RAMÓN BADARACCO
VALORES
DE NUESTRA HISTORIA
CUMANA
2009.
Autor: Tulio Ramón Badaracco Rivero
Que firma Ramón Badaracco.
Copyright T. R.B.R.
Primera edición 1997
1500 ejemplares
Título original: VALORES DE NUESTRA HISTORIA.
Primera edición
Puede ser reproducido total o parcialmente.
Diseño de la cubierta T. R. B. R.
Ilustración de la cubierta T. R. B. R.
Impreso en Cumaná
Cronistadecumana.blogspot.com
Tlf. 0293-4324683
Cel. 0416-8114374
INDICE
Págs. Nros. y Títulos.
4) No1.- PEDRO DE CORDOBA. APOSTOL DE LA CONQUISTA
EVANGELICA DE AMERICA Y FUNDADOR DE CUMANA.
6) No 2 -
MARIA MANUELA ALCALA DE SUCRE.
MADRE DE CUMANA.
10) No 3 –
MARÍA ALCALÁ. LA PROTECTORA DE LAS LETRAS.
15)
No 4 - DON VICENTE DE SUCRE PARDO Y GARCIA URBANEJA
21) No 5 - ANTONIO JOSE DE SUCRE,
General En Jefe y Gran Mariscal de Ayacucho.
28) No 6 - GENERAL EN JEFE JOSE FRANCISCO
BERMUDEZ FIGUERA
34) No 7 - GENERAL
EN JEFE FRANCISCO MEJIA.
39)
No 8 - GENERAL MANUEL VALDÉS
40) No 9 - GENERAL VALENTÍN GARCÍA, ALIASALENTIN VALIENTE.
41) No 10 - CORONEL JUAN BAUTISTA COVA.
42) No 11 - GENERAL JESUS BARRETO RAMÍREZ
44) No 12 - General de Brigada
JOSE LEAL
45) No 13 - Dr. JOSE GRAU MACHADO.
46) No 14 - GENERAL AGUSTIN ARMARIO GONZALEZ
46)
No 16 - DR. DOMINGO BADARACCO BERMÚDEZ
49) No 17 - JOSÉ SILVERIO
GONZÁLEZ
52) No 18 - JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE
56) No 19 - ANDRÉS ELOY BLANCO
57) No 20 - CRUZ MARIA SALMERÓN ACOSTA
59) No 21 - BENIGNO RODRÍGUEZ BRUZUAL
60) No 22) MARCO ANTONIO SALUZZO
60) No - 23) MIGUEL SÁNCHEZ PESQUERA
61) No -24) ANDRÉS MATA
62) No - 25) JACINTO GUTIÉRREZ
COLL
62) No - 26) DR. ANTONIO RAFAEL
MACHADO.
63) No - 27) Dr. VICENTE CORONADO
64) No 28) ANDRÉS AURELIO LEVEL
64) No 28) ANDRÉS AURELIO LEVEL
64) No 29) Dr. DIEGO CARBONELL
65) No 30) BARTOLOMÉ TAVERA ACOSTA
66)
No 31) ESTANISLAO RENDÓN
67) No - 32) PEDRO ELÍAS ARISTEGUIETA
68) No -
33) ANDRÉS LEVEL DE GODA
68) No - 34) LUIS LEVEL DE GODA GUERRA
68) No - 35) JACINTO GUTIÉRREZ MARTINEZ
69) No - 36) Dr. PEDRO JOSÉ ROJAS
69) No - 37) Fray CRISTÓBAL DE
QUESADA
69) No - 38) SALVADOR LLAMOSAS
70)
No 30) BARTOLOMÉ TAVERA ACOSTA
70) No - 31) ESTANISLAO RENDÓN
71) No -
32) PEDRO ELÍAS ARISTEGUIETA
73) No - 33) ANDRÉS LEVEL DE GODA
74) No - 34)
LUIS LEVEL DE GODA GUERRA
74) No - 35) JACINTO GUTIÉRREZ MARTINEZ
74) No - 36) Dr. PEDRO JOSÉ ROJAS
74) No - 38) SALVADOR LLAMOSAS
74) No - 40) WOLFGANG LARRAZABAL UGUETO
75) No - 37) Fray CRISTÓBAL DE
QUESADA
78) No –
41) LUIS MARIANO RIVERA
79) No – 42) JOAQUIN SILVA DIAZ.
81) No – 43) DR MARIANO DE LA COVA
84) No – 44)
MARCO TULIO BADARACCO BERMUDEZ
86) No -45) JOSÉ SILVERIO GONZALEZ
90) No – 46) JUAN MIGUEL ALARCÓN
92) No – 47) JOSE ANTONIO
RAMOS MARTÍNEZ
95) No – 48) RAMON DAVID LEON.
96) No - 49) VICTORIA ORTIZ
MARRUFFO -T O T O YA
98) No – 50) JOSE EUSEBIO ACOSTA
PEÑA
104) No – 51) DON B L A S B R U
Z U A L Y VELOZ,
108) No – 52) MARIA RODRÍGUEZ
108)
No – 53) CRUZ ALEJANDRO QUINAL
109) No –
54) LUISA CACERES DE ARISMENDI
130) No.- 55) PEDRO ELÍAS MARCANO
144) No.- 56) GENERAL ANDRES ROJAS
No 1 - PEDRO DE
CORDOBA. APOSTOL DE LA CONQUISTA EVANGELICA DE AMERICA Y FUNDADOR DE CUMANA.
La vida y acción de Pedro de Córdoba esta
unida a la del obispo de Chiapas, Bartolomé de Las Casas o Casuas. El notable
historiador don Demetrio Ramos, dice: “La autoridad que para Las Casas tenía el
P. Córdoba se nos revela en la aceptación de un especial magisterio con el que
su personalidad queda dibujada en la del clérigo”. (1)
Córdoba antigua capital del Califato,
estrella de la cultura mudéjar, que fue la patria chica de Lucio Anneo Séneca y
Luis De Góngora, por citar dos inmortales, también vio nacer a Pedro el 10 de
septiembre de 1482, allí se educó y creció en el seno de una noble familia
cristiana, que influyó en su determinación por la carrera eclesiástica, tomar
la cruz y seguir el camino que le trazó el Señor. Fr. Pedro de Córdoba murió en
Santo Domingo el 4 de mayo de 1521, víspera entonces de la festividad de Santa
Catherina de Siena.
Dice Bartolomé de Las Casas que Fray
Domingo de Mendoza, hermano de fray García de Loaiza, arzobispo de Sevilla y
cardenal Presidente del Consejo de Indias, seleccionó a Pedro para que lo
sustituyera en el mando de la avanzada dominica que vendría al Nuevo Mundo, y
con él, tres sacerdotes muy calificados que emprenderían la empresa de sembrar
la orden dominica en la capital de la risueña Quisqueya, la española, sede del
imperio en América.
Quisqueya, la isla descubierta por Colón el
5 de diciembre de 1492, a
la cual llamó “La Española ”,
segunda isla en extensión territorial, de las Antillas mayores del océano atlántico,
mar que conocemos como mar Caribe o de las Antillas, sufrió como ningún otro
lugar el impacto de la conquista. La
isla inmensamente poblada en aquellos tiempos
mide 1575 Km .
cuadrados -hoy conforma el territorio de dos repúblicas, la República Dominicana y la Republica de Haití- se dividía en muchos reinos
aborígenes perfectamente definidos por Las Casas, como luego veremos.
Pedro de Córdoba, fue un sacerdote a quien Dios Nuestro Señor dotó de muchos
dones, gracias corporales y
espirituales, que fue elegido para una
misión administrativa, si se quiere, pero él la convirtió en una empresa sin
igual. Los que lo conocían nunca
imaginaron que podría lograrlo, tenía el inconveniente de sufrir un continuo dolor de cabeza que le impedía,
en cierto grado, algunas actividades, por ello
Las Casas dice:
“Y lo que se moderó en el estudio,
acrecentolo en el rigor de la austeridad y penitencia todo el tiempo de su vida, cada y cuando las
enfermedades le dieron lugar”(2).
Fue excelente predicador, ejemplo dentro
del sacerdocio en virtud y penitencia, que lo elevaron siempre entre sus
compañeros y feligreses.
Agrega Las Casas: “Tiénese por cierto que
salió de esta vida tan limpio como su
madre lo parió” (3).
Estudio en el colegio “San Esteban” de Salamanca, y probablemente,
como dice Hernann González Oropeza, fue
“formado espiritualmente por fray Juan Hurtado de Mendoza” (4), el formidable
maestre de Salamanca; y se perfeccionó
en Santo Tomás de Ávila, la casa mayor de la “Cristiandad” para ese entonces.
Fue compañero de estudios de Antonio de Montesino, Tomás de Berlanga, Domingo
de Betanzos, y otros ilustres prelados, que luego fueron los seleccionados para
acompañarlo en la empresa evangelizadora de América; esto por si solo basta
para considerar las dotes que adornaban a este insigne conquistador del
espíritu, cuya labor ilumina la terrible experiencia humana de la conquista del
Continente, y disipa, aunque sea un poco, las oscuras nubes que denigran de la
noble y heroica raza hispana.
A
este hombre extraordinario encomendaron los dominicos y el superior Fray
Domingo de Mendoza, para que le ayudase a realizar o proseguir la empresa
fundacional en el Nuevo Continente; igualmente convocó a otros religiosos para
que lo acompañaran, entre ellos al famoso Fray Antón de Montesinos y al padre
Fray Bernardo de Santo Domingo “poco o nada experto en las cosas de este mundo,
pero entendido en las espirituales, muy letrado y devoto y gran religioso”.
Fray
Pedro de Córdoba, hizo varias expediciones para fundar y gobernar las misiones
de Cumaná y Santa Fe; el Vicario de las Indias, el hombre más
importante después de Colón, venido al Continente a principios del siglo XVI,
autorizado para fundar las primeras misiones en la tierra firme, como lo dicen
los cronistas y el más importante de todos, Bartolomé de Las Casas (Biblioteca
de Autores Españoles. Obras Escogidas. Tomo XVVI. Pág. 133).
Dice Las Casas que,
en las Islas, Santo Domingo y Cuba,
Pedro de Córdoba, se da cuenta de la forma inhumana y despiadada como se
realiza la conquista, y sabe que esta misma forma será trasladada al
Continente, por ello pide al rey Fernando El Católico, que le dé licencia para
trasladar su Orden a tierra firme, e inventa “La conquista pacífica y
evangélica de la tierra firme”; y el Rey mandó que se le dieran los despachos a
su voluntad. Los dominicos fueron los primeros misioneros que llegaron al Puerto
de Las Perlas, Cumaná, entre 1513 y 1514.
Toda esta historia
está debidamente corroborada por cédulas
reales, cartas, crónicas, y un asiento del 14 de junio de 1.510” (inserto en los
Documentos Americanos del archivo de protocolos de Sevilla, Siglo XVI. Madrid
1.935, p. 20). Consta que los ilustres padres dominicos disponían entonces lo
relativo a su viaje a la isla española. Dice el asiento: “libro del año 1.510,
Oficio: IV. Libro III. Escribanía: Manuel Segura. Folios: 1.812. Fecha 14 de
junio. Asunto: Fray Domingo de Mendoza, fraile profeso de la Orden de los Predicadores
del Sr. Santo Domingo, Vicario de los Frailes de Dicha Orden, que han de
residir en la Isla
Española , Indias, islas y Tierra Firme, en su propio nombre y
en el del R. P. Fray Pedro de Córdoba, vicario de las indias, y por, virtud de
las cartas y licencias que tiene el R. P. Fray Agustín Funes, Provincial de
dicha Orden en los Reinos de España y del dicho R. P. Pedro de Córdoba,
nombrado procurador al doctor Juan de Hojeda, físico, vecino de Sevilla en la
collación de Santa María Magdalena, para que cumpla lo contendido en las
citadas cartas y licencias”.
No 2 - MARIA MANUELA
ALCALA DE SUCRE. MADRE DE CUMANA.
“Doña María Manuela Alcalá de Sucre, es
la madre de Antonio José de Sucre, y la madre amorosa de nuestro pueblo
cumanés. Epígono de las madres en Cumaná”. R. B.
Nace en Cumaná, el 21 de marzo de 1761
y muere en Cumaná, el 12 de julio de
1802. Fueron sus
progenitores, don Pedro de Alcalá y
Rendón Sarmiento, y doña Juana Jerónima Sánchez Ramírez de Arellano y
Vallenilla.
“La
estirpe de los Alcalá, viene de Don Diego Fernández de Serpa (1569), a
quien le tocó levantar el Acta definitiva
de la Fundación de Cumaná. Cien
años después el Capitán Juan de Alcalá,
natural de Málaga, se estableció y casó en Cumaná el 13 de febrero de 1669, con
Doña Isabel Márquez de Valenzuela, y
procrean a Don Pedro de Alcalá y Márquez.
Don Pedro casó en Cumaná con Doña
Andrea María Guevara y Soberanis, y
procrearon a Don Diego Alcalá y Guevara.
Este casó con Doña María Isabel Rendón y Sarmiento, y procrearon a Don
Pedro de Alcalá y Rendón. Este casó con
Doña Juana Jerónima Sánchez y Vallenilla; y es de este matrimonio que nace Doña
Maria Manuela Alcalá y Sánchez, madre del Mariscal“. Consectario de Pedro Elías
Marcano.
Doña María Manuela casó en Cumaná con
el Coronel Vicente Sucre y García Urbaneja, el 18 de diciembre de 1782. El
historiador cumanés, Don Pedro Elías Marcano, dice que este matrimonio habitó
siempre la casa de la calle la
Luneta , que lindaba con las murallas del fuerte de Santa
María de La Cabeza. La
ubicación que da coincide con la parcela de terreno que hoy ocupa la casa
parroquial de la Iglesia
de Santa Inés, y afirma que en esa casa nacieron todos sus doce hijos,
incluyendo al Mariscal.
El acucioso historiador, publicó su
crónica sobre la casa donde nació Sucre en el bisemanario Sucre No. 27, de
fecha 11 de octubre de 1924, y nos dejó
datos imprescindibles para la ubicación
de la dicha casa, dice que: “Don Vicente de Sucre contrajo matrimonio con Doña María Manuela
Alcalá el 8 de diciembre de 1782 y desde
entonces vivieron en la casa que les
pertenecía situada al pie de la colina en que se halla el Castillo de San Antonio, que llaman “La Luneta ” y en ella nacieron
sus hijos José María, Jerónimo, Vicente, Pedro, Antonio José, Francisco, Aguasanta, María Josefa y
Magdalena. Muerta Doña María Manuela de Alcalá, en esa misma
casa, el 12 de julio de 1802, su marido Don Vicente, deseando
mudar de domicilio, la vendió al licenciado Alonso Bruzual, como lo
expresa una nota de 1804, inserta en la Instrucción Pública ,
periódico de esta capital, número 14, de fecha 16 diciembre de 1898; y luego, casado en segundas nupcias con Doña
Narcisa Marques de Alcalá, en 1803, habitó la de portales que poseía cerca del
puente “Urrutia” hoy Guzmán Blanco, de la parroquia Altagracia, la cual daba
hacia el río Manzanares…”
“En medio de la guerra de independencia
la casa donde nació Sucre fue destruida por las autoridades españolas, a la par
de otras en distintos puntos. Era de
alto; su frente de 29
metros y 36 centímetros , miraba al Norte; y por
consiguiente, su fondo que tenía 30 metros , se extendía hacia el barrio de San
Francisco; a su lado oriental estaba la colina del castillo de San
Antonio; y al Oeste la plaza de Armas
contigua al castillo de Santa María. En su solar, que es propiedad del señor
Ramón Bruzual, no se ha fabricado, como si esperara que la Patria lo trasforme en sitio de venerable recreación, para conservarlo como santuario de gloriosos
recuerdos”.
De este matrimonio entre don Vicente y doña María, procrearon 12
hijos, según confiesa el mismo don Vicente, en su testamento. Veamos:
“Segundo: Declaro que fui casado en primeras
nuncias con Da. Maria Manuela de Alcalá,
de quien tube Doce hijos, los tres
murieron en nuestro matrimonio y por su
fallecimiento quedaron José María, María Josefa, María Aguasanta, José
Gerónimo, José Vicente, Pedro José, ANTONIO JOSÉ, José Francisco y María Magdalena
de los quales solo viven José Maria, José Gerónimo y Antonio José; que teniendo
que pasar a segundas nuncias con Da. Narcisa Márquez, hize
Ynventario y Avalúo de los bienes
que quedaron con citación del procurador de menores con acuerdo del Tribunal, de sus resultas correspondían a mis
hijos diez y seis mil pesos, y a razón del uno mil
setecientos setenta y siete pesos, seis reales y medio, de los quales han recibido sus legítimas José
María, María Josefa en una esclava y prehendas
quatrocientos pesos, y en plata y en muebles trecientos pesos; José Gerónimo
y Antonio José han tomado su haver por entero; José Vicente, mil pesos;
y Pedro José setencientos en plata y trecientos en un negro nombrado
Tomás; José Francisco y Maria Magdalena no
tomaron nada; Aguasanta tomó en su haver
materno“. Copiado textualmente.
Este connubio duró poco menos de 20
años y fue muy provechoso para ambas partes; las dos familias gozaban de
envidiable posición social, tenían
propiedades y muy buena renta, habían heredado cuantiosos bienes.
Como familia principal de la ciudad de
Cumaná, capital de la provincia de Nueva Andalucía, también gozaban los Sucre
Alcalá, de fueros reales, y eran los anfitriones por excelencia de la sociedad
capitalina, pero también eran los que enfrentaban las situaciones dramáticas a
las que estaba acostumbrado su pueblo.
En el caso de Don Vicente, no solo por
su grado de Coronel del Ejército Real, sino por su estirpe aristocrática, por
su riqueza y por ser nieto del Marqués de Preux, Gobernador y Capitán General
de las provincias de Nueva Andalucía, Margarita, Barcelona y Guayana; y por sus prorrogativas, en aquella sociedad
mantuana de la Cumaná de finales del siglo XVIII y principios
del XIX, cuando nos visita el sabio barón Alejandro de Humboldt y Aimé
Bompland, que la dan a conocer al mundo por las maravillas naturales, y en la
cual brillaban personalidades muy destacadas; además del gobernador y Capitan
General de la Provincia don Vicente de Emparan y Orbe, podemos mencionar al
eminente sabio Dr. José María Vargas; el inigualable maestro Fr. Cristóbal de
Quesada, el bondadoso Fr. Antonio
Patricio de Alcalá, el ingeniero Isaba Oliver, don Bartolomé Bello, el Dr.
Carlos de Pozo Sucre, entre otros; así como
Las familias Sucre, Alcalá, Bermúdez de Castro, Berrizbeitia, Rojas, Ortiz, Serpa, Vallenilla, Cova, Mayz,
Arellano, Rendón, Ramos, Gual, Graü,
Guerra, Martínez Alemán, etc. Imaginemos
a Cumaná gobernando aquel egregio patricio que fue don Vicente de Emparan y Orbe, la ciudad
en pleno desarrollo económico y social,
con un puerto entre los más importantes del continente, y entonces veremos
caminar por estas calles a doña María Manuela Alcalá de Sucre, de la mano con
la otra María Alcalá de La Guerra, fundando la escuela, el hospital, ayudando a
rescatar a Cumaná de las ruinas que dejó el terremoto de 1797, de la peste que
se desató en aquellos días de agonía, sembrando bondades entre los niños y
parturientas y llevando auxilio a los enfermos.
Pensemos en ese terrible terremoto de 1797, la ciudad desolada, la
reconstrucción de los templos y de los barrios, como el de Altagracia y el de
Chiclana, como lo describe Humboldt.
¡Cuanto sacrificio y cuanta bondad derramada entonces por aquella mujer!
Don Ángel Grisanti nos dice de ella:
“Doña María Manuel Alcalá de Sucre, según hemos apuntado ya, se distinguió por
su caridad para con los pobres. Tenía
señalada predilección por las mujeres en estado de gravidez. ¿Era ese cuidado
solicito que les prodigaba a estas infelices faltas de recursos y a sus
criaturas por venir, un presentimiento
de la orfandad en que iba a dejar a sus
propios hijos?
Lo cierto es que, al saber doña María
Manuela que una pobre mujer estaba
encinta y carecía de los medios para dar a luz y mantener a sus criaturas,
enviaba donde ella a uno de sus hijos, de unos siete años de edad, de índole dulce y apacible, con el recado de
que viniese a su propio hogar; y, ya aquí, le prodigaba las más tiernas
recomendaciones y la equipaba de cuanto
necesitaba para su feliz alumbramiento.
Doña María Manuela, fue una mujer de
temple, de tal palo tal astilla, de ese vientre prodigioso salieron esos
12 hijos guerreros, amantes de su
pueblo, cuyo camino no podía ser otro
que el de brindar su vida por la libertad y la felicidad de su pueblo.
Anfitriona por excelencia, le correspondía atender en aquella sociedad, cuya cultura nadie discute:
las veladas, el teatro, la música clásica,
y las delicias de la vida social, los baños en las playas y ríos de la
Cumaná risueña de aquellos tiempos, la buena mesa, donde se degustaban los
maravillosos vinos españoles y franceses, y las chuchearías que venían de
contrabando de las islas del Caribe mar, que formaban parte del comercio diario
entre nuestros pueblos caribanos; en ese ambiente se desarrollaba la majestad
de Doña María Manuela, que, además de ser una esposa ejemplar y enamorada, fue
buena ama de casa, cuyas obligaciones nunca abandonó, en su caso muy particular
por su salud, conjuntamente con su prima hermana María de Alcalá, atendía al
templo de su religión, a los enfermos, a los niños pobres, a los humildes, al
pueblo, y es conocida su largueza en las cosas piadosas, sobre todo en los
tiempos del arcediano Antonio Patricio de Alcalá, de los hermanos Quintero, del
padre Botino, de Blas de Rivera, a los cuales secundaba en sus altos
propósitos, por ser lo mejor que ha dado el clero cumanés, de todos los
tiempos.
Estas dos mujeres, el padre Alcalá y el
gobernador Emparan, se dan la mano para fundar y construir el hospital de
Caridad y la escuela para los niños pobres;
pero no era tan fácil educar en aquella época, lo más difícil era
recoger y repartir los niños todos los días, lo cual hacían con infinito amor.
Su corta y estoica vida, transcurrió de
parto en parto, pacientemente, dentro de su familia rica pero austera. El
Todopoderoso le evitó el calvario de presenciar o vivir el sacrificio y muerte de sus hijos. Dios se
la llevó a tiempo.
Es indudable que Doña María Manuela,
recibió una esmerada educación, sobre todo para ser esposa y madre ejemplar, y
ella, dotada de extraordinaria sensibilidad, dedicó su amor a su familia y a su
pueblo, amó y respetó a su esposo, al cual entregó su vida y su último aliento;
amó tiernamente a sus hijos, los educó
bajo la tutoría de los mejores maestros de la Cumaná de entonces, que se
distinguía por su cultura, como lo atestiguan Humboldt, Depons y el Consejero
Lisboa, entre otros: ella misma desde la
preparación de los bautizos hasta su escolaridad, los llenó con su amor infinito.
Ella misma los llevaba a la escuela episcopal de la Iglesia del Carmen,
contigua a su casa, y después a la escuela episcopal del Convento de los
Franciscanos, donde todos estudiaron gramática y latín; y como ella misma había recibido una educción
esmerada, también colaboraba intensamente en su casa en las tareas de
aprendizaje; al principio enseñándoles las oraciones, después en la preparación
de los bautizos y las comuniones, tarea esta, que la señalaba por su
dedicación, que son solo prestaba a sus hijos sino que colaboraba con las demás
damas de la ciudad y del pueblo, que tenía en ella una colaboradora
infatigable; aunque no pudo completar esa tarea como hubiera querido, por su temprana muerte, que lloró todo el
pueblo de Cumaná como nunca lo había hecho.
Es, pues evidente que llamó en
su auxilio a los mejores preceptores para la educación de sus hijos, y, también
se sabe que los mandó a la escuela graduada, y a la escuela Superior de
Matemáticas de don José Joaquín Pineda,
y ya sabemos, que en ese tiempo, en la ciudad se impartían las clases de
gramática, aritmética, latín, filosofía y teología superior, del padre Blas de
Rivera, y por supuesto, María Manuela,
no perdería esa oportunidad para la superior educación de sus hijos; y
nosotros, no dudamos de que la aprovechó, y entre los alumnos de esa
institución creada y autorizada por Real Cédula, estuvieron sus hijos.
No es difícil, pues, señalar que
los hijos de Maria Manuela Alcalá de
Sucre, asistieron a la escuela regular y cursaron bajo su tutela, algunos de ellos con éxito, toda la primaria y la secundaria, pues los
resultados así lo demuestran.
María Manuela Alcalá de Sucre, debe ser coronada como la madre ejemplar
de la ciudad de Cumaná, “MADRE DE CUMANA” y así debería ser representada en
bronce, para que todas las generaciones por venir, la veneren y le rindan
tributo, el día de su natalicio, 21 de marzo,
todos los años.
No 3 DOÑA MARÍA ALCALÁ DE LA GUERRA-
LA PROTECTORA DE LAS LETRAS.
María Alcalá “Protectora de las Letras”,
título con el que fue honrada por el Ayuntamiento Cumanés,, fue la principal
animadora y fundadora de la Escuela de
Primeras Letras de Cumaná para niños pobres, ya existían escuelas episcopales
en las iglesias y conventos, donde asistían los niños blancos y ricos.
Veamos algo de sus ilustres ascendientes.
Servicios prestados por la distinguida matrona, a la instrucción de los niños
pobres, sacado de las páginas del padre Ramos Martínez, y de un informe
publicado en el bisemanario “SUCRE”, del año
1928, en sus números 367 y 368.
“Jamás podrá pronunciarse entre nosotros sin un sentimiento de profunda
veneración el respetable nombre de doña María de Alcalá, fundadora de la
antigua escuela de primeras letras de la ciudad de Cumaná.
Fruto de bendición fue doña María del enlace del capitán don Diego
Antonio de Alcalá con Doña Isabel Ma. Rendón Sarmiento, cuyas familias, desde
su origen, fueron de las más notables de Cumaná, no tan solo por su rango, sino
sobre todo por sus virtudes y por los servicios prestados en distintas
profesiones y empleos.
Cuando hubo entrado en su segunda
mitad el siglo XVIII la parentela de Doña María de Alcalá servía a la vez
varios cargos de los de mayor importancia en la Nueva Andalucía y en la Isla de
Margarita. Su padre fue por más de medio siglo escribano público, del cabildo y
del gobierno, visitas, registros y juzgado de Hacienda; su hermano don Antonio,
Tesorero de las reales cajas; su otro hermano don Pedro, Guarda Mayor por más
de treinta años; don Juan Bautista, hermano suyo también, Justicia Mayor y
Comandante de las Armas en Rio Caribe, Corregidor de Píritu y Clarines, y
Alcalde Mayor dé Cumaná; Fray Diego, Prior y Vicario in capite del Convento de dominicos, por varias ocasiones; su
cuñado, don Manuel Sánchez, Ayudante Mayor de la Plaza de Cumaná, y Comandante
de Artillería; don Francisco Mateo Guerra de la Vega, también cuñado y sobrino
político suyo, Justicia Mayor de Río Caribe, y Regidor perpetuo del
Ayuntamiento de Cumaná; su pariente don Antonio Patricio Alcalá, Vicario
Superintendente de los Anejos Ultramarinos del Obispado de Puerto Rico; su
sobrino don Francisco Alcalá Mayz, Corregidor de San José y Casanay, y Capitán
conservador del pueblo de Caripe; su otro sobrino, don Diego Antonio Alcalá
Figuera de Cáceres, Corregidor de Píritu y Clarines; el doctor don Diego
Antonio Alcalá Mayz, cura de la ciudad de la Asunción, y el Br. Don Silverio de
Alcalá, cura y vicario de Cariaco.
Si grato es recordar en obsequio a Doña María
Alcalá, la excelencia de su linaje,
mucho más lo es reconocer que su mayor gloria la conquistó ella misma,
contribuyendo a realzar el suelo de su nacimiento con la difusión de las luces
entre la juventud ¿Quien ha hecho en
Cumaná lo que ella en beneficio de los
niños pobre? Se preguntaba el cronista en esa época, y respondía:
“ Mandó edificar una casa con un salón capaz
de contener cien alumnos y con habitaciones suficientes para la familia del
preceptor. Pagó de su peculio por algunos años el sueldo del Maestro; y para
que en lo sucesivo se sostuviese la escuela, impuso a censo en las cajas
reales la suma que juzgo bastante en
aquella época para la subsistencia del plantel.
El título de Protectora de las Letras, hará siempre amada su memoria en
el pueblo cumanés, que tiene todavía perfecto derecho a gozar de su
munificencia, pues, si ha desaparecido la casa, la imposición con que cargaba
el real erario la reconoció como deuda nacional la República de Venezuela en el
tratado que celebró con España en 1845”.
En estos tiempos nadie se acuerda de eso.
Murió sin hijos, de más de sesenta años
esa caritativa señora, el 8 de febrero de 1788. Su marido, de quien se había
separado judicialmente hacía mucho tiempo, falleció en Río Caribe en 1801. Su
muerte vistió de luto al pueblo cumanés que la reconocía y veneraba como una santa
Transcrito,
con cortos comentarios, de la obra
“Memorias para la historias de Cumaná…”, del sacerdote y excelso cronista
Fr. José Antonio Ramos Martínez.
CRÓNICA
DE LA FUNDACIÓN DE LA ESCUELA GRATUITA DE CUMANA. (Tomado del bisemanario “Sucre” ).
Doña
María de Alcalá fundadora de la escuela gratuita de esta ciudad hizo construir
a sus expensas en 1778 en la actual calle de Ribero una casa que destinó a
realizar el eminente pensamiento de piedad que había concebido, asegurando de
una manera duradera la ilustración necesaria al pueblo donde vio la primera
luz. Una vez verificada solamente la instalación, congregados en el local los
niños que debieran concurrir a nutrir su
entendimiento de las nociones fundamentales
del saber, la benefactora confió la enseñanza de ellos a la inteligencia
de un preceptor de acreditada moralidad a quien pagaba de su peculio un sueldo
mensual.
Ese edificio que ella donó a tan
plausible objeto sacrificando generosamente una parte de sus bienes siendo por
su bien calculada distribución capaz de contener en su espacioso salón cien
alumnos, y en su interior la familia del preceptor, fue destruido en parte por
la catástrofe del 15 de julio de 1853. La fundadora solicitó de la Corte de
España desde el 5 de julio de 1783 por conducto del Gobernador de estas
provincias, Don Miguel Marmión, el permiso de imponer a censo en las reales
cajas la suma de 3500 pesos a la subvención del sueldo del maestro de primeras
letras. Ella se reservaba durante su
vida el derecho de percibir del fisco y pagar los proventos mensuales: invitar
opositores al desempeño de la escuela y el de presentación de candidatos al
Ayuntamiento, a quien atribuyó la elección o nombramiento el examen y
justificación de buenas costumbres era de la incumbencia del Vicario de Cumaná
entonces superintendente de los anexos del Obispado de Puerto Rico.
El Rey de España, a quien se dio cuenta de
este asunto al acceder a tan piadosas proposiciones aceptó todas las
condiciones, incluso la responsabilidad del erario para el pago de los réditos
cuando tuviesen efecto la entrega de la suma ofrecida mandando en consecuencia
al mismo tiempo que hacía honorífica mención del raro desprendimiento de la
fundadora le guardasen los fueros y consideraciones que merecía como patrona de
tan cristiana institución. Así consta extensamente acordado en la Real Cédula
expedida en Aranjuez el día 16 de diciembre de
1786 de conformidad con la anterior
de 5 de diciembre de 1783 sobre la materia.
Habiendo sufrido una interrupción de dos años
en la enseñanza gratuita y corrido el riesgo de perder Cumaná tan preciso bien
con motivo de las competencias que se suscitaron entre doña María Alcalá y el
Vicario Superintendente que pretendió usurpar el uso de las atribuciones que
ella se había reservado se abrió de nuevo la escuela el 27 de marzo del año 87
por mandato de la fundadora previa las decisiones arregladas y de estricta
justicia, que obtuvo a favor de su legítimo derecho en cuya virtud había ocurrido
en queja con las actuaciones y documentos concernientes.
Una
Real Cédula comunicada por órgano oficial, con fecha 24 de marzo citada,
anunció al Vicario la desaprobación de su inconsulto prescribiéndole el
ejercicio de las atribuciones que le habían sido previamente concedidas; a la
vez que el previsor del Obispo en Sede Vacante le exitó seriamente a abstenerse
en lo sucesivo de todo acto
jurisdiccional que no fuese de su competencia.
Por la muerte de la fundadora, acaecida el 8
de febrero de 1788, solicitó su primer albacea el beneficiado don Antonio
Patricio de Alcalá, del Gobernador Antonio Pereda, en 15 de abril del mismo año
que se llevase a efecto el mandato de la Real Cédula en lo relativo a la
imposición sobre el fisco. En seguida asistió personalmente a su despacho y demostró la suma que había
dejado a su cargo la liberal protectora de la educación popular.
Contestación siguiente.
En Nota de 13 de abril de 1789 dio US
cuenta que por muerte de doña María Alcalá, había tenido efecto ponerse en las
cajas reales de esa ciudad los 3500 pesos de capital que ofreció para dotación de una escuela
pública de primeras letras fundada a sus expensas, y que S M se sirvió mandar
recibir en ellas por real cédula de 16 de diciembre de 1786, con lo que quedaba
corriente y clausurado este asunto. Y habiéndose visto en el Concejo ha
acordado contestar a US su recibo como
lo ejecutó -Dios guarde a US muchos
años- Madrid 24 de febrero de 1790 – Antonio Ventura de Taranco- Sr. Gobernador
de Cumaná.
Este crédito que fue reconocido por
ley, después de nuestra emancipación política y asegurado por el tratado
celebrado entre la República de Venezuela y el Gobierno Español en 30 de marzo
de 1845 está radicado como deuda nacional.
La Aduana de esta ciudad satisfacía
puntualmente los réditos mensuales hasta el año 1852.
Deducidos 142 pesos provenientes de una transacción
celebrada en abril último, la acreencia actual del ramo de instrucción primaria
contra el tesoro por réditos devengados hasta 30n de junio próximo pasado
ascienden a la cantidad de 615 pesos 53 centavos y para su cobro directo a la
Aduana de este puerto se nota el inconveniente de haber sido saldada por
Tesorería.
Una vez obtenido el Gobierno Supremo el
pago de esa suma, por difícil que parezca a primera vista su consecución, el
poder a quien incumba contribuir a promoverlo
debería destinarla a la reconstrucción del salón de la escuela que la
fundadora levantó a sus expensas, a fin de restablecer en él la enseñanza. No
puede darse hoy mejor inversión a los proventos que se obtengan por ese
respecto, ni que sea más conforme a la voluntad de la benefactora; puesto que
esos productos no pertenecen a los fondos municipales, ni conviene distraerlos
de su verdadero objeto: por cuyo motivo están exentos del pago del diez por
ciento de contribución nacional, a que la ley afecta los impuestos interiores
de las provincias.
Por
lo demás déjese al tiempo y al patriotismo de los funcionarios públicos el
cuidado de terminar la refacción de ese edificio memorable que tiene el
relevante mérito de haber servido para la educación de la juventud durante el
transcurso de tres generaciones.
No
4 - DON VICENTE DE SUCRE PARDO Y GARCIA URBANEJA
“Si Venezuela, dentro del Continente, es la
cuna de los héroes y Tábor de los mártires; Cumaná, dentro de Venezuela, es la
fragua donde se forjaron esos héroes y
el calvario donde se crucificaron esos mártires”.
“…es de justicia insistir en que Don Vicente
posee méritos propios para figurar entre los más esforzados paladines de
nuestra libertad, y entre los mártires de nuestra epopeya; y en que sus
venerados restos reclaman un puesto
digno en el Panteón Nacional, donde descansan otros con credenciales menos auténticas que las suyas. Ángel Grisanti.
Séptimo hijo
del matrimonio de Don Antonio de Sucre Pardo y Trelles, y doña Josefa Margarita García de Urbaneja y
Sánchez de Torres. El y toda su familia merece el trato de héroes de la Patria. Nació en Cumaná el 23 de julio de 1761. Vivió
en una época de consolidación de la ciudad y sus instituciones, y don Vicente
fue factor importante en esos años, en los que el patriotismo era estimulado
por la propia sociedad culta, que recibía el legado de la filosofía política,
tanto de Europa como de los Estados Unidos. La sociedad cumanesa se
enorgullecía de su adelanto, vivían entre nosotros hombres y mujeres de gran
valía, tales como el sabio José María Vargas,
el no menos sabio don Bartolomé Bello; teníamos maestros como Fray
Cristobal de Quesada, Blas de Rivera,
María Alcalá de la Guerra, José Luis Ramos, Antonio Patricio de Alcalá, José
Joaquín Pineda, y pare usted de contar.
Antes del
movimiento emancipador Don Vicente, además de ser Jefe de la Fuerza Real, participó en política, y fue Regidor y Alcalde Ordinario del Ayuntamiento
de Cumaná en 1799 y 1800, lo que da una idea de sus cualidades civiles.
Cuando Cumaná
entra en el movimiento emancipador, ocupa la primera línea, siendo el Comandante del Cuerpo de Nobles
Húsares de Fernando VII, le correspondió
liderar, el movimiento iniciado por la Junta Suprema de
Caracas el 19 de abril de 1810, y lo hizo con entrega total, con conciencia de
Patria, a la cual brindó todo su coraje y todo lo que tenía, aquel grande
hombre.
