, y promovió un baile, que tenía gusto, dijo,
“la tocase la orquesta caraqueña”.
Esta orquesta fue de Monteverde y los patriotas la
capturaron en Maturín. Con ella entró
Mariño a Cumana en 1813, y, Landaeta vino con la emigración liderada por el
Libertador.
Empezada la fiesta corrió el rumor de que Boves abrigaba intenciones siniestras
y mientas algunos pudieron ponerse a salvo, Landaeta fue hecho prisionero y
condenado a muerte.
Boves mandó copiar la
canción “Gloria al Bravo Pueblo”, en una
hoja de papel que atada a la cabeza de Landaeta, le servía de mofa, una especie de ridículo
adorno o capirote, que lucía cuándo iba hacia el patíbulo entre la
insolente muchedumbre realista que se
había congregado para festejar la criminal hazaña del bárbaro caudillo; así
iba, arrastrado por la brutal soldadesca.
El patíbulo lucía su siniestra imagen frente a la
Iglesia del Carmen, hoy Santa Inés, y es allí, donde debemos colocar una placa
con letras de oro, que lo recuerde y
rinda honor permanente al excelso
músico, que nos llama a la vigilia patriótica, y nos inflama de amor y enardece
a nuestro pueblo.
Esta anécdota es cierta y fue contada por el mismo
capellán de Boves, el Padre Llamozas; y así fue la muerte de éste caraqueño
eternizado por el pueblo venezolano y admirado por el mundo entero, y, también es cierto que derramó su sangre por
la patria en Cumaná en 1814, aunque otros autores lo cuentan para sus
pueblos.
Juan Landaeta merece
contarse entre los Padres de la Patria, pues en los acordes que han inmortalizado su nombre supo encerrar
el alma de Venezuela.
Detalles biográficos sobre la vida de Boves, tomados de mi estudio sobre
la Cronología del Estado Sucre, de Don Pedro Elías Marcano.
Partiendo de Cumanacoa, y otros puntos de la provincia donde
se ejecutan ordenes de Boves, y se ejecutaron muchos asesinatos, hasta
principios de noviembre de 1814.
Muertos en Cumanacoa: Pedro
Barreto González, Don Domingo Márquez que era Comisario del Ejército de
Oriente, fue alanceado en la noche del 3 de noviembre de 1814, y el licenciado
Julián Padilla Morón.
Nota.- Don Pedro Elías
Marcano no menciona para nada la batalla de Urica, no estaba entre sus
objetivos pero yo no puedo seguir adelante sin tomarla en consideración.
Ésta acción
táctica militar de la Guerra de Independencia venezolana librada en el pueblo
de “Urica”, en la provincia de Cumaná. Donde se enfrentaron el general en jefe José Félix Ribas (por los republicanos) y José Tomás Boves (por los
realistas); donde triunfaron los españoles, pero tuvo como desenlace final, la
muerte de Boves, que ya fue una mayor victoria para la causa de la
independencia.
Dice el manual de la guerra, que
luego de la victoria obtenida por Boves en Los Magueyes (9-11-1814) contra el
coronel José Francisco Bermúdez, que lo obligaba a pelear, el caudillo asturiano
se dirigió con su ejército por la vía de Nuevo Mundo al sitio de “Urica”, a
reunirse con su segundo, el coronel Francisco Tomás Morales, quien desde “Santa
Rosa” había marchado hacia aquella zona.
Por su parte, Bermúdez, retornaba
a Maturín, donde el general en jefe José Félix Ribas, dispuso la ejecución de
la ofensiva contra los realistas en “Urica”; operación que no se había llevado
a cabo, debido a la decisión de Bermúdez de ir a “Los Magueyes” a sorprender a
Boves.
Para esta empresa contaba Ribas
con 2.000 hombres, entre los cuales se destacaban varios campeones patriotas:
Bermúdez, Antonio José de Sucre, José Tadeo Monagas y José Gregorio Monagas, Andrés Rojas, Agustín
Armario, Pedro Zaraza, Manuel Cedeño, Francisco Parejo y otros.
Al llegar al sitio de ¨El Areo¨,
procedió Ribas a la formación de 2 columnas de caballería de 180 hombres, las
cuales recibieron el nombre de “Rompe líneas”, con Monagas y Zaraza de
comandantes.
Después de efectuar todos los
preparativos para la batalla, el destacamento patriota marchó durante la noche
del 4 al 5 de diciembre, para amanecer en “Urica” frente a los realistas (ya
Boves se había incorporado al lugar), desplegados en 3 columnas en una extensa
sabana. Las hostilidades fueron iniciadas por Boves, cuando salió con su
columna a enfrentarse a la que mandaba el coronel Bermúdez, al que ya había
derrotado, quien ésta vez pudo rechazar el ataque. Este éxito inicial de los
patriotas permitió a Ribas la colocación de sus hombres en línea de batalla, y
con ellos cargó contra los realistas, quienes respondieron con intenso fuego de
su poderosa artillería.
En este momento, ordenó Ribas que
las columnas ¨Rompe líneas emprendieran el ataque contra la columna derecha
enemiga bajo el mando de Boves.
Cuando Boves advirtió que su
columna podía ser envuelta, salió del centro de su batallón precipitadamente y
pereció en el choque. El Coronel Pedro Zaraza, que se la tenía jurada, y lo
vigilaba, se adelantó hasta el caudillo español y aprovechó que el caballo se
le encabritó, para traspasarlo con su lanza.
El movimiento de la caballería
patriotas falló, porque la caballería¨, bajo el mando de Monagas, no pudo
actuar, debido a que entraron en un pantano y quedaron inmovilizadas, lo que le
dio la victoria a Morales que sustituyó a Boves sobre la marcha.
El resto de las fuerzas realistas
bajo el mando de Morales, (centro e izquierda), cargaron contra la línea
republicana que esperaba la entrada de su caballería, la envolvió, y con ello
obtuvo la victoria. Las bajas fueron numerosas.
Tomada esta relación con
adiciones mías de Google.
Dice don Vicente Lecuna, que fue
la lanza de Zaraza, la que acabó con la vida de aquel terrible enemigo de
nuestra libertad, y si lo dice don Vicente debe ser verdad, pero hay muchas
versiones sobre este lance atribuido a Zaraza.
En Cumanacoa, donde Boves se
ensañó contra algunos distinguidos ciudadanos, me contaba el cronista ex oficio
de Cumanacoa, don Tranquilino Saud, que algunos deudos de aquellos hombres
ilustres asesinados por Boves o sus soldados, envenenaron el caballo favorito
de Boves: éste, inconsolable, buscó a los culpables y no los encontró, total
que se fue como “alma que lleva el diablo” expresión de don Tranquilino.
“El indio Zaraza, me contó, venia
persiguiendo a Boves, porque dizque le mató la mujer y un ganado en una finca
que tenía en Guárico. Pues, “se juntó el hambre con las ganas de comer”, los
hijos de los señores ajusticiados sumariamente en Cumanacoa, por orden de Boves,
se le unieron y se fueron tras “El Taita”, hasta Urica. Y que dicen, que al Indio no se le perdía un solo
movimiento del caudillo español, y dio la casualidad, que en plena batalla, cantando
victoria por todos lados, el caballo que
montaba Boves, que era muy arisco, y no estaba acostumbrado a la guerra, a cada
rato se encabritaba, y el indio Zaraza, se le fue acercando, aprovechando que
el caudillo no lo controlaba; y cuando
lo tuvo cerca, se le dio la oportunidad que esperaba, el caballo se encabritó, se levantó en sus
dos patas traseras, y Boves quedó indefenso, sosteniendo las riendas, cayendo
hacia atrás, entonces el indio Zaraza, como
un tigre, salto de su caballo y le dio un lanzazo que lo atravesó de parte a
parte, es decir, le entró por las costillas, por la espalda, y la lanza salió
por el esternón, Boves y que le gritó: ¿Por qué me tiras por la espalda
cobarde?; y Zaraza le respondió… ¿Y, como mataste tú a mi mujer, acaso la
dejaste que rezara un padrenuestro?... ¡Perro asesino!... Copiado
textualmente.
BOVES Y LANDAETA EN CUMANÁ.
ANÉCDOTA CONTADA POR EL PBRO. J. M. GUEVARA CARRERA.
El ALMA DE VENEZUELA.
Los himnos nacionales
inspiran siempre en los buenos patriotas un profundo sentimiento de respeto.
Unas veces son, como la dulce voz de la madre, capaz de mitigar los más grandes
dolores, otras como el grito angustioso con que ella advierte a sus hijos
encontrarse en peligro, y siempre, un acento de la patria que va rectamente al corazón.
Cuando en un país
extranjero llegan a nuestros oídos los primeros acordes de nuestro Himno
Nacional, parece que nos tocase una corriente eléctrica que pone en conmoción
todas las más delicadas fibras del sentimiento.
El Autor de nuestro Gloria al Bravo Pueblo, tiene su
historia y es bueno hacerla popular. Corría el año 1814, los patriotas huían
espantados ante el asombroso José Tomás Boves, ángel o demonio, dominador y
exterminador, y fue entonces cuando el caraqueño Juan Landaeta, compuso su épica e inspirada
canción.
La canción inspiró a los patriotas, v tras ella fueron
a derramar su sangre por la patria que nacía en nuestros corazones. Y con ella
en los labios vinieron los vítores de la victoria. Con ella Bolívar, Mariño,
Bermúdez y Sucre, derrotaron a Boves y al Mariscal Juan Manuel Cajigal, en
Bocachica y en Carabobo.
Pero en La Puerta se esfumaron los laureles del
triunfo y vino la derrota y el derrotero. Boves ocupó todos los rincones de la
Patria, y se estableció la barbarie.
Landaeta envuelto en el vértigo de pavor de aquellos
días, fue a buscar refugio a Cumaná, junto con otros músicos compañeros suyos:
pero Cumaná cayó también bajo el mando militar del sanguinario José Tomás
Boves; éste conocía la música de Landaeta, y promovió un baile, que tenía
gusto, dijo, “la tocase la orquesta caraqueña”.
Esta orquesta fue de Monteverde y los patriotas la
capturaron en Maturín. Con ella entró
Mariño a Cumana en 1813, y, Landaeta vino con la emigración liderada por el
Libertador.
Empezada la fiesta corrió el rumor de que Boves
abrigaba intenciones siniestras y mientas algunos pudieron ponerse a salvo,
Landaeta fue hecho prisionero y condenado a muerte.
Boves mandó copiar la
canción “Gloria al Bravo Pueblo”, en una hoja de papel que atada a la cabeza de
Landaeta, le servía de mofa, una especie de ridículo adorno o capirote, que
lucía cuándo iba hacia el patíbulo entre la insolente muchedumbre realista que se había congregado
para festejar la criminal hazaña del bárbaro caudillo; así iba, arrastrado por
la brutal soldadesca.
El patíbulo lucía su siniestra imagen frente a la
Iglesia del Carmen, hoy Santa Inés, y es allí, donde debemos colocar una placa
con letras de oro, que lo recuerde y
rinda honor permanente al excelso
músico, que nos llama a la vigilia patriótica, y nos inflama de amor y enardece
a nuestro pueblo.
Esta anécdota es cierta y fue contada por el mismo
capellán de Boves, el Padre Llamozas; y así fue la muerte de éste caraqueño
eternizado por el pueblo venezolano y admirado por el mundo entero, y, también
es cierto que derramó su sangre por la patria en Cumaná en 1814, aunque otros
autores lo cuentan para sus pueblos.
Juan Landaeta merece
contarse entre los Padres de la Patria, pues en los acordes que han inmortalizado su nombre supo encerrar
el alma de Venezuela.
