RAMÓN BADARACCO
EL GENIAL
Dr.
LUIS DANIEL BEAUPERTHUY
DESBONNES
CUMANÁ 2003
Autor: TULIO RAMÓN BADARACCO RIVERO
Que firma Ramón Badaracco
Su libro
El genial Dr. Luis Daniel Beauperthuy Desbonnes
Copyright Ramón Badaracco. 2012
Primera edición 2009
Correo y cel.
Diseño de la cubierta R. B.
Ilustración de la cubierta R. B.
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Fundador de la Escuela de Medicina de Cumaná.
Este hombre sabio y extraordinario, nació en la isla francesa de
Guadalupe, estudió medicina y otras ciencias en Paris. Héroe de la sabiduría, de la bondad y del
amor, se residenció Cumaná en 1841, donde fue acogido con amor y devoción
merecida; en ésta ciudad formó su
familia, y fue acogido por sus colegas médicos como uno más de los hijos ilustres de nuestro pueblo; se enamoró
y casó con una cumanesa de una de las
familia fundadoras, con doña Ignacia Sánchez Mayz, con quien procreó tres hijos
que vinieron a engrosar el poderoso árbol del gentilicio cumanés; y se dedicó
con ejemplar desprendimiento al apostolado de la medicina, donde ejerció su sabiduría por 30 años, abundando
en la gran historia de esta rama de la
sabiduría cumanesa hasta empinarla en la
gloria el ceme la más alta que podía
alcanzar en aquellos tiempos en todo el mundo.
“Como sabio, como médico, como
naturalista, como investigador, como analista, tiene celebridad para su nombre;
tiénela también aun mayor como hombre privado, como padre de familia, como
ciudadano, como amigo. Su pasión por la ciencia lo llevó al extremo que se le
considerara en Francia, como precursor de Pasteur”.
Yo agrego, y como maestro… En 1850 conjuntamente con el Dr. Calixto
González y el Dr. Antonio José Sotillo, funda la Escuela de Medicina de Cumaná.
De esta escuela salen para Caracas, médicos como Jesús Sanabria Bruzual, Luis
Felipe Blanco, Calixto González, Salvador Córdova, Domingo Badaracco Bermúdez,
Diego Carbonell, J. M. Rivas Mundarain, etc., que van a ser miembros fundadores
de las academias nacionales de Medicina,
de la Historia, de la Lengua; y también como profesores de la Universidad
Central de Venezuela, participando en el gran movimiento cultural de la Caracas
de esos tiempos.
Beauperthuy se queda en Cumaná asombrado por efectos y las bondades de
la aplicación de las medicinas naturales
y los estudios de botánica de los médicos cumaneses y por allí dirige
sus investigaciones Cumaná poseía toda la documentación dejada por Bartolomé de
Las Casas Antonio de Caulín don José Sánchez Alcalá Peter Löfling Humboldt y José María Vargas era la ciencia
indígenas recogida por esos sabios
investigadores de la botánica la ciencia que las Casas titulaba de los “sabios
ancianos” con los indígenas metido en las charcas y en las lagunas va
descubriendo las causas de la trasmisión de las enfermedades y las curas que
practicaba nuestros aborígenes Aprende la aplicación del aceite de merey a los
leprosos se admira del tratamiento de la viruela que consistía en acostar al
paciente en hojas de plátanos untadas de aceite de merey o de corojo, lo que
calmaba los dolores y secaba las pústulas,
el uso de la piña para curar el tifo y el cólera, conoce la cura de las
enfermedades digestivas con la toma de la yerba mora y la cura del hígado con
infusiones de cadillo de perro; y definitivamente se enamora de la
investigación por la botánica y crea un recetario para las enfermedades más
conocidas en su tiempo Este recetario lo usaba el Dr. Domingo Badaracco
Bermúdez, y cierta vez se lo pidió su maestro el Dr. Razetti, su maestro, para curar la fiebre española que dejó una
mortandad a su paso por Caracas.
Veamos el trabajo biográfico que insertó don Pedro Elías Marcano, sobre
el sabio Dr. Luis Daniel Beauperthuy, en el Consectario de la Ciudad de Cumaná,
edición de 1956
El Dr. Luis Daniel Beauperthuy, nació el 25 de agosto de 1808 en la
isla de Guadalupe, e hizo sus estudios científicos en París, donde recibió el
título de Doctor, que revalidó en Caracas.