Figuró luego
como miembro principal del poder ejecutivo de Cumaná.
En efecto, en las elecciones del 14 de mayo
de 1812 fue electo por mayoría de votos, como miembro principal
del Poder Ejecutivo de la provincia, que
quedó constituido, por él mismo, en su condición de Jefe de las fuerzas
militares de la Provincia y los demás méritos que adornaban su personalidad, lo
mismo se puede decir de los otros dos miembros: así quedó constituida la Junta
Suprema de Gobierno: por el Coronel Don
Vicente Sucre y García, el presbítero
Don Diego Gaspar Botino y Salaverría,
Don José Miguel de Alcalá. Un
triunvirato patriota y sabio.
Tanto el Padre Botino como Don José Miguel de
Alcalá, merecen un reconocimiento aparte, y se lo daremos.
Para conocer
el carácter de Don Vicente tenemos que imaginarlo al frente de la flota
patriota que fue destacada para controlar un brote realista en Barcelona.
Entonces lo vemos como General en Jefe
del Ejército de Cumaná, al frente de la expedición punitiva, que va con 18
naves de guerra y 1000 hombres, partió
del puerto de Cumaná a principios de junio de 1812; su misión fue, someter la provincia de
Barcelona, que se había rebelado contra el nuevo gobierno.
Esta flota
surgió frente al puerto de Píritu, pueblo este que ocupó sin resistencia; y antes de emprender las
acciones contra las fuerzas de la ciudad, Tuvo noticias de la capitulación de
Miranda en San Mateo, entonces determinó salir para Cumaná; Todo hace pensar
que José María y Antonio José, sus
hijos, y el héroe barcelonés, José Antonio Anzoátegui, que estaban
cumpliendo una misión encomendada a ellos por Generalísimo Francisco de
Miranda, se le unieron y también
combatieron contra Morales. El
enfrentamiento con el realista comandante Francisco Tomás Morales, fue una
sorpresa, que se produjo por un descuido al
momento de embarcar sus tropas, en esa acción perdió varios hombres,
pero después de darle merecido castigo al imprudente jefe español que comandaba
una partida de fanáticos. Seguramente el joven Mariscal lució sus
conocimientos en artillería adquiridos
bajo el mando de Miranda, y que le fueron tan útiles en su carrera.
Don Vicente
llegó al puerto de Cumana, donde fue recibido como si no estuviese pasando
nada; pero había un nuevo Gobernador español, gracias a Dios, su amigo
personal, decidió quedarse y por si acaso enviar a sus hijos para Trinidad
donde Antonio José podría estudiar el idioma inglés y José María, atender los
negocios que su familia tenía en esa colonia Inglesa. Después de la partida violenta del
gobernador Don Eusebio de Escudero, y firmada la Capitulación, aparentemente
habría calma. El Cabildo de Cumaná, nombró
a Don Eusebio de Ureña, como Gobernador y Capitán General de la
Provincia,
Don Vicente
continuó prestando servicios en el ejército español hasta el 16 de diciembre de
ese año; en que fue apresado por orden de Cerveriz que lo remitió a las bóvedas
del castillo de La Guaira, junto con
eminentes cumaneses y sacerdotes como el padre Botino, el padre Callejón, que
murió en esa cárcel, el padre Márquez,
todos ellos fueron vejados y
escarnecidos.
Volvió Don
Vicente a la libertad en 1813 cuando Bolívar entró triunfante en Caracas.
Casó dos
veces en Cumaná; el 1°, con doña María Manuela Alcalá y Sánchez,
el 8 de diciembre de 1782, hija de don Pedro de Alcalá y Rendón
Sarmiento y de doña Juana Sánchez Ramírez de Arellano y Vallenilla; y el 2°,
con Narcisa Márquez de Valenzuela y Alcalá, hija de don Pedro Márquez de
Valenzuela y Vallenilla y de doña Ana María de Alcalá y Mayz. Procreo también hijos fuera del matrimonio,
son conocidos sus hijos con doña María Echegaray con quien procreo tres hijos.
Fueron hijos del primer matrimonio:
1.- Don José María de Sucre y Alcalá, al
igual que todos sus hermanos, natural de Cumaná, nació el 9 de noviembre de
1783, alcanzó el grado de coronel bajo el mando de Mariño. Pasó a Barcelona,
Venezuela. Y casó con doña Josefa Hernández, de esa naturaleza, en quien hubo
sucesión. Falleció en 1855.
2.- Doña María Aguasanta de Sucre y Alcalá,
nació en 1788, casó con don Antonio Cortegoso, natural de la Coruña , de quien hubo 8
hijos y con los cuales pereció en un naufragio cerca de Cuba, en 1821, donde
estaba refugiada.
3.- Doña María Josefa de Sucre y Alcalá, que
corrió la misma suerte de su hermana. Murió soltera sin sucesión.
4.- Doña Magdalena de Sucre y Alcalá,
falleció soltera sin sucesión el 16 de octubre de 1814, cuando Boves tomó la
ciudad, la niña se encontraba gravemente enferma cuando los soldados asaltaron
su casa, al parecer fue brutalmente maltratada.
5.- Don José Jerónimo de Sucre y Alcalá,
nació el 23 de mayo de 1791, se incorporó al ejército de Mariño en 1813, en
1826 al gobierno de Colombia lo ascendió a coronel, después de prestar valiosos
servicios a la causa de la
Independencia ; fue
diputado y senador por Cumaná, en 1837 y
1846; recibió de Mariño, Bermúdez y Bolívar
honores militares y estima
personal. Prócer de la independencia,
contrajo matrimonio con doña María del Rosario Sánchez de Torres y Salaverría,
hija de don Pedro Sánchez de Torres y Planes, y de doña María Dominga de
Salaverría y Freites. Murió de cólera en la Asunción-Margarita ,
el 17 de octubre de 1854, siendo secretario del general Francisco Esteban
Gómez.
6.- Don José Vicente Sucre y Alcalá, nació en Cumaná el 20 de agosto
1791. Enfermó de elefancia y fue sacrificado por las huestes de Boves que
tomaron la ciudad de Cumaná el 16 de octubre de 1814, tenía 23 años, murió soltero sin
descendencia.
7.- Don Pedro José de Sucre y Alcalá, nació
en Cumaná, fue bautizado el 15 de setiembre de 1793. Obtuvo de la Junta Revolucionaria
de Cumaná, el grado de subteniente en 1810, acompañó al general Mariño en la
campaña de 1813 y bajo su mando combatió
en Bocachica, el Arao, Carabobo y La
Puerta , donde fue hecho prisionero y ya ascendido a Capitán pasado por las armas por los comandos de
Boves, en la plaza de la Victoria.
9.- Don Francisco José de Sucre y Alcalá,
nacido el 23 de enero de 1799, después de ocupada por Mariño la ciudad de
Cumaná el 2 de agosto de 1813, Francisco fue recomendado por el propio Mariño al ejército
con especial distinción antes de cumplir los 15 años. Alcanzó el grado
de teniente, combatió en Cariaco contra Morillo y Canterac, capturado el 10 de junio de 1817, fue sumariamente ejecutado a los 18 años.
Murió soltero, sin sucesión.
Fueron hijos del segundo matrimonio de Don
Vicente de Sucre Pardo y García Urbaneja con doña Narcisa Márquez de Valenzuela
y Alcalá. En su testamento dice que procrearon 17 hijos de los cuales solo
menciona los siguientes:
1.- Don Carlos de Sucre y Márquez
2.- Don Vicente de Sucre y Márquez
3.- Doña Ana María de Sucre y Márquez,
muertos en la infancia.
4.-
Doña Margarita de Sucre y Márquez, casada en 1822. Sin descendencia.
5.- Don José Manuel de Sucre y Márquez, nació
en Cumaná el 5 de febrero de 1805, contrajo matrimonio con su pariente doña
Maria del Rosario de Alcalá y Alcalá hija del capitán don José Leonardo Alcalá
en su segundo matrimonio con doña Luisa
Josefa de Alcalá y Bermúdez de Castro. Dejó descendencia.
6.- Don Juan Manuel Sucre Márquez, nació en Cumaná el 8 de diciembre de 1809,
casó en Cariaco el 4 de julio de 1837 con doña Águeda Moor. En 1840 se trasladó a Ciudad Bolívar con su
familia, donde falleció en 30 de enero de 1889. Desempeño importantes funciones
públicas y fue uno de los firmantes del Acta de la Constitución de 1874.
Dejó sucesión:
7.- Doña María Manuela Sucre Márquez,
casó con don Ciriaco Ramírez Alcalá, hijo del regidor don José Francisco Ramírez de Bastos y de la Guerra Vega y de doña
Inés Catalina de Alcalá y López de Brito. No tenemos los datos de sus
sucesores.
8.- Doña María Magdalena de Sucre y
Márquez, nació en Cumaná en 1816, y casó con don José María Betancourt y
Machado, hijo del prócer don Antonio José de Betancourt y Arredondo y de doña
Teresa Machado y López de Brito. Procrearon a: doña María Josefa Betancourt
Sucre casada con don Ignacio Marcano Betancourt, hijo de don Ignacio Pío
Marcano y Alcalá y de doña Lorenza de
Betancourt y Vetancourt, con sucesión, doña Narcisa Betancourt Sucre casó con
el Dr. Jerónimo Salazar Manterola, hijo de don Marcos Salazar y Vetancourt y de
doña Ascensión Manterola Mayz; Don Pedro Betancourt Sucre, casó con doña Catalina Barceló Guerra, hija de don José Manuel
Barceló Marcano y de doña Petra de la Guerra Vega y Alcalá, con sucesión adoptiva; Don
José María Betancourt Sucre, casó con
doña Josefa Montbrún Otero; don Inocente Betancourt Sucre, casó con doña Josefa
Pesquera; don Antonio José Betancourt Sucre, casó con doña Teotiste Lanz; Don
Eduardo Betancourt Sucre, soltero; Don Guillermo Betancourt Sucre , casó con su
prima doña Narcisa Grillet y Sucre.
9.- Doña María del Rosario Sucre
Márquez, llamada la Griega por su belleza,
nació en Cumaná en 1818, casó dos veces: la 1°, con don José Manuel Guerra y Bermúdez de Castro, viudo de doña Maria
Josefa de Alcalá e hijo de don José Antonio de la Guerra y Vega Ramírez y de
doña María de la O Bermúdez de Castro y
Figuera de Cáceres, hermana del general
José Francisco Bermúdez y Figuera, héroe magnífico de la independencia. Doña
María falleció en 1902, y en sus matrimonios hubo a: don José Manuel Guerra
Bermúdez y Sucre, doña Josefa Manuela Guerra Bermúdez y Sucre, que casó con el general Pedro Elías Rojas y Rojas, hijo del escribano
don Pedro Rojas Casanova y doña Josefa Isabel de Rojas, con sucesión; su 2°,
con don José María Sucre Márquez, con sucesión.
No 5 - ANTONIO JOSE DE
SUCRE, General En Jefe y Gran Mariscal
de Ayacucho.
Cumaná 3-02-1795 – 4 -06-1930
En
el discurso de Marco Tulio Badaracco Bermúdez, pronunciado el 9 -12- 1924 ante el retrato del Gran Mariscal, en el Club
Cumaná.
No debía faltar el
homenaje de este Club, constituido por un grupo distinguido de la Sociedad
Cumanesa al egregio cumanés de preclara estirpe, el caballero Sucre. El que
preside nuestra gloria que como un Dios penante guarda nuestra leyenda,
inbuyéndola de generosidad y heroísmo, es de justicia que en esta gran fecha
centenaria, reciba aquí también el tributo de veneración que todos le debemos.
Acaso
sea yo el de menos aptitudes para cumplir este intento; pero cuando todo
pensamiento es en este instante a manera de turíbulo que da su mirra más ideal
y parece prosternares de admiración ante el héroe, cuando cada corazón acelera
su latido para amar la memoria del paladín inmaculado, cuando vemos cada pupila
de mujer embellecerse, hacerse más cálida y fulgente para envolver en su
éxtasis a la efigie gallarda, gloriosa y mártir del triunfador en Ayacucho,
puedo confiar en que mi tarea será fácil y que nuestra admiración, unida, supla
las deficiencias de mi inelocuente
decir.
Para
la época de la colonia, al margen ya la guerra emancipadora, era Cumaná una
ciudad floreciente, encanto de cuantos la visitaron. Bien lo pregonan así sus
ruinas, que muchas nos cuentan del rango, comodidad y esplendidez de las nobles
familias que las erigieron y habitaron. Esta madre fecunda, que así podría
titularse Cumaná, fue a manera de surco en donde se arrojó la simiente para el
cultivo de la multitud de distinguidos hogares que hoy pueblan la República.
Casi la totalidad de los proceros apellidos que en la actualidad son gala de la
sociedad venezolana tienen entronque en esta ciudad o podría comprobarse que de
aquí han surgido.
Un
viajero francés calcula que Cumaná tenía para el año 1750 que él la visitó,
alrededor de diez mil almas, contados únicamente los españoles, los extranjeros
y los descendientes de ambos, ya que para esa oportunidad no constituían
población los esclavos ni los indios. En alguna parte hemos leído que el número
de catalanes se elevaba a los miles y
que en la espantosa masacre que fue la Guerra a Muerte, perecieron los más y
emigró el resto.
Era
Cumaná una población activa, laboriosa,
emprendedora. Su situación privilegiada, abierta hacia todos los horizontes, propicia
a recibir de las diversas direcciones del mundo cuantas luces quisieron llegar,
la hizo apta, desde su fundación, para colocarse brevemente a la altura de
cuantas ideas renuevan continuamente el ideal humano. De esta suerte el cumanés
fue entonces, un tipo de individuo avanzado en sus anhelos, dispuesto a aceptar
sin reservas y conscientemente, cualquier tendencia que envolviera en si un propósito de renovación
social, de libertad o de progreso.
Había
aquí industrias prósperas, el azul de tonalidades diversas de nuestro cielo
parecía hacerse tangible y beneficioso en esa hierbecilla fecunda que se
denomina añil los naranjos odoraban nuestros campos, el cocotero mecía sus
cimeras por encima de la sabana verdeante,
con mayor pompa, gallardía y frescura que lo hace ahora. Humboldt el sabio
inmortal que llevó tan hondo en su corazón hacia los países civilizados el nombre de Venezuela y con ella el de
Cumaná, primera tierra que pisó en América en su viaje directo desde España,
nos ha dejado una descripción feliz de
la impresión que recibió al tomar puerto
y divisar la cortina de palmeras que bordean el Manzanares. Este hombre
universal, de universales y profundos conocimientos, encontró aquí personas
ilustradas con quienes departir sin sonreír con malicia por el criterio
disparatado de sus interlocutores, de quienes recogió multitud de observaciones
que enriquecen sus obras.
Dice
Michelet que la historia es una resurrección
y así sería en efecto si del fondo del
pasado, de debajo de los vetustos escombros, pudiésemos desenterrar los
movimientos, los ensueños, los proyectos varoniles, las intenciones de nuestros
antepasados y ofrecer rediviva la
actuación que correspondió a cada uno de ellos en los días genésicos de nuestra
libertad y en la faena cruenta de erigir la soberanía con la conquista de la
Independencia Nacional. Veríamos entonces resurrecta a Cumaná y gloriosa como
nunca en esta ocasión en que se rinde homenaje
de veneración al más hidalgo de sus hijos.
En
este medio ambiente que he querido bosquejar sucintamente, nació en Cumaná,
Antonio José de Sucre, séptimo hijo de Don Vicente de Sucre y doña María
Manuela de Alcalá. Sus primeros años corrieron, sin duda, como la de muchos
rapazuelos que pululaban en esta urbe privilegiada por la Madre Fecundidad.
Correrías en los campos, natación en el río Manzanares, expediciones a las
riveras marinas que circundan esta región, llamada alguna vez pomposamente: La
Nueva Andalucía.
Los
primeros estudios de Sucre cursaron en la Escuela de Ingeniería del Colegio
sito en el barrio de San Francisco. A los quince años de su edad se le
encuentra en Barcelona. Haciendo sus primeros servicios militares. Algún
historiador y el Libertador mismo lo sitúan al lado de Miranda, como oficial
distinguido, cuando el desastre de
Valencia.
No
hay un desmayo en su misión de Libertador, no desdice un solo momento del amor
a su Patria y su consagración a la causa de América. De los tenientes de
Bolívar fue Sucre el que mejor supo valorar el ideal máximo de aquel cerebro
de maravillas, y por esa cabal apreciación fue el más leal, el de mayor pujanza
y de más estupendos éxitos en la Guerra Emancipadora.
La
expedición de Chacachacare, en el año del 13, lo cuanta entre sus promotores.
Para el año 16, viniendo de Trinidad, naufraga sobre el piélago del Paria, y a
punto estuvo de que pereciera con él en las furiosas Bocas del Dragón
colombiano el soldado que dio a nuestra guerra libertadora el toque de
excelencia, el ejemplo más asombroso de serenidad en el vaivén de la tormenta y
de piedad humana en la llamarada
sangrienta de las pasiones. Cual nuevo Cesar sobre liviano esquife prueba
fortuna y se salva, se salva para bien de la humanidad, porque es a él, a su
magnanimidad mil veces puesto a prueba, a quien se debe la primera palabra de
perdón en Trujillo y quien va a fijar luego la capitulación de Ayacucho que es
albura de ala sobre negror de garra.
El
sitio de Cartagena donde está indoblegable la valentía de Bermúdez, lo tiene
entre sus tenientes estratégicos, y donde quiera que el cañón español abre una
brecha allí comparece la figura de águila de este predestinado, esbelta y ágil,
oponiéndole su genialidad militar como poderosa valla.
Sale
en Arauca al encuentro del Libertador y es allí el primer tropieza en que la
diplomacia de pinceladas supremas del futuro Mariscal gana su primer accésit … Ante la dignidad
herida del imberbe adalid, Bolívar doblega su acritud, rectifica, adivina el
genio y le confía la delicada misión de
comprar elementos de guerra en las Antillas. De modo satisfactorio ejecuta su
comisión y queda desde luego ligado a la mente del semidiós
para las grandes trayectorias que había de recorrer.
Ido
al Sur en la misión delicada de incluir Guayaquil a la Gran Colombia, su
acierto, su seducción personal, su tacto político, le gana al minuto las más
adversas voluntades y la feraz región queda de hecho como era justicia que así
fuese, inclusa al Ecuador. Y fue allí Pichincha la que revela al militar de
escuela en las altas estribaciones andinas, que dio liberación a Quito y
preparó la expedición y el peldaño de Junín.
Enviado
al Perú se destaca y desenvuelve allá en el tumulto de los partidos, por encima
de las intrigas y los odios, su magnífica personalidad. Realiza prodigios de
civil estrategia la férrea ductilidad de su carácter y se sobrepone y destruye
la urdimbre de felonías de los enemigos de la libertad y de la soberanía de
América. ”Preparad el comino del Señor, enderezad sus sendas…” Y así fue él, nuevo Bautista, quien trilló la
vía de sucesos inmortales que había de recorrer Bolívar, entre loores de los
que aprendían entonces a ir sin cadenas por las calles embanderadas con la
enseña de Miranda, el Precursor.
Confiádole
que le fué el Ejército del Sur, verifica la campaña del Perú, perfecta en sus
trazos y gana la batalla Ayacucho, éxito éste que quizá otro que no él, hubiese
mancillado con venganzas exterminadoras, pero que él levantó a la más
dignificante gloria humana, concediendo la Capitulación que se llamó Tratado de
Quinúa
La Batalla de
Ayacucho señores libra a la América del
tutelaje colonial y si es cierto que la Madre Patria trajo al Continente su
idioma, su religión, sus costumbres, sus instituciones, sus ideales, su
heroísmo, todo cuanto poseía de
grade y civilizado, no es menos cierto
que no hay bien para el hombre como la libertad ni honra para los pueblos como la soberanía.
Un glorificador de Sucre, el Dr. Sherwell
dice: ”Ayacucho tiene un significado más comprensivo: es el último capítulo de
las guerras de independencia en América y la consagración definitiva del
principio de que América pertenece a sus hijos
y que a sus hijos solamente toca
determinar cuáles han de ser sus destinos”
Todo
en Sucre es armónico: Su perfil, su mirada, su carácter, como que su persona compartiera y reflejara
la serenidad inmensa de su elevado espíritu. Raros son los ejemplos de hombres
que con la actuación guerrera de Sucre hayan logrado como él tener en cada
momento la plena posesión de sí mismos. Desde niño su voz se impone en los
Concejos por los aciertos y sabiduría de sus opiniones así se le ve pensar en
Ayacucho solamente en los reclamos de la
bondad, en Tarquí en los reclamos de la justicia y en Chuquisaca cuando doce hermosas quieren
arrastrar su carroza, surge inmediatamente
el gentil- hombre y coloca la espada
vencedora en cien combates para que sea
conducida por las albas manos proceras, ya que él se juzga indigno de tan extremoso y divino homenaje.
Gentilísimas
damas: El denodado Sucre, este tipo de
selección de la estirpe américo-española, enigma histórico que aún está por
estudiar en su carácter y en su genio, el militar severo de indoblegable
voluntad, tuvo dos grandes pasiones que
aparecen en multitud de instantes de su preclara existencia: fueron ellas, su
amor por Cumaná y su amor a una mujer… Su amor a Cumaná constituido de sus
tiernos recuerdos de la infancia, del cariño al lar nativo en donde muchos de
los suyos fueron mártires del culto a la
Patria; y el amor a aquella ingrata mujer ante quien rindió ferviente y galante
sus preseas, su personalidad, su fama esplendorosa, su vida toda serenidad,
toda consagración al deber, a los reclamos de sus hermanos de opresión y a la
emancipación y grandeza de América.
La
Junta Directiva del Club Cumaná me ha honrado al confiarme la palabra para que
yo sea quien lleve su representación en este acto solemne. Declaro pues,
señores, inaugurado el retrato del Gran
Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, en este sitio de honor del Club
Cumana. Señores…
El retrato de Sucre lo dibuja en multitud de observaciones el propio
Libertador.
“El espíritu de Ud.
es fecundo en arbitrios, inagotable en medios cooperativos, la eficacia, el
celo, y la actividad de Ud. sin límites. Emplee Ud. todo esto y algo más para conservar la
libertad de la América
y el honor de Colombia. El designio es grande y hermoso, y, por lo mismo, digno
de Ud.” Bolívar. (18)
Diego
Benalcazar, pintó a Sucre en Quito en 1827, no se sabe si Sucre posó para
este retrato, sin embargo él lo conservaba. Es el retrato civil de un hombre
joven enfundado en un traje de la época, tal vez un frac: chaleco blanco,
bufanda y camisa blancas; su rostro sereno, denota carácter firme. La tez
blanca, ojos tristes pero
bondadosos, llenos de infinita ternura;
la nariz perfilada un poco combada; boca sensual, labios perfectos, cabello abundante y ensortijado, las
patillas cubren gran parte de las mejillas por ambos lados; la frente amplia y
elocuente. Este retrato, sin lugar a dudas, sirvió de modelo a Tovar y Tovar.
Es indudable, a mi modo de ver, que lo identifica cual ningún otro, y se puede
corroborar en los rasgos de la descendencia de esa familia; creo que Sucre lo mandó a hacer, “el mismo” para su novia,
Mariana de Carcelén.
J. A. Cova
lo pinta mucho mejor, dice: “el aspecto de Antonio José de Sucre, estaba
en perfecta armonía con el equilibrio de su espíritu. La severidad de su
talante, -admirable en el lienzo de Tovar y Tovar- encajaba perfectamente
dentro de la firme contextura psicológica del “redentor de los hijos del
sol":
“De estatura regular,
delgado, sin ser enjuto, de cabeza
simétrica y sin prominencias: la frente vasta,
con pronunciadas entradas; el pelo negro, ensortijado y recio; la piel blanca,
pero curtida por la intemperie de 14 años de guerra; cejas delgadas y
perfectas; ojos castaños, expresivos y dulces; la nariz larga y ligeramente
combada; la boca de labios finos y salientes; la barba redonda; las mejillas
tersas y apenas sombreadas por estrecha y corta patilla; el entrecejo
ligeramente marcado y rara vez se
acentuaba para mostrar el rostro ceñudo. Una suave expresión de dulzura animaba
el rostro dentro de su marcialidad característica. La sonrisa frecuente dejaba
ver los dientes blancos y bien cuidados. No era hombre de temperamento proclive
a ruidosas carcajadas; reía momentáneamente y pasajeramente y por una educación
esmerada y un admirable control de sus nervios dominaba las ruidosas
demostraciones de alegría, del pesar o de la cólera”. (17)
SUCRE, fue la mano derecha de Bolívar en la
emancipación de América. Soldado ejemplar, sabio, prudente, símbolo del
heroísmo, mártir de la libertad. Hijo epónimo del Estado Sucre. Gobernador sin
tacha de Bolivia. Padre del Derecho Humanitario Internacional. En él se sintetizan
las virtudes humanas, que se
concentraron en grado de excelencia.
Sucre se formó física
y espiritualmente para asumir su destino; desde muy pequeño conoció el uso de
las armas, la equitación, la cacería, la natación y el rudo trabajo del
campo. Ningún investigador o historiador
ha negado que Sucre tuvo una educación esmerada, se expresaba bien en español, francés e
inglés, y su caligrafía era impecable; en lo que si hay dudas, es en donde y
como la recibió; por mi parte no dudo que la recibió en Cumaná, dentro del seno
de una familia pudiente y del sistema
existente para la época. No vamos a
defender el proceso educativo en la ciudad,
ni la aptitud del niño para aprender, baste decir que era la capital de la Provincia de Nueva
Andalucía, y que por lo tanto tenia los mismos elementos e instituciones, no
más, y con los mismos inconvenientes de
otras capitales de provincias y ciudades
de su mismo rango y época; existen pruebas y resultados; y, con detalles, que
pueden ilustrarlo, porque no se duda de la existencia de fray Cristóbal de Quezada, educado en Cumaná, maestro de Andrés Bello,
Príncipe de las letras americanas; y los maestros, que no viene al caso
mencionar, de la misma generación; no
hay dudas sobre la tía de Maria Manuela de Alcalá, Doña Maria de Alcalá, ejemplar mujer que fundó la
primera escuela para niños pobres en Venezuela; y que aquí se formaron y
predicaron los más de 300 clérigos cuyos nombres y ejecutorias son señalados en
la obra “Memorias para la
Historia de Cumaná y Nueva Andalucía” del fraile José Antonio
Ramos Martínez (12), eximio cronista “ex oficio” de Cumaná. La educación de
ellos adquirió fama en todo el Continente, y fueron muchos los que nos
precedieron en distintas ramas del saber, en todas las épocas, que brillaron y brillan en Cumaná y en otras metrópolis americanas.
La idea sobre
la educación de Sucre, como la de Bolívar, se ha generalizado que estuvo a
cargo de preceptores, costumbre de esa época. Sin embargo hay algunos datos que
podemos conjugar, para entender el desarrollo cultural del Mariscal. Sabemos
que su educación tuvo mucho que ver con
su padrino y tutor el ilustre fraile Antonio Patricio de Alcalá, con su tío
José Manuel de Sucre y el ejemplo de
Doña María de Alcalá, que quisieron y
le dieron a Antonio José, una educación
a la medida posible en esa época,
inducida por sus excepcionales cualidades, sobresalientes sobre todo en
matemáticas, raro espécimen en aquellos tiempos; además educado dentro de una familia y entorno culto.
También tiene que ver con los esfuerzos que se hicieron en la ciudad para
mejorar las instituciones educativas que
dio tan buenos resultados, como la creación de las clases de teología y
filosofía, que inicio el padre y maestro Blas de Rivera en 1775, y fueron autorizadas
por Cédula Real de 20 -09- de 1782 -(13). Jhon P. Hover, en su obra “Sucre,
soldado y revolucionario”, dice: “El gobierno mantenía una escuela primaria y
dos profesores de educación secundaria uno de latín y otro de filosofía y
teología moral”.
Fueron
los padres del General en Jefe
Antonio José de Sucre, don Vicente de Sucre García y Urbaneja y doña María
Manuela de Alcalá y Sánchez. Estudió en
Cumaná gramática y Latín, en el Convento de San Francisco, y después de pasar
por la escuela superior de matemáticas del ing., español José Joaquín Pineda,
en Cumaná, continuó sus estudios en la escuela de ingeniería militar del capitán José de Mires y Correa, en Caracas, donde salió con el grado militar
de Subteniente. También estudió ingles en Trinidad, idioma en el cual se
expresaba con soltura.
Inició su carrera militar
como cadete de la compañía de Húsares Nobles de Fernando VII, en Cumaná, en
1809. Sirvió bajo las órdenes de Francisco de Miranda en 1811-12, fue
comandante de la artillería en Barcelona en 1812. Al capitular Francisco de
Miranda, va a Trinidad. En 1813, participa en la campaña comandada por Santiago
Mariño, forma parte del grupo invasor de Chacachacare. En 1814 mueren, a manos
de Boves, sus hermanos Pedro, Vicente y Magdalena. En 1815, emigra a Cartagena.
En 1817 es comandante de la provincia de Cumaná. Se une a Bolívar en Guayana.
En agosto de 1819 fue ascendido a general de brigada. Participó y es autor
de los tratados de Trujillo de armisticio
y regularización de la guerra. En 1821 está en Guayaquil, y gana la batalla de
Yaguachi. Triunfa en mayo de 1822 en la batalla de Pichincha. Intendente del
departamento de Quito. En 1823 dirige la campaña del Perú, y obtiene la
resonante victoria de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, que sella la
independencia de la América
del Sur. Bolívar escribe: “El general Sucre es el padre de Ayacucho... La
posteridad representará a Sucre con un pie en el Pichincha y el otro en el
Potosí, llevando en sus manos la cuna de Manco-Cápac y contemplando las cadenas
del Perú, rotas por su espada”. En 1825, los representantes de las provincias
del Alto Perú aprueban la creación de Bolivia, con Sucre como su primer
Presidente. A poco, renuncia. Se casa con Mariana Carcelén y Larrea, marquesa
de Solanda, y se establece en Quito. En 1829 triunfa en la batalla de Tarquí.
Es Presidente del Congreso Admirable (Bogotá, 1830), e integra una misión
conciliatoria que viaja a Venezuela para evitar la desintegración de la Gran Colombia. De
vuelta a Quito, es asesinado en la montaña de Berruecos. Sucre participo en 19
campañas de guerra y 31 batallas.
Durante la guerra de independencia de America participó en 19 campañas
militares, 31 acciones de guerra, y centenares
de escaramuzas.
No 6 - GENERAL
EN JEFE JOSE FRANCISCO BERMUDEZ FIGUERA
(Cariaco, 23/1/1782 – Cumaná, 15/12/1831)
El Ayax venezolano –dice Homero “Pero
llegó Ayax con su escudo como una torre, se puso al lado de Ulises, y los
espantaron y huyeron a la desbandada. Y el marcial Menelao, haciendo de la mano
al héroe, lo sacó de la turba mientras el escudero acercaba el carro.
Ayax, acometiendo a los troyanos, mató
a Doriclo, hijo bastardo de Príamo, e hirió a Pándoco, Lisandro, Píraso, y
Pílartes…
José Francisco Bermúdez Figuera, hijo
de Francisco Antonio Bermúdez de Castro
y Casanova, y Josefa Antonia Figuera de Cáceres y
Sotillo, descendientes de una vieja familia cumanesa; sus abuelos paternos fueron Bernardo Bermúdez
de Castro y María Manuela Casanova; y, sus abuelos maternos Pedro Figueroa de Cáceres y Alfaro y Agustina
Sotillo y Verde, naturales de Barcelona.
El
General en Jefe Francisco de Asís Mejía, en su biografía del héroe, dice que
nació en San José de Areocuar, Municipio Andrés Mata del Estado Sucre, pero en
la partida de Bautismo, publicada por el Dr. Domingo Badaracco Bermúdez, dice:
“Yo,
el ifracripto Presbítero Pedro Level,
cura rector de la Iglesia Parroquial
de esta ciudad de Sn. Felipe de Austria, certifico: que el libro de los de mi
cargo en que se lleva el asiento de las
personas blancas que en ella se
bautizan, se encuentra una partida del tenor siguiente: En treinta y un día del
mes de enero de mil seiscientos ochenta y dos, años: Yo, el bachiller Dn. Silverio Alcalá, cura rector
de la iglesia Parroquial de San Felipe de Austria, certifico: que bautice
solemnemente, puse óleo y crisma a José Francisco, párvulo de ocho días, hijo
legítimo de don Francisco Antonio Bermúdez y de doña Josefa Figuera , fueron
sus padrinos don Francisco Alcalá y doña Rosalía Bermúdez , a quines
advertí su obligación y espiritual parentesco y para que conste lo firmé y de
ello doy fe. Br. Silverio de Alcalá.
A
la letra con la partida original de su
contenido, a que me refiero, y a
pedimento de parte legítima doy esta a los diez y nueve días del mes de diciembre de mil ochcientos dos.
Dr. Pedro Level.
El
General Bermúdez contrajo matrimonio en Cumaná con su prima Casimira Guerra de la Vega , en 1824, a la edad de 42 años, después de completar su brillante
hoja de servicios, con la liberación de
Cumaná. No dejó descendencia.
El
General en Jefe José Francisco Bermudez se distinguió en la guerra de
independencia. Su temperamento violento, tal vez producto de su propia
naturaleza, de su propia fortaleza, le hizo aparecer como un hombre violento,
lo que no era precisamente un obstáculo en aquellos días de guerra, como
algunos historiadores lo han presentado, tildándolo de ignorante y despiadado,
lo que es totalmente falso si a la letra sometemos este arbitrio, el dejó
cartas, documentos y acciones de guerra, que contradicen esa interpretación de la personalidad del héroe;
por otra parte la hoja de servicios del General, ascendido por incuestionables
méritos; más bien creo que su valentía y arrojo, dio motivos para temerle
y desprestigiarlo, hasta que sus
enemigos le dieron muerte.
Del proceso judicial y de las
investigaciones que cursan en autos podemos decir que el general Carrera fue
absuelto, y que el joven oficial, Rafael Berrizbeitia, que disparó contra Bermúdez, según auto de la Corte Federal y de Casación,
librado en marzo de 1.833, se puede
saber que se encontraba en libertad en
Caracas, y es más, en esa fecha estudiaba matemáticas. Se hizo correr el rumor,
para disuadir a los amigos de Bermúdez
de cualquier acción violenta, que lo habían arrojado al mar y habría
muerto devorado por los tiburones. Todo fue una maniobra política. El crimen de
Bermúdez quedó archivado entre los
papeles de los tribunales.
Tuvo a su cargo la toma de Caracas en 1821,
con lo cual preparó el terreno al triunfo Patriota en la Batalla de Carabobo, que
nos dio la Independencia ; y fue nombrado por el Libertador, Gobernador del Departamento Orinoco, capital
Cumaná, de la Gran Colombia.
Desde 1813, secundando a Mariño, invadió desde Trinidad por las costas
orientales. Peleó en Güiria, Irapa, Maturín, Carúpano, Cumaná, Barcelona, y
Maturín. Después en Bocachica, Arao,
Carabobo y La Puerta ,
y en Aragua de Barcelona, El Salado, Urica y otra vez en Maturín.
Perdida la primera República,
emigró a Cartagena, donde fue nombrado comandante general encargado de la
defensa de la ciudad. Siguió a Haití, tuvo desavenencias con el Libertador.
Actuó luego en la campaña de Guayana, fue comandante general de la provincia de
Cumaná, y del Ejército de Oriente. En 1821 hizo la maniobra de diversión sobre
Caracas, previsto por el Libertador, para dividir el ejército realista, con
tanta precisión que su obra facilitó el triunfo de Carabobo. Este triunfo lo rubricó con la
liberación de Cumaná en ese mismo año de 1821.
Fue
Intendente y comandante del departamento del Orinoco. En 1830 se retiró a la
vida privada. Murió asesinado, defendiendo la causa del Libertador, por enfrentamiento entre los partidarios de
Páez y Bolívar, en Cumaná el 15 de diciembre de
1831.
Hace
falta un juglar para que cante sus hazañas.
LA MUERTE DEL GENERAL EN JEFE JOSE FRANCISCO BERMUDEZ FIGUERA.
Por Marco Tulio Badaracco Bermúdez
Soy
oriental de esta ciudad de Cumaná, Primogénita del Continente colombino y
quiero hacer propicia esta oportunidad para referirme a uno de aquellos
próceres orientales, seguidores de Bolívar, quien en la épica de esta tierra de
heroísmos llenó con su bravura y su
arrogancia los campos de la lucha, y
comparece en la
Gesta-Magna a manera
de aquellos superhombres de la
Ilíada de Homero, como difuminado en un ambiente de fábula: es el General en Jefe José
Francisco Bermúdez quien espera el biógrafo erudito que, como a Mariño
y a Montes, lo destaque en su
talla humana, erguido ante la verdad histórica con sus defectos y sus virtudes
marciales, despejada su efigie de esa maraña de malquerencias y desconocimiento
que deforma su personalidad. Arrostrando todo peligro, enfurecido por la
derrota, quedó solo en el desastre de La Puerta sin querer alejarse de aquel campo donde yacían
alanceados por las hordas de Boves sus batallones de orientales.