CAPITULOS DE LA VIDA DE BOVES
1.- SU
ORIGEN Y PRIMERAS ARMAS
ANOS 1813 Y
1814
2.- EL BANDO
DE GUAYABAL
3.- SU PARTICIPACION CRIMINAL EN 1813 EN ARAGUA
DE MATURIN
4.- COMBATE
EN SANTA CATALINA
5.-
DERROTADO EN LA BATALLA DE MOSQUITERO
6.-
VICTORIOSO EN SAN MARCOS
7.-
VICTORIOSO EN LA PRIMERA DE LA PUERTA
8.-
DERROTADO Y HERIDO EN SAN MATEO
9.- SEGUNDA
DERROTA EN SAN MATEO
10.- MANDA A
DECAPITAR A PEDRO LÓPEZ EN GUAYABAL
11.- ES
DERROTADO POR MARINO EN BOCACHICA
12.- BOLIVAR
LO DERROTA EN COJEDES
13.-
1814- OBTIENE LA BATALLA DECISIVA EN LA
PUERTA CONTRA MARINO Y BOLIVAR
EL AZOTE DE
DIOS
FORMA UN
ESTADO APARTE
IBA MATANDO
SIN DISTINCION DA ORDENES DE DEGUELLO
DECRETO LA
PENA DE MUERTE
ESE MISMO
ANO MUERE EN URICA.
1814.-
Piar repliega de Carúpano sobre la plaza de Cumaná, y en su cercanía, en la
quebrada de Los Frailes, o de los Caneyes, derrota al comandante Pascualito, ocupando dicha plaza el mismo día
29 de setiembre de 1814. Piar, que había recibido orden de Rivas para proteger
la retirada de la emigración caraqueña, lejos de cumplirla, y alentado por el
triunfo en la Quebrada de Los Frailes, se quedó en Cumaná, y en la Sabana del
Salado esperó a Boves, que venía triunfante de La Puerta. Grande fue la derrota
que sufrieron los patriotas: una parte de ellos tomó la vía hacia Carúpano, en
compañía de Piar, Azcúe, Rivero, Peñaloza y Carlos Núñez; los demás, al mando
de Villarroel, fueron a situarse a Cumanacoa. Allí murieron los patriotas
coroneles Dionisio Sánchez de Gordón y León Mejía. Entre el combate y vecinos
de la ciudad hubo como mil víctimas de los republicanos, de los cuales se
recuerdan: a Pedro Avendaño y Vicente Sucre, muertos en el Hospital de Lázaros;
a Rosa y Carmen Mercié, sacrificadas por el oficial criollo, al servicio de
Boves, Pedro Rondón (a) Maruto, sobre la tarima del altar del Carmen en la
Iglesia de Santa Inés; a Don Baltazar de la Cova, Domingo Pantaleón García y
Carlos Malaret. 16 de octubre de 1814.
Nota.- Boves entra a Cumaná.
Es la más extraordinaria y sangrienta acción de armas realizada en
Cumaná. Tuvo como escenario la Sabana de “El Salado”. El bárbaro José Tomás
Boves, derrota al General Manuel Carlos Piar,
y entra a “sangre y fuego” a la
ciudad de Cumaná; 3000 jinetes hambrientos de sangre contra 1500 defensores, la mayor parte de
infantería.
El General Manuel Piar, cumpliendo órdenes del General en Jefe Santiago
Mariño, Jefe del Ejército Libertador de Oriente, que no debe sacrificarse y que
tiene que encargarse de la emigración de los patriotas a Guiria. Previendo la
derrota, Piar sale al encuentro del enemigo que lo duplica en arbitrios para
una batalla, y espera la embestida en las sabanas de ‘’El Salado’’, a la
entrada de la ciudad por el Oeste.
Va acompañado de un formidable Estado Mayor, y contando con los mejores guerreros
orientales: José Francisco Bermúdez, José Maria, Gerónimo y Antonio José de
Sucre, Andrés Rojas, Agustín Armario, los hermanos Ortiz, Azcue, Villarroel,
Barreto, José Ribero, José Carlos Peñaloza, Domingo Montes, Francisco Mejía, Manuel Vicente Parejo,
Zaraza, Garván, Guillermo Román, Juan José Quintero y sus hermanos, Carlos
Núñez, algunos como jefes de batallones
y otros de sus propios batallones, y cien nombres más para la historia.
El combate se desarrolla entre el brazo del rio que
salía por él Oeste, profundos caños, los
humedales propios de la zona y la sabana
de San Luis, que se extendía por todo el noroeste de Cumaná; Piar trata de
contener el avance de Boves, y le causa considerable daño en emboscadas y
atinados avances, que irritan,
indignan, y tocan el amor propio del
temible guerrero.
Piar con conocimiento del terreno, abre sus fuerzas en
pequeños grupos de fusileros, le impide
el paso durante 9 sangrientas horas, con el propósito de que los patriotas
abandonaran la ciudad, como en efecto se logró, lo que se conoce como “La
emigración a Guiria”.
Sabiéndose perdido superado y dolido por el número de
muertos y heridos que fueron rematados sin piedad; pero cumplido su propósito
de salvar la vida de miles de ancianos, mujeres y niños, con aquella
estrategia, anocheciendo abandona el combate y sale para Margarita con la mayor
parte de sus combatientes.
Los hermanos Sucre con Bermúdez y muchos más van hacia Maturín.
Boves,
el sanguinario campeón de España entra a Cumaná, aclamado por sus partidarios
que muy pronto se van a arrepentir y demasiado tarde.
Boves después de arruinar a Barcelona,
bañándola en sangre y fuego; en Cumaná sacrifica al pueblo realista incrédulo,
que sale a recibirlo entre cantos y aclamaciones.
El
Comandante Quijada citado por Hernán Muñoz Villafuerte en su obra ‘’Historia de
San Felipe de Austria de Cariaco’’ dice que Boves atacó con crueldad a la
población especialmente con los emigrados que allí se habían refugiado.
Diariamente llevaba a los barrancones del río multitud de estos infelices los
ultimaban a lanzazos y los arrojaban al agua método que tambien habia seguido
en Aragua y en Barcelona por la facilidad de desembarazarse de los cadáveres.
Ríos de
sangre corren por las calles de Cumaná; en la iglesia del Carmen son
acuchilladas en una orgía de sangre, quinientas damas, madres de respetables
familias, por las hordas desatadas de
Boves. Según cuenta el propio capellán de su ejército, el padre Ambrosio
Llamozas, la mayor parte eras partidarias del realismo. Este sacerdote acompañó
a Boves desde enero de 1814, desde la matanza de san Marcos, en la toma de
San Juan de Los Morros, en Villa de Cura, San Mateo, Valencia, Caracas y Barcelona.
En todas esas plazas procedió de igual forma. Se calcula en 2000 el
total de sacrificados en Cumaná, ríos de sangre corrió por sus calles y el río,
por lo que fue bautizada “Cartago de América”.
Un
hermano, Vicente, y una hermana del Mariscal, Magdalena, que luchó al lado de
Piar, se contaron entre los muertos.
1814.- En Cumaná celebra Boves un baile en la casa de la
familia Andrade al cual asistieron por apremiante imposición, como parejas,
damas escogidas al intento de las familias que lloraban en ese día de la
entrada de Boves la muerte de algunos de
sus deudos. Después de terminado el acto fueron fusilados la mayor parte de los
músicos que eran patriotas, figurando entre los asesinados Juan Landaeta, autor
del Himno Nacional, y Antonio Caro de
Boesi, que había venido en la emigración caraqueña
Notas.- Los himnos
nacionales inspiran siempre en los buenos patriotas un profundo sentimiento de
respeto. Unas veces son, como la dulce voz de la madre, capaz de mitigar los
más grandes dolores, otras como el grito angustioso con que ella advierte a sus hijos encontrarse
en peligro, y siempre, un acento de la patria
que va rectamente al corazón.
Cuando en un país
extranjero llegan a nuestros oídos los primeros acordes de nuestro Himno Nacional, parece que nos
tocase una corriente eléctrica que pone en conmoción todas las más delicadas
fibras del sentimiento.
El Autor de nuestro Gloria al Bravo Pueblo, tiene su historia y es bueno hacerla popular.
Corría el año 1814, los patriotas huían espantados ante el asombroso José Tomás Boves, ángel o demonio, dominador y exterminador, y fue entonces
cuando el caraqueño Juan Landaeta,
compuso su épica e inspirada canción.
La canción que inspiró a nuestros guerreros, v tras
ella fue a derramar su sangre por la patria que nacía en nuestros corazones. Y
con ella en los labios vinieron los vítores y la victoria. Bolívar, Mariño,
Bermúdez y Sucre, derrotaron a Boves y al Mariscal Juan Manuel Cajigal, en
Bocachica y la primera de Carabobo.
Pero en la batalla de
“La Puerta” se esfumaron los laureles del triunfo y vino la derrota y el
derrotero. Boves ocupó todos los rincones de la Patria, y se estableció la
barbarie. Landaeta envuelto en el
vértigo de pavor de aquellos días, se acogió a la Emigración, fue a buscar refugio a Cumaná, junto con
otros músicos compañeros suyos: pero Cumaná cayó también bajo el mando militar
del sanguinario José Tomás Boves; éste conocía la música de Landaeta, y promovió un baile, que tenía gusto, dijo, “la
tocase la orquesta caraqueña”.
Esta orquesta fue de Monteverde y los patriotas la
capturaron en Maturín. Con ella entró
Mariño a Cumana en 1813, y, Landaeta vino con la emigración liderada por el
Libertador.
Empezada la fiesta corrió el rumor de que Boves abrigaba intenciones siniestras
y mientas algunos pudieron ponerse a salvo, Landaeta fue hecho prisionero y
condenado a muerte.
Boves mandó copiar la
canción “Gloria al Bravo Pueblo”, en una
hoja de papel que atada a la cabeza de Landaeta, le servía de mofa, una especie de ridículo
adorno o capirote, que lucía cuándo iba hacia el patíbulo entre la
insolente muchedumbre realista que se
había congregado para festejar la criminal hazaña del bárbaro caudillo; así
iba, arrastrado por la brutal soldadesca.
El patíbulo lucía su siniestra imagen frente a la
Iglesia del Carmen, hoy Santa Inés, y es allí, donde debemos colocar una placa
con letras de oro, que lo recuerde y
rinda honor permanente al excelso
músico, que nos llama a la vigilia patriótica, y nos inflama de amor y enardece
a nuestro pueblo.
Esta anécdota es cierta y fue contada por el mismo
capellán de Boves, el Padre Llamozas; y así fue la muerte de éste caraqueño
eternizado por el pueblo venezolano y admirado por el mundo entero, y, también es cierto que derramó su sangre por
la patria en Cumaná en 1814, aunque otros autores lo cuentan para sus
pueblos.
Juan Landaeta merece
contarse entre los Padres de la Patria, pues en los acordes que han inmortalizado su nombre supo encerrar
el alma de Venezuela.
1814.- En Cumanacoa,
Cariaco y otros puntos de la provincia se ejecutan de orden de Boves muchos
asesinatos hasta principios de noviembre de 1814.
Muertos en Cumanacoa: Pedro
Barreto González, Don Domingo Márquez que era Comisario del Ejército de
Oriente, fue alanceado en la noche del 3 de noviembre de 1814, y el licenciado
Julián Padilla Morón.
Nota.- Don Pedro Elías
Marcano no menciona para nada la batalla de Urica, no estaba entre sus
objetivos pero yo no puedo seguir adelante sin tomarla en consideración.
Ésta acción
táctica militar de la Guerra de Independencia venezolana librada en el pueblo
de “Urica”, en la provincia de Cumaná. Donde se enfrentaron el general en jefe José Félix Ribas (por los republicanos) y José Tomás Boves (por los
realistas); donde triunfaron los españoles, pero tuvo como desenlace
final, la muerte de Boves, que ya fue
una mayor victoria para la causa de la independencia.
Dice el manual de la guerra, que
luego de la victoria obtenida por Boves en Los Maguelles (9-11-1814) contra el
coronel José Francisco Bermúdez, que lo obligaba a pelear, el caudillo
asturiano se dirigió con su ejército por
la vía de Nuevo Mundo al sitio de
“Urica”, a reunirse con su segundo, el coronel Francisco Tomás Morales,
quien desde “Santa Rosa” había marchado hacia aquella zona.
Por su parte, Bermúdez, retornaba
a Maturín, donde el general en jefe José Félix Ribas, dispuso la ejecución de
la ofensiva contra los realistas en “Urica”; operación que no se había llevado
a cabo debido a la decisión de Bermúdez de ir a “Los Maguelles” a sorprender a
Boves.
Para esta empresa contaba Ribas
con 2.000 hombres, entre los cuales se destacaban varios campeones patriotas: Bermúdez,
Antonio José de Sucre, José Tadeo Monagas y José Gregorio Monagas, Andrés Rojas, Agustín
Armario, Pedro Zaraza, Manuel Cedeño, Francisco Parejo y otros.
