Ramón Badaracco
CUMANÁ LA CIUDAD DE ORO
CUMANÁ 2015.
Ilustración 1. Cumaná La Ciudad de Oro. Dibujo de
la Cumaná de 1622
Autor: Dr. Tulio Ramón
Badaracco Rivero
quien firma Ramón Badaracco
Copyright Ramón Badaracco
2015.
Primera edición
Puede ser reproducido total
o parcialmente.
Diseño de la cubierta
Ilustración de la
cubierta
0416-811-4374
0293-514-5753
Le dedico este libro y mi
poema al Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, líder del proceso del nuevo socialismo
revolucionario mundial que el Divino Maestro lo tenga a su lado
EL
INMORTAL.
Un nuevo avatar
sacrificado con novedosa tecnología
águila fuerte de coraje
roja color sangre
rápida y solemne
atravesó de luz las tinieblas
los que no levantaron los ojos
no lo vieron nunca
se abrió paso entre
imposibles murallas olímpicas
quebró de fantasías el sueño
de los impostores insultantes
acarició retoños marchitos
y su mano poderosa
comprobó que los sueños
son nudos en la garganta
hay un vacío de luz que invade
a los que viven de rodillas
hay un silencio perpetuo
que cobija la cobardía
tigres de papel
que incitan espíritus perversos
se esconden tras colaboradores
dispuestos a humillarse
recogen migajas tras las
puertas
de madrigueras insolentes
luego festejan en lupanares
todo el estiércol esparcido
hay sol fuerte y poderoso
tras el águila vengadora
también equilibrado
perdón en su voz que se multiplica
un murmullo que lo inunda todo
como sombra mansa
ajeno a lo tangible es una
sabiduría
misteriosa que todo lo une
y al final un cantico angélico
como eco que lo proclama
es él el Inmortal,
el Comandante Hugo Rafael
Chávez Frías.
INTRODUCCIÓN
El
puerto de Cumaná toca la leyenda, es la historia del nauta que cuenta Bartolomé
de Las Casas, en La Historia de Las Indias, que repite Juan Manzano Manzano, en
su obra “Colón descubrió América del Sur en 1494, y es en verdad el puerto de
que hablan Ángelo Trevisan, López de Gómara, y Garcilaso de la Vega, que cuenta
con lujo de detalles esa expedición, nunca bien investigada, de Alonso Sánchez
de Huelva, que era un marino bien conocido, dueño de un navío con el cual navegaba
entre las Islas Canarias, la isla “Madera” y “España, cargado de mercancías.
Una gran tormenta lo arrastró hasta las costas del Nuevo Mundo probablemente el
año de 1484. De los 17 hombres que lo acompañaban no regresaron más de 5. Se
refugiaron en la casa de Cristóbal Colón, sabio marino, en la misma isla de Madera,
al cual le contaron los pormenores de la travesía; después de ellos, todos los cronistas de indias y expedicionarios que siguen la ruta de Colón
arriban a Cumaná, por eso Manzano Manzano, concluye que fue al puerto de Cumaná
y no a Santo Domingo, donde llegaron esas expediciones, y ya no sabemos si es
leyenda o historia. Cumaná, también es el lugar sagrado de los primeros
mártires cristianos, y tal vez de la primera misa.
Todos
los pueblos tienen derecho de escribir su historia; es decir no necesitamos que
vengan a escribirla historiadores de otros pueblos, sobre todo aquellos
interesados en menoscabarla, en cambiarla, en beneficio de la historia de sus
pueblos. Nuestra historia de la fundación
ha sido hecha y escrita por dos santos maestros: Bartolomé de Las Casas
y Pedro de Córdoba, con eso nos basta, ellos ni mienten ni se equivocan,
vivieron aquí.
Por
todo ello afirmamos, que Cumaná fue la primera ciudad fundada cumpliendo los
extremos de la ley, y desarrollada por el Imperio Español en el Continente
Colombino. La primera en el continente donde un pueblo indígena, los Kaimas, con
el cacique Cawaná, y el misionero Pedro de Córdoba, pactaron y aceptaron unirse
a los colonizadores españoles, para formar una ciudad. El primero en toda
América, porque en otros sitios anteriores a Cumaná, se intentó la misma
conquista que se llevó a cabo en las islas del Caribe, una conquista sangrienta
y esclavizadora.
Esta
es nuestra verdad histórica y así debe ser respetada y promovida; no pensamos
en restarle méritos a ningún pueblo de Venezuela ni de América, pero la
historia es la historia, y es inmutable cuando está probada con documentos y
bendecida por testigos fehacientes, y obedece a reglas aunque se preste a
interpretaciones y equívocos más o menos
justificables.
La
historia de la formación del pueblo de Cumaná, constituido por los indígenas de
la tribu Kaima Caribe, del Cacique Cawaná, y los misioneros dominicos y
franciscanos de Pedro de Córdoba, la servidumbre, la protección militar, los
obreros especializados españoles, que se emplearon para la construcción del
fuerte de Santa Cruz de La Vista, y. el descubrimiento y la explotación de la Sal y las perlas, y la
construcción de los templos que ordenó construir el Rey Fernando, etc. y los
señores de canoa, con muchas familias
españolas dedicadas a la explotación de perlas, que ya estaban radicadas en
Puerto de Perlas, más toda aquella gente que fue ignorada por cronistas e
historiadores, debido a la prohibición establecida por La Regencia, en la Cedula
Real del 3-09-1516 que establece: ‘’Para que en cuanto a la voluntad de su
Alteza fuere, ninguno vaya ni pase a la costa de las perlas donde están los
dominicos- La reina y el rey. (Se copia más adelante).
Cumaná
o Puerto de Perlas, en la isla de la desembocadura del río se inició mucho
antes de la llegada de los dominicos al puerto de la desembocadura del rio
Chiribichií, la última luenga, como dice Las Casas (Pag. 81, Tomo I, de su
Historia de las Indias) y lo repite el sabio carupanero Bartolomé Tavera Acosta, con pequeños errores de escritura en
esta palabra, en su obra “Historia de
Carúpano” páginas 31 y 37: donde dice:
“Cuando sus primeras incursiones en tierra
firme en la vecindad del río Chiripichi o Chiribichi, cuyo nombre cambiaron los
españoles por el de Manzanares”; y en la 37, lo repite, también con error, como
todos los demás que lo han mencionado, por ser difícil de precisar por el oído,
cuando dice:
“En la península pide al Rey la conquista y
población de Guayana y Caura, lo que le fue concedido. En 1569 funda
Cumaná a orillas del río Chiripiche el 24 de noviembre…”
Cumaná ya era
un pueblo también antes de iniciarse la construcción del fuerte de Santa Cruz
de La Vista, que se construyó por necesidad de proteger a los pobladores
españoles y de otras nacionalidades, que concurrieron a explotar la riqueza
perlera en sus mares, como lo dice el científico galardonado, Dr. Cesar
Lodeiros Feijó, poblada nada menos que por los Señores de Canoa, que pagaban el
quinto real.
Pero
hay un empeño en trastocar los hechos, no sé con qué propósito. Y me pregunto
yo ¿Dónde estaban los indios Kaimas? Porque en Cubagua ni en Margarita los
habia. O es que acaso por esos tiempos existía en Cubagua un puerto poblado que
se les ha escapado a los cronistas de la antigua provincia de Venezuela?. (Existía
acaso, por estos contornos un Paraíso
como Cumaná, o más atractivo aún, con
indígenas amigos y colaboradores que yo desconozca? Por supuesto que los indios estaban en Cumaná,
y todos esos historiadores y cronistas que se hacen los que no saben, si saben
que los conquistadores no podían formar pueblos sin indios, sin iglesia, sin
mujeres, sin agua, sin mano de obra; ni explotar perlas, ni pescar grandes
cardúmenes para su alimentación, ni explotar la piedra de Araya, ni negociar el
maíz, el casabe, los caracuríes, y esas minucias, que ellos ambicionaban, que
solo encontraban en su pueblo amigo de Cumaná.
El
fuerte se construyó no para proteger el agua para Cubagua, isla desierta en
esos tiempos; cuando se ordenó su construcción en 1504, cuando se hizo
imperativa, pero es verdad, su
construcción se tardó a despecho del Rey, hasta 1520.
El
cronista margariteño Verni Salazar, en su obra Aproximación a la biografía del
Capitán de Navío Antonio Díaz, nos dice:
‘’A principios de 1513 los jueces escribieron al Rey que no han encontrado una
persona dispuesta a emprender la población de Cubagua, Fernando les contesta
que sigan ocupándose del asunto y que él también buscará interesados en
Castilla.
Al
establecerse el rescate regular de las perlas en Cubagua, según afirma Gonzalo
Fernández de Oviedo, ‘’Para 1517 había españoles, aunque pocos, por lo que se
infiere que es definitivamente en este
año cuando se comienza con la explotación perlífera en Cubagua y ya en el golfo
de Cariaco estaba las granjas perleras, y traían esclavos negros para
explotarlas, según reconoce Ricardo Castillo Hidalgo, y no tenían interés en ir
hasta Cubagua.
Muchos
son los historiadores que citan a Margarita como si fuese un puerto o un
pueblo, no se dan cuenta de su dimensión, entre ellos Ricardo Castillo Hidalgo.
Los Señores de Canoa eran los dueños de todos los placeres de perlas de
nuestros mares cercanos a Cumaná, ellos llenaban sus grandes barcos y volvían
con sus cargamentos al puerto no se escapaban como hicieron después que
decidieron mudarse para Cubagua en 1521.
También
dice el ilustre cronista del Municipio Antonio Díaz, que el asiento y hato que poseyó Don Marcelo
de Villalobos en Margarita, en el Vallle de San Juan, que es sin duda el primer
establecimiento Español en Margarita. Y
anota: ‘’’Este Valle de San Juan que ya para 1525 se había convertido en hato como lo relata Pablo Ojer en su libro
“La Formación del Oriente Venezolano’’
La
fundación de Cumaná la han convertido en una tela de araña, porque no leen a
Bartolomé de Las Casas, a Pedro de Córdoba, a Manzano Manzano, Por eso a mí me gusta hablar del largo proceso
fundacional de Cumaná, para integrar a todos esos personajes y sus hechos, que
lo ilustran, ya que su poblamiento se inició
1504, con la Cédula de construcción del fuerte de Santa Cruz de La
Vista, y el trajín de los arquitectos, especialistas y obreros, que tardó, es cierto, porque antes hubo de encontrarse
las canteras de piedra de Araya, organizar su explotación y contratación de la
mano de obra Kaima, que al principio fue asalariada; que hicieron posible la
construcción del fuerte que vemos en los dibujos de Castellón, y esa es la fecha en que se inició la
población por españoles del puerto de Cumaná, que ya estaba poblado por los
Kaimas caribes, del gran Cacique Cawaná, Don Alonso, que debe ser considerado
como un fundador, conocido porque ahí construía sus barcos, como lo cuenta Las
Casas. Él era el mayor constructor de barcos de su reino.
Sin
embargo nosotros estamos obligados por las ordenanzas municipales de Cumaná
(1962 y 2004) y las Cédulas Reales para
Pedro de Córdoba, a conformamos con historiar desde la impetración de las
misiones dominicas y franciscanas, por seguir a nuestros padres, que vinieron a
poblar con indios y por cierto que el cacicazgo de Cawaná, era ‘’POBLANTISIMO’’
como lo dicen Trevisan, López de Gómara, Colón, y describe López de Las
Varillas; entre otros.
Por
ser poblantísima y ser un reino, o cacicazgo,
se fundó la primera escuela en tierra firme del continente, y se inicia
el proceso de transculturización y fusión de culturas, sobre todo por el idioma,
porque es sabido que la conquista de un país por otro implica una influencia
recíproca, ya que ambos hacen aportes de sus elementos culturales, pero la
cultura de los conquistadores es más intensa, como sucedió entre Grecia y la misma España, cuando quedaron
sometidas al poder de Roma. Podemos observar ese cruce de culturas, de Grecia a
España y de Roma sobre ambas. Es un fenómeno natural de la antigüedad, que se
sucede sin que se determinen las causas pero si sus efectos.
Ahora
bien, por tener tanta información trascendente; y porque en ese enclave se
inició el milagro que he llamado “El Beso de Dios”, la fusión de las dos
grandes culturas: la cultura occidental y cristiana y la cultura del Nuevo
Mundo, dos culturas milenarias, sintetizadas en una escuela o aún mejor como lo
dice Hermann González Oropeza
“Dentro
de una concepción eclesial miramos el proceso vivido en América Latina como una
inculturación que ha logrado la “íntima transformación de los valores
culturales mediante la integración en el cristianismo y la radicación en el
cristianismo de los auténticos valores humanos”
La
impetración de las misiones dominicas y franciscanas en 1515, hicieron ese
milagro; y alrededor de las cuales creció la ciudad de Nueva Córdoba. El Cawaná, palabra arawacas que quiere decir
“gran río” de donde indudablemente vine
el nombre de Cumaná; palabra del idioma que Marc de Civrieux llama “Chotomaimu”, o sea el más utilizado. Cawaná
Kiribikií, el gran río Kiribikií –pronunciación Kaima- de esta provincia española de Nueva Andalucía
o Cumaná, que fue la primera ciudad que
fundó y desarrolló el Imperio Español en el Continente Americano. Ciudad
Sagrada, a la cual no se accedía fácilmente y por eso bastante ignorada.
Veamos
cómo nos lo cuentan los regentes de España, antes de que Carlos Primero ocupara
el trono y se valiera por si mismo.
Porque el Rey Fernando, que murió
en enero de 1516, y Carlos I era menor
de edad, los Regentes nos cuentan cómo se inicio la fundación o poblamiento de
Cumaná en el Puerto de Las Perlas, aunque el Rey Fernando ya había ordenado
construir un fuerte en ese paraje primigenio, desde 1504; veamos:
Cédula
Real, fechada en Madrid, l3 de septiembre de 1516, donde se deja constancia de
la consumación de la expedición:
“Por
cuanto el Rey, nuestro señor, que haya gloria, deseando que los indios de la Costa de las Perlas, que es la provincia de Cumaná,
que se declara desde Cariaco hasta Cuquibacoa, que es en tierra firme, fuesen
los indios criados y enseñados en las
cosas de nuestra santa fe católica, mandó hacer todas las diligencias
necesarias y porque pareció que lo más
conveniente y provechoso, era enviar personas religiosas y de muy buena vida a
predicar y enseñar a los dichos indios sin otra gente ni manera de fuerza
alguna, y para que lo susodicho se pudiese poner en
obra, habló con el devoto padre
Alonso de Loaiza, provincial que a la sazón era de la Orden de Santo Domingo, y
con su acuerdo y parecer y mandamiento, y por voluntad del devoto fray Pedro de
Córdoba, vicario de dicha Orden en la Isla Española , que aceptó de pasar en persona con
algunos religiosos de su Orden a la dicha Costa y Provincia
de las Perlas a procurar doctrinar y enseñar las cosas de la fe a los
indios de ella, y viendo el dicho Rey, la voluntad y celo con que dicho fray
Pedro de Córdoba se movía para ir a lo dicho, mandó al Almirante y jueces y
oficiales de la dicha isla Española que diesen
al dicho fray Pedro de Córdoba
una nao en que fuesen él y los frailes que consigo llevase, y que
mandasen a los maestres y marineros de tal navío que los llevasen a la parte y
lugar que dicho fray Pedro de Córdoba
les señalase en la Tierra
firme y les diesen los mantenimientos
que hubiese menester y ciertos indios para lenguas, cuales el dicho fray
Pedro de Córdoba escogiese en la dicha isla Española, y que dende un año que el
dicho fray Pedro y los otros frailes
fuesen llagados a la dicha tierra firme, el dicho Almirante y jueces y
oficiales tuviesen a cargo y cuidado de enviar a saber de ellos, y que
mandasen a la persona que fuese a saber de ellos que trajesen uno o dos frailes
acá, para que informasen de todo lo que
en dicha tierra y provincia y Costa de las Perlas hubiesen hallado y
sabido”. El Rey.
Ilustración 3 Ilustración 4. 1622. Observemos la ubicación de Nueva Córdoba MAPA DE CUMANA DE LA
FAMILIA ANTONELLI. En el plano de la Nueva Córdoba pueden verse las iglesias de
los dominicos y franciscanos, que siempre estuvieron allí desde 1513 como lo cuentan
los Regentes. Este mapa ingenuo de la familia
Antonelli, ubica la ciudad de la Nueva
Córdoba entre el río y el golfo de Cariaco como la pinta Castellón . -Fue
dibujado en 1622- Puede apreciarse el
poder de la ciudad, los perleros, los arreos reales, la gran cruz que identificaba
al Puerto de Las Perlas y los dos conventos, dominicos y franciscanos, que
siempre estuvieron allí, hasta que la ciudad se
expandió y fue ocupando todo el valle del Chiribichii.
PUERTO DE LAS PERLAS.
El
primer nombre con el que se conoció la ciudad de Cumaná, y el pueblo Chaima (Kaimas)
Caribes que lo habitaban como nos lo cuenta Ángelo Trevisán, y desde entonces
fue “Puerto de Las Perlas”, puerto habilitado en la Isla llamada “Isla de Las
Perlas” ubicada en la desembocadura del río Chiribichií, hoy Manzanares, en su
desembocadura por el Golfo de Cariaco, nombre con el cual lo dio a conocer Per
Alonso Niño, cuando arribó a Cumaná en
1498, esta isla ha sido confundida por cronistas copistas con la isla de
Cubagua que para esos tiempos era una isla muy rica en perlas pero
desahabitada, y desde esa fecha (1498)
llegaron a Cumaná los Señores de Canoa, o negociantes y explotadores de
placeres de perlas en diversas partes del mundo Entre los más importantes se
mencionan a: Don Gaspar de Antúnez, don Antón de Valenzuela, fray Manuel de
Catalá, don Martín de Olano, y decenas de Señores de Canoa que formaron familia
en la Nueva Córdoba, y enriquecieron a la Corona Española de los primeros
tiempos. Margarita y Cubagua en esos tiempos eran islas totalmente despobladas.
Los señores de Canoa pescaban en sus aguas, pero tenían sus casas en Nueva
Córdoba. La primera casa que se construye en Cubagua, con piedras de Araya,
data de 1525.
El
formidable investigador Don Demetrio Ramos, identifica Puerto de Perlas en su
obra “La Fundación de Venezuela Ampiés y Coro”
Dice en esta obra en la
pág. 148:
“Viniendo
de la Isla Española para estas partes casi en el paraje de la isla que se dice
de la Mona, encontré una carabela que venía de la dicha costa y de la isleta de las Perlas, de la cual tomando
lengua, dijo que dejaba levantados los indios de toda la dicha costa y de la isleta de las perlas, y que habían muerto los frailes Franciscos y es a donde
el dicho Casas se había retirado, del cual me dijeron que habían más de 40 días
que no parescía, por donde yo creo ser muerto: y dijo más, que dicha Isleta de las Perlas quedaba a mucho
peligro de perderse por donde hay mucha necesidad que acerca de todo lo
sobredicho vuestra magestad mande facer presta ispidición. Relación de Miguel
de Castellanos. Contador de la Tierra firme de Paria.
Mucho
más claro aparece “Puerto de Perlas” en esa Representación del Contador Real,
Miguel de Castellanos, que acompañó a
fray Bartolomé de las Casas en la “Isla de Las Perlas”, veamos:
“Relación
que yo, Miguel de Castellanos, di a vuesa magestad de la ida que fui con el
licenciado Bartolomé de Las Casas, a la costa de Paria.”
Fui
de contador de vuesa majestad con ochenta mil maravedís. Vi que el dicho
licenciado a causa de no tener aquella facultad que le convenía para conseguir
lo que asentó, hizo otra nueva contratación y asiento con el Almirante y jueces
y oficiales de la isla Española para que por cierto tiempo tuviera a su cargo
la armada que habían enviado a dicha costa, y se hiciesen ciertas partes lo que
por su industria se hubiese. Llegado a dicha costa, vi que ni pudo conseguir lo
uno ni lo otro, por no llevar aquella orden y forma que debía conforme al
primer asiento, y por le desamparar y desobedecer los soldados de la armada, y
serle también algo contrario el lugarteniente del Almirante que está en “La
Isla de Las Perlas”, ante el cual el dicho licenciado yo vi pasó ciertos actos
de protestaciones sobre la jurisdicción de la dicha costa, porque se nombraba
juez así de la costa como de la dicha isleta de Cubagua, contra las facultades
que Casas llevaba de vuestra Majestad. -Aunque hay cierta confusión en este
texto, se sabe que Las Casas, estaba en el puerto de Cumaná con los dominicos y
franciscanos- Continúa como veremos:
“Yo
vine por la Española llevando carta de Casas, en que pedía socorro al Almirante
y jueces, pues la dicha armada y todos lo habían dejado, visto que nada le
enviaban, me vine para vuesa majestad.
“Por
lo que he visto conozco que a vuesa majestad se seguiría gran provecho así de
la costa como de la isleta, que a partes dista cuatro leguas y a partes ocho,
enviado gobernador con Jurisdicción civil y criminal, y haciendo fortaleza en
el puerto de Cumaná a la punta del río. A causa de no haber esto proveído”…
Veamos
ahora como menciona Reginaldo Montesinos, a Puerto de Perlas, en su carta a la Regencia, carta con la cual
escribe su polémico libro don Vicente Rubio: “Los Primeros Mártires dominicos de la tierra
firme”.