Pecó,
es cierto este Cid venezolano contra el semidiós de América; pero debe
reconocerse que en el alma de este púgil, como catarata de hirvientes pasiones,
no cabía la reflexión inmediata, sino
para impulsarlo a la acción y que para
él la ofensa no podía desvanecerse con la súbita naturalidad de la estela de la
luz que raya la noche estrellada sin dejar huellas, sino que como ya lo expresó alguien, la ofensa
en su corazón era como un dardo que se clavan en un roble y queda largo tiempo
vibrando.
Pero
el General en Jefe José Francisco Bermúdez fue leal a Bolívar desde el episodio de Barcelona cuando ganó el
título honroso de “Libertador del Libertador”
por haber acudido a salvarlo del cerco de los realistas; y cuando Mariño se revela en su orgullosa
altivez de Libertador de Oriente luego del sacrificio de Piar y se le ordena a Bermúdez su arresto y
conducción a Guayana para someterlo a juicio, interviene Sucre el ecuánime,
Mariño depone su actitud y Bermúdez estrecha en sus brazos al pundonoroso
expedicionario de Chacachacare que se traslada a Margarita el solar
inexpugnable del apuesto paladín, acreedor por sus hechos a preciadas recompensas y evita en esta forma
por una rivalidad política del momento que cayera otra sombra indeleble y
cruenta en las páginas fulgurantes de la
vida del genio.
Estos
dos hombres, Mariño y Bermúdez, de noble estirpe ambos, recios, violentos y
heroicos, acicateados por un ideal de Patria y Libertad, fueron factores
prominentes en aquella empresa de titanes que se movía por voluntad y bajo la
experta dirección de Bolívar: Mariño acude con su ejército al sacrificio
estoico de la Victoria ; Bermúdez acomete a Caracas para distraer y
retener a las tropas realistas que guarnecían la capital y podían marchar al
campo de Carabobo , poniendo en peligro el éxito de la batalla que culminó
en la Independencia de
Venezuela.
Cuando
todos se defeccionan, cuando Páez y el Congreso de Valencia decretan el
destierro del Padre de la
Patria , y se rompen las relaciones con la Nueva Granada hasta
tanto su gobierno no expulse de su
territorio al tirano Bolívar, acá en el Oriente venezolano hay un Caudillo
intrépido y leal con quien puede contar Bolívar quien lo sabe y así lo manifiesta y
ese es Bermúdez, fiel a su promesa,
íntegro en su admiración por el Grande hombre. Reconoció la superioridad
del Jefe y la sostuvo acaparándose a la vez bajo el esplendor de tan altísima
gloria.
Bermúdez
nació en Cariaco y no en San José de Areocuar como se creyó y se continua
repitiendo por quines escriben con
referencia a este noble adalid
venezolano. En 1921 el Dr. Badaracco Bermúdez encontró en el archivo colonial del Registro Principal del Estado Sucre el
Acta de nacimiento del Héroe que a la
letra dice: “Presbítero Doctor Pedro
Level Cura Rector de la
Iglesia de esta ciudad de San Felipe de Austria (Cariaco)
Certifico: que en uno de los libros de
mi cargo en que se lleva el asiento de las personas blancas que en ella se
bautizan se encuentra una partida del tenor siguiente: “En treinta y un días
del mes de enero de mil setecientos ochenta y dos: Yo el Br. Don Silverio de Alcalá cura Rector de la Iglesia Parroquial de San Felipe de Austria, certifico que
bautice solemnemente, puse óleo y crisma a José Francisco, Párvulo de ocho días
de nacido, hijo legítimo de Francisco Antonio Bermúdez y Josefina Figueras,
fueron sus padrinos Don Francisco Alcalá y Doña Rosalía Bermúdez, a quines advertí su obligación y parentesco;
y para que conste lo firmé y de ello doy fe. Br. Silverio Alcalá.”
Esta
partida de nacimiento se publicó en copia fotostática, tal como apareció en el
Registro Principal del Estado Sucre en el NUEVO DIARIO de Caracas, periódico de
amplia circulación en todo el territorio nacional que dirigía el ilustrado y
erudito sociólogo Don Laureano Vallenilla Lanz
y debemos dar por seguro que cuantos recibieron para entonces el
respectivo ejemplar, correspondiente a esa edición del martes 21 de junio del
año 1921, leyeron el singular documento.
Entre
esos lectores estarán muchos de los que persisten en darle al General José
Francisco Bermúdez el gentilicio aerocualense en vez del cariaqueño que le es
propio. Entiendo que es el Acta de nacimiento de una persona la que, en primer
término, determina el lugar que la vio
nacer, pero parece que para el párvulo
José Francisco Bermúdez ha fallado ese
testimonio y que hay necesidad de haberlo visto
en pañales trasladado de un cantón a otro, en brazos de doña Josefa
Figueras de Bermúdez de Castro, nada menos, a los ocho días de su alumbramiento
para ir desde San José de Areocuar a bautizarlo en el distante Cariaco,
atravesando caminos selváticos peligrosos, sin una razón ineludible que la obligara a tan ardua
odisea
Es
sin duda muy loable, por el patriotismo que entraña en su amor a la patria
chica, ese sentimiento de aquellos
que para glorificar a Bermúdez quieren hacerlo hijo del rico
Distrito Bermúdez que lleva su nombre en el Estado Sucre; pero es Cariaco su
cuna y también esa ciudad venezolana se
siente orgullosa de haber dado a la Patria a este
esforzado paladín de nuestra
Independencia. Es hora pues de la
rectificación.
También
hay otro error en cuanto a la forma y motivos de su trágica muerte. Corre la
especie, burda por demás, de que Bermúdez, hombre bárbaro, abofeteó a
Berrizbeitia, un niño para él y que éste parapetado tras de un destilador,
ultimó de un balazo a tan terrible adversario. Nada más incierto ni más odioso
para ambos actores de este drama que fue un crimen político como el de la
muerte de Sucre, como el atentado septembrino, en Bogotá, contra el Libertador.
El
General Bermúdez no tuvo jamás ningún encuentro
ofensivo contra Berrizbeitia, y su muerte por manos de este joven, fue algo fortuita, absolutamente
inesperada. Tuve la suerte de leer el
expediente instruido en el juicio que se siguió por los Tribunales de justicia
contra los autores y cómplices de ese crimen, el que me fue facilitado por el
noble amigo Don Emilio Berrizbeitia Guillén, gentilísimo caballero, pasado ya a
mejor vida, a objeto de que yo me impusiera de cómo y por qué se produjo esa muerte y que, como
publicista, refiriese la verdad del
caso, lo que cumplo ahora.
En
el expediente se esclarecen los móviles del crimen y su ejecución. En las
luchas políticas que se siguieron a la cruenta guerra emancipadora, virulentas
por demás, la rivalidad de los
prohombres que habían creado la
Patria libre, podía
conducir, por manera súbita, a la más áspera violencia, por la vehemencia de
las pasiones caldeadas por la ambición, la ansiedad por el logro de los altos
cargos públicos, la envidia, instigadora principal, la venganza, y entre ese amasijo de odios y rencores
estalló la tragedia del cariaqueño ilustre.
Bermúdez
se decía cumanés y en esa ciudad se le nombraba José Francisco Pueblo por la
popularidad que lo rodeaba. En esta tierra benemérita, solar de sus mayores y
domicilio de su familia, se formó su eminente personalidad. Por su genio
avasallante, la fama de su nombre, su
valor temerario, su actitud dominadora, naturalmente la influencia de su mando se extendía a toda la
jurisdicción del Estado y hería, sin él quererlo, la susceptibilidad de sus
conmilitones, gobernadores a su vez de
otros distritos. Su forma de gobierno personalista, en Cumaná, disgustaba al Circulo social conservador,
antiguos realistas, que antes de la guerra sustentaban el poder y con Sotillo, actor de nota en la ciudad, a
la cabeza de la conspiración, se había constituido una camarilla hostil al
hombre-pueblo.
Los
componentes de esa camarilla mantenía solapada y activa oposición a Bermúdez y
trabajaban para derrocarlo en connivencia con el general José María Carrera,
quien fungía de Jefe, hombre de méritos, soldado valeroso de la Independencia que
sirvió primero a las órdenes de Mariño y cuando el conato de rebelión de este
caudillo, se enroló e las filas de Bermúdez.
En
la intriga de Sotillo y sus secuaces, Carrera representaba la ambición con su
secuela de odios, la urdimbre de la trama asesina, si eso fuese necesario para
el cambio político que auspiciaban. Residía y gobernaba en Cariaco de donde era
oriundo y cuando viajaba a Cumaná se hospedaba casa de Don Jaime Mayz, su
pariente. A poco de haber estallado la
guerra de Independencia, la familia Berrizbeitia, como tantas otras de país, se
trasladó a Puerto Rico, y finalizado el conflicto bélico, regresó al solar
nativo, contándose entre ellos el joven Rafael Berrizbeitia.
Ya
en Cumaná, entre sus compañeros habituales se sentía deprimido, porque ellos le
censuraban la conducta de los suyos que abandonaron la tierra cuando esta exigía el sacrificio de todos
para lograra la libertad. Por tal motivo solicitó de Bermúdez, su pariente, un
cargo en el ejército, obteniendo el de Inspector, a la orden del comando militar.
Por
un estallido revolucionario en Barcelona, el Jefe de aquella plaza pidió refuerzos a Cumaná y Bermúdez destacó
inmediatamente al General García (Valentín Valiente) con su cuerpo de tropas ligeras para
socorrer al Gobierno de Anzoátegui. Se
aprestaba García a zarpar de la rada de Puerto Sucre, cuando se presentó
Berrizbeitia pidiendo detener la salida
en tanto él practicaba una inspección.
García le opuso las razones de urgencia pertinentes al cumplimiento de su misión y se produjo entre ellos un
violento altercado en el que García golpeó
en el rostro a Berrizbeitia, se embarcó y dio rumbo a su destino. El
joven ofendido acudió al Jefe Superior
Bermúdez pidiendo reparación y castigo de la ofensa, lo que probablemente le
fue prometido.
Pero
regresó Valentín Valiente cumplida a cabalidad su comisión volvió a sus
cuarteles y todo adquirió la normalidad, sin que se produjera el acto admonitorio contra el General. Se supone que Berrizbeitia insistió en su queja, sin resultado satisfactorio, por
ello, pidió su baja y se pasó a las
filas enemigas, entrando al servicio de Carrera.
Bermúdez
había advertido a Don Jaime Mayz de los manejos dolosos de Carera en contra
suya, exigiéndole que no lo hospedara en
su casa, para evitar encuentros peligrosos toda vez que él, Bermúdez, como su vecino y amigo, concurría allá cada
noche de tertulias. Don Jaime prometió complacerlo y Bermúdez confió en su
palabra.
La
casa de Don Jaime, de construcción
colonial, era semejante a otras que
todavía se conservan en Cumaná, las que inmediatamente después del amplio
Zaguán y dando frente a la puerta de la calle, tienen un aposento, oscuro
siempre para el que entra deslumbrado
del sol, pero no para el que se encuentra en su interior que puede ver con
diáfana claridad cuanto sucede fuera, al alcance de su vista. En ese aposento, de esa casa de Don Jaime, se
hospedaba Carera.
El
día de la tragedia, por la tarde, regresaba el General Bermúdez de la visita a
un buque inglés surto en el puerto, al que acudiera por invitación de la
oficialidad de esa nave para un agasajo a su persona. En el tránsito a la ciudad, uno de esos
áulicos que jamás faltan, le comunicó
que Carera estaba en la ciudad, que había estado reunido con Sotillo y sus cómplices y que el acuerdo
entre ellos había sido la premura de
suprimirlo, que Carrera estaba en la casa de Don Jaime.
Bermúdez
violentado por el chisme apresuró el paso, dirigiéndose directamente a la casa
de Don Jaime que como de costumbre esa tarde estaba sentado a su puerta y al
ver a Bermúdez se paró para impedir el
paso al Héroe pero este lo increpó: “Don Jaime, aquí está Carrera y me prometió
usted no hospedarlo más e su casa”. No está,
General…” – “Si está”, y penetró airado.
Carrera
no está solo, con él se encuentra Berrizbeitia que le acompaña en sus
preparativos nefandos. Oyen Ambos la voz alterada de Bermúdez y se
preparan…Carera está sentado frente a su
escritorio y a su izquierda, parado, está Berrizbeitia con sus manos sobre el
mueble. Carera rueda la pistola y la
pone junto a la mano del joven, éste la agarra
a tiempo que Bermúdez se detiene, buscando a Carera, en el dintel de la
puerta del cuarto. Berrizbeitia dispara
y el hombre, todo un pueblo, al que respetaron las lanzas de Boves, el que
burlo la escuadra de Morillo huyendo de Margarita, el que acometió a Caracas,
distrayendo las fuerzas realistas, para hacer factible el triunfo de Carabobo
que dio la independencia a Venezuela, cae de espaldas, muerto instantáneamente.
No llevaba armas de ninguna clase. Esto no es fantasía, consta en el
expediente.
Berrizbeitia
huyo, los compañeros de Bermúdez que presenciaron el crimen se dispersan por la
ciudad anunciando el asesinato. El pueblo enardecido se precipita al lugar del suceso, culpan a
Carera, genio del mal que como instigador es indudablemente el autor s de ese
crimen, lo arrestan y lo arrastran, van a matarlo, nadie oye sus gritos de
protesta. Acuden los hombres prominentes de la urbe y con ayuda de la tropa
logran detener a la multitud que pide
venganza.
Bermúdez
no podía tener ninguna saña contra Berrizbeitia, un niño para él, al que no dio
la satisfacción que pedía probablemente por no considerar de trascendencia el reclamo y que el tiempo se encargaría de desvanecer su resentimiento
por la ofensa de García, superior suyo en graduación, Jefe respetado y acatado
por todos. Y bien podemos meditar en la
situación difícil que confrontaba Bermúdez e aquellos días conflictivos en los
que hasta su vida peligraba, y le eran imprescindibles esos oficiales de la
talla de García, para llenar comisiones como esa de Barcelona, con la rapidez y
la responsabilidad y el éxito necesario, como llave de seguridad. ¿Cómo
desagradarlo? ¿Cómo imponerle castigo alguno por el altercado con Berrizbeitia? ¿Acaso iba a ser ese el
premio a su obediencia y al buen resultado de su comisión?
Se
valieron los enemigos de Bermúdez de la inexperiencia y la altivez de un joven,
al que envenenaron de odio injusto al Guerrero glorioso, que en forma alguna lo
había ofendido, armaron su brazo para el crimen y tronchó en un instante de
ofuscación y de temor la vida del Cid venezolano, del pujante defensor de
Cartagena, del soldado heroico, leal amigo de Bolívar, José Francisco Pueblo…
Dejo
así cumplido el honroso encargo de la honorable Sociedad Bolivariana del Estado
Sucre.
Cumaná, 24 de julio de 1955.
No 7 - GENERAL EN JEFE FRANCISCO MEJIA.
Por Silverio González Varela
Nació el General en Jefe Francisco
Mejía, hijo natural de doña Concepción Mejía, de calidad distinguida, en 1798
en Marigüitar, en esa época parroquia foránea de Cumaná. Se crió y educó al
arrimo de su tío presbítero don Francisco Mejía, cura entonces de dicha
parroquia. Muy joven en 1813, incorporado como aspirante al ejército del
General Santiago Mariño, asistió el 2 de agosto del mismo año, a la toma de la
plaza de la ciudad de Cumaná, donde experimentó el 16 de octubre de 1814 en la
Sabana del Salado la formidable derrota dada por Boves a Piar. En Juncal fue
vencedor. Hallose en más de 36 combates y tres heridas recibió lidiando por la
Independencia. Concurrió por Cumaná como Diputado Suplente, al Congreso
Constituyente de Venezuela en 1830. Cultivó las letras, ocupó elevados cargos,
obtuvo diploma de Libertador de Venezuela en 1819, el Busto del Libertador en
1827, el grado de General en Jefe en 1863 y el título de Ilustre Prócer en
1867. Anciano, pobre y digno murió en El Valle, parroquia foránea de Caracas en
1882, y sin débiles vacilaciones sostuvo en su larga existencia con cívica
honradez, los luminosos principios de la bien entendida doctrina liberal. En
1902 publicamos en esta ciudad una noticia biográfica de este notable patrio
PROLOGO DE LA BIOGRAFIA
DEL GENERAL EN JEFE FRANCISCO MEJIA, ESCRITA POR ENCARGO DEL CORONEL CARLOS
LUIS GRAU GIL, PARA LA EDICIÓN DE 1997 DEL MINISTERIO DE LA DEFENSA.
Hacer
un prólogo para esta edición de la biografía o estudio histórico acerca de la
personalidad del General en Jefe Francisco Mejía es una tarea comprometedora,
primero porque las notas escritas sobre él, son escasas, y segundo porque hay
mucho material que deberíamos estudiar y analizar y no lo tenemos en Cumaná;
pero compromiso es compromiso e intentaré, con lo que tengo en mi biblioteca,
remontar este caudaloso río.
Para
tener una idea de este ciudadano esclarecido, debemos revisar y fundamentar
cualquier juicio, en la obra y notas biográficas escritas por el relevante
maestro cumanés Don Silverio González Varela, y tener muy en cuenta la
biografía del héroe, escrita sobre esa
base, por Ildefonso Riera Aginagalde
Dice don Silverio, que Francisco Mejía nació en
Marigüitar, parroquia foránea de Cumaná, en el año de 1798, hijo natural de
Concepción Mejía, y se educó bajo la protección de su tío materno el presbítero
Francisco Mejía, el cual se esmeró para que su sobrino recibiera una buena
educación, lo que se verá por los resultados. No se puede extrañar que este
guerrero luego se dedicara al periodismo y escalara posiciones como la de
Ministro de Guerra y Marina y ostentara el máximo grado militar de General en
Jefe, y candidato a la Presidencia de la República.
Francisco Mejía acogió como modelo de su
vida la recomendación que daba el
Libertador: “Mi sentir es que, la libertad depende de las virtudes, de la
moderación y del amor a la gloria del ciudadano que, por sus talentos y grandes
acciones, adquiere la confianza de sus compatriotas y una grande influencia
sobre ellos, si emplea estas ventajas solo en enseñarlos a ser libres, dándoles el ejemplo del respeto y obediencia
debida a las leyes, que aseguran los derechos de sus conciudadanos para que
sean respetadas de todos”.
Aunque suene repetitivo incursionaré en
detalles curriculares, que sé muy bien, luego encontraremos en los textos
prologados, pero vistos de otra forma; veamos:
Mejía entra en acción bajo la égida de Mariño, pundonoroso militar,
altivo en exceso, conductor de firme y decidido carácter, que lo lleva a
rivalizar con el Libertador. Bajo el mando de este héroe leyendario, participa
a los 15 años, en el bloqueo y toma de Cumaná,
en 1813. No hay noticias de su actuación en esa campaña, pero no ha debido ser
ignorada, puesto que se queda prestado servicios a la causa en la zona de
guerra hasta 1814, y es noticia en al participar en la aciaga Batalla de la
Sabana del Salado, cuando el General Manuel Piar, en inferioridad de
condiciones, enfrentó a aquel
terrible gladiador que fue el general
español José Tomás Rodríguez Boves. Este titán victorioso acuchilló a más de
dos mil cumaneses, ríos de sangre vertieron entonces los más inocentes, la
Cartago de América, fue llamada nuestra ciudad, al paso del furioso Cesar, que
se cebó en las mujeres y los niños, cuenta su propio Vicario, que enturbiaron
las cristalinas aguas del Manzanares, y no podemos menos que intuir las
pesadillas de aquel soldado superior, ante el martirio de su pueblo; pero su
coraje no decae, y enseguida, lo encontramos en persecución del Asturiano
temible, hasta Urica, su tumba al
fin, del terrible émulo de Atila; y,
continuó luego batallando al lado del invencible “Ayax” venezolano, aquel
guerrero inmortal que fue el General en Jefe José Francisco Bermúdez.
Las derrotas de 1814 no hicieron mella en él,
pasó a las guerrillas de los llanos de Maturín, en conocimiento de las hazañas
de José Tadeo Monagas, Jesús Barreto Ramírez, y otros audaces lanceros, que se
batieron en mil escaramuzas contra las partidas realistas que fueron a su
encuentro; y también participa en
guerrillas en las intrincadas faldas y montañas del majestuoso Turimiquire,
comandadas por el genio guerrero del Coronel Domingo Montes, a quien los
españoles llamaban el Diablo, y decían que las balas no lo herían, y cuyas
hazañas son cantadas por nuestros trovadores. De tal suerte este guerrero
adolecente se destaca, que en 1816 forma
parte del Estado Mayor de Mariño, acantonado en Catuaro; y después, en 1818, es
segundo del General Antonio José de Sucre, Jefe De Estado Mayor de la División
de Oriente, que comanda el General José
Francisco Bermúdez, y asedian la Plaza de Cumaná.
Pero su encuentro definitivo con su destino y
la historia, lo alcanza después de adquirir una férrea disciplina, tras duro y
diario batallar, dándole el frente a la muerte bajo el hálito de la gloria,
cuando el 30 de mayo de 1818, el émulo del formidable “Ayax”, el General José
Francisco Bermúdez, lo llama para que ocupe el cargo de Secretario de su Estado
Mayor, y desde entonces, lo acompaña en las más extraordinarias acciones de
guerra, en importantes y peligrosas misiones y en todas las campañas del gran
jefe oriental, que es lo mismo que decir que en la biografía de Bermúdez,
escrita por él, se pinta de cuerpo
entero.
Para
conocer el carácter irreductible de Mejía, mencionaremos un pasaje de su
actuación contra Páez, cuando el llanero era jefe todopoderoso en tiempos de la
Gran Colombia; por aquellos tiempos se murmuraba, se comentaba que algunos
partidos intentaban poner una corona en la cabeza de Bolívar, e imponer a Colombia la Constitución Boliviana,
redactada por el Libertador, eran rumores, pero que produjeron mucho malestar y
profundas divisiones en el mundo político y militar del Departamento de
Venezuela. Todo ello, además de muchos desaciertos de Páez en el gobierno;
entonces Mejía inicia una vigorosa campaña de prensa en Cumaná, contra aquel
estado de cosas. Páez alarmado y engreído envía al General Francisco Carabaño,
otro insigne Cumanés, para arrestar al general Mejía y llevarlo ante Páez en
Caracas. Mejía, no acepta ir en calidad de prisionero, pero se trasladó bajo
palabra, y se entrevistó con Páez, que le da explicaciones, Mejía se da cuenta de la terrible situación por la
que atraviesa la Gran Nación, obra cumbre del Libertador, que costó tantos años
de sacrificio, y no solo acepta a Páez,
sino que también se incorpora al trabajo político de recuperar la confianza en
el Libertador, y en la unión de la Gran Patria;
entonces se trasladarse a Margarita y Cumaná, para trabajar en favor de concederle al
Libertador por tiempo limitado, el poder
total y dictatorial de la Gran Colombia. Cumple al lado del General Bartolomé
Salóm, su delicada misión con la dignidad que siempre observó y por la cual fue
dignificado. No fue fácil la labor en esta zona oriental que aspiraba la
separación del poder central, pero una vez más el egregio soldado supo cumplir
con las obligaciones contraídas.
Mejía
es Bermúdez redivivo. Después de la muerte del gran Jefe cariaqueño, asesinado
en Cumaná en 1831, libera su alma y comienza a caminar con el vestido que se
había confeccionado al lado del invencible Bermúdez. Llamado el “Ayax” de los
Libertadores por otro cumanés, J. A. Cova. Entonces Mejía era representante
de la provincia de Cumaná en el Congreso Constituyente de 1830 y se estrena en
el campo de las grandes biografías históricas. Este libro lo eleva en ese otro
campo de la cultura la historiografía, y nos obliga a su estudio, sin él la
pátina del tiempo lo hubiera borrado y perdido el rastro de aquel pulcro
soldado que solo aspiró en la vida cumplir con su pueblo dentro de las
limitaciones de la jerarquía militar.
J.
A. Cova, se pregunta: “¿Dónde está ahora el Áyax oriental? Con su sable va
abriendo brechas por las enmarañadas montañas del Tigre. Su esclavina hecha
girones es un remedo del desastre que va dejando a sus espaldas. Por los caños pantanosas de Güiria, en lucha
abierta contra la naturaleza inclemente va a salir a las costas de Paria, para desafiar de nuevo la adversidad entre los muros humeantes de Cartagena de
Indias. Troya de América, que nuevamente lo empuja al mar a pastorear las
tormentas que va arrastrando su vida cual si fuera un personaje de Esquilo”
Para conocer el alma de Francisco Mejía,
oigámoslo llorar la muerte de Bermúdez: “Adonde está el héroe con quien deba
compararte, invicto Bermúdez? Adonde? Quien sino Marte mismo podrá disputarte
la intrepidez y el valor? ¡Oh memoria fatal! Tu bañas mis mejillas con copiosas
lágrimas y el más intenso dolor embarga mis sentidos! ¡Oh Bermúdez infortunado!
¡Tú has muerto! Tú reposas en la mansión
eterna pero tú vivirás siempre en el corazón de tus compatriotas y de tus
amigos. El mío alimentado con el sentimiento del más puro reconocimiento no te
olvidará jamás. Sobre la fría losa en que yaces, allí lo juro secretamente”.
En 1835 el incansable soldado participa en la
Revolución de las Reformas al lado de Santiago Mariño. Derrotado elije el
exilio. Regresa a su Patria y otra vez va al Congreso representado a Cumaná;
pero al poco tiempo vuelve a vestirse de soldado y acompaña como Jefe de Estado
Mayor a su antiguo camarada de las guerrillas de 1814, el General en Jefe José
Tadeo Monagas, y al triunfar se establece en Caracas en forma definitiva. Se
dedica a escribir y es llamado para ejercer cargos importantes como el de Juez
de Primera Instancia, Jefe de Estado Mayor y Ministro de Guerra y Marina. Luego
de aquella magnífica hoja de servicios, en 1863, a los 66 años, el Mariscal
Juan Crisóstomo Falcón, le dio el grado de General en Jefe, grado este con el
cual es reconocido por la historia.
No 8 - GENERAL
MANUEL VALDES
Trinidad Venezolana,
1780 - Ciudad Bolívar, 31/7/1845
31-07-1845. Murió el GENERAL DE DIVISIÓN JUAN MANUEL
VALDES. El 31 de julio de 1845. Desde muy temprano
inició Juan Manuel Valdés su brillante carrera de lidiador patriota. Peleó en
Sorondo en 1812. En enero de 1813, a las órdenes de Mariño, invadió por la
costa de Güiria la provincia de Cumaná.
A la par de los más valientes riñó en 1814 en Lezama, Bocachica, Carabobo y La
Puerta. Perteneció a la falange heroica de los expedicionarios de los Cayos de
San Luis en 1816. El seis de Junio de 1820 mandó en jefe la acción de Pitayó.
Con perspicacia militar y bravura extraordinaria siguió lidiando sin tregua por
la libertad de los pueblos: el 7 de abril de 1822 ganó culminante nombradía en
la batalla de Bomboná, y en este campo
fue ascendido a General de División por Bolívar, que contemplaba con júbilo a
tan bizarro paladín trepando por las faldas del volcán de Pasto con denuedo que
causaba insólita admiración.
Era preciso avanzar por aquellas rocas escarpadas y desalojar a los
españoles del punto que ocupaban. ¡Y nuestros soldados los desalojaron…
subiendo por una escala de bayonetas clavadas en precipicios! Cuatro compañías escogidas de Aragón
defendían aquel punto inexpugnable; pero no resistieron el ímpetu de Valdés, el
primero en subir, el primero en destruir con una rabia heroica la resistencia
enemiga. La tarde estaba serena y el humo ocultaba a los combatientes. Sin
embargo en un momento de claridad, el Libertador, que estaba en el centro, vio
la ventaja que obtenía Valdés, y envió entonces al batallón “Vencedor” para que
atacase las trincheras y parapetos del terrible centro de los españoles. “!
Batallón Vencedor, les dijo, vuestro nombre solo basta para la victoria. Corred
y asegurad el triunfo! El ataque de
“Vencedor” se ejecutó con la mayor intrepidez… Era ya la noche y brillaba la
luna en su plenitud cuando Bolívar recibió el anuncio de Valdés, que el enemigo
huía. El grito de victoria resonó en el
espacio: ¡Viva Colombia! ¡Viva la Libertad! (1) .
Arrostró Valdés en diez y ocho batallas la formidable
fiereza de los adversarios de la emancipación. En tres resultó herido:
últimamente, otra vez en Venezuela, tomó parte en la Revolución de Reformas de 1835, la cual ostentaba en su
bandera el expresivo y luminoso lema DIOS Y FEDERACION. Sufrió largo
ostracismo… Nació en la isla de Trinidad por 1773 y el 31 de julio de 1845
rindió la vida en Angostura en infortunio tristísimo. (2
Cadete de la Compañía Veterana
de la isla de Trinidad y del batallón de Infantería de la Reina , en Caracas. Combatió
en la primera batalla de Carabobo de 1814. Emigra a Trinidad y participa en la
expedición de Los Cayos. Combate en Cumaná, Barcelona, y en las campañas de
Guayana y del Centro. Peleó en Bomboná. En 1826 es Comandante general del
departamento de Guayana. Después de 1830, se unió a la Revolución de las
Reforma
No 9 - GENERAL VALENTÍN GARCÍA, ALIAS VALENTIN VALIENTE.
Cumaná, c. 1790 –
Cumaná, 7/10/1856)
Don Alberto Sanabria nos trae un perfil del valiente entre los
valientes capitanes venezolanos de la independencia, dice: “Descendiente de la
luchadora raza guaiquerí, llamada noble
y leal por destacado Monarca español, era el ilustre procer de nuestra independencia General Valentín
García.
Nació el General Valentín García en la ciudad
de Cumaná, y según tradición en la historiada parroquia de Altagracia. En los
primeros años de la guerra emancipadora, comienza sus servicios militares, pues
ya se le nombra nen 1813.
En
numerosas campañas demostró
Valentín García su valor, sirviendo al lado de ilustres militares, en largas y
difíciles jornadas. En los gloriosos campos
de El Juncal, San Félix, Boyacá
Bomboná, y muchos otros sitios
luchó denodadamente el inmortal
guaiquerí.
Episodio
interesante en la vida del general Valentín García, fue aquel ocurrido en la Quebrada de Semen, cuado en momento
conflictivo, salva la vida del Libertador, quine pregunta al humilde cumanés, como se llama, respondiéndole que su nombre era Valentín García, y entonces el Padre de la Patria, con su prodigioso talento
y natural nobleza, le dice, desde hoy te llamarás Valentín Valiente.
Este hermoso y emocionado episodio debe destacarse en las brillantes páginas de la Venezuela Heroica, que forjó la
Independencia y creó nuestra
nacionalidad.
El
Libertador le dio el nombre de Valentín Valiente, cuando le salvó la vida en la Quebrada de Semen. Este soldado
ejemplar se inicia desde muy temprano en la guerra de independencia, al lado
del general Bermúdez y Sucre, está entre los defensores de Cartagena en 1815.
Luego combate en Los Frailes, Juangriego, Carúpano, Ocumare, Los Aguacates, en la Retirada de los
Seiscientos, y en El Juncal; hace las
campañas de Guayana, Centro, Apure y Nueva Granada. Después de la independencia
cumple misiones en Cuba bajo las órdenes de Sucre. Regresa a Cumaná después de
cumplir la misión encomendada, En 1854 aun en servicio, derrota el alzamiento del general Juan
Bautista Rodríguez. Jefe de operaciones de Aragua y fue Comandante de Armas de
Cumaná, con la dinastía de los Monagas.
Valentín Valiente murió siendo Comandante de Armas de Cumaná, con el grado de General de Brigada,
el 7 de octubre de 1856.
No 10 - CORONEL JUAN BAUTISTA COVA.
Nació en Carúpano, hijo de Nicolás Antonio de
La Cova y de Ana María Betancourt Figueroa, y viudo contrajo segundo matrimonio
en 1819 en Guayana.
Se integro al movimiento independentista en
1811. Se refugio en Trinidad en 1912 donde se unió a Mariño, y entra con los 45
en la expedición que parte de Chacachacare hacia Guiria, en las costas de la
provincia de Cumana o Nueva Andalucía en
enero de 1813.
Entra en acción en Cauranta, Guiria, Irapa,
Yaguaraparo y Maturín. En 1814 entra en combate en Barcelona, Arao, Carabobo y
La Puerta. En 1815, 16 y 17, se traslada a Margarita y entra en acción bajo el
mando de Francisco Estaban Gómez, José Joaquín Maneiro, Domingo Mesa, Pablo
Ruiz, Cayetano Silva, se enfrentó y
sobresalió contra los jefes españoles: Morillo, Canterac, Urreistieta, Pardo,
Aldama.
Adquirió Cova renombre en recias batallas, por
ello recibió de Bolívar el grado de
Coronel en 1818. En 1819 a la par de los Monagas, de Jesús Barreto Ramírez,
José Mires, Jesús Sotillo, y Manuel Arevalo,
triunfo en Cantaura; y bajo el mando de Urdaneta peleo como un león en
el Morro de Barcelona; después participó en la campaña ordenada por el propio
Bolívar para liberar a Cumaná, bajo el
mando de Urdaneta.
No 11 - GENERAL JESUS BARRETO RAMÍREZ
Cumanacoa
Nació en Cumanacoa, Estado Sucre. Fueron sus padres el Capitán
Juan Crisóstomo Barreto, español, y Doña Rosalía Ramírez, heroína cumanesa que
murió descuartizada por los fanáticos realistas del pueblo de Santa Bárbara de
Maturín, que la tenían prisionera; envalentonados con la presencia en la zona
del temible asturiano José Tomás Boves, donde ella tenía fama de activísima
patriota, y no se le podía perdonar que de su bendito vientre naciera aquel
guerrero indomable, que mantenía la llama revolucionaria en los prados de
Maturín, escenario de sus hazañas y prodigios de valor, tenacidad, sagacidad y
fervor patriótico.
Jesús Barreto Ramírez, se incorpora a
las filas nacionales desde los primeros días de la revolución de 181l, y sigue
todo el trayecto de la guerra de independencia participando en 56 acciones
bélicas, en las cuales se destacó siempre por su actividad, inteligencia y
comprobado patriotismo.
Participa bajo las órdenes de Mariño,
Piar y Bermúdez en las gloriosas campañas de liberación del Oriente Venezolano,
gesta que emula la Campaña Admirable del Libertador, acaudillada por
el general Santiago Mariño y los 45 esforzados paladines que firmaron el Acta
de Chacachacare, que da al traste con la dominación de esta parte de Venezuela
en 1813; entonces se inicia en el islote trinitario de ese mismo nombre y
culmina con la liberación del yugo realista en Cumaná, Margarita y
Barcelona.
En 1814, Jesús Barreto Ramírez, recibe
los laureles que corresponden a los héroes en las jornadas de Maturín, donde
salva milagrosamente la vida; y hace suyas las sabanas circundantes en las cuales
mantienen encendida la llama fervorosa de la Patria , descuartizada y sangrante, sobre todo el
11 de diciembre de aquel año aciago.
Desde el principio había participado y
fortalecido su cuerpo y espíritu en las batallas de Los Magueyes y Aragua de Maturín
contra Zuazola; en Maturín bajo el mando de José Francisco Bermúdez, y contra
este mismo Vizcaíno y el sanguinario Coronel La Hoz , y sobre todo el 25 de mayo de 1813, en la
misma plaza, bajo el mando de Manuel Piar, que corona sus sienes con el laurel
de la victoria contra Monteverde.
Es ascendido a Capitán y se interna en
los bosques aledaños del Orinoco, para preparar las guerrillas entre los indios
con las cuales, igual que Domingo Montes, va a desestabilizar el poder español
en el Oriente, y encender la mecha de la Segunda República
abriendo el paso hacia La
Guayana.
Victorioso siempre en la guerra de
guerrillas donde fue imbatible, contándose como una leyenda su acción del 24 de
marzo de 1814 en La Ceiba ,
cuando derrotó mediante la acción de tres arriesgadas cargas de caballería, al
Coronel realista José Moles, que cometía toda clase de atropellos y asesinatos,
contra los individuos y las familias de la zona cercana de Morichal Largo en
las infinitas llanuras de Maturín.
En 1816, con el rango de Teniente
Coronel, es electo vocal del Consejo Militar en La Villa de San Diego de
Cabrutica, para la administración de la guerra y para actuar como jurado en el
Tribunal Militar de la
República , lo que da una idea de su valiosa personalidad e
ilustración.
En 1819, el 12 de junio, participa en
la acción de Cantaura, entonces Bolívar lo incorpora al ejército liberador de
Colombia, y sale del territorio Venezolano a inflamar la llama de la libertad
en la guerra del sur. Participa en la terrible y dramática batalla del puente
de Bombona, 1821, donde es ascendido por
el Libertador a General de Brigada, por el coraje demostrado y sus dotes de
mando. Luego se distingue en el paso de Guáytara y Taindala, bajo el mando del
Gran Mariscal de Ayacucho, cuando los insurrectos Pastusos avanzan hasta
Tulcán; allí vio a Sucre pelear como cualquier soldado y vencer al enemigo y a
los elementos que se oponían; y en la quebrada de Yacuanquer, con el batallón
Rifles bajos las órdenes de Sandes, y en la persecución del enemigo hasta el
puente de Tocha; y en toda la campaña de Pasto, donde le tocó comandar el
batallón de Granaderos, bajo las órdenes directas del Libertador.