Al llegar al sitio de El Areo,
procedió Ribas a la formación de 2 columnas de caballería de 180 hombres, las
cuales recibieron el nombre de “Rompelíneas”, con Monagas y Zaraza de
comandantes.
Después de efectuar todos los
preparativos para la batalla, el destacamento patriota marchó durante la noche
del 4 al 5 de diciembre, para amanecer en “Urica” frente a los realistas (ya
Boves se había incorporado al lugar), desplegados en 3 columnas en una extensa
sabana. Las hostilidades fueron iniciadas por Boves, cuando salió con su columna
a enfrentarse a la que mandaba el coronel Bermúdez, al que ya había derrotado,
quien ésta vez pudo rechazar el ataque. Este éxito inicial de los patriotas
permitió a Ribas la colocación de sus hombres en línea de batalla, y con ellos
cargó contra los realistas, quienes respondieron con intenso fuego de su
poderosa artillería.
En este momento, ordenó Ribas que
las columnas Rompelíneas emprendieran el ataque contra la columna derecha
enemiga bajo el mando de Boves.
Cuando Boves advirtió que su
columna podía ser envuelta, salió del centro de su batallón precipitadamente y
pereció en el choque. El Coronel Pedro Zaraza, que se la tenía jurada, y lo
vigilaba, se adelantó hasta el caudillo español y aprovechó que el caballo se
le encabritó, para traspasarlo con su lanza.
El movimiento de la caballería
patriotas falló, porque la caballería bajo el mando de Monagas, no pudo actuar,
debido a que entraron en un pantano y quedaron inmovilizadas, lo que le dio la
victoria a Morales que sustituyó a Boves sobre la marcha
El resto de las fuerzas realistas
bajo el mando de Morales, (centro e izquierda), cargaron contra la línea
republicana que esperaba la entrada de su caballería, la envolvió, y con ello
obtuvo la victoria. Las bajas fueron numerosas.
Tomada esta relación con
adiciones mías de Google.
Dice don Vicente Lecuna, que fue la lanza de Zaraza, la que acabó con
la vida de aquel terrible enemigo de nuestra libertad, y si lo dice don Vicente
debe ser verdad, pero hay muchas versiones sobre este lance atribuido a Zaraza.
En Cumanacoa, donde Boves se
ensañó contra algunos distinguidos ciudadanos, me contaba el cronista ex oficio
de Cumanacoa, don Tranquilino Saud, que
algunos deudos de aquellos hombres ilustres asesinados por Boves o sus
soldados, envenenaron el caballo de Boves, este inconsolable buscó a los
culpables y no los encontró, total que se fue como “alma que lleva el diablo”
expresión de don Tranquilino.
“El indio Zaraza, venia
persiguiendo a Boves, porque dizque le mató la mujer y un ganado en una finca
que tenía en Guárico. Pues, “se juntó el hambre con las ganas de comer”, los
hijos de los señores ajusticiados sumariamente en Cumanacoa por Boves, se le unieron y se fueron tras “El
Taita”, hasta Urica. Dicen que al Indio no se le perdía un solo movimiento del
caudillo español, y dio la casualidad, que en plena batalla, cantando victoria
por todos lados, el caballo que montaba
Boves, que era muy arisco, y no estaba acostumbrado a la guerra, a cada rato se
encabritaba, y el indio Zaraza, se le fue acercando, aprovechando que el
caudillo no lo controlaba; y cuando lo
tuvo cerca, se le dio la oportunidad que esperaba, el caballo se encabritó, se levantó en sus
dos patas traseras, y Boves quedó indefenso, sosteniendo las riendas, cayendo
hacia atrás, entonces el indio
Zaraza, como un tigre, salto de su
caballo y le dio un lanzazo que lo atravesó de parte a parte, es decir, le
entró por las costillas, por la espalda, y la lanza salió por el esternón,
Boves y que le gritó: ¿Por qué me tiras por la espalda cobarde?; y Zaraza le
respondió… Y, como mataste tú a mi mujer, acaso la dejaste que rezara un
padrenuestro?... ¡Perro asesino!... Copiado textualmente.
BOVES Y LANDAETA EN CUMANÁ.
ANÉCDOTA CONTADA POR EL PBRO. J. M. GUEVARA CARRERA.
El ALMA DE VENEZUELA.
Los himnos nacionales
inspiran siempre en los buenos patriotas un profundo sentimiento de respeto.
Unas veces son, como la dulce voz de la madre, capaz de mitigar los más grandes
dolores, otras como el grito angustioso
con que ella advierte a sus hijos encontrarse en peligro, y siempre, un
acento de la patria que va rectamente al
corazón.
Cuando en un país
extranjero llegan a nuestros oídos los primeros acordes de nuestro Himno Nacional, parece que nos
tocase una corriente eléctrica que pone en conmoción todas las más delicadas
fibras del sentimiento.
El Autor de nuestro Gloria al Bravo Pueblo, tiene su historia y es bueno hacerla popular.
Corría el año 1814, los patriotas huían espantados ante el asombroso José Tomás Boves, ángel o demonio, dominador y exterminador, y fue entonces
cuando el caraqueño Juan Landaeta,
compuso su épica e inspirada canción.
La canción inspiró a los patriotas, v tras ella fueron
a derramar su sangre por la patria que nacía en nuestros corazones. Y con ella
en los labios vinieron los vítores de la victoria. Con ella Bolívar, Mariño,
Bermúdez y Sucre, derrotaron a Boves y al Mariscal Juan Manuel Cajigal, en
Bocachica y en Carabobo.
Pero en La Puerta se esfumaron los laureles del
triunfo y vino la derrota y el derrotero. Boves ocupó todos los rincones de la
Patria, y se estableció la barbarie.
Landaeta envuelto en el vértigo de pavor de aquellos
días, fue a buscar refugio a Cumaná, junto con otros músicos compañeros suyos:
pero Cumaná cayó también bajo el mando militar del sanguinario José Tomás
Boves; éste conocía la música de Landaeta,
y promovió un baile, que tenía gusto, dijo, “la tocase la orquesta
caraqueña”.
Esta orquesta fue de Monteverde y los patriotas la
capturaron en Maturín. Con ella entró
Mariño a Cumana en 1813, y, Landaeta vino con la emigración liderada por el
Libertador.
Empezada la fiesta corrió el rumor de que Boves abrigaba intenciones siniestras
y mientas algunos pudieron ponerse a salvo, Landaeta fue hecho prisionero y condenado
a muerte.
Boves mandó copiar la
canción “Gloria al Bravo Pueblo”, en una
hoja de papel que atada a la cabeza de Landaeta, le servía de mofa, una especie de ridículo
adorno o capirote, que lucía cuándo iba hacia el patíbulo entre la
insolente muchedumbre realista que se
había congregado para festejar la criminal hazaña del bárbaro caudillo; así
iba, arrastrado por la brutal soldadesca.
El patíbulo lucía su siniestra imagen frente a la
Iglesia del Carmen, hoy Santa Inés, y es allí, donde debemos colocar una placa
con letras de oro, que lo recuerde y
rinda honor permanente al excelso
músico, que nos llama a la vigilia patriótica, y nos inflama de amor y enardece
a nuestro pueblo.
Esta anécdota es cierta y fue contada por el mismo
capellán de Boves, el Padre Llamozas; y así fue la muerte de éste caraqueño
eternizado por el pueblo venezolano y admirado por el mundo entero, y, también es cierto que derramó su sangre por
la patria en Cumaná en 1814, aunque otros autores lo cuentan para sus pueblos.
Juan Landaeta merece
contarse entre los Padres de la Patria, pues en los acordes que han inmortalizado su nombre supo encerrar
el alma de Venezuela.
HOJA TÉCNICA
DE JOSÉ TOMÁS BOVES.
1.- SU
ORIGEN Y PRIMERAS ARMAS
ANOS 1813 Y
1814
2.- EL BANDO
DE GUAYABAL
3.- SU PARTICIPACION CRIMINAL EN 1813 EN ARAGUA
DE MATURIN
4.- COMBATE
EN SANTA CATALINA
5.-
DERROTADO EN LA BATALLA DE MOSQUITERO
6.-
VICTORIOSO EN SAN MARCOS
7.-
VICTORIOSO EN LA PRIMERA DE LA PUERTA
8.-
DERROTADO Y HERIDO EN SAN MATEO
9.- SEGUNDA
DERROTA EN SAN MATEO
10.- MANDA A
DECAPITAR A PEDRO LÓPEZ EN GUAYABAL
11.- ES
DERROTADO POR MARINO EN BOCACHICA
12.- BOLIVAR
LO DERROTA EN COJEDES
13.-
1814- OBTIENE LA BATALLA DECISIVA EN LA
PUERTA CONTRA MARINO Y BOLIVAR
EL AZOTE DE
DIOS
FORMA UN
ESTADO APARTE
IBA MATANDO
SIN DISTINCION DA ORDENES DE DEGUELLO
DECRETO LA
PENA DE MUERTE
ESE MISMO
ANO MUERE EN URICA.
Nacido en la calle ¨Postigo¨ Asturias, hijo
de Manuel Boves y Manuela de la Iglesia. Su padre
falleció cuando tenía apenas cinco años por lo que tanto su madre como sus dos
hermanas tuvieron que trabajar de criadas.4 Cursó estudios de Náutica y Pilotaje en el recién inaugurado Real Instituto Asturiano de Náutica
y Mineralogía entre 1794 y 1798, de
donde pasó a prestar servicio en la Real Armada Española y en buques mercantes o de correos y
paso a Venezuela. Se vio involucrado en delitos de contrabando disque por la
necesidad de ayudar a mantener a su familia en España,4 fue juzgado y sentenciado a 8 años de prisión
y deportado al castillo de Puerto Cabello, en la entonces Capitanía General de Venezuela. Gracias a que Lorenzo Joves, amigo de su padre,
le consiguió los servicios del abogado criollo venezolano Juan Germán Roscio, futuro primer vicepresidente de la Gran Colombia, vio conmutada su pena de prisión por la de
destierro a la Villa de Calabozo.
Después de cumplida su sentencia, se asentó
en la región de los Llanos donde abrió una pulpería, actividad considerada infame por los mantuanos de Caracas.
Ampliando luego sus actividades comerciales,
con el tráfico de ganado cimarrón o salvaje. Se sintió rechazado por la
aristocracia criolla y se refugió en el pueblo llanero, formado por negros, mulatos, mestizos e
indios, a los que trataba como iguales;
y por lo que ellos empezaron a llamarle Taita (papá).4 Allí contrajo nupcias con la mulata María Trinidad Bolívar, con la que tuvo un hijo (José
Trinidad Bolívar).
En cuanto a su semblanza física, Boves es
frecuentemente descrito como grueso de cuerpo, cabeza grande de frente alta y
chata, barba rojiza, rubio y «hundidos ojos azules de los que emanaba una clara
mirada con fulgores primitivos».6
Al estallar la Guerra de Independencia de Venezuela en 1810,
Boves intenta unirse a la causa independentista, apoyándola económicamente con
su patrimonio.4 A pesar de su experiencia militar y de su
habilidad como jinete, su solicitud de un mando militar fue rechazada por los
criollos de Caracas debido al desprecio a su condición social. Inesperadamente,
fue acusado de traidor y sentenciado a muerte en San Carlos, posiblemente por
enemigos personales. Su pulpería fue saqueada y quemada y su mujer asesinada
delante de su hijo. Finalmente, fue liberado en Calabozo por los jefes militares realistas Eusebio Antoñanzas y Antonio Zuazola, cuando estos tomaron la ciudad el 20 de mayo de 1812. A
continuación, se unió a la columna de vanguardia del ejército de Domingo de Monteverde (1773-1832) bajo el mando de
Antoñanzas.7 8
Participó en la
sangrienta toma y saqueo de San Juan de Los Morros el 23 de mayo, destacando por su valor. Gracias a esto, fue
nombrado comandante del Cuerpo
Urbano de Calabozo, unidad de milicianos a caballo.9 Poco después, el 29 de julio Monteverde entraba en la capital venezolana y
la Primera República quedaba liquidada.