Por el año de 1841 se domicilió en Cumaná y contrajo matrimonio el 10
de noviembre de 1842 con doña Ignacia Sánchez Mayz de cuyo enlace hubo tres
hijos: Pedro Daniel, que se casó con Manuela Mayz Vigas, Inés esposa de Eduardo
Berrizbeitia; e Ignacia, que murió soltera el 4 de mayo de 1868.
Dotado el Dr. Beauperthuy de un espíritu observador, y que a su
instrucción médica unía la del naturalista y del micrógrafo, entregose desde
los comienzos de su carrera profesional a investigaciones microscópicas,
buscando de algunas enfermedades el verdadero origen, porque el que entonces se
les atribuía, no estaba conforme con su criterio.
De los trabajos de sus observaciones enviados a la Academia de Ciencias
de París, el primero fue en 1838, que él redactó con su condiscípulo M. Adel de
Rosseville, en el cual afirmaba que la causa de la putrefacción consistía en la
presencia de los ACAROS.
En 1854, después de 14 años de estudio, publicó en la gaceta Oficial de
Cumaná sus experimentos acerca de la fiebre amarilla y el tratamiento que
empleó con resultados favorables en la mayor parte de los casos. Más tarde, en
1856, remitió a Monsieur Flourens, Secretario de la misma Academia de París,
una exposición sobre sus estudios en
las fiebres, junto con una carta que, traducida
del francés por el Dr. J. M. Rivas Mundarain, se insertó en “LA UNIÓN MÉDICA”
de Caracas el año 1881 y reproducida en “LA NACIÓN” de la misma capital en
octubre de 1884. Ofrecemos a continuación su lectura:
“Señor: “Séame permitido, como uno de vuestros antiguos discípulos y
honrado en otro tiempo con vuestra protección, recomendaron una memoria que
dirijo a la Academia de Ciencias. Encierra esta Memoria una relación sucinta de
mis investigaciones sobre la causa de las fiebres intermitentes, de la FIEBRE
AMARILLA Y DEL COLERA MORBUS EPIDEMICO.
“Mis observaciones sobre las fiebres de los lodazales fueron
emprendidas desde 1838 y continuadas en gran número de localidades malsanas,
especialmente en los caños del Guarapiche, las sabanas anegadizas del Tigre,
las riveras del Neverí (Barcelona), los golfos de Cariaco y Santa Fe, el Delta
del Orinoco y las orillas de Yuruari (Guayana Venezolana).
En 1838 observé el Tifus icteroide en Guadalupe, y por segunda vez la
misma epidemia en Cumaná en noviembre y diciembre de 1853, enero y febrero de
1854. En noviembre y diciembre de este mismo año pude estudiar la terrible
epidemia del cólera-morbus que azotó parte de las Antillas inglesas, la isla de
Margarita, el golfo Triste y todo el litoral de la costa de Paria.
“Las fiebres intermitentes, remitentes y perniciosas, así como la
fiebre amarilla, el cólera morbus y los accidentes que ocasionan las mordeduras
de las serpientes y otros animales venenosos reconocen por causa un VIRUS
ANIMAL Y VEGETO-ANIMAL, que se introduce en la economía humana por vía de
inoculación más o menos largo los fluidos inoculados determinan al principio
síntomas nerviosos y luego una infección pútrida de la sangre y demás fluidos
del organismo que perturba la circulación, la digestión, la respiración y demás
funciones.
“Los insectos tipularios, causa de las fiebres intermitentes y del
TIFUS ICTEROIDE, se encuentran con frecuencia en las riberas del mar, los
pantanos y en las lagunas de agua dulce en donde se mantienen absorbiendo las
partes líquidas de materias animales y vegetales en descomposición. Rara vez
emplean para su nutrición la sangre humana, y en estos casos es tal el poder
disolvente de sus jugos salivares y gástricos que los glóbulos de la sangre se
reblandecen y licúan casi instantáneamente, como lo he observado con la ayuda
del microscopio.