“Que el Rey Católico dio licencia y lo mandó y ovo por bien y pagó la costa para ello, para que
fuesen algunos de sus frailes a predicar desde esta isla la Española a tierra firme,
y el mandó a dos frailes que fuesen a
ver aquella tierra en una nao que se
partió para allá, los cuales aportaron al puerto de Las Perlas, y desde
allí entraron en tierra por ocho leguas a un valle que llaman Chiribichi (es el
nombre carina del rio de Cumaná), en el que hallaron a un señor que se llamaba
Alonso, el cual los días pasados había venido a la isla Española con una nao que allí había pasado y tornáronlo cristiano y estuvo en nuestro convento en la isla
Española”. Tomado del Libro de don Vicente Rubio: “Los Primeros Mártires
dominicos de la tierra firme”.
Con el nombre del río Chiribichií,
se inicia la torcida y gran confusión de los cronistas en relación con el sitio
al que arribaron los misioneros. Pedro de Córdoba llama a Santa Fe, Santa Fe de
Chiribiche, que es distinto a Chiribichi, Aunque el término tiene los dos
componentes “Chiri” o “Chirito”, y “bichi” o “pich”i , que quiere decir río;
pero el nombre de Cumaná, viene de “Cawaná”,
nombre también del Cacique, que quiere decir “gran rio”, Las Casas dice que el
nombre del río de Cumaná, es “Chiribichií”, la
última luenga o sea la “i” alargada.
Bichi quiere decir río según Bartolomé Tavera Acosta; que también dice
que la letra “che” suena “k”, o sea kiribikií.
Cawaná, quiere decir en la lengua Caribe, “gran río” y ese debe ser el origen del nombre de Cumaná. -Cawaná Kiribiki, en el
lenguaje chotomaimu, como lo llama Mar de Civrieux. Tavera dice que los indios pronuncian ‘’Kaima’’.
Cumaná la primera ciudad fundada por el Imperio
Español en el Continente Americano.
CUMANÁ
la ciudad “Marinera y Mariscala” de Diego Córdoba y Andrés Eloy, tiene muchos
secretos que debemos develar, y uno de esos secretos es su propia fundación y desarrollo, que está unido al
proyecto más humano y glorioso de la España aventurera de la conquista.
Fr.
Pedro de Córdoba, que nunca debe confundirse con la canalla española (NO TODOS)
que vino al nuevo continente, es el autor del proyecto de “conquista pacífica y
evangélica” de la Tierra firme, fue su filosofía por la cual entrego su vida; y
lo inició en la desembocadura del río Chiribichií, la última luenga. (Ver pág.
81 de “La Historia de Las Indias”. (Ob
Cit.) Colección Rivadeneira.
Este
proyecto fue aceptado por los Reyes Católicos e impuesto después en todo el
Continente.
La
palabra Cumana -sin acento-, según Tavera Acosta y otros lingüistas, quiere
decir ‘’frijol’’, pero el mismo dice que “Cawaná”, quiere decir gran río; los
españoles pronunciaban los nombres como los escuchaban o les parecía escuchar,
y a nuestros indígenas no les importaba mucho; es lo más probable que la
palabra indígena que escucharon antes del nombre del río fue “Cawaná”. Lo mismo
pasa con el término “Kiribikií”, pronunciación del nombre indígena de nuestro
río, que lo escribieron “Chiribichií”, y pasó a la historia con esa
pronunciación. El sonido ”k” lo escribían con “ch”, según el sabio Tavera
Acosta y así es.
Ilustración 5.- Ferdinand Bellermann. Vista de Cumana –Oleo- 1841.
FRAY PEDRO DE CORDOBA.
En
forma sucinta y siguiendo a este historiador, y a todos los demás que han
escrito sobre Pedro de Córdoba. Hice un seguimiento de este personaje luminoso
de los primeros tiempos de la
Conquista de América. Punto omega de la fundación de Cumaná.
Según
sus biógrafos, fue un sacerdote a quien Dios Nuestro Señor dotó de muchos
dones, gracias corporales y
espirituales, que fue elegido para una
misión administrativa en Santo Domingo, si se quiere, pero él la convirtió en
una empresa sin igual.
Fue
excelente predicador, ejemplo dentro del sacerdocio en virtud y
penitencia, que lo elevaron siempre entre sus compañeros y feligreses.
Estudio en el colegio “Santisteban” de
Salamanca, y probablemente, como dice
Hernann González Oropeza, fue “formado espiritualmente por fray Juan
Hurtado de Mendoza”, el formidable maestre de Salamanca; y se perfeccionó en Santo Tomás de Ávila, la
casa mayor de la “Cristiandad” para ese entonces. El historiador don Demetrio
Ramos, dice: “La autoridad que para Las Casas
tenía el P. Córdoba se nos revela
en la aceptación de un especial
magisterio con el que su
personalidad queda dibujada en la del clérigo”.
Bartolomé de Las Casas
Capellán de S. M. Carlos I.
Poblador de Cumaná entre 1517-1523, o sea seis años, principal cronista de los
años iníciales de la fundación, afirma que
la situación encontrada por Pedro y los dominicos en las islas, especialmente en La Española,
era dramática y terrible, prácticamente los conquistadores
exterminaron a los indios de la forma más salvaje que se pueda imaginar.
Pedro quería un nuevo mundo donde reinara el
amor, donde no se permitiera la casería humana, donde imperara la justicia, la
dignidad y la ley.
La
acción de Pedro de Córdoba, podemos analizarla a través de varios
documentos indubitables, el primero es
la carta que envía el Rey Fernando el Católico, al “Visorey” en La
Española , veamos:
1.- Cedula
del 13 de mayo de 1513. El Rey: Don Diego Colón nuestro Almirante Visorey,
etc., “Yo hablé acá con el venerable y devoto
padre fray Alonso de Loayza, provincial de la Orden de Santo Domingo, e
con acuerdo e parecer e mandamiento, por mucho zelo que el devoto padre fray Pedro de Córdoba,
vicario de la dicha Orden en esa dicha isla
(la Española ),
tiene de servir a Nuestro Señor a
aceptado ir, e va con determinación de pasar él en persona con algunos de su Orden a la dicha Tierra firme e procurar de
doctrinar e enseñar las cosas de Nuestra Santa fe a los indios della” 1512.
2.- Cédula de 10 de junio de 1513, “El Rey. Oficiales de la Casa
de Contratación de Sevilla. Porque el devoto
fray Pedro de Córdoba, vicario de Santo Domingo de la isla Española, va
a la dicha isla con voluntad de pasar a la Tierra Firme a llevar
consigo los más religiosos que pudiera, como por el despacho que para ello lleva veréis, el cual se ha de
asentar en los libros de esa dicha casa, pero ende yo vos mando que deis al
dicho fray Pedro de Córdoba a los frailes que consigo llevare, que sean fasta el número de 15 el pasaje e mantenimiento que oviere menester fasta llegar a la dicha
isla Española, y así mismo daréis al
dicho fray Pedro e a los dichos frailes que consigo llevare hasta dicho número
de 15, las almocalas e mantas que
hubieren menester para e que duerman, asimismo los aréis dar o señalar dos personas seglares, para que los sirvan
por la mar fasta llegar a la dicha isla
Española, como lo soléis acer y
proveer otras veces que os e
enviado e mandar lo susodicho, etc.
Cédula Real de 28 de mayo de 1513, que entregó Pedro de Córdoba al Almirante Don Diego Colon, que dice:
“El Rey. Don Diego Colón, nuestro Almirante
Visorey, etc. a nuestros jueces e oficiales, etc. Ya sabéis como el devoto
padre fray Pedro de Córdoba, vicario del Orden de Santo Domingo en la Española , va con cierto
número de frailes a tierra firme, y (en) el despacho que para su ida se les dio
vos mandé que dentro de un año después que fuesen idos embiásedes a saber
dellos, y que truxiesen dos frailes para
me informar de lo que allá se supiese, como más largo en el despacho que para
lo susodicho mandé dar se contiene; e porque al tiempo que fueren a saber de
los dichos frailes ternán necesidad de alguna harina para hacer hostias e vino para decir misa, yo vos mando
que cuando enbiáredes a saber dellos, les enviéis diez arrobas de vino, e otras
diez de harina muy cernida, e les deis pasaje e flete por ellas fasta que se lo
entregar a los dichos frailes que allá
estubieren, e mando al nuestro tesorero que es o fuere que de cualquier
maravedíes o oro de su cargo compre lo susodicho que con carta de pago de las personas que lo llevaren que con esta mi cédula mando que les sea
recibido en quenta lo que lo susodicho costare sin otro recaudo alguno, e mando
que se tome la razón desde mi cédula, etc. fechada en Valladolid, a XXVIII días
del mes de mayo de mil quinientos treze. Yo El Rey. Por mandado de su Alteza,
Lope Conchillos, señalada del Obispo.
Pedro de Córdoba
el verdadero fundador de Cumaná.
Cumaná.
La Primogénita de América, fue fundada por Fray Pedro de Córdoba y el cacique
Cawaná, bautizado Don Alonso. El cual fue llevado a Santo Domingo, donde fue
bautizado y educado en el cristianismo.
Pedro,
empeñó su vida en su obra fundacional,
hizo tres expediciones y tantos viajes al puerto de Perlas en tierra
firme, muchos viajes a España y entre las islas y tierra firme, construyó casas, monasterios, escuelas,
aprendió el idioma de los indígenas, escribió para ellos libros sagrados,
ejerció la defensa de los indios en todas las instancias; fue un defensor honesto, un hombre ejemplar,
un maestro y logró fundar las primeras misiones dominicas y franciscanas en
Cumaná y Santa Fe, origen de nuestros primeros pueblos mestizos en la tierra
firme.
La primera expedición de 1513 organizada por Pedro de Córdoba, y ordenada
por el Rey Fernando el Católico, estuvo formada solo por dominicos, bajo el
mando de Antón de Montesinos, mano derecha de Pedro; el fraile
Fr. Francisco Fernandes de Córdoba, el lego Juan Garcés y sus
colaboradores, lenguas y sirvientes; salió de Santo Domingo a fines de 1513, arribando al puerto de Cumaná,
en pocos días.
En junio de 1519, Francisco del Castillo, declaró haber sido el piloto de
la nave que llevó a los dos dominicos, y Juan Fernández, piloto de una carabela
dijo que había ayudado en ello (cfr. E. Otte, Las Perlas del Caribe, ob. Cit.
p. 125. nota 610) Los indios del cacique
Cumaná, a quien ya conocían, los recibieron, según se supo, con
alegría y les dieron de comer y beber, y los ubicaron en un lugar seguro, que
ya se conocía como Puerto de Las Perlas, en la desembocadura del río Chiribichií,
hoy Manzanares, donde los perleros y otros expedicionarios se surtían de agua,
indígenas para el trabajo, mujeres y alimentos para llevar a las islas de
Cubagua y Margarita.
Establecidos
los misioneros construyeron con ayuda del cacique y su gente, sus casa, y dos iglesia de madera y palmas,
donde también iniciaron una escuela a la cual, muy pronto asistieron hasta 40
niños, de acuerdo con los cronistas, cédulas
y los suministros reales.
Lamentablemente
una expedición de un esclavista, capitaneada por Gómez de Rivera, emboscó y
capturó al cacique Cumaná con su familia y sus criados, y los vendió como
esclavos en Santo Domingo, sin que los frailes pudiesen hacer nada, por lo
cual, los indios en represalia sacrificaron a los frailes rehenes, y el proyecto
sufrió un serio descalabro, pero no terminó allí.
Pedro de Córdoba no se amilanó con el martirio de los frailes, ni la osadía
de los españoles, que violaban las leyes reales; y, con los de su orden rescató
a casi todos los indios, en lucha desigual con las autoridades de la Española , cómplices, y
los devolvieron a su tierra y, en febrero de 1515, volvió a Cumaná y dejó, como dice Vicente
Rubio, con pruebas contundentes, a otros misioneros bajo el mando de Fr. Luis
de Castro, en el mismo sitio del sacrificio, en el Puerto de Las Perlas, que
fue el primer nombre que tuvo el primer asiento de españoles en la tierra
firme, en la desembocadura del río Chiribichií o Cumaná, como aparece en medallones y dibujos del
siglo XVI. que reproducimos para mejor testimonio, vean el puerto de Las Perlas
con su inmensa cruz, y las dos iglesias, y fuerte de Santa Cruz de La Vista antes y después del
terremoto de 1530.
LAS PINTURAS DE JACOME CASTELLÓN
Dibujos del puerto de La
Nueva Córdoba y ruinas del fuerte de Santa Cruz de La Vista.
Se pueden observar las laderas del cerro Pan de Azúcar, que le sirven de
referencia
Ilustración 5. El fuerte de Santa Cruz de la Vista,
que luce la torre construida por Bartolomé de Las Casas y presentadas
por Castellón como si él la hubiese construido. La construcción de la inmensa
estructura mostraba los signos del tiempo, el Fuerte se inicio en vida de
Fernando el Católico, que murió en enero de 1516. A su lado pueden
observarse casas de la Nueva Córdoba. A
lo lejos pueden verse el cerro Pan de Azúcar. Las ruinas de este fuerte aun
pueden verse bajo las aguas del Golfo de Cariaco. Es la ubicación, el
testimonio irrenunciable de la primogenitura de Cumaná. La primera ciudad
fundada y construida por el Imperio Español en el Continente Americano.
Ilustración 6. Ruinas del fuerte de Santa Cruz
de la Vista. El pueblo de Nueva Córdoba en Los Cerritos protegido por la
muralla construida por Jácome Castellón.
Este pueblo, que es el inicio de Cumaná, y su puerto sobre el río, se empezó a formar
desde que Per Alonso Niño, en 1499,
descubrió Las Perlas encargadas por el Visorey, Cristóbal Colón, y la
noticia trastorno el buen juicio de los perleros. ¿No es acaso una prueba
suficiente de su existencia? Hay algún otro pueblo de esos tiempos que pueda mostrar algo semejante?
Estos dos dibujos fueron
hechos por orden de Jácome Castellón, antes y después del terremoto de 1530.
Dentro de la empalizada puede verse el pueblo de Nueva Córdoba, Fácilmente
puede comprobarse que la ciudad estaba ubicada en la desembocadura del rio en el
Golfo de Cariaco, tomando en consideración las laderas del cerro “Pan de Azúcar”, hacia donde se extendía.
Afirma, don Vicente Rubio con
pruebas irrefutables, que Pedro fue a buscar a los dominicos rehenes, a Puerto
de Perlas, en febrero de 1515, y supo que los habían sacrificado, pero nunca abandonó la misión, dejó a los sustitutos: dice Vicente Rubio:
“Tengo para mí que eran Fr. Tomás de Toro y tres o cuatro dominicos más,
cuyos nombres ignoramos, los cuales marcharon allá con el P. Pedro de
Córdoba en fecha posterior al 10 de
febrero de 1515, a
fin de indagar la suerte que habían
corrido el P. Fernández de Córdoba y el hermano Garcés. A estos se agregarían luego los dos o tres
que más tarde arribaron allí para devolver a los indios liberados de su
cautiverio”. Es decir que al frente de
la misión dominica de Puerto de Perlas quedaron por lo menos cinco misioneros,
y estos construyeron la iglesia y el monasterio que luego aparecen en los
mapas, medallones y documentos, cartas y soportes de reparaciones que reposan en el Archivo de Indias. No podemos ni siquiera imaginar que la Corona iba a mandar
arquitectos y materiales desde España para reparar construcciones de barro.
Tanto la fortaleza como las iglesias de los dominicos y franciscanos fueron
construidos de cal y canto, como aparecen en el plano de la Nueva Córdoba y en
el medallón de 1601; por eso se
explotaban las canteras de Araya, donde trabajaban hasta 300 indígenas. Con la
piedra tallada de Araya se construyeron las iglesias, fuertes y casas
principales de Cumaná, Nueva Cádiz, tierra firme y en las islas del Caribe.
Fueron reconstruidas por Castellón según lo dice el Rey Carlos Primero en la
Cedula Real que concede a Castellón.
“Los dominicos que “quedaron en aquella costa”, como dijo Fernando el
Católico en su carta del 2 de
agosto de 1515, aparte de inquirir por
todas las vías quien o quienes habían
sacrificado a sus dos hermanos
misioneros, se dedicaron a la ardua
labor de sosegar a los nativos, convivir mansamente con ellos e indagar los
sitios más adecuados para que en
aquellas mismas latitudes volviera a
reanudarse el soñado ensayo de evangelización pacífica con un buen
contingente de frailes predicadores y franciscanos reformados, traídos todos de La Española ”.
Esta es la verdadera historia. En Noviembre de 1515, después de fortalecer
la misión de Cumaná que florecía, como lo atestigua Las Casas, y avanzaba con nuevos misioneros; llega Pedro de Córdoba a Santa Fe de
Chiribiche. Todo esto indica la continuidad de la misión de Cumaná desde 1513,
corrigiendo lo que dicen la mayor parte de los cronistas venezolanos.
Estos mismos dominicos y franciscanos reciben a Castellón, a Gonzalo de
Ocampo, a Fr. Bartolomé de Las Casas, todos en 1521, y mucho más tarde a Fr. Francisco de Montesinos, con tañido de
campanas, en 1562, y a Diego Fernández de Serpa, en 1569, pero fíjense bien,
todos ellos llegaron al territorio de Cumaná pero no entraron a la Nueva
Córdoba; lean el acta de Serpa, en la cual dice que la Nueva Córdoba seguirá
siento la capital. La Nueva Córdoba era la ciudad sagrada y estaba vedada para
ellos. Tanto Gonzalo de Ocampo como Serpa aves de paso, fundaron sus propios
pueblos, más bien campamentos, cercanos
a la Nueva Córdoba, y Montesinos no pasó del campamento de Fajardo en la
desembocadura del río Tacar. .
Fue mucho más tarde que mudarán sus conventos e iglesias, a las faldas del
Pan de Azúcar, buscando una mejor ubicación y protección, eso fue a partir de 1621, media legua rilo arriba, en
el llano de Cumaná, donde se desarrolló la ciudad, como es evidente y puede
verse en los mapas que cursan, y pueden estudiar cientos de mapas,
pinturas y evidencias, pocas ciudades
tienen tantos testimonios e historias formidables como esta procera ciudad de
Santa Inés de Cumaná. Su historia llena de hechos heroicos, de hechos
culturales y épicos, cantados por los mejores historiadores y poetas no se
perderá en el olvido, al cual nos quieren obligar algunos influyentes
escritores de historia, muchos de ellos porque nunca han estudiado la historia
de Cumaná, no saben nada de Pedro de Córdoba como tampoco les interesa saber
nada de la procera ciudad del Mariscal, cuya ignorancia lo ofende.
SEGUNDA
EXPEDICIÓN DE PEDRO DE CÓRDOBA .
Cuenta Las Casas, que en julio del
año de 1515, se trasladó de Cuba, donde residía, a la ciudad de Santo Domingo
en La Española ,
para rendir cuentas al “egregio” padre
Pedro de Córdoba, y se encontró que se
había embarcado en un navío con otros
religiosos de su orden y también religiosos de Picardía, con Juan Garceto a la
cabeza, para ir a predicar a los indígenas de tierra firme. Pero sucedió
que encontrándose en alta mar, con riesgo de sus vidas, una gran tormenta los
obligó a volver al puerto. Se conoce como el Huracán de San Laureano.
Debo
considerar que en esta segunda expedición, aunque frustrada, tuvo resultado
propiciatorio, ya que se encontraron en Santo Domingo Bartolomé de Las Casas y
Pedro de Córdoba, los líderes jurados e indiscutibles de la conquista
evangélica y pacífica de la tierra firme.
Esta
Segunda expedición, frustrada, demuestra
que los franciscanos venían bajo el mando de Pedro de Córdoba.
TERCERA EXPEDICIÓN FUNDANTE.-
Veamos
el texto original de la
Tercera Expedición Fundante, que trae Bartolomé de Las Casas
en su obra tantas veces citada, dice así:
“Salidos
de aquesta isla el padre dicho y el clérigo –Montesinos y Las Casas- el padre
fray Pedro de Córdoba prosiguió su viaje –al parecer se refiere al mes de
setiembre de 1515, pero en la
Ordenanza de la Municipalidad de Cumaná, se estableció el 27 de noviembre
de ese año- para tierra firme con cuatro
o cinco religiosos de su orden, muy buenos sacerdotes, y un fraile lego,
también con los de San Francisco, los cuales puestos en tierra firme, a la puna
de Araya, cuasi frontero de La
Margarita , desembarcároslos con todo su hato y dejároslos
allí los marineros. Los franciscanos y dominicos hicieron muchas y muy afectuosas oraciones y ayunos y
disciplinas, para que nuestro Señor les alumbrase donde pararían o asentarían;
y finalmente, los franciscanos asentaron en el pueblo de Cumaná, la última
aguda, y los dominicos fueron a asentar
diez leguas abajo, al pueblo de Chiribichí, la penúltima luenga, a la
cual nombramos Santa Fe”.
Este texto lo he
considerado, junto con la
Cedula Real de septiembre de 1516, como la primera Acta de Fundación de Cumaná,
puesto que reúnen todos los elementos narrativos de la fundación de un pueblo
español en el Nuevo Mundo, como la hacían los cronistas de indias y él mismo;
se puede comparar con textos similares de fundaciones de otros pueblos, como
Santa María del Antigua, Nombre de Dios, Coro, Santo Domingo, La Habana , Panamá y Veracruz,
etc. la única diferencia que se podría alegar, en estos textos
fundacionales, está en el estilo o
método de redacción, unos lo hacían por el pretendido derecho de conquista y
otros por el derecho a la evangelización cristiana, cual fue la fundación
misional más utilizado en la tierra firme americana.