En 1813, Bolívar desde Colombia invade,
derrota a los españoles y libera a Venezuela, en lo que se ha llamado La
Campaña Admirable.
Entre tanto, la unidad
de Boves se unía al ejército de Juan Manuel de Cajigal y Martínez (1757-1823), segundo de Monteverde, que
marchaba al oriente, dónde Mariño con otro grupo de patriotas exiliados en otra
campaña similar a la de Bolívar,
el 13 de enero de 1813 desembarcó
por Güiria bajo el mando de Santiago Mariño (1788-1854), Manuel Piar (1774-1817) y José Francisco Bermúdez (1782-1831), derrotaron fuerzas
españolas y éstos clamaban por auxilio.
Los patriotas
establecieron su base de operaciones en Maturín, infringiendo derrotas sucesivas a los españoles,
el 20 de marzo, 11 de abril y 25 de mayo, fracasando los españoles en las tres ocasiones.
Por este motivo la ciudad fue llamada por Bolívar Tumba de los Tiranos. Tras el tercer y último fracaso, a cuyo frente
estuvo el General Domingo de Monteverde,
que no solo resultó derrotado, sino que fue humillado y desprestigiado, después
de haber llegado a la cumbre más alta y
glamorosa en honores que le tributo el
Imperio tras la rápida reconquista de la
provincia de Venezuela.
Entonces todo el poder Imperial pasó a manos
del General Juan Miguel Cajigal ex capitán general de la Provincia de Cumaná,
Cajigal abandonó la idea de tomar Maturín; Y Ordenó a Boves ir con su unidad de
setecientos jinetes a los Llanos y
reclutar a todos los locales que pudiera en nombre del rey.10
Pronto Boves utilizó un discurso
muy demagógico contra las élites clasistas y racistas
bajo el lema ¡Guerra a los blancos explotadores del pardo y del indio!
¡Las tierras de los blancos para los pardos!,11 unidas a promesas de botín, revancha y
ascenso social llevaron a que en octubre, apenas dos meses después del inicio
de su guerrilla, tuviera bajo su mando más de 2.000 hombres, y para diciembre
alcanzaran los 3.000, momento en que envió a su segundo, Francisco Tomás Morales (1781-1845), a reclutar más hombres en
la provincia de Guayana.12 Después de la segunda captura de Calabozo
dispondrá, según los informes del oidor de la Real Audiencia de Caracas e inmigrante dominicano, José Francisco de Heredia y Mieses (1766-1820), de 20.000 lanzas llaneras.13 14 Boves castigaba con dureza a los desertores,
imponía una férrea disciplina y vivía con y como sus hombres.15Sus tropas, aunque inicialmente actuaron como montoneras que obligaban a sus enemigos a dispersarse
por la región, llegado cierto punto actuaron como un ejército capaz de vencer a
tropas regulares en batallas campales.16
El 6 de agosto Bolívar entró en Caracas y se proclamó la
Segunda República, pero aún quedaban núcleos de resistencia dispersos por
Venezuela. Según una estimación oficial de los revolucionarios del 11 de enero de 1814,
había 2.200 realistas en la provincia de Coro con Carlos Miguel Salomón, 500
en San Felipe a cargo de José de Milliet,
1.500 en Apure con José Antonio Yáñez y Sebastián de la Calzada y 2.000 en Calabozo a cargo de José
Tomás Boves.17 Extrañamente, Boves y el otro caudillo
llanero realista, Yáñez, nunca unieron sus fuerzas. Al parecer, cada uno
prefería operar de manera independiente: Boves en los llanos de Calabozo (provincia de Caracas) y Yáñez en la provincia de Barinas.18
Su primera acción militar de importancia
sucedió en el caño de Santa Catalina el 21 de septiembre, con 800 jinetes emboscó a una pequeña unidad
republicana enviada desde Calabozo en su búsqueda.18 Los prisioneros en su mayoría fueron
lanceados.19 Al día siguiente entraba en Calabozo por
primera vez.
El gobierno republicano de Caracas no tardó
en reaccionar y el general Vicente Campo Elías (1759-1814) fue enviado a derrotar a la
guerrilla monárquica con 500 infantes y 1.000 jinetes.20 Boves salió a su encuentro con 1.000 infantes
y 1.500 jinetes21 para caer en una trampa que Campo Elías le
tendió en la sabana de Mosquiteros. El caudillo escapó con Morales y apenas 17
seguidores.22
Boves parecía acabado pero volvería a
resurgir gracias a la dura represión que desataron las tropas republicanas
contra los habitantes de los Llanos y a la captura de esclavos fugitivos que
vivían ocultos en la región desde el colapso de la Primera República (un
momento caótico en que muchos negros aprovecharon para huir de las plantaciones
de la costa, precisamente, una de las misiones de Campo Elías era
recuperarlos).23 También se daban numerosos casos en que
peones y esclavos reclutados a la fuerza en la costa desertaban y se sumaban a
las huestes llaneras.24 Estas acciones supusieron el completo rechazo
de la población llanera a la naciente república, convirtiéndose la lucha por la
Independencia en una guerra de castas.
Finalmente, el 1 de noviembre publicaba un famoso bando en Guayabal llamando a las clases populares a tomar
las armas contra los mantuanos en nombre de «el Rey, la Religión y la Santa
Causa»; se iniciaba así el periodo más brutal de la guerra venezolana y que no
conocería fin hasta la llegada de la expedición de Morillo:25
Don José Tomás Boves,
comandante en Jefe del Ejército de Barlovento, etcétera.
Por la presente doy comisión al capitán José Rufino Torrealva para que pueda reunir cuanta gente sea útil para el servicio, y puesto a la cabeza de ellos pueda perseguir a todo traidor y castigarlo con el último suplicio; en la inteligencia que sólo un creo (sic) se le dará para que encomiende su alma al Creador, previendo que los intereses que se recojan de estos traidores serán repartidos entre los soldados que defiendan la justa y santa causa, y el mérito a que cada individuo se haga acreedor será recomendado al señor Capitán Comandante General de la Provincia. Y pido y encargo a los comandantes de las tropas del rey le auxilien en todo lo que sea necesario.
Cuartel General del Guayabal, noviembre 1º de 1813.26
Por la presente doy comisión al capitán José Rufino Torrealva para que pueda reunir cuanta gente sea útil para el servicio, y puesto a la cabeza de ellos pueda perseguir a todo traidor y castigarlo con el último suplicio; en la inteligencia que sólo un creo (sic) se le dará para que encomiende su alma al Creador, previendo que los intereses que se recojan de estos traidores serán repartidos entre los soldados que defiendan la justa y santa causa, y el mérito a que cada individuo se haga acreedor será recomendado al señor Capitán Comandante General de la Provincia. Y pido y encargo a los comandantes de las tropas del rey le auxilien en todo lo que sea necesario.
Cuartel General del Guayabal, noviembre 1º de 1813.26
Poco después Campo Elías y el grueso de sus
hombres partió al noroeste para participar en la batalla de Araure el 5 de diciembre, lo que fue aprovechado por Boves para reunir un
nuevo ejército.
Unidos en torno a Boves y con una bandera pirata como principal estandarte,27 un cuerpo de 4.000 llaneros aniquilo a la
columna del coronel Pedro Aldao en el paso de San Marcos.28 Aldao terminó con su cabeza clavada en una
pica.29 Esta victoria permitió la recuperación de
Calabozo, ciudad que fue saqueada el 14 de diciembre. En la matanza se contaron entre las víctimas a un
centenar de realistas peninsulares que salió a recibirlo.30 Posteriormente, la urbe se convertiría en la
base de operaciones del asturiano.31
Boves decidió avanzar con 3.000 infantes y
4.000 jinetes hacia los valles del Tuy y de Aragua;32 solo 600 tenían fusiles, el resto lanzas.33 Otras fuentes dicen que eran 2.000 fusileros,
1.100 lanceros a pie y 3.700 a caballo.34 Su objetivo era llegar a Valencia y Caracas
aprovechando que Bolívar estaba ocupado asediando Puerto Cabello, pero antes debería forzar la sierra de La Puerta, donde estaba atrincherado Campo Elías. Ahí
encontró su venganza por la derrota de Mosquiteros aniquilando al ejército
rival el 3 de febrero de 1814. Sin
embargo, poco después el caudillo comprobó la vulnerabilidad de sus milicias al
intentar asaltar plazas fortificadas. Fue rechazado el día 12 al
atacar La Victoria donde destacaron como defensores los
universitarios y seminaristas locales, motivo de que en Venezuela se conmemore
esa fecha como el Día de la Juventud. A pesar de todo, la peor
derrota fue el asedio al que sometió a San Mateo. Tres veces, los días 28 de febrero, 20 y 25
de marzo, intentó romper la defensa dirigida por Bolívar sin conseguirlo. La
derrota le costó más de un millar de muertos.35 Durante el asedio entró a caballo en la
mansión de la familia Bolívar y grabó su nombre en la puerta del vestíbulo con
un cuchillo.36 Mientras, el coronel Francisco Rosete había sido enviado con 2.000 soldados a
arrasar los valles del Tuy a su paso, cometiendo una brutal masacre en Ocumare el 11 de febrero.37 Posteriormente, ambos reunieron sus fuerzas,
alrededor de 4.000 hombres, casi todos a caballo.38 La infantería llanera, que estaba a cargo del
asalto de las ciudades, había resultado aniquilada.
Ante la propuesta del arzobispo Coll y Prat
de mediar en una guerra cada vez más violenta, Bolívar se limitó a responder
«ante la salud de la Patria, no puedo estar cediendo a mis sentimientos de
humanidad» en una carta escrita en Valencia el 8 de febrero.6
Bolívar, tras conocer la derrota de La
Puerta, temeroso de que 1400 prisioneros y heridos peninsulares o de afinidad
realista se alzaran en armas para sumarse a Boves, ordenó la matanza de 1253
monárquicos que se encontraban en las cárceles de Caracas y el hospital de La Guaira entre los días 13 y 16 del mes de febrero,
siguiendo las pautas del Decreto de Guerra a Muerte.39 Las ejecuciones se daban principalmente en la
mañana y el atardecer en la Plaza de Armas, la de San Pablo, La Trinidad y el Matadero,
lugares que resultaron cubiertos de sangre y restos humanos como evidencias de
lo sucedido ahí.40 Los prisioneros usualmente eran apuñalados o
macheteados en largas agonías para ahorrar municiones, los más afortunados
simplemente terminaban degollados o con sus cabezas aplastadas con grandes
piedras. En La Guaira se insultaba a los prisioneros ordenándoles llevar el haz
de leña con que quemarían su cadáver después. En aquellos espectáculos
macabros, mujeres locales bailaban ebrias sobre los cuerpos inertes.
Derrotado en San Mateo, Boves se enteró de
que Mariño marchaba con un ejército para liberar a Bolívar de su asedio y
decidió salir a su encuentro antes de que ambos unieran sus fuerzas. Lo
enfrentó el 31 de marzo en la sabana de Bocachica, cerca de Villa de Cura.41 Las feroces cargas de caballería llanera
fueron incapaces de romper las líneas de la infantería y artillería
republicanas. La batalla terminó cuando ambos bandos agotaron sus municiones,
el comandante realista se retiró con 3.000 sobrevivientes alGuárico,42 43 región llanera intransitable para sus
enemigos, donde su ejército podía subsistir y recuperarse gracias a su
conocimiento del terreno y sus recursos como del apoyo de la población.44 Mariño, viendo a sus tropas agotadas, se negó
a perseguirlo, posteriormente se reunió con Bolívar, hubo fricciones entre
ambos de inmediato y para evitar un conflicto mayor se nombró jefe del Estado
Mayor a Rafael Urdaneta (1788-1845) quien acompañó a Mariño en
sus acciones.45
Durante su retirada Boves se encontró
con José Ceballos mientras éste asediaba Valencia, tras
ser informado de los sucesos de Bocachica Ceballos levanto el asedio y se
retiró con su ejército a San Carlos (3 de abril). Mariño, envalentonado por su victoria, le atacó
en la sabana de Arao el 16 de abril a pesar de los consejos de Urdaneta; al
carecer de municiones estuvo a punto de sufrir un desastre militar. Tras esto,
finalmente, reconoció la necesidad de unir fuerzas con su rival, Bolívar.
