Ramón Badaracco
LA
FUNDACION DE CUMANÁ PRIMOGÉNITA DE AMÉRICA
CUMANÁ 2014.
Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero.
Que firma Ramón Badaracco
Prólogo:
MARIO TORREALBA LOSSI
Copyright Ramón Badaracco 2013
Primera edición 1995
Titulo original:
LA FUNDACIÓN DE CUMANÁ -PRIMOGÉNITA DE AMÉRICA.
LA FUNDACIÓN DE CUMANÁ -PRIMOGÉNITA DE AMÉRICA.
Puede ser reproducido total o parcialmente.
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A manera de
crónica, doy a luz una serie de acontecimientos cronológicos de la historia de
Cumaná, primera ciudad fundada por el Imperio Español en el Continente
americano, cada uno de estos acontecimientos puede ser investigado, y hacer
historia con ellos
Palabras
del sabio maestro Mario Torrealba Lossi.
La
primogénita de Tierra Firme en donde Ramón Badaracco Rivero viese la primera
luz en el año 1932, habría de pasar por las idénticas vicisitudes que les han
acontecido a otras ciudades y pueblos tanto en Venezuela como del continente
iberoamericano. Por más que hayan investigado los historiadores, jamás habrían
de precisar la fecha exacta cuando ocurrieron ciertos doblamientos, pues, en el
caso cumanagoto la resistencia de los aborígenes hizo que cada intento quedara
frustrado. La tendencia de los indígenas siempre pugnó por defender la
soberanía de su suelo. Igual de lo que aconteciera con Caracas y otras urbes
del continente, los primeros años de existencia hubieron de transcurrir entre
la incertidumbre que se mueve entre el ser y el no ser. Se trata como un
forcejeo –pugilato- en donde el conquistador y el conquistado miden fuerzas. El
primero para doblegar la voluntad del agredido y el segundo para repeler, con
todas las maneras y modos posibles, los intentos de dominio del intruso.
Durante
los albores de Cumaná –según cuenta el padre Las Casas- la penetración de la
conquista hispánica hubo de lograrse mediante la parsimoniosa estrategia que
pusieron en práctica los franciscanos y los dominicos. Estos, en vez de usar
lanza y arcabuz, prefirieron la vía de la persuasión que se logra mediante una
nueva modalidad para concebir el universo que estaba más allá de aquellas almas
tildadas de semi salvajes. Los curas y frailes llegados con el conquistador del
siglo XVI se empeñaron en usar el lavado de cerebro, que les dio frutos
óptimos. Todavía la iglesia esta empeñada en cristianizar a lo poco de cuanto
queda de esas etnias tan elogiadas por Cristóbal Colón en sus cartas. Fueron
pueblos dotados de todas las gracias concebidas por la voluntad del Supremo
Creador.
En una
de las crónicas iniciales de su libro, Badaracco se muestra partidario de que
Cumaná pudo haber nacido entre noviembre y diciembre de 1515 o enero y febrero
de 1516. Ni más temprano ni más tarde. Por tales razones, se comprenderá cómo
debieron transcurrir varios lustros para que el pendón castellano se aviniera
con unas tribus que, aparentemente pacíficas, no pocas veces tuvieron que
revelarse en contra del tratamiento esclavizante y despiadado de los indios,
determinado por la explotación perlífera en Cubagua. Enrique Bernardo Núñez se
refiere a vuelo de pájaro, en su tan celebrada novela insular, a aquellos
oscuros tiempos cuando los nativos del lar cumanés sufrieron las embestidas y
el inhumano tratamiento generado por la Colonia.
Al
pensar en los orígenes y evolución de Cumaná, uno los asocia con otros, como
los de Bogotá, Coro, Caracas, Buenos Aires, Montevideo, Quito y muchos otros
que están cercanos, merodeando en una como reciente orilla del contexto de las
tradiciones. ¡Más, podremos decir lo mismo de París, de la cual no sabemos si
es cierto que su origen estuvo en la bifurcación citadina del Sena! ¿Qué se
sabe o se presume de su partida de nacimiento? Y yendo más al fondo, ¿no ocurre
igual con Roma, Jerusalén, Sodoma y Ninive y acá en México con Tenotchitlán, la
que, según la extraordinaria obra del contemporáneo Benítez, ya para la llegada
de Hernán Cortés, esa urbe azteca, más poblada que la Sevilla de entonces, no
precisaba la memoria de su milenario pasado! Si existen dudas sobre hechos
recientes referidos a hombres y pueblos, ¿qué no acontecerá con relación a las
verdades y fantasías que nos cuenta Plinio el Joven, con motivo de la
destrucción inesperada de Pompeya y de Herculano, si él fue testigo, de
excepción, como cronista accidental de aquella catástrofe!
Terminamos,
en fin, felicitando a nuestro amigo RAMON BADARACCO RIVERO, competente cronista
de Cumaná, por ese conjunto de breves ensayos de la pequeña historia, que él
llama, como con cierta gracia Tierra de Frijoles. Sin pujos de erudita
sabiduría el amigo cumanés, bolivariano y admirador desde la infancia de los
mejores hombres que le ha dado el Estado Sucre a Venezuela y al mundo, nos
regala una obra de invalorables méritos.
Nos lo
imaginamos, como en la croniquilla inicial de su libro, gritando alborozado:
“¡Qué linda está Cumaná, ¡qué linda! ¡El parque Ayacucho, ¡el Castillo de San
Antonio y el Museo, vuelven a ser nuestro orgullo! Y concluye: “¡Ojalá que
estas ideas sirvan para la reflexión y no para equívocas interpretaciones!
¡Nuestro pueblo debe ser lo primero en la escala de valores, y eso significa
que todos tenemos que ayudar en el campo donde nos desempeñemos para lograr la
mayor suma de la felicidad, como aspiraba nuestro padre el Libertador”
MARIO TORREALBA LOSSI
Para conocer el territorio que ocupaba el reino del cacique CAWANÁ,
palabra Arawaca que quiere decir ¨gran río¨, y es el nombre que escucharon por
vez primera los conquistadores al llegar al puerto de Cumaná, analicemos la crónica
escrita por Lope de Las Varillas.
Relación que hizo Lope de
Las Varillas, de la expedición de Diego Fernández de Serpa.
Llegó el
Gobernador el 13 de octubre al puerto de Cumaná, donde aquella noche desembarcó
con todos sus capitanes, dejando uno en la armada, a quien encomendó aquella
noche la guarda de ella, y para que otro día, con toda la gente en orden de
guerra, entrase en los bohíos de la población.
Bajaron
de aquellos valles y montañas siete u ocho caciques a saber que gente y navíos
eran los que habían surgido y tomado tierra, a quien el Gobernador recibió bien
y satisfizo de lo que preguntaban. Holgaron de ver nuestro orden y traje, porque,
aunque habia allí cristianos mestizos, vestían lienzo, trajeron de presente al
Gobernador mucho maíz y otras provisiones.
Tomóse
otro día muestra de la gente, y hallose 280 hombres de guerra y pobladores,
casados todos, con sus armas. Desembarcáronse el día siguiente las mujeres y
niños con su ropa, trazóse la iglesia, plaza y calles, para que por su orden
todos en ella se acomodasen de alojamiento.
Poblóse
en 8 días la Nueva Córdoba de más de 150 casas, cubiertas de paja o cañas;
despacháronse indios lenguas a los caciques comarcanos para que les amonestasen
y viniesen a ver al Gobernador y trajesen comida para sus gentes; vinieron
muchos a la amistad y obediencia de los cristianos, y otros hubo que por
entonces no. Al cabo de algunos días los pilotos y marineros pidieron sus
salarios y licencia para irse; consignósele la paga en sal y pescado en las
salinas de Araya, de la cual fueron contentos, por la ganancia que de ello en
Sancto Domingo se les seguía.
Envió el Gobernador a las dichas salinas y
pesquería un capitán con 12 soldados y 4 caciques con 300 indios; metiéronse en
8 días en 3 navíos más de 4000 fanegas de sal y más de 2000 arrobas de pescado
seco, lo cual en este tiempo con mucha facilidad se pescó, sin lo que fresco
comían más de 350 personas que a la carga de dichos navíos asistían.
Vinieron
el Gobernador con sus capitanes a ver la grandeza y abundancia desta hacienda;
tomóse posesión della en nombre de la ciudad de la Nueva Córdoba, y eso por
cierto respeto. Estando allí, se trató de lo que se debía hacer para que no se
perdiese tiempo; resolvióse por el Gobernador y los capitanes en que, antes de
que la muchedumbre de la gente acabase la comida que había en la población y
comarca, fuesen capitanes con gente la tierra adentro a dos efectos; para
entretener los soldados, y para calar y tentar la tierra y que de ella enviasen
bastimentos a la ciudad, en el cual efecto no estuviesen más de 40 días.
Dióse
orden a otro capitán para que se aprestase con brevedad para ir a la provincia
de los Aruacas con una instrucción de lo que en aquella tierra había de hacer.
Cometióse al yerro del Gobernador fuese a la isla Margarita y tratase con los
vecinos della diesen ganados, yeguas y caballos a los pobladores de la nueva
Córdoba, por los precios y como en la dicha isla se compraban y vendían; y para
esto se les notificó una cédula y provisión desde Real Consejo de Indias, lo
cual obedecieron muy al revés de lo que al servicio de S. M. convenía y en la
dicha provisión se les mandaba. Vuelto el Gobernador a la nueva Córdoba, partió
della el capitán Pedro de Ayala con 132 hombres, con instrucción de seguir
siempre la vuelta de Levante, rivera del Golfo de Cariaco, y que trajese
consigo los indios que de paz le recibiesen y llevó rescates y cosas que
dalles. Volvió en el término dicho, e hizo relación de haber hallado tierra
trabajosa de andar y fragosa, y por eso habia tenido necesidad de calzados.
Esto causó una guía, no queriendo llevar la gente por parte llana, poblada y
bastecida, a causa de que no fuesen por lo bohíos de un su pariente y amigo de
quien pretendía tener interés. Con todas las separaciones que la dicha guía
hizo, hallaron buena tierra, muy cultivada de grandes labranzas de maíz, yuca,
batatas, auyamas, aunque no en sazón de cosecha, vieron muchos ríos y grandes
sabanas donde hallaron y mataron venados y váquiras: hay en esta tierra
gallinas en abundancia
Dábanles
los indios algún oro por bonetes, cuchillos y anzuelos; traían todas las indias
perlas; hay una cacica que tiene una cinta dellas, que la aprecian en más de
1500 ducados.
Trajo
este dicho capitán consigo desta entrada dos indios principales, muy viejos,
con sus mujeres y hijos, que es la mayor señal de paz que pueden dar, los
cuales dijeron haber en su tierra é comarca
en la falda de la sierra muchas poblaciones y que vivían junto a un agua
grande, y que éstos tenían muchos caracuríes y águilas, y que venían a su
tierra deste a tomar sal, y por ella le daban indias esclavas, las
cuales traían de un río donde los moradores eran caribes, con quien tenían
siempre guerra.
Entendióse
ser este río de Amana, que confina con el golfo de Paria, donde estuvo perdido
un navío de Pedro de Silva doce días hasta que la marea y corriente le hecho
fuera; entra este golfo la tierra adentro 14 leguas. Partió el capitán
Francisco de Alava de la Nueva Córdoba, como estaba acordado, con 74 soldados;
mandose le guiasen la vuelta del Sur y que atravesasen la montaña llamada el
Bergantín; diósele rescate para atraer los indios a el trato y comercio de los
cristianos; padecieron en la montaña gran necesidad de calzado, de lo cual
avisaron al Gobernador: proveyósele de algunos cueros de vaca para hacer
abarcas. Volvieron a los 40 días; trajo el capitán relación de tierra fragosa,
pero fértil de los bastimentos necesarios; dijo que en lo alto de la montaña
era llano como media legua, donde habitaban mucha cantidad de indios, cuyos
principales los convidaron con sus personas, súbditos y mujeres e hijos, y que
irían con él a la guerra de los caribes, para cuyo objeto estaban los dichos
indios unidos y apercibidos. No salió el capitán a lo que se le pedía, por no
estar fiado ser sana la intención con que esto se le ofrecía: diole por excusa
estar su gente fatigada y algunos malatos. Dijo había los soldados hallado en
casa de un cacique, que se llama Guantar, una flecha de oro, y una calabaza de
caracuríes y águilas, y que todo lo había restituido a los indios cuya era, sin
tomalles cosa alguna, por no exceder de la instrucción que llevaba. Dijeron los
soldados habían hallado en casa de este dicho cacique un haripo en que él hace
su pan, todo de oro, y una piedra verde de un jeme de largo y dos dedos de ancho
y que en parte está clara y trasparente como esmeralda, y en la otra turbia y
cuajada; tomóse información y hallóse en esto verdad, pero no se pudo averiguar
quién viese volver lo susodicho a los indios. Quiso este dicho cacique Guantar
ver al gobernador, y así trajo consigo otro principal llamado Orease, hombre
guerrero y temido en sus comarcas; trajo cuatro indias caribes para que
sirviesen al gobernador y a los cristianos, los cuales alabaron toda aquella
tierra por muy fértil y buena; vieron desde lo alto dela montaña, los llanos
cuanto les alcanzaba la vista y en ella muchos humos y de noche fuegos.
Decíanles
los indios que había grades poblaciones, y que de allí traían las águilas de
oro que tenían; daban fácilmente por una camisa vieja valor de más de diez
pesos. Yo vi un águila de oro de 22 kilates, que pesó 7 pesos, y me juraron ser
rescatada por un cascabel. En esta tierra traen los indios las narices y orejas
y labios horadados, y a su usanza cosas de oro en ellas.
En este tiempo el Gobernador dió orden en los
vecinos que habían de quedar en la Nueva Córdoba, nombróse un Teniente y un
Vicario, Alcaldes, Regidores, y otros oficiales a la república convenientes,
repartiéronles los indios desde la cabezada del golfo de Cariaco y valle de
Tagachire hasta el valle de Maracapana y río Neverí, que serán 36 leguas de largo
y 14 de ancho; señalóseles la tierra, así para labranza como para pastos de
ganado propios y concejiles.
En este
tiempo fue el Alférez general a la isla Margarita a proveerse de caballos; de
allí escribió una carta al Gobernador, en que le avisaba haber llegado Juan
Ponce de León a la Trinidad, y que esta nueva le habían dado indios Aruacas,
que con provisión y comidas eran venidos a aquella isla. Otrosí le escribió
habían llegado dos navíos franceses a tratar y contratar con los vecinos de
aquella isla, como lo tienen por ordinaria costumbre, los cuales franceses
dijeron habían estado quince días en el río Yuriapari, con dos chalupas,
rescatando cajas de hachas y mucha cantidad de cuchillos y tonterías por
águilas y caracuríes de oro fino y oro bajo y que habían jurado venir otro año
apercibidos de los dichos rescates para sacar de aquel rio más de 50.000 pesos;
dijeron habelles dado los indios en el tiempo que con ellos trataron, muchas
frutas y cantidad de carne de venado y váquiras.
Con esta
carta dio el Gobernador priesa al Capitán que había de partir a los Aruacas
como le era mandado, y estuvo a punto dello, con dos piraguas de armada por si
topase a caribes, y proveído de muchas hachas
y otros rescates con que traer a los indios a la amistad y conocimiento
del Gobernador y gente que en la Nueva Córdoba había poblado; de todo lo cual
ya los indios Aruacas tenían noticia por aviso de los vecinos de la Margarita,
de donde en este tiempo llegó Joan de Salas a servir en la jornada y entrada de
Guayana, mostrando que por las noticias grandes que los indios della daban y
por la facilidad que tendrían en hallarla, deseaba gastar su tiempo en
acompañar al Gobernador, el cual por selle grato a la voluntad que parescía tener, le mandó
que fuese con cierta cantidad de gente a reconocer la tierra y comarca del río
Neverí. Y de ahí a pocos días partió el Gobernador con el resto del campo en seguimiento de los
que al dicho rio y provincia de
Maracapana habían ido; ordenóse al Capitán Francisco Martínez que, con cierta
parte de gente y con los vecinos que habían de poblar la nueva ciudad de
Santiago, quedase rosando un cerro para que luego comenzasen los dichos vecinos a hacer sus casas; y el Gobernador,
con todo lo demás, partió a visitar las provincias de Píritu, Cumanagoto, y
Chacopata, distrito que debía de ser de
la dicha ciudad.
Hiciéronle
los caciques y principales de aquellas tierras muchos regalos, basteciendo a
toda la gente de lo que había menester de mantenimientos para ellos y sus
caballos, dieron de presente al Gobernador muchos caracuríes, hamacas y algodón
hilado; también dieron de todas estas cosas al capitán Joan de Salas, por el
conocimiento que con él tenían.
230 AÑOS DESPUÉS,
CUMANÁ VISTA POR HUMBOLDT.
‘’Habíamos llegado al
fondeadero, frente a la embocadura del río Chiribichií o Manzanares, el 16 de
julio, al despuntar el día; mas no pudimos desembarcar sino muy tarde de la
mañana, porque estábamos obligados a aguardar la visita de los oficiales del
puerto.