“El procedimiento que emplean los insectos tipularios para inocular
materias animales y vegeto-animales en la organización humana, me recuerda que
Monsieur Magendie ha determinado idénticos síntomas a los del Tifus y la Fiebre
Amarilla, introduciendo algunas gotas de agua de pescado podrido en la sangre
de los animales. En gran cantidad de casos ¿no son sustancias análogas las que
instilan bajo la piel del hombre los insectos tipularios que viven en las
riberas del mar, en las regiones ecuatoriales y tropicales?
¿No ha examinado la química los
efluvios de los charcales y de las materias en putrefacción? Los gases ácido
carbónico, hidrógeno sulfurado e hidrógeno fosforado, productos volátiles de
estas descomposiciones en cierto grado de concentración, pueden muy bien
determinar la asfixia, pero jamás producir malestar alguno compatible a los
síntomas del TIFUSD y de las FIERBES INTERMITENTES.
Las mismas exhalaciones fétidas de la gangrena, ¿no tiene igual
inocuidad en la zona ecuatorial que en los países fríos?
“El temor de hacer demasiado
extensa la Memoria que tengo el honor de enviar a la Academia, me impide
presentar las observaciones que tengo hechas sobre el veneno de varias especies
de serpientes, sobre el virus de los insectos tipularios y otras
observaciones. No debo dejar sin
embargo, de manifestar que el jugo de limón y el sulfato de quinina paralizan
el movimiento de las mónadas y vibriones observados en la deyección de
individuos mordidos por serpientes o
atacados de fiebres intermitentes, del tifus
icteroide y del cólera-morbus. A más he encontrado animálculos análogos a los
que se hallan en las deyecciones de las fiebres perniciosas en las aguas
corrompidas y en materias animales y vegetales en putrefacción.
“Por lo que concierne a las mónadas que forman la materia negra de los
vómitos en el período de gravedad de la fiebre amarilla, ellas son esféricas,
negras y en extremo pequeñas. No puedo compararlas sino a los glóbulos del
pigmento de la coroide, observados por medio del microscopio acromático
aplicado en su mayor aumento. Para distinguir bien esos glóbulos hay que
desleír una cantidad muy pequeña de la materia negra del pigmento en una gotita
de agua destilada, y colocar luego un átomo de ese líquido sobre el
porta-objeto. Estas observaciones deben hacerse por personas habituadas a los
estudios microscópicos.
“Al presentar a la Academia el resultado de mis observaciones sobre el
insecto productor del cólera y sobre el papel que representan los insectos
tipularios en el desarrollo de la fiebre amarilla, así como el de las fiebres
de toda especie, no tengo la pretensión de haber resuelto todos los datos de
esos grandes problemas. Es mi principal objeto llamar la atención hacia el
parasitismo de los animálculos microscópicos introducidos en la economía humana
por la inoculación de venenos y virus malsanos.
“Agrego a Usted los sentimientos de mi distinguida consideración.
Beauperthuy.
De la correspondencia
del Dr. J. M. Rivas Mundarain, remitiendo la carta anterior para su publicación
en la “Unión Médica”, leemos los siguientes párrafos:
“En
la época de transición que atravesamos respecto de las bellas teorías de
Bouchut y de profesores no menos ilustrados sobre efluvios, miasmas, y
emanaciones pútridas, que han formado hasta ahora, digámoslo así, el magnífico
edificio con que contábamos para explicarnos la naturaleza de las FIEBRES y
admitir las últimas clasificaciones sobre las diversas manifestaciones, en esta
época, repito, de nuevos descubrimientos, no me sorprenden, mis apreciados
colegas, los nuevos estudios y las nuevas teorías del sabio médico descendiente
de la patria Moetszuma, ni los experimentos que en igual sentido hace en Europa
el ilustrado y humanitario Profesor PATEUR con el objeto de robustecer la idea
fijada por el Doctor CARMONA Y VATLE de ser un insecto el productor de la
fiebre amarilla. He aquí la razón: desde el año 1854 publicó en la “Gaceta
Oficial´ de Cumaná el aventajado Profesor LUIS DANIEL BEAUPERTHUY, doctor en
ciencias médicas de las universidades de París y Caracas, sus observaciones
sobre la FIEBRE AMARILLA, después de 14 años de estudio, dando a conocer así
mismo el tratamiento con el cual había combatido en ese año 362 casos de los
cuales solo siete fueron infructuosos, esto es, terminaron por la muerte. Dos
años después, en 1856, dirigió el Dr. Beauperthuy a la Academia de Ciencias de
París, en pliego certificado, sus observaciones sobre las diversas fiebres de
las cuales dedujo que no eran sino una misma, con más o menos gravedad, y que
todas eran producidas por un insecto perteneciente a la familia de los
TIPULARIOS.