La rivalidad entre el Libertador-Dictador
del Occidente (Bolívar) y el Libertador-Dictador del Oriente (Mariño)
se empezó a notar tras la acusación de este último al otro culpándole de la ola
masiva de deserciones,46 47 en efecto, su ejército se había reducido de
4.000 soldados justo antes de Bocachica a solo 2.000 tras Arao.48 Aunque el mando de jure estaba a cargo de Bolívar, de facto estaba dividido entre ambos caudillos
rivales, algo muy frecuente en las primeras etapas de las guerras
independentistas y que fue clave en su derrota.49 A esto hay que sumar las diferencias en la
composición de ambas tropas: los soldados de Bolívar eran andinos y los de
Mariño eran costeros.50 Sin embargo, el ejército reunido era
poderoso, 5.000 combatientes experimentados y apertrechados acantonados en
Valencia, incluidos 2.000 reclutas caraqueños.51 Entre tanto, Ceballos, tenía solo 2.500
hombres después de Arao52 y había sido reforzado por solo 400 jinetes
apureños y la pequeña escolta que trajo Cajigal desde Coro, es probablemente
que no tuviera más de 3.000 hombres para hacer frente.53 Por eso el historiador José Manuel Restrepo (1781-1863) estimó en 3.000
combatientes por bando al llegar el enfrentamiento decisivo en la sabana de Carabobo, rechazando las cifras tradicionales de
6.000 realistas y 5.000 republicanos.54
La batalla se libró el 28 de mayo. El ejército monárquico asumió una postura
defensiva, negándose a avanzar contra el enemigo, esperando que Boves llegara a
reforzarle pero nunca paso. Finalmente, Bolívar atacó con sus tropas, la
victoria republicana parecía decisiva. Entre muertos, heridos y prisioneros los
realistas habían perdido unos tres mil soldados; fueron capturados también
cuatro mil caballos, cinco mil fusiles, toda la artillería y el parque
completo.55 Ceballos escapo a Coro (región que había
aportado el mayor número de soldados al ejército destruido) y Cajigal a Apure,
donde logró reclutar una hueste de 3.000 jinetes con los que apoyo la ofensiva
de Boves posteriormente.56 Pero en esos momentos la única fuerza
realista capaz de enfrentarse a Bolívar era la hueste irregular que reunía
Boves en el Guárico, no obstante, el Libertador no marchó inmediatamente contra él con
todas sus fuerzas, en su lugar dividió a su ejército enviando 700 hombres con
Urdaneta al oeste, 1.100 soldados a perseguir a Cajigal y Ceballos para que no
auxiliaran al asturiano, 700 con él mismo volvieron a Caracas a calmar la
situación política y conseguir refuerzos y 2.300 con Mariño a finiquitar a Boves.55
Ribas crítico al Libertador por
dispersar sus fuerzas. Lo cierto es que había una razón política detrás: la
posición de Bolívar dependía del apoyo de sus oficiales y soldados ya que el
grueso del pueblo seguía siendo realista, debido a ello decidió dejar
satisfechos a sus lugartenientes dándoles mandos independientes.6 Acababa de cometer el error de subestimar al
caudillo de los Llanos.
Este último, a pesar de las peticiones de
ayuda de Cajigal, se negó a involucrarse en la campaña de Carabobo,
aprovechando el tiempo para conseguir refuerzos y apertrechar a sus tropas.57 Había recibido armas y suministros por vía
fluvial, armado a nuevos reclutas y recuperado la moral de su milicia58 organizando una flotilla encargada de traerle
armas en secreto desde las Antillas.59 Se levantó así un nuevo ejército llanero en
Calabozo, dos o tres mil soldados a pie y cuatro o cinco mil a caballo. En
total ocho mil hombres.10 60 61
Poco antes de la batalla decisiva, el
asturiano envió al arzobispo Coll y Prat a negociar con Bolívar. Se le informó
de los éxitos realistas en Chile y México, que Boves había sumado a su ejército
los dispersos de Bocachica y los fugitivos de Carabobo y le llegaban envíos de
armas y caballos procedentes de Guayana, siendo capaz de tomar Caracas.6 Finalmente, se le ofreció un armisticio
honorable, de prometer interceder en la desmovilización de otras fuerzas
insurgentes podría participar en el gobierno de la Capitanía General o del
Virreinato. Bolívar consideró llegar a ser un día virrey, aunque luego lo
desecho.
Mariño marchó solo a enfrentarse a Boves,
quien lo esperaba en la quebrada de La Puerta, el mismo lugar de su victoria
sobre Campo Elías. El campo de batalla elegido por el asturiano estaba cerca de
grandes planicies, si conseguía atraer al terreno abierto a los revolucionarios
su caballería quedaría en condiciones de invencibilidad.62 En un extremo estaba la sabana de Ocumare, La
Puerta en medio y la entrada del desfiladero en el otro lado, allí se
atrincheraron los republicanos.
La tropa de Mariño se componía de 1.500
infantes, 700 jinetes, 100 artilleros y 7 cañones,63 se les sumaron los 700 refuerzos que trajo
apresuradamente Bolívar desde Caracas poco antes de la batalla.55 En vista de lo vulnerable de su situación,
Mariño ordeno a sus tropas permanecer en su posición de combate toda la noche
anterior al combate. En la madrugada siguiente las tropas republicanas
permanecían muy ordenas mientras que las realistas cambiaban constantemente de
posición, el aparente caos servía para ocultar mejor el verdadero tamaño de
la División Infernal. El comandante rebelde los estimó en 3.000
hombres, las cifras que daban sus informantes, casi tantos como él disponía.64 En esos instantes llegó Bolívar con los
refuerzos, viendo el campo de batalla y sabedor de la anterior victoria de
Boves en el mismo lugar dio órdenes de comenzar la retirada a un sitio más
seguro, pero el asturiano se percató de inmediato y ordeno a sus batallones de
infantería apoyados por alguna caballería atacar, pronto el combate se
generalizado por todo el frente.
La hueste llanera cargó de frente dos veces
contra el batallón Aragua pero fue rechazada por el nutrido
fuego de infantería y artillería.62 Los monárquicos retrocedieron a la planicie y
Bolívar ordenó entonces la carga general. El batallón Barcelona en el flanco izquierdo, el Cumaná en el derecho y el Aragua en el centro.65 En ese momento salieron sorpresivamente tres
grandes unidades con más de mil quinientos jinetes cada una desde distintas
posiciones.66 Los republicanos huyeron aterrorizados y su
caballería fue aniquilada rápidamente por dos columnas.65 El Cumaná quedó rápidamente
cercado por la caballería realista por lo que su comandante, el coronel Antonio
María Freites, dio orden de formar un cuadrado defensivo. Todos los soldados
con una rodilla al piso pusieron sus fusiles al hombro y, al agotar sus municiones,
utilizaron las bayonetas como picas. Resistieron una y otra carga hasta que
todos murieron. Freites, al final, se suicidó.65
Los comandantes del ejército republicano se
dieron cuenta de que habían sido vencidos y escaparon como pudieron. Bolívar
por Villa de Cura y Mariño por San Sebastián. Más de mil de sus soldados
quedaron muertos en el campo de batalla, incluidos el ministro Antonio Muñoz Tébar,
Manuel Aldao, Ramón García de Sena y el coronel Pedro Sucre. Diego Jalón fue capturado y decapitado.67 Parece ser que, en 1811, éste había arrestado
a Boves en San Carlos cuando intentaba unirse a los revolucionarios.68 Hasta mil quinientos soldados vencidos fueron
capturados y fusilados.69 Toda la artillería y tres millares de fusiles
cayeron en manos de Boves.70 Menos de mil integrantes del ejército
republicano consiguieron volver vivos a Caracas.71
La derrota en la quebrada significó la
condena de la Segunda República. Boves, no obstante, no marchó inmediatamente
sobre Caracas. Consideró que, primero, debía apoderarse de Valencia, urbe
defendida por el gobernador militar, coronel Juan de Escalona, y el doctor
Miguel Peña.72
Asedio
de Valencia
El 17 de junio el asturiano avanzó sobre La Cabrera, pueblo
defendido por 500 hombres capitaneados por el coronel José María Fernández, el mismo día capitularon y todos los
sobrevivientes fueron degollados.73 Otras fuentes hablan de 1.600 ejecutados.74 El día anterior, justo después de su victoria
en La Puerta, el caudillo envió a su vanguardia a cargo del capitán Ramón
González contra Caracas; 1.500 jinetes, los primeros que entraron en ella
el 8 de julio, saqueándola de inmediato.75
Boves llegó a Valencia en la jornada del 19.
Inicialmente invitó a los defensores a rendirse bajo la amenaza de que sí
luchaban mataría a todos los que en la urbe moraban. Tras ser rechazado su
ofrecimiento ordenó el ataque contra la ciudad pero fracaso. Pasarían tres días
más para que los realistas pudieran lanzar un nuevo ataque, que también fue
rechazado.73 Solo tras conseguir ubicar su artillería en
puntos estratégicos desde donde podían bombardear el centro de Valencia se
consiguió algunos avances. Un nuevo asalto general fue nuevamente rechazado el
28, pero para ese entonces la situación de los defensores era insostenible. Les
era obvio que no recibirían auxilios del exterior, más de seiscientos heridos
se amontonaban en los hospitales locales sin suministros médicos y empezaban a
sacrificar todo tipo de animales para alimentarse.76 El 3 de julio los defensores habían sido reducidos a menos
de dos centenares, entonces hubo un nuevo ataque que consiguió apoderarse de
parte importante de la ciudad. Al día siguiente llegaron numerosos refuerzos de
Cajigal, Ceballos y La Calzada. Todo acabó el día 9 con la capitulación de la
ciudad bajo el compromiso de Boves de perdonar la vida a los rendidos.
Durante la noche próxima se produjo una de
las matanzas más infames de la guerra. Boves invito a los altos funcionarios y
oficiales de Valencia a un baile en honor de su victoria, mientras ordenaba a
las mujeres bailar un canto popular llamado El Piquirico sus
parientes varones eran ejecutados.77 Trescientos soldados, sesenta oficiales y
noventa civiles fueron asesinados,78 y eso a pesar de que el caudillo prometiera
ante el Santísimo Sacramento respetar las condiciones de la capitulación.79 Entre sus víctimas destacan el músico y
jurista Francisco Javier Ustáriz, el poeta Vicente Salías, el licenciado Miguel
José Sanz, también los compositores Juan Caro de Boesi y Juan José Landaeta que
fueron forzados a tocar El Piquirico hasta el final de las
ejecuciones, momento en que fueron fusilados ellos también.80
El asturiano de inmediato dividió su
ejército: 2.000 jinetes irían bajo su mando personal a Caracas mientras el
resto de la tropa, 6.000 u 8.000 llaneros a pie y a caballo bajo la dirección
de Morales, debían interceptar a la columna de refugiados que huía al este.77 81 Aunque otras fuentes dicen que dividió su hueste
en dos mitades de 4.000 guerreros cada una.82
Aprovechando que Boves asediaba Valencia
Bolívar consideró inicialmente resistir a ultranza en Caracas, pero dado lo
escaso de su tropa y ante el miedo que los esclavos se alzaran decidió ordenar
la retirada que comenzó el 6 de julio.83 84 En el día siguiente siguió sus pasos una
enorme masa de refugiados,76 más de 20.000,78 con solo 1.200 soldados para defenderlos.85 Otros 5.000 se quedaron en la ciudad,
principalmente realistas.86
Nueve días más tarde entraba Boves a Caracas,
iniciándose tiempo después la persecución de aquellos involucrados en las
matanzas de españoles.87 Permanecería ahí hasta el 26, cuando parte a
apoyar a Morales tras dejar en la capital a su vanguardia acantonada y reclutar
a varios monárquicos locales. La columna de refugiados entre tanto, llegaba
a Barcelona el 27 de julio, durante la marcha más de 12.000 gentes habían
muerto, víctimas del hambre, agotamiento, fieras, clima, enfermedades, llaneros
y serpientes.88 De los sobrevivientes, algunos siguieron por
tierra a Cumaná, los que pudieron embarcaron a las Antillas.
