viernes, 18 de noviembre de 2016

LUSA CÁCERES DE ARISMEDI




RAMÓN BADARACCO











NOTAS BIOGRAFICAS DE LA HEROÍNA
LUISA CÁCERES DE ARISMEND









Cumaná, 2014





Autor: Ramón Badaracco
Tulio Ramón Badaracco Rivero
Título de la obra: NOTAS BIOGRÁFICAS DE
LUISA CACERES DE ARISMENDI
Diseño de la cubierta  R. B.
Ilustración de la cubierta  R. B.
Depósito legal
Impreso en Cumaná

cronista40@hotmail .com
academia.sucre@gmail.com
Cel. 0416-8114374


































SOBRE LA OBRA DE LA ARTISTA GREGOINA LUNAR – ALIAS YOYA.

Esta extraordinaria obra de la pintora Georgina –Yoya- Lunar, que representa a doña Luisa Cáceres de Arismendi, como una gran mujer, denota mucho conocimiento de la personalidad de la heroína; y tuvo muy buen cuidado de los detalles, de su vestido y sus adornos muy vistosos, fueron estudiados con mucho cuidado, adecuándolos a su época. Sin ningún prejuicio, opino, que el extraordinario Francisco de Goya, al pintar el atuendo de la Condesa de Carpio en 1791, utiliza una mantilla de color magenta, que se nos antoja sutilmente imitado por Yoya; y si no es así, tal vez influyó en ella el colorido del gran Zurbarán en su Anunciación, o podría ser también de Rodrigo de Osona, en el vestido de la virgen con el caballero de Montesa, 1476. Pero es indudable que el traje de Luisa Cáceres en esta obra, es absolutamente de arte hispano colonial, que toma muy en cuenta el color y la calidad del vestuario de las damas de la época. También es admirable el marco cuya pintura imita la puntilla de oro usada en el siglo de las luces.   

La leyendaria mujer, imagen de la venezolana revolucionaria y mártir, nació en Caracas el 25 de septiembre  1799,  fueron sus padres don José Domingo de Cáceres y doña Carmen Días de Cáceres. Activista de la revolución, apenas había cumplido los 15 años cuando conoció y se enamoró apasionadamente de Juan Bautista Arismendi, General en Jefe del Ejército Libertador y gobernador del Estado Nueva Esparta, viudo de doña María del Rosario Irala; y desde que se conocieron en la fiesta de Nochebuena no hubo fuerza capaz de separarlos.
Fue la noche de  Navidad de 1813, en la cena de Nochebuena en casa del prócer General José Félix Rivas, donde se reunían algunos patriotas. Esa noche se conocieron Juan Bautista y Luisa, bailaron, conversaron y se juraron amor eterno.
Vinieron días felices y días de espanto. Luisa participaba como cualquier soldado en los quehaceres del ejército. Su figura galana se destacaba entre la oficialidad. Voluntaria siempre. 
En las campañas en que participaba, ella era la risa y las lágrimas, vida y muerte de los seres más amados.  Nacía la Patria libre y allí también fue partera, y desde ese nacimiento los enemigos de la libertad, luchaban a muerte contra su propio pueblo y su propia libertad, y entonces sus lágrimas fueron de sangre. El gobierno patriota se derrumbaba, las fuerzas imperiales se unían y  reponían en todo el territorio nacional. La vida de los enamorados no tuvo paz.
El General español don Domingo de Monteverde, veterano de Trafalgar, entra por Coro y se  une a las fuerzas del comandante Reyes Vargas, que lideraba las fuerzas regulares de la provincia de Coro, que no aceptaba la Independencia, y en el centro del país encuentra apoyo de otros insurrectos. Avanzaban rápidamente hacia Caracas causando espanto entre los venezolanos, cometían toda clase de ultrajes entre las familias patriotas. Por supuesto Arismendi tuvo que marchar a Margarita a cumplir con sus obligaciones militares, y dolor de la despedida y la tragedia asediaba a Luisa Cáceres. El luto cubrió de negro a la bella infanta.
Entre las victimas de aquella tragedia está el padre y el hermano de Luisa Cáceres, capturados en un encuentro con las fuerzas del temible comandante español Rosete en los Valles del Tuy,  son juzgados sumariamente y pasados por las armas.
La muerte de sus seres amados fue un golpe mortal para el espíritu de la comandante Luisa Cáceres. Queda sola en Caracas y tiene que hacerle frente a las necesidades de la familia y ella es el enemigo.
Ante el avance de las fuerzas reaccionarias Miranda se rinde, y los gobiernos de todas las provincias que habían jurado vencer o morir, también se rinden; pero los patriotas de verdad no, ellos continúan la lucha por sus ideales, ríos de sangre bañan los campos de la patria. Pero no todo estaba perdido. En ese mismo año de 1813 Bolívar y Mariño entran victoriosos a Venezuela, el primero por los Andes y el segundo por Paria. Liberan a Venezuela y fundan la Segunda república. El General Juan Bautista Arismendi es elegido por Mariño, Gobernador Militar de Margarita. Luisa Cáceres vuelve a la lucha, y vuelve la esperanza para el apasionado amor de Luisa y Juan Bautista. El la llama a su lado pero no pueden unirse, ambos eran soldados de la Patria.
 Viene el aciago año de 1814, José Tomás Boves, el terrible y emblemático caudillo español, perseguido, derrotado y victorioso tantas veces, reúne un ejercito invencible y triunfa en la mortal y decisiva batalla de La Puerta, aniquila las fuerzas unidas de Bolívar y Mariño; y los patriotas de Caracas bajo el mando de Bolívar emprenden la terrible y mortal Emigración a Oriente, allí va la comandante Luisa Cáceres liderando aquella marcha suicida, y en busca de su amado, él la espera en Margarita, la ha llamado tantas veces. Luisa llega Cumaná, donde es recibida por los patriotas cumaneses que ya la conocían por su temple y por su inteligencia.