Se fijaban nuestras
miradas en los grupos de cocoteros que ribeteaban la costa, cuyos troncos de
más de sesenta pies de altura dominaban el paisaje. La planicie estaba cubierta
de conjuntos de Casias, Cápparis, y de esas Mimosas arborescentes que,
semejantes al pino de Italia, extienden sus brazos en forma de quitasol. Las
hojas pinadas de las palmeras se destacaban sobre el azul del cielo, cuya
pureza ningún vestigio de vapores enturbiaba. Subía el sol rápidamente hacia el
zenit. Difundíase una luz deslumbradora por el aire, por colinas blanquísimas
tapizadas de nopales cilíndricos, y por un mar siempre sesgado, cuyas riberas
están pobladas de alcatraces (1), de Garzas y Flamencos. Lo brillante del día,
el vigor de los colores vegetales, la forma de las plantas, el variado plumaje
de las aves, todo anunciaba el carácter prominente de la naturaleza en las
regiones ecuatoriales.
La ciudad de Cumaná,
capital de la Nueva Andalucía, dista una milla del embarcadero o de la batería
de la Boca, cerca de la cual bajamos a tierra, después de haber pasado el
alfaque del Manzanares. Hubimos de recorrer una vasta llanura, el Salado que
separa el arrabal de los Guaiqueríes de las costas del mar. Aumentábase el
calor excesivo de la atmósfera con la reverberación del suelo desnudo en parte
de vegetación. El termómetro centígrado, hundido en la arena blanca subía a
37.7 grados centígrados. En las pequeñas charcas de agua salada se sostenía en
30.5 grados, bien que el calor del océano en su superficie es generalmente de
25.2 a 26.3 grados en el puerto de Cumaná (2). La primera planta que recogimos
en el continente de la América, fue la Avicennia tomentosa (Mangle prieto), que
en este lugar apenas alcanza dos pies de altura. Este arbusto, el Sesúvium, la
Gonfrena amarilla y los nopales cubren los terrenos impregnados de muriato de
sosa; a este pequeño número pertenecen vegetales que viven en sociedad, como el
brezo de Europa, y que en la zona tórrida solo se encuentran en las riberas del
mar y en las altiplanicies elevadas de los Andes (3). La Avicennia de Cumaná se
distingue por otra particularidad no menos notable; es el ejemplo de una planta
común a las playas de América meridional y a las costas del malabar.
INTRODUCCIÓN
El puerto de Cumaná toca la leyenda, es la
historia del nauta que cuenta Bartolomé de Las Casas, y repite Juan Manzano
Manzano, Es el puerto de que hablan Ángelo Trevisan y López de Gómara, Cumaná
es leyenda e historia, es el lugar sagrado de los primeros mártires cristianos,
y tal vez de la primera misa.
Todos los pueblos tienen derecho de escribir su
historia; es decir no necesitan que vengan a escribirla historiadores de otros pueblos,
sobre todo aquellos interesados en menoscabarla, en cambiarla, en beneficio de la
historia de sus pueblos. Nuestra historia ha sido hecha y escrita por dos
santos maestros: Bartolomé de Las Casas y Pedro de Córdoba, con eso nos basta.
Cumaná fue la primera ciudad fundada y desarrollada
por el Imperio Español en el Continente Colombino. La primera en el continente
donde un pueblo indígena, los Kaimas, aceptaron unirse a los colonizadores
españoles, para formar una ciudad. El primero en toda América, porque en otros
sitios anteriores a Cumaná, se intentó la misma conquista que se llevó a cabo
en las islas del Caribe.
Esta es nuestra verdad histórica y así debe ser
respetada y promovida; no pensamos en restarle méritos a ningún pueblo de
Venezuela ni de América, pero la historia es la historia, y es inmutable cuando
está probada con documentos y bendecida por testigos fehacientes, y obedece a reglas,
aunque se preste a interpretaciones y equívocos más o menos justificables.
La historia de la formación del pueblo de Cumaná,
constituido por la tribu Kaima Caribe y. los misioneros de Pedro de Córdoba,
fue ignorada por cronistas e historiadores, debido a la prohibición establecida
en la Cedula Real del 3-09-1516 que establece: ‘’Para que en cuanto a la
voluntad de su Alteza fuere, ninguno vaya ni pase a la costa de las perlas
donde están los dominicos- La reina y el rey. (Se copia más adelante).
Cumaná o Puerto de Perlas, en la isla de la
desembocadura del río se inició mucho antes de la llegada de los dominicos al
puerto de la desembocadura del rio Chiribichií, la última luenga, como dice Las
Casas (Pago. 81, Tomo I, de su Historia de las Indias) y lo repite el sabio
carupanero Bartolomé Tavera Acosta, con pequeños errores de escritura en esta palabra,
en su obra “Historia de Carúpano” páginas 31 y 37: donde dice:
“Cuando sus
primeras incursiones en tierra firme en la vecindad del río Chiripichi o
Chiribichi, cuyo nombre cambiaron los españoles por el de Manzanares”; y en la
37, lo repite, también con error, como todos los demás que lo han mencionado,
por ser difícil de precisar por el oído, cuando dice:
“En la península pide al Rey la conquista y población de Guayana y
Caura, lo que le fue concedido. En 1569 funda Cumaná a orillas del río
Chiripiche el 24 de noviembre…”
Ya era un pueblo también antes de iniciarse la
construcción del fuerte de Santa Cruz de La Vista, que se construyó por
necesidad de proteger a los pobladores españoles y de otras nacionalidades, que
concurrieron a explotar la riqueza perlera en sus mares como lo dice Cesar Lodeiros,
nada menos que los Señores de Canoa, que pagaban el quinto real. Mi amigo el científico Prof. César Lodeiros Seijo,
en su libro “La madre perla Pinctada imbricata,” que aún no ha publicado. Después
de hablar con datos muy precisos sobre la explotación de las perlas, resalta la
importancia de la explotación de perlas en el siglo XVI, dice: “En un principio
las perlas de Pinctada imbricata fueron obtenidos por la vía de intercambio y
trueques por diversos objetos, lo cual pudo haber perdurado hasta que la
explotación de ostras perlíferas y de indios expertos buceadores fue organizada
y normada por los españoles y con ello una mayor producción de perlas…
Y me
pregunto yo ¿Dónde estaban los indios Kaimas? Porque en Cubagua ni en Margarita
los habia. Por supuesto que los indios estaban en Cumaná, y todos esos
historiadores y cronistas que se hacen los que no saben, si saben que los
conquistadores no podían formar pueblo sin indios, sin iglesia, sin mujeres, sin
mano de obra, ni explotar perlas, ni pescar grandes cardúmenes para su alimentación,
ni explotar la piedra de Araya, ni negociar el maíz, el casabe, los caracuríes,
y esas minucias, que ellos ambicionaban, que solo encontraban en su pueblo
amigo de Cumaná.
El fuerte se construyó no para proteger el agua para
Cubagua, isla desierta en esos tiempos; cuando se ordenó su construcción en
1504, cuando se hizo imperativa, pero es verdad, su construcción se tardó a
despecho del Rey, hasta 1520.
El cronista margariteño Verni Salazar, en su obra
Aproximación a la biografía del Capitán de Navío Antonio Díaz, nos dice: ‘’A
principios de 1513 los jueces escribieron al Rey que no han encontrado una
persona dispuesta a emprender la población de Cubagua, Fernando les contesta
que sigan ocupándose del asunto y que él también buscará interesados en
Castilla.
Al establecerse el rescate regular de las perlas
en Cubagua, según afirma Gonzalo Fernández de Oviedo, ‘’Para 1517 había
españoles, aunque pocos, por lo que se infiere que es definitivamente en este
año cuando se comienza con la explotación perlífera en Cubagua.
Muchos son los historiadores que citan a Margarita
como si fuese un puerto o un pueblo, no se dan cuenta de su dimensión, entre
ellos Ricardo Castillo Hidalgo.
También dice el ilustre cronista del Municipio
Antonio Díaz, que el asiento y hato que poseyó Don Marcelo de Villalobos en
Margarita, en el Vallle de San Juan, que es sin duda el primer establecimiento español
en Margarita. Y anota: ‘’’Este Valle de
San Juan que ya para 1525 se había convertido en hato como lo relata Pablo Ojer
en su libro “La Formación del Oriente Venezolano’’
A mí me gusta hablar del largo proceso fundacional
de Cumaná, por tantos hechos que lo
ilustran, ya que su poblamiento se inició 1504 con la Cédula de construcción del fuerte, que tardó, porque antes hubo de encontrarse las canteras
de piedra de Araya; pero desde esa fecha vinieron a Cumaná desde Santo Domingo,
los expedicionarios que hicieron posible la construcción del fuerte que vemos
en los dibujos de Castellón, a explorar
y a iniciar su explotación de las
canteras, a enseñar a los indios el duro trabajo, y esa es la fecha en que se inició la
población por españoles del puerto de Cumaná, que ya estaba poblado por los
Kaimas caribes, ahí construían sus barcos, como lo cuanta Las Casas.
Sin embargo, nosotros nos conformamos con
historiar desde la impetración de las misiones dominicas y franciscanas, por seguir
a nuestros padres, que vinieron a poblar con indios y por cierto que el
cacicazgo de Cawaná, era ‘’POBLANTISIMO’’ como lo dicen Trevisan. López de
Gómara, Colón, y describe López de Las varillas; entre otros.
Por ser poblantísima y ser un reino, o cacicazgo,
se fundó la primera escuela en tierra firme del continente, y se inicia el
proceso de transculturización y fusión de culturas, y por tener tanta
información trascendente; y porque en ese enclave se inicio el milagro que he
llamado “El Beso de Dios”, la fusión de las dos grandes culturas: la cultura
occidental y cristiana y la cultura del Nuevo Mundo, dos culturas milenarias,
sintetizadas en una escuela. La impetración de las misiones dominicas y
franciscanas en 1515, hicieron ese milagro; y alrededor de las cuales creció la
ciudad de Nueva Córdoba. El Cawaná, que
quiere decir “gran río” de donde indudablemente vine el nombre de Cumaná; palabra
del idioma chotomaimu. Cawaná Kiribikií, el gran río Kiribikií –pronunciación
Kaima- de esta provincia de Nueva
Andalucía o Cumaná, que fue la primera ciudad que fundó y desarrolló el Imperio
Español en el continente americano.
Veamos cómo nos lo cuentan los regentes de España,
antes de que Carlos Primero ocupara el trono y se valiera por si mismo. Porque el Rey Fernando, que murió en enero de
1516, y Carlos I era menor de edad, los Regentes nos cuentan cómo se inicio la
fundación o poblamiento de Cumaná en el Puerto de Las Perlas, aunque el Rey Fernando
ya había ordenado construir un fuerte en ese paraje primigenio, desde 1504;
veamos:
Cédula Real, fechada en Madrid, l3 de septiembre
de 1516, donde se deja constancia de la consumación de la expedición:
“Por cuanto el Rey, nuestro señor, que haya
gloria, deseando que los indios de la
Costa de las Perlas,
que es la provincia de Cumaná, que se declara desde Cariaco hasta Cuquibacoa,
que es en tierra firme, fuesen los indios criados y enseñados en las cosas de nuestra santa fe
católica, mandó hacer todas las diligencias necesarias y porque pareció que lo más conveniente y provechoso, era
enviar personas religiosas y de muy buena vida a predicar y enseñar a los
dichos indios sin otra gente ni manera de fuerza alguna, y para que lo
susodicho se pudiese poner en obra,
habló con el devoto padre Alonso de Loaiza, provincial que a la sazón
era de la Orden
de Santo Domingo, y con su acuerdo y parecer y mandamiento, y por voluntad del
devoto fray Pedro de Córdoba, vicario de dicha Orden en la Isla Española , que
aceptó de pasar en persona con algunos religiosos de su Orden a la dicha Costa y Provincia de las Perlas a procurar doctrinar y enseñar
las cosas de la fe a los indios de ella, y viendo el dicho Rey, la voluntad y
celo con que dicho fray Pedro de Córdoba se movía para ir a lo dicho, mandó al
Almirante y jueces y oficiales de la dicha isla Española que diesen al dicho fray Pedro de Córdoba una nao en que fuesen él y los frailes que
consigo llevase, y que mandasen a los maestres y marineros de tal navío que los
llevasen a la parte y lugar que dicho fray Pedro de Córdoba les señalase en la Tierra firme y les diesen
los mantenimientos que hubiese menester
y ciertos indios para lenguas, cuales el dicho fray Pedro de Córdoba escogiese
en la dicha isla Española, y que dende un año que el dicho fray Pedro y los otros frailes fuesen llagados a la
dicha tierra firme, el dicho Almirante y jueces y oficiales tuviesen a cargo y cuidado de enviar a saber de ellos, y que
mandasen a la persona que fuese a saber de ellos que trajesen uno o dos frailes
acá, para que informasen de todo lo que
en dicha tierra y provincia y Costa de las Perlas hubiesen hallado y
sabido”. El Rey.
A manera de
crónica, doy a luz una serie de acontecimientos cronológicos de la historia de
Cumaná, primera ciudad fundada por el Imperio Español en el Continente americano,
cada uno de estos acontecimientos puede ser investigado, y hacer historia con
ellos.
PUERTO DE LAS
PERLAS.
El primer nombre con el que se conoció la ciudad
de Cumaná, y el pueblo de Kaimas Caribes que lo habitaban como nos lo cuenta
Ángelo Trevisán, y desde entonces fue “Puerto de Las Perlas”, nombre con el
cual lo dio a conocer Per Alonso Niño, cuando arribó a Cumaná en 1498, y desde esa fecha llegaron a
Cumaná los señores de canoa, o negociantes y explotadores de placeres de perlas
en diversas partes del mundo, entre los más importantes se mencionan a: Don
Gaspar de Antúnez, don Antón de Valenzuela, fray Manuel de Catalá, don Martín
de Olano, y decenas de Señores de Canoa que formaron familia en la Nueva Córdoba , y
enriquecieron a la
Corona Española de los primeros tiempos. Margarita y Cubagua
en esos tiempos eran islas totalmente despobladas. Los señores de Canoa
pescaban en sus aguas, pero tenían sus casas en Nueva Córdoba. La primera casa
que se construye en Cubagua, con piedras de Araya, data de 1525.
El formidable investigador Don Demetrio Ramos,
identifica Puerto de perlas en su obra “La Fundación de Venezuela Ampiés y
Coro” Dice en la pág. 148:
“Viniendo de la Isla Española para estas partes
casi en el paraje de la isla que se dice de la Mona, encontré una carabela que
venía de la dicha costa y de la isleta de las Perlas, de la cual tomando
lengua, dijo que dejaba levantados los indios de toda la dicha costa y de la
isleta de las perlas, y que habían muerto los frailes Franciscos y es a donde
el dicho Casas se había retirado, del cual me dijeron que habían más de 40 días
que no parescía, por donde yo creo ser muerto: y dijo más, que dicha isleta de
las Perlas quedaba a mucho peligro de perderse por donde hay mucha necesidad
que acerca de todo lo sobredicho vuestra magestad mande facer presta
ispidición. Relación de Miguel de Castellanos. Contador de la Tierra firme de
paria.
Mucho más claro aparece Puerto de Perlas en esa
Representación del Contador Real, Miguel de Castellanos, que acompañó a fray
Bartolomé de las Casas en la Isla de Las Perlas, veamos:
“Relación que yo, Miguel de Castellanos, di a
vuesa magestad de la ida que fui con el licenciado Bartolomé de Las Casas, a la
costa de Paria.”
Fui de contador de vuesa majestad con ochenta mil
maravedís. Vi que el dicho licenciado a causa de no tener aquella facultad que
le convenía para conseguir lo que asentó, hizo otra nueva contratación y
asiento con el Almirante y jueces y oficiales de la isla española para que por
cierto tiempo tuviera a su cargo la armada que habían enviado a dicha costa, y
se hiciesen ciertas partes lo que por su industria se hubiese. Llegado a dicha
costa, vi que ni pudo conseguir lo uno ni lo otro, por no llevar aquella orden
y forma que debía conforme al primer asiento, y por le desamparar y desobedecer
los soldados de la armada, y serle también algo contrario el lugarteniente del
Almirante que está en la Isla de Las perlas, ante el cual el dicho licenciado
yo vi pasó ciertos actos de protestaciones sobre la jurisdicción de la dicha
costa, porque se nombraba juez así de la costa como de la dicha isleta de
Cubagua, contra las facultades que Casas llevaba de vuestra Majestad. Aunque
hay cierta confusión en este texto, se sabe que Las Casas, estaba en el puerto
de Cumaná con los dominicos y franciscanos. Continúa como veremos:
“Yo vine por la española llevando carta de Casas,
en que pedía socorro al Almirante y jueces, pues la dicha armada y todos lo
había dejado, visto que nada le enviaban, me vine para vuesa majestad.
Por lo que he visto conozco que a vuesa majestad
se seguiría gran provecho así de la costa como de la isleta, que a partes dista
cuatro leguas y a partes ocho, enviado gobernador con Jurisdicción civil y
criminal, y haciendo fortaleza en el puerto de Cumaná a la punta del río. A
causa de no haber esto proveído” …
Veamos ahora como menciona Reginaldo Montesinos, a
Puerto de Perlas, en su carta a la Regencia.