El 18 de agosto Morales intenta interceptarlos en Aragua de Barcelona, el
combate es encarnizado, muere un millar de monárquicos y otro tanto de
republicanos, dos mil llaneros son heridos.89
A finales de agosto y comienzos de
septiembre José Félix Ribas (1775-1815) reunía una importante tropa
en Maturín con apoyo de Bermúdez a la vez que Piar se hacía fuerte en Isla Margarita. Ribas y Piar terminaron por desconocer el rango
de Bolívar y Mariño, obligándoles a exiliarse en Cartagena de Indias. Morales decidió asedia a Ribas y Bermúdez,
llegó el 7 de septiembre a la ciudad y la puso bajo sitio, pero
cinco jornadas después los republicanos salieron de sorpresa contra el
campamento realista aprovechando que no había vigías. La horda llanera incluía
3.090 jinetes y 3.400 infantes,90 pero 2.200 murieron, 85 fueron heridos y 865
capturados junto a 2.100 fusiles.91Tras el desastre Morales se refugió en Urica para
unirse con Boves.
Los republicanos han conseguido reclutar más
de 6000 soldados, pero están agrupados en dos núcleos distintos: en Cumaná Piar
ha reunido 2000 efectivos entre locales y margariteños;92 en Maturín Ribas y Bermúdez 2200 infantes y
2500 jinetes, incluyendo varios centenares de prisioneros.93 Los dos últimos esperaban marchar contra
Morales antes de que se reuniera con Boves mientras Piar debía distraer al
asturiano.94 Posteriormente irían contra el caudillo pero
aquel demostró una velocidad tan en la campaña que consiguió aniquilar por
separado a los grupos revolucionarios.
Mapa
de las guerras entre 1806 y 1814 en las actuales repúblicas de Colombia y
Venezuela.
Entre tanto Boves marchaba al oriente, a su
hueste se les suman numerosos realistas, especialmente de Barcelona y Cumaná.95 El 15 de octubre la primera es saqueada. Al día siguiente se
encuentra en la sabana de El Salado con la tropa de Piar al que aplasta, Cumaná
es incendiada esa misma fecha. La tropa de Boves se compone de aproximadamente
cinco mil combatientes.92 Poco después el caudillo intercepta a Rivas y
Bermúdez en Los Magueyes cuando marchaban contra Morales, el
primero decide retroceder a Maturín pero el segundo, con dos mil soldados, opta
por presentar batalla. Boves obtiene así el 9 de noviembre una nueva victoria.94
Poco después Morales consigue reunirse con su
comandante, ambos juntan más de 8.000 efectivos.94 Rivas y Bermúdez aún tienen unos 4.227 con
los que salen a enfrentarlos en Urica el 5 de diciembre. Ahora el desastre es definitivo, se dice que
hasta 3.000 soldados republicanos fallecen en ese campo.96 A pesar de lo decisiva de la victoria por ser
destruido el último ejército revolucionario en Venezuela, se produce también
otro suceso: el precio a pagar por los realistas fue la muerte de su
carismático comandante, José Tomás Boves. Según varias versiones, su pecho fue
atravesado durante el choque de caballerías por la lanza del oficial Pedro Zaraza (1775-1825).97
Muerte de Boves en Urica.
Boves, tan cruel y astuto como carismático y
valiente, tuvo una breve pero destacada carrera militar desde su reclutamiento
el 20 de mayo de 1812 hasta
su muerte el 5 de diciembre de 1814. En
su momento de mayor poder era el amo absoluto de los Llanos,
capaz de movilizar una hueste que empequeñecía a las unidades de aliados y
enemigos, 6.000 a 7.000 jinetes y 2.500 a 3.000 infantes.98 Menos de 160 eran europeos.99 Todo gracias a que supo ganar para su causa
el resentimiento social de la masa de negros, indios y pardos identificando a
los republicanos con los blancos propietarios, dándoles una justificación para
sus matanzas.3 100 Esto último no era del todo demagogia, habían
sido los blancos ricos e imbuidos por las ideas de la Ilustración los que habían iniciado la guerra.101 Este discurso de promesas concretas resultaba
atractivo para poblaciones cuyas nociones de lo que era la monarquía eran muy simples.102 Desde su punto de vista, el poder real era
visto por buena parte de la población como un control lejano del poder de las
élites locales en defensa de los pequeños burgueses y gentes de color.99 En el caso específico de los llaneros, el
poder real era un freno para las ambiciones de los comerciantes y
terratenientes caraqueños deseosos de usurparles sus tierras, acabando así con
su modo de vida tradicional.103
Como otros caudillos apoyaba su poder en el
prestigio conseguido por sus victorias entre sus lugartenientes, soldados y el
pueblo (entendido como una forma mucho más concreta que las abstracciones de
los ideólogos políticos) identificando sus intereses y objetivos con los de
éstos; gozando de un poder personalista, autoritario y arbitrario que podía
volverlo un déspota para algunos y un salvador para otros.104 Boves, como jefe militar de los
individualistas y desconfiados llaneros, su autoridad se depositaba en una
disciplina de hierro.15
Repartía entre sus mejores guerreros a las
damas aristocráticas que capturaba. También frecuentemente antes de fusilar a
los prisioneros ordenaba disparar salvas de pólvora para ver sus expresiones de
terror al creer que morirían, a muchos oficiales de alta cuna los toreaba y
clavaba banderillas en la nuca, a otros simplemente los decapitaba.3 36Su Legión Infernal solía masacrar
a todos los blancos en cada pueblo que encontraba, sin distinguir entre edad o
género, sin importar que fueran españoles o criollos.105 Según los escritos del capellán de la División
Infernal, Ambrosio Llamozas, Boves venía masacrando a los blancos desde
Mosquiteros.106 Sus matanzas de blancos, en especial
mantuanos, llegaron a tales niveles que muchos terminaron diciendo que planeaba
exterminar a los criollos para repoblar Venezuela con "gallegos".102 Solía permitir a sus tropas el saqueo de los
bienes de sus enemigos y llevar a cabo todo tipo de excesos.107
Rebelión
popular
Tras la invasión francesa de 1808 se
produjo un desorden institucional que llevó al colapso de los sistemas
políticos tradicionales. Mientras las autoridades oficiales de mantuvieron no
hubo mayor conflicto en Venezuela, de hecho, ese año la segunda incursión
de Francisco de Miranda (1750-1816) será unánimemente
rechazada.108 Sin embargo, gracias al ambiente intelectual
generado por las obras ilustradas entre las élites mantuanas su caída estaba
pronta, iniciándose un conflicto entre la Junta Suprema de Caracas (autodenominada representante
del rey) y la Junta Suprema Central (depositaria de los poderes del
apresado monarca) en 1810. Las consecuencias fueron la guerra civil,
la insurrección popular de los marginados y finalmente, los gobiernos personalistas, primero Monteverde y luego, en forma más
acuciada, de Boves.101 Algo que heredaron los gobiernos
independentistas y decimonónicos.108
El caudillismo surgió en Venezuela como consecuencia de
la anarquía reinante en las etapas finales de la
Primera República, sobre todo en aquellas áreas de dominio republicano (1812). En
aquellos momentos el poder estaba en el personaje con la capacidad de atraer y
armar a un grupo de seguidores.109
La caída del orden colonial estaba siendo
sucedida por gobiernos débiles, lo que permitía a caudillos regionales,
descontentos con el reparto del poder, romper la frágil paz institucional y
armar expediciones para derrocar al poder instalado en Caracas. En 1812,
Monteverde se apoyó en los corianos; en 1813, Bolívar alzó a los andinos y
Mariño a los orientales o guayaneses; y, en 1814, Boves hizo lo propio con los
llaneros. Este fenómeno continuó durante las posteriores guerras civiles.110
Las causas del rápido éxito de Monteverde
habían sido la anarquía y debilidad militar de la dictadura de Miranda, el
rechazo popular a la Primera República y el alzamiento de los negros.15
En efecto, entre 1811 y 1816, los esclavos,
libertos y campesinos se rebelaron contra la clase dominante criolla y su orden
socioeconómico.111 En varios lugares fueron alentados por
españoles aunque estos tuvieron que huir al comenzar las matanzas de blancos,
siendo las provincias más afectadas Cumaná y Margarita.112 Este alzamiento significará la pérdida del
apoyo mantuano a Miranda y su caída.
Entre la entrada de Monteverde en Caracas y
la muerte de Boves se desata la fase de mayor violencia y expansión de la
rebelión que supuso el colapso de una nueva «república mantuana».111 La guerra de razas o castas empezó a volverse
cada vez más sangrienta desde 1813.113 Se inició un círculo vicioso en el que cada
bando buscaba ganarse o aterrorizar al pueblo siendo más violento que el
contrincante.80 En todo caso, desde la llegada de Monteverde,
la situación era pavorosa para los venezolanos: la economía arruinada por la
guerra, un devastador terremoto, despoblación de provincias enteras, emigración
de los comerciales, fuga de capitales a las Antillas, hambruna por no poderse
producir alimentos y malas políticas de la tiranía del canario y sus asesores.102 El reconquistador jamás aplicó la Constitución de Cádiz: solo su ley de conquista, que
no era más que la violenta persecución de cualquier sospechoso de ser afín de
la rebelión, lo que fue un factor clave en el éxito de la Campaña Admirable de
Bolívar. Luego vino la Guerra a Muerte, que fue un eficaz método
para financiar la guerra: los bienes de los españoles asesinados se repartieron
entre oficiales, soldados y Estado.114 El mismo Bolívar decía:
Será mérito suficiente
para recibir premio o grado en el ejército, presentar un número de cabezas de
españoles europeos o isleños (canarios): el soldado que presente 20 cabezas
será ascendido a alférez, 30 valdrán el grado de teniente; 50 el de capitán
(...).80
Esta etapa, caracterizada por la degollina y
el robo, no dejó más que muerte y cenizas a los venezolanos.101 Bolívar apodó a Boves el azote de
Dios, comparándolo con el huno Atila y acusándolo de ser responsable de la muerte
de ochenta mil personas en sus campañas 1814 fue
conocido como el Año terrible en Venezuela. Durante los
constantes combates, masacres y devastación que asolaron dicha tierra murieron
entre cien y ciento cincuenta millares de seres humanos.115 Según los estudios del historiador Francisco Antonio Encina (1874-1965) de los 12.000 peninsulares
y canarios y 220.000 criollos que vivían en Venezuela al comienzo de la guerra,
7400 de los primeros habían muerto en combate o fueron masacrados por los patriotas
entre julio de 1813 y abril de 1814, y 200.000 criollos habían sido masacrados
antes de llegar Morillo por ser las víctimas preferidas de Boves, Morales y
Yáñez.116 Por esta razón, el arzobispo Narciso Coll y Prat (1754-1822) dijo que «Boves era un
héroe para destruir, no un hombre para edificar».109
Miquel Izard Llorens, historiador de la Universidad de Barcelona sostiene que la famosa crueldad de
Boves y sus tropas es producto de un largo trabajo de difamación elaborado en
la época posterior a la independencia venezolana.23 Sin embargo, la mayoría de los historiadores
sostienen que Boves, su lugarteniente Morales y sus huestes saquearon las
ciudades de Valencia, Caracas, Cumaná, Barcelona y Maturín, cometiendo terribles masacres y logrando un
gran botín.117 Con Boves, el número de degüellos, azotes,
descuartizamientos, desollamientos, descogotados, cepos, desorejamientos y
colgamientos en ganchos practicados por los realistas alcanzaron una escala
terrorífica.80 Como señala un historiador:
(...) en Venezuela se
derramó más sangre en aquel año que en toda la Revolución Francesa. Ningún pueblo ha conocido una lucha de
clase de esa magnitud.118
Entre 1815 y 1816 se dará una baja en la intensidad
del conflicto gracias al licenciamiento de muchos llaneros, la llegada de un
ejército profesional desde la metrópolis, el discurso más inclusivista de los
rebeldes y la ausencia de grandes operaciones bélicas. Cuando la guerra se
reactive ambos bandos mostraran un lado mucho más humanizado,119 pero la guerra arrasará con mayor o menor
intensidad Venezuela hasta 1821, momento en que dejaran de librarse en su territorio
las principales operaciones militares.16
Caudillismo
El fenómeno del
caudillismo fue una de las peores consecuencias de la guerra independentista,
acompañando el país por casi un siglo hasta la imposición final del poder civil
en 1903.120 Es la causa de que diversos historiadores
consideren a los caudillos agentes de la barbarie, atraso en la
institucionalidad del país, luchadores de la igualdad o hasta democratizadores
nacionales.121 Por eso mismo, Boves ha sido visto usualmente
como un antihéroe, símbolo del retroceso a los estados más primitivos y
bárbaros de la sociedad.15
Al eliminar el sistema de castas Boves fue
considerado por el historiador Juan Vicente González (1810-1866) como «el padre de la democracia
venezolana»; democracia entendida como un factor de igualdad
social.109 Esta afirmación es criticada por Augusto Mijares (1897-1979), un personaje llamó a los
venezolanos a matarse entre sí en nombre de sus diferencias étnicas o sociales
no puede ser un genuino democratizador. La democracia no nació de caudillos
como él sino de las ideas de los revolucionarios y azares del destino.122 Sus hordas de llaneros seguían al caudillo
con una espontaneidad que Bolívar nunca consiguió de las propias.123 Un «fanatismo de tribu islámica» que los
hacía en extremo valientes en las cargas de caballería que el mismo asturiano
encabezaba.124
Los líderes rebeldes por otra parte, debieron
enfrentar constantemente a poblaciones muy divididas y reacias a movilizarse,
debiendo depender de sus dotes personales de mando más que una sólida
institucionalidad, elemento clave en la preponderancia del caudillismo durante
la construcción posterior de los Estados hispanoamericanos.125 Debían ser a la vez militares (tácticos y
estrategas), estadistas (organizadores de un Estado) y soldados (combatientes
que sabían hacer lo mismo que el resto de la tropa); personas que por medio de
la disciplina y la confraternización con la tropa pudieran ganarse a los
soldados para que identificaran su causa ideológica con sus intereses sociales
o étnicos.126 Por ejemplo, tras el colapso del sistema
militar tradicional colonial de milicias en 1812 y el apoyo de las guarniciones
regulares a Monteverde, los independentistas debieron realizar levas en
masa con las que defender la Segunda República. Tras la caída de ésta habrá que
esperar hasta 1817-1819 para que vuelva a reconstruirse una tropa armada
rebelde, esta vez como el Ejército de la Gran Colombia.127
El historiador Samuel Phillips Huntington (1927-2008) propuso no usar el
término caudillismo sino que pretorianismo oligárquico por el bajo nivel de institucionalización y
participación política decimonónica. Surge antes de que se formen ejércitos
nacionales modernos y verdaderamente efectivos, cuando los caudillos por medio
de amenazas y violencia podían intervenir militarmente en la política civil para
conseguir sus fines.128 La debilidad de los ejércitos estatales era
producto de la falta de modernización en el material bélico y pobre
profesionalización de oficiales y soldados (muchas veces los gobiernos solo se
preocupaban de lo primero), por esto muchos militares hacían carreras
influyentes en la política. Sin embargo, otros estudiosos distinguen a
estos pretorianos de los "genuinos caudillos" y
clasifican a los militares en tres grupos: militares de carrera o
profesionales, que servían libres de personalismos o intereses políticos;
pretorianos o militares-políticos, que ejercían indebida influencia en la
política; y caudillos o guerreros personalistas políticos.129 Los primeros venían de lo mejor de la
excelencia militar hispánica y las reformas borbónicas de mediados del siglo XVIII, los segundos eran fruto de las distorsiones
asociadas al proceso independentista y los terceros resultaron de los lazos
de clientelismo entre patrones y trabajadores del
periodo colonial.