De
estos textos, podemos colegir que Pedro, siguiendo su proyecto, parte de Santo
Domingo, en el mes de noviembre de 1515,
normalmente tardaban 9 días en ese trayecto, en una nave – capitaneada por Juan
Hernández de Cimeta, que así lo testificó, según el acucioso historiador patrio Hernann González Oropesa; en la cual viajaron
dominicos y franciscanos actuando conjunta, fraternal y solidariamente, en
seguimiento del proyecto y bajo el mando espiritual de Pedro, obligado a fundar
pueblos, a iniciar el proceso evangelizador en la tierra firme.
Las
Casas dice que dejó a los franciscanos en Araya bajo el mando de Juan Garceto,
lo que no me parece lógico, aunque es
una opinión generalizada, y es posible porque en Puerto de Perlas estaban sus
dominicos ya instalados, como hemos visto, sin embargo soy de la opinió
y
creo que es lo más probable, que los
haya dejado confortablemente establecidos en Cumaná, Puerto de Las Perlas, donde estaban los misioneros dominicos. Se
trata de dos órdenes distintas con sus propios gobiernos, es posible pensar que
durante algún tiempo estuvieron juntas, pero podemos comprobar que ambas
misiones funcionaron separadas. Pedro ya se había establecido bajo la
protección del Cacique Cumaná, a quien conocía porque estuvo en su convento en
Santo Domingo, no le fue difícil impetrar su proyecto; definitivamente los dejó
instalados con todo su hato, para construir una casa y una iglesia, por cierto,
un equipaje impresionante de acuerdo con lo embarcado en Sevilla; y con órdenes
muy precisas para la conducción de la misión que estaba bajo su gobierno; se
puede admitir, de acuerdo con documentos investigados por Vicente Rubio, que estos franciscanos vinieron a reforzar a
los misioneros dominicos, y que sustituyeron a los compañeros sacrificados de
la primera expedición de 1513, pero todo hace pensar que trabajaron cada orden
en forma separada, y en Cumaná siempre estuvieron los dominicos y franciscanos
separados históricamente, eso podemos comprobar en los planos y en sus
ejecutorias; el mismo Vicente Rubio prueba con toda clase de datos, que otros
dominicos vinieron con Pedro de Córdoba
en febrero de 1515 a
sustituir e investigar la muerte de sus compañeros, y por supuesto se quedaron
y fueron reforzados como hemos dicho, al frente de la misión que nunca abandonó
a Cumaná.
Pero bien, siguiendo el relato de Las Casas: Pedro deja a Juan Garceto con los franciscos
en Cumaná en 1515, probablemente en Punta Araya, “frontero con La Margarita ”, que luego fueron a parar, definitivamente, en el pueblo de Cumaná; no deja de ser importante que Las Casas diga
en el pueblo de Cumaná, porque en efecto ya Cumaná era un puerto importante
donde estaban los perleros, Los señores de Canoa, que explotaban grades
placeres de perlas en las islas de Margarita, Cubagua y en la península de Araya,
que no tenían ningún puerto, ni nada para sostenerse. En Cumaná había aun
pueblo “poblantísimo” como dice el clérigo, Puerto de Perlas, un reino o
cacicazgo, rico y trabajador, organizado, constructores de barcos, productores
de yuca y maíz, buenos marineros y
pescadores, como dice Las Casas; y amigo
“guatiaos”, lo que significaba mano de obra, mujeres, alimentos; como decían
los españoles La primera casa que se construye en Cubagua data de 1520 y mucho mas tarde en Margarita.
Pedro continúa su expedición, con los otros dominicos, para fundar otra
misión, hasta Chiribiche ese año de 1515
(biche también quiere decir río). Pedro, en sus cartas lo llama
Chiribiche, en ningún documento del fundador aparece Chiripichi y allí comienza
la confusión de los cronistas), y bautiza la misión con el nombre de Santa Fe
de Chiribiche, que fue su consigna su aspiración, “donde españoles no
fueran”, su filosofía era esa,
fundar misiones con los aborígenes, para adoctrinarlos y expandir la doctrina de Cristo en toda
América; fue su segunda misión, Santa Fe, lejos, a diez leguas de Puerto de
Perlas, donde españoles no fueran. Santa
Fe de Chiribiche, sin perlas ni nada que pudiesen ambicionar, donde reinaba
Maraguey, de la familia de Cawaná, que
los acepta, y donde asienta su segunda misión de predicadores en 1515; y continúa
la evangelización y procede a la construcción de otro monasterio, lo
deja en perfecta paz y vuelve a Santo Domingo desde donde la defiende del acoso
de los esclavistas; y de la vida de ese
monasterio se conservan hasta sus anécdotas de santidad; pero tiene que marcharse por sus compromisos
como Vicario de la
Orden Dominica en el Nuevo Mundo, y deja encargado de la
misión a fray Diego de Velasques, como en Cumaná dejó a Luis De Toro y a Garceto,
al frente de su obra; pero no por ser el Vicario de Indias con sede en esa
ciudad, abandonó sus misiones en tierra firme, el mantuvo su patrocinio y
autoridad sobre estos asentamientos hasta su muerte, como puede advertirse en
sus cartas.
José
Mercedes Gómez, Cronista de Cumaná hasta 1994, en su opúsculo “Orígenes de la Ciudad de Cumaná, dice: “Al
Parecer pacíficamente trascurrieron los años. Para el año de 1516 había nueve
frailes, incluyendo al superior Fr. Juan
Garceto y funcionaba por lo menos una escuela con unos 50 alumnos
indígenas”. Es el embrión de la ciudad
de Cumaná.
Por
supuesto además de los conventos y las iglesias ordenadas por Fernando el
Católico donde había nueve sacerdotes y el pueblo indígena que no debía ser de
por lo menos quince mil indígenas Chaimas (se pronuncia Kaimas)
Sobre
Pedro de Córdoba tienen puesta la vista en la actualidad muchos historiadores,
investigadores y teólogos. Pueden buscar el
Libro reciente de Fr. Vicente Rubio, que se denomina “Los Primeros
Mártires Dominicos de América”, que lamentablemente confunde las fechas, los
nombres y los sitios, pero por lo demás,
es una magnífica investigación que deja ciertas claves que sirven para aclarar
todas las dudas que se puedan tener de aquellos días iniciales sobre todo del
trabajo de Pedro de Córdoba, en Tierra
Firme.
Ilustración 7.- En este dibujo de Cumaná, se puede ver
borrosamente la ciudad de Nueva Córdoba, aun cuando ya su población se había
desplazado hacia las faldas del Pan de Azúcar. Pero allí esá en el puerto del
Barbudo, seguramente antes del 1654 cuando fue destruida por los piratas
franceses.
El hecho histórico de establecer la fundación de
Cumaná en 1515, es muy
significativo, de tal suerte que muchos
otros pueblos lo reclaman: Panamá y Veracruz en 1519, y otros pueblos que
desaparecieron por muchos años, y han vuelto a la vida; por eso,
la fundación de Cumaná, ha sido
negada o tergiversada, en detrimento de nuestra
historia, y muchos cumaneses desprevenidos han caído en el juego contra
nuestros intereses; por eso tenemos el deber de rescatar esos hechos para
la historia de nuestro pueblo,
utilizando los mismos argumentos de los que nos despojan. Además la historia de
Cumaná de esos primeros tiempos es muy rica desde todo punto de vista, no solo
por el hecho simple de la fundación del primer pueblo del Imperio Español en
América, sino por la trascendencia histórica y
filosófica de ese hecho. Del trato de los españoles para con los
indígenas y la defensa que hace Pedro de Córdoba, en las cortes, nace toda una
filosofía que defienden: Las Casas, Vitoria, Suarez y decenas de ilustrados
filósofos. Nacen las leyendas negras y doradas y las leyes de indias. Se
escriben libros importantísimos, se discute sobre la dignidad de los indígenas,
intervienen los reyes, obispos y hasta los papas y las universidades. Todo eso
lo desencadena un hombre llamado Pedro de Córdoba, y Cumaná fue su idea y su
testamento. Como ejemplo trascribo en mi
libor “Los Fundadores de Cumaná” el catecismo que Pedro de Córdoba escribió
para los indígenas en lengua originaria.
Los que niegan la antigüedad de Cumaná de antes y
después de 1515, se fundamentan en los
errores que cometen los cronistas de Indias sobre el nombre de los ríos de
Santa Fe, que Pedro de Córdoba, su fundador, llama Chiribiche, como aparece en
sus cartas transcritas en mi libro ya mencionado; y el nombre del río
Chiribichi, como lo llama Bartolomé de Las Casas, y el gran historiador e investigador, Bartolomé Tavera Acosta, que
es el nombre propio del río de Cumaná, “el Cawaná Chiribichií”, o sea “Cawaná”,
que quiere decir gran río, y
Chiribichií, río de pájaros “Chiritos”; entonces muchos de los acontecimientos y la ubicación de los misioneros dominicos y
franciscanos, y el rapto del cacique Alonso, etc., que sucedieron en Cumaná,
como lo narra Las Casas y otros, cronistas,
en la desembocadura del gran rio –Cawaná Chiribichi- tal vez para ridiculizar a Las Casas, los
ubican en santa Fe (1515), que para ellos no tiene ninguna importancia porque
ese asentamiento duró muy poco tiempo; y se fundó dos años después que la
misión de Cumana (1513). Alrededor del rapto hay toda una documentación, un
expediente que contiene la defensa que hizo Pedro de Córdoba y que escribe Las
Casas, y eso no puede ocultarse.
Ese cuento de que Cumaná fue abandonada, que
primero fue Maracapana y Santa Fe, u otros parajes, son historias fugaces, en
tanto en cuanto las misiones iban fortaleciéndose en Puerto de Perlas, que
luego fue Nueva Córdoba, hasta el punto de convertirse en sede apostólica en
1519, con orden real de construir cinco iglesias más; y la historia se encarga
de justificar. Este pueblo que está hecho de historia grande y heroica; y los
historiadores y cronistas no tienen otra cosa que hacer que no sea estudiarla y
trasmitirla como lo hacen siempre.
Confieso que no me importa que otros pueblos se
nutran con nuestros infinitos caudales históricos. Todos los pueblos tienen el
derecho de escribir su historia. En nuestro caso, sobran las pruebas de la
fundación y la permanencia, a través de los siglos, de esta ciudad procera y
muchas veces mártir, y otras mil veces heroica y trascendente. Solo debo recordarles a los historiadores
venezolanos que, cuando ocurrieron los primeros eventos, de 1513, Pedro de
Córdoba no había fundado la misión de Santa Fe de Chiribiche, que se inició en
noviembre de 1515, sobre este hecho están contestes todos los cronistas e
historiadores. Lo único, que me choca y en lo que difiero, es ese empeño, de
muchos cronistas e historiadores actuales, disidentes, de trasladar los hechos iniciales de la
fundación de Cumaná, a Santa Fe, Maracapana, Cubagua o Margarita, Los datos que tenemos, de las
investigaciones que hemos hecho, podemos afirmar que las expediciones dominicas
señaladas, arribaban a Puerto de Perlas, y al poco tiempo los misioneros;
podían recorrer hasta 8 leguas dentro del territorio de Alonso -el reino de
Cawaná- en santa paz; en ese reino de Cawaná (repito, quiere decir río grande),
donde estaban seguros; esa fue la
primera gran empresa de España, y de las primeras pesquerías de perlas; aquí, a
nuestro Puerto de Perlas, llegaban todas
las ||expediciones y los señores de Canoa, se establecieron aquí; en
Cubagua y Margarita no había ningún
puerto, ningún pueblo español, solo los placeres de Perlas. Per Alonso Niño se
llevó 49 marcos de perlas para España, desde Puerto de Perlas, y se desató la
codicia, de los perleros. Girolano
Benzzoni, lo vio y pintó una fase de la pesca en Cumaná en 1541, de este puerto se pagaron los primeros
derechos de almojarifazgo, a la Corona ; de aquí partían
hacia los placeres, y luego venían a tierra firme donde estaban las misiones,
las iglesias, y donde tenían sus casas y
negocios, así se formó la
Nueva Córdoba y de aquí partían a otros rumbos. Guillermo
Morón nos trae las listas de pasajeros que desembarcaban por ese puerto desde
1538, pero eso acontecía desde mucho antes porque por ese puerto entraban al
territorio del continente todas las expediciones que venían de santo
Domingo. Montesinos convoca al pueblo
con repiques de campanas de cinco iglesias construidas por orden de Fernando el
Católico, y ya la Nueva
Córdoba era sede apostólica desde 1519, y para esa fecha se
estaba construyendo el fuerte de Santa Cruz de La Vista , y si no es así debe
ser que apareció milagrosamente la mole sobre la cual Las Casas y Castellón
construyeron la parte superior, que vulgarmente llaman torre o torrecita, lo
que desmiente la pintura y las ruinas que un existen, y como puede verse en los dibujos, de Jácome
Castellón.
Ricardo
Castillo Hidalgo, se ve obligado a reconocer que entre 1504 y 1506, cuando el
Rey permite el rescate de esclavos, en
su obra citada, dice: “Esa autorización, como es lógico, serviría para impulsar
armadas esclavistas hacia las zonas señaladas, pero, mientras tanto el
“rescate” continuaba en Cumaná, y en general en toda la costa de las perlas, etc”
Acaso puede negarse que con Juan Garceto y sus franciscos, se establecieron a un tiro de ballesta
tomado desde la orilla de la playa, en
el maravilloso delta que formaba el río Chiribichií, Cumaná o Cawaná, con sus
compañeros picardos y de otras nacionalidades: fray Juan Flamigi (flamenco),
fray Ricardo Gani de Manupresa (inglés), fray Jacobo Hermigi, fray Ramgio de
Faulx, fray Jacobo Escoto (escocés), fray Juan de Guadalajara, y fray Nicolás
Desiderio, que continúan el trabajo iniciado por sus predecesores mártires
y sus sustitutos dominicos con Fr. Luis
de Toro, que refundan la escuela para
los niños indígenas, construyen un monasterio, reconstruyen una iglesia que
había sido destruida por los indios, e inician y terminan otra iglesia, todo
ello bien documentado, y puede verse en dibujos y planos de esa época; además
tenemos soportes de los trabajos de reparación que se hacían en ellos.
Desde la fundación de la misión de 1513 nunca abandonaron los misioneros a
Cumaná, y su misión dio frutos, ya que su puerto creció hasta convertirse en la
capital de la provincia de Paria primero y después de Nueva Andalucía, con el
nombre de Nueva Córdoba y luego Cumaná, y fue sede del primer obispado de
América. Ningún otro pueblo de esa época tiene la documentación que tiene
Cumaná.
El Rey Carlos I, autorizaba a la Casa de Contratación en mayo
de 1519 y le decía: “Hemos mandado
proveer además de las dos iglesias y casa de San Francisco que están en la costa de Cumaná, que es la de
tierra firme del mar-océano, se edifiquen otras cinco iglesias y casas en
aquella costa, en que se celebre el culto divino y que puedan morar cuatro
religiosos de dicha orden y debían proveerse escuelas; iglesias y conventos de
todos los materiales y útiles, necesarios para la enseñanza al culto y al trabajo agrícola”. Esas cinco
iglesias se construyeron y aparecen en planos de la ciudad desde tiempo
inmemorial.
Muchos historiadores y cronistas niegan hasta la existencia de Nueva
Córdoba, destruida por piratas franceses en 1654, cuyos archivos fueron
rescatados por Fr. Antonio Patricio de Alcalá, quien los reprodujo en el
“Consectario de la Ciudad
de Cumaná”. En este sentido cabe recordar que en la Capitulación con Diego
Fernández de Serpa, quedó asentado que: La capital de este gobierno “Debía ser
la ciudad de Nueva Córdoba”, de ese embrión quedan documentos infinitos,
planos, relaciones, cartas, y pinturas.
Las personas blancas que la habitaban y el rey establecía en la Cedula Real que
otorgaba Escudo de Armas a Castellón, que la ciudad estaba poblada por una cuarta
parte de hombres blancos y tres partes
de indígenas No hacen falta más pruebas.
Nuca se ha calculado bien la población indígena, solo tenemos el término
“poblantísima” acuñado por Las Casas, igualmente sabemos que este acucioso
fraile dice que en la provi8ncia habia pueblos de más de diez mil casas. En la
relación de López de las Varillas, podemos apreciar los numerosos caciques que
señala.
Nosotros tenemos más, publicadas en mis libros, del poblamiento e historia
de Cumana, reunidas en la “La fundación de Cumaná”, “Cronología de la fundación
de Cumaná”, “Historia de la Iglesia Católica de Cumaná” y “Gobernadores
Coloniales de Cumaná” “Cumaná y Coro”y otros libros con los cuales pretendo
completar la historia de mi pueblo desde su descubrimiento, hasta nuestros
días, incluyendo terremotos, guerras, y mucho de su cultura.
Toda la historia de Cumaná, cada acontecimiento, cada hecho trascendente;
cada viajero que pisó su suelo, cada pirata que atacó su pueblo, cada ataque
indígena, cada hijo notable, cada
sacerdote o misionero que se quedó entre nosotros, o escribió o investigó, toda
es su historia.
Cumaná es Primogénita desde que Colón la descubrió en 1494 y fue conocida
con el nombre de Puerto de Las Perlas; es una parte de larga historia, de mitos
y leyendas que la rodean. El nauta salvado del naufragio que cuenta su historia
a Colón; Las perlas que fueron la primera riqueza que explotó España en
América; el rapto del cacique y su familia; la intervención de grandes
filósofos como Las Casas, Vitoria y Suarez; el martirio de los dominicos; el
juicio contra Colón La riqueza; el nombramiento del primer obispo; la muerte de Fajardo; la resistencia
indígena; los crímenes de Gonzalo de Ocampo, las construcciones de Castellón,
el terremoto de 1530; la riqueza perlera: Dice el prof. Lodeiros, “…estimamos
la cuantificación del siglo XVI con la producción, en solo 27 años equivalentes
a 11.326.230 perlas de 1 g (5 quilates) lo cual supondría una explotación de
45.304,92 millones de ostras 11.326.230 x 4.000,oo equivalentes a 1,36 millones
de toneladas (1 ostra con perla 30g) lo
que daría un promedio en 27 años de 50.370,70 t/año.
Que no había perlas en Cumaná, dicen algunos investigadores de la historia,
veamos como lo cuenta Ángelo Trevisan, cuando arribó a su puerto en 1494.
Cumaná era una rica región perlífera, nos dice Trevisan, y Benzoni cuenta que
en aquel lugar los nativos recogían perlas en gran cantidad. Con cestos
especiales y los pinta, provistos de peso y pendientes de cuerdas, descendían
al fondo del mar y pescaban allí las ostras que les servían de alimento, y de
ellas arrancaban las perlas; pero como carecían de instrumentos adecuados para
perforarlas, perdían y estropeaban muchas. Eran verdaderas perlas orientales,
muy bellas. Los nativos las cambiaban fácilmente a los recién llegados por
cascabeles y otras baratijas.
Yo le pregunto a estos historiadores que niegan nuestra historia: ¿Con que
personal se trabajaba y donde vivían? y ¿Por qué Cumaná tiene tanta historia? Y
¿Porque esos pueblos alternativos desaparecieron?
Con nuestras perlas inundó España a Europa, servían como dinero en las transacciones
mercantiles: llenaban las canoas, se hicieron célebres los Señores, de tal
suerte que, por esos tiempos, Cumaná fue el puerto más importante del Nuevo
Mundo, son significativos los diálogos entre Pedro Barbirio, nuestro flamante
primer Obispo, y el sapientísimo Erasmo de Róterdam. Eso no puede pasar
desapercibido. El mismo Guillermo Morón, da cuenta de los navíos que arribaron
a Cumaná, y trascribe en su Historia de Venezuela, los nombres de todos los
pasajeros que desembarcaron por su puerto desde 1538.
Cumaná no fue fundada por Gonzalo de Ocampo en 1521, como pretenden
obligarnos a creer algunos desapercibidos, que luego no vacilan en
llamarla Primogénita; sin tomar en
cuenta que Panamá y Veracruz se fundaron en 1519, y aspiran ese galardón; y no
la fundó porque ya existía y estaba en
pleno esplendor Puerto de Perlas y las misiones de Pedro de Córdoba, en la
desembocadura del río Cumaná, por el Golfo de Cariaco; orgullosa, bella y
alabada por todos los que la visitaban, y pueden ustedes ver en los dibujos y
planos de la época; y ya blasonaban sus habitantes que no encontraban ni
escatimaban alabanzas de sus bondades, en planos y alegorías y en sus peticiones a los Reyes de España.
Gonzalo de Ocampo hizo un campamento militar donde después se desarrolló el
barrio de San Francisco, media legua río Cumaná arriba, y lo llamó Nueva
Toledo; construyó 20 o 30 casas, fue otro escalón en el proceso de la
fundación, indudablemente forma parte de la historia heroica de Cumaná; lo
mismo que Bartolomé de Las Casas, que construyó gran parte del fuerte de Santa
Cruz de La Vista ,
y se instaló con los dominicos en las misiones de Puerto de Perlas, o sea, el
incipiente pueblo de Cumaná. Gonzalo de Ocampo, al llegar Bartolomé de Las
Casas, y presentarle los despachos reales de su capitulación con la Corona , tuvo que abandonar
su empresa fundacional, y el campamento que había iniciado. Pueden ver la
ubicación de ese campamento en el dibujo del año 1601, del Gobernador Suarez de
Amaya. Y Castellón, que es también otro escalón del proceso fundacional, y
tendría muchos más méritos que Ocampo, ya que el reconstruyó el pueblo, terminó
la construcción del fuerte de Santa Cruz de la Vista, lo presentó al Rey Carlos
I y fue nombrado su Alcalde y por ende, Jefe de Las Fuerzas Reales y del
pueblo, que puede verse al detalle,
rodeado por la gran empalizada protectora, en las pinturas que el mismo ordenó
hacer antes y después del terremoto de 1530.