“Que el Rey Católico dio licencia y
lo mandó y ovo por bien y pagó la costa
para ello, para que fuesen algunos de
sus frailes a predicar desde esta isla la Española a tierra firme,
y el mandó a dos frailes que fuesen a
ver aquella tierra en una nao que se
partió para allá, los cuales aportaron al puerto de Las Perlas, y desde
allí entraron en tierra por ocho leguas a un valle que llaman Chiribichi (es el
nombre carina del rio de Cumaná), en el que hallaron a un señor que se llamaba
Alonso, el cual los días pasados había venido a la isla Española con una nao que allí había pasado y tornáronlo cristiano y estuvo en nuestro convento en la isla
Española”. Tomado del Libro de don Vicente Rubio: “Los Primeros Mártires
dominicos de la tierra firme”.
Con el nombre del río Chiribichií, se
inicia la torcida y gran confusión de los cronistas en relación con el sitio al
que arribaron los misioneros. Pedro de Córdoba llama a Santa Fe, Santa Fe de
Chiribiche, que es distinto a Chiribichi, Aunque el término tiene los dos
componentes “Chiri” o “Chirito”, y “bichi” o “pichi, que quiere decir río; pero
el de Cumaná era el Cawaná, que quiere decir “gran rio”, Las Casas dice que el
de Cumaná, es Chiribichií, la ultima luenga. Bichi quiere decir río según Bartolomé Tavera
Acosta. También dice que la “che” sonaba “k”, o sea kiribikií. Cawaná, quiere decir en la lengua Caribe, “gran
río” y ese debe ser el origen del nombre de Cumaná. -Cawaná Kiribiki, en el
lenguaje chotomaimu, como lo llama Mar de Civrieux. Tavera dice
que los indios pronuncian ‘’Kaima’’.
Cumaná la primera
ciudad fundada por el Imperio Español en el Continente Americano.
CUMANA la ciudad “Marinera y Mariscala” de Diego
Córdoba y Andrés Eloy, tiene muchos secretos que debemos develar, y uno de esos
secretos es su propia fundación y desarrollo, que está unido al proyecto más
humano y glorioso de la España
aventurera de la conquista.
Fr. Pedro de Córdoba, inventó el proyecto de
Conquista pacífica y evangélica de la
Tierra firme, fue su filosofía, y lo inició en la
desembocadura del río Cawaná- Chiribichií, la última luenga (repito bichi quiere
decir río en lengua chaima-caribi) hoy, el río en parte su llama Cumaná y en parte
Manzanares.
Este proyecto fue aceptado por los Reyes Católicos
e impuesto después en todo el Continente.
La palabra Cumana, sin acento, según Tavera Acosta
y otros lingüistas, quiere decir ‘’frijol’’, pero el mismo dice que “Cawaná”,
quiere decir gran río; los españoles pronunciaban los nombres como los
escuchaban o les parecía escuchar, y a nuestros indígenas no les importaba
mucho; es lo más probable que la palabra indígena que escucharon antes del
nombre del río fue “Cawaná”. Lo mismo pasa con el término Kiribikií, nombre
indígena de nuestro río, que lo escribieron Chiribichií, y pasó a la historia
con esa pronunciación. El sonido” lo escribían “ch”, según el sabio Tavera
Acosta.
FRAY PEDRO DE CORDOBA.
En forma sucinta y siguiendo a este historiador, y
a todos los demás que han escrito sobre Pedro de Córdoba. Hice un seguimiento
de este personaje luminoso de los primeros tiempos de la Conquista de América.
Punto omega de la fundación de Cumaná.
Según sus biógrafos, fue un sacerdote a quien Dios
Nuestro Señor dotó de muchos dones, gracias corporales y espirituales, que fue
elegido para una misión administrativa en Santo Domingo, si se quiere, pero él
la convirtió en una empresa sin igual.
Fue excelente predicador, ejemplo dentro del
sacerdocio en virtud y penitencia, que lo elevaron siempre entre sus compañeros
y feligreses. Estudio en el colegio “Santisteban” de Salamanca, y
probablemente, como dice Hernann González Oropeza, fue “formado espiritualmente
por fray Juan Hurtado de Mendoza”, el formidable maestre de Salamanca; y se
perfeccionó en Santo Tomás de Ávila, la casa mayor de la “Cristiandad” para ese
entonces. El historiador don Demetrio Ramos, dice: “La autoridad que para Las Casas
tenía el P. Córdoba se nos revela en la aceptación de un especial magisterio
con el que su personalidad queda dibujada en la del clérigo”.
Bartolomé
de Las Casas
Capellán
de S. M. Carlos I. Poblador de Cumaná entre 1517-1523, o sea seis años,
principal cronista de los años iníciales de la fundación, afirma que la situación encontrada por Pedro y los dominicos
en las islas, especialmente en La
Española , era dramática y
terrible, prácticamente los conquistadores exterminaron a los indios de
la forma más salvaje que se pueda imaginar.
Pedro quería un nuevo mundo
donde reinara el amor, donde no se permitiera la casería humana, donde imperara
la justicia, la dignidad y la ley.
La acción de Pedro de Córdoba, podemos analizarla
a través de varios documentos indubitables, el primero es la carta que envía el
Rey Fernando el católico, al “Visorey” en La Española , veamos:
1.- Cedula del 13 de mayo de 1513. El Rey:
Don Diego Colón nuestro Almirante Visorey, etc., “Yo hablé acá con el venerable
y devoto padre fray Alonso de Loayza,
provincial de la Orden
de Santo Domingo, e con acuerdo e parecer e mandamiento, por mucho zelo que el devoto padre fray Pedro de Córdoba,
vicario de la dicha Orden en esa dicha isla
(la Española ),
tiene de servir a Nuestro Señor a
aceptado ir, e va con determinación de pasar él en persona con algunos de su Orden a la dicha Tierra firme e procurar de
doctrinar e enseñar las cosas de Nuestra Santa fe a los indios della” 1512.
2.- Cédula de 10 de
junio de 1513, “El Rey. Oficiales
de la Casa de
Contratación de Sevilla. Porque el devoto
fray Pedro de Córdoba, vicario de Santo Domingo de la isla Española, va
a la dicha isla con voluntad de pasar a la Tierra Firme a llevar
consigo los más religiosos que pudiera, como por el despacho que para ello lleva veréis, el cual se ha de
asentar en los libros de esa dicha casa, pero ende yo vos mando que deis al dicho
fray Pedro de Córdoba a los frailes que consigo llevare, que sean fasta el número de 15 el pasaje e mantenimiento que oviere menester fasta llegar a la dicha
isla Española, y así mismo daréis al
dicho fray Pedro e a los dichos frailes que consigo llevare hasta dicho número
de 15, las almocalas e mantas que
hubieren menester para e que duerman, asimismo los aréis dar o señalar dos personas seglares, para que los sirvan
por la mar fasta llegar a la dicha isla
Española, como lo soléis acer y
proveer otras veces que os e
enviado e mandar lo susodicho, etc.
Cédula Real de 28
de mayo de 1513, que entregó Pedro
de Córdoba al Almirante Don Diego Colon, que dice:
“El Rey.
Don Diego Colón, nuestro Almirante Visorey, etc. a nuestros jueces e oficiales,
etc. Ya sabéis como el devoto padre fray Pedro de Córdoba, vicario del Orden de
Santo Domingo en la Española ,
va con cierto número de frailes a tierra firme, y (en) el despacho que para su
ida se les dio vos mandé que dentro de un año después que fuesen idos
embiásedes a saber dellos, y que
truxiesen dos frailes para me informar de lo que allá se supiese, como más
largo en el despacho que para lo susodicho mandé dar se contiene; e porque al
tiempo que fueren a saber de los dichos frailes ternán necesidad de alguna
harina para hacer hostias e vino para
decir misa, yo vos mando que cuando enbiáredes a saber dellos, les enviéis diez
arrobas de vino, e otras diez de harina muy cernida, e les deis pasaje e flete
por ellas fasta que se lo entregar a los
dichos frailes que allá estubieren, e mando al nuestro tesorero que es o fuere
que de cualquier maravedíes o oro de su cargo compre lo susodicho que con carta
de pago de las personas que lo
llevaren que con esta mi cédula mando
que les sea recibido en quenta lo que lo susodicho costare sin otro recaudo
alguno, e mando que se tome la razón desde mi cédula, etc. fechada en
Valladolid, a XXVIII días del mes de mayo de mil quinientos treze. Yo El Rey.
Por mandado de su Alteza, Lope Conchillos, señalada del Obispo.
Pedro de Córdoba el
verdadero fundador de Cumaná.
Pedro, empeñó su vida en su obra fundacional, hizo tres expediciones al puerto de Perlas en
tierra firme, muchos viajes a España y entre las islas y tierra firme, construyó casas, monasterios, escuelas,
aprendió el idioma de los indígenas, escribió para ellos libros sagrados,
ejerció la defensa de los indios en todas las instancias, fue un defensor honesto, un hombre ejemplar,
un maestro y logró fundar las primeras misiones dominicas y franciscanas en
Cumaná y Santa Fe, origen de nuestros primeros pueblos mestizos en la tierra
firme.
La primera expedición de 1513 organizada por Pedro de
Córdoba, y ordenada por el Rey Fernando el católico, estuvo formada solo por
dominicos, bajo el mando de Antón de Montesinos, mano derecha de Pedro; el fraile
Fr. Francisco Fernandes de Córdoba, el lego Juan Garcés y sus colaboradores,
lenguas y sirvientes; salió de Santo Domingo a fines de 1513, arribando al
puerto de Cumaná, en pocos días.
En junio de 1519, Francisco del Castillo, declaró
haber sido el piloto de la nave que llevó a los dos dominicos, y Juan
Fernández, piloto de una carabela dijo que había ayudado en ello (cfr. E. Otte,
Las Perlas del Caribe, ob. Cit. p. 125. nota 610) Los indios del cacique
Cumaná, a quien ya conocían, los recibieron, según se supo, con alegría y les dieron
de comer y beber, y los ubicaron en un lugar seguro, que ya se conocía como
Puerto de Las Perlas, en la desembocadura del río Chiribichií, hoy Manzanares,
donde los perleros y otros expedicionarios se surtían de agua, indígenas para
el trabajo, mujeres y alimentos para llevar a las islas de Cubagua y Margarita.
Establecidos los misioneros construyeron con ayuda
del cacique y su gente, sus casas, y dos iglesias de madera y palmas, donde
también iniciaron una escuela a la cual, muy pronto asistieron hasta 40 niños,
de acuerdo con los cronistas, cédulas y los suministros reales.
Lamentablemente una expedición de un esclavista,
capitaneada por Gómez de Rivera, emboscó y capturó al cacique Cumaná con su
familia y sus criados, y los vendió como esclavos en Santo Domingo, sin que los
frailes pudiesen hacer nada, por lo cual, los indios en represalia sacrificaron
a los frailes rehenes, y el proyecto sufrió un serio descalabro, pero no
terminó allí.
Pedro de Córdoba no se amilanó con el
martirio de los frailes, ni la osadía de los españoles, que violaban las leyes
reales; y, con los de su orden rescató a casi todos los indios, en lucha
desigual con las autoridades de la
Española , cómplices, y los devolvieron a su tierra y, en
febrero de 1515, volvió a Cumaná y dejó,
como dice Vicente Rubio, con pruebas contundentes, a otros misioneros bajo el
mando de Fr. Luis de Castro, en el mismo sitio del sacrificio, en el Puerto de
Las Perlas, que fue el primer nombre que tuvo el primer asiento de españoles en
la tierra firme, en la desembocadura del río Chiribichií o Cumaná, como aparece en medallones y dibujos del
siglo XVI. que reproducimos para mejor testimonio, vean el puerto de Las Perlas
con su inmensa cruz, y las dos iglesias, y fuerte de Santa Cruz de La Vista antes y después del
terremoto de 1530.
LAS
PINTURAS DE JACOME CASTELLÓN
Dibujos del puerto de La Nueva Córdoba y
ruinas del fuerte de Santa Cruz de La Vista. Se pueden observar las laderas del cerro
Pan de Azúcar, que le sirven de referencia.
Ilustración
7.
El fuerte de Santa Cruz de la Vista, que luce la torre construida por Bartolomé
de Las Casas y presentadas por Castellón como si él la hubiese construido. La
construcción de la inmensa estructura mostraba los signos del tiempo, el Fuerte
se inicio en vida de Fernando el Católico, que murió en enero de 1516. A su lado pueden
observarse casas de la
Nueva Córdoba. A lo
lejos pueden verse el cerro Pan de Azúcar. Las ruinas de este fuerte aun pueden
verse bajo las aguas del Golfo de Cariaco. Es la ubicación, el testimonio
irrenunciable de la primogenitura de Cumaná. La primera ciudad fundada y
construida por el Imperio Español en el Continente Americano.
Ilustración
8.
Ruinas del fuerte de Santa Cruz de la Vista. El pueblo de Nueva Córdoba en Los Cerritos
protegido por la muralla construida por Jácome Castellón. Este pueblo, que es el inicio de Cumaná, y su
puerto sobre el río, se empezó a formar desde que Per Alonso Niño, en 1499,
descubrió Las Perlas encargadas por el Visorey, Cristóbal Colón, y la noticia
trastorno el buen juicio de los perleros. ¿No es acaso una prueba suficiente de
su existencia? ¿Hay algún otro pueblo de esos tiempos que pueda mostrar algo
semejante?
Estos
dos dibujos fueron hechos por orden de Jácome Castellón, antes y después del
terremoto de 1530. Dentro de la empalizada puede verse el pueblo de Nueva
Córdoba, Fácilmente puede comprobarse que la ciudad estaba ubicada en la desembocadura
del rio en el Golfo de Cariaco, tomando en consideración las laderas del cerro
“Pan de Azúcar”, hacia donde se extendía.
Afirma, don Vicente Rubio con pruebas
irrefutables, que Pedro fue a buscar a los dominicos rehenes a Puerto de
Perlas, en febrero de 1515, y supo que los habían sacrificado, pero nunca abandonó
la misión, dejó a los sustitutos: lo dice el sabio investigador Don Vicente
Rubio. Veamos:
“Tengo para mí que eran Fr. Tomás de
Toro y tres o cuatro dominicos más, cuyos nombres ignoramos, los cuales
marcharon allá con el P. Pedro de Córdoba en fecha posterior al 10 de febrero
de 1515, a
fin de indagar la suerte que habían corrido el P. Fernández de Córdoba y el
hermano Garcés. A estos se agregarían
luego los dos o tres que más tarde arribaron allí para devolver a los indios
liberados de su cautiverio”.
Es decir que al frente de la misión
dominica de Puerto de Perlas quedaron por lo menos cinco misioneros, y estos
construyeron la iglesia y el monasterio que luego aparecen en los mapas, medallones
y documentos, cartas y soportes de reparaciones que reposan en el Archivo de
Indias. No podemos ni siquiera imaginar
que la Corona
iba a mandar arquitectos y materiales desde España para reparar construcciones
de barro. Tanto la fortaleza como las iglesias de los dominicos y franciscanos
fueron construidos de cal y canto, como aparecen en el plano de la Nueva Córdoba y en
el medallón de 1601; por eso se explotaban las canteras de Araya, donde
trabajaban hasta 300 indígenas. Con la piedra tallada de Araya se construyeron
las iglesias, fuertes y casas principales de Cumaná, Nueva Cádiz, tierra firme
y en las islas del Caribe. Fueron reconstruidas por Castellón según lo dice el
Rey Carlos Primero en la Cedula Real que concede a Castellón.
“Los dominicos que “quedaron en
aquella costa”, como dijo Fernando el Católico en su carta del 2 de agosto de 1515, aparte de inquirir por todas las
vías quien o quienes habían
sacrificado a sus dos hermanos
misioneros, se dedicaron a la ardua
labor de sosegar a los nativos, convivir mansamente con ellos e indagar los
sitios más adecuados para que en
aquellas mismas latitudes volviera a
reanudarse el soñado ensayo de evangelización pacífica con un buen
contingente de frailes predicadores y franciscanos reformados, traídos todos de La Española ”.
Esta es la verdadera historia. Meses
más tarde después de fortalecer la misión de Cumaná con nuevos misioneros,
llega Pedro a Santa Fe de Chiribiche. Todo esto indica que pese a estos sucesos
la continuidad de la misión no fue abandonada desde 1513, corrigiendo lo que
dicen la mayor parte de los cronistas venezolanos.
Estos mismos dominicos y franciscanos
reciben a Castellón, Gonzalo de Ocampo, a Fr. Bartolomé de Las Casas en 1521 o
sea como lo dice Ocampo seis años después y a Fr. Francisco de Montesinos, con
tañido de campanas, en 1562; más tarde mudarán sus conventos e iglesias, a partir de
1654 media legua río arriba, en el llano de Cumaná, donde completó su desarrolló
la ciudad, como es evidente, y pueden estudiar cientos de mapas, pinturas y evidencias, pocas ciudades tienen tantos
testimonios e historias formidables como esta procera ciudad de Santa Inés de
Cumaná. Su historia llena de hechos heroicos, de hechos culturales y épicos,
cantados por los mejores historiadores y poetas no se perderá en el olvido, al
cual nos quieren obligar.
LA ACCIDENTADA SEGUNDA
EXPEDICIÓN FUNDANTE
Cuenta Las Casas, que, en julio del año de
1515, se trasladó de Cuba, donde residía, a la ciudad de Santo Domingo en La Española , para rendir cuentas
al “egregio” padre Pedro de Córdoba, y se encontró que se había embarcado en un
navío con otros religiosos de su orden y también religiosos de Picardía, con
Juan Garceto a la cabeza, para ir a predicar a los indígenas de tierra firme.