Otros autores sostienen también que durante
las guerras independentistas se encontraron en el mismo bando rebelde dos polos
opuestos:24 políticos y militares de carrera,
provenientes usualmente de grandes ciudades, más imbuidos por las ideologías,
vistos como representantes de la élite administrativa y económica, buscaban
crear ejércitos regulares que sirvieran de base para organizar los nuevos
Estados de forma ordena y coherente; jefes rurales informales, dueños de un
poder unipersonal sobre sus seguidores, a quienes sus milicianos obedecían en
tanto defendieran y satisficieran sus intereses ya que estos líderes
carismáticos conocían sus condiciones de vida y anhelos de cambio material,
ellos mandaban las guerrillas locales. Los ejércitos independentistas son una
mezcla de ambos con un peso mayor de los segundos, en tanto que los primeros
eran usualmente oficiales de las milicias americanas, posteriormente esos
cuerpos de milicianos serán reemplazados por unidades de profesionales en las
últimas etapas de la guerra.127 126
Los denominados «guerreros personalistas
políticos» eran sujetos usualmente carismáticos, capaces de identificar sus
intereses personales a los populares y movilizar seguidores, esto último era
fundamental puesto que un caudillo «no podía dejar de ser era el jefe de una
hueste armada». Se los clasifica en tres categorías distintas: caudillos
menores, gamonales o caciques dominantes en una zona local pequeña;
provinciales o regionales con poder sobre una comarca o unidad sub-estatal; y
nacionales, de los que por definición podía haber solo un a la vez en cada
país, cuyo poder venía de la violencia, compromisos y negociaciones con sus
pares.130 Laureano Vallenilla Lanz (1870-1936) dice que el caudillismo se
expresaba de dos modos: anárquico y despótico. El primero periodo de lucha
general por el poder donde ningún bando logra imponerse completamente como
entre 1846-1849 y 1859-1863. El
segundo es cuando termina imponiéndose un solo líder nacional, un «hombre de
compromisos», que impedía nuevos periodos de guerra.
Relación
con el mando realista
Boves y Monteverde tienen similitudes:
comandaron las reacciones contrarrevolucionarias de la población local y una
vez triunfantes se negaron a reconocer a sus legítimos superiores108 131 e iniciaban sus propios gobiernos y
beneficiaban a sus partidarios con puestos de poder: Monteverde a los canarios132 y Boves a los pardos.133 Posteriormente el régimen de Monteverde será
reconocido por Cádiz,108 Boves morirá demasiado pronto como para eso.
Se puede entender de este modo porque el
popular y exitoso Boves se negaba a seguir las órdenes provenientes de Cajigal,
cuyo gobierno estaba a punto de colapsar.109 Esto quedó patente tras La Puerta, cuando al
capitán general, hombre moderado pero débil, le escribió «He recobrado las
armas, municiones y el honor de las banderas españolas que S.E. perdió en
Carabobo».15 Siguiendo el ejemplo de Monteverde, el
ambicioso asturiano de no morir prematuramente en Urica hubiera sido otro
dictador del país.
Debido a su falta de reconocimiento de la
autoridad de Cajigal, su exterminio de blancos o la repartición de tierras
entre los pobres algunos autores consideran que Boves no era un verdadero
realista, sino que era un subterfugio su adhesión a este bando,133 tal como declararía Hugo Chávez (1954-2013) en un evento oficial.134 Quizás por no querer aceptar que hasta 1815,
por lo menos, la mayoría de los venezolanos eran monárquicos135 y el conflicto vivido no fue uno entre países
sino una guerra civil donde España simplemente auxilio a esa
mayoría.99 La proyectada «guerra continental contra
España» había fracasado,24 hasta esos momentos la mayoría de los
americanos eran realistas y siempre la mayoría de los realistas fueron
americanos. Solo la llegada de la expedición ultramarina permitió el final del
conflicto interno.80 Sin ese apoyo la guerra jamás hubiera podido
durar tanto ni ser tan sanguinaria,99 su pérdida fue la causa determinante de la
victoria independentista.
A su muerte el mando lo asumió su segundo,
Francisco Tomás Morales, quien se dice estuvo involucrado en el deceso de su
predecesor. En la noche inmediatamente posterior a Urica ejecutó a todos los
oficiales realistas que en la asamblea convocada propusieron reconocer el mando
de Cajigal.136 Morales asumió el poder absoluto en
Venezuela, persiguiendo a las últimas unidades rebeldes en el país hasta la
llegada de la Expedición Pacificadora de Morillo, 10.642
soldados veteranos de la Guerra de Independencia Española, momento en que sometió a la nueva autoridad,
partiendo a la Nueva Granada.137 138 Al caer Cartagena de Indias masacrara a 400 civiles inocentes y en
la batalla de Carabobo demostrara su indisciplina retirándose
con el grueso de la caballería al comenzar el combate.
Su falta de obediencia a sus superiores ha
sido vista por algunos como una señal de que sí no hubiera perdido la vida en
Urica la guerra civil desatada habría continuado, esta vez entre sus milicias y
el ejército venido desde España.101 Después de todo, al momento de su
fallecimiento diversos actores en el conflicto, de los dos bandos involucrados,
estaban ya buscando un modo de deshacerse de él y poner fin a la carnicería.
Esta sería una de las causas del envío del ejército peninsular.133 No es del todo impensado, cuando la
expedición desembarcó en Venezuela más que a combatir a los rebeldes se dedicó
a restituir el antiguo orden social.105 Su comandante, Pablo Morillo (1775-1837), simplemente siguió las pautas
del rey para restaurar el statu quo de 1808, lo que a la larga se demostró
imposible.
Fue llamada diablocracia que
crueles caudillos asumieran el mando y consiguieran ascender socialmente
gracias a su brutalidad y capacidad de desatar la violencia usualmente
contenida de los sectores más humildes y apartados de la sociedad.139 Hombres como Monteverde, Yáñez, Boves,
Morales, Zuazola, Antoñanzas, Puy y Cervériz.80 Este término también fue utilizado por los
monárquicos para denominar a los gobiernos republicanos e independentistas
instaurados por los revolucionarios.140
Pero él y sus lugartenientes no fueron los
únicos personajes despiadados que destacaron en la independencia venezolana, se
pueden mencionar al coronel Manuel Cogorza Lechuga (1796-1814) o al mismo Arismendi, ambos
encargados del cumplimiento de las órdenes de Bolívar referidas a la Guerra
a Muerte. También se ha acusado que el sangriento comportamiento de Boves
fue una respuesta de los realistas, en especial españoles y canarios, a las
masacres que empezaron a sufrir por parte de los rebeldes después de que ésta
fuera decretada por Bolívar.131 102 Dicha táctica había sido iniciada por Bolívar
y asociados responsabilizando a los españoles de la violencia de la guerra,
pero en Venezuela ni había tantos peninsulares ni se enviaron muchos soldados.99 De hecho, cuando se envió finalmente el gran
contingente de Morillo fue que la guerra empezó a bajar su intensidad,
licenciándose a las milicias llaneras y reemplazándolas con tropas de línea.141
A pesar de actuar de forma autónoma, se debe
señalar que Boves recibió órdenes y rangos por parte del Consejo de Indias por correspondencia.115 Tras su muerte, su madre y dos hermanas, por
orden del rey Fernando VII (1784-1833), fueron beneficiadas con
una pensión y honores de por vida. Ciertamente, a Boves más que las riquezas
materiales le interesaba el poder y la venganza contra los mantuanos que
consideraba culpables de sus desgracias personales.15
El apoyo de los llaneros era fundamental para
quien lo tuviera. Su región era siempre rica en recursos, con un inagotable
suministro de valientes reclutas acostumbrados a una vida dura, jinetes muy
buenos en la guerra móvil, disciplinados, veloces y capaces de gran
improvisación.31 142 143 Su vida semi-nómada como arrieros de ganado o
peones de hatos los acostumbraron a cabalgar sin monturas y a combatir con
lanzas artesanales hechas con las rejas de ventanas.102 En cambio, las regiones andinas o de la costa
noroeste apenas participaron en la guerra. Poblaciones sedentarias poco belicosas
y que producían recursos de forma estacional, quien tuviera el apoyo de solo
estas últimas sin duda sería derrotado.143 Por ejemplo, en 1814 ambos bandos habían
agotado los recursos de las zonas andinas y costeras donde dominaban, solo los
llaneros permitirán a los monárquicos continuar la guerra y vencer tras perder
al ejército coriano en Carabobo.102
La región de los Llanos venezolanos y
neogranadinos tenía poca ciudades aunque la más importante era Calabozo, su
población era escasa y dispersa en comparación a su extensión, las noticias
iban lentas y erráticas, sin vías formales de comunicación.31 Su economía se centraba en la captura del
ganado cimarrón y su cría en hatos.