De ese pueblo salían y entraban todas las expediciones de colonos y
guerreros de esos tiempos. El nombre de Nueva Córdoba viene de Misión de Pedro
de Córdoba, que a la vez es el nombre
que sucede a Puerto de Perlas; su
pujanza puede apreciarse en las pinturas
de Castellón de ese mismo tiempo, y sus familias aparecen en el Consectario de
la Ciudad de Cumaná, en la parte escrita por fray Antonio Patricio de
Alcalá, y las otras que inserté en este
corto ensayo.
En Cumaná Pedro de Córdoba inició
su apostolado con éxito para 1518 se creó la Diócesis de Paria y Cumaná fue la
sede apostólica porque no existía en Paria ningún otro pueblo con las
condiciones para tales efectos veamos como lo cuanta Hernann González Oropeza
“Entre 1513 y 1521,
Dominicos y Franciscanos y luego fray Bartolomé de las Casas, lucharon por realizar la
evangelización en la forma más apostólica y pacífica que pudiera soñarse. Este ideal apostólico ha sido reseñado una y
otra vez. No vamos a
detenernos en recordarlo.
Lo hemos aludido para destacar
que es dentro de este contexto, cuando nació el primer Obispado de Venezuela con el nombre
de Diócesis de Paria. Los orígenes de la iglesia venezolana, tienen que buscarse en el
Oriente de nuestra nación, aún en lo que respecta al nacimiento de la jerarquía
eclesiástica; pero conviene anotar que estas primeras misiones evangélicas de
Dominicos y Franciscanos a este Oriente venezolano, llegaron con facultades papales especialmente pedidos a la
Santa Sede,
sin que
mediara ninguna dependencia eclesiástica de Santo Domingo o de Puerto
Rico.
Nació este
Obispado con este nombre aborigen de Paria, recogido por el mismo Cristóbal Colón de los
mismos labios indígenas en la hora auroral del descubrimiento Encontrándose entre Trinidad y el Orinoco, escribe, “vino mucha gente y
me dijeron como llamaban a esta tierra Paria”.
El topónimo persevera entre los
siguientes viajeros,
y lo
retienen los simples marinos que declaran en el “Pleito de los Colones”. Si bien al comienzo solo se designan como
“Paria” a las tierras planas que hacen frente a la Isla de Trinidad para formar
el golfo que hoy conserva igual nombre; poco a poco el topónimo ascendió hasta
abarcar el área montañosa del noreste.
Se han conservado las Cédulas
Reales por las que se dio comienzo a este Obispado de Paria Dos cartas de
Carlos I al Papa León X y a su Embajador en Roma y otras dos a sendos
Cardenales de Curia y que están fechadas todas el 17 de mayo de 1520, urgen la provisión de Don Pedro Barbirio para
el Obispado de Paria pero en ambas se alude a una petición previa para la
erección de una “Iglesia Catedral en la Provincia de Paria que es en la tierra
firme del mar océano” De
esta anterior si bien desconocemos su texto y fecha exacta Podemos datarla
hacia finales de 1518 (4).”
EL RAPTO DE CAWANÁ.
Abundando en este tema, debo aclarar que: El Cacique de Cumaná,
Cawaná, y su puerto se hicieron famosos
en 1514 cuando el cacique y su familia fueron raptados, vendidos en Santo
Domingo como esclavos, y los dominicos, con Pedro de Córdoba a la cabeza, reclamaron
en todas las instancias, la devolución de los indígenas; veamos algo de la
última investigación realizada por don Vicente Rubio, sobre la expedición, estos datos:
“Santo Domingo. El 5 de agosto de 1514 era convocada una reunión en casa
del Licdo. Marcelo de Villalobos, uno de los tres jueces de Apelación. Once
personas más asistieron a ella: El Lcdo. Juan Ortiz de Matienzo, colega de
Villalobos. Gil González Dávila,
contador de la Isla. Juan
de Ampiés, factor de la misma. Pedro de Ledesma, secretario de la Real Audiencia. Cristóbal Sánchez Colchero, naviero. Juan de
León, vecino de Santo Domingo. Gómez de Ribera, ídem. Diego Caballero, ídem. Bartolomé Palacios.
Ídem. Diego Bernal, ídem. Y Juan
Fernández de las Varas, el cual se hizo representar por un tercero”.
“Entre todos acordaron organizar una expedición o “armada” contra los
caribes de las islas cercanas. Esta expresión equivalía: “ir a caza de
indios”. Nada importaba que los nativos
cazados fuesen en verdad “caribes” (antropófagos y enemigos tanto de indios
pertenecientes a otras tribus como de los colonos hispanos) o “guatiaos”
(indios de paz y amigos de los españoles). Al volver de la cacería y a
la hora de declarar su mercancía humana ante las autoridades del puerto de
Santo Domingo, siempre los armadores
hacían pasar a todos sus aborígenes apresados como “caribes” sabiendo
que así la ley les amparaba (16).
Constituida por aquellos doce individuos la expedición, “gastos y
beneficios se repartían por partes iguales entre los doce socios. Tomarían parte dos naves pertenecientes a dos
de los socios: el navío “Latino” de Cristóbal Sánchez Colchero y el barco de
Palacios. Juan de León fue nombrado
capitán de la armada, y Pedro de Ledesma y Diego Caballero recibieron el
encargo de proveer y despacharla…
“Aportaron capitales, además de los socios de la empresa, el repartidor de
los indios de la Española, Rodrigo de Alburquerque, que poco después sería
nombrado alcalde mayor de la isla, y el procurador de Santo Domingo Juan García
Caballero. Probablemente también
invirtió capital en la empresa el tercer oidor, Lucas Vázquez de Aillón,
pariente de la mujer de Gómez de Ribera;
éste último fue nombrado veedor de la
amada… La expedición se dirigió primero a la isla de San Vicente, donde tras
saltar a tierra, el capitán Juan de León
y el naviero y maestro de su nave,
Cristóbal Sánchez Colchero, fueron matados por los indios. Muertos dos de los jefes de la expedición,
asumió el mando de la armada Gómez de Ribera. Ordenó tomar rumbo a “las
perlas”, donde rescataron perlas de los indígenas y también se dedicaron a
pescarlas.
Mapa de Suarez de Amaya. 1603. De
acuerdo con este mapa ingenuo, Gonzalo de Ocampo construyó su campamento en lo
que hoy es el Barrio de San Francisco.
GONZALO DE OCAMPO
Cuando Ocampo vino aquí a reducir a
los indígenas mediante engaños; construyó su campamento de 21 casas y le dio el
nombre de La Villa de Toledo, donde lo visitó Bartolomé de Las Casas, y dijo:
“Ni que lo llame Sevilla, lo habitaran los indígenas”, El Clérigo se refería
indudablemente, al pacto poblacional, porque los indígenas ya habían pactado
con los misioneros, y se quedarían en la Nueva Córdoba.
Montesinos, de 1562, que convocó al pueblo para nombrar su ayuntamiento,
con el tañido de las campanas de los templos de Nueva Córdoba, templos de los
cuales Antonio Patricio de Alcalá, rescató los libros de matrimonios y
bautizos, que hoy podemos apreciar en El Consectario de la Ciudad de Cumaná,
libro genético de nuestro pueblo. Para aquellos que desconocen la
reconstrucción de los templos de dominicos y franciscanos, basta con que lean
el Acta por la cual el rey Carlos Primero nombra alcalde a Jácome Castellón.
En el Acta de Montesinos, donde no estaban todos los habitantes, están familias españolas y los representantes de los indígenas con sus
familias, se calcula que vivían en Cumana más de 20.000 indígenas, Humboldt los
calculó en 15.000 en 1799, digan si eso no es un pueblo populoso, Humboldt dijo
que Cumaná era tres veces más poblado que Veracruz; en todos los mapas desde el siglo XVII se ven
los cinco templos de Cumaná, y allí, cuando llegó Montesinos en 1562 habia por
lo menos dos
iglesias servidas, que siempre han estado y estaban los templos y monasterios y
la ciudad. Ustedes, investigadores independientes, pueden leer el expediente de la muerte de
Fajardo, que fue juzgado en el edificio del cabildo, y su cadáver fue
arrastrado por las calles del pueblo y colgado en su plaza mayor.
Los que ignoran estos hechos se basan en los dichos de algunos viajeros que
no encontraron el rumbo hasta la Nueva
Córdoba , y su ignorancia manifiesta queda al descubierto en
el crecimiento indetenible de nuestra ciudad. Cumaná la Primogénita de
América. La Nueva Córdoba , fue
una ciudad populosa, como puede verse en sus mapas y dibujos; incitó la codicia de las naciones y nacionales
europeos. En 1542 los Holandeses ocuparon las salinas de Araya y las explotaron
hasta 1622, cuando se inició la construcción del Castillo de Santiago de Arroyo
de Araya; a partir de ese hecho La Nueva Córdoba quedó
en la ruta de los Corsarios, el primero que la saqueó fue John Awaquins, en
1568, luego nos saqueó pero fue derrotado y salvo milagrosamente la vida, el
afamado pirata Walter Raleigh en 1595. La Nueva Córdoba y las
Salinas de Araya, también fueron atacadas en 1576 por el Corsario Ingles Peter Barker, que robó
sal en Araya, pero fue rechazado en Nueva Córdoba. Amias Preston, afamado
filibustero, obliga a los habitantes de la Nueva Córdoba a
pagarle una fuerte suma de dinero, y también atacó las salinas de Araya donde
roba grandes cantidades de sal. En 1602 vuelven los ingleses esta vez bajo el
mando de Williams Parker, también es
rechazado. En 1606, el Gobierno Español envió una armada de 18 buques de guerra
a custodiar el pueblo de Nueva Córdoba y las Salinas de Araya. En 1622 el Capitán General de Cumaná, don Diego de Arroyo y Daza obtuvo una contundente
victoria contra 104 naves de guerra de
los invasores Holandeses. Ese mismo año
se inició la construcción del fuerte de de Santiago de Arroyo de Araya, y se
fundó el pueblo de Araya bajo la advocación de Nuestra Señora de Las Aguas
Santas.
La ciudad fue atacada, demolida por las fuerzas humanas y la
naturaleza, pero la obra civilizadora
nunca cesó, para probarlo tenemos esta hermosa realidad que nunca fue abatida
por completo. Cumaná, como el ave Fénix, vuelve a la vida después de cada
tragedia. Phoenicoperus: nuestra ciudad es la esperanza de su pueblo y la esperanza no morirá nunca.
ANTONIO FLORES Y JÁCOME CASTELLÓN
Después de la partida de Las Casas las
naciones indígenas de la Costa de las Perlas, se pusieron en pie de guerra, matando y destruyendo la
obra de los conquistadores: las tribus chaimas, arawacas, cumanagotos, guaiqueríes, tagares, chacopatas, cacheimes, parias,
caribes, pariagotos; con sus caciques:
Maraguay, Toronoima, Diego, Cariaco,
Cayaurima, Melchor, Sacana, Niscoto, Querecrepe, Cuserú, Querequepana,
Doña Isabel, Queneriqueima, Juan
Cavare, Manoa, Maicana, Zapata, Tucupabera,
Uriapari, Omeguas, y muchos otros.
La noticia de la revuelta indígena
sorprendió y corrió por Cubagua y Santo
Domingo; sobre todo Cubagua que recordaba el asalto de los cumaneses
y la cobarde huida del alcalde Flores.
Antonio Flores, Alcalde de La Nueva Cádiz , es
importante en nuestra historia porque
fue juez territorial de tierra firme,
había arribado a la isla de las perlas con la expedición de Rodrigo de
Figueroa, que fue Juez de Residencia en La Española , y lo nombró Juez Territorial de la Nueva Andalucía ,
siendo el primero en ese cargo. Luego Flores fue también Alcalde Mayor de las
Islas y Tierra Firme con domicilio en Cubagua.
Antonio Flores se destaca en la trata de
indios, connotado perlero e importador de mercancías para Cubagua. Este hombre
que había martirizado al valiente cacique Melchor, del Golfo de Cariaco,
soltando sus lebreles para acorralarlo y
después matarlo despiadadamente
con un certero disparo de lombarda, huyó cobardemente de Cubagua,
dejándola indefensa cuando los indios de la costa de Cumaná, la invadieron en
1521. Por eso fue destituido y apresado
por Gonzalo de Ovalle.
Para
controlar la revuelta indígena, el Cabido de Cubagua, a cuyo frente estaba Don
Francisco de Vallejo, ordenó a Jácome Castellón Suárez, traficante de esclavos
y conocedor como ninguno del territorio y sus jefes indígenas, armar una
expedición para pacificar la Costa
Firme; el cual, al frente de una flota
punitiva, partió a cumplir su cometido.
Nació este atildado aventurero en Toledo
España, hijo de un rico mercader, don Bernardo Castellón, casado cuya familia era de origen italiano. Hay un
documento de registro, de Jácome
Castellón Suárez, en el cual están todos sus datos filiatorios, donde aparece
como mercader genovés de 18 años, que en 1512 viaja a la isla “La Española”,
acompañado por Andrés de Villacorta y
un criado de nombre Alonso Salvanés.
Al parecer en este corto viaje hizo negocios
productivos por pingues, ya que a su vuelta a España, se une a un grupo de
ricos comerciantes en Sevilla; uno de ellos don Esteban Centurión, importante
factor genovés, acostumbrado a ese tipo de ganancias.
En su segundo viaje a La Española,
representando varias firmas importantes de los señores: Don Andrea Plavesyn y
Francisco de Riberol, no le fue nada bien o decidió burlarlos; y decide quedarse en América, para rehacer su
fortuna.
En un documento de 1517 del proceso de Residencia que se le siguió a los
licenciados Lucas Vásquez de Ayllón,
Juan Ortiz de Matienzo y Marcelo de Villalobos, jueces de apelación en la
Española, instruido por el Lcdo. Alonso de Zuazo, nombrado por los regentes,
quedantes a la muerte de Fernando el Católico, junta que presidía el
todopoderoso Cardenal Cisneros, que toma esta medida instruido por Bartolomé de
Las Casas, que actúa en representación de fray Pedro de Córdoba y sus
dominicos, en cuyo proceso resalta la figura de Castellón. El cual actuando en
sociedad con don Jerónimo de Grimaldo, poderoso factor de la Española, venía
armando expediciones esclavistas a tierra firme valiéndose de cuantiosos
sobornos a favor del poderoso Pasamonte, enfrentado a la autoridad de don Diego
Colón. Castellón en declaración dad el 15 de julio de 1517, si bien defiende a Pasamonte, admite que los
jueces Villalobos y Ayllón, lo había extorcionado exigiéndole la sexta parte de
sus ganancias del producto de una expdición financiada por Grimaldo, para
cargar sal de Araya, y también reconoció que “resgataban” indios para venderlos
como esclavos. De donde queda claro que Castellón era tratante de
esclavos.
Este sujeto fue uno más en la cadena de
los fundadores y refundadores de Cumaná,
antiguo Puerto de Perlas, y su método queda al descubierto en el asiento
primero de las misiones dominicas y franciscanas de Pedro de Córdoba, y su
Nueva Córdoba; ciudad, por cuanto contaba con una numerosa población indígena,
ubicada en “Los Cerritos” –médanos- lugar paradisíaco por donde desembocaba el río Chiribichií, la
última luenga, que tiempo despues los
españoles llamaron Manzanares; pueden ver este formidable río en la fotografía
a su paso por Cumaná, cuando aún conservaba todo su esplendor, en su asiento
primario, en lo que es hoy el barrio “El
Barbudo”.
Ilustración 8 El río
“Chiribichií (nombre originario del río Manzanares), como dice el padre
Bartolomé de Las Casas, al cual los españoles le cambiaron el nombre por el de
Manzanares. Admirémoslo en su majestuoso
paso por Cumaná en 1905. Las orillas del
río eran una inmensa hacienda de cocos, tal vez la más grande y generosa de
Venezuela. No creo que hubiese otra igual.
Por supuesto que Castellón conocía muy bien
las costas, comerciaba con los indios casabe y maíz, era también tratante de esclavos y sobre todo explotador
de las salinas de Araya, de donde proveía su riqueza.
Sabemos que en 1522, después de la partida
de Las Casas desde Cumaná, los indios vuelven a sublevarse y dan muerte a varios piratas,
algunos colonos, al capitán Soto, que se había dedicado al pillaje, a fray
Dionisio que se había escondido en la huerta contigua al convento, y también
prenden fuego a la iglesia, las casas y la huerta.
En represalia Castellón desembarca con su
armada, como Ocampo, por Maracapana,
por vez primera traen caballos a la tierra firme, para mayor aflicción
de los indefensos pobladores;
ordena la captura y ejecución
inmisericorde de los guerreros y
caciques, culpables o inocentes, destruye los caseríos, con sus bohíos, janocos, chozas, cuanto había
edificado; y también “resgata” muchos hombres, mujeres y
niños, para venderlos como esclavos,
cuál era el objetivo principal de su expedición.
Sin embargo Castellón tuvo mucho cuidado con
los pobladores indígenas de Cumaná; por
eso López de Gómara dice que “Perdía
mucho el Rey con perderse Cumaná porque cesaba la pesca y trato de las
perlas de Cubagua” (44); y entonces
Castellón hizo aquí, el papel de
pacificador.
Casi todos los cronistas de la época están
contestes en acreditar la importancia que había adquirido la misión franciscana
de Cumaná, que “florecía” como dice
Oviedo, y daba muy buenos frutos. La mejor demostración de ello es que el
Vaticano en 1519 nombró para Paria, el primer obispo de la tierra firme, Pedro
Barbirio; con sede indudablemente en Cumaná por que la Nueva Cádiz, -fundada
por Castellón en 1521-, aún no era
nada.
Castellón se instala en la misión franciscana
de Cumaná, que ya era el pueblo y puerto conocido como Puerto de Perlas, y
misión de Córdoba, como podemos verlo en dibujos y mapas de 1601, ubicado en Los Cerritos a la desembocadura del río;
allí establece su cuartel general,
bautiza el poblado con el nombre con el que era conocido, de Misión
de Córdoba, en honor a su verdadero
fundador, Nueva Córdoba, se dedica a la reconstrucción de todo lo que había
sido destruido unos días antes, y
concluye la fábrica de la fortaleza, en la propia boca del río, como reconoce
Las Casas en “La
Historia de Las Indias”: Veamos esta apostilla:
“Edificó Jácome Castellón una fortaleza a la
boca del río de Cumaná, donde el clérigo Las Casas la quería edificar, para
tener segura la cogida del agua, sin la cual, como está dicho no podían vivir
los de la isleta de Cubagua” (45).
Fácilmente se puede advertir que esta cita
no fue escrita por Las Casas, fue incluida en su obra por hábiles manos, como
muchas otras que aparecen en sus libros. En la pintura del propio Castellón se
ve la fortaleza construida a la orilla del rio y rodeada de las casas de La
Nueva Córdoba.
Y aunque la cita fuese de Las Casas, creemos
que algo hizo en el fuerte de Santa Cruz
de la Vista ,
como afirman sus biógrafos, y era uno de sus objetivos proteger a los
pobladores de Puerto de Perlas, porque aún no habían fundado La Nueva Cádiz;
y estuvo en Cumaná cuatro meses, desde
el 15 de agosto hasta el 15 de diciembre de 1521; además, porque dudamos, y es imposible, que Castellón haya podido construir la fortaleza
en dos meses, que hay entre su arribo a
Cumaná, a fines de noviembre de 1522 y
el 23 de enero de 1523, como lo canta Castellanos:
“La cual concluyó muy a provecho
Año de veintitrés y un mes corrido,
Nombrose por Alcaide de lo hecho
y Capitán Mayor deste partido”. (46)
El juglar se cuida de decir, construyó,
emplea más bien el término “concluyó”.
Castellón bautizó el asiento poblacional, ya
lo dijimos, con el nombre de Nueva Córdoba, en honor del verdadero fundador
fray Pedro de Córdoba, seguramente a petición de los franciscos que lo
acompañaron en su campaña; de lo cual da parte a la Real Audiencia de La Española , y de haber
construido y terminado la fortaleza en el mes de enero de 1523, y anexa su
“figura e traza”, es decir sus planos, mapas
y una pintura, todo lo cual se conserva.
Nosotros creemos que esta fortaleza es más
antigua, tenía tiempo en construcción,
como puede advertirse en los dibujos del mismo Castellón, donde se observa la antigüedad de sus muros, nos parece que
solo faltaba terminar la parte superior,
que tanto adelantó Las Casas y ponerlo en servicio, que fue lo que hizo
Castellón, y colocar la “rama de olivo”,
como dice uno de los biógrafos de Bartolomé de Las Casas. Es absolutamente
imposible haber puesto en servicio las canteras de piedra de Araya y fabricado
el fuerte de Santa Cruz de la
Vista , en dos meses, y además Castellón tuvo que pacificar a
los indígenas y reconstruir la misión.
Nuestro cronista, Dr. José Mercedes Gómez,
al referirse al temible conquistador, dice: “Jácome de Castellón cumple papel
importante en la génesis de la
Historia de Cumaná. Es él sin duda, el personaje que más
sobresale en los albores de su nacimiento. Impuesto por una serie de
circunstancias y sucesos coyunturales a desempeñar su función de
castigador de indios rebeldes, asume esa
función y con vivencia del futuro, no deja el cargo de Capitán de la expedición
punitiva, sino que asume también el de
consolidar el poblado misional franciscano y proyectar más allá del reducido
ámbito lugareño la importancia, que como sede de un gobierno militar, en lo
defensivo y ofensivo, podía cumplir en la conquista y dominio de toda la costa oriental”. (47)
En fin, aunque a nuestro antiguo Cronista,
Dr. José Mercedes Gómez, no le queda ninguna duda en relación con la autoría de
la construcción del fuerte de Santa Cruz,
producto de sus inapreciables investigaciones sobre documentos y
registros del constructor, Bernaldo Dinarte,
a nosotros si nos queda esa duda; y es que Castellón si terminó la
construcción de la torre en la parte
superior del fuerte, como se puede apreciar en sus dibujos, completó lo hecho
por Las Casas, esa es la verdad, y no todo el fuerte, que es más antiguo, solo
la torre en la parte superior.