Pero sucedió que, encontrándose en alta mar, con riesgo de sus vidas, una gran
tormenta los obligó a volver al puerto. Se conoce como el Huracán de San
Laureano.
Debo considerar que, en esta segunda expedición,
aunque frustrada, tuvo resultado propiciatorio, ya que se encontraron en Santo
Domingo Bartolomé de Las Casas y Pedro de Córdoba, los líderes jurados e
indiscutibles de la conquista evangélica y pacífica de la tierra firme.
Esta Segunda expedición demuestra que los franciscanos
venían bajo el mando de Pedro de Córdoba.
LA TERCERA EXPEDICIÓN. -
Veamos el texto original de la Tercera Expedición
Fundante, que trae Bartolomé de Las Casas en su obra tantas veces citada, dice
así:
“Salidos de aquesta isla el padre dicho y el
clérigo –Montesinos y Las Casas- el padre fray Pedro de Córdoba prosiguió su
viaje –al parecer se refiere al mes de setiembre de 1515, pero en la Ordenanza de la Municipalidad de
Cumaná, se estableció el 27 de noviembre de ese año- para tierra firme con cuatro o cinco
religiosos de su orden, muy buenos sacerdotes, y un fraile lego, también con
los de San Francisco, los cuales puestos en tierra firme, a la puna de Araya,
cuasi frontero de La
Margarita , desembarcároslos con todo su hato y dejároslos
allí los marineros. Los franciscanos y dominicos hicieron muchas y muy
afectuosas oraciones y ayunos y disciplinas, para que nuestro Señor les
alumbrase donde pararían o asentarían; y finalmente, los franciscanos asentaron
en el pueblo de Cumaná, la última aguda, y los dominicos fueron a asentar diez
leguas abajo, al pueblo de Chiribichí, la penúltima luenga, a la cual nombramos
Santa Fe”.
Este texto lo he considerado, junto con la Cedula Real de
septiembre de 1516, como la primera Acta
de Fundación de Cumaná, puesto que reúnen todos los elementos narrativos de la
fundación de un pueblo español en el Nuevo Mundo, como la hacían los cronistas
de indias y él mismo; se puede comparar con textos similares de fundaciones de
otros pueblos, como Santa María del Antigua, Nombre de Dios, Coro, Santo
Domingo, La Habana ,
Panamá y Veracruz, etc. la única diferencia que se podría alegar, en estos
textos fundacionales, está en el estilo
o método de redacción, unos lo hacían por el pretendido derecho de conquista y
otros por el derecho a la evangelización cristiana, cual fue la fundación
misional más utilizado en la tierra firme americana.
De estos textos, podemos colegir que Pedro,
siguiendo su proyecto, parte de Santo Domingo,
en el mes de noviembre de 1515, normalmente tardaban 9 días en ese
trayecto, en una nave – capitaneada por Juan Hernández de Cimeta, que así lo
testificó, según el acucioso historiador patrio
Hernann González Oropesa; en la cual viajaron dominicos y franciscanos
actuando conjunta, fraternal y solidariamente, en seguimiento del proyecto y
bajo el mando espiritual de Pedro, obligado a fundar pueblos, a iniciar el
proceso evangelizador en la tierra firme.
Las Casas dice que dejó a los franciscanos en
Araya bajo el mando de Juan Garceto, lo que no me parece lógico, aunque es una
opinión generalizada, y es posible porque en Puerto de Perlas estaban sus
dominicos ya instalados, como hemos visto, sin embargo, soy de la opinión
y creo que es lo más probable, que los haya dejado
confortablemente establecidos en Cumaná, Puerto de Las Perlas, donde estaban
los misioneros dominicos. Se trata de dos órdenes distintas con sus propios
gobiernos, es posible pensar que durante algún tiempo estuvieron juntas, pero
podemos comprobar que ambas misiones funcionaron separadas. Pedro ya se había
establecido bajo la protección del Cacique Cumaná, a quien conocía porque
estuvo en su convento en Santo Domingo, no le fue difícil impetrar su proyecto;
definitivamente los dejó instalados con todo su hato, para construir una casa y
una iglesia, por cierto, un equipaje impresionante de acuerdo con lo embarcado
en Sevilla; y con órdenes muy precisas para la conducción de la misión que
estaba bajo su gobierno; se puede admitir, de acuerdo con documentos
investigados por Vicente Rubio, que
estos franciscanos vinieron a reforzar a los misioneros dominicos, y que
sustituyeron a los compañeros sacrificados de la primera expedición de 1513,
pero todo hace pensar que trabajaron cada orden en forma separada, y en Cumaná
siempre estuvieron los dominicos y franciscanos separados históricamente, eso
podemos comprobar en los planos y en sus ejecutorias; el mismo Vicente Rubio
prueba con toda clase de datos, que otros dominicos vinieron con Pedro de Córdoba en febrero de 1515 a sustituir e investigar
la muerte de sus compañeros, y por supuesto se quedaron y fueron reforzados
como hemos dicho, al frente de la misión que nunca abandonó a Cumaná.
Pero bien, siguiendo el relato de Las
Casas: Pedro deja a Juan Garceto con los
franciscos en Cumaná en 1515, probablemente en Punta Araya, “frontero con La Margarita ”, que luego fueron a parar, definitivamente, en el pueblo de Cumaná; no deja de ser importante que Las Casas diga
en el pueblo de Cumaná, porque en efecto ya Cumaná era un puerto importante
donde estaban los perleros, Los señores de Canoa, que explotaban grades
placeres de perlas en las islas de Margarita, Cubagua y en la península de
Araya, que no tenían ningún puerto, ni nada para sostenerse. En Cumaná había aun
pueblo “poblantisimo” como dice el clérigo, Puerto de Perlas, un reino o
cacicazgo, rico y trabajador, organizado, constructores de barcos, productores
de yuca y maíz, buenos marineros y pescadores, como dice Las Casas; y amigo
“guatiaos”, lo que significaba mano de obra, mujeres, alimentos; como decían
los españoles La primera casa que se construye en Cubagua data de 1520 y mucho más
tarde en Margarita.
Pedro continúa su expedición, con los
otros dominicos, para fundar otra misión, hasta Chiribiche ese año de 1515 o el
año siguiente (biche también quiere decir río). Pedro, en sus cartas lo llama
Chiribiche, en ningún documento del fundador aparece Chiripichi y allí comienza
la confusión de los cronistas), y bautiza la misión con el nombre de Santa Fe
de Chiribiche, que fue su consigna su aspiración, “donde españoles no fueran”, su filosofía era esa, fundar misiones
con los aborígenes, para
adoctrinarlos y expandir la doctrina de
Cristo en toda América; fue su segunda misión, Santa Fe, lejos, a diez leguas
de Puerto de Perlas, donde españoles no
fueran. Santa Fe de Chiribiche, sin perlas ni nada que pudiesen ambicionar,
donde reinaba Maraguey, de la familia de Cawaná, que los acepta, y donde asienta su segunda
misión de predicadores en 1515; y
continúa la evangelización y procede a
la construcción de otro monasterio, lo deja en perfecta paz y vuelve a Santo
Domingo desde donde la defiende del acoso de los esclavistas; y de la vida de ese monasterio se conservan
hasta sus anécdotas de santidad; pero
tiene que marcharse por sus compromisos como Vicario de la Orden Dominica en
el Nuevo Mundo, y deja encargado de la misión a fray Diego de Velásquez, como
en Cumaná dejó a Luis De Toro y a Garceto, al frente de su obra; pero no por
ser el Vicario de Indias con sede en esa ciudad, abandonó sus misiones en
tierra firme, el mantuvo su patrocinio y autoridad sobre estos asentamientos
hasta su muerte, como puede advertirse en sus cartas.
José Mercedes Gómez, Cronista de Cumaná hasta
1994, en su opúsculo “Orígenes de la Ciudad de Cumaná, dice: “Al Parecer
pacíficamente trascurrieron los años. Para el año de 1516 había nueve frailes,
incluyendo al superior Fr. Juan Garceto y funcionaba por lo menos
una
escuela con unos 50 alumnos indígenas”.
Es el embrión de la ciudad de Cumaná.
Sobre Pedro de Córdoba tienen puesta la vista en
la actualidad muchos historiadores, investigadores y teólogos. Pueden buscar el
Libro reciente de Fr. Vicente Rubio, que se denomina “Los Primeros Mártires
Dominicos de América”, que lamentablemente confunde las fechas, los nombres y
los sitios, pero por lo demás, es una magnífica investigación que deja ciertas
claves que sirven para aclarar todas las dudas que se puedan tener de aquellos
días iniciales sobre todo del trabajo de Pedro de Córdoba, en Tierra
Firme.
El hecho
histórico de establecer la fundación de Cumaná en 1515, es muy significativo, de tal suerte que muchos otros pueblos lo
reclaman: Panamá y Veracruz en 1519, y otros pueblos que desaparecieron por
muchos años, y han vuelto a la vida;
por eso, la fundación de
Cumaná, ha sido negada o tergiversada,
en detrimento de nuestra historia, y
muchos cumaneses desprevenidos han caído en el juego contra nuestros intereses;
por eso tenemos el deber de rescatar esos hechos para la historia de nuestro pueblo, utilizando los
mismos argumentos de los que nos despojan. Además, la historia de Cumaná de
esos primeros tiempos es muy rica desde todo punto de vista, no solo por el
hecho simple de la fundación del primer pueblo del Imperio Español en América,
sino por la trascendencia histórica y filosófica de ese hecho. Del trato de los
españoles para con los indígenas y la defensa que hace Pedro de Córdoba, en las
cortes, nace toda una filosofía que defienden: Las Casas, Vitoria, Suarez y
decenas de ilustrados filósofos. Nacen las leyendas negras y doradas y las
leyes de indias. Se escriben libros importantísimos, se discute sobre la
dignidad de los indígenas, intervienen los reyes, obispos y hasta los papas y
las universidades. Todo eso lo desencadena un hombre llamado Pedro de Córdoba,
y Cumaná fue su idea y su testamento. Como
ejemplo trascribo en mi libro “Los Fundadores de Cumaná” el catecismo que Pedro
de Córdoba escribió para los indígenas en su lengua originaria La lengua de los
Arawacos que se extendió por todo el continente y que el sabio investigador
Marc de Civrieux llama Chotomaimu.
Los que
niegan la antigüedad de Cumaná de antes y despues de 1515, se fundamentan en los errores que cometen los
cronistas de Indias sobre el nombre de los ríos de Santa Fe, que Pedro de
Córdoba, su fundador, llama Chiribiche, como aparece en sus cartas transcritas
en mi libro ya mencionado; y el nombre del río Chiribichií, “la última luenga” como lo dice Bartolomé de Las Casas (1), y el
gran historiador e investigador,
Bartolomé Tavera Acosta (2), que es el nombre propio del río de Cumaná, “el
Cawaná Chiribichií”, o sea “Cawaná”, que quiere decir gran río, y Chiribichií, río de pájaros “Chiri
Chiritos Colibríes”; entonces muchos de
los acontecimientos y la ubicación de
los misioneros dominicos y franciscanos, y el rapto del cacique Alonso, etc.,
que sucedieron en Cumaná, como lo narra Las Casas y otros, cronistas, en la desembocadura del gran rio –Cawaná
Chiribichi- tal vez para ridiculizar a
Las Casas, los ubican en Santa Fe (1515), para restarle méritos al santo de los
indios porque Santa Fe para ellos no tiene ninguna importancia porque ese
asentamiento duró muy poco tiempo; y se fundó dos años despues que la misión de
Cumaná (1513). Alrededor del rapto hay toda una documentación, un expediente
que contiene la defensa que hizo Pedro de Córdoba y que escribe Las Casas, eso
no puede ocultarse.
Ese cuento
de que Cumaná fue abandonada, que primero fue Maracapana y Santa Fe, u otros
parajes, son historias fugaces, en tanto en cuanto las misiones iban
fortaleciéndose en Puerto de Perlas luego Nueva Córdoba, hasta el punto de
convertirse en sede apostólica en 1519, con orden real de construir cinco
iglesias más; y la historia se encarga de justificar. Este pueblo que está hecho de historia grande
trascendente y heroica; y los historiadores y cronistas no tienen otra cosa que
hacer que no sea estudiarla y trasmitirla como lo hacen siempre.
Todos los
pueblos tienen el derecho de escribir su historia. En nuestro caso, sobran las
pruebas de la fundación y la permanencia, a través de los siglos, de esta
ciudad procera y muchas veces mártir, y otras mil veces heroica y trascendente.
Es nuestra historia y si a historiadores de otros pueblos le interesa lo consideramos
un honor Solo debo recordarles a los historiadores venezolanos que, cuando
ocurrieron los primeros eventos de 1513, Pedro de Córdoba no había fundado la
misión de Santa Fe de Chiribiche, que se inició en 1515, sobre este hecho están
contestes todos los cronistas e historiadores y los documentos reales. Lo único,
que me choca y en lo que difiero, es ese empeño, de muchos cronistas e
historiadores actuales, disidentes, de trasladar los hechos iniciales de la
fundación de Cumaná, a Santa Fe, Maracapana, Cubagua o Margarita. Los datos que tenemos, de las
investigaciones que hemos hecho, podemos afirmar que las expediciones dominicas
señaladas, arribaban a Puerto de Perlas, y al poco tiempo los misioneros; podían
recorrer hasta 8 leguas dentro del territorio de Cawaná o Alonso -el reino de
Cawaná- en santa paz; en ese reino de Cawaná (repito, quiere decir río grande),
donde estaban seguros; y esa fue la primera gran empresa de España, la más
gloriosa y santa y beneficiosa la de las primeras pesquerías de perlas;
Porque aquí,
a nuestro Puerto de Perlas, llegaban todas las expediciones que venían de España
y los señores de Canoa, se establecieron en nuestro puerto; en Cubagua y
Margarita no había ningún puerto, ningún pueblo español, solo los placeres de Perlas.
Per Alonso
Niño se llevó 49 marcos de perlas para España, desde Puerto de Perlas, y se
desató la codicia, de los perleros. Girolano Benzzoni, pintó una fase de la pesca
de perlas en Cumaná en 1541, de este puerto se pagaron los primeros derechos de
almojarifazgo, a la Corona el Quinto Real; de aquí partían hacia los placeres,
y luego venían a tierra firme donde estaban las misiones, las iglesias, y donde
tenían sus casas y negocios, así se formó la Nueva Córdoba y de
aquí partían a otros rumbos. Guillermo Morón nos trae las listas de pasajeros
que desembarcaban por ese puerto desde 1538, pero eso acontecía desde mucho
antes porque por ese puerto entraban al territorio del continente todas las
expediciones que venían de santo Domingo.
Montesinos
convoca al pueblo con repiques de campanas de cinco iglesias construidas por
orden de Fernando el Católico, y ya la Nueva Córdoba era sede apostólica desde 1519, y
para esa fecha se estaba construyendo el fuerte de Santa Cruz de La Vista , y si no es así debe
ser que apareció milagrosamente la mole sobre la cual Las Casas y Castellón
construyeron la parte superior, que vulgarmente llaman torre o torrecita, lo
que desmiente la pintura y las ruinas que aún existen, y pueden apreciarse en los dibujos, de Jácome Castellón.
Ricardo Castillo Hidalgo, se ve
obligado a reconocer que entre 1504 y 1506, cuando el Rey permite el rescate de
esclavos, en su obra citada, dice: “Esa autorización, como es lógico, serviría
para impulsar armadas esclavistas hacia las zonas señaladas, pero, mientras
tanto el “rescate” continuaba en Cumaná, y en general en toda la costa de las
perlas, etc.”
Acaso puede negarse que con Juan Garceto y sus franciscos, se
establecieron a un tiro de ballesta tomado desde la orilla de la playa, en el
maravilloso delta que formaba el río Chiribichií, Cumaná o Cawaná, con sus
compañeros picardos y de otras nacionalidades: fray Juan Flamigi (flamenco),
fray Ricardo Gani de Manupresa (inglés), fray Jacobo Hermigi, fray Ramgio de
Faulx, fray Jacobo Escoto (escocés), fray Juan de Guadalajara, y fray Nicolás
Desiderio, que continúan el trabajo iniciado por sus predecesores mártires
y sus sustitutos dominicos con Fr. Luis
de Toro, que refundan la escuela para
los niños indígenas, construyen un monasterio, reconstruyen una iglesia que
había sido destruida por los indios, e inician y terminan otra iglesia, todo
ello bien documentado, y puede verse en dibujos y planos de esa época; además
tenemos soportes de los trabajos de reparación que se hacían en ellos.
Desde la fundación de la misión de
1513 nunca abandonaron los misioneros a Cumaná, y su misión dio frutos, ya que
su puerto creció hasta convertirse en la capital de la provincia de Paria
primero y después de Nueva Andalucía, con el nombre de Nueva Córdoba y luego
Cumaná, y fue sede del primer obispado de América. Ningún otro pueblo de esa
época tiene la documentación que tiene Cumaná.
El Rey Carlos I,
autorizaba a la Casa
de Contratación en mayo de 1519 y le
decía: “Hemos mandado proveer además de las dos iglesias y casa de San
Francisco que están en la costa de
Cumaná, que es la de tierra firme del mar-océano, se edifiquen otras cinco
iglesias y casas en aquella costa, en que se celebre el culto divino y que
puedan morar cuatro religiosos de dicha orden y debían proveerse escuelas;
iglesias y conventos de todos los materiales y útiles, necesarios para la
enseñanza al culto y al trabajo
agrícola”. Esas cinco iglesias se construyeron y aparecen en planos de la
ciudad desde tiempo inmemorial.