Arismendi, que ejercía la gobernación política y militar de la isla decide casarse con su amada,  previendo las terribles circunstancias que se avecinaban, le ha pedido y le implora  matrimonio, no solo por amor sino para pretejerla, y se casan el 3 de diciembre de 1814, un día antes de la muerte de Boves en Urica, que fue una luz en las tinieblas. La pareja tuvo sus días de felicidad y Luisa queda embarazada.

En 1815 arriba a la Isla de Margarita el General Pablo Morillo al frente de una expedición de 65 barcos de guerra y 10 mil soldados, que ocupan todo el territorio nacional. Vuelve la persecución, las sombras, la clandestinidad, donde el amor crece o muere.

Arismendi, con Francisco Esteban Gómez y todo el pueblo de Margarita, hacen frente a Morillo, a cuyas fuerzas les hace pagar muy caro su incursión, el mismo Morillo lo escribe, pero  Juan y Luisa son perseguidos, ellos lideran la revolución; se atrinchera en las montañas del norte, dirigen la guerra de guerrillas que tanto daño causaba a las fuerzas de Morillo, pero es descubierto por el Comandante José de Cobain, lugarteniente de Morillo, que había quedado al mando del ejército, mientras su jefe  se traslada con su inmensa flota para sitiar a Cartagena en Colombia.

Los patriotas se reponen en todo el país y obtienen importantes victorias contra Morillo,  pero Luisa que había concebido y no podía seguir a su marido, es apresada, sus bienes son saqueados por los soldados españoles,   es llevada prisionera al castillo de santa Rosa en la Asunción, capital de la Isla. Allí sufrió estoicamente toda clase de tormentos.

El comandante Cobain sabe que Luisa esta embarazada, y trata de lograr que le escriba a sus esposo para que capitule, pero ella le responde “Jamás lograreis de mi que le pida a mi esposo faltar a sus deberes”. La prisión se hace insoportable, sometida a la burla, al hambre y la soledad. 

Luisa parió, en el calabozo del Castillo de Santa Rosa, en condiciones infrahumanas y perdió la criatura; allí, en ese calabozo, los patriotas derramaron, derraman y derramarán lágrimas de sangre, de impotencia, todos los días, hasta que la Patria dignifique el santuario de esa mujer, que sufrió tanto como la Virgen María ante su hijo crucificado.

La guerra tiene altibajos, en 1816 el Comandante Cobain, fue hecho prisionero por las fuerzas de  Arismendi. Los españoles se apresuraron a ofrecerle un canje de prisioneros, su comandante por Luisa Cáceres. Arismendi respondió: “Sin Patria no quiero esposa”. La respuesta. Los españoles se ensañaron aun más con su prisionera.

El 22 de marzo de 1816, Luisa Cáceres de Arismendi, fue trasladada a Caracas   y  encerrada en el Convento de Las Monjas donde permaneció incomunicada sin que se le permitiese asistir a los oficios religiosos El 24 de ese mismo mes fue trasladada a la prisión de La Guaira  donde murieron tantos patriotas, entre ellos  el Lic. Andrés Antonio Callejón, sacerdote patriota cumanés, que no pudo soportar el castigo y la crueldad de los cancerberos. Ella aprendió a pasar hambre y sed. Luego es trasladada junto con otros prisioneros, sin ninguna consideración,  con rumbo a una prisión en Cádiz España. El galeón fue aprendido por un buque corsario norteamericano,  que desembarcó a los pasajeros en las islas Azores, y desde allí fueron trasladados a Cádiz, donde fue tratada con más gentileza y pudo comunicarse con sus familiares y amigos, y en especial con su amado esposo que  nunca  abandonó la esperanza de unirse con ella.

En 1817, gracias a la intervención del  General cumanés Francisco Carabaño, viaja a Filadelfia, en Estados Unidos, donde recibe esmerada atención por parte de las autoridades de ese País, y desde allí por fin puede viajar clandestinamente, con riesgo de su vida,  a Venezuela y  a Margarita, que disfrutaba de una precaria libertad, y, por fin va  a unirse con su esposo el general en Jefe Juan Bautista Arismendi con quien vivió hasta 1841, fecha de la muerte de su esposo, y luego se trasladó a Caracas.


Esa mujer extraordinaria murió en Caracas en 1866 y sus restos reposan en el Panteón Nacional. 

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