Hay tanto que decir de este gran
guerrero, que el mismo Libertador, le ofrece en plena campaña del Sur, el mando
que ejercía el General Pedro León Torres, aquel digno soldado larense, que le
dijo en esa oportunidad al Padre de La Patria , “Si no puedo servirle como jefe déme un
fusil y le serviré como el último soldado”.
Muere el hijo predilecto de Cumanacoa, en extrañas
circunstancias, envenenado, en El Perú, luego de ser intendente del
Departamento de Azuay.
No 12 - General de Brigada JOSE
LEAL
Cumaná - La Paz , 1827
Prócer
de la
Independencia. Guerrero a tiempo completo. Según Alberto
Sanabria nació en Cumaná a fines del siglo XVIII.
En 1813 esta al lado de Mariño entre los 45 que invaden por
Chacachacare, en su empeño por reconquistar a Venezuela y es de los
libertyadores de Oriente de ese año esperanzador. Luego lo encontramos peleando en Taguanes, Bárbula, Las Trincheras y Vigirima,
en 1813. Continua al lado de Mariño y acude a la primera batalla de Carabobo,
1814 y a las batallas de Quebrada Honda.
Continua al lado de Piar y se encuentra en
el Juncal, el Alacrán, y hasta San Félix. Luego se enrola con Bolívar y
con el libertador se encuentra en la
campaña de Los Andes, y pelea en Pantano de Vargas y Boyacá. Luego sigue con
Sucre y triunfa en Pichincha y Ayacucho. El Mariscal Sucre lo llamó “excelente
jefe”. Sufrió al lado del bravo Jacinto Lara, en el terrible encuentro de la
quebrada de Corpahuaico, y en fin, fue
de los triunfadores de Ayacucho a la cabeza del batallón Pichincha de los
libertadores de América. Gloria a sus restos. , QUE MAS PUEDE ACREDITAR A UN
VERDADERO HÉROE. Según el general José Félix Blanco, el Libertador le concedió
el asenso a general de brigada en 1827, y en ese mismo año muere, según el
maestro e historiador Silverio González.
Citado
por Alberto Sanabria, el maestro de maestros cumaneses Siilverio González Varela,
nos informa acerca de esos ilustres próceres que “a consecuencia de las
penalidades de la guerra feneció tan bizarro patriota por los años de 1826 a 1827, en la ciudad de
la Paz. dejando disposiciones testamentarias. El Mariscal de América dijo, al
saber su muerte: “He sentido sobremanera
la muerte del coronel Leal. Colombia ha sufrido en este excelente jefe una verdadera
pérdida”. Según aparece en la página 566
del Tomo XI de los Documentos para la
Historia de la Vida Pública del Libertador “ por el General José Félix Blanco,
el Libertador le confirió el ascenso a General de Brigada en 1827. El General Leal se merece eternizarse con los
honores del broce.
No 13 - Dr. JOSE GRAU MACHADO.
Era Juez político de Carúpano, y se
encargó del gobierno provisorio de la Provincia de Cumaná, a la salida de don Diego de
Vallenilla, quien pasó a Caracas. En octubre de ese año se trasladó para
Cumaná, donde continuó gobernando, hasta que, organizada la República de Colombia, se constituyó el departamento de
Orinoco.
El Lcdo. José Grau nació en Cumaná, el
30 de octubre de 1784. Estudió gramática, latín y teología moral. Pasó a
Caracas y estudió cánones y derecho
civil. Regresó a Cumaná de pasante del Dr. Juan Martínez Alemán, y se recibió
de abogado ante el Poder Judicial en 1812. Fue nombrado por el General Santiago
Mariño, fiscal de hacienda en 1813; pasó luego a la isla de Margarita y revalidó el título de abogado; así mismo lo
hizo en Angostura-Guayana, sede de los poderes públicos, ante la Corte Suprema de
Justicia, en 1820. En 1821 fue gobernador de Cumaná, Ministro de Fomento y
Justicia, fue juez y Presidente de la Corte Suprema de
Justicia, y diputado por Cumaná al Congreso Constituyente de 1830.
Indudablemente fue un patriota a tiempo
completo, político audaz, culto, útil,
incansable, fue también jurisconsulto
notable de la época independentista. Uno de los grandes hombres de Cumaná.
Escribió el “Catecismo Constitucional”,
obra ésta que se mandó estudiar en las
escuelas por orden del general José Antonio Páez, siendo Presidente de la República , en su primer
período; y aparece en los apuntes
estadísticos del Estado de Cumaná, publicado por orden del general Antonio
Guzmán Blanco, durante su gobierno. Todo un patriota de la misma estatura
espiritual y moral de don Diego de Vallenilla.
No 14 - Coronel JOSE
LEONARDO BRITO SANCHEZ,
Natural de Cumaná, prestó valiosos servicios a
su Patria desde 1810. Integró la
expedición de Mariño de 1813, llamada de los 45, que desde Trinidad pasaron al
islote de Chacachacare, entraron por
Guiria y libertaron todo el Oriente. Con
el grado de Capitán sirvió bajo las
órdenes de Bermúdez, en su avance hacia Cumaná en 1813. Participó en la batalla
de Cantaura en 1819 con el grado de coronel. Entró triunfante con Bermúdez a
Cumaná en 1821. Después de la
independencia continuó en el ejército, y en 1848, se encontró en la defensa de
Carúpano cuando Celis atacó la ciudad. Murió en Cumaná el 28 de diciembre de 1852
No 15 – GENERAL AGUSTÍN ARMARIO
A la calle del Comercio de Cumaná, después del terremoto
de 1929, se le dio el nombre del General Agustín Armario, héroe valiente oriundo de Puerto Cabello, hijo de don
Agustín Armario y de doña Agustina María González; casó en Cumaná, donde se
había establecido después de la Independencia , en 1821. Casó con doña Josefa
Manuela Cova de Alcalá, con la cual procreó cuatro hijos cumanesas. Su hija
María de Jesús, casó con don Julián Llamosas, de cuya unión nació el gran
músico cumanés, don Salvador Llamosas. Se le tiene por hijo adoptivo de
Cumaná, porque hizo lo mejor de su vida
militar en esta provincia.
Armario fue marino
desde su nacimiento: en 1813 participa en la formidable y decepcionante batalla
fluvial de Sorondo, en el inmenso Orinoco; en ese mismo año forma parte de los
45 que acompañan a Mariño desde Trinidad, y continuó en la gesta
independentista a su lado, en la
liberación de la antigua provincia de Nueva Andalucía –Cumaná, Barcelona,
Maturín y Nueva Esparta.
Armario va al exilio
en 1814, está en el sitio de Cartagena
bajo el mando de Bermúdez, pasa a Haití y regresa en la expedición de los Cayos
bajo el mando de Bolívar. Combate en Los Frailes, frente a Margarita, y en la
toma de Carúpano, el 2 de junio de 1816. Supo de las victorias contra los
españoles en Bocachica, derrotando a Boves; y,
el amargo sabor de la derrota en La Puerta , contra el mismo Boves Bajo las órdenes de
Bolívar va a la campaña de Guayana y a la formación de la Gran Colombia. Luego bajo las
órdenes de Bermúdez en 1821 participa en la liberación definitiva de Cumaná. En
ese mismo año desempeña la
Jefatura de Armas de Carúpano. En 1827 fue jefe del fuerte de Puerto Cabello, una de
las plazas más importantes de la nueva República.
Después de la
independencia participa activamente en el movimiento separatista venezolano. Representa a Cumaná
en el Congreso Constitucional de 1831 con el empleo de Senador. Murió en Cumaná, el 14 de agosto de
1833, reconocido por todo su pueblo, como Senador, y con el grado de General de
Marina. Cumaná lo acogió como otro de sus héroes más apreciados.
No 16 - DR. DOMINGO BADARACCO BERMUDEZ
Nació en Cumaná, 8/6/ 1871, murió en Cumaná 1935.
Domingo Badaracco Bermúdez nació en
Cumaná el 8 de junio de 1871. Cursó estudios en el Colegio Federal de Cumaná y
en la Universidad
Central de Venezuela. Se graduó de médico cirujano en el año
1895. Ejerce la medicina durante 40 años y murió en el año 1935. Domingo fue
llamado por Andrés Eloy Blanco “El Sócrates de Venezuela”, tenía la virtud de
enseñar caminando por las calles polvorientas, por las plazas, bajo los
árboles, cada vez que hablaba. Desempeñó la medicatura de Sanidad en Cumaná, fue miembro
correspondiente de la
Academia Nacional de Medicina, así como también de muchas
Sociedades científicas. Se distinguió por su tratamiento del paludismo, el tifo
y el cólera; maestro, ensayista,
crítico de arte, guía espiritual de una generación intelectual. Diego Córdoba
lo honra, al llamarlo “Héroe de la cultura cumanesa”. Orador por antonomasia,
periodista, fino escritor, gran humanista, educador e historiador.
Por más de 30 años impartió clases en el Colegio Federal. Fue Presidente del Concejo Municipal del
Distrito Sucre y Director del Registro Principal del Estado Sucre, se dedicó
con pasión a la investigación histórica y al cuidado de los archivos
municipales y del registro que aun se
conservan.
El pueblo le erigió una de las pocas estatuas que tiene Cumaná. Alberto Sanabria dice: “Su vida profesional
fue todo caridad… Desde su juventud fue apasionado por el cultivo de las
letras, y las nuevas generaciones que se han sucedido en la tierra cumanesa
siempre encontraron en el Dr. Badaracco
Bermúdez, el paladín que las guiara en el sendero de la cultura… La parte más
importante de su actuación de pensador
y artista esta en sus discursos, maravillosas gemas de su vida literaria”.
Domingo Badaracco,
escribía y colaboraba en la redacción de
todos los periódicos de su época en Cumaná, especialmente en “La Constitución de
Federico Madriz, “El Heraldo Oriental” donde firmaba como el seudónimo de Juan
Boheme, y en “Broches de Flores”, órgano
del Club Surge et ambula” del cual era Secretario General. En su época podría decirse que no había en
Cumaná, ninguna actividad en la cual no jugase
papel importante. Su magisterio
se puede apreciar por el juicio de todos sus contemporáneos. Ricardo Archila,
acota que “donde brilló con fulgor deslumbrante fue en la oratoria; en tal
sentido, se consideran de gran valor sus discursos en el centenario de la
batalla de Ayacucho, en el sepelio del inolvidable cumanés Delfín Ponce
Córdova, y ante el féretro del inmortal humanista José Antonio Ramos Sucre, y
en la inauguración de los Juegos Florales de 1922.
Además de médico de gran sabiduría, fue
un consumado filólogo y políglota que dominó además del castellano, el latín,
el griego, el romance, el esperanto, el francés, el inglés, y el italiano. Sus
escritos en prosas y verso, delatan al conocedor profundo de los secretos del
lenguaje y al genial repentista que plasma la idea en el eterno mármol del
conocimiento. Domingo fue un periodista consagrado que dominó el editorial y la
noticia con igual maestría. Los periódicos y revistas de su época dejan el
testimonio de su arte; director y redactor de “Filaresia”. Escribe en: “Broches
de Flores”, “Claros de Alba”, “Pléyades”, Oriflama”, “El Satiricón”, “Ecos de
Sucre”, “Arte y Ciencia”, “El Cóndor”,
“El Heraldo”, “El Iris”, “Prometeo”, “El Sucre” y “El Renacimiento”. Así
era Domingo, un hombre de paz, de armonía y trabajo. Sus escritos, sus
discursos y su ciencia, calan profundamente en el alma colectiva. Es un médico
de cuerpos y espíritus; receta, da la medicina y su palabra amplia y bondadosa.
Es un médico a pié que busca al enfermo, que se da íntegro a su vocación
apostólica. El pueblo camina a su lado y lo palpa en esa dimensión que se crea
entre el hombre sabio, el hombre pueblo que aprehende sin necesidad de hablar.
Es la época de las grandes endemias: La
viruela, el paludismo, la fiebre amarilla, la tifoidea, la tuberculosis, la
lepra y la terrorífica fiebre española. Época terrible porque no existen los
medios adecuados para combatir los flagelos que arrastran a la muerte segura,
al aislamiento y desesperación al hombre atacado. Este es el momento del Doctor
Badaracco Bermúdez. Alguien dijo: “Que el hombre está atado a las
circunstancias”, esta fue su circunstancia y en ella se agigantó, lo ayudó su
espíritu de sacrificio y su vocación, porque él consideraba el ejercicio de la
medicina como un apostolado. Domingo como lo llamó su pueblo, se dedica casi
con fanatismo al tratamiento y al estudio de las endemias, y el éxito que
alcanza, traspone los límites del terruño. Su maestro, el Doctor Razetti, le
escribe solicitándole sus experiencias, las cuales se publican para el
conocimiento del público. Son sencillas y prácticas las medidas que toma para
el tratamiento de los enfermos; sabe de la pobreza reinante y se da cuenta que
muchas medidas sanitarias surten mejor efecto que los mismos medicamentos.
Muchas veces prefiere el llantén, el jugo de limón o de piña y así se lo
escribe al sabio capitalino.
En Cumaná se ha organizado para
principios de siglo un importante movimiento científico: Domingo sobresale por
sus trabajos sanitarios, Beauperthuy, por sus investigaciones microbianas,
Eliso Silva Díaz, Ponce Córdova, Julio Gómez López, Guevara Blohm, Carlos
Bomunto, Urosa Ortiz, Rivas Masa, y otros valiosos médicos constituyen toda una
generación extraordinaria que interviene a la vez en el movimiento cultural que
paralelamente se desarrolla en Cumaná y en otras importantes ciudades de la República. La
palabra de Domingo es tan importante en la época, sus discursos tan sabios y
sencillos que el pueblo le da el nombre de “Pico de Oro”.
En 1897, pronuncia el discurso de
inauguración del Colegio González, y en esa oportunidad dijo: “En todo tiempo,
déspotas engreídos han intentado apagar con el estruendo de las armas, la voz
de las conciencias, y en todo tiempo caracteres enérgicos, haciendo frente a la
ira del poder, han vencido luego en esta lucha de la razón contra la noche
negra de la barbarie”. Dice Don Alberto Sanabria, en discurso pronunciado en el
acto conmemorativo del Centenario del natalicio de Domingo: “La magnífica
oración en el centenario de la
Batalla de Ayacucho, que nos trae a la mente un grato
recuerdo, aquella tarde nos encontrábamos junto al poeta Andrés Eloy Blanco y
cuando el Doctor Badaracco, terminó su discurso, Andrés Eloy me abrazó y nos
dijo: Alberto, últimamente he oído a dos grandes oradores, Antonio Maura, en
España y Domingo Badaracco, en Cumaná”.
Sin embargo de todos los
dones que adornaron la personalidad de Domingo, el más hermoso fue su humildad,
su manera de ser sencillo, su manera de ser amable, bondadoso, apaciguador y
sabio. Se ganó el amor de todo el que tuvo la dicha de conocerlo y el que lo
conoció lo amó profundamente. De ese amor da diario testimonio el pueblo del
Estado Sucre que lo lloró emocionadamente a su muerte y luego para eternizarlo
en el recuerdo lo glorifica constantemente en el bronce de la plaza Ribero.
No 17 - JOSÉ SILVERIO
GONZÁLEZ
(Cumaná, 20/6/1820 – Cumaná, 27/9/1886)
Fue el maestro por excelencia de la generación de oro de Cumaná. Él y
su hijo Silverito son los verdaderos apóstoles de la educación de los siglos
XIX y XX de Cumaná. Hijo del General
Tomás García y doña Maria González y Alcalá. Tomas García, comandante del
batallón Valencey, se destacó por su valor en la gran batalla de Carabobo de
1821, por cierto, que este general español, fue siempre respetado en Cumana
donde formó su hogar que dio tan relevantes frutos. 1839 Silverio González, funda en Carúpano su
primera escuela. En Cumaná, además de Rector del Colegio Nacional, colabora en los periódicos El Republicano y
El Torrente, y luego funda El Renacimiento, el Cumanés, La Diana y las revistas
literarias Jardín de Oriente y El Vergel. Diputado provincial de
Cumaná, Comandante de la guarnición de Carúpano, diputado a diversos Congresos,
presidió la
Asamblea Constituyente del estado Guayana. Presidente del
estado Nueva Andalucía. Fue Rector del Colegio Nacional de Cumaná desde 1879
hasta su muerte.
Maestro
de una generación, que bien podría llamarse “La generación dorada de Cumaná”,
que sigue la tradición iniciada por Don José Antonio Ramos, en el Colegio
Nacional. A mi modo de ver, es el ductor responsable del movimiento literario
que se denominó “Modernismo” iniciado y universalizado por el gran aeda
nicaragüense Rubén Darío, del cual fue
jurado adepto.
En un
perfil biografico que publique hace años aqui en Cumaná, dije: Silverio, hijo
del General Tomás García, el heroico comandante del batallón “Valencey” -una
historia que hay que contar, respetado y admirado después, que es lo más
importante- se destaca desde su juventud por su talento y la admiración que
despertaba. Su erudición lo elevaba entre sus contemporáneos: fue bueno en
matemáticas, filosofía y música. Fue un decoroso guerrero y figuró al lado del
margariteño Francisco Esteban Gómez. Se destaca en el periodismo, edita “El
Tribuno”, “El Observador”, “El Telégrafo” “La Mosca ” “La Diana ”, “Renacimiento” y “El Cumanés”, colaboró intensamente con
Estanislao Rendón y el Partido Liberal en “El Republicano” de Blas
Bruzual, en los cuales predica su credo
liberal y apoya la candidatura presidencial de Estanislao Rendón y Guzmán
Blanco. En sus periódicos La
Diana y El Cumanés, publica su tratado de “Política”, “La Sección Filológica ”,
su tratado de “Culto Divino”, y su “Decapitación de Cumaná” contra la dinastía
Monagas, en la cual se queja de “La juventud
actual vejeta meticulosa y egoísta, no brinda esperanzas de ventura, no
ama la gloria que es una ambición noble de los corazones grades, de los
talentos superiores, de las almas elevadas”. …”Los pueblos como los individuos
viven una vida moral, que no se alimenta de pan sino de creencias, de verdades,
de honor, de heroísmo, de santidad; y cuando esta vida enflaquece
se pierden los individuos y los
pueblos quedan reducidos a la vida puramente animal o de cálculo”. Y denuncia valientemente a los agresores de
nuestro pueblo, los Monagas: “todos
quisieron remitirnos oportunos socorros –se refiere al terremoto de 1853- Caracas, La Güaira , Guayana, vivirán eternamente en nuestro
corazón agradecido…. Solo la horrible dinastía
lejos de favorecernos, de oír nuestros gemidos estorbó el envío de los
subsidios de Barcelona, privó a Cumaná de su Aduana y de los pingües productos
de su salina…”
José Silverio González,
fue un espíritu superior, músico, poeta, guerrero, político, todo en grado
superlativo, nos dejó un legado escrito
aunque disperso, no solo en los periódicos, boletines, cartas, discursos y
revistas, sino también en acciones importantes y trascendentes; varios textos
que se conservan sobre “Métrica Castellana”,
“Lexigrafía” “Contabilidad” y su “Teneduría de Libros”, personalmente
guardo como un tesoro ejemplares de sus periódicos “La Diana y El Cumanés”, Luis
Marcano Barrios tuvo en una época una colección de su semanario “Renacimiento”,
probablemente su mejor periódico, y el que tuvo más larga duración, que debe
estar en manos de alguien, que seguramente lo conservará como un tesoro; en esos periódicos, como era costumbre de esa
época, publicó gran parte de su
pensamiento político, filosófico y literario, también nos dejó un pequeño libro que denominó “La Floresta ” que recoge
sus himnos y canciones patrióticas, todo eso nos da una
pálida idea de su personalidad; porque los resultados de su trabajo se reflejan
más bien en la generación de cumaneses ilustres que surgieron de sus
enseñanzas.
Su talento lo ocupó siempre en causas justas,
como es el caso de la
Libertad de los Esclavos, cuya defensa asumió en el Congreso
Nacional, convirtiéndose en uno de los
más destacados defensores de ella; en
1854, después del fracaso de la causa secesionista en la cual participó
activamente al lado de Estanislao Rendón, y aquella culta y orgullosa generación;
antes del decreto del 24 de marzo que da la libertad a los esclavos,
pronuncia el memorable discurso, que pasa
a la historia como uno de los más aplaudidos y oportunos de la historia patria,
pidiendo vehementemente la abolición de la esclavitud y la libertad del General
Páez, preso en Cumaná.
Pero José Silverio fue sobre todo un apóstol de
la educación. Su filosofía particular la desarrolló en el Colegio Nacional de Cumaná, dictaba
varias clases, sobre todo gramática, literatura, métrica y elocuencia, hasta su muerte ocurrida en 1886. Miguel Angel Mudarra dice que aprendió
Derecho Civil con Estanislao Rendón;
Teneduría de Libros con Don Pedro Coll;
francés, con Don José Manuel Barceló; Inglés, con don Alejandro Máthison.
Tambien dominó el italiano y la literatura clásica. Estaba preparado para ser
el maestro de aquella generación extraordinaria de la cual Cumaná, se siente
tan orgullosa; porque en las lides del saber, fueron de triunfo en triunfo,
compitió con Caracas, y fue vencedora,
la primera de Venezuela y sus nombres saltaron horizontes y se unieron al concierto
universal de la cultura. Cumaná se hizo famosa por sus maestros, se crearon
cátedras universitarias, entre las cuales figuró la música, la medicina y las
ciencias jurídicas.
En Cumaná se quedó el sabio Beauperthuy, asombrado como Humboldt de la cultura de este
pueblo, y con Calixto González funda la cátedra de Medicina; Gómez Cardiel, le dio rango universitario a la Música ; Estanislao Rendón, Pedro
Coll y Mauricio Berrizbeitia, inician las
clases de derecho. Se estudiaba idiomas, matemáticas, latín, filosofía;
los exámenes eran públicos y las tesis se discutían con participación del
pueblo.
De Cumana se fueron para Caracas: Don Jacinto
Gutiérrez, que fue dos veces presidente de la República ; Marco Antonio
Saluzzo, tal vez el mejor orador de su época; Jacinto Gutiérrez Coll, el poeta de Caracas; el Dr. Estanislao
Rendón, uno de los hombres mas importantes de su tiempo, candidato al a
Presidencia de la Republica ; el Dr. Salvador Córdoba, fundador de
la primera Clínica de Caracas. Podría aportar cien nombres de aquella
generación, pero son demasiado conocidos.
Esa fue la Cumaná de Don José Silverio
González, por eso fue llamada por algún cronista “Atenas de América”.
No 18 -JOSÉ ANTONIO RAMOS SUCRE
Caupolicán Ovalles dice de él, que es el único poeta muerto que inicia
un movimiento poético en el mundo. Brillante, muy destacado exponente de la
lírica contemporánea en lengua española. Hijo de Rita Sucre Mora, sobrina nieta
del Gran Mariscal Sucre, y de Jerónimo Ramos Martínez. Bachiller, en el Colegio
Nacional de Cumaná, y abogado en Caracas, en 1917. Traductor e intérprete en el
Ministerio de Relaciones Exteriores, educador en el Liceo Andrés Bello y en el
Instituto San Pablo. En 1929 es cónsul general de Venezuela en Ginebra. Su
poesía hermética, intimista, culta, y la leyenda de su insania, hicieron que su
creación poética quedara sepultada en el olvido durante muchos años. Escribió
tres libros, La Torre
de Timón (1925), El cielo de esmalte (1929) y Las formas del
fuego (1929). A partir de los años 50, la poesía de Ramos Sucre es revalorizada
por las jóvenes generaciones. Se han
publicado muchos libros sobre él y sus obras. Para el pueblo de Cumaná, es uno
de sus ídolos.
Ya es difícil buscar las huellas
cotidianas del poeta. Aprenderlo desde sus actos se hace cada vez más angustioso,
sin embargo los críticos lo renacen desde la palabra y van teniendo conjeturas
míticas que lo devuelven inasible. Fernando Paz Castillo lo dice así: “Su
manera de vivir, incomprendida y maniática… Muchos de sus poemas, que no otra
cosa resultan sus escritos, son reminiscencias, más que de la lectura, de las
láminas que ilustran viejos libros… en un temperamento poético. Sólo que carece
del dominio de la rima…”.
Se le puede perdonar a Paz Castillo su
modo de decir del poeta porque no lo entendió ni lo conoció verdaderamente, es
cierto que lo trató y lo oyó recitar sus poemas, pero no penetró en él.
Sólo aquellos que lo trataron desde su
más tierna infancia pueden decir como era y cuanto sabía. Mis padres lo
tuvieron tan cerca y nos trasmiten tanto de él, que sería criminal no dar el
testimonio que hemos recibido. Por ejemplo su madre Doña Rita, fue vecina de la
mía que aún conserva en el recuerdo muchas de sus celebradas anécdotas. El Dr.
Luis Ramos Sucre, padrino de mi hermana Tulia, visitaba cordialmente la casa de
mis padres, y cuando éstos iban a Caracas llegaban a su casa, entonces nadie
puede como ellos hablar de la personalidad del poeta. Mi padre decía que José
Antonio, tenía una memoria de elefante. Cierta vez llegaron a una pensión en la
cual las habitaciones estaban separadas con tabiques de madera. Al lado unos
estudiantes de medicina intentaban aprenderse de memoria los huesos del pie.
José Antonio estaba insomne oyéndolos. Al otro día durante el desayuno, los
jóvenes trataron de memorizar las lecturas y no atinaban, entonces el poeta se
acercó a la mesa de los estudiantes y les recitó sus lecturas de la noche.
Agregaba, y además les corregía la puntuación. José Antonio Ramos Sucre no
necesitaba describir láminas de viejos libros, sus lecturas impenitentes las
tenía grabadas en su privilegiada memoria, lo que pasa es que los críticos no
pueden salvar sus limitaciones, y muchas veces son incapaces de entender la
sabiduría. Decir que José Antonio no conocía la rima es desconocer lo que significaba
ser el mejor alumno del maestro Silverito.
Se me ocurre, en relación con el
término maniático, empleado por Paz Castillo para definir la personalidad de
José Antonio Ramos Sucre, que este término puede utilizarse en dos sentidos:
negativo y positivo, en el primer caso puede tratarse de una persona que tenga
por costumbre meterse los dedos en la nariz o en el trasero, etc.; y en el
segundo, puede tratarse de una persona maniática de la limpieza, de caminar por
la noche estrellada en las callejuelas de la antigua Pastora, leer
incansablemente en búsqueda de la sabiduría y pasar sus cuarenta días en el
desierto; y entonces es cierto, José Antonio era un maniático estupendo que
tenía la manía de adquirir sabiduría y escribir bien, de trabajar y enseñar. Por
mi parte creo eso, tenía de escribir bien de trabajar y enseñar, de aprender
idiomas y otras culturas, y sobre todo, tenía la manía de querer ser sabio. Paz
Castillo tampoco entiende el ejercicio de querer ser sabio. Paz Castillo
tampoco entiende el ejercicio filológico y gramatical, empleado por José
Antonio, Cuando suprime el “que”, y no sólo el “que”, sino que también elige
los pronombres cual, cuales, cuanto, etc.; y el crítico debe colocarse ante
estas realidades tomándolas como retos del mismo enigma. Me imagino la
confusión de Paz Castillo, en su época, leyendo “La Venganza del Dios”, “El
Canto Anhelante”, y los demás de ese estilo.
Pero ahora, estudioso como mi amigo
Ludovico Silva, lo ven como un poeta volcado hacia el Siglo XX, es decir, un hombre
que escribió en futuro, desamarrado del lastre medioeval o renacentista,
proyectado más allá de su tiempo rescatando el don profético como deben hacer
los poetas. Y además, dice: “con antecedentes en Baudelaire y Rimbaud”.
Cuando nos acercamos a Ramón Sucre lo
hacemos convencidos absolutamente, que al traducir sus imágenes encontraremos
la sabiduría, algo parecido a lo que le sucedía a los iniciados del Hermetismo,
descubrían en los veintidós arcanos del templo de Hermes, la iluminación o lo
que es lo mismo, la sabiduría.
Domingo Badaracco Bermúdez, lo llama
“sabio coterráneo y amigo inolvidable”, dice que “fue un solitario pero no
hosco ni sombrío, sino más bien risueño y locuaz. De esa manera de ser suya,
tan concentrada y rara, participaba sus prosa, torturada y fulgente como joya
salida de algún taller de Florencia”, y agrega: “Lo ejemplar de su vida; su
paciente lucha diaria por abrirse camino, a despecho de la adversa fortuna”. En
estas sabias observaciones hay más verdad sobre José Antonio, que en casi todo
lo que he leído de los críticos.
Desde muy temprana edad sus compañeros
lo distinguían por su erudición. Pero también es importante el ambiente de la
época, la importancia de la poesía, la conducta de la sociedad cumanesa ante el
fenómeno poético. No hay que olvidar que esa época de oro de la poesía abonaba
el camino del estudio y la praxis. Los periodistas de Cumaná publicaban en
primera página poesías de los grandes poetas hispanoamericanos y el pueblo las
aprendía de memoria. Vinieron los Juegos Florales, había un ánimo de
competencia. La poesía era la protagonista imprescindible de aquel momento tan
importante de la historia. Luego nuestros poetas salieron a ganar galardones en
el mundo hispánico. No se puede aislar a José Antonio de sus coterráneos, de
sus maestros, de la disciplina imperante, de la competencia cultural existente.
José Antonio no es un producto aislado, como tampoco lo fue el Mariscal, ni
Andrés Eloy. Cumaná como muchas otras ciudades de Venezuela y de América era
una escuela importante, y tanto que podemos hacer una supervaloración de ello
por sus frutos.
Pero queremos agregar algo que
desmiente muchos mitos insultantes sobre José Antonio; él como Andrés Eloy, era
el alma de toda tertulia. Mi padre dice que entre 19ll y 14, José Antonio
formaba parte de la tertulia que mantenía el General Eliseo Sarmiento, a la
sazón Presidente del Estado, y compartían con el Dr. F. Domínguez Acosta,
Secretario General, y “autor de la inimitable leyenda explicativa del blasón de
nuestro escudo regional, creado en esa administración”, los poetas Juan Miguel
Alarcón, Juan Santaella y los Dr. Antonio Minguet Letteron y Dr. Domingo
Badaracco Bermúdez. Todos individuos de amplia cultura. Su conversación
cautivaba, sus familiares y amigos íntimos lo amaban. Cuando José Antonio
muere, Cumaná llora, testimonio de ello es la oración fúnebre del Dr. Domingo
Badaracco Bermúdez, y eso no acontece cuando muere un maniático. José Antonio
se quita la vida porque no pudo soportar la idea de frustración y la locura,
porque se sentía enfermo y no obtuvo la respuesta médica necesaria. Hay mucho
más en sus escritos, sobre su personalidad, su filosofía, su fuerza creadora,
de lo que fragmentariamente se ha dicho. Recordamos que él decía: “Es natural
que las enseñanzas de los genios sean enigmas, a nadie extraña que el caudal de
agua caído desde muy alto sobre la tierra, la hiera profundamente y se envuelva
en nieblas evanescentes”.
Para mí el crítico que más se ha
acercado a la poesía de José Antonio, es Cristian Álvarez, sin embargo creo que
intentar una explicación de sus poemas es tarea imposible, es como tratar de
explicar los cuadros de Picazo. La poesía de José Antonio tiene mucho de
abstracción, sin embargo nos deja rastros, pistas, su poesía nace en el
subconsciente, es una visión a veces dolorosa, un espejismo que Cristian
Álvarez ubica en la edad media. Él dice: “encuentro imágenes de apariencia
móvil y mutable que proceden de esa edad. Imágenes que en su mayoría refieren
lecturas de temas de la literatura medioeval, asumiendo formas, que aquél mundo
de emociones originales y fantásticos sucesos memorables nuevamente retornan a
la vida”. Algo en que creo, acierta Cristian Álvarez, para intentar acercarse a
José Antonio, y lo dice como alegato de profunda convicción, es que Ramos Sucre
como Borges, es poeta lector, y como tal deja traslucir en sus poemas las
apasionadas páginas de muchas horas de desvelo.
No 19 - ANDRÉS ELOY BLANCO
Cumaná, 6 de agosto de 1896 - Ciudad de México,
21 de mayo de 1955).
Fue el poeta más
renombrado de su época en el mundo hispano.
Sobresalió en la época, en el momento de mayor desarrollo de la poesía.
Recibió en vida elogios de los mejores críticos, y la veneración de su pueblo.
Rafael Angarita Arvelo lo sintetiza diciendo que es: “símbolo indiscutido de
una generación…”
Marco Tulio Badaracco lo veía así: Andrés Eloy que fue un ameno
charlista, orador elocuente, escritor de personal estilo, diarista destacado,
en su extraordinaria obra de poeta probó todos los ritmos, los múltiples metros
del verso; su inspiración desbordada, fluía ligera, fácil y hay momentos en que
parece salirse del métrica como si en el golpe de su imaginación creadora una
rima se adelantara a otra, disonando:
Los cuatro
que aquí estamos,
Nacimos
en la pura tierra de Venezuela,
La
del signo del éxodo, la madre de Bolívar
Y
de Sucre, y de Bello y de Urdaneta
Y
de Gual y de Vargas y de un millón de grandes
Más poblada
en la gloria que en la tierra,
La que algo
tiene y no se sabe donde,
Si en la
leche, en la sangre o la placenta,
Que el hijo
vil se le eterniza adentro
Y el hijo
grande se le muere afuera…
En
su poesía integraba él su alma, con inteligente y sentida interpretación de su
amor profundo de la humanidad y de la
Patria , la alteza de su espíritu, la inefable generosidad de
su corazón. En “LAS UVAS DEL TIEMPO” recuerda a Cumaná, el hogar de sus padres
en sugestiva añoranza del amado terruño, y en el SONETO A DIEGO CORDOBA da la última pincelada, el toque final a ese
cuadro patético de su evocadora nostalgia:
Desde que al corazón le dolió un ala
La
usó e volar a la ciudad porteña,
La
de la luna con que el sueño sueña
La
del río de amor con que resbala.
Del
mar al pan de miel con que la desala,
Desde
el golfo a la chara ribereña,
Cruzo
sin pasaporte o contraseña
La
ciudad marinera y mariscala.
Tu
ciudad, mi ciudad, la ciudad nuestra
Donde
busco al varón en cuya diestra
La
espada es flor y la bondad capullo.
Y
allí con él digo tu nombre, Diego,
Y
al corazón del Mariscal entrego,
Tu
corazón tan bueno como el suyo
Nació en Cumaná, fueron sus padres
Luis Felipe Blanco y de Dolores Meaño. Se graduó de abogado en
1918. En Apure, asesora a dueños de
hatos, e ingresa en la
Logia Candor 27. Adquiere fama internacional al ganar en
1923, con su “Canto a España” el
laurel del concurso promovido por la Real Academia
Española. En 1928, apoya la rebelión estudiantil contra Gómez, y es preso en La Rotunda y el Castillo
Libertador. Confinado a Valera en 1934. Después de la muerte de Gómez milita en
el Partido Democrático Nacional (PDN), es concejal del Distrito Federal,
diputado al Congreso Nacional y miembro fundador AD. Escribe en El Morrocoy
Azul. Es Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (1946-1947), y
Ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Rómulo Gallegos. Después
del golpe de 1948 vive el exilio en México, y allí muere en un accidente de
tránsito. Sus versos llegaban con facilidad al público, tal es caso de “Píntame
angelitos negros” y “La loca Luz Caraballo”. Su elegía “Giraluna” tiene los
sonidos de la mejor poesía clásica castellana. Publicó “Poda” que reúne sus
poemas desde 1921 al 28; Tierras que me
oyeron y Barco de Piedra -1928-1932; Baedeker 2000 y Giraluna, que es un libro de
su plenitud. Además de sus poesías, Andrés
Eloy escribe ensayos como “Vargas albacea de la angustia”; y comedias como “El
Árbol de la noche”, La
Aeroplana clueca, Reloj de Piedra. También incursiona en el
drama, y escribe El Cristo de las violetas, El pie de la Virgen , Abigail, Los
muertos las prefieren negras”, y otras más.
Andrés Eloy es un poeta del pueblo, un poeta pueblo, José Ramón Medina
lo dice así: Su pasión de luchar, su ansia de caminar al lado del pueblo es un
delirio de acento amoroso que lo acompaña hasta la tumba, que lo lleva hasta
ella”.
No 20 - CRUZ MARIA SALMERÓN ACOSTA
Guarataro, Manicuare 3/1/1892 - Manicuare, 30/7/1929)
Todo el pueblo venezolano ama a Cruz María. Su dolor sigue siendo un
dolor anclado en el corazón de todos los que lo conocieron y los que se acercan
a su poesía. Compañero de estudios de Ramos Sucre, alumno del maestro Silverito
González Varela, compañero y amigo de su pueblo que lo amo con ternura. Hijo de
pescadores de Manicuare, don Antonio Salmerón y doña Ana Rosa Acosta.
Arturo Luis Torres Rivero, dedicó muchos años
a recopilar los versos de Cruz María, la familia de su Cordera, los Bruzual,
colaboraron con él, sino hubiese sido
así, no se logra nunca reunir sus poemas. Arturo se los dio a Dionisio López
Orihuela, su amigo, que dice de él: “En él se realiza el tipo humano de
excepcional pureza y fuerza y además genuinamente nuestro. El posee física y
espiritualmente, en alto grado y en forma armoniosa, las virtudes que van a
hacer posible en los últimos años de su vida,
aquella gloriosa transfiguración que hizo de él no un mártir, sino un héroe y un santo: valor
personal, sereno y noble, como condición primaria indispensable; orgullo e hidalguía, unidos
dentro de un sentimiento de humanidad casi mítico, de fraternal alianza;
concepto de la dignidad exaltada de ideal caballeresco; amor al bien y a la
justicia; rebeldía entre todo lo que represente la falsedad y bajeza.