Muchos historiadores y cronistas
niegan hasta la existencia de Nueva Córdoba, destruida por piratas franceses
cuyos archivos fueron rescatados por Fr. Antonio Patricio de Alcalá, quien los
reprodujo en el “Consectario de la
Ciudad de Cumaná”. En este sentido cabe recordar que, en la Capitulación con
Diego Fernández de Serpa, quedó asentado que: La capital de este gobierno
“Debía ser la ciudad de Nueva Córdoba”, de ese embrión quedan documentos
infinitos, planos, relaciones, cartas, y pinturas. No hacen falta más
pruebas.
Nosotros tenemos más pruebas,
publicadas en mis libros, del poblamiento e historia de Cumana, reunidas en la
“La fundación de Cumaná”, “Cronología de la fundación de Cumaná”, “Historia de la
Iglesia Católica de Cumaná” “Gobernadores Coloniales de Cumaná” ‘’Crónicas
Originarias’’ “Cumaná y Coro” “Memoria Histórica de Cumaná’’ y otros libros y
ensayos. con los cuales pretendo completar la historia de mi pueblo desde su
descubrimiento, hasta nuestros días, incluyendo terremotos, guerras, y mucho de
su cultura. Toda la historia de Cumaná, a través de sus personajes. cada
acontecimiento, cada hecho trascendente; cada viajero que pisó su suelo, cada
pirata que atacó su pueblo, cada ataque indígena, cada hijo notable, cada
sacerdote o misionero que se quedó entre nosotros, o escribió o investigó, toda
es su historia.
Cumaná es Primogénita desde que Colón
la descubrió en 1494 y fue conocida con el nombre de Puerto de Las Perlas; es
una parte de larga historia, de mitos y leyendas que la rodean. El nauta
salvado del naufragio que cuenta su historia a Colón; Las perlas que fueron la
primera riqueza que explotó España en América; el rapto del cacique y su
familia; la intervención de grandes filósofos como Las Casas, Vitoria y Suarez;
el martirio de los dominicos; el juicio contra Colón La riqueza; el
nombramiento del primer obispo; la
muerte de Fajardo; la resistencia indígena; los crímenes de Gonzalo de Ocampo,
las construcciones de Castellón, el terremoto de 1530; la riqueza perlera: Dice
el Prof. Lodeiros, “…estimamos la cuantificación del siglo XVI con la
producción, en solo 27 años equivalentes a 11.326.230 perlas de 1 g (5
quilates) lo cual supondría una explotación de 45.304,92 millones de ostras
11.326.230 x 4.000,oo equivalentes a 1,36 millones de toneladas (1 ostra con
perla 30g) lo que daría un promedio en 27 años
de 50.370,70 t/año.
Que no había perlas en Cumana, dicen
algunos investigadores de la historia, veamos como lo cuenta Ángelo Trevisan,
cuando arribó a su puerto en 1494.
Cumaná era una rica región perlífera,
nos dice Trevisan, que en aquel lugar los nativos recogían perlas en gran
cantidad. Con cestos especiales, provistos de peso y pendientes de cuerdas,
descendían al fondo del mar y pescaban allí las ostras que les servían de
alimento, y de ellas arrancaban las perlas; pero como carecían de instrumentos
adecuados para perforarlas, perdían y estropeaban muchas. Eran verdaderas
perlas orientales, muy bellas. Los nativos las cambiaban fácilmente a los
recién llegados por cascabeles y otras baratijas.
Yo le pregunto a estos historiadores
que niegan nuestra historia: ¿Con que personal se trabajaba y donde vivían? y
¿Por qué Cumaná tiene tanta historia? Y ¿Porque esos pueblos alternativos
desaparecieron?
Con nuestras perlas inundó España a
Europa, servían como dinero en las transacciones mercantiles: llenaban las canoas,
se hicieron célebres los Señores, de tal suerte que, por esos tiempos, Cumaná
fue el puerto más importante del Nuevo Mundo, son significativos los diálogos
entre Pedro Barbirio, nuestro flamante primer Obispo, y el sapientísimo Erasmo
de Róterdam. Eso no puede pasar desapercibido. El mismo Guillermo Morón, da
cuenta de los navíos que arribaron a Cumaná, y trascribe en su Historia de
Venezuela, los nombres de todos los pasajeros que desembarcaron por su puerto
desde 1538.
Cumaná no fue fundada por Gonzalo de
Ocampo en 1521, como pretenden obligarnos a creer algunos desapercibidos, que
luego no vacilan en llamarla Primogénita; sin tomar en cuenta que Panamá y Veracruz
se fundaron en1519, y aspiran ese galardón; y no la fundó porque ya existía y estaba en pleno esplendor
Puerto de Perlas y las misiones de Pedro de Córdoba, en la desembocadura del
río Cumaná, por el Golfo de Cariaco; orgullosa, bella y alabada por todos los
que la visitaban, y pueden ustedes ver en los dibujos y planos de la época; y
ya blasonaban sus habitantes que no encontraban ni escatimaban alabanzas de sus
bondades, en planos y alegorías y en sus
peticiones a los Reyes de España.
Gonzalo de Ocampo hizo un campamento
militar media legua río Cumaná arriba, y lo llamó Nueva Toledo; construyó 20 o
30 casas, fue otro escalón en el proceso de la fundación, indudablemente forma
parte de la historia heroica de Cumaná; lo mismo que Bartolomé de Las Casas,
que construyó gran parte del fuerte de Santa Cruz de La Vista , y se instaló con los
dominicos en las misiones de Puerto de Perlas, o sea, el incipiente pueblo de
Cumaná. Gonzalo de Ocampo, al llegar Bartolomé de Las Casas, y presentarle los
despachos reales de su capitulación con la Corona , tuvo que abandonar su empresa
fundacional, y el campamento que había iniciado. Pueden ver la ubicación de ese
campamento en el dibujo del año 1601, del Gobernador Suarez de Amaya. Y
Castellón, que es también otro escalón del proceso fundacional, y tendría
muchos más méritos que Ocampo, ya que el reconstruyó el pueblo y terminó la
construcción del fuerte de Santa Cruz de la Vista y lo presentó al Rey Carlos I
y fue nombrado su Alcalde y, por ende, Jefe de Las Fuerzas Reales y del pueblo,
que puede verse en las pinturas que el mismo ordenó hacer antes y después del
terremoto de 1530.
De ese pueblo salían y entraban todas
las expediciones de colonos y guerreros de esos tiempos. El nombre de Nueva
Córdoba viene de Misión de Pedro de Córdoba, que a la vez es el nombre que
sucede a Puerto de Perlas; su pujanza puede apreciarse en las pinturas de
Castellón de ese mismo tiempo, y las otras que inserté en este corto ensayo.
EL
RAPTO DE CAWANÁ.
Abundando en este tema, debo aclarar
que: El Cacique de Cumaná, Cawaná, y su puerto se hicieron famosos en 1514
cuando el cacique y su familia fueron raptados, vendidos en Santo Domingo como
esclavos, y los dominicos, con Pedro de Córdoba a la cabeza, reclamaron en
todas las instancias, la devolución de los indígenas; veamos algo de la última
investigación realizada por don Vicente Rubio, sobre la expedición esclavista,
estos datos:
“Santo Domingo. El 5 de agosto de
1514 era convocada una reunión en casa del Licdo. Marcelo de Villalobos, uno de
los tres jueces de Apelación. Once personas más asistieron a ella: El Lcdo.
Juan Ortiz de Matienzo, colega de Villalobos.
Gil González Dávila, contador de la Isla. Juan de Ampiés,
factor de la misma. Pedro de Ledesma, secretario de la Real Audiencia. Cristóbal Sánchez Colchero, naviero. Juan de
León, vecino de Santo Domingo. Gómez de Ribera, ídem. Diego Caballero, ídem. Bartolomé Palacios. Ídem. Diego Bernal, ídem. Y Juan Fernández de las
Varas, el cual se hizo representar por un tercero”.
“Entre todos acordaron organizar una expedición
o “armada” contra los caribes de las islas cercanas. Esta expresión equivalía:
“ir a caza de indios”. Nada importaba
que los nativos cazados fuesen en verdad “caribes” (antropófagos y enemigos
tanto de indios pertenecientes a otras tribus como de los colonos hispanos) o “guatiaos”
(indios de paz y amigos de los españoles). Al volver de la cacería y a la hora
de declarar su mercancía humana ante las autoridades del puerto de Santo
Domingo, siempre los armadores hacían pasar a todos sus aborígenes apresados
como “caribes” sabiendo que así la ley les amparaba (16).
Constituida por aquellos doce
individuos la expedición, “gastos y beneficios se repartían por partes iguales
entre los doce socios. Tomarían parte
dos naves pertenecientes a dos de los socios: el navío “Latino” de Cristóbal
Sánchez Colchero y el barco de Palacios.
Juan de León fue nombrado capitán de la armada, y Pedro de Ledesma y
Diego Caballero recibieron el encargo de proveer y despacharla…
“Aportaron capitales, además de los socios
de la empresa, el repartidor de los indios de la española, Rodrigo de
Alburquerque, que poco después sería nombrado alcalde mayor de la isla, y el
procurador de Santo Domingo Juan García Caballero. Probablemente también invirtió capital en la
empresa el tercer oidor, Lucas Vázquez de Aillón, pariente de la mujer de Gómez
de Ribera; éste último fue nombrado veedor de la amada… La expedición se
dirigió primero a la isla de San Vicente, donde tras saltar a tierra, el
capitán Juan de León y el naviero y maestro de su nave, Cristóbal Sánchez
Colchero, fueron matados por los indios.
Muertos dos de los jefes de la expedición, asumió el mando de la armada
Gómez de Ribera. Ordenó tomar rumbo a “las perlas”, donde rescataron perlas de
los indígenas y también se dedicaron a pescarlas.
Cuando Ocampo vino aquí a reducir a los
indígenas mediante engaños, construyó el campamento de 21 casas y le dio el
nombre de La Villa
de Toledo, donde lo visitó Bartolomé de Las Casas, y dijo: “Ni que lo llame
Sevilla, lo habitaran los indígenas”, y donde estaban los indígenas, eso
podemos apreciarlo en el Acta de Montesinos, de 1562, que convocó al pueblo
para nombrar su ayuntamiento, con el tañido de las campanas de los templos de Nueva
Córdoba, templos de los cuales Antonio Patricio de Alcalá, rescató los libros
de matrimonios y bautizos, que hoy podemos apreciar en El Consectario de la Ciudad de Cumaná, libro
genético de nuestro pueblo. Para aquellos que desconocen la reconstrucción de
los templos de dominicos y franciscanos, basta con que lean el Acta por la cual
el rey Carlos Primero nombra alcalde a Jácome Castellón.
En el Acta de Montesinos, donde no
estaban todos los habitantes, están familias
españolas y los representantes de los
indígenas con sus familias, se calcula que vivían en Cumana más de 20.000
indígenas, Humboldt los calculó en 15.000 en 1799, digan si eso no es un pueblo
populoso, Humboldt dijo que Cumaná era tres veces más poblado que Veracruz; en todos los mapas desde el siglo XVII se ven
los cinco templos de Cumaná, y allí, cuando llegó Montesinos en 1562 habia por
lo menos dos iglesias servidas, que siempre han estado y estaban los templos y
monasterios y la ciudad. Ustedes, investigadores independientes, pueden leer el
expediente de la muerte de Fajardo, que fue juzgado en el edificio del cabildo,
y su cadáver fue arrastrado por las calles del pueblo y colgado en su plaza
mayor.
Los que ignoran estos hechos se basan
en los dichos de algunos viajeros que no encontraron el rumbo hasta la Nueva Córdoba , y su ignorancia
manifiesta queda al descubierto en el crecimiento indetenible de nuestra
ciudad. Cumaná la Primogénita
de América. La Nueva Córdoba , fue
una ciudad populosa, como puede verse en sus mapas y dibujos; incitó la codicia
de las naciones y nacionales europeos. En 1542 los holandeses ocuparon las
salinas de Araya y las explotaron hasta 1622, cuando se inició la construcción
del Castillo de Santiago de Arroyo de Araya; a partir de ese hecho La Nueva Córdoba quedó
en la ruta de los Corsarios, el primero que la saqueó fue John Awaquins, en
1568, luego nos saqueó, pero fue derrotado y salvo milagrosamente la vida, el
afamado pirata Walter Raleigh en 1595. La Nueva Córdoba y las
Salinas de Araya, también fueron atacadas en 1576 por el Corsario Inglés Peter
Barker, que robó sal en Araya, pero fue rechazado en Nueva Córdoba. Amias
Preston, afamado filibustero, obliga a los habitantes de la Nueva Córdoba a
pagarle una fuerte suma de dinero, y también atacó las salinas de Araya donde
roba grandes cantidades de sal. En 1602 vuelven los ingleses esta vez bajo el
mando de Williams Parker, también es rechazado. En 1606, el Gobierno Español
envió una armada de 18 buques de guerra a custodiar el pueblo de Nueva Córdoba
y las Salinas de Araya. En 1622 el Capitán General de Cumaná, don Diego de
Arroyo y Daza obtuvo una contundente victoria contra 104 naves de guerra de los
invasores holandeses. Ese mismo año se inició la construcción del fuerte de de
Santiago de Arroyo de Araya, y se fundó el pueblo de Araya bajo la advocación
de Nuestra Señora de Las Aguas Santas.
La ciudad fue atacada, demolida por
las fuerzas humanas y la naturaleza, pero la obra civilizadora nunca cesó, para
probarlo tenemos esta hermosa realidad que nunca fue abatida por completo.
Cumaná, como el ave Fénix, vuelve a la vida después de cada tragedia.
Phoenicoperus: nuestra ciudad es la esperanza de su pueblo y la esperanza no
morirá nunca.
CRONOLOGÍA DEL DESCUBRIMIENTO
Y POBLAMIENTO DE CUMANÁ
Pretendemos
probar con estos hechos históricos, admitidos por todos los historiadores que
conozco, el desarrollo de la ciudad de Kawaná –Cumaná-, la capital de la
Provincia de Nueva Andalucía, más conocida por Provincia de Cumaná. La palabrea
Cumaná viene de la palabra del idioma Arawaco – Carina, “Kawaná” que quiere
decir “gran río”, idioma que Mark de Civrieux llama “Chotomaimu” –de “choto”,
pueblo y “maimu”, lengua-. De ninguna manera puede venir de Cumana, (sin
acento) que quiere decir “frijol”, ni el cacique Kawaná, puede llamarse
“frijol” como pretenden algunos lingüistas. ¡Imagínense…! mis queridos
lectores, que al cacique Kawaná, el más destacado de su tiempo, lo hubiesen
llamado frijol o frijolito.
1484.- El puerto de Cumaná toca la leyenda, es la
historia del nauta que cuenta Bartolomé de Las Casas, en La Historia de Las
Indias, que repite Juan Manzano Manzano, en su obra “Colón descubrió América
del Sur en 1494, y es en verdad el puerto de que hablan Ángelo Trevisan, López
de Gómara, y el Inca Garcilaso de la Vega, que cuenta con lujo de detalles esa
expedición, nunca bien investigada, de Alonso Sánchez de Huelva, que era un
marino bien conocido, dueño de un navío con el cual navegaba entre las Islas Canarias,
la isla “Madera” y “España, cargado de mercancías. Una gran tormenta lo
arrastró hasta las costas del Nuevo Mundo probablemente el año de 1484. De los 17
hombres que lo acompañaban no regresaron más de cinco (5) que se refugiaron en
la casa de Cristóbal Colón, conocido como sabio marino, en la misma isla de Madera,
al cual le contaron los pormenores de la travesía; después de ellos, todos los
cronistas de indias y expedicionarios que siguen la ruta de Colón, arriban a
Cumaná, por eso Manzano Manzano, concluye, que fue al puerto de Cumaná y no a
Santo Domingo, donde llegaron esas expediciones, y ya no sabemos si es leyenda
o historia. Cumaná, también es el lugar sagrado de los primeros mártires
cristianos, y tal vez de la primera misa.
Yo quiero agregar a esta historia porque nadie lo
ha mencionado, que el hecho de que el cacique de Cumaná haya escogido el nombre
Alonso en la pila del bautismo, no puede ser un hecho casual sino que el
cacique de Cumaná lo escogió como homenaje a su amigo el capitán Alonso Sánchez
de Huelva, el cual pasó mucho tiempo reparando su barco, ayudado por el cacique
y su pobladores, en el territorio del cacique y es más; muchos de sus marineros se quedaron en Cumaná
y formaron familia; y enseñaron muchas cosas de las cuales solo el pueblo de
Cumaná pudo disfrutar, como hacer vinos tintos y blancos y construir mejores
barcos como nos lo cuentan: Ángelo Trevisán,
Bartolomé de Las Casas, López de Gómara y Juan Manzano Manzano.
1494.