“En
1875 cuando tuve el honor de tener a mi cargo la Redacción de la “Escuela
Médica” de Caracas, en unión de mis apreciados compañeros Splieth y Pineda,
principie a ;publicar varios trabajos originales que nos legó a su muerte el
filántropo doctor Beauperthuy; y allí está en el número 10 de dicho periódico
correspondiente al 15 de junio de 1875 su artículo sobre MIASMAS por el cual se deduce que el doctor
Beauperthuy profesaba la idea que se sustenta hoy y que abrirá nuevos
horizontes para el estudio y tratamiento de enfermedades que nos son propias.
Oigamos
lo que nos dice el doctor Beauperthuy en los párrafos siguientes que tomo de
dicho artículo:
“A
la intoxicación de la sangre y de los otros fluidos de la economía animal es
que debe, en efecto, referirse la gravedad de los síntomas de tan terribles
afecciones; (*) pero la causa de la intoxicación no es un agente miasmático,
ideal, inaprehensible a nuestros medios de investigación: son agentes, a la
verdad, imperceptibles a la simple vista, pero visibles examinados
microscópicamente; los cuales se producen y pululan en los sitios donde el aseo
y la limpieza no pueden practicarse con rigor, cual sucede en todo lugar de
reunión y amontonamiento.
“La
ausencia de “insectos tipularios” durante las heladas de invierno, explica
porque en esta estación deja de ser peligrosa la vecindad de las ciénagas o
pantanos. Por la misma razón no son insalubres las inmensas lagunas del Norte
de Europa. Los lodazales no comunican a la atmósfera sino alguna humedad, y la
pequeña cantidad de gas hidrógeno carbonado que exhalan, no producen al hombre
ninguna indisposición en las regiones ecuatoriales e intertropicales, famosas
por su insalubridad; pues no es únicamente la corrupción de las aguas lo que
las hace insalubres sino la presencia de los TIPULARIOS”
No
basta conocer las alteraciones orgánicas, observar su forma, su color, las
diferencias que ofrecen, describirlas minuciosamente, presentar sus semejanzas
y desemejanzas, compararlas entre sí; preciso es conocer ante todo, su causa,
interrogar no los orígenes en masa, sino la naturaleza orgánica en las
modificaciones que experimenta. La química orgánica y la observación
microscópica están llamadas a dar la solución de tales problemas. Aunque
recientes, estos dos medios de investigación, han prestado ya grades servicios;
y los progresos de la medicina dependen de su desenvolvimiento”
“Los
miasmas son entes quiméricos, muy numerosos que producen un método específico
de diferente naturaleza: son impalpables, invisibles e inaccesibles por los
análisis químicos mejor dirigidos”
Si las emanaciones palustres aumentan de energía durante la noche y son
más perniciosas durante el resto del día es también porque en las horas
nocturnas es que más pululan y son más activos los INSECTOS TIPULÍFEROS.
“Las
fiebres intermitentes son graves en razón de los INSECTOS TIPULIFEROS., y esas
fiebres dejan de existir, o pierden mucho de su intensidad, en las montañas
que, por su elevación alimentan pocos de aquellos insectos, sea cual fuere la
masa de materias vegetales que allí sufran la descomposición pútrida”.
“Yo
me permito exigir a U., mis apreciados colegas en honor de la ilustre
Universidad de Caracas, madre generosa que contó en el número de sus hijos
privilegiados al Dr., Beauperthuy; yo me permito suplicarles que, en honra a la
memoria venerada del sabio médico, del filántropo facultativo, que consagró su
vida entera en beneficio de la ciencia, UU., me acompañen en el noble y justo
propósito de pedir la prioridad del descubrimiento etiológico de la FIEBRE
AMARILLA para quien, como BOPERTHUY, abandonando familia, riquezas,
distinciones y honores fue a confundir en el lazareto de DEMERAR su preciosa
vida, tratando de arrancar a la madre
naturaleza el descubrimiento más portentoso que contemplaran las generaciones
venideras al restituir a sus hogares a tantos desgraciados separados de sus
semejantes por esa terrible enfermedad que con dolor, espanto y resignación
contemplamos en deudos y amigos que nos son queridos.