Cruz María estudia primaria en Manicuare y en
Toporo, un barrio de Cumaná en su tiempo. Graduado de bachiller en el Colegio Federal de Cumaná, en 1910. Funda,
con Ramos Sucre, la revista literaria Broche de Oro. Viaja a Caracas a
estudiar Derecho, pero apenas por dos años, a causa del cierre de la Universidad en 1912.
Escribe sus primeros versos en 1911. Repentinamente, su vida da un vuelco, al
contraer la lepra probablemente en la cárcel de Cumaná. Milita en la Asociación General
de Estudiantes, y en 1913 regresa a Cumaná. Escoge a Manicuare como su lugar de
aislamiento, y allí transcurre el resto de su vida, en medio de la soledad. En
1952 se publica la primera recopilación de sus versos, ¨Fuente de amargura¨.
Como dije, el Dr. Arturo Luis Torres Rivero y Dionisio López Orihuela, se unen
en esta tarea. Toda su producción está teñida del dolor que sufrió, de la
impotencia y la soledad que lo sepultó en vida. “Azul” es su poema más
recordado, uno de los sonetos mas perfectos de la lengua castellana; pero muy acertados son también “Piedad”,
“Cielo y mar”, y “La
Nueva Andalucía ”.
El sentimiento de Cumaná por Cruz María, lo vamos
a expresar en una página conmovedora, la entrevista que le hizo el poeta
Acisclo Gómez, cuatro años antes de su muerte, que fue publicada en el
bisemanario SUCRE el 16 de diciembre de 1925, Que titula: “SALMERÓN ACOSTA”
“Leía con voluptuosa impaciencia y nerviosa
fruición intelectual aquellas partículas de emoción y sentimentalidad de “EL
CANCIONERO” donde Heine el maravilloso teutón vierte, como en sonoros moldes,
todo el encanto artístico de su genio, la dulzura de su alma enferma y el
rutilante oro de su estética tan discutida y tan envidiada en el alba del
decadentismo, cuando una evocación afín me asaltó de súbito, y de aquella
exquisita función de belleza en que mi alma parecía suspensa como sobre la corola abierta el perfume, hubo cual una
misteriosa trasmisión a cuya acción mi pensamiento fundió dos concepciones; y
mis ojos se volvieron hacia la playa lejana, donde otro poeta, dulce y mártir,
como su obra y su vida, el héroe de un insondable dolor, cultiva sus rosales y enreda en encantadoras melodías el tesoro
musical de su alma –toda poesía y luz- para suprema delectación de los que
tenemos la dicha de leerlo y comprenderlo.
Es Salmerón Acosta, el poeta enfermo que ha
hecho de todos sus dolores el más excelso florilegio de lirismo en una perenne,
religiosa elevación hacia lo ideal. Lo conocí en una mañana azul –como debía
serlo para tal hallazgo- en que atado a un amor peregrino llegue a su noble
retiro buscando paz a mi inquietud. Me mostró sus dolores y me enseñó como,
sobre cada uno de ellos había hecho brotar, a manera de milagroso bálsamo una
rosa. Hablome largo de su vida solitaria y conforme: conforme con el destino,
conforme con Dios, conforme con la pena. Fraternizamos un poco y me comunicó
luego sus sensaciones.
El poeta está dotado de una gran voluntad
artística que mueve todo su ser a una excelsa consagración. Sus desmayos
vitales han sido tocados con un apasionado estímulo en extraordinarias energías
emotivas. Cincela florentinamente el albo marfil de sus quimeras y practica con
virtuosa desesperación la gloriosa doctrina de triunfar. Cuando ahondo en su
conciencia quedo maravillado de tanto valor. Este es el verdadero poeta –me
dije- Martirizado, se aventura a dar alientos a quienes le sobra, y casi
alejado de la vida por una funesta elección de la suerte, aconseja vivir, con
una fuerza optimista de filósofo franciscano. Laudable templanza de su
espíritu.
Esto es Salmerón Acosta. Su personalidad
estudiada, cuando esto tenga lugar, legará
a la posteridad un glorioso dechado. En cuanto al poeta, sus versos han
proclamado ya, bien sonoramente, que posee el instinto del Genio, la gracia
ática y la diestra pulcritud del Artista”.
No 21 - BENIGNO RODRÍGUEZ BRUZUAL
Cumaná, 5-09-1852.
Nacio
en Cumaná el 5 de septiembre de 1852. Fueron sus padres don Benigno Rodríguez Márquez y doña Carmen
Bruzual Maza. Estudió en Cumaná bajo la
protección del eminenete músico Jossé
María Gómez Cardiel.
Desde
temprana edad demostró su inclinación por la música no solo en la
interpretacion sino en la composición musical. Don Benigno amó la musica y a
ella dedicó por completo su existencia en Cumaná, donde se le considera como el
Padre de la Música.
Figura
entre los grandes músicos cumaneses: José María Gómez Cardiel, José Antonio
Gómez, Salvador Llamosas, Joaquín Silva Díaz, Benigno Marcano Centeno, José
Antonio Ramos y Leopoldo Sucre; y las celebradas pianistas Juana Joefa Espin,
Teodorita Badaracco, Carmen Mercedes Nuñez, No mencionamos a don Bartolomé Bello, aunque creemos que es
cumanés, como atestigua el historiador e investigador don Vinicio Romero,
porque hay dudas y no lo tenemos comprobado.
Don Benigno, fue un inspirado
compositor y músico; autor de una gran variedad de piezas de todos los géneros,
tanto religiosos como profanos; sus piezas
musicales fueron muy populares en su tiempo- Fundador de la celebrada banda “Santa
Cecilia”. Director por muchos años de la “Banda Libertad”, autor de la música
del Himno del Estado Sucre; y director de la Escuela de Música “José María Gómez Cardiel”.
Discípulo suyo fue el famoso pianista Salvador Llamosas. También escribió el
Himno del estado Nueva Esparta. Hizo toda una época en Cumaná.
No 22) MARCO ANTONIO SALUZZO
Nació en Cumaná el 7 de octubre de 1834 y murió en Caracas, el veinte (20) de diciembre
1912. Se destacó como poeta por su
educación y sencibilidad, y como orador por su erudicción. En Cumaná ejercio
el periodismo y se destacó como polemista agudo. Marco Antonio fue amado por el
pueblo cumanés.
Después del asesinato de su padre en 1841, se traslada a Angostura, y
luego a Barcelona. Liberal, es diputado en la Constituyente de
1863, en los Congresos de 1865, 1866 y 1870 y por el Distrito Federal (1890).
Ministro de Relaciones Exteriores y de Fomento. Ministro plenipotenciario en
España. Miembro fundador de las Academias de la Lengua y de la Historia , autor de
poemas, traducciones, y ensayos de crítica literaria. Poeta de fino estro.
Formidable orador. Dejo una densa obra literaria.
No 23) MIGUEL SÁNCHEZ PESQUERA
Nació en Cumaná, 12 de
noviembre de 1851 y murió en Barcelona
de España, en 5 de noviembre de 1920. Inspirado poeta nos dejó una obra
trascendente.
Su abuelo paterno era primo hermano doble de la madre del Mariscal
Sucre. Se gradúa en Madrid en jurisprudencia civil y canónica en 1873.
Magistrado de la Audiencia
de Matanzas, Pinar del Río y Santiago de Cuba. Poeta, autor de Sonetos, Antología
de líricos ingleses y angloamericanos, traduce a Shelley y Thomas Moore, a
Heine y Schiller.
No 24) ANDRÉS MATA
Nació en Carúpano, el 10 de noviembre de 1870 y
murió en París, el 19 de novieembre de 1931.
Marco
Tulio Badaracco que conoció muy bien al poeta Andrés Mata, se refiere a un
texto del poeta y nos dice: “Son obras sublimes del genio, las que podríamos
titular parabólicamente de dibujos rítmicos, porque son como pinturas de
motivos y cada una encierra una
perspectiva, un momento de emoción o de vida del autor. Y muy bien pudo ser ese el sentimiento que
movió a Andrés Mata, el romántico y sensitivo bardo carupanero cuando al evocar
la figura del pintor Arturo Michelena, el que plasmó PENTESILEA y tantos
cuadros famosos, para elogiarlo, exclamó
e un momento de incontenible sinceridad en esa queja de profunda alabanza: “Cambiaría
los acordes de mi lira, por un solo color de su paleta” y precisa decir que
Andrés Mata es uno de nuestros mas
exquisitos y celebrados poetas, acogidas sus endechas con entusiasmo en el
folklore popular para entonarlas en la copla callejera al pie de la celosía de
la novia en el expectante conticinio, a más de periodista, fundador del
UNIVERSAL de Caracas, escritor galano,
literato de peso en las letras de la República. Bien conocidas son sus ARIAS SENTIMENTALES, IDILIO TRAGICO,
PENTELICAS y su pluma sabe describir con gráficas y seguras pinceladas:
Orillaba la abrupta serranía
El tren con rudo trepidar, sonoro,
Y sobre el verde campesino, el oro
De la tarde otoñal, languidecía…
Es
como una sutil acuarela tomada de
improviso del viaje en ferrocarril,
sobre el antiguo camino de hierro de la Güayra a Caracas, a lomos del empinado Ávila.
EN INTERNET ENCONTRAMOS ESTE INTERESANTE
TRABAJO SOBRE EL POETA
Andrés Mata cursó estudios en Carúpano, donde
editó el semanario La Avispa. Más tarde en Ciudad Bolívar, editó el periódico Cabos
Sueltos del Orinoco. Se muda a Caracas, fue exiliado en Santo Domingo,
donde fue jefe de redacción del periódico El Listín Diario (1893-1895).
Vuelve a Caracas, colabora en El Cojo
Ilustrado y forma parte de la redacción de la revista Cosmópolis
(1895). En 1909 fundó, junto con Ramón David León, Andrés Jorge Vigas y Luis
Teófilo Núñez el diario El Universal. Fue diputado y senador, cónsul en
el Vaticano y consejero de la legación en Roma, miembro de la Academia Nacional
de la Historia. Sus
obras más conocidas son Pentélicas, Arias sentimentales, y sus
poemas “Amor y Paisaje”, “Don Juan en Santa Marta”, “Idilio Trágico” y “Música
Triste” adquirieron mucha popularidad. Desde 1993 funciona en la sede de El
Universal, en Caracas, la Fundación Andrés Mata, para el estímulo del
desarrollo cultural del país, especialmente en el ámbito del periodismo
investigativo.
Sobre el
libro Andrés Mata, su obra y época en versión digital, gracias
a un exhaustivo trabajo de investigación, tanto biográfico como literario y
hemerográfica .
De acuerdo con la autora de la biografía del fundador de El Universal, Luli Delgado, la idea es hacer un "reconocimiento a la iniciativa del poeta Andrés Mata de crear un periódico hace cien años". Al respecto, "se está preparando una nueva reedición de sus obras completas, que en este momento se encuentra en fase de
De acuerdo con la autora de la biografía del fundador de El Universal, Luli Delgado, la idea es hacer un "reconocimiento a la iniciativa del poeta Andrés Mata de crear un periódico hace cien años". Al respecto, "se está preparando una nueva reedición de sus obras completas, que en este momento se encuentra en fase de
Impresión".
A modo de abreboca y para tener una aproximación diferente a la publicación del libro, desde hoy el lector podrá acceder al sitio de Internet de El Universal para ver una selección de los
A modo de abreboca y para tener una aproximación diferente a la publicación del libro, desde hoy el lector podrá acceder al sitio de Internet de El Universal para ver una selección de los
textos.
Para comenzar, allí está el perfil biográfico de Mata realizado por Delgado: el contexto en el cual nace, su infancia en Carúpano, sus primeras aproximaciones al mundo del periodismo cuando apenas despuntaba la adolescencia.
También se hace referencia a cómo comenzó a abordar la poesía, sus primeros textos literarios y cómo fue reconocido en su época como autor inscrito dentro de la estética posromanticista y modernista, a la par del nicaragüense Rubén Darío. No faltan menciones al entorno nacional en la época que le tocó vivir.
Este perfil biográfico se complementa con una selección de poemas de Mata, cuya obra completa sí aparecerá en el libro impreso que estará próximo a salir al mercado.
Otro texto de interés lo constituye el primer capítulo "de una investigación minuciosa en las ediciones del diario realizadas por la profesora Alba Rosa Hernández Bossio, que arrojó como resultado un interesante trabajo sobre la presencia de la literatura en el periódico y la proyección que en sus ediciones diarias El Universal dio a las corrientes literarias de vanguardia", agrega Delgado.
Con este aporte -primero en digital y luego impreso- las nuevas generaciones de venezolanos podrán tener constancia de quién fue el fundador de un diario ya centenario, sus aportes en el campo periodístico y en el literario.
Intensa vida La vida del poeta Andrés Mata, descrita por Luli Delgado, contiene numerosa información, así como datos proporcionados por notables escritores e intelectuales.
Allí se citan comentarios de Tomás Polanco Alcántara, Ramón J. Velásquez, entre otros; los cuales se van mezclando con lo que fue la población de Carúpano hacia el último tercio del siglo XIX.
Resalta la voz testimonial de una sobrina directa del poeta, Nati Mata de De las Casas, y del cronista de Carúpano, Pedro García Lopenza. Ambos recrean con sus recuerdos al personaje.
"En cuanto a la señora Mata de De las Casas -escribe Luli Delgado-, nos contó: 'Andrés Avelino (el poeta), José Loreto y Hermenilde Mata fueron producto de la unión de Cruz (Mata) y José Loreto Arismendi'"; y agrega: "Paralelamente a su unión con Cruz Mata, José Loreto Arismendi también se unió a su prima hermana, Delfina Arismendi, con quien también tuvo varios hijos y con quien se casó cuando estos hijos ya estaban grandes. De su abuelo, José Loreto Arismendi, la señora Mata de De las Casas sólo recuerda haber oído decir que era elegantísimo y siempre tenía un puesto político".
En cuanto a parte del testimonio aportado por el cronista de Carúpano, se puede constatar el origen humilde del poeta; y en este sentido señala que "Andrés Mata fue muy pobre. Su mamá -Cruz Mata- lo mandaba a llevar dulces y arepas por encargo y Andrés Mata pasaba por el Colegio San Antonio, cuyo director era Martínez Vallenilla, donde se paraba en las ventanas a oír las clases. Después tuvo de maestra a una señora llamada María Cordero, que era vecina de su casa. Él quiso mucho a uno de sus mejores maestros, que fue Jesús Martínez Mata, cumanés".
Delgado refiere lo difícil de la obtención de datos sobre el poeta Mata: "Aparte de esta información, no disponemos de otras referencias acerca de los niveles oficiales de instrucción que Andrés Mata llegó a alcanzar. Esta ausencia de documentación se debe en parte a que en la época no existía un organismo que centralizara registros de instrucción pública. Además de ello, las posibilidades educacionales del país eran escasas y el de Mata no es el único caso que hemos encontrado".
Como la otra parte del libro Andrés Mata, su obra y época se refiere a su poesía, vale la pena compartir sus textos, cuya reproducción se podrá apreciar de mejor manera en la web y en el texto impreso. En ambos casos, el lector contará con un diseño de páginas que aporta elementos ilustrativos.
En el poema A María, destaca su devoción por la madre del Señor, pero también logra un juego que se devela entrelíneas con alguna María de carne y hueso: "Dios te salve, María,/ llena de gracia y de ternura llena./ Porque eres noble, cariñosa y buena,/ ¡Dios te salve, María!/ Esta clara alegría/ que nuestros corazones encadena,/ mañana será toque de agonía./ Fatalmente, María,/ muy cerca de la dicha está la pena./ Mañana mismo al despuntar la aurora/ en nuestras almas sonará la hora/ de decirnos adiós.../ (...)".
Se dice que un creador es hijo de su tiempo, y en el caso de Mata se le ubicó en el modernismo. En Música triste se observan esos detalles estéticos: "¿Un amor que se va?.. ¡Cuántos se han ido!/ Otro amor volverá, más duradero/ y menos doloroso que el olvido./ El alma es como pájaro inseñero/ que roto el nido en el ruinoso alero,/ en otro alero reconstruye el nido./ Puede el último amor ser el primero/ Mientras más torturado y abatido/ el corazón del hombre es más sincero./ Tras de cada nublado hay un lucero,/ y por ruda tormenta sacudido/ florece hasta morir el limonero".
Para comenzar, allí está el perfil biográfico de Mata realizado por Delgado: el contexto en el cual nace, su infancia en Carúpano, sus primeras aproximaciones al mundo del periodismo cuando apenas despuntaba la adolescencia.
También se hace referencia a cómo comenzó a abordar la poesía, sus primeros textos literarios y cómo fue reconocido en su época como autor inscrito dentro de la estética posromanticista y modernista, a la par del nicaragüense Rubén Darío. No faltan menciones al entorno nacional en la época que le tocó vivir.
Este perfil biográfico se complementa con una selección de poemas de Mata, cuya obra completa sí aparecerá en el libro impreso que estará próximo a salir al mercado.
Otro texto de interés lo constituye el primer capítulo "de una investigación minuciosa en las ediciones del diario realizadas por la profesora Alba Rosa Hernández Bossio, que arrojó como resultado un interesante trabajo sobre la presencia de la literatura en el periódico y la proyección que en sus ediciones diarias El Universal dio a las corrientes literarias de vanguardia", agrega Delgado.
Con este aporte -primero en digital y luego impreso- las nuevas generaciones de venezolanos podrán tener constancia de quién fue el fundador de un diario ya centenario, sus aportes en el campo periodístico y en el literario.
Intensa vida La vida del poeta Andrés Mata, descrita por Luli Delgado, contiene numerosa información, así como datos proporcionados por notables escritores e intelectuales.
Allí se citan comentarios de Tomás Polanco Alcántara, Ramón J. Velásquez, entre otros; los cuales se van mezclando con lo que fue la población de Carúpano hacia el último tercio del siglo XIX.
Resalta la voz testimonial de una sobrina directa del poeta, Nati Mata de De las Casas, y del cronista de Carúpano, Pedro García Lopenza. Ambos recrean con sus recuerdos al personaje.
"En cuanto a la señora Mata de De las Casas -escribe Luli Delgado-, nos contó: 'Andrés Avelino (el poeta), José Loreto y Hermenilde Mata fueron producto de la unión de Cruz (Mata) y José Loreto Arismendi'"; y agrega: "Paralelamente a su unión con Cruz Mata, José Loreto Arismendi también se unió a su prima hermana, Delfina Arismendi, con quien también tuvo varios hijos y con quien se casó cuando estos hijos ya estaban grandes. De su abuelo, José Loreto Arismendi, la señora Mata de De las Casas sólo recuerda haber oído decir que era elegantísimo y siempre tenía un puesto político".
En cuanto a parte del testimonio aportado por el cronista de Carúpano, se puede constatar el origen humilde del poeta; y en este sentido señala que "Andrés Mata fue muy pobre. Su mamá -Cruz Mata- lo mandaba a llevar dulces y arepas por encargo y Andrés Mata pasaba por el Colegio San Antonio, cuyo director era Martínez Vallenilla, donde se paraba en las ventanas a oír las clases. Después tuvo de maestra a una señora llamada María Cordero, que era vecina de su casa. Él quiso mucho a uno de sus mejores maestros, que fue Jesús Martínez Mata, cumanés".
Delgado refiere lo difícil de la obtención de datos sobre el poeta Mata: "Aparte de esta información, no disponemos de otras referencias acerca de los niveles oficiales de instrucción que Andrés Mata llegó a alcanzar. Esta ausencia de documentación se debe en parte a que en la época no existía un organismo que centralizara registros de instrucción pública. Además de ello, las posibilidades educacionales del país eran escasas y el de Mata no es el único caso que hemos encontrado".
Como la otra parte del libro Andrés Mata, su obra y época se refiere a su poesía, vale la pena compartir sus textos, cuya reproducción se podrá apreciar de mejor manera en la web y en el texto impreso. En ambos casos, el lector contará con un diseño de páginas que aporta elementos ilustrativos.
En el poema A María, destaca su devoción por la madre del Señor, pero también logra un juego que se devela entrelíneas con alguna María de carne y hueso: "Dios te salve, María,/ llena de gracia y de ternura llena./ Porque eres noble, cariñosa y buena,/ ¡Dios te salve, María!/ Esta clara alegría/ que nuestros corazones encadena,/ mañana será toque de agonía./ Fatalmente, María,/ muy cerca de la dicha está la pena./ Mañana mismo al despuntar la aurora/ en nuestras almas sonará la hora/ de decirnos adiós.../ (...)".
Se dice que un creador es hijo de su tiempo, y en el caso de Mata se le ubicó en el modernismo. En Música triste se observan esos detalles estéticos: "¿Un amor que se va?.. ¡Cuántos se han ido!/ Otro amor volverá, más duradero/ y menos doloroso que el olvido./ El alma es como pájaro inseñero/ que roto el nido en el ruinoso alero,/ en otro alero reconstruye el nido./ Puede el último amor ser el primero/ Mientras más torturado y abatido/ el corazón del hombre es más sincero./ Tras de cada nublado hay un lucero,/ y por ruda tormenta sacudido/ florece hasta morir el limonero".
No 25) JACINTO GUTIÉRREZ COLL
Nació en Cumaná, el 10 de
octubre de 1835 y murió en
Caracas, el 24 de junio de 1901.
Conocido como el poeta de Caracas. Alberto
Sanabria lo califica como “Poeta de elevada inspiración y noble estro…”
Fue
Ministro de Relaciones Exteriores en 1864 y Director General de Instrucción
Pública. Ejerció cargos diplomáticos en Roma, París, y Nueva York. Miembro
fundador de la
Academia Nacional de la Historia , redactor de La Entrega Literaria
de Caracas, 1882. Sus poemas más conocidos son: “Nocturno”, “Caléndulas”,
“Soledad”, “Las golondrinas”. En París
formó parte de la legión de poetas parnasianos. Fue miembro de la Sociedad de Geografía de París. Sus poemas se publicaron en 1926 con prólogo
del poeta cumanés Juan Arcia. Uno de los mejores discursos de Marco Antonio
Saluzzo lo pronunció con motivo de la muerte de Gutiérrez Coll.
Julio
Fuentes Serrano, lo considera el mejor poeta parnasiano de Venezuela.
En
internet encontramos
Esta
nota muy breve sobre el excelso poeta sobresaliente de la lengua
castellana
El venezolano Jacinto Gutiérrez Coll (Cumaná, estado de Sucre, 1835-Caracas, 1901) fue historiador, político y poeta. En 1864 y 1870 ocupó el cargo de ministro de Relaciones Exteriores; también ejerció como funcionario diplomático de Venezuela en París y Nueva York. Sus poesías —que se publicaron en 1926, con prólogo de Juan E. Arcia, secretario de la Academia Venezolana— pueden adscribirse al movimiento parnasiano. Junto a poemas como los titulados «Nocturno», «A mi Ángel guardián», «Caléndulas» o «Sueño de amor», entre otros suyos, destaca el soneto dedicado a «Cervantes», que retoma el motivo clásico de las armas y las letras, concretamente, la gloria de su heroica participación en la batalla de Lepanto y la gloria literaria de la creación de su inmortal novela:
Vertió su sangre
en la feral[1] jornada
por su patria y su fe, buen caballero,
y del combate en el tropel guerrero
la frente alzó de lauro coronada.
por su patria y su fe, buen caballero,
y del combate en el tropel guerrero
la frente alzó de lauro coronada.
Con su pluma,
feliz más que su espada,
al mundo echó su Hidalgo y su Escudero;
y el error que campaba aventurero
murió bajo su inmensa carcajada.
al mundo echó su Hidalgo y su Escudero;
y el error que campaba aventurero
murió bajo su inmensa carcajada.
Pasaron ya las
rojas claridades
con que brilló en Lepanto su victoria,
timbre de España y del muslim[2] azote;
con que brilló en Lepanto su victoria,
timbre de España y del muslim[2] azote;
pasan los
tiempos, mueren las edades;
mas del ingenio humano para gloria
como sol inmortal vive el Quijote[3].
mas del ingenio humano para gloria
como sol inmortal vive el Quijote[3].
No - 26) DR. ANTONIO RAFAEL
MACHADO.
De él dice Dionisio López Orihuela: “Se destacó como escritor vigoroso,
satírico, polemista, librepensador. Su pluma acerada rasga y cauteriza con
implacable precisión, calando en lo mas hondo el error de su contrario, y, al
mismo tiempo, es capaz de ser sutil, fino; de manejar la ironía y el buen humor
con una gracia que a veces es cervantina, a veces queirociana pero siempre deliciosa, y sencillamente
noble. Desde hacía mucho tiempo no daba Cumaná un escritor de su talla. Con él
perdió un pensador de relieve y, su
pueblo, el más abnegado y generoso de sus protectores. Asombra que a un mismo
tiempo y en unos mismos bancos se hayan sentado tales hombres. Ellos crearon
Broches de Flores, una revista que fue en Cumaná , aunque por corto tiempo, lo
que el Cojo Ilustrado para Caracas.
Se
refiere López Orihuela a los discípulos del maestro Silverito, dice:
Andrés Eloy de La Rosa, el más caracterizado,
dentro de las nuevas formas, autor de “Carnes y Porcelanas”, prologado por
Rufino Blanco Fombona. José Fernando Núñez, Juan Miguel Alarcón, el bardo de
las “Rimas de Oro”, romántico excelso; Rafael Bruzual López, a quien le deben
las juventudes de hoy la estatua de bronce; Pedro Elías Aristeguieta Rojas,
caballero sin tacha; José Santana Bruzual, Pedro de la Cruz Milá González, Luis
Teófilo Núñez, Salvador Córdoba, Julián de La Rosa, Rafael Varela, Marco Tulio
Badaracco, editor de toso el siglo XX de Cumana, Joaquín Silva Díaz, Andrés
Felipe Alarcón y Domingo Serpa Prada.
Todos
estos nombres formaron parte destacada de la generación de oro de Cumaná, y cada uno de ellos merece
un perfil biográfico que conserve su recuerdo y fortalezca su espíritu.
No - 27) Dr. VICENTE CORONADO
Nació en Cumaná, el 27
de octubre de 1830 y murió en - Caracas,
el 23 de marzo de 1896.
Tomado de Don Alberto Sanabria. “Don Felipe Tejera, en su notable obra titulada “Perfiles Venezolanos” nos dice lo
siguiente: “Como poeta, Coronado es de
los más notables de Venezuela, por lo castigado del estilo, la perfección del
plan, lo numeroso de los versos, lo atinado de sus tropos y lo encumbrado de su poesía. Trabaja mucho
sus composiciones sin dejarse arrebatar
por el prurito de aparecer cada
día con una obra nueva en público; de ahí que
Coronado tenga pocas composiciones; pero todas buenas. En sus formas nos
recuerda a Baralt. La oda a “Bolívar” es de lo mejor que tenemos en nuestra
lírica, y su oda “Al Cóndor” sostiene el
paralelo con las más selectas sobre el mismo
asunto. Como Baralt, nos parece más feliz
en las liras que en las silvas. Coronado dice mucho en sus poesías y no se anega en un mar de versos, como acontece por lo general en nuestros bardos. La concisión la pureza de
las formas y la limpieza y galanura del
pensamiento sus principales cualidades.
Cuando vean la luz pública sus obras
poéticas reunidas, se podrá apreciar mejor
en lo mucho que vale”.
Agrega Sanabria: Entre sus trabajos en prosa,
“bien merece recordarse su brillante elogio de Alejandro de Humboldt”. En la
tipografía El Cojo, fue editado un volumen de versos y prosa.
Coronado estudió en el Colegio Nacional de Cumaná bajo el rectorado de
Silverio González. Fué Ministro de Hacienda, de Crédito Público, de Relaciones
Interiores y de Fomento, con Guzmán Blanco, en los años 70 y 80. fue Miembro
fundador de la
Academia Venezolana de la Lengua y de la Academia Nacional
de la Historia.
Escribió Ensayos poéticos, Composiciones literarias
y fue colaborador de La
Crónica de Caracas, de la revista Vargasia
y El Cojo Ilustrado. Fue un digno representante de la Cultura Cumanesa
del siglo XIX.
No 28) Dr. LUIS DANIEL BEAUPERTHUY
Nació en la Isla de Guadalupe, el 26 de agosto
1807 y murió en Bartica Guyana, el 3 de
septiembre de 1871.
Hijo de Pierre Beauperthuy, se le considera descubridor del mosquito
como vector del virus de la fiebre amarilla. Doctor en Medicina, París, en
1837. Se radica en Cumaná, donde se casa con Ignacia Sánchez Mayz en 1842.
Fundador de los estudios médicos en Cumaná, (1850), médico de Sanidad de Cumaná
(1853-1866). Director de la
Sociedad para la mejora de la sal de las Salinas de Araya, y
director del primer hospital experimental del mundo para tratar la lepra, en la
isla de Kaow, Guyana, en 1871.
En 1850 conjuntamente con
el Dr. Calixto González y el Dr. Antonio José Sotillo, funda la Escuela de Medicina de
Cumaná.
No
28) ANDRÉS AURELIO LEVEL
Nació en Cumaná, el 16 de junio de 1835 y murió en Caracas el 30
de marzo de 1894.
Hijo de Andrés Eusebio Level de Goda y de Luisa
Antonia de la Guerra
Vega. Director General de Estadística, organizó, en 1873, el
primer censo nacional de población, y el segundo en 1881. Dirigió el Anuario
estadístico de Venezuela y los Apuntes estadísticos de los estados,
y escribió Las revoluciones de Venezuela a la luz de la estadística, y
el Nomenclator de Venezuela. Fue ministro, Gobernador del Distrito
Federal, y diputado. Miembro fundador de la Academia Nacional
de la Historia.
No 29) Dr. DIEGO CARBONELL
Nació en Cariaco, el 13
de noviembre de 1884 y murió en Caracas, el 13 de junio de 1945.
Llamado por José Mercedes Gómez, el Arturo Uslar Pietri de su tiempo.
Polígrafo, fue un gigante del pensamiento, escritor, psicólogo, diplomático,
historiador, educador. Todo en grado de excelencia. Se graduó de médico en la Universidad de
Caracas en 1910. En Francia lo sorprende
la primera guerra mundial y presta
servicios en la Cruz Roja.
Fue medico de confianza de Rubén Darío, de esa amistad surge su libro Lo
Morboso en Rubén Darío. Regenta una
clínica en San Cristóbal y luego en Mérida. Vuelve a Caracas y regenta la
cátedra de Medicina Legal y Deontología. Luego es profesor de Higiene, de
psicología experimental. Rector de las
universidades de Caracas y Mérida.
Presidente de la
Academia de Medicina; miembro de la academia de Historia y de
ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales. Fundador de la Sociedad Venezolana
de la Historia de la Medicina. Dirigió
la Revista de
la
Conferencia Sanitaria
Nacional. Murió cuando escribía “Autobiografía del Libertador Presidente”.
Prolífico autor de más de 30 obras científicas, críticas, y de
historia. Y de una importante cantidad de artículos y ensayos.
Erudito poseía una sólida cultura aunada a una memoria colosal.
Investigador incansable, lo que explica
la diversidad y profundidad de sus estudios y producción. Todo en él
estuvo señalado por su honestidad y por su estilo.
Se especializó en París, donde publica
su primer libro, Crónicas y siluetas; luego publicó Psicopatología de Bolívar en
1916, que provocó mucho escándalo. Rector de las Universidades de Mérida y Caracas, representante
diplomático en París, Brasil, Colombia, Bolivia y México. Diputado por Sucre,
miembro de la
Academias Nacional de la Historia y de Ciencias Físicas, Matemáticas y
Naturales. Escribió libros de filosofía, historia, y ciencia, y bocetos
de Charles Darwin, Ramón y Cajal, Razetti y José Gregorio Hernández.
No
30) BARTOLOMÉ TAVERA ACOSTA
Nació en Carúpano, el
24 de marzo de 1865 y murió en Maracay,
el 8 de febrero de 1931.
Sabio historiador, investigador, periodista,
cronista y palígrafo carupanero.
Director de los periódicos El Día y El Poder Civil en 1887.
Comandante de Armas del Gran Estado Bermúdez (1890). En Juangriego funda el
periódico La Aurora
y en Ciudad Bolívar, el semanario Ecos y Notas y la revista Horizontes.
Gobernador del territorio Amazonas (1900), Juez, diputado, senador,
Superintendente de instrucción popular, Secretario de Gobierno. Presidente de
Aragua. Estudia a fondo la historia y la
etnología de Guayana. Autor de Antología Venezolana, Amazonas, Impresiones y
recuerdos, Apuntes para la historia, revolución de 1902-1903, El caucho en
Venezuela, Anales de Guayana, Rionegro, Lo histórico, Sucesos de la
Guerra Federal, En el Sur, Dialectos indígenas, de Venezuela, Hitoria de
Venezuela, La Monarquia en Colombia, A través de la Historia de Venezuela,
Páginas historiales, La batalla de Boyacá, Anales de Guayana, y Los petroglifos de
Venezuela. Historia de Carúpano, Venezuela Precoloniana, Errror hitórico de
una pictografía, De la Guerra Universal, Un dogma histórico que va
deshaciéndose, Nuevos vocabularios de dialectos indígenas venezolanos, Páginas
de Historia Nacional, Los petroglifos de Venezuela, Historia de
Carúpano, Venezuela Precoloniana,
No
- 31) ESTANISLAO RENDÓN
Cariaco, 6/5/1806 –
Cumaná, 22/1/1874)
Nació en Cariaco, antigua
San Felipe de Austria. El 7 de mayo de 1806, del matrimonio contraído entre don
Pedro Rendón y doña Rosalía Blanco del Rosal. Al arrimo de sus tíos el canónigo
doctor Don José Lorenzo Rendón y el renombrado causídico doctor Juan Ignacio
Rendón estudió con provecho y lucimiento en Sato Domingo y La Habana; vino a
Cumaná en 1826, y dejó en la historia un nombre ilustre y respetable por su
saber, integridad y patriotismo.
En 1846 se radica en Cumaná para ejercer como abogado, y funda un
periódico El Torrente.
Representante
de Cumaná en el Congreso de 1833. Apoyó la Revolución de las
Reformas, y fue al exilio. Regresó en 1840. Fundó en Cumaná el periódico
liberal El Torrente, y La Federación. Uno de los dirigentes más
connotados de la
Sociedad Liberal , fue senador y candidato a la Presidencia de la República. Apoyó
el alzamiento contra José Gregorio Monagas en 1853. Otro exilio por 5 años.
Diputado a la Convención
de Valencia y Ministro de Relaciones Exteriores en 1859.
Fue uno de los hombres más importantes de su época, En 1835 se une a la
revolución de Las Reformas, y vuelve a salir del país con el general Santiago Mariño.
Entre los profundos y contados conocedores
del rico y armonioso idioma del Lacio, que ha tenido Cumaná, figura con
descuello Don Estanislao Rendón. Anciano, ciego y pobre, en medio de su
infortunio se deleitaba con recitar, ya en su retiro solitario, ya rodeado de
amigos, preciosas composiciones de Virgilio, Horacio y Ovidio: conocía también
las sagradas leras y la patrística latina, y profesaba con humildad y fe el
catolicismo. Murió en Cumana en 1874.
73) No - 32) PEDRO ELÍAS
ARISTEGUIETA
Cumaná, 26/3/1885 – Carúpano, 27/8/1929)
Hijo de Fernando Aristeguieta Sucre, descendiente del Mariscal de
Ayacucho, y de Ana Rojas Guerra. En 1909 viaja a Estados Unidos. Participa en
diversas conspiraciones antigomecistas, pelea al lado de Sandino en Nicaragua. Héroe de la frustrada expedición del general
Román Delgado Chalvaud en 1929. Forma en tierra un destacamento de apoyo al
plan de invasión, pero, por circunstancias adversas y falta fracasa y son
derrotadas las fuerzas libertadoras en la plaza de Cumaná; sin embargo Pedro
Elías, toma la ciudad derrotando a las
fuerzas del gobierno; pero debe
retirarse a Santa Ana del Pilar. Herido de gravedad, es capturado y fallece en Carúpano. El capítulo de Pedro Elías, fue el último
acto de la tragedia del pueblo venezolano, durante la férrea dictadura de
Gómez.
73) No - 33)
ANDRÉS LEVEL DE GODA
Cumaná, 14/6/1777 - Caracas, 19/4/1856)
Hijo de Andrés Level de Goda Alén y de Melchora Limardo. Vivió en
Trinidad, y en 1810, regresa a Venezuela, pero vuelve a la isla por oponerse a la Independencia. A
partir de allí su vida transcurre en idas y vueltas a la patria y a España,
hasta su regreso en 1830. Fue Presidente de la Corte Superior de
Oriente, Rector del Colegio Nacional de Cumaná. Apoya en 1835 la Revolución de las
Reformas. Se exilia en Nueva Granada. A su regreso, pasó los últimos años de su
vida redactando sus Memorias.
74) No - 34) LUIS LEVEL DE GODA GUERRA
(Cumaná, 22/1/1838 - Puerto España, 27/3/1899)
Hijo de Andrés Eusebio Level de Goda y de Luisa Antonia de la Guerra Vega.