Cumaná también fue visitada por
expediciones españolas enviadas desde Santo Domingo por el Almirante Cristóbal
Colón, los poco conocidos “Viajes
Cortos” como nos lo cuenta Ángelo Trevisán, y pueden consultar sobre este
suceso: a López de Gómara, Mártir de Anglería, también en “Historia del Nuevo
Mundo” de Girolano Benzzoni; y sobre todo la famosa e importantísima crónica de
Ángelo Trevisán, publicada, en texto original, por Don Juan Manzano Manzano, en
sus obras: ¨Colon descubrió América del
Sur en 1494¨, y ¨Colón y su secreto, y centenares de documentos, planos,
dibujos, mapas del Archivo de Indias, y obras recientes de Ricardo Castillo
Hidalgo y Vicente Rubio. Viniendo a ser Cumaná y no Macuro, el primer puerto de
América continental, visitado por europeos; y de esta manera, también se inicia
el mestizaje, el cristianismo y la escolaridad en América del Sur.
Desde
que los Colones descubrieron perlas en el golfo de Cariaco, la actividad de su
puerto no decayó. Durante el reinado de Fernando el Católico, el puerto de
Cumaná se conoció con el nombre de “Puerto de Las Perlas o Puerto de Perlas”,
también se llamó a su territorio indistintamente “Paria” y “Tierra Firme”.
Todo
este oscuro y confuso acontecimiento, al comienzo del despertar del Continente
Incognito, lo viene a explicar Bartolomé de Las Casas, ese genial sacerdote que
dedica su vida al estudio de la vida y los hechos de los habitantes originarios
del Nuevo Continente. Los miles de años de la cultura de nuestra civilización,
encuentran en él, su intérprete, su defensor, historiador y defensor; podemos
decir que nadie más autorizado que él, para desentrañar los misterios de
aquella aventura humana.
Y por
haber perlas en Margarita, Cubagua y Cumaná, toda la costa que se iba
descubriendo a partir de 1499, recibió también el nombre de Costa de las
Perlas, y Cumaná como puerto principal del pueblo Kaima Caribe, donde se
establecieron los primeros expedicionarios y compradores de perlas, se le llamó
Puerto de Perlas.
Per
Alonso Niño, que vino con Colón en su tercer viaje y conoció la riqueza
perlífera de aquellos mares, se asoció con los ricos mercaderes sevillano, los
hermanos don Luis y Cristóbal Guerra. Esta expedición parte de Sanlúcar de
Barrameda y llegan al mismo Puerto de la Península de Paria, donde atracó la expedición
de Ojeda, 15 días antes. A los pocos días viajan a Cumaná por la vía de Cubagua
y Margarita. En Cumaná reciben de manos del cacique Kawaná, las perlas que
había encargado Bartolomé Colón, cuando desembarcó en nuestro puerto en 1494.
Per
Alonso Niño y sus expedicionarios también obtienen noticias de las Salinas de
Araya, y las visitan antes de partir para Santo Domingo.
En
vista de la importancia del descubrimiento de las perlas en aquella zona, que
el rey Fernando recibió de Per Alonso Niño, ordenó la construcción del Fuerte
de Santa Cruz de La Vista.
Las
pinturas de Castellón delatan las formidables estructuras del fuerte de Santa
Cruz de La Vista, que aun se pueden ver bajo las aguas del golfo de Cariaco, y
en su parte superior del dibujo, la torre construida por Bartolomé de Las
Casas, e inaugurada por Castellón con toda la pompa de esa época. Se me ocurre
pensar, que para construir la mole inferior del fuerte, se requirió una
verdadera movilización de materiales desde Araya, y personal capacitado desde Santo Domingo, como
nunca lo habían hecho los españoles de aquellos tiempos; para ello fue preciso
iniciar la explotación de la piedra de Araya, las canteras de piedra ciclópea,
que es otro escalón al cual no se refieren estos historiadores que se alejan de
Cumaná, y yo me pregunto: ¿Qué dirían si estuviesen estas ruinas en otro
sitio de los favorecidos por los
historiadores, en relación con la primogenitura? Porque ya tienen un gran problema con el
inicio de la explotación de las perlas, en su afán por desconocer su
descubrimiento y explotación en Cumaná, desde que fue descubierto el escrito de
Trevisán. Los nuevos historiadores hablan de Margarita y Cubagua, como si en
esas islas hubiese para esos tiempos algún puerto habitado o algún pueblo,
ellos sabes que en la isla de Margarita existía para 1517 un hato fomentado por
Marcelo de Villalobos en el Valle de San Juan; y en ese mismo año se
establecieron algunos españoles en Cubagua, pero ya Puerto de Perlas era una
ciudad sobre todo por la población indígena, “poblantísimo” La figura de Don
Alonso copa la escena.
Con la
piedra de Araya se fundó la primera empresa de construcción del continente, los
bloques extraídos de sus canteras sirvieron para construir en todo el Caribe,
incluyendo la Nueva Cádiz. Contra estos hechos no vale el desprecio que
muestran los historiadores de la vieja provincia de Venezuela y del mundo por
la provincia de Cumaná.
Hagamos
pues el recorrido por alguno hechos relevantes del desarrollo de Cumaná, la
capital de la provincia de Nueva Andalucía.
1499. Alonso de Ojeda,
que viajo con Colón en su segundo viaje, unido con Américo Vespucio y Juan de
la Cosa, surgen en Cumaná, con las cartas de navegación de Colón que le habia
dado el obispo Juan de Fonseca. Saliendo
de Puerto de Palos, en mayo de 1499; recorren las costas orientales de Tierra
Firme y le dan el nombre de Nueva Andalucía. Llega como Bartolomé Colón al
Puerto de las Perlas, en el golfo de Cariaco. Es el primer navegante que sigue
las huellas de Colón.
1513. Fray Pedro de
Córdoba, Vicario de Las Indias, acreditado por cédulas reales del 10 de Junio
de 1513, envía desde La Española, isla de Santo Domingo, para el Puerto de las
Perlas, que ya era conocido como la tierra del cacique Cumaná, la primera
expedición fundante y autorizada por el Rey Fernando el Católico y por el
Papa, para la América continental, de
que se tenga conocimiento, con el objeto de iniciar la conquista evangélica y
pacífica de la Tierra Firme, como la había pactado Pedro de Córdoba. Esta expedición tuvo que seguir el único
rumbo conocido en ese tiempo, establecido por Cristóbal Colón, que era la vía
de las perlas hasta la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco. El
primero de septiembre de 1513 según Bartolomé de Las Casas, otros autores la
ubican en 1514; Fray Pedro de Córdova, Vicario de las Indias, envía desde La
Española, una expedición conjunta con los franciscos, bajo el mando del
dominico Fray Antón de Montesinos; Fray Francisco de Córdoba, según Las Casas, era franciscano, recientemente se dice que
era dominico –Vicente Rubio-; y el lego
Juan Garcés; para fundar la primera
misión en tierra firme americana (suceso narrado en cédula real de 3-09-1516).
Montesinos no pudo continuar en la expedición por haberse enfermado, y se quedó
en la isla de Puerto Rico. Afirma Las Casas que, en septiembre de 1513, otros que,
en 1514, arribaron a nuestra tierra los primeros misioneros, y permanecieron en
el Puerto de Las Perlas, bajo la protección del cacique Kawaná –Don Alonso para
los españoles- creando las bases de la
primera misión en tierra firme. Estos dos religiosos fueron sacrificados por
los indígenas en venganza por las tropelías cometidas por corsarios españoles,
que secuestraron al cacique Don Alonso y a sus familiares para venderlos como
esclavos. El cacique Cumaná fue bautizado en Santo Domingo con el nombre de
Alonso.
Nota. - En junio de 1519, Francisco del Castillo,
declaró haber sido el piloto de la nave que llevó a los dos dominicos, y Juan
Fernández, piloto de una carabela dijo que había ayudado en ello (cfr. E. Otte,
“Las Perlas del Caribe”, p. 125. nota 610)
1513 a 14, Fray Francisco
Fernández de Córdoba, oficia en Cumaná,
la primera misa en la tierra firme americana. Hecho este admitido por la
Iglesia Católica. Además, está dentro de la lógica, porque era la obligación de
Fray Francisco, y venía suficientemente dotado para ello, según la cédula real
del 10 de junio de ese mismo año, que ordenaba que fuera provisto de todo lo necesario
para dar misas. Es muy posible que Francisco oficiara la primera misa en la
tierra firme el mismo día que pisó tierra cumanesa, en1513 o 14, y luego las
continuó oficiando hasta su muerte en 1515. No sabemos de otro sacerdote a
quien se le haya atribuido, y así lo sostendremos hasta que se alegue y se
documente con cedula real u otro documento relevante, como en este caso.
1514. Por orden de Fray
Pedro de Córdoba, Vicario de las Indias, los misioneros: Fray Francisco
Fernández de Córdoba y el lego Juan Garcés, inician la construcción del primer
convento y la primera escuela en la tierra firme, en la antigua desembocadura
del río Chiribichí o Cumaná -como fue bautizado por los españoles desde un
principio- en el sitio de los Cerritos que se conoce actualmente como “Los
Castillitos” en el Barbudo – Cumaná. Esta escuela dio inicio al pueblo de
Córdoba en la orilla del río “Chiribichií, la última luenga”, Cumaná nació de
esa escuela, por ella se reunieron los indios con los sacerdotes y se poblaron.
La zona era “poblantisima”, según afirma Las Casas.
1514. 21 de agosto. Una
expedición corsaria al mando de Gómez de Rivera, llega al Puerto de Las Perlas,
se hospedan por varios días en la misión de Córdoba y Garcés, ubicada en la
desembocadura del río Chiribichii o río Cumaná; seducen al cacique bautizado
con el nombre de Alonso, y lo invitan, en unión de sus familiares y sirvientes,
a conocer sus barcos; ya en ellos, los indígenas son sometidos, encadenados y
encerrados en las bodegas, y los maleantes parten hacia la española, donde los
venden como esclavos. Estos hechos alcanzan notoriedad y trascendencia, han
sido narrados en muchas formas, hay expedientes judiciales, testimonios, mucha correspondencia,
sobre este hecho que marca de manera dramática los primeros días de la
conquista pacifica de la tierra firme, y, por ende, del plan de Córdoba.
El cacique
Alonso de Cumaná, de la etnia Cribe kaima, conocía a los españoles y a la Isla
de Santo Domingo, fue llevado, probablemente, en uno de los viajes cortos de Colón;
debemos recordar que Alonso recibió a los Colones en tres oportunidades, y
estuvo en el convento de los dominicos, conoció a Pedro de Córdoba y al lego
Juan Garcés, que hablaban su lengua, e hizo amistad con ellos.
La expedición corsaria fue organizada
el 5 de agosto de 1514 se reunieron en la casa del Lcdo. Marcelo de Villalobos,
en Santo Domingo, personas, entre los cuales estaban: el Lcdo. Juan Ortiz de
Matienzo, colega de Villalobos; Gil
González Dávila, contador de la Isla; Juan de Ampiés, factor de la misma; Pedro
de Ledesma, secretario de la Real Audiencia;
Cristóbal Sánchez Colchero, naviero; Juan de León, vecino de Santo
Domingo; Gómez de Ribera, ídem (13);
Diego Caballero, ídem (13 bis); Bartolomé Palacios, ídem (14); Diego Bernal, ídem; y Juan Fernández de las Varas
(15), el cual se hizo representar por un
tercero”.
1515. Martirio de los
misioneros. De acuerdo con mis cálculos la sentencia de los misioneros se
cumplió a finales de Enero de 1515,
porque Pedro de Córdoba llegó al Puerto de Las Perlas a saber de ellos, a
principios de febrero de 1515, porque la
expedición de Gómez de Rivera, llegó al Puerto de Las Perlas, entre finales de
septiembre y octubre de 1514, fecha deducida;
además los asaltantes pasaron varios días en la misión de Córdoba, de
acuerdo al relato de Las Casas; y, con
toda seguridad los indígenas cumplieron el plazo de cuatro lunas, que
concedieron, como él lo dice.
Con
esta acción de la justicia indígena, se inicia la heroica resistencia de los
indios chaimas de Cumaná, comandados por el cacique Orteguita, que cumplía
órdenes de la tribu, amotinada contra los misioneros que alegaban su inocencia,
pero ya habían sido sentenciados a muerte.
Pedro
de Córdoba viajó al Puerto de las Perlas, en febrero de 1515 para conocer la
suerte de los rehenes y llevar nuevos misioneros. Dice Vicente Rubio: “Tengo para mí
que eran Fr. Luis y Tomás de Toro, y tres o cuatro dominicos más, cuyos nombres
ignoramos, los cuales marcharon allá con el P. Pedro de Córdoba en fecha
posterior al 10 de febrero de 1515,
a fin de indagar la suerte que habían corrido el P.
Francisco Fernández de Córdoba y el hermano Garcés. A estos se agregarían luego los dos o tres
que más tarde arribaron allí para devolver a los indios liberados de su
cautiverio”. Lo que quiere
decir que la misión dominica de Cumaná se estableció y prosperó. Construyeron
un monasterio que podemos observar en el medallón de 1600, como podemos ver en
la reproducción que va en los anexos. No hemos podido conseguir la historia de
los dominicos de Cumaná del siglo XVI.
El
secuestro del cacique Cumaná, conmueve los cimientos del imperio, se levanta un
expediente contra las autoridades de Santo Domingo, los dominicos ponen en tela
de juicio la autoridad del Rey Fernando; envían a fray Antón de Montesinos a la
Corte, y el mismo Pedro de Córdoba, se traslada a defender a los indígenas en
la corte; logran rescatar a muchos cautivos, pero no pueden hacer nada por el
cacique Cumaná y su mujer. De estos
sucesos, Bartolomé de Las Casas, escribe la crónica más dramática de los
inicios de la evangelización americana. Las Casas dice que tuvo conocimiento de
estos hechos, narrados por los propios protagonistas en Cumaná. Todo este
suceso consta en expedientes y cartas en los archivos de Santo Domingo y en Sevilla;
y muchos libros se han escrito alrededor de estos hechos.
1515. Fracaso de la
segunda expedición fundante de Fray Pedro de Córdoba a la provincia de tierra
firme. Tomado de Historia de las Indias. Las Casas viaja de Cuba a Santo
Domingo para entrevistarse con Pedro de Córdoba. Llegó en el momento en que
Pedro de Córdoba expedicionaba a Cumaná, y una tormenta lo obligó a volver a
puerto. Éste tropiezo, sin embargo, permitió que se entrevistaran los dos
grandes hombres y conciliaran sus esfuerzos a favor de los indígenas. En esta
segunda expedición, iban con Pedro los misioneros Picardos y su vicario Johan
Garceto. De esta expedición no hablan los historiadores que confunden los
hechos fundantes porque los desconocen o no les interesan. En el conocimiento
de Pedro de Córdoba y la secuencia de las tres expediciones a Cumaná, ésta la
clave de sus equivocaciones.
Nota. - Bartolomé
de Las Casas, Capellán de S. M. Carlos I. Poblador de Cumaná 1517-1523. Vol.
II. Sevilla. 1960. p. 673.
1515. El 27 de noviembre de ese año, fecha aceptada por el Concejo
Municipal de Cumaná, propuesta por el
cronista Dr. José Mercedes Gómez, correspondiente a la segunda expedición fundante, de Pedro de Córdoba, al
Puerto de Las Perlas, -ese año de 1515-, se consolida la misión dominica y nace la franciscana de
Juan Garceto, en la tierra firme americana, a un tiro de ballesta desde la
orilla de la playa, en la desembocadura del río Chiribichii o Cumaná, por el
golfo de Cariaco, que dan inicio a la ciudad de Nueva Córdoba. Las dos misiones
aparecen juntas en el plano y en el medallón de 1600, que va en los anexos.
Los hechos.
- Pedro de Córdoba, repuesto de su fracasada segunda expedición, organiza la
tercera con los mismos protagonistas. Según Las Casas, parte de la expedición
desde Santo Domingo, con misioneros franciscanos de Picardía y misioneros
dominicos españoles. Los de Picardía se asientan en Cumaná, bajo el mando de
Johan Garceto; y los dominicos en Santa Fe de Chiripichí, segunda misión
fundada por Pedro de Córdoba, que deja bajo el mando de Fr. Pedro de Ortiz.
Estas expediciones para Cumaná, seguían la ruta establecida en los mapas de
Colón, navegaban hacia el sudeste, hacia las islas de Cuba y Puerto Rico, luego
navegaban hacia el sur y sureste hasta que divisaban las costas de Araya y las
alturas del Bergantín, luego entraban al golfo de Cariaco y al río Cumaná. Era
el mismo trayecto indicado por Colón en sus viajes cortos a la tierra firme; no
había otro rumbo conocido en esos tiempos. Desde Cumaná se organizaban las
otras expediciones, los navíos avanzaban sobre la costa de Maracapana, Santa fe
y Pozuelo. Los Franciscanos, picardos y de otras nacionalidades, de acuerdo con
nuestro itinerario, han debido llegar a Cumaná en el mes de octubre de 1515.
Los primeros frailes que conformaron la misión de Cumaná, por los dominicos, son:
Fr. Francisco Fernández de Córdoba, con el lego Juan Garcés, Tomás de Toro, y tres o cuatro cuyos nombres
no se han revelado, y por los
franciscanos que fueron con Juan Garceto, picardos y de otras nacionalidades,
son: fray Juan Flamigi (flamenco), fray Ricardo Gani de Manupresa (inglés),
fray Jacobo Hermigi, fray Ramgio de Faulx, fray Jacobo Escoto (escocés), fray
Juan de Guadalajara, y fray Nicolás Desiderio, que continúan el trabajo
iniciado por sus predecesores mártires; refundan la escuela para los niños indígenas,
construyen un monasterio, reconstruyen una iglesia que había sido destruida por
los indios, e inician y terminan otra iglesia, todo ello puede verse en dibujos
y planos de esa época.