“Publique
U.U. en corroboración de cuanto dejo expuesto el artículo que les envío del Dr.
Beauperthuy, sobre FIEBRE AMARILLA; y den a conocer, así mismo, la carta que
les adjunto dirigida por él a Mr. Flourens, Secretario de la Academia de
Ciencias de París, en la época en que remitió a tan respetable Instituto sub
interesante memoria sobre el objeto que motiva estas líneas.
“Toca ahora a la Academia
de Ciencias de París en vista de la Memoria que oportunamente recibió del Dr.
Beauperthuy, y toca también a la asociación tan dota pronunciar su fallo sobre
a quién pertenece el honor del descubrimiento etiológico de la fiebre amarilla.
En esta gloriosa labor no hay vencedores ni vencidos; que la ciencia tiene
siempre coronas de laurel para sus adeptos escogidos, y la humanidad palmas de
triunfo y reconocimiento para recompensar a sus bienhechores.
De U.U. comprofesor y amigo J. M.
Rivas Mundarain.
Luis Daniel
Beauperthuy Desbonnes en
Internet
(26 de agosto de 1807 – 3 de septiembre de 1871),
médico y científico nacido en Basse Terre, Isla de Guadalupe, radicado en Venezuela, descubridor del agente transmisor de la fiebre
amarilla. Al año siguiente de graduarse en medicina en la Universidad de París en 1837, es enviado como viajero naturalista
del Museo de Historia Natural de
París a Venezuela, llega a Cumaná y de
allí pasa a Maturín desde
donde realizó numerosos envíos de ejemplares de minerales, flora y fauna . En
1840 se radica de manera definitiva en Cumaná. Luego de revalidar su título en
la Universidad Central de
Venezuela a en
1844 comenzó a ejercer la medicina y la investigación científica la cual le
conduciría a establecer en 1853 que la fiebre amarilla se transmitía mediante
un mosquito y no por el aire como hasta entonces se creía .
Índice
1) Primeros años 2) Formación académica 3) Viajero naturalista 4) Cumaná 5) Obra científica) 6) Cargos públicos 7) Investigador de
la lepra 8) Los últimos días 9) El reconocimiento a su obra.
Primeros años
Beauperthuy era descendiente de una distinguida
familia francesa natural de la región de Périgord, actual
departamento de la Dordogne en
Francia. Nació en la colonia francesa de Guadalupe el 26 de agosto de 1807. Su
abuelo Pierre Daniel Beauperthuy, hijo de Daniel Beauperthuy y Elisabeth
Lauthrelle, era natural de la población Perigueux en Francia, fue profesor de
Cirugía y nombrado "Cirujano del Rey" por Luis XV y designado para
viajar a las Antillas. En 1754 llegó a Santa Rosa en la isla de Guadalupe como
médico del Hospital Militar y se casó con Isabel Rouy-Moulens en 1780, de cuya
unión nació el padre de Beauperthuy, Pedro Daniel, quien estudió la química de
las farmacias estableciéndose como farmacéutico a la par que se dedicó con
mucho esfuerzo a la explotación industrial de salinas en San Martín. Se casó
con Marie Laurence Desbonnes en 1805 teniendo seis hijos de los cuales el
segundo fue Luis Daniel.
Desde pequeño estuvo en contacto con la naturaleza
y en especial con la botánica que utilizaba su padre en el negocio
farmacéutico. Vivió rodeado de las comodidades y seguridad de un hogar próspero
y bien establecido. A la temprana edad de catorce años fue enviado a estudiar
bachillerato (bachó) a París hospedándose en el Barrio Latino en 1822.