Y surge algo importante que nos proponemos
investigar, que ahora solo
intuimos, y salta de los mismos
documentos examinados por nuestro antiguo
Cronista, a quien tal vez no se le escapó; y es que al nombrar, la Real Audiencia de
Santo Domingo, un Alcalde para el fuerte
que a la vez lo fue de La Nueva Córdoba , y su
numerosa población indígena; tuvo que
nombrar también el primer ayuntamiento de la tierra firme, el primero de
setiembre de 1523. Teniendo, como tengo, los dibujos y mapas de la Nueva Córdoba de esa
época, no puedo concebir a Castellón solo, es decir autoridad única:
construyendo y gobernando un fuerte, la
explotación de las piedras de Araya, el pueblo indígena, reconstruyendo lo
dañado, poblando, manteniendo el orden,
“resgatando”, explotando, enseñando y acarreando los bloques de piedra ciclópea
de las canteras a la Nueva Córdoba o
Cumaná, y la expltación de las salinas de Araya, y las pesquerías de perlas,
etc.; además defendiendo las misiones y sus iglesias, la escuela, el
convento, organizando a los indios, viajando. No es posible todo eso sin
autoridades legítimas; el necesitó y tuvo que nombrara un Ayuntamiento,
porque así se lo exigían las Leyes de
Indias y las Cédulas Reales, así lo creo aunque no tengo la evidencia ni los
nombres de los ediles de aquel tiempo.
Seguiremos indagando.
Castellón participó al Rey la culminación de
los trabajos del fuerte de Santa Cruz de La Vista , y pidió que se le concediera Escudo de
Amas para él y sus descendientes. Todo le fue concedido, la carta del Rey es
muy explícita, dice:
DOCUMENTOS DEL REY PARA CASTELLON, RELATIVOS AL FUERTE DE SANTA CRUZ DE
LA VISTA
“El Rey. Jácome de Castellón, vecino de la
ciudad de Santo Domingo de la isla
Española nuestro Alcaide de la fortaleza
de Cumaná, que es en la costa firme
llamada de Castilla del Oro, nos hiciste relación que vos, con deseos de
nos servir, pasaste a aquellas partes, e que estando vos en la dicha isla, los
indios naturales de la dicha costa se
revelaron e alzaron la obediencia que nos debían, y quemaron y robaron los
monasterios uno de Santo Domingo e otro de San Francisco, que en la dicha
provincia habían mandado fundar para la conversión de los naturales a nuestra Fe Católica, e que el nombre de
Nuestro Señor entre ellos fuese ensalzado e predicado e que además de quemar dichos monasterios, mataron todos los frailes
que en ellos había e a los españoles que en la dicha tierra pudieren haber, de manera que ninguno dejaron, e defendieron a los cristianaos
españoles que en dicha isla de Cubagua residían en la pesquería e granjerías de
las perlas, que no tomasen agua en aquella costa para su sustentación, y que para castigar y
remediar lo susodicho, fueron enviados
en nuestro nombre dos capitanes con armas y gentes y mucho gasto, los cuales diz no hicieron cosa ninguna, e que vos con deseo de nos
servir aventuraste vuestra persona y hacienda, e fuiste por capitán de la misma
empresa e que mediante la ayuda de Nuestro Señor, con vuestra diligencia e ánimo entraste e la dicha provincia, que
así estaba rebelada e que por fuerza sojuzgaste, e pusiste la dicha tierra en nuestro servicio, castigando a los
delincuentes e culpables en la dicha rebelión
e quema de los dichos monasterios e muerte de los dichos religiosos e
cristianos españoles, e hiciste la dicha fortaleza a la boca del río de Cumaná,
mediante la cual en ningún tiempo los
indios de la dicha provincia se pudiesen
alzar ni rebelar como antes lo habían
fecho, e que para que los pobladores de
la dicha isla de Cubagua tuviesen segura
el agua de dicho río, lo cual todo hicisteis
en mucha costa de vuestra
hacienda e trabajo e peligro de vuestra
persona, e de los que con vos iban, lo cual hicisteis por nos servir con tan
justa e buena empresa, y edificar la primera fortaleza que se hizo en la Tierra firme con cuyo amparo y seguridad
se ha poblado la dicha isla de
Cubagua, de que tanto servicio se nos ha
seguido y espera seguir, y nos
suplicaste, e pediste por merced, que además de las armas que vos tenéis de vuestros antecesores, vos dispensamos por armas
la dicha fortaleza e torre que en
ella hicisteis, puesta en costa de mar, e campo verde, e a un lado de ella el dicho río de Cumaná e
al pie de ella un yugo de oro en señal de la sujeción que en la dicha
fortaleza tiene toda aquella tierra, e
cuatro cabezas de indios principales, capitanes
de que hicisteis justicia al pie della, e por orla ocho llaves de color de plata en campo colorado, en significación del
oficio de nuestro Alcaide de la dicha fortaleza, e como la nuestra
merced fuese…Dado en Toledo, a catorce
de noviembre de mil quinientos veinte y
ocho . Yo El Rey. (48)
Como
puede constatarse, esta Cédula Real, pese a algunos errores comprensibles,
confirma paso a paso las crónicas de Bartolomé de Las Casas, que las escribe de
su propia vivencia o la copia de los protagonistas.
Después de Castellón el puerto de Cumaná,
adquirió gran importancia, y el mismo Guillermo Morón dice que a partir de 1534
desembarcan por él, todas las expediciones que vienen a tierra firme, y se
conservan las listas de pasajeros, que Guillermo publica, en detalles, en su
monumental Historia de Venezuela.
FRAY FRANCISCO DE MONTESINOS
Entre Castellón y Montesinos, hay un largo
período de 30 años, por cierto muy interesante, del poblamiento de Cumaná, por
ejemplo Guillermo Morón, nos regala el registro
de las embarcaciones y pasajeros, que entran por el puerto de Cumana,
desde 1538.
Fray
Francisco de Montesinos, persona distinta de Antón o Antonio de Montesinos, es
un cura de armas tomar, llega a Cumaná en 1562, precedido de largo historial
habido de buena ley en su vida aventurera, después de haberle dado mucho que
hacer al tirano López de Aguirre.
Según Miguel Elías Dao, Cronista Oficial de
Puerto Cabello, en su libro “BORBURATA 450 años, génesis de un pueblo”, nos
dice que Montesinos era, por esos días,
prior de Maracapana, y al saber que López de Aguirre se dirigía a
Borburata, va a ese pueblo y denuncia la cadena de crímenes que lo atan a la
justicia: Borburata “Presagios de muerte, desolación y ruinas afectaron la
pequeña ciudad levantada frente al mar…Relatos de espantosos crímenes…” (49) El
padre Montesinos desde el púlpito dramatizó los relatos…” Sin embargo López de Aguirre envió un
mensaje con el alcalde de Borburata
Benito Chávez: “No ha venido a Borburata a dañar a nadie ni vidas ni bienes
como lo han hecho piratas y otras alimañas que incursionaron en este
territorio. Solo quiere cabalgaduras que pagará con buen oro, pero abriendo su
corazón como rosa sangrienta, advierte que está en misión de paz, pero
dispuesto a castigar severamente a todos aquellos que desafíen sus órdenes”.
(50)
Pero,
López de Aguirre, apenas piso tierras de Borburata colgó de un cedro a un
soldado portugués Antón Farías, ingresado en Margarita. Este episodio marcó el
principio del fin del caudillo. El padre
Contreras, cura párroco, se encerró en la iglesia y toco a muertos, el pueblo
comprendió el peligro y huyó hacia las montañas. Borburata quedo sola. El
caudillo enloquecía, rumiaba en soledad: ¡Canallas...!, bellacos y cobardes, yo
les ofrezco un reino y ustedes se esconden como mujeres amparándose en la
solidaridad de los fantasmas…!
José Mercedes Gómez, en su libro Historia de
los orígenes de Cumaná, dice que Montesinos llegó a América por el año de 1553 en la expedición de los
dominicos que organizó Fr. Gregorio de Beteta; luego participo en la evangelización de los Aruacas en la isla de
Margarita. Fray Gregorio tuvo que regresar a España y dejó encargado de la Orden a Montesinos. Muere
Beteta y Montesinos viaja a España donde se le ratifican sus fueros como evangelizador de los Aruacas. Uno de sus
biógrafos, escribe J. M. Gómez en su obra, al referirse a este sacerdote, dice:
“Hombre docto y famoso predicador. Misionero muchos años en la costa del Caribe, y en las islas de
Barlovento y costa de las Perlas, más apto para la guerra que para el altar”
(51).
A mí
me parece que funde en este personaje a los dos Montesinos.
En 1560 regresa por Santo Domingo en compañía de doce dominicos, vuelve a Margarita a pedir apoyo para su
empresa, pero no los consigue. Pretende reeditar el trabajo de Pedro de Córdoba
en la provincia de Cumaná y
Maracapana. Lo cierto es que expedicionó
sobre nuestras costas y se asentó en Maracapana donde construyó una iglesia que
llamó de San Juan, que no debe ser el pueblo de San Juan de Macarapana, que
conocemos hoy porque quedaba sobre la
costa.
López de Aguirre había tenido un encuentro o
escaramuza con la expedición de Montesinos, y no estaba para nada satisfecho de
los resultados, ni con la actuación del tremendo sacerdote; y sabiendo que había
arribado a Maracapana, y tenía un buen barco, decidió capturarlo, para lo cual
preparó una partida con sus mejores hombres y los envió bajo el mando de su
lugarteniente el capitán Pedro Monguia.
Miguel Elías Dao nos lo cuanta en su estilo:
“De repente, la mala noticia perdida en las jarcias de un velero, se esparció como sombras
funestas a lo largo de una costa preñada de cujíes, cardones y miedo. El fraile
Francisco Montesinos desde Maracapana arribó al puerto de Borburata a bordo de
un bergantín capitaneado por Pedro de Monguia. El sacerdote, Provincial de la Orden de Predicadores de los
Padres Dominicanos, en Margarita hizo tímidamente frente a Lope de Aguirre, pero las circunstancias
fueron adversas al Prior, a pesar de haber logrado atraer a sus filas varios sujetos compañeros
del tirano en su accidentada travesía desde el Amazonas a la isla
Mártir” (52).
Libre Montesinos de López de Aguirre, ajusticiado por mano de sus propios compañeros, según
testimonios del gobernador Pablo Collado
en el Tocuyo, el 17 de noviembre de
1561, ratificados por testigos de su
cuenta, se dedica con renovados bríos a su trabajo evangelizador.
José Mercedes Gómez, nos trae una página
documentada de la obra fundacional de Montesinos, dice:
“A
su regreso de Santo Domingo supo Montesinos la muerte de Aguirre y se dirigió
con la nueva que traía, al pueblo de San
Juan. Los que allí quedaron se habían embarcado
en la nave de Monguia y se dirigieron costa arriba al llegar frente a
Cumaná, según unos su punto de destino, según otros su meta era proseguir hasta Trinidad, encalló la nave frente al río y obligados
fueron a desembarcar. Sin duda esto fue una rebelión a la cual estuvo ajeno Fr.
Álvaro de Castro, protagonizada por los soldados de Montesinos y residentes del
poblado. Conocía muy bien el fraile
Castro el carácter de su provincial para desobedecer sus instrucciones.
Cuando Montesinos llegó a San Juan, supo la
noticia de la huida de los pobladores e inició su persecución. Topó con ellos
en Cumaná, ya perdida la nave de Monguia. Los responsables de la revuelta
fueron hechos prisioneros. “Hizo justicia” dice Ojer. Se supone, conocida la
violencia de Montesinos y su irascibilidad, que hubo muertos” (53).
Es indudable que Montesinos revolucionó el
pequeño pueblo de la
Nueva Córdoba. Entró tras sus hombres y de alguna manera los
apresó, sometió y juzgó, y de esa acción
surgió la idea de organizar el gobierno, nombrar las autoridades, darle forma
jurídica al primer asiento español en la
tierra firme.
Ojer, citado por Gómez, escribe: “Este hecho
marca una nueva etapa en la historia de
Cumaná, la etapa definitiva como
República y Ayuntamiento. Primero había
sido Cumaná como ensayo de república aborigen con los misioneros franciscanos.
Más tarde, con Castellón, se levantó con el ceño adusto
de una fortaleza. El ensayo de Las Casas no llegó a cristalizar como
pueblo de labradores pacíficos” (53). En cambio con Montesinos, añade Gómez,
adquiere personalidad jurídica y representación oficial; y entones nos trae el
Acta de Fundación de Cumaná levantada
por Montesinos, para mí la primera Acta la escribe el propio Bartolomé de Las
Casas en su obra Historia de las Indias, en 1515, como lo hemos dicho antes,
por lo cual esta será la segunda Acta, que swe encuentra en el Archivo General
de Indias de Santo Domingo. Legajo No. 71; y sospecho, que Montesinos nunca
entró en el pueblo de Nueva Córdoba, sino que se quedó en el campamento de Francisco
Fajardo a la orilla del rio Tacar, por eso al despedirse dice que el pueblo era
una ranchería, y eso se puede comprobar en el expediente del ajusticiamiento de
aquel líder de los primeros tiempos.
DIEGO FERNANDEZ DE SERPA.
AÑO DE
1569. Relación que hizo Lope de Las Varillas, de la conquista y
población de Nueva Córdoba. Tomada de la obra del padre José Antonio Ramos
Martínez, “Memorias para la Historia de Cumaná y Nueva Andalucía” Tercera
Edición en Cumaná: Editorial Universitaria de Oriente -1966 y 1980-
“Llegó
el Gobernador el 13 de octubre al puerto de Cumaná, donde aquella noche
desembarcó con todos sus capitanes, dejando uno en la armada, a quien encomendó
aquella noche la guarda de ella, y para que otro día, con toda la gente en
orden de guerra, entrase en los bohíos de la población.
Bajaron
de aquellos valles y montañas siete u ocho caciques a saber que gente y navíos
eran los que habían surgido y tomado tierra, a quien el Gobernador recibió bien
y satisfizo de lo que preguntaban. Holgaron de ver nuestro orden y traje,
porque aunque habia allí cristianos mestizos, vestían lienzo, trajeron de
presente al Gobernador mucho maíz y otras provisiones.
Tomóse
otro día muestra de la gente, y hallose 280 hombres de guerra y pobladores, casados
todos, con sus armas. Desembarcáronse el día siguiente las mujeres y niños con
su ropa, trazóse la iglesia, plaza y calles, para que por su orden todos en
ella se acomodasen de alojamiento.
Poblóse
en 8 días la Nueva Córdoba de más de 150 casas, cubiertas de paja o cañas;
despacháronse indios lenguas a los caciques comarcanos para que les amonestasen
y viniesen a ver al Gobernador y trajesen comida para sus gentes; vinieron
muchos a la amistad y obediencia de los cristianos, y otros hubo que por entonces
no. Al cabo
de algunos días los pilotos y marineros pidieron sus salarios y licencia para
irse; consignósele la paga en sal y pescado en las salinas de Araya, de la cual
fueron contentos, por la ganancia que de ello en Sancto Domingo se les seguía.
Envió el Gobernador a las dichas salinas y
pesquería un capitán con 12 soldados y 4 caciques con 300 indios; metiéronse en
8 días en 3 navíos más de 4000 fanegas de sal y más de 2000 arrobas de pescado
seco, lo cual en este tiempo con mucha facilidad se pescó, sin lo que fresco
comían más de 350 personas que a la carga de dichos navíos asistían.
Vinieron
el Gobernador con sus capitanes a ver la grandeza y abundancia desta hacienda; tomóse posesión
della en nombre de la ciudad de la Nueva Córdoba, y eso por cierto respeto.
Estando allí, se trató de lo que se debía hacer para que no
se perdiese tiempo; resolvióse por el Gobernador y los capitanes en que, antes
de que la muchedumbre de la gente acabase la comida que había en la población y
comarca, fuesen capitanes con gente la tierra adentro a dos efecto; para
entretener los soldados, y para calar y tentar la tierra y que de ella enviasen
bastimentos a la ciudad, en el cual
efecto no estuviesen más de 40 días.
Dióse
orden a otro capitán para que se aprestase con brevedad para ir a la provincia
de los Aruacas con una instrucción de lo que en aquella tierra había de hacer.
Cometióse al yerro del Gobernador fuese a la isla Margarita y tratase con los vecinos della
diesen ganados, yeguas y caballos a los pobladores de la nueva Córdoba, por los
precios y como en la dicha isla se compraban y vendían; y para esto se les
notificó una cédula y provisión desde Real Consejo de Indias, lo cual
obedecieron muy al revés de lo que al servicio de S. M. convenía y en la dicha
provisión se les mandaba. Vuelto el Gobernador a la nueva Córdoba, partió della
el capitán Pedro de Ayala con 132 hombres, con instrucción de seguir siempre la
vuelta de Levante, rivera del Golfo de Cariaco, y que trajese consigo los
indios que de paz le recibiesen y llevó
rescates y cosas que dalles. Volvió en el término dicho, y hizo relación de
haber hallado tierra trabajosa de andar
y fragosa, y por eso habia tenido necesidad de calzados. Esto causó una guía,
no queriendo llevar la gente por parte llana, poblada y bastecida, a causa de
que no fuesen por los bohíos de un su
pariente y amigo de quien pretendía tener interés. Con todas las separaciones
que la dicha guía hizo, hallaron buena tierra, muy cultivada de grandes
labranzas de maíz, yuca, batatas, auyamas, aunque no en sazón de cosecha,
vieron muchos ríos y grandes sabanas donde hallaron y mataron venados y
váquiras: hay en esta tierra gallinas en abundancia
Dábanles
los indios algún oro por bonetes, cuchillos y anzuelos; traían todas las indias
perlas; hay una cacica que tiene una cinta dellas, que la aprecian en más de
1500 ducados.
Trajo
este dicho capitán consigo desta entrada dos indios principales, muy viejos,
con sus mujeres y hijos, que es la mayor señal de paz que pueden dar, los
cuales dijeron haber en su tierra é comarca
en la falda de la sierra muchas poblaciones y que vivían junto a un agua
grande, y que éstos tenían muchos caracuríes y águilas, y que venían a su
tierra deste a tomar sal, y por ella le daban indias esclavas, las
cuales traían de u río donde los moradores eran caribes, con quien tenían
siempre guerra.
Entendióse
ser este río de Amana, que confina con el golfo de Paria, donde estuvo perdido
un navío de Pedro de Silva doce días hasta que la marea y corriente le hecho
fuera; entra este golfo la tierra adentro 14 leguas. Partió el capitán
Francisco de Alava de la Nueva Córdoba, como estaba acordado, con 74 soldados;
mandose le guiasen la vuelta del Sur y que atravesasen la montaña llamada el
Bergantín; diósele rescate para atraer
los indios a el trato y comercio de los cristianos; padecieron en la montaña
gran necesidad de calzado, de lo cual avisaron al Gobernador: proveyósele de algunos
cueros de vaca para hacer abarcas. Volvieron a los 40 días; trajo el capitán
relación de tierra fragosa, pero fértil de los bastimentos necesarios; dijo que en lo alto de la montaña era llano
como media legua, donde habitaban mucha cantidad de indios, cuyos principales
los convidaron con sus personas, súbditos y mujeres e hijos, y que irían con él
a la guerra de los caribes, para cuyo objeto estaban los dichos indios unidos y
apercibidos. No salió el capitán a lo que se le pedía, por no estar fiado ser
sana la intención con que esto se le ofrecía: diole por excusa estar su gente
fatigada y algunos malatos. Dijo habían los soldados hallado en casa de un
cacique, que se llama Guantar, una flecha de oro, y una calabaza de caracuríes
y águilas, y que todo lo había restituido a los indios cuyo era, sin tomalles
cosa alguna, por no exceder de la instrucción que llevaba. Dijeron los soldados
habían hallado en casa de este dicho cacique un haripo en que ellos hace su
pan, todo de oro, y una piedra verde de un jeme de largo y dos dedos de ancho y
que en parte está clara y trasparente como esmeralda, y en la otra turbia y
cuajada; tomóse información y hallóse en esto verdad, pero no se pudo averiguar
quién viese volver lo susodicho a los indios. Quiso este dicho cacique Guantar
ver al gobernador, y así trajo consigo otro principal llamado Orease, hombre
guerrero y temido en sus comarcas; trajo cuatro indias caribes para que
sirviesen al gobernador y a los cristianos, los cuales alabaron toda aquella
tierra por muy fértil y buena; vieron desde lo alto dela montaña, los llanos
cuanto les alcanzaba la vista y en ella muchos humos y de noche fuegos.
Decíanles
los indios que había grades poblaciones, y que de allí traían las águilas de
oro que tenían; daban fácilmente por una camisa vieja valor de más de diez
pesos. Yo vi un águila de oro de 22 kilates, que pesó 7 pesos, y me juraron ser
rescatada por un cascabel. En esta tierra traen los indios las narices y orejas
y labios horadados, y a su usanza cosas de oro en ellas.
En este tiempo el Gobernador dió orden en los
vecinos que habían de quedar en la Nueva Córdoba, nombróse un Teniente y un
Vicario, Alcaldes, Regidores, y otros oficiales a la república convenientes,
repartiéronles los indios desde la cabezada del golfo de Cariaco y valle de
Tagachire hasta el valle de Macarapana y río Neverí, que serán 36 leguas de
largo y 14 de ancho; señalóseles la
tierra, así para labranza como para pastos de ganado propios y concejiles.