1519. El
Rey Carlos I, autoriza a la Casa de Contratación en mayo
de 1519 y le dice: “Hemos mandado
proveer que además de las dos iglesias y casa de San Francisco que están en la costa de Cumaná, que es la de
tierra firme del mar-océano, se edifiquen otras cinco iglesias y casas en
aquella costa, en que se celebre el culto divino y que puedan morar cuatro
religiosos de dicha orden y debían proveerse escuelas; iglesias y conventos de
todos los materiales y útiles, necesarios para la enseñanza al culto y al trabajo agrícola”.
1519. Para este año ya los misioneros dominicos y
franciscanos, habían construido dos iglesias y sus casas, había siete frailes y
40 alumnos indígenas, todo lo cual consta en Cedula real del 7 de mayo de 1519. Cumaná fue entonces Sede Apostólica de la
Diócesis de Paria. Fue elevada por el Papa a Diócesis y nombra su primer obispo
a Pier Barbié, llamado por los españoles Pedro Barbirio. Lamentablemente los
ataques indígenas impidieron que se consolidara la Diócesis. Este obispo fue
muy conocido por su amistad con Erasmo de Róterdam.
1520. El 19 de
septiembre, estando los indígenas en pie de guerra, arriba a las costas de la
provincia de Cumaná una expedición de tratantes de esclavos, bajo el mando del
Capitán Hernando Ibáñez, y caen en una emboscada ejecutada por Maraguey y
Toronoima, estos caciques convocaron todos los caciques indígenas de sus
reinos. Bartolomé de Las Casas dice “se apellidó la tierra” con ello quería
decir que las maderas sonaron a muerte y aquellos hombres suscribieron el
primer acto de guerra contra los invasores, se inició así la resistencia
indígena, luego miles de aborígenes en los reinos de los Chaimas, Tagares y
Cumanagotos, levantados en armas defenderían su territorio contra elementos de
guerra desiguales; en esta acción en el valle del Chiripiche, mueren decenas de indígenas pero también
rinden sus vidas el Capitán Ibáñez y todos sus hombres, en el fiero combate.
1520. La guerra continuó,
y otra expedición de 46 hombres, bajo el mando de los capitanes Villafañe y
Gregorio Ocaña, con el mismo propósito, es íntegramente sacrificada en otra
batalla planificada y ejecutada por los mismos caciques, después de terribles y
dramáticos combates. Estos heroicos caciques fueron ejecutados, pero sus
huestes nunca fueron derrotadas, Cayaurima los aglutina y los convierte en un
ejército indomable que mantuvo la resistencia por más de cien años.
1521. La audiencia de
Santo Domingo, alarmada por estos sucesos, envió a Cumaná, una expedición punitiva
de seis naves de guerra y 240 hombres fuertemente armados bajo el mando del
Capitán Gonzalo de Ocampo, para derrotar y castigar a los indígenas. Entró a
sangre y fuego por Maracapana, donde derrota al valiente cacique de los
Tagares, Toronoima llamado Gil González, el cual pereció en una trampa, una
lucha a cuchillo, bajo las aguas de Pertigalete. Luego la expedición pasó a la
Nueva Córdoba, muchos indios que fueron a recibirlos como tantas veces lo
habían hecho, fueron atrapados y ajusticiados en emboscadas, dentro de las
mismas embarcaciones, luego colgaban los cuerpos en los palos de los barcos
para aterrorizar a los indígenas.
Gonzalo
de Ocampo, ese mismo año de 1521, fundó un pueblo dentro de los límites del
pueblo indígena de Cumaná, al que llamó Villa de Toledo, donde construyó un
fuerte y 25 casas, existen mapas de la época que lo ubican en el centro actual de
la ciudad de Cumaná.
El
pueblo chaima de Cumaná, dice Ángelo Trevisán, tenía doscientos bohíos o
churuatas y una población aproximada de l5 mil habitantes, estaba ubicado a
media legua río arriba, desde la desembocadura del río Chiribichii, nombre
indígena o Cumaná; por cierto, en el centro actual de Cumaná. Gonzalo de Ocampo
estuvo en la Villa de Toledo hasta que llegó Fray Bartolomé de Las Casas en
agosto de 1521, enseguida partió con su expedición cargada de esclavos, casabe,
maíz, pescado salado y perlas, que luego vendió en Santo Domingo para
justificar y pagar los gastos de la expedición. Gonzalo de Ocampo complotó
contra Bartolomé de Las Casas, aunque éste lo niega en su historia, y lo
despojó de gran parte de los colonos que trajo el fraile. No es justo que a
este bárbaro lo tengan algunos historiadores y desprevenidos, por fundador de
Cumaná. Nuestro pueblo altivo es una realidad mágica fundado por fray Pedro de
Córdoba, un santo maestro.
1521, en
diciembre, llega a Puerto de Perlas, en la desembocadura del río, la Isla de
Cumaná, una expedición bajo el mando de Fray Bartolomé de Las Casas, que entró
en nuestra historia desde que firma con los Reyes Católicos la capitulación de
19 de junio de 1520. En su obra “Historia de las Indias” narra su entrada por
el río, llega a la misión de los dominicos y franciscanos, cuyo vicario era
Johan Garceto, y fue recibido por los frailes cantando el Te Deum Ludamos:
“Benedictus qui veni in nomine Domini”. Era un pueblo pacífico de indígenas y
españoles, protegidos por él Imperio desde el reinado de Fernando el Católico
al cual no se podía ir sin previo permiso. Bartolomé inicia o continúa la
construcción del fuerte de Santa Cruz de La Vista, y también construye una casa
grande “como una atarazana” al lado de la misión. Para 1521, la Nueva Córdoba
ya era un pueblo, ya era un pueblo, el enclave más importante en la tierra firme;
tenía además de la población indígena, dos iglesias, el fuerte de Gonzalo de
Ocampo con sus 25 casas habitadas por españoles, la “Villa de Toledo”, visitada
por Benzzoni en 1541, su monasterio en la desembocadura del río, el fuerte
iniciado o continuado por Las Casas, la escuela para los niños indígenas y
también tenían parcelas en las cuales se cultivaban uvas, melones y naranjas.
Por cierto, Guillermo Morón, publica en su historia de Venezuela, las listas de
colonos españoles que arribaban al puerto de Cumaná, lo que da a entender que
en esos tiempos el único puerto confiable era Cumaná.
1521. La traición de
Francisco de Soto. Las Casas desesperado por la situación creada por las
constantes incursiones de naves españolas que se dedicaban a “resgatar”
indígenas para venderlos como esclavos, decide ir hasta Santo Domingo para
hacer valer sus derechos en tierra firme, dejando encargado de sus bienes al
Capitán Francisco de Soto, con dos navíos, la tripulación y muy bien
pertrechados. Soto desobedeciendo las órdenes del fraile se dedica al comercio
de esclavos. Los indígenas, bajo el mando del Cacique Tacar llamado Diego, y
Caicuire, probablemente hijo del cacique Cumaná, se amotinan y atacan las
misiones dominicas y franciscanas, que para ese momento contaban con numerosos
pobladores y nueve sacerdotes. Los indios lo destruyeron todo; en el asalto a
las misiones murió Fray Dionisio, que no pudo embarcarse y se escondió en la huerta,
al parecer sacrificado por un indio cristianizado llamado Ortega u Orteguilla.
El traidor Francisco de Soto, que había logrado embarcarse hacia Araya, tocado
por un dardo emponzoñado con el mortífero Curare, también murió. Tenemos que
decir que Bartolomé de Las Casas al igual que Pedro de Córdoba, fue un valiente
defensor de la causa indígena.
1521. Los indígenas
cumaneses, después de tomar las misiones de Cumaná, en cientos de curiaras,
bajo el mando de indígenas formidables, como: Tacar bautizado Diego, Caicuire,
llamado Caigüire, Sacana, Nicoto, Güaipata, Querecrepe, Chacopata, Macatoa,
Cüarica, Querepana, Omegüa y Charaima, padre de la cacica Isabel, la madre de
Francisco Fajardo, invaden la Nueva Cádiz, en la isla de Cubagua, la toman y
destruyen todo cuanto había en la floreciente ciudad de las perlas.
La
toma de Cumana y Cubagua por los Caribes Chaimas en 1521, señalaba el triunfo
de la resistencia indígena en la historia del heroico pueblo cumanés, producto
del mestizaje de razas bravías e indomables.
Nota. - Las etnias más
importantes de la provincia de Cumaná en esos años, eran: Chaimas, Coacas,
Tagares, Tiaos, Chaimagotos, Onas, Cumanagotos, Chacopatas, Pariagotos,
Tapacuares, Caribes, Aruacas o Arawacos, Cacheimes y Chacachacares. Los
caciques más destacados de la provincia
de Cumaná, eran: Yasoaraita la cacica de todos los caciques, Cumaná, bautizado Alonso, Tacar bautizado
Diego, Caicuire, llamado Caigüire,
Sacana, Nicoto, Güaipata, Querecrepe, Chacopata, Macatoa, Cüarica,
Querepana, Omegüa, Charaima, padre o abuelo de la cacica Isabel, la madre de
Francisco Fajardo; y, de otras etnias o naciones: el imponderable Cayuarima,
Toronoima, llamado Gil González, Maragüey, Cariaco, Cucuy, Cuserú, Chacomar,
Güaramentar, Juan Cavare, Manoa, Mayucarí, Maicana, Querepana, Tiricura, Queneriqueima, Tucubera, Uriapari, Zapata y
Paria.
1522. Debido al estado de
guerra en que se encontraban los indígenas de la provincia de Nueva Andalucía,
con todos los caciques armados y preparados para la guerra, ocupando las
mejores posiciones en las costas; la audiencia de Santo Domingo, envía otra
expedición punitiva compuesta por 60 hombres de guerra, bien pertrechados bajo
el mando de Jácome Castellón Suárez, con sus famosos subalternos el teniente
Villacorta y Pedro de Isasga. Castellón o Giácomo Castiglione, es un hombre
rico y poderoso de la Nueva Cádiz, que se dedica a la explotación de las
salinas de Araya y sobre todo a la trata de esclavos; viene provisto de
mosquetes y caballos, que pisan por primera vez la tierra firme. La resistencia
indígena, sobre todo los Chaimas de Cumaná, abandonan las costas y se internan
en las selvas, pero quedan los pobladores indefensos, sobre todo ancianos,
mujeres y niños y uno que otro cacique y guatiaos. Castellón se ceba en esos pobladores, los
somete a sangre y fuego. Con armas terribles fácilmente logra la victoria
pírrica, luego conviene en una alianza con el cacique Tacar, llamado Don Diego,
seguramente hermano de Cumaná, llamado Alonso, que permanecía cautivo en Santo
Domingo. Diego que se había refugiado en Mochima, firma la paz con Castellón
para evitar más derramamiento de sangre, y se dedica con Castellón, a la
reconstrucción de las misiones dominicas y franciscanas de la desembocadura del
Chiribichii. Castellón le da el nombre al pueblo formado con las misiones, de
Nueva Córdoba, en testimonio y homenaje a fray Pedro de Córdoba, su verdadero fundador,
que había muerto en Santo Domingo.
1523.
Castellón inicia la reconstrucción de la fortaleza abandonada por Las Casas en
la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco, para ello trajo de
Santo Domingo y Cubagua el personal necesario. López de Gómara dice que “Perdía mucho el Rey con
perderse Cumaná porque cesaba la pesca y trato de las perlas de Cubagua”; y
entonces Castellón hizo aquí, el papel de pacificador.
1528. El emperador Carlos
V, concede Escudo de armas a Jácome Castellón, con las siguientes
características: Sobre campo verde, la silueta de la fortaleza donde se destaca
la torre. En campo lateral derecho, el río Cumaná, y al pie un yugo de oro,
como símbolo del dominio sobre la provincia y sobre las cabezas de cuatro
capitanes principales, a los cuales ajustició a los pies de la fortaleza. A los
lados en orladura, ocho llaves de plata en campo rojo, que sugieren la
autoridad del Alcalde. Castellón obtiene fundando prestigio ante el Rey, su
éxito queda demostrado con el envío a la corona en perlas, del equivalente a
200 mil pesos en oro. Castellón gobernó la provincia de Nueva Andalucía por 10
años.
1530. Primer terremoto en
Cumaná el 1ro de septiembre de ese año. Siendo Jácome Castellón, gobernador de
la provincia de Nueva Andalucía se produjo el primer movimiento telúrico que
tengamos noticias y desde que llegaron los españoles a nuestro suelo. Según Las
Casas, el propio Jácome Castellón lo describe en toda su crudeza. El mar se
levantó 20 pies
sobre su nivel ordinario y arrasó el fuerte y la misión. Castellón construye
otro fuerte en la parte más alta de los cerritos que bordean la desembocadura
del río, protegiendo con una gran empalizada y permanece dos años más en Nueva
Córdoba, que empieza a extenderse por ambos márgenes del río.
1530. El emperador Carlos
V, decreta la abolición de la esclavitud de los indígenas que se resistieron a
la conquista.
153l. El l6 de marzo de
ese año, el Teniente Mayor Gil González con l50 hombres, tomó la ciudad de
Nueva Córdoba, cumpliendo órdenes del Capitán Don Diego de Ordaz, que, con el
título de Gobernador y Capitán General de las tierras por él conquistadas,
expedicionó con tres naves bien pertrechadas, sobre la península de Paria y
Cumaná.
1531. Jácome Castellón,
con la colaboración de las fuerzas de Nueva Cádiz, derrota al Teniente Mayor
Gil González, lo apresa y lo expulsa de la ciudad con los hombres que le
quedaron.
1531. Carlos V, deroga la
ley que permitía la esclavitud de la etnia Caribe.
1531. Don Diego de Ordaz,
con 4 piraguas, tripuladas por 20 españoles y algunos indígenas, incursiona
sobre la ciudad de Nueva Córdoba, entrando por el río Cumaná. Tratan de asaltar
la fortaleza, y son derrotados por Castellón quien apresa a Ordaz y envía a
Nueva Cádiz, de donde lo remiten a España. Don Diego de Ordaz, en trágicas
circunstancias, muere envenenado en la travesía...
1531. Jácome Castellón
construye otro fuerte protegido por una extensa cerca de buena madera,
abundante en los manglares de la zona, está cerca protectora, rodeaba todo el
poblado y la misión, e intenta reconstruir el fuerte que ahora formaba una isla
en la desembocadura del río, pero el gobierno de Nueva Cádiz le negó ayuda y
los recursos necesarios para la obra. Existen dibujos de la fortaleza antes y
después del terremoto de 1530, atribuidas a Castellón.
1533. En marzo de este
año, el Emperador Carlos V, cede a las peticiones de la Nueva Cádiz, y somete a
su jurisdicción la provincia de Nueva Andalucía, pese a las protestas de
Castellón y de los habitantes de Cumaná.
1534. La provincia de
Nueva Andalucía padece una terrible sequía y un calor abrasador. Fue un
fenómeno continental, similar al que ha sido bautizado recientemente como El
Niño. Sin embargo, en la Historia de Venezuela de Guillermo Morón, se publican
las listas de colonos que arribaban al puerto de Cumaná, desde 1534.
1542. En una expedición
bajo el mando del gobernador de Margarita, Don Pedro de Herrera y Jerónimo de
Ortal, llega a Cumaná el investigador e historiador Girolano Benzzoni, que hace
una esquemática descripción de nuestro pueblo en su “Historia del Nuevo Mundo”,
obra publicada en Venecia en 1565. Da testimonio del fuerte de madera
construido por Castellón después del terremoto que había destruido por completo
el primer fuerte de cal y canto, de que tanto se ufanaba el conquistador.
También da noticias de la Villa de Toledo, fundada por Gonzalo de Ocampo, de la
cual quedaban algunas casas, y de la pesca de perlas en el golfo de Cariaco.
1542. Los holandeses, con
una poderosa flota, se apoderan de la península de Araya, explotan sus salinas,
y se dedican al comercio con las islas de las Antillas que habían caído bajo su
poder. Gobernaron en Araya hasta 1622.
1562. Fray Francisco de Montesinos, que es recibido
en alguna parte del; territorio de Cumaná, a mi entender en el campamento de
Fajardo en la desembocadura del rio Tacar. El primero de febrero de ese mismo
año e instala el primer ayuntamiento cumanés, de que se tenga noticia.
Nombra
primer Alcalde de la ciudad de la Nueva Córdoba a Don Bartolomé López. Alguacil
Mayor a Don Andrés del Valle; Regidores a Don Martín Sánchez y Don Juan del
Valle. Procurador Don Hernán González. Tesorero Don Francisco Fajardo, el hijo
de la cacica Isabel; Secretario, don Hernán López. Entre estos nombres que
saltan a las páginas de la historia, están el de don Andrés del Valle, primer
amerindio cumanés electo para un cargo oficial en América continental, y el de
Don Francisco Fajardo, héroe legendario que dice ser natural de Cumaná.
Todos
estos fundadores ya estaban casados, tenían casa y familia en la Nueva Córdoba.
Ricardo Ignacio Castillo Hidalgo, en su obra “Asentamiento Español y
articulación interétnica en Cumaná”, no toma en cuenta las iglesias, las
misiones ni a los misioneros que vivían en la Nueva Córdoba.
El
padre Alexander Castro, si lo investigó en el Archivo de Indias, y trajo datos
de las reparaciones que hicieron en esas iglesias en los tiempos de Castellón,
son las iglesias que aparecen en el medallón de 1600.
1562. La Audiencia de
Santo Domingo destituye a Fray Francisco de Montesino y nombran justicia mayor
de Cumaná, a Don Alonso Cobos.
1564. Muerte de Fajardo.
El Capitán Don Francisco Fajardo, mestizo hijo de la india Isabel, nieto del
cacique Charaima, se había destacado en la conquista del Valle de los Caracas.
Sus hazañas legendarias animaban todas las conversaciones del asiento colonial,
y el Justicia Mayor Alonso Cobos lo envidiaba. En ese aciago año, acampaba
Fajardo con sus fuerzas a orillas del río Tacar o Bordones. Cobos con astucia
lo atrajo a Cumaná, lo apresó y después de torturarlo despiadadamente lo
asesino con sus propias manos y expuso su cadáver al escarnio público en la
plaza de la ciudad. Al conocer la noticia del asesinato de Fajardo, los
margariteños, bajo el mando de Pedro de Vielma, asaltan la Nueva Córdoba, o
Cumaná, hacen prisionero al Justicia Mayor Alonso Cobos, lo conducen a
Margarita y después de ser juzgado en apelación en Santo Domingo, lo someten a
la misma muerte que le dio a Fajardo, arrastrado por caballos y luego colgado en
la plaza pública. En el expediente de la muerte de Fajardo hay una descripción
del pueblo de la Nueva Córdoba.
1565. El pirata John Hawkins, con una poderosa
flota invade las costas de Cumaná, pero fracasan en el acoso de la ciudad de la
Nueva Córdoba, toman las salinas de Araya, que estaban en poder de los holandeses,
y escapan con sus barcos cargados de sal.
1569. El 13 de octubre de
ese año, llega Diego Fernandes de Serpa a Cumaná, fue nombrado por Felipe II,
Capitán General y Gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía, que se
extiende del río Unare hasta la península de Paria y desde allí hasta los
confines del río Esquivo. Don Diego Fernández de Serpa organiza la ciudad,
nombra dos Alcaldes: Germán López de Pedroza y Juan Rangel; ordena la construcción
de la iglesia matriz y 150 casas en el llano de Cumaná, y levanta el acta de
refundación, en la cual se le da el nombre definitivo de Santa Inés de Cumaná.
El intrépido conquistador muere en una emboscada preparada por su subalterno,
el desertor Joan de Salas, junto con el cacique cumanagoto Francisco el Viejo,
cuando intentaba recorrer los infinitos horizontes de su gobierno. Serpa muere
en la Sabana de Cotoperí, al parecer, en lucha a muerte con el intrépido indio
Zacarías.
21 de enero de 1572, un ataque indígena,
probablemente Caribes, toman la ciudad de Cumaná, pero el pueblo se salva
milagrosamente, el pueblo le da el mérito a Santa Inés, la cual es elevada a
Patrona de la Ciudad. Su historia como patrona de Cumaná se hunde en
sus orígenes. Hay una antigua carta dirigida al Monarca Español Don Felipe II,
por el Presidente y Oidores de la Real Audiencia de Santo Domingo, de fecha 2
de abril de 1572 en la cual le comunican los acontecimientos ocurridos en
Cumaná, capital de la Provincia de la Nueva Andalucía, que tienen que ver con
nuestra Patrona. En efecto, el 21 de enero de 1572, aniversario del martirio de
Inés, 600 aguerridos indígenas atacan al pueblo de Cumaná. Los alcaldes
ordinarios, entre ellos Juan Rengel Durán, asumen el mando en ausencia del
gobernador, Garci Fernández de Serpa. Dividen el pueblo en cuarteles, y delegan
mando en los más experimentados soldados; congregan a las mujeres, niños y
ancianos en la iglesia matriz, porque era el lugar más seguro y afrontan el
asalto.
Tres días duró el asalto,
tres días de lucha, de hechos heroicos
de parte y parte, pero los invasores son numerosos y agresivos, los defensores
ven menguadas sus fuerzas, la lucha se hace cada vez más terrible; Juan Rengel
Durán, el guía, el capitán de los colonos, muere en el campo de batalla; los
indígenas han salvado las defensas y obstáculos, llegan a las puertas de la
iglesia, donde sólo oyen los cánticos de las mujeres y los niños, y entonces,
respetuosos del heroísmo de aquellos pobladores ordenan la retirada. ¡Milagro!
Grita el pueblo congregado.
Nota importante. La familia de Juan Rangel
Sanguino, compuesta por él, su mujer María Durán, su suegro Esteban García,
cuatro hijas entre 18 y 22 años, y un hijo de 9, llegaban a Cumaná en 1569,
en la expedición que había organizado Diego Fernández de Zerpa para la
colonización del territorio de la Nueva Andalucía que le había sido
adjudicado a este conquistador.
El matrimonio compuesto por Juan Rangel
Sanguino y María Durán, habían nacido respectivamente en 1526 y 1528,
y contrajeron matrimonio en Acebuchal (Badajoz),
de donde eran originarios, en 1547. Mientras María fallecía
durante la travesía del Atlántico, Juan moría en 1572 en
Cumaná, donde era alcalde, cuando en una batalla sostenida con los indios, una
flecha acabó con su vida. Y aunque sus hijos quedaban a la deriva en aquellas
inhóspitas tierras, sabrían capear temporales y salir adelante envueltos en las
circunstancias que el tiempo les deparaba.
Los hijos de este matrimonio salieron
adelante en la lucha con el elemento indígena y los diversos problemas que
confrontaban y presentaban las nuevas ciudades del territorio americano, que se
iban poblando con los que llegaban en las sucesivas expediciones. Su hija
mayor, María había nacido en Acebuchal en 1548, y a la edad de 15 años se
casaba en el pueblo con un tal Rodrigo Macías, que posiblemente se quedara en España,
porque nada se dice de su venida a Venezuela.
Le seguía Marina, que nació en 1549 también
en Acebuchal, esta ya casó en Cumaná con Andrés Arduín en 1570 y tuvieron cinco
hijos. El tal Arduín era descendiente de una familia francesa, y entre los
cinco hijos que tuvieron, una de ellas llamada María Arduín Rangel, casó con
Pablo de Lizaso y fueron los sextos abuelos del Mariscal Antonio José de Sucre.
Otra de las hijas, Juana Catalina, también
nacida en Acebuchal en 1550, casada en Cumaná en 1580 con Francisco Medina de
Centeno, quien era de Trujillo(Cáceres) y tuvieron dos hijos.
La última de las hijas, Leonor, nacida también
en Acebuchal en 1565, casada en Cumaná en 1586 con Alonso Hernández de Serpa,
hijo del adelantado Diego Hernández de Serpa (con el que la familia había
venido a Venezuela). Este matrimonio tuvo 3 hijos.
El último en casarse fue el único varón, Juan
Esteban Rangel Durán, nacido también en Acebuchal en 1560, quien con 12 años
cuando atacaron los indios en la batalla donde murió su padre, supo defenderse
con decisión y valentía. Se casó en 1588 con una tal Juana Gómez, de Extremadura y tuvieron tres hijos.
Todos ellos se quedaron en la ciudad de
Cumaná.
1574.- Asume la gobernación de Cumaná Garci
Fernandes de Serpa. Sustituye en el gobierno de la
provincia a Adriano Padilla, que había sido nombrado por el Ayuntamiento. De las noticias que hemos reunido,
sabemos que este gobernador heredó los derechos de su padre, tal como se
estableció en la Capitulación de Felipe II con Diego Fernández de Serpa. Logró
la estabilidad del poblado, atrayendo a muchos colonos. El presbítero Antonio
Patricio de Alcalá, muy autorizado por ser quien hizo la investigación de la
primera parte del “Consectario de Cumaná”, afirma que este Garci Fernández era
sobrino y no hijo de Fernández de Serpa. Después de la muerte de Garci
Fernández, en 1584, ejercen el poder dos interinos: don Pedro Pérez de Almazán
y don Felipe Torrellas de Linares, nombrados por el Ayuntamiento Cumanés, de
los cuales no tenemos ninguna información, sin embargo, podemos asegurar que
durante su gobierno continuó la obra colonizadora, y por lo tanto el
establecimiento y consolidación de muchas instituciones. En la Nueva Andalucía florecían
iglesias y monasterios, solo en Cumaná, sabemos de la existencia de cinco
iglesias por las cédulas reales que indican la asistencia del Rey a esas
iglesias y monasterios en toda la provincia.
Es
importante señalar que el puerto de la Nueva Córdoba, en esos años era muy
activo, según Guillermo Morón, por él entraron todas las expediciones que
vinieron de España y Santo Domingo a la Tierra Firme, a partir de 1538 y se
conservan las listas de ingreso de los colonos por el puerto de Nueva Córdoba.
En
el Consectario se dice que su hijo Alonso Fernández de Serpa casó con Leonor
Rengel en primeras nupcias, y en segunda con María Cervantes, de ambas hubo
descendencia. Don Alonso murió en Cumaná en 1636.
1576.- El
célebre capitán Barker, con una poderosa flota pirata, intenta tomar la ciudad
de Nueva Córdoba, pero es rechazado, y al igual que John Hawkins, surge en
Araya y se va con sus barcos repletos de sal.
1591. La
provincia de Nueva Andalucía es agregada al Virreinato de Nueva Granada.
1585-1586. A la muerte de Garci Fernández de Serpa, se produjo
un vacío de poder, Cumaná padecía, por falta de gobierno legítimo, el pueblo
estaba disperso y a punto de disolución. El gobierno pasó a diferentes
personalidades, pero desasistidas del poder real. Entonces se puso el caso ante
la Audiencia de Santo Domingo, la cual se decidió por Rodrigo Núñez de Lobo, Caballero
de la Orden de Santiago de origen portugués, inició su gobierno en 1588.
Resistió la oposición de los criollos y españoles de Cumaná, hasta que fue
sustituido por don Pedro Pérez de Almazán, alcalde con carácter de gobernador
interino, nombrado por el Cabildo, antes de terminar, don Rodrigo, su primer
año de gobierno. Ramos Martínez, menciona que, durante su gestión, Cristóbal
Cobos, abogado hijo de Alonso Cobos, que se consideraba con derechos hereditarios,
inicio la conquista del territorio de los cumanagotos por mandado de Luis de
Rojas, gobernador de la provincia de Venezuela, y dio principio a la fundación
del pueblo de Apaicuare, que fue después agregado a San Cristóbal, iniciado por
Serpa, que fue después Barcelona.
FRANCISCO DE VIDES. 1586-1595 Este personaje llega a Cumaná investido no solo como gobernador de
la provincia de Nueva Andalucía, sino como capitán conquistador con
jurisdicción en el vasto territorio que se extiende desde el río Uchire hasta
el Marañón, incluyendo las islas de Trinidad, Granada y Tobago. Para ejercer el
cargo partió de Sevilla con un ejército y dos navíos: Nuestra Señora de Rosario
y Nuestra Señora de la Concepción, generosamente apertrechados, con los cuales
llega a Cumaná en 1592. Ejerció el cargo sangrienta y dictatorialmente, por 10
años; esclavizó asesinó y persiguió centenares de indígenas, hasta que
denunciado fue llevado a España, donde fue juzgado y encarcelado.
1591. el
pirata Walter Raleigh invade la Nueva Córdoba.
Finalizando el siglo XVI, en 1591, fue atacada la ciudad, por Sir Walter
Raleigh, célebre entre los piratas del Caribe, gozaba de reconocida fama como
salteador de pueblos costeños.
Luego de
intentar apoderarse de Guayana, y colonizar para el imperio inglés, toda la
extensa región que baña el Orinoco y el Esequivo, con miras a la búsqueda del
mítico Dorado, Raleigh, que ya había tenido que abandonar su proyecto de
Guayana, incursionó en Trinidad, y asaltó su capital, San José de Oruña,
haciendo preso al Gobernador, Don Antonio de Berrios; y decidió atacar a
Cumaná.
El 24 de
julio se acerca al puerto y desembarca un destacamento de 210 hombres, en
chalupas y bateles. Ante la invasión las milicias y fuerzas regladas se
repliegan. Francisco de Vides está al frente, la lucha es encarnizada. El
pueblo es sometido al saqueo y al fuego, pero la resistencia no decae ni un
momento. El invasor ve morir al capitán Galfielde y al oficial Grenville,
sobrino de Raleigh. El presuntuoso pirata, derrotado, abandona la ciudad, se
rinde, pero negocia la rendición con la entrega del gobernador Berríos en canje
de prisioneros.
Orgulloso
Vides, de su victoria, da cuenta al Monarca: “Hoy viernes 30 de este mes, se ha
hecho a la vela el inglés. Lleva la vuelta de Macanao. Dícese va a Inglaterra y
no tan bien parado como quisiera” …
No le
hemos sacado provecho a esta anécdota universal.
1595. Amias Preston,
célebre pirata inglés, al igual que Barker y Hawkins, intenta tomar la Nueva
Córdoba, se conforma con llenar sus barcos de sal.
En abril de 1654 piratas
franceses destruyeron la vieja ciudad de Nueva Córdoba, en ataque brutal,
hiriendo y matando a casi todos sus pobladores, en medio de tenaz resistencia.
Asaltaron los conventos dominicos y franciscanos y la iglesia matriz, la
saquearon y destruyeron totalmente, sin embargo, muchos años despues el padre
Antonio Patricio de Alcalá pudo salvar algunos archivos con los cuales dio inicio
al Cosectario y dejo testimonio de los defensores que rindieron sus vidas en
defensa de su pueblo, veamos.
“Por hallarse constando en dichos libros parroquiales,
que por el mes de abril de mil seiscientos cincuenta y cuatro asaltó de
improviso a la ciudad el enemigo francés, y en su expulsión y defensa murieron
los siguientes: Antonio de Borja Puigarron, casado con Juana de La Cruz
Gutiérrez. Francisco Hernández casado con María Perdomo. Melchor de los Reyes,
casado con Juana de los Ángeles de la Portilla. Manuel Salgado, hombre soltero.
Gil Guina, soldado veterano. Diego Uriarte Zabala, casado con doña Juana Mejía.
Juan Giménez, mulato. Andrés Ramírez, casado con Juana Vásquez. Don Manuel de
Brizuela, hijo de Gobernador de la Provincia. Don Pedro Merchán que, como
Maestre de Campo, aunque de 80 años de edad, mandaba y gobernaba la gente para
la defensa.
Prosigue la lista de muertos en combate: Alférez Juan
Ortiz de Aguilera, casado con doña Gracia, hija del Capitán Alonso Vellorino.
Don Pedro Ortiz de Sandoval Carriosa, de la isla de Santo Domingo, casado con
doña María, hija de Mateo Rendón. Don Gaspar Sánchez de Torres, aragonés,
casado con doña María García de Urbaneja, hija de José Urbaneja. Don Juan de
las Mariñas, casado con doña Juana Mejía, hija de Francisco Mejía, de Caracas.
Don Francisco Orpín, casado con doña Felipa de Villafaña, hija de Gaspar
Villafaña. Pedro Millán, casado con doña Melchora Gutiérrez de Navia, hija de
Luis de Navia. Jacob Alem, casado con doña Ana Preneleta hija
de Juan Preneleta. Oficial de la fábrica de Araya –Se refiere al Fuerte de
Santiago de Arroyo de Araya- Don Diego Torrico, casado con doña Leonor, hija de
Simón Calderón. Gerónimo Saez Castillejos,
casado con doña María, hija de Fabián Golindano. Juan Ponce de León, casado con
doña Isabel María Giménez de Isasi. Alonso Romero Lovaton casado con doña Ana
María Solano. Pedro García Salvatierra, casado con doña María Roman. Andrés
González de Acuña –que fue presbítero- casado antes con Laureana García. Don
Juan de Mendoza y Sandoval, hijo de don Martín Gobernador de la isla de
Trinidad, casado con doña Bernardina Vallejos, hija de don Francisco Vallejos.
Cristóbal Fernández Carrasco, casado con doña Clara Monroy. Don Juan de Guzmán,
casado con doña Luisa de Lugo, hermana de don Evaristo, e hija de don Luis de
Lugo. (Según las noticias genealógicas de la familia Martínez de Gordon, don Evaristo
de Lugo era hijo de don Hilario de Lugo). NOTA. Que, en el año de 1657,
peleando por desalojar de la costa a los invasores franceses, murieron: el
capitán Diego Rondón, casado con doña Ana Martínez Amigo. El alférez don
Antonio de Abreu, casado con doña Juana Colom. Y Manuel George, soltero.
Esta página jamás
comentada, por los que han tratado de ocultar siempre la historia de la vieja
Cumaná, la Nueva Córdoba, que es el testimonio de los valientes pobladores de
la Nueva Córdoba, muertos en la trágica invasión de los piratas asesinos, rescatando
de las ruinas de la antigua ciudad por el sacerdote insigne Antonio Patricio de
Alcalá, para que los escrutadores de estas páginas sagradas les presten
atención y recuerden su sacrificio.
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