Formación académica
Luego de titularse como bachiller en letras en
1828, Beauperthuy se inscribió en la Facultad de Medicina de París y el 12 de
septiembre de 1837 obtuvo el título de Doctor en Medicina. Además de las
materias de la cátedra, Beauperthuy recibió enseñanzas de microscopía fuera de
la Universidad ya que para ese entonces no se había establecido el regular uso
del microscopio en la medicina. De igual forma asistió a lecciones de zoología
en el Museo de Historia Natural durante las cuales se familiarizó con las
colecciones de flora y fauna del museo y que habían sido recogidas por Humboldt
y Bompland. Sin duda estas consecuentes visitas al museo le marcarían el deseo
de llegar a ser viajero naturalista. Es durante sus estudios que le tocó vivir
el derrocamiento del último rey Borbón durante las jornadas de los días 27, 28
y 29 de julio de 1830 cuando se realizó la insurrección liderada por el General
Lafayette y que significó el ingreso de numerosos heridos al hospital Hotel
Dieu teniendo que incorporarse a la atención de estos, los médicos y
estudiantes de la facultad. Más adelante, en 1833, le tocaría asistir
nuevamente de voluntario en la epidemia de cólera desatada en París que en tres
meses llegó a provocar entre 700 y 800 muertes por día. Estas intensas jornadas
afianzarían la solidaridad humana de Beauperthuy con la que siempre ejercería
su profesión y que probablemente le valieron el recibimiento como Miembro de la
Sociedad Médica del Temple antes de alcanzar su título doctoral.
Interrumpió sus estudios de medicina para viajar a
Venezuela a comienzos del año 1834, allí se encontraría con su hermano quien ya
se había radicado en Maturín con una sucursal de los negocios familiares. En
este viaje aprovechó para realizar numerosas observaciones de la naturaleza en
las regiones de los Llanos de Apure y Guárico, Valencia, Valles de Aragua y
Caracas algunas de las cuales vertería posteriormente en su tesis doctoral “De
la Climatologie”. A su regreso, en 1836, completaría sus estudios en
combinación con la práctica profesional en el hospital Hotel Dieu a orillas del
río Sena. Ese mismo año tuvo la oportunidad de estar presente en las históricas
jornadas del 19 de julio cuando se develó el Arco del Triunfo y en la del 25 de
octubre en la Plaza La Concordia cuando le tocó el turno al obelisco de Luksor.
Viajero naturalista
El 20 de marzo de 1838, el Museo de Historia
Natural de Francia le oficializa el cargo de Viajero Naturalista mediante un
contrato por tres años, el 29 del mismo mes la Facultad le firma el título de
Doctor en Ciencias Médicas y en la primavera emprendió el viaje con dirección a
las Antillas desde donde en junio de ese año inicia el envío de muestras al Museo
y para a los pocos meses continuar desde Maturín en Venezuela con esta
actividad que efectuaría afanosamente durante los próximos años mediante la
recolección y debida preparación y envío de cientos de muestras de pájaros,
reptiles, mamíferos (cunaguaros, monos, ardillas, etc.), peces, conchas,
moluscos, fósiles y rocas, enriqueciendo la importante colección del museo.
Cumaná
Al final de su contrato de Viajero Naturalista,
Beauperthuy decide quedarse a vivir en Cumaná en 1841, allí se casaría al año siguiente
con la venezolana Ignacia Sánchez Mayz y ejercería la medicina como su
profesión y medio de ganarse la vida, para lo cual debió revalidar su título
ante la Facultad de Medicina de la Universidad Central de
Venezuela en Caracas en
1844. De esta forma continuó su vida como Médico venezolano en la ciudad de
Cumaná donde junto con su creciente familia, se establecieron en la vida social
de la ciudad y comenzó a formarse una base económica y social basada en el
aumento del prestigio en el ejercicio de su profesión y sus amplios
conocimientos como naturalista y que siempre combinó con una especial
sensibilidad para confortar a enfermos y desvalidos teniendo siempre sus
conocimientos a las disposición de todos, no solo en la ciudad de Cumaná sino
en los poblados adyacentes por lo cual su buena fama se extendió justamente. Desde
ese entonces ya se había establecido definitivamente en su nueva patria,
compartió amistad con José María Vargas y otros distinguidos hombres de ciencia.
También mantuvo las mejores relaciones con los actores políticos de la época,
en especial con José Gregorio Monagas a la vez que disfrutaba de su vida familiar y
frecuentaba la finca de su propiedad “La Rinconada”, en la vecina población
de Cumanacoa. Su casa en Cumaná serviría de reuniones conciliatorias entre los
bandos orientales en pugna durante la Guerra Federal.