Federalista, acompañó a Falcón. Apoyó la Revolución Azul de
1868. Preso y exiliado cuando triunfa Guzmán Blanco. Regresó durante la
reacción del Presidente Linares Alcántara. De nuevo Guzmán en el poder, volvió
al exilio. Miembro de la
Academia Nacional de la Historia. Fue
senador, y embajador en Francia. Volvió al exilio al triunfar Crespo en 1892.
En Europa, publica su libro Historia contemporánea de Venezuela política y militar (1858-1886).
74) No - 35)
JACINTO GUTIÉRREZ MARTINEZ
Cumaná, 27/9/1808 -
Caracas, 16/9/1884)
Fue amanuense de Simón Bolívar, en Caracas, en 1827. Secretario
interino de la Corte
Superior de Justicia de Oriente, profesor de filosofía del
Colegio Nacional de Cumaná. Diputado, senador. Miembro de la Sociedad Económica
de Amigos del País. Ministro de Hacienda, de Interior y Justicia y de
Relaciones Exteriores. Se asiló en la Legación francesa cuando José Tadeo Monagas fue
derrocado en 1858. Ministro en Perú, Brasil y Ecuador. Presidente de Guayana y
Barquisimeto, Presidente de la
Alta Corte Federal. Jacinto Gutiérrez Coll, llamado el poeta
de Caracas; y Pedro Elías Gutiérrez, el
autor del joropo “Alma Llanera” son sus hijos.
74) No - 36) Dr. PEDRO JOSÉ ROJAS
(Cumaná, 28/6/1818 - París, 28/5/1874)
Estudió en el Colegio Nacional de Cumaná. Editor del semanario El
Manzanares (1843-1845). Diputado al Congreso por Cumaná. Exiliado en
Estados Unidos, entabla estrecha amistad con J. A. Páez. Regresa a Venezuela a
la caída de los Monagas. Publica El Independiente, y contribuye a
fraguar el golpe de Estado que hace dictador a Páez en 1861. Se convierte en la
eminencia gris del régimen. Triunfante la Federación , firma el Tratado de Coche, y marcha
al exilio. Regresa a Venezuela, cae preso en 1871, y vuelve al exilio. Ramón J.
Velásquez dice: que el que no lee los editoriales de Pedro José Rojas, en “El
Independiente”, no entenderá nunca la política venezolana.,
75) No - 37) Fray CRISTÓBAL DE QUESADA
Cumaná, c. 1750 -
Caracas, 1796)
Mejor conocido como el maestro de Andrés Bello, Príncipe de las Letras
Americanas. Novicio en el convento de la Merced de Caracas. Fue ordenado sacerdote en
Maracaibo, en 1775.
En Caracas, lideró la protesta
de los religiosos de la Merced ,
y escribió un memorial de agravios, en el cual narra las humillaciones sufridas
por los mercedarios por la actuación del comisario visitador. Fue declarado
“apóstata y fugitivo”. Fray Cristóbal, hijo de don Domingo Díaz, fue un sabio
maestro, bibliotecario del Convento de los Mercedarios. Trabajo con Andrés Bello en la lectura de “La Eneida ”, y ya había
influido en él para apasionarlo en la lectura de “El Quijote”. Fue maestro en
el convento de los Mercedaros en Caracas en 1790. Fue un humanista de los
más versados en letras y latinidad.
No - 38) SALVADOR LLAMOSAS
(Cumaná, 29/10/1854 –
Caracas, 13/1/1940)
Extraordinario músico. Afamado pianista; dio su primer concierto a la
edad de 10 años, a beneficio de la iglesia de Santa Inés, en ruinas desde el
terremoto de 1853. Bachiller en Ciencias Filosóficas del Colegio Nacional de
Cumaná en 1870. Da varios conciertos en Puerto Rico, en 1876. Publicó en Cumaná
su famosa revista Álbum Lírico, durante 16 años; en unión de otros músicos
fundó “Gimnasio del Progreso”. Afamado crítico de arte publicó buenos trabajos
en “La Libertad ”
y en Puerto Cabello en “El Zancudo”, “El Diario de Avisos”, “El Siglo XIX”, “La Tribuna Liberal ”,
“El Renacimiento” y otros periódicos de Caracas. En Caracas,
funda la revista quincenal Lira Venezolana en 1882, con un
suplemento musical. Su obra no ha sido revisada. Se dedica a la enseñanza
musical y compone valses, nocturnos, fantasías y aires populares, al estilo de
“Noches de Cumaná”.
No -
40) WOLFGANG LARRAZABAL UGUETO
Primeros años hijo de Fabio
Larrazábal y de Jerónima Ugueto. Los primeros estudios los cursó en el Instituto
Pestalozzi de Maracaibo y luego ingresó a la Escuela Naval,
donde estuvo de 1928 a 1932. Después de ser Comandante de la Base Naval
de Puerto Cabello,
fue nombrado Comandante de las Fuerzas Navales en julio de 1947, y en 1949 fue
nombrado agregado naval de
la Embajada de Venezuela en Washington. Ocupó otros cargos tales como
director del Instituto Nacional de Deportes (1952-1955) o director del Círculo
de las Fuerzas Armadas (1957-1958). Fue subinspector de las Fuerzas Navales y
comandante de la Marina del 11 al 23 de enero de 1958.
Comienzos en la Política Sostenedor principal: Golpe de Estado en Venezuela de 1958 Como presidente de la junta de gobierno
de 1958 que derrocó al general Marcos Pérez
Jiménez, se impuso como líder carismático y populista ayudado por
las medidas tomadas durante su gobierno, en particular el Plan de Emergencia o
Plan de Obras Extraordinarias que motivó el éxodo de la población campesina a
las grandes ciudades particularmente Caracas y Maracaibo Dentro del nuevo
cuadro de las Fuerzas Armadas, fue líder de la Marina de Guerra, la cual había
cobrado importancia capital como factor de la política militar. Cuatro meses
después de su inesperada aparición en primer plano de la actualidad nacional,
Larrazábal se convirtió en una figura de gran importancia en el campo militar y
en el mundo de la política. En julio de 1958 un sector importante de las Fuerzas Armadas, pronto
está en desacuerdo con las decisiones de la Junta y estalla una crisis política
entre las Fuerzas Armadas y el Gobierno. El ministro de la Defensa
general Jesús
María Castro León prefiere dimitir y abandonar el país.
Candidato
presidencial Fue candidato presidencial de los partidos Unión
Republicana Democrática (URD), Partido
Comunista de Venezuela (PCV) y Movimiento Electoral Nacional
Independiente (MENI) en las elecciones de 1958, logró obtener 903.479 votos,
llegando al segundo lugar detrás de Rómulo Betancourt.
Durante la campaña electoral utilizó el slogan publicitario “Para votar por
Wolfgang / se necesita /una amarilla grande / y otra chiquita”. haciendo
alusión a la tarjeta grande para sufragar por presidente y tarjeta pequeña para
los parlamentarios al congreso nacional. Retirado del servicio
activo en las Fuerzas Armadas, fue nombrado embajador de Venezuela en Chile,
cargo que cumplió entre 1959 y 1960. Se presentó nuevamente como candidato
presidencial por los partidos Frente Democrático Popular (FDP) y MENI en las
elecciones de 1963, logrando obtener en esa oportunidad solo
el 9,43% de los sufragios. Fue elegido parlamentario en varias ocasiones.
Carúpano, 1911 - Caracas, 1970)
Político y militar venezolano que fue presidente de la Junta de Gobierno de la
república (1958). Nombrado comandante general de las fuerzas navales en 1958,
participó en el derrocamiento de Pérez Jiménez. Fue candidato de la Unión
Republicana Democrática en 1959 (apoyado por el Partido Comunista venezolano) y
fundó en 1963 el partido Fuerza Democrática Popular.
Wolfgang Larrazábal realizó sus primeros estudios en la ciudad de
Maracaibo. En 1928, cuando contaba diecisiete años, inició su carrera militar
en la Escuela Naval, en la que permanecería cuatro años. Posteriormente fue
comandante de la base naval de Puerto Cabello. En 1949 fue nombrado agregado
naval en la embajada venezolana en Washington (Estados Unidos). A partir de
1952, y durante tres años, dirigió el Instituto Nacional de Deportes. En 1955
fue elegido director del Círculo de las Fuerzas Armadas, cargo que ocupó
durante un año. Desde 1957 desempeñó la Subinspección de las Fuerzas Navales y
la Comandancia de Marina.
El 23 de enero de 1958 fue nombrado presidente de la Junta de Gobierno
que asumió el poder tras el golpe de Estado militar que acabó con el régimen
dictatorial de Marcos Pérez Jiménez. Ocuparía este cargo hasta el 13 de
noviembre de ese mismo. Larrazábal consiguió imponer su carisma sobre el resto
de los dirigentes de la Junta en el apoyo social, gracias a una serie de
medidas extraordinarias de contenido netamente populista (como el Plan de
Emergencia o el de Obras Extraordinarias) con las que consiguió reducir el
desempleo mediante una política acelerada de inversión en infraestructuras.
En las elecciones constitucionales que siguieron a la disolución del
gobierno provisional, Larrazábal presentó su candidatura a la Presidencia de la
República con el apoyo de la Unión Republicana Democrática (URD), el Partido
Comunista de Venezuela (PCV) y el Movimiento Electoral Nacional Independiente
(MENI). Los resultados de los comicios le convirtieron en el segundo político
más votado, con 903.479 votos, por detrás del candidato de Acción Democrática,
Rómulo Betancourt, quien asumió la Presidencia.
Tras su paso a la reserva, en 1959 fue nombrado embajador en Chile,
puesto que ocupó hasta 1963. En las elecciones de ese año volvió a presentarse
como candidato a la Presidencia por los partidos Fuerza Democrática Popular
(FDP) y MENI. Aunque en los anteriores comicios había obtenido excelentes resultados,
en esta ocasión sólo consiguió el 9,43% de los votos. Posteriormente continuó
participando en la vida política venezolana con el cargo honorífico de Senador
Vitalicio hasta su muerte, ocurrida a los 59 años.
No – 41) LUIS MARIANO
RIVERA
(Canchunchú Florido, 19/8/1906 – 15/3/2002)
Ramón
Martínez Abdenour, dijo: “Ahora Luis Mariano, a sus noventa años, es símbolo de
la bondad, de poesía y de cantares, orgullo de Sucre y de Venezuela, porque
desde sus versos y música, de autentica belleza, se ilumina el otro país
presente en nuestros sueños y por el que trabajamos para su mejor destino”.
Poeta,
compositor y “cantista”; La música de Luis Mariano esta diseminada en varios
libros y discos, publicada por varios
sellos comerciales venezolanos, e interpretada
por excelentes aristas: Gualberto Ibarreto,
Simón Díaz, Jesús Sevillano, Morella Muñoz, Lilia Vera, Cecilia Todd,
Rafael Montaño, Hernán Marín, Serenata Guayanesa, Contrapunto, Un solo Pueblo,
etc. La Orquesta
Filarmónica de Londres le rindió homenaje con un preludio de
“Canchunchú Florido”, en la versión de Víctor Hugo Márquez y Rafael Salazar,
con la voz de Gustavo Rodríguez.
Fundó grupos musicales, como “Alma Campesina” y “Canchunchú Florido”.
En 1966 publica Canchunchú Florido, valle mágico. Son famosas sus
composiciones, entre ellas “María Antonia”, “Cerecita, “La puerca de Ña
Carmen”, y “La Guacharaca ”.
Escribió también teatro: “La
Guácara ” “El Cundeamor”;
y publicó varios poemarios. Fundó la Casa de la Cultura de Canchunchú.
Es Doctor Honoris Causa de la Universidad Experimental
de Guayana y Profesor Honorario de la Universidad de Oriente, del I. U. “Jacinto
Navarro Vallenilla” y del I. T. U. “José Antonio Anzoátegui”. Fue designado
Patrimonio Cultural Viviente del Estado Sucre, y Premio Nacional de la Cultura Popular.
Hoy su nombre inmortal preside el Teatro de Cumaná
No – 42) JOAQUIN SILVA DIAZ.
Afamado
músico cumanés que fue saludado en España como el Albéniz Americano. Residió 40
años en París, y actuó en los mejores escenarios del mundo: Alemania,
Inglaterra, Italia, Suiza, Austria, Holanda, Bélgica y los Estados Unidos.
En Cumaná se reprodujo parte de la crítica
firmada por Riabochinisky: “Se puede decir que Silva Díaz, marca una época en
la música de su país. Notemos especialmente su trío para violín, violonchelo y
piano, representa una danza la sonoridad casi original y el ímpetu fogoso lo caracterizan…”
Dejó una copiosa obra según sus propias
palabras: Tríos para violín, cello y
piano, melodías para canto, dúos, piezas para instrumentos, entre otras una Berceuse para cello, dedicada al eminente artista Pablo Casal que
la interpretó con frecuencia en sus recitales.
Sus obras notables son:
Nostalgia, Adiós, Canción de Cuna, Van, Caraqueña, Corrido, Duerme, Negro,
Ausencia, Galerón y muchas más. Silva
Díaz, como sus hermanos, tan valiosos como él, se educó en Cumaná. Cuando se
fue de Cumaná ya era famosos, de aquí saltó a los escenarios mundiales.
En mi libro ’’Crónicas
de Cumaná’’ lo cito en una de ellas a
saber “Otro taller de
cultura y aprendizaje fue la casa de la familia Silva Díaz, médico, gramático,
orador y latinista. Escribió una novela en latín que lamentablemente nunca
llego a publicar. Agustín, el poeta, dejó en los periódicos de esta ciudad, su
perfil modernista y erudito; y el pianista Joaquín Silva Díaz, paseó su talento
por Europa y triunfó en París, donde vivió muchos años con una dama de la
realeza. En Cumaná se reprodujo parte de la crítica firmada por Riabochinisky:
“Se puede decir que Silva Díaz, marca una época en la música de su país.
Notemos especialmente su trío para violín, violonchelo y piano, representa una
danza la sonoridad casi original y el
ímpetu fogoso lo caracterizan..” Cuentan que cuando Joaquín tocaba una fiesta,
se corría la voz por todas partes y venían en romería desde los pueblos
cercanos, familias enteras a disfrutar del baile, entonces la barra era lo más importante. Mamá recuerda una fiesta que
dio su papá. Don Modesto Rivero Catarini, que según, hizo época. El brindis de
las barras duró hasta la madrugada. Modesto navegaba y jugaba en los casinos
del Caribe, y esa vez la suerte le tocó, y llegó a Cumaná derrochando cuanto
tenía, él era así, derrochador. Joaquín Silva Díaz tocaría el piano… Se corrió
la noticia. La barra rebasaba los límites estimados. Las familias ricas
llegaban con sus coches de dos caballos, sus mejores atuendos, afuera y adentro
sonaba la música y las damas se engarzaban en el vals. Se derrochaba perfumes,
flores y champaña. Como disfruta mamá contando sus fantasías de la Cumaná de su época’’.
No – 43) DR MARIANO DE LA
COVA
El origen de Don Mariano de la Cova Planes , se
remonta al matrimonio del alférez Don Luis de la Cova Ascanio , con la
dama cumanesa Maria Margarita Márquez de Valenzuela, en 1652. Su hijo don
Luis de la Cova Ascanio Márquez de
Valenzuela casó en esta ciudad en 1671, con
Doña Leocadia Planes Ponte, hija
de Don Pablo Planes y Doña Juana Fuentes, con quien procreó cuatro hijos: entre
ellos al Doctor Don Mariano de la Cova Planes, paariente del Mariscal por los
Rendón Sarmiento.
El Doctor Mariano de la Cova , rico heredero de una
honorable familia, héroe civil que comprometió su vida y bienes a la causa de la libertad, hijo
ilustre de la Cumaná
mártir; estudió gramática y latín en el
Convento de los Franciscanos de esta su ciudad natal. Luego pasó a Caracas, y
estudio latín y filosofía; en 1786
obtuvo el titulo de Maestro de Filosofía en el seminario Santa Rosa de
Lima; se licenció en Derecho Civil en la
Universidad de Caracas el 4 de enero de 1789, y
también, el titulo de Doctor en Derecho.
Esta familia ha dejado honda huella en Cumaná, en Caracas, donde un
busto de J. A. Cova, orna el Palacio de
las Academias; y en Upata, donde a Don Pedro Cova, se le rinde veneración y se
le considera como a un padre y forjador de su cultura, y en la iglesia
católica, donde varios sacerdotes han dejado sus huellas luminosas; y en otras
ciudades importantes, donde sus vástagos ejercieron diferentes disciplinas.
Graduado de abogado, Mariano regresó a Cumaná a ejercer su
profesión, en la cual fue tenido y calificado como brillante jurista,
orador y escritor esclarecido, y de cuya
influencia benéfica recibió el pueblo, claras luces de libertad y solidaridad.
Toda aquella generación magnífica de patriotas, en la cual sobresalieron: los Sucre,
Alcalá, Bermúdez, Mariño,
Arismendi, Monagas,
Anzoátegui, Avendaño, Mejía,
Grau, Alcalá, Martínez Alemán, Vallenilla, Carrera, Rendón,
Gordon, Serpa, Gutiérrez,
Parejo, Herrera, Alarcón,
Vargas; tuvo en Mariano un colaborador y maestro, en el cual
confiaron plenamente.
Con motivo de los sucesos de 1810,
el Dr. Mariano de la Cova fue llamado a formar parte
del Ayuntamiento revolucionario, y por su relevante actuación fue designado diputado al Congreso Nacional,
conjuntamente con los ilustres ciudadanos: Dr. Juan Crisóstomo Bermúdez de
Castro, Dr. Juan Manuel de Tejada, Dr. Diego Bautista Vallenilla y el
Presbítero Manuel Antonio Callejón, para
representar a la provincia de Cumaná en el 1er Congreso Nacional de Venezuela,
instalado en Caracas el 2 de marzo de 1811.
Por su brillante desempeño en las actividades y
deliberaciones, de este Congreso, es nombrado su Vice-presidente, y su firma
vendrá a rubricar tanto el Acta de Independencia, como la 1era Constitución de
la primera república venezolana.
En
Caracas participa, Mariano de la
Cova , en todo el proceso revolucionario, que parte de la
convocatoria al 1er Congreso del 2 de
marzo de 1811. Escuetamente podemos recordar algunos hechos importantes, como
fueron los desmanes y políticas herradas de España en relación con sus
colonias. Las autoridades Españolas reprobaron la insurgencia patriota y decretan
el bloque de nuestras costas, con lo cual se iniciaba una cadena de
represiones, incomprensibles e
injustificables, de las cuales también fue víctima Don Mariano. En aquellas
circunstancias la Corte envía a Caracas al
consejero Cortabarria, con facultades ilimitadas para la pacificación del País.
Muy pronto los efectos de esta política represiva, produjeron acontecimientos
en Cumaná donde los catalanes residentes
en ella, comandados por los coroneles Lorenzo Fernández de la Hoz y Francisco Costa se sublevaron, y en la noche
del 5 de marzo de 1811 se apoderaron por sorpresa del castillo San Antonio, de la Batería de San
Fernando, llamada también de la Boca , y la batería de San
Justo que estaban ubicadas, la primera en desembocadura de rió Cumaná y la otra
en el Dique, al cabo del puerto de Hostia. Sin embargo los sediciosos fueron
derrotados. De este movimiento tuvo conocimiento, todo el País, y por supuesto
el ilustre prócer, Don Mariano de la
Cova , el cual, en el Congreso Nacional pronunció un discurso que ha pasado a la
historia. Entre otras cosas dijo: “La
provincia de Cumaná y principalmente la costa firme cuyos habitantes tengo el
honor de representar, son los puertos del continente más expuestos a las invasiones
de los Españoles; pero bien se declare nuestra independencia, bien
permanezcamos en nuestro estado actual,
ellos siempre serán repelidos con toda la fuerza y energía que distingue
a un estado libre del que yace bajo las duras cadenas de la esclavitud.
Nuestros patriotas nos esperan con la mayor ansia pronosticándose desde ahora
que sufrirán la misma suerte que los sediciosos catalanes. En Cuanto a la
materia que nos ocupa yo no podré añadir otra cosa sino que las provincias
unidas de Venezuela han debido ser independientes desde el instante en que
Feranado VII partió para Ballona y perdió por consiguiente sus derechos. Opino,
pues, porque se declare nuestra independencia, deseando solo que ella sirva a
consolidar nuestra unión y evitar la discordia con nuestros hermanos.
Don Mariano de la Cova
murió antes de cumplir los 60 años, el 29 de agosto de 1812, y mucho antes de
consolidarse nuestra independencia; pero su corta vida fue ejemplo de patriotismo, honradez,
hombría, humildad, sabiduría,
sacrificio, de humanidad y de fe.
No – 44) MARCO TULIO BADARACCO BERMUDEZ
Cumaná el 24/04/1883-murió en Cumaná el 8/05/69
Periodista
y poeta a tiempo completo, su trabajo es importante porque cubre casi todo el
siglo XX de Cumaná. Estudió
bajo la tutela del maestro Silverio González Varela. A los 15 años fundó
con el poeta José Maria Milá de la
Roca Díaz un periódico clandestino que se imprimía en la
cisterna del castillo de San Antonio, que en esa época estaba en ruinas. En 1907 funda con el pote Rafael
Bruzual López el semanario “El Porvenir”,
para 1908 aparece como redactor de El
Látigo, luego funda con su primo hermano y maestro, Domingo Badaracco
Bermúdez, la gran revista literaria Broches de Flores, de la cual fue el
principal animador, luego con el poeta Juan Miguel Alarcón en 1907, funda la
revista “Pléyades”, luego funda “La Voz de Sucre”, con Joaquín
Silva Díaz, el pianista venezolano mas internacional; en 1909 funda con José Antonio Moreno Cova,
la revista “Ritmo e Ideas”, en 1908 con
Ramón David León, edita el bisemanario “El Heraldo Oriental”, luego con el Dr.
Rodríguez Valdivieso, funda los bisemanarios “El Disco, y el Sucre”. Publicó
también cuentos en el “Cojo Ilustrado” y artículos de crítica literaria en la
revista de Rubén Darío, con quien mantuvo correspondencia. Fue miembro
correspondiente de la
Academia Nacional de la Historia. Fue uno de
los maestros y guía de la generación de oro de Cumaná.
Don Alberto
Sanabria, escribe sobre su obra, la antología de poetas cumaneses: “Fuego de
Blanca Luz”, publicado en el Universal,
Caracas. Febrero de 1968.
“Con cariñosa dedicatoria nos ha enviado nuestro viejo y querido coterráneo Don Marco
Tulio Badaracco, la Antología Poética
de Cumaná, que en fina edición, acaba de
publicar la “Editorial Universitaria de Oriente”. Lleva dicha antología como
verdadero título “Fuego de Blanca
Luz”, tomado de hermoso poema de nuestro cordial paisano el profesor Dionisio López Orihuela.
Más de ciento cincuenta páginas contiene la
interesante publicación, que mucho nos ha complacido y la cual comentamos con señalado placer. Ella recoge el
nombre y la obra, aunque sea en breve
muestra, de tantos poetas cumaneses, muchos desaparecidos y algunos vivos, que
supieron arrancar a su lira dulces y evocadoras rimas.
Desde los días coloniales de Cumaná semillero
fecundo de escritores, poetas y oradores. Después de la guerra de la
independencia, en la cual tuvo señalada figuración la ciudad del “Manzanares”,
dejando a la posteridad una brillante nómina
de guerreros, con Sucre a la cabeza, dejó también una luminosa pléyade
de civilizadores, que supieron honrar a la Patria , unos con sus impecables versos o sus
sonoras prosas, y otros con su elocuente y tribunicio verbo; no faltaron
artistas de renombre que hicieron de la música un verdadero culto.
Entre esa legión de poetas cumaneses tenemos que
recordar a don Jacinto Gutiérrez Coll y
al Dr. Miguel Sánchez Pesquera quienes fueron los que trajeron a Venezuela, la escuela parnasiana; y en
tiempos modernos, al gran aeda, Andrés Eloy Blanco, y al doloroso bardo Cruz
Salmerón Acosta, quienes con sus versos llenos de belleza y de armonía, a cantado en delicadas estrofas los más
hermosos motivos y los más hondos recuerdos.
Don Marco Tulio Badaracco, compilador de la Antología Poética
Cumaná, desde los muy lejanos días de su
juventud, ha sido incansable luchador por la cultura. Él fue de os fundadores del recordado “club Surge et
Ambula”, que tuvo por órgano la
magnifica revista “Broches de
Flores” que constituyó en la
capital del Estado Sucre una
verdadera generación literaria.
En reciente página
que dedicamos a nuestro inolvidable amigo el doctor Salvador Córdoba,
con motivo de su dolorosa muerte, decíamos que él, junto con el Dr. Luis
Teófilo Núñez, don Marco Tulio Badaracco y don Joaquín Silva Díaz, eran los
únicos que quedaban de aquella brillante
legión literaria cumanesa. Numerosas revistas y periódicos han contado unas
veces con la dirección y otras con la continua colaboración de Marco Tulio
Badaracco. Versos, prosa, crónicas periodísticas, discursos, en gran cantidad
han salido de la pluma, siempre fresca
de este brillante escritor cumanés quien
todavía a los ochenta y cuatro años de
edad, escribe como en los mejores
tiempos de su vida intelectual.
La tarea realizada por Marco Tulio Badaracco ha sido
ardua, pues en Cumaná debido en gran parte al terrible terremoto de 1929, se
perdieron valiosos archivos y colecciones de revistas y periódicos.
Comprendemos que faltan muchos hijos de
la tierra cumanesa, que también escribieron versos, unos de larga obra y otros
accidentalmente, pero, por las razones
que apuntamos, no fue posible que figuraran
en la citada Antología. Si lamentamos que no apareciera el nombre
glorioso de Don José Silverio González, quien a la vez de notable y sabio
educador, entre sus actividades culturales tuvo
la de cultivar la poesía, y son célebres sus Himnos y Canciones
Patrióticas, como “Los Milicianos”, “El Barquero”, “A Cuba”,
“En Honor de la Virgen
del Carmen”, y tantos otros, que encontraron la magnífica música de don José María Gómez Cardiel y de otros artitas. En conversaciones con nuestro inolvidable
amigo don Salvador Llamosas, siempre el gran artista cumanés, recordaba los
himnos de Don José Silverio González.
Más de setenta firmas poéticas adornan el bello trabajo antológico y por ser grande el número no puedo
mencionarlos a todos pero si los recordamos de la manera más cordial.
Para Marco Tulio Badaracco, a quien nos une una antigua y cordial
amistad, tenemos hoy nuestra más sincera
palabra de felicitación, junto con nuestros votos porque siga muchos años más cultivando las letras, para las cuales ha
tenido siempre amor y devoción.” Fin de
la cita.
Maestro
de una generación, que bien podría llamarse “La generación dorada de Cumaná”,
que sigue la tradición iniciada por Don José Antonio Ramos, en el Colegio
Nacional. A mi modo de ver, es el ductor responsable del movimiento literario
que se denominó “Modernismo” iniciado y universalizado por el gran aeda
nicaragüense Rubén Darío, del cual fue
jurado adepto.
No -45) JOSÉ
SILVERIO GONZALEZ
Silverio, hijo
del general Tomás García, el heroico comandante del batallón “Valencey” -una
historia que hay que contar, respetado y admirado después, que es lo más
importante- se destaca desde su juventud por su talento y la admiración que
despertaba. Su erudición lo elevaba entre sus contemporáneos: fue bueno en
matemáticas, filosofía y música. Fue un decoroso guerrero y figuró al lado del
margariteño Francisco Esteban Gómez. Se destaca en el periodismo, edita “El
Tribuno”, “El Observador”, “El Telégrafo” “La Mosca ” “La Diana ”, “Renacimiento” y “El Cumanés”, colaboró intensamente con
Estanislao Rendón y el Partido Liberal en “El Republicano” de Blas
Bruzual, en los cuales predica su credo
liberal y apoya la candidatura presidencial de Estanislao Rendón y Guzmán
Blanco. En sus periódicos La
Diana y El Cumanés, publica su tratado de “Política”, “La Sección Filológica ”,
su tratado de “Culto Divino”, y su “Decapitación de Cumaná” contra la dinastía
Monagas, en la cual se queja de “La juventud
actual vejeta meticulosa y egoísta, no brinda esperanzas de ventura, no
ama la gloria que es una ambición noble de los corazones grades, de los
talentos superiores, de las almas elevadas”. …”Los pueblos como los individuos
viven una vida moral, que no se alimenta de pan sino de creencias, de verdades,
de honor, de heroísmo, de santidad; y cuando esta vida enflaquece
se pierden los individuos y los
pueblos quedan reducidos a la vida puramente animal o de cálculo”. Y denuncia valientemente a los agresores de
nuestro pueblo, los Monagas: “todos
quisieron remitirnos oportunos socorros –se refiere al terremoto de 1853- Caracas, La Güaira , Guayana, vivirán eternamente en nuestro
corazón agradecido…. Solo la horrible
dinastía lejos de favorecernos, de oír nuestros gemidos estorbó el envío de los
subsidios de Barcelona, privó a Cumaná de su Aduana y de los pingues productos
de su salina…”
José Silverio González,
fue un espíritu superior, músico, poeta, guerrero, político, todo en grado
superlativo, nos dejó un legado escrito
aunque disperso, no solo en los periódicos, boletines, cartas, discursos y
revistas, sino también en acciones importantes y trascendentes; varios textos
que se conservan sobre “Métrica Castellana”,
“Lexigrafía” “Contabilidad” y su “Teneduría de Libros”, personalmente
guardo como un tesoro ejemplares de sus periódicos “La Diana y El Cumanés”, Luis
Marcano Barrios tuvo en una época una colección de su semanario “Renacimiento”,
probablemente su mejor periódico, y el que tuvo más larga duración, que debe
estar en manos de alguien, que seguramente lo conservará como un tesoro; en esos periódicos, como era costumbre de esa
época, publicó gran parte de su
pensamiento político, filosófico y literario, tambien nos dejó un pequeño libro que denominó “La Floresta ” que recoge
sus himnos y canciones patrióticas, todo eso nos da una
pálida idea de su personalidad; porque los resultados de su trabajo se reflejan
más bien en la generación de cumaneses ilustres que surgieron de sus
enseñanzas.
Su talento lo ocupó siempre en causas justas,
como es el caso de la
Libertad de los Esclavos, cuya defensa asumió en el Congreso
Nacional, convirtiéndose en uno de los
más destacados defensores de ella; en
1854, después del fracaso de la causa secesionista en la cual participo
activamente al lado de Estanislao Rendón, y aquella culta y orgullosa generación;
antes del decreto del 24 de marzo que da la libertad a los esclavos,
pronuncia el memorable discurso, que
pasa a la historia como uno de los más aplaudidos y oportunos de la historia
patria, pidiendo vehementemente la abolición de la esclavitud y la libertad del
General Páez, preso en Cumaná.
Pero José Silverio fue sobre todo un apóstol de
la educación. Su filosofía particular la desarrolló en el Colegio Nacional de Cumaná, dictaba
varias clases, sobre todo gramática, literatura, métrica y elocuencia, hasta su muerte ocurrida en 1886. Miguel Ángel Mudarra dice que aprendió
Derecho Civil con Estanislao Rendón;
Teneduría de Libros con Don Pedro Coll;
francés, con Don José Manuel Barceló; Inglés, con don Alejandro Máthison.
Tambien dominó el italiano y la literatura clásica. Estaba preparado para ser
el maestro de aquella generación extraordinaria de la cual Cumaná, se siente
tan orgullosa; porque en las lides del saber, fueron de triunfo en triunfo,
compitió con Caracas, y fue vencedora,
la primera de Venezuela y sus nombres saltaron horizontes y se unieron al concierto universal
de la cultura. Cumaná se hizo famosa por sus maestros, se crearon cátedras
universitarias, entre las cuales figuró la música, la medicina y las ciencias
jurídicas.
En Cumaná se quedó el sabio Beauperthuy, asombrado como Humboldt de la cultura de este
pueblo, y con Calixto González funda la cátedra de Medicina; Gómez Cardiel, le dio rango universitario a la Música ; Estanislao Rendón, Pedro
Coll y Mauricio Berrizbeitia, inician las
clases de derecho. Se estudiaba idiomas, matemáticas, latín, filosofía;
los exámenes eran públicos y las tesis se discutían con participación del
pueblo.
De Cumana se fueron para Caracas: Don Jacinto
Gutiérrez, que fue dos veces presidente de la República ; Marco Antonio
Saluzzo, tal vez el mejor orador de su época; Jacinto Gutiérrez Coll, el poeta de Caracas; el Dr. Estanislao
Rendón, uno de los hombres mas importantes de su tiempo, candidato al a
Presidencia de la Republica ; el Dr. Salvador Córdoba, fundador de
la primera Clínica de Caracas. Podría aportar cien nombres de aquella
generación, pero son demasiado conocidos.
Esa fue la Cumaná de Don José Silverio
González, por eso fue llamada por algún cronista “Atenas de América”.
Para entender mejor a este polifacético
personaje, les entrego un galerón, escrito por José Silverio González,
indudablemente antes de 1886, que
servirá a los estudiosos de la música cumanesa, ahora de moda con motivo de la
inauguración del teatro Luis Mariano Rivera, y que, a propósito, un buen barítono
como Germán Segura, lo podría interpretar
para deleite del espíritu del maestro, que lo espera., y de todo el pueblo de Cumaná.
CANCION.
Ama todo ser viviente:
El universo es amor,
Da a los cielos esplendor,
Rico perfume al ambiente…
Soberana es la pasión
Del amor que por ti siento;
Tu reino mi pensamiento,
Tu trono mi corazón.
Digna del sabio la gloria,
De lauros digno el guerrero;
A gloria y lauros prefiero
El vivir en tu memoria;
Porque cifro mi ambición
En tu amor, que es mi contento;
Tu reino mi pensamiento,
Tu trono mi corazón.
Si con riquezas creyera
Que yo tu amor conquistara,
A Tiro u Ofir volara
Y opulento volviera.
Más tan vil inclinación,
Al suponértela,
miento;
Tu reino mi pensamiento,
Tu trono mi corazón.
Y luego, de tu presencia,
Único bien de mi vida,
No sufro la despedida,
No sobrevivo a la ausencia,
Para mi tierna afición
Siempre la ausencia es tormento;
Tu reino mi pensamiento,
Tu trono mi corazón.
A cada hora, a cada instante
Tu imagen es mi alegría,
Ocupa mi fantasía,
Velo y sueño delirante.
En mi febril ilusión
Solo tu amor es mi aliento;
Tu reino mi pensamiento,
Tu trono mi corazón
Cuando a Dios elevo el alma,
Por ambos amor le imploro:
Por tí, que eres mi tesoro,
Por mí, que busco la calma;
Y solo tu posesión
Calmará mi sufrimiento;
No – 46) JUAN
MIGUEL ALARCÓN
El 30 de diciembre de 1932 murió en
esta ciudad de Cumaná el poeta Juan Miguel Alarcón Meaño. En el bisemanario
“Sucre”, mi padre Marco Tulio Badaracco Bermúdez, gran amigo del poeta,
escribió: “de Alarcón pudiera decirse, con toda verdad, ha muerto el último romántico”, aplicándole la frase que es ya
lugar común en la literatura universal: pero él es su ideal, en su producción
poética, en sus manías, en sus lecturas predilectas, en su apasionamiento
unilateral. ¡Cuántas veces!, por una mujer, en su manera insólita de confrontar
la vida, fue por entero un romántico… Y es allí seguramente de donde emanaba la
belleza de sus versos en los que sabía dejar siempre el toque sentimental, el
quid divinum de los antiguos, para hacerlos inmortales”.
El poeta Juan Miguel Alarcón nació el
29 de septiembre de 1882, hace ll6 años. Sus rimas de oro siguen frescas y
fragantes como azahares al viento. De él dice Jacinto Fombona Pachano: “Llevó
existencia de bohemio, pero en ella se condujo siempre a lo señor. Acaso fue el
último ejemplar de aquel grupo de escritores nuestros, actualizados por
Baudelaire, que cultivaban entre paraísos artificiales, jardines de
anecdotarios y Decarmerones. Así fueron Emiliano Hernández, Mario Torres
Rodríguez y Jesús Semprún”.
Los padres de Juan Miguel Alarcón
fueron Don Andrés Alarcón, maestro de varias generaciones y Carmelita Meaño,
fue precisamente en su escuela donde cursó la primaria, luego bajo la rectoría
del maestro Silverio González Varela, en el Colegio Federal, se graduó de
Bachiller en Filosofía, que era un equipaje suficiente en esa época, para
viajar por el mundo en tren de primera clase. Mi padre dice al respecto: “Cursó
estudios secundarios en el Colegio Federal de Cumaná, bajo el rigor y sabiduría
del Rector José Silverio González Varela, de dura disciplina en la clase, hasta
obligar la atención del alumno, indispensable al mejor aprendizaje: Latín,
griego, francés, castellano, física, álgebra, geometría, agrimensura,
filosofía, cosmografía, retórica y otras materias que formaban el programa del
curso de humanidades en los años 1900
a 1904, cuando recibimos la borla del bachillerato”.
Juan Miguel y mi padre participaron
juntos en la fundación y redacción de periódicos y revistas. Inicia su carrera
periodística, a los 18 años como redactor en el semanario “Alba”, compartiendo
labores con Pedro Arcia, Manuel de Jesús Alvarez y Fortunato Serra Rodríguez.