Aunque los llaneros tenían por costumbre pastar sus animales libremente por el
territorio, los mejores lugares quedaron en manos de hacendados que rápidamente
generaron lazos de clientelismo con sus peones.144
A pesar de que algunos eruditos sostienen que
sus pobladores vivían en una especie de sociedad de gentes libres, iguales,
solidarias, pacíficas y hasta agnósticas,23 esto choca con la gran mayoría de fuentes y
opiniones de estudiosos (como con la crueldad y habilidad guerrera demostrada
por los llaneros). La mayoría considera la región como un «territorio de
frontera» donde el robo de ganado era común y frecuentemente impune puesto que
la autoridad española apenas hacía sentir su influencia.145 Numerosas partidas de esclavos fugitivos
escapaban ahí y formaban bandas de forajidos. Esto creo entre los llaneros un
sentimiento de autonomía que defendería ferozmente de quien la amenazara. La
guerra convirtió a los delincuentes en guerrilleros y a algunos en caudillos.146
Varios historiadores han comparado a los
llaneros venezolanos con los gauchos rioplatenses.147 Poblaciones mestizas, lanceros nómadas, de
regiones planas y abiertas (Pampas y Llanos),
criadores de vacas y caballos en tierra realenga, acostumbrados a vivir con lo puesto que pasaban
de servir de una estancia a otra.148 Combatirían del lado de sus caudillos toda
esa centuria después de las independencias en las guerras civiles argentinas y venezolanas; y como con Boves muchos historiadores han
considerado a personajes como los cabecillas federales Facundo Quiroga (1788-1835), Estanislao López (1786-1838) y Juan Manuel de Rosas (1793-1877) como agentes del salvajismo
mientras que sus rivales unitarios de la civilización.149 Se diría:
La plebe se puso en
armas y de ella brotaron como emanaciones telúricas, los caudillos de la
guerra. Para los siervos y esclavos, que nada entendían de constitución y
concepciones jurídicas, el enemigo natural resultaba ser, precisamente, el gran
propietario de tierras, el acaudalado comerciante en bienes de consumo básico
(...).El gaucho y el llanero resultaban por su propia condición, guerreros
natos. Muy pronto surgieron bajo las órdenes de caudillos que entraron en la
leyenda como expresiones avasalladoras de la violencia elemental: un Quiroga en
la Argentina, un Boves en Venezuela.150
Bandera de Cabrera,
similar a las usadas por Boves y Quiroga.
Deseando disminuir la intensidad del
conflicto social y reconciliarse con los mantuanos y revolucionarios tiene que
limitar el poder adquirido por las masas populares y sus caudillos. Se
destituyeron de sus cargos a numerosos pardos y llaneros premiados por
Monteverde y Boves.151 Defraudados por esta política, el grueso de
los venezolanos podrán sus esperanzas de una mejor vida en los líderes
rebeldes. Además, promoviendo la humanización de la guerra Morillo prohibió los
saqueos, disminuyendo el botín del pillaje. De hecho, con el país bajo el
control monárquico la única forma de poder saquear era uniéndose a los
rebeldes.139 152 Fue este último factor era posiblemente la
principal causa de que se les sumaran tantos millares de hombres junto a la
promesa de ascenso social,109 durante el breve gobierno de Boves en Caracas
los puestos de mayor importancia fueron ocupados por llaneros y libertos.133 Previendo la reacción negativa, un numeroso
contingente de tres mil llaneros fue enviado a Nueva Granada.153 Inicialmente Morales se opuso a esta medida
por temor a que sus tropas desertaran.126
En cuanto al saqueo, los caudillos siempre lo
practicaron, en especial, los rebeldes que carecían de ingresos regulares
mientras negociaban el apoyo económico británico.126 Por ejemplo, Páez tenía al robo como método
exclusivo de pertrechar y pagar a sus huestes152 y tras vencer a Cajigal en Carabobo Bolívar
permitió a sus guerrilleros hostilizar al enemigo y quedarse con el armamento,
utensilios y vestimentas que capturasen.126 También recurrieron a métodos más
sofisticados: embargo de bienes, préstamos forzosos, multas y donaciones.
Hasta la llegada de la expedición los
caudillos locales habían sido los principales enemigos de la revolución, aún
más que los «ejércitos propiamente realistas» (tropas regulares) pues tenían
mayor autonomía y recursos que estos últimos, y los usaban sobre todo para
defender y expandir sus haciendas. Otra causa de la pérdida del apoyo de estos
cabecillas fue el miedo a perder el liderazgo autónomo conseguido frente al
recién llegado Morillo.154 En algunas regiones la guerra fue constante
por cinco, diez o hasta quince años y la única autoridad a la que se podía
recurrir por protección durante y después del conflicto era el caudillo cuyo
dominio se veía así legitimado, por eso tras la independencia quedaba listo un
escenario de guerras entre jefes rivales. Como dijo el portugués Joaquim Pedro de Oliveira Martins (1845-1894) sobre la devotio ibérica «los pueblos ibéricos acuden como por
instinto a sus tradiciones más primigenias».155
En la práctica el ejército de Morillo solo
sirvió para radicalizar a los opositores al monarca y hacerlos ver su lucha
como una resistencia hasta la muerte, su dura política de represión contra los
insurrectos o sospechosos, en especial criollos, solo contribuyo a la pérdida
de apoyos a la monarquía.156 Debe mencionarse que inicialmente el español
intento una política de amnistía con los anteriores rebeldes, como con Juan Bautista Arismendi (1775-1841), quien fue perdonado a
pesar de los consejos de Morales, ya que había sido verdugo de numerosos
prisioneros españoles.157 En cuanto Morillo partió a Cartagena de
Indias Arismendi se escapó a Isla Margarita, donde alzo a los locales y masacro a la
guarnición realista. Tras esto los indultos se hicieron más difíciles de
conseguir.
Ni Morales ni Morillo consiguieron jamás el
dominio sobre los feroces llaneros, serán hombres como José Antonio Páez (1790-1873), Manuel Cedeño (1784-1821), José Gregorio Monagas (1795-1858), José Antonio Anzoátegui (1789-1819), Francisco de Paula Santander (1792-1840), Ramón Nonato Pérez (1778-1819), Juan Nepomuceno Moreno (1779-1839) y Pedro Zapata126 158 los que con su fama ganaran el apoyo de estos
jinetes.159 Hábilmente Bolívar consiguió el apoyo de estos
personajes, clave en su victoria final.143 En palabras de Morales, personaje que partió
a Nueva Granada justo cuando los republicanos empezaban a establecer sus
guerrillas en los Llanos, Boves tenía características personales que le
permitieron unificar a las partidas de llaneros que ni los independentistas
pudieron:
Boves tuvo la fortuna de
penetrar los sentimientos de los llaneros, gente belicosa que es necesario
saberla manejar. Comía y dormía con ellos. Tenía un no sé qué, que le atraía su
simpatía. Los dominaba con imperio. Llegó a mandar 19.000 hombres de los que
podía presenta en una acción 12.000 (…) Boves fomentó la insurrección con el
bando de Guayabal del primero de noviembre por el cual disponía el degüello de
los blancos y el reparto de sus propiedades (Carta de Francisco Tomás Morales a
Pablo Morillo, 31 de julio de 1816).16
Como señalan Landázuri y Ayala, «la necesaria
unidad entre blancos, pardos, mulatos e indios era indispensable para superar
el racismo y conquistar la independencia. Citando de nuevo a Morales:
Tras la caída de Caracas y Bogotá millares de
rebeldes se refugiaron en los llanos de Cumaná, Barcelona, Apure y Casanare,
donde tras fracasar en reconstruir un gobierno como los desaparecidos por la
impopularidad que resultaba para los locales tuvieron que aceptar el liderazgo
de Páez en Arauca en septiembre de 1816.161 Armados con más lanzas que rifles pudieron
cortar las comunicaciones, emboscar patrullas, bloquear los abastecimientos y
dejar inmovilizadas a las guarniciones realistas en las grandes ciudades.
Páez menciona en su Autobiografía el
caso de un soldado llamado Pedro Camejo, originalmente esclavo de un
propietario apureño se sumó a las tropas de Yáñez en vista que todos los que
partían a la guerra volvían enriquecidos por lo robado.162 Tras la derrota de éste en Araure se ocultó
en Apure hasta que lo recluto Páez con la promesa de más botín y un discurso
nacionalista. Hábilmente el apureño supo tomar para sí el discurso y símbolos
del asturiano, atrayendo para la causa independentista a numerosos llaneros.133 Esto es visible ya que ambos usaron una bandera negra con una calavera como estandarte y una pluma de zamuro negra
como símbolo.163 164 Sin embargo, al final de la guerra los grupos
que se apoderaron del poder no cumplirán sus promesas, dejando el germen de una
nueva gran insurrección popular igual de violenta, la Guerra Federal, bajo el mando de un nuevo caudillo: Ezequiel Zamora (1817-1860).133 165
La guerra beneficio a caudillos como Monagas
y Páez que pasaron de ser pobres a grandes propietarios y hombres de enorme
prestigio, miembros de la nueva clase dirigente surgida del conflicto gracias a
la expropiación de las propiedades y armas de los vencidos.166 Por el contrario, en palabras del
historiador Acisclo Valdivieso Montaño (1876-1935), el asturiano actuó de una manera
muy distinta:
"(...) Desprendido,
a su muerte en Urica, solo legó a su heredera, su madre, pues que murió
soltero, trescientos pesos, como herencia única, ya que las contribuciones solo
las aprovechaba para el mantenimiento de su ejército y los botines producto de
los saqueos, los daba a sus tropas. Fue sobrio y desprendido hasta el extremo
de no tener con que vestirse (...)".167
Comparaciones.
Aunque la táctica favorita de Páez era
simplemente cargar con su desordenada caballería contra los cuadros enemigos
hasta romperlos,159 la de Boves y Quiroga era similar al «¡Vuelvan
caras!» de Las Queseras del Medio: primero se fingía una carga para luego retirarse
tentando al enemigo a salir en su persecución, luego los jinetes se daban media
vuelta y volvían a atacar mientras la reserva atacaba por sorpresa la
retaguardia enemiga,168 similar a los sucedido en La Puerta. Los
llaneros resultaron invencibles en campo abierto, por eso muchas veces se
sostiene que los caudillos vencían más por audacia y habilidad bélica de su
tropa que por sus tácticas.169
Otro personaje con el que Boves ha sido
comparado es el carlista Ramón Cabrera (1806-1877).155 Ambos habían sido marineros carismáticos que
sin experiencia militar previa movilizaron a pueblos enteros bajo su mando sin
gran apoyo logístico en momentos de desorden para defender la continuidad Monarquía Católica, iban al frente en la batalla y vivían como
sus hombres, tratan de tomar lo mejor de su tradición sin renunciar al
progreso, son personajes resolutivos, prácticos, austeros y meritócratas que
tuvieron serias desavenencias con las élites amigas y enemigas.
La vida de Boves es el tema de la
novela Boves el urogallo por Francisco Herrera Luque (Editorial Pomaire, 1980).170 Hay una adaptación cinematográfica de la
novela: Taita Boves,
producción venezolana de 2010 dirigida
por Luis Alberto Lamata,
director de Miranda regresa (2007).
Protagonizada por Juvel Vielma en
el papel del caudillo.171
En Venezuela la figura de Boves se ha convertido en el
arquetipo de guerrero terrible. Este hecho ha generado cierta distorsión en la
enseñanza de la historia oficial de la independencia venezolana sobre todo en
la fase media; es así como muy pocas veces se le menciona en los libros de
texto utilizados como referencia en esta fase del proceso educativo.
Uno de los más discutidos hechos históricos
que se le atribuyen a la figura de Boves como guerrero es que, contrario al
ejército independentista ante el decreto de guerra a muerte, logró aglutinar a las múltiples razas y los
miserables habitantes de la Venezuela colonial en un mismo ejército que más que
luchar en contra de la independencia de Venezuela, lucha más bien en contra
del mantuanaje caraqueño y sobre todo del carácter clasista y
racista de la formación de la república independentista. Otro hecho que genera
suspicacia es la omisión de personajes del ejército patriota que fueron tan o
más crueles que el mismo Boves, tal como lo fue el coronel Manuel Cogorza Lechuga(1796-1814) quien ostentaba el cargo de
comandante de las tropas del Libertador Simón Bolívar.172
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