En 1850 es nombrado profesor de Anatomía en el
recién creado Colegio Nacional de Cumaná para cuyas clases agenció la traída de
un modelo anatómico desde París. Sucesivamente el gobierno requirió de sus
servicios no solo como Docente y Médico sino como Sanitarista.
En julio de 1853 es testigo de un desbastador
terremoto que azotó a Cumaná y cuya relación detallada dejaría por escrito en
un artículo para un diario de Caracas. A finales de ese mismo año, en octubre,
se desata sobre la ciudad una epidemia de fiebre amarilla que se prolongaría
hasta finales del próximo febrero.
Obra científica
Beauperthuy se hacía siempre acompañar por su
microscopio acromático Vincent Chevalier siendo de los pioneros en las
aplicaciones médicas del mismo, incluso durante sus estudios la Facultad de
París no consideraba esa práctica, sin embargo él había tomado cursos de
microscopía de manera independiente en esa época.
Venía observando y analizando detalladamente los
enfermos de la entonces llamadas “fiebres miasmáticas” y fue mediante el
sistemático estudio de numerosos casos y el establecimiento de relaciones como
fue desechando paulatinamente la idea de una transmisión mediante “absorción
pulmonar y cutánea”.
Durante la epidemia de fiebre amarilla en Cumaná en
1853 y Beauperthuy fue encargado de dirigir la emergencia, tuvo la oportunidad
de efectuar observaciones más detalladas de la etiología, el contagio y el
tratamiento de la fiebre amarilla, es así como luego de haber sido controlada
la epidemia, Beauperthuy publicó en mayo de 1854 en la Gaceta Oficial de
Cumaná, los resultados de esas observaciones en las cuales concluía
enfáticamente que dicha fiebre era provocada por un virus vegeto-animal
procedente de las materias en putrefacción, el cual era introducido en los
cuerpos de la víctimas humanas, mediante los mosquitos o tipularios.
“Los agentes de esta infección presentan un gran
número de variedades que no son todas perjudiciales en el mismo grado. La
variedad zancudo bobo, de patas rayadas de blanco, en cierto modo la especie
doméstica. Es la más corriente y su picadura es inofensiva comparativamente a
la de otras especies. El puyón es más grueso y venenoso.” En sus observaciones
microscópicas había apreciado que el sulfato de quinina, el arseniato de
potasio y el jugo de limón paralizaban los movimientos de los animálculos.
Tomando esto como base aplicó una terapéutica a 392 casos de los cuales apenas
siete murieron. Igualmente observó que esta enfermedad atacaba generalmente una
sola vez al mismo individuo señalando que ello se debía probablemente a que el
material séptico que introducía el tipulario modificaba la sangre contribuyendo
a “disminuir la virulencia del fluido contagioso”.
Durante ese año se produjo un brote colérico en la
vecina isla de Margarita que muy pronto llegó a la costa de Cumaná y se
extendió rápidamente por la ciudad. Nuevamente Beauperthuy fue encargado de
combatir la situación y tomar las medidas sanitarias; en esa oportunidad
nuevamente se dedicó con la ayuda de su microscopio al estudio de la etiología,
transmisión y terapéutica de la enfermedad. Al año siguiente publicó un
artículo en la Gaceta Oficial de Cumaná donde expresaba el haber observado
vibrones en las heces de los coléricos.
En 1856 escribió una misiva a su antiguo maestro
Flourens donde le solicitaba que presentara ante la Academia de Ciencias de
Paris la memoria que había realizado con sus observaciones acerca de la
etiología, transmisión y terapéutica de la fiebre amarilla y del cólera. Esta
memoria fue sometida a la consideración de una comisión de la Academia y
reproducida en los Comptes Rengues y un resumen de la misma en L`Abeille
Médicale. Sin embargo, los miembros de la Academia no advirtieron que el
novedoso acercamiento al problema de las fiebres mediante un origen de
transmisión insectil, hasta el momento sin precedentes, se trataba de un descubrimiento
que solamente años más tarde sería reconocido cómo válido.