En este
tiempo fue el Alférez general a la isla Margarita a proveerse de caballos; de
allí escribió una carta al Gobernador, en que le avisaba haber llegado Juan
Ponce de León a la Trinidad, y que esta nueva le habían dado indios Aruacas,
que con provisión y comidas eran venidos a aquella isla. Otrosí le escribió
habían llegado dos navíos franceses a tratar y contratar con los vecinos de
aquella isla, como lo tienen por ordinaria costumbre, los cuales franceses
dijeron habían estado quince días en el río Yuriapari, con dos chalupas,
rescatando cajas de hachas y mucha cantidad de cuchillos y tonterías por
águilas y caracuríes de oro fino y oro bajo y que habían jurado venir otro año
apercibidos de los dichos rescates para sacar de aquel rio más de 50.000 pesos;
dijeron habelles dado los indios en el tiempo que con ellos trataron, muchas frutas
y cantidad de carne de venado y váquiras.
Con
esta carta dio el Gobernador priesa al Capitán que había de partir a los
Aruacas como le era mandado, y estuvo a punto dello, con dos piraguas de armada
por si topase a caribes, y proveído de muchas hachas y otros rescates con que traer a los indios a
la amistad y conocimiento del Gobernador y gente que en la Nueva Córdoba
había poblado; de todo lo cual ya los indios Aruacas tenían noticia por
aviso de los vecinos de la Margarita, de donde en este tiempo llegó Joan de
Salas a servir en la jornada y entrada de Guayana, mostrando que por las
noticias grandes que los indios della daban y por la facilidad que tendrían en
hallarla, deseaba gastar su tiempo en acompañar al Gobernador, el cual por
selle grato a la voluntad que parescía
tener, le mandó que fuese con cierta cantidad de gente a reconocer la tierra y
comarca del río Neverí. Y de ahí a pocos días partió el Gobernador con el resto del campo en seguimiento de los
que al dicho rio y provincia de Maracapana
habían ido; ordenóse al Capitán Francisco Martínez que, con cierta parte de
gente y con los vecinos que habían de poblar la nueva ciudad de Santiago,
quedase rosando un cerro para que luego comenzasen los dichos vecinos a hacer sus casas; y el Gobernador,
con todo lo demás, partió a visitar las provincias de Píritu, Cumanagoto, y
Chacopata, distrito que debía de ser de
la dicha ciudad.
Hiciéronle
los caciques y principales de aquellas tierra muchos regalos, basteciendo a
toda la gente de lo que había menester de mantenimientos para ellos y sus
caballos, dieron de presente al Gobernador muchos caracuríes, hamacas y algodón
hilado; también dieron de todas estas
cosas al capitán Joan de Salas, por el conocimiento que con él tenían.
P.D. Este relato sirve de marco para establecer en
cualquier mapa antiguo donde estaba la Nueva Córdoba, donde se ubicó Diego
Fernández de Serpa y para que sirvió su viaje a Cumaná
CRONOLOGÍA DEL
DESCUBRIMIENTO
Y POBLAMIENTO DE CUMANÁ
Pretendemos
probar con estos hechos históricos, admitidos por todos los historiadores que
conozco, el desarrollo de la ciudad de
Kawaná –Cumaná- , la capital de la Provincia de Nueva Andalucía, más conocida
por Provincia de Cumaná. La palabrea Cumaná viene de la palabra del idioma
Caribe “Kawaná” que quiere decir “gran río”,
del idioma Arawaco que Mark de
Civrieux llama “Chotomaimu” –de “choto”, pueblo y “maimu”, lengua- De ninguna
manera puede venir de Cumana, (sin acento) que quiere decir “frijol”, ni el
cacique Kawaná, puede llamarse “frijol” como pretenden algunos lingüistas.
¡Imagínense…! mis queridos lectores, que al cacique Kawaná, el más destacado de
su tiempo, lo hubiesen llamado frijol o frijolito.
DIEZ Y
SECISES ANOS ANTES DEL DESCUBRIMIENTO
El puerto de Cumaná toca la leyenda, es la historia
del nauta que cuenta Bartolomé de Las Casas, en La Historia de Las Indias, que
repite Juan Manzano, en su obra “Colón descubrió América del Sur en 1494, y es
en verdad el puerto de que hablan Ángelo Trevisan, López de Gómara, y Garcilaso
de la Vega, que cuenta con lujo de detalles esa expedición, nunca bien
investigada, de Alonso Sánchez de Huelva, que era un marino bien
conocido, dueño de un navío con el cual navegaba entre las Islas Canarias, la
isla “Madera” y “España, cargado de mercancías. Una gran tormenta lo arrastró
hasta las costas del Nuevo Mundo probablemente el año de 1484. De los 17
hombres que lo acompañaban no regresaron más de 5. Se refugiaron en la casa de
Cristóbal Colón, sabio marino, en la misma isla de Madera, al cual le contaron
los pormenores de la travesía; después de ellos, todos los cronistas de indias y expedicionarios que siguen la ruta de Colón
arriban a Cumaná, por eso Manzano, concluye que fue al puerto de Cumaná y no a
Santo Domingo, donde llegaron esas expediciones, y ya no sabemos si es leyenda
o historia. Cumaná, también es el lugar sagrado de los primeros mártires
cristianos, de la primera escuela y tal vez de la primera misa.
1494.
Cumaná fue descubierta por expediciones españolas enviadas desde Santo Domingo
por el Almirante Cristóbal Colón, en los “Viajes Cortos” y, todo hace pensar,
que 16 años antes de este descubrimiento, fue visitado el pueblo del cacique
Kawaná, por una misteriosa expedición, descrita en “Historia de las
Indias”, por fray Bartolomé de Las
Casas; y, defendida hace poco tiempo por el ilustre historiador español Don
Juan Manzano Manzano, en sus obras: “Colón descubrió América del Sur en 1494” y “Colón y su secreto”; otros autores y documentos, como el de Ángelo
Trevisán, que han investigado y apoyan
el misterioso hecho, con fundamento en las obras mencionadas y muchas otras
coincidencias: pueden consultar sobre este suceso: “Historia del Nuevo Mundo”
de Girolano Benzzoni; la famosa e importantísima crónica de Ángelo Trevisán,
publicada, en texto original, por Manzano Manzano en las obras mencionadas; y
también, en cartas de Pedro de Córdoba,
crónicas y obras de Mártir de Anglería y López de Gómara, y centenares de
documentos, planos, dibujos, mapas del Archivo de Indias, y obras recientes de
Ricardo Castillo Hidalgo y Vicente Rubio. Viniendo a ser Cumaná y no Macuro, el
primer puerto de América continental, visitado por europeos; y de esta manera,
también se inicia el mestizaje, el cristianismo y la escolaridad en América del
Sur.
Desde que
los Colones descubrieron perlas en el golfo de Cariaco, la actividad de su
puerto no decayó. Durante el reinado de Fernando el Católico, el puerto de
Cumaná se conoció con el nombre de “Puerto de Las Perlas o Puerto de
Perlas”, también se llamó a su
territorio indistintamente “Paria” y “Tierra Firme”.
Todo este
oscuro y confuso acontecimiento, al comienzo del despertar del Continente
Incognito, lo viene a explicar Bartolomé de Las Casas, ese genial sacerdote que
dedica su vida al estudio de la vida y los hechos de los habitantes originarios
del Nuevo Continente. Los miles de años de la cultura de nuestra civilización,
encuentran en él, su intérprete, su defensor, historiador y defensor; podemos
decir que nadie más autorizado que él, para desentrañar los misterios de
aquella aventura humana.
Y por
haber perlas en Margarita, Cubagua y Cumaná,
toda la costa que se iba descubriendo a partir de 1499, recibió también
el nombre de Costa de las Perlas, y Cumaná como puerto principal del pueblo
Kaima Caribe, donde se establecieron los primeros expedicionarios y compradores
de perlas, se le llamó Puerto de Perlas.
Per
Alonso Niño, que vino con Colón en su tercer viaje y conoció la riqueza
perlífera de aquellos mares, se asoció con los ricos mercaderes sevillanos, los
hermanos don Luis y Cristóbal Guerra. Esta expedición parte de Sanlúcar de
Barrameda y llegan al mismo Puerto de la Península de Paria, donde atracó la
expedición de Ojeda, 15 días antes. A los pocos días viajan a Cumaná por la vía
de Cubagua y Margarita. En Cumaná reciben de manos del cacique Kawaná, las
perlas que había encargado Bartolomé Colón, cuando desembarcó en nuestro puerto
en 1494.
Per
Alonso Niño y sus expedicionarios también obtienen noticias de las Salinas de
Araya, y las visitan antes de partir para Santo Domingo.
En vista
de la importancia del descubrimiento de las perlas en aquella zona, que el rey
Fernando recibió de Per Alonso Niño, ordenó la construcción del Fuerte de Santa
Cruz de La Vista.
Las
pinturas de Castellón delatan las formidables estructuras del fuerte de Santa
Cruz de La Vista, que aun se pueden ver bajo las aguas del golfo de Cariaco, y
en su parte superior del dibujo, la torre construida por Bartolomé de Las Casas, e inaugurada por
Castellón con toda la pompa de esa época. Se me ocurre pensar, que para
construir la mole inferior del fuerte, se requirió una verdadera movilización
de materiales desde Araya, y personal
capacitado desde Santo Domingo, como nunca lo habían hecho los españoles de
aquellos tiempos; para ello fue preciso iniciar la explotación de la piedra de
Araya, las canteras de piedra ciclópea, que es otro escalón al cual no se
refieren estos historiadores que se alejan de Cumaná, y yo me pregunto: ¿Qué
dirían si estuviesen estas ruinas en otro sitio
de los favorecidos por los historiadores, en relación con la
primogenitura? Porque ya tienen un gran
problema con el inicio de la explotación de las perlas, en su afán por
desconocer su descubrimiento y explotación en Cumaná, desde que fue descubierto
el escrito de Trevisán. Los nuevos historiadores hablan de Margarita y
Cubagua, como si en esas islas hubiese
para esos tiempos algún puerto habitado o algún pueblo, ellos sabes que en la
isla de Margarita existía para 1517 un hato
fomentado por Marcelo de Villalobos en el Valle de San Juan; y en ese
mismo año se establecieron algunos españoles en Cubagua, pero ya Puerto de
Perlas era una ciudad sobre todo por la población indígena, “poblantísimo” La
figura de Don Alonso copa la escena. .
Con la
piedra de Araya se fundó la primera empresa de construcción del continente, los
bloques extraídos de sus canteras sirvieron para construir en todo el Caribe,
incluyendo la Nueva Cádiz. Contra estos hechos no vale el desprecio que
muestran los historiadores de la vieja provincia de Venezuela y del mundo por
la provincia de Cumaná.
Hagamos
pues el recorrido por algunos hechos relevantes del desarrollo de Cumaná, la
capital de la provincia de Nueva Andalucía.
1499.
Alonso de Ojeda, que viajo con Colón en su segundo viaje, unido con Américo
Vespucio y Juan de la Cosa, surgen en Cumaná, con las cartas de navegación de
Colón que le habia dado el obispo Juan de Fonseca. Saliendo de Puerto de Palos, en mayo de 1499;
recorren las costas orientales de Tierra Firme y le dan el nombre de Nueva
Andalucía. Llega como Bartolomé Colón al Puerto de las Perlas, en el golfo de
Cariaco. Es el primer navegante que sigue las huellas de Colón.
Una
expedición bajo el mando de Alonso de Ojeda, Juan de La Cosa y Américo Vespucio, bajo la protección del
Obispo Fonseca, recorre las costas de la
tierra firme americana, y llegan al pueblo Caribe de Cumaná, el más poblado y
con un río navegable, el Chiribichií, en
cuyo puerto fueron muy bien recibidos por sus habitantes, que ya conocían los
españoles, y los surtieron de una buena cantidad de perlas, sal, maíz, pescado
salado y casabe.
Maravillados
por lo que habían descubierto le ponen el nombre de Provincia de Nueva Andalucía. En 1508 Ojeda
se enteró que el Rey Fernando el Católico, había llamado a concurso la
gobernación y colonización de Tierra Firme, que comprendía las tierras desde Honduras hasta el cabo de la Vela en Colombia. La Corona dividió la oferta y
otorgó la región en dos gobernaciones: Veragua al oeste y Nueva Andalucía al este, con límites en el golfo de Urabá; así Ojeda recibía la gobernación de Nueva
Andalucía y Nicuesa recibía Veragua. Esta capitulación fue firmada el 6 de junio de 1508.
El 10 de noviembre de 1509,
Ojeda logró partir nuevamente como gobernador de Nueva Andalucía, y llega
a Santo Domingo, poco después de nombrar
Alcalde Mayor al bachiller Martín Fernández de Enciso, un acaudalado abogado que tenía órdenes de fletar una embarcación
con más provisiones para ayudar a Ojeda cuando fundara una colonia en Nueva
Andalucía.
El nobel
gobernante, procurando evitarse problemas con los indígenas de su
región, pidió que se redactara una extensa y curiosa proclamación en la que
invitaba a los indígenas a someterse al Imperio español, que de lo contrario iban a ser sometidos a la
fuerza; dicha proclamación fue hecha por el escritor Juan Palacio y Rubio y contó con la
aprobación de las autoridades españolas.
Ojeda llegó a la bahía de Calamar, en
la actual Cartagena (Colombia), combatió y venció a los indígenas de la costa;
aprovechándose de esta ventaja decidió perseguir a algunos indígenas que se
habían adentrado en la selva y llegó a la aldea de Turbaco: ahí sufrió la ira de los indígenas que tomaron
desprevenidos a los españoles.
En esta contraofensiva murió Juan de la
Cosa, que sacrificó su vida para que Ojeda escapara, y murieron también casi
todos los que le acompañaban. Ojeda tuvo que huir para salvarse con un solo
hombre y llegó a la orilla del mar, en donde pudo ser rescatado.
Poco después llegó la
flota de Nicuesa, quien, preocupado por la pérdida que había tenido Ojeda, le
cedió armas y
hombres, y lo acompañó, en sus expediciones, para vengarse de los
indígenas de Turbaco, a los cuales acometieron y derrotaron. De vuelta en la
bahía de Calamar, Nicuesa se separó de Ojeda en dirección mar adentro hacia el
oeste rumbo a Veragua, mientras que Ojeda seguía recorriendo las costas de
Nueva Andalucía hacia el suroeste, llegando al Golfo de Urabá, donde
estableció el famoso fuerte de San Sebastián de Urabá, el 20 de enero de 1510.
1513. Fray Pedro de
Córdoba, Vicario de Las Indias, acreditado por cédulas reales del 10 de Junio
de 1513, envía desde La Española, isla de Santo Domingo, para el Puerto de las
Perlas, que ya era conocido como la tierra del cacique Cumaná, la primera
expedición fundante y autorizada por el Rey Fernando el Católico y por el
Papa, para la América continental, de
que se tenga conocimiento, con el objeto de iniciar la conquista evangélica y
pacífica de la Tierra Firme, como la había pactado Pedro de Córdoba. Esta expedición tuvo que seguir el único
rumbo conocido en ese tiempo, establecido por Cristóbal Colón, que era la vía
de las perlas hasta la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco. El
primero de septiembre de 1513 según Bartolomé de Las Casas, otros autores la
ubican en 1514; Fray Pedro de Córdova, Vicario de las Indias, envía desde La
Española, una expedición conjunta con los franciscos, bajo el mando del
dominico Fray Antón de Montesinos; Fray Francisco de Córdoba, según Las
Casas, era franciscano, recientemente se
dice que era dominico –Vicente Rubio-; y
el lego Juan Garcés; para fundar la
primera misión en tierra firme americana (suceso narrado en cédula real de
3-09-1516). Montesinos no pudo continuar en la expedición por haberse
enfermado, y se quedó en la isla de Puerto Rico. Afirma Las Casas que en
septiembre de 1513, otros que en 1514, arribaron a nuestra tierra los primeros
misioneros, y permanecieron en el Puerto de Las Perlas, bajo la protección del
cacique Kawaná –Don Alonso para los españoles-
creando las bases de la primera misión en tierra firme. Estos dos
religiosos fueron sacrificados por los indígenas en venganza por las tropelías
cometidas por corsarios españoles, que secuestraron al cacique Don Alonso y a
sus familiares para venderlos como esclavos. El cacique Cumaná fue bautizado en
Santo Domingo con el nombre de Alonso.
Nota.- En junio de 1519, Francisco del Castillo,
declaró haber sido el piloto de la nave que llevó a los dos dominicos, y Juan
Fernández, piloto de una carabela dijo que había ayudado en ello (cfr. E. Otte,
“Las Perlas del Caribe”, p. 125. nota 610)
1513 a 14, Fray Francisco Fernández de Córdoba, oficia en Cumaná, la primera
misa en la tierra firme americana. Hecho este admitido por la Iglesia Católica.
Además, está dentro de la lógica, porque era la obligación de Fray Francisco, y
venía suficientemente dotado para ello, según la cédula real del 10 de junio de
ese mismo año, que ordenaba que fuera provisto de todo lo necesario para dar misas. Es muy posible que Francisco
oficiara la primera misa en la tierra firme el mismo día que pisó tierra
cumanesa, en1513 o 14, y luego las continuó oficiando hasta su muerte en 1515.
No sabemos de otro sacerdote a quien se le haya atribuido, y así lo
sostendremos hasta que se alegue y se documente con cedula real u otro
documento relevante, como en este caso.
1514. Por orden de Fray
Pedro de Córdoba, Vicario de las Indias,
los misioneros: Fray Francisco Fernández de Córdoba y el lego Juan
Garcés, inician la construcción del primer convento y la primera escuela en la
tierra firme, en la antigua desembocadura del río Chiribichí o Cumaná -como fue
bautizado por los españoles desde un principio- en el sitio de los Cerritos que
se conoce actualmente como “Los Castillitos” en el Barbudo – Cumaná. Esta
escuela dio inicio al pueblo de Córdoba en la orilla del río “Chiribichií, la
última luenga”, Cumaná nació de esa escuela, por ella se reunieron los indios
con los sacerdotes y se poblaron. La zona era “poblantisima”, según afirma Las
Casas.
1514. 21 de agosto. Una
expedición corsaria al mando de Gómez de Rivera, llega al Puerto de Las Perlas,
se hospedan por varios días en la misión de Córdoba y Garcés, ubicada en la desembocadura
del río Chiribichii o río Cumaná;
seducen al cacique bautizado con el nombre de Alonso, y lo invitan, en
unión de sus familiares y sirvientes, a conocer sus barcos; ya en ellos, los
indígenas son sometidos, encadenados y encerrados en las bodegas, y los
maleantes parten hacia la Española, donde los venden como esclavos. Estos
hechos alcanzan notoriedad y trascendencia, han sido narrados en muchas
formas, hay expedientes judiciales,
testimonios, mucha correspondencia,
sobre este hecho que marca de manera dramática los primeros días de la
conquista pacifica de la tierra firme, y por ende, del plan de Córdoba. Este
rapto fue el hecho más relevante de los primeros tiempos de la conquista de
América
.
El cacique Alonso de Cumaná, de la etnia Cribe
chaima, conocía a los españoles y a la Isla de Santo Domingo, fue llevado, probablemente, en uno de los
viajes cortos de Colón; debemos recordar
que Alonso recibió a los Colones en tres oportunidades, y estuvo en el convento
de los dominicos, conoció a Pedro de Córdoba
y al lego Juan Garcés, que hablaban su lengua, e hizo amistad con
ellos.
La expedición corsaria fue organizada el 5 de agosto
de 1514 se reunieron en la casa del Lcdo. Marcelo de Villalobos, en Santo
Domingo, personas, entre los cuales estaban: el Lcdo. Juan Ortiz de Matienzo,
colega de Villalobos; Gil González
Dávila, contador de la Isla; Juan de Ampiés, factor de la misma; Pedro de
Ledesma, secretario de la Real Audiencia;
Cristóbal Sánchez Colchero, naviero; Juan de León, vecino de Santo
Domingo; Gómez de Ribera, ídem (13);
Diego Caballero, ídem (13 bis); Bartolomé Palacios, ídem (14); Diego Bernal, ídem; y Juan Fernández de las
Varas (15), el cual se hizo representar
por un tercero”.
1515. Martirio de los
misioneros. De acuerdo con mis cálculos la sentencia de los misioneros se
cumplió a finales de Enero de 1515,
porque Pedro de Córdoba llegó al Puerto de Las Perlas a saber de ellos, a
principios de febrero de 1515, porque la
expedición de Gómez de Rivera, llegó al Puerto de Las Perlas, entre finales de
septiembre y octubre de 1514, fecha deducida;
además los asaltantes pasaron varios días en la misión de Córdoba, de
acuerdo al relato de Las Casas; y, con
toda seguridad los indígenas cumplieron el plazo de cuatro lunas, que
concedieron, como él lo dice.
Con esta
acción de la justicia indígena, se inicia la heroica resistencia de los indios
chaimas de Cumaná, comandados por el cacique Orteguita, que cumplía órdenes de
la tribu, amotinada contra los misioneros que alegaban su inocencia, pero ya
habían sido sentenciados a muerte.
Pedro de
Córdoba viajó al Puerto de las Perlas, en febrero de 1515 para conocer la suerte de los rehenes y llevar nuevos
misioneros. Dice
Vicente Rubio: “Tengo para mí que eran Fr. Luis y Tomás de Toro, y tres
o cuatro dominicos más, cuyos nombres ignoramos, los cuales marcharon allá con
el P. Pedro de Córdoba en fecha
posterior al 10 de febrero de 1515,
a fin de indagar
la suerte que habían corrido el
P. Francisco Fernández de Córdoba y el
hermano Garcés. A estos se agregarían
luego los dos o tres que más tarde arribaron allí para devolver a los indios
liberados de su cautiverio”. Lo que quiere decir que la misión dominica de
Cumaná se estableció y prosperó. Construyeron un monasterio que podemos
observar en el medallón de 1600, como podemos ver en la reproducción que va en
los anexos. No hemos podido conseguir la historia de los dominicos de Cumaná
del siglo XVI.
El
secuestro del cacique Cumaná, conmueve los cimientos del imperio, se levanta un
expediente contra las autoridades de Santo Domingo, los dominicos ponen en tela
de juicio la autoridad del Rey Fernando; envían a fray Antón de Montesinos a la
Corte, y el mismo Pedro de Córdoba, se traslada a defender a los indígenas en
la corte; logran rescatar a muchos cautivos, pero no pueden hacer nada por el
cacique Cumaná y su mujer. De estos
sucesos, Bartolomé de Las Casas, escribe la crónica más dramática de los
inicios de la evangelización americana. Las Casas dice que tuvo conocimiento de
estos hechos, narrados por los propios protagonistas en Cumaná. Todo este
suceso consta en expedientes y cartas en los archivos de Santo Domingo y en
Sevilla; y muchos libros se han escrito alrededor de estos hechos.
1515. Fracaso de la segunda
expedición fundante de Fray Pedro de Córdoba a la provincia de tierra firme.
Tomado de Historia de las Indias. Las Casas viaja de Cuba a Santo Domingo para
entrevistarse con Pedro de Córdoba. Llegó en el momento en que Pedro de Córdoba
expedicionaba a Cumaná, y una tormenta lo obligó a volver a puerto. Éste
tropiezo, sin embargo, permitió que se entrevistaran los dos grandes hombres y
conciliaran sus esfuerzos a favor de los indígenas. En esta segunda expedición,
iban con Pedro los misioneros Picardos y su vicario Johan Garceto. De esta
expedición no hablan los historiadores que confunden los hechos fundantes
porque los desconocen o no les interesan. En el conocimiento de Pedro de
Córdoba y la secuencia de las tres expediciones
a Cumaná, ésta la clave de sus equivocaciones.
Nota.- Bartolomé de Las Casas, Capellán de S. M.
Carlos I. Poblador de Cumaná 1517-1523. Vol. II. Sevilla. 1960. p. 673.
1515. El 27 de
noviembre de ese año, fecha aceptada por
el Concejo Municipal de Cumaná,
propuesta por el cronista Dr. José Mercedes Gómez, correspondiente a la
segunda expedición fundante, de Pedro de
Córdoba, al Puerto de Las Perlas, -ese año de 1515-, se consolida la misión dominica y nace la franciscana de
Juan Garceto, en la tierra firme americana, a un tiro de ballesta desde la
orilla de la playa, en la desembocadura del río Chiribichii o Cumaná, por el
golfo de Cariaco, que dan inicio a la ciudad de Nueva Córdoba. Las dos misiones
aparecen juntas en el plano y en el medallón de 1600, que va en los anexos.
Los
hechos.- Pedro de Córdoba, repuesto de su
fracasada segunda expedición, organiza la tercera con los mismos
protagonistas. Según Las Casas, parte de
la expedición desde Santo Domingo, con misioneros franciscanos de Picardía y
misioneros dominicos españoles. Los de Picardía se asientan en Cumaná, bajo el
mando de Johan Garceto; y los dominicos
en Santa Fe de Chiripichí, segunda misión fundada por Pedro de Córdoba, que
deja bajo el mando de Fr. Pedro de
Ortiz. Estas expediciones para Cumaná, seguían la ruta establecida en los mapas
de Colón, navegaban hacia el sudeste, hacia las islas de Cuba y Puerto Rico,
luego navegaban hacia el sur y sureste hasta que divisaban las costas de Araya
y las alturas del Bergantín, luego entraban al golfo de Cariaco y al río
Cumaná. Era el mismo trayecto indicado por Colón en sus viajes cortos a la
tierra firme; no había otro rumbo conocido en esos tiempos. Desde Cumaná se
organizaban las otras expediciones, los navíos avanzaban sobre la costa de
Maracapana, Santa fe y Pozuelo. Los
Franciscanos, picardos y de otras nacionalidades, de acuerdo con nuestro
itinerario, han debido llegar a Cumaná en el mes de octubre de 1515.
Los primeros frailes
que conformaron la misión de Cumaná, por
los dominicos, son: Fr. Francisco Fernández de Córdoba, con el lego Juan
Garcés, Tomás de Toro, y tres o cuatro
cuyos nombres no se han revelado, y por
los franciscanos que fueron con Juan Garceto, picardos y de otras
nacionalidades, son: fray Juan Flamigi (flamenco), fray Ricardo Gani de
Manupresa (inglés), fray Jacobo Hermigi, fray Ramgio de Faulx, fray Jacobo
Escoto (escocés), fray Juan de Guadalajara, y fray Nicolás Desiderio, que
continúan el trabajo iniciado por sus predecesores mártires; refundan la escuela para los niños indígenas,
construyen un monasterio, reconstruyen una iglesia que había sido destruida por
los indios, e inician y terminan otra iglesia, todo ello puede verse en dibujos
y planos de esa época.
1519. El Rey Carlos I, autoriza a la Casa de Contratación en mayo de 1519 y le dice: “Hemos mandado proveer que además
de las dos iglesias y casa de San Francisco
que están en la costa de Cumaná, que es la de tierra firme del
mar-océano, se edifiquen otras cinco iglesias y casas en aquella costa, en que
se celebre el culto divino y que puedan morar cuatro religiosos de dicha orden
y debían proveerse escuelas; iglesias y conventos de todos los materiales y
útiles, necesarios para la enseñanza al
culto y al trabajo agrícola”.
1519. Para este año ya los misioneros dominicos y
franciscanos, habían construido dos iglesias y sus casas, había siete frailes y
40 alumnos indígenas, todo lo cual consta en Cedula real del 7 de mayo de
1519. Cumaná fue entonces Sede
Apostólica de la Diócesis de Paria. Fue elevada por el Papa a Diócesis y nombra
su primer obispo a Pier Barbié, llamado por los españoles Pedro Barbirio.
Lamentablemente los ataques indígenas impidieron que se consolidara la
Diócesis. Este obispo fue muy conocido por su amistad con Erasmo de Róterdam.
1520. El 19 de septiembre,
estando los indígenas en pie de guerra, arriba a las costas de la provincia de
Cumaná una expedición de tratantes de esclavos, bajo el mando del Capitán
Hernando Ibáñez, y caen en una emboscada ejecutada por Maraguey y Toronoima,
estos caciques convocaron todos los caciques indígenas de sus reinos. Bartolomé
de Las Casas dice “se apellidó la tierra” con ello quería decir que las maderas
sonaron a muerte y aquellos hombres suscribieron el primer acto de guerra
contra los invasores, se inició así la resistencia indígena, luego miles de
aborígenes en los reinos de los Chaimas, Tagares y Cumanagotos, levantados en
armas defenderían su territorio contra elementos de guerra desiguales; en esta
acción en el valle del Chiripiche,
mueren decenas de indígenas pero también rinden sus vidas el Capitán
Ibáñez y todos sus hombres, en el fiero combate.
1520. La guerra continuó, y
otra expedición de 46 hombres, bajo el mando de los capitanes Villafañe y
Gregorio Ocaña, con el mismo propósito, es íntegramente sacrificada en otra
batalla planificada y ejecutada por los mismos caciques, después de terribles y dramáticos combates.
Estos heroicos caciques fueron ejecutados, pero sus huestes nunca fueron
derrotadas, Cayaurima los aglutina y los convierte en un ejército indomable que
mantuvo la resistencia por más de cien años.
1521. La audiencia de Santo
Domingo, alarmada por estos sucesos, envió a Cumaná, una expedición punitiva de
seis naves de guerra y 240 hombres fuertemente armados bajo el mando del
Capitán Gonzalo de Ocampo, para derrotar y castigar a los indígenas. Entró a
sangre y fuego por Maracapana, donde
derrota al valiente cacique de los Tagares, Toronoima llamado Gil González, el
cual pereció en una trampa, una lucha a cuchillo, bajo las aguas de
Pertigalete. Luego la expedición pasó a la Nueva Córdoba, muchos indios que
fueron a recibirlos como tantas veces lo habían hecho, fueron atrapados y
ajusticiados en emboscadas, dentro de las mismas embarcaciones, luego colgaban
los cuerpos en los palos de los barcos para aterrorizar a los indígenas.
Gonzalo
de Ocampo, ese mismo año de 1521, fundó un pueblo dentro de los límites del
pueblo indígena de Cumaná, al que llamó Villa de Toledo, donde construyó un
fuerte y 25 casas, existen mapas de la época que lo ubican en el centro de la
ciudad de Cumaná.
El pueblo
chaima de Cumaná tenía doscientos bohíos o churuatas y una población aproximada
de l5 mil habitantes, estaba ubicado a media legua río arriba, desde la
desembocadura, río Chiribichii, nombre indígena o Cumaná, por cierto en el centro actual de Cumaná.
Gonzalo de Ocampo estuvo en la Villa de Toledo hasta que llegó Fray Bartolomé
de Las Casas, en agosto de 1521, enseguida partió con su expedición cargada de
esclavos, casabe, maíz, pescado salado y perlas, que luego vendió en Santo
Domingo para justificar y pagar los gastos de la expedición. Productos de
Cumaná. Gonzalo de Ocampo complotó
contra Bartolomé de Las Casas, aunque éste lo niega en su historia, y lo
despojó de gran parte de los colonos que trajo el fraile. No es justo que a
este bárbaro lo tengan algunos historiadores y desprevenidos, por fundador de
Cumaná. Nuestro pueblo altivo es una realidad mágica fundado por Pedro de
Córdoba.
1521. Llega en diciembre a
Cumaná una expedición bajo el mando de Fray Bartolomé de Las Casas, que entró
en nuestra historia desde que firma con los Reyes Católicos la capitulación de
19 de junio de 1520. En su obra “Historia de las Indias” narra su entrada por
el río, llega a la misión de los Franciscos Picardos, cuyo vicario era Johan
Garceto, y fue recibido por los frailes cantando el Te Deum Ludamos:
“Benedictus qui veni in nomine Domini”. Era un pueblo pacífico. Bartolomé
inicia o continúa la construcción de una
torre o casa sobre el fuerte de Santa Cruz de La Vista, y también construye una casa grande “como una
atarazana” al lado de la misión. Para 1521, la Nueva Córdoba ya era un pueblo,
ya era un pueblo, el enclave más
importante en la tierra firme; tenía
además de la población indígena, dos iglesias, el fuerte de Gonzalo de Ocampo
con sus 25 casas habitadas por españoles, la “Villa de Toledo”, visitada por
Benzzoni en 1541, su monasterio en la desembocadura del río, el fuerte iniciado
o continuado por Las Casas, la escuela
para los niños indígenas y también tenían parcelas en las cuales se cultivaban
uvas, melones y naranjas. Por cierto, Guillermo Morón, publica en su historia
de Venezuela, las listas de colonos españoles que arribaban al puerto de
Cumaná, lo que da a entender que en esos tiempos el único puerto confiable era
Cumaná.
1521. La traición de
Francisco de Soto. Las Casas desesperado por la situación creada por las
constantes incursiones de naves españolas que se dedicaban a “resgatar”
indígenas para venderlos como esclavos, decide ir hasta Santo Domingo para
hacer valer sus derechos en tierra firme, dejando encargado de sus bienes al
Capitán Francisco de Soto, con dos navíos, la tripulación y muy bien
pertrechados. Soto desobedeciendo las órdenes del fraile se dedica al comercio
de esclavos. Los indígenas, bajo el mando del Cacique Tacar llamado Diego, y
Caicuire, probablemente hijo del cacique Cumaná, se amotinan y atacan las misiones dominicas y
franciscanas, que para ese momento contaban con numerosos pobladores y nueve
sacerdotes. Los indios lo destruyeron todo;
en el asalto a las misiones murió Fray Dionisio, que no pudo embarcarse
y se escondió en la huerta, al parecer
sacrificado por un indio cristianizado llamado Ortega u Orteguilla. El traidor
Francisco de Soto, que había logrado embarcarse hacia Araya, tocado por un
dardo emponzoñado con el mortífero Curare,
también murió. Tenemos que decir que Bartolomé de Las Casas al igual que
Pedro de Córdoba, fue un valiente defensor de la causa indígena.
1521. Los indígenas
cumaneses, después de tomar las misiones de Cumaná, en cientos de curiaras, bajo el mando de
indígenas formidables, como: Tacar bautizado Diego, Caicuire, llamado
Caigüire, Sacana, Nicoto, Güaipata,
Querecrepe, Chacopata, Macatoa, Cüarica, Querepana, Omegüa y Charaima, padre de
la cacica Isabel, la madre de Francisco Fajardo, invaden la Nueva Cádiz, en la
isla de Cubagua, la toman y destruyen todo cuanto había en la floreciente
ciudad de las perlas.
La toma
de Cumana y Cubagua por los Caribes Chaimas en 1521, señalaba el triunfo de la
resistencia indígena en la historia del heroico pueblo cumanés, producto del
mestizaje de razas bravías e indomables.
Nota.- Las etnias más
importantes de la provincia de Cumaná en esos años, eran: Chaimas, Coacas,
Tagares, Tiaos, Chaimagotos, Onas, Cumanagotos, Chacopatas, Pariagotos,
Tapacuares, Caribes, Aruacas o Arawacos, Cacheimes y Chacachacares. Los
caciques más destacados de la provincia
de Cumaná, eran: Yasoaraita la cacica de todos los caciques, Cumaná, bautizado Alonso, Tacar bautizado
Diego, Caicuire, llamado Caigüire,
Sacana, Nicoto, Güaipata, Querecrepe, Chacopata, Macatoa, Cüarica,
Querepana, Omegüa, Charaima, padre o abuelo de la cacica Isabel, la madre de Francisco
Fajardo; y, de otras etnias o naciones: el imponderable Cayuarima, Toronoima,
llamado Gil González, Maragüey, Cariaco, Cucuy, Cuserú, Chacomar, Güaramentar,
Juan Cavare, Manoa, Mayucarí, Maicana, Querepana, Tiricura, Queneriqueima, Tucubera, Uriapari, Zapata y
Paria.
1522. Debido al estado de
guerra en que se encontraban los indígenas de la provincia de Nueva Andalucía,
con todos los caciques armados y preparados para la guerra, ocupando las
mejores posiciones en las costas; la audiencia
de Santo Domingo, envía otra expedición
punitiva compuesta por 60 hombres de guerra, bien pertrechados bajo el mando de
Jácome Castellón Suárez, con sus famosos subalternos el teniente Villacorta y
Pedro de Isasga. Castellón o Giácomo Castiglione, es un hombre rico y poderoso
de la Nueva Cádiz, que se dedica a la
explotación de las salinas de Araya y sobre todo a la trata de esclavos; viene
provisto de mosquetes y caballos, que pisan por primera vez la tierra firme. La
resistencia indígena, sobre todo los Chaimas de Cumaná, abandonan las costas y
se internan en las selvas, pero quedan los pobladores indefensos, sobre todo
ancianos, mujeres y niños y uno que otro cacique y guatiaos. Castellón se ceba en esos pobladores, los
somete a sangre y fuego. Con armas
terribles fácilmente logra la victoria pírrica, luego conviene en
una alianza con el cacique Tacar, llamado Don Diego, seguramente hermano de
Cumaná, llamado Alonso, que permanecía cautivo en Santo Domingo. Diego que se había refugiado en Mochima, firma la
paz con Castellón para evitar más derramamiento de sangre, y se dedica con Castellón, a la
reconstrucción de las misiones dominicas y franciscanas de la desembocadura del
Chiribichii. Castellón le da el nombre al pueblo formado con las misiones, de
Nueva Córdoba, en testimonio y homenaje a fray Pedro de Córdoba, su verdadero
fundador, que había muerto en Santo
Domingo.
1523.
Castellón inicia la reconstrucción de la fortaleza abandonada por Las Casas en
la desembocadura del río Cumaná por el golfo de Cariaco, para ello trajo de
Santo Domingo y Cubagua el personal necesario. López de Gómara
dice que “Perdía mucho el Rey con perderse Cumaná porque cesaba la pesca y
trato de las perlas de Cubagua”; y
entonces Castellón hizo aquí, el papel
de pacificador.
1528. El emperador Carlos
V, concede Escudo de armas a Jácome Castellón, con las siguientes
características: Sobre campo verde, la silueta de la fortaleza donde se destaca
la torre. En campo lateral derecho, el río Cumaná, y al pie un yugo de oro,
como símbolo del dominio sobre la provincia y sobre las cabezas de cuatro
capitanes principales, a los cuales ajustició a los pies de la fortaleza. A los
lados en orladura, ocho llaves de plata
en campo rojo, que sugieren la autoridad del Alcalde. Castellón obtiene
fundando prestigio ante el Rey, su éxito queda demostrado con el envío a la
corona en perlas, del equivalente a 200 mil pesos en oro. Castellón gobernó la
provincia de Nueva Andalucía por 10 años.
1530. Primer terremoto en
Cumaná el 1ro de septiembre de ese año. Siendo Jácome Castellón, gobernador de
la provincia de Nueva Andalucía se produjo el primer movimiento telúrico que
tengamos noticias y desde que llegaron los españoles a nuestro suelo. Según Las
Casas, el propio Jácome Castellón lo describe en toda su crudeza. El mar se
levantó 20 pies
sobre su nivel ordinario y arrasó el fuerte y la misión. Castellón construye
otro fuerte en la parte más alta de los cerritos que bordean la desembocadura
del río, protegiendo con una gran empalizada y permanece dos años más en Nueva
Córdoba, que empieza a extenderse por ambos márgenes del río.
1530. El emperador Carlos
V, decreta la abolición de la esclavitud de los indígenas que se resistieron a
la conquista.
153l. El l6 de marzo de ese
año, el Teniente Mayor Gil González con l50 hombres, tomó la ciudad de Nueva
Córdoba, cumpliendo órdenes del Capitán Don Diego de Ordaz, que con el título
de Gobernador y Capitán General de las tierras por él conquistadas, expedicionó
con tres naves bien pertrechadas, sobre la península de Paria y Cumaná.
1531. Jácome Castellón, con
la colaboración de las fuerzas de Nueva Cádiz, derrota al Teniente Mayor Gil
González, lo apresa y lo expulsa de la
ciudad con los hombres que le quedaron.
1531. Carlos V, deroga la
ley que permitía la esclavitud de la etnia Caribe.
1531. Don Diego de Ordaz,
con 4 piraguas, tripuladas por 20 españoles y algunos indígenas, incursiona
sobre la ciudad de Nueva Córdoba, entrando por el río Cumaná. Tratan de asaltar
la fortaleza, y son derrotados por Castellón quien apresa
a Ordaz y envía a Nueva Cádiz, de donde lo remiten a España. Don Diego
de Ordaz, en trágicas circunstancias, muere envenenado en la travesía...
1531. Jácome Castellón
construye otro fuerte protegido por una extensa cerca de buena madera,
abundante en los manglares de la zona, está cerca protectora, rodeaba todo el
poblado y la misión, e intenta reconstruir el fuerte que ahora formaba una isla
en la desembocadura del río, pero el gobierno de Nueva Cádiz le negó ayuda y
los recursos necesarios para la obra. Existen dibujos de la fortaleza antes y
después del terremoto de 1530, atribuidas a Castellón.
1533. En marzo de este año,
el Emperador Carlos V, cede a las peticiones de la Nueva Cádiz, y somete a su
jurisdicción la provincia de Nueva Andalucía, pese a las protestas de Castellón
y de los habitantes de Cumaná.
1534. La provincia de Nueva
Andalucía padece una terrible sequía y un calor abrasador. Fue un fenómeno
continental, similar al que ha sido bautizado recientemente como El Niño. Sin
embargo, en la Historia de Venezuela de Guillermo Morón, se publican las listas
de colonos que arribaban al puerto de Cumaná, desde 1534.
1542. En una expedición
bajo el mando del gobernador de Margarita, Don Pedro de Herrera y Jerónimo de
Ortal, llega a Cumaná el investigador e historiador Girolano Benzzoni, que hace
una esquemática descripción de nuestro pueblo en su “Historia del Nuevo Mundo”,
obra publicada en Venecia en 1565. Da testimonio del fuerte de madera
construido por Castellón después del terremoto que había destruido por completo
el primer fuerte de cal y canto, de que tanto se ufanaba el conquistador.
También da noticias de la Villa de Toledo, fundada por Gonzalo de Ocampo, de la
cual quedaban algunas casas, y de la pesca de perlas en el golfo de Cariaco.
1542. Los holandeses, con
una poderosa flota, se apoderan de la península de Araya, explotan sus salinas,
y se dedican al comercio con las islas de las
Antillas que habían caído bajo su poder. Gobernaron en Araya hasta 1622.
1562. Fray Francisco de Montesinos, que es recibido
en alguna parte del; territorio de Cumaná, a mí entender en el campamento de
Fajardo en la desembocadura del rio Tacar. El primero de febrero de ese mismo
año e instala el primer ayuntamiento cumanés, de que se tenga noticia.
Nombra
primer Alcalde de la ciudad de la Nueva Córdoba a Don Bartolomé López. Alguacil
Mayor a Don Andrés del Valle; Regidores a Don Martín Sánchez y Don Juan del
Valle. Procurador Don Hernán González. Tesorero Don Francisco Fajardo, el hijo
de la cacica Isabel; Secretario, don Hernán López. Entre estos nombres que
saltan a las páginas de la historia, están el de don Andrés del Valle, primer
amerindio cumanés electo para un cargo
oficial en América continental, y el de Don Francisco Fajardo, héroe legendario
que dice ser natural de Cumaná.
Todos
estos fundadores ya estaban casados, tenían casa y familia en la Nueva Córdoba.
Ricardo Ignacio Castillo Hidalgo, en su obra “Asentamiento Español y
articulación interétnica en Cumaná”, no toma en cuenta las iglesias, las
misiones ni a los misioneros que vivían
en la Nueva Córdoba.
El padre
Alexander Castro, si lo investigó en el Archivo de Indias, y trajo datos de las
reparaciones que hicieron en esas iglesias
en los tiempos de Castellón, son las iglesias que aparecen en el
medallón de 1600.
1562. La Audiencia de Santo
Domingo destituye a Fray Francisco de Montesino y nombran justicia mayor de
Cumaná, a Don Alonso Cobos.
1564. Muerte de Fajardo. El
Capitán Don Francisco Fajardo, mestizo hijo de la india Isabel, nieto del
cacique Charaima, se había destacado en
la conquista del Valle de los Caracas. Sus hazañas legendarias animaban todas
las conversaciones del asiento colonial, y el Justicia Mayor Alonso Cobos lo
envidiaba. En ese aciago año, acampaba Fajardo con sus fuerzas a orillas del
río Tacar o Bordones. Cobos con astucia lo atrajo a Cumaná, lo apresó y después
de torturarlo despiadadamente lo asesino con sus propias manos y expuso su
cadáver al escarnio público en la plaza de la ciudad. Al conocer la noticia del
asesinato de Fajardo, los margariteños, bajo el mando de Pedro de Vielma,
asaltan la Nueva Córdoba, o Cumaná, hacen prisionero al Justicia Mayor Alonso
Cobos, lo conducen a Margarita y después de ser juzgado en apelación en Santo
Domingo, lo someten a la misma muerte que le dio a Fajardo, arrastrado por
caballos y luego colgado en la plaza pública. En el expediente de la muerte de Fajardo hay una descripción del pueblo de la
Nueva Córdoba.
1565. El pirata John Hawkins, con una poderosa
flota invade las costas de Cumaná, pero fracasan en el acoso de la ciudad de la
Nueva Córdoba, toman las salinas de
Araya, que estaban en poder de los holandeses,
y escapan con sus barcos cargados de sal.
1569. El 13 de octubre de
ese año, llega Diego Fernandes de Serpa a Cumaná, fue nombrado por Felipe II,
Capitán General y Gobernador de la Provincia de Nueva Andalucía, que se extiende del río Unare hasta la península
de Paria y desde allí hasta los confines del río Esquivo. Don Diego Fernández
de Serpa organiza la ciudad, nombra dos Alcaldes: Germán López de Pedroza y
Juan Rangel; ordena la construcción de la iglesia matriz y 150 casas en el
llano de Cumaná, levanta el acta de
refundación, en la cual se le da el nombre definitivo de Santa Inés de Cumaná.
Tuvo la oportunidad de demostrar su coraje y autoridad venciendo a piratas
ingleses que al parecer estaban acostumbrados
a entrar a robar al pueblo
de Cumaná, según el relato de López de
Las Varillas.
El
intrépido conquistador muere en una
emboscada preparada por su subalterno, el desertor Joan de Salas, junto con el
cacique cumanagoto Francisco el Viejo, cuando intentaba recorrer los infinitos
horizontes de su gobierno. Serpa muere en la Sabana de Cotoperí, al parecer, en
lucha a muerte con el intrépido indio Zacarías. En esta emboscada al parecer
participo el gran cacique Cayaurima.
21 de enero de 1572, un ataque indígena, probablemente Caribes, toman la
ciudad de Cumaná, pero el pueblo se
salva milagrosamente, entonces el pueblo le da el mérito a Santa Inés, la cual
es elevada a Patrona de la Ciudad. Su historia como patrona de
Cumaná se hunde en sus orígenes. Hay una antigua carta dirigida al Monarca
Español Don Felipe II, por el Presidente y Oidores de la Real Audiencia de
Santo Domingo, de fecha 2 de abril de 1572 en la cual le comunican los
acontecimientos ocurridos en Cumaná, capital de la Provincia de la Nueva
Andalucía, que tienen que ver con nuestra Patrona. En efecto, el 21 de enero de
1572, aniversario del martirio de Inés, es cuando 600 aguerridos indígenas
atacan al pueblo de Cumaná. Los alcaldes ordinarios, entre ellos Juan Rengel
Durán, asumen el mando en ausencia del gobernador, Garci Fernández de Serpa.
Dividen el pueblo en cuarteles, y delegan mando en los más experimentados
soldados; congregan a las mujeres, niños y ancianos en la iglesia matriz,
porque era el lugar más seguro y afrontan el asalto.
Tres días
duró el asalto, tres días de lucha, de
hechos heroicos de parte y parte, pero los invasores son numerosos y agresivos,
los defensores ven menguadas sus fuerzas, la lucha se hace cada vez más
terrible; Juan Rengel Durán, el guía, el capitán de los colonos, muere en el
campo de batalla; los indígenas han salvado las defensas y obstáculos, llegan a
las puertas de la iglesia, donde sólo oyen los cánticos de las mujeres y los
niños, y entonces, respetuosos del heroísmo de aquellos pobladores ordenan la
retirada. ¡Milagro! Grita el pueblo congregado.
Nota importante. La familia de Juan Rangel
Sanguino, compuesta por él, su mujer María Durán, su suegro Esteban García,
cuatro hijas entre 18 y 22 años, y un hijo de 9, llegaban a Cumaná en 1569, en la expedición organizada por Diego Fernández de Zerpa, para la
colonización del territorio de la Nueva Andalucía que le había sido adjudicado a este
conquistador.
El matrimonio compuesto por Juan Rangel
Sanguino y María Durán, habían nacido respectivamente en 1526 y 1528, y contrajeron matrimonio en Acebuchal (Badajoz), de donde eran originarios,
en 1547 María falleció durante la travesía del Atlántico y Juan muere el 21 de enero de 1572 en Cumaná, donde era Alcalde, en la
batalla heroica de esa fecha sostenida con los bravos indios caribes, cuando
una flecha acabó con su vida; pero
quedaron sus hijos para completar su obra en la nueva ciudad que abría sus
puertas al mundo; sabrían capear temporales como su padre y salir adelante
envueltos en las circunstancias que el tiempo les deparaba.
Por supuesto los hijos de este matrimonio
salieron adelante en la lucha con indígenas patriotas defensores de sus
derechos, y diversos problemas que confrontaban y presentaban las nuevas
ciudades del territorio americano, que se iban poblando con indígenas y los que
llegaban en las sucesivas expediciones. Su hija mayor, María había nacido en
Acebuchal en 1548, y a la edad de 15 años se casaba en el pueblo con un tal
Rodrigo Macías, que posiblemente se quedara en España,
porque nada se dice de su venida a Venezuela.
Le seguía Marina, que nació en 1549 también
en Acebuchal, esta ya casó en Cumaná con Andrés Arduín en 1570 y tuvieron cinco
hijos. El tal Arduín era descendiente de una familia francesa, y entre los
cinco hijos que tuvieron, una de ellas llamada María Arduín Rangel, casó con
Pablo de Lizaso y fueron los sextos abuelos del Mariscal Antonio José de Sucre, de allí el parentesco por los Alcalá, que
fueron sus descendientes.
Otra de las hijas, Juana Catalina, también
nacida en Acebuchal en 1550, casada en Cumaná en 1580 con Francisco Medina de
Centeno, quien era de Trujillo(Cáceres) y tuvieron dos hijos.
La última de las hijas, Leonor, nacida
también en Acebuchal en 1565, casada en Cumaná en 1586 con Alonso Hernández de
Serpa, hijo del adelantado Diego Hernández de Serpa (con el que la familia
había venido a Venezuela). Este matrimonio tuvo 3 hijos.
El último en casarse fue el único varón, Juan
Esteban Rangel Durán, nacido también en Acebuchal en 1560, quien con 12 años
cuando atacaron los indios en la batalla donde murió su padre, supo defenderse
con decisión y valentía. Se casó en 1588 con una tal Juana Gómez, de Extremadura y tuvieron tres
hijos.
Todos ellos se quedaron en la ciudad de
Cumaná.
1574.-
Asume la gobernación de Cumaná Garci Fernandes de Serpa. Sustituye en el gobierno de la provincia a Adriano Padilla, que había
sido nombrado por el Ayuntamiento. De
las noticias que hemos reunido, sabemos que este gobernador heredó los derechos
de su padre, tal como se estableció en la Capitulación de Felipe II con Diego
Fernández de Serpa. Logró la estabilidad del poblado, atrayendo a muchos
colonos. El presbítero Antonio Patricio de Alcalá, muy autorizado por ser quien
hizo la investigación de la primera parte del “Consectario de Cumaná”, afirma
que este Garci Fernández era sobrino y no hijo
de Fernández de Serpa. Después
de la muerte de Garci Fernández, en 1584, ejercen el poder dos interinos: don
Pedro Pérez de Almazán y don Felipe Torrellas de Linares, nombrados por el
Ayuntamiento Cumanés, de los cuales no
tenemos ninguna información, sin embargo podemos asegurar que durante su
gobierno continuó la obra colonizadora, y por lo tanto el establecimiento y
consolidación de muchas instituciones. En la Nueva Andalucía florecían iglesias y monasterios, solo en Cumaná,
sabemos de la existencia de cinco iglesias por las cédulas reales que indican
la asistencia del Rey a esas iglesias y monasterios en toda la provincia.
Es importante señalar
que el puerto de la Nueva Córdoba, en esos años era muy activo, según Guillermo
Morón, por él entraron todas las expediciones que vinieron de España y Santo
Domingo a la Tierra Firme, a partir de 1538 y se conservan las listas de
ingreso de los colonos por el puerto de Nueva Córdoba.
En el Consectario se
dice que su hijo Alonso Fernández de Serpa casó con Leonor Rengel en primeras
nupcias, y en segunda con María Cervantes, de ambas hubo descendencia. Don
Alonso murió en Cumaná en 1636.
1576.- El célebre capitán Barker, con una poderosa
flota pirata, intenta tomar la ciudad de Nueva Córdoba, pero es rechazado, y al
igual que John Hawkins, surge en Araya y se va con sus barcos repletos de sal.
1591. La provincia de Nueva Andalucía es agregada
al Virreinato de Nueva Granada.
1585-1586. A la muerte de Garci Fernández de Serpa, se produjo
un vacío de poder, Cumaná padecía, por falta de gobierno legítimo, el pueblo
estaba disperso y a punto de disolución. El gobierno pasó a diferentes
personalidades, pero desasistidas del poder real. Entonces se puso el caso ante
la Audiencia de Santo Domingo, la cual se decidió por Rodrigo Núñez de Lobo,
Caballero de la Orden de Santiago de origen portugués, inició su gobierno en
1588. Resistió la oposición de los criollos y españoles de Cumaná, hasta que
fue sustituido por don Pedro Pérez de
Almazán, alcalde con carácter de gobernador interino, nombrado
por el Cabildo, antes de terminar, don
Rodrigo, su primer año de gobierno.
Ramos Martínez, menciona que durante su gestión, Cristóbal Cobos, abogado hijo
de Alonso Cobos, que se consideraba con derechos hereditarios, inicio la conquista del territorio de los
cumanagotos por mandado de Luis de Rojas, gobernador de la provincia de
Venezuela, y dio principio a la fundación del pueblo de Apaicuare, que fue
después agregado a San Cristóbal, iniciado por Serpa, que fue después
Barcelona.
FRANCISCO DE
VIDES. 1586-1595
Este personaje llega a Cumaná investido no solo como gobernador de la
provincia de Nueva Andalucía, sino como capitán conquistador con jurisdicción en el vasto territorio que se extiende desde el río Uchire hasta el
Marañón, incluyendo las islas de Trinidad, Granada y Tobago. Para ejercer el
cargo partió de Sevilla con un ejército y dos navíos: Nuestra Señora de Rosario
y Nuestra Señora de la Concepción, generosamente apertrechados, con los cuales
llega a Cumaná en 1592. Ejerció el cargo sangrienta y dictatorialmente, por 10
años; esclavizó asesinó y persiguió centenares de indígenas, hasta que
denunciado fue llevado a España, donde fue juzgado y encarcelado.
1591. el
pirata Walter Raleigh invade la Nueva Córdoba.
Finalizando el siglo XVI, en 1591,
fue atacada la ciudad, por Sir
Walter Raleigh, célebre entre los piratas del Caribe, gozaba de reconocida fama
como salteador de pueblos costeños.
Luego de intentar apoderarse de Guayana, y
colonizar para el imperio Inglés, toda la extensa región que baña el Orinoco y
el Esequivo, con miras a la búsqueda del mítico Dorado, Raleigh, que ya había
tenido que abandonar su proyecto de Guayana, incursionó en Trinidad, y asaltó
su capital, San José de Oruña, haciendo preso al Gobernador, Don Antonio de
Berrios; y decidió atacar a Cumaná.
El 24 de julio se acerca al puerto y desembarca un
destacamento de 210 hombres, en chalupas y bateles. Ante la invasión las
milicias y fuerzas regladas se repliegan. Francisco de Vides está al frente, la
lucha es encarnizada. El pueblo es sometido al saqueo y al fuego, pero la
resistencia no decae ni un momento. El invasor ve morir al capitán Galfielde y
al oficial Grenville, sobrino de Raleigh. El presuntuoso pirata, derrotado,
abandona la ciudad, se rinde, pero negocia la rendición con la entrega del gobernador
Berríos en canje de prisioneros.
Orgulloso Vides, de su victoria, da cuenta al
Monarca: “Hoy viernes 30 de este mes, se
ha hecho a la vela el inglés. Lleva la vuelta de Macanao. Dícese va a
Inglaterra y no tan bien parado como quisiera”…
No le hemos sacado provecho a esta anécdota
universal.
1595. Amias Preston, célebre pirata inglés, al igual que Barker y Hawkins, intenta tomar
la Nueva Córdoba, se conforma con llenar sus barcos de sal.
En abril de 1654 piratas franceses destruyeron la vieja ciudad de Nueva
Córdoba, en ataque brutal, hiriendo y matando a casi todos sus pobladores, en
medio de tenaz resistencia. Asaltaron los conventos dominicos y franciscanos y
la iglesia matriz, la saquearon y destruyeron totalmente sin embargo, muchos años
despues el padre Antonio Patricio de
Alcalá pudo salvar algunos archivos con los cuales dio inicio al Cosectario y dejo testimonio de los
defensores que rindieron sus vidas en defensa de su pueblo, veamos.
“Por hallarse constando en dichos libros parroquiales, que por el mes de
abril de mil seiscientos cincuenta y cuatro asaltó de improviso a la ciudad el
enemigo francés, y en su expulsión y defensa murieron los siguientes: Antonio
de Borja Puigarron, casado con Juana de La Cruz Gutiérrez. Francisco Hernández
casado con María Perdomo. Melchor de los Reyes, casado con Juana de los Ángeles
de la Portilla. Manuel Salgado, hombre soltero. Gil Guina, soldado veterano.
Diego Uriarte Zabala, casado con doña Juana Mejía. Juan Giménez, mulato. Andrés
Ramírez, casado con Juana Vásquez. Don Manuel de Brizuela, hijo de Gobernador
de la Provincia. Don Pedro Merchán que como Maestre de Campo, aunque de 80 años
de edad, mandaba y gobernaba la gente para la defensa.
Prosigue la lista de muertos en combate: Alférez Juan Ortiz de Aguilera,
casado con doña Gracia, hija del Capitán Alonso Vellorino. Don Pedro Ortiz de
Sandoval Carriosa, de la isla de Santo Domingo, casado con doña María, hija de
Mateo Rendón. Don Gaspar Sánchez de Torres, aragonés, casado con doña María
García de Urbaneja, hija de José Urbaneja. Don Juan de las Mariñas, casado con
doña Juana Mejía, hija de Francisco Mejía, de Caracas. Don Francisco Orpín,
casado con doña Felipa de Villafaña, hija de Gaspar Villafaña. Pedro Millán,
casado con doña Melchora Gutiérrez de Navia, hija de Luis de Navia. Jacob Alem, casado con doña Ana
Preneleta hija de Juan Preneleta. Oficial de la fábrica de Araya –Se refiere al
Fuerte de Santiago de Arroyo de Araya- Don Diego Torrico, casado con doña
Leonor, hija de Simón Calderón. Gerónimo Saez Castillejos,
casado con doña María, hija de Fabián Golindano. Juan Ponce de León, casado con
doña Isabel María Giménez de Isasi. Alonso Romero Lovaton casado con doña Ana
María Solano. Pedro García Salvatierra, casado con doña María Roman. Andrés
González de Acuña –que fue presbítero- casado antes con Laureana García. Don
Juan de Mendoza y Sandoval, hijo de don Martín Gobernador de la isla de
Trinidad, casado con doña Bernardina Vallejos, hija de don Francisco Vallejos.
Cristóbal Fernández Carrasco, casado con doña Clara Monroy. Don Juan de Guzmán,
casado con doña Luisa de Lugo, hermana de don Evaristo, e hija de don Luis de
Lugo. (Según las noticias genealógicas de la familia Martínez de Gordon, don
Evaristo de Lugo era hijo de don Hilario de Lugo). NOTA. Que en el año de 1657,
peleando por desalojar de la costa a los invasores franceses, murieron: el
capitán Diego Rondón, casado con doña Ana Martínez Amigo. El alférez don
Antonio de Abreu, casado con doña Juana Colom. Y Manuel George, soltero.
Esta página jamás
comentada, por los que han tratado de ocultar siempre la historia de la vieja
Cumaná, la Nueva Córdoba, que es el testimonio de los valientes pobladores de
la Nueva Córdoba, muertos en la trágica invasión de los piratas asesinos,
rescatados de las ruinas de la antigua ciudad por el sacerdote insigne Antonio
Patricio de Alcalá, para que los escrutadores de estas páginas sagradas les
presten atención y recuerden su sacrificio.
Mapa muy curioso de la
Cumaná de finales del siglo XVI que conservo original y certificado por el
Hermano Nectario María
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INDICE
PÁGS Y
TEXTOS
2- Ilustracio 1 - Cumaná La Ciudad
de Oro. CARAÁTULA DE UNA REVISTA Dibujo de la Cumaná de 1622
3 - EL INMORTAL.
5 - Ilustración
9. - Mapa e Cumaná de 1726. Certificado por Nectario María. Puede verse la
Isla de Las Perlas en la desembocadura del río.
6 – INTRODUCCIÓN
12 - Ilustración 10 Ilustración 11. 1622. MAPA DE
CUMANA DE LA FAMILIA ANTONELLI.
13 - PUERTO DE LAS PERLAS.
15 - Cumaná la primera ciudad fundada por el Imperio
Español en el Continente Americano.
16 - Ilustración 5.- Ferdinand
Bellermann. Vista de Cumana –Oleo- 1841.
17 - FRAY PEDRO DE
CORDOBA.
21 - LAS PINTURAS DE JACOME CASTELLÓN
25 - SEGUNDA EXPEDICIÓN DE PEDRO DE CÓRDOBA.
25 - TERCERA EXPEDICIÓN DE PEDRO DE CÓRDOBA
29 – DIBUJO O MAPA DE LA CIUDAD DE CUMANÁ (SIGLO
XVII)
35 - EL RAPTO DE CAWANÁ.
37 - DIBUJO O MAPA PINTADO POR EL GOBERNADOR SUAREZ DE AMAYA
37 - GONZALO DE OCAMPO
39 - ANTONIO FLORES Y JÁCOME CASTELLÓN
42 - FOTOGRAFIA DEL RÍO MANZANARES DE 1905
46 - DOCUMENTOS DEL FUERTE DE SANTA CRUZ DE
LA VISTA
47 - FRAY FRANCISCO DE MONTESINOS
50 - DIEGO FERNANDEZ DE SERPA.
56 -
CRONOLOGÍA DEL DESCUBRIMIENTO Y POBLAMIENTO DE CUMANÁ
En la obra LAS MISIONES DE PÍRITU:DOCUMENTOS PARA SU HISTORIA DE LINO GÓMEZ CANEDO, SE LEE LA FUNDACIÓN REALIZADA POR LOS DOMINICOS EN PIRITU EN 1514, ACTUAL MUNICIPIO DEL ESTADO ANZOATEGUI, ALA CUAL MIENTAN CUMANA, Y SE AFIRMA QUE LA MISMAS FUE ORDENADA SU FUNDACIÓN CON EL NOMBRE DE CUMANA POR LA AUTORIDAD ESPAÑOLA EM PEÑADA EN ESOS TIEMPOS DE LEVANTAR ESTA CIUDAD, PERO QUE LA OPOSICIÓN INDIGENA NO LO PERMITÍA...LUEGO LA INICIATIVA SE PERDIÓ POR LAS MISMAS RAZONES, SALUDOS
ResponderEliminarEXCELENTE NARRACIÓN AVALADA Y VALORADA POR LA VERDAD HISTÓRICA DE CUANTO ACONTECIÓ EN LOS PRIMEROS TIEMPOS EN CUMANA. FEWLICITACIONES POR TAN LOABLE PROPÓSITO. EN HORA BUENA
ResponderEliminarEXCELENTE NARRACIÓN AVALADA Y VALORADA POR LA VERDAD HISTÓRICA DE CUANTO ACONTECIÓ EN LOS PRIMEROS TIEMPOS EN CUMANA. FEWLICITACIONES POR TAN LOABLE PROPÓSITO. EN HORA BUENA
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