Luego está entre los promotores del club de intelectuales “Surge el Ambula”,
del cual era secretario y animador el Dr. Domingo Badaracco Bermúdez. En este
club se atrincheraron los intelectuales cumaneses de aquella generación y
publicaron la revista “Broches de Flores” – Que constituye un hito en la
historia cultural de Cumaná; fue la alborada, el toque de Diana, después de la
terrible guerra mal llamada “Libertadora”, que sólo ofreció a nuestro pueblo,
hambre y muerte. Cuando dejó de imprimirse esta magnífica producción, que
competía con el “Cojo Ilustrado”, el poeta Alarcón, romántico empedernido pero
pesimista en sumo grado, se sintió golpeado en el espíritu y aunque continuó
colaborando con otras publicaciones y edita la revista “Pléyades”, decide irse
de Cumaná.
Juan Miguel Alarcón fue eternizado en
su libro “La Fuente
de Castalia”, publicado en 1954, con prólogo y selección de textos de J. A.
Cova, introducción de Jacinto Fombona Pachano y epílogo de Marco Tulio
Badaracco Bermúdez. De este libro, dice Pascual Venegas Filardo: “La Fuente de Castalia permite
apreciar de conjunto las tendencias líricas, la temática preferida, las huellas
de algunas influencias en sus creaciones. Por la fecha de su nacimiento, Juan
Miguel Alarcón, comenzó a escribir sus poemas cuando ejercía su reinado la rica
orfebrería del lenguaje rubendariano. De allí, que algunos de sus cantos se
advierte el influjo de este colorido de Darío. Peso sin duda sabía liberarse de
esa corriente para darnos poemas donde se hace presente su propia vena de poeta. Unas veces, se nos
aparece como cantor que rinde loa a la epopeya, y en otras la nota romántica,
el inevitable tono amoroso, aflora su poesía”.
Esta es la presentación de Juan Miguel
Alarcón en estricto lenguaje académico, en el cual se le conoce; pero aquella
personalidad orgullosa, romántica y participativa que promovió tantos eventos
artístico-culturales en esta su tierruca, tiene también mucho de anecdótica.
Veamos:
Mi padre contaba, que Juan Miguel
Alarcón pasó mucho tiempo fuera de Cumaná disfrutando su vida bohemia. Cuando
partió para Caracas era un joven distinguido, bien preparado, buen orador, de
estatura más que mediana, muy delgado, atildado y hermoso, que se había ganado
la simpatía general de su pueblo. Cuando regresó, muchos años después, vino muy
gordo, abatido y desaliñado. En su casa paterna aún vivía Tomasa, una mujer que
había sido su segunda madre. Juan Miguel se bajó trabajosamente del automóvil,
entró a la casa paterna, y allí estaba ella esperándolo. Al verlo, al punto
rompió a llorar… y le dijo:
-¡Juan Miguel… mijito!.. ¡Estás gordo
como un cochino!
Juan Miguel la tomó entre sus brazos y
sollozando, atinó decirle:
-¡No seas prosaica Tomasa!... dime:
¡Estás gordo como Honorato de Balzac!
Considero suficiente esta anécdota,
para que se advierta la cumanecidad de aquella hermosa personalidad, que nunca
cambió su estilo ni negoció su gentilicio. Poeta Cumanés por excelencia, en su
dimensión humana; poeta universal por el don de la palabra y la escritura. Le
debemos el bronce ejemplificador en “El Paseo de los Poetas”, donde deben darse
la mano los mil nombres que ha consagrado la fama.
Transcribo
para mis lectores el soneto “Ayacucho”, “publicado el 4 de enero de 1933, en el
número 801 del bisemanario Sucre” y que no aparece en su libro “La Fuente de Castalia”.
Dijo en su orgullo el César: -“¿logra
ponerse acaso el
sol en los dominios que me legó el
Señor…?
como acatando el dicho del fiero
Emperador.
Y el sol languidecía: América, su vaso
de claridad y fuerza, de virtud y amor,
crispándose en sus cruces miraba el
triste ocaso,
de aquella luz que al Inca lo exalta en
su fervor
Tres siglos… Pero surge de la extensión airada
-el rayo de Bolívar vibrándole en la
espada-
un hombre a quien los triunfos escoltan
en tropel.
Y el Sol, ante el asombro del
fulgurante día
de Sucre en Ayacucho, como el cenit
subía,
agrandó la pupila, para fijarla en Él.
No – 47) JOSE ANTONIO RAMOS
MARTÍNEZ
La obra de Ramos Martínez es el
manantial dulcísimo en el cual vamos a beber los que amamos la historia de
Cumaná. Su legado, constituido por sus investigaciones históricas, recogidas
amorosamente por el Padre Cayetano de Carrocera, con la colaboración de mi tío
Domingo Badaracco Bermúdez y Don Alberto Sanabria, es un bien inapreciable que
nos sirve de guía para introducirnos en nuestro honrado y heroico pasado.
Por ello, después de haber leído y
estudiado su obra, y guiado por la
monografía del ilustre sacerdote, publicada por Don Alberto Sanabria y las
notas de Don Pedro Elías Marcano, he logrado hilvanar un perfil del eminente
maestro cumanés, que sirva para reflexionar sobre su tránsito entre nosotros.
Nació el padre Ramos Martínez, en
Cumaná el 8 de diciembre de 1837; hijo dilectote padres ilustres, el meritorio
maestro cumanacoense Dr. José Antonio Ramos González y la matrona cumanesa Doña
Trinidad Martínez Ballenilla.
Desde muy joven se distinguió por su
inteligencia y aplicación al estudio; recién tonsurado regresó a Cumaná, a
servir la Vicaría
Forense y el curato de Santa Inés, donde prestó servicios por
14 años, desde 1862 hasta 1876. En este tiempo su actividad fue prodigiosa, fue
el animador social y cultural que el pueblo anhelaba, y un líder sin igual en
todos los campos de la actividad pública; brilló en el pulpito, en el
periodismo, en la organización de eventos de toda índole; era incansable en la
búsqueda del bien público y en el rescate de la historia, la cual conocía y
trasmitía con entusiasmo inigualable. Cumaná toda lo amó ingenuamente.
Le debemos la construcción de la santa
iglesia de Santa Inés, fue su empeño, su constancia; nadie creía posible
construirla, las condiciones, al parecer no estaban dadas, eran tiempos muy
difíciles desde el punto de vista financiero, y Cumaná, vivía el espanto del
último terremoto; la grey católica le debe su empecinamiento, su optimismo y su
trabajo tesonero y comunitario, para lograr su empeño; Cumaná toda se volcó
tras el pastor, y cuando los ánimos estaban decaídos, sin esperanzas, él vino
al rescate y lo hizo, su palabra fue entonces el vino embriagante que condujo
al bravo pueblo; y ese pueblo fue abriendo caminos, tocando corazones dormidos,
y así se hizo el milagro de los campanarios que mueven montañas.
Sus primeros años de sacerdocio, el
pastor novicio los dedicó a esa obra y lo logró, una casa grande para la patrona
bendita, la que nos protege de la inminente tragedia; esa de las torres gemelas
cuyas aristas apuntan al cielo, esa que cantan nuestros poetas, de las
escalinatas que ascienden hacia la casa de la poesía y el milagro, esa
tranquila y sosegada celda donde aprendimos a rezar, a elevarnos
espiritualmente, donde reina María, en la gruta bajo las trinitarias, la madre
del Señor.
Cada vez que oramos ante el altar de
María, musitamos el nombre de nuestro benefactor, el padre José Antonio Ramos
Martínez. Cumaná había quedado sin iglesia después del terremoto de 1853: la
iglesia de Altagracia, la
Ermita del Carmen y la Divina Pastora , los
conventos de San Francisco y Santo Domingo, todo estaba en ruinas. José Antonio
se dedicó en cuerpo y alma a la reconstrucción de la Ermita del Carmen y a
levantar la iglesia de Santa Inés, y Cumaná se llenó de júbilo con la
inauguración de esos santos espacios; y cuando todo era fiesta en Cumaná, vino
la separación forzada de José Antonio, imprevistamente enviado a servir en otros
pueblos, tal vez más necesitados de él. Fue un trauma que el pueblo de Cumaná
tardó en asimilar, y para el mismo fue duro, porque era un hombre apegado a su
grey, y aceptaba difícilmente los cambios a los que estaba obligado, por muy
honoríficos que fueran, pero el juramento de obediencia se impuso y acató la
orden superior.
El Padre Ramos Martínez, era un
constructor de la Iglesia
de Cristo y así lo entendió, inició su peregrinaje, sirvió en Porlamar, Arenas,
Mariguitar, Santo Tomás de Guayana, cuyo obispado no quiso aceptar; y sirvió
sus últimos años en Carúpano. Murió este noble sacerdote el 23 de octubre de
1903 y está enterrado en el corazón del Estado Sucre, en la iglesia de Santa
Rosa de Lima, desde el 13 de agosto de 1905, donde recibe todos los días, las
oraciones e invocaciones de aquel pueblo tan amado por él. En todas partes dejó
su olor a santidad y el recuerdo perdurable de su trabajo y sus servicios.
Ramos Martínez aportó a la iglesia no
solo su vida, sino su sabiduría y espíritu de servicio, si fuésemos a hablar de
sus obras en la iglesia tendríamos que ocupar mucho espacio y el tiempo que no
tenemos y además los historiadores mencionados ya han escrito sobre este
aspecto.
En mi caso particular, lo tengo conmigo
a cada instante. Amante como era de la historia de su pueblo natal escribió
muchas obras, cuya publicación constituye el mejor aporte del que pueblo alguno
pueda ufanarse. El padre Cayetano de Carrocera recogió sus trabajos en un tomo
que titulo “Memorias para la
Historia de Cumaná y Nueva Andalucía”, que luego la Universidad de
Oriente, y el Dr. José Mercedes Gómez, publicaron en dos volúmenes, que todo
mundo conoce. Además de este trabajo colaboró en el Consectario de Cumaná,
iniciado por Antonio Patricio de Alcalá, y que luego fue terminado por don
Pedro Elías Marcano. Esta “Historia de Cumaná” y el “Consectario”, proveen y
alumbran por los siglos de los siglos, la investigación de los orígenes de
nuestro pueblo, como si fuese un nuevo Génesis Bíblico para la Primogénita de América.
La laboriosidad del Dr. Ramos Martínez
fue constante y fecunda: el tiempo que le dejaba libre su santo ministerio lo
dedicaba a estudiar y escribir. Dio a luz pública una traducción del francés de
la edificante obra filosófica de Tomás de Kempis, intitulada “El Jardín de las
Rosas”, infinidad de artículos relativos a la historia de Cumaná, de sus
sacerdotes, de la formación de sus pueblos, de la historia de sus iglesias, sus
gobernadores, alcaldes, cabildos, regidores, de la iglesia de Barcelona,
Carúpano, Guayana, Cumanacoa, también publicó “Anales Eclesiásticos”, “La Iglesia en América durante
la dominación Española”, y muchas monografías de sacerdotes cumaneses; y por el
sabemos de nuestras tradiciones y de muchas instituciones y otras cosas históricas
de Cumaná. Sus investigaciones son insustituibles.
El padre Ramos Martínez, fue uno de los
hombres más cultos, inteligentes, sabios y eficientes que han nacido en nuestro
pueblo. Su magisterio no terminará nunca, de ello se encargará no solo su obra,
sino la diosa fama, que irá unida por siempre a la de su discípulo el poeta
José Antonio Ramos Sucre, cada días más elevado, cada día más imitado en
Venezuela y en todo el mundo. Yo invito a conmemorar con entusiasmo el
centenario de la muerte de José Antonio Ramos Martínez, nuestro gran héroe
civil.
No – 48) RAMON DAVID LEON.
Rufino Blanco Fombona dijo de él.
“ En su nombre auna al rey de la poesia y al rey de la selva. Qué pues de
extraño que cante como el uno y ruja como el otro”.
El autor de la letra del Himno del Estado Sucre, que escuchamos con
devoción casi todos los días, nació en
Cumaná y se educó en Cumaná. Fue alumno aventajado de Silveriio Gonzalez
Varela, trabajó en la imprenta de su tio Ramón Madriz Otero, donde por cierto
se iniciaron gran parte de los periodistas de Cumana y Caracas, porque alli
trabajo y aprendieron su oficio, Enrique Otero Vizcarrondo, su primo, el poeta
Andrés Mata, Luis Teofilo Nuñez, cuya amistad nace tras los tipos, donde comparten con mi padre Marco Tulio
Badaracco Bermudez, y el Dr Domingo Badaracco Bermúdez, que en cierta forma
fueron sus maestros. Fueron grades camaradas, del movimiento cultural de la
época que dio tantos valores.
Dedicó su vida al periodismo, adquirió una vasta cultura, Funda en Cumaná,
con el Dr. Antonio Machado su revista Pluma y Tinta, donde publicó su novela
“Chyiquita”, también juntos publicaron “El Satiricón”, del cual dejó una
colección que debe estar en la biblioteca del Dr. José Mercedes Gómez, a quien
se la cedió el señor Aquiles Machado, que la heredó de su padre. Luego fundó
con mi padre Marco Tulio Badaracco Bermúdez
“El Heraldo Oriental”, de cuyo semanario conservo algunos números; y juntos
adquirieron una imprenta, en la cual mi padre publicó su bisemanario “El
Disco” y el bisemanario “El Sucre”, desde 1923 hasta 1937. Ramón David, casado
en Cumana, enviudó y decide irse para Caracas,
le vende a Marco Tulio la imprenta y algunas propiedades y se asocia con
Edmundo Suegart, Jose Rafael Mendoza y Martin Garnes Mac Pherson, y funda en
Caracas “La Esfera”. Donde demuestra su talento sobre todo en la crítica
política, desde 1936 hasta 1939.
Ramón David aboga por la emigración europea, por la agricultura y el
mejor aprovechamiento del producto petrolero. Sus editoriales fueron recogidos
en una obra que titula “Campañas de La Esfera”, y otra que titula “Por Donde
Vamos”, con prólogo de Rufino Blanco Fombona.
En 1936 publica su obra “Adonde Llegamos” otra obra fue “El hombre
misterioso de Macarigua”
Ramón David, como Sucre, nunca separó a Cumaná de su Corazón, y en carta
a Mauricio Berrizbeitia le escribe “La Cumaná Eterna”, crónica en la cual
recuerda a toda su generación.
También escribió Poesías, que nos recuerdan las lecciones del maestro
Silverito, y por supuesto a Rubén Darío, la pura escuela cumanesa, se publicaron en un volumen “Sol de
Invierno” con prólogo de Adolfo Salvi. . Escribió magníficos dramas “Teatro sin espectadores”,
De otras materias que conocía escribió “De agropecuario a Petrolero”, y
“Geografía Gastrónomica de Venezuela”, con prólogo del poeta Pedro Sotillo, tal
vez su libro mas conocido.
Los
tres grandes diarios de Caracas “El Nacional”, “El Universal” y “La Esfera”,
fueron fundados por grandes periodistas orientales, muy vinculados a familias y
empresarios cumaneses: Enrique Otero Vizcarrondo, barcelonés; Andrés Mata y
Luis Teófilo Núñez (carupanero y cumanés) y Ramón David León, cumanés, autor de
la letra del himno del Estado Sucre.
Nació Ramón David León en Cumaná a finales del siglo XIX y murió en
Caracas en 1978, estudio en el colegio federal bajo la rectoría de Silverio
González Varela. Se inicia en el periodismo en 1908 como Administrador del
“Heraldo Oriental” de Marco Tulio Badaracco. Luego es redactor de “Pluma y Tinta” y del “Satiricón”, todos en
Cumaná, Se va a Caracas y asociado con Edmundo Suegart, José Rafael Mendoza y
Martin Gornes Mac Pherson funda el gran diario La Esfera. Sus editoriales en este
gran diario fueron recogidos en su obra “Campañas de la Esfera ”. Otros libros: “Por Donde Vamos”, con prólogo
de Rufino Blanco Fombona. “Hombres y sucesos de Venezuela”, apretada síntesis
de los gobiernos de Venezuela desde Páez
hasta Rómulo Gallegos. “Adonde llegamos”
-sobre el destino político del país. Escribió
sobre Juan Vicente Gómez “El hombre misterioso de Macarigua”. Ramón
David León, autor de la letra del Himno del Estado Sucre, se muestra muy
enamorado de Cumaná, en su gran crónica
“Cumaná Eterna”. Otros títulos “Teatro sin espectadores”, “De
agropecuario a petrolero”. Escribió para el cine el argumento de la película “Ayarí, el veneno
del indio”. Por ultimo y creo que es lo más importante de su obra literaria,
Adolfo Salvi recogió en libro sus poemas bajo el título “Sol del Invierno”.
No - 49) VICTORIA ORTIZ MARRUFFO -T O T O Y A-
La iglesia de Santa Inés ha
sido siempre teatro de la vida de nuestra amada ciudad, y allí reina Totoya; a
ella concurrimos desde niños y formamos parte del rito; ya lo dije antes,
Cumaná es una ciudad de viejos ritos. Recuerdo con devoción la gruta de la Virgen de Lourdes,
construida por el Padre Arteaga, cuando fue Parroco de nuestra iglesia, luego fue cardenal Primado de La Habana. Él viajó a Lourdes
y la copió para eternizarla en Cumaná. Veneramos esa imagen linda durante todo
el mes de mayo, hasta que la veíamos descender milagrosamente por su escalera
blanca, bordada de luces y flores; en aquellos momentos conteníamos la
respiración, nuestros ojos se llenaban de asombro y nuestro corazón de gozo
crístico. Ese era el momento de pedir nuestros deseos más fervientes, por
supuesto, todos pedíamos salir bien en los exámenes y luego entrábamos en el
convencimiento de que no habría fuerza capaz de “rasparnos”.
El hermoso panorama que forma la
iglesia, las viejas murallas de Santa María de la Cabeza , los enormes robles,
las trinitarias siempre florecidas, el olor de jazmines, lirios y azahares;
aquella gruta, réplica de Lourdes, la escalera y la enorme y misteriosa puerta
que da acceso al Castillo, todo ello hacían de nuestro teatro algo muy
especial.
Las muchachas vestidas de blanco y los
muchachos luciendo sus mejores galas, aprovechaban la ocasión para mirarse, las
más de las veces de lejos, vigilados por la tía, porque casi todas las
muchachas bonitas de Cumaná tenían su tía, que cuidaba con más rigor que la
mamá. Entre rezo y rezo las miradas se encontraban y en el corazón algo se
quemaba entonces, entre el primer deseo y la esperanza del más bello amor. En
esa iglesia de cuentos de hadas, que levanta sus torres en el patio de armas del
más antiguo castillo colonial de Venezuela y tal vez de toda América, esa casa
de tantos varones verticales y mujeres santas, allí conocí a Totoya con su olor
de santidad, el torrente de su voz, su vitalidad y energía. Era la época del
padre Camilo, Celso, Leonardo, el Lego, y el eterno Tinoco; el catecismo, los
primeros viernes, las correrías, las pandillas, los patines. Quien no recuerda
a Chafardet, volando por las escalinatas, haciendo piruetas imposibles y
nosotros, boquiabiertas contándonos sus hazañas.
Victoria Ortiz Marruffo, Totoya,
maestra de Primeras letras, Quijote de la enseñanza, de sonrisa pura como el
Padre Nuestro, de palabra queda, de amor superior. Su vida fue ejemplo de
entrega y su cosecha, como la del buen sembrador, cayó en tierra propicia y,
hoy los árboles son fuertes y vigorosos.
Totoya heredó la escuela de otra gran
tutora cumanesa, Teresita Ortiz, maestra de las generaciones que nos
antecedieron, que ejercía su magisterio en la misma casita humilde de la calle
de Comercio o General Armario, como reza la nomenclatura municipal; recibía la
muchachada del vecindario y de otras áreas donde su fama se acrisolaba; Los
hijos de Francisco José Berrizbeitia, Luis Núñez Morales, Luis José Silva,
Octavio López, Mundo Figuera, Arturo Torres, el Mocho Fabián, Luis Fuentes, y
tantísimos más que mi memoria no recuerda.
Para Totoya todos los muchachos iban a
ser Presidente de la
República , y por eso no podían faltar a las buenas
costumbres. Exigía pulcritud en el. vestir, aseo personal, modales, no aceptaba
groserías ni vulgaridades; pero su forma de corregir era inigualable, quería
parecerse al inigualable Maestro, San Juan Bosco. La palabra acariciante y el
gesto manso, no había malacrianza que pudiese resistir tanta bondad y dulzura.
Totoya tenía una amplia formación
humanística, recuerdo sus constantes citas de sus personajes favoritos: El
caballero de la triste figura, Dulcinea, Sancho, Camacho, Padanfilando de la Fosca Vista ; y los
evangelios, especialmente Mateo y las Epístolas de Pablo.
Totoya se recreaba en los Libros
Sagrados, entre los cuales prefería a Isaías. También citaba y contaba
anécdotas de los grandes maestros de Cumaná, a los cuales conoció
personalmente: Silverio González, Silverio Córdova, Silva Díaz, Bartolomé Milá
de La Roca , Juan
Arcia, Napoleón Blanco, Luis Beltrán Sanabria, Losada, Peñalver, Bolivita y
tantos otros que valdría la pena nombrar.
Tenía una idea del mundo que penetraba
en lo más hondo de la conciencia del niño, mundo todo amor, toda paz; mundo de
alegría sin límites; del conocimiento, de la admiración permanente, de la santidad.
No – 50) JOSE EUSEBIO ACOSTA PEÑA
El General en Jefe José Eusebio Acosta Peña, genial y valeroso patricio
carupanero, nació el 14 de agosto de 1824 y murió en Caracas en 1882 a los 58 años. Fueron sus padres: el prócer Antonio Acosta Jiménez y Doña María
Isidra Peña González.
Bartolomé Tavera Acosta, en su obra Historia de Carúpano, brevemente
dice: “Empezó sus servicios militares en 1848, a las órdenes del
valentísimo comandante Nicolás Brito Cova con el grado de Subteniente. Para
fines de ese mismo año era ya Teniente; en 1853, Capitán; en 1855, Comandante;
Para comienzo de la guerra federalista ejerció de Coronel; en 1860, General de
Brigada; en 1861, General de División; y para 1863, General en Jefe. Al correr de los años se destacó Acosta como jefe político más
caracterizado de las regiones orientales
de Venezuela y como la figura militar
más notable que ha tenido Carúpano en el siglo XIX. Fue Presidente de
Estado, Comandante en Jefe de los
ejércitos de oriente. Jefe de E. M. G. de los ejércitos de la República , candidato a la Presidencia de la República de Venezuela,
Ministro de Guerra, etc.”
El tiempo de José Eusebio Acosta Peña, se desarrolla
dentro de los conflictos entre caudillos, que ya había previsto el Libertador,
por los que atravesaba la naciente nacionalidad. El abuso del poder central sobre las
provincias, que violaba expresas disposiciones constitucionales; el sistema
colonial imperante aun, las diferencias sociales, la esclavitud, el caudillismo, fueron, entre otras, las
causas de interminables revueltas
armadas.
Páez y los Monagas imponen un régimen
autocrático y detestable. Páez vuelve
una y otra vez, logra desplazarlos y establece la dictadura; Julián Castro in
surge, crea un caos, es destituido,
nombran al Dr. Martín Tovar y todo queda igual. Se encarga de la Presidencia Don
Pedro Gual que abre de nuevo las posibilidades de Páez, que con el gran periodista y político cumanés,
Pedro José Rojas, procuran gobernar sabiamente. Sin embargo, la corrupción, el
nepotismo, la oligarquía incubada más la falta de oportunidades, etc., traen como consecuencia inevitable la Guerra Federal y a
Ezequiel Zamora, el gran líder revolucionario.
La vida, el caudillismo de Páez
arrastra a la nación que se
desarrolla dentro de una guerra interminable, él mismo auspició cinco campañas
para adueñarse del poder y enfrentó más de ochenta movimientos revolucionarios
que intentaron deponerlo. Solo los Monagas acaudillan nueve movimientos
insurrecciónales contra Páez. Venezuela fue devastada entonces. La Guerra Federal ,
criticada por Salcedo Bastardo, que la llama “La gran estafa” era la única
alternativa: Coro se alza el 20 de febrero en 1859, surge Zamora financiado por Falcón desde
Curazao; el 23 de marzo de ese año triunfa en Puerto Cabello, luego toma
Yaracuy, dispone el sitio de Barquisimeto cuyos defensores se rinden; y el 10
de diciembre triunfa en Santa Inés, en Barinas, donde hubo más de 4000 bajas. Muere de un tiro de sombra el gran Zamora, en
San Carlos y Falcón asume el poder. De la guerra Federal solo quedó un
cuantioso botín que se reparten entre los Generales, a Falcón le dieron
148.000,oo pesos, a Sotillo 40.000,oo. A la viuda de Zamora le dieron 82
bolívares. En 1870 asume el poder el general Antonio Guzmán Blanco, el
autócrata civilizado, que emprende una obra que podría llamarse de
adecentamiento nacional. En ese marco se desarrolla el líder oriental, pero lo
hace con dignidad, creyendo en los postulados de la federación a los cuales dedica su vida, sus esfuerzos,
su valor a toda prueba, su talento y disciplina.
En Cumaná a finales del siglo XIX y
principios del XX predominaban hombres
de armas y de letras, porque los oficios más solicitados eran de la guerra y de las artes; esto lo
afirmo porque era la época de notables guerreros, tales como: Nicolás Rolando, Manuel Morales, Ramón Castillo, Calixto Escalante, Francisco Antonio Vásquez,
Pedro Ducharne, Adolfo Olivo, Facundo Camero, José Loreto Arismendi, Rafael
Velásquez, Carlos Herrera, Bartolomé
Milá de la Roca
Valenzuela , Pedro
Daniel Beauperthuy, Julio Sarría, Andrés Flores, Juan José Rojas Peñalosa,
Nicolás Coraspe, Delfín Ponce, etc., y
grades tribunos como Estanislao Rendón, Silverio González, Baldomero Benítez,
Manuel López Alcalá, Marco Antonio Saluzzo, etc., de periodistas, poetas y
maestros. Entonces Acosta, jefe indiscutido de aquella pléyada y coadyuvaba en el sometimiento de esta parte del País.
Era, como hemos visto, el
momento de Zamora y Falcón. Acosta era un guerrero y dio con sus victorias en
Oriente el aporte definitivo para el triunfo que se logra en los campos de
Barinas, Portuguesa y Barquisimeto, y las campañas que culminan en Santa Inés
el 31 de diciembre de 1859, rubricada
luego con la toma de Caracas.
El Estado Nueva Andalucía vivía momentos críticos. La reacción nacional
contra la hegemonía de los Monagas se generalizaba: el 28 de mayo de 1853 se
subleva Valencia y el 4 de Junio, lo hace Cumaná. En Cumaná, cansado de los Monagas, se nombra
un gobierno federal provisorio integrado por José del Carmen Guevara, Pedro
Lucas Mayz y Estanislao Rendón, que había sido candidato a la Presidencia de la República en el
Congreso, compitiendo con José Gregorio Monagas (Electo Presidente en 1951)
Antonio Leocadio Guzmán, Fermín Toro y José María Vargas. Carúpano se suma bajo
el liderazgo de Justo Silva y José
Leonardo Brito.
El 15 de Julio sufre Cumaná un
terrible terremoto, la ciudad queda en ruinas, la mayor parte de la guarnición
sucumbe. José Tadeo Monagas toma Barcelona
y Maturín. Cumaná queda aislada, destruida y se rinde,
la mayor parte de los líderes son perseguidos, encarcelados o van al
exilio. El 20 de febrero estalla la
revolución federal en Coro.
Ha llegado la hora de José Eusebio
Acosta. El Dr. Aníbal Dominicci, dice de Acosta: “Después de Sucre y Bermúdez, fue la
personalidad más destacada del oriente de Venezuela”; y José Concepción Cova,
acota: “La figura de Acosta representa
las glorias Épicas de la
Federación en Oriente”.
Tavera Acosta, para que advirtamos la
envergadura del héroe, nos trae los nombres gloriosos de los brillantes y
heroicos oficiales, que fueron jefes de su Estado Mayor: coronel José Maria
Otero Padilla, en 1861; general Saturio Acosta, en 1862; general José Vitorio
Guevara, en 1869; general José Loreto
Arismendi, 1870; general Víctor
Rodríguez, en 1870; general Pedro Vallenilla, en 1879.
Durante los cinco años de la Guerra Federal ,
gobernaron la provincia de Cumana: el Dr. José Antonio Ramos, el Dr. José María
Betancourt, el General Bartolomé Milá de la Roca y Valenzuela, el general Julián Llamosas
Cova, el Dr. Antonio Machado, el Dr. Joaquín Carera, el Dr. Andrés Eloy
Meaño, pero en realidad el
Caudillo de todo Oriente era
el General en Jefe José Eusebio Acosta Peña.
Y una lista de sus oponentes, en
servicio del gobierno Nacional, sirve a
los historiadores de la época, a los mismos efectos laudatorios; fueron los
generales: José Miguel Barreto, Manuel Narvarte, José Southerland, Andrés
Avelino Pinto, Pedro Elías Rojas, Facundo Camero y Adolfo Antonio Olivo, que
constituían “la flor y nata” de los jefes militares de la Venezuela
posindependentista. sé Mercedes Gómez en La Historia de la Provincia de
Cumaná, dice que: El 13 de octubre de
1859 es atacado Carúpano por las fuerzas
federalistas, que son derrotadas. Ante
este fracaso, el comandante de la plaza abandona Cumaná y José Eusebio Acosta,
entonces con rango de Coronel, se declara por la Federación , tomando las
montañas de Caripe; derrota al Com. José Miguel Barreto y continúa
hostigando las fuerzas del gobierno en Cumanacoa, San Fernando y Quebrada Seca,
donde se enfrenta al valiente com. Juan Southerland. Acosta persigue a las
fuerzas del gobierno y las derrota en el
Rincón, San Antonio de Maturín y Río Colorado. Toda esta serie de triunfos federalistas obligan al gobierno a reorganizar su ejército.
Para 1861 Acosta sitia Cumaná, pero no
logra tomarla en vista de los refuerzos que traen el Com. Southerland y
Narvarte desde Cariaco y Maturín. Acosta se dirige con sus tropas
hacia Carúpano y en el sitio de Manzaspare, el 17 de agosto, derrota a las
fuerzas combinadas de Southerland y Narvarte. Acosta los persigue hasta
Cariaco, donde el gobierno recibe los refuerzos del General Pinto, y en la
batalla de El Toro cerca de Catuaro, vuelve Acosta a derrotarlos, allí muere el bravo general
Pinto. Acosta, invencible en Sucre, logra el apoyo de Sotillo y Monagas,
vencedores de Barcelona y Maturín.
Falcón y Páez logran, en octubre, la
suspensión de hostilidades por muy breve tiempo, y al reanudarse la guerra, Zamora, el
verdadero líder de la
Federación , derrota al gobierno, el 9 de diciembre de ese
año, en la batalla decisiva de Santa Inés, que le abre el camino de Caracas.
Zamora no pudo celebrar el triunfo de la Federación , porque una bala perdida, un 9 de
febrero de 1862, le quitó la vida en la ciudad de San Carlos. Por lo traumático de esa muerte, quedó en el aire un
tufillo de traición sobre Falcón y Guzmán,
que estaban distanciados del indomable Caudillo.
Entre tanto Acosta trataba de tomar
Carúpano, defendida por el general Pedro Elías Rojas, como no pudo, sus hombres se vengaron en los
prisioneros, y dejaron una estela de sangre en Guasimilla, de la cual no ha
podido librarse nunca el pulquérrimo hijo de Carúpano. Son cosas de la guerra.
El 15 de mayo de 1863 Acosta ataca Cumaná y la toma el 16, después de una
honrosa capitulación con el General Pedro Elías Rojas. El 2 de junio se rinde
Carúpano y Acosta organiza el gobierno federal en todo Oriente. Acosta
adquiere entonces la aureola de los
Libertadores.
Derrotado el Gobierno de Páez en todo el País se firmó el Tratado de
Coche, que acordó convocar una Asamblea Nacional Constituyente, el 24 de
diciembre de 1863. Esta Asamblea bajo la presidencia del General Antonio Guzmán
Blanco, aprobó una nueva Constitución, convocó a elecciones, creó el Estado
Nueva Andalucía, con el territorio de los actuales estados Sucre y Monagas y nombró
al General José Eusebio Acosta, su Presidente.
El Gobierno de Acosta no fue nada tranquilo, las guerrillas
conservadoras en el Estado Nueva Andalucía, a cuyo frente estaban los generales
Adolfo Olivo, Facundo Camero y Pedro Ducharne, estaban mas activas que nunca
sobre todo en la zona de Paria. Pedro Ducharne era un hombre valiente y
decidido. Cuentan que después de la derrota
cerca de Guiria, se metió en la carpa de Acosta, cansado y herido, y le pidió asilo por una noche. Acosta, después de saludarlo y
atenderlo como acostumbraba, le dijo:
“Duerma Ud. general, hasta las 6 de la mañana, después de una hora voy por
usted. Pedro Ducherne acorralado en
Yaguaraparo, se entablilló el brazo derecho y pido pasaje al capitán de una
piragua que salía hacia Trinidad. El capitán y dos marineros trataron de
apresarlo. Ducharne había escondido la pistola entre el yeso previendo una
celada, disparó a quemarropa, dio muerte
a los dos marineros y obligó al Capitán a llevarlo hasta Trinidad. Ramón David
León, que me contó esas anécdotas,
decía, que Pedro era una fiera.
Acosta y su hermano el también General Saturio Acosta, siempre actuaron juntos. Desde Cumaná se dirigen a
Barcelona en poder de los rebeldes, y el 10 de julio de 1870 los derrota en el
sitio de La Cruz. Sin
embargo el General Pedro Ducharne domina en la parte Oriental del Estado de
Nueva Andalucía, derrota con fuerzas superiores al General José Loreto
Arismendi, que muere heroicamente. Ducharne amenaza a Carúpano y Cumaná.
Defendidos por Pedro Elías Rojas y los Hermanos Acosta. La situación es tan
delicada que el propio ministro de Guerra y Marina, General José Ignacio Pulido
se traslada al escenario de la guerra en el Estado Nueva Andalucía y derrotan al General Olivo en San Isidro,
cerca de Maturín. Seguidamente Acosta y las fuerzas expedicionarias se unen en Cumaná. El 15 de septiembre toman
Barcelona y el 1 de junio de 1872 toman
Maturín. En 1873 vuelve Acosta al gobierno de la provincia pero la guerra
continúa hasta 1875, cuado muere el General Pedro Ducharne y la resistencia
conservadora pierde su mejor caudillo.
Ignacio Rodríguez Mejia, que dirigía el Archivo del Estado y tomó sus
notas de esa fuente indubitable, dice: Estado Cumaná.- 1864-1865.- General José
Eusebio Acosta. Estado Nueva Andalucía.- 1865 -1866.- Don Antonio Russián (Designado). 1866-1867 Don Manuel López de
Alcalá.- 1868.- Coronel José Silverio González.
Para que entendamos aquella época en permanente ebullición, continuemos
con las notas de Ignacio Rodríguez Mejía,
dice que en: “1868, el movimiento
de la revolución azul, envolvía al Estado Nueva Andalucía; el conflicto era
incontenible y el Gobierno se encontraba sin seguridad en su posición, a este
respecto, el General José Eusebio
Acosta, al referirse a aquel momento
político, en su mensaje presentado a la Asamblea Legislativa
con fecha 15 de enero de 1873” , alegaba que el
edificio del gobierno había perdido su base por la traición y la perfidia y lo
obligaban a la sumisión del partido liberal
a sus vencidos o a su propia ruina, lo cual no ocurrió, sino que al
contrario fue ratificado en el gobierno.
Acosta fue un gran estratega en la guerra y en la política. También fue
un buen padre de familia, casó en Carúpano, en primeras nupcias, con Doña
Eustaquia Benítez, de quien hubo descendencia, enviudó y casó en segundas
nupcias con Rosa, hermana de Eustaquia.
De la primera tuvo descendencia: Eustaquia Corina, casada en primeras
nupcias con Don Jaime Maiz Vigas, y en segundas con el General en Jefe Julio Sarria Hurtado; María que casó con José Antonio Ponte, y Josefina
que casó en primeras nupcias con Don Alberto Falcón, natural del Perú, y en
segundas con el norteamericano Montgomery
Berry
.
Ramón J Velásquez, en conferencia dictada en Cumaná, afirmó, que
Acosta fue el mejor estratega militar de
la Federación. Pedro
García Lopenza, Cronista de Carúpano, menciona
algunas de las acciones de armas que hicieron famoso al General Acosta:
Quebrada Seca, Cumanacoa, el Rincón, La Fantasma , San Antonio, Río Colorado, el Carmen, el Murciélago, San Pedro, Cumaná y
Yaguaraparo. Le faltaron muchas.
“Su brillante actuación habíale
alcanzado el alto grado de General en
Jefe, con que coronó su larga carrera, tan llena de episodios y sucesos memorables. Guzmán Blanco pidió para sus restos los honores del panteón Nacional, y el Senado
los concedió por acuerdo del 4 de
mayo de 1882” (Nota tomada del
Boletín del Archivo Histórico de Mira flores. (No. 1-2, Pág. 18. 1959. Año 1)
José
Eusebio Acosta fue Jefe de Estado Mayor
General de los ejércitos de la República , Ministro de Guerra y candidato a la Presidencia de la República. 58 años de
historia, de duro e incesante batallar
Sus proezas seguirán contándose.