Cargos públicos
Beauperthuy continuó ejerciendo la medicina en
Cumaná mientras que cada vez era más requerido para cargos públicos como
Director de la Sociedad en Comandita para la Mejora de la Sal de las Salinas de
Araya (1856), se desempeña como médico cirujano del hospital de Cumaná (1859),
médico de la Junta Central de Sanidad (1864), médico de la Comisión de Revisión
y Reconocimiento de Inválidos del estado Sucre (1869) y médico del hospital de
lázaros de Cumaná (1867) y por otra parte Napoleón III le designó desde 1857
agente consular de Francia en Cumaná. Por sus servicios le fue impuesta la
Medalla del Libertador.
Investigador de la lepra
Beauperthuy realizó observaciones y estudios en
leprosos durante varios años desarrollando una metodología que tuvo
repercusiones en algunos médicos ingleses y franceses que se interesaron por su
método. En 1869 dos de ellos, Bakewell y Brassac se reunieron con Beauperthuy
en Cumaná y establecieron una práctica terapéutica experimental basados en su
metodología, finalmente el gobierno inglés encomendó a Beauperthuy la dirección
de un hospital para leprosos en la isla de Kaow en la Guayana Inglesa para
que continuara con sus experimentaciones. Para allá se trasladó en compañía de
dos sobrinos dedicando sus vidas a los
que sufrían de la lepra.
Los últimos días
Viajando todos los días en una canoa, desde su
pequeña choza de madera a la orilla del Río Esequibo, hasta la isla de Kaow
donde visitaba a los leprosos y anotaba sus evoluciones, y así transcurrieron
los últimos siete meses de vida del médico y científico humanitario el 3 de
septiembre de 1871 cuando durante la madrugada murió en su hamaca víctima de
una apoplejía.
El reconocimiento a su obra
La idea de transmisión insectil de la fiebre
amarilla propuesta en 1854 por Beauperthuy, solo llegó a ser una verdad
científica cuando en 1900 la “U.S. Yellow Fever Comisión” en Cuba demostró
experimentalmente que la fiebre amarilla es transmitida por el” Aedes
aegypti” y que el agente etiológico era un virus filtrable. Antes de
su muerte nadie reparó interés en esa idea, si bien un profesor de fisiología
de la Universidad de Roma, “Sócrate Cadet”, le envió una carta a Beauperthuy
luego de conocer sus estudios pero dirigiéndose a la terapéutica de la
enfermedad y resaltando el uso que le daba al microscopio en el estudio,
posteriormente otra misiva del italiano a otro colega le refirió a Beauperthuy
en los mismos términos.
En 1872 un informe de un oficial francés enviado
por el gobierno de su país para evaluar el tratamiento de la lepra aplicado por
Beauperthuy, escribió en el informe su rechazo a la idea de éste de la
transmisión de la “por un zancudo” de las fiebres en los pacientes.
En 1881 Carlos Finlay llegó
a la conclusión de que la fiebre amarilla se transmitía de unas personas a
otras mediante un zancudo, esto lo hizo sin hacer referencia a las obras de
Beauperthuy. En 1884 Luis Peña, médico
cirujano del Centro Médico de Cienfuegos llevó a la comunidad médica de Cuba el
planteamiento sobre la original idea al respecto que había planteado
Beauperthuy hacía treinta años y volvió al mismo comentario en 1896.
En 1907, Arístides Agramonte, un reconocido galeno Cubano miembro de la
comunidad médica de Estados Unidos e integrante de la “U.S. Yellow Fever
Comisión”, le correspondió establecer el pionero aporte de Beauperthuy a la
idea de la transmisión insectil de la enfermedad reclamando “el título de
‘abuelo’ de la teoría del mosquito en la fiebre amarilla”. En un informe
publicado posteriormente en el Boston Medical Surgical Journal, Agramonte
indicó “tan lejos como en 1853 definitivamente vio el papel de los
mosquitos en la propagación de la malaria y de la fiebre amarilla”. Igualmente
el autor aclaró que “desde los artículos de Beauperthuy 1854-1870
ninguna mención se encuentra en la literatura médica, de la intervención de los
insectos en la propagación de las enfermedades”.
En 1908 un editorial de “The British Medical
Journal” explicaba por qué Beauperthuy no fue reconocido en su momento.
Posteriormente, otras publicaciones francesas se hicieron eco del
reconocimiento. En fechas recientes, compendios de la historia de medicina
reconocen el original aporte de Beauperthuy.
Alumnado de la Universidad de París Menú de navegación
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