No – 51) DON B L A S B R U Z U A L Y
VELOZ,
De la investigación heráldica de la
familia Bruzual, que puso en mis manos el Dr. Andrés Suels Bruzual, se puede
afirmar que Don Blas Bruzual y Veloz, hijo de Don Antonio Bruzual y Beaumont y
Margarita Veloz, nació en Cumaná. Aunque nuestros viejos cronistas no lo tienen
por tal; sólo sabíamos de él que fundó, en 1835, la Cátedra de matemáticas en el Colegio Nacional de
Cumaná, y mudó de Barcelona para esta ciudad su periódico “El Republicano”,
cuyo primer número salió el 29 de junio de 1847.
Blas Bruzual fue un aventurero
fanático, se inició en las filas del Ejército Libertador bajo las órdenes
directas del General Páez en las operaciones del sitio de Puerto Cabello, en
donde recibió una honrosa herida poco antes de la toma de la plaza del Batallón
Primero de Antioquia, con el grado de Subteniente de la Tercera Compañía.
En 1830, en Valencia, figura entre los oficiales de la Brigada formada por
los Batallones Anzoátegui y Junín que
declaran estar dispuestos a “sostener la dignidad de Venezuela en su augusta
Representación Nacional”. En 1831, asiste en Caracas a los cursos de Cagigal y
Acevedo en la
Academia Militar de matemáticas recién creada, donde tiene
por compañeros a Rafael María Baralt, Olegario Meneses, Manuel María Urbaneja y
Juan Aguerrevere. Entra en 1832, en contacto con el integro republicano Tomás
Lander, el patriarca del liberalismo venezolano. En 1834, Bruzual se traslada a
Cumaná, con Don Andrés Level de Goda, y se dedica a la enseñanza; entonces con
su amigo Gutiérrez Coll y del músico Pedro Elías Gutiérrez, autor del himno
popular “Alma Llanera”; redacta la “Revista Oriental”. Poco dura esa etapa,
pues al estallar en 1835 la revolución llamada “Las Reformas”, Bruzual se
adhiere a ella con entusiasmo. Vencidos los reformistas, es expulsado de
Venezuela.
Halla asilo en la Nueva Granada bajo
la protección del General José María Obando, alzado en armas contra el gobierno
de Herrán. Derrotado Obando es reducido a prisión en Bogotá pero logra fugarse,
y a través de la cordillera marcha a reunirse nuevamente con Obando, que se
encontraba en Popayán. Obando lo nombra jefe del Estado Mayor General del
Ejército del Sur, con el grado de Coronel. Pero la revolución fracasa, y
Bruzual tiene que abandonar el país; pasa a Guayaquil, y de allí sigue a Costa
Rica en donde presta servicio militar por algún tiempo. Regresa al suelo nativo
en 1843, se establece en Barcelona, en donde inicia el año siguiente la
publicación del semanario El Republicano, que habrá de perdurar, con diversos
avatares en cuento a la residencia, hasta octubre de 1852.
Blas Bruzual, es ante todo un gran
periodista, defiende con inteligencia y energía los principios de la oposición
liberal. Lanzado de lleno a la lucha política, sostiene fogosas polémicas tanto
en el plano local como en el ámbito nacional, y contribuye a la creación de la
agrupación Liberal de Barcelona, que funciona bajo el título de “Sociedad Promovedora”.
Se dedica también a la enseñanza de las matemáticas rivalidades de carácter
profesional, que vienen a unirse a las divergencias políticas, le enfrentan
públicamente, a fines de 1845, con el Doctor Nicanor Bolet Peraza, Vicerrector
del Colegio Nacional de Barcelona y miembro conspicuo del partido denominado
“Oligarca”, en las afueras de la ciudad, ante un nutrido grupo de curiosos y
los alumnos del Colegio Nacional en batalla, con la Bandera Nacional
desplegada en medio de varias banderolas, Bruzual y Bolet se entregan en una
curiosa confrontación, provisto aquél de un teodolito y éste de un octante: se
trata de demostrar cuál de estos instrumentos es más apropiado para proceder a
una triangulación al terreno. Después de varias demostraciones, los adversarios
se retiran convencidos cada uno de que ha
logrado la victoria en esa confrontación que en verdad es poco común en
los anales de la política venezolana.
Otros aumentos eclipsan el desafío del
teodolito y el octante. La campaña para las elecciones presidenciales de 1846
presentado a sus conciudadanos el nombre del General José Gregorio Monagas para
la Vicepresidente
de la República ,
se lanza esta vez de lleno a sostener el mismo candidato para la primera
Magistratura. Desde las columnas del Republicano el futuro Libertador de los
esclavos es presentado como el hombre más apropiado dadas las circunstancias
para desempeñar la
Presidencia de Venezuela durante el período 1847-1851. Para
defender esta tesis, Bruzual ha de combatir con la pluma a los llamados
oligarcas, quienes lanzan la candidatura del hermano J. Tadeo Monagas, quien
como es sabido, resulta triunfante; pero Bruzual también debe enfrentarse a sus
correligionarios liberales de Caracas, cuyo vocero más destacado es El Patriota
de Felipe Larrazábal, empeñados en elevar hasta la Primera Magistratura
a Antonio Leocadio Guzmán.
Mientras El Republicano difunde su
prédica doctrinaria con un lenguaje de altura, El Rebenque, periódico satírico
cuyo nombre es ya como un latigazo a los personajes del partido conservador,
quienes se defienden y contraatacan con no menor virulencia desde las columnas
de “El Piloto” y “La Lumbrera ”.
Según el primer estudioso de la prensa Barcelonesa, José Bernardo Gómez
Uzcátegui (en su Crónica del Periodismo en Barcelona, 1834 a 1895, publicada en el
“Diario de Caracas” del 1, 17, 18 y 22 de abril de 1895), Blas Bruzual era uno
de los “muchos colaboradores” de El Rebenque. Dato que no he podido confirmar
documentalmente, pero que no tendría nada de extraño, pues se trataría de un
caso similar al de Antonio Leocadio Guzmán con “El Venezolano” y “El Relámpago”
en la Caracas de
los años 1843-1844.
El triunfo de J. Tadeo Monagas, el
proceso seguido contra Guzmán, su condena y la conmutación de la pena, los
sucesos del 24 de enero de 1848, el fracaso de las insurrecciones acaudilladas
por Páez, son eslabones en la cadena que van afirmando más y más el predominio
autocrático del caudillo oriental, Blas Bruzual, que al principio ha
permanecido a la expectativa, acaba por sumarse a la nueva situación, en 1848
desempeña durante cinco meses la
Gobernación de la recién creada provincia de Calabozo
(Guárico). Por enero de 1849, el Congreso le designa Consejero de Gobierno.
Hacia esa época sostiene en El Republicano que aparece en Caracas una virulenta
campaña contra el General Mariño a quien acusa de fomentar el militarismo en el
país. Esto da lugar a un altercado entre el periodista y el joven hijo del
General Eusebio Mariño, también choca Bruzual a mediados de 1849, cuando desempeña
interinamente la Gobernación
de Caracas, con su antecesor en este cargo, Marcelino de La Plaza. Luego , es poco
la que de él sabemos al suspenderse la publicación de El Republicano, Bruzual
parece haber abandonado el periodismo, por lo menos como actividad continua, En
1833 participa en la revolución contra su antiguo ídolo, José Gregorio Monagas,
la cual fracasa a causa del terremoto que destruye a Cumaná. Bruzual es
reducido a prisión, pero a poco es liberado al mismo tiempo que el General
Santiago Mariño y Jacinto Gutiérrez, en agosto de 1859, cuando el Presidente
Julián Castro es depuesto en Caracas, los desorientados vencedores acuden en
busca de consejo a Bruzual, quien les sugiere aventurar el carácter popular del
movimiento no se le oye durante los años de la guerra larga, coadyuve al
triunfo de la causa federal, Falcón lo nombra, en julio de 1863, Consejero de
Estado.
Poco después, el nuevo régimen lo
designa Ministro Plenipotenciario ante el gobierno de la Unión Norteamericana
que preside Abraham Lincol, en septiembre de 1863 viaja a los Estados Unidos,
entonces en plena guerra de secesión entre sus instrucciones figura la de
ofrecer al Gobierno de Washington un contingente de oficiales y soldados de
caballería venezolanos a fin de que luchen al lado de los de la unión contra
los Confederales o de ser necesario contra los ejércitos franceses y españoles
que están apoyando en México al Emperador Maximiliano, el gobierno de Falcón
promueve una alianza continental incluyendo a los Estados Unidos contra
cualquier intervención Europea en América. Pero, al llegar a Washington,
Bruzual se encuentra con la desagradable sorpresa de que aquel Gobierno en
lucha dentro de su propia casa con una “revolución” retrasa con firme cortesía
el reconocimiento del régimen del Mariscal Falcón, porque lo considera a su vez
fruto de una “revolución”, en 1864 se produce el reconocimiento, y Bruzual
entra a desempeñar oficialmente sus funciones. La oferta de ayuda militar no es
aceptada en cuanto a la alianza continental…“se tomará en consideración”,
alrededor de este proyecto, el diplomático venezolano desarrolla una intensa
actividad, también promueve la publicación en Nueva York de un periódico en
español. En abril de 1865 presenta las condolencias del gobierno de Venezuela
por el asesinato de Lincoln; en julio de ese mismo año, sugiere la convocatoria
de una Confederación Postal Internacional, y en mayo de 1867 interviene en las
gestiones para la creación de una nueva línea de vapores entre Nueva York y los
puertos Venezolanos, todo esto, y mucho más, lo relata Benjamín A. Franklin en
su excelente monografía Venezuela y los Estados Unidos (1810-1888).
En julio y agosto de 1868, Blas Bruzual
continuaba ejerciendo sus funciones diplomáticas en el Norte, y hacía esfuerzos
para disuadir al Gobierno de los Estados Unidos de reconocer a J. Tadeo Monagas
y demás caudillos de la “Revolución Azul” alzados contra el sucesor de Falcón,
General Manuel Ezequiel Bruzual. Los “Azules” habían entrado a sangre y fuego
en Caracas, y el General Bruzual, que resistía en Puerto Cabello, recibió una
grave herida y fue a morir a la isla de Curazao el 15 de agosto. Era, según
Frankel, hijo de Blas Bruzual. Según Francisco González Guinán (Historia
Contemporánea de Venezuela, IX, p. 155), Blas era sitio.
En todo caso, la carrera de Blas
Bruzual se acerca también a su fin. Ha entrado en la fase final de su vida, sus
días de gloria están ya lejos; aquellos en los que pasaba de la cárcel a la
jefatura de un Estado Mayor. O aquellos, sobre todo, que le vieron contribuir a
darle a la prensa de la
Provincia Venezolana un lustre y un vigor ideológico que en
nada desmerecían al lado de la prensa capitalina. Los años cuarenta del pasado
siglo fueron, en efecto, una época de oro del periodismo doctrinario en el
interior del país, como lo demuestran, para mencionar sólo algunos: El
independiente de Barquisimeto, El Patriota de Valencia, El Manzanares de
Cumaná, en este grupo, ocupa lugar destacado El Republicano de Barcelona.
El Republicano vio la luz el 22 de mayo
de 1844, le servían de epígrafe unas palabras de Bolívar: “El alma de un servo
rara vez alcanza a apreciar la sana libertad”. Tenía frecuencia semanal. Hasta
el Nº 97, de 20 de febrero de 1846, se editó en Barcelona los números 98 a 104 (Marzo de 1846) se
publicaron en Caracas, a donde se había dirigido Bruzual en el momento
culminante de la campaña pre-eleccionaria. Luego, regreso a Barcelona, y allí
continuó apareciendo El Republicano desde el Nº 105, de 15 de abril, hasta el
Nº 133 de 12 de octubre de 1846, cuando se suspendió temporalmente por haber
sido expulsado su redactor de Barcelona; Bruzual se avecindó en Cumaná, y allí
reinició la publicación del periódico, cuyo Nº 134 llevaba la fecha 29 de junio
de 1847, y databa del “primer año del desconcierto de la oligarquía”, su
epígrafe decía ahora: “Sé muy bien la suerte que les espera a los defensores de
los derechos del hombre si los opresores llegan a dominar la tierra; pero
sufriré gustoso las cadenas de la muerte, si se me impusiere por defender la
libertad civil y política de mi patria” Blas Bruzual”. Más tarde, a fines de
ese mismo año los comienzos del siguiente, Bruzual se estableció en Caracas, en
donde El Republicano continuo publicándose hasta que cesó definitivamente, fue
un periódico ambulante, tan íntimamente vinculado a la persona de su
redactor-editor, que podía seguir a éste sin dificultades en sus
desplazamientos. Caso curioso en los anales del periodismo venezolano. Se dice,
también que fue El Republicano el primer periódico que publicó caricaturas en
Venezuela, durante su primera época en Barcelona, alcanzó gran difusión en todo
el país, si hemos de juzgar por la larga lista de agendas que Bruzual colocaba
a la cabeza del título, en la cual figuraban más de cuarenta ciudades y pueblos
de Venezuela, desde Acarigua a Yare, el nombre de la señora Merced Bruzual,
madre del periodista, se mencionaba como agente en Caracas.
La efectividad en la práctica del
principio alternativo; la reducción, el interés del dinero al 6% anual; el
establecimiento de una moneda nacional; la modificación de la ley del 10 de
abril de 1834 sobre la libertad de contratos; la reestructuración del Poder
Judicial, y la plena rehabilitación de los militares que habían participado en la Revolución de las
Reformas; tales eran los “Principios Políticos” que declaraba El Republicano,
en su número 1, estar dispuesto a sostener, en realidad, más que políticos, la
mayoría de tales objetivos eran de carácter económico, pero sólo podrían
lograrse, en opinión de Bruzual compartida por muchos en Venezuela con un
cambio radical del equipo gobernante esto se le da entonces tanta importancia
al llamado “Principio Alternativo”, primero de los enunciados por Bruzual en su
declaración.
Para este volumen se han seleccionado
algunos de los más notables editoriales de El Republicano durante los años 1844 a 1846,escritos por
Bruzual, en ellos se enfrenta doctrinariamente a Soublette, a Páez y a los
estamentos económicos-sociales que ellos representan. Polemiza también, como se
ha dicho antes, con los liberales caraqueños que en 1846 auspician la
candidatura presidencial de Antonio Leocadio Guzmán, el conjunto constituye una
valiosa síntesis de la oposición liberal en el Oriente de Venezuela, tal como
la entendía y predicaba Blas Bruzual desde las columnas de aquel gran periódico
de Provincia que complace repetirlo nada tenía que envidiarle a los de Caracas.
Vivía retirado de toda actividad
pública cuando el Presidente Guzmán Blanco le concedió el 1º de febrero de 1881
una pensión de 400 bolívares mensuales en recompensa de sus importantes
servicios a la causa liberal de Venezuela, el 9 de marzo de 1885 ya había
muerto pues ese día el Presidente Crespo envío un mensaje al Congreso pidiendo
los honores del Panteón Nacional para Bruzual, que le fueron acordados el día
16.
No – 52) MARIA RODRÍGUEZ
La Sirena de Cumaná, nació
en el barrio Plaza Bolívar, el 22 de julio de 1924. Desde pequeñita dio
muestras de su pasión por la música y el baile folclórico, formando parte de
las parrandas y comparsas navideñas de
su barrio, donde muy pronto se destaca por su intuición y pasión musical, que la convierte en
referencia en toda la ciudad. Es tan solicitada que abandona la escuela en su
búsqueda de escenarios para la pasión de su arte.
Como suele decirse “cuando
el alumno está listo aparece el maestro” y en efecto en su camino aparece la
maestra Aurelia Rodríguez, de su propia familia, que la llama a formar fila en
sus comparsas “La Mariposa” y “La
Sirena”, en la cual se destaca tanto, que de allí sale su primer sobrenombre
con el cual la conocemos todos.
Cuando su sobrino
Morochito Rodríguez ganó la primera medalla olímpica y toda Venezuela lo
aclamó, ella vio su oportunidad para mostrarse cual ella era, Maria tomó el
micrófono y dijo “!Yo también canto!”…, se le abrieron las puertas de la radio,
donde trabajo al lado del poeta y declamador Santos Barrio, que se lucía en
todo el País con su inigualable “Juanita Mayo”. María demostró entonces con sus
aguinaldos el poder de su galillo, su pícara voz caló en el alma colectiva y
desde entonces su crecimiento se universaliza cada día más.
Premio Nacional de Danza y
Patrimonio Cultural Viviente 1994. Lleva su nombre el premio Municipal de
Música Popular, de la
Alcaldía de Sucre. Posee la Orden “Antonio José de Sucre”. Ha grabado Comparsas y música folclórica, joropo
estribillo, fulías, galerones,
merengues, etc. Tiene en discos: “María
Rodríguez, la voz de Cumaná, 4 volúmenes; María la tremenda, y el CD María por siempre. Ha actuado en Cuba, Jamaica, Barbados,
Trinidad, Estados Unidos, Inglaterra y Portugal. Se escucha en todo el mundo de
habla hispana.
No – 53) CRUZ
ALEJANDRO QUINAL
Botucal Municipio Montes del Estado Sucre. ,
3/5/1934 - San Lorenzo, 17/7/1987)
Artesano, compositor y músico, es considerado el rey del bandolín, y el mejor intérprete del joropo
con estribillo de la región de Cumanacoa. Fabricó más de diez mil cuatros de
sonido perfecto, guitarras, mandolinas, violines, maracas, tambores, marimbas,
marimbolas, escarpándolas, la bandola oriental, el tres y el bandolín morocho,
su creación maestra, un instrumento de doble trastera, afinado con un tono de
diferencia en cada diapasón, que le permitió cambiar de tonalidad sin modificar
la digitación de su mano izquierda.
No – 54) LUISA
CACERES DE ARISMENDI
Esta extraordinaria obra de la pintora Georgina –Yoya- Lunar, que
representa a doña Luisa Cáceres de Arismendi, como una gran mujer, denota mucho
conocimiento de la personalidad de la heroína; y tuvo muy buen cuidado de los
detalles, de su vestido y sus adornos
muy vistosos, fueron estudiados con mucho cuidado, adecuándolos a su época. Sin
ningún prejuicio, opino, que el extraordinario Francisco de Goya, al pintar el
atuendo de la Condesa de Carpio en 1791, utiliza una mantilla de color magenta,
que se nos antoja sutilmente imitado por Yoya; y si no es así, tal vez influyó
en ella el colorido del gran Zurbarán en su Anunciación, o podría ser también
de Rodrigo de Osona, en el vestido de la virgen con el caballero de Montesa,
1476. Pero es indudable que el traje de Luisa Cáceres en esta obra, es
absolutamente de arte hispano colonial, que toma muy en cuenta el color y la
calidad del vestuario de las damas de la época. También es admirable el marco
cuya pintura imita la puntilla de oro usada en el siglo de las luces.
La leyendaria mujer, imagen de la venezolana revolucionaria y mártir,
nació en Caracas el 25 de setiembre 1799, fueron sus padres don José Domingo de
Cáceres y doña Carmen Días de Cáceres. Activista de la revolución, apenas había
cumplido los 15 años cuando conoció y se enamoró apasionadamente de Juan
Bautista Arismendi, General en Jefe del Ejército Libertador y gobernador del
Estado Nueva Esparta, viudo de doña María del Rosario Irala; y desde que se
conocieron en la fiesta de Nochebuena no hubo fuerza capaz de separarlos.
Fue la noche de Navidad de 1813, en la cena de Nochebuena en casa del
prócer General José Félix Rivas, donde se reunían algunos patriotas. Esa noche
se conocieron Juan Bautista y Luisa, bailaron, conversaron y se juraron amor
eterno.
Vinieron días felices y días de espanto. Luisa participaba como
cualquier soldado en los quehaceres del ejército. Su figura galana se destacaba
entre la oficialidad. Voluntaria siempre.
En las campañas en que participaba, ella era la risa y las lágrimas,
vida y muerte de los seres más amados.
Nacía la Patria libre y allí también fue partera, y desde ese nacimiento
los enemigos de la libertad, luchaban a muerte contra su propio pueblo y su
propia libertad, y entonces sus lágrimas fueron de sangre. El gobierno patriota
se derrumbaba, las fuerzas imperiales se unían y reponían en todo el territorio
nacional. La vida de los enamorados no tuvo paz.
El General español don Domingo de Monteverde, veterano de Trafalgar,
entra por Coro y se une a las fuerzas del comandante Reyes Vargas, que lideraba
las fuerzas regulares de la provincia de Coro, que no aceptaba la
Independencia, y en el centro del país encuentra apoyo de otros insurrectos.
Avanzaban rápidamente hacia Caracas causando espanto entre los venezolanos,
cometían toda clase de ultrajes entre las familias patriotas. Por supuesto
Arismendi tuvo que marchar a Margarita a cumplir con sus obligaciones
militares, y dolor de la despedida y la tragedia asediaba a Luisa Cáceres. El
luto cubrió de negro a la bella infanta.
Entre las victimas de aquella tragedia está el padre y el hermano de
Luisa Cáceres, capturados en un encuentro con las fuerzas del temible
comandante español Rosete en los Valles del Tuy, son juzgados sumariamente y pasados por las
armas.
La muerte de sus seres amados fue un golpe mortal para el espíritu de la
comandante Luisa Cáceres. Queda sola en Caracas y tiene que hacerle frente a
las necesidades de la familia y ella es el enemigo.
Ante el avance de las fuerzas reaccionarias Miranda se rinde, y los
gobiernos de todas las provincias que habían jurado vencer o morir, también se
rinden; pero los patriotas de verdad no, ellos continúan la lucha por sus
ideales, ríos de sangre bañan los campos de la patria. Pero no todo estaba
perdido. En ese mismo año de 1813 Bolivar y Mariño entran victoriosos a
Venezuela, el primero por los Andes y el segundo por Paria. Liberan a Venezuela
y fundan la Segunda república. El General Juan Bautista Arismendi es elegido
por Mariño, Gobernador Militar de Margarita. Luisa Cáceres vuelve a la lucha, y
vuelve la esperanza para el apasionado amor de Luisa y Juan Bautista. El la
llama a su lado, pero no pueden unirse, ambos eran soldados de la Patria.
Viene el aciago año de 1814, José
Tomás Boves, el terrible y emblemático caudillo español, perseguido, derrotado
y victorioso tantas veces, reúne un ejército invencible y triunfa en la mortal
y decisiva batalla de La Puerta, aniquila las fuerzas unidas de Bolívar y Mariño;
y los patriotas de Caracas bajo el mando de Bolívar emprenden la terrible y
mortal Emigración a Oriente, allí va la comandante Luisa Cáceres liderando
aquella marcha suicida, y en busca de su amado, él la espera en Margarita, la
ha llamado tantas veces. Luisa llega Cumaná, donde es recibida por los
patriotas cumaneses que ya la conocían por su temple y por su inteligencia.
Arismendi, que ejercía la gobernación política y militar de la isla
decide casarse con su amada, previendo las terribles circunstancias que se
avecinaban, le ha pedido y le implora
matrimonio, no solo por amor sino para protegerla, y se casan el 3 de
diciembre de 1814, un día antes de la muerte de Boves en Urica, que fue una luz
en las tinieblas. La pareja tuvo sus días de felicidad y Luisa queda
embarazada.
En 1815 arriba a la Isla de Margarita el General Pablo Morillo al frente
de una expedición de 65 barcos de guerra y 10 mil soldados, que ocupan todo el
territorio nacional. Vuelve la persecución, las sombras, la clandestinidad, donde
el amor crece o muere.
Arismendi, con Francisco Esteban Gómez y todo el pueblo de Margarita,
hacen frente a Morillo, a cuyas fuerzas les hace pagar muy caro su incursión,
el mismo Morillo lo escribe, pero Juan y
Luisa son perseguidos, ellos lideran la revolución; se atrinchera en las
montañas del norte, dirigen la guerra de guerrillas que tanto daño causaba a
las fuerzas de Morillo, pero es descubierto por el Comandante José de Cobain,
lugarteniente de Morillo, que había quedado al mando del ejército, mientras su
jefe se traslada con su inmensa flota
para sitiar a Cartagena en Colombia.
Los patriotas se reponen en todo el país y obtienen importantes
victorias contra Morillo, pero Luisa que había concebido y no podía seguir a su
marido, es apresada, sus bienes son saqueados por los soldados españoles, es llevada prisionera al castillo de santa
Rosa en la Asunción, capital de la Isla. Allí sufrió estoicamente toda clase de
tormentos.
El comandante Cobain sabe que Luisa esta embarazada, y trata de lograr
que le escriba a su esposo para que capitule, pero ella le responde “Jamás
lograreis de mi que le pida a mi esposo faltar a sus deberes”. La prisión se
hace insoportable, sometida a la burla, al hambre y la soledad.
Luisa parió, en el calabozo del Castillo de Santa Rosa, en condiciones
infrahumanas y perdió la criatura; allí, en ese calabozo, los patriotas derramaron, derraman y
derramarán lágrimas de sangre, de
impotencia, todos los días, hasta que la Patria dignifique el santuario de esa
mujer, que sufrió tanto como la Virgen María ante su hijo crucificado.
La guerra tiene altibajos, en 1816 el Comandante Cobain, fue hecho
prisionero por las fuerzas de Arismendi. Los españoles se apresuraron a
ofrecerle un canje de prisioneros, su comandante por Luisa Cáceres. Arismendi
respondió: “Sin Patria no quiero esposa”. La respuesta. Los españoles se
ensañaron aun más con su prisionera.
En 1816, Luisa Cáceres de Arismendi, fue llevada a las bóvedas de la
Guaira, donde murieron tantos patriotas, entre ellos el Lic. Andrés Antonio
Callejón, sacerdote patriota cumanés, que no pudo soportar el castigo y la
crueldad de los cancerberos. Ella aprendió a pasar hambre y sed. Luego es
trasladada junto con otros prisioneros, sin ninguna consideración, con rumbo a
una prisión en Cádiz España. El galeón fue aprendido por un buque corsario norteamericano,
que desembarcó a los pasajeros en las islas Azores, y desde allí fueron
trasladados a Cádiz, donde fue tratada con más gentileza y pudo comunicarse con
sus familiares y amigos, y en especial con su amado esposo que nunca abandonó la esperanza de unirse con ella.
En 1817, gracias a la intervención del
General cumanés Francisco Carabaño, viaja a Filadelfia, en Estados
Unidos, donde recibe esmerada atención por parte de las autoridades de ese
País, y desde allí por fin puede viajar clandestinamente, con riesgo de su
vida, a Venezuela y a Margarita, que disfrutaba de una precaria
libertad, y, por fin va a unirse con su
esposo el general en Jefe Juan Bautista Arismendi con quien vivió hasta 1841,
fecha de la muerte de su esposo, y luego se trasladó a Caracas.
Esa mujer extraordinaria murió en Caracas en 1866 y sus restos reposan
en el Panteón Nacional.
No – 55) PEDRO ELÍAS
MARCANO
Nació don Pedro Elías Marcano en Cumaná,
el día 5 de diciembre de 1855, siendo sus padres don José Félix Marcano y la
señora Rosario Acuña Estudió las primeras letras en su tierra natal, y el Bachillerato en el antiguo Colegio Nacional de Cumaná, cuyo rector era el notable educador e íntegro
republicado don José Silverio González, maestro de
tantas generaciones cumanesas, y quien a su muerte nos dejó el recuerdo de
su vida y de su obra, ambas admirables.
El 19 de diciembre de 1878 recibe el título de Farmacéutico,
profesión ésta en la cual descolló, dada su
constancia y sus no comunes conocimientos científicos.
Su vida la dedicó por completo a las
letras, fino
y laureado pota, pero dedicado especialmente al cultivo de la Historia,
que tuvo en don Pedro Elías Marcano, un verdadero
apóstol, incansable en su labor de investigador de nuestra historia, a cuya
pasión dedicó las horas de que podía
disponer, pues, una veces
atendía alguna Farmacia y en otras ocasiones desempeñaba algún modesto cargo
público, entonces las empleaba en hurgar en los olvidados archivos cumaneses,
en examinar viejos y carcomidos infolios, estudiar la vida de nuestros grandes hombres.
Estos honrosos trabajos también los compartía con las atenciones a su honorable
hogar.
Escribió mucho en revistas y periódicos,
hoy desaparecidos, editó numerosos
opúsculos acerca de interesantes temas históricos,
entre los cuales recordamos algunos, como “La
Defensa Patriótica de Maturín”, “Biografías
del Coronel Juan José Quintero y del Coronel Ramón Pérez”,
publicó trabajos sobre la fundación de Maturín y de otros pueblos orientales.
Sobre los próceres de nuestra gloriosa
independencia escribió hermosas páginas relacionadas con el Gran Mariscal de
Ayacucho, el general en jefe José Francisco Bermúdez, el general Domingo Montes,,
y tantos otros paladines orientales.
Miembro fundador de la “Junta de la Historia”
realizaba en dicho cuerpo las labores de Secretario y Archivero, y a él, se
deben los pocos números de las magníficas memorias que publicara tan útil
Asociación.
También estuvo don Pedro Elías
Marcano, en contacto con las musas, ya que escribió diversas poesías tales como
un canto a Colón, dedicado a don Felipe Tejera; un poema en honor de Antonio
José de Sucre, con motivo de la inauguración de la estatua ecuestre que se le
erigió en esta ciudad, una poética ofrenda en la muerte del brillante poeta
orador y periodista cumanés Juan Manuel González Varela, y ¨La Cruz en América¨,
esta poesía, del 31 de diciembre de 1887. oda premiada en el certamen literario
promovido en Ciudad Bolívar, para
celebrar el Jubileo Sacerdotal de su Santidad el Papa León XIII, y muchos otros
versos de clásico estilo y de hermoso numen.
Amigo de la instrucción pública,
también desempeñó cátedras en algunas ocasiones; y escribió un texto de
gramática Castellana, hoy
desgraciadamente desaparecido.
En la ciudad de Maturín vivió largos
años, y allí contrajo nupcias, con la señorita Liduvina Balderrama, y en su
matrimonio tuvieron varios hijos.
Ahora queremos referirnos a su obra de
mayor importancia y a la cual dedicó especial afecto y empeño. El Consectario de la ciudad de Cumaná, en la que trabajo con paciencia benedictina,
con incansable tenacidad, con señalado esfuerzo hasta verla finalizada.
Eran los días en que se celebraban el
¨Centenario de la batalla de Ayacucho¨ el 9 de diciembre de 1924. Cumaná revivía sus gloriosas tradiciones, su
culto por la historia y su amor con el héroe sin tacha, el Bayardo Americano,
Antonio José de Sucre, Gobierno y pueblo, corporaciones y ciudadanía, se
esmeraban en glorificar al hijo máximo de nuestra legendaria tierra; todos
querían aportar la ofrenda al recuerdo del inmortal paladín. Don Pedro Elías
Marcano trabajaba silenciosamente en la obra de sus afanes, y de sus más caros
ideales; se trataba de ¨El Consectario de la ciudad de Cumaná¨, el cual había
comenzado el ilustre sacerdote y noble filántropo cumanés, Arcediano de la Catedral de Caracas, fray don
Antonio Patricio de Alcalá. Don Pedro Elías
Marcano, completó la obra, y como brillante complemento, escribió una serie de
biografías de importantes hijos de la ciudad del Manzanares, en las cuales
encontramos el dato preciso y la información oportuna, acerca de tantos varones
que fueron gloria de la tierra que los vio nacer, la primera edición del Consectario de la
ciudad de Cumaná, se realizó en la imprentas ¨El Heraldo¨ de Marco Tulio
Badaracco, en 1924.
En la advertencia de la primera
edición nos dice don Pedro Elías Marcano lo siguiente “Ahora bien si toda
ocasión es oportuna para exhibirse
cualquier trabajo ninguna como el presente en que se festeja el centenario de
la batalla de Ayacucho es más propicia para dar a luz pública este libro una
vez que reunidas en el historia mente las familias cumanesas cual si se
hubiesen dado cita para asistir en espíritu a la edificante apoteosis Cumana
toda aviva su amor patrio al contemplar en el horizonte mortal de su vida la
figura luminosa de su hijo el Gran mariscal Antonio José de sucre que selló con
hidalguía en aquel campo épico la emancipación política de Suramérica. Tan hermosas frases revelan la íntima
satisfacción que experimentaba Don Pedro Elías Marcano al publicar el
Consectario de la Ciudad de Cumaná.
Hombre de gran espíritu religioso lo
vimos formar filas en las sociedades de nuestra tierra, y por eso fue honrado
con el cargo de Mayordomo de Fábrica, del hermoso templo de Santa Inés
Algunos años después de publicar se
notable trabajo histórico se trasladó con su familia, a Ciudad Bolívar; donde
lo sorprendió la muerte el día 27 de diciembre de 1930. noticia esta que fue
recibida con gran pesar en el seno de la sociedad cumanesa.
El terremoto del 17 de enero de 1929,
que destruyó a Cumaná, causó gran dolor a don Pedro Elías Marcano, y en carta
que dirigiera a su querido amigo y compañero, el Dr. José Silverio Gonzales
Varela, le decía que ¨él deseaba bañar con sus lágrimas las ruinas de su amada
tierra cumanesa¨: tal era el amor del anciano historiador por la ciudad que lo
vio nacer.
144
- No. – 55) GENERAL ANDRES ROJAS.-
Nació en San
Sebastián de los Reyes en el Estado Aragua. Desde 1811 fue patriota. Como
Comandante de la Infantería peleó en la famosa batalla del 25 de mayo de 1813
en Maturín, en la cual salió desbaratado por completo, el capitán general don
Domingo de Monteverde. A las órdenes de Mariño sirvió en 1814, y en Tucupido,
Altagracia, Lezama, Bocachica, Arao, Carabobo y La Puerta se Condujo siempre a
la altura de su patriótico deber. En Magueyes, Maturín y Urica, donde mandaba
la infantería, que pereció toda, y sucumbió el terrible Boves, añadió brillo
mayor a su hoja de servicios. Convirtióse en atrevido guerrillero después de
esta última jornada, funesta en extremo a la República: con los Monagas,
Cedeño, Sarasa, Barreto, Parejo, y otros bravos adalides de la contienda magna,
mantuvo enhiesta en los llanos la enseña redentora, y en Chirbatal, Bendición,
Caura, La Mesa, El Tigre y otros puntos de combate no deslustró su valentía.
Perteneció al Consejo Militar, organizado en 1816, en San Diego de Cabrutica;
cuyos demás miembros eran los tenientes coroneles Jesús Barreto y Carlos Padrón;
y los capitanes, su hermano Francisco Rojas y Jerónimo Urquiola. Incorporado
después a los expedicionarios de Los Cayos de San Luis, segó laureles en
Quebrada Honda, Alacrán y Juncal. Era de raza africana. Con méritos positivos
obtuvo el alto grado de General de División y recorrió con gallardía el camino
de la gloria defendiendo heroicamente la independencia de la Patria. Siendo
gobernador militar de Cumana y sostenedor decidido de la integridad de
Colombia, pereció en dicha ciudad el 8 de abril de 1831 en la tarde, al
sublevarse en el antigua cuartel de artillería, el batallón de milicias
cumanesas, que, ya en formación y cuando iba a ser embarcado para Barcelona,
hizo sobre él una descarga que le arrebató al punto la vida, al Grito de ¡Viva
Venezuela! ¡Viva el General Bermúdez nuestro Libertador!
Resentido de
ella (La muerte de Rojas) dice el Dr.
Francisco Javier Mármol en la biografía del señor obispo, Talavera, el coronel
Arévalo, que era su segundo, había resuelto vengarla impíamente, haciendo fuego
sobre la ciudad desde el Castillo de San Antonio, que la domina”
“Previene al
señor Talavera su separación de la capital para entregarse a la ceguedad de su
furor; más el prelado impugna enérgicamente tal pretensión, le protesta
que por ninguna causa abandonará la
población, dispuesto como estaba a correr su propia suerte”.
“Le aconsejó
al contrario, que sacase sus tropas fuera de la ciudad para libertarla de los
estragos de un combate, caso de verificarse la invasión que se temía del
General Bermúdez”.
“Fortuna fue
que Arévalo, hombre de tanto arrojo comon tenacidad no desatendiese los
consejos del piadoso pastor que a la cabeza de su pueblo imitaba al noble ejemplo de San León cuando
salvó a Roma de los horrores de Atila.
El retiró sus
tropas, desistió de su violento propósito, y el General Bermúdez entró a la
capital sin ninguna desgracia que lamentar”
“La casa del
prelado fue el único sitio de las familias desoladas en tan conflictiva
situación”.
El Coronel
Manuel Arévalo murió en acción de guerra en Urica el 8 de octubre de 1833, y
nació en Pariaguán, en la antigua provincia de Barcelona.”
Cuando
Arévalo corrió al castillo de San Antonio, para de allí destruir a cañonazos la
ciudad de Cumaná, por la muerte del general Andrés Rojas, estaba de jefe en
dicha fortaleza, el Capitán don José Molinar, cumanés. Tenía este levantado el
puente levadizo: empeñóse Arévalo con él en que lo hiciese bajar para poder así
ejecutar su atroz designio; y don José le repetía con firmeza “Ahí te mueres,
Arévalo”. Este dicho llegó a ser un refrán, que se usa entre algunos para
significar una negativa persistente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario